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El propósito de este trabajo es reflexionar en torno al film “Tropa de élite” con la hipótesis de que en
su narrativa se sostiene un doble proceso de deshumanización. Primero, deshumanización de los
habitantes de la favela. Para ello repasaremos algunas escenas del film a la luz de los conceptos de
biopolítica Giorgio Agamben. En segundo término, analizaremos el proceso disciplinamiento de la
subjetividad de los propios protagonistas de la película, pertenecientes al cuerpo de policía
militarizada. Nos centraremos en el proceso de entrenamiento de sus reclutas, y lo contrastaremos
con la idea del funcionamiento de las “instituciones totales”, como analiza Erving Goffman.
Finalmente, se analiza la sanción narrativa del film para analizar si constituye una exégesis o una
crítica de la violencia policial, y se contrastan estas ideas con el discurso favorable al gatillo fácil
policial y a la brutalidad en los entrenamientos de las fuerzas de seguridad como forma de asegurar el
funcionamiento represivo frente al conflicto social de sus miembros.
Si bien esta idea remarca la operación político-estética que se realiza al momento de definir
un “cine nacional”, el establecimiento de una identidad a partir de la diferencia (en particular,
diferencia con respecto al modelo hollywoodense hegemónico) lejos de quedar invalidado, podría
clarificarse y al hacerse explícito, podría asumir una complejidad mayor. Si bien es cierto que la
masividad no invalida la significatividad cultural de un film a pesar de que para acceder a ella deba
incorporar ciertos procedimientos estéticos y narrativos del cine norteamericano, sí deberíamos ser
capaces de diferenciar filmes que abordan problemáticas locales desde un punto de vista local de
filmes genéricos con “sabor local”. No es éste el caso de Tropa de élite, que aunque ponga en crisis
ciertos puntos de vista cercanos a la mirada de los excluidos, e incluso pulveriza un cierto tinte
progresista laxo desde lo ideológico en el abordaje del conflicto social, lo hace desde la lectura de la
actualidad nacional, e incluso, regional. Aunque previa a los cambios de orientación política en la
región, la película parecería registrar ciertos nudos y voces (en su momento) disidentes a la
hegemonía populista de centro izquierda que abarcó casi toda la región sudamericana entre 2004 y
2015.
El estado de guerra y la “nuda vida”
Tropa de élite se centra en la figura de Nascimento, un capitán de las fuerzas especiales
BOPE, de la policía militar , en Río de Janeiro. El nombre del capitán parece al mismo tiempo un
anuncio (el nacimiento de su hijo, pero también el de su propia descendencia o continuidad simbólica
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Esta línea de argumentación merece un desarrollo en extenso. En este trabajo apenas la mencionamos como hipótesis.
en la fuerza través de a búsqueda de un sustituto) y una ironía. El trabajo de Nascimento, es la
muerte. Sus tropas especiales entrenaron para matar, y cuando se las convoca, es para que disparen.
Este doble carácter se muestra en la escena en la que, en pleno operativo, Nascimento ordena le
ejecución de un narcotraficante ya reducido, mientras comunica el nacimiento de su hijo. Es una
banalización de la muerte, pero también una banalización del nacimiento. Vida y muerte conviven y
se solapan permanentemente en el film. A las balaceras, la tortura, las ejecuciones, las siguen
nacimientos, fiestas, actividades de promoción social. Esta coexistencia no es por supuesto
armoniosa, y ni siquiera equilibrada. El mayor peso lo lleva la muerte, y de hecho, como veremos,
toda manifestación de empatía, compromiso, amor, deriva en debilidad, confusión, y muerte. Pero la
coexistencia está. Porque si bien el clima planteado es el de la guerra, es una guerra moderna,
urbana. No hay límite ni demarcación entre el momento del combate ni el de la tregua. Los enemigos
y los civiles están indiferenciados. Si planteásemos la favela como territorio, podría verse incluso
como una guerra de ocupación3: prolongada, cruenta, compleja, interminable. Donde predomina una
aparente calma que puede terminar en una balacera al menor incidente. El estado de guerra es no
sólo enunciado explícitamente por Nascimento (con lo que podríamos separarlo del discurso general
del film) sino que encontramos otras marcas que lo refuerzan, por ejemplo desde los títulos iniciales,
con una tipografía de reminiscencias bélicas (de hecho se encuentra como World War II), es la
tipografía de las cajas de pertrechos bélicos, y está pensada para ser usada en stencil. Nuevamente, lo
bélico y lo urbano (la tipografía bélica, el stencil y el hip hop), esta vez desde una enunciación que
sólo podemos asignar al autor del film y no a sus personajes.
Nascimento nos contará, a modo de flashback, cómo una serie de acciones y decisiones, por
lo general, erróneas, lo llevaron a la situación límite en la que se encuentra. En primer lugar, la
decisión política de asegurar una zona de favela para hacer posible la visita del Papa Juan Pablo II.
Esto es visto por Nascimento como un error, un descuido y una liviandad por parte del Papa, y como
una inoperancia por parte del Estado brasilero, es lo que dispara la secuencia de acciones. De todos
modos, en el transcurso del film lo veremos, es sólo un pre-texto, varios de los conflictos ya venían
sucediendo. De todas maneras, es el único momento en que el gobierno (y en este caso la institución
religiosa) son mencionados. Aparentemente, no saben leer la realidad concreta, se preocupan por su
imagen, y sólo traen problemas. Nascimento debe “limpiar” la favela de traficantes, y eso significa
subir a la favela y matarlos. Si bien es necesario conocer en profundidad la realidad de las favelas en
1997 como para evaluar la pertinencia del razonamiento, la asociación favelas-narcotraficantes-
peligro de asesinato del Papa está en el film naturalizada. Nascimento entrará en guerra con los
narcotraficantes, pero en cierta forma entra en guerra con las favelas. Estos barrios marginales, que
no cuentan con presencia visible del Estado, están reguladas en cuanto a su economía, sus relaciones
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De hecho no parece haber otro tipo de presencia del estado que no sea la de sus fuerzas represivas. El corte radical
de los acontecimientos entre dentro y fuera de la favela parecieran hablar de un territorio alienizado dentro mismo
del estado brasilero.
sociales y de fuerza, por bandas de narcos. Estas cuentan con una estructura sólida y jerárquica, y
son las que organizan los contactos entre el mundo de la favela y el mundo exterior (pactos de
coexistencia con políticos y ONG, venta de drogas para distribución en zonas de clase media y alta,
etc). De alguna manera, para Nascimento los habitantes “comunes” de la favela son meros
colaboradores de los narcos, cuanto mucho un telón de fondo, un escenario de acción al que, si se
puede, hay que apartar. No son enemigos, tampoco son ciudadanos. En este sentido, encontramos
una relación con lo que Giorgio Agamben llama “nuda vida”. Según el autor, griegos consideraban la
“vida” en función de dos términos: Zoe (la vida desde una perspectiva biológica) y Bios, enmarcada
en pautas políticas y sociales. Zoe sería el ámbito de la vida social, pública, y Bios, la vida privada.
Esta diferenciación explicaría la idea de homo sacer romana: Zoe sin Bios, vida desnuda, vida
privada de una dimensión pública, política, ética. Esta figura del derecho romano, habilitaba a matar
a esa persona sin que se considerase homicidio. Sin sanción (no se condena al homo sacer a una
ejecución por parte de la institución) pero sin derechos, las “nudas vidas”, o vidas desprovistas de un
lugar en la sociedad, no son protegidas por ningún marco legal. Agamben ve una reproducción del
estado de “nuda vida” por ejemplo en los campos de exterminio nazi. Podemos también encontrar la
producción de “nuda vida” en las poblaciones marginadas de la sociedad contemporánea. Fuera del
sistema social, son deshumanizadas, despojadas de un marco social y cultural, despojadas de un
proyecto de vida, si tenemos en cuenta el proyecto social dominante.
Sostenemos que las acciones de Nascimento en las favelas se apoyan en esta visión
deshumanizadora del otro. Por supuesto, no parece más que una manifestación patente y extrema de
una actitud más generalizada. El batallón golpea, tortura, asfixia a menores de edad, mujeres, y
hombres por igual. Las vidas de los habitantes de las favelas no parecen tener espesor, sus muertes
no tienen consecuencias, y sus vidas no parecen tener importancia, dirección ni aspiraciones. De
hecho, cuando la madre4 de un niño asesinado le pide la restitución del cuerpo a Nascimento, el
capitán siente (por única vez) culpa ante las consecuencias de sus acciones. Pero esta culpa lo lleva a
ser caprichoso, descuidado y aún más violento. El hecho de que la secuencia se viera interrumpida
por un quiebre en la acción y quedase incompleta es también una manera de disminuir el valor de
esta línea argumental. En todo caso, Nascimento no parece tener redención alguna desde el punto de
vista narrativo. Como personaje es bastante oscuro y poco empático, y de hecho Johnson Campos
sostiene que aunque Nascimento sea el protagonista, el punto de vista del espectador se acerca más
al de Matías, que vive un conflicto de valores más complejo.
Nascimento narra cómo llegan a la fuerza dos policías novatos, que no logran comprender ni
adaptarse al funcionamiento corrupto, lento y burocrático de la policía. Neto y Matías parecen
honestos, y con ganas de hacer cumplir la ley. Rápidamente chocan con una institución que no sólo
no necesita, sino que castiga sus iniciativas. La policía constituye una red de negocios ilegales
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¿Podríamos encontrar aquí una referencia a la tragedia griega con el presonaje de Antígona?
paralela y complementaria a la estructura de los narcos en las favelas. Robos, sobornos, tráfico de
influencias, son moneda corriente en la fuerza. Es interesante notar el pacto de convivencia que
mantienen con los narcos: sobornos a cambio de libertad de acción. Pero este pacto puede verse
también de una manera más profunda. Nascimento observa que en realidad nadie está dispuesto a
morir por un trabajo mal pago. Pero este miedo, desgano, afán de lucro, pareciera constituir un
intercambio que de alguna manera construye un lazo social. Corrupto, injusto, ilegal, si se quiere,
pero los traficantes y los policías se conocen, se toleran,y cada encuentro no es una balacera. En la
favela se realizan fiestas, hay movimiento. Recordemos, es esta policía, aparentemente, el único
contacto de la favela con el estado. Es lógico preguntarse hasta qué punto es más positivo el
posicionamiento del BOPE, de guerra total. De hecho, los únicos disparos que provoca la policía
surgen a partir de un conflicto interno. ¿Quién convoca al BOPE? Lo envía el poder para “limpiar”
una zona, y su imagen internacional. Si lo pensáramos desde la perspectiva de los habitantes de la
favela, no pareciera que la presencia del BOPE fuese alguna vez en su beneficio.
La primera entrada del grupo especial está justificada en la corrupción de la institución policial. El
conflicto interno lleva a una balacera en una fiesta, y es el momento en que Nascimento conoce a
Neto y Matías, que deciden alistarse.
Bibliografía
Higson (2014) El concepto de cine nacional. En revista Criterios N° 58, La Habana
Johnson Campos (2015). Pueblo, política, policía. En Copertari y Sitnisky (eds) El estado de las
cosas. Cine latinoamericano en el nuevo milenio. Madrid, Iberoamericana
Goffman (2001). Sobre las características de las instituciones totales. En Internados. Ensayos sobre
la situación social de enfermos mentales. Buenos Aires, Amorrortu.
Agamben (1998) Homo sacer. Sovereign Power and Bare Life. California, Santandarford University.
Versión digital.