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Participantes:
Jhon Molina leyton C.I: 12.815.745
Facilitador: Psi. Goretti Becerra
Es importante iniciar este análisis con la descripción del autor de la obra en cuestión, el
Dr. Barroso, conocido como el psicólogo de Venezuela, presenta en sus obras una
clara imagen de lo que en alguno momento el definió como la venezolanidad. Termino
que para el presente escritor causo gran asombro, la razón es ver que aunque sus
escritos versan ya más de 20 años, pero su contenido sobre las descripciones de la
cultura venezolana siguen vigentes. El Dr. Barroso después de ser un prestigioso
psicólogo clínico, desempeño un papel importante como escritor, producto un tanto de
los años de atención a tantas personas.
Además de esto, Barroso señala que estos factores anteriormente mencionados han
provocado unas seudo-culturas como son: cultura del abandono, cultura del
maltrato y la cultura de la ignorancia, son amplias las descripciones que el autor
describe en este capítulo. Sin embargo, lo más significativo puede ser que los
elementos que generan y reproducen estas culturas se encuentran como una
estructura legitimada, al cual Barroso señala como un aparato de sometimiento. El
autor explica que el sistema social y educativo está diseñado para el maltrato, el
aprendizaje es memorístico, pasar una materia se hace a través de la reproducción de
contenidos y no de la reflexión de los mismos, no se enseña la condición de enseñar a
pensar, sino que pensar, la violencia simbólica es el denominador común en la
educación, donde el dominador dice que pensar y que creer sobre algo, lo que lleva al
individuo a conocer desde la óptica de los demás y no contactar con sus herramientas
de reflexión, finalmente esto deviene a desarrollar un individuo dependiente, que no
conoce su potencial, y que siempre esta esperando que lo lleven de la mano.
Con esto en mente encuentra sentido la tesis planteada de Barroso, sobre el contexto,
o la zona de contacto del individuo. Esto en implicación directa de la cultura del
venezolano y su zona de contacto. Un exterior que no permita cubrir las necesidades,
que además no permita el conocerse a sí mismo, (educación para la dominación),
estará en constante reproducción de un organismo en caos, el resultado será
individuos que se configuran en modo de sobrevivencia, egoístas, con baja tolerancia a
la frustración, llenos de culpa y responsabilizando a todos sobre su estado, menos así
mismo.
Sin embargo el contacto no debe ser egoísta, ni narciso como una forma de controlar al
otro en pro de mi felicidad. Para la autoestima, según Barroso no hay nada forzado, ni
impuesto, sino apropiado. Si esto fuera así, estaríamos hablando de una distorsión que
deviene en neurosis o psicosis, las mismas que se generan dependiendo del grado de
la perturbación y orientación de la necesidad frente al entorno. De esta forma, ya
entendido lo que la autoestima abarca desde la conciencia orgánica, como regulador y
organizador de las experiencias de contacto, requiere pensar de acuerdo a opinión de
Barroso en los contextos. También llamados: ambientes o entornos, teóricamente
expone su punto de vista desde la teoría de los sistemas, la cual explica que todo
organismo busca la homeostasis, que es el equilibrio con su ambiente.
De esta forma, el autor explica que las alteraciones en los contextos de los niños
comportan cambios en las conductas y en el desarrollo emocional, el mal manejo de
enfermedades, divorcios, muerte o dolor, cambios en la rutina diaria, todo esto de
acuerdo al autor, tiene el potencial de afectar el sistema de relaciones del sí mismo con
sus contextos. Para evitar la catástrofe, entendida como la vinculación no apropiada
con el entorno se presenta la alternativa de toma de conciencia de algunos elementos
claves, como son: conciencia de mí mismo, de mi experiencia, de mi tiempo, espacio,
de mis mapas, y añade a mayor toma de conciencia mayor será la restructuración
general de mi contexto.
Cuando existen padres irresponsables, que niegan a su hijo el derecho a estar inserto
en un triángulo familiar y le niegan la información de su historia, si además la educación
no proporciona las herramientas de conocimiento del sí mismo, estaría hablándose de
una fábrica de marginales, donde el antisocial es el mejor ejemplo de la
descontextualización. Según Barroso, para el marginal en su contexto individual
siempre esta fuera de tiempo y espacio, así de esta manera invade y violenta la
intimidad propia y ajena, no toma en cuenta lo que el otro siente, y quiere, usa al otros
como un recurso para conseguir lo que él quiere, siendo su única alternativa salir
adelante a como dé lugar, configurado en modo de sobrevivencia, sin ninguna
sensibilidad, ni consideración ética.