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UVAS PARA LA ELABORACIÓN DE VINO

Carbenet Sauvignon (Tinta Clásica)

Es la uva más famosa del viñedo mundial. Burdeos y concretamente el Médoc le deben
su fama y prestigio. Ha podido también aclimatarse a zonas tan dispares como la llanura
libanesa de Bekaa, la fría isla Sur de Nueva Zelanda o los secos suelos alicantinos en
España, pero es en Médoc y California, los dos extremos climáticos, donde la Cabernet
alcanza su óptimo desarrollo.

Pero en cualquier lugar prevalece un carácter que da vinos de color concentrado, intenso,
con un particular ribete centellante, definido y vivo, y un aroma fácil de identificar.
Recuerda a grosellas y trufa solo cuando se cultiva en Médoc, y a notas de pimiento
verde y cedro cuando crece en zonas cálidas. El sabor es también nítido y concentrado,
con un tacto tánico y ácido peculiares. Expresa todas sus cualidades con rendimientos
inferiores a 50 hl/ha.

La producción por cepa no solo es copiosa, sino que la cantidad de mosto es


proporcionalmente menor, debido a la menor cantidad de hollejos y, por tanto, a la gran
abundancia de compuestos fenólicos (color y taninos) en comparación con otras
variedades. Estas características permiten un mayor y más seguro envejecimiento en
tonel y botella, sin que la cepa pierda apenas la intensidad de color y acidez.

El racimo no es demasiado espectacular: granos apretados, pequeños, esféricos y piel


de gran espesor, y de color azul negro muy oscuro. Igual que la Moscatel revela su
personalidad al mordisquear la baya, aunque, en el caso de la Cabernet, sus rasgos se
detectan más en el hollejo. El pedúnculo del racimo es prácticamente nulo, lo que dificulta
mucho la vendimia, encareciendo mucho los costes de esta operación precisando
además podas largas.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta
Cepa son: aceitunas, grosella, pimiento, chocolate, tabaco, cedro y menta.

Chardonnay (Blanca Clásica)


Reconocida por investigadores, cosecheros y viveristas como la cepa más noble del
mundo, y dentro de las variedades blancas la primera con un papel destacado, la
Chardonnay se ha extendido en todo el mundo vitivinícola, siendo su cultivo casi obligado
para cualquier bodega que se precie más allá de la Borgoña, esta cepa dará vinos de
gran diversidad de matices, unos untuosos y de alta graduación alcohólica y otros tan
finos y delicados como el mismísimo champaña. Lo que la caracterizará en todos los
grandes blancos será el tacto graso y una leve nota entre ahumada y herbácea (heno).

Desde el punto de vista agrícola, es una cepa vigorosa, con porte semi-erguido, con
hojas de tamaño mediano, forma pentagonal trilobuladas, con senos laterales casi
inexistentes, de haz verde claro y envés glabro, casi sin pelos, con una baya pequeña
esférica de color blanco ambarino y una buena riqueza en azúcar y, por tanto,
suficientemente alcohólico.

Debido a su rápida maduración, una vendimia tardía hará que el vino pierda su nobleza
y se haga pesado por un exceso de cuerpo; en el aroma aparecerán ciertos rasgos
quemados, más desagradables incluso que en otras cepas. Por el contrario, si se
apresura la vendimia, el vino, aunque agradable y fresco, quedará corto de aromas y
apenas dejará ver su carácter.

Enológicamente es un modelo de armonía y equilibrio. No ofrece la intensidad de los


aromas florales de las uvas alsacianas o gallegas, ni la indefinición de otros vinos blancos
con las habituales notas de manzana verde y uva fresca. Su nariz muy sutil, recuerda los
frutos maduros, eventualmente la manzana, y con más edad aporta un punto de
mantequilla o de nuez.

La cepa va definiendo su personalidad a medida que se prolonga la crianza pero no


queda relegada por la potencia del roble nuevo. La siguiente sería una descripción típica
de un Chardonnay criado en barrica : Un bello color dorado (aporte de la madera) con
leves reflejos verdosos (la variedad); aroma a manzana madura y heno (la variedad) con
notas ahumadas y tostadas (la madera); paladar graso con el agradable nervio de su
acidez (la variedad); combinado con notas tostadas y agradablemente resinosas; y tacto
tánico (la madera) bien integrado en el extracto primario (la variedad).

Debe embotellarse como mínimo diez meses después de la cosecha. Esta uva es
magnífica por su hollejo, que permite la maceración con el mosto previa a la
fermentación. Una crianza con sus lías o una fermentación en barrica refuerzan su
nobleza.

Su cultivo está extendido por todo el mundo. La sola inclusión de su nombre en la etiqueta
es signo de distinción. Cuando la bodega adopta esta cepa no suele ser para mejorar
sus vinos, sino para vender un estilo: la Chardonnay.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta
Cepa son: piña, pera, melón, melocotón, mantequilla, manzana, miel, vainilla y especias.

Chenin Blanc (Blanca Clásica)

Conocida también como Pineau, Pineau de la Loire, ó Pineau dAnjou, su patria, la Chenin
Blanc se cultiva en Anjou desde el siglo IX. Las primeras cepas descritas aparecen en
los alrededores de la abadía de G_feuil en la orilla izquierda del Loira.

Los viticultores eligen para su cultivo suelos calcáreos, terrenos yesosos que inciden en
el aroma del vino. Esta uva blanca da vinos de mesa, espumosos, semi-secos vigorosos
y sobre todo, unos soberbios vinos licorosos, elaborados a partir de vendimias tardías,
con una fuerte concentración de azúcar.

La Chenin Blanc interviene en los vinos jóvenes de Anjou, Vouvray y Saumur, más
florales que afrutados.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta
Cepa son: nueces, mazapán, albaricoque (duraznos), miel y manzanas.

Merlot (Tinta Clásica)


En dialecto bordelés, Merlot quiere decir "petit oiseau noir" (mirlo), y la Merlot es la
primera uva de la temporada que coincide con la época en que estos pájaros devoran
sus bayas, color azul negrusco de las bayas de la cepa.

Se emplea para vinos jóvenes, bastante débiles y, salvo excepciones, de calidad media.
La Merlot ha vivido siempre a la sombra de la reconocida Cabernet Sauvignon,
considerada como una uva complementaria para mezclarla con esta y en menor medida
con la Cabernet Franc. Solo alcanzaba proporciones destacables en los Saint-Emilion y,
sobre todo, en los Pomerol bordeleses. Hoy sin embargo, es habitual encontrar
monovarietales de la cepa, la mayoría jóvenes, que se benefician de su gran fragancia.

Es el vino del aroma a cassis, confitura de bayas rojas y violeta. La baya tiene la piel
menos gruesa que la Cabernet Sauvignon, desborra y madura antes que esta, no tiene
tanta intensidad ni taninos, y su color es menos profundo y concentrado, aunque, en
contrapartida, es más rica en fruta y en azúcar. También alcanza su apogeo bastante
antes que la Cabernet Sauvignon.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta
Cepa son: rosas, pastel de frutas, especias, menta, chocolate, grosella y ciruelas

Pinot Noir (Tinta Clásica)

Por su finura y complejidad muchos la consideran la cepa tinta más selecta del viñedo
mundial.

La baja productividad es esencial para obtener vinos de calidad; en Borgoña la norma se


sitúa en torno a los 25 hl/ha. Solo así se asegura que su piel dura conserve la riqueza
colorante que la caracteriza. El arco es tan variado que puede ir, en los vinos jóvenes,
desde la delicadeza y el aroma a frambuesas machacadas de un Pinot Noir de la Cote
de Beaume, al perfume a fresa. En su madurez, un buen Borgoña adquirirá una
complejidad admirable y su aroma puede traer aromas a violetas, caza o incluso trufas.

En el siglo XV las villas de Borgoña se abastecían de vino de Pinot (incluida la Pinot


Chardonnay), en España su cultivo está relegado a Cataluña, en Alicante se produce un
vino más carnoso pero sin las delicadas propiedades de la Pinot septentrional.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta
Cepa son: rosas, cerezas, violetas, frambuesa y fresas.

Riesling (Blanca Clásica)

Muy extendida por todo el mundo desde Alemania, su país natal, es la variedad que
mejor se adapta al clima de estas tierras del Norte de Europa. Muchos expertos afirman
que la Riesling produce los mejores vinos blancos, muy diferenciados del resto por su
fuerza, un bouquet floral, meloso y a veces especiado y un gusto agradable; además,
pueden alcanzar una gran longevidad. Comparte con la Sauvignon Blanc un aroma
exuberante, algo acídulo, aunque es más compleja y larga en la boca.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta
Cepa son: membrillo, manzanas asadas con especias, miel, manzanas verdes y naranja.

Sémillon (Blanca Clásica)

Apreciada por su longevidad, se une a la madera tan bien como la Chardonnay, pero a
diferencia de ésta es raro encontrarla sola, y normalmente une sus fuerzas a la
Sauvignon Blanc en los vinos secos y licorosos de Burdeos. Si estos son limitados y el
Los mejores vinos en los que participa son dulces y alimonados en su juventud, pero
adquieren con el paso de los años un toque de caramelo y un sabor amplio; en nariz,
resultan más minerales que afrutado. Son los más destacados del panorama vinícola
mundial después de los Sauternes.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta
Cepa son: cítricos, miel, hierba, pan tostado y lanolina.

Sauvignon Blanc (Blanca Clásica)

La Sauvignon Blanc está en la tendencia actual de blancos frescos y con nervio.

la uva se transforma en vinos muy refrescantes y aromáticos que recuerdan las frutas
verdes, con un cierto sabor a sílex que se superpone a los aromas propios de la variedad.
Son todos vinos para beber jóvenes que no aguantan bien el envejecimiento; en boca,
destacan por su frescura y verdor, con un gusto muy cercano al perfume.

La Sauvignon Blanc se funde con la Verdejo en los Rueda Superior o se destina a


monovarietales de intenso aroma y con notas de fruta madura. Sus vinos se caracterizan
por su gran intensidad y una fuerte potencia aromática que recuerda a las frutas
tropicales (maracuyá, pomelo, plátano) y el pedernal.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta
Cepa son: hojas de grosella, hierba recién cortada, uva espina y espárragos.

Syrah (Tinta Clásica)


Es la tercera variedad tinta, que junto a la Cabernet Sauivignon y la Pinot Noir, comparte
prestigio y honores. Sus mejores vinos se sitúan cerca de los grandes Borgoñas y
Burdeos. Sus escenarios geográficos clave, tanto de su cultivo como de su elaboración
en solitario, son: la zona norte, por tradición, del valle del Ródano y la versión del Nuevo
Mundo en tierras Australianas. En ambas se consigue el sello de categoría de unos tintos
opulentos, vigorosos, con cuerpo, gran cantidad de taninos y materias colorantes, un
característico aroma a violeta y cassis, ligeros toques ahumados, así como una gran
capacidad de envejecimiento.

"Una uva excelente, robusta que produce bien y no parece estar sujeta a accidentes y
enfermedades." La Syrah o Hermitage, como se la conoce aquí ha sido la base principal
de los tintos de mesa, pero no se ha reconocido como vino de calidad, Se encuentra así
mismo en California, en Nueva Zelanda, Italia, Grecia, Sudáfrica, Brasil, México y
Argentina.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta
Cepa son: grosellas, frambuesas, zarzamora, especias, pimiento y alquitrán.

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