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De Jean Laplanche en esta biblioteca

La angustia. Problemáticas I
El apres-coup
Castración. Simbolizaciones. Problemáticas II
Problemáticas VI
La sublimación. Problemáticas 111

El inconciente y el ello. Problemáticas IV


Jean Laplanche
La cubeta. Trascendencia de la transferencia. Problemáticas V

El apres-coup. Problemáticas VI Amorrortu editores


11uenos Aires - Madrid
Vida y muerte en psicoanálisis

Nuevos fundamentos para el psicoanálisis.


La seducción originaria

La prioridad del otro en psicoanálisis

El extravío biologizante de la sexualidad en Freud

Entre seducción e inspiración: el hombre

«La pulsión de muerte en la teoría de la pulsíón sex~rnl»,


en André Green, Pentti Ikonen, Jean Laplanche,
Eero Rechardt, Hanna Segal, Daniel Wídlocher y Clífford
Yorke, Lap,.llsión de mnerte
Hihlinl.,•c:1 d,, pnw1dr1r,lli y ¡m ir fl ¡iiHlÍi tÍISl

DircctorcH: .lo1w• C"l"l''"I" 1· lh1v1d l\1nld ," ·• ~I


,1 Problématiq,ws VI. /,'11.i11i:1-rn11¡,.,l,• 1111l .,,¡,1,111,h"
© Presses UniversitaireH ch· Fn111t:P, ~orni
Traducción: Irene Agoff
©T 0 d0 s los derechos de la edición en castellanu re~L·r·vadus pur _
Am.orrortu ed't1 ores s,A ,, Paraguay 1225 ' 7ºpiso - Cl057AAS BuenoH
o · ·
Am,s
d
Arnorrortu editores España S.L., C/López de Hoyos 1 5 , 3 izquier ª ·
28006 Madrid
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cada por cualquier medio mecánico, electromc~ o 11;forrnatlco, incluyen-
do fotocopia grabación, digitalización o cualquier sistema de al~~cena-
miento y re~uperacíón de información, no autorizada por los e itores,
1 :¡ :l8 de nouiern bre de 1989
viola derechos reservados. T cioría s de la se ducción y teoría del tiem po, 15. Ap res -
Queda hecho el depósito que previene la ley nº 11. 723
coup en la historia del concepto, 17. Eclips es del con -
C l)]lto de apres -coup, 18. Su revivisce ncia en Fra ncia ,
Industria argentina. Made in Argentina LH. E n L acan con H eidegger , 20. La s pala br as d e
ISBN 978-950-518-163-6 F't'l 'Ud, 25

~H 12 de d iciembre de 1989
La p alabra nachtrag lich a pr ue ba de la t rad u cción
fra ncesa, 28 . ¿Y el ing lés?, 32. En Fre ud, un a his tor ia
sin copa da , 34. Loca li za r un conce pt o, 35 . R et orno a l
apres -coup, 36. U na complicac ión asesin a, 37 . Tre s pe-
Laplanche, Jean . rí odos en F reu d, 38 . E nt r a da en el pr imer per íodo. El
Problemáticas VI. El apres-coup.- 1" ed.- Buenos Aires: ca so Eli sa be th, 40 . El período del «Pr oyecto» ( 1895) .
Amorrortu, 2012. . , . , l' . / J 43. La conciencia en el «Proyecto », 44
160 p. ; 23xl4 cm.- (Biblioteca de ps1cologia y ps1coana 1s1s orge
Colapinto y David Maldavsky)
16 19dediciem.b redel 989
Traducción de: Irene Agoff
Nueva con sider ación del «ca so Emm a», 4 7. El trau ma
ISBN 978-950 -518-163-6 = apres -coup, 51. Una etapa del pensam iento fre ud ia -
1. Psicoanálisis. L Agoff, Irene, trad. II. Título. no pa ra no desaten der , 52. Ocurre ncias ult erior es del
CDD 150.195 té rm ino, 53. La cart a 52/112, _54. Algu na confus ión en
los estra tos . .. , 56 . . . .per o apa ri ción de las zona s er ó-
genas , 57 . L a trad ucción , su s difere nt es dime nsion es y
s u ri qu eza , 58. Cuatro ja lones principal es, 61

63 9 de ene ro de 1990
Oír y oír decir, 63 . Na cimiento de un conc epto y de un
t érm ino: Nachtrdgl ichke it, 65 . Homon im ia y trad u c-
Impreso en los Talleres Gráficos Color Efe, Paso 192, Avellaneda, provincia ción , 65 . Obse rv acion es de un tr ad uctor , 68. Homo ni-
de Buenos Aires, en septiembre de 2012. m ia, cr ist ali zación del concept o, 70 . Evolu ción pa ra dó-
Tirada de esta edición: 2.000 ejemplares. jica del conc ept o, 71. La carta del «equi noccio» (1897) ,

7
71. Retomamos el itinerario del apres-coup. Los «expe- 144 13 de f ebrer o de 1990
rimenta crucis», 78 Do s apelacio n es d ife r en t es a l a filog énesis , 14 4. ¿La
«fantasía origi nari a» o la «bu en a escen a»?, 145 . ¿Re-
p r ese n tac i ón l ag un ar o men s aje enigm á tico?, 147 .
81 16 de enero de 1990 Ocas o d e la teor í a tr aduct iva, 149. E l apres -coup: n o en
Carta 75/146. Aparición del concepto y del sustantivo,
u n a pe r son a sol a, si no ent re mens aje y tr a duc ción ... ,
81. La repres ión normal, 83. Con Kris: la cuestión de la 152 .
«represión orgánica», 84. Los estadios orgánicos de la
sexualidad, 86. El modelo de la analidad, 88. Parénte-
sis sobre la transmisión de lo adquirido, 89. Dificulta-
des de la filogénesis, 90. La cuestión de los estadios de
la sexualidad, 92. La Nachtriiglichkeit, en la carta 75/
146, 94. Aparición del concepto, regresión en el conte-
nido semántico, 95. Concepción biologizante de la pul-
sión: los kleinianos, 97

98 23 de enero de 1990
S. Is aacs y el lenguaje de la pul s ión, 98. K.-F. Meyer: el
paje de Gustavo Adolfo, 101. La interpretación de los sue-
ños: un texto capital para el apres-coup, 105. «Sobre los
recuerdos-tapadera», 107. Apertura a «El Hombre de
los Lobos>), 110

111 30 de enero de 1990


Temporalidad de los relatos de «casos»·, 112. Nos limi-
tamos al problema del apres-coup, 113. Tres hitos cr o-
nológicos simples, 114. Apres-coup de la vida y apres-
coup del análisis, 115. Entre Freud y Jung, 117. Re-
construcción de la escena originaria, 118. El método
freudiano, 119. Retorno de la teoría del trauma, 121.
El sueño como tiempo del trauma ... , 122 .... y hasta
como seducción, 123. Preguntas y respuestas, 125.

127 6 de febrero de 1990


La cuestión de la seducción aún sin elaborar, 128. El
«retrofantaseo», 128. Laguna y puzle, 130. Súbita du-
da de Freud y nueva hipótesis combinada, 133. Dos
nuevas líneas de discusión ... , 135 .... entre ellas, la de
las «fantasías originarias» ... , 136 .... donde se abisma
la filogénesis, 137. Tomar a Freud en serio ... , 139 .
. . .para criticarlo, 140. ¿Realidad material y fantasía
sin tercer término?, 141. El tercer término prehi~L<'1ri-
co, 143.

8
Advertencia

Desde 1962 en la Escue la Normal Supe rior y en la


,'-i'o
rbona, y desde 1969 en la UER [Unidad de En seña n -
.:u e I nv estigación] de Ciencias H um anas Clín icas (S or-
liona, Universidad de París VII ), proseguí en la ense-
11.unzapública un recorrido comp lejo e interpretativo en
torno a ciertos ejes capitales de la teoría psicoanalítica.
l :stos cursos, empezando por el de 1970-1971, fu eron reu-
1

ni<los aquí con el título general de Problemáticas. El


lr'Xlo pronunciado no recibió más que las modif ic acio-
n('s necesa rias para su publicación.
Los temas de los años sucesivo s se desplegaron con -
/i m nc a u na lógica que nada tiene de deliberada: el tra-
v,·clo fue guiado al mismo tiempo por el contenido y por
111 i ,•uolución personal . Sólo a posteriori descubrí en él,
::in f'xccsi vo artificio , la posibilidad de agrupar esa en -
1;,•1i11nzaen varios volúmenes .
f ,:n la mayoría de los casos, el ciclo del curso an ua l se
11/u·fu C'Onuna int roducción metodológica de rela ti va ex-
fnrsúín. lnipresas en bastardillas, estas intr oducciones
IIH' ,·xú n en de detenerme aquí en su contenido. E n con-
iwitu, cla n testimonio de una reflexión permanente acer -
m rl,! la s modalidades de mi actividad inuest ig a tiva, así
, ·01 11o s ol,rr, la legit imidad de su prosecución uen la uni -
111
•1·,<11
:dm l».
ft:.<1¡ws r:/11<:<Jlw el lector reaccione a esta publ icación
d,• dos ma nr' nts , se¡.fr in sus plmt os de vista y su recepti -
tiü/ucl. ¡,;[ dosil·is11t.o aparente ele las nociones, la fre -
c11enlt' a¡wl,u:úín al t:0111enlr1.rú1crítico, los retornos y las
iwu lo1, por id lweho cfo dirigirme
r·eitel'(l(' Ímr .1'N (d ,:t, •n 11.
cwlu w io 111111.<111di~orr:o muyCJrit,1ri1111wnt1 • nueuo), aca-
iW lo lltWl'l t 11 j 11;;1{t11',•ufo ¡¡ k ,\'(ot11·umo ,:jt•111plos ,·xt n·nws
dtJlo m14y rlr•1mcrcd {rmfo "t'.\'égni i11, , (r 1•11tlú11
1<1. () br:cn,

11
' agraciándome con la paciencia y la generosidad que se
requieren para acompañar mi marcha, será tal vez re-
ceptivo a ciertas profundizaciones o aperturas, a mimo-
do de hacer chirriar al máximo algunas bisagras o de
derivar ciertos conceptos. Se trata aquí de «poner a tra-
bajam -en todos los sentidos de la expresión- el pensa-
miento freudiano.
Tres modelos pueden ayudarnos a comprender mejor no
sólo ese trabajo del pensamiento, sino también la uinfiel fi-
delidad» que por mi parte adopto para abordarlo: la exi- 28 de noviembre de 1989
gencia, la espiral, los extravíos.
La exigencia no es, ante todo, la del pensador Freud, La enseñanza que hoy reanudo, y que constituye uno de
por más riguroso que este sea: es la que viene de su objeto, los tres cursos del DEA, 1 tiene sus rasgos específicos y sus
objeto imperioso que se apodera de él desde sits primeros clificultades. En mi opinión, un curso del DEA debe expre-
años de trabajo y hasta el final. El objeto que ejerce esta .wir lo más avanzado en materia de investigación, porque,
exigencia no es otro que el inconsciente, irrecusable pero a de lo contrario, ¿dónde se enseñarían, en la universidad,
la vez imposible de aprehender jamás por completo. Sin las investigaciones efectuadas en psicoanálisis? No' se tra-
embargo, podemos decir ciertas cosas de ese inconsciente; ta, pues, de una propedéutica, y aquellos de ustedes que ca-
sobre todo, que es irremediablemente sexual. rezcan de nociones, digamos, suficientes no encontrarán
1/(JllÍ ningún abecé, o en todo caso lo encontrarán de mane-
La espiral es una curva arremolinada también en torno
ra incidental. Ese curso es una especie de modelo o mues-
a un punto fijo que la captura. A intervalos regulares, este
/ ra de la investigación llevada a cabo por el docente en
trayecto del pensamiento vuelve a pasar en vertical por el
,·1wstión, que tampoco coincide necesariamente con vues-
mismo problema, y con cada vuelta el problema se enri-
1rus propias preocupaciones ni con vuestro tema de tesis.
quece; hasta los datos mismos cambian. Pero cada vuelta 1
/ ,'s d medio para intentar comunicar ideas personales. Por
de la espiral «se despega>ide la precedente y marca un pro- ufra parte, dicha investigación se sitúa en un movimiento
greso.
,¡11<·estoy forzado a considerar parcialmente conocido. Al-
El extravío, por último, es inseparable de la exigencia, 1-:r1n1is de ustedes son oyentes de vieja data, otros son nue-
ya que es consecuencia de esta: atraído por una cumbre 11os; lodos los años hay nuevos oyentes del DEA, lo cual
perdida entre las nubes, el alpinista puede tomar de pron- ¡ifrmtea d problema de un público más o menos informado
to una senda sin salida: ¿Hay que perseverar temeraria- J!f'm que, en lo relativo a determinado pensamiento, utoma
mente, o desandar camino hasta el punto de bifurcación? r•/ ln:n t'n marchan. ¿Cómo conciliar, entonces, en un curso
¿Ya qué precio? dr· r•i;f.a índole, el acceso a lo elemental y la ambición de ex-
Descubrir, describir los extravíos lleva a perfilar más ¡m111•r lo má¡; avanzado de lo que se investiga y elabora en
claramente las problemáticas fundamentales, a menudo Ju uc·lualidud? En este punto es necesario efectuar tres con-
difíciles de descubrir en el dédalo conceptual. Como resul- nid,-racionl's. J)or una parte, verán ustedes -espero- que
tado de esta manera de volver problemática una doctrina 111 i rlim:11nw <'Ssiempre claro, que llegado el caso doy las re-
machacada una y otra vez, va a surgir otra temática, más
depurada, que he propuesto bautizar rtteoría de la seduc- 1
[Si¡,:ln11w• ,:urrl!IIJJmHln en l•'rarH:ia al Diplóme d'Études Appro-
ción generalizada», y que se desplegará luego en otros li- foml!m1 (1 lip]r,11111dn l•:»tudioH ,.,, l'rofundidml), antiguo título de
bros o artículos. 1!!1'<'!!1' ddr, tJll\1 fuo t·1•1•111pluz11do
1,11:!OOf1IJIJI'PI di' MnHter :¿, 1·equc-
rido p11rn ~~ph-111'ltwg11 al 1li¡1l1111rn d,, dol'l.11nttl11.(N. d,· 1'1'./'.)I

12
w
Les he pedido el esfuerzo de
ferencias y explicaciones posibles, que estoy dispuesto a
responder, cuando el tiempo me lo permite, a las preguntas T EORÍAS DE acercarse part icularmente al li-
y a los pedidos de aclaración, mejor al final de la clase o al LA SEDUCCIÓN Y br o Nouveaux fondement s p our
comienzo de la siguiente, e incluso durante la exposición, TEORÍA DEL TIEMPO la ps ychanalyse, en el cual se de -
pero sin que ello signifique interrumpirla. Por otra parte, sarrolla lo que yo denomino «teo-
a quienes quieran comprender mejor lo que hago aquí, les r ía de la seducción generalizada>>, teoría que desde hace
pido que tomen contacto, al menos, con algunos elementos tres años cons ti tuye el punto de partida de elaboracio-
de mi pensamiento, y en cuanto a lo que será tratado este nes y reflexiones personales que también podríamos
año, sin duda, con ciertos artículos del Vocabulaire de la llamar «ele mentos para una filosofía del tiempo ». Ele-
psychanalyse, muy antiguos ya pero siempre válidos, y con me ntos para una filosofía del tiempo basados en la «teo -
dos pequeños libros: Vie et mort en psychanalyse, antiguo ría de la seducción generalizada». En alemán, si quie-
también, y Nouveaux fondements pour la psychanalyse, 2 ren, se trata de las Bausteine, «piedras de construcción»
publicado hace dos años y que tomo como punto !1,epartida pa ra una filosofía del tiempo.
para mis desarrollos actuales. ¿Por qué el tiempo, y por qué el tiemp o a partir de la
Una tercera consideración toca más de cerca el tema en «teoría de la seducción generalizada»? Pues bien , suce-
sí; se refiere a mi relación con mí tema, es decir, con el de que hay entre ambos, en mi opinión, una conexión
tiempo, el tiempo del pensamiento; concibo el trabajo de ín tima. La teoría de la seducción es un pensamiento del
pensamiento como todo trabajo, no como un tren que corre- tiempo. Es un pensamiento, si me permiten el neologis-
ría según la flecha del tiempo (ya tendremos ocasión de mo, «traductivo» del tiempo. Conduce, pues, debería
acudir varias veces, como referencia, a esta idea de «flecha
conducir, a un nuevo pensamiento, a una nueva filoso-
del tiempo))), Pues bien, el tren de un pensamiento no corre
ffa del tiempo. Cuando hablo aquí del ti empo, me refie-
en línea recta, como una flecha. Sigue el movimiento que
yo llamo «espiral» y que es, en realidad, una hélice. ro sobre todo al tiempo humano individual, encuadrán-
Esto significa que la vida entera del s~r humano, y en dDlo sin duda en relación con otras clases de tiempo; p or
especial el movimiento de un pensamiento, no es lineal, de- ujemplo, el tiempo cosmológico, el tie mpo biológ ico, e
jando siempre un punto para pasar a otro, ni circular, in clu so el tiempo histórico. D e lo que hablo aquí es del
obligado a repetir siempre las mismas secuencias. El mo- l.inmpo humano, del tiempo del ind iv idu o hum ano , de
vimiento de una espiral se aleja sin cesar de un polo, pero In t em pora lización del ser humano. El ser humano se
al mismo tiempo es llevado a pasar una y otra vez, en verti- t.1nnpornliza en el sentido en que podemos encontrar es-
cal, por los mismos puntos. Se pasa una y otra vez en verti- ta idea on Heidegger, dentro del mismo campo de inte-
cal, se reanudan los mismos temas, pero con la esperanza t rogación de Heidegg er, pero desde una perspectiva
de que se trate de un nivel distinto, superior. 1'.omp letame nte distinta.
Todo esto, para decir que nada es completamente nuevo En un primer momento había propuesto para el cur -
en lo que voy a proponer, y que, como suele ocurrir, me veo Mo de mite año el título general de «El tiempo y el ot ro». 3
llevado a repetirme e incluso a redescubrir, con asombro, lJ II t.í1.ulo t!H a lg o que se arro j a, que se lanza hacia ade-
todo cuanto he dicho ya, pero de modo distinto. 111111.t, y al cuu l después se sigue o no se sigue. Aquello
qu o ho querido decir intent o proponerlo aquí como te-

2 (Diccionario de psicoanálisis, Barcelona: Labor, 1971; Vúfo y ~ l•}111·


11nl.rP-d"HJJUPH,,t 111 0 tHulo c 11un puc¡um1o libro de E. Le-
iH111
11werte en psicoanálisis, Buenos Aires: Amorrortu, 1973; NitmJos vi111111, pt1r11.lui; ídl1111111 ilift •ri, nt.t1 11. l'n i-11110oc 11~iunnr un pro-
0n r11u_v
funda.mentas para el psicoanálisis. La seducción ori.girw.,·ia, Illu.~- hlt1m11!l!.t1rnkrlu ridud , tltMilill de, i'>l.
nos Aires: Amorrortu, 1987.]

l I'>
14
sis, aunque por el momento no vaya a darle un desarro- ¿Qué qui ero decir co n es t o?
llo mayor. El ser humano, diría yo, se temporaliza por- A PRES -COUP No se tr ata , por ciert o, de u n ju e-

j que -y en la medida en que- se encuentra en una rela- EN LA HI STORIA go de pal abr as mer a mente lúd i-
ción originaria con el otro. Cualquier filosofía del tiem- DEL CONC EPT O co. «Ap res -coup» es la t radu cción
po de origen psicoanalítico debe desembocar en esa re- fran ces a cor ri en te ad optad a pa -
lación originaria con el otro: el otro, por supuesto, de la ra «Nacht réigl íchlieit» . No se tra ta del «apres -coup en
seducción, el otro que desde el comienzo inyecta en el l 'apres -coup» , lo cu al sería t autoló gico en fran cés, sino

ser humano sus mensajes enigmáticos. También se do la «N ach tr éiglichlieit» de Fr eud en el movimient o del

puede decir esto de otra manera. El motor de la tempo- «upres-coup». E st e t ít ulo qu iere poner en eviden cia dos
ralización del ser humano es la relación con el otro ori- cosas: la pr i mer a es que la h isto ria de l con cepto de
ginario. Para ser claros, no se trata de un otro abstrac- Nacht réiglichkeit res u lt a inse par abl e de la Nacht réi-
to. Digamos que la cuestión del Otro con O mayúscula, glichk eit mis ma , es dec ir q u e, como tod a his to ri a d e
postulado por Lacan, está aquí totalmente fuera de la rn ncepto, es una hi st ori a den t ro de l apres- coup. E stá
cuestión. En la teoría de la seducción generalizada se inme r sa en él de múl tiples m an er as . Si lo pr efieren la 1

trata exactamente de ese «otro» que es el adulto para el h i:-;tori a de la Nac ht réiglichk eit desd e Fr eud , desde los
niño, un «otro» que, sí se quiere, bien puede ser llamado rnmie nzos de Fr eud h as ta ahor a, es el mejor ejemp lo de
«trascendente» , en el sentido de que emite mensajes Ntt.chtréiglichk eit. Freud decla r ó al gun a ve z qu e «el
enigmáticos para el receptor y para el emisor ... 1
·.w m~lo es la cosa misma», y ello , en una fórmu la mu y
Queda situada, pues, como exergo, como algo que de- hq~ehana. P u es bien , la hi stori a del concept o de Nach -
be ser esclarecido pero de lo que no me ocuparé inicial- 1riif.:[ichheit está hab ita da y ani ma da po r la pr op i a
mente, esta tesis sobre «el tiempo y el otro». Nw·h t rdgl ichkeit, como lo ve r án u ste des a lo lar go de
En el contexto de esta interrogación acerca del tiem- , •1d l • des ar r ollo.
po, mi desarrollo más específico girará -también aquí
se trata de un movimiento en espiral- en torno a algo d 1 11T io1ws . En e fe ct o, l a locución adve r bia l apres co¡ip no tiene
de lo que hablé muchas veces pero que quiero reexami- " 11111vi d ente exacto e n espa ñol. Apre s es «despué s», y coup, según
nar y afinar: la noción de apres-coup. 4 El título posible lor, 11:w ,i , «golpe>>o «ve z» (sin perju icio de qu e el térm i no integ ra
sería: (<LaNachtrdglichheit en el apres-coup». i111ilt i p! Ps locuci ones y formas expresi va s que le con fie r en ot ros
ln,11111, st!nl.id os). Los extensos desarrollos de esta obra acerca de l
.,,g 11if i,~a d n d e di cha locución a dve r bia l nos ex i men de abunda r
4 [Tal como declara el autor, junto con J.-B. Pontalis , en el Di ccio· 1Hp 1\ 111 n•sper.to.
nario de psicoanálisis (op. cit., pág. 405), así como en André Bour- 1¡., IH'cho, la s t esis desp lega das en este libro acerca de la exprc -
guignon, Pierre Cotet, Je a n Laplanche y Fran9ois Robert, Tradiú- fl1t',u y , •I conce pto de ap res-coup ve dan cua lqu ier i nte nto de tr aduc -
re Fr eud, París: PUF, 1989, pág. 81, y finalmente, como lo hace en r·lr',n 1h•l l.t !i·rnino a l españo l. En pri mer luga r, por ra zone s de con-
este volumen, infra, págs. 22-3, corresponde a Jacques Lacan el l,ll'\1"110,illd iHcm·siva, desde el momento en que el tex to está est r uc -
mérito de haber des tacad o la importancia de este término en toda t urn d" ••11t.or n o a u n pun to de orden lingü ístico y de l á rea de la len -
la obra de Freud. Se considera que fue el propio Lacan quien intro- ¡¡11a l'n111, :1•s:1, q 1w vale esper.íficamen tc, pues, para esa lengua . En
dujo la locución adverbial apres conp para traducir el adverbio y ""'1,t1111cl o 111~11r , por c:unnto, salvo que se inve ntara algú n neologis-
adjetivo nachtrdglich, sustantivado como apres-coup para Nach- uw l"'c" " n ridn jw, t:iriendo, no pa re ce posible encontrar e n esp añ ol
traglichkeit. llll t.',1• 111 i110 o 11u 11 lor :ucic >11 que cxp r ci::e n cxnc t amcn te los mismos
El término alemán de Freud ha tenido una suerte dispar en las 1,1111I P.11i,.lo1i d" I fr1111ci',,. a p n ;s- n111¡1, i,n pa rticul a r en esta ob r a
traducciones de sus obras al castellano, y lo mismo s e puede decir cl11111l t1, 1•01110 v.. d, 111(11~ 11d1d 11111,, d lc·d" r, sr: rlci-iecha n - con algun~
respecto del vocablo francés empleado por Lacan, aunqu e cabe He- ,; )(t'D IH'i f ,u el., " fH' lll lll l'<'h·v11n
c·111 U•n ninoH como «n ~l.roa d ivid :ul»
ñalar la marcada tendencia a dejar la palabra e n frnnr.és en la~ 1.rn · ilf 1>tr11~rd r11m, 11p tm h 11·1orídn,h ,, .,¡,· {•1Pl'H. cN. ,1, , /<1'l'. ) I '

17
Por otra parte, en mí título aparecen dos lenguas. pensamien to. La nueva edición francesa de las CEuvres
Donde habría podido decir «apres-coup en el apres- completes (OCF.P) 5 aspira a correg ir estas lagunas lo
coup», dije (<Nachtrdglichheit en el apres-coup». Este cual implica, ante todo, un trabajo y una determinación
uso do dos lenguas pone al descubierto la función esen- de agrupamientos conce ptuales que no podrían ser
cial de la traducción en esta historia de la Nachtrd- i·eemplazados por una simple búsqueda o selecc ió n de
glichl?.eit. El apres-coup de la historia de la Nachtréi- términos efectuada por computadora.
glichheit es inseparable de su destino traductivo, de sus Concluido este paréntesis, vuelvo a esa suerte de
traducciones; no sólo como traducción de la palabra, 1
·clipse o de escotomización de lo nachtraglich y de la
sino también como traducción del pensamiento. Nachtraglichheit en los índices, incluid os los alemanes.
Cuando decimos que la Nachtrdglichlieit es un con- /\hora bien, dicha escotomización no puede ser atribui-
cepto freudiano, hay que poner comillas tanto en «con- da únicamente a los editores. El hecho, no pos itivo sino
cepto» como en «freudiano». En «concepto», porque es nega.ti;o, incumbe al propio Freud, quien, aunque no
de aquellos que, como la mayoría de los conceptos rele- 1
·l1mmo el concepto, no h izo nada para llevarl o al pri-
vantes, se revela a sí mismo en una historia, vale decir, 111mplano . Imagino que, si le hubieran pedido un p ro -
en el famoso apres-coup. ¿Y en cuanto a que es freudia- .\'<'cto para el índice de sus conceptos destinado a sus
no? Es prefreudiano y ampliamente posfreudiano, en <>i>rascompletas, la Nachtrdglichkeit habría aparec ido
la medida en que, siguiendo direcciones por lo demás di- ui uy lej~s, detrás de muchos otros, al menos en el per ío-
versas, hacemos de este pensamiento freudiano un uso do l:l)r~mal de su pensamiento. Al parecer, habr ía ~me
apres coup. Mas en Freud, en su obra misma, lo nach- g-11staria saberlo, no la tengo a mi alcance- una corres-
trdglích, la Nachtrdglichheit, está enteramente inserta pondencia con Ferenczi sobre este punto, es decir, una
en una historia complicada; una historia en eclipses, 11JIPrrogación de Ferenczi acerca del apres-coup.
con fadings, con momentos de desaparición y reanuda- En cualqu ier caso, el prime-
cúmes que, en una primera etapa, podemos considerar Si I m~ v IVISCENCIA ro, el gran «apres-c oup » de l a
casi paralelos a las reanudaciones y los eclipses de la l•:N ["RANCIA Nachtrdglichkeit, es el que tuvo
propia teoría de la seducción. Pero ya verán ustedes . . lugar en Franc ia. Un apres-coup
que las cosas, examinadas más de cerca, no son tan sim- qw· t's al mismo tiempo un apres-coup de traducción, lo
ples. Y trataremos de examinarlas bastante de cerca. f'll:t I nisulta plenamente significativo. Y este apres -
Para hablar de eclipse, en to- 1·r111¡1 inaugu ral tiene por autor a Lacan , quien va a to-
ECLIPSES do caso de un eclipse central y de 1.·111 · un punto esencial -c omo lo ha hecho tan a menu-
DEL CONCEPTO magnitud, una borradura capi- ilo rnn la firmeza de su golpe· de vista. Se trata de su
DE APRES-COUP tal de la Nachtrdglichkeit afecta cd11/'o1·tncde Roma», que data -la cu estión de las fechas
al concepto en las Obras comple- 11
1'4inhirn:·mnte en un movimiento como este que es his-
tas de Freud, sobre todo en sus índices, o sea, en los ín- t'.'11·il·o mm con sus escansiones dialéct ica's- de sep -
dices de las Gesammelte Werhe, que son las obras com- twmln ·ti do 19/'53. No sucedió ayer. Y luego vi no la se-
pletas en alemán, especialmente los del tomo I, los de 1:ruudn P.'-!c :ansión, sie mpre francesa, debida primero a
los tomos II y III, así como el índice general, que es muy La11l11nd10y Ponta lis y dcHpuós a Laplanche solo , en
pobre. Los índices de la edición inglesa, la Standard
Edition, no han tenido mejor suerte. Y esto se debe a un n fl~ln uto r 1wn,/forü n In nd ici 6n riP la Hohru~ comp l(d:as de, Frnud
punto de importancia radical: los conceptos sólo pueclnn IJH!' 1•u111
4m:d, n p11lilirnr ,,¡ 11,•llo11 [ / I•'"11 lu d ,\cnd a d1, 1!IHO, rl'I,Lodtd

ser indexados cuando primero se los ha localizado en el lrnJ111jo dlJ Ufl 1·1uuHé dn t n1d11du 1w, d iril(1do [11ft' 1·1pro ¡,io ,Ji, ; 111 l ,;1 •
<N.dt1fo 7'.)J
11l,11111lrn.

lh
rn
cierto número de textos de los que les doy las fechas y Verán aparecer _lo, nachtrciglich, «apres-coup», a lo
que aparecen ya diez años después de 1953: el de La- largo del texto. No 1re en lo in med iato a ese pasaje y al
planche y Pontalis sobre Les fantasmes originaíres problema de traducción.
(1964), 6 el Vocabulaire de la psychanalyse, con el ar- «La condición de continuidad en la anamn esia en la
tículo (~pres-coup» y muchos otros relacionados con él que Freud mide la integridad de la curación, no' tiene
11
(1967), y luego, Vie et mort en psychanalyse (1970). Lo _~da que ver con el mito bergsoniano de una restaura-
que aporta este trabajo conceptual -el apres-coup en no n de ~a duración (... )». [Lacan nunca fue m uy pro-
La planche y Pontalis no es el mismo que en Lacan- es lH!rgsoniano, tal vez con justicia por mome ntos, y otras
la reinserción de lo nachtriiglich en un conjunto concep- v,uces _de manera un tanto inju st a; sea como fuere, en
tual que cabría llamar «nutricio», «originario», o sea, la I•rancia, en esa época, era de rigor ser furiosamente an-
reinserción de lo nachtraglich en la teoría de la seduc- ldJer~s~niano; ahora quizás un poco menos.] «Seamos
11
ción, lo que Lacan, en definitiva, no hace en absoluto. " tegoncos: no se trata en la anamnesia psi coanalítica
De todos modos, hay que recordar esto: poco antes d., realidad, sino de verdad, porque es el efecto de una
dije que el índice de las Gesammelte Werhe es pobre; Jii_ilab ra plena r_eordenar las contingencias pasadas
ahora bien, este índice data de 1968 (las Obras com- climdoles el sentido de las necesidades p or venir tales
1
pletas en alemán datan de 1940 a 1952). Como ven, ni el ·omo las ?onstituye la poca libertad por m edi; de la
1 11
«informe de Roma» de Lacan ni los artículos de Laplan- • n l el suJeto ,las hace presentes». Salta a la vista que
4 11
che y Pontalis tuvieron la menor influencia, en ese mo- • 1.et ext o esta perfectamente bien organizado, ya que
1111
mento, sobre el modo de pensamiento internacional, so- contr am os en él los tres «ek-stasis » temporales de
bre la manera en que se percibía a Freud. Decir que el l l(•Hlc gger: pasad o, presente y futu ro. Es un tex to si-
retorno a Freud es un retorno francés no es en absoluto l 1tado (m estre cha vecindad con el pensamiento heideg-
errado. V."1·111110, Y apreciarán ustedes la agudeza de lo siguien-
Voy a recordarles ahora, y a l4•: ((~ ·cordenar la s contingencias pasadas dándoles e l
EN LACAN CON intentar comentarles, este texto twnti~lo de las necesidades por venir, ta les como las
HEIDEGGER de Lacan, absolutamente intere- rm IH!ituye la poca libertad por medio de la cual el sujeto
sante por todo lo que él ve, por lo lun hace presente~». La secuencia es t á bien organizada,
que sostiene y también por lo que puede tener de criti- d im '., p~ro lo curioso es el modo en que Lacan in vier te
cable. Se trata de un texto sobre la verdad, sobre la ver- 11111l.i•nn mos «pasado» y «futuro », en el sentido de que la
dad de la anamnesis, la verdad histórica de la historia rnnt.i n~cncia, habitua lmente colocada del lado del futu-
del paciente y, por supuesto, la verdad tal como se reve- 1:u,cH puc~ta aquí del lado del pasado, mientras que el
la en su historia y en la cura. Les leeré algunas frases. fut.,1rn !!Ht.a del lado de la necesidad. Pronuncio el nom-
Están en las páginas 256 y 257 de la primera edición de 1,n, 1_1,, l le idcgger. La vecindad heideggeriana se hace
los Écrits de Lacan; 7 en todo caso, para quienes tengan ~f!llttr 1111 llHto: º-?-que, como uste des saben, para He i-
otras ediciones, corresponden a «Función y campo de la dti!H!'OI', lu <1ncces1dad » por venir es, en última instancia,
palabra y del lenguaje». º"'' at•r parn la muerte». Y el pasado es visto como no
llla!CtHm no .YHUjcto, en cambio, a rectificaciones.
A coutinuacic'in, <)ltoxto se ocupa del «Hombre de los
6 [Fantasía originaria, fantasía de los ol"Ígenes, origen de la fan-
Lo_bo~l>, .YoM aquí dondo Lncnn va a descubrir lo nach-
tasía, Barcelona: Gedisa, 1986.]
7 [Las citas pertenecen a la edición en castellano: Escri./.os 1, Btw- lrt111/.1d1,Lt•o: «l ,oH 111c•11111ll'OH de• In b (1:,qucda que Freud
nos Aires: Siglo Veintiuno de Argentina, 2008, p111:.2'1G. (N. de /<1'/'.)! P!'O!Jl!r\W 1m ln 1•xpoail~it'i11 tk•l cnHo do ! " llombr<! de lo s
Lobos" confirman estas expresiones por tomar en ellas rcs~ecto de otros de los cuales pronto tendremos opor-
su pleno sentido. Freud exige una objetivación total de lumdad de hablar, texto de 1917 que se sitúa a su vez
la prueba mientras se trata de fechar la escena primiti- en lo nachtraglich, en el apres-coup del pensamiento freu-
va}). Aquellos de ustedes que hayan leído «El Hombre diano. La nota de Lacan, que da la referencia del pasa-
de los Lobos» saben que uno de los objetivos de Freud Jc, acota lo siguiente: «Traducción débil del término». La-
es, en efecto, la datación de la famosa escena primitiva, can considera que «apres-coup» es una traducción débil
con diferencia de un mes y eventualmente de un año. de nachtraglich, traducción a la que le faltaría vigor, a
Quiero decir que Freud suele estar más seguro del mes In que le faltaría, quizás, abarcar todo lo nachtriiglich.
que del año, porque el mes puede ser establecido y, en Yo no tengo esa opinión. Volveré a esto enseguida.
cambio, puede haber un año de desfase. Es indudable Y prosigo. «Es más: con una audacia que linda con la
que una escena transcurre en Navidad: nuestra seguri- d1·Kcnvoltura, declara que considera legítimo hacer en
dad al respecto llega hasta no más de un día de diferen- 1·1análisis de los procesos la elisión de los intervalos de
cia, pero no estamos seguros en cuanto al año porque la 1 it•rnpo en que el acontecimiento permanece latente en
Navidad se repite, por cierto, cada año. Lo que encuen- 1·1Klljeto». Esto es una interpretación de Lacan. Diríjan-
tran ustedes en el texto de «El Hombre de los Lobos)> H1' al texto al cual se refiere. Es verdad que Freud se in-

-del cual disponen ahora en la traducción fiel de las t,•r(\Sa, en esta historia, mucho más por los momentos
(Euvres completes, tomo XIII- 8 es, en efecto, la preocu- 11!-inflexión que por los intervalos de latencia, y lo nach-
pación por la fecha. Y cito de nuevo a Lacan: Freud exi- friíglich está formado, precisamente, por eclipses y mo-
ge una objetivación total de la prueba en cuanto a la fe- 11H·1ltosactivos. Aquí, sin embargo, Lacan hace referen-
cha de la escena primitiva, ((pero supone sin más todas ,· i II explícita a su artículo <(El tiempo lógico y el aserto
las resubjetivaciones del acontecimiento que le parecen d 1• t:(•rtidumbre anticipada», publicado en la misma
1• 1 1111pilación,a efectos de enfatizar, de un modo tal vez
necesarias para explicar sus efectos en cada vuelta en
que el sujeto se reestructura [obsérvense los términos i1111dccuado,la «decisión de concluir» en detrimento de
"resubjetivación" y "reestructuración"], es decir, otras lo q11(: para nosotros constituye lo propio del análisis:
tantas reestructuraciones del acontecimiento que se t(fd t.Íl\tnpo para comprender». También en esto se man-
operan, como él lo expresa, nachtriiglich, apres-coupl>.9 ll1•nr• muy próximo a Heidegger y a lo que este designa
Tenemos pues introducido, descubierto en Freud, udr•¡·i:-iicín resuelta». Y Lacan concluirá con estas pala-
redescubierto después de Freud -quien sin duda lo re- ln•11t1 : (<Es ciertamente esta asunción por el sujeto de su
descubre él mismo, en cierto modo-, redescubierto en lli11Lm·ia... », términos a todas luces bien fechados en el
Freud por Lacan, lo nachtriiglich, para lo cual este pro- i1 1•1nin miento de La can (<(asunción»). En la época del
pone la traducción, que nosotros no hemos modificado, n11d(•nw ya no hablaría más de esa manera ... «Es cíer-
de «apres-coup», y ello, en ((El Hombre de los Lobos». De t11nJc•11t<ie:-ita asunción por el sujeto de su historia, en
modo que Lacan se respalda en un texto tardío (1917) •~uunl.o qiw está constituida por la palabra dirigida al
º,' 1·0, 111quo forma el fondo del nuevo método al que

8 [«De la historia de una neurosis infantil» (caso del «Hombre de


l•n 111d dn <d nombre de psicoanálisis». Como se ve, la
los Lobos»), en Sigmund Freud, Obras completas, Buenos Aii-es: "lHtltthrn dit·igidn al otro», a la que poco antes llamó «pa-
Amorrortu, 1978-1985 (en adelante, AE), t. XVII, 1979.] h1h1·npil'IIJl», <'H lo qw! k permite al sujeto reestructu-
9 [Modificamos en este único punto el texto de los Escritos que he- 1'1:tr,nmnlonni· conl.ingPncinH p:is:idaH en momentos de
mos tomado de su versión castellana, pues usamos «apres-co,1,µn 11H,ditnl'i(J11,¡·r11ll'lt1:-1ión,1·,•1tt·•lt·11n111ic•1ito:
V•rminos, cla-
donde esa traducción dice «i-etroactivamente». El comentario entre ro iHHá, pr11lil11n11Hic·ot1. l•'ilw1of'iaq111•l1í1•11pod1•1nos c;ili-
corchetes es de Jcan Laplanchc. (N. de fa T.)]
r
ficar -sin qu erer forzar las palabras- de hermenéuti- ;,IIay necesidad del pasado y contingencia del futuro?
ca, inspirada en Heidegger pero que Ricreur, en cierto l•;s decir, ¿hay un determinismo absoluto de la historia
modo, no desaprobaría, incluso en sus desarrollos más i 11dividual ? ¿O, a la inversa, es el futuro el que reestruc-
recientes acerca de «tiempo y relato». Filosofía en la l11ra por entero las contingencias del pasado? La difi-
cual la palabra cumple una función esencial, según po- 4"11ltad en que queda situado d e algún modo un t exto co-
demos dar por descontado con el «informe de Roma» de 1110 es te me lleva rá a in te ntar manio bras de diverso or-
Lacan; pero observarán u stedes que se trata de la pala- d1·11a lo largo de esta exposición sobre lo nachtréiglich.
bra dirigida al otro, y no de la palabra dirigida por el 1l i ficultad det ermi nada por el dilema entre la realidad
otro. (Nada hay aquí , por lo tanto, del significante enig- hr11.lay la interpretación (en definitiva) puramente re-
mático .) La idea de un tiempo het erogéneo es, sin duda , trna ctiua.
capital, esencial. Una idea a la cual, de algún modo, una La palabra «nachtriiglich» de
noción como la de espiral no es ajena, porque existe la l ,AS PALABRAS
Freud -y aho ra paso a ello-,
noción de un tiempo no lineal, sino cíclico, con eclipses y 111,; F REUD
¿propone o no una soluci ón? Em-
momentos fuertes, y un pensamiento que interviene, pezaré por hablarles de las pala-
pues, en tre un pasado considerado como factualidad, hi-11 :-;, No me qued aré en eso, desde luego - este no es un
contingencia, y un sentido que se debe dar a este pasa- 1
·111·s o de alemá n-, pero me veré forzado a pasar por las
do, un sentido que se deb e construir retroactivamente, p 1was palabras que figuran en la pizarra y tienen un pe-
un sentido que servirá para reord enar un pasado cons i- 1111 cons id erab le en esta historia. Las pocas palabras
derado como (actualidad. Esto no es lo fundamental del 1d 1 ·111anasque he escrito presentan -com o la mayoría
pensamiento lacaniano sobre la histori cidad, ni tampo- d 1• lm; pertenecientes a esa lengua- una gran riqueza a
co, quiero subrayarlo, lo fundamental de Fr eud, como pn 1·t.ir de una mi sma raíz. Decir que el idioma alemán
señalé poco antes. Lacan enciend e aquí un fiash acerca n 11 111.ís rico que el francés implica una forma de fascina-
de un solo momento del pensamiento freudiano , ese 1·11'111 , a mi juicio, de ma l cu ño. A veces es más rico, a ve-
momento de «El Hombre de los Lobos». En mi opinión, t 'Pt-t 111 fo; pobre. En ocasiones, al alemán le cuesta captar
nunca prestó suficiente atención a los escritos de 1895- 1111 matiz del francés, y lo mismo ocurre a la inversa:
1897, los primero s t extos freudianos. Es verdad que t•1il 1 • 110eR el punto; pero lo cierto es que las derivaciones
citó de manera puntual la s «Cartas a Fliess», el «Pro- ,lt, 1111a mi sma ra íz permitidas por la lengua alemana
yecto», etc., per o falta en Lacan -y lo deploro, justa- 1_111 Hon auto riz adas con tant a facilidad por la lengua
mente cuando Pontalis y yo empezábamos a elaborai· ln111n•:-;a .
su pensamiento- un simple conocimiento (y con mayor N11l'st.ro punto de partida es el verbo
razón una reflexión) so br e la «te oría de la seducción.>>. lrr11wn
La teoría de la seducción está ausente -a l menos en un 1¡1111 qlli <'rt i decir «port en>,«llevar», e implic a una idea de
primer examen- en el abordaje lacaniano de Freud, y IHovirniunt:o, sea un movimien to realista, sea en el
esto constituye, a mi juicio, una gran laguna. Una lagu- 1w1il.ido, f.odi1vía espacia l pero ya más metafórico, en
na qu e en este texto sitúa el dil em a, finalmente, tal y tJlln Hn hnbla de «laportéc», «el alcan ce». Por ejemplo, el
como se situaría en un «horrible debat e» entre un her-
meneutista, por un lado, y un cientifici sta, por el otro. 10
bh•r, 1011;!, J>I\MH, :IHf, -1 t r, r(e( ,11int nrpr,•t.ad1ín entre dcitc1·minismo y
1° Cf. «L'interpr é tati on entredéterminisme et herméncutiquc», .it·u» , 1•11.J. l ,11¡,l11111
h!i!t' m1111,\111 ·111,, /,,, ¡iri,witl,u{ <ll'l o/.m ,·n ¡isú:oaná-
li1111,¡,l.hw11011J\in,i,; Am111Turll1, l! HHJI.
en J. Lapla nch e, La révolnt ion copcrnicienne inachevée, ParíH: J\u-

!Ui
alcance de un arma o el alcance de una idea. U na idea «jemandem etwas nachtragen»
que llega lejos, weittragend, una idea que lleva lejos. «porter quel que chose en arriere de quelqu 'un»
Después, con el verbo nachtragen, se añade a esa «llevar algo atrás de alguien»,
idea de alcance el prefijo nach, que quiere decir «apres», pasa a ser
«después», y «ensuite», «enseguida, luego», pero tam- «teni r rancu ne de quelque chose a quelqu 'un»
bién, eventualmente, (<enarriere», (<atrás». Tanto es así «guardarle rencor a alguien por algo».11
que los diccionarios presentan tres sentidos del verbo Si, para facilitar las cosas, quieren ustedes tener
nachtragen. Me apresuro a decir que, hasta donde yo p~·esente ~ª,«flecha del ti empo » («the arrow of time»,
sé, el verbo nachtragen es infrecuente y en Freud apa- el1c~m los filosofas de lengua inglesa), esta va del pasado
rece poco o nada. Por lo menos, yo jamás lo encontré. ni 1u~uro, y ello, a diferencia d el Sena, que bajo el puen-
Los sentidos documentados de ese verbo (y es una suer- ¡., ~1rabeau corre más bien del presente al pasado.12
te que no haya más, pues sería difícil reflejar cierta con- i\dvierten ustedes que los juegos del 1<nachtragennson
tinuidad en las traducciones) son tres. Los tres se cons- d,· lo más ambiguos. Sin duda, mi resentimiento, mi
truyen con un complemento directo -aquello que uno rc·11< :o_r,corren a la inversa de la flecha y me sujetan a la
lleva: etwas tragen- y un complemento circunstancial 1111 lt na del ayer: pero la fuente está cabalmente en el
de lugar o de tiempo que significa <<atrás», o «posterior- pn:.iado. En el cas o del volumen suplementario, los que
mente»: vrndven del pasado son textos que habían caído en el ol-
vido, pe ro al mismo tiempo su publicación, al producir-
jemandem etwas nachtragen ~,· después, modifica la configuración de lo que había
a quelqu'un quelque chose. porter en arriere n11!( •:-1 . Una adici ón mod ifica retroactivamente el con-
a alguien algo llevar atrás Jl lli l o de los textos en lo s que se inserta .
Y Iu ego tenemos el término esencial, nachtréig lich,
(ou a quelque chose, o a algo), \J111' \!:-1 ~: la vez adjetivo y adverbio; y por últim o, el
y en un francés un poco mejor: «porter quelque chose de- rHtHLanti v o -de uso muy infrecuen t e-, el «conce pt o»
rriere quelqu'un», «llevar algo detrás de alguien». di' Na í'htraglic hheit.
De ahí los tres sentidos,
1) el primero, muy literal: /•r,·¡;rwta del pú blico
«porter quelque chose derriere qiielqu 'un», ¡,Por qué habla usted de una filosofía del tiempo?
«llevar algo detrás de alguien».
El segundo y el tercero, más complejos: U,•n¡nw,'>la
2) «ajouter, par la suite, quelque chose a quelque Dig1'imoslo con claridad. No existe psicoanálisis
chose», dol t!nm po; in cluso, estas pal abras no tendrían ningún
«agregar, después, algo a algo». l'iu~1l 1Clo . l1;n camb io, algu nos aportes importante s del
Se trata aquí del sentido de insertar un agregado en 1_uurnru1i'di siH cu es t:iona n toda concepción del tiempo.
un libro, añadir un apéndice. Por ejemplo, el volumen c,Hol.rnt11 ch~ una «filosofía» '? En mi opin ión, la pa labra
XVIII de las Gesammelte Werhe de Freud se llama 11
Nachtragsband, o sea, «volumen suplementario, ad- [l•:f1wUv11 rn.,11t.f', cr,mo locu c:ii'm fija l:Í<n w en al e m án ese sign ifi -
1,11do. (N. d,• /11'/',)]
denda»; son artículos que no habían sido publicados en tM IAhrnit' 111 HI <'6John, p11.,1nu ,lo n. i\ poll iria iw t itu lado , prncisa-
la serie y se agregan «apres coup». llt~nt a, 1tl, 1, po11t: Mi1·11lo111111 », cuyo tniu u f!M lu nrn1tirlgi :i po r un amor
3) Por último, el tercer sentido es interesante: lHU11idn t111 t1ItlMC!llll\t ' l11 1lt, l J.Hltm t n M1r11l11,n11.(N. ,¡,. /u '/' .)I

'J.7
no tiene mayor importancia , pero hay que precisar las LL's aber por qué-yo n o tengo la clave, tal vez alguno la
cosas . Lo qu e yo intento hacer no se sitúa en continui - 1<_~1:ga- Freud pone esas palabras entre comillas , como
111
dad con lo que hace Heidegger, pero sí en el mi smo cam- fu~se_una expres ión tomada de otro campo, admitida.
po, el que se elab ora en Ser y tiempo, aunque, por cie r- No se si tomada de él mismo, no lo creo; ta l vez tomada
to, sobre otros fundamentos y desde otra perspectiva. di•I campo de la «sugestión posh ipn ót ica ». Como uste-
La perspectiva es la del ser humano particular, y n o d, •1-,saben, en_la s _experiencias de sugestión poshipnó -
la del ser en genera l. No es una filosofía ontológica, sino tu:a se comumca_ cierta ord en al sujeto hipnotizado y es-
un a filo sofía antropo lógica. No en el sentido de la antro- 1:·· una vez despi erto, «obedece apres coup a esa orde n».
pología de los «antropólogos» (más acertadamente lla- 1 1tede ser , pues, que nachtraglicher Gehorsam proven-
mada «etnología»), sino en el que adquiere la palabra , v.nde este vocabulario técn ico.
por ejemplo, en Kant: pensamiento acerca de los funda- . . l•:n ~·ealida d, c?mo ya se advi erte, aun en es a expre-
m entos más radicales del ser humano. Uno de estos 1111111,s1 se traduJera como «spater», «spaterer Geh or-
fundamentos, tal vez el esencial, es que el pequeño ser num», obediencia ulte rior, se pe r der ía un matiz. Uste-
humano ingresa en un mundo de adulto s. ¿Se trata de dt• :i se dan perfecta cuenta de que una obediencia ulte-
un he cho contingente o de un «universal» del ser huma- nnr _no es una obediencia apr es coup. La obediencia
11
no? En est e último caso, conv iene describir de manera 1m ·s coup s~pone que el pasado vuelve a ser h echo pre-
congruente esa «situación an tr opológica fundamental». tiPt il c Y, a la mversa, supone qu e el sujeto vuelve a colo-
nm -w e~ !~,situación del pasado. Aparece también aq uí,
Pll opo s1c10n a un _spd ter puro y simp le, la idea de un
1, .. 111podiscontinuo qu e ya habíamos regi strad o la últi-
12 de diciembre de 1989 1H11 V< 1'.I. e n relación con Lac an , un tiempo de golpes
l ·u11¡isl o sacudidas [a-coups ], como lo expresa el t érmi-
1

Prosigo entonces esta marcha , 1111''.''fin ls-coup». Además, son golpe s portés, 1 3 como lo
i:"!Uv,1e• 1•1i el ver bo «tragen» en «nachtragen». Así pues, un
LA PALABRA recapit ulativa y al mismo ti em po
NAC H TRÁ GLIC H apres coup, con respecto a lo nach- lit •111po de ~<coups portés», de «golpes dado s», y, a la in-
APRUEBA DE traglich . Por el m omento, conti- ,•,;i·,111, un tiempo inter r umpido por latencias. De ah í to-
LA TRADUCCIÓN núo simplemente con las pala - do t1I inl.(irés de la traducción francesa, y no simplemen-
FRANCESA bras. Al lado del verbo nachtra- lf' d«d d c~sc_ ub ~imi ent o franc és; o, para se r más precisos,
gen e stá nachtraglich, que es d
t-1 111-1 c11hr11m ento francés y la traducción son un sol 9 y
tanto adverb io como adjetivo. A primera vista, puede IHllilllll «golpe», en este caso, del apres -coup . La tradu c-
ser traducido por «ulteriormente», «luego», «posterior- l' ÍÚII 1-111rgió aquí como reveladora, podríamos decir co-
m ente»; los diccionarios proponen como equivalente º!º 1.11111<~prueba de lo ext r anjero», para retomar a~uel
«spdter», «spaterfolgend», «que viene después» , en apa- IC:!1 •1111110 11iaugurndo, con cuánta fortuna, por Antaine

riencia sin menci onar la idea de vuelta atrás. Recuerdo Bt11·m1111 11 prop óHito de la traducción . 14 Un pensamien-
esta referencia que planteo para lo sucesivo, la de «fle-
i ~ ll-'1 11 1 . l . 1
cha del tiempo», esto es, del pa sado al futuro. . .. _ , ll .or oxt. 11, 1H <' 11m a nlem ,1n uno de loi; emp le os del ve rbo

Freud utiliza con frecuencia la exp r esión «nachtrd- frlHlf!éil u¡mrt,,, .., l'll r11luc,ii',11con «1:1i11ps», •<golpes»: «port er nn coup»
0 11d1111 i.'11/tJJH", <,d,11 ·, 1111c
11<l11r,pi-opinar 1111golpcio go.lpcH». De todas
gl icher Geh orsam», que significa «obediencia apres t\:11'U11t11, 111l.1' 1i1lt 11:1·iii11 111:111t"i1'l1 <1 l 11111h i,·,11 11,p1 í ,.¡ .~,·,d.ido ya exam í-
coup», al padre muerto, por ejemplo, al Superyó preci - 111\dP 11~ "/ lllí"fr l"", «11111 •11.-», (N. ,/,• /11 '/'. ll .
samente como susti tu to del padre, etc. Sería intcrw,:m- ,-1/\. ll tH't11nn , /,',!¡,,·,mi•~ 1/11 l't!tmngr'r, . . , l':irfo : e :11lli11wnl, l!lH-1.
to que se somete a la prueba de lo extranjero, me refiero 1,argo, para algunas palabras podemos encontrar cier-
aquí a «lo extranjero, lo extraño, lo ajeno» [«l'étranger»] tas formas sustantivales documentadas, pero no tanto
del pensamiento de Freud, e, inversamente, el pe~sa- para otras. Pues bien, la Nachtrciglichlwit en el sentido
miento de Freud sometido a esa prueba de lo extranJero d1'. Freud no figura en los diccionarios, al menos en los
que es su traslado a la lengua francesa, prueba que, 11uisrecientes que he consultado. En cambio, a veces, la
desde luego, no se efectúa nunca sin algún desajuste HNachtraglichl?.eit» aparece en dos sentidos muy acceso-
pero tampoco sin alguna revelación, puesto que «tra- 1·ius que, como verán ustedes, no representan en abso-
gen», «porter», no es en absoluto «le coup» del fran~és .. l II to el sentido freudiano: el de Verspatung, «efecto re-
En definitiva, ven ustedes que entre estos dos term1- tn rdado», y el de «nachtragendes Wesen», que se puede
nos hay parentesco; y que «apres-coup» en francés no es traducir por «naturaleza rencorosa». Han visto que
una traducción demasiado endeble porque, lo mismo 11uchtragen puede querer decir también «guardar ren-
que nachtrciglich en alemán, sigue indisociablemen~e 1:11n>, lo cual, al fin y al cabo, no carece de interés para el
los dos sentidos de la flecha del tiempo: podemos decir t,,ina que nos ocupa.
que el andamiaje se vino abajo «apres coup». Ven a las En cuanto a la Nachtrciglichkeit, el francés será lle-
claras que estamos diciendo algo muy distinto de «el v11do ya sea a «infratraducir», «sous-traduire», como de-
andamiaje se vino abajo después». De igual modo: «El 1·1111os nosotros, ya a «sur-traduire», «sobretraducir ». 15
escritor reelaboró su libro apres coup» es muy diferente 111J'ratraducir, si dice sólo «l'apres-coup», ya que no ha-
de «El escritor reelaboró su libro después». Yo compren- ría diferencia entre das Nachtragliche y die Nachlra-
dí «apres coup» lo que había ocurrido: el acontecimiento ulil'/r./~eit, o bien p_odría agregar algo a «apres-coup)) y
adquiere «apres coup» un significado completamente n11lonces lo que haría es sobretraducir. Aunque muchas
distinto. Continuarnmos por fuerza con este problema v411:1•:-; nos divierta forjar neologismos, no se puede com-
de la traducción a lo largo no sólo quizá de esta exposi- i10111·1: en francés un barbarismo como «I'apres-coup-
ción técnica sobre el apres-coup, sino también de las it(•'.•-1<' Nos es necesario, pues, añadir un sustantivo, y
lecciones de este año. Hlii caemos un poco en la arbitrariedad. En una época
En esta cuestión entre el alemán y el francés, acaso f'llPgimos, para las CEuures completes de Freud, «l'eflet
la única debilidad de este último sea contar sólo con el d',r¡w,\o;-coup» [«el efecto de ... »] y no «l'effet apres coup»
adverbio (o la locución adverbial) «apres coup», e inclu- lu1,I (•focto ... »]. Podríamos elegir también «el fenónrn-
so con el adjetivo, pues se puede emplear perfectamen- lln)), «<dproceso», términos todos ellos que no están, des-
te el adverbio «apres coup» en forma adjetival. Obedien- 1hi lun¡.~o, en el heit de Nachtrdglichlwit, o incluso «le
cia «apres coup» es bien aceptable, pero en alemán tene- luc·tn,.r d'apres-coup» [«el factor de ... »]. Por otra parte
mos, en cambio, el sustantivo Nachtrdglichlwit, con N ~u d<!!.orminado punto Freud utiliza el término «lvlo~
mayúscula, desde luego, y con el sufijo keit, que es uno 111mr t»: «Moment der Nachtréiglichkeit» = «{acteur de
de los modos posibles de que dispone el alemán para 1
l'11¡m 1;-c·oupl> [«factor del. .. »].
formar sustantivos. Freud hubiera podido decir «Das
Nachtrciglichkeit}}, «lo que viene apres coup», pero con
I/\ 1'l'Pnni11ología propia del campo de la traducción. «Infratl'nd u-
Die Nachtraglichkeit tenemos un modo de derivación
l!il •w H mn I' o 11In I.J·nduct:ión ciertnH :ispcrc7.as, brusqueda<lc>s u
que implica forjar, digamos, un sustantivo independien- nll'ctij l'nf~l{ílH d<d oril-(innl <JllPPI l.1·aducto1· considera inconvc•nientes
te y hasta un concepto. ¿Forja o no Freud este «Nach- n !flní'HJl.!lllll'Úi11. 11Solirntrnrl11dr»: int:nrpr('Lttr o aclarar el texto o r igi -
trdglichkeit»? Es tan sólo una pregunta, diría yo, dado JHtl Pul'rJUt! Nn H11JIO!lc(!llo, d11 lo 1:011trn1·ii.1, 1•l l1icl.or110podrí:1 corn -
lH@urlt1rlo. (N. ti,_, fo '/'.)j
que el idioma alemán tiene todos los derechos. Sin em- 111
[fü¡ v1m,j,fo lr1111i,illn11í\i1il'.i1:11,
«11¡1n•11,•1111¡,i,!11d». {N. ,/,· /11'/'.)I

:11
Más allá de estos pr oblem as que atañen a la labo r lq con «i»; «to _d~(er» qu ier e decir «différen> [«dife rir »].
cot idian a, a la «cocina)) de l tr aductor, el francés h a he- Nun ca se corrig10 este err or de in glés en el Vocabulaire
cho surgir aquí un con cep to centr al, y el traductor fue 1
-~ª
''. ' psy~h~nalys:. _Sedeb e escribir «to de/en>, que si g-
el prim ero en t en er la p osibilid ad, aun antes que el lec- 11d1~a «diff erer, deferer , repo rten >[«difer ir, deferir , re-
to r alem án , de seguir este conce pt o en su génesis (pre - 1111!:ir »]. Y casi sie mpr e, añadiendo «action», el su sta nti-
cis amente en su apres -coup) dent r o del texto fr eudi ano, vo f-!,achtr~glichkeit es ver tido por «deferred action».
y de dot ar lo de un té rmi no úni co. , Entrare en es to s de tall es un poc o má s adelante.
¿Qu é ocurre con los ing le ses? < om o ve r emo~,, a fal ta de un a traducci ón ad ecuad a y de
¿Y EL INGLÉS? Tendr e mo s que hablar igu a l- 1111
n com pr ens 10n a decuada o, di ría yo, suficie nt eme nt e
m ente de esta cu est ión porqu e es nli:ir ca dor~, St~~che y deja es capar el con cepto. Según
1111
ta n imp or tant e p ara la histor ia del movi miento psico- a comumcac1on verbal cuya fuente no p oseo ha sta el
111
analítico como para la interpretación de la t eoría freu- oin ento - comun icación de un ps icoa nali sta ale mán
di ana , y porqu e se vi ncul a con cu est ion es tan actuales •· 11 ttn rec ie ~te co ngre so d e Londres- , Str ac he y, que
como el probl em a de la interpre tac ión . Qui er o decir •·rn, como dicen algu nos, un a «pers on a astuta», y qu e
qu e, en lo qu e respecta a est as cu est ion es, n o pien se n 1111r otro lado no era básica m ent e un analista (lo cua l es
1111
qu e se tr ata de puntos abstra ctos o de manías del tra - ." bue na r~zón pa rap amarl o «perso n a as tuta»), p ue s
ductor. Nosotros pasa mo s por el detalle, pe ro es te deta - li11 n , a l conuenzo hab ia propuest o, al men os par a cier-
lle va a lo esencia l. Para entr ar en de tall es, debe recor - 111:, ca so~-:-Y ya verán que la cosa no «pega» mu cho - ,
darse que la pr im era edición de la Standard Edition de rdma ctwit y o retro actiuely , lo cual se traduce se n cilla-
St rac h ey dat a de 1953-196 6, la mu erte de Strac h ey se 1111·nl.l ! en fr_ancés como «rétroacti uité» [«retr oact iv ida d»]
pr od ujo en 1967 y la edi ción del índice de la Standard fl urdroaction » [«retroa cción »], y «rétroactif » [«r e tro-

E dition es de 1974. Y podemos cotejar es tos da to s con lll'I ,v o»). Y habrí a sido Jane s qÚien im puso las exp re-
la s fechas que ya he d ado en lo relativo a .Fr anc ia . La- 11111111!~ «def erred» Y «deferred action». Ve n u ste de s que

can (1953), con su «informe de Roma» y la exhuma ción 111 111<-:1de retr oactiv id ad va a la invers a de la flech a del
(m al t érm in o es t e), la puesta en re lieve, la promoción t tnlll p o , Y qu e «deferred action» sigue la flech a del tiem-
de la n oció n de ap res-coup, y luego Lapl anch e y P onta - ~•.o;nr f.{umcnt? ,_sin du da , apropi ado para decir que la
1 1111
li s, 196 4- 1967 . Ven ustedes que, despué s de todo , no se ; f dn.:~ E~ition, conducida por Jan es, impu so una
le puede reproch ar a Strachey n o haber leído a Lacan , nmc '( 'JlCIOl1 «científica» y has ta cien,tificis ta contra cier -
ni a L ap lanch e y Pontalis; fue má s o menos contempo- 1:11111.,il'p ret ac ión h erm enéu tica de la obra fr e udi an a.
ráneo de ellos, y dado e l desfase entre el psicoa n álisis · 1111·ol.r:1 parte, debe apuntarse que. «retroactividad)) só-
in glés y el francés , podemos decir qu e había bu ena s ra- 111 " 11 udiicuada en cuatro o cinco ocu rr encias; h e obser -
zones p ara que no si gui era concepcio ne s francesas, so- vuclo 11111c h aH e n las que «retroa ctiv idad» era insost eni-
br e tod o si se ti en e en cue n ta que el psicoan álisis fran- hk l 'i11·a s~)r clar os, ha y dos errores en St r achey . Uno
cés tr opieza siempre con difi cult ades p ara penetrar e n ch, :-llrn-1J'~!:-;1d e en no ~eguir la gén es is del conc epto en la
0 1111
los países anglosajones. Empero, ya es un poco más gra- 1 dn I•n:ud a part ir de la lengu a corr ien te , er ro r par-
ve que el índic e de 197 4 sea indi gent e en m at er ia d e du _l~1wnt,:exc us a bl e, pu es Strac h ey no te n ía a su di spo-
apr es-coup. ljkHJu la ccnT1•s ponden cia Fr eud -F liess , dond e e 1 con-
Ahor a bien, Stra ch ey no deja de re parar en el t érmi - t't !Jtu 11¡1111·1•1•1i i:1·Hl.,índo sc: d<?nt.ro d el marco d e la teoría
no y lo conv ierte en «deferred». I gnoro por qué razón , en dte1In Mr•d11 cd1 ',n. El 1,l.ro Pl'l'<lt· con s ist e en di soc iar en
el Vocabulair e de la psy chanal yse, «deferred» es tá esc ri- l)l'll'l.l! u1,glÍt1 r. •1 t'.olll.Pxt.o , di v1•rsos s ,•nl:i do :-;de la p~la -
bra, a menudo muy difer ent es . Dos errore s qu e se con- poco con est e tér m in o, «sincopadas», qu e viene del grie-
fund en en uno, con la unicidad del significant e como un 1~0 «!?.o pto», «cortar ». Síncop e , sínco p a, en dos senti-
hilo conductor infalibl e para seguir el hilo fluctuante de do s .17 En el senti do ca rdía co, síncope es un a «deten ción
los signific ados. moment ánea», un corte entr e los latido s, es decir, una
Así pues, tr as haber eli min ad o Stra ch ey -por sug e- (l<\ten ción moment áne a del coraz ón; lue go vendrá la de-
rencia de Jones- la hipótesis «retr oactiv a», qu e no so - 1.,·nción definit iva , per o en principio es mom ent ánea , ya
tros calificamos de h er menéuti ca, le queda, o bien un qu e el corazón vuelve a funci onar ensegui da; y por otra
sentido banal, que r educe lo nachtréi g lich a un «más part e está sí nc opa , qu e tiene un sentid o musi cal pero
ta rde » (subsequently, lat er, belatedly), o bien un sen tido rnnciern e de manera más general a todo lo que at a ñe al
ajustado a la flecha del tiempo y a un a concepción ':1ni- nt.m o, y se define del siguiente modo (la mejor defin i -
direccional de la t eoría de la sedu cción: lo qu e fue ins- 1·i< 'm que he podido encontr ar): «Nota tocada en un tiem-
cripto en la infan cia permane ce en estad o de laten cia po débil o en la pa rt e débil de un tiempo y prolongada
par a ejercer más tarde una «acción diferid a». Esto es lo 1111 un tiempo fuert e». Soy cualquier cosa men os mú sico,

que h e den ominado «t eoría de l a bomb a de efecto retar- v dibu jar un pentagrama mu sical me ca u sa pudor; lo
dado», conforme a la cual el segundo acontecimiento es- 1111portante es que en ese pentagrama h ay dos tiempos
tá estrictamente det ermin ado por el primero, del cual .Vqu e la nota es tocad a aquí en un tiempo débil; díga-
es pura y simple consecu encia . 1110:-i que se trata del final del compá s y que esa nota se

Señalemos qu e semejante t eoría no apar ec e nunca ¡i1·11longa en el tiempo fu er te del comp ás siguient e . En
en la obra de Freud , pese a tod as las ambigüedades que j111.:1., el sw ing no es otra cosa que la utiliz ación de este

vamos a exponer. fnnúmen o de síncopa . El «sin», el «con» de la síncopa es


Una sola vez lo h ace, pero en la tr adu cción de la co- 1•,wn cial, es decir que no hay síncopa si no ha y dos lí-
rrespondencia Fr eud-Fli ess por Masson , el t ér mino «af- lll'm 1: la lín ea del ritmo de ba se y la línea de la melodía,
terwards» , perfe cta m ente cer ca no a .«apres coup». M e v, por último, el ju ego de una con relació n a la otra. El
he permitido tratar de legislar en mat eri a de lengua in- jul'go de dos caden as entre sí, la ca dena melódica sobre
glesa proponiendo este término único Y_excel~nt e (al 111cndena ritmada del compá s re gular in ter r umpid o. El
m eno s en la traducci ón de algunos de mi s prop10s tex- "'' 11cope en el sen tido de deten ción momen t án ea sólo ad-
tos al inglés). Además, la lengua inglesa cuent a con la 11111Pre su se nt ido de sí ncopa mu sical, justamente, por
posibilidad casi infinita de cr ear sus t antivo s con el I'!! j 111?go de esta s dos cadenas.
sufij o ness. De ahí el par afte rwards-afterwardsness, Como pu eden ve r , es t án ya
que, según es pero, se impondrá, con toda la teor ía qu e !.O CAi.iZAR pr ese ntes e n la evol u ción del
ltN CONCRPTO concepto los cont enid os propios
supone. El prob lem a estriba aho r a en saber en qué me-
dida Fr eud , a l tiempo que crea el término, apunta al de es t e, o sea, los elemen tos, el
concepto . duhl11 nltinwnto, las dos cadenas e igualment e el ju ego
La historia de lo nacht réiglich ~ni.ro ni 111:-1. 1';n Fr eud, es ta historia pondrá as imi smo
en Freud, en la cua l voy ahora a t t\ j\lnl-(o una interrogación ace rca de lo que podemos
ENFREUD,
UNA HISTORIA detenerme, es compleja. Pone en lh1mur (l\tn conce pto fr eud iano»; y tambi én en este pun-
SINCOPADA juego a la vez la evolución de un to t>. l toma H~l nmov ó hace poco a propósito de los probl e-
pensamiento y la de u n térmi no,
dos evoluci ones en modo algun o pa r a lelas pero qu e 17 (A 11ífc,,1·111win ,1.,11'11p 11nol. para umho>< ~(·111.i
rloH (i l términ o
cabe llam ar «sin copadas». Podemo s entr et enerno s un fi't1n11 .v11rn/ll'" . (N. 1fo fo '/'.)l
á1i l!M 1111

:M
1
mas de traducción. «¿Qué es un concepto?». Junto a los l:stá la evolución del contenido respecto de la evolu ción
conceptos explícitos, el probl em a se le plantea una y clel significante, con utilización de la palabra para decir
otra vez al traductor en relación con lo que podemos de- cosas muy simples; esto significa que, en det ermin ados
nominar «conceptos implícitos». ¿En qu é mom ento hay momento s - ya lo verán- , la idea de apres-coup apare-
un concepto explícito? El asunto no es tan simple, por e:() en el pensami ento fr eu diano, en tanto que el término

cuanto, si bien ha y acuerdo en decir que Verdr a ngung , casi no figura; y, a la inversa, en otros momentos el tér-
«represión», es un concepto freudiano, hemo s podid o m ~no aparece a pesar de que no se lo esperaba. Hay , asi-
observar que r ecien temente se ha cuestionado la cali- 1_111 smo , otro juego sincopado en el seno del propio signi-
dad de «concepto» de expresione s tan utilizadas como 11cante, entre el sentido corriente o los sentidos corrien-
Angst, «angustia», o Zwang, «coacció n» [contrainte], y t.<~s , el Sprachgebrauch, y, por otra parte, la tendencia a
ello, en la medida en que se les niega una traducción In conceptualización , mejor indicada por la formación
única. Digamo s que, en Freud, lo que es concepto en- de un s ustantivo -aquí, la Nachtréiglichkeit-; pero el
cuentra su sa nción en el hecho de que se intentará tra- rnncepto puede aparecer sin coincidir con la forma ción
ducirlo siempr e de la misma manera , para darle así il<! sustantivo alguno.
continuidad. Ahora bien, en Freud, al lado de conceptos Aunque todo esto no deja de
explí citos --dté recién uno de los más evidentes, el de UNA COMPLI CACIÓN ser muy complicado, resulta im-
«represión»-, rápidamente me toparé con algo así co- ,\sgsJNA posible omitirlo. «Renunciaría de
mo «cuasi conceptos». Tenemos, pues, a qu ello que . buen grado a todas estas compli-
«constituye concepto» --<<ce qui fait concept>},como deci- 1·ncwnes, pero conoc es el adagio: "Que los señores asesi-
mos nosotros-, y que lo hac e siempre apres coup. Es 11os empiecen"». Acabo de citar un texto, una fras e de
decir que sólo en el apres-coup de la lectura, e igual- l•'rm1descrita exactamente en este período, y qu e es di-
ment e, por supuesto, sólo en el apres-coup del movi- v4Tl.idoencontrar ahí , en la carta 123, del 6 de abril de
miento de la elaboración freudiana, ·algo empieza a h a- 1HH7(pág. 248 (de la edición france sa]). Est a frase, muy
cerse concepto. Un ejemplo de ello es la noción de apun- 11L1nadamente de stacada por el editor de la s cartas a
talamiento (Anle hnung) , pero la traducción de Freud Flil'sR (lvlasson), «Que los señores asesinos empiecen»
pone al descubierto muchos otros: «Surmontement» 111 'du había sido registrada hasta ahora en El malesta;
[«sup eración, vencimiento}>] para traducir «Überwind- 1
·11 fu. cultura, a propósito de la agresividad y de la pena
un@>;«Sehnsuch t», tr aduc ido como «désirance» [«de- d 1 • ~nuerte, Freud dice más o menos es to : «Yo opinaría
seancia»]. En cuanto a este asunto de «désirance», esta 1·11111 como aque l diputado que en una Asamblea france-
mi sma mañana , hoj ea ndo la s cartas a Fliess , comprobé 1!111, 1d dín en que se debatíá la abolición de la pena de
que en uno de los primeros manuscritos, el J, lo que se lt111e•rU!, se levan tó y dijo en medio del sile ncio general:
tr a du ce equivocada ment e por «désir» [«deseo»] es siem- ''Yo 1•:-d .aría s in duda por la abolic ión de la pena de
pre Sehnsucht. 11111Prl.1!, pero que los señores asesinos emp iecen"».
La propia evolución de esta H1•Htdl .a muy curioso aq uí, ante todo, qu e en este mo-
R ETORNO AL noción de apres-coup en Freud 111110!.oH1· da en Fr eud una paramnesia. Según parece,
APRE S-C OUP es sincopada, o sea que, mar cada .,,,,. 1.1_1_110 l.11vo lugar en un debat e real , sino en una publi-
por div ersos apr es-coup , con di- rnc1i'111 do t\lphonH<! Kal'I', f.,<!sGuépes (mi ciencia viene
sipaciones que ya examinaremos y renacimientos don - tlu M11H1-11111), quu dul.a clci l 8'10. Me pregunto entonces si
de tal vez no se los esperaba , pmw en juq~o !-HirÍ<'8 <'.Olll- hubo 1111dd111f.p Hoh1·1· In p1•1111de 1ntwrt e antes de ese
plejas, como ln s ínc:opa, prnci:-m11H•nt.P.l'or 111111
part.<•, año . Ea yu not.uhlo vor <1111 • l•'1·w1dt.n1Hl11dú11111
reaJidnd ,

86 87
a una sesión rea l de la Asam blea, al go qu e es una fra se :-.<s~p a~ajes con la~ pa~abras subs equently o subs equent,
de una publicación. Y, por otra parte, lo div ertido es que :; decir, u~a conciencia que viene después.
Freud hace de esta cita, por primer a vez, un uso episte- El sentido que llamaré B, qu e será lo esencial en el
mológico totalmente met afórico , como: «Yo renunciaría lllarco
l de, la teorí a freudiana de la seduccio'n , es , d.1ga- ,
sin duda a todas estas complica cion es, pero que la reali- 1110s o as 1, un efecto secunda rio diferido, es decir -lo

dad empiece ella misma por no ser complicada. Si la ~erem ?s en detalle-- que el recuerdo act úa apres coup
realidad no lo fuera, no me vería obligado a ser t an com- con mas fuerza que e~ acontecimiento recordado por él.
plicado yo mismo l>. ¡\ 1 parecer, es ta teona prescinde de toda re troac ción
En efecto, la cu estión es com- por lo me;1os en su aspecto más económico. Más adelan~
TRES PERÍODOS pli ca da porque se t rat a de una f..- volv~~e sobre este aspecto, el más económico el más
EN FREUD realidad sumamente complicada t11<~cam c1sta de la teoría de la seducción; pero e; tan só-
ella misma ; intentar é seg uir, ln l~no de sus aspectos. Ese seg undo sentido que me veo
pues, esa síncopa, ese apres-coup del apr es-coup, si es nliligado a llamar B, es traducid o en gene:a l por Stra-
posible de man era sucesiva per o rápida, en los textos de .-111:ycomo «deferred», precisamente: difer ido.
tres períodos: Un tercer sentido (sentido C) que podemos dist' _
1) los textos anteriores a 1900; H_ll,' r, Y °:ucho m ás interesante, es el de u n a comp r;~_

1 2) un texto de La int erpretación de los sueños, la


Traumd eutung, más que inter esa nt e: tiene unos quince
renglones;
3) el texto de «El Hombre de los Lobosl>.
,n1111_

'.º
apres coup. Ciertos recuerdos son comprendidos
11/m !s coup. Este es el aspec to freudiano más cerca no a
qu_o pod~mos ll ama r retroacción, un se ntido quepa-
11•ni m~ er ~1r la flecha del tiempo , ya que el sentido del
Y para no dejarlos completamente en ayunas, voy a :11'011tcc1miento 1 no ap arece o no se da sin o en un tiem-
aclarar la cue st ión, falsamente por supuesto, tratando p 11 :J.. Ver~mos algunos ejemplos de este nachtraglich
de distinguir desde el comienzo mism:o matices de sen- tl1d <:_ua l digo cabalmente que parece invertir la fle cha
tido en los términos, para luego decirles que, por cierto, dnl lw~np o, aunque sin querer pre cip itarme ni precipi-
haremos trabajar estos matices de sentido hasta hac er- 1111· 11 I•re ud en lo que él no dice. Este sentido, entonces
los desaparecer. d1, u11acomp r ens ión apres coup que podríamos traduci;
••11 11lgunos · en füecto,
1:
Así, nachtrcigli ch, en un primer sentido, en el senti- . . pasaJes, como «re troacció n» es te
do A, dirí a yo, está tom a do simplemente como idea de ,mnf.1do i?etr oactivo », está también presente en l~ len-
«ulterior», «agregado», «sec undario ». Ven ustedes .que i,ru1 1 co1 :nent e: He destacado alg un os ejemplos de la len-
seguimos sin preguntarnos por la flecha del ti em po. El 1,tlfll mn s corriente de Freud en las cartas a Fl ' . -
ejemplo principal es aquel en que Freud habla de «con-
t
t "H , . . 1ess, Jus
ute, cuando dice, por ejemplo: «Sólo apres coup me
ciencia secundaria», nachtragliches Bewusstein, es de- t. 1 c11nnta de que en cierta enf erm eda d de un allegad o

cir, conciencia apres coup. La conciencia secundaria es mio 11p:11·ecíaun período».18


una conciencia que vien e a agregarse al fenómeno psí- S iRallloH on primer luga r los textos que d d
IH'lf j va n es e
quico, mientras que la primaria es una conciencia per- . • ' HIHl.1t d final de este período, ante ri or a la Tr _
d,•11.t.1111g aum
ceptiva. Quizá tendremos ocasión de volver a hablar de
esto , pero en apari enc ia no hay relaci ón de causalidad
fil Hnlmn IIH l.ndt· H 111w lo H p<~t'Íoclos de F I" . d ,
entre la conciencia primaria y la concienci a secundaria. F, 1 , . icss son e 28 y 23 d1as
I PIH PNl.11 1111,l.1dc,dP IIP1to ('11 J11di.~c11>1ÍÚn r!(• 1·1 tno .' t1· . d.
Tampoco hay relación de re troacción, por lo menos en el ·, ·I · 1 · · · • " 1rn 1es siana e
l l'I or "" m111wul111011,Y f1'111t•ni111111, .Y II lo qu e Ht! rt!ficn • e n est e
texto de Freud, lo cual h ace que Str achey traduzca es - !!!ljlil l!Ui 11 111;1(1
di111~1111
i6 11. , ' pa-
Hagámoslo señalando -lo no abreaccionad os; la persona no tie ne t iempo para en-
l•:NTlrAlli\ 1,:NELcual no hace más que complicar tre ga rse a su dolor o a otros afe ctos, eventualmente a
l'HIMlm PERÍODO. las cosas- algunas veces lapa- su amo~ o incluso a su alegría. No tiene tiem p o, y no es
EL c:Aso ELISABETH labra y otras veces la idea, y sa-
c'.>:1vemente que se consagre a sus afectos y a la expre-
biendo además que la idea es di- sw n de estos, que a su vez los integra; en consecuencia
fícil de captar y que la palabra, en ocasiones, puede ser lc_>s afectos están ahí, almacenados, retenidos: Reten~
en extremo banal. honshys terie es el término empleado en común por am-
La primera referencia al apres-coup se halla en los lios , Freud y Breuer.
Estudios sobre la histeria, y es mencionada por Strachey El marco explicativo es, por cierto, de tipo breueria-
como primera aparición de la «deferred action». Figura 110 .. Hay un~ ~specie de estasis concebida como una e s-
en el caso Elisabeth. Haciendo cronología, cabe obser- r a,;1~ energetica. Algo que quedó almacenado no puede
var que la elaboración de los Estudios sobre la histeria, ;;cr liberado Y lo será sólo después, cuando los cuidados
publicados en 1895, data de mucho antes de esa fecha, y 11
I enfermo hayan concluido, por ejemplo a la muerte de
que esos estudios son obra de Freud y Breuer. Según la 1
·:-ite. Y Freud emplea aquí por primera vez el término
correspondencia, parece que los historiales de casos 111
_1r.h~rdgl.i<¡he Erledigung, que nosotros traduci mo s por
terminaron de redactarse en mayo-junio de 1894. Es a ,d 1<1mdac10n apres coup». «Liquidación», en un primer
mediados de 1894, entonces, cuando aparece por pri- 1wmpo, es una explica ción de cariz totalmente económi-
mera vez este nachtréiglich en un contexto, como verán, ni, en el estilo breuer-freudiano de la época: es decir que
para nada indiferente. Al examinar el caso Elisabeth ltny una sobrec_arga de energía y es pre ciso hacerle re-
von R., se hacen consideraciones sobre la situación de ••llcontrar vías n?r°:ales de desca rga. De hecho , el pa-
quien se encuentra al cuidado de un enfermo. Ustedes nnwes mu~ho mas n eo, y puesto que les dije que estaba
saben que Freud se topó efectivamente con esta situa- ui:d t~a~uc1do, le s leeré un pequeño fragmento, que tra-
ción en muchos casos de histeria: una.·persona que pasa ducir e directamente pero que les permitirá hacerse una
horas extenuantes junto a un enfermo e incluso un en- 1d,•11:,es tá en la página 229 de las Gesamme lte Werlie:
fermo moribundo, a veces un padre, etc. Hallarán uste- «Conozco a una mujer sumamente dotada que pade-
des estas consideraciones en las páginas 128-9 de la 1·¡, lPves estados nerviosos, cuya naturaleza confirma
edición francesa y 228-9 de las Gesammelte Werke. Es- 111
1 r 1·1ltcro una hister ia; ello, aun cuando nun ca ha y a
tán muy mal traducidas al francés. Cuanto más se las nnl ndo a cargo de un médico ni se haya visto forzada a
relee, peor es. Por suerte, dentro de unos años tendrán 11
1ti t • Tum pir el cumplim iento de sus deberes. Esta mu-
los Estudios sobre la histeria bien traducidos. Entre jnl' ha cuidado ya a tres o cuatro seres queridos hasta su
tanto, lean el alemán y luego vuelvan a las traduccio- m111·rt1•, Y e n cada oportunidad ha llegado a la máxima
nes. No omitirán estas si, como intento hacer entender, 1•xl_c•1rn1wi 1ín corporal, pero nunca cayó enferm~ des-
la traducción es un momento de la vida de la obra, un l11H ' H d!' !!8H8 labores, de eso s desempeñ os, de esos tris-
momento del apres-coup de la obra. tcHi1·11idnclos. Sin embargo, poco tiempo de spués de mo-
Cerrado este paréntesis, las consideraciones atañen J:n: c•Il'l_1f1·1;11w,com ic_nza en ella el trabaj o de reproduc-
a la situación de quien cumple oficio de enfermero, que l lrm ldu · l11•¡Jf·o,htli lwnsarbeit] que pone una vez más
Freud es llevado aquí a interpretar en el sentido breue- 11111'.' HUH ojoH lH:-1c•scc•1rns de enfe rmedad y muer te. Ex-
riano de «histeria de retención». Es decir que los afectos ¡H1l'JU101it.11 do nuevo u di:irio cada impr es ión , llora a
de esta persona durante la época de los cuidados médi- l' l~tlfll'l d_t:<-1111, diríamos que a
1-u, t'OllHlwla 11 H l l 1·c·H¡JC•ct.o,
cos se han ido almacenando, impedidos de PXJffP:-iarsc y tl1¡,¡n·1..w1on , lln11 licplidndóu Hn prod uc e! en
!'.lc•1111•j1111l.c·

40
41
dH;t11111f! d 1"' !I , 1111 1-(11111 11111111t• 11l11
1·lln II t rn v .-•11de• 11111
1w11p11 1·\11111rn " " 111 1or11Hd 11. 11i11 q111• lf;i. l'h :ll (lllH I 111•.t . dP \11lc•tll'lll, t¡ll t 1 t·iihl'n il lltllll 1111
p, 1·1ilt ·lu,i, ,,111.,·,, :,i»
j:1111:is :11lll1ns :wt.1vid11d.-11 1111 1
,,t•u 11y1r;i "lTM i l !ill t,1 ¡i111·t 11.11r111. p11rq1 .11•, 1•11 n•:1 lidad,
Más adelante. lw Htll,rnyud11 y11 l'I h•rn111w <d.l'llhajo l ctH J,;,,1,Hlio,,;1m/1rr lu. h.ist.aia es-
de reproducción>>--, Frcud habl11 dc i /•:ri11.11., ·r11 .nJ!sarlwil, tán(illlfH:l'.l,mlnH - --1111
-1c:11HnHH1111 lllllY 11tll.Pri orc i:; y su re-
trabajo de recuerdo [travail de so11,1wnirl,y unas lin eu:-; d1ºd6n111~ •n 1n11ya11k1·ior
t.1111!1,i( -, y sob re todo porque
más arriba, en un pasaje que no h e leído ni traducido frt1udh.• hn dt•j1Hlo a Br euer el cuidado de redactar, en
hoy, habla explícitamente de duelo. ltt•i,:,iltHlios 1whn· la histeria, las «Consideraciones teó -
Ven usted es cuánto se enriquece este pasaje en el tkMn, 1·rn-1c•rvi't11dm1c para él la mayoría de los casos clí-
que al principio se mencionaba un simple vaciamiento ftit11m y 1 1 rnpíLulo sobre la «Psicoterapia de la histeria».
1

de los afectos -el re se rvorio debe ser vaciado-, cuánto lCDtn11H import an te. Aprovecho la ocasión para decir
más interesante se vuelve esto al introducir nocion es él""1·11c•1-d icino H como las rel at iva s al pensamiento de
capitales para una interpretación de Freud como las de lh'etll'I' 11unca fuero n real ment e «durcha rbeitet», trab a -
«duelo» y «trabajo de recu erdo». La expresión «trabajo
de duelo» todavía no ha aparecido, p ero sin duda la idea
J-rlitR II fondo, y que quedaron o bien en aprox imacion es
·•r n',111 ·11~, como en el mundo anglosajón, o bien en ind i-
está absolutamente presente. N\dll111•1-1 correctas pero fragmentarias, como las que he
En lo que respecta a la s palabras -pues he dich o 1,.1111lul11 ciar yo mismo: me refi ero al hecho de que en esa
que seguiría las ideas y las palabras-, t enernos, por 6.p1w11 1•!pensamiento de Breu er y el de Freud son com-
consiguiente, «nachtraglich», surgido como si tal cosa, '°1lfl111111cnte diferentes, y el de Breuer mer ece un inte-
término des tac ado además por Strachey como prim era l''l"I 11p11rte.Si Freud dejó que Br euer esc ribier a el capí -
ocurrencia. tulo dn las «Consideraciones t eór icas », esto no significa
Y unas líneas más adelante tenemos la expresión, qui• l11H aprobara; y si luego sugie re que su pensamiento
más que elocuente, «nachholende Trane», es decfr, «lá - rnitwid.ía entonces con el de Breu er , esto no significa
grimas que van a bu sc ar hacia atrás». La primera de qu,, t.1>n ga motivos para decirlo. En r ea lidad , el abando-
esas palabras se compone de nach (nachtraglich) y del 11,1d,•l cap ítul o teór ico a Br euer denota que, an tes que
verbo holen. Está también einholen, ·que alude a ir a tli1w11tirpalabra por palabra y pas o por pa so, prefirió
buscar en el sentido de «recuperar» . Y los diccionarios lin1·hi libre curso, y está bien que sea así. .. siempr e Y
alemanes dan como sinónimo del verbo nachholen fra- 1 u 1111<lo alg uien (sería tema de una exce len te tesis) se
ses como «recuperar apres coup», «reh acer , recup era r pc111 ~a aho ra a trabaj ar sobre esto, es decir , sobre el
algo que se dejó de lado». 1wnsamiento de Br eu er como tal y su s diferencias con el
Así pue s, nachholen podría hab er sido objeto _en dt>Freud. Aunque se han dado muchas indicaciones, es-
Freud de una elaboración conceptual semejante a la de t.c1 110 se hizo.
nachtréiglich. J•:ncierto modo, podemos decir qu e la función de ese
El diccionario da para nachholen equivalentes que rnpítulo teórico de los Estudios sobre la l],isteria, no re-
incluyen la tan importante noción de trabajo (Arbeit): dnd ado por Freud, va a ser cumplid a por el «Proyecto
nacharbeiten, retrabajar, trabajar apres coup, y sich dn psíco logía científica», al menos en la evo lución in te r-
(etwas) nachtrdglich erarbeiten, adquirir algo apres 11:1 de Freud, puesto que dicho «Proyecto» nunca vio la
coup, trabajando. luz antes de la década de 1930.
Introduzco ahora la etapa siguiente, que será la d el Este «Proyecto» es de sep ti embr e-octu br e de 189 5 y
«Proyecto de psicología científica» (1895). Entre mayo 0
Mt~ lo descubre en la conespond encia con Fliess. Hoy en
juni o de 1894 y fines de 1895 hay una gran síncop a, po-

43
42

- - - - ____.1
día, la mejor edici ón alemana es la de las Gesamm elte ti,, ¡ hec ho de_~ue la concien cia, para Fr eud , está liga da
11
Werke, Nachtragsband, donde encontr amo s la famosa la per~epc ~?n, debe ir acompa ñ ada de percep ción, de
p a labr a Na chtrag, volumen de apr es-coup, volumen de 11
na ex ~ltac1on del aparato p erc ep t ivo. L a concie n cia
tex to s descubi erto s apres coup, publicados apre s coup, pr, n~an ~ es , por lo tanto, la concie ncia percep tiva, la
1 11
actualmente en curso d e tr aduc ción [al francés]. En fin , • 11<;1 en c1_adel mu n do ex terior. Di ga mos, haci end o u n
por el momen to ha y que ir a mirar el texto al emán y 1111 rente s1s , que esto sin dud a con tra ría por enter o la
ayud arse un poquito con una traducci ón qu e, una vez ,u,li·a de un ser human o cena do al in icio sobre sí mis mo .
más, no es muy bu ena . Así son las cosas (en 1989) . Pues 1"11 to para Freud como p ara la fenom enología, el se r
bi en, es te pro ye cto de septiembre-octubre de 1895, en- h ttma n~ ,es de entr ada conciencia de al go, concien cia de
viado a Fliess con las ca rta s, compr end e tre s part es, al- Jwn:ep c10n, con cienc ia de l mundo.
go que intere sa se ñal ar, des de lu eg o, para situar las Cabe pr egun t ars e entonces cómo tenemos conci en-
id eas. n11 de nu es tros propi os pro cesos psíq u icos , d ado que es -

Un a p ar te sin título , qu e figura bajo el en cab ezado 11111, ni P? r~cer, n o son en sí má s que pro cesos pur a m en -

de «Plan general», «Allgem einer Plan», es la pa r te a la 1:· 1


·con om 1cos, m ecánicos: de scarga s. La solución de
que casi siempre se ha ce refe rencia , la gran met apsi co- 1· r'.·ud_es que sólo ten emo s con cien cia de los procesos
11
logía-metafi sio logía d e Freud con la descripció n de l 1 nq 11•c?s por~ue lig ~das a ell os, de manera por otra
aparato n eur ona l. La seg unda part e, llamada «Psicopa- p ,1r_l1i d 1scont mua , sm cop ada , apar ecen p alabras. Es
tología», en realidad se reduce al capítulo «Psicopatolo- dPi:tt· que, en un proce so psíquico dificil de figurar cada
gía de la h iste ria» . Y la terc era pa rt e se titul a «Tentati- l•,111to viene a injer ta rse una p a labra pro n uncia d; int e-
va de presentación del proceso psi normal», o sea, ten- n orm ent e.
t ativ a de una psicolog ía normal, y en ella se tra ta de la l ,os remito aq u í, por ejem pl o, a los trabajos de La ga -
conciencia, del in cons ciente, etc . Lo int eresant e y sor- d1.. 1111hrc Les hallucinations verbales, d.onde plan t ea el
prendent e en esa época , en la que tendremos en verdad pt·olilt·ma de sa ber si cuando pensa mos no pronunci a -
la primer a gran expo sic ión de la teoría de la seducción, !i1; 1:, Io_qu eyens ~m os. ¿Hay un pens a miento sin lengu a -
es que el término nachtréiglich aparece cuatro veces en Jt1!; rn :1~ au_n, ¿sm pa labra s pronunciadas y percib id as?
el «Proyecto » y en forma de adverbio (verán que el sus- JI,, 1u 1u1 la idea de la conc ienc ia sec undaria en Fre ud .
tantivo aparecerá mu cho más tarde): tres veces en la . No s~~ trata de decir que todo el pen samiento es len-
t er cera p ar te, o sea, en la consagrada -a la psi cología 1!"11 .11.W, Hllt o ~u e de vez en cuand o, sobre un proces o en s í
norm a l, y, para re fer irm e a los se nt ido s A-B-C que 1111r1111 11 co 11~muo, sobre u n proce so que es un conj unto
mencioné hac e unos momento s, siempr e en el sentido lh~ rondu cc10n cs, un a palabra es pronunciada int erior-
A, es de cir , par a ca lifi ca r la concien cia secu nd ari a, la llHH1h !, .Ype rcibid a, lo cua l arroja un a espec ie de h alo de
conciencia qu e sur ge en un segundo ti em po. El término lu:,, qu i· ro de a _a este pr oceso por ente r o; y a tra vés de
nachtréiglich es tr adu cido aquí por Strachey como sub - fli mH pi111t.o:-. d1::;continuos de ilumin ació n es dec ·r
· 1 . , 1 , a
sequ ently , es d ecir , «sub sec u ent em ent e», «despu és», 1Jtt1·_t ir<<' la H pa lab ras pron un ciad as y per cibi d a s, el
«secundariamente». cu11.1u'.1tod,~1pro ceso psíq u ico va a irradia rse. Esto es lo
Esa «con cien cia secu nd a ri a» qut .1 ~ · 1·1.n~ d llnm a nach traglich es Bewussts ein, o sea
LA CONCIENCIA - soy un poco didá ctic o para no n nci~11c1a u.~, n\'i coup. Como pu ed en v er, estamos~
1 1

EN EL«PROYECTO» d ej ar en ayu na s a aq u ellos d e priori n~u


y h•Jo~ di\ 11~111t1!orín del crpres-coup que impli-
u stedes que no está n al corri en- qi1~ \~ll u· .Y vo1111· K<i~ 1m la flcich a del tiem po. Lo cu al au-
t e (esto n o figur ab a dir ectame nte en mi plan) ~ deriva to rtzú 11 8f .r11d1ny 11 1-1in l-{1d11l'i~.1r l:i f.raduc cicín de esta

44 4r,
palabra en tales acepciones gracias a otro término, veremos poco más adelante , precisamente la del trau-
«subsequently», que le permitía disociar el concepto de matismo en dos tiempos. Dichas traducciones escinden,
nachtrdglich. pues, el significante en dos, retransforman, a falta de
Una sola vez, en cambio, el término nachtrdglich es ndverbio, el adjetivo en sustantivo, es decir que lo re-
utilizado fuera del contenido del capítulo 3: en el capí- l.ransforman en «by deferred action», y después optan
tulo 2, sobre la «Psicopatología de la histeria». Se trata por el sentido acorde con la flecha del tiempo. No digo
de un pasaje que he comentado y expuesto ampliamen- que esta interpretación de Freud no sea plausible,
te en Vie et mort en psychanalyse. Me gustaría que lo le- puesto que sigue el sentido de la flecha del tiempo, pero
yeran. Está en la primera parte. Daré una idea al res- n<:arrea, por un lado, la ruptura de una continuidad y,
pecto la próxima vez. No volveré a explicar el famoso por el otro, elecciones cerradas para un significante que
caso Emma, del cual sólo daré unas pocas ideas genera- Mi11 embargo es abierto, el de nachtrdglich, o sea, «apres
les desde el punto de vista del apres-coup. r'ullp».
La aparición más interesan-
NUEVA te, la más tópica en relación con
c:oNSIDERACIÓN la teoría del apres-coup, es el
j 19 de diciembre de 1989 1>t,;L«CASO EMMA» «caso Emmal>, tratado en el capí-
tulo central, «Psicopatología de
Sigo los textos tratando de mostrarles el complejo la histeria», que les pedí que tuvieran a bien leer o re-
1 movimiento de aproximación a un concepto freudiano.
Digo bien «aproximación», por cuanto esto, como vere-
l1·1·r.Pueden leerlo sin demasiados errores en la traduc-
ci1·,11francesa de Aus den Anfdngen der Psychoanaly-
mos más adelante, no se cumple por entero y nos dejará i;,·, .. , y pueden leer un largo comentario a su respecto
campo a nosotros, posfreudianos, para el apres-coup de "11 Vr:eet mort en psychanalyse. Me limitaré a señalar
ese concepto. Es más extenso de lo que pensaba. Estoy alp,11nos puntos. No quiero retomar ese comentario que
obligado a explayarme a fin de hacerles accesibles las 11l,11n:a casi veinte páginas en Vie et mort ... Se supone
cosas a aquellos de ustedes que no están familiariza- q110 el caso Emma es el de Emma Eckstein, pero sobre

dos con ellas. Me encontraba, entonces, en el punto del fll:11.1• punto hay controversias y no tiene mayor impor-
«Entwurf», llamado «Proyecto de psicología científica», 111ti<" i :i en lo que atañe a nuestro tema.
de septiembre-octubre de 1895, y señalaba que el tér- ;,llué se expone y desarrolla con esta viñeta, con este
mino «nachtrdglich», adverbio o adjetivo, sólo aparece frn~111P1itode análisis del caso Emma? Por supuesto,
allí cuatro veces: tres veces en el sentido de «conciencia c:wrt.o aspecto de la teoría de _laseducción; sin embargo,
apres coup», es decir, «conciencia secundaria» -ya me ~1 tl•rm i no «seducción» no es pronunciado y en cambio sí
he explayado al respecto-, traducido por los ingleses lo l'H Hntentado>>, y no hay que apresurarse mucho. En
como «subsequently», y una vez en el capítulo central, 1Htlfi, la teoría de la seducción tiene todavía un futuro
«Psicopatología de la histeria», traducido entonces por por cfolnntc~.Es una teoría de la represión como defensa
los ingleses mediante una forma adverbial, «by deferred po/Ó1-[1·n11,en el sentido de que se trata de mostrar por
action», «por acción diferida». La triple crítica que se qué ,V 1:c',motrabaja el yo en esta defensa. Hay defensas
puede hacer a estas traducciones inglesas es, ante todo, no1•tnulrn-1contra ideaH penosas o percepciones penosas,
1
que escinden el significante nachtraglich en dos senti- UtJfil dico l• n!t1d; dd>emos saber, entonces, por qué en
dos: uno puramente temporal, «posteriormente», «sub- oi@rtm•cmmH (•Iyo no so rkfiende de manera normal, si-
sequently», y otro que estaría más ligado a la teoría que nu por 1111-1vím-1dnl proct•Ho prinwrio, es decir, por medio
de desplazamientos; en Vie et mort en psychanalyse lo pero, ¿basta con ello para invertir la flecha d el tiempo?
dije valiéndome de una imagen y de una expresión 1•'.
st o es sin duda problemát ico.
francesa: desplazamientos «apleins tuyaux». 19 Son Hablé hace un ins tan te de víncu lo ent r e dos escenas.
desplazamientos totales de la energía psíquica, y no l•~n realidad, no se tr at a totalmente de eso, y es ev iden-
desplazamientos que dejen subsistir las etapas entre l.<: que hay aquí una gra n astuc ia de Fr eud: en est e t ex-
las cuales la energía se desplaza. Se trata sobre todo, t o encontrarán un pequ eñ o esquema que los invi to a ob-
digamos, de lo que podemos llamar teoría del trauma en Her var con cuidado en la tradu cción. El es quema está
dos tiempos. Teoría absolutamente esencial. El trauma, l>íen reproducid o. En r eali dad, se trata de un vínculo
así como la idea de «en dos tiempos», nos ponen de nue- 1 ·11tre una escena y el rec uerdo d e la otra esc ena. El
vo ante el problema del tiempo, que es nuestro hilo con- vínc ul o se establece entre la escena I posterior y el re-
ductor, con un enunciado que podría ser, paradójica- n wrd o de la esce na II , o, si se qui ere, porque el t ér mino
mente, este: para hacer un trauma hacen falta al me- •·Haquí muy cercano, entr e la escena I posterior y los
nos dos. Freud expresa esto de la siguiente manera, "Hígnificantes» de la primera esce na ; en efecto, lo que
menos paradójica: «un recuerdo sólo se vuelve trauma Fn•u d comunica son elementos discr etos. No se trata de
apres coup». Y este es el único momento del texto en t 11do un libreto globa l, sino de elementos separados en-
que se pronuncia el término nachtraglich. t n • HÍ.
Para situar rápidamente todo e,ito, digamos que en
I (Significante s de la 2' escena)
el caso Emma hay una relación entre dos escenas, y que
todo sucede en el juego de estas dos escenas; las dos
transcurren en una tienda, y ya en su numeración está
planteado el problema del tiempo, puesto que es la se-
gunda escena en orden cronológico la que recibe el nú- Dcsligazón sexua l
mero I, y la escena anterior, la que recibe el número II.
La escena II anterior es la de un aterttado sexual. Les
dejo leer de qué se trata, un gesto más o menos obsceno (Recuerdos)
y sexual frente a la chiquilla; por el contrario, la segun-
da escena, que transcurre también en una tienda, es ca-
lificada de «inocente» pero se halla en vínculo asociati- S, , p1wde re hace r el camino de la siguiente manera
vo con la anterior. Y todo se juega en los vínculos aso- 11H!.o no se enc u en tra en abso lu to en el te xt o, pero y a
ciativos entre ambas escenas, o sea, I y II. La escena I In vn n a observar-. Tienen ~st edes una escena I, y los
es posterior. El análisis, por supuesto, la anamnesis, VÍ111:1dos se establecen entr e los elem entos d e la esce na
como lo denota el término «ana», va hacia arriba. «Aná- 1 V, di~am os, II ' (los recuerdos d e II). Son ví ncul os aso-
lisis» quiere decir también «remontar». Análisis no es d ut.ívoH poi' düfin ición . La escena II ya no exis te, ha pa-
otra cosa que Auffosung, es decir, «destruir>>, «disolver» frndo. Lo único que exi ste es el re cue r do de la es cena II
remontando, o volviendo a llevar a sus elementos pri- y lwi v ínc ulos as ociati vos se es tab lece n entre I y II',;
meros; el «Auf» es el «ana» griego. Así pues, el «análi- lhow11 1rnt.Pd(•s aquí, para ir r áp ido, lo qu e Freud llama
sis», la «anamnesis», remonta el tiempo en la memoria, ttUl•Hlig nz i'in>> (/~nt {,indung). ¿Desl ig az ún de qué? ¿De
d l i pl :u:1~r, d1! di nplacc r ? En todo caso, tiene lu-
!l-!nt11·~í11,
19 [Imagen originada en los tubos de un órgano q uc suena a
gur un m ·oc,•no c•xpl onivo clu cfosliga zón de afect os y de
pleno. El sentido es de desplazamientos a discrct:ión, m:'tximos, ;;i11
medida. (N. de la T.)] laf\iil 't{ÍH pl' o h1ilil1 >tt11•11h· 1-11•xrnd1•s.

48
11<·insistido sobre ciertos aspectos de esta teoría de
púber comprende «apres coup» el sentido sexual que te-
nían los gestos de la escena II.
la [\poca, ante todo el aspecto económico, y el tér~ino
«dcsligazón sexual» muestra a las claras de q~e- ~e Les leo los dos pasajes princi-
ELTRAUMA= pales:20 «Estamos aquí en el ca-
trata: el conflicto económico se juega en la oposic10n
APRES-COUP so en que un recuerdo despierta
entre proceso secundario, o ligado, y proceso primario,
o desligado. un afecto que él, como aconteci-
miento, no había despertado, porque entre tanto la mo-
La primera escena (la escena 11) es prematura, e~ ~l
tl ificación de la pubertad hizo posible otra comprensión
sentido de que el niño no está maduro como para recibir
d(i lo rememorado». Y Freud continúa así (es este el pa-
una excitación sexual, y Freud habla de «excitación se-
xual presexual»: digamos, sexual del lado del adulto y :wje en el cual va a aparecer el término nachtréiglich):
H Pues bien, este caso es típico de la represión en la his-
presexual o no sexual del lado del niñ~ que la recibe._ La
l 1·ria. Dondequiera resulta que un recuerdo reprimido
segunda escena no es sexual, es anodma. Es una «sim-
ple» burla que, en una tienda, despierta el recuerdo de M1'.tlo se ha convertido en trauma apres coup». Aquí,
11llchtréiglich está claramente enfatizado. «La causa de
II · II' se ve reactivado en forma de desligazón. ¿Por
q~é? ¿Por qué provoca II' una desligazón de energía, di- c·."Leestado de cosas es el retardo de la pubertad en re-
lación con el resto del desarrollo del individuo». Y este
gamos una excitación sexual? ¿Por qu~ el_~ecuerdo,
cuando se lo reactiva , provoca una excitac10n sexual 1>1.ropasaje: «Una de las condiciones aportadas por la
1•xporiencia clínica sería puesta aquí en evidencia. El
que el acontecimiento mismo no había provocado? Pues
bien, la condición capital de esto es que esa cadena de rdardo de la pubertad [se sobrentiende: en el ser hu-
acontecimientos temporales se perfila, se recorta, se es- 111ano] hace posibles procesos primarios póstumos»,
cande sobre otra cadena. La vez pasada introduje la no- donde el término «póstumos)> aparece con más frecuen-
ción de síncopa: podríamos hablar también de contra- l"in que «apres-coup», pero con un significado finalmen-
1,• C(ffcano. Sin embargo, no es elevado al rango de con-
punto; tenemos, en realidad, esa serie .de ac_ontecimien-
r·c·pto.
tos recortándose sobre el fondo de otra sene, ella tam-
bién temporal pero marcada por la biología. Es decir ;,qué decir, entonces, de lo nachtrdglich? Es, a prio-
1·1, algo así como una acción retardada.
que entre los dos tiempos está la pubertad; por lo tanto,
-¿Debe quedar reprimida la primera escena?
un proceso de maduración biológica que hace q~e ~l re-
cuerdo de una escena (II') sea recibido por un ps1qmsmo No, la primera escena no se reprime. Se inscribe, sin
1-wrroprimida. Se inscribe entre dos. La represión sólo
y un organismo diferentes de los que recibieron la pro-
1i1·1w lugar con la segunda escena. La represión patóge-
pia escena II.
uu 1·s, propiamente, el proceso que se produce en el se-
Por este hecho, el recuerdo desencadena a la vez
Mltlldo tiempo, por lo menos en el esquema general. De
reacciones fisiológicas, pues para Freud todo esto se
traduce en reacciones del cuerpo, en una descarga, en
lu•cho, faltan muchos eslabones, dado que es difícil de-
1·11· qtw una parte de la escena no ha sido ya reprimida.
una Entbindung que es al mismo tiempo una «emisión
de productos sexuales», eventualmente hormona~: así l•'rnud dispone por entonces sólo de una secuencia de
hfüw Humamunte simple: prepuberal/pospuberal. En
pues, una excitación somática y, a la vez (y es aqm, por
supuesto, donde las cosas no están absolutamen!e pre- l•'reud, La. naissance de lapsychanalyse .. ., París:
J!l l•:1tSiK1tl1111Cl
cisadas todo esto no está aún sintetizado), capacidades f'Ul", :WO!J, p1ÍgH. -1-17-8y -1/il [«Proyecto de psicología», en AE, op.
para u~a comprensión nueva de lo que h~bí~ sucedido i'Íf,, t, r, l !IH:c!,pÚV,H. ,10;¡ y ~07; c•nl.rncorchete s, comentario de Jean
en la escena II. En otros términos, una ch1qmlla que eR Li111hrn,·lw (N. ti,•/" '/'.)l.

/)() f>I
1•:H' 1n(1rn<·11t.n d(• 1fülfi, los «estadios sexuales» se redu- ,1dve rt ir qu e n o h ay en esto n in gu n a mag ia: lo que a c -
1·1·11 11 ( •; d.11, 1 i'1a , p ar a Fr eu d , n o es la primer a escena , sino un r e -
;,quú quiere decir aquí «traumático»? ,·11erd o de e lla . As í pu es, se des plie ga sin du da u n ju ego
l ,a Psce na II no se vuelve traumática sino porque lo rn111plejo, que Fr eu d n o d omi n a a la pe rfec ción en este
que traumatiza es su recuerdo. Y su recuerdo traumati- 11·xto, pe ro n ada qu e a priori vaya en el senti do d e la in -
za, por una parte, porque provoca más excitación que la v , •rsión de la flech a de l ti em p o. O in clu so, si lo pre fie -
escena en sí y, por la otra, porque viene del interior. No n· n, el ju ego de un demas iad o pr on to y un de m asiado
he mencionado este aspecto porque no quiero detener- tn rde : un dema s iado p ronto en la escena se x ua l y un
me demasiado en lo que ya he expuesto, pero al mismo ,frmasiad o tarde d e la p ubertad n o bastan p ara consti -
tiempo es la razón por la cual esto se llama proton pseu- 111/runa retroacción [rétroaction ]. Cómo pod rían se r di-
dos; el proton pseudos no se debe a que la histérica sea f1·rent es las cosa s en un t exto que , segú n la in sp irac ión
una mentirosa, sino a que la objetividad le miente, por 1 'np it a l de Freu d, e s determ in ist a e incluso has t a meca-

decirlo así. Hay en las cosas algo que viene a mentirle, y 11ll:ist a , en el que se bu sca expl ica r el pr oceso de la re-
lo que miente es el hecho de que un recuerdo sea más ¡,n ,síón por «n eu ro n as y ca nti da d», com o se di ce al co-
fuerte que una escena, lo cual es contrario a todo lo que 111icn zo d e este «P royecto». No es t a m os al fina l de la
se podría pensar. En sus consecuencias, un recuerdo 1
'\ll)lución, y n o es m omento de exp on er lo qu e falta o lo
debería ser más débil que una escena. Y, segundo as- q1w t a n só lo se ind ica e n es ta t eoría con una lí ne a de
pecto del ardid embustero, el yo -puesto que entre las pu 11tos . La t eoría de la se du cción deb e aú n p rofund izar-
dos escenas interviene igualmente el yo- se ve atacado irn y compl e ta r se ; su ecli pse p r óxim o est á aú n lej os d e
por el lado que no esperaba. Mientras que el yo está lis- 11u1mt ros . Al r eded ór de dos año s más lejos.
to para defenderse por el lado del exterior, aquí es ata-
Hi ce el inv e n ta ri o e n l a co-
cado desde el interior, por un recuerdo. O sea, trauma- « lr 'l llmENCI AS rr es p onden ci a con Fli ess gra cias
tismo en dos tiempos quiere decir también que todo I IJ.'l'J,: IUORE S
al u s o d e la com pu t ad ora , q ue
traumatismo, finalmente, a causa de su. segundo tiem- J ,1,:1. 'J'l~RMINO
p erm ite de t erm ina r to d as la s
po, es autotraumatismo, traumatismo interno. Es decir
ocur re nc ia s d e una pala br a .
que los que cumplen función traumática son los restos
f' 11111.ro ocu r r e nc ias de nach tr agl ich a com ienz os de
mnémicos de la primera escena.
1H! H; no ap orta n nada esp e cialme nt e n uevo . D es taco ,
Al final, la idea - provenien-
1:íili 1•1Hhnrg o , u n a que resul ta in t ere sa nte po rque es a b-
UNA ETAPA DEL te de la traducción inglesa- de
1mh1111men te , com o sue le decirse , «coloqui al », en el esti -
PENSAMIENTO que se trata de una «acción dife-
FREUDIANO PARA rida» es en sí totalmente plausi- 111 d1•l 11:-10 cor rient e . Aqu í t en emo s la sigu ie nt e fra se de
NO DESATENDER ble; quiero decir que el recuerdo mw d .. la s ca r tas, d onde Fr eud re a cciona a la rel ect u r a
de la escena ejerce una acción di- tlfl Tu í 11(): «La s id e a s más an ti gu as son ju sta men t e las
ferida. A una condición ya presente, esto es, el hecho de m(w ut.i liz.ab le s, como lo en cuentro yo ap res coup» . Aquí
ijt, 1ru111, n toda s luce s, d e un «apres -coup» de r etro sp ec-
haber vivido aquella primera escena , se adiciona una
segunda condición o incluso varias condiciones ulterio- d, 111 l rHr os¡Jection ]. Si lo pr efieren, es u n «rückg reifen»,
res: por una parte, el hecho de que entre ambas sobrevi- \IH t1l11111 •r gi1 ·s() en el pasado , u n volve r atr ás, un re p en-
niera la pubertad y, por la otra, la ocurrencia fortuita !HU' 1m 'l'11i1w p ara deci r se que, ap res coup , n o e stá ta n
de una segunda escena que comporta vínculos asocia- ñrnl; p rc>l'oPH 1•vidn111. c que narla h ay aqu í d e un a ret r o-
rif'd 6;1 11 ·f.t.rnrw/irm j.
tivos con el recuerdo de la primera. Además, es preciso

52 r,:1
Ahora me dete n go en la et apa sig ui en te; est amos a 1H\ral del pensamiento freudiano . Como recordarán, el
« 1 royecto de psic ología científica» tenía una prime r a
1
más de un año del «Proyecto» , pues se trat a de la carta
del 6 de dici embre de 1896, célebre car ta que en la nu e - parte , ll amada «Pla n general» , que era una su ert e de
va edic ión comp leta de las cartas ll eva el número 112, Y psicología abst rac ta general, una ps icología neurónica,
no ya el 52. Esta nueva edición fu e re a_liza~a p~r Ma s- y una seg und a part e que contenía una teoría his t órica
so n y publi ca da en alemán por la -~d1t or1al F1sch _e ,r: de las neurosis, de la que sa li ó el «caso Emma». Así
Briefe an Wilhelm Flie ss. Hay tambien un a tr ad u cc1on pues, lo hist órico se intr oducía con la teor ía de las neu-
inglesa , debida as imism o a Ma sson. En cuanto a la tra- rosis. Podemos decir que hay aq uí u n a inversi ón total
duc ción france sa , se est á gesta nd o, se halla en curso, ,fo per spectiva: es la teoría histórica, la del apr es coup,
21 /, t que pasa a ser el marco general de una psicología o de
debido sin duda a sus dificultades.
Esta ca r ta 112, de la que tu ve 11na teoría del aparato psíquico. Como consec uencia de

LA CART A oportunida d de hab lar en varias "llo, la r epresió n, que en el «Entw ur f» era un fenóm eno
52/112 ocasiones y que habré de comen- p111.ológico, se convierte en un fenómeno (Freud no lo
t ar de nue vo pró x imam ente, es di ce, no llegará a pronu nciar esto) casi norma l del paso
insepar able de otr a algo an ter ior, la carta 9 8 (o 46 de la ,le· una fase a otr a. A la inve rsa, podemos decir que es el
antig u a num eració n). Sea como fuere, pueden hallar ;rnpocto an hi stó rico, el aspecto de funcionamiento abs -
u stedes la s dos , con gran parte del texto, en la edición l 1·11cto, el qu e re su ltará enma rcado por esa teoría histó -
de Los orígenes del psicoanálisis . .. Ha y ah ora una gran rim. En otro s t érmin os, dentro de cada una de las fases
dist ancia temp oral re specto del «Proyecto» . La corres- 11lgova a func ionar según el modelo del pr imer capítu lo
ponden cia presenta mom ent os fecundos y otros que no d1·l «Proyecto», pero la sucesión de fases, en cambio, se
lo so n tanto. orden a de conform idad con el segundo capít ulo. Espero
Par a situar las cosas, cito el comienzo, que no s ~o~- q11 1· esto haya quedado bien clar o para ust edes.

drá en clima: «Sabes que estoy trabajando con la hip o- ¡,Qué má s podem os decir ? El esquema en dos tiem -
t esis de que nuestro mecanismo psíquico se_ha ~nge1~- lH H{ de hace un moment o, prepubertad/p osp ub ertad, se

drado por estra tifi cación, dado qu e el material d1spom- l!"llura li za en el sent ido de que ahora ya no hay sólo dos
bl e d e hu ella s mnémica s exper im enta ca d a tanto un 1ic-111 pos, sin o N tiempos. N qu e se limita, de hecho, a
re ord enamie nto de acuerdo con nue vas relacio ne s, una t rc·:-i o cuatro según los sistemas qu e u no quiera admi-
reescritura». («Reor denam ient o» es Umordnung Y «re - 1i 1·. Mús imp ortante aún es el hecho de que el pas o de
escritura» es Umschrift.) «L o que mi teoría tiene de llll tiempo a otro es caract erizado com o traducción.
es enci alment e nu evo es, pu es, la afirm ac ión de que "1~ Ft·(•11d u tiliza tambi én las p alabras «r eescritura», «reor-
memori a no está presente de manera única sino múlti- d1H 111miento», p er o este pr oceso es cla r ame nte de finid o
ple, depos itad a en diversas clases ~e signos» . Y verá n ttl l ol.ro mom ento como traducción . Lo que se r eprim e lo
usted es enseguida que entre es t os signos, de un a a otra mi 1111 1111 momento de tr aducción de un sistema I en un
de dicha s esc rituras suc es ivas , hay un pr oces o de tra- 1:tlut ,•1111111 ult er ior en el tiempo, y represión es, se gún la
du cción . 1:1xpt'l'H Í Ú11 dti Freud, «Versagung der Übersetzung», es
Sin en trar en det alles, qu iero se ñala r no obstante lo d tWÜ'. «rdi rnmmic n to de la traducción». He aq u í exacta -
siguiente desde el punto de vista de la arquitectura ge- JtHmtt:• Ju fr n:-1<!: «1•~1 rchusam ien to [refus ement] d e l a
tra duc c ió n (!1:1 lo <¡tw clín ica mente ll a mamo s "r epre -
21 [La obra fue fin alm ente pub licada: Sigmund Freud, Lettres a
•itin"ll. Lo n1pri111ido t'H lo c¡u1· n o He traduce de una
Wilhelm Fliess, París: PUF, 2006; Cartas a Wilhelm Fliess (1887-
'1h\tm llil 111 o\ .t·I:\.
1904), Buenos Aires: Amorro rtu , 1994. (N. de la T.)]

66
Ahora, la escala. Hace un momento dije que ya en el Es a t od as lu ces mu y incó m odo su p er po ner a s í es te
«Entwurf» era preciso que la historicidad del proceso 1q 10 d e se cu encia s , p ues se de se m boca en cua dros re al-
mnemónico, del proceso desarrollado entre las escenas, 111ente muy di fíci les d e acep t ar , sa lvo en e l herv ide r o
se recort ara en una escala a su vez temporal: escala in- c·rca ti vo en qu e se e ncue n tra Fr eud por e nto nces. P or
dispensable, pues sólo puede haber traducción en la ,·je mplo, se cor r e el r iesgo de te r mina r sit u ando la a pa-
medida en que haya, para cada período, algo compara- rición de la n oción de cau s alid a d e n el ser h u ma no en -
ble a una lengua o a un código. Veamos un fragmento: lr P los 4 y los 8 a ñ os de ed ad, e in clu so ub icand o la a pa -
«Me importa señalar que las inscripciones sucesivas l'l('ión d el leng uaje, la fun ción a l m e nos de la s palab ras,
presentan la operación psíquica de épocas sucesivas de 1'11t re los 8 y los 14 a ño s, e tc. Todo es to e n cierra todav ía
la vida. En la frontera entre dos de estas épocas debe P:lra de m ostr a rl es la compl ejid a d de es t a car ta y la
necesariamente efectuarse la traducción del material 1·nzo n po r la cua l, ad em ás, a lgu nos de los ed it ore s re-
psíquico. Yo me explico las particularidades de las psi- 1111ncia r on a p u blica rla en te ra, a n t e el t e mor a da r de
coneurosis por el hecho de que esta traducción no se ha l•'n •u d un a impre sió n d emas iad o fa n tasios a- u na es -
producido para ciertos materiales, lo cual tiene ciertas p,·c-ie d e infra es tru ctura qu e e xpli ca lo qu e pr ecede y
consecuencias». Por lo tanto, hacen falta cabalmente q11c; en dete rmi n a do m ome n to Fre ud lla m a s im p le «su-
lenguas, y los períodos deberían ser definidos por pc·n·s tru ct ura ». Es t a bú squ ed a de u na infrae st ructura
códigos. 111• t•fcctuar á en dos senti dos. P or u na par te, d esde el á n-
En realidad, cuando se en- t{ til 11 de l p en sa mi ent o de Fliess , a sa be r: qu e la infr a es -
A LGUNA CONFUSIÓN tra en detalles, esta distinción lrn d ura d e to d o es to ser ía (esto e s bi ológico en to dos los
EN LOS ESTRATOS. . . se torna totalmente ambigua, rn sos , desde lu eg o, pe ro la «bi ología » fliess ian a e s mu y
por no decir totalmente confu- pn rLicular ) u n jueg o de período s qu e Flie ss pre tend ía
sa: en esa sucesión de inscripciones , varias capas que- hn ll ;rr donde qu ier a, per íodo s de 28 y 23 día s, el pr im ero
dan superpuestas. Encontramos, ante todo, un ordena- de· los cua le s ser ía el p er íodo fe me ni no (el pe ríodo feme -
miento según tipos de funcionamierito intelectual o 111110 de 28 d ías, cabe pen sar) ; e n cuan t o al d e 23 , m as -
ideico. Una primera época es caracterizada por cierto ,·,il rn o, n a di e m e h a señ a la do aú n con ex a ct it u d de dón -
tipo de asociación de ideas, el de la simultaneidad; la d*' :;a d > Flie ss e st a cifr a. Qu i zás haya a q u í u n orig e n
segunda , por la causalidad; la tercera , por la ligazón 1ud io Y caba líst ico , pero con fie so mi ign ora n cia . T a l es ,
con palabras, etc. Hay, pues, una sucesión que podría- 1'111,·w tlqu ie r caso, la infra estruc t u r a flies sia na. Mu chos
mos llamar «formal», al suponer que el ser human'? se In ('(lt1s idcr aron «de lira nte ». Y, e n e fecto, des pi e r t a n
desarrolla pasando de la simultaneidad al principio de 1'.i1nt11 per pl ejid ad los com pli ca dos cálcul os a qu e se
causalidad y, luego, del principio de causalidad a la li- Rh1111dona Frc ud p ara si t uar ta l o cua l fe n óm eno n eur ó-
gazón con palabras. Otra sucesión viene a superpo- 1it.·11 p11rtiund o de la s cifras 28 y 23.
nerse por entero a la precedente, lo cual deja las cosas Det r ás de est o a soma, sin em -
bastante confusas para los lectores: se trata de una · 1'l·:Ho i\ l'AH I CJÓN b a r go, ot ro t ip o d e in fr aes tr u c-
sucesión en cuanto a la situación de un aparato psíqui- l>l". l .,\s zc>NAS t ura , de sucesió n en el cu er po: la
co respecto de una conciencia posible; por lo tanto, una trn úc:1,:NA ,<; ·d d
1 ea e «zonas eróg en as aband o-
ordenacíón de índole «tópica». Por último, otra sucesión nn da s», lo cua l vie n e a mez cla r-
sería atinente a la sexualidad y a la posibilidad de pla- !U11wg 11ru mt• 11Lc•c:011l:rn ci/'rm, 28 y 2:3, ca r act er izada s a
cer y displacer, ligada a esta última; sucesión quepo- iiU ,,,,,., por 1-1w-d.1 11u:í1wquc· s c·r í: 111 b s d<) la a n gust ia y la
dríamos llamar «histórica». !H!lHJ111id11c.l. ~-h1rt,,:c• du p r c¡11( 0 lo !-IÍJ',ll Íc•11l.c·: la ck s] ig-nzó n

fi 'l
Ht\xual (digamos: «la descarga») corresponde a zonas del tífica», aunq ue si n sup rim irlo. Hay pasajes en qu e se
cuerpo llamadas «erógenas»; empero, cuando más tarde muestra que hasta es posible una interpretación econó-
estas zonas son abandonadas, la descarga producida a mica d e la ne ces idad de traducir; o sea que la ne cesida d
partir de ellas generaría ang ustia. Como apuntan con misma de tr a ducir d ebe encon trar su explicación en
razón los editores, esta es la primera aparición de la no- térm inos fisicalistas. P ara introdu cirnos mejor en el
ción de zon a erógena y, por lo tanto, de es tadio sexual, pensamiento de Freud, digamos que la nec es idad de
la cual va a suplantar, por cierto, a los períodos fleissia- traducir tiene algo que ve r con la tend enci a a la «igua-
nos en la denominada «infraestructura». Ademá s , en- lación cuantita tiva» . La te nden cia a la trad ucción debe -
contraríamos «en esta diferencia ción y limi tació n el ría poder deducirse de la tendencia del aparato neuro-
progreso cultural , el desarrollo d e la moral y también nal a igualar la s cantidades de excit ación en su se no.
del individuo». Se señala, pues, no sólo la idea de zonas La ide a de traducción, a la qu e perso n alm en te otor-
erógenas sucesivas y abandonadas que volveremos a go una su er te consi de rable, propone de manera explíci-
hallar dentro de unos años, sino también la de que se ta una salida posible a la idea de apres -coup . Toda tra-
trata de una evo lución tanto del individuo (lo cual es ducción pued e ser concebid a en un doble movimiento.
una limita ción) como de la vinculada con el progreso lJn movimiento de «dirigirse hacía atrá s, respecto de lo
cultural, con algo pert en ecient e al orden de la especi e, qu e se ha de traducir», y la idea de «dirigirse hacia a de-
de la filogéne sis. lante» en cuanto a aque llo que va a explicitarse en una
Sea como fuere, despu és de estas complejidades yo forma distinta. Ahora bien, ninguno de estos dos movi-
retengo la idea simple de que el apres-coup no pu ede in- 111ientos puede se r considerado más det er minista que el
tervenir sino sobre el fondo de una periodiz ación efecti- 11tro. Digamos que tanto uno como otro incluyen , a la
va, concebida como proveedora de tipos de lenguaje, de v <·z, una potencialidad o una exigencia determin ista y
códigos diferentes. 1111a potencialidad o una exigencia creativa. Tomemo s
Volveré una vez más sobre este punto, pero ya mis- c•I«diri girse hacia adelante»: el hecho de traducirse en
mo pued o añadir algo. Ven u stede s que ia idea de un có- formas cada vez más elaboradas, «diri girse hacia ade-
digo diferente suministrado en época s distintas diverg e lnn te» a partir de una forma primitiva, d e una forma
de manera notoria de una idea que se encuentra, no tosca, sup on e que lo que estaba adelante [en avant] es
obstante, presente: la de determinación por la infraes- 111:'i:-; pobre y se enriquece al int erpreta rl o . Tomen u n
tructura. La idea d e infraestructura podría querer de- 11111nuscrítorelig ioso mu sical, ob serven la forma en ex-
cir que toda la evolución no es, en realidad , más qu e el t.n·mo rudimentaria en que no~ son transmitidos algu-
resultado de esa evolución de base, mi entras qu e otra 1111:-1 h imn os, o canc iones, o cantos de la Edad Media,
idea entra en competencia con ello: que la evolución d e w·c•gorianos, digamos , o un villancico, por ejemplo; est a
b ase, eventualmente la biológica, suministra simple- 111 1-1cr ipci<ín extremadamente tosca se rá por cierto tra-
mente la esca la sobre la cual se perfila un pr oceso que dw '.ída, enriquecida en una armoni zaci ón ulterior, en
no está determinad o por dicha esca la. 111111 interpr etación que es, asimismo, pasaje a formas
Así pues, la i dea de traduc- m {rn l'lnbornda s. Sin embargo, «dirigirse hacia adelan-
LA TRADUCC IÓN, ción, Übersetzung, propue st a ya t 1,11 ('ll d tiempo pu ede ser ent endido , a la vez, como de-
sus DIFERENTES en la carta 98 , viene en cierto 1mrrollo <lP lo que cstnba ya presente y que det er mina-
DIMENSION ES modo a relevar aquí el punto d e do II f.odn trad11cción futura. D e igunl modo, el <<di rigir-
Y su RIQUEZA vista purament e econ ómico del i10 h11cí11al.d11-mdPI l.rnducl. o r ll del inté rp rete puede se r
«Proyecto de p ~ico lo gía ci e n - i:on1.wbidocomo Hllll.l1rpn,ta< :i<'111 rnt.rouctiva» (rd. rofan-
f

taseada [rétrofantasiée], término que encontraremos car t a 112, y no de m a nera cen tra l e n lo qu e ata ñe a la
mucho después), interpretación enriquecedora de un teoría traducti va . Ap ar ece p ar a califi car a la con cienc ia
pasado ambiguo porque era más pobre. Reducido lo pa- sec un da ria . Hem os vi sto ya este u so, el de que la con -
sado a unas pocas huellas, ¡haríamos con él lo que qui- cien cia d e los pr ocesos ps íqui cos es u na con cienc ia liga-
siéramos! Empero, al contrario de esto, cuando el tra- d a a la p al a br a , una con ciencia secund a r ia y, a ñade
ductor se dirige hacia el pasado de un texto, lo hace Fr eud , «etwas d er Z eit n a ch nachtréigliches», «al go de
siempre para ir a buscar en él una riqueza suplementa- upres coup en el ti e m po». Los ing leses lo tra duj ero n co-
ria, un «todavía-no-traducido» suplementario. Y así co- mo «subsequent in time» . E s evidente qu e «ret r oactivo»
mo, en el modelo de Freud, cada traducción que deja no corres pon día . No se t ra ta de un a con ciencia re tr o-
caer una parte de lo que debe traducir transforma lo no act iva , y «defe rred» tampoco se a d ecua ba en inglés. Ven
traducido en reprimido, pues bien, lo mismo ocurre con usted es h a sta qué pu nt o la idea de lo «nachtréiglich», de
el traductor (en el sentido profesional del término), que lo ap res-coup de la traducción , ce n t r al en es te t ex t o,
casi siempre atraviesa traducciones precedentes; el qu eda de sfa sa d a res pecto del uso de un a pa lab ra que ,
traductor traduce a Freud teniendo en cuenta a Stra- como si se hub ies e tratad o de u n a a rg u cia de l sign ifi -
chey o teniendo en cuenta traducciones existentes rn n te , qu e dó m a rgi n ada . La p a l a bra «nachtraglich»
atraviesa traducciones anteriores reintegrando lo qu~ :1parece como e n un án gulo d el cu adro, marg inal re s-
se dejó caer y que es, podríamos decir, como lo reprimi- pecto del proc eso cen tral , que es , po r su par t e, u n a des -
do de ellas. En este segundo sentido, pues, «dirigirse cr ipción esencia l de la ide a de ap res- coup .
hacia atrás» no es una donación de sentido puramente Con tinúo u n poco más.
arbitraria, una interpretación puramente voluntarista D es pu és de esa carta 11 2 ,
del pasado, sino una tentativa de recoger del pasado, C UATRO J ALONES t end remos cuatro usos abso lu ta-
del texto anterior e incluso de su «pre-texto» (quizá ten- l'RINCI PALES m en t e ese nci a les d e nacht réi-
dré ocasión de hablar de este pre-texto), de recoger del gl ich en los m eses de ab ril y ma-
texto pasado, todo lo que se dejó caer de él. v,, de 1897 . P a ra cit a rl os segú n los núm eros, so n las
Esta carta 112 deja abierta la cuestión de un «a tra- rn r tas 123 y 126, el man u scr it o L , que es de la m ism a
ducir» inicial. Es decir que, en una sucesión de traduc- J'1·cl1a qu e la ca rt a 126 , y la ca rt a 127. E st os cuatro pa -
ciones, o bien la dirección hacia atrás es indefinida y n:ij1!S dicen lo mi smo, y los cito en cont inu idad; en t od os
forzosamente arbitraría, o bien se considera que hay un l,_,s casos se tra t a d e la forma ción de «fa nt asías» 22 a pa r-
«a traducir inicial». Este «a traducir inicial» es lo que 1i_i : dn las e xper iencias , y en C? da op ortuni da d la expre -
Freud designa aquí como el Wahrnehmungszeichen, r11n1t es la mi sm a : t odo se jue ga e n un a re lac ión e n tre lo
signo/índice de percepción. Hay todo un problema con «oírl o» y lo «comp r end ido».
el sentido de este «Zeichen>1que es «signo o índice», al- 1,;¡ primer pasa j e, de la ca r t a 123, afi r ma : «Quie r o
ternativa en la cual se resume toda su ambigüedad. d .. cir la s fa ntas ías h ist éri cas qu e, po r lo que ve o, se
¿ Tiene él mismo carácter de escena, de recuerdo, de 1·1•111on t a n en gene r al a la s cosa s qu e los n iños oye r on
huella? ¿Es más rico (signo) o más pobre (índice) que pn •c·nz11w1it.e y só lo comp rend ie r on ap res coup» [S E
aquello en lo cual va a traducirse? He planteado esta lfllil i: c<ri.n<icrst.ood laten>]. '
cuestión. La dejo en suspenso, pues he meditado más de
1
una vez sobre su importancia. . ~p,:1lc'•11· 11in c, u ti lil,1tdo po!' d autor es r<[antaisiesn, cr iter io esta -
¿Qué decir de nachtréiglich como palabra, en est.<' t,l.,,·,do, 1111i1111 1<1110 , pu m 111lr: 11!11,·,·ii'1n dP ];¡¡; <Jfuur cs comp letes de
l<'n,lid 1111i, { ,I rn ina 111d ir·i¡,;,,, Lrn1 i111,,,·,·,d 1wion ..:-;t•n tl' i, cor cl w t.Ps son
texto? Según he señalado, aparece una soln V<'Z <'11la ;¡¡;, ,fo~11L:ip l111wh11, (N. rfo /,, '/'.)j

01
La carta 126 dice lo mismo: «Las fantasías han re- los cuales, de golpe, lo nachtrdglich surge en íntima co-
nexión con el «horen>>,el «oír» o el «oír decir».
sultado de lo oído y comprendido apres coup, son natu-
ralmente auténticas en todo su material» [SE: «under-
stood subsequently»].
El manuscrito L: «Las fantasías se instauran por 9 de enero de 1990
medio de cosas que son oídas y apres coup utilizadas»
[SE: «made use of subsequently»].
Si_guiendo el hilo conductor de lo «nachtraglich», del
Por último, la carta 127, donde se trata de las aluci-
«apres-coup>~,vuelvo al punto en que terminé la vez pa-
naciones auditivas de la paranoia, pero ahora la compa- sada, es decir, las cuatro ocurrencias de esta locución
ración es con la histeria: «También en la histeria, las
poco más ? meno~ similares: «lo que es oído (gehort) ;
fantasías son resultado de lo que se oyó y comprendió comprendido apres coup».
apres coup».
Insisto en que «horen», en ale-
Hay que percatarse muy bien de que tenemos dos re- ÜÍR Y OÍR
mán, es a menudo «oír decir» , y
gistros, dos oposiciones posibles en las cuales entra el DECIR
no sólo «oír».
«oír». Está primero el «oír» con relación al «ver» y, por lo _, Incluso hay casos en que esta
tanto, la oposición eventual de dos «sentidos» o «senso- noc1on de un «decir», en el sentido de significar algo, se
rios»: el oído y la vista; pero hay en mi opinión una opo- vuelve preponderante. En nuestras traducciones da-
sición mucho más interesante y tal vez más radical: rnos a vec~s con un pasaje semejante en que el autor,
entre «oír» y «comprender». Y aquí no se puede relegar para referirse a lo que escribió con anterioridad em-
el hecho de que, en alemán, «horen>>no es solamente plea la locución: «wir haben vorher gehort», que traduci-
«oír», sino que es, de manera privilegiada, «oír decir». mos, por lo común, no como «hemos oído con anteriori-
Suele ocurrir que en alemán no se trate de un oír cual- d :1d» -formaría un galimatías-, sino como «hemos
quiera, sino de un «oír decir», de un «sagen harem>. No vtsto con anterioridad». En realidad, tratándose de la
he citado todo el pasaje de la primera carta (123), pero frctura de un texto, el oír no tiene ningún privilegio so-
lo hago ahora: «las fantasías histéricas( ... ) se remon- 1,n) el ver.
tan (... ) a las cosas que los niños oyeron precozmente y Ahora quisiera ir al fondo del problema con toda la
sólo comprendieron apres coup. La edad a la que reci- clmidad posible. Tanto en alemán como en francés los
bieron tales informaciones es muy asombrosa: ¡a partir vi·rlios «oír», «ver», «sentir por medio del tacto» «se~tir
de los 6-7 mesesh>. Ahora bien: a mi juicio, la oposición pm n~edio del olfato», etc., designan lo que ll~mamos
pertinente -más allá de una distinción, presente sin HtH:ntJ<los»o «sensorios». Freud parece agregar a veces
duda, entre dos sensorios: el oído y la visión- es la que (m,h,·~ t?do, con referencia al niño pequeño) la noción de
se establece entre un <<oírdecir» y un «comprender», lo u11 Hv1vu·», un «sentir en lo viviente»: se trata del famo-

cual ofrece, en mi opinión, una indicación capital res- uo lfrldmis,


., para el cual Madame Hawelka (en su tr a _
pecto del primer «a traducir» originario. e1itt: c mn del elournal de 11L'Homme aux Rats») había in-
Les doy las fechas que nos permiten ubicarnos con v1•ntndo el bonito término -próximo al portugués-
facilidad. La carta 123 es del 6 de abril de 1897. La car- «v1vanc:in» [«r;ivance»].
ta 126 es del 2 de mayo de 1897. Luego tienen el manus- Lw-i n•1--ntltado:-ide los sensorios (o datos de los senti-
crito L, que se anexa a la carta 126, y, por último, la car - drw) no HOII IH~Cl'HflrÍ/llllC'tlf.<! mensajes, en particular si
ta 127, que es del 16 de mayo de 1897. Cuatro LPX!.i>sen Pl'ov1n11nn di• la 1111h11·11lc·'.l.n in:rnirnnda. La transposi-

G:J
' ción de los datos de un sensorio en otro es, como míni·
Efectuado este balance, pasemos a la génesis de un
mo, aleatoria: un «la» musical, ¿es más bien azul o más
concepto en el pensamiento de Freud: el concepto de
bien amarillo? Véase el famoso «soneto de las voca- «Nachtraglichkeit».
les»,23 que dio lugar a ingentes esfuerzos por tender
puentes de sentido, latentes, invisibles, entre una vocal Que quienes no son germanó-
NACIMIENTO fonos se introduzcan algunas pa-
y un color. A este dominio de los sensorio~ hay que opo- DE UN CONCEPTO labras «bárbaras» en la boca. No
ner le el de los mensajes. Y cada sensorio es capaz de Y DE UN TÉRMINO:
vehicular mensajes, e incluso de ser investido por un có- es muy difícil. El adjetivo o el
NACHTRÁGLICHKEIT adverbio de partida es nachtra-
digo completo de ellos. Sin duda, estamos h.abitu~dos a
considerar que los mensajes verbales son tnbutar1os de glich y el sustantivo derivado es
Nachtraglichheit (con esa marca del sustantivo que es
lo oído (también por ello, lo hemos dicho, asimilamos fá-
In mayúscula), ya que el alemán tiene la capacidad de
cilmente un «oír» a un «oír decir»). Una fuerte pereza
f'r~rjar.sustantivos gracias a cierta cantidad de sufijos:
mental nos lleva a suponer que lo visual sólo puede 1·1,t, l~eit, ung, etc. Observemos que una facultad seme-
ofrecernos un calco del oír, que sería entonces lo escrito.
pmte no siempre es utilizada en el lenguaje. Nachtra-
Empero, hay códigos puramente visuales que prescin-
glichkeit, por ejemplo, no figura en los léxicos: es una
den por completo de la mediación del lenguaje pronun-
creación de Freud, pero perfectamente correcta en su
ciado (códigos semióticos), y, en última instancia, no es f'.(;nesis.
imposible concebir que todos los tipos de sensorios pue-
Por otra parte, el problema
dan ser soporte de códigos específicos. HOMONIMIA
del nacimiento de un concepto
Ahora bien, en las cartas que estamos examinando, Y TRADUCCÍÓN
Freud avanza en una dirección precisa: no la del paso difícilmente puede ser disociado
de otro, el de los «homónimos»; o
de un sensorio a otro -por ejemplo, del oír al ver-, si-
lllcluso, para ser más exactos, de un problema doble:
no de un sensorio, el que fuere, a su «comprensión». De
pll1· un lado, la homonimia y, por el otro, la manera en
manera que forzamos muy poco las cosas al decir que lo 1
¡11<' ella sobrevive a la prueba de la traducción. Me pro-
«percibido» o «sentido» en la infancia lleva en sí algo p,ing-o ser breve y claro, y remito también a los pasajes
que debe ser, apres coup, comprendido. Lo «visto», lo d1· Traduire Freud consagrados a este tema.
«oído1>e incluso lo «vivido» llevan en sí mensajes laten- Entendemos por «homonimia» el hecho de que en un
tes que el individuo, en un segundo tiempo -nachtra- 11
r1 lo significante se vehiculan significados diferentes.
glich-, tiene que procurar traducir. No se tr~ta de ~u- r,;1lingüista Charles Bally distingue acertadamente
ros materiales sensoriales inertes, no son «ruidos», smo 1
'1lfre homonimia y polisemia. Por mi parte, afinando
que comportan en sí una suerte de exigencia de tradu~-
un poco las cosas, distinguiré tres posibilidades resul-
ción. El sentido, por su lado, no es puramente retroacti- t1111Lc•14 de subdividir en dos la polisemia de Bally:
vo: más bien responde a una tentativa de comunicación
latente anterior. El h6ren, en el ser humano, no es un llr1l!y Laplanche
puro «oír»: es un «oír decir» (sagen horen); y el «oír de- llon1o11imia , .............. .,.... ......... Verdadera homonimia
cir>>es, a su vez, un «a traducir», e incluso un «a tradu-
f'nli1-<i•iiiia .. ,. ., ..... ............... ..... ,.{ Cuasi homonimia
cir» originario.
Falsa homonimia

23 [Se trata de uno de los más célebres poemas de /\1:thur l{i 111·
nig,11110:-i
d1p i dn IIH'll Le•q ll<! lrn.,en sos más interesan-
baud. (N. de la T.)]
tv1a1 n111lng11w.i; In cuaHÍ lwmonimia y, sobre
1mo !w-11111i.H
todo, In fohm homun1min.

(i'1
05
La verdadera homonimia no permite confundirse del bombero y del zapatero hay más de un punto en co-
entre los dos vocablos, pues, aunque son idénticos, mún, la misma etimología y derivación del sentido: los
vehiculan significados perfectamente diferentes. Con viejos zapatos agujereados aspiran y expulsan el agua.
frecuencia, las dos palabras tienen: /\demás, las dos acepciones figuran en una única entra-
- etimologías distintas; da en el diccionario, pero en determinado contexto el
- entradas diferentes en los diccionarios. .c;ujetono se confunde: «Ve a buscar mispompes», le dice
Dos ejemplos: d señor a su lacayo; «Vayan a buscar las pompes», les
- étalon (monetario) [patrón por el que se rige la ordena el capitán a los bomberos.
moneda; por ejemplo, étalon-or, «patrón oro»), Y Estos casi homónimos conservan, no obstante, la
- étalon (caballo) [semental]; huella de su parentesco, a la que el traductor será sen-
- pompe (ceremonial: etimología griega) [pompa], Y .'l i ble hasta el punto de intentar, a veces, transmitir
- pompe (aparato que sirve para mover líquidos: cierta ambigüedad. Por ejemplo, leyendo el francés
etimología latina) [bomba]. «lwmme», «hombre», al traductor alemán no le costará
Acabo de decir que no es posible confundirse ... al il<!masiado decidirse entre Mann , «hombre (varón)», y
menos conscientemente, porque el inconsciente juega 11-fonsch,«ser humano». Subsisten, sin embargo, zonas
con estos homónimos en el sueño o en el dicho ingenio- d(i sombra que alientan una reflexión más profunda: ¿el
so. Así, los «comulgantes» a quienes en otro tiempo se (():ran hombre» es «der grosse Mensch», como correspon-
exigía «renunciar a Satanás, sus pompas y acciones», d<·ría, o «der grosse Mann», como lo escribe Freud (en
ridiculizaron prestamente las cosas con la fórmula: I >n·Mann Mases und die monotheistische Religion, en
«Renuncio a Satanás, sus bombas y cañerías». ':w, t. XVI, págs. 214 y sigs.)? 25 La locución «Dios creó
Sea como fuere, la verdadera homonimia, específica ,,1 hombre a su imagen», ¿no invoca una leyenda mascu-
de cada lengua en particular, es estrictamente intradu- 11110-céntrica?
cible, razón por la cual el dicho ingenioso -que en ella Por último, más interesante todavía es la falsa ho-
se basa (calambur)- no puede ser trasladado a otra T111111imia. Aquí, el pasaje de una lengua a la otra es in-
lengua. En cambio, en las nociones de cuasi homonimia d i:1plinsable para detectarla. El hablante de francés ve
y falsa homonimia interviene la conciencia lingüística t1t1n unidad de sentido en la palabra «femme», «mujer»,
del sujeto que habla, y la traducción sirve de test o de u1i1·11Lrasque el traductor alemán deberá escoger en ca-
prueba de validez. 1111 ocurrencia entre Weib y Frau, dos términos absolu-
En la cuasi homonimia tenemos una misma pala- 1Htrn•nte distintivos que nada permite considerar como
bra pero con acepciones claramente distintas, que en el ••~i1u\11imos».Lo inverso puede ser mostrado con el tér-
diccionar io se señalan mediante subentradas y que el mino nlemán Bedeutung, que oscila entre «significado»
locutor individualiza con facilidad. Volvamos a nues- ti iq 111 porl.ancia», y ello, de un modo que con frecuencia
tras «pompes» de hace un momento. En el caso de la ro1ndta i ndecidible, hasta el punto de que los traducto-
pompe de ceremonial, «pompa», además de la verdade- i'tm d,• lmi OCF.P optaron por dar primacía al vocablo
ra homonimia encontramos otra acepción, esta vez fa- mrnl«-i·no <<Hignificatividad», que encierra estos dos ma-
miliar: la de «zapatos». 24 Entre las pompes, «bombas», \li'N1.

24 [En efecto, en lenguaje familiar, pomprs es t.ambión denomina- ~ti IM11rnh1y lo n·li}(iár, ,,,,,,,,,,,.¡,a.,, ,•11 , ¡¡.;, ,,,1.át .. t. XXIII, págs.
ción de (<zapatos». (N. de la T.)] wa y ~il{~.J

l (,(j U7
Hay, pues, una suerte de difracción de una lengua a más de esto y aquello; pero, a la inversa, esta lengua es
la otra, y que es diferente cuando se pasa a través de reverenciada por su multiplicidad de matices cuando
varias lenguas: dispone de varias palabras, o sea, cuando dispone de
más términos que el francés. En un caso nos decimos:
«No se puede verter la riqueza de este vocablo, poseedor
de tantos significados»; y en el otro: «El francés es muy
pobre, ya que el alemán tiene diez palabras y nosotros
sólo tres». Todo lo que he intentado demostrar es que la
t·elació~ entre las lenguas se invierte a cada rato, y que
en el eJemplo de «homme» el francés es más polisémico
Y más vago que el alemán, mientras que con «Bedeut-
tmg>> sucede lo inverso.
Por último, mi cuarto punto atañe, en relación con la
Woman Wife cuestión lingüística de la homonimia, a la importancia
capital de la «prueba de lo extranjero», unas veces como
Veamos cuatro observaciones al respecto. simple test, otras como puesta a prueba de un sentido,
En primer lugar, las fronte- .Y otras aun como auténtica experiencia cultural. La
OBSERVACIONES ras entre cuasi homonimias y prueba de lo extranjero está en la traducción, respecto
DE UN TRADUCTOR falsas homonimias no son tan rlP lo cual los remito a un artículo aparecido reciente-
claras como lo he indicado. 11wnte en la Revue Fran<;aise de Psychanalyse, «Hu-
Segunda observación: la falsa homonimia no es en 111ouret exil dans l'écriture freudienne», cuya autora es
absoluto infecunda. No se trata de un puro y simple ar- ,l<~anine Altounian, integrante del equipo de traducción
tificio. Diría incluso -remitiéndome a: una de las fór- d,• las obras completas de Freud [al francés]. Insistir so-
mulas centrales del texto Traduire Freud, tomada de li l'l). el _exilio en la prueba de lo extranjero es, a mi juicio,
Antaine Berman- que la falsa homonimia es el proto- 1
11s1stir sobre una sola de las dimensiones: la de pérdi-
tipo de la «prueba de lo extranjero». Como veremos con d11.Ahora bien, la pérdida tiene necesariamente su con-
«nachtri.iglich», aunque también es válido en muchos t ni partida, pues el exilio en la lengua extranjera no es
otros ejemplos, el análisis efectuado por el traductor, n ()lll pérdida, sino también fecundidad. Y toda la dialéc-
esa suerte de difracción que despliega como un cristal 111:n del pensamiento alemán, de Holderlin a Hegel y
el espectro de significados y usos posibles, ese análisis 1
u ni.os otros, apunta a resaltar que es en el extremo de lo
traductivo , diversifica la lengua de origen, la enriquece ,., I ,., 111jerodonde lo Eigene, lo «propio», lo que se tiene a
y retorna sobre ella. 1il ido personal, se vuelve más cercano. Ya que he habla-
Tercera observación: la veneración de tal o cual len- d11dP l liildcrlin, me complace citar estos versos del poe-
gua está fuera de lugar y resulta hasta ridícula. Pienso, 11111 HM1a•mósine» (nombre de la diosa de la memoria):
en particular, en la veneración del sacrosanto alemán,
pletórico de todas las «riquezas», unas veces soberbia- /r,'in ½,•iC'J,,,n,sind wir, dcutungslos,
mente concreto y otras altamente filosófico, etc. Unas 8r·hm,.,-zlos sind wi:r und haben fast
veces se admira el alemán por su profundidad y su poli- l>h· S¡11'a<'h1•in d,>r ! 1b-,w rwrlonm.
semia, cuando condensa las cosas en una :=;olnpalnbra.
Nos decimos: cuánta riqueza en una sola palahrn, adP-

fil)
«Somos un signo, sin interpretación, ralid ad de sen tid os «segú n el cont exto»; esto es, el aba n-
sin dolor somos y hemos casi don o del significant e.
perdido el lenguaje en el extranjero». ¿Cómo p as a Fr eu d (sim p le men t e: ¿p as a ?) de u n
tér mino em pl ea d o de ma ne ra más o me no s va ga , y en
Holderlin, gran traductor y gran esquizofrénico. Lo todo cas o en forma a djeti v al- adve rbi al (nachtréiglich) ,
importante es el «casi», «casi perdido». Marca un punto al con cepto form ula do de Na cht raglichke it?
de no retorno, o bien un retorno posible, una traducción S e trat a de una evo l uc ió n
E VOLU CI ÓN
posible, puesto que la traducción es prueba y retorno, más que para d ójica y que mere -
PARADÓ JI CA
pérdida y reencuentro. También de esto se trata en la DE L CONCEP TO
ce d e u st ed es sum a a t en ci ón .
esquizofrenia, pero por el momento dejaré aquí esa H emos dej ado a Fr eud en abril-
cuestión. ma yo de 1897 , en ple no fl or eci-
¿Por qué hemos hecho esta mie n to d e la teor ía de la sed u cción, espec ialme nte con
HOMONIMIA, demasiado larga y demasiado 1m p asa je de gr an ri qu eza sobre el orige n y la est ructu-
CRISTALIZACIÓN corta digresión sobre las formas ra de l «fantas eo». Ah ora bien, el té rmi no «apr es coup »
DEL CONCEPTO (adje ti vo y ad verbi o), que es u no de los ejes centr ale s de
de la homonimia? Es que la cua-
:--iut eoría, v a a exp erim en t ar u n fading tot al, h as ta re-
si homonimia y la falsa homoni-
npa re cer , el 14 de n oviembre de 1897 , fin alme n te en la
mia tienen un efecto enriquecedor en el camino de la
for m a d e sustantivo . Sólo qu e, mi ent r a s ta n to, en tre
creación, de la cristaliz ación del concepto.
may o y noviembre . . ., prec isa men te la te or ía de la se-
Lo que aquí nos ocupa es la vía del surgimiento del du cción es, como se dice, «aba n d on ada».
concepto de Nachtraglichlleit y de su sustantivo a par-
Se trata, como sabem os, de la
tir de la polisemia posible de lo nachtraglich. Concreta-
LA CARTA DEL fa mos a cart a d el 2 1 d e se p tiem -
mente, en el paso por la traducción de Freud hemos ha- « EQU INOCC IO» br e de 1897 , la n ú mero 6 9/ 139,
llado un doble efecto , una doble prueba de lo extranjero. ( l 897) que t engo por costum br e llamar
Los traductores ingleses optaron por difractar las tra- «cart a del equi n occio» po r qu e
ducciones; con los franceses tendríamos la refracción y 1·~d/ t datad a el día del equ in occio de otoñ o, fin d el per ío-
el retorno a la unidad. El traductor inglés se ve llevado d 1> t:stiv al y comie n zo del p erío d o inverna l. Intr od uzco
a tratar los usos freudianos de nachtraglich como tribu- n q u í el te xto , qu e h e r etrad ucido lo más cerca no p osible
tarios de sentidos claramente distintos. Brotan así los 11[ nt·igina l pue s la s dificu ltade s ~hun da n:
sentidos siguientes:
- ulterior en el tiempo: later, subsequently; Vie na , 21 de sept . de 1897
- de consecuencia retardada, diferida: se trata de la
1>r. Si ~m. Freud
famosa «deferred action»;
Do<:tm1.ti de e nfer medades n ervios a s
- por último, retrospectivo. t 'll la Uni ver sidad IX. Bergasse 19
Los traductores franceses -no tanto Lacan sino,
sobre todo, los que siguieron su impulso- se plantea- q 111,r ido Wilhe lm ,26
rán la cuestión de la unidad de estos sentidos, en aras Aq11í 1'81.oy , de r cgn •Ro desde aye r a la mañana , disp uest o,
de lo cual adoptarán el término <<apres-coup».Empero, llHn 11w, l'Hl! Whn •r:i<lo, por 1d m<>HHinto desocupado, y t e escri bo
antes de Lacan, los traductores franceses lrnbínn l'lcgi- 1
'; 1l•:11 ,,,.¡.,¡n 111t.o, p 11n t tw 1·t •~l.r idami,nl.t• li t.c•ra l, l a vcrnión cas te-
do la solución de facilidad a la ingl<1sn, 01-1rlucir, ln plu- 11:itrn d n lu ln 1t.hwd o11fr1 o l 1'1:11.ntln l 1111l 11r d C'lwl'Ía h ilct'r co11Htn r los

70 71
primero a ti tras mi reinstalación. Y ahora te confiaré de inme- fa n tasía se xu a l se apo dera r egu larmente del tema de los p ro -
gemt or es .) Cua rto, la cons iderac ión de q ue en la psicos is m ás
diato el gran secreto que durante los últimos meses se ha ido de-
velando lentamente en mí. Ya no creo en mis neurotica. 27 No es profun d a el re c ue~do in con scien t e n o pa sa, de mo d o qu e el
posible comprender esto sin algunas explicaciones; por otra par- s:cr _eto _de las experienc ias vivida s en la j uve n tu d n o se traic iona
~11 s1qm~ ra en e l d eliri o m ás confuso. Cuando ve m os as í que lo
te, tú mismo has encontrado creíble lo que yo podía contarte, de
modo que voy a comenzar históricamente y a decirte de dónde mconsc 1en te n o ve nce n un ca la res iste n cia de lo consc i en t e se
des van ece ta m bi én en t onces la esp era n za de que en la cura 'las
proceden los motivos de mi descreimiento. Las decepciones ince-
cosas pued a n suceder a la i nv ersa y d esem boca r en l a dom i-
santes en los intentos de conducir un análisis hasta su verdade-
nac ión compl e ta de lo in conscie n te por lo cons cient e.
ro término; la huida de personas que durante un tiempo habían
Influido por t odo es t o, me h a llaba list o pa r a r enu ncia r a dos
sido las más aferradas; la ausencia del éxito pleno con que había
c?sas: a la sol ución comp let a de un a neuros is y a l conocim ien to
contado; la posibilidad de explicarme los éxitos parciales de otro
cierto de su etio logía en l a in fa n cia . Ahor a n o sé en ab soluto dón -
modo, de la manera habitual: he aquí el primer grupo. Después,
la sorpresa de comprobar que en el conjunto de los casos había de, estoy, pu es no he logrado comp r ende r t eóric am ent e la r epr e-
que incriminar al padre como perverso, sin excluir al mío; la no- swn [1"efoul _ement ] y su jue go d e fuerz a s. Pa r ece de nu evo pl a n -
ción de la frecuencia inesp e rada de la h isteria, donde cada vez se 1.cab le [envis ageable ] que sólo vive ncias u lteriores da n el env ión
a fan t asías qu e ab revan [r etournent p iúser J e n la i nfa n cia, y de
mantiene esa misma condición, mientras que semejante exten-
sión de la perversión ejercida sobre los niños es francamente po- ,·¡,t e m odo el fac t or de un a dispos ició n he r editaria re con qu ista
1111 te~reno , del cu a l m e a ~ig_ n é la labo r de expulsar lo [le refoule r]
co verosímil. (La perversión tendría que ser infinitamente más
e n m te r es de l es cla rec1m 1en to de la neur osis-.
frecuente que la histeria, dado que la enfermedad sólo se declara
cuando los acontecimientos se han acumulado y se les añadió un Si est u vier a d epri m ido, si n o t uviera las id eas cla r as si me
factor debilitador de la defensa.) Luego, en tercer lugar, la no- hallara fatig a do, pr obabl eme nt e t a les dud as deberían in¡ erp r e -
1.arse como m a nifestaciones de debilidad . Da do que me sien t o en
ción certera de que no hay signo de realidad en lo inconsciente ,
de modo que no se puede distinguir entre la verdad y la ficción ' ·1'.:s~ado op uesto, d ebo reco nocer e n ellas el res u lt ado d e un tr a -
ba.Jo mte lectu al ho n esto y vigor oso, y en or gu llecerme de ser a ún
investida de afecto. (En ese caso, la solución que queda es que la
.-.,paz de tamaña cr íti ca tras h abe r profund izado el pr oblema en
·N o es es t a d u d a so'l o un ep 1sod10
, ,,· "·· 1 forma - <, · ' e n el prngreso que
rnnduce a un conocimiento más vas t o?
fundamentos que este dio r especto de algunas de sus decisiones
terminológicas, en razón· de que ciertas expresiones de la carta T a m b ién es curiosa la a usenc ia de tod o se n tim iento de vc r-
pueden resultar incomprensibles. Puesto que no es nuestro propó- ¡:i"wnza a ll í donde, sin em b a r go, pod rí a t ene r su razón d e ser .
sito ir más allá del texto francés que se nos propone, salvaremos ta- l l, •:,du lu ego, no cont ar é es to en Dan, n o h ab laré de ello en Asc a-
les dificultades con recursos propios del español. Eventualmente, lo n , e n la t ierra de los filisteos, 28 sino a n te t i; y e n cua nto a m í , a
añadiremos el vocablo francés entre corchetes. (N. de la T.)] cl,..-ii· ver dad , tengo más un sen t im ien to de victoria qu e de de r ro -
27 «Meine nei¿roticm>:la construcció n alemana de la frase no per- 111 ( lo cual , sm emba rg o, no se just ifica) .

mite establecer si el vocablo latino neurotica es un femenino sin- _1¡,


;:-;bu~no qu e tu cart a llegu e j usto ahora ! Me in cita a h acer
gular (ma [mi] neur-otica) o un neutro plural (mes [mis] neurotica). d,, i u nwdiato u n a pro p uesta con.l a que qu e ría con clu ir . Si en
Varios argumentos apoyan la decisión por el plural. En la carta " 1111 •s l.tl'lllpos de holg a nz a tomar a , el sá bado por la ta r de, el tren

119, Freud utiliza la expresión in neuroticis (o sea, un dativo plu- d,, J Noroest e ,_el dom ingo a l medio día est a ría en t u cas a y podría
ral): «en las cosas de la neurosis>>, «en el terreno de la neurosis». ,., ilvPr :t I'.ªrtir a la n oche sig ui en t e. ¿Pued e s disp one r de esa j or-
Por otra parte, cuando se sirve de una palabra latina en un contex- i ¡, 1d :i d t' lihc•rtad para un id ili o de a dos, in ter r ump ido por u n idi -
to alemán, la declina: Hllleine libido gegen matrem (... ) sie nuda,n li11 el,, 11 (n !s Y t re s y medio? Esto es lo que quer ía pr egun t a r te. ¿O
su sehen» (carta 141). Si neurotica estuviese en singular, tendría t1,•11, •1• 1,11ca s a u n inv ita do caro a t u corazón, o a lgo urge n te que
que haber escrito: <(art meine Neurotica.m». Por último, Felix Dor-
man publicó en 1891 una colección de poesías que fue confiscada •• , , 1

por inmoral; su título era «Neurotica », manifiestamente un neutro , • S t • !.ru t a d ,, trn a__n lw iiún a Sam11.el , 2, 1, 20 : «No lo digáis en
plural, como lo muestra el siguient e fragmento de Karl KrauflH: !,ll l.h, 11" lo 11roc:ln rn(•1H 1·11 l,tHca!lt! H l<hi Asca lón ]. que no triun fen
<<losNeurotica fueron confiscado s, tras ell os las Srm .rnr·ir¡¡11·:;
y lungo
h11 b 1 trn d11cciú n a lema na de la Bibli a
d 1qa1, dt• lw, lfi liHl.c·u11J». 111•¡_:1111
"" l'l,i lip ¡ 11111
11.
el Hazmerreírn (en La littérature démolie, 18\Hi).

7'1.
bido a su nerviosism o personal y a num erosos rasgos de cará cter
si tuviera que partir por la tarde - por lo
lrn t-1• 1 1;1,-;1,1'.' t I l ,1t· 11,
qu e lo desfav or ece n, entre la s personas que r esulta n en verdad
•J\il!I 1;1n(11w, .,11 n<> valdría la pena -, ¿serían válidas las mismas in soportables.
u,m,li1 ·1u11PH pu rn d cas o de que tomara el tren del Noroeste el Espero enterarme pronto por mí mismo de cómo anda usted
vi ,;>1·111•n 111... 111tard e y me qu edara en tu casa un día y medio? Me y de todo cua nto suc ede por otro lado ent re cielo y tierra.
11•IÜ •ru 11 1·11t.11 ;ieman a , naturalmente.
Muy cordi almente tu Sigm. 31
l'rn14i¡:o ahora mi carta. Apor to un a variante a las palabra s
di· 1laml et: «To be in readine ss».29 Estar se reno, esa es la clave.
l 'or impuesto, podría sentirm e muy disconfo rm e. Era tan bella la No tengo int ención de rean ud ar toda la discusión de
es¡wranza de un ren omb re eterno, así como la de una riqueza esta carta , sino de seña lar algunos puntos:
asegura da , la com pleta independencia , los viaj es, resg ua rdar a l. Esta carta constituye una revis ión desgarradora
los niños de las graves preocupaciones que me privaron de mi ju- de la teo rí a de la seducción. Como tal, se la puede cons i-
ventud. Todo esto depe ndía de la hist eria, de su r esolución o no. derar una verdadera ten ta ti va de «fal sificación>>[«fal-
Ah ora puedo es tarm e de nu evo tranquil o y humild e, prestar sification» ], a la manera de Popper. La t eoría de la se -
atención, econo miza r, y en est e punto recue rd o una pequeña his-
tori a que tomo de mi colección : Rebeca, quítate el vestido [debo-
du cción es re fu tab le tan to con argumentos de hecho
da], ya no eres una no via. 30 Per o, a pesar de tod o esto, esto y muy («clínicos») como por consideraciones gener ales (antro-
se reno, y conte nto de que sientas ta n to como yo la nece sid ad de pológicas y hasta esta dísticas) .
volver a vernos. 2. Uno de los argumentos centr ales es que el aconte -
Subsiste una pequ eña angu stia. ¿Qué comprendo aún de las cimi ento inicial j amás puede ser alcan zado por medio
cosas que te ocupa n? Seguramente incapaz de emitir un juicio del rec uerd o. Ahora bien, la teorí a de la seducc ión es in -
crítico sobre ellas, estaré tan sólo en condic ione s de concebirlas, separable de la idea de un tra umat ismo en dos ti emp os,
y la duda qu e sobreviene entonces no tiene nad a que ver con la
concer nient e a mis propias cosas, no es p roduc to de un trabajo
conforme un esqu ema qu e podemo s simplific ar de l si-
intelectual, sino r esultado de una insuficiencia de mi mente. Pa- ¡~uie nte modo:
ra ti es más fácil: pu edes ten er una visión de conjunto de todo lo
qu e aporto y pronunciar sobre ello una sentencia vigorosa.
I" "conteoimien~ /"""' "' "'"
Todavía debo agregar algo. En este tr astocam ient o de to dos
los valores, sólo perm anec e int acto lo que es deudor de lo psicoló-
gico. El sueño está allí con tod a certidumbre, y el valor que atri-
bu yo a mi s comien zos en el tr abajo metaps icológico no h ace má s Huella mnémica
qu e au ment ar. Lá stima qu e interpretar el sueño, por ejem pl o,
no alcance para hacer que ust ed lo viva.
Martha ha regr es ado a Viena conmigo , Minna y los niños
contin úan to da vía allá una seman a . H an estado todos esplénd i-
r
2° aco11teci miento
damen te bien.
Mi alumno, el doctor Gatt el, ha re sultado una curiosa decep- que viene a reavivar la h\lella mnémica
ción. Muy dotado y agudo, no obstante se lo debe clasificar, de-
:i
I DPH<le el solo pun to de vista de la tra ducción, una pa labra pue -
29 Shakespeare, Haml et, V, 2. En reali dad: «The readine ss is albi t!,, pr PHt.an;c al contrasentido: 1<diskuti erba,~>, por ejempl o, incita -
(«Disponibilid ad: esa es la clave»). 1· í11 11 l.n11lucirl a por «discittable» , «discutible». Ahora bien, «discuta-
30 «Kalle», palabra de origen idish qu e signi fica «novia». Estn /,/,·» 1.i!' 11e en francés un sentido puram ente negativo, el de «impug-
hi storia judí a de Rebeca podría aludir a la segunda mujer de Jacob 11nhl•m. Si l•'rnud hub iese querido decir 1< Ímpugnab le», «discu tible»,
Fr eud, que tenía ese nombre. Cf. Vladimir Granoff, Filiations, hnli ri 11" IIIJJIP:11(0otro términ o (enfccht bar , por ejemplo). Aquí, ••dis-
Pa rís: Minuit , 1975, págs. 320 -3, y Marie Balmary, L'homme aux lw ti,·rlu1n•, ll 1·1nino rnro t•n ah,111:'rn, dehe 8Cr tomado en el sent ido
statu es, Parí s: Grasset, 1979, págs. 67-9. [Entre corchele H,comen- ¡u1ijilivo ch, 1<dí¡.:·11 0 du 1w 1· ditwu l.ido»; clP nh í qt1P yo In haya vertido
tar io de Je an Laplan che. (N. de la T.)]


71
A través de es ta secuencia, el traumatismo ha pasa- abrevan en la infancia, y de este modo el factor de una
do a ser un traumatismo de proveniencia in ter na , im- disposició n heredit ar ia re con qui sta un terreno del cua l
parable , motivado en la libido del propio sujeto. me asigné la labor de expu lsa rlo -e n interés de l escla -
Sin embargo, a partir del momento en qu e el primer rec imi ento de la n euros is- ».
acontecimiento se sustrae, habrá de cons iderarse que 4. Todavía nos re sta recordar que la teoría de la se-
el sistema ent ero se desploma. ducción no mu ere con la carta del eq u inoccio:
3. La continuación del ra zonamiento freudia no pue- a) En el prop io Freud , está la búsqueda de un epi so-
de esquematizarse así: dio prototípico de seducción en la historia individual. Es-
a) El acontecimiento in icia l no puede se r alca nzado . ta búsqueda, exa minad a por J acqueline Lan ouziere en
b) En consecuencia, es posi ble atribuir la s fantasías Histoire secrete de la séduction, 32 continúa más en el
a la influenci a de aco nt ecim ien tos ulteriores, a una sent ido de un a hipótesis gene ral que en el de la investi-
imaginación retroactiva. gació n clínica. El punto nodal de esta indaga ción es el
e) No obst ante , esta solución no es ni se r á nu nc a su- pasaje -a hor a célebre - de las Nuevas conferencias de
ficiente pa ra Freud. Él lu chará siemp r e contra la hipó- introducción al psicoanáli sis en el qu e la m adre apa-
t esi s de un puro «retro-fantaseo» creador del pasado a r ece como la seductora centra l: «Aquí la fantasía toca el
partir del pres ente. suel o de la realidad efe cti va, pue s fue efectiv am ent e la
d) Por consigu iente , tal imaginación retroactiva de- madre quien, con motivo de los gestos req u eridos por
be encontrar un pun to d e dete n ción qu e, al no poder ser los cuidad os corp or ales , no pu do si n o suscitar reaccio-
situado en la historia individual, deberá se r buscado en nes d e placer en el nivel del órgano genita l, y qui zás
la historia de la especie y en la transmisión de predi s- has ta despertarlas por prim era vez)>(OCF.P, pág. 204
posiciones hereditarias. Es manifiesto cuánto están [AE, t. XXII,pág. 112]).
con dici onadas las hipótesi s filogenéti cas de Freud por Lo cierto es que Freud no restaura por ello la teoría
el abandono de la teo ría de la sed ucc ión: es abs oluta - de la seducc ión como eje de la metapsicología .
mente indispensabl e hall ar un punto 'de partida real, b) Es preciso percatarse de t odo lo que falta, en un
punto de apoyo de todo el desa rr ollo ulterior, de la «pu l- fragmento como el citado en último término, para poder
sión» (en el sentido fre udi ano), de las fantasías origina- pa s ar a un verdadero ren acimiento d e la (<teoría de la
rias, etc. «Im Anfang war die Tat» [«Al principio fue el :-H:d ucción», de carácter genera l.
acto>)], tales son la s últi mas palabras de Tótem y tabú, Falta el aspecto de mensaje, pues la acción materna
con las que se expresa la realidad del asesinato del se reduce a un a realización de cuidados y no se evoca el
padre preh istórico . · men or direccionamiento de ia madre al hijo.
e) Qu eda por señalar la conjun ción, en un a misma Falt a la mención de la s fantasías maternas y, en tér-
frase, de estos dos aspec tos de un a nueva teorización: la minos simp les, de su sexualidad, que en esta relación
posibilidad de una imaginación retroactiva y la rehabi - H<1 despi er ta necesariamente .
lítación de la hipóte sis hereditaria , desd e ahora indi so- Falt an muchos otros elementos más que p er mitirían
ciab les para Freud: «Parece de nuevo planteable que ul pt!n.samiento freudiano retomar la senda posib le en
sólo vive ncias ult eriores dan el envión a fant as ías que <1Hn punto de bifurcac ión que representa la car t a del
1 •q u moccio.

por «envi sageable», punto es te que cambia todo el sentido de la fra-


se . [Nues tra traducción por «pla nte ab le» intenta adecuarnc a la ex- a:: lf i,:llJil'I · Sl ' l'l' 1'fr ,¡,. '" s,;d11l'/.i11nSOltS le regne de Freud , Vendo -
plicación que precede . (N. de la. T.)] ll HI: 1'11l•', l!IDl, 1:11I. "Voix. No11v1·lh·:-i<'ll Psychanaly se», nº 36, 65 1.

70 77
Añadiré tod av ía , en la pr op ia situación de la cu ra es el Fr eu d dete rminista , contra un «críti co severo» y su
an alític a, la eno rme dista nci a que hay entre la inv es ti- objeción de que to do esto va en sentido inverso a la
ga ción minu ciosa de huella s mn ém icas de ac on tec i- flecha del tie mpo, según la imag in ación. Dicho lo cual,
mientos arcai cos y la re stit ución, e inclu so la revelación, es important e a notar qu e Fr eu d mi smo , en el gra n mo-
del me nsa j e ad ul to, as í es tuvies e diseminado en una m ento de «revisión d e la teoría de la seducció n», no
multi t ud de fragmentos en sí insignificantes. Una rev e- aban dona nun ca la ide a del «nach vorne bedingt», es de-
lación en qu e la transferencia cumpl e, con t oda seguri- cir, del con dicionamient o en el sent ido pa sa do-pre sen -
dad, el papel principal. te. J amás hay conces ión alguna de Fr eu d sob r e este
punto, au n cuando he mostrad o que la alterna tiva a la
Debemos hacernos a la idea de que la historia de la qu e él se somete en últ im a in stancia es insuficiente: de-
teoría de la seducción no es totalmente paralela a la del terminismo por el pa sado o pura ilusión retroactiva .
concepto de apres-coup. A est e En las últimas líneas , Freud, como buen positivi sta,
RETOMAMOS último vu elv o ahora, p ri mero hace referencia a los «experimenta crucis» de Bacon, ca -
EL ITINERARIO con la carta del 3-4 de octubre de pa ces de decidi r contra el crítico qu e él in voca y contra
DELAPRES-COUP. 1897 (nº 70 / 14 1). Se tra ta de una la idea de la fan tasía retr oactiva; y el agua enrojec ida
Los «EXPERIM ENTA car ta important e, pu es vemos del baño par ece ser algo de este género, o se a , un «expe-
CRUCIS>> funcionar en ella, en el terreno rim enta crucis»: «¿De dónde pu eden venir, en todos los
del aut oa náli sis, la opo sición in- pacientes, esos detalles espantosamente perversos .. .?
solubl e y no dialectizada entre la búsqu eda de una pri- ¿Cómo habría pod ido in ventar yo esa hi stor ia del agua
mer a causa y la hip óte sis pur ament e retroactiva . enroj ecida si de ver as n o hub ies e sido algo r eal?». ¿Es
Freud se encuentra en pleno autoa n áli sis. Le r efie re válida o no la argumentación? Dejo abierta la cuestión .
a Flies s la hi st oria de su niñer a, su «prof esora de sexu a- Sin embargo, desde el p unt o de vista de nu estro re -
lid a d», y ha st a su «aut ora en mat eria de sexua lid ad», corrido, quiero seña lar que entre lo nacht raglich, «com-
como dice él, su «Urheberin», y en espe cilil la a néc dota prendido apres coup» con el que empecé hace u nos rno-
según la cual ella lo ha bía la vado, piensa él, en el ag ua lllentos, y la Nachtraglíchkeit a la que ahora arr ibo, os
enrojecida de su s reglas. Ven ust edes que se persiste d ecir , la form ación del sustantivo y del conce pt o, cnc on-
manifi est am ent e en el problema de la seducción, y cuá n 1.ramos dos cartas intermedias capitales en que la pa la -
fluctuante resu lta todo esto tras el llamado «abando no bra no apa r ece . Estas cartas son indisp ensab les para
de la teoría de la se du cción». El pas aj e, una vez narr ada comp r ender el modo en que se efect uó la evolución, con
t oda esta histo ria del agua enr ojecida, etc . (deben lee r P:-;; 1 especie de ritmo sin copado entre la palab ra y la co-
esta carta ), termina así : «Un crít ico sever o podría decir sa. Algu nas veces la cosa apa r ece más, pero enton ces n o 1
que todo esto es fantaseado hacia atr ás en ve z de ser de- aparece la pal abra, y otras , ya lo verán, la palabra apa- '!
terminado h ac ia adelante. P ero los expe rimenta crucis n icc e n un moment o en qu e no presenta toda la signifi-
no puede n menos que pr onunciar se en cont ra. El agua c::1ci!>n que h abr ía podido pr ese ntar en la época de la .1
enr ojeci da parece ser de esta índol e. ¿De dónd e vienen , plc•1w teoría de la sed ucción. /1
en to dos los pacientes, los espa nt osos deta lles per ver - Soh re la carta del 14 de noviembr e de 1897 voy a de -
sos a me nud o dista nte s ya sea de su exper ien cia vivi da tc·n<·rm e la rgament e la próx ima vez. Voy dire cto al con - 1~
como de su conocimie nto?». l1•11i.do. 1,;n est a ca rta (75 o 146, según un a u otra n u me -
En r esumen, p odría objetársele a Freud qu e se trata
de un a imaginación retroactiva, pe ro el que hab la aq u í
rn ció 11) c11co11tl'a 111m; ci neo veces e] término «Nachtra -
Rlil'l1 l,·1·if » y il oH ('I a1lv1•rhio o :t<lj<'t.ivo «nachtraglich», i
T
1

78 7H
1
-~
' traducido al francés de manera escandalosa (en La
naissance de la psychanalyse). Les presentaré esas tra-
16 de enero de 1990

ducciones. (Me refiero a Anne Berman; pues bien, mea Me dicen que voy demasiado lento. Algunos que co-
culpa, ya que, a falta de nueva traducción, continúo pu- nocen mi pensamiento me dicen que voy demasiado
blicando ese texto.) Entonces: 33 «Nachtraglichkeit» es lento, y otros encontrarán tal vez que voy demasiado
una vez el «apres-coup», «por la vía del apres-coup», y rápido, no sé. Voy como puedo, punto por punto; es una
una segunda vez es «efecto apres coup», lo cual no está especie de recapitulación. No digo únicamente cosas
tan mal. Puede ser que yo mismo lo haya corregido en nuevas. Digo en parte cosas que ya he dicho sobre esta
las ediciones sucesivas. Más adelante se dice «efecto de cuestión del apres-coup, pero tratando de reformularlas
apres-coup» y luego, de golpe, encontramos «acción dife- Y aportando también, al final, un punto de vista que me
rida», con lo cual queda simplemente de manifiesto que atrevo a considerar innovador.
Anne Berman traduce del inglés «deferred action>},«ac- Paso, entonces, a la carta que
ción diferida». Ella tradujo más del inglés que del ale- CARTA 75/146. anuncié, la del 14 de noviembre
mán. Y casi de inmediato tienen ustedes los dos adver- APARICIÓN de 1897, carta 75 en la numera-
bios nachtréiglich, uno traducido por «luego» y el otro DEL CONCEPTO Y
ción antigua y 146 en la nueva.
por «más tarde». DEL SUSTANTIVO
En ella aparece por primera vez
No pretendo que traducir «Nachtraglichkeit» sea el término «Nachtraglichheít»:
muy fácil. Hemos vacilado, y vacilamos todavía, entre <~lsustantivo, pues. Esta carta, como algunas otras o
el «apres-coup» sencillamente sustantivado en francés, como ciertas instancias del pensamiento de Freud, ad-
pero que no hace justicia al sufijo «keit}>,porque, des- quiere el aspecto de un acontecimiento registrado de
pués de todo, Freud habría podido decir también «Das manera humorística en forma de horóscopo: «Era el 12
Nachtréigliche», y no «Die Nachtraglichkeit», y «efecto ele noviembre de 1897, el Sol se encontraba en el cua-
de apres-coup}>, que es bastante incordioso, aunque no dr_ante oriental, Mercurio y Venus estaban en conjun-
está tan mal, porque en ciertos textos aparece también c10n, etc.» ... , aunque se dirá de inmediato que hoy en
una «nachtragliche Wirkung», y puede haber entonces día las actas de nacimiento no empiezan así. Viene Juc-
confusión. Yo no digo: «efecto apres coup». Digo: «efecto i~o una nota muy erudita de [Ernst] Kris, según el cual
de apres-coup». o incluso, tal vez, «fenómeno de apres- :1P trata, probablemente, de una reminiscencia del mo-
coup». Habría que encontrar la palabra más neutra po- do en que [Giorgio] Vasari-famoso biógrafo de los pin-
sible para dar ese «keit» en francés. El francés no tiene t<Jres ,del Quattrocento-- empezaba la biografía de Mi-
ningún sufijo que transforme con absoluta seguridad el ~:t1d Angel: con un horóscopo. Así pues, lo que hay bajo
adjetivo en sustantivo. «Beau», «bello», da perfectamen- 1•:-;t.ehoróscopo es un acontecimiento y hasta un adveni-
te «beauté», «belleza», pero no se puede decir «apres- miPnto, un verdadero nacimiento: «Una porción de co-
coup-ité», «apres-coup-idad>}. El inglés puede hacerlo rn icimiento nació en mí, en las últimas semanas, al cabo
más fácil, con «afterwards», «afterwardsness». dP ~ufrimiontos espantosos ... ». Se trata de un parto.
La próxima vez entraré en el contenido de esa carta N1> •·s la única vez que Freud caracteriza de este modo
y, por lo tanto, en los usos del término «Nachtréiglich- 1•1nrl.os momentos de su pensamiento. Ustedes conocen
keit». ln fu111osa historia de la placa: «Un día pondrán aquí
tllJ11 plrtcn que dirá: "Este día, en este lugar, se le reveló
33 il P1·¡,1HI c•lHncrnt.o d<' In interpr<~tación del sueño"». Por
[El autor critica, pues, la traducción francesa, que vertemos
aquí directamente al castellano. (N. de la T.)] lo d1'1lliÍH, la pl11<'11ftw l'innlnH·nt.1• colocada. Se trata en-

HO Hl
tonces de un acontecimiento, de un advenimiento, y a la «s~blimación», que por otra parte no están bien distin-
vez de una recapitulación, puesto que, dice él, «presien- gmdas. ~n todo ser humano, la represión normal es la
to tales acontecimientos un buen tiempo antes». Es de- q~e se vincula con formaciones del tipo «moral, ver-
cir que todo esto fue presentido, aunque tales ideas sólo guenza, etc.», que no son patológicas.
se recapitulan en una circunstancia precisa: la del au- Es importante señalar que
toanálisis. Empero, respecto de este, por otra parte, LA REPRESIÓN tiene algo de novedoso ocuparse
Freud concluirá su carta diciendo que es imposible au- NORMAL de la represión normal, ya que,
toanalizarse solo, «pues de lo contrario no habría enfer- _ _ como recordarán, en la carta del
medad»: idea capital, pero aquí no profundizada; a mi e~umo~c10 se trataba de la represión patológica y de la
juicio, el análisis sólo se produce en la relación con el et10logia de las neurosis. Lo inconsciente era considera-
otro, porque el pequeño ser humano ha surgido como se- do de_mane_r~ ~mplícita como patológico; y precisamen-
xual -y como neurótico- en una relación primordial te la 1mpos1b1hdad de terminar con lo inconsciente de
con el otro. Acontecimiento más recapitulación: esto me volverlo consciente, marcaba el fracaso de la teorí~ de
evoca un tiempo en forma de «espiral», ya que un «tiem- la seducción Y el fracaso de la investigación de las pri-
po espiral» es también el del apres-coup. Un «tiempo es- meras escenas. En la carta del equinoccio, conocida co-
piral» está hecho de recapitulación y acontecimiento, mo la de la «renuncia» a la teoría de la seducción vemos
puesto que en cada vuelta se tiene en cuenta la vuelta a las claras que esta renuncia no es tal, pues ti~ne por
precedente. Cada vuelta es, a la vez, recapitulación de tema e_l,fraca~o ?e la_teoría de la represión patológica,
X espiras y acontecimiento en el punto X. re?res10n en ultima mstancia inabordable. Lo cual ex-
Cada punto se encuentra situado en la vertical de plica, a mi juic_io, una suerte de progreso en esta carta
otro punto y sobre otra espira, y cada espira, en su mo- del 14 -~e noviembre de 1897, denotado por el paso a la
vimiento, se enriquece con el conjunto de las espiras ropres10n normal. Yo mismo he dicho, en los Nouueaux
que la precedieron. fondements pour la psychanalyse, que una de las cau-
Acontecimiento más recapitulación, entonces: esto sas_ d:l ~racaso de Freud en la «teoría de la seduccióm>
es el apres-coup y esto es el «tiempo espiral». Saben us- residia, Justamente, en haber considerado la represión
tedes que hay toda una serie de notas procedentes de la como un proc_eso puramente patológico, o sea, en consi-
primera edición de las cartas y que pertenecen a Kris. dcr_a~ ~ue lo mconsciente debe ser eliminado en forma
Pues bien, Kris señala, a este respecto, que se lo puede d_u~1mtiva. Esto es algo que después Freud ya no admi-
t.1ra, por supuesto.
describir como el trabajo de un preconsciente que pre-
para el advenimiento consciente. Puede ser. Yo pienso De modo tal, en cierto sentido, podría haber aquí un
que, finalmente, la noción de apres-coup es quizá más progreso , un avance hacia la generalización, pero inme-
fecunda que eso. Hay otra manera de decir las cosas. diatamente después aparece la idea de que, puesto que
11
Entonces, ¿cuál es la problemática central de esta '.' t~ata de una represión normal, entonces ya no esta-
carta, sobre qué recae ese advenimiento? Digamos que na ligada a la c?ntingencia de los acontecimientos. Tra-
concierne a la teoría de la represión normal. duzco ese pasaJe: «Unas semanas atrás, mi anhelo era
«Un día, en el verano, te escribí que iba a hallar la Vl'r ri!ctnpla~ada la represión por aquello que detrás de
fuente de la represión sexual normal» (moral, vergüen- t11l11 ,~:-; esencia_], Y de esto se trata ahora». Como pueden
za, etc.). En todo este período, y hasta los Tres ensayos y VPr, PHl.'.!mov_imiento de comprensión de la represión
mucho después, la represión normal está especialmen- HH, 11_1 ttlltHno twmp_<~,un movimiento de reemplazo de la
te ligada a lo que se da en llamar «formacilín r1•nctivn» y tt,cin 11 d1• In i-a•d11cctc>11,
qtu• <ld)1•ní :-inrsustituida por al-
go má s fundamental. Esta orie nt ac ión es sumam ente gica, es tá la idea de la evo lución, digamos, de los esta.
ambigua. Más adelant e, en otro lu ga r , se verá con cla ri- dios libi din ales y del abandono/ree mpl az o su ces ivo de
dad qu e lo con sid erado aquí fundamental es lo or gáni- las zonas erógena s .
co. «En la r epresión, al go orgán ico ent ra en ju ego». Sea Esto est á prefigurado, pu es, en el p ensamiento de
como fuere , lo qu e entra ah ora en es cen a es lo biol ógico, ~re ud , y llega rá lejos . Llega rá ... por sup ues to, a la teo-
lo orgánico , y al mism o tiemp o lo filogenéti co. La nota n ~ d e los esta dios -que v a a perdur ar en el p e nsa-
de Kri s -l a cual , aunqu e ins ufi cie nte , es váli da en su m1~nto freudiano- con los Tres ensayos (ediciones pos-
propio nive l- dice qu e en ese momento Fr eud todavía t er1?r~s a 1905), ~ t,am~ién con esa idea de la represión
no distingu e con nitid ez los tre s significa d os diversos orga mca que yo sltuo, Ju nto con Kri s, en el terce r nivel.
de la palabra «r epresión». O sea que la repr es ión te n - Vea mo s de qué se trat a . Daré tan só lo las r efe ren cias
dría tres n ive les . Leer é a Kri s y al mismo ti emp o lo co- parcialmente indi ca das en el tomo XXI, pág s . 60-1, d~
mentaré, si les parece, porque no hay ningun a raz ón, al la Standard Edition, en l a nota int rod uc tor ia a El
fin y al cabo, para h acer silencio al r especto. Kri s nos malestar en la cultura. Es este un t exto muy post erior,
dice: «Freud no distingue con suficiente nit idez [pienso en que el término «repl' es ión org á nica » apar ec e citado
que los disting ue bien , pero no import a] tr es signi fica- entre comill as, lo cual pru eba cabalmente que F re ud
dos de la palabra "represión": 1º) el mecani smo psico- alude a algo ya dicho an te s por él. Es mu y difícil des cu-
lógico de la repres ión; 2°) los procesos qu e en el desa rr o- br ir dónde lo ha mencionado . Al parecer, no sería en la s
llo del niño se pr oduc en debido a la madura ción [de mo- cartas a Fliess. Yo enco nt ré una ocurrencia en un text o
do qu e el seg u n do niv el es el de una evolu ción infa ntil que jal ona todo est o y que la Standard Edition nomen-
biológica], en cuyo trans curs o la investidura es r etira da cio:1ª· H all amos .el térm ino «rep resió n orgánica» en el
hacia ciertas zonas corp or ales; 3°) modific ac iones del ar t1cul? de 1905 titulado «Mi s tesis sobr e el papel de la
aparato qu e se pr oduc en por obr a del desarrollo de la sexuali dad en la etiología de las n eu rosis», t ex to sobre
especie y qu e gu ar dan corr elación con la id ea fr eudi an a el cual se podrían decir much as cosas : en una palabra ,
de "represión or gá ni ca" (organis che Verdriin gu ng)». se trata de un escr it o sum amente alejado de la teoría de
Vamo s a distinguir, junt o con la se du cci ón, uno d e los te xtos más al ejado s de ell a.
CON K.RIS: Kris, esos tres niv ele s. Un nivel l•'r eud enu n cia aquí un a ap r eta da crític a de esta te or ía
LA CUE STI ÓN que llam aré I, psicológico , en u n Y remit e la sexualidad, lisa y llanamente a la etiología
DE LA «REPRE SIÓN primer análisis. Un seg und o ni- hiológica . '
ORGÁNI CA» vel, II , org ánico individual o bio- Volv amos a la ca rta 75 / 146 . N o voy a tr a ducirla.
lógico, particul ar ment e en el ni- 1'u cden leerl a en La naissance de la psychanalyse . Aun-
ño p ero, en todo caso, en el individuo . Por último , un q11c no es té muy bien tr aducida, una pr ime r a lectura
tercer nivel, III, referido a la especie y, por lo tanto , ni- los puede s ituar ba stante, dig amos.
vel filogen ét ico. Observen que esto, como afirma Freu d, l•:1~el niv el que yo ll am o III, ni vel fil oge n ét ico, se
ya estaba sie ndo pr esent ido o pr efigurado des de largo d,,1-1e rih e algo que Fre ud considera por dem ás r elevante
ti emp o atr ás, pue sto que en la carta 52 - es decir, aqu e- .Ya lo cual otorga r á su cree ncia, su asentimiento inclu-
lla en que Fre ud des cribe el apar ato psíquico en térmi- :-io , rnu clw de spués, en El male star en la cultura . Se tra-
nos de traducción (y es táb am os, pues, en plena teo rí a l.11dtd pa saj e, en el anim al, de la posición en cuatro pa-
de la se du cción)- encontramo s est a fr ase: «De trás de l.111-1, <.:011 el mor ro hn cía el su elo, a la po st ura erg uida ,
todo eso es tá la idea de zon as er óge na s ab and onad as» . 111 11-111.1° cuyo cor-relato OH ul ab an don o o la d ism inución
De modo qu e, ahí detrá s, detrá s de la r epre sión psicoló- dol ))IIJH'1 dn 111.-1 s 1•111-11wio111'1-1olfativa s en la sex ualid a d

84 HG
(olfateo de los órganos del otro), y tambi én el abandono con predominio de la sexualidad clitoridiana, y uno pro-
de las sensaciones olfativas vin cul adas con la an alidad. piamente genitaL En la mujer, pue s, si les par ece, hay
El olisqu ea r animal es tanto anal como genital. Es sólo cuatro estadios , mi entras que en esa época el hombre
en este pasaje, y únicamente en él , dond e se desc ribe la tiene sólo tres , pue s el estadio fálico es considerado en
«represión orgánica». No de scuidemos la impor tanci a él definitivo. Aunque todo esto será pre cisado un poco
de la nariz y del olfato en la hi stor ia del psi coanálisi s, más en t ext os muy post eriores, pued en ver que , en ver-
desde Fli ess ha sta el «H ombre de los Lob os», etc . En dad, está todo indicado.
psicoanálisis, la nariz ocupa un capítulo consid erabl e . Por último, en I, está el jue go de la repre sión , repre-
E s, asimi smo, la que husmea los olores m ás excitantes sión descripta según su aspecto normal y según su as-
para el animal , y no olvidemo s expr esiones alem an as pecto patológi co. Podríamos decir que la represión nor-
como «Er tragt die Na se hoch»: en franc és s e dice << Il mal es la que corre justament e a la par con la sucesión
port e la tete haut e», <<Va con la cabez a alta», pero la e~- de esta dio s que acaba mos de describir. La repr esión
pre sión alemana equiv aldría a «Il porte haut le nez», «El normal se produce cuando son también r eprimidas ,
levanta la nari z», con el significado de que se toma por desde el punto de vista psíquico, las sexualid ades aban-
algo especialm ente noble . Se la encuentra hasta er:i e~- donadas desde el punto de vista biológico, es decir , oral,
presiones como esa. Señalemo s que en la secu encia f1- anal y, en la niña , fálica. Esta represión ti ene por resul-
logenétic a que va del animal (en cu atro patas) al hom- tado normal la formación de la mor al, de la vergüenza
bre (de pie) se indi ca una úni ca suc esión; no hay más (o pudor) , de la piedad, etc. Es en esta repre sión de ni-
que dos «estadios»: a nal= olfativo, y lue go genital. En vel psi cológico (aceptemos este término provisoriam en-
esto se resume la «represión orgánica». te para seguir , como aproximac ión inicial, a Kris) don-
En II , nivel ahora de la evolu- de fun ciona el apres-coup, y es aquí donde va a aparecer
LO S ESTADIOS ción madurativa del individuo, la «Nacht réiglichlieit». Es la prim era vez qu e el término
ORGÁNICOS DE se de scr iben en esta carta todos aparece como sustanti vo. Subr aye mos aquí dos punto s:
LA S EXUALIDAD lo s elementos de :.lo que v a a fundar la represión sobr e lo orgáni co, sobre esa evolu-
constituir la sec uenci a clásica de ción de zonas en el niño, no significa aband onar la idea
los estadio s, es decir, no solament e el pasa je de la anali - del traumat ismo en dos tiemp os; pero , por otro lado, es
dad a la gen ita lidad, com o en la filogénes is, sino ya la quizá dejar caer algo esencial par a la t eoría de la seduc-
zona bu cofar íng ea (Mund-Rachengegend) . «Der Ra- ción . Tal, poco más o menos, mi lín ea de pensam iento,
chen» es la farin ge, la «j et a»,34 t ér mino que parece no qu e voy a desplega r ahora .
tener ningun a re l ación etim ológ ica con d ie Ra che, la · ¿Qué relación hay entre los niveles que indiqu é, I , II
y III? Y ello, yendo hacia atrás, pue s III es el más ant i-
venga nz a . .
En U , por lo t anto , encontramos señalado el esta dio l{Ho, el más fund am ent al. Ha y un pasa je en verdad ful-

ora l como r egión, región oral qu e se considera ab a ndo- ~11rante a propósito de la analidad, en el cual se mues-
n ada; y encontr amos asim ismo no sólo las regiones ge- t.rn que , seg ún Freud, algo atraviesa los tr es nivel es .
nitales , por sup uesto , si no t ambi én, en el caso de la mu- lt'ilog{1ne sis, ontogénesis biol ógica y génesis psicológica
Hl' concentran en la represión de la analidad. Voy a leer-
jer , la subdivisión de su sexu a~idad genital en, do~ sub -
estadios: uno fálico (no denom in ado en esos t er mmos) , lt 'H w-1
1.cpasaje sin dud a asombroso, en el que Freud ha-
hin v1!rdu1forament c como psi coanalista, es decir, más
1dl:) <lo In p sicoloHía : 1<(hosPntm<mtc dicho [o dicho "en
34 [En el original , «"Der Rachen ", c'est l'arriere -gorf!e, In ''gwm- Rrm1", ''n l,{l'll11<ic 1ij l'IIHl{mcl", ¡11,i ·11 1•n fin . ni mismo ti empo
le"n. (N. de la T.)]

80 87
es una grosería], el recuerdo apesta actualmcntt~ como su s in te rlocut or es , los bienpens ant es del sexo. Aquí , en
en el presente apesta el objeto. Y lo mismo que desvia- todo caso , Fr eu d no se a n da con ro deos : fin almen te, el
mos con asco nuestro órgano sensorial cabeza y nariz, modelo de la r epre sión, y qui zá lo rep rimi do ca pi tal , es
así también lo preconsciente y ese órgano de los senti- la an alidad; ¡y ese es vuest ro re p rimi do capital !
dos que es la conciencia se desvían del recuerdo. 35 He De spu és de lo con cre t o qu e pr ece d e, vu elvo a cosa s
aquí la represión [palabra subrayada por Freud]». Co- m ás abstr act a s. Veamos cu ál es la r elación de esos n i-
mo ven, estoy forzado a no limitarme a una única línea veles I , II y III que h e dist in guido ju n to con Kri s. La re-
de pensamiento, a decir todo lo que es interesante en lación de III con II es la relac ión fil ogén esis-ont ogéne-
tal o cual texto; ven que hay aquí lo que podemos lla- si s. Ust edes sabe n qu e se t ra t a d e la fa mo sa le y d e
mar, con razón, un «antropomorfismo» o un «realomor- Hae ckel, en u n ciada p or él en su lib ro de 1868, H istoi re
fismo>>[réalomorphisme] radical del aparato psíquico. natu relle de la création : «L a ont ogéne si s repr odu ce la
El modelo de la represión no es un modelo abstracto, no filogé n es is». H aeckel es un dar wini ano , y pr oba bleme n-
es un modelo «psicológico». Aquí, lo psicológico es exac- t e la ide a le fu e t rans mi t id a a Fr eud po r un ta l Ba ld -
tamente el calco de un movimiento concreto, físico, has- win , pos dar winia n o a su ve z. 36
ta el punto de que es en verdad el recuerdo el que «apes- Hab lar de los p osdarwin ianos
ta», y lo que se desvía de lo que apesta es lo «precons- P ARÉN TESIS m e permi t e h a cer una mu y p e-
ciente». SOBRE LA qu eña p u n tu ali zaci ón , t am bi én
Y otro punto importante es TRANSMISI ÓN aquí mar gina l, sob r e el tem a d e
EL MODELO que en este pasaje lo reprimido DE LO ADQUIRIDO la t r an smi sión de lo ad q u ir ido.
DELA capital, tal vez el modelo mismo T enemos neoda rwi n ianos q u e
ANALIDAD de lo reprimido, es la analidad, h abla n d e t ran smi sión de lo ad qui r ido. Se acos tum bra
cuestión que, diría yo, nunca fue de cir , por p er eza m en ta l , que la di feren cia entre Dar -
plenamente puesta en discusión. Es decir que hay un win y La m arck es qu e Lam arck ad mite la t ransmis ión
resto con relación a todo lo que se ha vulgarizado acerca de lo ad quirid o y Darw in n o. Esto no es en abHolut.o a8Í.
del psicoanálisis bajo diferentes aspectos, en los medios Dar win y La m arck ad mite n la t ra n smisión de lo adqui-
de comunicación o incluso en los artículos científicos. r ido. Ad em ás, se tra ta de u na t eor ía m ás gené tic a que
En síntesis, en todo esto no van a encontrar mucha ana- t!voluc ionis t a. Am bos la ad m ite n . La difere nc ia en tre
lidad, que sigue siendo el gran reprimido del análisis; el un o y otr o es el mod o de adquisición de lo adqui r ido. Só -
gran reprimido de los puros es la analidad. Todo lo de- lo estoy r epit ien do cos as sim ple s: en La ma rck, lo dete r -
más, blablablá, papá, mamá; todo eso sí, de acuerdo, pe- min an te es la fu n ción y la ada pta ción al m edio ; uno se
ro en lo que se refiere a la analídad ... Cuando, en una ada pta al fr ío t apá n dos e, y ento n ces , poco a p oco, va
discusión por televisión con un filósofo cuyo nombre no Jwrdiend o el pelo de la es palda ; di gamos qu e la ada pt a-
recuerdo, Salvador Dalí dijo: «La estación ,de Perpignan ('.iú n es el modo de ad qui sición, per o no de tr an smis ión .
es el agujero del culo», todo el mundo se arrojó bajo la l 'o r el cont r ari o, como u ste d es sab en , en Darw in y en
mesa, incluso el entrevistador y el filósofo que se halla- lw{ rwodarwi nia nos, lo n uevo sobre vi ene por muta ción ,
ba frente a él. Salvador era un gran anal; y tenía la au- 11:1.11r m iis se lección. Si n em ba r go, u n a vez ad qui ri do lo
dacia -como auténtico freudiano- de desconcertar a 11dq11irid o, pod r ía mos decir , en los d os casos, u no y otro
35 [En el or iginal, «de meme le préconscient et l'organe des sens
qu'est la conscien ce se déton rne du sou.uenir». Entn i c¡11·chdc8, :u, V {•a :11• L1 c·ar1n d,•I /, ,1,, 1111v1¡•111l11·¡,d,• 1H97, donde se men ciona
comentarios de Jean Laplanchc. (N. de la T.)] 1111 11:tldwin
rt 11/l t.11

HH
admiten la transmisión de lo adquirido conforme a las Y lo mismo ocurrirá en El malestar en la cultura. La
leyes de la genética. , . única secuencia evolutiva que supuestamente se repro-
Todo esto reafirma que la ley de Haeckel es vahda duce en la sucesión de fases sexuales en el niño es la
tanto para un darwiniano como para un lamarckiano. Y evolución anal-genital. Digamos -y de esto no se habla
ya que hago un paréntesis sobre esta cues,tión de la en absoluto en la carta- que un pasaje de la «oralidad»
transmisión de lo adquirido -que es, despues de todo, a la «analidad» es bastante poco verosímil. Es casi im-
un problema siempre presente en Freud, con su intro- posible imaginar que haya habido animales «orales»
ducción de la filogénesis-, el otro punto consistiría en antes de los animales «anales>>;y aún más: el pasaje en-
saber qué es transmitido y qué puede serlo: órganos, tre las dos fases genitales antes mencionadas, el pasaje
conductas, fantasías, libretos fantasmáticos, etcétera. filogenético de la fase fálica a la genital (en el que Freud
En esta carta 146, lo que al cree firmemente y que constituirá lo esencial de un ar-
DIFICULTADES DE parecer se adquiere es, según tículo ulterior sobre «La organización genital infantil»),
LA FILOGÉNESIS Freud, una sucesión de órganos se basa en la idea de que en determinado momento hay
prevalentes, uno tras otro, o qui- un único sexo, el masculino (estadio fálico), y de que en la
zá también fantasías, fantasías originales. Por lo tanto, mujer el pasaje a la genitalidad se cumple a partir de
si se quiere examinar la cuestión de la filogénesis _e? una castración. Habría, pues, una unisexuación mascu-
psicoanálisis, es preciso distinguir el modo de adqms~- lina; el hombre, digamos, seguiría siendo fálico, mien-
ción, pero también la cuestión de lo que se puede consi- tras que la mujer debería abandonar la falicidad, en
derar transmisible. Ahora bien, la ley de Haeckel va particular la excitación clitoridiana, para pasar a la
muy lejos en esto, por cuanto no dice sólo que cl_ind~vi- sexualidad genital definitiva. Esta transición ~he
duo reproduce lo que fue adquirido por la especie, s1~0 teni~o oportunidad de decirlo hace ya mucho tiempo,
que el individuo recapitula el desarrollo de la especie. particularmente en el volumen II de estas Problemáti-
La génesis del primero recapitula la génesis de la se- cas, titulado Castración. Simbolizaciones-, esta idea
gunda. De acuerdo con la ley de Haeckel, p~es, lo ~ue se <le un desarrollo de los dos sexos a partir de un uniscxo
transmitiría no sería sólo tal o cual capacidad, smo la masculino, si la tomamos por otra cosa y no por lo que
historia de la evolución. En otros términos, si el ser vivo es, vale decir, una «teoría sexual infantil», resulta, des-
pasa por un estadio, digamos, acuático antes de pasar de el punto de vista científico, totalmente contraria a lo
por un estadio terrestre, entonces, el individuo humano que conocemos, especialmente en materia de diferen-
-he aquí una especulación embriológica- pasa por un ciación sexual embrionaria. Es decir que, si hay unise-
estadio acuático, por un estadio líquido, antes de pasar xo, si hay bisexualidad fisiológica potencial, es unise-
por una vía aérea. Es este un ejemplo sencillo. Lo que x ualidad femenina. Para decirlo de otra manera, el or-
Freud alega aquí es, por consiguiente, una reproduc- ganismo embrionario o infantil, sustraído a cualquier
ción de la evolución del individuo, en su sexualidad in- influencia hormonal masculinizante, se desarrolla ha-
dividual, de la evolución en la especie: es decir que zo- cia la feminidad. Es evidente que esto quita todo valor
nas sexuales de la infancia serían abandonadas de la realista a la idea de un pasaje biológico entre la fase
misma manera en que fue abandonada una zona en la fMica y la fase genital definitiva. Lo que sucede desde el
historia de la especie. punt.o de vista biológico es lo opuesto. Cito palabras
Como he señalado hace un momento, en el nivel III muy HPncillw~dcd bi<>logoKreislet: «La masculinización
se generaliza, en realidad, algo que Freud muestra ~ólo t•1i un f(!116111cino
uctivo qw~ necesita la presencia de un
para un único pasaje, esto es, el de lo anal a lo 1;en1.tal. t.1mt.ícnlofuncionul. l ,11fominiznciút1 es un fenómeno pa-

00 HJ
sivo que no necesita la presencia de un ovario funcio- beral! desde el pu?to de vista biológico. En cambio, no
nal. Las experiencias de castración precoz del embrión es evidente que existan accesos biológicos prepuberales
masculino desembocan en una morfología interna fe- de otro orden.
menina». Por consiguiente, el desarrollo natural del or- yna segunda etapa en esta evolución de Freud pos-
ganismo sustraído a estímulos hormonales es el desa- terior a 1895 estaría señalada por esa carta 75/146, en
rrollo femenino, y el desarrollo masculinizante viene a la que aparece prefigurada toda la secuencia. Lo dije
injertarse, podríamos decir, en este organismo femeni- hac~ unos momentos: bucofaríngea, anal, genital I y
no. Lejos de que haya castración, como pretende Freud, gemtalII.
en la realidad biológica hay, más bien, adjunción. ?ornen ahor~ los Tres ensayos de 1905, pero hay que
Dejo este punto para sostener lo siguiente: estamos cem~se a la pn~era edición, la de ese año, y no a las
en presencia de uno más de los innumerables avatares qm~ mcluyen multiples agregados, en particular los re-
de la tentativa freudiana de fundar en la filogénesis feridos a los «estadios». Pues bien, los Tres ensayos de
una realidad ausente, realidad que se le rehúsa en la 1905 constituyen una suerte de retorno al «Entwurf»
génesis de lo inconsciente. He señalado otros: además e_sdecir que, de hecho, hay un solo punto biológico crí~
de una filogénesis de los estadios, una filogénesis de las t1co: la pubertad. Lo muestra, además, el plan de los
fantasías originarias. Volveremos luego a hablar de Tres ensayos en sí. El último capítulo se titula: «Las re-
esto, creo. modelac_iones [remaniements] de la pubertad». y lo que
Este fracaso de un intento de s_edes~ribe ~ntes no es, en el segundo ensayo (la sexua-
LA CUESTIÓN fundar la ontogénesis en la filo- lidad 1~fantil), .un encadenamiento de fases, sino una
DE LOS ESTADIOS génesis no invalida necesaria- sexualidad esencialmente polimorfa, desorganizada, en
DE LA SEXUALIDAD mente la secuencia que yo deno- la que se code~n, sin duda, actividades sexuales anales,
mino «secuencia II», es decir, lo orales, pe~o sm organización ni sucesión. Hay en 1905
que se da en llamar «sucesión de estadios» de la sexuali- una_ especie de retorno, una especie de repetición, una
dad infantil hasta la pubertad y la edad adulta. Simple- c•spiral: se vuelve a la oposición del «Entwurfü entre
mente, podemos decir que el fracaso de un fundamento prepuberal Y pospuberal. Y luego, pero de manera gra-
filogenético fragiliza esta secuencia ontogenética y pue- dual, en las etapas de 1915, 1920, etc., a través de dife-
de poner en cuestión, para nosotros, su determinismo n~ntes artículos y diferentes remodelaciones de los Tres
puramente biológico (y no, como veremos, la necesidad 1
:nsayos, esa época prepuberal se subdivide de nuevo en
de recurrir a algo de este orden). Para situar de modo f m,cs u ~rganizaciones. Por otra parte, la primera que
111
adecuado las cosas, digamos que hay numerosas oscila- ' doscnbe es la organización· anal, con el artículo titu-
ciones de Freud en cuanto al tema de los estadios. Si to- ludo «~.,adisposición a la neurosis de coacción»,37 donde
mamos el «Proyecto de psicología científica» (1895), fi. r~t' :-i~rgit~re por primera vez la idea de que existirían or-
nalmente, la única etapa biológica en la que se recorta ga 111z.ac10ncs anteriores a la organización puberal. Más
el movimiento del apres-coup, y con relación a la cual 11
t _ ,rdt:,ª.Pªrcce la idea de organización oral, organiza-
este se define, es la pubertad. Es decir que un estímulo, mm bll tea o genital infantil, etcétera.
una seducción, un acontecimiento x actúa de manera 1l<-:-ipu{isde toda esta serie de paréntesis didácticos
diversa según que se produzca antes de la pubertad o ~ohr•p In lwnineia de lo adquirido tanto como sobre la
1
después de ella; todo el juego tiene lugar, entonces, en-
tre lo prepuberal y lo pospubcral. Límite, como so ve, _
11
.
!I''di" l onv.
. 11
. 111,l «11,•·1•,,,,u, d,• ,·1m/1·oinle", dcnonlinación que el /¡
11
<1111, 1· pr11po1u! 1•11hLflHI' ti,,.Jn 1:li1Hi,·11111,•nlt-
ndrnil.ida «npurnsis ob-
difícilmente discutible (a cauRn del acceso honnonnl pu- ,;;,;,11-n" (/V. ,fr la 1'.)I

fl3
1 11,•rd11 no pnulq1 -!al§lt111 ,d,,,-1.,:, d1d11lil nd11 :1 n•: 1p1·cl.11 d, ·I
d .. 1111r1 :111ct>::11"111 1\n f"¡¡;;;nn de•
111Prl
lll' tll d.c •1'1lll11'11_\to ; 11!1 ,1ú l 11 l'll , .¡ CllH l l di· h1 H( 'Xll:didad llll
LA N1\(.'ll'l'liti- Ji1 :11•x11:did11d, .',!(lit-, !lll!'l'dP i"l!ll 1•!
n• 1·111•nlt ) 111,11101d.t•d.o:, 111ú, •1 f"t1\TLt•H 11uu el
acon tecimien-
GLICHKEIT, u¡n·,~8-1'011p, 1:011 la H Nr1dr f l'ii
glichheil»'? l~n esle sentido, 11,Hl11 to mÍ Hlll<>, porque~, 1·11Lre tanto, el recuerdo actúa sobre
EN LA CARTA 75/146
mejor que leer ahora el pasaje ()ll ,rn organi s n10 que ha evolucionado y que reacciona más
el cual el término aparece cuatro veces en diez líneaH (y .-11/,rg icamente.] Cont inúo: «Así pues, hay un apres-
alguna vez más en la continuación del texto). Les pido rnup no neurótico, de manera normal, y de él nace la
1 ·11:tcción (... ). Pero semejante apres-coup se instaura
un poquito de atención porque traduzco ex libro, con al-
gunos comentarios: 38 «La desligazón sexual [la desliga- 1.ambién para los recuerdos de las excitaciones de las
zón de sexualidad, podríamos decir, es una expresión zonas sexuales abandonada s. Y en este caso lo produci-
que existe ya desde el "Entwurf' y aun antes], tú sabes do no es plac er ni una desligazón de la libido sino una
sensación de displacer análoga al asco». '
que con esto me refiero a una suerte de secreción [se
trata cabalmente de una emisión hormonal] experi- No entro en el mecanismo de todo esto d onde lo
mentada correctamente como el estado interno de libi- 11 s c.mcial es que se mantiene y hasta enfatiza Ía idea del
do. [O sea, la libido es la manera de percibir esa secre- <1pres-coup, que pasa a ser ento nce s un concepto basado
ción hormonal.] La desligazón de sexualidad no se pro- t,n la evoluci ón de las zona s sexuales y su sucesión , y en
duce solamente, primero, por el estímulo periférico so- :m abandono o su no aba ndono.
bre los órganos sexuales [primera manera de producir Concluyo de la siguien t e ma-
una excitación sexual: estimulación externa de los ór- APARICIÓN nera: según vemos, el apres-coup
ganos], ni, segundo, por las excitaciones internas de es- DEL CONCEPTO, como concepto, la «Nachtraglich-
tos órganos [es decir que estos órganos pueden ser exci- REGRESIÓN EN lieit» (para la cual sigo sin encon-
EL CONTENIDO trar otro equivalente fran cés que
tados de manera interna, pero biológicamente], sino
SEMÁNTICO «apres-coup»), aparece en el mo-
que, tercero, la excitación también puede producirse a
partir de las representaciones, o sea, de las huellas men t o en que la teoría de la se-
mnémicas, esto es, también por la vía del apres-coup». ducción tiende más bien a perder fuerza, has ta el punto
[La «Nachtraglichkeit» es, por lo tanto, un tercer modo de que, en el desarrollo de este último pasaje, se hacen
de excitación sexual. Hay dos que caen por su peso: los notar cierta cantidad de elementos negativos. Ocurre,
órganos son excitados desde el exterior o desde el inte- sobre todo, que el «apres- coup» se v e reduc ido a un jue-
rior del organismo; el tercero es su excitación por medio go puramente cuantitativo, ya que se hace puramente
de representaciones.] «Tú conoces este razonamiento cuantitativa la diferencia entre el efecto del aconteci-
desde hace mucho. Si se ha irritado a un niño en sus ór- miento y el de su recuerdo; ello se debe a que entre tan -
ganos genitales, años después aparece por apres-coup, to el apa ra to se ha vuelto capaz de rea ccionar con más
a partir del recuerdo correspondiente, una desligazón fl_-lerz~.El apr~s-coup queda reducido a un jue go de apa-
sexual mucho más fuerte que antaño, porque entre tan- riencia mecamcista según un modelo que llamaríam os
to el aparato que da el punto de partida y la cantidad de «ingenieril )) [ingénieu ra l]. No sería difícil imaginar una
secreción se han incrementado». [Este es el viejo razo- ~á quina al estilo de Leonardo da Vinci, un modelo que
namiento sobre el «apres-coup>>. Normalmente, un re- sm duda , pese al término «apres -coup», no contradiría
en nada la postulaci ón determinista cara a Freud· es
38 [Nuestra versión procura respetar la sintaxis original, marca- decir que la «flecha del t iem po» no se invierte en nin~ún
da por lo que el autor llama {(traducción ex libro», o sea, directa, es- caso. No sólo no se invierte, sino que no reaparece la
pontánea. (N. de la T.)]

94 95
«Suficiente con la superestructura, pas em os a la infr a-
idea -hallada por nosotros muy poco tiempo antes- estr uctu ra» . Recordarán ust ed es que en esa época la in-
de lo «compr en dido apres coup», de lo «oído-d ecir Y com- fraestructura eran ... los «período s>>de Fliess, es decir ,
prendido apr es coup» («gehort und nachtr iig lich vers- un supuesto basamento biológico tributario, en reali-
tanden»). Lo que surg e «apres coup» ya no es un «c~i;:1- dad , de lo fantasmático.
prendido apres coup»: es simplemente un a reacc10n Así pues, la relación de la secuencia I con la secuen- 11

más fu erte . cia II puede ser concebida como un determini smo ba s-
Sin embargo , no quiero decir que en esta carta h ay~ tante estrecho y, sobre todo, como una correspondencia
sólo elementos negativo s. Hay un elemento muy ambi- término a término. Vemos adó nde puede llevarnos todo
guo, pero pe se a todo interesante, que es la introd~c- esto: par a expresar esa corr es pond encia podemos decir
ción de la secuencia biológica a la qu e me he refe~·1do qu e las fantasías o fantasmas son expresiones o eflores-
con in sistencia. Represión y apres-coup no se conciben cencias de la pulsión , y la pulsión, a su vez , tiene su
en este texto sino sobre la base de un a sucesión, de una fuente en el organismo.
escala temporal de zonas y tipos de se xualidad. !-'ª
se- La fant as ía como eflorescen- ·1
cuencia I (psicobiológica individual) sólo se concib e re- CONCEPCIÓN cia de la pulsión , la pul sió n como
cortándose en la secuencia II (en la biología de la es pe- BIOLOGIZANTE eflorescencia de una secuencia
cie). Entonc es, diré esto. Primero, hay vari as maneras DE LA PULS IÓN: orgánica. Esta será exactamen-
de entender la secuencia II (aquí hablo en nombr e pro- LOS KLEINIANOS te la concepción de los kleinia-
pio, desde luego). No estamos forzados a conc~?irl a en nos. Podemos dirigirnos a un
un nivel puram e nte biologizante. La suces1?n oral , texto central (en el cual la idea de apr es-coup es tá es -
anal, genital pued e ten er muchos ot_ros deter mm a ntes, trictamente ausente, al igual qu e en el pens amiento
además de los puramente madurativos. Puede ser en- kle iniano en general), el con ocido artí culo de Su sa n
tendida en un niv el mu cho más int erpersonal Y hast~ fsa acs que se titula «Naturaleza y fun ción del fanta s -
antropológico. Por ejemplo, la precedenci _a de la_?r~h- ma», incluido en Déve lopp ements de la psychanalysn.
dad se entiende por sí sola, no por una m ad urac1on 1~- Cito un as poca s lín eas: «Los fantasma s [phanl .<1smcs l
terna, sino porque el primer cuidado de la n:adre hacia representan las finalidad es pulsional cs hacia los ob-
el niño es la alimentación; pronto aparecera el pr oble- jet os . Son los representantes psíqui cos de la s pul s io-
ma de las excreciones: muy pronto, aun cuando de ma - nes libidinales y destructiv as» . He aquí una concepción
nera secundaria. qu e podrí amos considerar muy fr eu dia na, aunq ue , por
Ahora bien, en lo que quiero in sist ir , sobre_ t odo, es . s uerte, haya otras id eas qu e tomar de Freud. ¡Los fan-
en la relación de la secuencia I con la secuencia II. P o- ta smas como representantes psíquicos de las pulsiones,
demos decir: «se recorta sobr e la base de, sobre el fondo In~ pulsiones como representantes de los proce sos orgá-
de». La secuencia de la represión psicológica se recorta 11icos! Se llame a es to «meca ni cismo» o se lo entiend a
sobre el fondo de una evo lución orgánica. Todo esto incluso como una especie de eco espinozi sta, lo que aquí
pu ede concebirs e como tributario de un det erm _ini smo i 111port a es la corr espond encia tér min o a término, a lo
bast ante est recho, término a término. En es ta ~nst~~- c1111l int ento oponer una segunda manera de concebir el
,.
cia del pen samíento d e Freud , el esq uem a en eJerc1c10 j,1.-~o d e la r epresión «sobre la base de un a sec uen cia 1
1
no dista mucho de la oposición «infraestructura /super - irnhyncent e». La difer encia ese ncial reside en no conce-
;1·
estru ctur a», término s que Freud utiliza además (Hin bir In s1\cu cn cia sub yacente como traducida término a
que por ello se remita a Marx), por eje mplo , en la cart'. , 1{,rm ino <!n In .~i·cw•11ciapsicológica, sino como suminis -
52. Tras h aber de scripto la r epresión, Hl' i,xpri ~Hn a :-11:

!)U 1~

'
trando a cada una de las etapas una batería significan- fantasía o el fantasma son la «traducción psíquica» de
te o un lenguaje, un código. Ven ustedes muy bien que una transformación o de un proceso orgánico. Procesos
en los dos casos puede ser invocada la noción de traduc- oral, an~,1, etc., que se traducen en fantasías. 2º) Otra
ción; en los kleinianos, con su idea de representancia, concepc10n que se perfila es la de un «a traducir)) pro-
podemos decir que los fantasmas orales son la «traduc- puesto al niño y para cuya traducción este va a utilizar
ción)) de los procesos biológicos orales. Hay, sin duda, lo ~ue met~f~ricamente podemos llamar «lenguajes su-
correspondencia término a término, mas, ¿puede la libi- cesivos», cod1gos propuestos en una sucesión, sucesión
do, muy precisamente esa descarga hormonal, penetrar respecto de la cual dejo abierta la cuestión de saber si
en una traducción psíquica? Tenemos aquí una concep- es puramente «orgánica» o, tal vez, «antropológica» o
ción que no reniega por entero de la palabra «traduc- «antropológico-orgánica».
ción», pero que la entiende de una manera muy particu- Para plantearlo con más claridad, Susan Isaacs, co-
lar. La otra concepción sería la que yo pongo en primer mo muchos otros, evoca un famoso pasaje del texto de
plano y que es, al mismo tiempo, una concepción pre- Freud titulado «La negación» (1925) (que encontrarán
sente, subyacente a veces en Freud: la de la carta 52, en traducido al francés en Résultats idées problemes JI
, 39 ' ' '
que la secuencia II, la secuencia de base, cualquiera pag. 137), donde aquel habla, en efecto, de lenguaje.
que sea su naturaleza, biológica o tal vez (en mi opi- Ustedes saben que es un texto de valor e intención filo-
nión) biocultural, proporciona una sucesión de lengua- sóficos en torno a la noción de negación y a su funda-
jes. Y esto marca una gran diferencia, porque un len- mento psicoanalítico. «Verneinung» (que se ha traduci-
guaje es algo que no se traduce; un lenguaje es lo que do de ~a:11-era ~otalmente equivocada por «dénégation»,
permite traducir, es «aquello en lo cual se traduce)). como h1c1mos.mcluso Pontalis y yo) es negación, tanto
e? el_sentido lógico como en el sentido psicológ-ico del
ternuno.
Leo a Freud: «La función del juicio clcbc: conducir
csencial~ente a dos decisiones. Debe dictaminnr ([\l(!
23 de enero de 1990 una propiedad lo es o no de una cosa, y ddw concl!di•rh!
ll objetarle a una representación su cxú;tcncia en ln
La carta del 14 de noviembre
realidad». Freud recoge aquí dos funciones clásic:rn cfol
S. ISAACS Y de 1897, que he comentado en
.iuicio: juicio de atribución, por un lado, y juicio <leexis-
EL LENGUAJE extenso, me llevó a poner una
Luncia, por el otro. Lo que Freud tiene de original (pero
DE LA PULSIÓN vez más sobre el tapete la noción 110 es el único caso en filosofía) es que da precedencia al
de traducción, y para fijar las
juicio de atribución respecto del juicio de existencia.
ideas propuse superponer dos secuencias. Hay, diga-
Antes de decir que una cosa existe, ya hay que decir có-
mos, una secuencia de acontecimientos ordenados cro-
nio -~s, si es buena o mala. Aquí se trata de la primera
nológicamente, la sucesión de las fases denominadas
npcrnn, o sea, del juicio de atribución.
«orgánicas)) de la sexualidad, según Freud; por mi par-
l k:spués de este paréntesis, continúo con mi lectura
te, yo diría, más bien, sucesión de situaciones, etapas
cl • FrPtHI: «La propiedad sobre la que se tiene que deci-
1
de la crianza entre el adulto y el pequeño. Y luego, otro
dir podría haber sido originalmente buena o mala útil
nivel, que sería el de la fantasía, tal vez el de la pulsión. 11 perjudicial. Expresado en el lenguaje de las más ~nti-
Entre estos dos niveles, he postulado dos concepcionc8
opuestas de la «traducción»: 1º) Una concepción de ella
.m 1•<1."' ., ,,1,..\/'',, "l'· ,·,/.,
. !. XlX, El79, p{ig. 254.]
término a término. Es lo que propone 8rnmn h:iacs. Lu IH·J(ll<'.JOII",
guas mociones pulsionales, las mociones orales, aquello cepto. Hay aquí, a todas luces, un efecto de síncopa muy
se traduciría así: "esto quiero comerlo, o bien quiero es- interesante y que nos lleva, a nosotros, a otros apres-
cupirlo"; y extremando aún más la transferencia de coup del apres-coup.
sentido: "esto quiero introducirlo en mí y esto otro ex-
cluirlo de mí". Por lo tanto, "debe estar dentro de mí o
Examinaré ahora dos ocu-
bien fuera de mí"». K.-F. MEYER; rrencias ulteriores que son de
No entro en los detalles de esta especie de introyec- EL PAJE DE capital importancia para el con-
ción originaria por parte de Freud. Lo que aquí me in- GUSTAVO ADOLFO cepto freudiano de «Nachtrd-
teresa es lo que él considera un «lenguaje de la pulsión
glichheit» y para nuestra polémi-
oral». Veamos de qué modo utiliza Susan Isaacs este ca. Una de ellas, que aparece en la carta 169 (del 9 de
texto: «Lo que Freud llama "lenguaje de la pulsión junio de 1898), es una ocurrencia ((literaria». Este ejem-
oral", en otra parte lo designa "expresión psíquica de plo muestra, sin duda alguna, que la «Nachtréiglichkeit»
una pulsión"». Si me lo conceden, hay en Susan Isaacs ha comenzado a circular entre Freud y Fliess, pues su-
una confusión radical. Freud no dice que la fantasía cede que Freud se ha puesto a leer al novelista Konrad-
oral es la traducción de la pulsión oral. Dice que hay un Ferdinand Meyer, muy conocido por entonces, hoy un
«a traducir» originario: en el origen están «lo bueno o lo tanto olvidado (ni siquiera figura en un diccionario de
malo», lo cual es traducido en un lenguaje. Como ven, Obras particularmente bien elaborado, lo cual resulta ya
Freud no homologa la pulsión a una expresión de lo so- bastante curioso). En la carta siguiente (la 170), Freud
mático, sino a un lenguaje en el que algo tiene que ex- va a analizar, además, un relato de aquel autor que se
presarse. Y nada impide que este algo pertenezca al or- titula «Die Richterin», traducido, creo, más o menos
den de un «mensaje» dírigido al niño. equivocadamente, por «La femme juge» [La mujer jue-
Pues bien, concluyo en lo referente a esta carta. Por za], aunque se trata más bien de la «justiciera»_ 10 En
primera vez en el pensamiento de Freud, se introduce todo caso, como lo han observado los comentadores de
aquí la «Nachtréiglichheit» como éonccpto. Dicho esto, las Cartas a Fliess, se trata de la primera «aplicación»
al mismo tiempo se introduce la idea de una secuencia del psicoanálisis a una obra literaria. Ahora bien, ya
de base, una secuencia biológica de base, es decir, una desde la carta anterior (la 169), Freud está leyendo a
sucesión de estadios biológicos que se «reprimirían» el Konrad-Ferdinand Meyer, y el relato en cuestión es
uno al otro o que serían abandonados sucesivamente, «Gustav-Adolfs Page», es decir, «El paje de Gustavo
abandono que a su vez -lo recuerdo- tendría su ma- Adolfo». Resumo la historia en dos palabras. Transcu-
triz en un abandono filogenético de tipos sucesivos de rre la Guerra de los Treinta Años. Gustavo Adolfo, rey
sexualidad (estamos en plena especulación freudiana). de Suecia y padre de Cristina de Suecia, está intentan-
He señalado que esta introducción de una secuencia de do conquistar Alemania en nombre de la Reforma, con-
base no es forzosamente negativa, siempre y cuando se tra los católicos y, por lo tanto, contra los aliados del Sa-
mantenga (y aquí no ocurre, a mi parecer) la idea de un cro Imperio. Gustavo Adolfo, personaje central del rela-
«a traducir» fundamental, es decir, precisamente
idea de traducción de un mensaje del otro. Ahora bien,
la to y por demás romántico, recluta a un paje. El oficio de )
p11je no es precisamente descansado. No se trata de pa-
es justo en el momento en que la teoría de la seducción se
diluye, justo en el momento en que desaparece la teoría i;¡:
',!·

!
traductiua de la represión que hallábamos en la carta ,IOfS1·gú11 ¡~Jr,alll{<'llsl"lwirH y otros diccionarios, «Richter» es «juez»,
52, cuando aparece la «Nachtraglichkeit>> rnmo con- y «/(icht,-ri,,,,, <fÍlH'Zn», 1,:1v,w:dll(J «,ru~Licicra» traduce exactamente
t1Ifrn1l!'{,11aquí utili1.nrl11,•vuulir·i, 1,·,·».(N. <11•
la T.)]
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jes de corte, sino de ayudas de campo sometidos a los Doy el segundo ejemplo, que es bastante divertido y que
peores riesgos de la guerra, motivo por el cual ya han va más allá de la carta misma. En el relato, le asignan a
muerto tres o cuatro de estos pajes sucesivamente. En la pequeña Cristina -futura Cristina de Suecia, futura
busca de un nuevo paje, el rey ha puesto el ojo en el hijo corresponsal de Descartes- un preceptor protestante
de una familia burguesa bien conocida por él, con la que en extremo, por supuesto, hasta el día en que se advier-
mantiene lazos de amistad. El padre y la madre reciben te que la pequefia Cristina está rezando su rosario en
la propuesta como una catástrofe porque saben que , si el un rincón. jHorror! Y se comprueba que el falso precep-
joven acepta, lo están mandando a la muerte, pero, cla- tor protestante era un jesuita que se había disfrazado
ro, tampoco es posible negarse a semejante honor. Aho- de protestante para -hay que decirlo-- atraer a la pe-
ra bien, ocurre que en la familia no hay sólo un hijo, si- quefia hacia el catolicismo_ Entonces, ahí donde Freud
no también una hija, y esta hija, «Gürtel», está enamo- ve el apres-coup, que no es mencionado, echan al pre-
rada de Gustavo Adolfo desde que era niña, a tal punto c~ptor (Gustavo Adolfo, que podía ordenar que lo deca-
que se ofrece de inmediato ella misma para reemplazar piten, era tan manso que se contenta con echarlo). Al
a su hermano. Hacen desaparecer rápidamente a este respecto no se dice nada más. ¿Dónde está la Nachtrd-
mandándolo de viaje, y ella se disfraza de varón. gli?h~ieit? ¿En la idea de que, «apres coup», la pequeña
Como solía ocurrir en esa época, cuando alguien era Cristma se convertirá al catolicismo? Este es un ejem-
reclutado en el ejército, otro podía ocupar su lugar; pero plo harto discutible de apres-coup.
ella, ella está enamorada de Gustavo Adolfo y se disfra- Mucho más interesante es el ejemplo que le había
za de paje. Pasa así algunos meses con el rey, y el lector señalado Fliess, el del beso adormecido, el «beso que
asiste a esta camaradería. Gustavo Adolfo no sospecha dormita». La circunstancia es la siguiente. La pequdí.n
en absoluto, no sabe que tiene junto a sí a una mucha- «Gürtel» ha huido de Gustavo Adolfo porque, por nrror,
cha; y cuando, en determinado momento, llegan casi a ha estado a punto de ser acusada, el rey ha sospPchndo
descubrir que es en verdad una mujer, en vez de ser que lo traicionaba, y ella entonces se vn. Nndí<! irnn¡~inn
acusada por haberlo traicionado, se 'salva. Finalmente, en absoluto que es una mujer, pero, al n:c.;,wr sobn• Pila
morirán los dos. Gustavo Adolfo es muerto por traición, sospechas de traición, «Gürtel» se marcha, deseHpu·nd:t,
y a ella la matan por defenderlo. Todo termina en una Y vaga a caballo por el ejército de Gustavo Adolfo don-
macabra escena, en que los dos han sido llevados a una de se encuentra con un capitán. Ahora bien, este/ coro-
iglesia. Se oye un canto fúnebre bastante bello, destina- nel, mejor dicho, que es un ex capitán y que ha conocido
:.11 p'.1dre de la muchacha, la reconoce primero por sus
do a ambos.
¿Por qué Freud se interesa en esto? Voy muy r~pido, l acc10nes Y luego por una cicatriz que ella tiene desde la
seguro, en esta historia de travestismo con la que él hu- infancia como consecuencia de haberse caído de un ca-
biera podido entretenerse haciendo todo un psicoaná- h:illo. La reconoce, y le dirige estas palabras: «Mi pobre
lisis, pero he aquí lo que Freud dice: «Leo con gran pla- IH'qtw1fa»; no la castiga, pero he aquí su discurso: «Esto
" 11 111 uy peligroso, niña mía. Si hubieses sido descubier-
cer a Konrad-Ferdinand Meyer. En "El paje de Gustavo
Adolfo" encuentro dos veces la idea de la "Nachtrdglich- t H po~·.Gustavo Adolfo, él te habría dicho ''Vete de aquí,
keit": en el famoso pasaje descubierto por ti, con el beso f <_1n tn , pura regaüarte, y al instante siguiente ya esta-
adormecido, y en el episodio del jesuita que se introdu- rla pPnsm1elo en otra cosa; pero, si te hubiese descubier-
ce como preceptor de la pequeña Cristina». Freud conti- to 111rPina, ¡vaya escándalo! Y esto es lo que yo mismo
núa, saliendo del relato: «En Innsbruck enseüan, adt\- digo: "No .•w dc.f)1• IH•ciar n los niños. Este beso dormita y
más, la capilla en la que ella se convirtió al catolicifm10». lli.•v.o vw•lvP 11 1•1w1•111l1•rs1• cunndo los labios crecen y se

102 w:1
hinchan"». Aquí tenemos, pues, el «beso adormecido». apres coup. Simplemente, el recuerdo de la excitación
Uno da un beso sobre los labios de un bebé y hete aquí es amplificado por la pubertad, pero lo que es excitación
que dormita, pero se inflama de nuevo cuando los labios somática pura seguirá siendo excitación somática pura,
crecen y se inflan. El oficial lo explica del siguiente mo- lo que es excitación solipsista de un sujeto seguirá sien-
do: «Esto es verdad y seguirá siéndolo. El rey te tomó do excitación solipsista. Si nos atenemos tan sólo a la
un día de mis brazos, hija mía, te estrechó contra suco- historia de la joven «Gürtel» en sus fases sucesivas, gi-
razón y te llenó de besos muy sonoros porque eras una raremos en redondo. El elemento que falta en la inter-
niña audaz y bonita . El paje no recordaba ya el beso, pe- pretación freudiana clásica es el aspecto intersubjeti-
ro lo revivió ruborizándose intensamente». vo del acontecimiento. Lo que el otro-adulto, Gustavo
Es indudable que el propio Freud no se ocupó de este Adolfo, implanta con su beso sobre los labios de la niña
ejemplo, pero resulta fácil advertir en qué sentido lo to- es una excitación que constituye un mensaje por desci-
ma, así como también captar lo que falta en su concep- frar, mensaje enigmático impregnado, a su vez, de la
ción. La escena del «beso adormecido» transcurre en dos sexualidad inconsciente del adulto. Sólo en esta medida
tiempos. El primero es la inscripción de una excitación va a instituirse una dialéctica de doble sentido (según
sobre los labios de la niña. Esta inscripción va a perma- la orientación del tiempo) entre la supervivencia del
necer dormida hasta que los procesos puberales o pre- mensaje, su reviviscencia y luego su traducción, cuando
puberales despierten la zona erógena labial, «cuando en la pubertad se reinvista y se vuelva insistente.
los labios crecen y se hinchan>}. En este momento, la
huella del beso es reinvestida desde el interior, con el Un segundo ejemplo, de im-
resultado de una excitación mucho más fuerte -que LA INTERPRETACIÓN portancia capital, jalona la di:.i-
inunda por completo a la niña- de lo que había sido la DE LOS SUEÑOS: tancia entre las cartas a Flirn-,:.i
y
excitación infantil precoz. Como lo refleja el esquema UN TEXTO CAPITAL la publicación de HEI llombro d!·
propuesto en el «Entw~rf», la excitación: lº) es mucho PARA EL los Lobos». Se trata de un pmmju
APRES-COUP de La interpretación el(' los s1w -
más intensa, y 2º) proviene del interior, d~l lado en quE;
el sujeto no espera ser «atacado». De ah1 que no este ños (GW, t. 2/3, púg. 211; <JCF.1',
preparado , y también el efecto de sorpresa, qu~ desen- t. IV, pág. 243) 41 surgido durante el ext omio <lc:-iarrollo
cadenarán el proceso patológico de la represión. Te- de asociaciones y consideraciones alrededor del llama-
nemos, así, el esquema de «bomba de efecto retardado» do «sueño de los Knodel» (las «albóndigas» de carne quo
para el que los traductores ingleses propusieron la fór- la madre de Freud está preparando). Veamos el pas aje,
mula «acción diferida». La acción comporta un desen- importante para el tema qué nos ocupa:
volvimiento casi mecánico, sin que nada venga a con- «gn el pecho de la mujer [Frauenbrust] es donde se
trarrestar la dirección pasado-presente, es decir, la c;rnzan el hambre y el amor. Por lo que cuenta la anéc-
«flecha del tiempo», o a entrar en dialéctica con ella. dota, un joven que fue luego gran admirador de la belle-
Sin embargo, lo que se olvidó con esto son las indica- za fomcnina, un día en que se hablaba de la bella nodri-
ciones inversas, precisamente las de algo que primero za qtw le había dado de mamar, declaró: "Lamento no
fue «oído decir}>y luego ((Comprendido apres coup}>;de liuber aprovechado mejor la buena ocasión de enton-
esto Freud no puede salir, en la medida en que limita el 1'.oH". Yo suelo ::;orvirme de esta anécdota para ilustrar

primer tiempo a un proceso de excitación impersonal.


«Mecánicamente» concebido, el beso original no da ca- 'II l/ ,11i11t,.,.¡11
·,•tw·i.S11 d,• /m, ,111,·1
i ns, l'll 1\/ 1,' , Of). cit., t. IV, 1979,
bida a ninguna reinterpretación o traduccic'm posihh~ ¡:a\¡&, tlH,1

l()fi
104
e l factor del apres-coup en el mecanismo de las psico- t an cia, tal como Freud concib e todo esto, aq uella podría
neurosis». ser reemplazada por una fuente material confortable y
Com o se pued e advertir, hay aquí un juego ba stante voluptuosa que emiti er a un líqu ido m a1·avilloso, o in-
complicado entr e la sexualidad infantil oral liga da al cluso por un fruto de ext raor di na rio sabor, pero que no
amamantamiento y el juego oral del adulto con el pecho habla . Así pu es, t an t o en la historia de «Gürte l» como
de la mujer. en la del jov en «adm ir ador de la belle za fem enina », le
En cu ant o a este texto qu e he comen tado en repeti- son dadas a Freud toda s las dramatis p ersonae, la s cua -
das oportunidades, qui sier a marcar algunos puntos. les son tres, y no dos: el sujeto en edad preco z, el suje to
Primero, pod emos considerar que se trata de la hi sto ria en la edad de la madurez sexual y una t ercera persona
de un solo y mismo personaj e, primero lactante y luego protagonist a con toda s las let ras: Gust avo Adolfo o 1~
adulto joven. Es el mi smo que se vuelve a ver en los nodriza. En nuestra opinión , todo el proce so tiene ori-
tiempos má s primigenios y echa de menos la ocasión g~n en es te otro -adul to, pu esto qu e su gesto es indiso-
sexual entonces no ap rovechada. Entre estas dos ciabl: de un men saje se xual/n o-s exual, mensaje que
edades de un mismo personaje presentadas como si- do_rr,mtará por varios años p ara ser lue go despertado y
multáneas, Freud no elige una de ellas. Deja indetermi- exigir«c omp rens ión apres coup», es decir , tradu cción.
nada, por decirlo as í, la dir ección de la flecha del tie m- No obstan te ello, en su descripción del apres-coup
po. Hubiera podido enunciar dos propo sicion es simétri- Freud olvida por completo a est e t er cero , ve rdad er~
cas: «Mire n de qué modo esa época tempra na , el placer motor de todo el proceso. Se ve reduc ido entonces a es-
sexual vivido al mamar, determina la sexualidad del pecular sobr~ la historia de un solo y ún ico persona je ,
personaje adulto ». O bien: «Miren de qué modo este alternando , sm poder decidirs e, en tre un det erminismo
adulto joven se vuelve a situar retroactivamente en surg ido de la sexualidad infantil pretendidament c bio-
una circunstancia infan til, por sí sola enterame nt e ino- lógica Y una s uerte de interpretación «retroacti v n»,
cente, y en la qu e reiny ecta se xu alidad>~. De hecho , la pu erta abierta a todas las der ivas hermenéuticas dn In
idea de «Nachtriiglichk eit» deja perfectamente abi erta s «donac ión de sentido» o de la «res ignifica ción».1i
am bas dire cciones. Par a concluir hoy, me refcril· c':
Sin embargo, tanto aquí como en el caso del «paje», «SOBRE LOS a un texto del mis mo per íodo en
no podemos sino cons tatar una carencia, y es tac ar en- RECUERDOS - el cual, curiosamente, el término
cia vuelve artificial la sim et ría de la s dos flecha s del
TAPADERA»43 nachtriigl ich no a par ece . Se tra-
tiempo. Falt a al go, y ello se debe a qu e Freud sitú a (de ta del artículo titulado << De s sou -
manera so lip sista) todo el proceso en un solo y mismo ve nir s-co uver t ur e», «Über Deck erinn er ungen» (anti-
personaje: el suje to masculino en cuestión (bebé-adul- ~uamente lla mado «Souvenirs -écrans»), que se encue n-
to). Un mismo sujeto h a sido aquel niño, y ahora, adu l-
to, él contempla a ese ni ño . Además, la experiencia in - -t :i ,d:int.cr ~n:éta tion entr e dé t erminisme et h er mén e utiq u e: une
fantil evocada es de un puro y simple goce sin cont enido v 1-ll,i pos1t1on de la questi on», en J ean Lap lanc he Le prim
11o11 t de
representativo, es decir, para nosotros, sin men saje , ,.,,,,
¡,.,,,
l'a r_ís : Flamma ri on, 1997, pág. 385 [«La inte;pretació~ en-
porque el personaje ausente en la peque ña demo stra- t r,• d<'i.Prnnm smo y h er me né utica . Un nu evo pla nteo de la cues -
t i<',11», 11¡1. t'Í/. J .
ción de Freud, ausente de la acción y de la in te racción, ,i:i ll'•,11t' 1ong• 1. n111, «sr,1wcnr.rs . -couvcrlu .re». El a utor ha modifi cado
es sencillamente ... la nodriza . Aunqu e esté fisicamm1- "11 d ii1·w 1 fr : 111<·1•1111,111l'.ÍÚHÍCa di,no minaci<>n «soiw eni rs-écran>>cu'. 1
• 1 ,
te pr ese nt e, está au se n te como inte rl ocu l.ora, como .vn 1' 1t'11 Va l'lltl' ,, 11 ,·:wi, 1 ll1111u,u•rí n «1·,•c,11pn)rn,- pnn t:i lla ». Aunque en
llllllHlrn h1n¡¡1111h11y11 10, In clPn o rnín: H:ic'in <ir e - 1\
emisora de un mensaje dirigido al nifio. En t·i11im11 ínH- ¡ll' f'IV11hwit.lo , n11i111i1<11
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lO(i 107
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traen el tomo III de las CEuurescompletes de Freud. 44 su «autoanálisis», como lo muestra con claridad Anzieu
Este texto de 1899 examina el problema de ciertos ano- Freud había comprendido a la perfección los aspecto~
dinos recuerdos de infancia que se conservan en la me- sexuales de esas escenas de la infancia. Sin embargo,
moria vaya uno a saber por qué, y pese a su carácter fútil. tenemos aquí un recuerdo analizado pero del cual se ha
Este artículo induce dos tipos de consideraciones. Uno omitido su aspecto sexual infantil, lo que hace posible
de ellos concierne a la biografía de Freud, pues el re- una conclusión teórica también enteramente sesgada.
cuerdo invocado como ejemplo es, en realidad, de Freud Sabemos que son múltiples los camuflajes de Freud en
mismo. Los remito aquí al trabajo de Anzieu en su libro lo relativo a su infancia. Sabemos que a la mayoría de sus
L'auto-analyse de Freud, última edición, pág. 357, don- sueños de la Traumdeutung les fue amputado su aspec-
de se repasa en extenso el análisis de este recuerdo. to sexual. Ahora bien, es precisamente lo camuflado, la
Aquí no adoptaremos el punto de vista biográfico, sino sexualidad infantil, lo que está ausente por completo en
que nos interesaremos por la teoría que procura elabo- este artículo con el que Freud se propone evidenciar un
rar Freud, siempre con relación a la «flecha del tiem- camuflaje, una «tapadera». Lo cual hace que en este
po». Pues bien, la conclusión teórica es muy curiosa. Se texto, en el que Freud utiliza la idea de un camuflaje de
reduce a una o dos páginas. En lo que atañe a estos re- la sexualidad, se malogre forzosamente todo cuanto po-
cuerdos «anodinos», Freud demuestra, en primer lugar, dría obtenerse de la teoría del recuerdo-tapadera en
que son en realidad recuerdos defensivos, lo cual ex- materia, justamente, de apres-coup.
plica el término «tapadera». Se trata de recuerdos que Deténganse en este texto, y en el comentario respec-
«forman pantalla», que «tapan la verdad»: lo anodino tivo de Anzieu. La relación con lo sexual en la infancia
esconde lo sexual; por otra parte, hay una compleja re- es muy fácil de hallar, aunque sólo sea por la idea de
lación entre lo sexual y lo no-sexual, y también entre el arrancar una flor o una rama, idea de la que Frcud dice,
pasado, la infancia, y las diferentes épocas de la vida. por otra parte, que constituye un símbolo de masturba-
He aquí un pequeño pasaje de la conclusión de Freud: ción. El significado de la expresión popular alemntia
«Según se establezca una u otra relación temporal en- «arrancarse una», por «masturbarse», subyace hasta en
tre lo que tapa y lo tapado, se puede calificar al recuer- la manera en que Freud cuenta su infanci.a, pues, como
do-tapadera de retrógrado o de anticipatorio». 45 «Retró- (J dice: «A los tres años se produjo una catástrofe en la
grado» significa que tapa lo pasado bajo lo presente, y rama industrial de mi padre». Y, por supuesto, en la
«anticipatorio», que tapa lo futuro bajo lo pasado. Inte- ((rama industrial» se trata de la misma expresión que
resante conclusión. «Retrógrado» es «rüchlaüfig». No_se c•n la «rama» que uno «se arranca».
utiliza el término «nachtrdglich/!, pero hubiera podido Concluiré sobre este texto en pocas palabras: Freud,
usárselo. Ahora bien, lo interesante es que todo este rico en experiencia clínica personal, parece fracasar en
texto escotomiza, trunca, la sexualidad infantil del na- lo que atañe a la concepción del tiempo subyacente. La
rrador (es decir, de Freud), situando la sexualidad en el yuxtaposición de «recuerdos-tapadera retrógrados» y
adolescente o en el adulto. Es muy curioso, porque se lo dP <<recuerdos-tapadera anticipatorios» le evita a Freud
hace en forma totalmente deliberada. Sabemos que en tc·1wr que lidiar con el problema de la doble dirección
dnl tiempo, más imperioso aquí que en otros lugares.
cuerdos encubridores», el semantismo de esta no coincide exacta- La próxima vez les hablaré de «El Hombre de los Lo-
mente con el francés <<souvenírs-couverture». (N. de la T.)) lHH·JH, que será el último punto de anclaje de nachtra-
44 («Sobre los recuerdos encubridores», en AE, op. cit., t. III, 1981,
µ,lic-h. Todo indica qLW en c8n obra se registra la única
págs. 291 y sigs.)
45 OCF.P, t. III, pág. 274 [AE, t. III, pág. 31:3]. dn 1n Nw·htrc"if.!lieh!wit después de los
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«EL lloMI\IU-: m: r/f'l//1/IIJ!, l•::i, di• I\Ul'VH, ililn 1•f1<1 1.t•oría cid t.rJ11111111H, qw· parece n•sut.·~ir ele repente, dice
LOS Lül30S» rescctH.:ia del co llCl~pt.o dP Nuc/1 - Fr1•1id (cxactri111cnl.c eomo el beso adormecido de «Gür-
triiglichlwiL Lo primero q 111~ dc\- t.ul»), y por olra parte encontramos aquí todo el debate
bo decirles de ese texto es que lo lean, porque si tuviera con Jung acerca de lo «retro», de la fantasía retroactiva
que ponerme a recomentar «El Hombre de los Lobos» en o del «retrofantaseo» («Zurückphantasieren»). Por últi-
detalle, ello demandaría, sin duda, más de cinco o seis mo, este texto, escrito en 1914, no se publica sino cuatro
encuentros. Es un texto sumamente complejo, que fue afios más tarde, en 1918, y acompañado de entrada de
explotado y rediscutido en todos los sentidos. Encon- dos Nachtrage redactados después de la Introducción al
trarán ayuda en un libro muy bueno que se publicó psicoanálisis, o sea, después de 1917. Ahora bien, estos
hace poco, titulado Cries of the Wolfman («Los gritos del dos «apres-coup», publicados desde el inicio al mismo
"Hombre de los Lobos"»), de Mahony, sobre todo en el tiempo que el cuerpo del texto, ponen en cuestión de
capítulo IV, que se titula «El método expositivo en "El manera radical lo que había sido planteado como tesis
Hombre de los Lobos"». Mahony muestra hasta qué de partida.
punto el modo de exposición de Freud en esa obra refleja Voy a intentar tomar «El Hombre de los Lobos» sin
toda la complejidad de lo nachtraglich, pues esa exposi- comentarlo paso a paso, en su continuidad, sino tratan-
ción, aunque preste suma atención a la cronología, está do sólo de despejar lo que atañe a esa última reapari-
apresada siempre en el apres-coup, en varios niveles. ción de lo nachtraglich. Insistiré también sobre las ra-
Toda la historia del «Hombre de los Lobos» está inserta, zones radicales que oponen a Freud y Jung respecto de
sin duda, en el apres-coup, al igual que cualquier histo- estos dos términos: la Nachtraglichlwit y el Zurüclt-
ria de un ser humano, pero el relato mismo de Freud es- phantasieren. Dos términos que a priori podríamo:,; con-
tá en el apres-coup, aunque sólo sea ya por su subtítulo siderar afines y que cierta hermenéutica moderna, des-
(«Extraído de la historia de una neurosis infantil»), en de una visión «constructivista» de la historia humana
la medida en que, a partir del análisis de una afección en que la palabra clave sería «resignificación», no ten-
adulta, Freud pretende reconstruir, no recuerdos de in- dría dificultad para asimilar. Veremos con cuánta obs -
fancia, sino una neurosis infantil como realidad clínica. tinación se opone Freud a Jung, sin hallar , en definiti-
Lo que se reconstruye a partir del análisis adulto es la va, el terreno apto para refutar en verdad su teoría,
«neurosis infantil», y no sólo recuerdos de infancia. una teoría «preñada», por cierto, de toda una herme-
Y en ese nachtraglich del relato intervienen el retor- néutica por llegar.
no sin fin de la cura y lo que la cura no cesa de aportar
como Nachtrag, es decir, como complemento. Precisa-
mente, el Nachtragsband de una edición es su volumen
de apres-coup, su volumen de añadidos. En el libro hay 30 de enero de 1990
incluso un capítulo llamado Nachtrag, que nosotros, a
falta de algo mejor, hemos traducido por «suplemento», Paso a «El Hombre de los Lobos», texto que constitu-
pero en realidad es «suplemento apres-coup»; y más ye el resurgimiento capital del apres-coup y con el cual
constante aún es un juego que podemos comparar con se cierra, no mi propio desarrollo, sino el recorrido freu-
el procedimiento cinematográfico del flash-bacli. Lue· diano. He señalado ya cuán complejo era este resurgi-
go, y sobre todo, el último nachtréiglich de «El Hombre miento; pueden consultar el texto en la traducción del

llO 111
t 01110 X111d e las <Euures complet es, «A partir de la his- a esta intrin ca ción de la retórica y el caso, aconsejo acu-
t.ori.1 d e un a neuro sis infantil» . En el llamado «ca so del dir al libro de P atrick Mahony (que será trad ucido al
"Hombre de los Lobos "», el adjetivo y adverbi o na cht rii- francés, esp er o, dentro de poco), Críes o/ th e Wolfman,
glich apa r ece unas quin ce veces, y el su stanti vo (o sea, es decir, «Gr itos o llant os del "H om br e de los Lobos" »
la Na chtréíglichk eit), p or lo menos dos; y aparecen t am- uno de cuyos capítulos se titula: «La n atural eza exposi -'
bi én términos que le plant ean un probl ema al tr ad uc - ti va del caso del "Hombre de los Lobos "». Como tantos y
tor, como N achwirkung o nachtriig liche Wirku ng. tantos otro s que estudiaron a Fr eud desde esta pers-
En la propia r etó ri ca del tex- pectiva, Mahony es tabl ece una ín t ima relación entre el
TE MPORALIDA D to, el modo expositivo es tá est re- caso y la mane ra en qu e Fr eu d lo expone.
DE LOS RELATOS cham ent e a nud ado con la te m - Un apres-coup más-el tercero , dig a mos- es el que
DE «CASOS» poralidad. Sin duda, constituye h ac e que el «Hombre d e los Lob os» hay a sid o reanali -
ya un problema genera l la expo- za do, rehecho, hech o y vuelto a ha cer por múlti ple s a na -
sición de ca sos psicoan alític os, la necesidad de int egrar listas . Pa rodiand o el título de un famoso cuad r o su rr ea-
la cronología del cas o con la cronología del aná lisis; no lista, digamos que fue «mis en coupe, par ses psychana -
obs tante, el problema es aquí much o má s complejo. lys tes mémes». 46 Su destino se int ri nca de punta a pun-
Hay , en efecto, una lin ea lid a d cron ológica con aporta- t a con el an álisi s, ya qu e el «H omb re de los Lobos» fue
ción de fechas pr ecisas, cronología qu e sirv e de in dica - analizado de nu evo , des pué s de Freud, por Ruth Mack
dor y que vu elve a ser invoc ada con fre cu encia , inclu so Brun swick , y lu ego lo volvieron a ver y lo s iguieron
en un a not a añadida al final en la que Freud r ecapitula otros; entrevistado, escribió un di ario , hast a el punto
el conjunto: «Re cue rd o que a l añ o y medio ocurri ó tal de que, com o dice Michel Schne ider en el prólogo do un o
cos a, a los t res años, a los tre s años y tres meses, a los de los dos libros importante s, p asó a ser ya no Hcílold 0

cuatro años, etc.», per o en ningún ca so est a sucesión «Homb re de los Lobos», sino el «Hombre d c loH Arnd iH-
c1·on ológica constituye el hil o rect or de la exposición. Se t as» . Los dos lib ros cuyo título mon~iono, public:ulm.i
registr an numer osa s vueltas atrá s, también compl ejas: ambos por Gallimard, son: L 'Hom mc aux J,011p s par s 1·s
alg un as veces, r eto rno s qu e cabe cons id era r totales; psychanalystes et pa r lui-m éme , de Muricl Cardi1w1·, y
otras, retornos p ar cial es qu e pod emos encu adrar, si se Entretiens auec l'Homme aux Loups, en tre vistas compi-
quier e, en el tip o filmológico del flash-bact~; pero no se ladas por Kar in Obholzer.
tra ta de simples retornos a cier tos recuer dos, a esce na s No es cues ti ón de contr ibuir
puramente r eme m ora das, s ino ta mbi én de vuel ta s Nos LIMITAMOS aq uí a esa «explotac ión» o a es a
atrás en lo referido a la comprensión . Hay asi mismo, y AL PROB LE MA manera d e ha cer d e nu evo al
sobre to do, va ri os «Nac htriige». He h ablado ya de es te DEL APRES-COU P «Hombre de los Lobos >>,com o ya
término, qu e pu ede tr ad ucir se por «su plementos» y qu e lo he dicho. Les pe dí qu e leye-
signi fica «agregados realizados apre s coup». Están, en "" n, si er a posib le, ese texto. Lo qu e me int eresa aquí es
es pecial, los dos «Nachtréíge» aislados claram ente en el 1 d u.pres-coup en el pensamiento de Freud y en su prác -
mo mento de su redacción, dado que el texto se escr ibió
en 19 14 y los dos «Nacht réíge» está n fechados en 1917-
1918. Son de extre ma imp orta n cia en lo qu e atañe al .u; 11,;1 cu ad ro e n cue s tió n es La mariée mise a nue pa r ses céliba-
apres-coup mismo, ya que en este apres -coup la cu eH- tui n dti Mal'cel Du champ . La tr aducción ap roximad a de la
·11, 1111•111,•,
11.x p1· .. 11ii'J11 ilí z11cl111>11<'l 1. . xto c¡11
111. e de ningún modo podría ser li-
ti ón entera del apres-coup r es ulta alt erada . PM último, 1,,ntl 1u·1·í11: u,•xpl111.nclo !111i 11,.,, ,.,,,,,.,.¡ a l 111:'tx
irno por los psicoa na-
están tambi én las no tas agrega das en 1!l~:l, l~n c:u n nto li ntu;,., , CN.r1,,111 . 'l'.>I

11:J
tica teórica, es decir, en su manera de exponer un caso es la escala del tiempo cosmológico , la escala de los días
como este; y eso mismo es ya suficiente como apres- y las noches, del número de años.
coup porque, una vez más, podemos distinguir varios Entonces, entre las fechas I y
aspectos. Por un lado, el apres-coup constituido por este APRES·COUP DE LA II, entre el año y medio y los 4
resurgimiento, en 1914-1917, de algo que data de unos VIDA Y APRES-COUP años, se produce una serie de
veinte años antes, o sea, de los años 1895-1900. De re- DEL ANÁLISIS episodios, de escenas que no son
pente, hay un apres-coup del apres-coup en Freud, un . tanto episodios con los padres,
debate crucial en este texto sobre realidad y fantasía, o smo con cierta cantidad de personajes muy importan-
sea, sobre la «realidad» del recuerdo infantil, un debate tes: por un lado, la hermana del «Hombre de los Lobos»-
que se sitúa por entero en el apres-coup, ya que es la in- por el otro, el aya Ñaña-digamos, la «niñera»-, lueg~
tervención de Jungla que induce a Freud a discutir de la institutriz inglesa, y por último la pequeña, también
nuevo sus propias tesis. Y, por último, hay otro apres- niñera, Grusha. Toda la serie de escenas incluye diver-
coup que es, a mi entender, la aporía de este apres-coup sos elementos de índole sexual o represiva. Esto es lo
freudiano y la salida que yo mismo, Jean Laplanche, in- que Freud descubre en el período que va del año y me-
tento proponer para esa aporía. O incluso, si ustedes dio a los 4 años. Después de los 4 años se desencadena
quieren, ¿qué es lo que hace correr a Freud en este tex- la neurosis infantil. Fobia primero, fobia precisamente
to? ¿Qué cosa lo hace girar en redondo, tropezar, o bien a los lobos y fobias a los animales en general; pronto,
lo induce a recurrir a tal o cual expediente, a tal o cual transformación paulatina de la fobia en neurosis de
Deus ex machina (los «fantasmas originarios»)? En defi- coacción, o sea, con mecanismos de defensa obsesivos.
nitiva, ¿qué cosa se perfila como trasfondo, motivando a Por último, tercer tiempo, el análisis. Esta escansión en
la vez esa obstinación y ese fracaso en la carrera freu- tres tiempos es situada por Freud precisamente hajo el
diana hacia la realidad de la escena original? signo del apres-coup, de la «Nachtraglích/,.átn. fi;n l.i no-
Suponiendo que ustedes han ta donde alude a ello 47 señala que en et-ita lli:.,toria 110
TRES HITOS leído y memorizado bastante ese
CRONOLÓGICOS texto, me voy a atener a un apa- 47
Págs. 42-3, nota 1 [de la edición francesa]: «La rnPjor 111;111Prn
SIMPLES rato cronológico que yo conside- de tener en cuenta los dichos del paciente es admitir qu1! 1,I ol,j,·t.o
raría mínimo y que aparece en la de su observación fue primero un coito en posición norm:d, qt11."d<'-
bió despertar necesariamente en él la impresión ele un acto ;;úd ico.
nota de 1924, al final del texto. No voy a leerla. De ese
.Sólo después la posición se habría modificado, hasta el punto tle
aparato cronológico mínimo retendré tan sólo dos o tres que tuvo oportunidad de hacer otras observaciones y juicios. Sin
fechas, simplemente para fijar las ideas: al año y medio mn~argo, esta hipótesis no quedó confirmada, y tampoco me parece
de edad, la «escena originaria», cualquiera que sea la 1nd1spensable. Que la presentación abreviada del texto no nos haga
realidad que se le atribuya; a los 4 años, el día de Navi- pPrdcr de vista la situación efectiva, a saber: que el analizado, a la
,•dacl de 25 años, prestó a impresiones y mociones de su cuarto año
dad, la noche de Navidad (fecha de cumpleaños del su-
palabras que no habría encontrado en otra parte. Si se descuida
jeto) con el sueño, el famoso sueño de los lobos quemo- t'Htc .H:i11alamiento, podría hallarse apenas curioso e increíble que
tiva el desencadenamiento de su neurosis infantil, de 1rn n1no de 4 años sea capaz de juicios tan técnicos y de pensamien-
su fobia; y, por último, lo que nos lleva a veinte años 1.oH t.an elaborados. Esto es sólo un segundo caso de apres-cot1p. El
más tarde, a la edad de 24-28 años -o sea, de 1910 a n111o '.'l'cibc al ano y medio una impresión ante la cual no puede
rn11i:,:101tu r dt .i manera suficiente, no la comprende; recién es impac-
1914-, el análisis con Freud. Pueden fijar ustedes es-
1udo por ('I1:i1:11a11clo l'Hl.a i ll!J)J'(!HÍÓn se reaviva a los 4 años , y sólo dos
tos tres hitos. Sea cual fuere nuestra filosofía del tiem- il.-·1·ucl1w 111:11-< 1.urdP, ,•11 ,.¡ ,111:"iliHÍH, puede acceder a lo que sucedió
po, no puede menos que trazarse según u11111·:-ic:d:i que ,,.d.0111 ·,•H .-n t'.l por 11H,di11 d1.• 11.1111ndividnd cll' pensamiento cons-

l 1,1 1 líí
hay un único apres-coup (o sea, entre el año y medio y competencia, una controversia a
los 4 años), sino un segundo efecto de NachtraglicMeit, ENTRE FREUD menudo difícil de seguir. Freud
cuando, dos décadas después, en el análisis, el sujeto YJUNG
quiere desmarcarse, en efecto,
puede acceder, mediante una actividad de pensamiento del retrofantaseo, pero su argu-
consciente, a lo que sucedió por entonces en él. El pri- mentación no está siempre a la altura de esta desmar-
mer tiempo es el de comprensión y elaboración -en el cación, ya que él mismo llega a admitir, en ocasiones,
sueño- de la escena; el segundo tiempo, el análisis, es que ciertas cosas son efectivamente retrofantaseadas
la puesta de todo eso en palabras. Ahora bien, Freud es decir, imaginadas pura y simplemente a partir de u~
añade que finalmente es posible hacer a un lado este se- tiempo ulterior, porque se necesitaba de ellas, podría-
gundo apres-coup. Es posible desatender, dice, la dis- mos decir. ¿Podríamos acaso resumir mejor la tesis jun-
tancia entre la segunda y la tercera fase temporal, dado g_uiana que con estas palabras: reconstrucción imagina-
que el segundo nachtraglich no es más que la puesta en tiva del pasado por necesidades del presente?
palabras de lo que el sueño ya había comprendido. Vuelvo a lo que Freud afirma, o sea, que es posible
Esto ya ha sido observado. No he vuelto al texto de no considerar la segunda Nachtrdglichheit, la que pro-
Lacan que cité al comienzo de este curso. Esto había cede de la situación de cura. La principal razón de ello
sido ya observado por Lacan. Freud, en suma, aplasta reside en que, en el caso en cuestión, no estamos sólo en
el segundo apres-coup sobre el primero; es decir, consi- presencia de escenas infantiles cuya realidad es siem-
dera finalmente desdeñable el apres-coup del análisis pre pasible de discusión: estamos en presencia de una
-punto de vista justificado por la «objetividad» de lo neurosis infantil. En este sentido, es elocuente el título:
que el análisis saca a la superficie-. Ello implica, a to- «A partir de la historia de una neurosis infantil». Es el
das luces, eliminar de entrada gran parte de la objeción :málisis de un adulto el que conduce, no a los DrÍg<'t1(\i.;
junguiana según la cual todas las historias infantiles infantiles de SU neurosis adulta, SÍ110H llllél IWllrosi:-i Íll -
del análisis serían inventadas en este último, «retro- fantil que precedió a esta y que resulta acrcditacl11 1io
fantaseadas». sólo por el sujeto, sino también por la historia f'11111ilinr.
Sabemos que entre los 4 y los 10 años, aproxirn:td1tm<·n-
Primer apres-coup Segundo apres-coup l!\ el «Hombre de los Lobos» padeció una grave~ lH'U I'<1-
n1s, en extremo invalidante, neurosis res¡wct.o du la
II III <'11al no tenemos razón alguna para suponer que haya
Escena Comprensión y Puesta en palabras podido ser «retrofantaseada». Por otra parte, no se ad-
elaboración por el sueño por el análisis
v ic•rte de qué podría servir considerarla imaginada a
¡,uglcriori. El argumento vale lo que vale, pero con esta
Entre el «retrofantaseo» (Zurückphantasieren) jun- 111n11erade sostener que el segundo espacio temporal,
guiano y el nachtraglich freudiano se establece una .-11trnlos 4 y los 24 años, puede ser aplanado, aplastado
,wcdirnina el problema del apres-coup en la cura, pro~
ciente. El analizado se sitúa entonces, con razón, fuera de las trci-l lil.-mn que, hasta donde yo sé, nunca será abordado
fases temporales y coloca su yo presente en la situación concluida frontalnwntc por Freud.
mucho tiempo atrás. Nosotros lo seguimos en esto, pues con unn C<·rrado por Freud este paréntesis que él mismo
autoobservación y una interpretación correctas el efecto debe dn 1·- h~bí11nl>iPrto, todo el movimiento del apres-coup se si-
se, finalmente, como si se pudiera hacer a un lado la distancia l!ll-
t~111 1q1f:r1: lm-1 tiempoH que yo denomino, si les parece
tre la segunda y la tercera fase temporal. Por lo demás, no tcncmw¡
ningún otro medio para describir los procesos de la :-wf.(tmiln l'u:w». hitrn , 1 Y 11:l'I l.i11mpo lh•I 11110y nwdio y el tiempo de los

11í-i 117
-J ,1t"i1o!l 1,:1i ¡,,¡111111 d,,l ní\n \' 1111' i i'1· 1ni 111d1,,, q¡¡ .. l•'¡-,,11d¡,r ·o
t1 li' IIÍ! 1:¡ ¡,<1111• ; 1 : 111 v 1•nl'w: w1 1111
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, 'n p11r ,. ¡ 1dl11111 hr" d,, 1, i:1 1,cilil1:~».
m: L/\ ¡,;s('.1-:NA Cl'll:I<11·igi11:1rinn, n1(i:i ¡¡]]¡'¡ d,• ]o:, Sabe n us te des que este es .
OlUGINAlUA
i11t1irt·ug,111t.1~sq111~FrP11d plan- l,:1, rv11
:;To 1>0 q ucma de r eco r te de asociacio-
tea, en determinados 11Jl>llH·ntos, Fi l 1,;U DI ANO nes había sido trazado por Fr eu d
en cuanto a su realidad. Tal escena de observación del mucho tiempo an tes : lo encon-
coito parental («escena primitiva», como se suele decir) t ram os en la correspondencia con F lies s. 48 No es un es-
es construida por completo en el análisis. No es reme- que m a de traducción t érmin o a té rm ino, como lo sería ,
morada, en ningún momento vuelve directamente co- 1111 cambio, el de pa labra por palabra de una lectur a
mo un recuerdo, y el hecho de que no ha sido rememora- Himp lista. Cada elemen t o del contenido manifi esto pue-
da es confirmado, además, por el propio «Hombre de los de remi t ir a va ri os términos del contenido latente, y
Lobos» en la entrevista que años más tarde le concede a vice ver sa. La p alab ra «eleme ntos )) debe ser tomada
Karin Obholzer. La idea misma de construcción prefi- aquí en su sentido más amplio: no sólo palabras o idea s,
gura un artículo muy posterior que se titulará «Cons- sino también elemen tos es til ísticos, efectos somáticos,
trucciones en el análisis». Ahora bien, Freud señalará trans ito ri os , etcétera.
una y otra vez, desde una perspectiva realista, que lo Así pues, de todos estos elementos del sueü o parten
que él llama «construcción» es, de hecho y de derecho, líneas asociati va s que se rec ort an en cier to número de
una reconstrucción. punt os -que F reu d llama, por lo gen eral , «pu n t os no-
¿Cómo es (re-)construida la escena originaria? Esta dale s»-, y sólo en la zando en su conju n to es t os pun tos
escena es reconstruida por completo a partir del sueño, de rec or te se llega a lo que es el conteni do late nt:<•o, Pn
el famoso sueño de los lobos encaramados sobre el ár- el presente cas o, al contenido de la escena r econ:-;!.t'llida .
bol, sueño que el propio «Hombre de los Lobos» va a di- Est e esq u em a aparece en for m a resumida en la notn ~
bujar. El texto del sueño no es, desde luego, una cons- de las págs. 40-2, donde Freud efectúa la síntesis. Y<·n-
trucción del análisis: es contado, y «el Hombre de los mos lo que dice: «Habiendo obtenido la sín te sis de eHt<i
Lobos» lo recuerda desde siempre. sueño, tra taré d e pr ese n ta r una visión de conjunto dci
Tenemos, por lo tanto, un sueño de los 4 años, exac- las r ela ciones entre el contenid o onír ico manifiesto y
tamente de la noche de Navidad de sus 4 años, contado los pe n sa mientos oníri cos latentes». Se llega, de este
a Freud; y, a partir de este sueño, una construcción modo , a un contenid o latent e que no es sino la «esce na
apres coup, o sea, en el sentido retrógrado, referida al org in aria » en t odos sus deta lles .
trayecto que va de II a I y que es un modelo de construc- To dos estos detalles son p ropues tos al p acien te para
que los v er ifiqu e. En ocasi0ncs p ue d e trat arse de una
ción analítica. Cada uno de los elementos del sueño es
verificación h istó ri ca, en el sentido de que a Freud n o le
examinado en forma minuciosa y, sin duda, hasta un
incom oda pedirle al «Hombre d e los Lobo s» que busque
poco más allá de la regla de la «asociación libre», ya que
en su h ist or ia de t erminado elemento; per o no se trata,
en este caso suele tratarse de asociaciones dirigidas. En
en principio, de una verificación h istórica ni familiar,
efecto, Freud procede a una investigación sistemática
m enos aún por cu anto la familia se hall a ahora mu y
de los elementos del relato del sueño, tomados uno por
lejos. Lo es encial, para Fr eu d, es la ver ificación por la s
uno, y a partir de estas asociaciones se desemboca en
una serie de elementos terminales, en los cuales se re- 48
La naissance de lapsychanalys e, Pa r ís: PUF, 1956, Manu scri-
cortan con frecuencia varias cadenas asociativas, ele- to M , pág . 180 [«Fragmentos de la cor res pond enc ia con Flie ss», Ma-
nuscr ito M , en AE, op . cit., t. I, 1982 , pá gs , 292-5].

118 119
te gira sobre esta escena sin duda cap ital, hay otra s que
consecuencias; es dec ir que todo elemento propuesto al Freud locali za y qu e son finalmente memorizadas: en
paciente se verifica en función de su fecundidad. Si que- especial, la «esce na con Grusha», la criada a la que el
da en nada, simpl em ente no se verifica. En cambio, si futuro «Hombre de los Lobos» ve lavar las baldosas en
es el punto de partida de nuevas asociaciones, s i se mues- una postura que destaca sus nalg as promin ente s, vi-
tra fecundo tanto en dichas asoc iaciones como de algu- sió n que lo excita. Ah ora bi en, es ta esce na será memori-
na otra manera, pues bien, es to mismo lo confirma. He zada a consecuencia del trabajo analítico, lo cual justifi-
aquí lo que Freud llama ((Verificación}>y lo qu e él sostu- ca a Freud para decir: «Si es t a escena existió, esto es
vo sin flaquear a est e respecto, sobre todo en el t ex to má s bien un argumento p ara pens ar que ta mbién ex is -
acerca de la s «construcciones», en el cu al se hace a sí tió la escena originaria>>.
mismo el reproche facticio de presumir: «Sea como Antes de pasar al debate en-
fuere , si sale cruz yo gano y si sale cara tú pierdes». L~ R ETORNO tre «realidad fac tual » e «imag i-
verdadera respuesta de Fr eud es: «Yo gano cuando m1 DE LA TEORÍA nación», qui ero subrayar en est e
interpretación redunda en desarrollos ulteriores» . La DEL TRAUMA text o la reap aric ión en Freud (en
única verificación de la hipótesis es su fecundidad . En- apres-coup, tras una latencia de
tre los elemen tos que vienen a suste ntarla n o están sólo entre quinc e y vein te años) de dos términos capitales:
las asociaciones verbales del «Hombre de los Lobos» «traumatismo» y «seducción». H e dicho qu e el examen
-su «aporte de material», como se di ce-, sino tambi én , del «Hom br e de los Lobos}>se situaba en el apres -coup
eventualmente, la aparición de síntomas transitorios. del período de 1895. Freud lo dice de man era explí cita
Es así como, en este caso, ciertos síntomas intestinales (cito de la pág. 92 de la traducción france sa): «La vieja
verifican, según Fr eud, tod a la part e anal, intestinal, teoría del trauma, que al fin y al cabo se había construi-
de la esce na originaria. En cambio, nos dic e, poco más o do sobre impr es iones provenientes de la tera pia pi-lico-
menos: (<Endeterminado momento intenté sugerirle al ana lítica , recuperó de golpe su valide7». 'l'rn s 11naPl.npa
"Hombre de los Lobos " que cierto detalle provenía de en qu e la cuestión del traum a había quedado l.ol.nlnwn -
una amenaza de castración de parte del padre. Intenté t.c caduca, si no ab andonada por completo, n•futad:1, de•
sugerirle esto, pero no produjo en él ningún efecto. Ja- pr onto recuper a tod a su va lidez. Un auténtico rdH ·o tP
más obtuve d e este paciente la confirmación de una para Freud. Insisto en que esta teor ía del trauma no l'S
amenaza de castración pro ve nient e del padre. Estoy cualquier cosa. Lo he dicho y repetido bastantes veces :
oblig ado a suponer, entonces, que la amenaza de cas - 110 es la teor ía de que la s n eurosi s se deb en a acontec i-
tración vino de otra parte». Ven ustedes que, par:a mientos importantes y chocantes. La teo r ía freudiana
Freu d, hay efectivament e casos de «no11en el análisis, y cid tra uma no es eso: es aquélla según la cua l el trau-
no sólo de usí)), pero so n unos «no» muy p articulares. 1nati smo necesita sie m pre dos tiempos pa ra existir. No
Con sist en en la falta de rea cción , en el hech o de que no ha y trauma sin dos tiempos . No se puede dec ir que un
se proponga aso ciación algun a . ucontccimiento es por sí solo psíquic ament e traumático
Todo el deb ate teórico en el qu e entraré en breve se 11i no es el ceo de otro o si no encuentra su eco en ot ro.
ce n t rará en el tipo de realidad qu e cabe at r ib uir a se- VPn ustedes que la vieja teoría del traumatismo es inse-
mejan te con str ucción de la «es cen a originaria». ¿Cuál ¡,umhle del apres-coup. El tra um a no est á en ninguno
es su realidad factual? ¿Es una escen a que tuvo en ver- el,, lrn-1 drn-1ti em pos (dos ti empos no quiere decir que no
dad lugar en la forma de scri pt a? ¿Es pura im aginaci ón, huy II no, Hin o c¡ue se preci san al menos dos). Sólo con el
o algo situad o entre am ba s cosas? No obstante, ha cie n- 1mv,11 11d1.1 t.il'lll J)(l se con:-;1.i tu y e• d trn u rna como tal.
do un paréntesis, insi st o en se fialar CJlll', :-iiliit>n (~1ddia-

1 :¿1
1 :l()
Dicho esto, ¿cuál es el trau- t . XII I, p ág. 107) : «Hemos cont i-
EL SUEÑO matismo en el pequeño «Hombre . .. Y HASTA COMO nuado la d escr ipción ha sta acer -
COMO TIEMPO de los Lobos»? En su caso, el se- SEDUCC IÓN car nos a l cu art o an ive rsar io,
DEL TRAUMA. · · gundo tiempo constitutivo del punto t emp oral en qu e el su eñ o
trauma no es, dice Freud, un lleva la obs erv ación de l coit o al año y me dio a su efecto
acontecimiento, sino un sueño. Esto es algo absoluta- ap res coup . En cu an t o a los pr oces os qu e ti en e n lug ar
mente extraordinario. Se renueva de este modo la teo- ento nces, no podem os n i capta rl os p or comp leto n i des -
ría del trauma, pero el desencadenante no es una cosa cr ib irl os de m an era sufi cient e. La activ ación de la im a-
exterior, sino un sueño motivado por la noche de Navi- ge n [la de la esce n a del coit o], que ah ora pu ede se r com-
dad, la espera de los regalos, el árbol, etc. Y este trau- pre n dida graci as a los p ro gr eso s d el desar r ollo int elec -
ma es tan importante que él determina lisa y llanamen- t u al, act ú a com o un aco n tec imien t o r ecien t e p ero tam-
te la aparición de la neurosis infantil, la fobia. Al co- bi én como u n t ra u m a nue vo, como u na int ervenc ión
mienzo, antes del sueño, existe toda esa anomalía se- aj en a anál oga a la sedu cción».
xual que Freud sitúa principalmente bajo una rúbrica, Ven us t edes aq u í que la ac ti va ción en el sue ñ o - se
digamos, «perversa)>, en esencia sadomasoquista; pero tr at a de la activ ación de la im agen en el sueño, es a im a-
de repente, a los 4 años, después del sueño aparec e la ge n an tig ua inscr ipta d es de la ed a d de 1 añ o y m ed io,
neurosis. qu e em pie za a se r com p ren dida, y don de el su eñ o de-
He aquí el pasaje que concluye el capítulo III e intro- sem pe ñ a j us t ament e es t e papel de compr en sión- es
duce el capítulo IV, cuyo título será «El sueño y la esce- as imil ada p or Fre u d (com o poco antes) a un tra um a , pe-
na originaria» (OCF.P, t. XIII, pág. 26): «Se puede fijar ro t a m bié n a una int erven ción aj ena an á loga a la se -
con certeza el punto temporal en el que se produce esa du cción. jSólo que el su eño es una inter ven ción ajen a .. .
transformación: justo antes de su cuarto aniversario. qu e vi en e d el int eri or ] P od emo s dec ir , asim ismo, q u e
Gracias a este indicador, el período infantil del que que- este su eñ o cons ti tu ye un a «compre nsió n apres conp dL \
ríamos ocuparnos se descompone en d¿s fases: una pri- la escena » o un a «el abor ación de la esce n a».'i!JA mi pa-
mera fase de maldad y perversidad, que va desde la se- recer, lo qu e se es t ablec e con est a per spect iv a c)sqt w sc'>-
ducción a los 3 años y tres meses hasta el cuarto aniver- lo r esu lta ps íqui cam en t e t ra u m át ico (y aqu í el su c fio d e:
sario, y otra más larga, que la sucede y en la que predo- los lobos es el pa ra di gm a) aqu ell o que vi en e de l int e-
minan los signos de neurosis». El pasaje sigue un es- rior. Lo psí qu icame nt e tra u mat izan te es el at aquü in-
quema cabalmente establecido por Freud, según el cual tern o.
«la neurosis es el negativo de la perversión»; el sujeto En es t e te xt o, p ues , Fre ud p ro nu ncia, vuelve a u ti li -
pasa aquí de la perversión a la neurosis a raíz de un za r pl enam ent e, el té rm in o <<t r au mat ismo »; u t iliza
acontecimiento decisivo del cuarto aniversario. Y ta mb ién ple n ame nt e el t ér mino «sed u cción», qu e, como
Freud concluye: «Sin embargo, el incidente que autori- uste d es sa b en , du r an t e largo ti em po había sid o r epro -
za esta demarcación no fue un trauma exterior, sino un ba do por comp leto en un a ser ie de t extos de la época de
suefi.o del que se despertó con angustia)>. Insisto, pues, lo que se dio en llam ar «aba ndo n o de la te or ía de l a se -
en que el sueño es llamado «traumatismo» o, para ser
más precisos, segundo tiempo constitutivo del trauma- ·l!l P :'1g. 36, not a 1 [de la ed ición francesa ]: HQuiero decir que é l lo

tismo. ,·ompt·cndió en la é poca del s ueño, a los 4 años , no en la época de la


o li1-wrva c ión . Al a ño y medio, re cogió las impr e siones cuya com -
Tomo ahora otro pasaje, en el que se dicen las miH- pri• nsic'm a.pres c011p le fue posib ilitada, en la época del sueño , por
mas cosas pero se introduce un nuevo t{ir111inci ((){:f,'.J>, 1111 d ,·~a1· 1·o lln , su r-xcitaciún sexual y s u i nve s t igación sexua l>,.

¡ ')'}
w ...

L
relación niño-adulto, sino que pasa a ser una estructu-
ducción» ... y mucho después. Aquí, el término seduc-
r~, más. Esto, de toda evidencia para mí, es una regre-
ción no está desvalorizado en absoluto como valor cau-
s10n en el pensamiento de Freud, una regresión ligada
sal y retorna desde diferentes puntos. En primer lugar,
al hecho de que él no está captando el elemento consti-
hay un capítulo entero que se titula «La seducción y sus
tutiuo50 por el cual una escena puede ser designada «se-
consecuencias inmediatas». La seducción y sus conse-
ducción».
cuencias inmediatas no son limitadas por Freud al año
Me detendré aquí por hoy. La próxima vez examina-
y medio o a los 4 años de edad, sino que las sitúa en todo
ré esa famosa relación «fantasía-realidad» que como he
el período intermedio , especialmente en la fecha de 3
dicho, hace correr a Freud y, de hecho, hace' correr a
años y 3 meses, donde ubica la seducción por la herma-
muchos otros. Yo no correré tras esa relación «fantasía
na. Seducción, entonces, por otro niño que dice: «Mos-
Y realidad)), Trataré de decir por qué debemos relativi-
trémonos la cola». Freud no va tan lejos como lo hacía
zarlas, introduciendo un tercer término que, por desdi-
en la época en que, cada vez que se encontraba ante una
cha, está ausente en Freud.
seducción por otro niño, iba a buscar detrás una seduc-
ción anterior de este otro niño por un adulto. Aquí,
Freud no se ocupa de analizar a la hermana del «Hom- Pregunta del público
bre de los Lobos»; simplemente, se limita a esta seduc- PREGUNTAS -Según lo que estaría dicien-
ción por la hermana, seducción a la que dedica un capí- Y RESPUESTAS do Freud, ¿el traumatismo está
tulo entero. ligado siempre al apres-coup?
Son numerosas en el caso las ocurrencias de seduc-
ción real, además de la proveniente de la hermana, pe- Respuesta
ro quisiera volver al punto central sobre el que hemos -P,ienso que el trauma psíquico ost,í. sicmpn• lig-mlo
pasado poco antes: «El sueño mismo es una interven- al apres-coup. Se puede decir que esto es 11vid1•11l.1· hnHI 11
ción ajena análoga a la seducción». Es necesario refle- en lo que llaman «traumatismos de' 11>:-;"l.n11rn11tti:r. 11
" p or eJemplo,
d os». . los de un gran t.nn·c_•ruoto o 1111 111Ti
xionar en cuanto al sentido preciso qüe debe darse a la
palabra «seducción», más allá .de las interpretaciones dente. Los traumatismos de los t.raurnnti,,,adns nn viwl
puramente factuales del término. En suma, es el sueño, ven traumas psíquicos en la medida t!II q11P <·tll.rnn C'll
en su relación con la escena primitiva o escena origina - resonancia con tiempos infantiles prirnigt•11 .ios. Aclt•·-
ria, el que realiza el viejo esquema de la teoría de la se- más, sólo por el camino del apres-coup y d!~ la Hitnholi-
ducción, pero con la diferencia de que Freud no da el zación es posible intentar metabolizarlos, reencontrar
paso de decir que la escena originaria misma, o sea, el la huella, así sea muy tenue, hacia la vivencia infantil.
espectáculo del coito parental, es ya asimilable a una
seducción. En otras palabras, mientras que, en el mo- Pregunta del público
mento de la teoría de la seducción, la seducción era, po- -Encontramos algo que finalmente es muy moder-
dríamos decir, la estructura fundamental, la estructu- no. Lo que él dice, por otra parte, de la elaboración del
ra de base que imperaba sobre todas las demás, ahora sueño o de otra forma de construcción, ¿no debe ser
Freud la reduce a una estructura entre otras. Dicho do
otro modo, Freud va a colocar, va a situar la seducción r,11V, -. , 1 .
('ase m1 art1cu o ulterior, «La situation anthropologique fon-
junto a otros libretos arquetípicos que ha de llamar d11nwnl.alc», en César Botella (dir.), Penser les limites. Écrits en
«fantasías originarias»; lo importante aquí es que la se- !'!""' w•nr d'/\11.1/ráGre<>n, Pal"Ís: Delachaux & Niesle, (<Champs psy-
ducción ya no constituye la estructura g-<!lll'l'HI de: todn 1·l11wn lyl.Jq\l<':;», :wo~.p:'1g~. 280-7.

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P'li'"I" r, ·lnn,,11 n,¡1 (i1w ,I¡, 1i•aiiln ni 1,di;,,i-li!I In 1111
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v t11111hw11d,·11•111v.11n1 ·. hn , .. 1,,
p,11-t;11w1a d,• l:1 :i,·d111-c11·111 1
1\I 11111,11111 l inmpn, ,·l lH·,,111>dt· qut' pn,,a~nu· el
caso, 1)sta Pxpo~;iciún, lin:dn ¡ii,r In n1ntt1 · r11 d,, p1..- : wi1 ¡ illt•Hn hn1·1n11d11, •f111,·,·1.,11, pud it:ndt1 st:r t.ra uma Lizante,
tarla, plantL:a ut1 m1i~m.1 ni a1wli:-;t.a. r,,1111L1•ni 1•t11¡:111n.

Respuesta /i'n;¡nwsta
-La próxima vez aludiré quizá -como lo hice ya ni -Eso remite al enigma. Comparto plenamente su
hablar del «Hombre de los Lobos»- a que rivalizan dos opinión. Señalemos que aquí no hacemos un «análisis
modelos: el modelo que yo llamo del «puzle» y el modelo ch) Freud», sino que intentamos analizar las razones del
del enigma. El modelo del puzle es una ilusión de com- tropiezo freudiano, en particular las razones de su tro-
pletitud posible, o sea que la verdad de la verdad, di- p iczo con ese problema imaginación-realidad que va a
gamos, puede ser hallada un día u otro. Y en esta in- ser y es todavía el de todo el mundo, y en especial con
vestigación casi policial de Freud hay algo de esto, es alguien como Viderman. El problema seguirá siendo
decir que «cuando tengamos la última pieza, sólo que- siempre este: «¿Es real, o no es real?» O bien, a veces,
dará inculpar y enjaular a los acusados». Tenemos todo. Freud avanzará diciendo: «Después de todo, no tiene
Tenemos la última pieza y esto se juega en el plano del tanta importancia que sea real o no, yo igual analizo¡>.
puzle. Mientras Freud no tiene todas las piezas de la Pero la idea de que haya otra categoría distinta de lo
escena originaria, está insatisfecho. El puzle es una es- imaginario y lo real, sin caer por ello en lo «Simbólico»
tructura. En mi opinión, la estructura del enigma es en el sentido lacaniano, la idea de que pueda haber un
fundamentalmente diferente, y eso es lo que falta. Si tercer término para esa oposición, no viene jarnús a In
ustedes quieren, la contienda entre una «actitud puzle» mente.
y una «actitud enigma» es lo que falta en el pensamien-
to freudiano.

Pregunta del público 6 de febrero de 1990


-Me pregunto, justamente, si la estructura puzle
no es una forma enmascarada, disfrazada, de la estruc- Como ya lo he señalado, este mismo trabajo sobre el
tura enigma. «Hombre de los Lobos» se sitúa en el apres-coup. Da la
impresión de una nueva elaboración del concepto por
Respuesta parte de Freud, pero a la vez constituye una manifesta-
-Pienso que sí. Digamos que esa es la manera en ción más acabada de que en dicha elaboración sobrevie-
que la estructura enigma se enmascara para Freud. A ne un tropiezo o una falta e·n su pensamiento, falta que
mi juicio , el «Ratsel» está siempre ligado a una interro- precisamente, según la expresión un tanto familiar que
gación. El puzle es algo mucho más cerrado. Freud tie- utilicé antes, «hace correr» a Freud tras soluciones in-
ne una actitud que, sin ser peyorativos, podemos lla- satisfactorias.
mar «objetivante», una actitud radicalmente científica La vez pasada señalé la reviviscencia que se produce
que no es posible reprocharle. La idea de que algo, por en este texto: reviviscencia de la teoría del trauma,
su propia estructura, pueda no ser resuelto es lo que él «vieja teoría del trauma» que «recupera de golpe toda
no soporta. su importancia», y, en segundo lugar, reviviscencia de
la seducción, que reaparece aquí de lleno, aunque en un

126 127
lug ar dond e a prio ri no se la es- Freud, fu e el prim ero en habla r de «retr ofantaseo». No
LA CUESTIÓN per aría: en el sueño , del cual se obstante, es un concepto que le convien e perfectamente
DE LA SEDUCC I ÓN dice que «actúa como una seduc- a Jung sin dej ar de estar también pr ese nte en Freud .
AÚN SIN ELABORAR ción». Pes e a que también h alla- Este último no se priv a de enunciarlo (aunque un tanto
mos la seducción en la rel aci ón se cundario, es uno de los elem ento s de la polémica) :
con la herm a na, esta no es mencionada -l o cual me pa- usted habla de «retrofantaseo », pero yo también lo hic e
rece capital - en el plano de la esce na originaria mis- y en esta materia la originalidad no es suya; simple-
ma, esto es, de observación del coito parental. P ara re- mente, yo no resumo en el «retrofanta seo» la totalidad
sumir, en esta escena, centro de la interrog ación sobre de mi pensamiento sobre la cuestión.
el «Hombre de los Lobos» , la seducción no es reencon- El «retrofantaseo» es la construcci ón de un pasado
tr ada. La seducción es concebida en este texto como fac- imaginario embellecido, fabric ado de nu evo conforme a
tual , como casi gest ual, p or lo menos en el capítulo so- las necesidad es del pr ese nte . El ejemplo que Freud to-
bre la seducción por la h er mana; hay «escenas de se- ma reit er adamente es el de Tito Livio, quien reescribe
duc ció n» - poco importa que sean real es o imagina- la histori a de la antigua Roma, del pe río do r ea l de Ro-
das-, escenas qu e en su contenido imp lica n la seduc- ma, embelleciéndola. Aquí ten emos un pasaj e mu y in-
ción, junto a otr as que son escenas de observación del teresante, un ejemplo tomado de Sigmund Fr eud pr é-
coit o paren ta l, a su vez reales o ima ginad as . Emp ero, la senté par lui-m éme, que se d a en denomin ar «Selb st-
idea que yo dest aco como ausent e es que la escena de darstellung », autorretrato (pág s. 56-8 de la edición de
observación del coito parental, en sí misma, pueda com- Gallimard): «Mi error [ya ver án de cuál se tr ata ] había
port ar un element o de seducción , una esencia, un a es- sido como el de quien tomase por verdad hist órica la le-
tructura de seducción. Este elemento, cuya au se ncia gendaria histori a del período monárquico de Roma se-
aquí destac o y que define lo que yo llamo «seducci ón ori- gún el r elato d e Tito Livio, en vez de tomarla por lo que
ginaria» -para anticipar las cosas o recordarlas con es: un a formación reactiva frente a los recuerdos de ópo-
un a palabr a-, es la presencia de un men sa je o de un cas y situaciones mezquinas qu e, sin duda, n o siP111pre
sign ificante enigmático. fueron gloriosas».
Lo «nachtriiglich», el apres- Lo llam ativ o es que Freud se ve llevad o a i11vocar 1•1
EL «RETR O- coup o la «N achtraglich kei t» es- «ret rofantaseo », justamente, en un pasaje rnlntivo al
FANTASE O» tán por tod as part es en este tex- abandono de la teoría de la seducción, como si quisi e ra
to . Hay no menos de quin ce ocu- insistir en ella .
nencias, y en ello r econocemos , sin duda, el doble movi- En este texto, Freud bord ea en forma peli gros a, po-
miento qu e encon tra mos forzosamente en este concepto dríamos decir, un «retrofant ase o» que sin em bargo él
de doble cara, en este concepto Jano , como dice Maho- no cesa de den unciar, ante el riesgo d e que se convier-
ny, concepto «bifr onte» en su dobl e movimi en t o: p asa- ta en centro de su argumentaci ón, pu es también él h ace
do-pr esente y pre sen te-pas ad o. Ahora bien, justam ente - y lo dice- un a con strucción retro act iva. T odo este
en el movimient o del pre se nte h aci a el pasado , en el an á lisis d el «H ombre de los Lobos» es un «zurück kon s-
movimien to de reaprehensión del pasad o o de rei nter- truieren», s i aceptamos este t érmino , un «retrocons-
pr et ación de él, el apres-coup qu eda en peligrosa com- truir)), una con strucci ón hacia atrá s: una construcción
pet encia con un concepto qu e no cesa de bordearlo: el de rdroactiva de la escena originaria. Como señ alé la vez
«retro fanta seo», o «Zurücliphantasie ren», co nc1:pt.o pro - paHada , dicha esce na nunca es reintegrada en la memo-
pio o adoptado, pu es no se podría decir c¡ui1'i11, HÍ ,ft1111{
o rin: ~e la cdif'ie:1ladrill o por ladr illo, podríamos decir.

1~8
como una simple vacilación en el relato del sueño. Por
¿Cómo distinguir, entonces,
LAGUNA Y PUZLE la construcción retroactiva pro- ejemplo, el «Hombre de los Lobos» dice: «Había seis o
siete lobos, no sé». Pues bien, recuerdo que Freud inclu-
pia de la escena del «Hombre de
ye entre lo que hay que explicar, entre lo que constituye
los Lobos» de una construcción a la manera de Tito Li-
justamente una duda o una laguna, no sólo el sueño,
vio? Debemos insistir sobre cierto número de elemen-
sino lo que el soñante dice de él, incluso un enunciado
tos, y uno de los principales es el carácter minucioso,
sobre el sueño y, como en este caso, un enunciado vaci-
metódico, paso a paso, de la reconstrucción freudiana.
lante. El analista no debe decirse: «Puede ser lo uno o
Se trata de una construcción que nada tiene de una
puede ser lo otro: el paciente recuerda mal su sueño»; lo
suerte de embellecimiento, de dibujo a grandes rasgos y
que hay que explicar es el «seis o siete» mismo. Si en un
con estilo, como se supone que es el trabajo de Tito Li-
sueño alguien dice: «Esta parte del sueño es borrosa», o
vio. Freud hace algo muy diferente: un metódico traba-
«Esta parte del sueño es brumosa», ello puede remitir,
jo de arqueología, en que cada elemento de lo construi-
no a la incertidumbre del recuerdo del sueño, sino a un
do debe hallarse, en el entramado, en el punto donde se
elemento del contenido de este; por ejemplo, al hecho de
entrecruzan muchas series asociativas. Y este es el mo-
que un acontecimiento ha ocurrido entre la bruma.
mento de recordar cuánto se atuvo Freud al hecho de
El otro término que quiero introducir, y que se co-
que el psicoanálisis, antes que cualquier otra cosa, an-
rresponde con este enfoque freudiano de lo lagunar, es
tes que un tratamiento, antes que una teoría, era un
el elemento de puzle. Se trata de una metáfora, el «puz-
método. Este método de investigación al que aludí la
le» sobre la cual Freud no trabaja con frecuencia. La
vez pasada, este método de abordaje por un lado y de
de~arrolla, sin embargo, en un texto antiguo, en pl(!l1a
verificación por el otro, me permite introducir aquí dos
teoría de la seducción, justamente cuando se hallaba n
términos que luego quedarán balanceados con otros: se
la caza del recuerdo, a la caza de la escena. l•:n «l ,'i')tiolo-
trata de los términos «lagunar» y ((puzle». Según Freud,
gie de l'hystérie» (OCF.P., t. III, pág. Hi1f> 1 p11('d1•11 ,,11 ,.
lo lagunar -está también incluido en su definición de
contrar un pasaje sobre el «puzle» que voy a let'.l'lP:-1
lo inconsciente-- tiene por correspondiente aquello que
rápidamente, haciendo la salvedad de que lo qw• lw1110N
debe ser intercalado en un contexto para que deje de ser
traducido en francés por «puzzle» (t!quivnkntt• in1:l{•)<l)
lagunar, «lüclihenhaft». Lo lagunar es el hecho de que
es la palabra alemana «Zusammcnlegbilcl», <iirna~P11
una historia, un sueño, una sintomatología, al no expli-
compuesta»:
carse por sí solos, tienen agujeros que es preciso llenar.
«Si tales hechos refuerzan la impresión de que los
Y todos los elementos de un sueño, por ejemplo -ya
enfermos deben de haber vivido efectivamente lo que,
que partimos de un sueño para reconstruir la escena
constreñidos por el análisis,.reproducen con carácter de
originaria-, son para Freud justamente lagunares, es
escenas infantiles, otra prueba de ello, y más vigorosa,
decir, necesitan hallar su explicación concreta en otra
surge de la relación entre las escenas infantiles y el
parte; o sea que para completarlos es necesario aportar
uno o varios elementos. i:ontenido de todo el resto de su historia». Destaco esta
ndación de un elemento con el conjunto. «Así como en
Tomaré dos de los ejemplos de lo que Freud se propo-
lmi figuras-puzle de los niños se impone finalmente,
ne esclarecer. ¿Por qué son blancos los lobos del sueño?
t.rn8 toda clase de intentos, una certeza absoluta sobre
No quiero repetir por qué, léanlo en el libro: los lobos
son blancos por tal o cual razón, y mientras no se haya
explicado por qué, no se habrá completado el suc110. hl l«I.n (•l.iología de la histeria», en AE, op. cit., t. III, 1981, págs.
Otro punto interesante: esta laguna puede p1·1•1,<•nl.nnw 1/il, y HÍ~H.j

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con sus bonh·s l'v:-;t,111H'itdui,, Vll'llc a t'l1<'11inr Plllr,• lci:1 111,:l1'1n:111, nu · 1101·estlela lle::; (los remito a la
bordes de las otras ele tal m:uwrn que no q1wdn 11111gún Y N1r1,:v1\II11·1·rrI,:s1s famosa nota 2 de las págs. 40-2,
espacio libre ni se hace necesaria ninguna S\lll(!t'JHJHÍ- COMlllNAlli\ donde se resume la exposición
ción-, de igual modo, las escenas infantiles revelan entera), irrumpen dos agrega-
ser, por su contenido, complementos ineluctables a la dos de 191 7 según los cuales, de pronto, Freud parece
textura asociativa y lógica de la neurosis, ya que sólo no interesarse más por la realidad de todo aquello.
después de su inserción se hace comprensible todo el Sin embargo, resulta por demás interesante que
desarrollo. A menudo quisiéramos decir: comprensible Freud, mientras parece desentenderse de la realidad
en sí mismo». de elementos que eran esenciales en la escena origina-
En esta frase de Freud tienen ustedes un elemento ria, no abandona por ello su razonamiento ni se acerca
de retórica absolutamente extraordinario. Se habla del más al «retrofantaseo».
estilo de Freud, y aquí el estilo es muy bello, muy enma- El primer pasaje corresponde a las págs. 54 y sigs. de
dejado. Hay como un sentimiento de admiración en la traducción francesa. Estoy obligado a citarles un pe-
Freud cuando encuentra una pieza de puzle y advierte queño fragmento. Tras haber dicho: «Estoy seguro de
que esta pieza debe corresponderse con el conjunto que a la edad de 1 año y medio esa escena sucedió de tal
de dos maneras: por un lado, tiene que encajar exacta- o cual modo», agrega: «En cuanto a la escena originaria
mente en el agujero por sus bordes festoneados, que de- que está en la base del sueño, aún es posible otra con-
ben adaptarse con exactitud a los de las otras piezas; cepción, que desvía en buena parte la decisión tomada
pero, por otro lado, el dibujo de esta pieza viene a com- poco antes, dispensándonos de numerosas dificultades.
pletar también el paisaje del conjunto. Así pues, con la Por cierto, tampoco ganará nada con esta modificación
pieza del puzle se da la extraordinaria experiencia de aquella doctrina que, rebajando las escenas infantiles,
que, de repente, «¡Oh, es la chimenea de la casa!», y al pretenda convertirlas en símbolos regresivos. En rigor,
mismo tiempo es una pieza que viene a calzar justo ahí, me parece tan definitivamente liquidada por este análi-
y ahí no puede entrar ninguna otra. sis de una neurosis infantil como por cualquier otro»
(pág. 55).
En esta experiencia, pues, en la que debe culminar
Es como si dijera: voy a proponerles una posibilidad
la búsqueda de Freud, toda laguna debe ser llenada; y
distinta de la realidad de la escena originaria tal como
esta búsqueda, que él ya invocaba en los textos de 1895-
me he esforzado en reconstruirla. Así y todo, la doctrina
1897, es exactamente la misma que encontramos en «El
del símbolo regresivo, .esto es, la doctrina de Jung, no
Hombre de los Lobos», toda vez que no debe haber deta-
ganará con ello absolutamente nada. Veamos cómo se
lle del sueño que quede sin explicar.
perfila la hipótesis:
En «El Hombre de los Lobos» tenemos esa recons- «Considero que podemos presentar la situación de la
trucción paso a paso de una «escena originaria» organi- manera siguiente: no podemos renunciar a la hipótesis
zada en sus menores detalles, y esto ya nos hace pensar de que el niño observó un coito, a la vista del cual adqui-
en algo distinto de un «Zurüchphantasieren», que sería rió la convicción de que la castración puede ser más que
una suerte de dibujo a grandes rasgos en el que nos fa. una vana amenaza. Además, la significatividad reser-
bricaríamos un pasado casi de cualquier manera, como vada ulteriormente a las posiciones del hombre y la
salga, podríamos decir, y no de un modo metódico. mujer para el desarrollo de la angustia y en cuanto con-

132 133
dición de amor, no nos deja más alternativa que con- dos tiempos del apres-coup es más débil y, por lo tanto,
cluir en la necesaria existencia de un coitus a tergo mo- más verosímil.
re ferarum» (pág. 55). Reparemos bien -y Freud insiste en ello- en que
Por lo tanto, hay elementos que de ninguna manera con esta concepción de la escena originaria, esta vez
pueden haber sido relegados: la observación de un coito combinada, el afán de precisión y la necesidad de expli-
y la observación de un coito en posición «a tergo» (por carlo todo en sus detalles, de completar el puzle, no dis-
detrás). Empero, lo que podemos no tomar ya en cuen- minuyen.
ta, dice Freud, es que haya sido un coito de los padres: A partir de esta especie de concesión hecha, no obs-
muy bien pudo haber sido un coito entre animales; y es- tante, a Jung en cuanto a la realidad de la escena se-
to encuentra apoyo en el hecho de que, por un lado, los xual parental observada, a partir de este acercamiento
lobos del sueño se parecen mucho a perros y, por el otro, aparente al «retrofantaseo», la discusión en que esta-
en varias oportunidades el niño había sido llevado a ver mos forzados a entrar es muy difícil de seguir. Hay que
los rebaños de ovejas del padre, junto a las cuales ha- releerla varias veces, pues el razonamiento prosigue en
bía, en efecto, perros ovejeros, y podemos imaginar que dos direcciones.
los observó durante el coito. Además -extraordinaria La primera dirección apunta,
modificación que Freud introduce como si tal cosa, ex- DOS NUEVAS pese a todo, a hacer prevalecer
plicable tan sólo como un particular modo de batirse en LÍNEAS DE para este caso la observación
retirada con respecto a esta cuestión de la «realidad»,
DISCUSIÓN ... efectiva de una escena de coito
parental, aun concediendo que
pero conservando lo esencial-, la escena originaria se-
quizá no sea siempre lo que ocurre; pero aquí se enun-
ría esta vez una coalescencia de dos elementos: poco
cian demasiados argumentos, y yo menciono sólo m1te.
antes de los 4 años, ya que el sueño se sitúa a esta edad
En el segundo agregado de 1917 (págs. 93-6), Freud nh
con observación de un coito entre perros, y al año y
ga como prueba una escena muy diferente de aquella u
medio, porque al año y medio hubo forzosamente algo, la que me he referido: se trata de la escena «con Cr11-
dice Freud; el niño quizá vio a los padres en cierto acer- sha», en la cual la niñera es observada con su:-; nall-{111-1
camiento, pero un acercamiento que era tal vez sólo prominentes mientras lava el piso; pues bícn, ('Hl.nt'H·
anodino o cariñoso, pero no sexual. cena con Grusha, que por cierto, dice Freud, es v(ircl11-
Es en este contexto donde el término «Nachtriiglich- deramente rememorada a partir de la observacíún di-
keit» es empleado una de las dos veces: «Por ese hecho, recta, constituye un argumento de peso: «No puedo ne-
vemos hasta qué punto se aligera lo que esperábamos gar que la escena con Grusha, el papel que le tocó en el
abusivamente de nuestro acto de fe. Ya no necesitamos análisis y los efectos que procedieron de ella en la vida,
admitir que los padres realizaron el coito en presencia He explican, sin embargo, de la manera menos forzada y
del niño (... ). La cuantía de apres-coup ha bajado mu- más completa, si validamos aquí como realidad la es-
cho» (pág. 56). eena originaria que en otros casos bien puede ser una
La «cuantía de apres-coup», el «Betrag der Nachtrii- fantasía» (págs. 94-5). A lo cual añade Freud: «En el
glichheit», es una expresión interesante; muchas veces, fondo, ella no afirma nada imposible, la hipótesis de su
cuando Freud forja un concepto, está como tentado do rnalidad se concilia igualmente en un todo con la in-
darle un significado cuantitativo, «económico»; ahorn fltwncia iniciadora de la observación de animales , a la
bien, la «cuantía de apres-coup» no tiene un Hígnif'i<:aclo cual remiten los perros ovejeros de la imagen del sue-
económico sino temporal: la duración qtw Hepn rn los úo» (pú~. HG).

131
Esta conclusión, calificada de nuestros hermanos humanos neuróticos. Tal vez se
... ENTRE ELLAS, pese a todo de «insatisfactoria» y la encuentra con la misma frecuencia en quienes no se
LA DE LAS que deja indiferente la alterna- hicieron neuróticos. Tal vez pertenece al stock regular
«FANTASÍAS tiva realidad/fantasía, conduci- de su acervo -consciente o inconsciente- de recuer-
ORIGINARIAS». . . rá a un insospechado tercer tér- dos». Y es aquí donde entra en juego el «detalle», porque
mino. Se abre aquí la otra línea la «escena originaria» no es una generalidad, sino un li-
de pensamiento: admitido que la reconstrucción no breto bien preciso: «No obstante, cada vez que median-
alcanza en verdad a una escena en todos sus detalles te el análisis he podido hacer que se desplegara una es-
de manera cinematográfica, Freud excluye de todo¡ cena de esa índole, presentaba la misma particularidad
modos la posibilidad de que una reconstrucción seme- que también nos había desconcertado en nuestro pa-
jante se efectúe sólo en función del presente del sujeto ciente: se relacionaba con un coitus a tergo, el único que
adulto. De lo contrario, esto significaría que toda la se- permite al espectador la inspección de los órganos geni-
xualidad infantil puede, en última instancia, quedar tales. No cabe dudar más tiempo, pues, de que aquí se
definitivamente sepultada y ser quizá tan sólo una trata únicamente de una fantasía que la observación
fantasía del adulto y -en especial, una fantasía de del comercio sexual animal genera quizá regularmen-
Freud y de su paciente en sesión-. Es en este punto te» (pág. 57).
preciso donde se introduce un tercer término: me refie- Partiendo de argumentos de esta índole, Freud pasa
ro a las «fantasías originarias» o «fantasmas origina- a un stock universal de recuerdos y, después, de este a
rios» (Urphantasien). Se trata del recurso a lo atávico la idea de que ese stock es heredado, que proviene de la
apelación a fantasías de origen filogenético heredi~ prehistoria.
tario, a las que Pontalis y yo dimos relevancia ~n cierta «Los esquemas congénitos filogenéticos aseguran,
época. Debo decir, incluso, que fuimos los primeros en como categorías filosóficas, la clasificación de I ns i m ..
exhumarlas, pues nadie hablaba de ellas antes de noso- presiones de la vida. Quisiera sostener la concnpciún de
tros, antes del Vocabulaire de la psychanalyse o antes que se trata de precipitados de la historia cultural dP
del artículo sobre «Fantasme des origines et origines du los hombres. El complejo de Edipo forma pal't.c, d(• «-llo,'l
fanta_sme». He aquí, pues, cabalmente, un concepto (. .. ). Cuando las experiencias vividns nos«· pliq:an al
freudiano, pero diré de inmediato que no es por el hecho esquema hereditario, se acaba en una n'cí.il'ícnci<'m d1•
de haberlo exhumado nosotros que adherimos a él, am- t1stas en la fantasía ... » (pág. 117).
bos o, en todo caso, yo mismo. · Hay, por lo tanto, un esquema
8~3: como fuere, entonces -y Freud se ve obligado a ... DONDE SE hereditario que no concierne tan
adm1t1rlo-, la escena originaria no podría estar pre- ABISMA LA sólo al «complejo de Edipo», sino
sente como totalidad y en todos sus detalles en cun.1- FILOGÉNESIS a la manera en que este se im-
quier historia de enfermo. En este sentido, la realidad prime, especialmente en la ob-
es siempre lagunar, pero hay sobre todo un detalle ca- st~rvación del coito parental. Este esquema hereditario
pital: el del coito «a tergo», coito «por detrás», que Freud contiene incluso la observación del coito parental hasta
considera esencial en la estructura de la escena; un t •11 sus menores detalles: por ejemplo, en el hecho de ser
detalle respecto del cual no es posible, desde lt1Pg-o, t111 coito como el de los animales, por detrás; y cuando
suponer que esté siempre presente en la realidad: Jm~1!xperiencias individuales no son suficientes, pues
«La escena de observación del comercio sPxu:il cl1•lrn~ hic-11,PI sujeto completa las lagunas (volvemos a encon-
padres( ... ) no es, en verdad, una rarPz.a cu Jm4nnldiHiH t 1·nrno:-1con e:! t(,rmíno ((lngunn»: he aquí la idea del

1:m 1:17
puzle) de su hi stori a indi vidual por medio de est e es - estru ct ur a originaria de base que, por su parte, no
quema gen er al. requeriría justifica ción hist órica porque se hall aría en
En otras palabra s, la experiencia individual, la in- el cielo de la estructura (en el sentido de Lévi-Strauss),
fancia , es forzosamente contingente en cada uno de en la nec esidad del ser hum an o en sí: el complejo de
nosotros , y se halla integra da por unos cuantos recuer- Ed ipo . El complejo de Edipo serí a en cierta forma la
dos di sp er sos más o menos explícitos; pero en ningún matriz de esos fantasm as originarios: escena or igina-
caso esta insuficiencia abre la puerta a una pura y ria, castración, fant asma de retorno al vientre materno
simpl e ima ginación retro act iva cuyo único fundament o y seducción ; son los qu e Freud enumera.
sería el pre sente. Si bien hay vacíos en la s experi encia s No he comentad o mu cho ese artículo. Es indudable
de la infancia, tambi én existe, disp onibl e, un a plenitud que al mi smo ti empo de cim os: ha y en Freud , sin embar-
de pr ehistoria origin a ria, plenitud real que no es otra go, junto a esa apariencia de estructuralismo, detalles
cosa que la escena del coito parent al observada en la que no pueden ser reducidos a la estructura y que en
pr ehistoria hum ana. Saben uste de s que es aquí donde Freud conciernen a la filogénesis. Si el coito es un coito
se desliza toda la histo ria de la «horda primitiva», de la «a tergo», es porqu e pre su nt ament e nuestros antepa sa -
posesión de las mujeres por el «padre originario», de la dos prehistóri cos procedieron ant e tod o de esa forma.
cast ración o la violación de los hijos , etc. En este punt o, En cuanto a mi tesis sob r e
los remito a dos textos: el artículo de Freud reci ente - T OMAR A FR EUD Fre ud -pu es t o qu e es tamo s en
mente t raducid o en el tomo XIII de las (Euures compl e- EN SERIO... el apres- co up de Freud-, la
tes con el tí t ulo de «Vue d'ensemble des n évros es de enunciaré de la siguiente m an e-
transfert »,52 donde esa hi stori a prehistórica es expues - ra: «No se deb e privar a un aut or [no se debe privar a
ta con amplitud, y, de nu evo, el artí cul o que Pont alis y Freud] de su s propios límit es». La fórmula es un tanto
yo firmamo s sobre los «fantasmas originarios». paradójic a : qui ero decir que , al privarlo de sus lími tes ,
Decía ha ce un moment o qu e el hecho de h aber exhu- se le pued e hacer decir cualquie r cosa, imp osibilitando
mado nosotros esa noción de «fantasma originario» en así la discusi ón y el pro gres o. No deb emos ne ga rn os a
Fr eud no implica que la adoptemo s . Si leen ese pequeño to mar en serio un a tes is, aunque sea critic able como lo
t ex to que lu ego se reprodujo como libr o, rec ono cerán es la de la her encia filogenéti ca de la s fant asías or igin a-
qu e ya enton ces tomábamo s nu estras distan cias -a un - rias. Sé que en el mundo psicoanalítico hay una te nd en-
que quizá no tod avía las suficientes- re specto de aq ue- cia fáci l de este estilo: «Al fin y al cabo, todo esto es mi-
lla concepción fr eudiana. to, y el Mito es mu y úti l en psicoanáli sis». Esta es otra
Yo diría que en ese t exto -par a hacer un poc o de cuestió n . Par a Freud, sin embar go, la tesis de la r ea li-
hi storia-Pontalís y yo sucumbimo s un poco a la tenta- dad de la hord a, la tes is de la rea lid ad de esos libr et os
ción est ru ctura li sta, pese a qu e en otr os mom entos la prehis tóricos y de su tra nsmisión gen ética , no es toma-
criticamos. Me res ult a ba stante evide nt e qu e int ent a- da nunca, podríamos decir, «en segundo grado».
mos sal var la noción de fan ta sma s origin ar ios conside - Así pu es , no privar a un gra n aut or de sus límit es es
ran do que repres entaba un modo de ((monetizar» cierta admitir que estos son el punto de partida pos ible para
un sa lto y un progr eso del pensamiento . Y lo qu e confie -
52
[Manuscrito de Fr eud hall ado en 1984 y pub lica do por primera re todavía ma yor atractivo a la cuest ión es que, incl uso
ve z en a lemán en 1985 (Fi sch er ). La pri mer a edici ón fr a n cesa, cua ndo un au tor ch oca con lími tes , no es raro qu e el
bilingüe, data de 1986 (Ga llim a rd ). Hay un a ver s ión castell a na : pro greso que podamos hacer sup erá ndolos est é prefigu -
Sigmund Fr eu d, Sinopsis de las neurosis de tmnsfere ,icia: ens ayo
de metapsic ología, Barcelo n a: Ariel, 1989. (N. de la T.)] rad o e n nlgún pequ eñ o r in cón de la obra.

130
¿ Cuáles son, entonces, los límites con que tropieza el Cabe observar que, en esta
pensamiento de Freud y que lo hacen correr quizá, ¿REALIDAD oposición fantasía /rea lidad ma -
como dentro de una jaula, pues está capturado en esa MATERIAL Y terial, Freud finalmente oto rga
especie de repetición? FANTASÍA SI N sie mpre prioridad a la realidad
Se diga lo que se dijere, ese lí- TERCER TÉRMINO? ma terial. Es la r ea lidad mate-
... PARA mite es, en sustancia, la oposi- rial de la s escenas la que gobier-
CRITICARLO ción entre fantasía y realidad sin na a la fa ntasía, ya sea en el período 1895 -189 7 o en el
ningún tercer término. Hace un texto de «El Hombre de los Lobos». Y ello, eviden t emen -
momento decía yo que, con frecuencia, en un pequeño te, para no tener que invert ir en ningún caso la direc-
rincón del pensamiento o del texto estaba indicada otra ción de la flecha d el tiempo.
cosa. Es indiscutible que encontramos la noción de Al com ie nz o, dicha realidad material es concebida
«realidad psíquica», y podemos decir que el tercer tér- como plena. Es concebida como exenta en pr inci pi o de
mino podría ser esta noción. De hecho, cuando se exa- toda laguna; y la noción de «escena» expresa cabalmen -
minan bien los textos de Freud sobre la realidad psíqui- t e eso. La escena última a la cua l Freud quería llegar en
ca, se ve que, aparte de unas cuantas ocurrencias, este los años 1895 -1897 o en «E l Hombre de los Lobos» con-
término no es sino la marca de un lugar vacío para algo tiene en sí misma t odo su sentido. Una vez reconstrui-
que él nunca supo en verdad sostener. Y en los textos da, má s allá del modo en que se la haga tenerse en pie,
más explícitos -sobre todo en la Introducción al psi- no hay nada má s que buscar, no hay nada que buscar
coanálisis-, la realidad psíquica aparece reenviada a detrás.
la realidad precisamente psicológica (subjetiva) del Como uste·des saben, a esta prioridad conferi da a la
fantasma. 53 realidad mate rial sobre la fantasía - tanto lógicame nte
Esta oposición sin mediación entre realidad mate- como en la dirección del tiem po-- parecen oponerse in-
rial y realidad de la fantasía continúa dominando gran numerables objeciones teóricas y prácticas. Desde el
parte del debate psicoanalítico sobre la cuestión de la momento en que nos atenemo s a esa oposic ión, las desi-
realidad, y en especial sobre la realidad o no de las esce- lusione s no pueden fal t ar. La prim era de ellas (alud i-
nas infantiles. 54 Autores como Viderman o Mahony, pe- mos a dos de esas desilusiones que son, en el fondo, del
ro también la mayoría de quienes se han pronunciado mismo orden) es la de la famo s a ca r ta <<Yano creo en
al respecto, acompañan a Freud en este encierro entre mis neurot ica»; la segunda es la que se trasluce en los
dos términos. agregados de 19 17-191 8 a «E l Hombre de los Lobos»:
«Ya no creo en esa escena.originaria que sin embargo
me esforcé tan extensamente en reconstruirles».
53
Para una discusión más fundamentada, véase el artículo Es notable comp robar que la misma crisi s sobre una
«Realidad psíquica» del Diccionario de psicoanálisis. misma t emática se repr oduce por segunda vez: idéntica
54
Véase el debate, siempre vigente y llevado a menudo a la búsqueda encarnizada, dirigida a reco n st ru ir la escena
escena jurídica en Estados Unidos, a propósito de la realidad de los
recuerdos recuperados en análisis (false recouered memories).
o las escenas ha sta en su s men or es detalle s. Idéntica
Cuando estos recuerdos implican en alguna medida consecuencias convic ción de qu e es tá aquí, con la vieja te or ía del trau-
penales, por el carácter violento y/o sexual de las escenas, unas ma, el secre to de la neurosis. Luego , las mismas dudas
veces es el paciente el que toma la iniciativa de acusar judicial- y la misma desilusión.
mente a los promotores de la acción delictiva, y otras, a la inversa, En 1897, Freud ya no cree en sus neurotica, y en
son los presuntos promotores los que incriminan al psicotrrapeuta
por haber sugerido estas escenas al paciente. 1917 comienza a dudar exactamen te de la misma ma-

110 14 1
muerte natural, pues no deja de sobrevivir en un «her-
nera de esa escena originaria que tanto trabajo le había
meneutismo» que reaparece bajo las figuras y en los
costado reconstruir.
ámbitos más diversos: «resignificación» es uno de los
¿Será verdadero entonces el «retrofantaseo» de
términos más frecuentes. Empero, a través de la exten-
Jung? Absolutamente no, pues no podría hallar su sub-
sión a lo que podemos llamar una socioconstrucción de
sistencia en sí mismo. Para fijar las ideas, proponga-
los conceptos, volveremos a encontrarlo bajo los nom-
mos tres esquemas muy simplistas sobre la relación de
bres de «construcción», «fábrica», etc. ¿Cuál es el «suje-
F (fantasía) y R (realidad).
to» de semejante «fábrica»? ¿De dónde saca los materia-
les y su poder de síntesis?
No obstante, en Freud las co-
EL TERCER sas son muy diferentes; tanto en
I R F
TÉRMINO 1897 como en la crisis de 1917-
PREHISTÓRICO 1918 se perfila la misma solu-
ción (III). En 1897, la herencia
II F RoF recobraba «sus derechos». En 191 7-1918, la hipótesis se
hace explícita, pues Tótem y tabú y su «mito científico»
han abierto entre tanto el camino. Ya no es cuestión de
abandonar el suelo del acontecimiento, pero este será
III
desde ahora prehistórico. La realidad de la seducción o
de la castración está cabalmente en los orígenes, en lo
t 1 = Escena infantil
que yo designo t 0 en el esquema III. «Im An/cm~ 111ardir-
t 2 = Imaginación adulta Tat>>insiste Freud a propósito del asc:sinnLo d1·l piHln•:
t 0 = Escena en la filogénesis «Al ~rincipio fue el acto». Bajo Jn tnLda irn>J'utnlih•, i11-
falsificable, 55 de la prehistoria, t.i11111)
lu¡.:ur alwrH ltt
querella muy menor de la realidad 1n:d.1•1·i11 l ,Y la f1n1Ll1·
La primera solución sitúa la escena real infantil en el sía. Los esquemas fundamentaleH (o !'nnlaHÍllH ori~i1111 -
origen de toda fantasía, pero tropieza con la dificultad y rias), transmitidos desde tiempos i1rn1<)11wri11lt•H, infor
hasta la imposibilidad de reconstruir con certeza este man de aquí en más, tanto los actos coLidin110H t'OllltJ mu·H
tiempo t 1 . La escena infantil es irremediablemente «la- tras 'fantasías contingentes: lo quieras u 110, Hl:rÚH u 11
gunar». En lo que a mí respecta, en lugar de este térmi- «Edipo», y si no lo eres, imaginarás serlo, lo cual es rni-
no prefiero «enigmática», y diré por qué. La escena en sí trictamente igual. ·
es insuficiente, y además deja siempre abierta la posi-
bilidad de que se perfile detrás de ella una escena más
arcaica aún que provee su significación.
Podemos decir, entonces, que tal hipótesis «realista»
se ve fuertemente sujeta a la duda, por lo menos, doH
veces: en la «carta del equinoccio» y en los agregado:-, de
1917-1918 a «El Hombre de los Lobos».
La segunda hipótesis (II) no es otra que la del ((rdro-
fantaseo». Freud la recusa lisa y llanamente~. Sin (?lll · l,r, 1En el original, «i'.n/a.lsi(iable», referencia a la teoría de la <<fal-
bargo, no pensemos que esbí. destinada H morí t· el" "ª''tc°,nn ti•• Knrl Pop¡wr, ya aludidn su¡na., pág. 75. (N. de la T.)]
13 de febrero de 1990 cuatro patas a la postura erecta. Tímidamente todavía
Freud intenta establecer una sucesión de estadios en l;
Hoy vamos a concluir, pero este hoy, gracias a una li- viviente a la que correspondería una sucesión de esta-
cencia que me concedo retomando estas notas de 1989- dios erógenos en el hombre. En realidad, lo primero que
1990, es también el de agosto de 2005. Sin duda, pocas se menciona es el abandono de la primacía del olfato y
cosas habrán cambiado, en el fondo, con respecto a las de la sexualidad anal en beneficio de la genitalidad. Es-
primeras palabras de este curso. Sin embargo, el adve- te tipo de consideración demanda, por cierto, la mayor
nimiento apres coup de estas reflexiones acerca del de las prudencias, pero nada impide interrogarse sobre
apres-coup me lleva a comprobar que muy pocas cosas el sig~ificado sexual del pasaje a la postura erecta, de
han sido «captadas» en lo que enuncio desde entonces los primates al homo erectus.
como nervio motor de este concepto capital en la teoría En cuanto a las «fantasías ori-
psicoanalítica del tiempo. La vieja «resignificación»,
¿LA «FANTASÍA ginarias», introducidas princi-
ORIGINARIA» O LA palmente en relación con «El
avatar apenas modernizado del «retrofantaseo» de
«BUENA ESCENA»? Hombre de los Lobos», se trata,
Jung, parece generar unanimidad en revistas, colo-
quios y reseñas. La originalidad del concepto , ya enfati- por un lado, y únicamente de la
zada en el Vocabulaire de la psychanalyse, y que señala historia del ser humano desde los tiempos del «h~mbre
la irrevocable doble dirección respecto de la flecha del originario}}. Por otro lado, y sobre todo, las que parecen
tiempo, desvela a muy pocos clínicos y teóricos. inscribirse son escenas prehistóricas vividas por el indi-
A través de lo que expondré en este 13 de febrero de viduo, por una innumerable sucesión de individuos, pa-
1990 intentaré, pues, remarcar aún más lo que resulta ra que pueda realizarse el engramado o la inscripción
del recorrido freudiano, de sus aporías, y lo que puede genética. Esta concepción no es darwiniana, pero tam-
resultar en calidad de proposición nueva. poco es ya estrictamente lamarckiana, en la medida en
Conservemos en mente el esquema antes propuesto que no se reserva ningún papel a la adaptación. Se la
para fijar las tres soluciones aporéticas que surgen del repite con énfasis en el Moisés , donde Freud no nieg-a
su oposición, en este punto, a las tesis cicntífíc:rn.r,i;
pensamiento freudiano: en I, la determinación apres
coup de la fantasía por la escena infantil (esta es casi la Transmisión genética de escenas, trarrnrn nq.p1m1•11-
solución «Hombre de los Lobos», por lo menos en la tales Yhasta esquemas prehistóricos: nada confirma t'll
versión de 1914); en II, el puro «retrofantaseo» por el la clínica semejante concepción. Muy por el contrario,
que Freud nunca quiso decidirse; en III, la solución que en «El Hombre de los Lobos», esta hipótesis teórica
integra «fantasías originarias» filogenéticas. · sirve de muleta, suerte de tapón que viene a suplir los
En primer lugar, tenemos que puntos lagunares del recuerdo reconstruido. Hemos da-
ser claros en lo que atañe a tal do relevancia a este término «lagunar» al mostrar que,
Dos APELACIONES
intervención de lo «prehistóri- para Freud, las lagunas de la escena debían ser cegadas
DIFERENTES
A LA FILOGÉNESIS co» transmitido genéticamente. lo máximo posible. He aquí la imagen del puzle llenado
Es una idea que aparece dos ve- gracias al método asociativo (o bien completado, a falta
ces en nuestro recorrido de los textos freudianos, y de de algo mejor, por medio de la fantasía originaria).
manera muy diferente.
En la carta 146, al tratar el tema de la filogénesis, se 56
GW, t. XVI , pág. 207; traducción francesa Gallimard 1986
examina primero la evolución de lo viviente 1}n w·rwral, p~g. 196 [<<Moisésy la religión monoteísta», en AE,t. XXIII'. 1980:
sobre todo en el animal, con el pnso de la pw,t.11rn <m pag. %].

144
!
Además, al margen incluso de este papel de comple- ti vas notas de Freud en «L'Homme aux Loups>l, 2, págs.
mento, la fantasía originaria asume la función de resti- 40-3, y 1, pág. 119). 58
tuir alguna plausibilidad al esquema del apres-coup, ti- El término «lagunar» remite
roneado como está entre sus significados progrediente ¿REPRESENTACIÓN precisamente a dicha realidad
(«acción diferida», bomba de efecto retardado) y regre- LAGUNAR «física». Escenas entre varios
diente (asignación de un significado nuevo a un pasado O MENSAJE personajes, escenas con anima-
evanescente). ENIGMÁTICO? les, escenas puramente materia-
Para marcar la preferencia de Freud por la primera les: ¿cómo podría pretender yo,
solución (progrediente), no hay más que señalar que, sin embargo, que no se trata también en Freud de tra-
hasta «El Hombre de los Lobos» y aun después, Freud mas argumentales plenas de sentido? Debo, pues, co-
no abandona su constante inclinación en favor de la re- rregir mi expresión, para afirmar que se trata siempre
construcción de un pasado sepultado. Entre otras fuen- de acontecimientos registrados en el orden de la repre-
tes, pueden ustedes acudir a la carta del 21 de diciem- sentación: lo que el sujeto «se representa» a raíz de un
bre de 1899, donde habla de la conclusión del trata- acontecimiento finalmente material. «Representación
miento de su paciente E., para el que encontró por fin la lagunar»: esta es, entonces, la expresión más exacta de
«buena escena», y se refiere con entusiasmo al descu- aquello con lo que Freud se topa en su búsqueda de la
brimiento arqueológico de Troya por Schliemann: «Ape- escena. Son lagunas que él casi no soporta y que se
nas me atrevo a creer en esto de veras. Es como si apresura a llenar con la hipótesis de las «fantasías ori-
Schliemann hubiera exhumado de nuevo esa Troya le- ginarias>) filogenéticas.
gendaria». Dicho esto, para nosotros es el momento de confron-
Escena que reaparece o que no reaparece, escena la- tar esa expresión con las dos palabras que constituyen
gunar que hay que completar, escena detrás de la cual la clave de la teoría de la seducción generalizada, así co-
se perfilan hasta el infinito otras escenas: todas estas mo de una comprensión nueva del apres-coup, en la ex-
posibilidades jalonan el recorrido de Freud con sus pa- presión «mensaje enigmático». Lo que contrapone a es-
cientes, mas siempre con la misma afiebrada expecta- tas dos formulaciones no es la presencia o la ausencia
tiva. Pero, sobre todo, detrás de la dificultad empírica de sentido: lejos de nosotros la idea de que la represen-
para encontrar la «buena escena», osamos formular tación no sea significativa, ni de que eventualmente no
una pregunta a la vez irónica y trascendental: «¿Encon- pueda cambiar de sentido según la actitud del sujeto
traremos la última escena? ¿Qué pasará entonces? ¿De- respecto de ella. Por el contrario, esta variabilidad es
be infiltrarse el psicoanalista en el personaje de Molie- testimonio de que la representación es siempre un «re-
re: "Y aquí tiene usted por qué su hija es muda ... "?». presentarsel>. 59 La representación puede ser plenamen-
No me quedaré con esto, por cierto, y volveré a saltar te significante; la diferencia reside en que el mensaje es
sobre el término «lagunar» como signo de lo que Freud siempre «significado a», significado a alguien (al niño
tolera mal en la escena y en el recuerdo de la escena. por alguien, el adulto).
Esta es concebida por él como una realidad física a la
que no debería faltarle nada 57 (cf. también las exhaus- 58 [«De la historia de una neurosis infantil», op. cit., págs. 41-3 Y
110-1.)
59 Especialmente en alemán, debe considerarse que« Vorstellun~>
57
[El autor utiliza aquí una expresión derivada de la locución fija es el sustantivo que corresponde a «sich vorstell en», algo así como
francesa «il ne manque pas un bouton de muJlre», cuyo Hl!1lt.iclo PH, «representarse». El verbo «vorstellen» es poco usado en su forma no
cabalmente, ((no le falta nada». (N. de la T.)f reflexiva.

1'1(-i 147
..
Nuestro otro término es «enigmático», que implica •'
.~
«Enigmáticos», por último: término capital, pues los
tomar en cuenta el inconsciente (sexual) del emisor. En mensajes entre adulto y niño lo son por necesidad. La
«El Hombre de los Lobos», por ejemplo, Freud no hace comprensión recíproca, innata/adquirida, permite un
en ningún momento la menor referencia al inconscien- «ajuste» autoconservativo de calidad, pero los mensajes
te de los padres, que bien podría haber aparecido en el adultos son «enigmáticos» porque en ellos se insinúan,
contenido o en las proximidades de la «escena origina- aun sin saberlo el propio emisor, «retoños» de su incons-
ria». Lo mismo sucede con la escena originaria «prehis- ciente. Esto «enigmático», intuido por el niño y fuente
tórica» y su protagonista mayor: el «padre de la horda» necesaria de malestar, induce la búsqueda de una me-
u «hombre originario». Si observan ustedes las tramas jor comprensión de lo que le sucede.
argumentales descriptas en «Vue d'ensemble des né- ¿Cuáles son las dificultades o insuficiencias de las
vroses de transfert», comprobarán que las escenas pre- que Freud resulta, a la larga, prisionero?
históricas muestran en el exterior, en la realidad de 1) Freud es prisionero de una concepción finalmente
una vivencia, en una escena en el sentido teatral del mecanicista del despliegue temporal. Síntoma de esa
término, lo que será luego escena interior. Yo, ello y su- concepción es, podríamos decir, la traducción inglesa de
peryó pueden ser localizados, cada uno a su turno, en la Nachtraglichkeit como deferred action: acción diferi-
tal o cual personaje del drama. Y mientras puedan re- da, aun cuando estrictamente conforme con la «flecha
partirse así entre diversos personajes, bien cabe decir del tiempo».
que, en cuanto al« Urmensch», el «hombre originario», 2) Freud no despeja la noción de «mensaje>) y, a for-
no es cuestión de postularle una personalidad escindi- tiori, de «mensaje enigmático», comprometido por el in-
da. En el origen de la escisión está la escena. El « Ur- consciente del emisor.
mensch» no tiene inconsciente, o, para decirlo de otra 3) Por último, no saca provecho del avance HUHLan-
manera, no tiene un ello diferenciado de un yo o de un cial -aunque temporario--- que constituye la ca rtn fi'2/
superyó; y, por supuesto, no tiene complejo de Edipo ni 112, es decir, la elaboración de una teoría «traduct.ivw>
complejo de castración. Sería absurdo pensar que el del proceso del apres-coup.
hombre originario «tiene un complejo de castración», La razón principal d(d ornHo
por cuanto es la castración practicada realmente por él
ÜCASO DE de esta teoría traducLiva u:-;,di-
LA TEORÍA ría yo, la ausencia du noción de
sobre los hijos la que está en el origen tanto del «com- TRADUCTIVA un«a traducir», porque pm·a que
plejo de castración» como de la «fantasía originaria de
haya traducción hace falta efec-
castración» que luego, piensa Freud, es heredada («Im
Anfang war die Tat»). tivamente un «a traducir» originario, un «a traducir»
que no se puede concebir, a nuestro juicio, sino en una
No es sólo la metapsicología (es decir, en lo esencial,
apertura inicial del ser humano al y por el enigma del
lo inconsciente) del emisor del mensaje lo que no se to-
otro. 60
ma en cuenta, sino que también se deja de lado al emi-
Vuelvo por un momento a nuestra carta 52/112 para
sor en su función de actor principal: así sucede -lo he-
señalar el lugar enigmático que parece reservarle al «a
mos expuesto con anterioridad- con Gustavo Adolfo en
el cuento del «paje» y con la nodriza en el ejemplo del 60
Aquí no hago más que repetir esto: el solipsismo freudiano
«admirador de la belleza femenina». Lo transmitido con debe ser fundamentalmente refutado. Esta refutación se sitúa en
el beso, o con el pecho, no es tomado en consideración. dos niveles: no sólo en aquel en el que me sitúo yo actualmente, es
Ni lo uno ni lo otro son mensajes. decir, la apertura del sujeto en cuanto humano por el enigma (se-
xual) del otro, Rino la propia apertura inicial del pcquci'io humano

148
14iJ
,,
traducir» originario, bajo la índole de lo que Freud se- En «El Hombre de los Lobos», por último, la noción
ñala con las iniciales «WZ», es decir, Wahrnehmungs- de mensaje del otro, si la introducimos ahora, minimiza
zeichen. «Signo» o «índice» de percepción: he aquí toda en forma considerable la discusión sobre la «realidad
la ambigüedad, porque, si nos inclinamos por «índice», material.>} de la escena. Me explico: sin duda alguna, en
tenemos algo que no supone el mundo interhumano y el espectáculo de la escena originaria puede hallarse in-
no estamos lejos de la noción de huella o de representa- cluido un mensaje adulto, lo cual no fue advertido por
ción; por el contrario, si llevamos zeichen hacia «signo», Freud. La escena originaria, la presentación del coito
como lo quiere su etimología, no estamos lejos de la idea parental a un niño, es en sí misma un mensaje; pero un
de que algo «hace signo» [«hace señas»], en el sentido de mensaje adulto puede resultar también de una escena
que alguien le hace señas a alguien. Podríamos decir, de apariencia anodina, como, simplemente, la de los
pues, que se abre aquí un lugar para el «a traducir». Ya dos progenitores reunidos junto al niño dándose un
habíamos observado, en la expresión «oído decir y com- beso de aspecto inocente; o incluso, en aquella historia
prendido apres coup» de la carta 123 (6 de abril de del «coito de perros», no es indiferente, al fin y al cabo,
1897), algo que nos conducía en la misma dirección. llevar al niño de paseo, ver las ovejas y mirar con él a
Entonces, ¿por qué invocar una teoría, un modelo los perros haciendo el amor. La pregunta: «¿Qué quiere
traductivo del apres-coup y, más en general, de la teoría de mí este adulto?», pasa en este caso a formularse así:
de la seducción, e incluso de la constitución del ser hu- «¿Qué quiere de mí este adulto que me lleva a ver esto?
mano? Lo cierto es que ningún proceso psíquico com- ¿Qué quiere hacerme saber con esto?».
porta mejor que la traducción ese doble movimiento in- Sin embargo, con la interrogación: «¿Qué quiere él
divisible del «ser llevado hacia adelante» y del «trans- de mí?», se abre todo el movimiento regrediente de la
portarse hacia atrás». El «ser llevado hacia adelante» traducción en pos del secreto del mensaje enigmático,
no es sino lo que yo designo como un «a traducir funda- aun cuando lo dejará escapar siempre en alguna medi-
mental», o sea, una exigencia de traducción intrínseca da. Tal es el movimiento de doble dirección del apres-
al mensaje del otro. Presente ya en ei diálogo menos coup en todo ser humano y, por lo tanto, para cada uno
complicado, esta exigencia se vuelve máxima cuando en de nosotros. El movimiento progrediente es el del men-
el mensaje del otro se perfila la parte de enigma inhe- saje enigmático propuesto originariamente al niño por
rente a su propia sexualidad. La exigencia impone, por el adulto, como algo «a traducir». El movimiénto regre-
ende, recurrir al primer código que se tenga a mano, e diente se sitúa entre las sucesivas tentativas de traduc-
incluso inventar uno. Así sucede con el beso dado por ción del receptor, aunque sabiendo que siempre algo de
Gustavo Adolfo, con consecuencias que superan la revi- lo enigmático se dejará ca.er.
viscencia de una zona erógena pero que conducen en lí- Para terminar de manera vigorosa, señalaré tam-
nea recta al amor del paje por el soberano. Así sucede bién que el «apres-coup» es un fenómeno que no se jue-
con la donación del pecho (y no simplemente de la le- ga en lo intrapersonal, sino en lo interpersonal. Sobre
che) por la nodriza evocada en la Traumdeutung. esta idea y sólo sobre ella se plantea la cuestión de su
especificidad y de su posibilidad de invertir y dar vuelta
en cuanto viviente (homeotermo) al mundo congénere que le aporta la «flecha del tiempo». El apres-coup no entra en juego
su socorro para sobrevivir. Así pues, nosotros no partimos de dos principalmente en un mismo individuo en la sucesión
cierres, digamos de un «narcisismo» y de una «simbiosis», sino, por de las etapas de su vida. Se juega primero en la si-
el contrario, de un ser biológicamente abierto a su enlm·no y d,, un multaneidad de un adulto y un in/ans. El mensaje
pequeño humano invadido de entrada pm· el otrn h11nrnno, ,:,, d,•c:ir,
por el adulto y el mensaje c¡ur. este le Pnvía.
enigmático del adulto (habitado, a su vez, por el propio

1fi() 151
'
inconsciente de este) constituye
EL APRES-COUP: el «avant-coup» 61 del proceso,
Biblioteca de psicoanálisis
NO EN UNA instituyendo en el receptor un
PERSONA SOLA, desequilibrio inicial que lo em-
SINO ENTRE
puja a traducir, en un segundo
MENSAJE Y
tiempo, en el apres-coup, y de
TRADUCCIÓN ...
manera siempre imperfecta. Es-
te avant-coup es el de los prime-
1
l
ros mensajes concretos que el adulto hace llegar al niño
Mauricio Abadi, El psicoanálisis y la otra realidad
en el marco indefectible de la «situación antropológica Nicolas Abraham y Maria Torok, La corteza y el núcleo
fundamental». AídaAisenson Kogan, El yo y el sí-mismo
El método psicoanalítico de Freud dio a este doble Alcira Mariam A/iza.de, Clínica con la muerte
Alcíra Mariam Alizade, La sensualidad femenina
movimiento un sentido nuevo: el de la cura. Fue nece- Nadine Amar, Géra1·d Dayle e Isaac Salem, Formación en psicodrama
sario que el propio Freud abandonara la ilusión del analítico
E. James Anthony y Therese Benedeli, comps., Parentalídad
«gran secreto» que alguna vez iba a revelarse llenando Didier Anzieuy colaboradores, Las envolturas psíquicas
las lagunas y disolviendo el enigma. El «gran secreto» Paul-LaurentAssoun, Lacan
es el remonte siempre imperfecto, a través de las esce- Piera Aulagnier, El aprendiz de historiador y el maestro-brujo
Claude Balier, Psicoanálisis de los comportamientos sexuales violentos.
nas y por el método analítico, por el método asociativo- Una patología del ínacabamiento .
disociativo, hacia elementos que vehiculan el enigma Willy Baranger y colaboradm·es, Aportaciones al concepto de ohJeto en
parental sin colmarlo nunca. psícoaná lisis
Silvia Bleichmar, Clínica psicoanalítica y neo~énesis
Es también, como Freud muy bien señaló, la reanu- Silvia Bleichmar, En los orígenes del sujeto psíqHico. 1),,1 niil"" 1" IIÍH-
dación del movimiento progrediente hacia síntesis toria
Silvia Bleichrnar, La fundación de lo inconcicntc. lkHlinrn, d,• pu l1,iú11,
aproximativas y eventualmente provisionales que destinos del sujeto
constituyen los momentos propiamente «psicoterapéu- Peter Blos, La transición adolescente
ticos» de toda cura, y donde la actividad propia del ana- Peter Blos, Los comienzos de la adolcscencin
Christopher Bollas, Fuerzas de destino. i'Hirnan:'tliHi~ t_i idio111ahu111n110
lizante tiene preponderancia, así sea al precio de nues- Christopher Bollas, La sombra del objeto. PRiconn:'tl1HlHdt· lo ~11b1,lo110
tro desconcierto. pensado
Gém,·d Bonnet, La trasferencia en la clínica psicoanalít.ica
Mikllel Borch-Jacobsen, Lacan. El Amo absoluto
César y Sára Botella , La figurabílidad psíquica .
Denise Brarmschweig y Míéhel Fain, La noche , el día. Ensayo psicoana-
lítico sobre el funcionamiento mental
Bernard Bru.sset, El desarrollo libidinal
Pat,-ich Casement, Aprender del paciente
Piera. Castoriadis-Aulagnier, La violencia de la interpretación. Del pic-
tograma al enunciado . . , .
,Janine Chasseguet-Smirgel, El ideal del y-0.Ensayo ps1coanahtico sobre
la «enfermedad de idealidad"
Uolwul Chemama (bajo la dii-ección de), Diccionario del psicoanálisis
1/oland Chemama y Bernard Vandermersch (bajo la dirección de), Dic-
cionario del psicoanálisis
Mud,·leine Davis y Davi:d Wallbridge, Límite y espacio. Introducción a la
nbra d11 D. W. Winnicot.t
61 !{11/1,·1·/lk .~íJille, El caso Marh Clo1.ild<>. l'Hieol.1•rapia dt-1 t· ns11eiío din-
[Se forma así un par de opuestos, pon¡ue "CJpn1s" tis mlPHp1u",.~1>,
en tanto que «a.uanll> es «antes». (N. de la T.)] ¡,:i<ln . . .
Uolw,·r /)1•,1uú//,•, l 1t~1Tiont1 ¡¡ Hohri1 11nM1inOo dn )l:(1tlutnl puwnl 1in1111u

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