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INTRODUCCIÓN
Desde hace un tiempo, al momento de analizar el tema de la identidad
regional, algunos académicos hemos propuesto que la Región del Maule,
con sus especificaciones internas, se inserta en un ámbito mayor con el que
comparte muchos aspectos comunes.
Ese ámbito mayor es el Chile del centro, o del Valle central, usada esa
expresión en un ámbito cultural más que estrictamente geográfico, en el
mismo sentido que Mario Góngora habla del “Chile Central”1. Me refiero a
ese extenso territorio, cuyas ciudades surgen en torno al Camino Real, que
se extiende a través de un punto más o menos equidistante entre la cordillera
y el mar.
Me propongo, en una breve exposición, probar que existe una gran región en
el Valle central, identificable perfectamente por su historia y su cultura. Es
decir, por su identidad.
1
Mario Góngora, Origen de los inquilinos de Chile Central, Santiago, ICIRA, 1974.
Respecto a las ciudades entre Santiago y Concepción, sabemos que éstas Entre una y otra ciudad, debía haber cierta distancia que no las aislara
surgieron de un proceso fundacional realizado durante el siglo XVIII. El demasiado. En el caso del Maule, las tres ciudades fundadas por Manso de
establecimiento posterior del trazado del tren de manera paralela al Camino Velasco poseen esta simetría: Curicó está a 25 leguas de Talca y ésta a 30
Real coincide con los motivos (políticos, económicos, religiosos), de fundación de Cauquenes, y todas a cierta distancia equidistante de los centros más
de ciudades. Podemos decir que la instalación de la vía férrea, en la segunda importantes: Santiago y Concepción. Además, se consideraba el uso del
mitad del siglo XIX, corresponde a un reforzamiento de ese proceso damero romano, imaginado por el arquitecto Vitruvio, quien concibió la
fundacional. En este sentido, el Chile Central tiene una historia, una cultura y ciudad cuadriculada como suprema organización civil y racional, la que
una identidad comunes. corresponde a una lógica que se emparienta con la legislación, la estética y la
política2.
Las ciudades del Valle tienen aproximadamente 250 años y fueron producto La proporcionalidad de la distancia entre las ciudades era fundamental al
de una misma política de ocupación del espacio. Estas ciudades, ubicadas momento de elegir el lugar de su levantamiento. Así lo señala explícitamente
entre Santiago y Concepción, se establecen en una relación estrecha que un documento de finales del siglo XVIII.
corresponde a un mismo contexto histórico.
5
Véliz señala la tesis que mientras en los países avanzados del hemisferio norte, la
“urbanización e industrialización siguieron caminos paralelos, en América Latina,
3
Representación del Cabildo al Gobernador. Talca, 22 noviembre 1786. Citado en grandes ciudades planificadas y estructuradas formalmente en torno a poderosos
Santiago Lorenzo, Origen de las ciudades chilenas. Las fundaciones del siglo XVIII. núcleos burocráticos precedieron por muchas generaciones la llegada de la industria”.
Santiago, Andrés Bello, 1986, p. 225. C. Véliz, La tradición centralista en América latina, Ariel, Barcelona, 1984, p. 213.
6
4
Richard Morse, Las ciudades latinoamericanas, Sepsetentas, México, 1973. Gabriel Guarda, La ciudad chilena del siglo XVIII, Bs. Aires, CEDAL, 1968, p. 12.
Manso de Velasco recorrió la costa chilena para buscar puertos donde
exportar los productos del Valle del Maule que permitieran su inserción en la
economía del resto de América.
7
En Chile se habla de sólo unos 800.000 habitantes, al momento de la conquista, para
el total del actual territorio nacional.
8
Luis Navarro García, Prólogo, en Santiago Lorenzo, Op., cit., p. 11.
9
Santiago Lorenzo, Op. cit., p. 15.
(*)
Si los siglos XVI y XVII corresponden a la época militar y señorial del
descubrimiento y conquista, el XVIII es el de la “construcción de una sociedad
racionalmente organizada en comunidades modeladas como conjunto de
familias de agricultores propietarios libres y dotados de autogobierno, manera
de fijarlos al terreno y asegurar la explotación regular de éste por unos
habitantes hasta ahora vagabundos y desarraigados que empezarán a “vivir
en policía”. Ello implica, además, una cierta “reforma agraria” y,
consiguientemente, un cambio en las estructuras sociales del campo
10
chileno” .
10
Luis Navarro García, Op. cit., p.12.
11
Los gobernadores llegaron a ordenar “con graves apercibimientos que todos los
españoles que se hallasen en el reino en ranchos, haciendas y chacras se reduzcan y
vayan a vivir a la ciudad y poblamiento de españoles (...) dentro de seis meses”. De no
acatar, se aplicaría destierro y confiscación de bienes. Ver G.Guarda, Op., cit., p. 20.
12
Los documentos legales que servían de base a la fundación, llevaban títulos como
éste, lo que dice todo respecto a sus principios políticos: “Representación del Reino de
Chile sobre la importancia y necesidad de reducir a pueblos a sus habitantes dispersos
por los campos y de los medios de conseguirlo sin gasto para el erario ni gravamen de
los particulares”. Ver Gabriel Guarda, Op., cit., p. 28.
(*)
ser casi imposible a los curas la puntual administración de sacramentos y a
los Corregidores de la justicia, sin que para el remedio de tan grandes males
13
se encuentre otro arbitrio que el de reducirlos a pueblos .
13
Manso de Velasco al rey. Concepción, febrero 1739. en Santiago Lorenzo.Op.cit,p.24
14
M. Góngora, Vagabundaje y sociedad fronteriza, Santiago, U. de Chile, 1966, p. 8.
15
Andrés de Ustáriz al Rey. Santiago, 10 de noviembre 1712.
16
Vista del Fiscal de la Audiencia. Santiago, 28 mayo 1750.
17
Santiago Lorenzo, Op. cit., p. 163.
criollo, campesino, católico, que se sostiene en el mestizaje racial y cultural y
en una aculturación mutua. En el hecho, cada vez es más difícil establecer
quién es español de un mestizo, o quién un mestizo de un indígena. Es decir,
la urbanización producirá cambios sociales y culturales en un amplio sentido.
Como hemos dicho, los lugares elegidos son determinados por su ubicación
espacial, su cercanía a ríos y campos fértiles, por la presencia de bosques
que abastezcan de madera, de parcelas donde criar ganado, de agua para
beber.
El proyecto de fundar ciudades tenía una larga historia, para los españoles.
Joseph Perez nos recuerda que Campanella señaló que el Imperio romano
como el bizantino, que se identificaban con la ciudad, como el pensamiento
griego que había nacido en una ciudad, habían sido heredados por los
españoles, en su doble versión de Imperio, como de fundadores de ciudades,
y fueron los españoles quienes los pusieron en práctica en América18.
Campanella, según Perez, llegó a pensar que La ciudad del sol se
encontraba en América, sobre la línea del Ecuador, en algún lugar que, tal
vez, podría corresponder a Quito.
18
Joseph Perez, Villes et Nations en Amérique latine, Paris, CNRS., 1983.
levantado, sano y fuerte, teniendo consideración al abrigo, fondo y defensa (*)
del Puerto, y si fuere posible no tenga el Mar al Mediodía, ni Poniente”. (...)
"Procuren tener el agua cerca, y que se pueda conducir al Pueblo y
heredades; derivándola, si fuera posible, para mejor aprovecharse de ella, y
los materiales necesarios para edificios, tierras de labor, cultura y pasto, con
que escusarán (sic) el mucho trabajo y costas, que se siguen de la distancia”.
19
Santiago Lorenzo, Op. cit., p. 68.
20
Santiago Lorenzo, Op. cit., p. 19.
Las ciudades fundadas, que corresponden según la acertada imagen de
Benjamín Subercaseaux, a un "collar" son:
En los documentos de los siglos XVII y XVIII sólo se habla de los caminos
desde Valparaíso hacia Santiago y Cuyo; y de Santiago a Concepción. Un
camino, en forma de cruz, que seguía más o menos el trazado actual.
Más tarde con la instalación de la línea férrea, se reafirma esta misma política
de unir ciudades, acortar distancias, construir una región. Y en última
instancia, cimentar un país.
Aun cuando existan diferencias internas en esta macrorregión que, Establecer los fundamentos de una megarregión como una base económica y
provisoriamente, denominamos del Chile central, las semejanzas internas cultural, que se mantenga en el tiempo, y que haga interesante a los
son mayores, desde el hecho mismo de la fundación de sus ciudades, e ciudadanos desplazarse a Linares, a Curicó, a Rancagua o a Chillán.
incluso desde mucho antes.
No se trata de negar otras imágenes de esta zona central, las que todos
En mi opinión, todo lo que contribuya a esta integración regional conocemos: que en este Valle se encuentran los índices más altos de
(infraestructura, medios de transporte, gobiernos locales, descentralización pobreza y cesantía, los problemas de escolaridad, alcoholismo y muchos
presupuestaria) será un gran beneficio para la propia región (una identidad otros.
más sólida e identificable, mayor capacidad de generar proyectos
económicos y culturales), como para el resto del país. Por eso mismo se trata de tomar conciencia e imaginar una región más fuerte
y con mayor presencia en el país. Una región a la que le costaría muy poco
Por lo demás, el reconocimiento de este Chile central podrá ayudar a los (re) unirse, pues ya está ligada por razones históricas, económicas y sobre
otros Chiles: al del norte, al del sur y extremo sur. Ese es el espíritu que se todo, culturales.
intenta recuperar con el proyecto “CiudadValleCentral”, que se inicia aquí en
Talca, pero no sólo para esta ciudad, sino para un conjunto de ciudades, las Queremos invitarlos, sea cual sea la propuesta final, a pensar en grande.
del centro de Chile, y que en el futuro pueda servir de modelo para la
construcción de otras megarregiones.
Guarda, Gabriel, La ciudad chilena del siglo XVIII, Bs. Aires, CEAL, 1968.
Lorenzo Schiaffino, Santiago, Origen de las ciudades chilenas. Las fundaciones del
siglo XVIII. Santiago, Andrés Bello, 1986.
Romero, José Luis, Latinoamérica: la ciudad y las ideas, Buenos Aires, Siglo XXI,
1976.
(*) todas las imagines corresponden a Geografía poética de Chile, Región del Maule,
Santiago, DIBAM, 1996