Libro Jordan Cap 14

11/3/2014 Thomson Reuters ProView - Economía de la Unión Europea. 7ª ed.
Cap í tu lo 14
La política de medio ambiente

RAMÓN BARBERÁN ORTÍ
PILAR EGEA ROMÁN
S u m a r io :
1. Introducción
2. Los problemas ambientales
2.1. Cambio climático y disminución de la capa de ozono
2.2. Acidificación y calidad del aire
2.3. Contaminación del agua
2.4. Erosión y contaminación del suelo
2.5. Pérdida de diversidad biológica
3. Las bases de la intervención de la Unión Europea en medio
ambiente
4. El desarrollo de la política ambiental de la Unión
4.1. Regulación
4.2. Impuestos y subvenciones
4.3. Información pública
5. Evaluación del sexto programa de acción (2002-2012)
6. El séptimo programa de acción (2013-2020): «Vivir bien,
respetando los límites de nuestro planeta»
7. Recapitulación
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Conceptos clave
Cuestionario de prácticas
Orientación bibliográfica
1. IN T R OD U C C IÓN
Entre los aspectos más novedosos de la intervención pública

en los mercados de bienes y servicios en las últimas décadas
y a los que se augura un mayor porvenir, se encuentra el
desarrollo de la política de medio ambiente. Se trata de una
política de carácter microeconómico que puede contribuir
notablemente a la eficiencia en la asignación de los recursos y
que, a su vez, suscita un creciente interés en la opinión
pública. A la política de medio ambiente se le reclaman
soluciones para numerosos y graves problemas que afectan a
la viabilidad a largo plazo del vigente modelo de desarrollo
económico y a la calidad de vida, tanto de la generación actual
como de las generaciones futuras.
La Unión Europea, de acuerdo con la evolución de las

demandas sociales y con las necesidades del proceso de
integración económica, inició su actuación, de forma
sistemática, en el ámbito de esta política, en los años setenta,
antes de que con el Acta Única se incorporase expresamente
en el Tratado de Roma. La intervención de la Unión es
concurrente con la de los Estados miembros, pero tiene una
gran importancia en la implantación de políticas avanzadas
(con alto nivel de protección) en países que, como España,
partían de unos niveles de concienciación social y,
consiguientemente, de protección muy reducidos.
2. LOS P R OB LE MAS AMB IE N T ALE S
El medio ambiente ha estado durante mucho tiempo fuera del

campo del análisis económico tradicional y los principales

bienes que lo configuran han sido clasificados como no
económicos, debido a que se consideraban bienes no
producidos, no valorables monetariamente y no susceptibles de
apropiación. Además, la abundancia relativa de estos bienes y
la percepción de un medio ambiente con capacidad ilimitada
para sostener la actividad económica explican ese
desentendimiento del análisis económico y, paralelamente, la
falta de una intervención pública sistemática dirigida a su
gestión. No obstante, la situación ha ido cambiando conforme
la actividad humana y, en especial, las actividades de
producción y de consumo han alcanzado un nivel tal que han
hecho evidente tanto el riesgo de agotamiento de los recursos
no renovables como la degradación de los renovables.
Como es sabido, la actividad económica surge en respuesta a

las limitaciones del medio natural para satisfacer plenamente
las necesidades humanas. Pero el hombre no puede prescindir
de este medio natural, ya que cumple, al menos, tres funciones
relevantes desde el punto de vista económico:
Interviene como input en la función de producción de gran parte

de los bienes económicos: el agua, el petróleo y otros recursos
minerales, la madera y una amplia variedad de productos de
origen animal y vegetal son factores importantes en muchos
procesos de producción.
Afecta directamente a función de utilidad de los individuos: la

calidad del aire, el nivel de ruido y la conservación del paisaje
son algunas de las variables relativas a la calidad del ambiente
que pueden influir de forma relevante en el nivel de bienestar.
Sirve como receptor de los residuos derivados de las

actividades de producción y de consumo, los cuales absorbe,
dentro de ciertos límites, haciendo posible la continuidad del
ciclo producción-consumo.
La sobreexplotación del medio ambiente deteriora el

desempeño de estas funciones y, consiguientemente, afecta a
la viabilidad de los procesos productivos, además de a la salud
del hombre y a su calidad de vida. Si se quiere conseguir un

desarrollo sostenible a largo plazo, debe controlarse la
interacción entre actividad humana y medio ambiente.
El problema medioambiental, desde la perspectiva económica,

reside básicamente en que, unas veces, no existe mercado
para intercambiar ciertos bienes (son de libre disposición);
otras, existe, pero la presencia de externalidades lleva a que
los precios no reflejen los verdaderos costes sociales; en
tercer lugar, hay incertidumbre con respecto a las
consecuencias futuras de las actividades que inciden sobre el
medio ambiente, fruto de la imperfecta comprensión que
todavía se tiene de los problemas ambientales y de su
interacción con las actividades humanas. Todo ello genera
comportamientos ineficientes: en la medida en que tanto las
empresas como los individuos pueden obtener beneficios del
uso de los recursos ambientales sin necesidad de pagar un
precio o soportando uno inferior a su verdadero coste, existe
una lógica tendencia a la sobreexplotación. El comportamiento
individual de estos agentes, de acuerdo con la racionalidad
económica que habitualmente se les atribuye, les llevará a
eludir costes privados en sus actividades, derivándolos hacia
el medio ambiente (por ejemplo, vertiendo residuos al suelo, al
agua o a la atmósfera que provocarán problemas de
contaminación), y a no considerar los beneficios colectivos o
los intereses de las generaciones futuras en la explotación de
aquellos bienes ambientales de los que pueden obtener un
beneficio privado (surgen, así, problemas como el agotamiento
de recursos minerales, la desaparición de especies animales y
vegetales o el deterioro del paisaje). A esto hay que añadir,
como señalábamos, las condiciones de información imperfecta
en que se toman las decisiones con consecuencias
ambientales, con lo que se incrementa la probabilidad de que
las decisiones adoptadas sean ineficientes. Analicemos, con
un poco más de detalle, los problemas y causas del deterioro
del medio ambiente en la Unión Europea.
2.1. CAMBIO CLIMÁTICO Y DISMINUCIÓN DE LA CAPA DE

OZONO
Las emisiones de distintos tipos de gases a la atmósfera son

responsables tanto del efecto invernadero como de la
disminución de la capa de ozono. En el primer caso, gases
como el CO2 (dióxido de carbono), que contribuye en un 50 por
100, o el CH4 (metano), que lo hace en un 15 por 100,
interceptan los rayos de sol reflejados por la superficie de los
continentes y de los océanos y provocan el calentamiento de la
atmósfera. Por otra parte, los CFC (cloro-fluoro-carbonos) y los
halones, entre otros, destruyen la capa de ozono de la alta
estratosfera, encargada de absorber una parte de los rayos
ultravioletas emitidos por el sol y así de proteger la vida fuera
del agua. Las consecuencias exactas de un aumento del efecto
invernadero a largo plazo no se conocen con precisión a causa
de la complejidad de las reacciones a las que podría dar lugar;
pero, en todo caso, las repercusiones del aumento de la
temperatura son: la inundación de las zonas litorales poco
protegidas, la recesión de los glaciares y de los bancos de
hielo, una modificación de la circulación atmosférica y del ciclo
del agua, y una redistribución geográfica de los grandes
ecosistemas terrestres y de las actividades agrícolas. Las
previsiones actuales sugieren que la temperatura media
mundial podría aumentar entre 1,8 y 4,0 °C a lo largo de este
siglo si no se adoptan las medidas adecuadas para limitar las
emisiones de gases de efecto invernadero.
La mayor parte de las emisiones de CO2 proviene del uso de

combustibles fósiles con fines energéticos; el CH4 procede,
principalmente, de la industria petroquímica, de las refinerías y
de la agricultura (arrozales y cría de animales); los CFC se han
utilizado como gases propulsores en los aerosoles, como
refrigerantes y en la fabricación de disolventes, y los halones
se utilizan, especialmente, en los extintores de incendios. Por
sectores, el energético es la fuente más importante de las
emisiones de gases de efecto invernadero (80 por 100),
seguido del transporte, la industria y, en menor medida, la
agricultura.
2.2. ACIDIFICACIÓN Y CALIDAD DEL AIRE
La lluvia ácida viene originada por sustancias como SO2

(anhídrico sulfuroso), NOX (óxidos de nitrógeno), NH3
(amoníaco) y COV (compuestos orgánicos volátiles). Causa
daños en los bosques –los más afectados han sido los del
norte de Europa; en particular, la Selva Negra– y, en grandes
dosis, el NO2 puede producir enfermedades respiratorias.
La principal fuente de emisiones de SO2 es la combustión de

energías fósiles (centrales térmicas, calefacción en las
viviendas), responsable de más del 65 por 100; al resto
contribuyen la industria, las refinerías y los transportes por
carretera. Más de la mitad de los NOX provienen de esta última
fuente, aunque participan también las centrales térmicas y las
viviendas. Por último, el transporte por carretera y la industria
de los disolventes contribuyen a casi la mitad de las emisiones
de COV.
2.3. CONTAMINACIÓN DEL AGUA
Se distingue entre aguas interiores, que incluyen aguas

superficiales y subterráneas, y mares. En el primer caso, los
problemas de gestión del agua tienen a la vez una naturaleza
cuantitativa (la oferta es relativamente estable a largo plazo,
mientras los usos aumentan) y cualitativa (contaminación).
Con respecto a las aguas superficiales, la eutrofización

(enriquecimiento excesivo en nutrientes) viene originada por el
nitrógeno y el fósforo, contenidos en biocidas (plaguicidas no
agrarios), plaguicidas (productos fitosanitarios), fertilizantes y
detergentes; es decir, las fuentes agrícolas y domésticas y, en
menor medida, industriales son las causantes de este
fenómeno. Por su parte, las aguas subterráneas están siendo
víctimas de una contaminación creciente: nitratos provenientes
de los fertilizantes químicos nitrogenados, esparcimiento de
residuos orgánicos de la ganadería –en especial, del sector
porcino– y herbicidas; en definitiva, fuentes agrarias de origen
difuso. Como las aguas subterráneas tardan mucho más que

las superficiales en renovarse, una vez contaminadas pueden
tardar decenios en volver a su calidad original.
Gran parte de la carga de contaminantes del agua dulce se

vierten, en última instancia, en las aguas costeras, haciendo
que la agricultura también sea la principal fuente de cargas de
nitrógeno en el medio ambiente marino. La deposición
atmosférica de nitrógeno –amoniaco (NH3), procedente de la
agricultura, y NOX, de las emisiones del sector naval– está
aumentando y puede representar el 30% o más de la carga
total de nitrógeno en la superficie marina.
El enriquecimiento en nutrientes es un grave problema en el

medio ambiente marino, ya que acelera el crecimiento del
fitoplancton. Este enriquecimiento puede cambiar la
composición y la abundancia de los organismos marinos que
viven en las aguas afectadas y, en última instancia, conducir al
agotamiento del oxígeno, provocando la muerte de los
organismos que viven en el fondo marino. En Europa, el
problema es particularmente evidente en el mar Báltico, cuyo
estado ecológico actual se considera entre predominantemente
pobre y malo.
2.4. EROSIÓN Y CONTAMINACIÓN DEL SUELO
La erosión del suelo es el desgaste de la superficie terrestre

por causa del agua y del viento. Las principales causas son las
prácticas inadecuadas de gestión del suelo, la deforestación, el
sobrepastoreo, los incendios forestales y las actividades de
construcción. La erosión por el agua afecta a 115 millones de
hectáreas de suelo (el 12% de la superficie terrestre total de
Europa); y la erosión por el viento, a 42 millones de hectáreas.
La región mediterránea es la más afectada.
El sellado del suelo se produce cuando se construye sobre

tierras agrícolas u otras tierras rurales y se pierden todas sus
funciones. De media, las zonas construidas representan
alrededor del 4% de la superficie total de los Estados

miembros, aunque no toda esa superficie está totalmente
sellada.
La salinización del suelo es consecuencia de intervenciones

humanas, como prácticas inapropiadas de riego, uso de agua
de riego rica en sales o malas condiciones de drenaje. La
salinización afecta a alrededor de 3,8 millones de hectáreas en
Europa. Las zonas más afectadas son la región de Campania
en Italia y el valle del Ebro en España; pero en Grecia,
Portugal, Francia y Eslovaquia también hay zonas afectadas.
La desertificación es la degradación persistente del suelo en

zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas por la que el
suelo fértil pierde total o parcialmente su potencial productivo.
Es consecuencia de diversos factores, incluidas las
alteraciones climáticas y la utilización inapropiada del suelo. Es
un problema en el área del Mediterráneo y en algunas partes de
Europa central y oriental.
La contaminación del suelo es un problema generalizado en

Europa. Los contaminantes con consecuencias más graves
son los metales pesados, los compuestos orgánicos y los
agentes ácidos. Los primeros (plomo, cadmio, cinc y cobre,
entre otros) se originan principalmente en actividades
industriales y urbanas y en los transportes, y se extienden a
través de lluvias atmosféricas, depósitos de residuos, abonos
y estiércoles. Los compuestos orgánicos (petróleo, gasolina,
aceites, lípidos, vinilos y poliuretanos, entre otros) tienen un
origen semejante a los metales pesados. Por último, los
agentes ácidos proceden de la lluvia ácida (azufre y nitrógeno)
y han afectado, sobre todo, al norte de Europa.
2.5. PÉRDIDA DE DIVERSIDAD BIOLÓGICA
El término «biodiversidad» incluye a todos los organismos

vivos que se encuentran en la atmósfera, la tierra y el agua.
Los cuatro elementos básicos que la constituyen son los
genes, las especies, los hábitats y los ecosistemas.
La biodiversidad está fuertemente influida por las actividades

humanas, incluidas la agricultura, la silvicultura y la pesca, así
como la urbanización. La explotación de recursos naturales
suele conducir a una alteración y cambios en la diversidad de
especies y hábitats; pero la sobreexplotación puede conducir a
la degradación de los ecosistemas naturales y, en última
instancia, a la extinción de especies, como, por ejemplo,
colapso de las poblaciones de peces comerciales debido a la
sobrepesca.
El estado de conservación de la mayoría de especies y

hábitats amenazados en Europa sigue siendo preocupante. La
situación parece peor en el caso de los hábitats acuáticos, las
zonas costeras y los hábitats terrestres pobres en nutrientes,
como los brezales, ciénagas, pantanos y marjales. Por otra
parte, el número acumulado de especies alóctonas en Europa
ha ido aumentando constantemente en el último siglo hasta
alcanzar las 10.000, entre las cuales se encuentran numerosas
especies altamente invasivas y dañinas para la biodiversidad
nativa. Aunque el aumento de estas especies puede que esté
disminuyendo o estabilizándose en el caso de las especies
terrestres y de agua dulce, no ocurre lo mismo con las
especies marinas y de estuario.
Estos cinco ámbitos no agotan los problemas ambientales.

Junto a ellos, cuestiones como la fabricación, almacenamiento,
comercialización y uso de productos químicos, los riesgos de la
energía nuclear y de los desechos radiactivos o las
perturbaciones acústicas han recibido la atención de las
autoridades de la Unión.
3. LAS B AS E S D E LA IN T E R V E N C IÓN D E LA U N IÓN

E U R OP E A E N ME D IO AMB IE N T E
Para corregir o mitigar los problemas que acabamos de

señalar, se hace necesaria la intervención pública. Pero, en
muchas ocasiones, los problemas ambientales trascienden las
fronteras del país donde se originan, por lo que no basta con
una política nacional de protección o conservación del medio

ambiente. Además, estas políticas se enfrentan con dificultades
en su adopción y aplicación por las limitaciones de los
instrumentos jurídicos y económicos de que se dispone, por el
impacto negativo que en ocasiones tienen sobre la actividad
económica, por la gran dependencia del cambio técnico y por la
incertidumbre que todavía envuelve a la relación de algunas
actividades humanas con el medio ambiente. No obstante,
cada vez es mayor la demanda de intervención, en especial en
los países con altos niveles de renta y de educación de los
consumidores.
Los objetivos de la política de medio ambiente de la Unión

Europea, según el artículo 191 del Tratado de Funcionamiento
de la Unión Europea (TFUE), son: a) la conservación, la
protección y la mejora del medio ambiente; b) la protección de
la salud de las personas; c) la utilización prudente y racional de
los recursos naturales, y d) el fomento de medidas a escala
internacional destinadas a hacer frente a los problemas
regionales o mundiales del medio ambiente, y en particular a
luchar contra el cambio climático.
En ese mismo artículo del Tratado se enuncian los principios en

los que ha de basarse esta política: cautela y acción
preventiva (siempre que sea posible, ha de actuarse antes de
que se produzca el deterioro ambiental); corrección de los
atentados al medio ambiente, preferentemente en la fuente
misma; y principio de quien contamina, paga. También se
especifica que, en su elaboración, la Unión tendrá en cuenta:
los datos científicos y técnicos disponibles; las condiciones del
medio ambiente en las diversas regiones de la Unión; las
ventajas y las cargas que puedan resultar de la acción o de la
falta de acción; y, finalmente, el desarrollo económico y social
de la Unión en su conjunto y el desarrollo equilibrado de sus
regiones.
Todos estos requisitos y principios, junto a otros como el de

subsidiariedad, que rige con carácter general la actividad de la
Unión, o el de responsabilidad compartida (en la consecución
de los objetivos deben participar todos los agentes

económicos), específico de la política ambiental, orientan y
limitan la actuación de las instituciones europeas, encontrando
una traducción más explícita en los programas de acción
ambiental y en las distintas disposiciones que los desarrollan.
En lo relativo a la forma de adoptar las decisiones para la

realización de los objetivos de la política de medio ambiente
(art. 192.2 TFUE), rige con carácter general el procedimiento
legislativo ordinario (art. 294 TFUE), el cual permite que el
Consejo adopte sus decisiones por mayoría cualificada y
otorga al Parlamento Europeo una notable influencia en la
decisión final. También se aplica este procedimiento para la
adopción de los programas de acción de carácter general en
los que se fijan los objetivos prioritarios a alcanzar. Como
excepción, el Consejo debe adoptar por unanimidad, con
arreglo a un procedimiento legislativo especial, las medidas que
tengan un carácter esencialmente fiscal; las medidas que
afecten a la ordenación territorial, a la gestión cuantitativa de
los recursos hídricos y a la utilización del suelo; y las medidas
que afecten de forma significativa a la elección por un Estado
miembro entre diferentes fuentes de energía y a la estructura
general de su abastecimiento energético.
El papel de los Estados en la política de medio ambiente es

importante, ya que su ejecución y financiación corre a cargo de
ellos. En este contexto, el Tratado prevé que si las medidas
adoptadas implican costes que se consideran
desproporcionados para las autoridades públicas de un Estado
miembro, el Consejo pueda establecer excepciones de carácter
temporal y un apoyo financiero con cargo al Fondo de
Cohesión (art. 192.5 TFUE). También se prevé que las
medidas de armonización adoptadas por la Unión incluyan
cláusulas de salvaguardia, al objeto de autorizar a los Estados
miembros a adoptar medidas provisionales por motivos
ambientales no económicos (art. 191.2 TFUE). Además, se
reconoce que las medidas de la Unión en el ámbito del medio
ambiente no serán obstáculo para el mantenimiento y la
adopción por parte de cada Estado miembro de medidas de
mayor protección (art. 193 TFUE), y se explicita la

competencia de los Estados miembros para negociar en las
instituciones internacionales y para concluir acuerdos
internacionales (art. 191.4 TFUE).
Estas disposiciones ponen de manifiesto una preocupación

especial del TFUE por encontrar un cierto equilibrio entre los
intereses nacionales de los Estados miembros y los intereses
de la Unión, entre el bloqueo al desarrollo de la política europea
y la imposición de una política uniforme y exclusiva. En un
contexto en el que la incidencia y la percepción de los
problemas ambientales es distinta según los Estados miembros
y en el que las condiciones económicas también lo son, el
Tratado hace posible la política de la Unión teniendo en cuenta
en su desarrollo las situaciones estatales o regionales
específicas, tanto ambientales como económicas,
salvaguardando ciertas áreas de intervención consideradas
estratégicas mediante un procedimiento de decisión que
requiere la unanimidad, y garantizando que aquellos Estados
que deseen aplicar una política medioambiental más avanzada
puedan hacerlo.
4. E L D E S AR R OLLO D E LA P OLÍT IC A AMB IE N T AL

D E LA U N IÓN
El primer programa de acción en materia de medio ambiente se

aprobó por el Consejo en noviembre de 1973. Desde entonces,
esta política se ha desarrollado siempre en el marco de un
programa de acción, donde se recogen los principios, los
objetivos y los instrumentos que deben ser utilizados. Los dos
primeros programas se centraron en el control de los efectos
de los problemas de contaminación más acuciantes, como las
emisiones atmosféricas y los vertidos acuáticos. Las medidas
previstas tuvieron un carácter esencialmente corrector; no
obstante, su aplicación se vio dificultada por la crisis del
petróleo y la recesión subsiguiente. Los dos siguientes
introdujeron un cambio sustancial en el enfoque de la política
de medio ambiente, al situar en un primer plano las acciones

preventivas dirigidas a afrontar los problemas en su origen. El
quinto programa marcó el principio de una acción comunitaria
horizontal, apostando por la integración de los aspectos del
medio ambiente en las demás políticas. El sexto programa
prosiguió en ese enfoque, proponiendo, además, un enfoque
estratégico y no solo legislativo para influir en las decisiones
adoptadas por las empresas, los consumidores, los actores
políticos y los ciudadanos. En la actualidad rige el séptimo
programa, del que nos ocupamos en el epígrafe 6, cuya
vigencia está prevista hasta 2020.
Desde 1993 funciona la Agencia Europea de Medio Ambiente,

con sede en Copenhague, entre cuyas funciones destacan la
de proporcionar a la Unión y a los Estados miembros
información fiable y comparable para la elaboración y
aplicación de las políticas ambientales, así como la de prestar
el apoyo técnico y científico necesario a estos efectos y la de
coordinar la red europea de información y observación sobre el
medio ambiente (EIONET), que pretende aglutinar a los
diversos centros de control nacionales y temáticos y registrar,
cotejar y evaluar los datos sobre el estado del medio ambiente.
Tiene, finalmente, la responsabilidad de difundir información
ambiental fiable.
La ejecución de los programas de acción se ha plasmado en un

amplísimo y variado conjunto de medidas. El instrumento más
utilizado ha sido la regulación, aunque también se ha hecho uso
de otros instrumentos. A continuación damos cuenta de las
medidas adoptadas, agrupándolas según su carácter en tres
categorías.
4.1. REGULACIÓN
Mediante la regulación, la Unión ha ido introduciendo

limitaciones al desarrollo de numerosas actividades con
incidencia en el medio ambiente, de modo que, según los
casos, quedan prohibidas, deben someterse a autorización
administrativa o tienen la obligación de cumplir determinados
estándares técnicos.
El instrumento jurídico más habitual es la directiva, que, como

es sabido, obliga en cuanto a los resultados a alcanzar pero da
libertad a los Estados miembros en la forma concreta de
hacerlo, lo que resulta especialmente adecuado a esta política.
No obstante, la consecución de sus objetivos se ha enfrentado
tradicionalmente a graves dificultades, tanto en la fase de
elaboración y aprobación, debido a las dilaciones o bloqueos
provocados por la defensa de intereses nacionales, como en la
fase de aplicación. Precisamente, en esta última fase son
frecuentes las irregularidades e incumplimientos por parte de
los Estados miembros en la transposición de las directivas al
ordenamiento interno, sobre todo por su incorporación tardía o
incompleta, además de en su posterior aplicación y control. La
explicación a estas irregularidades hay que buscarla, en buena
medida, en el interés de las empresas afectadas –que en
muchos casos cuenta con el apoyo de los gobiernos– en eludir
el incremento de costes de producción que les supone la
normativa medioambiental, con el objeto de ganar o, en todo
caso, no perder competitividad a corto plazo.
Las principales y más numerosas medidas adoptadas por la

Unión desde el inicio de su actuación en este campo han ido
dirigidas a dar respuesta a los grandes problemas que se han
enumerado en el epígrafe 2.
En relación con el cambio climático y la contaminación

atmosférica, se han establecido determinadas normas sobre la
calidad del aire, fijando valores límite para el contenido de
determinados contaminantes (como dióxido de azufre,
partículas en suspensión, plomo, dióxido de nitrógeno, amianto
y ozono), y otras, mucho más numerosas, destinadas a limitar
directamente las emisiones. Entre estas últimas destacan las
dirigidas a reducir las emisiones de gases contaminantes
procedentes de los vehículos de motor, mediante la fijación de
límites a sus emisiones y de condiciones técnicas a los
carburantes (como el límite máximo de azufre en los
combustibles líquidos y prohibición de la gasolina con plomo), al
almacenamiento y distribución de los carburantes y a ciertos

componentes de los vehículos (como la instalación obligatoria
de catalizadores); las dirigidas a reducir las emisiones
contaminantes procedentes de instalaciones industriales
(centrales térmicas y otras grandes instalaciones de
combustión) e instalaciones de incineración de residuos
municipales; las dirigidas a prevenir la contaminación mediante
el sometimiento a autorización de las nuevas instalaciones; y
las que persiguen la eliminación del uso de los CFC para la
protección de la capa de ozono. En el ámbito de los acuerdos
internacionales y de la lucha contra el cambio climático, es
particularmente destacable el Protocolo de Kioto, firmado en
1997 y ratificado por la Unión en 2002, en virtud del cual los
Estados se comprometen a reducir sus emisiones de seis
gases de efecto invernadero, con la fijación de cuotas de
emisión y la creación de un mercado de derechos de emisión
como instrumento más destacado.
En cuanto a las intervenciones destinadas a combatir la

contaminación del agua, se ha actuado en dos líneas: una
primera ha consistido en establecer medidas dirigidas a impedir
o limitar determinados vertidos (como el mercurio, el cadmio, el
HCH y el dióxido de titanio), y la segunda ha tratado de fijar
normas de calidad de las aguas según los usos a que se
destinan (consumo humano, baño, cría de moluscos o para la
vida de los peces). Además, se han dictado normas referentes
al tratamiento de las aguas residuales urbanas y a la
protección de las aguas contra la contaminación producida por
nitratos de origen agrícola. Otra importante vía de intervención
en la prevención y protección contra la contaminación de los
mares y de ciertos ríos sobre los que inciden las actuaciones
de terceros Estados es la de los acuerdos y convenios
internacionales (como los relativos a la protección de los
mares Mediterráneo y Báltico, Nordeste Atlántico y río Rin).
Por último, cabe destacar la denominada directiva marco del
agua, cuyo objetivo es promover el uso sostenible de los
recursos hídricos y garantizar la coherencia de las
intervenciones públicas en la materia mediante un enfoque
global de su gestión.
Para evitar la contaminación por residuos, especialmente la

causada por los residuos tóxicos y peligrosos, y favorecer la
conservación de las existencias de recursos naturales
escasos, la Unión ha adoptado medidas dirigidas a prevenir la
generación de desechos, a propiciar su reciclado y
recuperación para el proceso productivo y, cuando esto no es
posible, a garantizar su eliminación de forma segura para la
población y con el menor impacto ambiental. Además de esto,
ante la creciente trascendencia del movimiento transfronterizo
de residuos en busca de salidas más baratas y menos
reglamentadas, la Unión ha adoptado medias de vigilancia y
control del transporte transfronterizo de residuos peligrosos y
ha regulado la exportación de residuos con destino a terceros
países.
Con respecto a la conservación de la diversidad biológica y los

ecosistemas naturales, se han adoptado medidas para, entre
otras finalidades, la protección de los bosques europeos contra
la contaminación atmosférica y contra los incendios; la
limitación del comercio de productos derivados de ciertos
animales (como cetáceos y crías de foca) y de especies
amenazadas de fauna y flora silvestres; la conservación de las
aves silvestres, regulando aspectos generales de su
protección, así como de su caza, su comercio y la
conservación de sus hábitats; la conservación, con carácter
general, de los hábitats naturales y de la fauna y flora
silvestres, basada en el establecimiento de una red europea de
zonas especiales de conservación, denominada Natura 2000; y
la utilización controlada de los organismos modificados
genéticamente. Tienen una enorme importancia en este ámbito
los convenios internacionales suscritos por la Unión, que
abarcan una amplia variedad de casos (el comercio
internacional de especies amenazadas de extinción, la
conservación de la vida silvestre y del medio natural en
Europa, las especies migratorias, los recursos marinos, la
Antártida y los Alpes, entre otros).
Junto a las medidas anteriores, dirigidas a abordar de forma

independiente problemas específicos, la Unión ha tomado otras
que adoptan un enfoque integrado de protección ambiental. El

ejemplo más sobresaliente de este tipo de medidas es la
implantación de la evaluación de impacto ambiental. Esta
evaluación es de aplicación obligatoria para un amplio conjunto
de proyectos públicos y privados, de forma destacada para las
infraestructuras públicas y grandes plantas industriales, al
objeto de evitar o minimizar sus repercusiones ambientales
negativas. La evaluación se basa en el estudio de los efectos
previsibles del proyecto, tanto directos como indirectos, sobre
la población, la fauna, la flora, el suelo, el aire, el agua, el clima,
el paisaje y el patrimonio histórico-artístico y arqueológico. En
los casos de aplicación obligatoria, los resultados de la
evaluación, una vez sometidos a información pública, deben
ser considerados por las autoridades responsables a la hora
de conceder la autorización o de iniciar la ejecución directa de
los proyectos. En la misma línea incide la denominada
evaluación ambiental estratégica, que requiere que los planes y
programas públicos que puedan tener efectos significativos en
el medio ambiente se sometan a una evaluación
medioambiental, con la finalidad integrar los aspectos
medioambientales en la preparación y adopción de la políticas
públicas.
Finalmente, cabe señalar que no siempre la regulación viene

impuesta, sino que, en el seno de los países miembros, se ha
venido desarrollando la autorregulación en forma de acuerdos
entre empresas y asociaciones sectoriales que resultan de la
negociación con las autoridades públicas o que son
reconocidos explícitamente por dichas autoridades y que se
denominan «acuerdos voluntarios». No obstante, los acuerdos
se alcanzan habitualmente porque en la etapa de negociación
existen fuertes incentivos, como amenaza de regulación,
subsidios, impuestos o multas. Se dan en sectores muy
contaminantes, como metal, química, energía y transporte, con
respecto a problemas como el reciclado de pilas o de vehículos
al final de su vida, los materiales utilizados en el empaquetado
o las emisiones de sustancias contaminantes o CFC.
4.2. IMPUESTOS Y SUBVENCIONES
Junto a la regulación, los impuestos y subvenciones, al

modificar los precios relativos, pueden contribuir a que los
agentes internalicen los efectos externos y cambien su
conducta con respecto al medio ambiente. Se utilizan
habitualmente por las distintas Administraciones de los Estados
miembros, entre otros, las tasas sobre el uso de agua, el
vertido y los residuos, y las subvenciones y deducciones
fiscales para fomentar inversiones en equipos y procesos de
producción «limpios». En este terreno, la política de la Unión se
propone tres objetivos: evitar las distorsiones a la competencia
derivadas del uso inadecuado de las tasas; estimular la
modernización y racionalización de los sistemas fiscales para
responder a las necesidades de la política ambiental; y
garantizar la compatibilidad de las ayudas estatales con el
principio de quien contamina, paga, y con la integridad del
mercado interior.
En relación con las ayudas de los Estados miembros dirigidas

a incentivar acciones para la protección del medio ambiente, la
Unión admite su utilización con arreglo a ciertas condiciones,
constituyendo una excepción a la aplicación de la norma de
prohibición de ayudas públicas (art. 107 TFUE). Para ello
deben cumplir con el principio de quien contamina, paga, y ser
coherentes con el mercado interior y con la política de
competencia. Con esta excepción, la Unión pretende contribuir
a reducir los obstáculos a la adopción de normas
medioambientales que conllevan costes de adaptación a las
empresas y a incentivar a éstas a que mejoren los niveles de
protección ambiental más allá de lo establecido en las normas
europeas o nacionales.
La Unión también concede ayudas para financiar acciones

medioambientales, tanto mediante el Instrumento Financiero
para el Medio Ambiente (LIFE+), como a través de los Fondos
estructurales y de Cohesión.
El LIFE+ cofinancia proyectos en favor del medio ambiente en

la UE y en varios terceros países. Se divide en tres ámbitos

temáticos: Life+ Naturaleza y biodiversidad, para la aplicación
de las directivas de aves y de hábitats y, en particular, la red
Natura 2000; Life+ Política y gobernanza medioambiental, para
ámbitos prioritarios como cambio climático, medio ambiente y
salud y calidad de vida; y Life+ Información y comunicación
para divulgar información y fomentar la sensibilización en torno
a los temas medioambientales.
Los mecanismos de asistencia más característicos de la Unión

son los instrumentos de la política de cohesión: los Fondos
estructurales y el Fondo de Cohesión, cuya función es
cofinanciar acciones que contribuyan a mejorar la situación de
las regiones, colectivos sociales y países más desfavorecidos
económicamente. Por tanto, no se trata propiamente de
instrumentos de la política comunitaria de medio ambiente;
ahora bien, dado que una parte de sus recursos se destina a
financiar acciones medioambientales, constituyen instrumentos
de apoyo a la política ambiental.
4.3. INFORMACIÓN PÚBLICA
El consumidor sólo puede elegir de forma racional si la

información disponible sobre los productos abarca todas sus
consecuencias, incluidas las relativas al medio ambiente. Una
actuación destacada en esta línea es la creación de la
ecoetiqueta o etiqueta ecológica europea cuya finalidad es
promover el diseño, la producción, la comercialización y la
utilización de productos con reducido impacto en el medio
ambiente. Se trata de un distintivo cuyo uso se concede, previa
solicitud del productor o importador, a aquellos productos de los
que se deriva un menor daño al medio ambiente, al objeto de
diferenciarlos de los demás existentes en el mercado para
atender a fines similares. El impacto medioambiental de los
productos se aborda con un enfoque global, ya que atiende a
su ciclo de vida, desde la fabricación hasta la eliminación
después de su utilización, y se ocupa de todas las dimensiones
ambientales implicadas: residuos, contaminación y degradación
del suelo, contaminación del agua, contaminación atmosférica,

ruido, consumo de energía, consumo de recursos naturales y
repercusión en los ecosistemas. La eficacia de este
instrumento se basa en el aprovechamiento de la
concienciación ecológica del consumidor, a quien se facilita
una información clara y precisa sobre la repercusión
medioambiental de los productos, orientando su demanda e
incentivando de este modo a los productores a adaptarse
voluntariamente a las condiciones establecidas.
Parecido carácter tiene la acción «Bandera azul», puesta en

marcha con el apoyo de la Comisión, que consiste en la
concesión (por la Fundación Europea de Educación Ambiental)
de una distinción especial a las playas y puertos que
responden a determinados criterios de limpieza y de dotación
de infraestructuras de salvamento e higiene. En la medida en
que esta distinción proporciona una información que puede
influir en la elección de destino por los turistas, constituye un
incentivo para los responsables de playas y puertos para
alcanzar los objetivos de calidad fijados.
El sistema comunitario de gestión y auditoría medioambiental

(EMAS), al que pueden adherirse voluntariamente las
organizaciones privadas y públicas de todos los sectores de
actividad, tiene una lógica similar. El sistema de ecoauditoría
se basa en la elaboración y aplicación por parte de las
organizaciones de programas y sistemas de gestión
medioambientales, en la evaluación de su eficacia por
inspectores independientes y en la presentación anual de
información pública en forma de declaraciones
medioambientales. De esta forma, las organizaciones asumen
el objetivo de protección de medio ambiente como parte de sus
actividades para mejorar su imagen pública, la calidad de sus
productos y la seguridad en el lugar de trabajo.
También resultan relevantes en este ámbito la obligación de las

autoridades públicas de garantizar la difusión y el libre acceso
a las informaciones relativas al medio ambiente que se hallen
en su poder, y las actividades de información a los ciudadanos
desarrolladas directamente o apoyadas por la Unión para

sensibilizarlos sobre la problemática ambiental; entre ellas las
realizadas por la Agencia Europea de Medio Ambiente.
5. E V ALU AC IÓN D E L S E X T O P R OGR AMA D E

AC C IÓN (2002-2012)
La evaluación de la Comisión sobre el Sexto Programa

concluye que ha resultado útil porque ha proporcionado un
marco global para la política medioambiental. La mayor parte
de las acciones establecidas en el mismo se han finalizado o
está en vías de hacerlo.
En relación al cambio climático, se han superado los objetivos

establecidos para 2012 sobre reducción de emisiones de
gases de efecto invernadero del 8%; en cambio, no se han
conseguido otros como el de alcanzar, para 2010, el 12% de
energías renovables sobre el consumo total de energía.
Con respecto a la naturaleza y la biodiversidad, cabe destacar

que la red Natura 2000 de espacios protegidos se ha ampliado
hasta abarcar el 17% del total de la superficie terrestre de la
UE; se ha disminuido la contaminación por nitrato y fósforo en
ríos y lagos; y se ha puesto en marcha una iniciativa para
asignar valores monetarios al capital natural y a los servicios
de los ecosistemas a fin de medir los progresos futuros. Sin
embargo, no se ha logrado el objetivo de detener la pérdida de
biodiversidad antes de 2010 y la tendencia general de la
mayoría de los indicadores relacionados con la biodiversidad –
abandono de tierras, fragmentación de hábitats como
consecuencia del desarrollo de las infraestructuras de
transporte, expansión urbana y prácticas agrícolas
inadecuadas– ha sido negativa.
El sexto programa ha permitido mejorar la toma de conciencia y

la información sobre los vínculos entre el medio ambiente y la
salud. Se ha adoptado una amplia legislación en materia de
sustancias químicas, plaguicidas y agua, aunque tardarán algún
tiempo en surtir los efectos propuestos. No obstante, no parece

que vaya a cumplirse el objetivo de que, en el plazo de una
generación, sólo se produzcan y utilicen sustancias químicas
que no tengan consecuencias negativas sobre la salud y el
medio ambiente. Además, no ha mejorado la calidad del medio
ambiente urbano: siguen siendo preocupantes las partículas, el
ozono, los niveles de ruido y el acceso a agua de calidad.
En cuanto al consumo de recursos, ya no está aumentando al

mismo ritmo que el crecimiento económico, aunque sigue
creciendo en términos absolutos. Y, finalmente, se ha ampliado
la legislación relativa a la gestión de residuos mediante la
incorporación del análisis del ciclo de vida, el establecimiento
de objetivos respecto a la reutilización, reciclado y
recuperación y la reducción de la peligrosidad de determinados
tipos de residuos.
6. E L S É P T IMO P R OGR AMA D E AC C IÓN (2013-

2020): «V IV IR B IE N , R E S P E T AN D O LOS LÍMIT E S
D E N U E S T R O P LAN E T A»
El séptimo programa de acción pretende reforzar la

contribución de la política de medio ambiente en la transición
hacia una economía hipocarbónica y eficiente en el uso de los
recursos, en la que el capital natural esté protegido y mejorado
y en la que se salvaguarden la salud y el bienestar de los
ciudadanos. El programa se basa en las iniciativas adoptadas
en el marco de la Estrategia Europea 2020 y establece nueve
objetivos prioritarios para la UE y sus Estados miembros,
agrupados como sigue.
I. Prioridades temáticas . Engloba tres objetivos prioritarios:
1. Proteger, conservar y mejorar el capital natural de la UE .

Se entiende que el bienestar y la prosperidad económica se
sustentan en el capital natural, del que forman parte los
ecosistemas que proporcionan bienes y servicios esenciales:
suelos fértiles, bosques multifuncionales, tierras y mares
productivos, agua dulce, aire limpio, control de las

inundaciones, regulación climática o protección contra
catástrofes naturales.
2. Convertir a la UE en una economía hipocarbónica, eficiente

en el uso de los recursos, ecológica y competitiva . La
iniciativa de la Estrategia Europa 2020 «Una Europa que utilice
eficazmente los recursos» pretende respaldar la transición
hacia una economía que sea eficiente en su modo de utilizar
los recursos; que disocie completamente el crecimiento
económico de su uso; que reduzca las emisiones de gases de
efecto invernadero y que promueva una mayor seguridad
energética.
3. Proteger a los ciudadanos de la Unión frente a las

presiones y riesgos medioambientales para la salud y el
bienestar . Las prioridades en este punto son la lucha contra la
contaminación del aire, del agua y de los productos químicos,
así como la lucha contra el ruido y la adaptación al cambio
climático.
II. Marco instrumental . Para conseguir estos objetivos

temáticos, se pretende adoptar un marco instrumental que se
concreta en otros cuatro objetivos prioritarios:
4. Maximizar los beneficios de la legislación de medio

ambiente de la Unión . Beneficios tales como conseguir
condiciones equitativas para los agentes económicos que
operan en el mercado único o fomentar la innovación.
5. Mejorar la base informativa de la política de medio

ambiente . La política de medio ambiente de la UE se basa en
los resultados de la vigilancia del medio ambiente, en
evaluaciones, datos e indicadores asociados a la aplicación de
la normativa de la Unión, así como en trabajos de investigación
científica formales y en iniciativas científicas ciudadanas.
6. Asegurar inversiones para la política en materia de clima y

medio ambiente y fijar correctamente los precios . Para
alcanzar los objetivos que se proponen, se requiere de
inversiones, tanto de fuentes públicas como de privadas. La

Unión y los Estados deberán analizar las externalidades
ambientales y conseguir que el sector privado reciba del
mercado las señales necesarias. Además, se pretende animar
al sector privado para que, sobre todo, las PYMEs, participen
en actividades de ecoinnovación y adopten nuevas
tecnologías.
7. Intensificar la integración medioambiental y la coherencia

entre políticas . Este objetivo implica que se apliquen las
directivas de evaluación ambiental estratégica y de evaluación
de impacto ambiental para que, antes de la aplicación de otras
políticas, se gestionen los conflictos y, en todo caso, se
mitiguen los impactos inevitables.
III. Responder a desafíos locales, regionales y mundiales .

Con este fin se establecen otros dos objetivos prioritarios:
8. Aumentar la sostenibilidad de las ciudades de la Unión . Se

considera que, para 2020, el 80% de sus habitantes vivirán en
zonas urbanas y periurbanas, por lo que el estado del medio
urbano tendrá una influencia directa sobre la calidad de vida.
Los problemas ecológicos sobre los que debe intervenirse son
una calidad del aire deficiente, niveles de ruido elevados,
emisiones de gases de efecto invernadero, escasez de agua,
inundaciones y tormentas, lugares contaminados, zonas
industriales abandonadas y residuos.
9. Reforzar la eficacia de la Unión a la hora de afrontar los

desafíos ambientales a nivel regional y mundial . Se trata de
que las conclusiones de la Cumbre «Río+20» –reconocimiento
de que una economía verde e integradora es un instrumento
importante para lograr un desarrollo sostenible y que un medio
ambiente saludable es fundamental para garantizar la seguridad
alimentaria y reducir la pobreza– se afronten por medio de
medidas específicas a nivel local, nacional y de la Unión, así
como del compromiso internacional.
7. R E C AP IT U LAC IÓN
En este capítulo hemos analizado una política de la Unión

Europea de carácter microeconómico con una importante
repercusión en el bienestar de la población. Nos hemos
ocupado de los motivos de la intervención europea en este
ámbito y el modo en que se ha producido.
Se ha podido comprobar que dicha política responde, con

carácter general, a la existencia de fallos del mercado en la
asignación de recursos debidos, según los casos, a la falta de
definición de los derechos de propiedad y a la existencia de
efectos externos o de información imperfecta. También, que la
intervención de la Unión tiene que ver, sobre todo, con el
interés por corregir los efectos externos internacionales y
eliminar las barreras técnicas al comercio derivadas de la
existencia de normativas nacionales sustancialmente distintas
en materia de protección del medio ambiente.
Por lo que se refiere al desarrollo de la política ambiental de la

Unión, hemos visto que se inicia al comienzo de los años
setenta y se mantiene con vitalidad creciente hasta la
actualidad, dando lugar a un gran número de normas,
generalmente directivas, reguladoras de la actividad de los
agentes económicos. Ello no oculta las dificultades de la
aprobación y posterior aplicación las medidas, debido a su
efecto en el incremento de los costes de producción y su
desigual impacto en la competitividad de los distintos Estados
miembros.
Los programas de acción permiten apreciar la determinación de

la Unión por mantener y avanzar en la consecución de un alto
nivel de protección, asumiendo las responsabilidades que le
corresponden de acuerdo con los principios que inspiran el
proceso de integración europea. Cabe destacar, a este
respecto, la «constitucionalización», con el Tratado de la Unión
Europea, del concepto de desarrollo sostenible y su
incorporación como guía de las políticas de la Unión.
C ON C E P T OS C LAV E
Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
Barreras técnicas al comercio.
Ecoauditoría.
Ecoetiqueta.
Efectos externos.
Evaluación de impacto ambiental.
Fondo de Cohesión.
Información imperfecta.
Instrumento Financiero para el Medio Ambiente (LIFE+).
Principio de acción preventiva.
Principio de quien contamina, paga.
Regulación ambiental.
C U E S T ION AR IO D E P R Á C T IC AS
1. Exponga las ventajas que aporta la existencia de una

política ambiental de ámbito europeo frente a las
políticas nacionales. Establezca la comparación con
otras políticas, como la agraria y la industrial.
2. Seleccione un problema medioambiental y analice su

evolución en Europa a través de las estadísticas e
informes de la Unión Europea y de otras fuentes como la
OCDE. Valore la posible influencia de la política
medioambiental de la Unión en esa evolución.
3. Analice la evolución y el grado de integración y

coherencia de la PAC o de la política energética de la
Unión con la política ambiental. Desarrolle este análisis
atendiendo a las distintas fases de elaboración y
aplicación de las citadas políticas (definición de
objetivos, legislación e intervenciones financieras y
efectos de su aplicación).
4. Valore en qué medida se han cumplido las previsiones

del sexto programa de acción.
5. Analice la evolución del debate sobre la aprobación de

la ecotasa en la Unión Europea y explique, en términos
económicos, las posiciones mantenidas por las distintas
partes.
OR IE N T AC IÓN B IB LIOGR Á FIC A
Al objeto de enmarcar o de estudiar con más detalle los

fundamentos teóricos del intervencionismo público en el campo
de la asignación de recursos puede recurrirse a alguno de los
numerosos manuales que, sobre Economía Pública, existen en
el mercado. Un libro particularmente asequible si no se ha
seguido ningún curso en la materia es el de J. E. STIGLITZ, La
economía del sector público , 3.ª ed., Antoni Bosch, Barcelona,
2006. Si se desea profundizar en los aspectos teóricos de la
economía de medio ambiente, puede acudirse a D. W.
PEARCE y R. K. TURNER, Economía de los Recursos
Naturales y del Medio Ambiente , Colegio de Economistas de
Madrid-Celeste Ediciones, Madrid, 1995.
Sobre la política de medio ambiente de la Unión Europea,

puede encontrarse información detallada en la página web:
http://ec.europa.eu/environment/index_es.htm; además, deben
consultarse los documentos de la Comisión relativos al séptimo
programa de acción Vivir bien, respetando los límites de
nuestro planeta , principalmente el documento COM(2012) 710
final, y a la evaluación del sexto programa (COM(2011) 531
final).
Al objeto de conocer la situación medioambiental en la Unión,

puede encontrarse información periódica, aunque parcial, en la
publicación anual de Eurostat: Estadísticas del medio ambiente
; de máximo interés resulta el informe sobre la situación del
medio ambiente en Europa elaborado por la Agencia Europea
de Medio Ambiente, El medio ambiente en Europa. Estado y
perspectivas 2010 , Ministerio de Medio Ambiente, 2010; así
como Europe's environment. The fourth assessment , EEA,
2007. Además, la Agencia elabora y difunde informes sobre
problemas ambientales específicos que pueden encontrarse en
la dirección electrónica http://www.eea.eu.int/
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11/3/2014 Thomson Reuters ProView - Economía de la Unión Europea. 7ª ed.

La política de medio ambiente

PILAR EGEA ROMÁN

Entre los aspectos más novedosos de la intervención pública

La Unión Europea, de acuerdo con la evolución de las

2. LOS P R OB LE MAS AMB IE N T ALE S

El medio ambiente ha estado durante mucho tiempo fuera del

campo del análisis económico tradicional y los principales

Como es sabido, la actividad económica surge en respuesta a

Interviene como input en la función de producción de gran parte

Afecta directamente a función de utilidad de los individuos: la

Sirve como receptor de los residuos derivados de las

La sobreexplotación del medio ambiente deteriora el

del hombre y a su calidad de vida. Si se quiere conseguir un

El problema medioambiental, desde la perspectiva económica,

2.1. CAMBIO CLIMÁTICO Y DISMINUCIÓN DE LA CAPA DE

Las emisiones de distintos tipos de gases a la atmósfera son

La mayor parte de las emisiones de CO2 proviene del uso de

2.2. ACIDIFICACIÓN Y CALIDAD DEL AIRE

La lluvia ácida viene originada por sustancias como SO2

La principal fuente de emisiones de SO2 es la combustión de

2.3. CONTAMINACIÓN DEL AGUA

Se distingue entre aguas interiores, que incluyen aguas

Con respecto a las aguas superficiales, la eutrofización

difuso. Como las aguas subterráneas tardan mucho más que

Gran parte de la carga de contaminantes del agua dulce se

El enriquecimiento en nutrientes es un grave problema en el

2.4. EROSIÓN Y CONTAMINACIÓN DEL SUELO

La erosión del suelo es el desgaste de la superficie terrestre

El sellado del suelo se produce cuando se construye sobre

alrededor del 4% de la superficie total de los Estados

La salinización del suelo es consecuencia de intervenciones

La desertificación es la degradación persistente del suelo en

La contaminación del suelo es un problema generalizado en

2.5. PÉRDIDA DE DIVERSIDAD BIOLÓGICA

El término «biodiversidad» incluye a todos los organismos

La biodiversidad está fuertemente influida por las actividades

El estado de conservación de la mayoría de especies y

Estos cinco ámbitos no agotan los problemas ambientales.

3. LAS B AS E S D E LA IN T E R V E N C IÓN D E LA U N IÓN

Para corregir o mitigar los problemas que acabamos de

una política nacional de protección o conservación del medio

Los objetivos de la política de medio ambiente de la Unión

En ese mismo artículo del Tratado se enuncian los principios en

Todos estos requisitos y principios, junto a otros como el de

de los objetivos deben participar todos los agentes

En lo relativo a la forma de adoptar las decisiones para la

El papel de los Estados en la política de medio ambiente es

mayor protección (art. 193 TFUE), y se explicita la

Estas disposiciones ponen de manifiesto una preocupación

4. E L D E S AR R OLLO D E LA P OLÍT IC A AMB IE N T AL

El primer programa de acción en materia de medio ambiente se

de medio ambiente, al situar en un primer plano las acciones

Desde 1993 funciona la Agencia Europea de Medio Ambiente,

La ejecución de los programas de acción se ha plasmado en un

Mediante la regulación, la Unión ha ido introduciendo

El instrumento jurídico más habitual es la directiva, que, como

Las principales y más numerosas medidas adoptadas por la

En relación con el cambio climático y la contaminación

almacenamiento y distribución de los carburantes y a ciertos

En cuanto a las intervenciones destinadas a combatir la

Para evitar la contaminación por residuos, especialmente la

Con respecto a la conservación de la diversidad biológica y los