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32 —Ambar, qué has hecho este verano? —Escuve en Inglaterra. —;Vaya mentita! —dice Ana Burton, que sigue siendo la misma estipida de siempre—, Estés min- tiendo para presumir. —No cstoy presumiendo. Alicia me ha preguntado y por eso lo he dicho. Es verdad, he estado en In- glatecra. —¥ ci, qué has hecho? —le ha preguntado Naomi a Ana Burton, —Mi familia alquilé una casa en Ie playa, Por eso he vuelto tan morena, —y se mueve como si fuera una modelo. Yo hago como que bostezo, —:Dénde esté Brenda? —pre- gunta Alicia—, No fue a verte a la playa? : —Si, pero eso fue a principios del verano, No sé dénde esté ahora. la verdad es que rampoco me impor- ta —Ana se encoge de hombros—. A ° lo mejor sigue en California con su familia, no sé. —Yo crefa que era cu mejor amiga —dice Alicia—. Como es que nno sabes dénde est Ana vuelve a encogerse de hombros y no dice nada 34 Parece que Ana esta también sin su inejor amigo, como yo; pero con lo idiota que es yo no querria de ninguna manera ser su mejor amiga, ni siquiera su peor amiga. Esa mons- ceua lo que deberia tener serfa una mejor ENEMIGA, —Me han dicho que cuviste varicela en Londres —me dice Tiffany. —Al segundo dia de llegar, aqué te parece? ‘Ana Burton nos inrerrumpe y dice: —Yo tuve la varicela en pri- mero. —Estds mintiendo ~le digo y le saco la lengua. Me mira furiosa y luego le- vanta la cabeza con la nariz hacia las nubes dindose muchos aires de sabi- honda. —Eres una mentirosa, (Que 35 has estado en Inglaterra! {Como que nos lo vames a creer! —Mira, ten cuidado —le di- go—, si sigues con la nariz para atti ba y llueve te ahogards; claro que 2 nadie le imporcaria. Gregorio Bronson hace como que habla por un micréfono que tie- ne en la mano —jNoticias freseas para los amantes del deporte! ;Primer asalto entre las veteranas Burton y Dorado! Algunos opinan que ésta puede ser la 36 pelea del siglo. Otros dicen que es simplemente el comienzo de un nue- vo curso, —Yo no he sido la que ha em- petado —digo y sefialo a Ana, que lle- va.una polera en la que dice: MIs PADRES FUERON A LA PLAYA Y TODO LO QUE TRA: IERON FUE ESTA ESTUPIDA FOLERA. Personalmente pienso que en su polera deberia decir: MIS PADRES SE CASARON ¥ TODO LO QUE TRAJE- RON A ESTE MUNDO FUE A ESTA ESTU- PIDA CRIATURA, Jaime y Roberto llegan co- rriendo y empiezan a hacer ruidos de lo més ordinarios. Después de hacer ruidos ver daderamente fuertes y groseros, Jai- me anuncia que se va a celebrar una «Olimpiada de eructose y que todo el que quiera se puede inscribir des- pués del almuerzo. 37 —Voy a buscar mi lipiz —di- g0, y pongo los ojos turnios. —Yo me inscribo ahora mis- mo! Naomi se rie y firma en el aire Roberto eructa y luego dice: —Pueden tomarlo a broma si quieren, pero vamos a dar un premio estupendo. —jNo creo! —Naomi niega con la cabeza. —jNo, ch? Pues mira — me levanta la mano como ensefiando un invisible trofeo—, vamos a dar de premio la sirena musical que yo Le regalé a mi hermana la Navidad pa- sada, A ella no le gusté nada —nos explica Roberto, —Estaba de oferta, muy ba- rata —dice Jaime y se rie. fs feisima! —asegura Ro- bert. 38 Me la devolvié como rega- lo de cumpleafios. Y ahora va a ser nuestto premio en el campeonato de eructos. La traeté mafiana —prome- te Jaime. Los dos empiezan a hacer rui- dos de todas clases y a soltar eructos. Los demis chicos empiezan 2 hacer lo mismo. Algunas cosas no cambian nunca. El afio pasado los chicos sol- taban chillies de mono. Este aha sueltan eructes. Bueno, algunas cosas si que han cambiado. Tiffany ahora escribe su nombre asf: Tiffani, y se ha puesto sostén, y la verdad es que le hace falta. Jaime y Roberto han ido de- tras de ella comentindolo a gritos y el sefior Coten, nuesteo profesor del alia pasado, los ha regafado. 39 ¥ otro cambio en el que no tengo més remedio que pensar todo el tiempo es en que Justo no est aqui el primer dia de clases por pri- mera vez en seis afios, desde que es- tabamos en kinder. Seguro que Justo podria ga- nar el campeonato de eructos. Podia eructar el alfabeto completo al dere- cho y al revés. Gregorio vuelve a imitar a un locutor deportivo: —jFredi Romano va el prime- row. con cuarenta y dos eructos con- secutivos! —Gracias, gracias —Fredi se inclina ante una imaginaria audien- cia—, le debo mi éxito a las dos bo- tellas de gaseosa que me he bebido para desayunar. Suena el timbre de la escuela. Es hora de volver a clase. chila? 40 {Cémo seré el nucvo profesor? 2Cémo sera la clase sin Justo? 2Dénde habré puesto mi mo- CUATRO —Enhorabuena, Ambar, este afio eres tii la que estrenas el rinesar de las cosas perdidas —la sefiora Peters, la secretaria, me sonrie y me pasa mi mochila rosa—. :Has perdi- do algo mas? —me pregunta, Me gustaria decitle: «Si... he perdido a mi mejor amigo. :No han encontrado ninguno?» Y como me quedo miréndola, la sefiora Peters me recuerda: —Creo que debes irte a clase, vas a llegar tarde. Miro el reloj. Voy a llegar tarde el primer dia que estoy en cuarto. Tomo mi mochila y grito: —jGracias! —y salgo zum- bando hacia mi clase. El sefior Robinson, el director, 42 me detiene, me hace volver atris y me obliga a recorrer otra vez todo el camino andando despacio. Después me llama la atencién por llegar tarde. Camino deprisa hacia mi cla- se y paso por delante de la puerta de tercero. El sefior Coren esté presen- tindose a sus nuevos alumnos. :Qué sueeerte tieeenen...! Entro en mi clase a toda velo- cidad. —Llegas tarde —me dice Ana Burton mizando su reloj. 43 —Gracias, Big Ben —Ia he lla- mado con el nombre que en Londres le dan al gran reloj de la Casa del Patla- mento; busco un sitio donde sentarme. ho una mirada a la clase y me doy cuenta de que todos se han sentado en las mismas filas y los mis- mos sitios que tenian el afio pasado en la otra clase. Me siento en lo que hubiera sido mi antiguo puesto. El banco de al lado esta vaci —Bienvenida, Ambar —la ptofesora me sonric—. Soy la sefiora Sole. Tiffani me ha contado que esta~ bas buscando wm mochila, veo que la has encontrado, Miro a la profesora y también sonrio: —Hol: La sefiora Solt es una profeso- ra nueva, 44 No sé qué le habra pasado al profesor de cuarto del afio pasado. Bueno, la sefora Solt no es sdlo nueva, también es guapa. Tiene los ojos patdos, la piel rostada y ef pelo castafio, Sus pestafias son las mas largas que he visto en mi vida. Lleva una falda larga y un chaleco rosa precioso. Espero que sea tan buena pro- fesora come el scfior Coren... e igual de simpatica. 45, Nos ha pasado unos papeles y nos dice que los rellenemos con una in- formacién que para ella es importante. NOMBRE DIRECCION NOMBRE DE LOS PADRES O TU. TORES .QUE TE GUSTARIA CONTARME SOBRE TR .QUE TE GUSTARIA APRENDER ESTE ANO? ,QUE TE GUSTARIA QUE PASARA ESTE ANNO? Las dos primeras cosas son Fé diles, Sé muy bien cémo me llamo y dénde vive. Fn cuanto al nombre de mis padres, primero pienso en poner PAPA y MAMA, peto luego decide que mejor no. 46 No quiero que la seitora Solt piense desde ahora mismo que me gusta tomar el pelo, Ya sabe que soy una perdedora de mochilas. Pongo los nombres de mis padres: Sara y Phil. Lo demas ya no es tan facil. 2Qué es lo que me gustaria contarle de mi? Después de estar un ratito ha- ciendo dibujitos en un pedazo de pa- pel, exeribo: De mi no 2c! epuci decin be, 66 poclela dtd Bealen Pecks que cota conteatacion fuera ee de: wercaclers/false? EO que pusra uma de esas spegasten com te ay Las otras preguntas son un poco menos dificiles. Cher que quiers axrumder ainck ga qoute. Lasunos Alar eo qut ne exbends nada a ° pernonad. t quitter aveiguan i Ray abeein modo recuta 4 oequur Ae enesrdear um mejor amigo vaio. Aue qed en Lo qua quieres ate ads Gy o te ear win fooles vutboan larg, ite inte g me Juniln utloan, qin emeaubian tm mld Jor ama ai ocaty enle Lot gta se oka. ver. 48 Miro la dltima respuesta; ¢s- pero que la sefiora Solt no crea que yo sélo pienso en mi misma, ast que afiado: og pete bar Gusriar mm cantamanacitd ni Y entonces me acuerdo de al- go que también quiero, asi que lo pongo tarabicn: vm, quatania qut 22 dabropeate docla By corecba de cales de Pauelar ae este ate. He terminado de rellenar la dichosa hoja de papel; ahora a espe- rar que pase algo interesante. - CINCO 5 2.672 dividido por 2. gPor qué me hace la sefiora Solt esto a mi? ;Pon, pon! Alguien esté llaman- doa la puerta. —;Quién lama? —pregunta Jaime. —Alguien que quiere entrar en esta clase —le contesta Roberto. —Esto no es una clase, esto ¢s un cuarto —canra Jaime, La seftora Solt se vuelve a ellos y los mira con esa cara que po- nen los profesores medio divertida y medio seria: —Han llamado a la puerta y 50 esa jo es ninguna razén para que di- gan conrerias La sefiora Solt va hasta la puerta y [a abre Entra la seftora Clarke, la subdiveccora. Y no viene sola. Agui les traigo a Brenda, Bi que no sabia dénde estaba su aucva clase; veo que ya estin todos bien instalados y nos sonrie. Casi todos los de la clase mi- ramos a Brenda y la saludamos con la mano o le decimos cosas como: —Hola! —iCémo te ha crecido el pe- lo! Yo la saludo con la mano. Me gusta como viene vestida, Se ha puesto unas mallas rojo oscu- ro, una camiseta larga de color rojo mas claro y zapatillas con cordones de colores. Su pelo largo y rizado tiene algo especial. No ¢s facil distinguirlo desde tan lejos, pero veo que es algo especial La sefiora Sole dice: —Bienvenida, Brenda. En ese momento suena un te- 52 Jéfono dentro de la clase. La sefiora Clarke saca un apa- ratico de su bolso, Suena otra ver. Se lo pone en la oreja y escucha duran- te un minuto, después dice: — Que ha hecho Qué? Todos la miramos. Ella nos dice: —Perdénenme, por favor. Y sale de la clase corriende. Brenda se queda alli, delante de nosotros, mirandonos. De verdad que me gusta c6- mo va vestida, La seftora Solt dice: —Bueno, Brenda, vamos a ver dénde tienes un siti Decido lo que quiero hacer y lo hago rapidamente. — Hay un sitio vacio a mi la- do! —digo. —;No ha levantado la mano 53 antes de hablar! —me acusa Ana Burton mirandome. —Tampoco tii la has levanca- do —le contesta la sefiora Solt. Ana se enfurrufia. Yo sonrio. _ —Brenda, puedes semtacte jun- to a Ambar —la sefiora Solt sefiala el sitio vacio que hay a mi lado—. ¥, Ambar, recuerda que debes levancar la mano antes de hablar. Levanto la mano. —Si, Ambar, dime. Gracias —le digo. ( 54 Brenda se sienta a mi lado. Ana se vuelve hacia nosotras y nos saca la lengua. La sefiora Solt me dice: —Ambar, explicale a Brenda lo que estabamos haciendo mientras yo busco sus libros. Le ensefio a Brenda el libro de matematicas. Brenda mira mi ¢jercici —la solucién es doscientos veintidds, coma, seis, seis, seis. —;Graciast —la miro y le guifio un ojo. La sefiora Solt trae los libros de Brenda. Mientras ellas hablan, yo mi- ro a Brenda. Lleva tres mechones de su pe- lo rubio trenzados con hebras de co- lores diferentes y leva cuentas en ca- da uno: unas arriba y orras en las puntas, Dos mechones empiezan a trenzarse desde lo alto de su cabera. El tercero sale de detrés de su oreja y es por lo menos tres centimetros mas largo que ¢! resto de su pelo. Eso era lo que me parecié especial al verla. La sefiora Solt vuelve hasta su sitio y escribe en la pizarra el ejerci- cio de matematicas que tenemos que hacer. Nos da tiempo para que lo ha- garnos ‘Antes de ponerme a hacerlo, le escribo una nota a Brenda. ae date Me ai Firmo con la firma especial gue he estado ensayando para cuan- do me haga famosa y le paso la nota a Brenda. La lee, escribe algo en ella y me la devuelve. jb, Cracas,. Ata me geslan thianita y tes zapates. La ha firmado con su firma especial también. s7 Creo que voy a tener un nue- vo mejor amigo, bueno, amiga, Vuelvo a escribirle ovea vez Brenda mira mi nora, prime- to sonrie, pero luego se pone seria, Escribe en el papel y me lo devuelve. Ho res ayia 0 oi. iy no soy Jesto / 38 Me vuelvo hacia ella. Estd mirando fijamente hacia adelante. —Brenda —Ilamo bajito. —jNo soy Justo! —me dice también en voz muy baja La sefiora Solt nos advierte: —Ambar y Brenda, calladas 0 tendré que separarlas. Cuarto va de mal en peor... y no hemos hecho mas que empezar. SEIS Apenas cuatro dias en cuarto yyo, Ambar Dorado, no quiero vol- ver al colegio. Lo unico que quiero es quedarme en casa. Le he dicho a mama que te- nia paperas, sarampién, un nuevo: tipo de varicela, un dolor de gar- ganta que me legaba hasta las uiias de los pies, un ataque al corazén, dolores hortibles de cabeza y un en- venenamiento. No me ha servido de nada, mi madre me ha hecho ir al colegio to- dos los dias. . A mi madre no se la convence facilmente. 60 Bueno, pues yo no quiero ir al colegio. 'Y no es que sea TAN malo. La sefiora Solt es una buena profesora..., pero no es el seftor Co- ten. Pienso en el sefior Coren. Me acuerdo del ultimo dia del curso pasado cuando nos repartié los pasaportes que nos hablamos he- cho, Los utilizabamos en aquellos viajes imaginarios. —Quiero que guarden estos pasaportes para que se acuerden siempre de los viajes que hemos he- cho para visitar ottos paises... y tam- bién para que piensen en el «viajer que cada uno de ustedes ha hecho para crecer, para aprender, para cam- biar —nos dijo. Yo miré mi pasaporte. el El senor Coten habia puesto tn sello en él. Un sello que decta: VISA PARA ENTRAR EN CUARTO. Dentro de mi pasaporte en- contré una notita que él me habia cs- crito: Ambar: ha sido estupendo te- nerve en mi clase. Me han gusrado 1 sentido del humor, tw interés por todo, tus ganas de preguntar siempre, 11 coraje para enfrentar cosas nuevas, aunque fieeran dificiles (como das ma- teméticas ... 0 la marcha de Justo). Has usado bien este pasaporte. Disfruta abore de tu pasaporte de ver- dad. Mandame alguna postal. Pasalo bien en Londres y en Paris. 62 Le mandé una postal desde Londres. Este afto ya no lo tengo de profesor, aunque sigo teniendo. los mismos compaiieros. Los compatie- ros de clase estin bien todos... me- nos Ana Burton, pero ésa ya era asi el aiio pasado. Y me gusta Brenda, aun- que yo creo que yo no le gusto mu- cho a ella, Echo de menos a Justo. Yo, Ambar Dorado, pienso que todo el mundo en este mundo deberfa tener un mejor amigo. Doy vueltas por el patio du- rante el recreo, no hablo con nadie y recorro mi «paseo con Justo» En los columpias recuerdo como —cuando estibames en pri- mero— nos turndbamos para empu- jarnos uno a otro y hacfamos como si fugramos pajaro’. Gritdbamos: 6 4qSoy una paloma... gli, glu, glils Al pasar junto al gimnasio de los pequefios me acuerdo de cuando Justo y yo organizamos un campeo- nato de cjercicias de circ. Yo gané una cinta azul porque estuve colgada cabeza abajo de una barra més tiem- po que ninguno y, ademés, cantando la canci6n de Plaza Sésamo. Junto a la fuente me acuerdo de cuando estudiabamos las ballenas. y Justo y yo nos llenamos la boca de agua y jugamos a que éramos balle- nas con hipo. Nos empapamos. Yen el tincén de la arena me acuerdo de cuando me cai saltando y Justo me ayudé a sacarme una pie- drita que se me habia clavado en la rodilla. Y recuerdo cuando en tercero, en aquella fiesta de disftaces, Justo convencié a toda la clase para que se 64 pusieran todos a gritar al mismo tiempo: «(Sefior Coten, sefior Coten, sefior Coren...» Y cuando el sefior Coten nos pregunté que por qué ha- ciamos aquello, Justo le dijo: «jPor- que estamos corentas.../ Me quedo debajo del arbol y miro a todos los que estin en el pa- tio. Creo que casi todos tienen un mejor amigo. El drbol es un sitio muy espe- cial, Es el lugar en que le conté a Jus- 10 que mis padres se separaban y que yo me sentia muy triste. No me dijo nada que me ayu- dara mucho, pero s6lo eso de podér- selo contar a alguien ya ayuda un poco. A nadie de mi clase le puedo contar ahora lo que me esti pasan- do... ni hay nadie con quien me pueda divertir algo. 66 Echo muctifsimo de menos a Justo. - ies Brenda’ pasa andando despa~ cio cerca de mi $ Me gusraria lamarla y decirle._- que sé quede conmigo, pero no fe - hago. Mira hacia mi como si fueraa decitme alge, pero no me dice nada. Y me alejo de ella cuando sue- na el timbre. Se acaban el recreo y el paseo con Justo. Espero con todas mis fuerzas que las cosas mejoren pronte. a SIETE . Yo, Ambar Dorado, declaro que me gustaria poder repetir esta primera semana de colegio como cuando en clase de gimnasia me con- fundo en un ejercicio y el profe chas- quea los dedos y me dice: —Vuelve a empezar, repitelo todo desde el principio. Si yo pudiera chasquear los dedos y gritar: «Repitelo todo desde el principiol», harfa muchas cosas de modo diferente. No le hablaria a Brenda de Justo..., especialmente no pata com- pararla con el. Y trataria de que no me im- 68 portara tanto que Brenda no q ser amiga mia Y crataria de alegrarme al ver que mis compafieros son simpiticos conmigo..., y de no ponerme tan triste cuando pienso que no tengo un mejor amigo... ¥ que tampoco s¢ cémo consegi Y desde luego no iria el pri- mer dfa a permanencia, Mi nombre no estaba en la lista, asi que hubiera podido esconderme en el baito o en cualquier otra parte hasta que mam viniese a buscarme. Pero ahora ya estoy en la lista y tengo que quedarme alli sentada con un grupo de alumnos de distin- tas clases, desde primero hasta sexto. Opino que deberfan cambiarle el nombre de permanencia y Hamarle: aHoras de Aburrimiento para Alum- nos Prisioneros en el Colegio Hasta uno. ) que sus Padres Vienen a Buscarlesr. Hago todo Io posible por no pensar en todas las cosas que me cs- tan molestando: el divorcio de mis padres, Justo y su familia tan lejos. Pero aunque tate de chas- quear mis dedos y gritar: {Vuelta atrds! ;Se repite todo desde el princi- piol», sé que no funcionard. Para empezar no sé chasquear los dedos. En vex de un chasquido me sale algo que suena como un sus- piro suave, a En segundo lugar, yo, Ambar Dorado, sé que por muy ansiosa- mente que se espete algo, é80 no sig- nifica que vaya a conseguirse. ‘Ambat! —me llama mama desde abajo—, hora de cenar. Me asomo a la escalera y digo: —Bajo en un minuto, Mientras me lavo las manos, sigo pensando en todas los lios que me estin volviendo loca. Bajo las escaleras ensayando eso de chasquear los dedos. Zug, zug, zug... Entro en el comedor. Casi siempre cenamos en la mesa de la cocina, pero mamé ha di- cho que esta noche vamos a hacer al- go especial... cenar algo rico y char- lar sin apuros. Anda tan ocupada ahora... Como tiene que salir del trabajo an- tes para recogerme a mi tiene que tractse trabajo a casa, Miro a los tres servicios pues- tos sobre la mesa. Yo cteia que sélo ibamos a es- tar ella y yo. A lo mejor ha invitade a ce- nar a Max. Estoy casi segura de que ella habia dicho que iba a esperar un po- co antes de invirarle a que viniera a casa, 72 Yo, Ambar Dorado, tengo que ascgurarme antes de ponerme furiosa de verdad. jMamé! —grito—. mas viene a cenar? —Nadie, sélo cenamos tty yo —me contesta desde la cocina Vuelvo a mirar la mesa: tes platos, tres cuchillos, tres tenedores, tres cucharas, tres servilletas, tres co- pas... aQuién Me parece que hay tres de to- do. Me quedo alli mirando, gTiene mi madre un amigo imaginario? 3Se ha vuelto Max invisible y es éste el modo de estar en casa sin que yo le vea? ;Padece mi madre alguna en- fermedad cerebral? Estoy yo mal de la vista y veo 73 triple o doble mas uno? {Me habré convertido de ver- dad en una preocupona profunda y habré alguna razén razonable para que haya tres de todo? Entra mi madre en el come- dor y pone la fuente de espaguetis encima de la mesa, Exclama —Bueno, jes para no creerlo! Recoge un servicio entera y se lo lleva. Dice otra ver: —jEs para no creerlo! Habla con ella misma como si yo no estuviera all —No puede ser. He puesto servicios para nosotros tres: Phil, Ambar y yo. Como si nada hubiera pasado. La tiro de la manga: —Oye, a lo mejor eso quiere decir que estas deseando volver a juntarce con papa 74 Niega con la cabeza: —No, eso sélo quiere decir que estoy muy cansada y que no pensaba en lo que estaba haciendo. Duranre mucho tiempo he puesto la mesa para tres y supongo que ahora lo he hecho por pura costumbre Se sienta a la mesa sin decir nada mas. También yo me siento. —Si, es como cuando yo em- piezo a ir hacia Ja antigua casa de Justo 0 como cuando descuelgo el re- léfono para mas ir su antiguo nime- ro. Afiema con un gesto y me sonrie, —Todo eso forma parte de nuestro pasado y no siempre nos acordamos de que ya no corresponde al presente, al menos no de la misma forma, Yo, Ambar Dorado, creo que soy muy joven para tener un pasa- do..., especialmente un pasado con tantas complicaciones dentro. Me acuerdo de cuando todo era facil y divertido. Miro a mi madre. Tiene aspecto triste y cansae do. Sé cémo se siente. Vamos, mamé, hagamos un campeonaro de sorber espaguetis. —Ambar —se ric mamé—, yo soy una persona mayor y a mi edad ya no se participa en campeo- natos de sorber espaguetis. Le hago una mueca divertida. Se rie — Por favor, por favor..! —le pido. Primero niega con la cabeza, luego se rie y al final dice que bueno. Comparamos la fongitud de nuestros espaguetis, despues los sor- bemos. Gano yo —jJuguemos otra veo! —dice. Mi madre tiene en la barbilla una mancha de tomate. Sorbemos otra vez Ahora ha ganado ella, Un tercer sorbetén. Yo, Am- bar Dorado, jcampeona! La cara de mi madre es una pura risa manchada de salsa de espa- guctis, Oye, zpuedes ensefiarme a chasquear los dedos? —le pregunto, y le hago una demostracién del 2ug que ¢s todo lo que consigo. 78 Si no funciona, voy a decir: <{Sigo intentindolol» Yo, Ambar Darado, voy a po- der con todo esto. Zug. iChasc! —Es muy fécil —dice y chas- quea sus dedos. Practicamos. Y pronto empiezo a conseguir una especie de zug-chasc. No es toda- via un chasquide perfecto, pero ya.es algo. Cuando logre un chasquido perfecto, voy a chasqueas mis dedos ya decis: Se repite todo desde el principio!» a, OCHO . Todas las tardes, la misma aburrida permanencia. iAh!, pero hoy ha sido dil rente. Ha venido Brenda. He oido decir a la sefiora Sole que la madre de Brenda ha empeza- do a trabajar. Eso quiere decir que Brenda va.a quedarse aqui todas las tardes. Cuando entré yo le sonret Una sonrisa amistosa, pero no una sonrisa demasiado amistosa. Yo, Am- bar Dorado, he decidido no preocu- parme tancisimo por conseguir un mejor amigo, aunque de verdad sigo 82 quetiendo tener uno o una ‘Ast que la saludé con la sonri- sa normal con la que se saluda a un compafiero de clase..., n0 con la son risa de «por faver, por favor, por fa- vor, sémi mejor amiga». Ella me saludd también, echo una mirada por toda la clase y vio que éramos las dos tnicas alumnas de cuarto que habia alli. Asi que vino y se senté a mi lado. Sentimos un escindalo enor- me al otro lado de la clase. 83 Tres chicos de quinto juegan 4 que son maestros de kérate y andan cortando el aire con las manos y lar- gando patadas mientras lanzan gritos de «Hil ;Yal» y otros parecidos, La profesora los hace sentarse, Bueno, nos manda sentarnos a todos y después grita: —iLas cabezas sobre los ban- cos! 84 Empiezo a reirme. Procuro contenerme, pero no puedo. —jLe imporraria a usted con- tarle al resto de la clase qué es lo que encuentra tan divertido, sefiorita Dorado? —me dice la profesora con un tono sarcéstico. No puedo remediarlo. Cuan- do dijo: «Las cabezas sobre los ban- cos!», estuvea punto de decir: «Yo no puedo, Ia tengo todavia sujeta a los hombros». 85 Me mira. Pienso en que mis padres se pasan la vida diciéndome que una buena educacién me va a ensefiar a mantener bien firme la ca- beza sobre mis hombros. Ahora me pregunto: ;cbmo voy a mantener mi cabeza bien firme sobre mis hom- bros si tengo que ponerla de vez en cuando sobre el banco? No puedo parar de refrme Quiero parar, pero cuando empiezo es que no puedo parar. —Castigada a quedarte des- pués de clase! —Ia profesora viene hacia mi—. ;Pon la cabeza en el ban- co ahora mismo! La pongo. Esta profe es un poco bobaj si me cengo que quedar aqui todas las tardes, ;qué me puede importar que- darme porque ella me haya castigado a.quedarme? 86 Mientras tengo la cabeza apo- yada ea el banco pienso que si Justo estuviera aqui, yo podria subirme el chaleco hasta cubtit la cabera y hacer como si no tuviera cabeza. Miro a Brenda, Levanta una ceja y se muerde ef labio para no echarse a reir. Me pongo el chaleco por la cabera y hago que no tengo cabeza. Brenda explota y se rie a todo reir. Eso hace que yo me rfa mucho més, 87 La profesora me castiga a quedarme otro dia después de clase. Y castiga también a Brenda a lo mismo. Cuanto mis quiero parar de reirme, mas me rio. Es que no puedo parar. ¥ lo mismo le pasa a Brenda. La profesora esta furiosa. Me castiga a quedarme otro dia més, el rercero, y luego a otro, el cuarto. A Brenda la castiga 2 quedar- se un segundo dia y luego a un rerce- 10. 88 Me quedo alli sentada y pien- so: «Yo, Ambar Dorado, estoy en cuarto, ¥ esta profe me ha castigado a quedatme cuatro dias sentada en esta sala. Lo malo es que voy a que- darme aqui despues de las clases mu- chos mds que cuatro dias». a” NUEVE . —jBurp! Burp! Burp, Se produce un momento de silencio, —(Cuarenta eructos..! {No pares ahora! —Jaime y Roberto ja- lean a Federico—, ;Vas a conseguir- lol ;Tres mas y bates el récord! —No puedo més —Fedetico se pone una mano en el pecho—, No me queda ya nada aqui dentro. Estoy vacio lel todo, ya no puedo eructar mas. — EI siguiente! —Ilama Jai- me; sostiene en alto la sirena—.

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