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La idea básica de este tipo de aplicaciones consiste en proponer el desarrollo como objetivo
fundamental del aprendizaje escolar. La teoría genética ha mostrado que el desarrollo consiste en la
construcción de estructuras intelectuales progresivamente más equilibradas; La tendencia a la
construcción de estructuras cada vez más equilibradas tiene una base biológica, por lo que posee un
cierto carácter universal y es relativamente independiente de las características especificas del medio
en el que tiene lugar el desarrollo de la persona.
Esta universalidad en la dirección del desarrollo sugiere ya su posible utilización como criterio
intrínseco para la definición de objetivos educativos haciendo abstracción de modas puntuales y de los
valores e intereses imperantes en un momento histórico concreto. Pero, además, ha sido posible
discernir en el continuum que es el desarrollo unos estadios evolutivos caracterizados por estructuras
que definen estados sucesivos de equilibrio parcial.
Dado que en cualquier momento de la vida de una persona sus estructuras determinan la amplitud y la
naturaleza de los intercambios con el medio, y dado que dichas estructuras se construyen de manera
progresiva y ordenada, la consecuencia que se va a sacar es que la educación, al menos en los niveles
iniciales,debe proponerse como meta potenciar y favorecer el desarrollo de las estructuras. Una vez admitido
este
objetivo «general» o «a largo plazo», los objetivos educativos «particulares» o «a corto plazo» dependen del
nivel de enseñanza en que nos situemos y del aspecto del desarrollo—intelectual, social, moral—al que se
atribuya mayor importancia.
En resumen, cualquiera que sea el nivel de enseñanza considerado, la educación debe proponerseque los
alumnos alcancen en cada momento el mayor grado de desarrollo posible; los contenidos, las tareas,
todas las decisiones didácticas
son valoradas según su mayor o menor grado de adecuación para alcanzar este objetivo último.
este punto de vista equivale a relativizar la importancia de los contenidos
escolares, que ya no poseen un interés en sí mismos, sino en función de que contribuyan o no a favorecer el
desarrollo; el énfasis se pone en las competencias intelectuales, en los instrumentos cognitivos, en la
madurez de la personalidad. La memorización, la acumulación de conocimientos y la aceptación no
razonada de normas y valores no favorecen el desarrollo y pueden llegar incluso a obstaculizarlo