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CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE AYACUCHO

SALA CIVIL

Expediente : 2006-0933.
Demandante : José Rolando Chávez Hernández.
Demandado : Corte Suprema de Justicia de la República.
Materia : Indemnización.

SENTENCIA DE VISTA

Resolución número

Ayacucho, veintisiete de julio del dos mil once.-

VISTOS; el recurso de apelación de fojas

trescientos catorce, interpuesto por el Procurador Público a cargo de los

asuntos judiciales del Poder Judicial; por los mismos fundamentos de la

recurrida; y, CONSIDERANDO además:

I. MATERIA DE DEMANDA:

Don José Rolando Chávez Hernández mediante escrito de fojas diez,

interpone demanda de Indemnización por Responsabilidad Extracontractual,

que comprende el daño moral, lucro cesante y daño emergente, dirigiéndola

contra la Corte Suprema de Justicia de la República, a fin de que se le pague

la suma de seiscientos mil nuevos soles, más intereses legales.

II. OBJETO DE APELACION:

La sentencia contenida en la resolución número treintitrés del treintiuno de

agosto del dos mil diez, que corre a fojas trescientos dos, mediante la cual

desestimando la observación al dictamen pericial realizada por el Procurador

Público a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial, declara Fundada

en parte, la demanda interpuesta por don José Rolando Chávez Hernández

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contra la Corte Suprema de Justicia de la República, sobre Indemnización de

Daños y Perjuicios por Responsabilidad Extracontractual; y ordena que la

entidad demandada pague a favor del actor la suma de doscientos noventidós

mil ochocientos nueve nuevos soles con sesentiuno céntimos (S/. 292.809.61),

más intereses legales desde la fecha en que se produjo el daño.

III. FUNDAMENTOS DEL RECURSO DE

APELACION:

Que, no se ha tomado en cuenta lo dispuesto en el inciso uno del artículo 1971

del Código Civil, según el cual no hay responsabilidad en el ejercicio regular

de un derecho. Que, mediante Acuerdo de Sala Plena se acordó la separación

del demandante del cargo que venía ostentando como Juez del Primer

Juzgado Penal de Huamanga, decisión que fue tomada en uso de la atribución

conferida por el Decreto ley 25446, vigente al momento de la separación del

demandante. Que, existe abundante jurisprudencia sobre la no

correspondencia del pago de lucro cesante, puesto que no cabe percibir

remuneración alguna por trabajo no realizado. Que, no existe responsabilidad

del Poder Judicial, por que no está acreditado el daño moral.

IV. CONSIDERACIONES:

Primero.- Que, en todo análisis de la Responsabilidad Civil debemos de tener

en consideración la verificación de sus elementos constitutivos: la

antijuridicidad, el daño, la relación causal y los factores atributivos de

responsabilidad. En lo que respecta a la antijuridicidad, conformada por el

conjunto de conductas contrarias a los elementos extrínsecos e intrínsecos

del ordenamiento jurídico, entre los cuales tenemos: el hecho ilícito, el hecho

abusivo y el hecho excesivo y a los hechos no antijurídicos que según una

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perspectiva contemporánea generan también supuestos de Responsabilidad

Civil, como es: el hecho nocivo. El segundo elemento es el daño, entendido

como todo detrimento o menoscabo a un interés jurídicamente tutelado. La

relación causal nos permitirá determinar entre una gama de hechos

vinculados a la verificación del daño cuál es el "hecho determinante del daño"

(determinándose al causante o responsable material), este elemento va a

permitir determinar, cuáles serán los daños susceptibles de ser

indemnizados. Finalmente el cuarto elemento de la Responsabilidad Civil, es el

factor atributivo de Responsabilidad, entendido como el justificativo teórico

del traspaso del peso económico del daño de la víctima al sujeto responsable;

Segundo.- Asimismo, en nuestro sistema de responsabilidad civil, rige la

regla según la cual el daño, definido como el menoscabo que sufre una

persona dentro de su esfera jurídica patrimonial o extramatrimonial, debe

ser reparado o indemnizado teniendo como referentes los daños

patrimoniales el daño emergente y el lucro cesante, y como daños

extrapatrimoniales, el daño moral y el daño a la persona. Como enseña

Máximo Bianca, el daño emergente es el menoscabo patrimonial

experimentado por la víctima como consecuencia del evento dañoso; el lucro

cesante constituye la ganancia patrimonial neta dejada de percibir por la

víctima a causa del evento dañoso. En cuanto a la cuestión atinente al daño

moral, pertenece más al campo de la afectividad que al campo económico y

produce una pérdida económica y afectación espiritual, que no debe

confundirse con el carácter patrimonial de la obligación, en este sentido el

tratadista nacional Carlos Fernández Sessarego en su libro “El Daño al

Proyecto de Vida”, ha señalado que el daño moral implica una afectación

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específica que compromete básicamente la esfera afectiva o sentimental de

la persona, ocasionándole una perturbación, un dolor, un sufrimiento que

carece de un sustento patológico. Tercero.- Que, a efectos de verificar en

el caso de autos los elementos de la responsabilidad civil contractual, es

preciso tener en cuenta las siguientes circunstancias: a) Conforme a la

Resolución Suprema número 267-83-JUS del 12 de julio de 1983 trascrito en

el oficio de fojas cuatro, corroborado con el Título de fojas cinco, el

demandante don José Rolando Chávez Hernández fue nombrado como Juez

del Primer Juzgado de Instrucción de la provincia de Huamanga,

demostrando con ello el vínculo laboral existente entre ambas partes

litigantes; b) Que, mediante Acuerdo Extraordinaria de Sala Plena del 14 de

octubre de 1992 (véase oficio de fojas seis), en uso de la atribución

conferida por el Decreto Ley 25446, se acordó la separación definitiva de

sus respectivos cargos, entre otros, del actor don José Rolando Chávez

Hernández, Juez Titular del Primer Juzgado Penal de la Provincia de

Huamanga. Cuarto.- Que, si bien la separación del actor obedeció a

dispositivos legales vigentes en ese entonces, como es el Decreto Ley 25446,

sin embargo, tal como se concluyera en los procesos de Amparo que se

suscitaron en casos similares, dicha decisión fue emitida desconociéndose el

numeral dos del artículo 242 de la Constitución de 1979 y violentándose el

debido proceso, es decir, sin observarse el procedimiento regular en el cual

se permitiera al accionante conocer de las imputaciones formuladas a fin de

que pudiera acceder a su contradicción y asumir su pleno derecho a la

defensa, al no haberse formulado cargo alguno previo, ni someterlo a proceso

administrativo, ni precisarse las imputaciones por las cuales se le removía de

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su cargo. Por lo mismo, a raíz de un proceso constitucional que promoviera y

le fuera favorable se efectivizó su reincorporación el nueve de noviembre del

dos mil cuatro, como Juez del Primer Juzgado en lo Penal de Huamanga, luego

de haber permanecido arbitrariamente por más de doce años fuera del

servicio judicial. Quinto.- Abundando al respecto, si bien tal como alega la

entidad demandada, la decisión de separar al demandante ha sido como

consecuencia del proceso establecido en el artículo seis –que disponía la


conformación de una Comisión Evaluadora, integrada por tres Vocales de la Corte

Suprema designados, en acuerdo de Sala Plena, para llevar adelante el proceso de

investigación y sanción de la conducta funcional de los Magistrados de la Corte

Suprema y Corte Superior, Jueces de Primera Instancia, Jueces de Paz Letrados,

Secretarios de Juzgado y Testigos Actuarios de todo el territorio de la República-

del Decreto Ley 25446, publicada el 24 de abril de 1992; pero es de

advertirse que tal decisión ha sido adoptada sin respetarse el debido

proceso previsto en la norma constitucional, ni aún el previsto en el artículo

ocho del referido decreto ley, que literalmente disponía: “La Comisión
Evaluadora hará conocer al evaluado los cargos que se le formulen sobre la supuesta

inconducta funcional y sobre la aparente desproporción existente entre los ingresos

económicos que percibe y los signos exteriores de riqueza evidenciados. Acto

seguido, procederá a oírlo en la entrevista correspondiente pudiendo el interesado

presentar en dicho acto, las pruebas que considere pertinentes a su defensa.

Analizados los actuados, la Comisión Evaluadora procederá a formular su Informe

Final que será presentado a la Sala Plena con el fin de que ésta se pronuncie,

finalmente, sobre la ratificación o la separación definitiva del cargo” ; Sexto.-

Que, bajo el contexto reseñado, queda evidenciado que: el hecho antijurídico

en agravio del actor, lo constituye el Acuerdo Extraordinario de Sala Plena

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de la Corte Suprema de fecha 14 de octubre de 1992, mediante el cual se le

separó inmotivadamente del cargo de juez titular; siendo el hecho

determinante del daño (relación de causalidad), su emisión sin haberse

respetado el debido proceso garantizado por la norma Constitucional de mil

novecientos setentinueve -en cuyo artículo 242 se disponía que el Estado


garantiza a los magistrados judiciales, entre otros, su permanencia en el servicio

hasta los setenta años y la inamovilidad en sus cargos, mientras observan conducta e

idoneidad propias de su función, así como la imposibilidad de ser ascendidos ni

trasladados sin su consentimiento -, y, aún el previsto por el artículo ocho del

Decreto Ley veinticinco mil cuatrocientos cuarentiséis; el cual concluye en la

responsabilidad (factor atributivo) de la demandada a efectos de asumir el

costo de la indemnización correspondiente; puesto que con la separación

arbitraria dispuesta se produjo menoscabo en un interés jurídicamente

tutelado, el cual se manifiesta en la aflicción causada (daño moral), la

remuneración que dejó de percibir el demandante -según escala de haberes y

bono jurisdiccional (correspondientes al periodo mil novecientos noventidós a

dos mil cuatro) que corre a fojas ciento veinticuatro y siguientes, y el

informe pericial de fojas ciento cincuentisiete, explicada y ratificada en la

Audiencia de Pruebas de fojas doscientos noventiséis- durante el lapso que

duró su separación hasta su reposición efectiva vía proceso de Amparo (14

de octubre de 1992 al 09 de noviembre del 2004); así como los gastos que lo

ocasionó lograr su reposición, ya que su reincorporación obedeció no sólo a

los trámites administrativos ante el Pleno del Consejo Nacional de la

Magistratura, sino a la interposición de un Proceso Constitucional de Amparo

que agotó su trámite ante el propio Tribunal Constitucional, con lo cual queda

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evidenciado también el daño emergente; Séptimo.- Finalmente, es de

acotarse que si bien el Tribunal Constitucional ha señalado que no cabe

percibir remuneración alguna por trabajo no realizado; sin embargo, en el

presente caso el lucro cesante correspondiente a la pérdida de un ingreso

cierto, en este caso, las remuneraciones que dejó de percibir el actor por el

tiempo de su separación irregular, tiene carácter indemnizatoria y no así

restitutoria; por lo que deviene sin asidero legal los argumentos del apelante.

V. DECISION:

Por estas consideraciones CONFIRMARON la sentencia apelada del

treintiuno de agosto del dos mil diez, que corre a fojas trescientos dos,

mediante la cual desestimando la observación al dictamen pericial realizada

por el Procurador Público a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial,

declara FUNDADA en parte, la demanda interpuesta por don José Rolando

Chávez Hernández contra la Corte Suprema de Justicia de la República,

sobre Indemnización de Daños y Perjuicios por Responsabilidad

Extracontractual; y ordena que la entidad demandada pague a favor del

actor la suma de doscientos noventidós mil ochocientos nueve nuevos soles

con sesentiuno céntimos (S/. 292.809.61), más intereses legales desde la

fecha en que se produjo el daño. Sin costas ni costos procesales. Y los

devolvieron.-

SS.
CÓRDOVA RAMOS (p).-

CHANGARAY SEGURA.-

OLARTE ARTEAGA.-

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