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AMBIENTES Y ATMOSFERAS:

Todos fueron forzados a aceptar lo que en el momento fue conocido como “pacto social” y que, a
las claras, se revela como un desfalco masivo, a juzgar por la dura realidad que viven hoy miles de
familias que, transcurridos diez años, aún no logran liquidar las deudas, a pesar de que esos
equipos que adquirieron en el 2004 hace mucho terminaron su período de vida útil.

El llamado “pacto social”, divulgado en volantes impresos por el Partido, en principio era un
llamamiento político que “convidaba” a someterse a tal ensayo pero, teniendo en cuenta el
número de personas que se negaba a aceptarlo o a continuar en él, a los pocos meses, sin esperar
los resultados de la prueba ni atender las quejas de las familias “bajo experimento”, fue
transformado en un recurso legal impuesto a casi todo el país no solo como consecuencia de la
presión por los acuerdos comerciales que el gobierno debía cumplir con las empresas extranjeras
que suministraban los equipos, sino además porque guardaban bajo la manga la implementación
de un sórdido instrumento de control sobre los ingresos de los más pobres, conducidos a un
círculo vicioso, entre las deudas y los gastos.

Acosados por los llamados “trabajadores sociales” que tocaban a las puertas de las casas a
cualquier hora para obligar a pagar, chantajeados con cartas de denuncia del CDR (Comité de
Defensa de la Revolución) a los centros de trabajo para afectarles los empleos y congelarles los
salarios o con negarles la salida del país a aquellos que estaban en trámites de viaje, quienes se
negaron a pagar las deudas adquiridas por imposición terminaron acudiendo al banco para acatar
los llamados “compromisos de pagos”.

Para el gobierno había sido un negocio redondo: a la vez que enmascaraba la medida de elevar los
precios del gas licuado (que ahora vende a precio de oro a esos mismos a quienes se los quitó),
obligaba al pueblo a comprar una montaña de equipos de mala calidad y a la vez se aseguraba de
que millones de personas se mantuvieran durante años en los límites de la pobreza y atadas al
Estado mediante deudas insalvables, un método de dominio que siempre le ha sido muy efectivo
para ejercer el control sobre las multitudes.

necesita guardar alimentos o beber agua fría, lamenta haber cambiado su refrigerador General
Electric, viejo pero en perfecto estado, por uno chino nuevo, que se rompió a los pocos meses de
uso, con garantía vencida, y sin terminar de pagar.

También se adujo falta de repuestos para las antiguas neveras. Fue obligatorio entregar, sin pago a
cambio, el viejo refrigerador, aunque funcionara a la perfección.

Hubo remiendos a toda carrera. Frigoríficos rotos por años fueron reanimados. Tenían que enfriar
siquiera unos minutos, para obtener la aprobación del inspector estatal. Hubo personas que por la
noche rellenaban el refrigerador con hielo, para demostrar que funcionaba perfectamente en la
mañana, y obtener así el visto bueno. Otros, por supuesto, lo obtuvieron mediante soborno.
Todos los refrigeradores de uso debían ser destinados a chatarra. Tal vez ni la mitad haya llegado a
su destino, pues los empleados que los recogían se dedicaron a venderlos ilegalmente a quienes
no tenían ninguno.

técnico en refrigeración, hizo zafra con la supuesta chatarra. “Vienen sellados. Hay que
intervenirlos quirúrgicamente. Hago un corte preciso, como cirujano, en la piel del refrigerador.
Extraigo el capilar (filtro) tupido, pongo otro recuperado de alguno soviético. Coso la herida con
silicona. Si el motor está quemado o trancado, sustituirlo para su reventa. Si no, abrir, enrollar,
echar aceite, soldar tapas, echar gas refrigerante. Pongo el relay nuevo. Compro accesorios a
revendedores. Piezas obtenidas de talleres o almacenes de chatarras”.

En cuanto a los refrigerados nuevos, el fabricante certifica doble temperatura controlable. Casi
todos tienen el defecto de enfriar demasiado en el congelador y muy poco abajo. Los alimentos se
descomponen. Obviamente los refrigeradores chinos importados por Cuba son inferiores en
calidad a los exportados por ese país a otros países. Aparentemente el gobierno cubano adquirió
los que nadie quería comprar.

Aunque los pronósticos hablaban de ahorro energético, comodidad y frijoles ablandados en


tiempo record, la realidad fue que la familia cubana terminó gastando más dinero en electricidad y
con un montón de cacharros de malísima calidad que comenzaron a romperse tan rápidamente
como nos prometieron que se ablandarían los frijoles.

El precio promedio del módulo de equipos vendidos a crédito a cada familia “beneficiada” por el
plan (cocina, refrigerador, aire acondicionado y bombas de agua que demandaban reposición)
asciende a 10, 595.96 pesos, suma que los deudores están obligados a liquidarle al estado
mediante el pago de mensualidades.

Si sumamos el pago de la vivienda, el agua, la electricidad y el transporte que debe hacer una
familia, llegamos fácilmente a la explicación de por qué la gente no paga las mensualidades al
Estado para saldar la deuda que hace cinco años asumieron.

la Unión Eléctrica anunció que el consumo de electricidad en el sector estatal había reportad un 93
% de crecimiento, mientras en el residencial fue de un 104%. ¿El motivo?: La venta masiva y casi
compulsoria de electrodomésticos.

La proliferación de ollas eléctricas arroceras y las hornillas eléctricas para cocinar han disparado el
consumo de electricidad.

se aplicarán también fuertes sanciones a las personas que realicen fraude eléctrico

Si los centros productivos consumen en exceso puede deberse a la deficiencia de las redes
eléctricas, la demanda mayor por la vetustez de los equipos, reparados con inventos de piezas de
repuesto, y la atrasada tecnología.
de que empezarían los apagones y el transporte disminuiría considerablemente por carencia de
combustible.

Como solución para ahorrar se exigió al pueblo el cambio a cocinas, ollas de presión y arroceras
eléctricas (hasta entonces no se vendían en las tiendas de divisas porque se consideraban muy
gastadoras), así como la sustitución de los viejos refrigeradores norteamericanos de más de 50
años de explotación, por otros chinos y aires acondicionados altos consumidores.

En fin, cuando llegue el Período Especial Intensificado, no se podrá cocinar y los pocos alimentos
se echarán a perder en el coco, refrigerador cubano (blanco y usualmente sólo tiene agua dentro).

Esta trágica experiencia ya se ha vivido durante los intensos huracanes que han azotado después
de iniciarse la "revolución energética", porque hubo que entregar los equipos sustituidos y no se
vende otro combustible. No sólo se repondrán las casas caídas con madera y hojas de palmas, sino
que habrá que cortar marabú para cocinar. ¡Al fin se encontrará mejor uso para la mala yerba!

Sin embargo, el estado del tiempo -aumento de los vientos y de la humedad- provocó la
destrucción de gran parte del tendido eléctrico de la capital, causando apagones

El objetivo es eliminar gradualmente las grandes centrales eléctricas procedentes del antiguo
campo socialista europeo, que consumen mucho combustible y que requieren costosos
mantenimientos.

además de los nuevos grupos electrógenos, se desarrollaran otras tecnologías para producir
electricidad, como la eólica, la solar y el uso del gas acompañante del petróleo.

anunció que toda la energía doméstica será eléctrica.

se suspenderá la venta de botellones de gas y de keroseno y que toda la energía doméstica será
eléctrica, para lo cual ya inició la distribución a nivel nacional de ollas y cocinas adecuadas.

Además, se llamó a los ciudadanos a realizar una campaña de ahorro, en la cual se incluye el
cambio de los bombillos por lámparas ahorradoras y el canje de refrigeradores y ventiladores
viejos por otros más eficientes.

Para garantizar aún más el ahorro y, aunque pueda parecer contradictorio, las autoridades
aumentaron las tarifas eléctricas que, en algunos casos, llegarán a costar hasta nueve veces más
por kilovatio.

¿Qué vamos a hacer durante los ciclones, con qué vamos a cocinar si nos retiran la corriente un día
antes de que pase y la reponen dos días después

Hace apenas unos años organizó la distribución de gas, cambió los botellones y repartió cocinas,
ahora todo eso a la basura y a repartir cocinas y ollas eléctricas, ni que fuéramos un país rico

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