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V

GUANDO
LA MUERTE
LLE GA A
LA CIUDAD..
un episodio de peste
en la v ito r ia de finales del si<jlo xvi

texto «JQ S É RODRÍGUEZ

L a peste es una enfermedad infectocontagiosa


causada por la bacteria Yersinia pestis, que
afecta tanto a anim ales como a humanos. Su
aparición está documentada desde muy
antiguo -p este de Justiniano-, aunque nues­
tros lectores conocerán seguram ente mejor la
peste negra bajomedieval; estudios actuales
estim an que causó la m uerte de aproxim ada­
mente un tercio de la población europea.
es son los principales vehícu- tos- o nerviosa -
no los únicos. En realidad, el co n vu lsio n e s,
vector de la enfermedad es la pulga de la opistótonos, etc.- con
rata {Xenopsylla cheopis) bajo determi­ muy mal pronóstico.
nadas condiciones favorables. Los avances en materia
Existen cuatro formas de peste: bu­ de medicina e higiene han eli­
bónica, septicémica. neumónica y neuro­ minado la peste en el pretencio­
lògica. Las más frecuentes son las dos samente denominado “ Primer
primeras. Las últimas suelen presentarse Mundo", pero todavía muestra su viru­
como complicaciones de la septicémica. lencia en otras áreas menos favorecidas.
La variante bubónica -cuyos sínto­ Tras siglos de horror, la peste sigue cons­
mas hemos adoptado como clásicos gra­ tituyendo una verdadera amenaza.
cias al cine o la literatura- se caracteriza Pero veamos cómo era la peste o
por fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, cómo era percibida en otras épocas. Para
hinchazón y dolor de los ganglios linfáti­ ello nada mejor que la descripción que
cos, generalmente los axilares, cervicales de la misma hace Alonso de Chirino
e inguinales. Se puede producir la fistuli- (1420):
zación del ganglio, con drenaje de su "En los tiempos de la pestilencia en­
contenido, y también aparecen trombos ferman más deste mal; de primero sien­
con áreas isquémicas en determinadas ten grant afogamiento, e huéleles mal la
zonas de la piel -color azulado o negruz­ boca, e están vascando, e tienen encen­
co de la piel-, circunstancia ésta que dio dimiento e vomitan feas vmores de di­
nombre a la enfermedad. Si se produce versas colores.
diseminación septicémica apa­ Entonces deuen los
rece una sintomatologia sanos, lo primero, con­
respiratoria -síndrome formar con la boluntat
gripal, neumonía, es­ del Señor Dios, e regir sus
putos san­ ánimas con sanctos e claros
guino-
l e n -
pensamientos. E, lo principal es
salir de aquella tierra onde cavsa o
i
está cavsada la pestilencia, e lo más ante los ciudadanos, episodios que se van a
que pudiere: e asconderse del ayre quan- extender a años posteriores. Y cuando la
to podiere. peste deje de ser un problema mayor
E apoque el vañarse en río nin en será sustituida por la viruela o la gripe,
vaño, e vse muy poco de las mugeres. nuevos "asesinos" biológicos especializa­
Riegen el suelo con vinagre, sofumen la dos en grandes aglomeraciones humanas.
casa con grasa o engiensso. e tengan El propósito de este artículo es doble.
fumo de tomillo, e huelan vn paño moja­ Por un lado, conmover, acercar al lector a
do en vinagre e agua rosada: veuiendo una situación extrema que afortunada­
de sus mesmas orinas cada vno algunas mente no tiene paralelo en la actualidad,
mañanas quanto cabe en las manos. por mucho que los medios de comunica­
E, el que sintiere algo de la pestilen­ ción se empeñen en propagar periódica­
cia, bien es tyrar vnas seys ongas de san­ mente el fin del mundo. Los vitorianos
gre en dos días. Los que sienten el mal de antaño sentían horror ante un mal
de la landre en la yngle e en el cuerpo que se sabía mortal, pero cuyo origen y
toviera las dichas señales, poner encima tratamiento transitaban por aquel en­
azeyte e, si más fuer menester pongan tonces en el límite entre lo tangible y lo
engima pollos, o ranas, o siesos del gallo, religioso. Hemos tratado de captar una
o perrillos chicos aviertos en calientes. fotografía de la desesperación que im­
Sájenle en las piernas, en el sobaco, o pulsó los actos de miles de personas que,
garganta, o tras la oreja e échenle vento­ de repente, se enfrentaron a vida o
sas encima de saja". muerte con una enfermedad que no te­
Espigar la documentación histórica nía cura médica real.
ofrece en ocasiones pequeños placeres Por otra parte, junto al drama indivi­
para el investigador que, aunque limitado dual se presenta el colectivo. La peste
por su objetivo previo de la investigación provocaba una situación excepcional que
principal, no puede sino fijar su atención variaba radicalmente la vida cotidiana de
y dejarse llevar por la riqueza descriptiva los habitantes de Vitoria hasta el punto
de ciertos pasajes que, al fin y al cabo, de colapsar por completo las actividades
constituyen las pequeñas historias que económicas y la vitalidad sociaL
nutren la Historia. Una de ellas, la que Precisamente la desintegración de un or­
nos va a ocupar en las próximas líneas, es den establecido es una ocasión inmejo­
la epidemia de peste que sufrió Vitoria rable para aprehender las estructuras de
entre los años 1597 y 1600. esa organización social. En otras pala­
No era la primera vez que la terrible bras, utilizaremos la peste como vehículo
enfermedad golpeaba con fuerza, y no para viajar en el tiempo y ofrecer una
será desde luego la última. La triste in­ panorámica histórica de la ciudad.
fluencia de la peste negra en la coyuntura La narración se apoya en la docu­
socioeconómica de los siglos XIV y XV es mentación de época, más concretamen­
bien conocida por los historiadores. A co­ te en las noticias plasmadas por el
mienzos del siglo XVI la epidemia asola­ gobierno municipal en los Ubros de Actas
ba de tal manera la ciudad que, y Acuerdos conservados en el Archivo
prácticamente todos los habitantes que Municipal de Vitoria. Únicamente hemos
no habían sucumbido, abandonaron los introducido algunas matizaciones y ex­
muros otrora protectores para refugiarse plicaciones que creimos adecuadas para
en las aldeas cercanas. Vitoria se quedaba mejorar la comprensión del relato. Nada
vacía. En la segunda mitad de la centuria mejor que los testimonios directos para
renacentista se producen oleadas perió­
dicas que dejan una huella imborrable en
describir una sociedad que, por encima
de todo, tiene miedo a morir. i
N IP R I- S IO N A N T I- O l U iA IM N T O U F L A M I- N C O
B u r H < ii ir . i. i-:i. v ii- io , T m i.A D o
í : i . T u i r x r o d k i .a m i i -k t i : '. p i n t a d o h a c i a
año
SI- K x n i i J i : i -:n i : i . m i s i -o d i ^i . p u a d o , m a d h i d

■ J--
'5. -•'.r'A
primeras eí 8 e n e r o d e 1597 ‘jo b ie r n o
municipal de Vitoria recibe con inquietud
noticias que hablan de la presencia de
noticias. peste en ciertos puertos cántabros. La
cercanía y las fluidas relaciones comercia­
les con estos lugares obligan a tomar me­
Recelo Y didas inmediatas de control: "En este
ayuntamiento Los dhos señores Justicia y

prevención regimiento abiendo tratado y conferido


que por abisos que a tenido esta ciudad
de la de Burgos y otras partes adonde a
enviado a hazer diligencias se entiende
que en las villas se Santander, Laredo y
Castro ay enfermedad contagiosa de pes­
te y que en esta ciudad se tenga la guarda
y custodia que conbiene para su preserva­
ción. Acordaron y mandaron se cierren las
puertas desta ciudad ecepto las necesa­
rias que son la Puerta del rrey y la puerta
E N E S T A PÁ G IN A ;
F O T O A N T IG U A D E L P O R T A L D E
de santa clara y la puerta de las barreras y
A R R IA G A . A LLÍ SE E N C O N T R A B A la puerta de santo domingo y la puerta de
U N A D E L A S T R E S P U E R T A S QUE
S E M A N T U V IE R O N A B I E R T A S A L aldabe en las quales se pongan guardas
C O M IE N Z O D E L A P E S T E de los vecinos de las vecindades mas cer­
E N L A P A G IN A SIG U IE N T E : canas a ellas que tengan quenta de no
R E P R E S E N T A C IÓ N D E dexar entrar personas ni cosa nenguna
E X T R E M A U N CIÓN .
R. W E Y D E N . M U SEO A M B E R E S que benga de las dhas villas y su comarca
y que los señores regidores y procurador
general den la orden en ello".
Un mes después, de las cinco puertas
citadas sólo se mantienen tres abiertas,
necesarias para mantener el abasteci­
miento y la floreciente actividad comer­
cial de la ciudad: la del Rey que da paso a
Cipuzkoa a través del paso o túnel de San
Adrián, la de Santa Clara hacia Miranda
de Ebro y la meseta castellana, y la de
Arriaga que mira a Bizkaia. Para reforzar
la vigilancia, los propios miembros del
ayuntamiento acudirán diariamente jun­
to con los vecinos a la guarda de los por­
tales. La preocupación se extiende a los
arrabales periféricos. Se entiende que las
cercas de la ciudad pueden mantener a
salvo a los habitantes intramuros, pero sí
el contagio llegara a los barrios exteriores
el mal se extendería irremediablemente.
Por ello, se adoptan duras medidas res­
trictivas: "Que en las dhas casas no se
acoxa a nenguna persona porque tocado
en ellas la ynficion es luego en la ciudad
y para remedio dello acordaron y manda­
ron los dhos señores se pregone que en
nenguna casa y morada de las huertas y
rredobas desta dha ciudad los moradores
dellas ni otras personas reciban ni rreco-
gan en ellas a nengunas personas de
qualquier calidad y condicion que sean a
comer ni dormir que no sean vecinos
desta ciudad y su jurisdicción ni a estraño
nenguno ni rregiban rropas ni otras cosas
sopeña de du^ientos acotes y destierro
perpetuo desta giudad".
El ayuntamiento envía regularmente
a personas de confianza para que notifi­
quen la situación real en lugares "sospe­
chosos de aver tocado la enfermedad". con Vitoria. En adelante serán tratados
Se forman listas y se distribuyen entre los como apestados y rotos todos los lazos
pueblos de la jurisdicción para que no de unión. El miedo comienza a atenazar
acepten mercadurías ni personas prove­ el tranquilo discurrir cotidiano que, sin
nientes de ellos. Años de lucha contra la embargo, pugna por sobrevivir. Los habi­
peste han demostrado que el principal tantes se resisten a las severas medidas
instrumento, el único realmente eficaz, es que ahogan sus actividades diarias y se
evitar el contagio. Poco importan los rue­ cuelan por las puertas cerradas para in­
gos y las peticiones de villas y pueblos
que antes mantenían una cordial relación
troducir o sacar víveres, bastimentos o,
simplemente, para acudir a sus trabajos. I
Para evitarlo, el concejo blinda los tres La ciudad refuerza la limpieza de sus
portones abiertos durante el día, "de ma­ calles y también el fervor religioso: se co­
nera que no se pueda entrar por arriba ni mienzan a efectuar rogativas, misas y li­
baxo dellos". También se compran “can­ mosnas. En mayo se prohíbe la presencia
dados para los postigos" e incluso cons­ de “personas estranjeras" que no hayan
truyen “un cobertizo en la puerta del rrey certificado su lugar de origen. En las puer­
donde se pueda rrecoger la guardia de la tas que se mantienen abiertas se constru­
dha puerta en tiempo de lluvias". yen unas "barreras" -empalizadas- a
En marzo de 1597 la peste se va ex­ modo de puntos de control que manten­
tendiendo y Vitoria rompe con uno de drán alejados entre sí a guardas y sospe­
sus principales puntos de aprovisiona­ chosos; el listado de lugares apestados
miento de pescado. El mal puede en­ que tienen los guardas en sus “tablas" irá
trar por cualquier sitio y, siguiendo el aumentando exponencialmente en los
razonamiento de la época, todo lo que próximos meses. La vigilancia se mantie­
es tocado por personas apestadas se ne día y noche debido a que los habitan­
contagia inmediatamente: "...que de los tes de Vitoria necesitan mantener el
arrieros y traxineros q bienen a esta contacto con el exterior y no dudan en
ciudad con frescura no se puede tener entrar y salir ilegalmente de aquella cár­
seguridad y satisfacción y que el pesca­ cel de piedra. Incluso se documenta cómo
do fresco que truxeren puede tener los guardas de las puertas, por hacer más
contagio por las muchas personas que llevadera la celosa vigilancia, prenden fo­
mueren y an muerto en las dhas villas gatas con que calentarse y el humo man­
y lugares de los puertos del mar. Y en cha las imágenes religiosas y escudos que
esta ciudad conbiene se tenga mucho hay sobre ellas. Las actas municipales re­
rrecato y guarda acordaron y manda­ gistran la necesidad de contratar a un
ron los dhos señores que por agora y profesional para repintarlas.
asta tanto que se tenga certera de los En una situación así, nadie puede es­
lugares donde a tocado la dha enfer­ tar seguro. La situación es similar a la de
medad no se dexe entrar en esta ciu­ cualquier asedio militar. Incluso en el
dad nengun pescado fresco de los portal de Santa Clara sobre el arroyo
puertos délas dhas villas". Zapardiel -la entrada a la Plaza Mayor-
La ignorancia sobre las verdaderas se cierran con maderos los arcos del
causas de la enfermedad y su posible cu­ puente para evitar las entradas y salidas
ración unidas a un irracional temor son clandestinas por el río. Por otra parte, los
una mezcla explosiva. Se apunta a cier­ vecinos que se turnan para hacer guar­
tos grupos concretos, casi siempre mal dias, sacrificando su vida y oficios. Así, el
considerados socialmente, de no obede­ 28 de mayo del año 1597 el tundidor
cer las medidas, de aprovecharse de la si­ Francisco de Revilla pide que le sustitu­
tuación. Domingo Esteban, dueño de un yan en la guarda de una de las puertas,
mesón en las inmediaciones de la actual pues lleva más de un mes sin poder
plaza de la Virgen Blanca -por entonces atender su taller. El ayuntamiento acuer­
Plaza i^ayor o Principal-, sede de merca­ da pagarle por su trabajo pero no renun­
dos y ferias, es conminado bajo pena de cia a que sea guarda.
10.000 maravedíes a no alojar a “gente Con la llegada del verano la peste pa­
portuguesa", arrieros acusados "por su rece dar una tregua. En julio de 1597 las
codicia" de seguir comerciando con pes­ noticias de Cantabria son esperanzado-
cado de los lugares infectados. Curio­ ras y los vitorianos están deseosos de

I samente, el mismo Domingo Esteban era


portugués.
volver a una cierta normalidad. Se abren
más puertas y se relaja la vigilancia, limi­
E N 1 5 9 7 S E P R O H IB IÓ L A E N T R A D A D E P E S C A D O F R E S C O E N G A S T E IZ PEN SA N D O
Q U E P O R T A B A LA P E S T E

tada sólo a la noche. Debemos tener en vecinos y moradores" bajo pena de 5.000
cuenta que la mayoría de habitantes tie­ maravedíes "por tenerlo como abogado
nen huertas fuera de las murallas. La in­ de la enfermedad contagiosa de la peste".
dustria también se localiza en los Aún así, el primer día de septiembre
arrabales: molinos, tenerías, batanes, te­ los vitorianos reciben con escalofrío una
jerías... Por resumir, todos los recursos de noticia: Madrid ha vedado la entrada en
primera necesidad llegan del exterior. la Villa y Corte a las personas que proce­
Una ciudad aislada no puede sobrevivir den de Burgos “diciendo ay enfermedad
mucho tiempo. en aquella ciudad y tanbien se dize que
No obstante, la calma dura apenas entierran los difuntos sin tocar canpanas
tres semanas: nuevos brotes aparecen en y que se ban saliendo de la dha ciudad
Tierra de Campos y se vuelven a clausurar algunas personas de temor de la enfer­
las puertas. Esta vez se dejan abiertas la medad y que conbenia saber y entender
del Rey, Santa Clara, Arriaga y Aldabe, lo que pasa para que esta ciudad este con
aproximadamente una en cada punto rrecato... se enbie una persona a la dha
cardinal Se busca asimismo la protección ciudad de burgos que con toda disimula­
del cielo y así la fiesta de San Roque, en
agosto, debe ser guardada por "todos los
ción bea y se informe bien de lo que en
ella pasa". I
LQ peste se LQ in fección a v a n z a sin p ie d a d .
Ya ha entrado en Portugalete. Se cierra la
puerta de Aldabe -hacia el Norte- y la co­
acerca. municación con el exterior se limita hasta
la asfixia. Se mandan tapiar todas las

e1miedo
huertas que dan al arroyo Zapardiel -lími­
te occidental de la ciudad- y las puertas
traseras de las casas que dan a la corriente

a lo de agua. Se busca aislar por completo la


ciudad. La gente comienza a tener miedo
a las aglomeraciones. Se consideran espe­
inevitable cialmente peligrosos los martes, jueves y
sábado, días de mercado. Así, to que siem­
pre ha sido el corazón de la dinámica
Vitoria ahora se vuelve un riesgo.
El pesimismo aumenta. El ayunta­
miento comienza a darse cuenta de la
imposibilidad de evitar el contagio.
Encarga a cabildos y monasterios rogati­
vas y procesiones "para que dios por su
misericordia libre a esta ciudad de la dha
enfermedad". De hecho, se ordena a los
diferentes conventos -muchos de ellos
R E P R E S E N T A C IÓ N M U R A L D E fuera del recinto amurallado- que no
CÓM O F U E R O N L A S M U R A L L A S EN acojan a nadie a pesar de su función
E L L U G A R . P A R T E A N T IG U A DE
G A S T E IZ asistencial y que se aíslen. También se
P O R M IED O . N O S E
P E R M IT ÍA E N T R A R A
LO S A P E ST A D O S

decreta
que los
médicos y
cirujanos de la
ciudad deben
estar siempre dis­
ponibles: a todas horas
y todos los días.
Asimismo, los botica­
rios deben tener a pun­
to los suministros
necesarios. Queda estric­
tamente prohibido acumu­ los arrabales en tor­
lar basura en la calle y las labores de no a Vitoria. Todos ellos son abandonados
limpieza se intensifican en los espacios a su suerte, pues la única premisa es que
públicos y privados. La suciedad, el olor y la infección no traspase los muros.
la "corrupción del aire” facilitarán la in­ Los representantes políticos y econó­
troducción y propagación de la enferme­ micos “forasteros" son conminados a
dad. Incluso se sacan todos los pescados abandonar la ciudad. Los comerciantes
fuera de la ciudad. Los mayorales -espe­ son “excusados" -obligados- a no acudir
cie de alcaldes de barrio- deben hacer a las ferias mercantiles de localidades
listados de todos los vecinos de Vitoria vecinas. La ciudad agoniza en su deses­
que se encuentran fuera, indicando dón­ peranza: el 3 de octubre de 1597 se su­
de están. Se recomienda a los gasteizta- prime el oficio femenino de corredoras
rras que viven en las huertas extramuros -vendedoras a pequeña escala-, no pu-
que entren a la ciudad en tos dos días si­ diendo vender por las calles mercancías
guientes o que se marchen a sitio segu­ “sopeña de dos años de destierro".
ro. Algunos vecinos protestan alegando Ese mismo día se ordena a todas las
que si abandonan sus casas y haciendas personas que viven fuera de la ciudad
morirán de hambre y además sufrirán el que deben dormir dentro del recinto
pillaje de oportunistas desalmados. amurallado. Las noticias no pueden ser
Sin embargo, ciertas infraestructuras peores y cada vez se tiene noticia de
que se consideran necesarias deben se­ nuevos sitios y contagios: San Sebastián,
guir funcionando: molineros y pastores Bilbao, Oñati, Legazpi, Lekeitio... La pre­
del ganado común pueden seguir habi­ vención llega a límites insospechados. El
tando en sus casas, bajo su responsabili­
dad, así como los numerosos vecinos de
5 de diciembre se prohíbe recibir cartas
procedentes de lugares infectados. i
R E P R E S E N T A C IÓ N D E U N E N T E R R A M IE N T O . E N L A S P IN T U R A S M U R A L E S M E D IE V A L E S D E L

Queda patente que el principal peligro El mismo celo que mantuvo Vitoria
de contagio es la cercanía, el contacto. El con los lugares de su entorno, rompien­
último día del año 1597 entran en la ciu­ do todos los contactos comerciales y
dad dos carros cargados de enebro con la personales, comienza a ser ahora padeci­
intención de repartirlos por las vecinda­ do. En sesión de gobierno municipal del
des y quemar la planta en las calles. Las 10 de agosto del año 1598, los represen­
medidas “sanitarias” se alternan con las tantes exponen que los molineros de
espirituales, como un todo. Se realizan Treviño no quieren tratos con el grano de

i periódicas procesiones generales para


evitar una peste “que se va acercando”.
la ciudad por miedo a que la peste ya
esté presente en la jurisdicción. Un dipu­
P U E B L O D E A L A I T Z A , E N IR U R A IZ -G A U N A (A R A B A )

tado del ayuntamiento acompañado por villas comunican que no recibirán nada
un médico trata de solucionar el asunto proveniente de Vitoria. Ante lo que se
en vano. Como represalia. Vitoria prohíbe avecina, los “ pobres forasteros" que esta­
la entrada en la ciudad de vecinos del ban recogidos en el Hospital de Santiago
Condado "por razón de la fama en que a son examinados y “enviados a sus tie­
esta ciudad hablan puesto". Inútil gesto rras" bajo el pretexto de que ya hay sufi­
provocado por el despecho. Nadie quiere cientes pobres autóctonos. La verdadera
ya acercarse a la peste. Pese a los enor­ razón es que la ciudad va a necesitar
mes esfuerzos por aparentar normalidad, para sus vecinos todo el espacio y asis­
en los meses siguientes otras ciudades y tencia posible.
LQ muerte e 1 27 d e a g o s t o d e l a ñ o 1598
se reconoce por primera vez la presencia
de enfermos dentro de la jurisdicción vi-
a las toriana, en las aldeas de Elorriaga,
Askartza y Betoño. Ese mismo día, ago­
biado por los ingentes gastos extraordi­
puertas. narios que soporta el municipio, se debe
pedir "dinero a censo" y también se acu­

pánico de al Consejo Real para pedir apoyo en


forma de exención de impuestos reales.
En estos duros momentos -tal vez cuan­
do más se necesitan- no se puede con­
tar con los recursos de los pueblos del
entorno, vitales para el abastecimiento
de la ciudad. Representantes del ayunta­
miento visitan Bilbao buscando medidas
efectivas para tratar la peste. Otro grupo
marcha a Lekeitio -localidad que según
parece ya ha superado el brote- en bus­
ca de mujeres cuidadoras con experien­
cia. También traerán hombres
enterradores. Obviamente, Vitoria con­
taba con personas preparadas para tales
labores, pero no estaban dispuestas a
L A C A S A D E L A D E H E S A . S IR V IÓ convivir con la enfermedad. Cierta­
P A R A R E F U G IO D E IN F IN ID A D D E
APESTAD O S mente. el trabajo es desolador y extre­
madamente peligroso: "regir y curar los tagiosa que toco en casa del dho Juan de
enfermos y enterrar los que van murien­ agua [fallecido] y que aunque la dha su
do y limpiar las cassas y ropa apestada y mujer salió herida de la dha enfermedad
sospechosa". a muchos dias que curo y esta buena y
¿Cómo se combate la enfermedad? todos ellos están buenos y sin ninguna
Con aislamiento, principalmente. Como ynficion". Cuando un miembro de una
ejemplo ilustrativo expongamos el de la familia o unidad habitacional enferma,
familia de Juan de Azua -mujer, hijas y los demás se convierten en apestados
criadas y su suegro Juan de Zumarraga-: potenciales y son enviados a un lugar
"ha muchos dias están detenidos en la aislado. Transcurrido cierto tiempo, y si
hermita de santa marina [extramuros de
la ciudad] a causa de la enfermedad con­
no muestran síntomas, "conviene se mu­
den a otra cassa donde mudados de los I
vestidos y ropa que tienen puedan estar médica, pero también para que “ los luga­
algún tiempo asta que aya seguridad de­ res queden libres para poder limpiar y
llos". Es decir, comienza una segunda desarraigar de las cassas la ynficion". El
cuarentena en otro lugar -en este caso, Concejo y la Hermandad -entidad su-
la ermita de Santa Lucía- dejando atrás praminiclpal antecesora de las cuadrillas
todo lo materialmente sospechoso, in­ alavesas actuales- disponen guardas en
cluida la ropa. No solo eso: cualquiera las puertas de hospitales y ermitas, en
que haya estado en contacto con ellos o puentes, en caminos... para delimitar las
sus enseres también recibe el mismo tra­ áreas peligrosas y "para que nadie pase a
to. Aquí, seis personas que “se ocuparon tierra infectada". Los vecinos incomuni­
en sacar la rropa sospechosa de casa de cados que no están contagiados prota­
juan de a<;ua y aberle enterrado" son ex­ gonizan pequeñas revueltas e intentan
pulsados de la ciudad y recluidos en la escapar de sus aldeas: el Concejo de
ermita de Santa Marina cuatro meses, Vitoria y su Tierra, siempre intolerante en
hasta confirmar que no se contagiaron: estas cuestiones, hace "guardar las hor-
"porque por la misericordia de dios ellos denes que se les a dado" por la fuerza si
están muy buenos y no se les ha descu­ es necesario. Eso provoca que, en ocasio­
bierto daño nenguno". La familia de Juan nes, los contagiados no den parte a las
de Azua debe costear todos los gastos, autoridades, sabiendo el duro futuro que
incluida la ropa nueva que se les propor­ les espera de hacerlo. El ayuntamiento
ciona a los desterrados. envía periódicamente guardias a revisar
La documentación expresa una y otra la situación y a llevarse a los enfermos,
vez la bondad de recluir a enfermos por que son ya multitud y precisan de nue­

I un lado y sospechosos por otro en tér­


minos de mejor y más pronta asistencia
vos lugares -dehesa de Olarizu- para
alojarlos.
La tensión es insoportable en los cen­ Madrid...- acuden “cada dia por semana a
tros de cuarentena: antiguas rencillas la casa que llaman de adurza que esta fue­
personales y la lucha por la superviven­ ra de la ciudad" y allí examinan “la orina
cia provocan diversos episodios de vio­ de cada enfermo y conforme a ella horde-
lencia. Así, el 2 de diciembre de 1598, el nen y rrecepten lo que vieren sea necesa­
alcalde de Aretxabaleta y su mujer, apes­ rio para su rreparo y curación". Las
tada, llegan a la casa-hospital de Olarizu asistentes a los enfermos -casi siempre
convenidos con el ayuntamiento vitoria- mujeres- llevan diligentemente la orina,
no en busca de cura. Gentes de allí les apuntando también el estado del paciente
impiden la entrada bajo "amenza de dis­ -presencia o no de fiebre, pústulas, dolo­
pararle un arcabuzazo". El ayuntamiento res, etc. - para afinar el diagnóstico.
de Vitoria procede contra los agresores y Cada vez que se suceden varios días
ese mismo día decreta la incomunica­ sin noticias de nuevos contagios, las ac­
ción total del improvisado hospital. La tas municipales reflejan esperanza. El 14
razón es lógica: los familiares van de visi­ de octubre de 1598 un veedor del ayun­
ta y luego vuelven a sus casas, portando tamiento ha visitado lugares del Señorío
tal vez la enfermedad y propagándola a de Bizkaia, Cipuzkoa y Tierra de Ayala
otros lugares. Se pone una guardia para para buscar rutas seguras a las mercadu­
evitarlo que, por cierto, pagan los pro­ rías que vienen de Flandes y Francia, "y
pios enfermos. el camino que han de traer para esta ciu­
Si ciertas actitudes hacia la peste nos dad sin entrar en sitio sospechoso". El
pueden parecer completamente inadecua­ mercado sigue funcionando, a trompico­
das desde nuestra perspectiva actual otras nes. No obstante, se evitan las aglomera­
nos resultarán más cercanas. Los médicos
de Vitoria -algunos venidos de Francia,
ciones que pueden generar contagios
masivos. Lo peor está por llegar... I
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5 f ? i'

- 4 ííé ^ < i,

LQ peste A lber< jam os c ie r ta s d u d a s co n


la familia de Juan de Azua, pero a partir
de febrero de 1599 podemos afirmar sin

entra en género de dudas que el contagio ha tras­


pasado los recios muros de Vitoria. Todos
los esfuerzos han sido inútiles. Una vez
vitoria. dentro, la peste va a extender su negro
manto con rapidez. Horror. Caos. A

caos Y Tomás Díaz de Mendibil, carretero de


profesión que vive en la calle Santo
Domingo de dentro, se le ha muerto de
muerte en peste una hija en su
Inmediatamente toda la familia, com­
casa.

a ciudac puesta por ocho personas, es desalojada


y trasladada a la ermita de Santa María
de Olárizu. Se les debe dar de comer,
pues "no tienen a nadie que les lleve sus­
tento". El alcalde de la albóndiga prepara
los víveres necesarios.
En las aldeas de la jurisdicción el mal
va remitiendo: e l 1 1 de marzo de 1599
“se declara libre de peste a los lugares de
Gamarra, Betoño, Elorriaga, Araya,
Arcaute, Escarza, llarraza. Hendióla,
Gardelegui y Arechavaleta. Sean limpia­
G A S T E IZ SE C E R R Ó A GAL Y
C A N T O P A R A E V IT A R C O N T A G IO S
das todas las casas y quemadas todas las
ropas contagiosas". No ocurre así en la esa época las tabernas son principalmen­
ciudad, donde el número de contagiados te tiendas de comestibles- cierran sus
y sospechosos aumenta dramáticamen­ locales por miedo al contagio. El Concejo
te. Uno de los cirujanos -maese Herrera- trata de impedirlo amenazando con reti­
expone ante el ayuntamiento que su rarles el permiso en el futuro. Los arrieros
salario es muy bajo para el riesgo que se quedan en pueblos de la jurisdicción
corre. Como respuesta, “fue preso y estu- por miedo a entrar en la ciudad, que casi
bo en la cárcel de esta ciudad" hasta que no dispone de alimentos básicos. Al no
reflexionó lo suficiente sobre sus pala­ entrar productos, no se recogen impues­
bras. Así estaban las cosas. Comienza el tos. Para el resto del mundo, Vitoria y sus
éxodo de habitantes, que buscan refugio habitantes son la peste. Sirva como
ahora fuera de las murallas. Para evitarlo, ejemplo el trato que reciben en la cerca­
el 4 de junio el ayuntamiento prohíbe la na aldea de Arangiz algunos vecinos hui­
salida de vecinos bajo pena de 10.000 dos de la ciudad: "se le maltrata de obras
maravedís y ordena a los pueblos de la y de palabras". Algunos lugares situados
jurisdicción que no acojan a nadie prove­ en rutas comerciales -Armiñón, Lapuebla
niente de Vitoria. No lo tienen fácil los de Arganzón...- detienen los transportes
que consiguen huir con parte de sus bie­ que se dirigen a la ciudad y aprove­
nes aprovechando la noche o sobornan­ chan para hacer negocios con las
do a la guardia. Nadie recibe de buen mercadurías.
grado a posibles apestados. La salida na­ El número de infectados au­
tural es pedir alojamiento a familiares y menta con el calor. El 8 de
allegados pero hay noticias de grupos julio de 1599 el cirujano
enteros que acaban vagando durante Esteban de Uriarte declara
meses sin rumbo fijo. a viva voz su frustración:
El 3 de julio todo cambia. La situa­ "como la enfermedad es tan
ción es de verdadero pánico y el ayunta­ contagiosa y toca por la mayor
miento trata a duras penas de mantener parte a gente pobre necesi­
la compostura. Ese día "se dio licencia tada hay muchos dias que
para que los vecinos de la ciudad puedan sangro y curo sin pre­
salir della". Con esta medida se busca mio”. En efecto,
evitar “alborotos" y fingir ambiente de las sangrías -
relativa tranquilidad. Pueden salir los que extracción de
no sean sospechosos de contagio pero una determi­
no pueden sacar "bastimento alguno", y nada cantidad
además deben dejar su limosna para los de sangre- son
enfermos. Es un mundo irreal, porque la vistas como un
ciudad se muere de enfermedad y de ais­ remedio útil, pero
lamiento. Como de costumbre, los estra­ en realidad no hacen
tos más débiles de la sociedad pagan las sino empeorar el ya de por sí
consecuencias. Los pobres tienen prohi­ debilitado cuerpo del paciente. Todos los
bido pedir por las casas, al considerárse­ vecinos con ciertos recursos se han ido, y
les un grupo extremadamente peligroso la ciudad es una mezcla de pobreza y
para el contagio. Muchos mercaderes se muerte: "Es notorio a causa de la enfer­
quejan de que no pueden ejercer su acti­ medad contagiosa que a tocado a esta
vidad: “ No hay recueros que quieran en­ ciudad se a despoblado de los vecinos
trar en la ciudad". Por lo tanto, esos della que tenian alguna posibilidad y soto
comerciantes tienen muy difícil salida
para sus productos. Los taberneros -en
an quedado los pobres necesitados de los
quales se a bisto algunos por su mucha I
P R O C E S IÓ N
P A R A ROGAR
E L F IN D E L A
PESTE

vivir. Ermitas,
iglesias, hos­
pitales son in­
suficientes para
albergar enfermos.
Se construyen a marchas forzadas nue­
vos camastros de madera y "arcas" o
necesidad an benido a enfernnar de con­ ataúdes para llevar a enterrar a las nu­
tagio y si no se probee de sustento ben- merosas víctimas. Llegan cirujanos y bar­
dran a enfermar de la mesma contagion beros -encargados de realizar las
y se destruirá la ciudad totalmente". Es sangrías- de Madrid, en ocasiones para
imposible mantener el orden:"... en algu­ suplir a médicos contagiados: hemos do­
nas casas de esta ciudad que de noche an cumentado la muerte de al menos dos
entrado en ellas y tomado y rrobado de médicos y varios barberos y cirujanos,
los bienes que habia de arina, tocino, nada extraño al descubrir que las medi­
vino, ropa, calzado y otras cosas, y entre das de seguridad que utilizaban se limi­
ellas algunas contagiosas que estaban ce­ taban a paños con vinagre o esencias
rradas". Esto se debe, entre otras cosas, a para la cara y delantales de "bocací" -
que los miembros del gobierno municipal tela de hilo más grueso que lo habitual-
y otros cargos públicos también han sali­ para el cuerpo. Las calles se llenan de
do de la ciudad: "que los regidores de la hogueras donde arden ropas, muebles y
ciudad y otras personas del ayuntamien­ esencias para intentar frenar lo inevita­
to della por la falta que en ella hay de sa­ ble. Las casas se limpian con hogueras,
lud se an salido e ydo a otras partes - “ahumando con enebro" - y lavando
teniendo la obligación por sus oficios de con vinagre. Como curiosidad apunta­
no desamparar la ciudad. Se ordena que mos que en la carnicería municipal se
vuelvan bajo amenaza de perder su ofi­ desollaban las reses menores "soplando
cio". con el aliento de la piel": ahora en cam­
Todos los recursos son escasos y el bio, se compran barquines -especie de
día a día se ve reducido a intentar sobre­ fuelles- para realizar tal tarea. Las tradi-
clónales visitas de mojones de jurisdic­ desamparados, sin familia, aumenta du­
ción se suspenden. También los rante estas fechas hasta límites insoste­
banquetes comunitarios de las vecinda­ nibles. Multitud de personas sospechosas
des con motivo de las navidades: “por­ de padecer peste son recluidas en sus ca­
que es costumbre en esta ciudad de q en sas, obligadas a no salir. Las autoridades
semejantes dias [...] vecinos de cada ve­ municipales procuran alimentos en casos
cindad della se juntan en sus vecindades de urgencia o extrema necesidad, pero
y por q este presente año rrespecto del durante un cierto tiempo florece un ne­
mal contagioso de peste q ha abido en gocio que podemos calificar cuanto me­
ella no convenia óblese comunicación de nos de poco ético: algunas personas
gente...". El dinero previsto se repartirá procuran alimentos a los aislados a cam­
entre los pobres. NI siquiera hay quien bio de una cantidad de dinero. Por el
administre los últimos sacramentos a los contrario, muchas casas están vacías por­
moribundos en Olarizu. Incluso hemos que sus habitantes están enfermos, en
advertido por estas fechas un cambio en cuarentena, se han marchado o, simple­
la grafía del propio escribano, que podría mente, han muerto. Eso facilita la labor
Indicar una sustitución por muerte o hui­ de ladrones necesitados y miserables; las
da del anterior. El Concejo y Regimiento, quejas de algunos habitantes se dirigen
reunido -los escasos miembros que que­ hacia los propios enterradores: “por rapi­
dan dentro- el 13 de octubre del año ñas que habian echo en las casas de los
1599 reconoce que ya sólo están en ma­ enfermos muertos y de cohechos y exce­
nos de Dios: "avlendose tratado del re­ sivos dineros que habian llevado...".
medio de la enfermedad de peste que al Muchos vecinos convalecientes se
presente corre en esta ciudad y para q han quedado sin nada, ni siquiera vesti­
cese no se aliaba otro remedio sino pedir dos, fruto de hurtos o pasto de
con muchas veras a dios". las llamas que quieren
La vida en Vitoria durante acabar con la pes­
esos meses se puede re­ te. Bien es cier­
sumir a través de te­ to que,
rribles experiencias norm alm ente,
personales. El 24 de la ropa se apila
septiembre de 1599, en el portal de
la viuda del cirujano Urbina -una de
Francisco de la Cruz las entradas de
protesta ante el la ciudad- don­
Ayuntamiento la de se limpia
parte del salarlo para luego ser
que se le debe a su devuelta a los due­
marido. Necesita el dinero ños. Si nadie reclama se dis­
porque cuando murió su mari­ tribuye entre los pobres. La
do ella fue conducida y aislada en la er­ limpieza es concienzuda: primero se lava
mita de Santa Lucía. Aunque se le dio de en una corriente Importante como el
comer a costa del erario público, su casa Zadorra -no es fácil encontrar lavande­
fue literalmente arrasada al contener los ras que quieran desempeñar el trabajo,
"aires putrefactos de la peste". Todos sus suele ser gente pobra, desesperada- para
enseres fueron quemados y en las habi­ luego pasar por las tintorerías, donde ‘‘se
taciones se encendieron hogueras con cuecen" en las calderas. Tras aprobar un
hierbas. Hay situaciones peores. El núme­
ro de niños/as expósitos/as que aparecen
examen visual del Concejo pueden vol­
ver a utilizarse. i
LQ e p i d e m i a v a r e m itie n d o
paulatinamente en los primeros meses
del año 1600. Las gentes que han tenido
la suerte de irse a tiempo regresan a me­
dida que la situación se hace más segura.
Muchos de ellos han estado vagando sin
domicilio fijo, incapaces de encontrar co­
bijo en las aldeas cercanas. Buena parte
de los que se quedaron han muerto y la
mayoría ha perdido algo o a alguien,
cuando no todo y a todos. El ayunta­
miento impone una limosna a lös que en­
tran de nuevo, para sufragar en parte los
altísimos costes de la peste. En términos
económicos, los efectos se notarán du­
rante varios años pues se han tenido que
pedir créditos y el perdón de impuestos
reales como las alcabalas. Los médicos
emiten informes favorables que funcio­
narios hacen llegar a distintos puntos con
lazos comerciales, para tratar de reactivar
las relaciones habituales. En poco tiempo,
las preocupaciones reflejadas en las actas
y acuerdos municipales volverán a ser las
E p í l o g o de siempre: ni una sola mención a una
enfermedad que, durante más de dos
años, golpeó a los habitantes de Vitoria y
su jurisdicción, cambiando de una mane­
ra traumática sus modos de vida. Parecen
empeñados en esconder y olvidar la crisis,
aunque por desgracia muchos de los per­
sonajes deberán vivir de nuevo la expe­
riencia en años posteriores.
Lo relatado es un pequeño episodio
dentro de la dilatada historia de la ciu­
dad, que hemos gustado de presentar en
formato de obra teatral, tal vez porque al
escribirlo nos hemos identificado con al­
gunos héroes y hemos reprobado la acti­
tud de otros villanos. Hicimos nuestro el
miedo, la esperanza, el horror o la fe de
todos y cada uno de los protagonistas.
Nos dimos cuenta de que los convencio­
nalismos, la estructura social no funciona
cuando el caos aparece. Ante la muerte,
sólo la vida merece la pena.

m i RDDRÍBUEZ
Historiador y arqueólogo

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