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La Agenda de Eric

Año 2 Número 114


1/07/2018

Cordobazo: rebelión popular e insurrección urbana


La investigadora Mónica Gordillo lo analiza y recupera su valor simbólico.
Publicado en: http://www.conicet.gov.ar/cordobazo-rebelion-popular-e-insurreccion-
urbana/
El Cordobazo fue una protesta obrero-estudiantil, ocurrida el 29 y 30 de Mayo de 1969, en
oposición al régimen dictatorial encabezado por Juan Carlos Onganía. Mónica Gordillo,
historiadora e investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Humanidades
(IDH, CONICET-UNC), hace un breve recorrido en torno a los acontecimientos, sus
características, causas y consecuencias.
¿Cómo comenzó el Cordobazo?
Las dos CGT nacionales decidieron una huelga general para el 30 de mayo, porque Onganía
se negaba a restablecer la negociación colectiva y la actualización salarial, suspendidas en
el ´67. En Córdoba lo adelantaron un día y adoptaron la modalidad propuesta por Agustín
Tosco del Sindicato de Luz y Fuerza, que implicaba el abandono de los lugares de trabajo
desde las 10 hs hasta el día siguiente -es decir por 36 hs, en lugar de 24- y la movilización
hasta un acto en el local de la CGT.
¿Cuál fue el carácter distintivo de esta protesta, que se configuraba como un reclamo
obrero más?
La convergencia con la cuestión estudiantil. Este sector venía movilizándose para reclamar
frente a las intervenciones en las Universidades. Los estudiantes de Corrientes habían sido
reprimidos luego de una protesta que culminó con la muerte de uno de ellos y esto a su vez
produjo una serie de marchas del silencio que causaron dos muertes más en Rosario. Este
antecedente posibilita la concreción de otra iniciativa de Agustín Tosco, la convergencia de
un reclamo obrero-estudiantil.
¿Qué ocurrió, entonces, ese 29 de mayo?
Las columnas que marchaban pacíficamente fueron detenidas en puntos estratégicos, por
parte de la policía provincial y federal que comienzan a atacarlos para evitar que lleguen al
centro. Esto desembocó en una generalización de la protesta en lo que junto a Brennan
denominamos en nuestro libro Córdoba Rebelde como rebelión popular e insurrección
urbana.
¿Qué llevó a esta generalización?
La marcha representaba un rechazo al régimen y a la sensación de injusticia generalizada que
afectaba a diversos sectores sociales. Esto despertaba adhesión porque había un fuerte
repudio a las muertes estudiantiles y a la permanencia de la dictadura en el poder -que no
presentaba plazos de restitución democrática ni medios para canalizar las protestas-. La
proscripción del peronismo aumentaba el malestar y desde el radicalismo no se miraba con
buenos ojos a quienes habían derrocado a Illia.
¿Por qué dicen que fue una rebelión popular?
Las columnas que son interceptadas se desbordan por los barrios para llegar al centro. Allí
reciben el apoyo de los vecinos, a través de la protección de los manifestantes, armando
barricadas para que la policía montada no pueda ingresar e incluso se sumaron a la acción.
¿Y a qué se refieren con que fue una insurrección urbana?
Esto tiene que ver con que se abandonó el objetivo inicial de marchar y concentrarse en el
centro, y la manifestación pasó, en cambio, a ocupar los distintos barrios de la ciudad,
principalmente los estudiantiles, pero también obreros como Alta Córdoba -cerca de los
talleres- o Ferreyra -en zona de fábricas-.
¿Qué ocurrió cuando la movilización se generalizó y se expandió por toda la ciudad?
La policía se vio desbordada y se replegó en la central. Aquí se da otro rasgo distintivo del
Cordobazo, que es una violencia que se manifiesta en la destrucción de símbolos que
representan el poder político o económico al que repudiaban. Destruyen grandes
concesionarias de autos –la automotriz era una de las principales industrias en Córdoba-, el
Casino de suboficiales o el Círculo de oficiales –que representaban al poder militar-. Es decir,
tiene un fuerte contenido político, en contraste con otras formas de violencia que se vieron
en otros momentos de la historia.
¿Por qué una movilización pacífica se volcó hacia la violencia?
Fue una respuesta a la represión. Un hecho definitorio fue el asesinato de Máximo Mena, del
SMATA. Cuando esta columna intenta ingresar al centro es interceptada por la policía con
balas de plomo, en lugar de goma. Es significativa la imagen que me contó un trabajador de
Renault que marchaba con él: venía con mandarinas en las manos y se las arrojaba a la policía.
Pero al ver a Máximo caído, dejó las mandarinas y empezó a tirar piedras y pavimento.
¿Qué ocurrió después del acuartelamiento de la policía?
Para ese entonces, si bien no hay cifras oficiales, había cerca de quince muertos y la ciudad
estaba en manos de la gente. El gobernador pidió la intervención del ejército y declaró estado
de sitio. La ciudad se vació y la resistencia se concentró principalmente en el Barrio de
Clínicas. El sindicato Luz y Fuerza decidió un corte de luz en ese sector para dificultar el
ingreso del ejército y aparecieron algunos francotiradores. Se produjeron enfrentamientos y
finalmente el ejército redujo la resistencia. Tampoco se informó la cantidad de detenidos,
pero hubo muchos, entre ellos dirigentes sindicales, como Agustín Tosco y Elpidio Torres,
entre otros.
¿Por qué en Córdoba?
Las particularidades iniciales respondían a reivindicaciones locales, como el rechazo a la
derogación por parte de Onganía de la ley provincial de Sábado Inglés -que establecía que
este día se trabajaba media jornada, pero se cobraba completa-. Esto significó un gran
malestar, asambleas e incluso episodios de represión policial. Además, el gobernador de
Córdoba era Carlos José Caballero que tenía un perfil muy conservador, en oposición a las
pretensiones de la izquierda cordobesa. Además, durante toda la década tanto estudiantes
como obreros –con sindicatos de tradición muy combativa y autonomía frente a sus centrales-
se fueron organizando y constituyendo en canales de protesta.
¿Qué vino después?
La acción directa mostró ser exitosa: renunció Caballero y se reabrieron las negociaciones
colectivas. Se inauguró un ciclo de protestas en ascenso y comenzó a resquebrajarse la
imagen de unidad y orden que mostraba el régimen. También tuvo lugar una crisis de las
autoridades en diversos ámbitos, como por ejemplo en las conducciones sindicales.
Pero Onganía no renunció…
No inmediatamente. Sin embargo, para el primer aniversario del Cordobazo Montoneros
hace su primera aparición con el secuestro y posterior ejecución de Aramburu. Esto culmina
con la renuncia de Onganía. Finalmente, este ciclo de protesta obrera y la acción de las
organizaciones armadas confluyen y llevan a restituir la democracia y levantar la
proscripción del peronismo.
¿Qué queda hoy del Cordobazo?
Queda una historia de desarticulación del Estado, los colectivos de identificación y los
vínculos de solidaridad; así como el triunfo del consumismo –que son problemas mundiales-
. Pero desde el punto de vista positivo, queda la tradición de la movilización contra cuestiones
que trascienden lo individual y el Cordobazo como símbolo disponible para ser recuperado
como advertencia de lo que la movilización popular frente a la injusticia puede lograr.

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