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INMUNOGLOBULINA D: UN PRÓFUGO DEL

CONOCIMIENTO INMUNOLÓGICO

Autor: Leonardo Ariel Anchundia Cedeño


UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ
Dr. Jorge Cañarte Alcívar
Cátedra: Salud e Infección: Inmunología, Virología, Micología

Resumen

La inmunoglobulina D es un anticuerpo de la superfamilia de las inmunoglobulinas humanas

la cual, desde su descubrimiento, ha dejado varios agujeros en el proceso investigativo sobre

la misma. Desde su configuración física, concentraciones, comportamiento y funciones, las

cuales se han tratado de describir a través de los 50 años que lleva bajo estudio, se puede

hacer una propia idea de lo escrudiñado que ha sido recopilar información sobre la misma.

Esta investigación es de naturaleza bibliográfica recopilatoria, donde se han utilizado

informes de varios autores de diferentes épocas y nacionalidades. Entre los resultados

obtenidos, a nivel evolutivo, la IgD data de más de 500 mil millones de años de antigüedad,

siendo una de los primeros componentes de las respuestas inmunes adaptativas. También,

encontramos que la IgD es una inmunoglobulina que se expresa por dos vías, una exclusiva y

una común; además que puede ser de tipo sérica o asociada a células y desaparece cuando las

células B, que son su lugar de expresión por excelencia, se diferencian en células plasmáticas.

Entre sus funciones tenemos varias categorías de interés, como son la estimulación celular, la

inmunomodulación y la respuesta frente a antígenos típicos de regiones MALT aerodigestivas

altas. Por último, concluimos que la IgD es un anticuerpo que necesita ser sometida aún a más

estudios que validen las propuestas actuales sobre la misma, y que también estén dirigidos a

encontrar más información sobre la misma, ya que, para la Inmunología, la IgD es todavía un

prófugo del saber.


Palabras Clave: Inmunoglobulina, Anticuerpo, Células B, MALT, Inmunomodulación,

Toxinas, Sérico, Neutrófilo, Basófilo, Inmunidad, Evolución, Apoptosis.

IMMUNOGLOBULIN D: A FUGITIVE FROM


IMMUNOLOGIC KNOWLEDGE
Abstract

Immunoglobulin D is an antibody of the superfamily of human immunoglobulins which, since

its discovery, has left several holes in the research process on it. From its physical

configuration, concentrations, behavior and functions, which have been tried to describe

through the 50 years that it has been under study, you can make an own idea of the scrutiny

that has been gathering information about it. This research has a bibliographic nature, where

reports by several authors from different times and nationalities have been used. Among the

results obtained, at an evolutionary level, IgD dates back more than 500 billion years, being

one of the first components of adaptive immune responses. We also found that IgD is an

immunoglobulin that is expressed in two ways, an exclusive and a common one; It can also be

of a serum or cell-associated type and disappears when the B cells, which are the place of

expression par excellence, differentiate into plasmatic cells. Among its functions we have

several categories of interest, such as cell stimulation, immunomodulation and response to

antigens typical of high aerodigestive MALT regions. Finally, we conclude that IgD is an

antibody that needs to be subjected to further studies that validate the current proposals on it,

and that are also aimed at finding more information about it, since, for Immunology, IgD is

still a fugitive of knowledge.

Key Words: Immunoglobulin, Antibody, B Cells, MALT, Immunomodulation, Toxins,

Serum, Neutrophil, Basophil, Immunity, Evolution, Apoptosis.


Introducción

Nuestro cuerpo alberga cinco tipos de anticuerpos pertenecientes a la superfamilia de

las inmunoglobulinas, llamas IgA, IgE, IgG, IgM e IgD. Sin embargo, aunque estas

inmunoglobulinas están relativamente bien conocidas a nivel funcional, existe una que, se

podría decir, mantiene su caracterización fisiológica específica desde su descubrimiento en

1965 (Chen & Cerutti, 2011). La inmunoglobulina D.

Esta inmunoglobulina normalmente se encuentra co-expresada junto a la IgM en la

superficie de los linfocitos B antes de una estimulación por antígeno, cumpliendo un papel de

receptor de antígeno de transmembrana. Sin embargo, la IgD secretada también existe, y

cumple funciones tanto en la sangre como en secreciones de las mucosas; pasando además

como expresión de la superficie de membrana de miembros celulares de la inmunidad innata,

por ejemplo, los basófilos.

En este artículo se dará una descripción sintetizada de las características de este

anticuerpo y repasaremos sus funciones buscando abarcar toda la información sobre ellas que

se encuentre disponible en diversas fuentes bibliográficas.

Métodos y Materiales

Para la gesta de este artículo se utilizó un enfoque cualitativo de la investigación. Se

revisaron varias fuentes bibliográficas, se compararon y se diluyeron en un solo escrito el cuál

proveerá de una fuente resumida y concreta como referencia de futuras investigaciones

respecto a la temática tratada. Entre los materiales, al no ser una investigación experimental,

no fue necesario el empleo de mecanismos complejos o métodos de experimentación

científica; pero sí que fueron de utilidad los motores de búsqueda, los textos base y la basta

cantidad de artículos sobre la Inmunoglobulina D.


Resultados

Conservación evolutiva de la IgD

En un inicio, tras su descubrimiento en el 65’, se tenía la noción de que la IgD era un

anticuerpo recientemente evolucionado ya que solo era posible detectarlo en mamíferos y era

ausente en aves. Pero con el pasar del tiempo y el desarrollo u obtención de nuevos métodos,

mapas genéticos de animales y demás, se pudo probar la expresión de este anticuerpo en

especies más antiguas de mamíferos, en anfibios e incluso en peces; este dato nos remontaría

a que esta Ig tiene por poco más de 500 mil millones de años existiendo, siendo parte del

inicio de los primeros sistemas inmunes adaptativos junto a la IgM (Chen & Cerutti, 2010).

Estructura de la IgD

La IgD posee una zona bisagra particularmente larga entre Fab y Fc. Esto

aparentemente le confiere a la molécula en sí una mayor susceptibilidad a la degradación

proteolítica acompañada de una producción de fragmentos Fab y Fc. Aunque esto también le

da una ventaja de flexibilidad, lo que permite que tenga más capacidad de unirse a los

antígenos diana; además de presentar tres dominios en su región constante. El hecho de tener

esta configuración de bisagra larga, hace que la IgD tenga una forma de “T” que difiere de la

tradicional forma de “Y” que poseen los demás isotipos de anticuerpos (Sun et al., 2005).

La IgD humana representa aproximadamente el 0,25 % de las inmunoglobulinas

totales del suero, con un PM de 185,000 y una vida media de 2,8 días (Rogentine, Rowe,

Bradley, Waldmann, & Fahey, 1966) (Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas.

et al., 2013), similar a la de la IgE (Waldmann, Iio, Ogawa, McIntyre, & Strober, 1976).

Si hablamos de su síntesis en comparación a la IgE, IgA o IgM, la de la IgD es 10

veces menor y en altas concentraciones de suero, se registra un decrecimiento en su

catabolismo. Inicialmente, se consideró que alrededor del 75 % de la IgD era de naturaleza


intravascular, pero recientemente se demostró en 2 pacientes con mieloma asociado a IgD

monoclonal, que realmente era solo un 31,5% de IgD la de naturaleza intravascular (Arnaud,

Dechavanne, & Creyssel, 1974).

Cabe recalcar que existen dos naturalezas de IgD, la sérica y la unida a la membrana.

Ambas son antigénicamente similares pero difieren en sus propiedades de tolerancia y en su

movilidad electroforética, siendo las cadenas de la IgD unida a la membrana ligeramente más

lentas que su homóloga sérica y por ende, molecularmente más pesadas (Spiegelberg, 1977).

Distribución de la IgD en el Ser Humano

IgD Soluble.

En estudios realizados, las concentraciones de IgD sérica respondieron con un rango

bastante abierto, que iba de cantidades pobremente detectables, hasta cantidades mayores a

400 µg/ml (Chen & Cerutti, 2010). Tampoco se demostraron tendencias a cambios de estos

valores por factores de edad o sexo. Los lugares donde esta se encuentra distribuida son en

secreciones nasales, lagrimales, mamarias, bronquiales, pancreáticas y cefalorraquídeas;

incluso se encontró a la IgD en el líquido amniótico de mujeres embarazadas a una

concentración en constante aumento al menos en la primera mitad de la gestación (Cederqvist,

Ewool, Bonsnes, & Litwin, 1978).

Sin embargo, la distribución de esta IgD soluble se encuentra más bien asociada a la

distribución de las células B productoras de IgD. Es así como se pueden encontrar o bien

pequeñas cantidades del anticuerpo en la mucosa intestinal, en el hígado, el bazo y la médula

ósea; o cantidades elevadas en las amígdalas, las glándulas salivales o en la mucosa nasal.

Lugares con abundantes células B productoras de IgD secretada.


IgD Asociada a Células.

Esta categoría incluye tanto a la IgD transmembrana, a la IgD intracelular como a la

IgD secretada unida a varios tipos celulares. La IgD normalmente se encuentra unida a las

células B productoras de IgD ya que estas expresan el receptor de transmembrana para el

anticuerpo. Además, la IgD se encuentra ligada a los MALT’s gracias a las células B

residentes.

Pero lo más intrigante del caso es que, aunque las células T sí se unan a la IgD, estas

no expresan el receptor para la misma. El método que utiliza la célula entonces, queda como

una hipótesis de que el receptor en cuestión es secretado por otra célula; y este receptor se va

a unir a la célula T para conferirle la capacidad de receptar a la IgD.

Por último, existen más células del filo mieloide capaces de ligar IgD en su superficie.

Es el caso de los basófilos, los cuales suelen mantener el anticuerpo en su superficie. En

contraste, los neutrófilos y eosinófilos presentan poca o de lleno ninguna afinidad por ligar

IgD en condiciones normales; en patologías e inflamación pueden hacerlo y por grandes

cantidades (HUNYADI, HAMERLINCK, & CORMANE, 1976) (Dikeacou, van Joost, &

Cormane, 1979).

Síntesis de IgD.

La síntesis de IgD puede ser influenciada por dos factores, ya sea un mecanismo

exclusivo para la IgD que posiblemente se encuentre en los genes de la persona, o por el

mecanismo estandarizado para la síntesis del resto de inmunoglobulinas (Litzman, Ward,

Wild, Znojil, & Morgan, 1997). El ARN es el encargado de transcribir los genes necesarios

para la región constante, ambos con la posibilidad de expresión simultánea. Una

particularidad con respecto a la expresión de la IgD en las células B, es que tienen la misma

especificidad antigénica de su co-expresor, la IgM; estas usan un “empalme diferencial” para


poder expresarse simultáneamente. En el caso de que la Ig en cuestión quede expresada, y se

produzca la unión de un antígeno a la célula B que la expresa (caso de infección, por

ejemplo), esta va a diferenciarse y, de alguna manera, dejar de expresar a la IgD en su

superficie. Esta última condición excluye a las células B secretoras de IgD.

Como vemos, la síntesis de la IgD tiene dos caminos que puede recorrer, incluso es

co-expresada junto a otra Ig; pero no se sabe la razón por la que se deja de expresar en la

célula B diferenciada. Esto podría deberse, tal vez, a que la IgD sea necesaria como

componente integral en la activación de las células B, es decir, se consuma en la reacción que

acontece en la diferenciación.

Papel de la IgD en la respuesta inmune del ser humano.

IgD asociada a células.

La IgD asociada a células, no está claro aún el por qué co-existe junto a la IgM con la

misma especificidad antigénica en la misma célula B. En un principio se planteó que cada

anticuerpo presente receptaba diferentes señales para la célula B, pero en experimentos

realizados donde las inmunoglobulinas D y M eran estimuladas por separado, demostraron

que ambas Ig podían inducir apoptosis, lo que discrepó con el planteamiento inicial. (Carsetti,

Köhler, & Lamers, 1995), (Alés-Martínez, Warner, & Scott, 1988), (Peckham, Andersen-

Nissen, Finkelman, Stunz, & Ashman, 2001). Algunos modelos que se plantearon

posteriormente, nos señalan que la IgD podría servir como estimulador de la IgM para que

esta a su vez estimule a la célula B a llevar acabo sus funciones efectoras o incluso inducir

apoptosis (Peckham et al., 2001); otros modelos nos explican que la presencia de ambas Ig

estaría justificada por las características físicas que sí difieren entre las dos, promoviendo así

la captación de antígenos en diferentes volúmenes (Loset, Roux, Zhu, Michaelsen, & Sandlie,
2004). Esto último hace alusión a la configuración en forma de T que posee la IgD por su

larga zona de bisagra.

IgD secretada.

Esta aún continúa siendo una pieza faltante en el rompecabezas de la Inmunología. Las

pocas teorías sobre su participación en las respuestas inmunitarias, junto a estudios que las

respaldan, nos direccionan fuertemente a la idea de que la IgD cumple funciones tanto

inmunomoduladoras, como la capacidad de inhibir la liberación de radicales libres de oxígeno

por parte de los neutrófilos en contraste con la estimulación que reciben por parte de a IgA y

la IgG (Kiyotaki, Shimizu, Watanabe, & Yamamura, 1978); como de inmunidad frente a

diversos antígenos bacterianos como la toxina diftérica, la streptolisina O streptocócia o la

adesina de la Moraxella Catarrhalis y Haemophilus Influenzae (Chen et al., 2009) (Ronander

et al., 2008) , así como también virus, incluyendo el de la rubéola y del sarampión (Salonen,

Hovi, Meurman, Vesikari, & Vaheri, 1985). Todo esto concordaría de manera lógica con la

ubicación anatómica de la IgD, ya que los microorganismos que se mencionaron ahora, suelen

ubicarse en esas zonas (por ejemplo, MALT’s aerodigestivas altas) cuando se infiltran en

nuestro cuerpo.

En resumen, las funciones de la IgD serían tanto inmunomoduladoras, de protección

contra diversas toxinas y sustancias antigénicas en determinadas zonas del organismo y,

además, cumpliría funciones de activación y estimulación de otras células inmunitarias, como

los linfocitos B. Una sobrerreacción de esta IgD podría, por ende, producir inflamación y

daño tisular.

Conclusiones
La naturaleza real de la IgD sigue siendo un misterio para la Inmunología actual. Y

aunque se hayan demostrado muchas de sus características y modos de operación y

participación en la respuesta inmune del organismo, aún falta bastante para que se pueda

hablar de una descripción precisa de esta inmunoglobulina.

Se habla bastante de su origen evolutivo que data, según estudios, de más de 500

millones de años; su distribución en el cuerpo humano basándose en los dos tipos de IgD que

conocemos (el sérico y el asociado a células); eso sí, el porqué de sus bajas concentraciones

sigue siendo un misterio total. Lo que sí es real, es que es necesaria para muchos de los

mecanismos de defensa de nuestro cuerpo, y es bastante específica en la protección en las

zonas de MALT contra diferentes microorganismos típicos de allí. Además de que regula

funciones que podrían ser nocivas para los tejidos siendo antagonista de cierta forma a la IgA

y a la IgG en la producción de ROS.

En fin, el camino de la investigación contemporánea aún parece largo, pero se espera

que en algún punto se puedan resolver todas las interrogantes que nos deja este singular

anticuerpo en forma de T.

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