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Pág. 25

HITLERcontra STALIN
LA MAYOR GUERRA DE ANIQUILACIÓN DE LA HISTORIA

Las purgas de Stalin La odisea de

DOSSIER la División Azul
Heroica resistencia
EL FRENTE en Leningrado El genocidio de
DEL ESTE
las “razas inferiores”
De Barbarroja a Stalingrado: una ratonera
Berlín (1941-1945) para el ejército alemán El hundimiento del III Reich
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caída de Berlín y del EN ESTE NÚMERO:

consiguiente fin de la
guerra y del III Reich,
Hitler creó la Volk-
Presentación:
ssturm: niños, adoles- Una guerra de aniquilación
centes y ancianos con- PÁG. 4
vertidos en carne de
cañón (izda.). Pág. 86 El sitio de Leningrado
PÁG. 12
La batalla de Moscú
En el Dossier desme-
nuzamos paso a paso
PÁG. 20
el choque entre Ale- Stalingrado, la ratonera
mania y los aliados.
Abajo, tropas de la PÁG. 28
Wehrmacht desfilan-
do en el París ocupa- Armamento en
do en 1940. Pág. 49 ambos bandos
36
ALBUM

GETTY

PÁG.

Las purgas de Stalin

PÁG. 42
DOSSIER
Lucha de titanes
El frente del Este y la Operación Bar-
barroja –la frustrada invasión alemana
de la URSS–, dos hechos clave dentro
del contexto global de la Segunda
Guerra Mundial y en la pugna por la
hegemonía entre Hitler y Stalin.
PÁG. 49
Mujeres en el Ejército Rojo
La URSS, por primera vez, admitió a mujeres en uni-
dades de combate; muchas, como estas estudiantes
PÁG. 66
de teatro, se alistaron como voluntarias. Pág. 66
El odio racial nazi
PÁG. 72
La odisea de la División Azul
Una victoria muy amarga PÁG. 78

A
l iniciar la Operación Barbarroja, Hitler cometió un error: pensó que invadir Propaganda rusa y alemana
la Unión Soviética sería un paseo triunfal. Pero no contó ni con la capacidad
de resistencia del pueblo ruso, ni con el poder del “general invierno”.
PÁG. 82
Estaba tan seguro de su rápida victoria, que pintó sus tanques de camuflaje en el La caída de Berlín
desierto con el objetivo puesto ya en Oriente Próximo. PÁG. 86
En junio de 1941, el ejército alemán, formado por más de tres millones de hombres
y seiscientos mil caballos, y reforzado por casi un millón más de soldados rumanos y SECCIONES
finlandeses, atacó a la Unión Soviética, cuyas fuerzas militares se encontraban debi-
litadas por las purgas de Stalin. Con todo a su favor y habiendo obtenido unas fáciles Entrevista:
victorias iniciales, Hitler calculó que tendría resuelto el tema en seis semanas. Max Hastings
Craso error. Los rusos luchaban por sus vidas, puesto que enseguida tuvieron
claro que el objetivo de Hitler era exterminarlos. El frío era el mismo para todos, pero
PÁG. 8
los eslavos estaban más acostumbrados. Además, la Curiosidades PÁG. 34
Unión Soviética movilizó a las mujeres y contaba con
Palma Lagunilla
unos servicios secretos mucho más eficaces que los Guía de lugares PÁG. 92
Directora
(plagunilla@gyj.es) germanos.Y llegaron las derrotas de los invasores: Panorama PÁG. 94
En Twitter: @_plagunilla
Kursk, Moscú, Leningrado, Stalingrado... Las victorias
rusas torcieron la marcha de la II Guerra Mundial: los Próximo número PÁG. 98
germanos vieron las orejas al lobo y alimentaron la
FOTOS DE PORTADA: GETTY
esperanza de los aliados en la victoria final. Pero Rusia
tuvo que pagar una factura escalofriante por su
NINES MÍNGUEZ

victoria en el frente oriental: 28 millones de muertos. 3

 EL FÜHRER CONTRA EL ZAR ROJO

Una guerra
de aniquilación
HITLER SE CREÍA PREDESTINADO A IMPLANTAR LA SUPREMACÍA ARIA Y DECIDIÓ POR
ELLO ATACAR A LA URSS. PERO COMETIÓ EL ERROR DE SUBESTIMAR LA CAPACIDAD DEL
EJÉRCITO ROJO E INFRAVALORAR LA VOLUNTAD DE LUCHA DE SU ENEMIGO: STALIN.
Por Manuel Montero, catedrático de Historia contemporánea

BRUTAL CONFLICTO EN EUROPA. En el

l 22 de junio de 1941 Hitler lanzó la Operación Barbarroja: unos tres millones

E
verano de 1941, las fuerzas alemanas cruza-
de soldados alemanes invadieron la Unión Soviética. Había comenzado el
ron las fronteras de la Unión Soviética para
llevar a cabo la invasión que Hitler había bau- mayor enfrentamiento bélico de la Historia, una guerra dentro de la Segun-
tizado como Operación Barbarroja. En la foto, da Guerra Mundial. Alemania contra la Unión Soviética, Hitler contra Stalin:
soldados de la Wehrmacht toman posiciones. fue la lucha de dos sistemas, encabezados por sendos dictadores. En ella es-
tuvo en juego el destino del mundo. La lucha no terminó hasta la primavera
de 1945, cuando las tropas soviéticas ocuparon Berlín.
En esos casi cuatro años combatieron ejércitos de dimensiones nunca conocidas. El
saldo fue brutal. Murieron no menos de 15 millones de combatientes –dos tercios, del
lado soviético– y la mortandad de la población civil presenta cifras similares, entre 14
y 17 millones de personas. Regiones inmensas quedaron devastadas. “Los invasores
alemanes quieren una guerra de exterminio contra los pueblos de la URSS”, aseguró
Stalin por radio en noviembre de 1941. Efectivamente, los nazis plantearon su inva-
sión de Rusia como una guerra de aniquilación. En julio lo había dicho Hitler: había
que exterminar todo aquello que se les pusiera por delante. Para él, era una batalla de
destrucción total contra los comisarios bolcheviques y la intelectualidad comunista.
GETTY
 El ataque alemán fue una sorpresa que Stalin se resistió a creer,
pero Hitler siempre había pensado librar esta guerra. Rusia compen-
diaba sus prejuicios anticomunistas, antisemitas y antieslavos. Sta-
lin creía que el enfrentamiento se retrasaría algún tiempo, mientras
durase la guerra entre las potencias capitalistas. El pacto germano-
soviético llevado a cabo en agosto de 1939 había dejado a los nazis
las manos libres para invadir Polonia, lo que desencadenó la confla-
gración europea. Hitler quería una guerra breve en Occidente, para
volverse después contra el enemigo comunista. Pero en la decisión
de atacar a la Unión Soviética no influía sólo el fanatismo ideológi-
co: llegó a la conclusión de que los británicos confiaban en la futura
ayuda rusa. La destrucción de la URSS daría al traste con tales espe-
ranzas y, por tanto, llevaría al fin de la guerra con el Reino Unido.
Hitler planificó una guerra relámpago, del tipo que le había
dado sus éxitos militares, pero ahora en un amplísimo territorio.
Creía posible lograr en unos meses una victoria que descompu-
siera al Ejército Rojo y la Unión Soviética. Además de los objeti-
vos políticos –exterminar el bolchevismo y hacerse con el “es-
pacio vital”–, estaban los económicos: Alemania absorbería las
riquezas rusas. Las materias primas, el petróleo y los alimentos
soviéticos fortalecerían su economía de guerra.

DOS PODERES DICTATORIALES ENFRENTADOS. Se

enfrentaban dos regímenes totalitarios que recurrían al terror.
Las voluntades individuales de sus dirigentes jugaron un papel
esencial. Hitler, que llegó a creerse predestinado a imponer la su-
premacía de la Alemania aria, dirigió personalmente la guerra,
incluso al acumularse los fracasos. Sin preocupaciones morales,
le influían sus prejuicios personales y sus visiones arbitrarias. En

la URSS, Stalin concentró también un poder dictatorial. Pragmá-
tico, cruel y siempre receloso, al principio tomó las principales
decisiones bélicas, que delegó en militares tras sucesivas derrotas.
Hitler atacó un país inmenso, con el doble de población que
Alemania. Subestimó las dificultades y la voluntad de lucha
de los rusos e infravaloró al Ejército Rojo, al que consideraba
desmoralizado tras la eliminación de la mayor parte de sus ofi-
ciales en la purga estalinista de 1937-38. En plena euforia tras
las victorias sobre Polonia y Francia, en los deficientes análisis
sobre los que se basó la estrategia hitleriana influyeron los pre-
juicios racistas que creían inferiores a los rusos, un pueblo de
“infrahumanos” incapaz de hacerles frente.
El ataque alemán se produjo a lo largo de un frente de 1.800
kilómetros, entre el Báltico y los Cárpatos, y siguió tres ejes: en
el norte, hacia Leningrado; los ejércitos del sur marcharon hacia
Ucrania; por el centro, la línea de combate se dirigía a Moscú.
Durante los primeros meses los avances alemanes fueron rápi-
dos, con la destrucción de buena parte de los recursos militares
soviéticos. Parecían confirmarse las evaluaciones de Hitler. Con-
tribuyeron el efecto sorpresa, la superioridad técnica del ejérci-
to invasor y las estrategias que ordenó Stalin, que dispuso una
defensa agresiva, basada en sucesivas ofensivas, sin repliegues
aunque las circunstancias lo aconsejasen.
A veces la población recibió a los alemanes como liberadores,
por la impopularidad del régimen comunista basado en el terror,
pero los invasores no hicieron nada por conseguir su apoyo. Po-
dían las convicciones nazis de que los eslavos eran una raza infe-
rior. Subyacía la fantasía de un Volk (“pueblo”, en alemán) con
millones de alemanes a instalar en las grandes llanuras que se ex-
EL ATAQUE ALEMÁN SE PRODUJO A LO LARGO DE UN
FRENTE DE 1.800 KILÓMETROS, ENTRE EL BÁLTICO Y LOS
CÁRPATOS, Y SIGUIÓ TRES EJES: NORTE, SUR Y CENTRO
AGE
SITUACIÓN EXTRE-
MA EN LENINGRA- tienden hasta los Urales. De ahí la política
DO. Durante más de implacable, con una represión sistemática,
dos años, la actual el asesinato de decenas de miles de judíos
San Petersburgo y el apresamiento, y a veces ejecución, de
logró resistir el duro
los líderes de los territorios ocupados. Las
bloqueo acometido
tropas de las SS se ocuparon de esta tarea,
por las tropas alema-
nas. Arriba, una ins- pero a veces el ejército regular siguió di-
tantánea de la ciudad rectrices parecidas. Según Hitler, era una
sitiada. En el cartel guerra total, no la guerra convencional
se lee: “Muerte a los librada en Francia, donde valían algunas
asesinos de niños”. reglas. En el este, no. El enfrentamiento
adquirió especial ferocidad.
SOCIEDAD MOVILIZADA CONTRA
LOS NAZIS. La respuesta soviética a la
agresión nazi adquirió así un cariz nacio-
nalista: la lucha se convirtió en la Gran
Guerra Patriótica. Stalin llamó a la movi-
lización nacional, incluyendo la política
de tierra quemada y la lucha de guerrillas.
Toda la sociedad se movilizó.
Pero en los primeros meses de la con-
tienda se agolparon los apuros soviéticos.
En septiembre comenzó el sitio de Lenin-
grado, cuya población quedaba destinada
a sufrir el hambre. En los primeros días de
noviembre las tropas alemanas alcanzaron
la periferia de Moscú. La decisión de Stalin
de permanecer en la capital y el reforza-
miento coactivo de la disciplina contuvie-
ron el pánico. Fue el momento crítico. Las
tropas soviéticas impidieron la caída de
Moscú y los alemanes hubieron de retro-

5

ceder cuando el 6 de diciembre comenzó la contrao-
fensiva rusa. Por primera vez, Hitler perdía la iniciativa
militar. Había fracasado la guerra relámpago.
Llegaba un duro invierno, para el que los alema-
nes no estaban equipados, pues se había dado por
supuesta la victoria antes de la estación fría. Los ru-
sos contaban ya con el apoyo de los aliados. Planifi-
caron una economía de guerra, que llegó a alcanzar
unas producciones superiores a las alemanas.
La Unión Soviética había evitado el colapso, pero
seguían los apuros militares. Von Paulus, desde enero
del 42 al mando del 6º Ejército, tuvo en Jarkov un éxito
fulminante el mes de mayo. Los soviéticos perdieron
a 240.000 hombres. Fracasaron de nuevo los criterios
militares de Stalin, basados en ataques sucesivos.
DESASTRE BÉLICO EN LAS CIUDADES RUSAS.
Sin una estrategia clara, Hitler ordenó la marcha hacia
el sur y sureste, con la idea de que la conquista de los
recursos económicos sería más decisiva que la de la ca-
pital. Aumentaba así la distancia a la que combatían sus
ejércitos. Stalingrado, a orillas del Volga, se convirtió en
el objetivo militar. Se libró allí una de las grandes bata-
llas de la Historia, decisiva en la Segunda Guerra Mun-
dial. En septiembre comenzaron las luchas en las calles
de la ciudad, que Stalin ordenó defender a toda costa.
Los enfrentamientos fueron durísimos, en un combate
casa a casa en el que la artillería o los bombardeos aé-
reos perdían importancia o dejaban de contar.
Stalin cedió la dirección bélica al general Zhúkov,
que planificó una de las operaciones más brillantes
de la guerra. El 19 de noviembre lanzó la Operación
Urano. Sus ejércitos –cerca de dos millones– avan-
zaron desde el norte y el sur sobre la retaguardia del
ejército alemán. Las tropas de Paulus quedaron cer-
cadas. Los intentos de abastecerlas con un puente aé-
reo fueron insuficientes y fracasó la contraofensiva
que lanzaron desde el sur. Quedaron copados unos
250.000 hombres, a los que Hitler ordenó no rendir-
se. Siguieron semanas sin abastecimientos suficien-
tes, en las que el cerco se fue estrechando. Cuando
Paulus declaró la rendición, el 2 de febrero de 1943,
6
CONTACTO
EL FIN DEL TERCER
REICH. Las tropas so-
viéticas alcanzaron
Berlín en la primavera
de 1945, lo que signifi-
có la victoria para los
aliados y el fin de la II
Guerra Mundial. Arri-
ba, escena de la lucha
armada en las calles
de la capital alemana.
LIBRO
Una guerra de exter-
minio: Hitler contra
Stalin, Laurence Rees.
Crítica, 2006. El autor
nos cuenta la Historia
en toda su dramática
verdad, utilizando
nueva documenta-
ción –fotografías de
los archivos de la
NKVD– y el testimonio
de los supervivientes
de ambos bandos.
LA VICTORIA SOBRE LOS NAZIS
ASENTÓ EL PODER DE STALIN,
QUE SE HIZO CON EL CONTROL
TOTAL DEL ESTE DE EUROPA
unos 90.000 soldados fueron hechos prisioneros. Só-
lo 5.000 regresaron a Alemania, unos años después.
Fue una de las principales derrotas alemanas, saluda-
da como el preludio de la victoria aliada. En la batalla
murió más de un millón de soviéticos.
Los alemanes lograron estabilizar sus posiciones.
Los dos bandos prepararon cuidadosamente el en-
frentamiento que habría de llegar en verano, que se
adivinaba decisivo. La batalla de Kursk fue la mayor
concentración de tanques de la guerra. Hitler quería
recuperar la iniciativa. Zhúkov preparó a su ejército
para la defensa, una táctica que se demostró certera.
Alemania nunca se recuperaría de la destrucción de
fuerzas acorazadas que le provocó. Luego, los avances
soviéticos fueron continuados. Tras vencer en Kursk
pudieron recuperar Jarkov y después Kiev, en no-
viembre. A finales de 1943, llegaron a la frontera ruso-
polaca de 1939. En enero del 44 los rusos conseguían
levantar el sitio de Leningrado, que había provocado
tres millones de muertos. La debacle de Hitler prosi-
guió durante todo el año, a medida que Stalin lanzaba
sucesivas ofensivas. En verano y otoño se sucedieron
sin solución de continuidad los desastres alemanes.
Los agudizaron algunos errores estratégicos, como la
prohibición por Hitler –que se imponía a sus genera-
les– de que hubiese una defensa elástica.
ASALTO FINAL SOBRE BERLÍN. A mediados de
enero de 1945, los soviéticos iniciaron la ofensiva que
les permitió ocupar Polonia. A finales de mes alcan-
zaban las fronteras de Alemania. Después el avance se
ralentizó, pues se endureció la defensa, a medida que el
frente alcanzaba el territorio alemán. El 30 de marzo,
los soviéticos ocupaban Viena. Después llegó la debacle
de la Alemania nazi. El 16 de abril comenzó el asalto fi-
nal sobre Berlín, demoledor. Hitler llamó a adolescen-
tes y ancianos a la lucha postrera y sin esperanzas. Por
entonces el dictador nazi dirigía divisiones imaginarias,
sin los efectivos o capacidad de fuego que les atribuía.
En la batalla de Berlín, una lucha urbana, la ciudad
iba siendo destruida a medida que los soviéticos avan-
zaban lenta pero inexorablemente. El combate tuvo un
saldo brutal: unas 360.000 bajas soviéticas, 450.000
alemanas. A finales de abril las tropas soviéticas se
acercaron al búnker del dictador nazi, que se suicidó
el día 30. La guerra proseguiría unos días más, hasta
la rendición incondicional de Alemania el 8 de mayo.
El enfrentamiento entre Hitler y Stalin, un due-
lo en el que se jugaba la supervivencia o el final de
sus respectivos regímenes, se había saldado con la
victoria del dictador comunista. El triunfo sobre los
nazis en la Gran Guerra Patriótica asentó el poder de
Stalin, que se hizo con el control del Este de Europa.
La lucha entre los dos dictadores contribuyó tam-
bién a salvar a las democracias europeas, victoriosas
sobre Hitler en el frente occidental. MH
 MAX HASTINGS
“Stalin ordenó el sacrificio
de más de 70.000 soldados rusos
para engañar a los alemanes”
EXCORRESPONSAL DE GUERRA, PERIODISTA E HISTORIADOR, ESTÁ CONSIDERADO
UNO DE LOS MAYORES ESPECIALISTAS EN LA II GUERRA MUNDIAL, A LA QUE
HA DEDICADO NUMEROSOS LIBROS QUE SE HAN CONVERTIDO EN AUTÉNTICOS
BEST SELLERS; EL ÚLTIMO ES LA GUERRA SECRETA, SOBRE EL ESPIONAJE.
TEXTO: Fernando Cohnen, periodista
En su nuevo libro, La guerra secre-
ta, usted cuenta la otra cara de la
II Guerra Mundial, la de los servi-
cios secretos y los espías. ¿Por qué
Stalin no hizo caso de sus agentes
cuando estos lo alertaron del inmi-
nente ataque alemán?
Uno de los principales problemas
de los servicios de inteligencia a lo
largo de la Historia es que todos los
gobiernos y liderazgos militares han
interpretado los acontecimientos a
través de su propia lógica, descar-
tando cualquier otra alternativa po-
sible. En la II Guerra Mundial la lógica
le debería haber dicho al presidente
estadounidense Roosevelt que era
muy probable un ataque japonés
a Pearl Harbor, pero “su lógica” le
decía que los japoneses eran muy
conscientes de la fortaleza industrial
y militar de Estados Unidos y que
nunca cometerían el error de iniciar
una guerra que iban a perder inevita-
blemente. Por supuesto, los japone-
ses veían las cosas de forma diferen-
te. Lo mismo sucedió con Stalin, que
pensaba que Hitler se beneficiaba
ampliamente del pacto de no agre-
sión firmado por los dos países. Ese
pacto favorecía la llegada a Alema-
nia de ingentes cantidades de petró-
leo, alimentos y otros productos ru-
sos. ¿Por qué iban a querer los nazis
invadir la Unión Soviética? Además,
sus espías en Londres, los agentes
británicos traidores que trabajaban
a favor de Moscú, le decían que los
alemanes no iban a atacar a su país.
Pero los agentes alemanes de la
Orquesta Roja y otros espías ubi-
cados en otros países le bombar-
dearon con información sobre mo-
8
vimientos de tropas alemanas. In-
cluso los aviones de la Luftwaffe
irrumpieron en el espacio aéreo ru-
so días antes de la invasión. Y toda
esa información le llegó a Stalin.
Stalin era un paranoico y pen-
saba que Churchill quería arrastrar
a Rusia a una guerra en contra de
Alemania. En abril de 1941, cuan-
do el dirigente británico le dijo que
los alemanes estaban a punto de
atacar su país, el líder soviético no
le creyó. En su lógica, los ingleses
le estaban engañando, ya que el
objetivo principal del Reino Unido
era acabar con los bolcheviques. Y
qué mejor manera de lograrlo que
empujar a la Unión Soviética a de-
clarar la guerra a Alemania.
¿Tan paranoico y enfermizo era el
líder soviético?
Sin duda lo era. Los prolegóme-
nos de la invasión alemana ofrecen
un buen ejemplo de su paranoia en-
fermiza. La información más fidedig-
na que llegó a Moscú anticipando la
invasión alemana provenía de las re-
des soviéticas en Berlín, cuyo nom-
bre era Rote Kapelle (la Orquesta
Roja). Era un entramado de redes
independientes de los servicios de
inteligencia rusos imbricado en el
mismo corazón de la capital del Ter-
cer Reich. El hecho de que esta red
sobreviviera hasta 1942 da idea de
la ceguera de los servicios de in-
teligencia alemanes y de la Gesta-
po, que tardaron una eternidad en
desenmascarar a los topos que te-
nían en Berlín. Pues bien, he visto
un documento desclasificado de un
agente de la Orquesta Roja, Schulze-
Boysen, que advertía a Stalin del in-
minente ataque de la Wehrmacht en
Rusia. En ese documento se puede
ver perfectamente lo que el dictador
soviético escribió al margen: “Dile a
tu informador que le den por culo a
su madre”. Stalin se movía en un uni-
verso enloquecido en el que todo y
todos giraban alrededor de él. Des-
preciaba a todo aquel que no entrara
en su lógica. Mientras que Churchill
admitía sugerencias de sus oficiales,
algunas de las cuales iban en contra
de su propia visión de los aconteci-
mientos, Hitler y, sobre todo, Stalin
no admitían ninguna. Gente inteli-
gente del entorno más próximo de
Stalin sabía que su mal juicio podía
llevarlos al desastre, pero ninguno
se atrevió a contradecirlo.
¿No hubo nadie en el círculo del
líder soviético o ningún militar que
lo convenciera de la inminente in-
vasión alemana?
Nadie osaba contradecir al líder
soviético. El mariscal Zhúkov afir-
mó tras la guerra que él ignoraba
por entero las advertencias extran-
jeras que llegaban a Moscú, aun-
que todavía hay ciertas incertidum-
bres sobre esa cuestión. Es posi-
ble que no todos estuvieran infor-
mados de esos mensajes, aunque
todos los indicios apuntaban a una
invasión alemana. Pero Stalin si-
guió su lógica. Y ésta le decía que
Hitler no le iba a declarar la guerra.
El rápido avance de las tropas alema-
nas hacia Moscú en junio de 1941
paralizó a Stalin. ¿Cree que el dictador
soviético dio por perdida la guerra?
No hay duda de que tuvo una
especie de colapso nervioso. De
PERFIL PROFESIONAL
Su padre fue un célebre
corresponsal de guerra que
desembarcó en Normandía
el Día D; Max Hastings (Lon-
dres, 1945) siguió sus pasos
e inició su carrera periodísti-
ca como corresponsal para
varios periódicos y para la
cadena de televisión británi-
ca BBC. Con posterioridad,
dirigió el Daily Telegraph y el
Evening Standard. Como co-
rresponsal de guerra cubrió
11 conflictos bélicos, entre
ellos, la guerra de las Malvi-
nas. Este prolífico autor ase-
gura que conocer la sensa-
ción de estar bajo el fuego
le ha ayudado a escribir sus
memorables libros sobre la
II Guerra Mundial: “Saber de
primera mano cómo actúan
los hombres en el campo
de batalla es muy útil”. Sus
libros lo han convertido en
uno de los más respetados
autores contemporáneos de
Historia militar. Su dedica-
ción a la Historia y el perio-
dismo ha sido distinguida
con premios como el Pritzker
Military Prize de 2012.
hecho, no fue él sino Mólotov el
que anunció a los rusos el ataque
alemán. Poco después del inicio
de la Operación Barbarroja (nom-
bre en clave de la invasión de la
Wehrmacht), Stalin reconoció su
responsabilidad por la situación
desastrosa que estaba viviendo el
país. Pensó que lo iban a derrocar
sus propios hombres y desapare-
ció de escena. Pero pasaron unos
diez días y no ocurrió nada: nadie
lo buscó para ejecutarlo. El am-
biente en Moscú era mucho más
loco que el que se podía perci-
bir en Berlín. Pese a la presión de
la Gestapo, los alemanes tenían
más libertad que los soviéticos.
Bastantes militares alemanes que
fueron represaliados por Hitler so-
brevivieron a la guerra. Sin em-

bargo, la mayoría de los oficiales
rusos despedidos por el líder so-
viético fueron asesinados. Stalin
provocaba tal estado de pánico y
ansiedad que nadie de su entorno
se atrevió a mover un dedo contra
él en aquellos difíciles momentos.
Fue entonces cuando reaccionó y
se puso al frente del país para or-
ganizar su defensa.
¿Es cierto que Stalin asumió perso-
nalmente el control de las operacio-
nes militares y decretó una reorga-
nización de la inteligencia en 1942?
En términos generales, sí, pero
sólo hasta cierto punto, ya que Sta-
lin siguió llevando el mando de la
defensa general. Pero es cierto que
puso a militares y a agentes más pro-
fesionales al frente de los ejércitos y
de los servicios de inteligencia. En
cualquier caso, él continuó contro-
lando a los oficiales de alto rango.
¿Qué supuso la Operación Monaste-
rio en el rumbo de la guerra?
Para mí, es una de las historias
más fascinantes de inteligencia y
uno de los momentos clave de la II
Guerra Mundial. En muchos senti-
dos, fue un engaño más completo
que la Operación Fortaleza que pu-
sieron en marcha los aliados antes
del desembarco en Normandía y
que sembró tanta confusión entre
los alemanes con respecto a dónde
se iba a producir el Día D. A los histo-
riadores y a mí mismo nos cuesta ad-
mitir que Stalin ordenara el sacrificio
de más de 70.000 soldados rusos
para engañar a los alemanes.
ALBUM
¿Cuándo se ideó esta operación de
inteligencia rusa?
La Operación Monasterio se em-
pezó a diseñar en julio de 1941
y su objetivo era penetrar en el
aparato de inteligencia alemán. El
agente Alexander Demyanov con-
siguió que Berlín lo fichara como
agente con el nombre en clave
de “Max”. A finales de 1942, este
agente soviético informó al Abwe-
hr (los servicios secretos alema-
nes) de su nombramiento como
oficial de comunicaciones adjunto
al cuartel general del alto mando
soviético en Moscú. En los meses
y años siguientes, la información
que enviaba “Max” a Berlín era tan
valiosa que convenció a los alema-
nes de su valor como agente infil-
trado en el alto mando soviético.
¿Cuál fue el mayor logro de “Max” co-
mo agente doble?
El 19 de noviembre de 1942, el
Ejército Rojo lanzó la Operación Ura-
no, una maniobra de pinza que co-
gería desprevenida a la retaguardia
del Ejército alemán que sitiaba la ciu-
dad de Stalingrado. Días después,
los soviéticos iniciaron la Operación
Marte, que consistió en una nueva
embestida de seis ejércitos a 150
kilómetros al noroeste de Moscú,
pero la Wehrmacht frenó la acome-
tida y acabó con la vida de más de
70.000 soldados rusos. Cincuen-
ta años después de aquel desastre,
el agente soviético Pável Sudoplá-
tov admitió que la Operación Mar-
te fue delatada a los alemanes por
orden directa de Stalin. La inteligen-
cia rusa ideó ese engaño para des-
viar la atención de la Wehrmacht de
la Operación Urano en Stalingrado,
que era el principal objetivo de Mos-
cú. El agente “Max” fue el instrumen-
to que utilizó Stalin para transmitir
esa información a Berlín. Aquel en-
gaño, que supuso el sacrificio de mi-
les de rusos, fue vital para la derrota
alemana en Stalingrado.
Pero muchos historiadores occiden-
tales siguen creyendo que esa ope-
ración de distracción nunca existió.
Cuando comencé a escribir es-
te libro (La guerra secreta: 1939-
1945), tuve una larga charla con
mi colega y amigo Antony Beevor,
que sabe mucho más que yo sobre
lo que ocurrió en el frente del este,
y me dijo que ese aspecto crucial
de la Operación Monasterio es ge-
nuino. Yo mismo he tenido acceso a
unos informes de 1942 en los que la
inteligencia británica avisaba a los
soviéticos de que tenían una bre-
cha muy grande de seguridad en su
alto mando. Al comprobar que los
rusos no hacían nada, los agentes
británicos supusieron que “Max” era
un agente doble que trabajaba para
Moscú. Pero poco después detec-
taron que “Max” había proporciona-
do a los alemanes una información
muy detallada de la Operación Mar-
te, gracias a la cual la Wehrmacht de-
rrotó a los soviéticos. Los británicos
supusieron que este agente esta-
ba traicionando a los suyos. ¿Cómo
era posible que los rusos filtraran los
movimientos de sus ejércitos para
que los alemanes los masacraran
sin piedad? En realidad, los britá-
9
 nicos no sabían nada de la Ope-
ración Monasterio y desconocían la
maniobra de engaño que había or-
denado Stalin. Sólo en el atroz mun-
do estalinista se podía sacrificar a
70.000 compatriotas para servir a
un bien superior del Estado. La nue-
va documentación que ha aparecido
en los archivos ingleses y alemanes
aporta evidencias absolutamente
claras sobre Monasterio.
Usted recuerda en su libro que el te-
niente coronel Reinhard Gehlen era
visto por el alto mando alemán como
el más imaginativo agente de que
disponían en el este. Sin embargo, los
rusos lo engañaron continuamente.
El gran chiste fue que, al final de
la guerra, Gehlen ofreció toda su red
de espionaje a los estadounidenses
y la CIA, lo que fue celebrado por los
“Stalin pensaba
que Churchill
quería arrastrar
a Rusia a una
guerra contra
Alemania”
proporcionó a Moscú mucha infor-
Es frecuente ver a mación sobre operaciones secretas
Hastings en confe- británicas en el este, lo que causó
rencias y eventos muchas víctimas. Él fue responsa-
literarios. En la foto, ble de la muerte de agentes secretos
su intervención en el en el Báltico y en otros lugares de la
festival Hay-on-Wye
Europa Oriental. Los Cinco de Cam-
(Gales) en 2014.
bridge comenzaron a pasar informa-
ción a los soviéticos en el momento
en que Stalin era aliado de Hitler. En
1941, antes de la Operación Barba-
rroja, Stalin estaba dispuesto a pro-

soviéticos, dado que todas las fuen-
tes clave del agente alemán estaban
controladas por el NKVD (agencia
de inteligencia soviética precursora
del KGB). Hasta 1960, Gehlen fue la
figura clave de la inteligencia ameri-
cana que operaba en Rusia. Se fue a
la tumba convencido de que “Max”
había sido el gran logro de la inte-
ligencia alemana durante la II Gue-
rra Mundial. Otro chiste es que el
agente “Max” fue condecorado con
la Cruz de Hierro por los alemanes y
con la Orden de la Bandera Roja por
los rusos.
¿La incompetencia de los servicios
de inteligencia alemanes contribu-
yó al éxito de la Operación Fortale-
Experto en la II Guerra Mundial
za y a la victoria de los aliados en
Normandía el Día D?
En mis libros siempre pretendo
mantener un sentido de perspecti-
va histórica. ¿El desembarco aliado
en Normandía fue un éxito gracias a
la Operación Fortaleza? En realidad,
la invasión fue un éxito porque los
aliados eran más fuertes que los ale-
manes. El 60 % del ejército alemán
estaba en el frente del este y el ejérci-
to aliado era muy potente en el fren-
te occidental. Los alemanes apenas
contaban con fuerzas aéreas que pu-
dieran frenar a las angloamericanas.
Yo diría que la Operación Fortaleza
tuvo una contribución marginal en
ALAMY
el Día D. Los éxitos y derrotas en las
guerras dependen de un gran puzle.
Hay tantos aspectos en juego en las
grandes operaciones militares que es
muy difícil determinar qué influencia
tienen los servicios de inteligencia en
ellas. Si usted encuentra un libro titu-
lado La historia de espías que cambió
la II Guerra Mundial, desconfíe de in-
mediato de su contenido.
Hubo británicos, como los Cinco de
Cambridge (grupo de espías británi-
cos reclutados por el NKVD), que trai-
cionaron a su país. ¿Qué tipo de in-
formación pasaron a los soviéticos?
Proporcionaron a los soviéticos
muchos datos sobre la postura que
iban a adoptar Churchill y Roose-
velt en las cumbres que se celebra-
ron durante la guerra, de tal modo
porcionar a los alemanes cualquier
información, aunque evitó contarles
que los británicos estaban leyendo
sus mensajes cifrados. Si lo hubiera
hecho, obviamente todo habría sido
distinto. Fue un milagro para Londres
que Stalin no se fuera de la lengua.
¿Qué indujo a los Cinco de Cambrid-
ge a cometer traición?
Pienso que todos los espías com-
parten una personalidad amarga y
un cierto odio hacia sus respectivas
familias o hacia las comunidades
donde viven, que según ellos son
las que les fuerzan a convertirse en
agentes dobles. Philby hacía unas
ácidas caricaturas de las clases do-
minantes británicas y mostraba un
gran resentimiento hacia su padre.
Los Cinco de Cambridge tenían cua-
lidades intelectuales y un cierto en-
canto personal que los hacían irre-

M ax Hastings es autor de obras

maestras sobre la II Guerra Mun-
dial como Se desataron todos los in-
fiernos (una apasionante crónica de
aquel conflicto global), Némesis (libro
dedicado al hundimiento de Japón),
Armagedón (sobre la derrota alema-
na en 1945) o La guerra de Churchill.
Hace tres años presentó en Madrid
1914: el año de la catástrofe, una vi-
sión innovadora y controverti-
da de la I Guerra Mundial, en la
que el autor afirma que Alema-
nia fue la gran responsable de
una lucha global que abrió las
puertas a un siglo de barbarie.
En abril de este año volvió a
Madrid para presentar su último libro,
La guerra secreta: espías, códigos y
guerrillas 1939-1945 (publicado por
Crítica). El propósito de esta obra es
ofrecer a los lectores una visión global
de lo que fue en ambos bandos esa
guerra secreta en la que “cientos de
miles de seres humanos arriesgaron
sus vidas, y muchos la perdieron”,
como subraya Hastings.
que Stalin sabía de antemano lo que
pensaban los líderes aliados. Esto
hizo muy difíciles las negociaciones
con el dictador soviético. Cuando los
aliados le proponían algo o le infor-
maban de algo, él se limitaba a fingir
asombro para luego abandonarse a
un ataque de ira preparado. Churchill
y Roosevelt no pudieron jugar una
partida de póquer con Rusia porque
Stalin les había visto las cartas.
¿Qué daño causaron las actividades
de Kim Philby y otros agentes dobles
británicos a las órdenes de Moscú?
Los efectos más perniciosos se
produjeron cuando finalizó la guerra.
En aquellos años convulsos, Philby
sistibles en algunos círculos, pero
a mí no me parecen nada atracti-
vos. La entrada de la Unión Sovié-
tica en la guerra elevó su ánimo y
el de otros espías ingleses y esta-
dounidenses que trabajaban a las
órdenes de Moscú. Pensaron que
Gran Bretaña y la URSS luchaban
contra el mismo enemigo fascista.
Pasar información a los soviéticos
no constituía traición, pues, sino un
medio para colaborar en la causa
común contra los nazis. Lo mejor
que se puede decir de ellos es que
durante la guerra se vendieron a la
Unión Soviética, que amenazaba la
libertad, pero no a Alemania, que era
el peligro real en aquellos años. MH

10
683 víctimas
en los últimos 10 años

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 LA FORTALEZA BOLCHEVIQUE ANTE EL ASEDIO ALEMÁN

Heroica resistencia
de Leningrado
GETTY
EL SITIO A LA ANTIGUA SAN PETERSBURGO SUPUSO DOS
AÑOS, CUATRO MESES Y 19 DÍAS DE ARDUA DEFENSA
SOVIÉTICA FRENTE A LOS EJÉRCITOS NORTE DE HITLER.
José Ángel Martos, periodista y escritor
urante la invasión de Rusia,
D
los alemanes se tuvieron que
enfrentar a insospechados
enemigos: un regimiento de
jovencitas en Stalingrado fue
una de las mayores sorpresas
para ellos, pero todavía más chocante les re-
sultó, en Leningrado, verse desafiados nada
menos que por una orquesta. ¿Oboes contra
panzers? ¿Violines contra metralletas?
No es que los intérpretes de la orquesta tu-
vieran que hacerse cargo del frente, pero no
por ello su aportación fue menos decisiva a la
hora de salvar a una ciudad cuya suerte pare-
cía echada. La anécdota tuvo lugar durante el
sitio de Leningrado, uno de los episodios más
dramáticos del Frente Oriental de la Segunda
Guerra Mundial. El Grupo de Ejércitos Nor-
te de Hitler intentaba hacerse con el control
de la histórica San Petersburgo, rebautizada
después de la revolución comunista en ho-
menaje a Vladímir Ilich Lenin. Los protago-
nistas del episodio fueron los integrantes de
la Orquesta de Radio de Leningrado, dirigi-
dos por Karl Eliasberg. El 9 de agosto de 1942,
en pleno asedio, a pesar de estar hambrientos
y sometidos a privaciones, los músicos estre-
naron en la ciudad sitiada la Séptima Sinfonía
de Dmitri Shostakóvich, una pieza que este
compositor había empezado a crear durante
el bloqueo y a la que había rebautizado como
la Sinfonía de Leningrado en honor a la ciu-
dad. Ese día había sido designado por los ale-
manes como la fecha en que lograrían entrar
en Leningrado y celebrarlo con una fiesta en
el Hotel Astoria de la ciudad.
LA MÚSICA, PODEROSA ARMA. Muy
al contrario, lo que se celebró fue el concier-
to, en el curso del cual los soviéticos consi-
guieron hacer callar a la maquinaria de guerra
alemana y que la música se escuchase en toda
la ciudad gracias a la instalación de múltiples
altavoces. Resultó ser un arma más poderosa
que cualquiera de los artefactos mortíferos
que cada día resonaban en la ciudad: la in-
DEFENSA VEHEMENTE. La
estratégica operación alemana
para ocupar Leningrado no lo-
gró doblegar a los soviéticos,
que soportaron el bloqueo a la
ciudad entre el 8 de septiembre
de 1941 y el 27 de enero de
1944. En esta foto de diciembre
de 1941, dos francotiradores del
Ejército Rojo toman posiciones.
13

terpretación de la Séptima Sinfonía fue el
do de pecho, el momento cumbre de la re-
sistencia del pueblo de Leningrado.
Todo había comenzado en los primeros
compases de la Operación Barbarroja, aún
en el verano de 1941, cuando el mariscal
de campo Wilhelm Ritter von Leeb fue
elegido por Hitler para lanzar otra rápida
ofensiva que penetrase rápidamente en el
norte de Rusia y alcanzase la ciudad donde
había comenzado la Revolución soviética:
“La caída de Leningrado privará al Estado
soviético del símbolo de su revolución. Su
pérdida provocará un colapso total”, dijo
el Führer al Estado Mayor del Grupo Norte
de Ejércitos, encargado de la invasión en
esa región. Quería desmembrar al régimen
comunista y hacerlo muy rápido. De ahí
que Von Leeb, un experto en fulgurantes
avances invasores, se hiciese cargo del
mando general de este ejército.
UN ESTUDIADO ASEDIO. La sinfonía
quizá ni siquiera hubiera llegado a escribir-
se si los planes de Von Leeb y los otros altos
mandos se hubieran llevado a cabo como
querían: capturando Leningrado con ese
movimiento arrasador de sus tropas,
cuyo empuje era irresistible para el
desconcertado ejército soviético en
GETTY
SÍMBOLO DE LU-
CHA. La Séptima Sin- el norte, todavía bajo los efectos del shock que había supuesto la in-
fonía compuesta por esperada entrada en guerra de Alemania contra el país con el que
Dmitri Shostakóvich había firmado un publicitado pacto de no agresión al principio de
(arriba, durante el sitio la Segunda Guerra Mundial. Pero los planes se torcerían porque, a
de Leningrado) se
partir de mediados de agosto, Hitler empezó a cambiar de opinión y
transmitió por radio a
se convirtió en partidario del asedio, descartando la toma por asalto,
toda la ciudad. Tam-
bién la escucharon los que le hubiera obligado a luchar en la ciudad manzana a manzana,
alemanes que la ase- algo que despreciaba y a lo que denominaba “guerra de ratas”.
diaban, quienes inten- La nueva estrategia no se decidió caprichosamente, sino que fue
taron detener la inter- estudiada hasta extremos insospechados para lo que era la forma de
pretación cañoneando hacer la guerra hasta entonces: el Estado Mayor alemán pidió a un
el teatro, sin lograrlo. prestigioso profesor de nutrición que estudiase científicamente qué
ocurriría en Leningrado cuando empezasen a faltar los alimentos,
cuánto podría resistir la ciudad. El profesor, Ernst Ziegelmeyer, del
Instituto de Nutrición de Múnich, analizó una batería de datos que
le fueron proporcionados: el censo de población, la cantidad de ali-
mentos almacenados en la ciudad y la previsión de temperaturas
RACIONAMIENTO
para los cercanos meses invernales eran los principales.
DEL PAN. Alimentos
básicos como la hari-
na escasearon desde LA ESTRATEGIA DEL BLOQUEO. La conclusión del cien-
el comienzo del sitio a tífico fue que, al cabo de un mes de asedio, las autoridades de la
Leningrado. Abajo, en ciudad deberían imponer una ración básica de 250 gramos de
el Museo del Pan de la pan por persona y día. Con esa exigua cantidad, explicó, resul-
actual San Petersbur- taba físicamente imposible la supervivencia por un tiempo pro-
go se expone la ración longado, de forma que, si el bloqueo se realizaba eficazmente y
básica diaria de pan no se podían introducir alimentos durante todo el invierno, la
destinada a los ciuda-
población no podría sobrevivir mucho más allá de esa estación
danos asediados.
del año. “No merece la pena arriesgar la vida de nuestra tropa.
Los habitantes de Leningrado morirán de todas formas”.
El 22 de septiembre, Hitler dictó personalmente una orden
terrible: “El Führer ha decidido arrasar la ciudad de Petersbur-
ALBUM
go de la faz de la Tierra. Tras la derrota de la Rusia soviética, no
quedará razón alguna para que esta gran urbe continúe existien-
do”. Sobre el destino de sus habitantes también se pronunció
LA TAREA DE BLOQUEAR LENINGRADO RESUL-
TABA MÁS SENCILLA PORQUE SU ÚNICA VÍA
DE ESCAPE OCCIDENTAL ERA LA MARÍTIMA
 La ciudad se vuelve insalubre
EL PODER DE LA

U
CLASE OBRERA.
Para proteger Le-
ningrado del enemi-
go alemán, toda la
población civil fue
llamada a colaborar
realizando trabajos
de fortificación.
GETTY
no de los momentos clave que
pudo haber decidido la suerte de
Leningrado fue cuando, durante el
invierno de 1941-42, empezaron a apa-
recer las enfermedades infecciosas y en
particular una epidemia de disentería. A
principios de marzo del 42, hacía estra-
gos: entre veinte y veinticinco mil muertes
al día. La contaminación del agua del río, a
causa del colapso del alcantarillado, había
sido la causa principal. En aquel momento
Leningrado nadaba en basura: los excre-
mentos humanos se tiraban a las calles.
Los alemanes habían contado con
esta eventualidad, que era una de las ra-
zones que les habían llevado a no entrar
en la ciudad: mantener aislados a sus
habitantes hasta conducirlos a la muerte
A partir del 8 de marzo, los habitantes
de Leningrado comenzaron a reaccionar:
se ordenó a las mujeres que iniciasen una
masiva Operación Limpieza. Una sema-
na después, más de cien mil ciudadanos
–sobre todo mujeres– consagraban
varias horas al día a limpiar las calles.
Los funcionarios de instituciones
como la Biblioteca Pública o el Mu-
seo del Hermitage –que se mantenían
abiertas– se unieron a la tarea, apartan-
do toneladas de residuos, hielo y nieve.
Así, la población de Leningrado mejoró
su precaria situación y ganó un tiempo
precioso hasta que, con la llegada del
buen tiempo, la situación mejoró. Como
diría una superviviente, “declaramos la
guerra a la basura, y con esta declara-

les causaría muchas menos bajas y les ción los aislados e inactivos recupera-
evitaría contactos contagiosos. ron un objetivo en la vida”.
con implacable crueldad: “No nos interesa preservar
ni la menor parte de la población”. La clave del éxito La población de Leningrado mejoró
para Hitler y sus asesores militares estaba en lograr su precaria situación cuando se or-
imponer el cerco total y, en ese aspecto, creían que ganizaron batidas para limpiar las
les sobrarían efectivos, ya que no estaban solos en su calles de residuos que causaban
esfuerzo. El ejército finlandés también participaba en enfermedades infecciosas.
la invasión del norte de la URSS como aliado de Ber-
lín. El odio entre Helsinki y Moscú era muy fuerte:
Finlandia apenas si se había independizado en 1918,
tras más de un siglo de dominación de los zares y
con el régimen comunista habiendo intervenido en
su guerra civil de independencia en favor de uno de
los bandos. Los finlandeses tenían mucho que ganar:
su ministro de Exteriores escuchó de labios de Hitler
cómo éste le prometía reducir Leningrado a cenizas
y dar la región a Finlandia, estableciendo una nueva
frontera entre la Alemania ampliada y el país nórdico
sobre el curso del río Neva.

Los dos ejércitos atacantes rodearon Leningrado
por el este: los finlandeses se situaron al noreste y los
alemanes al sureste. La tarea de bloquear completa-
mente la ciudad resultaba más sencilla porque esta
ciudad portuaria en el mar Báltico no tenía una vía de
escape occidental que no fuese la marítima.
LEY MARCIAL EN LA CIUDAD. De todas formas, la
defensa de Leningrado llevaba ya dos meses en prepa-
ración: había comenzado apenas unos días después de
que Alemania iniciara la Operación Barbarroja (el 22 de
junio), pues los soviéticos estaban convencidos de que
la capital de los zares iba a ser uno de los principales ob-
jetivos de la invasión. Se había impuesto la ley marcial
en la ciudad, que quedó bajo el mando de una tríada: el
comandante de la guarnición de Leningrado, el líder del
partido comunista local y el responsable del sóviet. Estos
ordenaron la movilización de un millón de ciudadanos,
de los 2,5 millones que por entonces habitaban la ciudad,
para que realizasen los trabajos de fortificación.
No se escatimaron esfuerzos: los civiles levantaron
635 kilómetros de alambradas en Leningrado y sus
alrededores, excavaron también zanjas antitanque
GETTY
LIBRO
en una superficie de 700 kilómetros y construyeron
barricadas de madera a lo largo de 306 kilómetros. In-
cluso transportaron las armas de un crucero de gue-
rra amarrado en el puerto, el Aurora, a las colinas de
Pulkovo, en el sur, por donde llegarían los nazis.
Pero Leningrado no sólo tenía que protegerse a sí
misma. A medida que la Wehrmacht avanzaba por
el norte de la URSS, la gran urbe se convertía en una
suerte de último reducto para todos aquellos soviéti-
cos que huían de los alemanes. Durante los dos prime-
El sitio de Leningra- ros meses de la Operación Barbarroja llegaron más de
do, 1941-1944, Mi- 100.000 refugiados que escapaban de la invasión.
chael Jones. Crítica, A mediados de septiembre, Leningrado quedó com-
2008. Este libro expli- pletamente rodeada. Las autoridades locales calcularon
ca cómo las tropas que les quedaba comida para resistir algo más de un
alemanas, tras rodear mes: carne para 33 días, cereales para 30, harina para 35
Leningrado, emplea-
y azúcar para 60. Se mantenían vivas las posibilidades de
ron la táctica de pri-
recibir suministros por vía aérea y fluvial, pero ambas
vación de alimentos
para rendir la ciudad. formas de comunicación estaban sometidas a ataques
constantes de los agresores, por lo que no se podía

15
 La División Azul en Leningrado

U
no de los regimientos participantes
en el sitio a Leningrado junto a los
nazis venía de España: la División
Azul, el conocido cuerpo de voluntarios
que se adhirieron en 1941 al llamamiento
del régimen franquista para apoyar a los
alemanes en la lucha contra el régimen
comunista, odiado por Franco.
La División Azul no participó en la pri-
mera fase del asedio a Leningrado, ya
que inicialmente actuó en Novgorod, una
ciudad 190 kilómetros al sureste, tomada
divisionarios se produciría en agosto de
1942 para unirse a una ofensiva en pre-
paración sobre Leningrado, que tenía el
nombre en clave de “Luz del norte”.
A los españoles se les asignó un frente
a lo largo de la línea férrea Moscú-Lenin-
grado, en una zona de llanura pantanosa
y tupido bosque cruzada por dos afluen-
tes del río Neva. Allí resistirían a princi-
pios de 1943 algunas de las más duras
ofensivas del Ejército Rojo dentro de su
operación Estrella Polar para lograr la re-
más fuerte fue el que tuvo lugar a partir
del 10 de febrero de 1943: la batalla de
Krasni Bor. Fue un choque terrible, en-
carnizado y desigual: 44.000 soviéticos
contra 5.900 españoles. A pesar de ser
machacados por la artillería enemiga y
obligados después a combatir cuerpo a
cuerpo, consiguieron, contra todo pro-
nóstico, mantener la posición. Sus bajas
se elevaron a más de 3.000 soldados,
pero lograron frenar la ofensiva soviética.
La División Azul sería retirada por

PHOTOAISA
por los ejércitos del Eje. El traslado de los conquista de la ciudad. El enfrentamiento Franco de la URSS en 1943.

confiar de manera absoluta en ellos. El racionamiento
comenzó de inmediato, pero a medida que el durísimo
invierno de esas latitudes nórdicas se acercaba la situa-
ción resultaba cada vez más amenazante. En la distribu-
ción de la comida se ordenó priorizar a los soldados y a
los obreros frente al resto de la población. Los siguientes
en el orden de precedencia eran los trabajadores de ofi-
cina, y por último venían los ancianos y los niños.
EL HAMBRE AGUDIZA EL INGENIO. Se buscaron
alternativas ingeniosas para hacer frente a la carestía in-
minente, sobre todo la de pan, ya que la harina disponi-
ble resultaba claramente insuficiente: el pan producido
tenía menos del 50% de harina. Se llegaron a utilizar en
su confección ingredientes tan sorprendentes como ce-
lulosa y algodón, ambos abundantes en Leningrado pero
que, obviamente, tenían un nulo valor nutricional.
Para obtener un sustituto de la leche se recurría tam-
bién a métodos ingeniosos, como cocer los intestinos de
gatos y ovejas y a continuación condimentar el líquido
forma, en el cálculo de los víveres a repartir les tocase
un poco más a los supervivientes. En esta línea, uno de
los asediados relataría después sus pensamientos esos
días: “Veía a mi padre y mi madre morirse. Sabía per-
fectamente que estaban famélicos, pero quería más su
pan que el que ellos se mantuvieran vivos. Eso es lo que
recuerdo del asedio: desear que tus padres se murieran
porque querías su pan”.
Otra terrible necesidad era la de combatir el frío. Y
no era fácil hacerlo, porque el combustible escasea-
SITUACIÓN INFRA- ba y se primaba su uso en las fuerzas armadas y en la
HUMANA. El frío y la industria. Ante la falta de queroseno y, por supuesto,
carencia de alimen- de electricidad (fue prohibida), los ciudadanos tenían
tos atormentaron y
que calentarse con madera. La manera de obtenerla
llevaron a la muerte a
miles de ciudadanos
era quemando los muebles y el suelo de los hogares.
de Leningrado. Abajo, El primer mes invernal de asedio, el de noviembre de
un hombre con su 1941, resultó terrible: 11.000 personas muertas. La cifra
ración de pan en la iría en aumento aunque, paradójicamente, el siguiente
mano. A la dcha., una
huerta de repollos

ALBUM
resultante con aceite de clavo. Pero quizás el ejemplo en los jardines de la
más terrible era el de los trabajadores industriales ca- catedral de Isaac.
paces de beberse la grasa de las máquinas para obte-
ner algunas calorías extra. No resulta sorprendente,
por ello, que hubiera ciudadanos hambrientos que se
arriesgasen a intentar salir a las afueras, desafiando los
disparos de los alemanes, para intentar excavar el
suelo y extraer de él algunas patatas con las que sa-
ciar el hambre. Sin embargo, las autoridades dis-
pusieron que quienes lo hicieran con éxito debían
a continuación entregar los tubérculos obtenidos,
para que fueran repartidos de forma igualitaria
entre la población.
Como no podía ser de otra manera,
las situaciones de miseria y degrada-
ción empezaron a proliferar, mientras
también el mercado negro florecía. Se
empezó a rumorear sobre el canibalis-
mo con los muertos y las relaciones
con el prójimo se volvieron mucho
más egoístas. Por ejemplo, cuando
se veía a alguien morir en la calle,
enseguida se le despojaba de su
cartilla de racionamiento, no pa-
ra robarla sino para devolverla
a las autoridades y que, de esta
AGE

16
 Emilio Esteban-Infantes (en la foto, se dirige a los soldados en las
cercanías de Leningrado) fue el general de la Wehrmacht en la División
Azul, formada en su mayor parte por voluntarios españoles falangistas.
EL PRIMER MES INVERNAL DE ASEDIO, EL DE NOVIEMBRE
DE 1941, RESULTÓ TERRIBLE: 11.000 PERSONAS MUERTAS.
Y LA CIFRA IRÍA EN AUMENTO EN LOS MESES SIGUIENTES
mes, diciembre, se abrió una inesperada vía de comunicación: el
gran lago Lagoda, próximo a la ciudad, que adquirió el suficiente
grosor de hielo con la consolidación de la helada invernal como pa-
ra permitir el tráfico de camiones. Estos podían traer hasta 100 to-
neladas de comida al día que, aun no siendo suficientes para cubrir
las necesidades de la ciudad (se requería una cantidad de 1.000 to-
neladas diarias), resultaban un importante paliativo. A estas rutas
salvadoras se las conocería con el nombre de “camino de la vida”.
CAMINAR POR LA SOMBRA. La ciudad logró sobrevivir al
primer invierno de asedio sin rendirse. Aunque la vida cotidiana re-
sultaba terriblemente difícil: por ejemplo, caminar por la conocida
Avenida Nevski, la principal arteria de la ciudad, acarreaba el riesgo
de ser víctima del ametrallamiento aéreo de la Luftwaffe. Se reco-
mendaba caminar por el lado de sombra para resultar menos visible.
Durante los primeros meses de 1942, los soviéticos intentaron una
contraofensiva sin éxito. El principal factor en favor de los alemanes
eran las excelentes posiciones de artillería conseguidas. El intento
duró varios meses, pero resultó tan desastroso que incluso provocó
que el 2º Ejército de Choque soviético resultase completamente des-
truido y su comandante, Andréi Vlásov, hecho prisionero.
MEJOR RESGUAR-
DARSE. El terror a la
artillería alemana es-
taba latente cada día
en la Avenida Nevski
(abajo, en la foto),
donde los bombar-
deos fueron habitua-
les durante los más
de dos años de ase-
dio a Leningrado.
ALBUM
Aunque los alemanes mantuvieron el
bloqueo total sobre Leningrado, no logra-
ron romper completamente su resistencia.
Entre junio y septiembre la bombardearon
con 800 kilos de bombas. No fue suficiente.
Tampoco pudieron acabar con la flota del
Báltico. A principios de 1943, los soviéticos
empezarían a reducir la magnitud del blo-
queo con la Operación Chispa, una ofensi-
va que permitió abrir un corredor de tierra
de casi diez kilómetros, rompiendo la co-
nexión entre las tropas invasoras. Con esa
vía se conectaba Leningrado con las fuerzas
rusas en el interior del país, “el continen-
te”, como lo llamaban los asediados. En el
nuevo corredor se acometió la construc-
ción de una vía férrea. Aun así, el corredor
no estaba libre de los bombardeos alemanes
desde los montes colindantes, de forma que
el asedio continuó, aunque disminuido.
LIBERACIÓN DE LA CIUDAD. Duran-
te 1943, lo que cambió fue la disponibilidad
del Ejército Rojo para pasar a la ofensiva.
La victoria en la sureña Stalingrado había
permitido liberar gran cantidad de recur-
sos militares y acometer operaciones en
los principales territorios comprometidos.
En este contexto, iniciaron una ofensiva
en pleno mes de enero de 1944 –la época
más difícil para los alemanes, por su peor
equipamiento para soportar el frío– y, dos
semanas después, Stalin pudo declarar la
liberación de Leningrado.
Las cifras de bajas tras 872 días de asedio
resultaron terribles: 632.000 personas fa-
llecieron en la ciudad durante el cerco. En
la ofensiva final soviética de 1944, a pesar
de vencer, sufrieron más de 300.000 ba-
jas, un alto precio que habla también de los
riesgos corridos por los ejércitos estalinis-
tas en este y otros episodios de la invasión.
Pero la población de Leningrado volvía a
la vida. Una madre resumió así su alegría:
“Ahora los niños pueden caminar por el
lado del Sol en la Avenida Nevski”. MH
17
 30 AÑOS DE PATRIMONIO MUNDIAL

El prerrománico
asturiano
ENTRE LOS SIGLOS VIII Y X, EL REINO
DE ASTURIAS FUE EL MEJOR EJEMPLO
PENINSULAR DE LA EFERVESCENCIA
CULTURAL EUROPEA, LEGÁNDONOS
UNO DE LOS CONJUNTOS DE ARQUI-
TECTURA ALTOMEDIEVAL MEJOR CON-
SERVADOS DE TODO EL CONTINENTE.

a Alta Edad Media en Europa fue

L
una época de cambios, de resi-
tuación, de reconfiguración de
poderes y de fortalecimiento de
legitimidades. En este contexto,
los reinos cristianos sentaron las
bases de su poder en el entronque con la
tardorromanidad y la fe, pilares que se
extendían sobre todas las manifestaciones
culturales que producirían.
El prerrománico es la denominación
que damos a las fórmulas de expresión
artística que, con una gran variedad de
soluciones, desarrollarían todos los rei-
nos de la cristiandad occidental. A la re-
visión de fórmulas de la Antigüedad se le
sumaron elementos de tradición local ge-
nerando obras tremendamente originales
que, sin embargo, mantenían un objetivo
común vinculado con el establecimiento
de nuevos y sólidos poderes en la nueva
Europa que se estaba configurando.
El repertorio de edificaciones religiosas
y civiles que se construyeron en el Reino
de Asturias durante la agitada Alta Edad
Media europea sería incorporado al lista-
do de bienes pertenecientes al Patrimo-
nio Mundial de la Unesco en diciembre de
1985. Desde entonces, la nómina de mo-
numentos prerrománicos asturianos que
forman parte de este selecto grupo se ha
BENEDICTO SANTOS

ido ampliando hasta conformar un atrac-

tivo y cuidado patrimonio de una época
apasionante de la Historia.
 PUBLIRREPORTAJE

CÁMARA SANTA DE LA
CATEDRAL DE OVIEDO
La producción artística del Rei-
no de Asturias también destacó
en orfebrería, con las cruces de
los Ángeles y de la Victoria co-
mo obras más representativas.
Ambas reliquias se encuentran
en la Cámara Santa de la Cate-
dral de Oviedo; edificada en el
siglo IX, es la construcción más
antigua dentro del extenso

CARLOS SALVO
conjunto catedralicio ovetense.
SANTA CRISTINA DE LENA Restaurada en 2014, hoy día
A 36 kilómetros al sur de Oviedo se encuentra Santa

PACO CURRÁS
representa uno de los lugares
Cristina de Lena, iglesia de planta de cruz griega y con mayor carga simbólica de
reducidas dimensiones que cuenta con un asom- todo el Principado de Asturias.
broso iconostasio de piedra que reproduce la típica
ventana dividida en tres partes, destinada a separar
el espacio para los fieles y para los oficiantes.

SAN MIGUEL DE LILLO

SANTULLANO

A escasos metros de la basílica de Santa María del Naran-

SAN JULIÁN DE LOS PRADOS
A la entrada de Oviedo se encuentra la iglesia de San Julián de
los Prados, también conocida como de Santullano, la edificación
prerrománica más generosa en cuanto a sus dimensiones. La
amplitud de su espacio se ve iluminada por frescos del siglo IX
que se extienden por sus paredes; estos constituyen una de las
escasas muestras de representaciones pictóricas prerrománicas.
co se levanta San Miguel de Lillo, la segunda gran obra
que acoge el Naranco, de la que ha llegado a nuestros
días únicamente una parte de su estructura, que destaca
por su gran desarrollo vertical. La iglesia atesora algunos
de los mejores grupos escultóricos prerrománicos.

SANTA MARÍA DEL NARANCO

El gran icono del arte prerromá-
nico asturiano es Santa María
del Naranco, una construcción
que, aunque pronto sería desti-
nada a funciones de carácter
religioso, parece haber sido
concebida para funciones pala-
tinas; de hecho hay quienes
sostienen que pudo haber aco-
gido el Aula Regia del rey Rami- CENTRO PRERROMÁNICO EN EL MONTE NARANCO
ro I (790-850). Este edificio, A través de paneles y con la ayuda de mapas, maquetas y
fechado en 842, se encuentra fotografías, el público puede realizar un recorrido en el
en la ladera del Monte Naranco, Centro de Recepción e Interpretación por las distintas eta-
una de las elevaciones orográ- pas del arte prerrománico asturiano y por los monumentos
ficas que rodean Oviedo, capi- que conforman su legado.
tal del reino asturiano desde el
reinado de Alfonso II El Casto.
Encontraréis más información en www.turismoasturias.es
BATALLA DE MOSCÚ (1941-1942)

La primera gran
derrota de Hitler
FUE UNO DE LOS MAYORES COMBATES
DE LA HISTORIA, SI NO EL MAYOR, EN
NÚMERO DE PARTICIPANTES. Y, PESE
A LA INICIAL VENTAJA DE ALEMANIA,
SE CONVIRTIÓ EN EL PRIMERO DE UNA
SERIE DE REVESES PARA EL REICH.
Por Juan Antonio Guerrero, escritor

a batalla en torno a la capital de la Unión Soviética, en

L
el invierno de 1941 a 1942, fue indudablemente una
de las decisivas de la Segunda Guerra Mundial. “Bas-
ta con que demos una patada en la puerta, y todo el
edificio podrido se vendrá abajo”, había dicho Hitler.
Moscú no sólo era la ciudad más grande y poblada
de la Unión Soviética, sino además su capital política y eco-
nómica, hechos que la convertían en el objetivo principal de
la invasión. Apoderarse de Moscú significaba el triunfo del
nacionalsocialismo sobre el comunismo, la victoria política y
militar más importante con la que pudiera soñar Adolf Hitler,
y así se exponía ya en los objetivos marcados por la Opera-
ción Barbarroja, la inevitable invasión de la URSS, en busca
del ansiado Lebensraum, el “espacio vital” que, según los
nazis, Alemania necesitaba para desarrollarse.

UNA OPERACIÓN DEMASIADO AMBICIOSA. Así,

dentro de los presupuestos iniciales de Barbarroja, se ha-
bían señalado dos operaciones conducentes a la captura de
Moscú: la Operación Tifón y la nunca llevada a cabo Ope-
ración Wotan. La primera comprendía tres ataques separa-
dos: uno contra el Frente de Kalinin, para cortar la línea de
ferrocarril Moscú-Leningrado –la actual San Petersburgo,
que estaba sitiada pero resistía el empuje germano—, un
ataque por el sur de la capital contra el Frente Occidental y
una tercera fuerza que asaltaría frontalmente Moscú, par-
tiendo desde el oeste. La estrategia ofensiva consistía en el
empleo de dos ejércitos en un movimiento de pinza que se- RODEANDO LA CAPITAL ROJA.
ría ejecutado por el III Grupo Panzer del general Hoth y el Hitler quería apoderarse de Mos-
cú porque significaría el triunfo
IV Grupo Panzer, mandado por Hoeppner, encargados del
del nacionalsocialismo sobre los
ataque por el norte de Moscú, mientras el II Grupo Panzer, “judeobolcheviques”. Aquí, un
bajo las órdenes del general Guderian, se dirigiría al sur del Panzer y soldados de infantería
PHOTOAISA

óblast (distrito) de Moscú para atacar el frente occidental tomando posiciones en 1941.
soviético, al sur de Tula. El tercer brazo, destinado direc-

20
21
 tamente a la entrada en la capital, sería el IV Ejército
del general Kübler, que avanzaba desde el oeste.
El ataque contra la URSS había sido planificado para
iniciarse en el verano, confiando en tener tiempo su-
ficiente para lograr sus objetivos antes de la llegada de
las lluvias de otoño con la temible rasputitsa, fenóme-
no que convertía cada año el terreno en un impenetra-
ble mar de lodo en el que desaparecían los caminos no
pavimentados y el terreno se volvía impracticable para
hombres y vehículos, incluidos los de tracción animal,
e incluso para las orugas de los carros de combate.
Pero a pesar de los enormes éxitos iniciales en los que el
Ejército Rojo sufrió cientos de miles de bajas humanas,
la pérdida de decenas de miles de cañones, vehículos y
tanques y varios millares de aviones, y la captura por
embolsamiento de unos dos millones de hombres, al
iniciarse la operación contra Moscú ya existían señales
que debían haber alertado a los generales alemanes;
entre otras, el rápido deterioro de la cadena de sumi-
nistros y la nula existencia de fuerzas de reserva capa-
ces de afrontar posibles contingencias. A ello debería
añadirse que la ofensiva sobre la capital se inició ya en
otoño, con hombres y material equipados sólo para el
verano. La meteorología había sido excelente hasta en-
tonces, pero nadie en su sano juicio podía esperar que
la bonanza se prolongara mucho más.
Había otras señales: la resistencia soviética se
había ido endureciendo, hasta el extremo de que no
Sorge, el
espía decisivo
E
l doctor en Ciencias Políticas Richard
Sorge, ciudadano alemán nacido en
Bakú, Azerbaiyán, en 1895, y conoci-
do con el nombre en clave de Ramsay, era
un veterano del ejército alemán en la Primera
Guerra Mundial, condecorado con la Cruz
de Hierro y convencido socialista. Sorge,
tras una estancia en China, se instaló como
periodista en Japón en 1933, fecha del as-
censo al poder de Adolf Hitler, y allí organizó
una muy eficaz red de espionaje al servicio
del NKVD. Entre sus muchas hazañas figuró
el aviso de la inminente invasión alemana a
la Unión Soviética en 1941, informe que fue
desoído por Stalin. Más importante fue la in-
formación de que Japón no estaba interesa-
do en Siberia y no se uniría al ataque alemán.
HÉROE DE LA URSS. Eso permitió a Sta-
lin enviar al frente de Moscú tropas siberia-
nas, que participaron en las últimas accio-
nes defensivas y en la posterior contraofen-
siva que alejó el peligro de la capital. Cap-
turado poco después, fue ejecutado por los
japoneses el 7 de noviembre de 1944, ani-
versario de la Revolución soviética. Sus úl-
timas palabras fueron: “¡Viva el Ejército Ro-
jo!”. En esa misma fecha, veinte años más
tarde, sería declarado Héroe de la URSS.
22
LIBRO
Moscú 1941, Rodric
Braithwaite. Crítica,
2010. Subtitulado
Una ciudad y su pue-
blo en guerra, recons-
truye la decisiva bata-
lla de Moscú a partir
de documentos,
entrevistas con los
ALBUM
supervivientes, etc.
habían podido tomarse Leningrado ni la fortaleza de
Sebastopol, en Crimea. Y, aunque terminaría en fraca-
so, el Ejército Rojo había sido capaz incluso de lanzar
una contraofensiva, el 30 de agosto, cuando las tropas
de Yemerenko atacaron el flanco de Guderian. Peor
augurio era la creciente actividad de los partisanos y
grupos de soldados evadidos de las bolsas, en la reta-
guardia de los territorios ocupados. Pero más impor-
tante era que hasta entonces ningún ejército acoraza-
ALBUM
Richard Sor-
ge con kimo-
do había desplazado sus fuerzas a tanta distancia de
forma continuada. Ninguna campaña de la Blitzkrieg,
no japonés,
en una ima- la guerra relámpago, se había prolongado más de un
mes, pero esta vez los carros alemanes llevaban más de
gen tomada
hacia 1940. tres meses avanzando sin un respiro, ni mecánico ni
humano: los primeros signos de agotamiento de hom-
bres y de máquinas no tardarían en aparecer.
EL TIFÓN SE DESENCADENA. El 30 de septiem-
bre, mientras Stalin se reunía en el Kremlin con Harri-
man y Beaverbrook para acordar la ayuda a la URSS,
los carros del II Grupo Panzer comenzaban el ataque,
sorprendiendo a los soviéticos y avanzando 60 km en
un día. Dos días más tarde se lanzó el ataque principal,
mientras los carros de Guderian rompían la línea del
13º Ejército soviético para apoderarse de Orel el día 6
y, desde allí, girar hacia el norte, unirse a las fuerzas de
Hoepner en Briansk y cortar la carretera Briansk-Orel
para atrapar a las fuerzas de Yemerenko, cuya ofensiva se
convirtió en una ratonera, al negarle la Stavka (el Estado
Mayor Supremo del Ejército Rojo) permiso para escapar.
Ese mismo día, Hoth combatía en Viazma, que cayó
en su poder un día después, completando la primera fase
de la operación con la captura de ingentes cantidades de
prisioneros (probablemente más de 500.000 hombres) y
su material. Yeremenko y Timoshenko, los generales em-
bolsados, lograron escapar dejando a sus hombres detrás.
El día 5, el reconocimiento aéreo desde la capital
encontró las fuerzas acorazadas alemanas en Spa-De-
mensk, a 300 kilómetros al oeste de Moscú. A ese rit-
mo, Guderian tardaría menos de cuatro días en estar
a las puertas. El gobierno soviético comenzó a quemar
documentos secretos y se dispuso a evacuar la capital.
Incluso la momia de Lenin fue preparada para la huida.
 EL ATAQUE A LA URSS HABÍA SIDO PLANIFICADO PARA
INICIARSE EN EL VERANO Y CONCLUIR ANTES DE QUE
EL CLIMA SE VOLVIERA EN CONTRA DE LOS INVASORES
ALIADOS ESTRATÉGI-
COS. Más tarde feroces
enemigos, en septiem-
bre de 1941, EE UU, Rei-
no Unido y la URSS to-
davía estaban unidos
frente al peligro común
del nazismo. En esta
imagen tomada en
Moscú por esas fechas,
el primer ministro inglés
Churchill y el diplomáti-
co americano Harriman,
en representación de
Roosevelt, charlan ani-
madamente con Stalin.
Stalin decidió, sin embargo, permanecer en
el Kremlin. La noche del 6 de octubre nevó
por primera vez y a la mañana siguiente la
nieve se había derretido, dando lugar a la
temida rasputitsa: el paisaje y sus caminos
se transformaron en un mar de lodo. Era el
momento de recordar que, en su precipita-
ción y prepotencia, el OKH (Oberkomman- ATRAPADOS EN LA
do des Heeres, el Alto Mando del Ejército) RASPUTITSA. Las
no había previsto el equipamiento invernal lluvias de otoño traje-
de sus fuerzas. Guderian, al inquirir cuándo ron este temible fenó-
se recibiría, recibió por respuesta un lacó- meno meteorológico
nico “a su debido tiempo” y que no volviera al campo de batalla,
a molestar más con el asunto. convirtiéndolo en un
infernal mar de fango
El fango impidió la siguiente fase de la
y nieve. En la imagen
operación, que habría consistido en una
de abajo, tropas ale-
persecución hasta Moscú, donde realmen- manas se baten en
te no había ningún ejército que pudiera retirada de Moscú
defenderla. Pero un hecho tan providen- arrastrando como
cial quizás e igualmente decisivo, que no pueden sus vehículos
fue producto del azar, se produjo el día por el lodazal.
10: Timoshenko fue relevado del mando y
GETTY
tres divisiones de infantería”, avanzaban en dirección a Kalinin
(hoy Tver), a 170 km al noroeste de la capital, y envió refuerzos ex-
traídos de los cada vez más escasos recursos. El eje de Volokolamsk
estaba completamente desguarnecido y allí se envió también una
división. Por su parte, las fuerzas embolsadas en Viazma jugaron un
papel importante al resistir con firmeza, retrasando al grueso del
enemigo en unos días críticos que permitieron organizar la defensa
en la línea de Mozhaisk, a 110 km al oeste de la capital, en la vía a
Smolensk. El día 13 la embestida alemana se apoderó de Kaluga,
trabándose encarnizados combates en todos los ejes de avance.
COMIENZA EL ATAQUE. Detrás de ese primer escalón defen-
sivo, Moscú entero se dispuso a resistir. El día 15, los diplomáti-
cos acreditados abandonaron Moscú y se evacuaron las obras de
arte y otras propiedades valiosas. Para evitar la propagación del
pánico, que ya había producido motines e intentos de saqueos,
el 19 se promulgó la ley marcial y varios regimientos de la NKVD
se encargaron de establecer el orden fusilando a “saqueadores,
alarmistas y desertores”. Ese mismo día, se crearon 25 compa-
ñías y batallones independientes de obreros, con 12.000 hombres
cada uno, mientras otros 100.000 se entrenaban militarmente en
sus horas libres y se encuadraban luego en unidades de combate.
Las mujeres se preparaban como enfermeras y camilleras. Más de
500.000 civiles, en su mayoría mujeres, trabajaron sin descan-
so en las defensas en torno a su ciudad, construyendo casi 1.500
emplazamientos artilleros y nidos de ametralladoras, 160 km de
zanjas contracarro, más de 110 km de alambradas y un incontable
número de obstáculos y campos minados, en los que se colocaron
cargas explosivas para crear tropiezos insalvables si se llegaba al
combate urbano. El barro que dificultaba el avance alemán tam-
bién obstaculizó esos trabajos y los movimientos de las tropas so-
viéticas: la rasputitsa no hacía distingos entre unos y otros.
Los flancos contuvieron inicialmente los avances de Hoth y de
Guderian, dejando a Hoepner en la tesitura de dejar sus flancos
expuestos si continuaba su avance en el centro, con riesgo de

sustituido por Zhúkov. Un hecho que los

alemanes, en ese momento, no supieron
calibrar: se trataba, pensaban, de un ge-
neral más al que derrotar, y además con
menos efectivos que los anteriores. No po-
dían estar más equivocados.

ESTRATEGIA DEFENSIVA. Zhúkov

reorganizó las fuerzas disponibles aunque,
en total, los ejércitos V, XVI, XLIII y XLIV
no reunían más de 90.000 soldados, abso-
lutamente insuficientes para establecer una
línea defensiva continua, así que decidió
establecer ejes defensivos principales en las
direcciones previstas del avance enemigo,
Volokolamsk, Istra, Mozhaisk, Maloyaros-
lavets y Podolsk-Kaluga, concentrando en
ellos el grueso de la artillería y de las defen-
sas contracarro. El día 12, la Stavka reco-
nocía que “dos divisiones Panzer y una de
infantería motorizada, así como al menos

23
LOS GENERALES LE PLANTEARON

ALBUM
A HITLER LA OPCIÓN DE INVERNAR,
PERO ÉL ORDENÓ ARRASAR MOSCÚ
verse embolsado. El 14 de octubre, sin embargo,
Hoth se apoderó de Kalinin, la bisagra en el flanco
norte como Tula lo era en el flanco sur, donde el barro
hacía perder a Guderian un tiempo precioso.
Pero fue en el centro donde apareció una amena-
za inesperada. En Borodino, a 150 km de Moscú –en
el mismo campo de batalla napoleónico de 1812–, los
soviéticos empezaron a utilizar sus temibles T-34 en
formaciones masivas, en vez de aisladamente o en
pequeñas unidades como hasta entonces. Aunque
se consiguió rechazarlos, resultaba evidente que el
Ejército Rojo comenzaba a aprender cómo utilizar sus
armas más poderosas. Algo más al sur, los alemanes
rompieron las defensas en Kaluga, y el 29 de octubre
los elementos de vanguardia de Guderian estaban a
tres kilómetros de Tula. Y las tropas siberianas –Stalin
las mantuvo en el frente oriental hasta estar seguro de
que Japón no le atacaría– aún no llegaban.
REFORZANDO LAS DEFENSAS DE MOSCÚ. Así se titula es-
te cuadro de Ossenjew de 1948, que muestra la movilización
Zhúkov, el héroe salvador de la población civil, en su mayoría mujeres, para levantar zan-
jas contracarro, nidos de ametralladoras y otras defensas.

H
ijo de campesinos, suboficial de
caballería zarista, héroe conde-
corado de la Primera Guerra Mun-
dial y miembro del Partido Bolchevique
durante la Guerra Civil rusa, venció a los
japoneses en 1939 durante la batalla de
Jaljin Gol y fue el artífice de la defensa
inicial de Leningrado. Reclamado pa-
ra defender Moscú, su insistencia en la
contraofensiva lo llevaría más tarde de
victoria en victoria: Moscú, Stalingrado,
Leningrado, Kursk y la grandiosa Ope-
ración Bagration hasta Berlín, ciudad
que caería en sus manos tan sólo cuatro
años después. Sus tácticas agresivas,
aprendidas del recién purgado mariscal
Mijaíl Tujachevski y denominadas “bata-
lla profunda”, se basaron, ya desde los
días del conflicto de Mongolia contra
Japón, en la acumulación de reservas y
el empleo de columnas móviles acoraza-
das en amplias maniobras de flanqueo
en pinza, una suerte perfeccionada de
“guerra relámpago” que fue ignorada en
Occidente. Enemigo acérrimo de las de-
fensas estáticas, llegó incluso a criticar
abiertamente a Stalin tras la invasión por
su negativa a retirar ordenadamente las
tropas antes de ser embolsadas.
En la fotografía de abajo, tomada
después de la batalla de Jaljin
Gol contra los japoneses (1939),
vemos a Zhúkov a la derecha.
ALBUM
Las defensas soviéticas resistían cada vez con mayor
ferocidad e inmovilizaron al II Grupo Panzer, que ade-
más no sólo había agotado sus recursos, sino que se veía
imposibilitado de recibir suministros en las cantidades
necesarias, a causa del barro y la acción de los partisa-
nos, viéndose obligado por ello a ahorrar combustible y
munición en los días siguientes. Pero si el “general ba-
rro” había hostigado a los invasores, la noche del 6 de
noviembre haría su aparición un nuevo (no por inespe-
rado) enemigo: el “general invierno”. Pronto la tempe-
ratura bajó a -7 y -10 °C, y más tarde, semanas después,
llegaría a los -42 °C. La reacción inicial alemana fue de
alegría: el suelo, helado, ya no sería un obstáculo para el
avance. Sin embargo, ni las ropas ni los equipos inverna-
les habían llegado ni parecía que fueran a hacerlo.
“MOSCÚ DEBE DESAPARECER”. En Moscú, a
pesar del peligro de los bombardeos alemanes, se ce-
lebró el tradicional desfile militar del 7 de noviembre
que conmemoraba la Revolución de octubre, bajo la
protección de todas las baterías antiaéreas disponibles.
Las tropas, tras desfilar por la Plaza Roja, marcharon
directamente al campo de batalla. Algunos de los carros
T-34 que participaron salían directamente de las fábri-
cas moscovitas, donde la producción se había acelerado
hasta el extremo de que muchos de ellos entraron en
combate sin siquiera acabar de ser pintados.
Mientras, en el cuartel general de Adolf Hitler se
tenía que tomar una decisión, a la vista de que ya era
invierno y Moscú no había caído. Los generales, en
el frente, planteaban dos posibilidades: continuar el
avance o retroceder y establecer posiciones más con-
solidadas para invernar. El resto de los frentes en el
este estaban en esos momentos paralizados. Hitler de-

cidió que Moscú debía ser destruida por completo,

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2 €

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8 4 1 4 2 3 7 0 0 2 2 2 5
 como símbolo de la derrota del comunismo. No se
aceptaría la capitulación y sus habitantes, bombardea-
dos, se verían obligados a morir o a huir. Incluso aña-
T-34, un hueso duro de roer
A
dió instrucciones para dinamitar el Kremlin. Cambió unque no era una máquina sofis- dinadas con la infantería, que cabalgaba
también los planes de ataque: Guderian tomaría Tula ticada como los afamados Panzer sobre su coraza, asida a los guardamanos
y después Gorky, a 400 km de la retaguardia mosco- alemanes y estaba, sobre todo en especialmente diseñados para ello.
vita. Luego, debería girar hacia abajo, formando un las fases más críticas del conflicto, tos-
brazo de la pinza, y Hoepner subiría desde el centro. camente fabricado, el carro de combate COPIADO POR EL ENEMIGO. Ni la
El ataque se iniciaría el 19 de noviembre, siendo el IV T-34 fue una desagradable sorpresa para nieve ni el temible fangal de la rasputit-
Ejército de Von Kluge el encargado de la operación. la Wehrmacht: ágil, poderosamente arma- sa eran obstáculos para sus cadenas de
do y mejor protegido, puso en jaque a las más de 48 cm de ancho, y su potente ca-
LA CONTRAOFENSIVA SOVIÉTICA. Los so- mejores máquinas del enemigo, convir- ñón de 76 mm era eficaz contra todos los
viéticos lanzaron todo lo disponible a la defensa, tiéndose en una de las claves de la victo- modelos iniciales de carros alemanes. Su
sabiendo que si conseguían mantenerse podrían re- ria. Aunque inicialmente usado de forma impacto sobre los carristas germanos
cuperarse, pero que si perdían la capital todo estaría aislada o en pequeñas unidades, fue un fue tal que estuvo a punto de ser copiado
perdido. Incluso se produjeron cargas de caballería, arma decisiva para frenar el avance sobre para su fabricación y el diseño del mejor
al viejo estilo de los días de la Revolución. El enemi- Moscú, especialmente cuando empezó a de sus enemigos; el Panzer V Panther,
go, sin embargo, consiguió avistar los rojos tejados ser agrupado en unidades mayores coor- estaba claramente inspirado en él.
moscovitas: una partida de zapadores llegó hasta

ALBUM
los arrabales, a escasos 16 km del centro. Guderian, En la imagen, un T-34
no obstante, no pudo tomar Tula, que había rodea- soviético en pleno avance
do por tres lados. El desgaste de sus fuerzas por la durante la II Guerra Mundial.
tenaz resistencia enemiga y las bajísimas tempera-
turas redujeron algunos de sus batallones a sólo 80
hombres. Lo mismo sucedió con el resto. El 4 de di-
ciembre, Von Kluge detuvo el avance del IV Ejército;
un día después, Guderian retiró sus fuerzas a posi-
ciones defensivas. Fue la primera vez en la guerra
que tal hecho se produjo y sería el último esfuerzo
alemán para capturar la capital de la URSS.
Durante noviembre, Zhúkov había ido concen-
trando refuerzos en Moscú, añadiendo los tres nue-
vos ejércitos llegados del Lejano Oriente. A principios
de diciembre, era obvia la necesidad de evitar que el
enemigo consolidara sus posiciones y se reforzara pos-
teriormente para una nueva ofensiva. El 5 de diciem- LOS ALEMANES PERDIERON 1.300 TANQUES, MÁS
bre, Zhúkov lanzó un contraataque masivo en todos
los sectores, con tropas siberianas, bien preparadas e DE 15.000 VEHÍCULOS, 2.500 CAÑONES Y A UN
instruidas para la guerra invernal, y carros T-34 ac-
tuando en masa, coordinados con los extraordina- TOTAL DE MEDIO MILLÓN DE HOMBRES EN MOSCÚ
rios y nuevos lanzacohetes Katyusha, que enseguida
ALBUM

recibieron el apodo de “órganos de Stalin”. Con una

maniobra en pinzas, fijó el centro del dispositivo ale-
mán, que se encontraba a unos 65 km en el norte y
a más de 160 en el flanco sur, y rompió las delgadas
líneas alemanas. El 7 de enero, el enemigo había sido
obligado a retroceder de 100 a 300 km. Tula y Kalinin
fueron liberadas, aunque Viazma continuó en manos
del enemigo. La batalla de Moscú había concluido con
una victoria costosa, pero absolutamente decisiva.

BALANCE DE BAJAS. En conjunto, los ale-

manes perdieron en toda la zona de Moscú más de
500.000 hombres, 1.300 carros, 2.500 cañones, más
de 15.000 vehículos y gran cantidad de equipo y vi-
tuallas. Por su parte, el Ejército Rojo había sufrido
700.000 bajas entre muertos, heridos y desapareci-
dos durante la fase defensiva y la posterior contra-
ofensiva. El frente, en pocos días, se estabilizó, pero
“el podrido edificio” había resistido y todo lo que
DEL DESFILE AL FRENTE. En 1941, tras el tradicional homenaje del 7 de noviembre a Hitler emprendiera a partir de entonces no haría
la Revolución (arriba), las tropas que desfilaron en la Plaza Roja protegidas por las bate- más que retrasar por un breve tiempo el inevitable
rías antiaéreas marcharon directamente al campo de batalla en las afueras de Moscú. final del supuesto “Reich de los Mil Años”. MH

27
ALBUM

CASA POR CASA. El

general Chuikov plan-
teó una defensa de la
ciudad para la que los
alemanes no estaban
preparados: francoti-
radores y soldados
harían de cada edifi-
cio un baluarte inex-
pugnable, desde el
sótano hasta el tejado.
Los nazis lo llamaron
Raenkrieg (guerra
de ratas). En esta re-
creación, una patrulla
alemana rodea el perí-
metro de una fábrica
intentando asaltarla.

LA BATALLA DECISIVA ENTRE LA URSS Y ALEMANIA

Stalingrado:
la Wehrmacht
en la ratonera
DE AGOSTO DE 1942 A FEBRERO
DE 1943, EL EJÉRCITO ROJO Y
LAS TROPAS ALEMANAS LIBRA-
RON UN COMBATE SIN CUARTEL
EN LA CIUDAD QUE LLEVABA
EL NOMBRE DEL DICTADOR
SOVIÉTICO. FUE EL PUNTO DE
INFLEXIÓN DE LA CONTIENDA.
Por Jesús Hernández, historiador y periodista

a batalla más famosa de la Segunda Gue-

L
rra Mundial es, sin duda, la de Stalingra-
do. Esta ciudad rusa (hoy, Volgogrado)
que se extiende a lo largo de la orilla
occidental del Volga fue el escenario del
duelo decisivo entre los colosos germa-
no y soviético. Aunque Stalingrado era un im-
portante nudo de comunicaciones y poseía una
destacada industria militar, su valor pasaría a
ser simbólico, ya que se convirtió en un trofeo
que ninguno de los líderes enfrentados, Hitler y
Stalin, estaba dispuesto a ceder al otro.
En la primavera de 1942, nada anunciaba el
dramático episodio que allí iba a vivirse en apenas
unos meses. Tras el fracaso invernal a las puertas
de Moscú, el panorama se presentaba despejado
y favorable para el ejército alemán. Hitler, re-
nunciando a un segundo intento de capturar la
capital rusa y desdeñando así la opinión de sus
generales, había decidido que la campaña de ve-
rano consistiría en avanzar hacia el Cáucaso, con
el objetivo puesto en sus pozos de petróleo.

EL ERROR INICIAL DE HITLER. El primer

obstáculo, la fortaleza de Sebastopol, considera-
da inexpugnable, cayó el 3 de julio, lo que supuso
un prometedor inicio de esa nueva campaña. El
camino aparecía relativamente expedito, ya que
Stalin había concentrado sus fuerzas en la de-
fensa de Moscú, pero Hitler cometió un error. El
plan original era, en primer lugar, tomar Stalin-
grado y después girar hacia el sur para ocupar el
Cáucaso. Sin embargo, el Führer decidió dividir
sus fuerzas: una parte avanzaría hacia la ciudad
del Volga y otra en dirección sur.
Las tropas alemanas se vieron incapaces de
progresar en el sur a través de las abruptas y
bien defendidas montañas del Cáucaso, lo que
enfureció a Hitler, quien tomó en sus manos el
mando de las operaciones. En cambio, del frente
de Stalingrado llegaban mejores noticias: el 1 de
septiembre de 1942, las fuerzas del VI Ejército,
dirigidas por el general Friedrich Paulus, irrum-
pían en los suburbios de la ciudad. Un millar de
aviones se encargaba de martillear los puntos de
resistencia soviéticos, así como los intentos de
Stalin de enviar refuerzos atravesando el Volga.

29
ALBUM

ANTE LA SUPERIORIDAD GERMANA EN

TANQUES Y AVIONES, LOS RUSOS FORZA-
RON EL COMBATE CUERPO A CUERPO
la Luftwaffe no podía actuar por miedo a
bombardear a sus compatriotas. Además,
en ese combate urbano en medio de una
ciudad en ruinas, los tanques alemanes
tampoco podían desplegarse.
Ese enfrentamiento encarnizado en me-
dio de escombros y calles destruidas des-
moralizaba a los soldados alemanes, acos-
tumbrados a combatir en grandes espacios
abiertos. Además, en cualquier momento
podían ser víctimas de los francotiradores.
LA CAÍDA DE SEBASTOPOL. Considerada una fortaleza inexpugnable hasta entonces, esta ciudad Para ellos, esa odiosa lucha era una gue-
rusa fue conquistada por el XI Ejército nazi el 3 de julio de 1942 (en la foto, caballerías alemanas entre rra de ratas (Rattenkrieg). En cambio, los
las ruinas de la urbe), lo que llevó a Hitler a prometérselas muy felices en su avance hacia Stalingrado. soviéticos se encontraban muy motivados
luchando por defender su propio suelo.
A mediados de septiembre, Stalingrado parecía a punto
de caer en manos germanas. Mientras, en Alemania se estaban SE CIERRA LA TENAZA. La ansiada
preparando los festejos para celebrar el triunfo. Hitler, en un noticia de la toma final de Stalingrado se
discurso ante un enfervorizado auditorio, anunciaba que la toma resistía a llegar. Para entonces, la ofensiva
de la ciudad era inminente y se mofaba de los que mostraban LIBRO sobre el Cáucaso había fracasado, por lo
impaciencia por ver a Stalingrado rendida, asegurando que lo que la captura de la ciudad se convirtió en
importante era que la ciudad estaba totalmente rodeada y que una obsesión para Hitler, que ordenó pa-
se había cortado el tráfico fluvial por el Volga. ralizar las demás operaciones en el frente
ruso y centrarlo todo en ese objetivo.
LA GUERRA DE RATAS. En esos momentos, la situación era El 4 de octubre de 1942, Paulus lan-
desesperada para los soviéticos, quienes apenas contaban en la zó una virulenta ofensiva que debía ser
orilla occidental con 20.000 hombres. Muchos oficiales pensaban la definitiva. Se produjo un significativo
más en cómo ponerse a salvo atravesando el río que en resistir. avance en dirección al río, pero los rusos
Pero Stalin no estaba de ningún modo dispuesto a perder a manos continuaban manteniéndose con fanática
de Hitler la ciudad que llevaba su nombre. Como gesto de firmeza, resistencia en la orilla occidental. A con-
se mantuvo la orden decretada en julio de no permitir la salida de secuencia de ese ataque, diez días des-
los civiles. Las órdenes de resistir a cualquier precio fueron claras: pués tan sólo un pequeño sector seguía en
los que tratasen de huir o mostrasen cobardía ante el enemigo se- Victorias frustradas, manos de los defensores. Pero, a pesar de
rían fusilados de inmediato, sin importar el rango. El general Vasili Erich von Manstein. los insistentes bombardeos de la Luftwa-
Chuikov, encargado de la defensa de la ciudad, sabía también que Books4pocket, 2007. ffe, desde la otra orilla del Volga lograban
respondería con su vida en caso de fracasar en su misión. Estas memorias de llegar cada vez más transbordadores con
Ante la superioridad germana en número de tanques y avio- guerra del mariscal soldados y armas para mantener esa últi-
nes, Chuikov planteó una lucha para la que los soldados ale- de campo alemán re- ma posición. La lucha fue tan feroz que la
corren sus acciones
manes no estaban preparados. Los soviéticos defenderían cada esperanza de vida de un soldado ruso que
al frente de un cuerpo
casa como si fuese el último baluarte, desde el sótano a todas y acababa de llegar a la zona de combate era
del ejército durante la
cada una de las habitaciones. La línea del frente se diluyó en- invasión de la URSS. de apenas veinticuatro horas. Si alguno
tonces completamente. Así, las posiciones estaban tan cerca que trataba de retroceder, era abatido por las

El escenario de la batalla, en la actualidad

S
talingrado es hoy Volgogrado, pero existen
sectores ciudadanos que desean recuperar
el antiguo nombre para atraer al turismo. El
punto de interés más destacado es el túmulo de
Mamái, erigido en 1967 sobre un montículo que
domina la ciudad, que es el mayor monumento del
mundo dedicado a los muertos de una batalla. Allí
se levanta una formidable estatua de 52 metros
de altura que representa a una joven enarbolando
una espada en actitud guerrera; una alegoría de la
“Madre Patria”. Debido a su enorme peso no fue
necesario asegurarla al suelo, pues se mantiene en
equilibrio por sí misma. Para llegar a los pies de la
estatua es necesario subir doscientos escalones,
uno por cada día que duraron las hostilidades.
RESTOS DE FEROCES COMBATES. El prin-
cipal vestigio de la batalla es el edificio del Moli-
no, que muestra el mismo aspecto que tenía en
el momento en que finalizaron los combates. El
turista puede visitar también el Museo de la De-
fensa, en el que se exponen armas, fotos y ma-
pas, así como una espectacular maqueta de Sta-
lingrado en ruinas. En los jardines de Komsomol
existen aún túneles usados por los soviéticos,
aunque no están abiertos al público. El edificio en
el que se instaló el cuartel general alemán acoge
hoy el Museo de la Rendición. Hay otros vesti-
gios, como las fábricas que fueron el escenario
de feroces combates: tanto la Octubre Rojo como
la Barricada no están abiertas al público, pero
la fábrica de tractores sí que permite visitas a un
pequeño museo en el interior del edificio.

30
GETTY
ametralladoras de los comisarios políticos.
Unos trece mil rusos caerían de este modo
a manos de sus propios compatriotas.
Desesperado ante la tenaz resistencia
soviética, y presionado por un Hitler cada
vez más colérico, Paulus ordenó otro gran
ataque el 11 de noviembre que puso en liza
todas sus reservas, pero de nuevo fracasa-
ría en su intento de apoderarse de la ciu-
dad, que llegó a ocupar en un noventa por
ciento. A las puertas del temible invierno
ruso, lo más aconsejable era renunciar a la
toma de Stalingrado y emprender una re-
tirada ordenada. Esa decisión se presumía
acertada teniendo en cuenta que a princi-
En este relieve en la entrada al recinto del túmulo de Mamái, en Vol-
gogrado, se recuerda a los rusos caídos en la batalla de Stalingrado.
ATRAPADOS EN
UN INFIERNO. En un pios de noviembre los alemanes habían detectado una concentra-
principio, Stalingrado ción masiva de tropas en los flancos del avance sobre la ciudad. La
parecía un objetivo fá- intención soviética era una amplia maniobra de tenaza para cortar
cil para los alemanes, el saliente y dejar así aislado al VI Ejército, convirtiendo la ciudad
que la bombardearon
en una gigantesca ratonera. Aun así, los alemanes continuaron
incesantemente con
un millar de aviones
tercamente con su intento de apoderarse de Stalingrado, descui-
(arriba). A mediados dando el refuerzo de los flancos en peligro.
de septiembre de El 19 de noviembre de 1942 los soviéticos lanzaron la Operación
1942 estuvo a punto Urano, atacando dicho saliente en los sectores defendidos por las
de caer, pero Stalin débiles tropas rumanas, que nada pudieron hacer para frenar las
ordenó resistir a toda oleadas de soldados enemigos. Cuatro días después, los rusos pro-
costa y le dio la vuelta cedentes del norte y del sur se encontraron. La tenaza se había
a la situación. cerrado, lo que significaba que los trescientos mil alemanes que
luchaban en la ciudad habían quedado cercados.
UN PUENTE AÉREO DIRECTO AL FRACASO. Ante la te-
rrible perspectiva de perder al VI Ejército, Hitler se dejó conven-
ALAMY
cer por sus generales de que lo mejor era abandonar Stalingra-
do y abrirse paso forzando la apertura de la tenaza, que todavía
no estaba consolidada. Pero el jefe de la Luftwaffe, el mariscal
Hermann Göring, aseguró imprudentemente al Führer que su
fuerza aérea sería capaz de abastecer a los hombres de Paulus
estableciendo un puente aéreo, tal como había hecho con éxito
ocho meses atrás en la llamada Bolsa de Demyansk. Hitler aceptó
la propuesta de Göring, un nuevo e irreparable error que supon-
dría a la postre la condena del VI Ejército alemán.
Paulus debía resistir hasta que llegasen las fuerzas de socorro,
pero muy pronto se vio que la Luftwaffe iba a ser incapaz de
abastecer al VI Ejército tal como Göring había prometido. Ape-
nas una séptima parte de los avituallamientos necesarios llega-
ba diariamente a Stalingrado, y muchos días no llegaba nada en
absoluto, cuando los aviones no podían despegar a causa del mal
tiempo. A eso había que sumar la acción de la aviación rusa y de
los cañones antiaéreos: medio millar de aparatos de transporte
alemanes fueron derribados en total en ese período.
Conforme bajaban las temperaturas, los soldados germanos
se iban desmoralizando cada vez más. Los heridos morían a pie
de pista esperando a ser evacuados, mientras los oficiales su-
bían a los aviones buscando la seguridad de la retaguardia. Aun
así, la mayoría seguía confiando en la promesa personal del
31

Záitsev-König:
¿un duelo real?
L
a película Enemigo a las puertas (Jean-
Jacques Annaud, 2001), basada en la
novela del mismo título, relata la historia
del enfrentamiento en Stalingrado entre dos
francotiradores, el ruso Vasili Záitsev (Jude
Law) y el alemán Erwin König (Ed Harris).
Záitsev (1915-1991) logró abatir a un
mínimo de 149 enemigos –en sus memo-
rias afirma que fueron 242– y su nombre
adquirió tintes míticos durante la batalla,
lo que sería explotado por la propaganda
soviética. Para acabar con él, los alemanes
recurrieron a su mejor especialista, el direc-
tor de la escuela de francotiradores de las
SS en Zossen, el SS-Standartenführer Heinz
Thorvald, que se trasladó a Stalingrado con
el seudónimo de Erwin König. Durante tres
días, ambos permanecieron agazapados
entre las ruinas de la fábrica Octubre Rojo a
la espera de que el otro cometiese un error,
hasta que el alemán cayó en una treta urdi-
da por el ruso y delató su posición. Záitsev
le asestó un disparo en la cabeza, ganando
así el duelo. Como trofeo, se quedó con su
mira telescópica, que hoy se expone en el
Museo de la Guerra de Moscú.
UNA FICCIÓN DADA POR CIERTA. Sin
embargo, nunca existió el supuesto coro-
nel König y ni siquiera había una escuela
de francotiradores en Zossen. Al parecer,
fue un prisionero alemán el que dijo eso a
sus interrogadores. A partir de ahí, la histo-
ria fue tomada por cierta por los soviéticos
y utilizada por la propaganda. La novela
y la película harían el resto, logrando que
ese duelo Záitsev-König se considerase un
hecho real pese a que nunca tuvo lugar.
ALBUM
32
ALBUM
Sobre estas líneas,
un fotograma de la
película Enemigo a
las puertas (Jean-
Jacques Annaud,
2001), con Jude Law
en el papel del fran-
cotirador ruso Vasili
Záitsev, aquí a punto
de disparar.
INMOLARSE
POR ORDEN DEL
FÜHRER. En Stalin-
grado, Hitler, por no
perder posiciones,
mandó a un desastre
seguro al VI Ejército.
Abajo, soldados de la
Wehrmacht muertos
en combate junto a
sus tanques, en 1942.
Führer, realizada el 26 de noviembre, de que serían rescatados.
El 12 de diciembre de 1942, el mariscal Erich von Manstein puso
en marcha la operación para liberar el cerco de Stalingrado, or-
denando para ello el avance de una punta de lanza dirigida por el
general Hermann Hoth. Manstein contaba con que las unidades
móviles del VI Ejército iniciasen a su vez el avance hacia el oeste,
para encontrarse así con las tropas de Hoth y establecer el pasillo
por el que escaparía el grueso de las tropas. Pero Hitler negó tajan-
temente esa posibilidad, ya que no quería abandonar una posición
conquistada a tan alto precio. Al pusilánime Paulus no se le pasó
por la cabeza desobedecer al Führer e intentar abrirse paso al mis-
mo tiempo que se acercaban las fuerzas de rescate, lo que hubiera
concedido al VI Ejército alguna posibilidad de ponerse a salvo.
Las tropas de Hoth, haciendo un esfuerzo titánico, llegaron en
su avance a sólo 45 kilómetros de Stalingrado. Los soldados cerca-
dos escucharon en la lejanía el ruido de los combates, que anun-
ciaba la llegada inminente de sus compatriotas. Pero la pérdida de
centenares de tanques y el temor a sufrir un embolsamiento aún
mayor llevó a Manstein, muy a su pesar, a ordenar la retirada. El
VI Ejército quedaba definitivamente abandonado a su suerte.
HASTA LA ÚLTIMA BALA. Las muertes por hambre y frío
entre los soldados se recrudecieron; sólo en el día de Navidad
fueron unas 1.300. Los hombres debían subsistir con apenas se-
senta gramos de pan diarios. Las noticias que llegaban a Alema-
nia de lo que estaba sucediendo en Stalingrado eran cada vez
más pesimistas. Aunque en la prensa y en los noticiarios no se
hablaba de las terribles condiciones que estaban padeciendo las
tropas, las cartas que recibían sus familias eran suficientemente
explícitas al respecto. El boca a boca extendió por toda Alemania
los detalles del drama que allí se estaba viviendo, aunque todavía
se confiaba en un milagro de última hora.
Ante el sinsentido absoluto que suponía seguir resistiendo
en semejantes condiciones, el 9 de enero de 1943 los soviéticos
ofrecieron a Paulus aceptar su rendición, una oferta que fue re-
chazada. A pesar de las temperaturas gélidas y la falta de comida
y de munición, el VI Ejército seguiría combatiendo.
El Ejército Rojo lanzó entonces una gran ofensiva. El 21 de
enero, los alemanes perdieron la única pista de aterrizaje que les
quedaba operativa; el VI Ejército había sido también aislado por
aire. Ya ni siquiera era posible recibir las cartas que llegaban a
manos de los soldados y que contenían el aliento de sus familias,
lo único que les daba fuerzas para seguir luchando.
El 25 de enero, las fuerzas germanas fueron partidas en dos.
No quedaba otro remedio que aceptar la rendición, pero Hitler
deseaba un último y cruel sacrificio para componer una escena
propia de las óperas wagnerianas que lo inspiraban: se ordenó
a las tropas combatir hasta el último hombre y la última bala.
Para asegurarse de que Friedrich Paulus lucharía hasta el final,
el 30 de enero lo nombró mariscal de campo, ya que nunca en
LOS SOVIÉTICOS PAGARON
UN ALTÍSIMO PRECIO POR
LA VICTORIA: MÁS DE UN
MILLÓN DE BAJAS Y GRAN-
DES PÉRDIDAS MATERIALES
la Historia un mariscal germano se había
rendido; por lo tanto, ese ascenso era en
realidad más una condena a muerte que
una recompensa por sus servicios. Pero
Paulus, con lucidez, prefirió ser un cobar-
de vivo que un valiente muerto y al día
siguiente se rindió a los rusos.
Las armas no callarían hasta el 3 de
febrero de 1943, cuando se rindieron los
soldados alemanes que combatían he-
roicamente en la fábrica de tractores del
norte de la ciudad. Ese día, un comuni-
cado oficial del cuartel general de Hitler
anunció “el fin de la batalla de Stalingra-
do”. De los 90.000 hombres capturados
por los rusos y enviados a campos de tra-
bajo, tan sólo 5.000 regresarían a sus ho-
gares y eso sería mucho tiempo después,
ya en la década de los cincuenta.
CONMOCIÓN EN ALEMANIA. La
noticia de la pérdida del VI Ejército su-
puso un auténtico shock para la pobla-
ción alemana. La tragedia de Stalingrado
sería, sin duda alguna, la emoción mayor
que experimentarían los alemanes duran-
te la guerra. Ninguna victoria ni derrota
alcanzaría tan profundamente el ánimo
de los alemanes, que entendieron que el
destino les había dado la espalda. Aunque
pocos se atrevían a expresarlo en voz al-
ta, intuían que se iniciaba un reflujo cuyas
aguas ensangrentadas acabarían anegan-
do las calles de Berlín.
El ministro de Propaganda del Reich,
Joseph Goebbels, comprendiendo que era
inútil disimular la magnitud del desastre
militar, trató de extraer de él alguna utili-
dad. Así, aprovechó el efecto de la tragedia
para galvanizar al pueblo alemán en torno
a ese drama, haciendo un llamado a la gue-
rra total. Los diarios alemanes aparecieron
con una orla de luto, se declararon tres
días de duelo en honor de los muertos de
Stalingrado y los lugares de ocio, incluidos
cines y teatros, permanecieron cerrados.
Además, como insólito gesto de soli-
daridad con los derrotados, en el cuartel
general del Führer se decidió que durante
los días de luto se prescindiese de la copa
de coñac francés que los comensales solían
tomar después de las comidas.
¿Fue tan determinante y significati-
vo este episodio de la guerra como se ha
ALBUM
AL FIN, LA RENDICIÓN. Pese a que Hitler lo nombró mariscal de campo el 30 de enero de 1943 pa-
ra forzarlo a no tirar la toalla, el general Paulus se rindió al día siguiente, el 31. Los 90.000 alemanes
supervivientes (arriba) fueron enviados a campos de trabajo en la URSS; sólo 5.000 regresaron.
dicho? Desde un punto de vista objetivo, y a pesar de la in-
cuestionable gravedad de la derrota, la batalla de Stalingrado
no supuso el desastre militar decisivo con que ha sido siempre
identificada, tanto por la historiografía como por la visión po-
pular del conflicto. Aunque las fuerzas del Eje habían sufrido
más de ochocientas mil bajas en la campaña y perdido nove-
LIBRO cientos aviones y quinientos tanques, todavía conservaban en
suelo ruso una fuerza colosal. Por su parte, los soviéticos ha-
bían pagado un altísimo precio por la victoria, con más de un
millón de bajas e importantes pérdidas materiales.
EL PUNTO DE INFLEXIÓN DEL CONFLICTO BÉLICO. Tras
la pérdida del VI Ejército, las restantes fuerzas germanas supie-
ron replegarse con rapidez y eficacia, gracias a la hábil direc-
ción de Von Manstein. Los soviéticos, que deseaban aprovechar
el impulso de su victoria para progresar hacia el oeste, se vieron
obligados a detener su avance e incluso tuvieron que encajar la
pérdida de la importante plaza de Járkov.
Realmente, la suerte de la campaña oriental se jugaría cinco
Memorias de un
meses más tarde, en la batalla por el saliente de Kursk. Allí la
francotirador en
Wehrmacht tomó la iniciativa por última vez en el frente del es-
Stalingrado, Vasili
Záitsev. Crítica, 2014. te, logrando reunir cerca de ochocientos mil hombres, casi tres
El excepcional tira- mil tanques -incluyendo los nuevos Tiger y Panther, dotados de
dor, personaje funda- los últimos avances tecnológicos- y más de dos mil aviones. Fiel
mental del bando a su mentalidad de jugador, Hitler apostaría allí el todo por el
soviético en la batalla todo. El fracaso en Kursk sí que supuso el cambio definitivo de
de Stalingrado, dejó las tornas en la invasión alemana de Rusia.
este relato personal Aun así, Stalingrado fue sin ninguna duda el punto de inflexión
de su experiencia. en el curso de la guerra. Aquella catastrófica derrota de la Wehr-
macht alimentaría no sólo el espíritu de resistencia de los sovié-
ticos, sino también el de sus aliados. A orillas del Volga se había
encendido la luz que alumbraría el camino a la victoria final. MH
33
 GETTY
ARMAMENTO

Un cóctel
explosivo
V iacheslav Mijáilovich Skriabin,
alias Mólotov (1890-1986),
fue el político soviético que forjó el
pacto entre Alemania y la URSS de
1939, en el que se repartieron el te- Hitler llevaba su
rritorio europeo del Este. Y a él se propio termo de té
debe el nombre de la famosa bom- incluso invitado
ba incendiaria casera, aunque no es por amigos ínti-
su inventor –éste se desconoce–. mos. En la foto, en
El término “cóctel molotov” fue una comida en
ALIMENTACIÓN casa de Goebbels.
acuñado por los finlandeses y na-
ció durante la Guerra de Invierno
(1938-1939), un conflicto entre la
Unión Soviética y Finlandia, como Ni un bocado sin antes ser catado
nombre genérico para una variedad

de armas incendiarias improvisa-
das. Durante la contienda, la Fuerza
Aérea Soviética hizo un amplio uso
de bombas incendiarias y de bom-
bas de racimo contra las tropas y
fortificaciones finlandesas.
Cuando el mencionado político
afirmó en la radio que ellos no ha-
bían bombardeado, sino que más
bien habían entregado alimentos a
los finlandeses hambrientos, estos
comenzaron a llamar “canastas de
pan” a las bombas aéreas. Como
respuesta, los finlandeses ataca-
ron a los tanques soviéticos con
cócteles molotov, que eran
“una bebida para acompa-
ñar la comida”.
El cóctel molotov formó
parte en la URSS del culto
a la personalidad del po-
lítico soviético, algo que
él mismo desaprobaba
ALBUM
C
on varios intentos de ase-
sinato en su historial, la
desconfianza de Hitler ha-
cia todos los que lo rodeaban fue
creciendo. El miedo a ser enve-
nenado lo llevaba a no consumir
bebida ni alimentos sin saber de
dónde procedían y sin que fueran
catados antes por otra persona.
Gracias a los testimonios de
varias supervivientes que estu-
vieron al servicio del Führer, sa-
bemos que fue vegetariano y que
en su cuartel de la Guarida del
Lobo –en la aldea de Gierłoż, hoy
Polonia– fueron hechas prisio-
neras quince jóvenes mujeres de
IDEOLOGÍA
El best seller más odiado y prohibido
la zona para realizar labores de
cata. Una hora antes de cada co-
mida comenzaba la tortura para
aquellas jóvenes, que mientras
lloraban empezaban a probar los
alimentos –siempre pensando si
estarían o no envenenados– que
luego comería el Führer.
Durante dos años, estas chi-
cas no supieron si sobrevivirían
o no; eso sí, según su testimo-
nio, todos los platos que proba-
ron eran de verduras de la mejor
calidad. Nunca vieron a Adolf
Hitler en persona, pero vivieron
de cerca el atentado que ca-
si acaba con su vida en 1944,
cuando estalló un maletín de ex-
plosivos en la sala de los mapas
del cuartel, dentro de la llamada
Operación Valquiria.
El Führer vivía obsesionado
con la idea de que los británicos
intentarían eliminarlo mediante
un envenenamiento: así era co-
mo se justificaba el trabajo de
aquellas jóvenes catadoras. Con
el fin de la guerra, parte de la
servidumbre del Tercer Reich fue
capturada por los aliados, como
ocurrió con las catadoras, que –
según apuntan algunas fuentes–
fueron asesinadas en su mayoría
por el Ejército Rojo.

enormemente.
E n 1933, año en que Hitler subió al poder, las ventas
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Winston Churchill, de Mein Kampf (Mi lucha, publicado originalmente

en sus memorias en 1925) se dispararon hasta el millón de ejemplares,
de guerra, relata ritmo que conservó hasta la caída de la Alemania nazi
muchas reuniones en 1945, siendo así el libro más vendido en este perío-
con Mólotov, reco- do después de la Biblia. Gracias a esta jugosa fuente
nociéndolo como de ingresos, el Führer se hizo millonario y se convirtió
“un hombre de en el autor alemán más próspero del momento.
extraordinaria ca- Sin embargo, pronto fue un libro perseguido y cuya
pacidad y crueldad comercialización estuvo prohibida en distintos países
de sangre fría”. como un delito de apología de la guerra o del odio racial.
En Alemania, el gobierno regional de Baviera, de acuer-
do con el Gobierno Federal, no permitía ninguna copia ni
El cóctel molotov fue
impresión hasta abril de 2015; en esa fecha, al cumplirse
utilizado en la Guerra
Civil española. En 70 años de la muerte de Hitler, la obra quedó bajo domi-
la foto, el artefacto nio público y proliferaron las reediciones. La mayoría
fabricado por el Ejér- de las librerías alemanas no quiere saber nada del libro, Las reediciones de Mein Kampf proliferaron
cito Rojo en el frente aunque muchas bibliotecas disponen de versiones cuando, en 2015, quedó libre de derechos.
del Este en 1941. anotadas para su estudio como documento histórico. En la foto, la edición muniquesa de 1935.

34
 La descabellada idea de crear un ejército de
humancés fue financiada por el gobierno de Stalin.
María Fernández Rei

EXPERIMENTOS
L A P R E G U N TA
“Humancés”: híbridos ¿Qué fue el
de simio y hombre Holodomor?
E l dictador soviético Iósif Stalin trató de crear un

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ejército poderoso y servil de hombres-mono cru-
zando hembras humanas con chimpancés machos.
Suena a tebeo disparatado, pero los dirigentes de la
URSS consideraron estos híbridos como parte central

JOSÉ ANTONIO PEÑAS

del plan para fortalecer la industrialización del país.
En 1927, el científico ruso Ilya Ivánovich Ivanov se
encontraba en la estación experimental de Kindia, en
la Guinea francesa (hoy República de Guinea), con
una importante misión que le había encomendado el en el proyecto, y continuó sus trabajos en Suju-
propio Stalin: crear el primer híbrido entre humano y mi (Abjasia), donde se había creado un campo
chimpancé, bautizado como humancé. La financia- experimental con primates. En Sujumi se invirtió
ción corría a cargo de Moscú. El experimento consis- el proceso: ahora se intentó que un chimpancé
tía en inseminar a hembras de chimpancé con esper- inseminara a cinco mujeres voluntarias. El expe-
ma humano, pero tras varios intentos no hubo ningún rimento, por supuesto, fracasó, e Ivanov cayó en
resultado. Ivanov regresó a Rusia, que todavía creía desgracia ante Stalin y fue condenado al exilio.
El Holodomor también se conoce
como “Genocidio ucraniano” u
NOMBRES “Holocausto ucraniano”. En la foto,
dos niños ucranianos buscan
comida en la primavera de 1934.
Antes de ser el Zar Rojo...
L a palabra rusa stalin significa “hecho de acero”, pero antes de
autodenominarse de esta forma el dictador soviético recibió
S ignifica “gran hambre” en ucra-
niano y es el nombre atribuido a
la hambruna que asoló el territorio
otros apelativos menos contundentes. Creció como un niño débil y de la República Socialista Soviéti-
padeció enfermedades y accidentes que lo dejaron marcado de por ca de Ucrania, en el contexto del
vida y le valieron sobrenombres tales como “Renco” (cojo), “Picoso” proceso de colectivización agrícola
o “El picado de viruela”. Más tarde, ya como un joven rebelde, Iósif o emprendido por la URSS durante
Sosó –como lo llamaban familiarmente y entre sus camaradas más los años 1932 y 1933. Según algu-
cercanos– Dzhugashvili recibió el apodo de Koba, el nombre de un nas fuentes, fue una de las mayores
famoso bandido y rebelde georgiano, antes de tomar el nombre de matanzas cometidas en la Historia y
Stalin. E incluso tuvo un seudónimo como poeta: Soselo. uno de los grandes horrores que vi-
GETTY

Durante su adolescencia, Iósif
Stalin (aquí, en un retrato de 1894)
estuvo interno en un seminario.
PUBLICACIONES
¡Precaución en
el extranjero!
Mucho después, durante los años de su dictadura en la vió el mundo en el siglo XX.
URSS, el político adquirió los modestos títulos de “Padre de las Tras la desintegración de la Unión
Naciones”, “Brillante Genio de la Humanidad”, “Gran Arquitecto Soviética, los archivos secretos
del Comunismo” y “Jardinero de la Felicidad Humana”. desclasificados reflejan un aumento
de la mortalidad en 1932 estimado
en una tasa adicional a la media de
preparar el desembarco de Normandía. En el texto años anteriores de unas 150.000
se les advierte, por ejemplo, que jamás critiquen al personas, mientras que 1933 indica
rey o a la reina. En 1944, los británicos –imitando el
panfleto estadounidense– redactaron una “instan-
algo más de 1,3 millones de perso-
nas, lo que hace un total de 1,5 mi-
tánea” de la Francia ocupada con datos prácticos llones de personas fallecidas a con-
como un pequeño vocabulario, tabla de conversión secuencia directa de la hambruna,

C on el fin de orientar a los soldados aliados so-

bre las peculiaridades de los países a los que
se desplazaban, se escribieron tres panfletos que
se distribuían antes de partir al frente. Para muchos
de aquellos jóvenes era la primera vez que viajaban
al extranjero, por lo que estos panfletos pretendían
ser una especie de guía de viaje que les pusiese
sobre aviso de lo que se encontrarían. El prime-
ro se elaboró en 1942, recogía consejos e in-
formación cultural (en siete páginas mecano-
grafiadas) y fue publicado por el Departamento
de Guerra de Estados Unidos: se destinó a los
miles de soldados enviados a Gran Bretaña para
métrica, etc., e inconfundibles toques de humor in-
glés. Ese mismo año, sacaron un tercer panfleto pa-
ra los soldados que cruzarían el Rin para realizar la
según estos documentos.
Durante años, el Holodomor fue
motivo de un silencio sepulcral,
anhelada invasión de Alemania. tanto por parte de la Unión Sovié-
tica como del resto de países. Úni-
camente al caer la URSS en 1991
numerosas naciones y un gran nú-
mero de historiadores empezaron
a reconocer el suceso como
un genocidio. Hoy, Ucrania lo
califica de exterminio xenófobo
en masa contra su pueblo.

En 2015, se publicaron los tres panfletos traduci-

dos al español en formato libro (a la derecha). 35
GETTY

DESARROLLO DEL MATERIAL MILITAR EN LA II GUERRA MUNDIAL

El poder de
las armas
TANTO PARA LA WEHRMACHT
COMO PARA EL EJÉRCITO ROJO,
MEJORAR SU ARMAMENTO CONS-
TITUYÓ UNA TAREA PRIMORDIAL.
CUALQUIER VENTAJA AÑADIDA A
BOMBARDEROS O A CARROS DE
COMBATE SIGNIFICABA ESTAR UN
PASO MÁS CERCA DE LA VICTORIA.
Por Juan Carlos Losada, especialista en Historia militar
GETTY

EN CADA BOMBA
UN MENSAJE.
Los bombarderos
Junkers-87 –conoci-
dos como Stuka– (en
la foto) tuvieron un pa-
pel predominante en
los ataques alemanes
desde el aire. A la izda.,
soldados del Ejército
Rojo marcan con ins-
cripciones las bom-
bas aéreas, con lemas
como “Para Berlín”,
“Para Hitler” o “Para el
Parlamento alemán”.

36
 l 22 de junio de 1941, 148 divisiones alemanas y 40 de
E
otras potencias del Eje se lanzaron contra la Unión So-
viética en la llamada Operación Barbarroja. Sumaban
unos tres millones y medio de hombres, equipados
con unos 3.500 blindados, 4.500 aviones y casi 50.000
piezas de artillería. La sorpresa fue total y el ataque,
un rotundo éxito. Todo parecía indicar que en poco tiempo se
habría culminado el hundimiento del régimen de Stalin co-
mo preveía el optimista Hitler, que lo databa incluso en pocas
semanas. Varios factores explican el éxito inicial, aparte del factor
sorpresa: la purga en los años anteriores del 70% de los mandos del
Ejército Rojo con su consiguiente debilitamiento y desmoralización,
una doctrina militar obsoleta anclada en los principios de la I Guerra
Mundial, a pesar del desastre soviético contra Finlandia, y un mate-
rial militar pesado que, aunque muy abundante (20.000 blindados
y 15.000 aviones para equipar a casi seis millones de hombres), era
muy inferior tecnológicamente al de los alemanes.
El grueso de las fuerzas blindadas alemanas estaba formado por
los Panzer III y IV y por el cañón autopropulsado Sturmgeschütz
III (StuG III), montado este último sobre un chasis de un Panzer III.
Eran carros medios equipados, de gasolina, de unas 25 toneladas de
peso, con ametralladoras y un cañón de un calibre entre los 37 y los
75 mm, según los modelos, y con un blindaje que podía llegar a los
80 mm. Alcanzaban los 40 km/h en caminos y la mitad en campo
a través, con una autonomía de hasta 200 kilómetros. Eran la espi-
na dorsal de la Wehrmacht y habían demostrado sobradamente sus
cualidades durante las invasiones de Polonia y Francia.
INFERIORIDAD DE LOS CARROS RUSOS. Frente a ellos, el
Ejército Rojo opuso sus unidades blindadas que, aunque muy nu-
merosas, estaban mayoritariamente formadas por los modelos T-26
y BT, con motores también de gasolina, de los que cerca de la ter-
cera parte estaban averiados o en espera de recambios. Eran unos
buenos carros ligeros que habían demostrado sus cualidades en la
Guerra Civil española, siendo en esa contienda superiores a las uni-
dades alemanas e italianas que por entonces sólo montaban ame-
tralladoras, pero en ese momento ya habían sido superados por los
tanques enemigos y sus características los hacían muy inferiores a
ellos. Pesaban la mitad, su blindaje era tres o cuatro veces más del-
gado, también eran más lentos, se averiaban con mucha frecuen-
cia –llegando fácilmente a incendiarse– y su armamento también
era menos potente. Además, los invasores tenían una doctrina
37
 LA LLEGADA MASIVA DE MATERIAL BRITÁNICO
Y NORTEAMERICANO, JUNTO CON LA TERRIBLE
DISCIPLINA IMPUESTA POR LOS COMISARIOS
POLÍTICOS, FRENÓ ALGO EL AVANCE ALEMÁN
de utilización de carros mucho más moderna, como AEROPLANOS SOVIÉ-
fuerza de ataque rápida, que chocaba con la tradicio- TICOS. Durante la Se-
nal soviética que aún se basaba en la tesis de que los gunda Guerra Mundial, el
blindados debían ser auxiliares de la infantería. Stalin ingeniero ruso Yákovlev
diseñó y produjo una fa-
había apartado del mando, precisamente, a los gene-
mosa línea de aviones
rales innovadores, porque eran críticos ante las nega- caza que llevan su nom-
tivas experiencias del uso de los blindados en las gue- bre. En la foto, versión
rras de España y Finlandia, y mantenido en el mando a vintage del Yak-9, utiliza-
los sumisos y tradicionales, lo que les costó el terrible do en la contienda por el
hundimiento militar de los primeros meses de la in- Ejército Rojo.
vasión. No obstante, los alemanes se encontraron con
dos sorpresas desagradables que sus servicios de inte- tos del T-26. El primero suponía un incremento del peso,
ligencia no habían detectado: los novedosos tanques del blindaje y del calibre de su cañón; además, utilizaba
medios T-34 y KV-1. Ambos procedían de un diseño un motor diésel que lo hacía más fiable y menos propen-
revolucionario del año anterior para superar los defec- so a los incendios y le daba mayor autonomía. Asimismo,
su coraza se inclinaba 60º, lo que lo hacía invulnerable a
los cañones antitanques existentes y a la mayor parte de
Carros de combate las piezas que montaban los carros alemanes.
Por su parte, el KV-1 era aún más poderoso y pesado
1. El Stug III, el cañón de la mejor arma de carro de que el T-34, aunque ello lo hacía poco maniobrable. Sin
asalto, era en 1941 el único todo el conflicto. duda, eran mejores tanques que los alemanes, pero por
vehículo alemán capaz de suerte para estos su número era muy escaso: sumaban
hacer frente al T-34. 5. Pese a su velocidad, los sólo el 7% del parque total de carros soviéticos. Para
ligeros BT no eran rivales acabar con ellos, las fuerzas del Tercer Reich tuvieron
2. El Pz IV, aquí en su ver- para los panzers. que emplear su famoso cañón de 88 mm, el Flak 36,
sión H, con cañón de 75 que, aunque diseñado en 1933 como cañón antiaéreo y
ILUSTRACIONES: J. A. PEÑAS

L/48, sería la espina dorsal
de la Panzerwaffe durante
toda la guerra.
3. De todos los carros
alemanes, ninguno fue tan
carismático como el Pz VI
Tiger I, de 56 toneladas,
armado con un cañón de
88 mm y casi invulnerable
El Panzerfaust. Consistía tras 90 mm de coraza.
en una cabeza de carga hueca
disparada con ayuda de un tu- 4. El Pz V Panther fue la
bo lleno de propelente, que in- respuesta germana al
cluía un alza manual. Era un ar- T-34. Su cañón de 75 mm
ma contracarro sencilla, barata, L/70 fue, probablemente,
fácil de manejar y devastadora.
1
6. El T-34, el carro más fa-
bricado de la guerra, supu-
so un verdadero shock para
los nazis. Hasta 1943 fue
prácticamente imbatible.
7. Un solitario KV-1 logró fre-
nar a la octava división pan-
zer al completo, destruyendo
43 carros enemigos. Su blin-
daje resistió 135 impactos.
8. El IS-II Stalin, con cañón
de 122, fue, en palabras del
general Manteuffel, el mejor
carro de toda la guerra.
2
empleado ya en España, demostró unas excelentes cua-
lidades como pieza antitanque de tiro rápido (más de 15
disparos por minuto), con un alcance efectivo de 3.500
metros y capaz de perforar cualquier tipo de coraza si
se disparaba a corta distancia. Para muchos estudiosos,
fue el mejor cañón de toda la guerra.
CAPACIDAD AÉREA. En el aire, la superioridad
de la Luftwaffe fue aún mayor y la desproporción en
calidad aún más evidente. La columna vertebral de
los cazas soviéticos la formaban los Polikarpov I-16,
conocidos ya en la guerra de España como los Mos-
ca, que a pesar de haber sido mejorados no se podían
comparar ni en velocidad ni en armamento a los Mes-
3 4

38
 Material aliado enviado a la URSS
G
racias a la Ley de Préstamo y
Arriendo, la URSS obtuvo gratui-
tamente de EE UU una valiosísima
ayuda desde 1941, que fue muy impor-
tante para poder contraatacar a partir del
año siguiente. Durante cuarenta meses
recibió casi 15.000 aviones, unos 8.000
carros de combate, 9.300 cañones,
135.000 ametralladoras, un millón de fu-
siles y pistolas, más de 600.000 camio-
nes, jeeps y motocicletas, unos 6.000
tractores, 2.000 locomotoras, 11.200
vagones, 415.000 teléfonos, millones
de metros de cable telefónico, casi tres
Con todo este material, Stalin pudo
equipar a los más de dos millones de
hombres que cada año pudo incorporar
a la guerra, cantidad que superó los cál-
culos de Hitler y desbarató sus planes.
A lo largo de la guerra el material militar
soviético, mejor adaptado al medio, fue
reemplazando al americano y británico
sobre todo en lo referente a tanques,
aviones y artillería. Sin embargo, los ca-
miones y automóviles norteamericanos
fueron insustituibles durante toda la con-
tienda y transportaron a las fuerzas so-
viéticas hasta el mismo Berlín en 1945.

ALAMY
millones de toneladas de combustible,

serschmitts Me-109 de los alemanes, de los que se lle-
garon a construir más de 30.000 unidades. Inmedia-
tamente estos se hicieron dueños del cielo, abatiendo
a todos los bombarderos soviéticos Petlyakov P-2 que,
absolutamente indefensos, trataron de hacer frente a la
invasión y dando vía libre, además, a los ataques de los
suyos –los Heinkel, Dornier y Junkers–, que actuaron
impunemente. Además, lo inesperado del ataque había
sorprendido en tierra a casi dos mil aviones soviéticos,
que fueron destruidos sin despegar en poco más de un
día. Por si fuera poco, los alemanes contaban con el cé-
lebre aparato de ataque a tierra, el Junkers-87, Stuka,
especializado en el bombardeo en picado. Había entrado
en servicio en 1937 y se llegaron a construir 5.709 uni-
dades en sus diferentes versiones. Sus acciones lo con-
virtieron en un cazatanques ideal, al que los soviéticos
no pudieron hacer frente en la primera fase de la guerra.
REFUERZOS DE LOS ALIADOS. Frente a la avalan-
cha de medios, Stalin sólo pudo oponer resistencias des-
esperadas e inútiles, y no vaciló en enviar al matadero a
miles de hombres que, a pesar de su entusiasmo, poco
podían hacer con su pobre armamento. Sólo la llegada
masiva de material norteamericano y británico, junto
con la terrible disciplina impuesta por sus comisarios po-
líticos, pudo frenar algo el avance alemán, que no logró
conquistar Moscú ni Leningrado antes de la llegada del
frío, tal como había previsto con excesivo optimismo.
En diciembre de 1941, la Operación Barbarroja
GETTY
15.500.000 pares de botas, 4.500.000
toneladas de alimentos, 15.000 de medi-
cinas y miles de toneladas más de diver-
sas materias primas y de ropa para uni-
formes, motores, recambios, explosivos,
etc. Su valor ascendía a más de 11.000
millones de dólares de la época.
COLABORACIÓN BRITÁNICA. Gran
Bretaña también se sumó al esfuerzo
y aportó unos 5.000 tanques, 7.000
aviones y diverso material cuyo valor
ascendía a casi 430 millones de libras.
Todo el material llegó a Siberia a través
de Bering, por el sur desde Persia y so-
bre todo a través del Ártico por los puer-
tos de Murmansk y Arkhangelsk, adon-
de llegaron 78 convoyes compuestos
por más de 1.400 mercantes escol-
tados por buques de guerra. Hay que
destacar que, durante la operación, los
aliados perdieron 96 barcos de trans-
porte con medio millón de toneladas a
bordo, así como dos cruceros, 13 des-
tructores y cuatro navíos de guerra más.
Las bajas ascendieron a unos 2.600 tri- La Marina de EE UU entregó en présta-
pulantes, entre marinos mercantes y de mo y arriendo a los soviéticos varios
la armada, perdiéndose también casi la cruceros de batalla, como el Milwaukee
octava parte de los cargamentos. (en la foto), rebautizado Murmansk.

7 8
6
5

39
 estaba agotada. El 70% de los vehículos invasores estaban ave-
riados, y los soldados exhaustos. Las gélidas temperaturas, la in-
esperada capacidad de resistencia soviética, la llegada masiva de
tropas siberianas gracias a los informes del espía Richard Sorge
–que aseguraba que Japón no iba a atacar en Extremo Oriente– y
el abundante material de guerra que EE UU y Gran Bretaña envia-
ron se conjuraron para frenar el ataque. Además, Hitler, víctima
de su propio racismo antieslavo, había despreciado la capacidad
soviética de organización para trasladar las industrias de guerra
más allá de los Urales, así como el factor de la inmensidad geográ-
fica rusa que alargaba terriblemente las líneas de abastecimiento
alemanas, aspecto en el que repitió el error de Napoleón. Por esta
falta de previsión, sus ejércitos sufrieron importantes carencias
de avituallamiento que comenzaron a minar su hasta entonces
invencible moral de victoria. Cuando en la primavera de 1942 las
operaciones se retomaron, los dos bandos habían aprendido las
lecciones del año anterior y se lanzaron a crear nuevas armas o a
mejorar las que ya tenían, los soviéticos para tratar de reconquis-
tar el terreno perdido y los alemanes para acabar de una vez con
Stalin y lograr conquistar las principales ciudades rusas.
RENOVACIÓN DE LOS BLINDADOS. Tras demostrar la gran
eficacia de las pocas unidades operativas del T-34, el Ejército Rojo se
dedicó a producirlo en masa, de tal manera que se llegó a alcanzar la
cifra de casi 70.000 unidades construidas en sus distintas versiones,
lo que lo convirtió en el modelo más numeroso de todas las fuerzas
blindadas de la guerra. En sus últimas variantes tenía una coraza in-
clinada de 75 mm, un cañón de 85 mm y una velocidad de 50 km/h
que lo equiparaban a lo mejor de las fuerzas acorazadas nazis y lo
convertían, posiblemente, en el mejor tanque medio de toda la II
Guerra Mundial debido a que combinaba blindaje, potencia de fuego
y movilidad, lo que lo hacía ideal para maniobrar sobre el fango. Co-
mo complemento, en 1943 también se fabricó un carro pesado, el IS-
2 o Stalin, de 120 mm de coraza y un cañón de 122 mm, que era muy
lento pero muy difícil de batir; de este modelo se construyeron casi
4.400 unidades. De hecho, los nuevos carros soviéticos derivaban
de los robustos tractores y, aunque resistentes y adaptados a todos
los terrenos, eran muy incómodos para los tripulantes, de modo que
para poder acceder al habitáculo debían medir no más de 1,60 me-
tros de estatura y llevar chichoneras en la cabeza como protección
ante los continuos golpes que sufrían dentro de la cabina.
Alemania, por su parte, para contrarrestar al T-34, puso en
funcionamiento dos blindados nuevos: el Panzer V o Panther y
el Panzer VI o Tiger. Seguían siendo modelos cómodos derivados
del automóvil, con motores de gasolina, y
las tripulaciones iban provistas de boinas y
sin las restricciones físicas de sus
GETTY
ALBUM
GRANADA ANTI-
TANQUE. Las armas enemigos. El primero era un tanque me-
de la serie Panzer- dio, equivalente al T-34 . También tenía
faust (en la foto) eran blindaje inclinado y características simi-
desechables, de un lares al de su rival; se construyeron unas
solo tiro. En la prácti-
6.000 unidades. Fue sumamente eficiente
ca funcionaban como
granadas de carga
y su llegada dejó completamente obsoletos
hueca impulsadas a los Panzer III, que fueron apartados de
por cohete, que se los campos de batalla. El éxito del Panther
lanzaban desde un sólo se vio eclipsado porque seguía sien-
soporte de tubo se- do de gasolina lo que le hacía tener menos
gún el principio del autonomía que los soviéticos, que ya sólo
cañón sin retroceso. equipaban motores diésel, y ser también
más fácilmente incendiable.
MEJORAS EN EL AIRE. El Panzer VI, Ti-
ger, era un carro pesado que alcanzaba casi
58 toneladas. Poseía una gran potencia de
fuego (cañón de 88 mm), alcance y una gran
precisión en sus sistemas de puntería, pero
era lento y poco apto para zonas pantanosas
PODEROSO ANTI- y tenía poca autonomía. Su blindaje era muy
CARRO. Los panzers, grueso, de 120 mm, y sólo podía ser destrui-
destinados a luchar
do si era atacado desde los costados y a poca
contra otros vehículos
distancia. Obviamente era muy costoso y
blindados de combate
y servir de apoyo a la sólo se montaron unos 1.800 en sus dos va-
infantería alemana, riantes. De hecho, los tanquistas alemanes
fueron desarrollándo- preferían el Panther, que era mucho más
se en versiones dife- manejable y polivalente, por lo que no es
rentes para añadir extraño que el general alemán Hasso von
mejoras. En la foto, Manteuffel lo calificase de “inútil furgón
soldados alemanes de mudanzas”. Sin embargo, eran moles
rodean un Panzer III. temibles muy difíciles de batir y su éxito
en las batallas de Jarkov y Kursk, en 1943,
movió a los soviéticos a fabricar el modelo
Stalin , que sería su perfecto oponente.
La aviación soviética también introdu-
jo grandes mejoras. La aparición del Mig-3
H
fue el primer paso, pero no fue hasta que
surgieron los cazas Yákovlev, Yak-9, y los
Lavochkin, La-7 , cuando se pudo com-
pensar el dominio alemán del aire. Del
primero se fabricaron más de 16.500 y te-
nía como misión contrarrestar al Me-109.
Del segundo fueron casi 6.000 y entró en
acción en 1944. Sin embargo, la gran pre-
sencia de las fuerzas blindadas alemanas
hizo necesario el diseño de un aparato ca-
El frío anula las armas alemanas
itler no contaba con la férrea resistencia
soviética y creía que Moscú caería antes
de la llegada del invierno. Además, ese
año el frío se adelantó y en noviembre ya se da-
ban temperaturas de 35º bajo cero, que des-
cenderían hasta 50º bajo cero hacia fin de año.
Las fuerzas alemanas no contaban con ropas y
calzado para resistir esas duras condiciones y
en Alemania se hizo una colecta para recoger,
a toda prisa, abrigos de piel para los soldados.
Pero lo más grave, e imposible de paliar dada
la falta de previsión, fue que los mecanismos
de las armas y los motores de los vehículos se
congelaron por no emplear grasas y aceites
adaptados a tan bajas temperaturas, elemen-
tos que sí utilizaban los soviéticos. No sólo
no se podía disparar, sino que los suministros
tampoco podían llegar al frente.

zatanques, similar al Stuka. Ello se concre-
tó en el Ilyushin, Il-2, Shturmovic o avión
de asalto, del cual se construyeron nada
menos que unos 36.000 aparatos, convir-
tiéndose así en el modelo de avión más fa-
bricado durante toda la II Guerra Mundial.
Cuando se inició Barbarroja apenas había
operativo un centenar de un primer proto-
tipo, pero a partir de 1942 la producción se
incrementó espectacularmente y se dotó,
además, al aparato de mejoras sucesivas
como armamento de mayor calibre, blin-
daje más grueso o el añadido de un nuevo
tripulante que actuaba como artillero trase-
ro defensivo, lo que resultaba indispensable
para compensar su lentitud y poca manio-
brabilidad. Ello redujo el número de pérdi-
das, al tiempo que lo convertía en un buen
atacante sobre objetivos terrestres, aunque
su precisión contra estos no fue nunca tan-
ta como la del Stuka. De hecho, la aviación
soviética, aunque muy mejorada, no acabó
nunca de ponerse a la altura de la alemana,
pero su gran número de efectivos compen-
só su inferioridad cualitativa.
LANZACOHETES EXITOSO. Dentro
de las novedades soviéticas también des-
tacó el lanzador de cohetes explosivos Ka-
tiusha, también conocido como “órgano
de Stalin”. Era un sistema barato, rápido
de desplazar, al estar montado sobre un
camión, y fácil de fabricar, que disparaba
salvas de 24 cohetes, aunque en posterio-
res versiones se aumentó su capacidad de
fuego y la rapidez de recarga. Tenía poca
precisión, pero permitía someter al ene-
migo a una lluvia de fuego incesante a una
distancia de unos ocho kilómetros. Dado
su éxito, se fabricaron más de 10.000.
Los alemanes, como respuesta, también
TRAS DEMOSTRAR LA EFI-
CACIA DE LAS UNIDADES
OPERATIVAS DEL T-34, EL
EJÉRCITO ROJO SE DEDICÓ
A PRODUCIRLO EN MASA
ALBUM
LIBRO
Detrás del mito.
Panzers: contra la
marea, José Antonio
Peñas. HRM Edicio-
nes, 2015. Durante la
II Guerra Mundial,
tanto las fuerzas ale-
manas como las so-
viéticas diseñaron ar-
mamento que
enviaron a las cade-
nas de producción,
de donde salieron
nuevos y más poten-
tes modelos.
MEDIDAS EXTREMAS. Me-
diante hogueras improvisadas
se podían calentar las máqui-
nas para ponerlas en funciona-
miento momentáneamente. En
esas condiciones, que además
causaban numerosas bajas
por congelación y enferme-
dad, cualquier ofensiva estaba
condenada al fracaso. Un dato
macabro: los alemanes codicia-
ban las botas rusas, pero por la
congelación no podían descal-
zar a los cadáveres, por lo que la
solución fue amputarles las pier-
nas y ponerlas al lado de una
hoguera para poder hacerlo.
En el invierno de 1942, la Opera-
ción Barbarroja –iniciada en abril
de 1941– aún no había conclui-
do. A la izda., soldados alema-
nes en el frío invernal de Rusia.
fabricaron sus lanzacohetes, sobre todo dirigidos a frenar el alud
soviético de tanques, por lo que se los dotó de menor alcance, que
se sacrificó en aras de la precisión. Su modelo más famoso fue el
antitanque Panzerfaust de 1943, que pesaba sólo cinco kilos y podía
ser manejado por una sola persona, y que compensó la falta de una
eficaz artillería antitanque.
En conclusión, desde 1943 los armamentos de ambos ejérci-
tos estuvieron, en conjunto, bastante equilibrados en calidad, al
haber mejorado el Ejército Rojo notablemente los suyos. Sin em-
bargo, la capacidad industrial por parte de la URSS era cada vez
mayor, mientras que la alemana no dejaba de menguar por los
crecientes bombardeos que sufría por parte de la aviación aliada.
En las postrimerías de la guerra, los nazis diseñaron armamento
muy avanzado y vanguardista, como las bombas volantes dirigi-
das (V-1 y V-2) empleadas en el frente occidental o los primeros
aviones a reacción. Pero su escaso número no pudo compensar
la avalancha de medios, armas y hombres que todas las fuerzas
aliadas, y en particular los soviéticos, estaban poniendo sobre el
tablero. Los nazis se desgastaban a gran ritmo sin poder reempla-
zar sus pérdidas, fuesen materiales o humanas. Cada vez más fal-
tos de aviones, tanques y pilotos, eran incapaces de contrarrestar
la superioridad numérica de los soviéticos en todos los terrenos.
Por ello, desde 1943, estuvo claro que la guerra la ganaría quien
tuviese más reservas, pues la maquinaría productiva de los aliados
en su conjunto era imparable y, además, estaba cada vez más a
salvo de los ataques de una aviación alemana menguada. En esta
ocasión, la cantidad iba a ganar claramente a la calidad. MH

41
AGE
LAS PURGAS DE STALIN
Terror de
Estado
EN LA DÉCADA DE LOS AÑOS TREINTA DEL SIGLO
XX, LA UNIÓN SOVIÉTICA –DIRIGIDA CON MANO
DE HIERRO POR STALIN– SE CONVIRTIÓ EN UN
ESTADO TOTALITARIO EN EL QUE LA DISIDENCIA
SE CASTIGABA CON LA TORTURA Y LA MUERTE.
Por José Luis Hernández Garvi, escritor
ara hacer frente a la anarquía
P
imperante tras los primeros
compases de la Revolución
Rusa, que ponía en peligro la
supervivencia del régimen,
Lenin y sus colaboradores
más cercanos decidieron crear un orga-
nismo que velase por asegurar la conti-
nuidad del gobierno bolchevique. Con
este objetivo, a finales de 1917 el Consejo
de Comisarios del Pueblo aceptó el pro-
yecto presentado por Félix Dzerzhinski
para la creación de un cuerpo especial
destinado a combatir a los enemigos de
la Revolución. Surgió así la Checa, acró-
nimo en español de Comisión Extraordi-
naria de Todos los Rusos para Combatir
la Contrarrevolución y el Sabotaje, nom-
bre de la primera policía secreta creada
por los bolcheviques.
Dzerzhinski, conocido con el ape-
lativo de Acorazado Félix , fue puesto
al frente de la Checa. En teoría debía
cumplir una misión policial de mante-
nimiento del orden público, pero en la
práctica funcionó como un instrumento
de represión política. Desde su cúpula
se ordenó la persecución, detención y
ejecución sistemática de todos los opo-
sitores al régimen. Fue entonces cuan-
do se ordenó el derribo de parte de las
antiguas murallas que rodeaban la plaza
moscovita de Lubianka para la construc-
ción de la siniestra sede de la Checa.
Fanático y despiadado, Dzerzhins-
ki reclutó a su personal operativo entre
42
aquellos matones del partido que hubie-
ran destacado por un belicoso antica-
pitalismo y su odio hacia los burgueses.
Uniformados con chaquetas de piel, ves-
timenta que los haría funestamente fa-
mosos, y equipados con pistolas, ametra-
lladoras y coches veloces, muchos de los
agentes de la Checa eran criminales que
habían estado en la cárcel anteriormente
cumpliendo penas por delitos comunes,
en muchos casos sádicos asesinos con
carta blanca para actuar impunemente
siguiendo las órdenes de Dzerzhinski.
AL MARGEN DE LA LEGALIDAD.
Las troikas, nombre que recibieron los
tribunales de la Checa, estaban integra-
das por tres hombres que dictaban sen-
tencias al margen de cualquier control
legal, sembrando el terror por todo el
país. Aquellos comunistas que se atrevie-
ron a criticar los métodos de los agentes
no tardaron en convertirse en víctimas
de la represión bajo la acusación genérica
de contrarrevolucionarios. Los detenidos
que tuvieron más suerte fueron enviados
a los primeros campos de concentración.
El resto eran fusilados sumariamente,
cumpliendo con las consignas dictadas
por los colaboradores de Dzerzhinski,
partidarios del exterminio en masa de los
enemigos del Estado Soviético.
En 1923, la Checa fue sustituida por el
Directorio Político Unificado del Estado,
el OGPU en sus siglas en ruso, organismo
dependiente del Comisariado del Pue-
CONDICIONES
INFRAHUMANAS.
En 1922, el secretario
general del Partido
Comunista de la
Unión Soviética, Stalin,
decidió utilizar a los
presos del Gulag
–acrónimo en ruso de
Dirección General de
Campos de Trabajo–
como mano de obra
esclava para explotar
los recursos naturales
de la región norte, in-
frautilizada debido a
las duras condiciones
climáticas. En este fo-
tograma de la película
Camino a la libertad
(Peter Weir, 2010) se
representa la huida
de presos del terrible
gulag siberiano.
 blo de Asuntos Internos. Se trataba en realidad de un
cambio estético para mejorar la imagen exterior del ré-
gimen soviético, pues al frente del OGPU siguieron es-
tando Dzerzhinski y el núcleo duro de la antigua Checa.
A mediados de la década de los veinte, represen-
tantes de un sector crítico dentro del Partido Co-
munista organizaron reuniones no autorizadas en
varias ciudades y hasta pequeñas manifestaciones
de protesta contra el gobierno, actos que podían ser
considerados como los primeros pasos de una opo-
sición balbuciente contra el régimen soviético. Sus
representantes suponían un porcentaje muy peque-
ño dentro de la organización, pero su actividad hizo
saltar las alarmas dentro del OGPU.
TERRORÍFICO SISTEMA PENITENCIARIO.
Cuando algunos destacados disidentes solicitaron el
apoyo del movimiento socialdemócrata europeo y de
personalidades del mundo de la cultura, el OGPU reci-
bió instrucciones expresas de Stalin, Secretario General
del Comité Central del Partido Comunista de la Unión
Soviética desde 1922, de poner fin a la discrepancia de
la mejor forma que sabían. Sus agentes no tardaron
en pasar a la acción, deteniendo a miles de opositores
que fueron enviados a los campos de trabajo forzado
del Gulag, entidad de la que dependía el sistema pe-
nitenciario represivo del Estado Soviético, donde los
directores y los guardias, en muchos casos auténticos
psicópatas, se ensañaron con ellos.
Utilizados en muchos casos como chivos expiato-
rios a los que acusar de la desastrosa situación eco-
nómica que vivía el país, ningún ingeniero o técnico
podía sentirse libre de sospecha ante el celo represivo
de los agentes del OGPU. Acusados de sabotaje, miles
de ellos fueron enviados a las cárceles o los campos,
dando lugar a una escasez de especialistas que afectó
gravemente al sector industrial, hasta el punto de pro-
vocar las protestas del Consejo Económico Supremo
por la actuación del aparato policial del régimen. En
junio de 1931 se decidió dar marcha atrás a la perse-
cución por orden directa del propio Stalin, interrum-
piéndose las ejecuciones sumarias y reduciéndose la
MILES DE OPOSITORES FUERON ENVIADOS A
CAMPOS DE TRABAJOS FORZADOS DEL GULAG,
ENTIDAD PENITENCIARIA DEL ESTADO SOVIÉTICO
duración de las condenas de cárcel que estaban dejan-
do al país sin técnicos cualificados.
En 1934 se reorganizó el OGPU, que pasó a deno-
minarse NKVD, acrónimo en ruso de Comisariado del
Pueblo para Asuntos Internos. Al frente del mismo se
nombró a Guénrij Yagoda, que apenas permanecería
en el cargo durante dos años. A pesar de la brevedad
de su mandato, Yagoda tuvo tiempo de extender el
reinado del terror de su organización por todo el te-
rritorio de la Unión Soviética.
A principios de 1934 estaba prevista la celebración
del Decimoséptimo Congreso del Partido Comunista.
La oposición a Stalin estaba formada por burócratas en-
cumbrados y miembros de los órganos de dirección que
se mantenían fieles a Trotski. A este sector crítico se
unieron algunos antiguos colaboradores de Lenin que
llevaban preparándose desde hacía tiempo para apartar
al dictador soviético de la cúpula del Kremlin.
RESPALDO ASEGURADO. En las vísperas del
Congreso empezaron a circular rumores de que una
gran parte de los delegados querían sustituir a Stalin
REORGANIZACIÓN
DE LOS ASUNTOS
por la figura ascendente de Serguéi Kírov, un vetera-
INTERNOS. Tras la no revolucionario miembro del Politburó y Secretario
formación de la Unión del Comité de Leningrado. Los instigadores de esta
Soviética en 1922, el campaña eran trotskistas decididos a acabar con el
GPU se transformó en régimen desde dentro. Enterado de los movimientos
el OGPU (Directorio de los conspiradores gracias a la información suminis-
Político Unificado del trada por agentes infiltrados, Stalin pasó a la acción
Estado), bajo el man- cogiendo por sorpresa a sus rivales políticos median-
do del Consejo de te una hábil maniobra. En vez de ordenar la detención
Comisarios del Pueblo.
de los cabecillas de la oposición antes del congreso del
En la foto, Stalin apa-
rece acompañado
partido, decisión que posiblemente hubiera provocado
por agentes secretos la indignación popular, se procedió al arresto masivo
del OGPU a finales de las bases que los habían apoyado. Con aquella ad-
de los años 20 vertencia velada, Stalin se aseguró el respaldo de la
del siglo pasado.
AGE
 FUNDADOR DE LA
CHECA. El revoluciona-
rio comunista polaco
Félix Dzerzhinski (en el
retrato) fundó la policía
secreta bolchevique, la
Checa, instrumento de
represión durante el
Terror Rojo (1918-1922);
checa ha quedado como
nombre común de lugar
de detención y tortura.
cia. El régimen estalinista empezaba a revelar su verda-
dera cara, convertido en un monstruo que comenzaba a
devorar a sus propios hijos. Entre los años 1936 y 1938
se abrieron cinco grandes procesos contra la flor y nata
del régimen. Mientras el primero, celebrado en agosto
de 1936, se cerró con sentencias de cárcel relativamente
leves, el que tuvo lugar en 1937 marcó la pauta de lo
que se avecinaba, condenando a muerte a trece líderes
del partido, entre ellos al general Muralov. En junio de
ese mismo año un tribunal especial militar condenó a
muerte por traición a ocho altos mandos del ejérci-

Cuestión de gustos
E
LIBRO l 26 de enero de 1936 se representó la ópera Lady
Macbeth de Mtsensk en el Teatro Bolshói de Moscú.

ALBUM
mayoría de los delegados, mientras sus críticos eran
cesados fulminantemente de sus cargos antes de ser
desterrados. En realidad, se trató de un auténtico gol-
pe de Estado con el que se eliminó la posibilidad de una
transición pacífica en la cúpula del poder soviético.
A pesar de los turbulentos sucesos que rodearon la
celebración del congreso, Kírov seguía siendo un per-
sonaje muy popular, tanto en el aparato del partido co-
mo entre las masas. En apariencia, contaba con la plena
confianza de Stalin, aunque los rumores ofrecían una
imagen bien distinta. El 1 de diciembre de 1934 Kírov
fue asesinado a tiros en su despacho del sóviet de Le-
ningrado por Leonid Nikoláev, un desequilibrado que
había sido detenido anteriormente acusado de vagan-
cia. Para explicar los móviles del crimen surgieron va-
rias teorías conspirativas, polémica que ha llegado has-
ta nuestros días. Una de las más extendidas afirmó que
el asesinato había sido organizado por orden de Stalin,
decidido a acabar con un carismático líder político que
podía hacerle sombra y al que realmente odiaba.
ELIMINACIÓN DEL OPONENTE. Siguiendo oscu-
ras directrices para desviar la atención, sus enemigos se
apresuraron a extender la versión de que el verdadero
móvil de su asesinato habían sido los celos. Reconocido
mujeriego, Kírov habría mantenido una apasionada re-
lación con Milda Draule, esposa de Nikoláev, que heri-
do en su honor habría decidido cometer el crimen. De-
jando a un lado cuestiones escabrosas, lo cierto es que
ALBUM
Gulag: historia de los
campos de concen-
tración soviéticos,
Anne Applebaum. De-
bate, 2004. El libro re-
lata el funcionamiento
durante más de sesen-
ta años del sistema
penitenciario soviéti-
co, que tuvo su origen
en las prisiones zaris-
tas en Siberia y se
desarrolló en la época
de Lenin, aunque su
apogeo llegó con la
dictadura estalinista.
El compositor Dmitri Shostakóvich, autor de la obra,
estaba nervioso pero no precisamente por el estreno. Stalin
había anunciado su presencia en el palco blindado que tenía
reservado y el músico temblaba ante la posibilidad de que su
ópera pudiera no gustarle al Zar Rojo, con las consecuencias
que eso podía tener. Hasta entonces Lady Macbeth había
cosechado un gran éxito de crítica y público, pero ya se sabe
que sobre gustos no hay nada escrito.
COMPOSITOR EN PELIGRO. Los peores temores de
Shostakóvich se cumplieron cuando al final del tercer acto
Stalin se levantó de su butaca y se marchó. Cuando terminó
la representación, el compositor bajó al escenario a agra-
decer los aplausos de un público entusiasmado. Según el
testimonio de alguno de sus amigos, “estaba más blanco
que una sábana”. El 28 de enero el periódico Pravda, órgano
oficial del Partido Comunista, publicó sin firmar una durísi-
ma crítica contra la ópera de Shostakóvich, calificándola de
“formalista”, término que se aplicaba a las obras “burguesas”
bajo influencia de las ideas de Occidente que no reflejaban
el heroísmo de la lucha de clases. Ante aquellas acusacio-
nes, la detención de Shostakóvich parecía segura. Todos
los que se atrevieron a defenderlo en público pagaron las
consecuencias. El escritor Máximo Gorki murió en extrañas
circunstancias después del asesinato de su hijo. El director
de teatro Vsévolod Meyerhold fue ejecutado y su esposa, la
actriz Zinaida Raij, fue asesinada de varias puñaladas en los
ojos. Shostakóvich sobrevivió a la purga y más tarde sería
elevado a la categoría de héroe cuando estrenó la Séptima
Sinfonía, inspirada en la heroica defensa de Leningrado.

cuando se celebró el juicio el acusado se ciñó al guión Compuesta por Shos-

previsto, declarando que había actuado para provocar takóvich, la ópera Lady
un levantamiento subversivo contra el Estado soviéti- Macbeth de Mtsensk
co. El 29 de diciembre de 1934 fue declarado culpable y (en la foto, una escena)
sentenciado a muerte, ejecución que se llevó a cabo esa se estrenó en 1934 y
misma noche con un tiro en la nuca. A Milda Draule y a tuvo un éxito inmediato,
la madre del asesino se les aplicó la misma pena. aunque luego estuvo
prohibida en la URSS
El asesinato de Kírov fue aprovechado por Stalin
durante veintiséis años.
para soltar a sus perros de presa del NKVD contra el
resto de la oposición, dando el pistoletazo de salida a
una gran purga contra todos aquellos sospechosos de
conspirar contra él. Muchos de ellos fueron juzgados en
secreto por la sala militar del Tribunal Supremo, sin de-
recho a recibir asistencia legal o presentar testigos en su
defensa. La mayoría fueron condenados a muerte, de-
negándoles de antemano cualquier petición de clemen-

45
 Con la misma moneda
D
espués de participar
en la Revolución Rusa,
Yagoda ocupó cargos
importantes en el gobierno
bolchevique antes de asumir
el mando del NKVD. Califica-
do por algunos como un bon
vivant que sabía disfrutar de la
vida, tenía una mansión en el
centro de Moscú con piscina
privada a la que invitaba a sus
numerosas amantes. También
le gustaba el juego y comer en
ALBUM
restaurantes caros. Ese eleva-
Nikolái Yezhov (a la dcha.), junto con Viaches- do ritmo de vida exigía gran-
lav Mólotov (a la izq.), fue uno de los hombres des sumas de dinero, que con-
de confianza de Stalin (en el centro). seguía de las cuentas corrien-
tes de las personas a las que
detenía y que luego eran eje-
cutadas. Durante el juicio pos-
terior a su caída en desgracia,
gritó suplicando clemencia.
ORGANIZADOR DE LA
GRAN PURGA. Nikolái Yezhov,
sustituto de Yagoda, era un
antiguo aprendiz de sastre
que supo abrirse camino hasta
alcanzar el control del NKVD
bajo la protección directa del
propio Stalin. Hombre de in-
quietante mirada de ojos ver-
des y de poco más de un me-
tro y medio de estatura, recibió
los apodos de “enano veneno-
so” y “pelota”. Considerado el
cerebro organizador de la gran
purga, los rusos siguen em-
pleando el término Yezhovsh-
china, “el asunto Yezhov”, para
referirse al período de terror
que se vivió en la Unión So-
viética durante aquellos años.
Desbancado por Lavrenti Beri,
fue detenido en 1939 bajo la
acusación de espionaje en fa-
vor de potencias extranjeras
y conspiración. Sometido a
tortura, acabó confesando to-
dos los cargos y fue fusilado a
principios de 1940.

to, incluyendo al mariscal Tujachevski, teórico de la
guerra relámpago que con tanto éxito aplicarían los
alemanes al comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Antes de terminar ese verano se condenó y fusiló a
otros catorce altos cargos del partido.
LISTAS NEGRAS. En marzo de 1938 tuvo lugar el
quinto y último de estos juicios en el que Yagoda, junto
a varios de sus hombres de confianza dentro del NKVD,
fueron acusados de conspiración contra el gobierno y
alta traición, delitos por los que fueron ejecutados. Su
puesto fue ocupado por Nikolái Yezhov, un sujeto es-
pecialmente desagradable que se ganó el dudoso honor
de ser el más cruel de todos los represores durante las
grandes purgas estalinistas de los años treinta.
Para demostrar su fidelidad al partido y su obedien-
cia a Stalin, evitando al mismo tiempo que las sospe-
chas pudieran recaer sobre ellos, dirigentes locales
y oficiales del NKVD, entre los que se podría citar a
Nikita Jrushchov y Leonid Brézhnev, firmaron largas
listas con los nombres de supuestos enemigos del Es-
tado que debían ser fusilados. Cada zona bajo su res-
ponsabilidad debía alcanzar unas determinadas cuotas
de penas de muerte y muchos de ellos alentaron a los
sicarios del NKVD para que redoblasen sus esfuerzos
GETTY
Central del Partido, que en Ucrania y Moscú alentó la
persecución implacable de los disidentes aunque no
hubiera pruebas contra ellos. En unas declaraciones
pronunciadas durante las purgas estalinistas, el que
llegaría a ser Primer Secretario del Partido Comunista
de la Unión Soviética tras la muerte de Stalin afirmó:
“Tenemos que pisotear los cadáveres de nuestros ene-
migos en beneficio del pueblo”.
Las relaciones entre el Ejército Rojo y los militares
EXPLOTACIÓN HU- alemanes se remontaban a la segunda mitad de la dé-
MANA. En las zonas cada de los años veinte. Con sus capacidades operati-
más deshabitadas de vas y materiales limitadas por las rígidas restricciones
la Unión Soviética –los impuestas por el Tratado de Versalles tras el final de
Urales y Siberia– se la I Guerra Mundial, el pujante ejército alemán había
encontraban los cam- buscado ayuda en el Este. Oficiales, pilotos y especia-
pos de trabajos forza- listas llegados desde Alemania tuvieron la oportuni-
dos –gulags– para ex- dad de entrenarse y recibir instrucción sobre tácticas
plotar los recursos
de combate con nuevos aviones, carros de combate y
naturales, sobre todo,
uso de armas químicas en campos de maniobras re-
la madera (abajo, foto
de los prisioneros tra- partidos por la Unión Soviética. Como contrapartida,
bajando en Ozerlag, altos oficiales del Ejército Rojo, entre ellos varios ge-
en 1951; a la izquierda, nerales, viajaron a Alemania para asistir a cursos im-
una chaqueta de un partidos por el Estado Mayor alemán.
preso del Gulag).

aumentando los arrestos y las ejecuciones en las zo-

nas bajo su jurisdicción. Uno de los más activos fue
Jrushchov, miembro en aquel entonces del Comité
ALAMY

En esos años alrededor de la mitad de
los mariscales y generales soviéticos del
Consejo de Guerra Revolucionario man-
tuvieron contactos permanentes con el
Reichswehr, el ejército alemán, entre
ellos Tujachevski, por aquel entonces jefe
de Estado Mayor. Estos militares, acogi-
dos calurosamente en sus visitas a Alema-
nia, no dudaron en manifestar su admira-
ción por el crecimiento y la moderniza-
ción de las fuerzas armadas alemanas sin
saber a lo que se exponían. Estas intensas
relaciones dieron lugar a la aparición de
un sector germanófilo dentro del Ejército
Rojo que extendió sus ramificaciones in-
cluso a las filas del NKVD.
REDADAS EN LOS CUARTELES.
Las cosas cambiaron poco con el ascenso
de Hitler al poder. Teniendo en cuenta
que a principios de los años treinta va-
rios miles de oficiales procedían del an-
tiguo ejército zarista y que el grueso de
las tropas era de origen rural, grupo que
tradicionalmente defendía ideas políti-
EXTERMINIO DE
POSIBLES TRAIDO-
RES. Dentro de las fi-
las del Ejército Rojo
apareció un sector
germanófilo, al que
Stalin frenó sirviéndo-
se de la purga. Arriba,
ante el mausoleo de
Lenin en Moscú, auto-
ridades del Ejército
Rojo en 1935.
INICIO DE UNA
GRAN REPRESIÓN.
Su popularidad en el
Congreso del PCUS
de 1934 le costó la vi-
da al político Serguéi
Kírov ese mismo año.
Fue asesinado y to-
davía hoy se debate
si Stalin dio la orden
de su muerte. Abajo,
el dictador ante el
cuerpo de Kírov.
GETTY
AGE
LAS PURGAS ENTRE LOS MARISCALES,
GENERALES Y MANDOS INTERMEDIOS NO SE
DETUVIERON ANTE LA INVASIÓN ALEMANA
cas conservadoras, Stalin contaba con razones más que sufi-
cientes para temer que sus más brillantes oficiales pudieran
actuar contra él, sirviéndole una purga en bandeja.
Las redadas del NKVD en los cuarteles pronto se cobraron
sus primeras víctimas. Muchos de los detenidos, sometidos a
brutales interrogatorios, confesaron estar a sueldo de poten-
cias extranjeras o haber desviado en su propio beneficio parte
de los fondos que pagaba Alemania por instruir a sus oficiales
en suelo ruso, al mismo tiempo que acusaban a otros compa-
ñeros de armas de los mismos delitos. La mayoría fueron con-
denados por alta traición y fusilados.
INTOLERANCIA A LA COMPETENCIA. En el trasfondo de
la gran purga ordenada por Stalin contra los oficiales del Ejército
Rojo hubo algo más que sospechas por traición. Muchos generales
eran demasiado populares entre sus compatriotas y aparecían a
menudo en los medios de comunicación. Casi todos ellos habían
protagonizado meteóricas carreras militares a partir de la Revo-
lución, pero Stalin no estaba dispuesto a tolerar ningún tipo de
competencia que pudiera ensombrecerlo, aunque la eliminación
física de los militares más experimentados pudiera suponer una
merma considerable de la capacidad defensiva de la Unión Sovié-
tica ante una amenaza exterior.
Se ha hablado y escrito mucho sobre la parte de culpa que esta
represión tuvo en los desastres iniciales del Ejército Rojo al co-
mienzo de la Operación Barbarroja, la invasión alemana del terri-
torio de la Unión Soviética durante la II Guerra Mundial. Lo cierto
es que entre 1937 y 1938 fueron expulsados del ejército veinticinco
mil oficiales que posteriormente fueron ejecutados o deportados.
El grupo más numeroso de procesados estaba formado por mili-
tares de alta graduación que habían estado bajo las órdenes de los
acusados de conspiración o que habían sido ascendidos por ellos.
Las purgas entre los mariscales, generales y mandos interme-
dios no se detuvieron ante la invasión alemana, excusa que fue em-
pleada en muchos casos para añadir a los graves cargos que se les
imputaban el de incompetencia militar. Ante la falta de oficiales
con experiencia que pudieran hacer frente al avance imparable del
enemigo, miles de oficiales fueron rehabilitados y reintegrados en
el Ejército Rojo en un intento desesperado por contener a las tropas
de Hitler, aunque la medida llegaba demasiado tarde para muchos
de ellos. Ante unas fuerzas en constante retirada por falta de lide-
razgo, los alemanes pusieron en práctica contra ellas las útiles en-
señanzas que habían aprendido años atrás en la Unión Soviética. MH
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 DOSSIER

LUCHA DE TITANES
El Frente Oriental (1941-1945)
EL ENFRENTAMIENTO
DE DOS POTENCIAS LI-
DERADAS POR SENDOS
DICTADORES, HITLER
Y STALIN, DEJÓ RÍOS
DE SANGRE A SU PASO.
ALEMANIA QUISO
INVADIR Y ANIQUILAR A
LA URSS, PERO ÉSTA
RESISTIÓ Y VENCIÓ,
PONIENDO FIN AL
DELIRIO IMPERIAL NAZI.
Por Fernando Cohnen, periodista

Preparativos
de la Segunda
Guerra Mundial
Pág. 50

El horror
del exterminio
Pág. 54

Avance alemán
hacia el Este
Pág. 58

La derrota del
Tercer Reich
CARLOS AGUILERA

Pág. 62

49
 GETTY
VACACIONES PAGA-
DAS. Los nazis pusieron
en marcha el programa
“Fuerza a través de la ale-
gría”, gracias al cual mu-
chos obreros alemanes
pudieron viajar por prime-
ra vez en su vida. En la
imagen, Hitler, flanqueado
por el jerarca nazi Robert
Ley y su esposa Inga, se
deja ver en un crucero in-
cluido en dicho programa.

PREPARATIVOS DE LA II GUERRA MUNDIAL

La maquinaria
se pone en marcha
EN LA ALEMANIA DE PREGUERRA, EL IDEARIO NAZI FUE dolf Hitler y el nazismo cons-

CALANDO EN LA SOCIEDAD GRACIAS A LA HABILIDAD
PROPAGANDÍSTICA DE SU LÍDER, HITLER; AL TIEMPO,
EN LA URSS, STALIN COMENZABA LAS PURGAS QUE
ALLANARON EL CAMINO A SU RÉGIMEN DICTATORIAL.
AMBOS GOBERNANTES TRAZARON UN PLAN DIRIGIDO
A UN ÚNICO OBJETIVO: LA HEGEMONÍA EN EUROPA.
A
tituyen un terrible legado y
un trauma perdurable en la
Historia de la humanidad.
“Parte de ese legado es el de-
ber constante que tenemos de
llegar a entender cómo fue posible su ascen-
so al poder”, afirma el historiador británico
Ian Kershaw, autor de la más reciente bio-
grafía del Führer. El hombre que empujó al
mundo a la guerra más brutal que ha sufrido

50

El pleno empleo en la
ALBUM
industria pesada aceleró
el desarrollo de la
poderosa maquinaria
bélica alemana
la humanidad fue descrito por Winston
Churchill como “un maníaco de genio
despiadado, depositario y expresión de
los odios más virulentos que jamás han
corroído el corazón humano”.
Puso en pie un Estado de represión y
violencia inimaginables y un poderosísi-
mo aparato de propaganda para controlar
y movilizar a las masas. Su autoritarismo,
su cínica visión de la política y su pro-
grama racista lo convirtieron en el per-
sonaje más detestable del siglo XX. Una
vez alcanzó el poder en 1933, hizo todo lo
posible para conseguir la adhesión de los
trabajadores alemanes.
OCIO PARA LA CLASE OBRERA.
Por ejemplo, ideó la construcción de un
complejo turístico en Prora, a orillas del
Báltico, destinado a la clase trabajadora
a través del programa Kraft durch Freu-
de (“Fuerza a través de la alegría”), pa-
ra que los obreros pudieran disfrutar de
unos días de vacaciones al año. Más de la
mitad de los cuarenta y dos mil trabaja-
dores de Siemens en Berlín nunca habían
tenido días de asueto.
Ese programa también incluía viajes
de turismo por Alemania. Los trabajado-
GETTY
ANTECEDENTES DEL ENFRENTAMIENTO BÉLICO
EL TERCER REICH VA GANANDO TERRENO. En octubre de 1938, la ocupación alemana de los Su-
detes –zonas de Bohemia, Moravia y Silesia oriental– le restó cerca de 30.000 km² a Checoslovaquia.
En la foto, niños en la ciudad de Cheb (Eger, en alemán) preparados para recibir a Hitler en 1938.
res que visitaban Berlín se reunían en la
Alexander Platz o en la Potsdamer Platz
para observar el torbellino de gentes y
coches que circulaban por esas céntricas
zonas de la ciudad. Muchos acudían al es-
tadio olímpico de Berlín y disfrutaban con
las piscinas públicas, que a partir de 1936
fueron vetadas a los judíos. En torno a cien
mil obreros viajaban cada año a la ciudad
bávara de Landsberg para conocer la pri-
sión en la que su admirado líder había es-
crito Mein Kampf (Mi lucha) en 1924.
Proporcionar ocio y diversión a todos
los alemanes se convirtió en uno de los
principales símbolos del nacional-
socialismo. El programa “Fuer-
za a través de la alegría”
t a m b i é n fo r t a l e c i ó l a
idea del régimen de crear
una comunidad racial del
pueblo ( Volksgemeins-
chaft). Asimismo, el
pleno empleo facilitó la
recuperación de la in-
dustria pesada y aceleró
APACIGUAMIENTO FALLI-
DO. La prensa británica (a la
izda.) se hizo eco del Acuerdo de
Múnich, en el que representantes
de Alemania, Italia e Inglaterra fir-
maron el 30 de septiembre de 1938
la incorporación de los territorios
de los Sudetes a Alemania.
DOSSIER I
el desarrollo de la poderosa maquinaria
bélica alemana, lo que abrió las puertas
al gran objetivo del Tercer Reich: poner
en marcha un potente ejército para in-
vadir la Europa oriental y crear de este
modo un imperio que durara mil años.
HACIA EL RÉGIMEN DEL HORROR.
El 30 de enero de 1933, Hitler fue desig-
nado nuevo canciller del Tercer Reich an-
te la envejecida figura del mariscal Paul
von Hindenburg. En ese preciso instan-
te murió la república de Weimar y nació
un régimen que conduciría a la guerra
mundial y al horror del Holocausto. Ya
no hubo trabas que limitaran la conducta
inhumana de un gobierno que iba a poner
en marcha la maquinaria exterminadora
de Auschwitz, Treblinka, Sobibor y los
demás campos de la muerte.
En 1938, cuando tenía todo el poder
en sus manos, Hitler sublimó sus traumas
de juventud al entrar victorioso en Vie-
na y decretar el Anschluss, la anexión de
Austria al Tercer Reich, lo que hizo que la
popularidad del Führer alcanzara nuevas
cimas, animando a miles de trabajadores
a visitar Viena, Salzburgo y otras localida-
des austriacas. Los gitanos, los desafectos
al nacionalsocialismo y millones de judíos
pagaron con sus vidas el vertiginoso as-
censo del régimen nazi. Muchos de ellos
sucumbieron en los campos de exterminio,
y algunos pocos, como el físico Albert
51

CAMPOS DE TRABAJOS FORZOSOS DE LA URSS. A principios de la década de 1930, un drástico
endurecimiento de la política penal soviética produjo un incremento significativo de la población de los
campos de prisioneros establecidos por Stalin, los llamados gulags (arriba, barracón de uno de Siberia).
Einstein, el psicoanalista Sigmund Freud o
el escritor Stefan Zweig, pudieron escapar
de Alemania y Austria y salvar la vida.
Tras el nefasto Acuerdo de Múnich, el
conservador Chamberlain, primer minis-
tro británico, y el presidente del Gobierno
francés, el socialista Daladier, aceptaron
lo inaceptable al entregar la provin-
cia checa de los Sudetes a los alemanes
a cambio de la solemne promesa de que
Hitler no reclamaría ningún otro territo-
ASC
rio. Pensaban que así frenarían una guerra
que no deseaban. En la memoria
del pueblo francés e inglés estaba
todavía muy vivo el recuerdo de
la Primera Guerra Mundial.
Pero Hitler les engañó. Firmó
un tratado de no agresión con
Stalin y dio la orden de invadir
Polonia y recuperar el pasillo de
Dantzig (una de las monstruo-
sidades del Tratado de Versalles,
ya que dejó incomunicados dos
territorios alemanes para facilitar
a los polacos un acceso al mar).
Hitler estaba convencido de
que Inglaterra y Francia no
REBELIÓN CONTRA EL “GRAN
HERMANO”. El escritor y periodis-
ta británico George Orwell (en la fo-
to) comenzó a exponer sus teorías
en contra de los totalitarismos nazi
y estalinista tras su participación en
la Guerra Civil española.
52
AGE
intervendrían. “Quién querría meterse en
una guerra mundial por Dantzig”, se pre-
guntó el Führer. Horas después, franceses
e ingleses declararon la guerra a Alema-
nia. El drama estaba servido.
PRIMERAS PURGAS DE STALIN.
Dos años antes de estallar la II Guerra
Mundial, Stalin puso en marcha la maqui-
naria del Gran Terror (1937-1938), un pe-
ríodo negro en la Historia de la URSS que
estuvo marcado por la represión salvaje
de bolcheviques, obreros, campesinos,
militares e intelectuales. Ni siquiera sus
allegados estuvieron a salvo de las purgas:
a Stalin no le tembló el pulso cuando fir-
mó la orden de fusilar al marido de Maria
Svanidze, familiar de su primera mujer,
Ketevan Svanidze; ni tampoco titubeó
cuando mandó a la desolada viuda a un
campo de trabajo. Su sobrina Kira Allilúe-
va, que recordaba a Stalin meciéndola so-
bre las rodillas y cantándole sus tonadas
preferidas, fue apresada y condenada al
exilio a instancias suyas.
En mayo de 1937, el todopoderoso dic-
tador ordenó eliminar a los antiestalinis-
tas españoles agrupados en el POUM. Su
líder, Andreu Nin, antiguo secretario de
Trotski, fue asesinado por agentes de los
servicios secretos soviéticos en España,
dirigidos por Alexander Orlov, general
de la NKVD (policía secreta bolchevique,
precursora del KGB). Su cadáver nunca
apareció. En marzo de 1938 le tocó el tur-
no a Nikolái Bujarin. Se le acusó de haber
conspirado para asesinar a Lenin, lo que
resultó un cargo tan inverosímil como

El máximo enemigo de Stalin: León Trotski
U
na de las grandes obsesiones de Sta-
lin fue acabar con su enemigo mortal,
León Trotski, que tuvo que escapar
de la Unión Soviética en 1929. Tras peregri-
nar por media Europa y Turquía, el disidente
soviético halló refugio en Coyoacán, Ciudad
de México. Nueve años más tarde, el dicta-
dor encargó a Lavrenti Beria que buscara
profesionales entre los espías de la NKVD
(policía secreta bolchevique, precursora del
KGB) para asesinar a Trotski.
En mayo de 1939, mientras el revolucionario
y los suyos se trasladaban a una nueva casa
en la avenida Viena de la capital mexicana, el
NKVD dio luz verde a la operación “Utka”. Sus
integrantes se dividieron en dos grupos. El
primero era una red de información dirigida
por Caridad Mercader y su hijo Ramón, cuyo
grotesco, ya que el propio Lenin había
calificado a Bujarin de “hijo predilecto de
la Revolución”. Desde su celda, Bujarin
escribió una nota a Stalin: “Koba, ¿para
qué necesitas mi muerte?”.
Pero ¿cómo fue posible que aquel dés-
pota sádico no fuera echado a patadas del
poder? ¿Qué secreto andamiaje mantenía
a Stalin al frente de la URSS? Los historia-
dores coinciden en señalar que se mantu-
vo en el poder gracias al miedo visceral
que sentían los hombres que lo rodeaban,
un miedo que se apoyaba en un poderoso
aparato de terror. “Además, aquel poder
ilimitado se intensificaba gracias a la exis-
tencia de una verdadera devoción de las
masas hacia su líder, que se veía alentada
y alimentada por una red propagandísti-
ca omnímoda”, afirman los historiadores
rusos Zhores y Roy Medvedev en su libro
El Stalin desconocido (Crítica, 2005).
REPRESIÓN ILIMITADA. Durante el
Gran Terror, todos miraron a otra parte.
La maquinaria represora requirió la par-
ticipación activa de guardias, verdugos,
torturadores, administrativos, ferrovia-
rios e informantes. El miedo atenazó a
los disidentes. Los camiones llevaban a
las víctimas a zonas rurales cercanas a
Moscú, donde estaban listos los campos
de exterminio. Los trenes transportaban a
los prisioneros del Gulag (red de prisiones
y campos de trabajo) a Siberia o a Kazajas-
Dos años antes de estallar la II Guerra Mundial,
Stalin puso en marcha el Gran Terror (1937-1938),
un período negro de la Historia de la URSS
ANTECEDENTES DEL ENFRENTAMIENTO BÉLICO
objetivo era tratar de acercarse al círculo de
Trotski para obtener datos precisos sobre
sus movimientos y los de sus hombres. El
segundo grupo, el encargado de perpetrar
el atentado, lo encabezaba el muralista David
Alfaro Siqueiros, miembro del Partido.
AL SEGUNDO INTENTO. Sin embargo, a pesar
de la cantidad de gente involucrada y de la im-
portante suma de dinero que se invirtió en esta
trama criminal, el intento de asesinato resultó un
absoluto fracaso. Lejos de desanimarse, Stalin or-
denó un segundo ataque contra Trotski y que lo
llevara a cabo el español Ramón Mercader, que
lo consumó con éxito el 20 de agosto de 1940.
El todopoderoso dictador soviético se libró de
su gran enemigo, pero a Mercader le costó dos
décadas de prisión en una cárcel mexicana.
tán en vagones de ganado. Quien intenta-
ra oponerse a cargos y sospechas sin base,
esgrimidos contra inocentes, terminaba
por caer víctima de la represión.
El fabuloso esfuerzo propagandístico
del que hablan los hermanos Medvedev
alimentó el culto a la personalidad del lí-
der soviético. Aquella propaganda que lo
convirtió en el venerado padre de la pa-
tria hizo posible que su furia extermina-
dora no tuviera límites. Los bolcheviques
siempre habían hablado con naturalidad
del terror y de su utilidad para una admi-
nistración revolucionaria, y Stalin, al que
le atraía el terror como a una abeja una
flor perfumada, lo aplicó al máximo para
tener al país bajo su puño de acero.
El delito que cometieron los asesinados
por orden de Stalin no sólo fue discrepar
de su política, ya que otros muchos fue-
ron liquidados sin motivo aparente, sólo
por el capricho del dictador, que en su
paranoia veía enemigos en todas partes.
Los partidarios de Trotski fueron depor-
tados a la tundra siberiana y a inhóspitos
lugares próximos al Ártico. La lista de
depurados y asesinados incluyó a cam-
pesinos, obreros, intelectuales, minorías
étnicas y también a amigos y familiares
del dictador. Su furia alcanzó al músico
Dmitri Shostakóvich, que fue denunciado
por escribir piezas ajenas al realismo so-
cialista que promulgaba el régimen.
La espiral de violencia asesina fulminó
DOSSIER I
GETTY
Aunque la casa
mexicana de Trots-
ki estaba fuerte-
mente custodiada,
Ramón Mercader
logró cumplir la
orden de Stalin
de asesinarlo.
a muchos de los comisarios políticos que
sirvieron en la Guerra Civil española, co-
mo Mijaíl Koltsov, y acabó con la carrera
de eminentes profesionales como el inge-
niero aeronáutico Andréi Túpolev. Mien-
tras en la Unión Soviética se exterminaba
a millones de seres humanos, entre ellos
a los más brillantes integrantes del bol-
chevismo, los burócratas de los partidos
comunistas de Occidente siguieron ala-
bando las virtudes del paraíso soviético y
de su líder. A finales de los años treinta
y principios de los cuarenta del siglo pa-
sado, sólo unos pocos intelectuales, co-
mo Arthur Koestler, André Gide, George
Orwell o John Dos Passos, se atrevieron a
denunciar la dictadura criminal de Stalin.
ANUNCIO DEL IDEARIO NAZI. A
la vez que en Rusia se sufrían los rigores
del Gran Terror, en Alemania los Juegos
Olímpicos de Berlín de 1936 fueron la
gran oportunidad de Hitler para ofrecer
al mundo las bondades del régimen nazi
y el crecimiento económico y social que
experimentaba el país. Los documentales
propagandísticos dirigidos por Leni Rie-
fenstahl contribuyeron a cimentar la idea
de que los arios, la “raza superior”, habían
sido los creadores de los valores clásicos de
Grecia y Roma y, consiguientemente, los
constructores del Partenón y de otras joyas
de la Antigüedad. Cuando Hitler alcanzó el
poder, Riefenstahl dirigió dos documen-
tales sobre el congreso del Partido Nazi:
El triunfo de la fe (1933) y El triunfo de la
voluntad (1936), dos trabajos que le gran-
jearon el total apoyo del Führer, lo que a la
vez reforzó el rumor de que eran amantes,
aunque la cineasta siempre lo negó. 
53
 SANGRE, SUDOR Y LÁGRIMAS
Estalla la guerra
GETTY
LA ALEMANIA NAZI INVADIÓ
POLONIA EN 1939, DANDO
ASÍ COMIENZO A LA II GUE-
RRA MUNDIAL. EL SIGUIENTE
PASO FUE OCUPAR FRANCIA Y
LUEGO INTENTAR PENETRAR
EN EL ESTE EUROPEO, PERO
LA URSS NO SE LO PUSO FÁCIL.
54
las 04:45 horas del 1 de
A
septiembre de 1939, Hitler
ordenó atacar Polonia. El
jefe de la policía nazi Rein-
hard Heydrich, uno de los
miembros más sanguina-
rios del régimen, puso en marcha el plan
que justificaba la invasión alemana. La idea
era simular un ataque de guerrilleros po-
lacos a los cuarteles de guardabosques de
la ciudad de Pitschen (actual Byczyna, en
Polonia) y a la emisora de Gleiwitz (actual
Gliwice, en Polonia), desde donde radia-
EXPECTACIÓN EN LONDRES.
El 3 de septiembre de 1939, desde
el número 10 de Downing Street,
residencia oficial del primer minis-
tro británico, se informó a la ciuda-
danía de la declaración de guerra a
Alemania tras la invasión de Polo-
nia dos días antes. En la foto, los
londinenses allí presentes esperan
la comparecencia de Churchill.
rían un comunicado incitando a la rebe-
lión de la población en la Alta Silesia.
Hombres de las SS se encargaron de
ejecutar a unos cuantos prisioneros del
campo de concentración de Sachsenhau-
sen, previamente drogados y vestidos con
uniformes polacos. Sus cuerpos fueron
abandonados como prueba del supuesto
ataque de guerrilleros polacos. “Resulta
escalofriantemente simbólico que las pri-
meras víctimas de la II Guerra Mundial en
Europa fueran prisioneros de un campo de
concentración asesinados para escenificar

La determinación de
Churchill de no ceder
ante Hitler fue decisiva
en la II Guerra Mundial
una burda farsa”, señala el historiador bri-
tánico Antony Beevor. Ya no había vuelta
atrás. La enloquecida ambición territorial
de Hitler desató una guerra que causó una
hecatombe a escala mundial.
El 1 de mayo de 1940, las tropas ale-
manas penetraron simultáneamente en
Holanda y Bélgica. Los bombarderos de
la Luftwaffe atacaron Bruselas, Amberes,
Calais, Dunkerque, Boulogne, Nancy y
otras ciudades de la frontera franco-bel-
ga. El 3 de junio, París sufrió un bombar-
deo que ocasionó cerca de 300 muertos.
Siete días más tarde, los alemanes cruza-
ron el Sena y el gobierno francés decidió
abandonar la capital, momento en que
Italia declaró la guerra a Francia. El 14 de
junio, las tropas alemanas entraron en
París y desfilaron por sus avenidas.
INGLATERRA NO SE RINDE. Entre
el 24 y el 28 de mayo de 1940, en el Mi-
nisterio de Guerra de Londres, Winston
Churchill se enfrentó al derrotismo de
parte de sus colegas y de la propia so-
ciedad británica, que aterrados por lo
ocurrido en Francia y por la eficacia de
los ejércitos de Hitler apostaban por un
acuerdo con la Alemania nazi, dado que
SOMBRAS EN LA CIUDAD DE LA LUZ. El 22 de junio de 1940, Francia firmó un armisticio con Ale-
mania que condujo a la ocupación de París (en la foto, desfile de las tropas de la Wehrmacht por los
Campos Elíseos) y al establecimiento de un gobierno títere en el sudeste francés: la Francia de Vichy.
EL HORROR DEL EXTERMINIO
UNA MACABRA IRONÍA. El lema que vemos en la entrada del campo de concentración de Sachsen-
hausen (Oranienburg, Alemania) reza: “El trabajo os hará libres”. Construido por los nazis en 1936, en
él fueron confinados y más tarde liquidados opositores políticos, judíos, gitanos, homosexuales...
creían imposible derrotar a su poderoso
ejército. Si Inglaterra se encontraba pro-
fundamente debilitada y con parte de su
ejército atrapado en Dunkerque, Francia
estaba a punto de la rendición.
Hitler, que no quería entrar en guerra
directa con Gran Bretaña, pensaba que
Churchill tenía los días contados como
primer ministro y que su sucesor estaría
dispuesto a negociar una capitulación con
Alemania. Pero Churchill supo galvanizar
el deseo de resistencia de los ingleses y en
GETTY
DOSSIER II
GETTY
mayo, en la Cámara de los Comunes, lan-
zó su más famosa frase: “Sangre, sudor y
lágrimas”. Con el respaldo de la mayoría
de los británicos, el primer ministro se
jugó el todo por el todo en la batalla de
Inglaterra. Y ganó la partida.
La resistencia de Gran Bretaña alteró
los planes de Hitler, cuyo plan era obli-
gar a los ingleses a capitular bloqueando
sus costas e impidiendo el tráfico de sus
buques. “La única cosa que realmente me
asustó durante la guerra fue el peligro
submarino”, reconoció Churchill en su
diario. En 1940, los navíos escolta no da-
ban abasto para defender los barcos mer-
cantes ingleses. El primero de agosto de
aquel año, Hitler firmó la orden de que la
aviación alemana aplastara a la británica.
Días antes, Göring le había prometido que
la Luftwaffe acabaría con la fuerza aérea
enemiga. Pero los ingleses resistieron.
LA IMPENETRABLE RUSIA. La de-
terminación de Churchill de no ceder
ante Hitler cuando el ejército alemán pa-
recía invencible fue uno de los momentos
decisivos de la II Guerra Mundial. Tras el
fracaso de la Luftwaffe, que no pudo
doblegar a los pilotos de la RAF, Hitler
abandonó la idea de invadir el Reino Uni-
do, centrando todos sus esfuerzos en la
lejana e impenetrable Rusia. Pensó que,
una vez derrotara a los bolcheviques,
Churchill se plegaría a sus deseos.
En junio de 1941, tras haber conquis-
tado Austria, Checoslovaquia, Polonia,
Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica y
Francia, el envalentonado Hitler lanzó a
55
 Veinticuatro horas después pronunció un
discurso en el que atacó al presidente Roo-
sevelt, presentándolo como un títere en
manos de “toda la insidia satánica de los
judíos”. Ese día declaró la guerra a Estados
Unidos. Para algunos militares alemanes,
los más lúcidos, aquel día fue el anuncio de
la derrota alemana. Pensaban que el Tercer
Reich no podría enfrentarse a tantos ene-
migos en tantos frentes simultáneos.

INSTALACIONES DE LA MUERTE.
El metódico sistema de exterminio contra
los judíos se terminó de plasmar en la con-
ferencia que se celebró el 20 de enero de
1942 en un fastuoso palacio situado junto
al lago Wannsee, en las afueras de Berlín
[ver recuadro]. Ese año fueron asesinados
cerca de 2,7 millones de judíos. No con-

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tento con eso, Himmler buscó la manera
GUERRA EN EL PACÍFICO. El ataque a Pearl Harbor (en la foto) fue una ofensiva militar sorpresa efec- de que algunos presos judíos colaborasen
tuada por la armada japonesa contra la base naval de EE UU en Pearl Harbor (Hawái) el 7 de diciembre en el esfuerzo de guerra antes de ser ex-
de 1941. Cuatro días más tarde, la Alemania nazi y la Italia fascista declaraban la guerra a EE UU. terminados. Tras estudiar la situación de
los campos de concentración diseminados
unos tres millones de soldados a la con- Unidos, el ataque sorpresa a Pearl Harbor por el imperio nazi, Himmler consideró
quista de la Unión Soviética. La Operación había empezado hacía media hora. Dos que Auschwitz-Birkenau era la única ins-
Barbarroja incluyó el despliegue de unos días después, el ministro alemán de Pro- talación capaz de aunar el trabajo de los
3.600 carros de combate, 600.000 vehí- paganda, Joseph Goebbels, escribió en su presos con las labores de genocidio. En los
culos motorizados, 7.000 piezas de arti- diario que la entrada de los japoneses en la alrededores de Auschwitz hubo veintiocho
llería y 2.500 aviones. Las fuerzas terres- guerra mundial había incrementado el op- campos secundarios que facilitaban mano
tres contaron también con la inestimable timismo del Führer sobre la victoria final. de trabajo gratuita a diversas instalacio-
ayuda de los Einsatzgruppen SS. La noche del 8 al 9 de diciembre, Hit- nes industriales distribuidas por la Alta
No fue ninguna casualidad que el ini- ler ordenó que los submarinos alema- Silesia. Los nazis proclamaban que la raza
cio de la Operación Barbarroja coinci- nes hundieran barcos norteamericanos. indogermánica tendía hacia la expansión
diese con el comienzo del genocidio. El
objetivo ideológico de erradicar el “ju-
deobolchevismo” era fundamental en la No fue casualidad que el inicio de la Operación
guerra de aniquilación que habían pro-
yectado los nazis. En los primeros días
Barbarroja coincidiese con el del genocidio
de la invasión, el ataque mortífero de los

GETTY
Einsatzgruppen (grupos operativos de las
SS), respaldados por la Wehrmacht, esta-
bleció el carácter criminal del conflicto.
“No tardaría en convertirse en un pro-
grama genocida total, como jamás había
visto el mundo”, afirma Ian Kershaw.

ATAQUE SORPRESA. Para la mentali-

dad del Führer, la amenaza de los judíos y
la del bolchevismo eran dos elementos de
un mismo problema. “Hitler pensaba que
para la expansión de Alemania era necesa-
rio invadir la Unión Soviética, con lo cual
conseguía mano de obra y los recursos na-
turales de aquel enorme territorio”, señala
Joanna Bourke, catedrática de Historia en
el Birkbeck College de Londres y autora del
libro La Segunda Guerra Mundial: una his-
toria de las víctimas.
Cuando el 7 de diciembre de 1941 los de-
legados de la embajada japonesa en Wash- AUSCHWITZ, EL COMPLEJO MÁS GRANDE. Entre mayo y junio de 1944, 430.000 judíos húngaros
ington entregaron el documento que no- fueron deportados al campo de concentración de Auschwitz, en la Polonia ocupada. Allí los mandos de
tificaba la ruptura de su país con Estados las SS utilizaron a estos prisioneros como mano de obra forzada para ampliar el perímetro del campo.

56
 DOSSIER II
EL HORROR DEL EXTERMINIO

de su territorio vital (Lebensraum) hacia

ALBUM
el este. Richard Walther Darré, uno de
los máximos responsables de la política
racista del Tercer Reich, era un gran de-
fensor de esa idea y de la utopía coloniza-
dora agraria de los arios. “La existencia
de un pueblo sin espacio suficiente es el
problema original de la Historia desde
que existe el campesinado indogermáni-
co en Europa del norte”, escribió Darré.
Sus teorías fueron tomadas al vuelo por
los nazis para reforzar sus pretensiones
de expandir el espacio vital alemán hacia
Polonia, Ucrania y Rusia, cuyos habitan-
tes eran portadores de genes inferiores.

EN EL FRENTE ORIENTAL. La inva-

sión de los territorios del este debía pro-
porcionar las tierras necesarias para que
las falanges de la Wehrmacht se instala-
sen en ellas una vez finalizada la guerra.
Los profesionales liberales, ingenieros y
gentes del mundo académico de aque-
llos países sometidos serían eliminados,
dejando al campesinado local las labores
agrícolas necesarias para alimentar al
imperio. El resto del “populacho” tra-
bajaría en las poderosas corporaciones
industriales alemanas que se levantarían
En la conferencia
de Wannsee, al-
tos mandos del
Tercer Reich cal-
cularon la canti-
dad de pobla-
ción judía de
cada país euro-
peo. A la izda.,
el documento
que lo recoge.
GOLPE A LAS FUERZAS SOVIÉTICAS. Operación Barbarroja fue el nombre en clave dado por Hitler al
plan de invasión de la URSS, que abrió el frente oriental y se convirtió en el escenario de las batallas más
brutales del conflicto en Europa. En la foto, soldados alemanes tras arrasar una ciudad rusa en 1941.
en aquellas naciones invadidas. El frente Días después del inicio de la Operación
del este fue el más violento de la guerra y Barbarroja, Himmler encargó el “Plan
las causas hay que buscarlas en los odio- General para el Este”, que preveía en un
sos planes de colonización y extermino plazo de treinta años la deportación de
que tenían en mente los nazis. “Los ale- 31 millones de eslavos al otro lado de los
manes entraron en Rusia para colonizar Urales y a la Siberia occidental. En aquel
el país y acabar con el Estado soviético, texto ya se hablaba del destino que les es-
porque pensaban que estaba dirigido bá- peraba a los judíos. En el verano de 1941,
sicamente por judíos. Para alcanzar sus Goebbels reflexionó sobre la forma de qui-
objetivos no dudaron en poner en mar- tarse de encima a esos “piojos de la huma-
cha un plan para matar de hambre a mi- nidad”, según los consideraba el ministro
llones de civiles”, señala el historiador de Propaganda. “La única forma de lidiar
británico Michael Burleigh. con ellos es tratarlos con la necesaria bru-
talidad”, escribió en su diario.

La conferencia de Wannsee BRUTALES MENSAJES NAZIS. La

jerarcas nazis, entre los que
figuraban Adolf Eichmann y re-
presentantes de los ministros
del Reich del Interior, de Justi-
cia, de los territorios del Este y
AGE
realizó Eichmann, que al final
de la guerra logró huir a Suda-
mérica, aunque finalmente fue
secuestrado en Argentina en
los años 60 por los servicios
Wehrmacht también colaboró de forma
activa en aquella limpieza étnica. En una
orden del 12 de septiembre de 1941, el je-
fe de la OKW, el mariscal de campo Wil-
helm Keitel, afirmó que “la lucha contra
el bolchevismo exige una actuación rigu-

de Asuntos Exteriores y de la secretos israelíes y posterior- rosa, implacable y enérgica, sobre todo

A
unque el exterminio
ya había comenzado,
fue en enero de 1942
cuando los nazis oficializaron
la Solución Final (Endlösung)
en la Conferencia de Wann-
see, celebrada en un lujoso
palacete situado junto a un
idílico lago del mismo nom-
bre, muy cerca de Berlín. El
protocolo de la Solución Final
fue firmado por un puñado de
oficina del plan cuatrienal.
MATANZA MASIVA.Tam-
bién estaban presentes el SS-
Gruppenführer Heinrich Mü-
ller, jefe de la Gestapo, y los
altos cargos de las SS, Klopfer
y Hofmann. El jefe de ceremo-
nias fue Reinhard Heydrich,
que sería acribillado a tiros en
Praga cuatro meses después.
Las labores de secretario las
mente juzgado y ahorcado en
Jerusalén.
El plan de aniquilación de ju-
díos no incluía la matanza de
gitanos, pero esta minoría tam-
bién fue represaliada. A partir
de aquel momento, los nazis
pusieron en marcha un geno-
cidio masivo que se cobró seis
millones de vidas en los cam-
pos de exterminio polacos de
Belzec y de Auschwitz.
contra los judíos, los principales trans-
misores del bolchevismo”.
Dos meses más tarde, el comandante
en jefe del XI Ejército, Erich von Mans-
tein, jaleó a sus tropas con una arenga si-
milar: “El soldado alemán debe aceptar
con comprensión que es necesaria la du-
ra expiación que se impone a los judíos,
portadores espirituales del terror bol-
chevique”. Aquellos brutales mensajes
fueron el preludio del terror nazi que se
iba a desatar en los territorios ocupados
de la Unión Soviética. 

57
 los años, muchos de ellos han terminado
LA RESISTENCIA DEL FRENTE ORIENTAL por arrepentirse. Pero la Historia nos de-
muestra lo contrario. Porque no fueron

Rusia no cae
forzados a hacer lo que hicieron. Ellos
creían que actuaban correctamente”, se-
ñala el historiador británico.

JUDÍOS FRANCESES EN PELIGRO.

Pero en el Holocausto no sólo intervinieron
EN UN PRIMER MOMENTO, n el campo de la muerte de los alemanes. El 3 de octubre de 1940, cua-

“E
Auschwitz-Birkenau, situa- tro meses después de la derrota de Francia,
LA WEHRMACHT TOMÓ UNA do a unos 43 kilómetros al el gobierno de Vichy anunció que todos los
CLARA VENTAJA FRENTE oeste de Cracovia (Polonia), judíos tenían prohibido el acceso al ejérci-
fueron asesinadas 1.100.000 to, las universidades y la Administración.
A LAS TROPAS DE STALIN, personas, de las cuales un Al día siguiente, Vichy autorizó a los pre-
millón eran judías, la mayor matanza ma- fectos de cada departamento a “internar
QUE SUFRIERON ENORMES siva de la Historia”, señala Lauren Rees, a todos los judíos extranjeros en campos
BAJAS. PERO EL EJÉRCITO experto en Historia de la II Guerra Mun- o trasladarlos por tren a aldeas remotas”.
dial en la cadena británica BBC y autor del Con el paso del tiempo, el presidente fran-
ROJO REACCIONÓ E INCLUSO libro Auschwitz: los nazis y la solución cés Philippe Petáin autorizó el envío de ju-
final . Rees desvela que los nazis con los díos franceses a los crematorios.
INCORPORÓ A SU LUCHA que habló no tenían ningún sentimiento En 1943, las autoridades británicas de
SIN TREGUA A LAS MUJERES. de culpa. “Queremos creer que, pasados las islas de Jersey y Guernsey, el único te-

COLABORACIONISMO CRIMINAL. La Francia de Vichy

– gobierno títere de la Alemania nazi– estableció un campo
de concentración próximo a Orly, donde fueron internados
GETTY

cientos de judíos. En la foto, deportación de judíos franceses.

58

La falta de oficiales y de
adiestramiento con-
virtió al Ejército Rojo
en presa fácil al inicio
rritorio del Reino Unido que ocuparon los
alemanes, permitieron que sus conciuda-
danos judíos fueran deportados a los cam-
pos de exterminio. ¿Qué habría ocurrido
si la Gestapo y las tropas de la Wehrmacht
hubieran ocupado Londres? ¿Habría habi-
do tanto colaboracionismo en Inglaterra
como en la Francia de Vichy? Probable-
mente. Sin embargo, lo que hicieron los
nazis fue tan horrible que no guarda rela-
ción con nada que podamos imaginar. Y su
inductor principal fue Hitler.
REFUERZOS PARA EL EJÉRCITO
ROJO. Ajeno a lo que estaba ocurriendo
en Auschwitz, Stalin se proclamó el nue-
vo Zar Rojo, el único que podía conducir
los destinos de la patria amenazada. En las
primeras semanas de guerra, tres millo-
nes de soldados soviéticos fueron hechos
prisioneros por la Wehrmacht por su im-
previsión; entre ellos, su hijo Yákov. Los
alemanes se ofrecieron para intercambiar-
lo por uno de sus principales generales,
capturado por las tropas soviéticas. Pero el
soberbio georgiano rechazó la propuesta.
Dadas las terribles bajas que sufrió el
Ejército Rojo en los primeros meses de
guerra, las autoridades soviéticas pu-
sieron toda la carne en el asador, lo que
incluía a las mujeres. A pesar del recha-
DOSSIER III
AVANCE ALEMÁN HACIA EL ESTE
ALBUM
al mando del mariscal de campo Von
Leeb, avanzó en dirección a los Estados
bálticos y Leningrado (actual San Pe-
tersburgo). El grupo de ejércitos Centro,
con Von Bock a la cabeza, avanzó hacia
Minsk, ciudad que capturó en pocos días.
El grupo de ejércitos Sur, a las órdenes de
Von Rundstedt, se dirigió hacia Ucrania.
La falta de adiestramiento y de oficiales
capacitados convirtió al Ejército Rojo en
fácil presa de la Wehrmacht.
STALIN APELA A LA RESISTENCIA.
Al llegar los alemanes a Moscú, el pánico se
adueñó de la ciudad. Mientras se levanta-
ban barricadas y todo tipo de defensas, las
autoridades organizaron la evacuación del
gobierno. Fue en aquel momento cuando
Stalin, que en un primer momento quedó
EL HIJO DE STALIN, PRISIONERO. Al campo en estado de shock ante la invasión, reac-
de concentración de Sachsenhausen fue des- cionó y se puso al frente de la defensa de
tinado Yákov Dzhugashvili, y allí falleció en ex- Moscú. El dictador envió un mensaje en el
trañas circunstancias en la primavera de 1943.
que pedía a la población que resistiera a
zo inicial que provocó esta medida entre
muchos oficiales, lo cierto es que miles y
miles de rusas incrementaron los batallo-
nes soviéticos en distintos cuerpos mili-
tares. Las más conocidas fueron las avia-
doras de combate, y entre ellas cobraron
GETTY
especial protagonismo las integrantes
de la división de Bombardeo Nocturno,
llamadas por los alemanes “las brujas
de la noche”.
Los alemanes emprendieron
tres grandes ofensivas a lo lar-
go de un frente de invasión de
mil ochocientos kilómetros.
El grupo de ejércitos Norte,
ESCUADRÓN FEMENINO. La
división aérea soviética de Bombardeo
Nocturno estaba compuesta por mujeres
(en la foto), que cobraron gran importancia
en la guerra por su habilidad aeronáutica.
 La batalla de Kursk
a operación recibió el nombre en cla-
ve de Operación Zitadelle (Ciudade-
la) y se considera una de las batallas
más grandes de la Historia, pues partici-
paron alrededor de tres millones de solda-
dos, más de 6.300 tanques y unos 4.400
aviones. La fase de ofensiva soviética entre
el 12 de julio y el 23 de agosto de 1943
supuso la primera derrota de los alemanes
en época estival. La ofensiva alemana fue
derrotada antes de que pudiera romper
las defensas enemigas, lo que supuso un
triunfo soviético en estrategia avanzada. El
objetivo del Alto Mando alemán era organi-
zar un último esfuerzo ofensivo en el frente
del este agrupando el grueso de sus fuer-
zas acorazadas para acabar con la ofensiva
que había iniciado el Ejército Rojo.
ÚLTIMO ESFUERZO FALLIDO. Durante
la batalla, los rusos frenaron a los alema-
nes e iniciaron una serie de ofensivas que
obligaron a Berlín a replegar al grupo
de ejércitos del Cáucaso por temor a que
fueran aislados. El Ejército Rojo llegó más
allá de Járkov, donde fueron frenados por
los hombres del general Von Manstein.
Mientras los soviéticos aguantaban los
ataques alemanes, llegaron noticias del
desembarco aliado en Sicilia, lo que
hizo que Hitler decidiera suspender los
esfuerzos bélicos en el frente del este.
La batalla de Kursk marcó el inicio del con-
traataque soviético que culminaría meses
después con la toma de Berlín. En total se
produjeron unas 100.000 bajas, tres cuar-
tas partes de ellas rusas, y se destruyeron
en torno a 7.000 carros de combate y
cañones de asalto y unos 2.000 aviones.
60
VICTORIA SOVIÉTICA EN EL FRENTE ORIENTAL. La batalla de Kursk (en la foto, soldados rusos),
en el verano de 1943, fue el primer combate en que la ofensiva Blitzkrieg alemana fue derrotada antes de
que pudiera romper las defensas enemigas, y además fue un triunfo soviético en estrategia avanzada.
ultranza a los nazis. Más al norte, las tropas
alemanas sitiaron la ciudad de Leningrado,
abocándola a la miseria, la hambruna y la
muerte por los incesantes bombardeos de
los invasores.
“En ningún otro lugar –ni en Dresde o
en Hamburgo, arrasadas por las bombas
incendiarias aliadas, ni en Hiroshima o
Nagasaki, destruidas por las bombas ató-
micas, ni en la devastada Stalingrado o
en la torturada Varsovia– se experimen-
tó la muerte a esa misma escala”, escribe
Brian Moynahan en su libro Leningrado:
asedio y sinfonía . Lo que ocurrió en esa
ciudad fue una hecatombe humana de di-
mensiones indescriptibles. Antes de que
la Wehrmacht cerrara la pinza en torno
a Leningrado, los rusos organizaron la
evacuación de las personalidades impor-
tantes de la ciudad, entre ellas, el com-
positor Dimitri Shostakóvich.
El 5 de diciembre de 1941, el mariscal
Gueorgui Zhúkov lanzó un contraataque
contra el ejército alemán, que estaba situa-
do a unos 40 kilómetros de Moscú. Meses
antes, los soviéticos habían estado trans-
firiendo fuerzas frescas y bien equipadas
desde Siberia y el Extremo Oriente ruso
hasta la capital. Stalin sabía por sus servi-
cios de inteligencia que Japón no atacaría
suelo soviético, lo que permitía desatender
Las tropas siberianas estaban mucho más preparadas
par a soportar el intenso frío que las alemanas
GETTY
la defensa del extremo oriental de la URSS.
Zhúkov utilizó estos refuerzos contra los
alemanes. Las tropas siberianas estaban
mucho más preparadas para soportar el
intenso frío invernal que las alemanas, que
en enero de 1942 fueron obligadas a retro-
ceder unos 200 kilómetros.
ACTO DE AFIRMACIÓN PATRIÓ-
TICA. En agosto de ese año se produjo el
estreno de la Séptima Sinfonía de Shos-
takóvich en la sitiada ciudad de Lenin-
grado. Inmediatamente después de un
bombardeo de artillería programado para
acallar los cañones alemanes, el director
Karl Eliasberg levantó su batuta y comen-
zó a sonar la sinfonía. El estreno se radió a
todo el mundo, convirtiéndose en un acto
de afirmación patriótica y en un aconteci-
miento cultural único en la Historia.
Mientras la población de Leningrado
resistía el asedio, los soviéticos consoli-
daron sus posiciones en abril de ese año
en Moscú, lo que aportó una gran dosis
de moral a los ejércitos y a la población
civil rusa. A partir de entonces, los ale-
manes tuvieron que enfrentarse a una
larga y sangrienta guerra de posiciones.
Hitler destituyó al general Guderian, que
fue sustituido por el general Von Kluge.
En torno a 700.000 soldados del Ejército

Rojo murieron, fueron heridos o dados
como desaparecidos durante los años
que duró la defensa y el contraataque en
Moscú. En el bando contrario, cerca de
250.000 hombres murieron, fueron heri-
dos o dados por desaparecidos.
Desoyendo a sus consejeros y generales,
Hitler no ordenó la retirada general. Su
atención se desvió hacia el Cáucaso, don-
de la Wehrmacht parecía tener más éxito.
Pero los primeros triunfos fueron tan sólo
un espejismo. La batalla por conquistar la
ciudad de Stalingrado fue una de las más
encarnizadas y deshumanizadas de la II
Guerra Mundial. La falta de alimento, el
número de civiles muertos y las impre-
sionantes bajas militares contribuyeron a
crear un escenario de guerra terrible. “Tal
y como pude comprobar en los archivos de
Friburgo, la causa de esas bajas mortales
era una grave alteración del metabolismo
provocada por la combinación de malnu-
trición, estrés y frío”, recuerda Beevor.
GRAVE ERROR TÁCTICO DE HIT-
LER. La derrota alemana en Stalingrado
en febrero de 1943 marcó un punto de in-
flexión en la guerra. Hitler había cometido
un grave error táctico y estratégico. Hubo
tanta propaganda en la toma de la ciudad
soviética que al final de la batalla, cuando
el VI Ejército alemán dejó de existir, Hitler
fue incapaz de admitir su fracaso. Desde
un punto de vista psicológico, puede de-
cirse que aquella debacle hizo decaer la
DERROTA ALEMANA. Con bajas estimadas en más de dos millones de personas entre soldados
de ambos bandos y civiles soviéticos, la batalla de Stalingrado está considerada como la más san-
grienta de la Historia de la humanidad. En la foto, soldados en Stalingrado durante el otoño de 1942.
DOSSIER III
AVANCE ALEMÁN HACIA EL ESTE
moral de los alemanes. Algunos gerifaltes
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nazis comenzaron a pensar que la derrota
era posible. Sólo los más fanáticos seguían
creyendo en la victoria de un Tercer Reich
que duraría mil años más. Poco después se
produjo el contraataque del Ejército Rojo,
que puso a los nazis contra las cuerdas.
RUPTURA DEL CERCO DE LENIN-
GRADO. A finales de 1943, la superiori-
dad de los ejércitos de Stalin y el creci-
miento de la producción en sus fábricas de
armamento anunciaron un cambio radical
en el frente del este. Los rusos fueron ca-
paces de fabricar 1.200 carros de combate
T-34 al mes. Por aquel entonces se produjo
la ruptura del cerco de Leningrado. El 14
de enero de 1944, los ejércitos soviéticos
atacaron las líneas alemanas, que fueron
incapaces de aguantar el empuje del Ejér-
cito Rojo. En aquellas fechas, la Wehrma-
cht era una sombra de lo que había sido.
En cuestión de días, los alemanes fueron
barridos de los suburbios de Leningrado.
El 10 de junio, las tropas soviéticas ataca-
ron desde ambas orillas del lago Ládoga,
haciendo retroceder a los finlandeses que
colaboraban con Berlín. La ciudad fue MAESTRO DEL COMBATE RELÁMPAGO.
finalmente liberada, pero cientos de mi- Apodado Kluger Hans (Juan el Listo), Günther
les de sus habitantes habían perecido de von Kluge (en la foto, a la izda.) fue nombrado
hambre y frío durante el asedio. comandante del ejército alemán en el frente ruso.
El 3 de noviembre, Hitler anunció a
sus generales la decisión estratégica de no todavía contaban con un amplio espacio
enviar nuevos refuerzos al frente orien- de reserva que protegía al Reich de los ru-
tal. “Argumentó que las fuerzas alemanas sos, y que en cambio debía reforzar Italia,
donde se habían establecido ejércitos an-
gloestadounidenses, y Francia, donde sin
GETTY
duda desembarcarían pronto”, señala el
historiador Max Hastings. Pero en enero
de 1944 saltó la sorpresa, cuando el Ejér-
cito Rojo contraatacó por el norte, liberó
Leningrado y engrasó su maquinaria bélica
para iniciar la ofensiva contra Alemania.
En Berlín no daban crédito a lo que estaba
ocurriendo en el este.
El fracaso en Moscú, Stalingrado y Le-
ningrado echó por la borda el plan nazi
de colonización de los territorios del este.
Göring comparó el sacrificio de la Wehr-
macht durante el largo invierno ruso con
el de Leónidas y los trescientos troyanos
en el paso de las Termópilas. Ya cuando co-
menzaba a tambalearse el poderío militar
alemán, las SS y la Luftwaffe colaboraron
en la creación del Escuadrón Leónidas-
Staffel de pilotos de caza voluntarios pa-
ra misiones suicidas. Lo dirigieron Otto
Skorzeny –quien se distinguió en el resca-
te de Mussolini en el verano de 1943–, la
piloto de pruebas Hanna Reitsch y el oficial
de la Luftwaffe Heinrich Lange. El inven-
cible ejército alemán se enfrentaba a una
humillante retirada. 
61
 DE NORMANDÍA A POTSDAM

La derrota
del Tercer Reich
EL AVANCE DEL EJÉRCITO ROJO HACIA EL CORAZÓN DEL GOBIERNO NAZI FUE DIFÍCIL DE
ADMITIR PARA EL FÜHRER. PROTEGIDO EN SU BÚNKER, LE COSTABA RECONOCER QUE TODO
ESTABA PERDIDO CUANDO LAS TROPAS RUSAS YA ACAMPABAN ENTRE LAS RUINAS DE BERLÍN.
a nada iba a frenar el avance Cerca de 2,4 millones de soldados, nales de octubre, Himmler pronunció un

Y
de los soviéticos en el frente
oriental y de los aliados en el
sector occidental. Enfureci-
do por los salvajes asesinatos
que habían cometido los na-
zis en Rusia, el Ejército Rojo lanzó todo
su poder destructivo contra las cada vez
más debilitadas fuerzas de defensa ale-
manas. En mayo de 1944, 2,2 millones de
soldados alemanes hicieron frente como
pudieron a los cada vez más agresivos
ejércitos soviéticos. La Operación Bagra-
tion, encabezada por el mariscal Zhúkov,
se iba a dirigir de lleno contra los ejérci-
tos Centro de los alemanes.
DÍA D. El 6 de junio de 1944, las
tropas americanas desembarca-
ron en un punto de la costa de la
Normandía francesa bautizado
con el código Omaha Beach.
El fotógrafo Robert Capa dejó
testimonio de ello con su cámara.
ROBERT CAPA/MAGNUM PHOTOS/CONTACTO
5.200 carros blindados y 5.300 aviones
emprendieron el ataque inicial hacia
Minsk. Los rusos organizaron un segun-
do frente en el Báltico que avanzó hacia
adelante por los flancos. En junio de ese
año, los angloestadounidenses iniciaron
el desembarco de Normandía, lo
que supuso la apertura del se-
gundo frente.
Stalin había pedido insistente-
mente a los aliados que plantea-
ran ese segundo frente en Europa
occidental, ya que supondría un
serio problema para los alemanes,
que se verían obligados a luchar a
la vez en dos frentes bélicos muy
activos. El pueblo alemán sabía que
todo estaba perdido si los rusos pe-
netraban por el este. Y eso era lo
que estaba a punto de ocurrir. A fi-
discurso en la Prusia Oriental. “Nuestros
enemigos deben saber que cada kilóme-
tro que intenten avanzar en nuestro país
les costará ríos de sangre. Entrarán en un
campo de minas humanas formado por
combatientes fanáticos e insobornables.
Cada edificio urbano, cada aldea, cada
granja, cada bosque será defendido
por hombres, chicos y ancianos y,
si es preciso, por mujeres y niñas”,
aseguró el jefe de las SS. En los meses
siguientes, 1,2 millones de soldados
alemanes y un cuarto de millón de civi-
les murieron ante el imparable avance del
Ejército Rojo. A principios de diciembre
de 1944, los rusos traspasaron las líneas
alemanas, cruzaron el Danubio y toma-
ron Budapest. El 11 de febrero de 1945,
cuando la resistencia húngara se hundió,
los soldados rusos saquearon los comer-

62
 DOSSIER IV
FIN DE LA II GUERRA MUNDIAL

Con los carros de

ALBUM
combate soviéticos en
las calles de la capital,
Hitler comprendió que
había llegado el fin
cios y las viviendas y violaron a miles de
mujeres húngaras. Stalin justificó esa vio-
lencia aduciendo los sacrificios que habían
afrontado sus ejércitos en su avance hacia
el corazón del Tercer Reich. La captura de
Budapest costó a los rusos cerca de ochen-
ta mil muertos y medio millón de heridos.
Los alemanes y húngaros perdieron a unos
cuarenta mil hombres.

CADA VEZ MÁS CERCA DE BER-

LÍN. El dictador ruso asumió una respon-
sabilidad personal en las últimas grandes
operaciones de guerra. El 12 de enero de
1945, ordenó que sus ejércitos lanzaran
una ofensiva general desde las cabezas de
puente del Vístula. Semanas después, mi-
llones de refugiados alemanes huyeron
hacia el oeste por delante de los sovié-
ticos. Cuando el sistema alemán de dis-
tribución de alimentos se vino abajo, la
hambruna se cebó con los civiles. En
la retaguardia, las SS y la Gestapo va-
ciaron las cárceles y fusilaron a muchos
presos.
El 16 de abril, los generales Zhúkov y
Konev ordenaron a sus tropas que cru-
zaran el río Oder. El Ejército Rojo había
reunido a 2,5 millones de soldados, 6.250
vehículos blindados y 7.500 aviones. Tres
días después, los rusos tomaron las coli-
nas entre Seelow y Wriezen, situadas a
unos 60 kilómetros de Berlín.
SITIO Y CAÍDA DE BUDAPEST. La ciudad húngara (arriba) era un importante enclave de
Europa central, además de la capital del último aliado que le quedaba a la Alemania nazi; tras
tres meses de dura ofensiva, fue conquistada por las fuerzas soviéticas en el invierno de 1945.
Los combates causaron unas 70.000 ba- de ese año) se había acordado que Berlín
jas en el bando asaltante frente a las 12.000 quedara bajo el control de los rusos. Al
del bando alemán. Algunas piezas de arti- parecer, Roosevelt se lo había prometido
llería de largo alcance fueron transportadas a Stalin con la esperanza de que éste lo
con urgencia hacia la capital alemana y en ayudara en el frente del Pacífico.
pocas horas cayeron los primeros obuses en
la Hermannplatz, provocando la muerte de EN EL CORAZÓN DEL TERCER
decenas de berlineses que hacían cola de- REICH. Mientras las tropas rusas se en-
lante de los almacenes Karstadt. contraban a las puertas de Berlín, más de
Días antes, tropas estadounidenses 300.000 soldados de la Wehrmacht fue-
habían alcanzado el río Elba y se detu- ron hechos prisioneros en el norte, donde
vieron allí. El comandante en jefe ame- la guerra prácticamente había finalizado.
ricano, el general Eisenhower, recordó El 20 de abril de 1945, el día que Hitler
que en la Conferencia de Yalta (febrero cumplió 56 años, el Primer Frente Bie-

63
 GETTY
SOBREVOLANDO LA CA-
PITAL NAZI. El 20 de abril
de 1945, el mismo día que
Hitler cumplía 56 años, la
artillería soviética comenzó
a bombardear la ciudad de
Berlín, que cayó en manos
de la URSS el 2 de mayo. En
la foto, un bombardero ruso
sobrevuela Berlín.

lorruso dirigido por Zhúkov comenzó
a bombardear el centro de Berlín. Era la
primera vez que la capital alemana sufría
un ataque de artillería terrestre.
Las tropas soviéticas alcanzaron los su-
burbios de Berlín el 24 de abril de 1945.
En el búnker de la Cancillería, un Führer
derrotado y de voz temblorosa seguía
dando órdenes a unas divisiones inexis-
tentes como si aún tuviera opciones.
Con los carros de combate soviéticos
disparando en las calles ruinosas de Ber-
lín, Hitler comprendió que había llegado
el último capítulo de su vida. No quería
terminar como Mussolini, cuyo ensan-
grentado cuerpo fue colgado por los
partisanos italianos para mostrarlo a las
masas. Ordenó a sus subalternos que, una
vez se hubiera pegado un tiro, quemaran
su cuerpo con gasolina.
El amor y la fidelidad fanática hicie-
ron que Eva Braun se inmolara junto a su
GETTY
amado Führer horas antes de que las tro-
pas soviéticas tomaran la Cancillería. En
febrero de ese año, semanas antes de la
derrota, Eva celebró en Múnich una fies-
ta de despedida y acto seguido se trasla-
dó a Berlín al encuentro de su amante. El
13 de abril, la joven recabó información
acerca de cómo matarse de un tiro. Podía
haberse salvado, pero eligió permanecer
junto a Hitler. La fidelidad que le mostró
hizo que el dictador nazi aceptase casar-
se con ella el 28 de abril. Dos días más
tarde ambos se suicidaron.

A P O CA L Í P T I CO F I N A L E N E L
BÚNKER. Las tropas del mariscal Zhúkov
encontraron sus cuerpos en los jardines de
la Cancillería. También encontraron los de
Goebbels y su mujer Magda, que habían
organizado asimismo la muerte de sus seis
hijos antes de suicidarse. Tras el apocalíp-
tico final del Tercer Reich, la conferencia
de Potsdam en el verano de 1945 dividió
la ciudad en cuatro zonas, ocupadas res-
pectivamente por tropas soviéticas, esta-
dounidenses, francesas y británicas.
El palacio de Cecilienhof albergó dicha
conferencia. Actualmente, el edificio es
un hotel de lujo enclavado en las afueras
de Potsdam (ciudad monumental cercana
a Berlín). En sus jardines, los amantes de

REUNIÓN DE VENCEDORES. En febrero de 1945,

se celebró en el antiguo palacio imperial de Livadia,
en Yalta (Crimea), un encuentro entre los jefes de
gobierno de la URSS, Reino Unido y EE UU. En la fo-
to, Stalin y Roosevelt en un descanso de la reunión.

64

En la conferencia de
Potsdam, se partió Ber-
lín en cuatro zonas: so-
viética, estadounidense,
francesa y británica
la Historia pueden imaginar el ambien-
te de aquella decisiva jornada en la que
el británico Churchill (y posteriormente
su sucesor, Clement Attlee), el ameri-
cano Harry Truman y el soviético Stalin
ratificaron los acuerdos de Yalta, cuya fi-
nalidad era desmantelar el Partido Nazi,
repartirse zonas de influencia en Europa
y desmilitarizar Alemania.
Una vez capitularon alemanes y japo-
neses, las dos superpotencias vencedoras
se enzarzaron en la Guerra Fría, un nuevo
escenario de confrontación que incluía la
posibilidad de que estallara un devastador
enfrentamiento con armas nucleares.
En Washington sorprendió la celeri-
dad con la que los soviéticos se hicieron
con la bomba atómica. En uno de sus li-
bros, Antony Beevor desvela que “gra-
cias a sus redes de espionaje, Stalin sabía
que necesitaba uranio para la construc-
ción de una bomba atómica similar a la
americana y también sabía que podía
obtenerlo en el Instituto de Física Kaiser
Wilhelm de Berlín”. Una vez tomaron la
capital alemana, los soviéticos traslada-
ron el uranio que encontraron a Moscú.
PÁNICO EN EL KREMLIN. En el vera-
no de 1945, el sentimiento más recurrente
entre los alemanes era el de la autocom-
pasión, más que el arrepentimiento. Uno
de cada tres varones alemanes nacidos
entre 1915 y 1924 había muerto en la gue-
rra. “Durante los dos años posteriores al
día de la victoria, los servicios secretos
soviéticos, el NKVD, emprendieron una
sangrienta ofensiva contra los insurgen-
tes de Polonia y Ucrania, para imponer la
voluntad de Stalin sobre pueblos consu-
midos por la amargura de haber cambiado
la tiranía de Hitler por otra tiranía sovié-
tica”, recuerda Hastings.
Aunque continuó hasta el final de sus
días imponiendo su voluntad en media
Europa, Stalin se convirtió en un hombre
asediado por el miedo, las paranoias y la
soledad. Es cierto que seguía invitando a
altos dignatarios del régimen a su dacha de
Kúntsevo a las afueras de Moscú, pero Sta-
lin sentía nostalgia por los buenos años de
camaradería durante la Revolución de Oc-
tubre. Según pasaba el tiempo y el dicta-
FIN DE LA II GUERRA MUNDIAL
Atentado frustrado contra Hitler
E
l 20 julio de 1944, Hitler sufrió un aten-
tado que apenas le provocó ligeras
lesiones. Lo organizó el coronel Claus
von Stauffenberg para eliminar al dictador
nazi y dar un golpe de Estado que facilitara
la posibilidad de firmar un armisticio con los
aliados. Él mismo colocó la bomba en la sala
de mapas dentro de la Guarida del Lobo, el
cuartel general de Hitler. Al mediodía, la bom-
ba estalló con gran potencia destruyendo la
sala de mando, matando a cuatro oficiales e
hiriendo gravemente a otros cinco.
CONSPIRACIÓN FALLIDA. Stauffenberg pu-
do ver la humareda que siguió a la explosión y
supuso que Hitler no había sobrevivido. Aban-
donó el cuartel y se dirigió a Berlín, en donde
le informaron de que el Führer sólo había su-
En la sala de mapas del cuartel general nazi, conocido como la Guarida del Lobo (en la foto), el
Führer sufrió un atentado del que salió ileso. Los implicados en este complot fueron represaliados.
dor envejecía, sus manías iban en aumen-
to, lo que lo hacía todavía más peligroso.
En el Kremlin cundía el pánico. Todos
se sentían amenazados por sus ataques
de paranoia. La esposa judía de Mólotov,
uno de los más fervientes seguidores de
Stalin, fue arrestada y expulsada del par-
tido en 1949 por la cálida bienvenida que
dispensó a la enviada israelí Golda Meir.
Aburrido, aunque siempre atento al nido
de víboras que había creado a su alrede-
dor, Stalin se recluyó en su dacha.
JRUSHCHOV AL FRENTE DE LA
URSS. Tras una noche de borrachera con
algunos camaradas, el dictador falleció en la
más absoluta soledad el 5 de marzo de 1953.
Tras ser eviscerado y embalsamado, su cuer-
po fue depositado junto a la momia de Lenin
en el mausoleo moscovita. En 1956, duran-
DOSSIER IV
frido leves heridas. Inmediatamente comenza-
ron las investigaciones para esclarecer quién
estaba detrás del atentado. Himmler ordenó
a la Gestapo que arrestase a todo aquel que
tuviera relación con los conspiradores. Se cal-
cula que hubo en total unos 5.000 arrestos y
unas 200 ejecuciones. Poco después llegó la
orden de Hitler de eliminar a Stauffenberg y a
otros militares que habían urdido el golpe de
Estado. Al general Erwin Rommel le ofrecieron
la opción del suicidio, con lo cual se evitó el
juicio público a un héroe del Tercer Reich. Los
medios alemanes contaron que un pequeño
grupúsculo de desafectos había realizado un
acto de traición que había sido desactivado,
cuando la verdad era que se trató de una im-
portante conspiración que contó con cientos
de involucrados y miles de simpatizantes.
ALBUM
te el XX Congreso del Partido, su sucesor al
frente de la Unión Soviética, Nikita Jrush-
chov, dejó sin habla a los asistentes cuando
leyó el informe titulado “Sobre el culto a la
personalidad y sus consecuencias”.
Jrushchov describió la represión ile-
gal a gran escala que autorizó Stalin. Lo
acusó de haber liquidado a los mejores
camaradas del ejército, de la deportación
de grupos étnicos, de haber alimentado
un enfermizo culto a la personalidad y de
falsificar la historia del Partido. Aquellas
revelaciones provocaron un terremoto en
el Comité Central. En 1961 se ordenó sacar
el cuerpo de Stalin del Mausoleo para en-
terrarlo fuera del muro del Kremlin. Sin
embargo, la caída en desgracia del dic-
tador fallecido no evitó que su alargada
sombra siguiera ejerciendo una malévola
influencia en los salones del Politburó. 
65
LAS MUJERES DEL EJÉRCITO ROJO

Voluntarias
en el frente
FRANCOTIRADORAS, ZAPADORAS, COMANDANTES DE CAÑONES ANTI-
AÉREOS, INSTRUCTORAS, PILOTOS, TANQUISTAS… LA URSS FUE EL ÚNICO
CONTENDIENTE QUE ADMITIÓ MUJERES EN UNIDADES DE COMBATE.
Por Laura Manzanera, periodista y escritora

66

PACIENCIA, SIGILO
Y PRECISIÓN. En 1943
se creó la Escuela Cen-
tral de Entrenamiento
de Francotiradoras.
En la foto, Lyudmila
Pavlichenko, reclutada
en 1941 por el ejército
soviético, que recibió la
medalla de Héroe de
la Unión Soviética y la
Orden de Lenin por su
impecable labor de
francotiradora durante
la batalla de Odesa y
el sitio de Sebastopol.
ALBUM
unque no imposible, habría
A
sido mucho más difícil para
el Ejército Rojo derrotar a
los nazis sin mujeres en sus
filas. Sirvieron en él entre
800.000 soviéticas y un mi-
llón. Una cuarta parte fueron condecoradas
y más de 80 recibieron el máximo reconoci-
miento: Héroe de la Unión Soviética.
Esenciales para el éxito aliado en el fren-
te oriental, las mujeres llegaron a controlar
todas las especialidades militares, incluidas
las consideradas más masculinas. Hubieron
de convivir con la incomprensión y sopor-
tar no pocas burlas de sus camaradas va-
rones; tanto que, para probar que no eran
menos que ellos, solían presentarse volun-
tarias para las misiones más arriesgadas.
Cuando se hace referencia a las mujeres
soviéticas en la Segunda Guerra Mundial,
suelen aflorar historias de abnegadas ma-
dres y esposas o de sacrificadas enfermeras
que pusieron su grano de arena en aras de
la victoria, pero rara vez se habla de franco-
tiradoras, artilleras o tanquistas, de las que
estuvieron en primera línea de fuego. Aun-
que no era la primera vez que lo hacían…
EN MISIONES DE COMBATE. Ya an-
tes de formarse la URSS, durante la I Guerra
Mundial, Rusia se convirtió en el primer país
en permitir la entrada sistemática de muje-
res en el Ejército, y no sólo para desempeñar
labores en la retaguardia, sino también en
misiones en combate e incluso en unidades
formadas exclusivamente por féminas. Sus
ganas de luchar junto a sus padres, maridos
o hermanos, o por ellos después de caídos en
combate, parecieron infundirles un inusita-
do coraje y una gran capacidad de soportar
la durísima vida en las trincheras.
Pese a demostrar con creces sus capa-
cidades, contra todo pronóstico, el go-
bierno bolchevique terminó por disolver
las unidades femeninas en noviembre
de 1917, alegando que aquella había sido
una medida excepcional, creada por las
exigencias de la guerra. Así, se las quiso
volver a relegar a su doble rol de siempre:
doméstico y reproductivo. Como apunta
Laurie Stoff, autora de Women Soldiers in
Russia’s Great War, “el éxito de la partici-
pación de las mujeres en el combate podría
haber abierto la puerta a su participación
en una variedad de áreas dominadas por
los hombres, incluidas las militares. Sin
embargo, esto no sucedió”.
Al principio de la contienda, miles de
jóvenes soviéticas pidieron ingresar en el
Ejército, pero fueron rechazadas. Sin em-
bargo, cuando la Wehrmacht pasó a ame-
nazar directamente a Rusia, Stalin, contra
su voluntad, se vio obligado a aceptarlas.
Con los nazis cada vez más cerca de Mos-
67
 cú, en 1941 aprobó crear el Grupo Aéreo 122, una
unidad para entrenar a mujeres, desde personal de
tierra a pilotos; aunque, más adelante, en dos de ellas
ingresarían algunos hombres. Tres factores influyeron
en la decisión del líder soviético: la falta de pilotos va-
rones, motivos propagandísticos y la insistencia de
una mujer, Marina Raskova. Ésta, conocida como “la
Amelia Earhart rusa”, acumulaba varios récords de
distancia en vuelos civiles y, al ver lo diezmada que se
hallaba la fuerza aérea soviética, tuvo la idea de formar
a aviadoras militares.
Stalin claudicó, pero dejó claro que sólo se acepta-
rían voluntarias. Y no faltaron. Se apuntaron jóvenes
en masa (la mayoría tenían menos de 20 años), movi-
das por algo más que un sentimiento puramente pa-
triótico; buscaban ayudar a librarse (y liberarse) del
nazismo. Como dejó escrito la poetisa Yulia Drunina,
que vivió el conflicto en primera línea como enfermera
de combate: “No estábamos buscando la gloria póstu-

ma, queríamos vivir con gloria”. Hubo tantas que se
optó por crear tres regimientos: 586º Regimiento de
Aviación de Caza, 587º Regimiento de Bombardeos y
588º Regimiento de Bombardeo Nocturno.
EN BUSCA DE LA GLORIA. El primero en entrar en
acción fue el 586º, el 9 de abril de 1942, pero el más fa-
moso fue el Regimiento 588º de Aviación de Bombardeo
Nocturno, el único exclusivamente femenino durante
toda la contienda. Sus integrantes llevaron a cabo más
de 24.000 misiones. Tan bien lo hicieron que en febre-
ro de 1943 recibieron el honor de cambiar su nombre
por el de 46º Regimiento de Guardia, pasando a formar
parte de la élite del Ejército Rojo. En total, las mujeres
del 588º sumaron más de 4.400 salidas y derribaron 38
aviones enemigos. Volaban en biplanos Polikarpov Po-
2, lentos y fáciles de “cazar”. Los alemanes los apoda-
ron Nähmaschine (máquinas de coser) por el peculiar
ruido de sus motores. Hacían hasta quince salidas la
misma noche y volaban casi a ojo; sin radio, sin ame-
ALBUM
“LAS BRUJAS DE LA
NOCHE”. La piloto tralladoras y hasta 1944 sin paracaídas para poder car-
Marina Raskova (a la gar más bombas a bordo. Para orientarse, sólo contaban
dcha.) creó tres regi- con una brújula y las bengalas que lanzaban para ilu-
mientos aéreos de minar el objetivo, al que se aproximaban con el motor
mujeres que llegaron
apagado, planeando hasta lanzar la carga. El único so-
a realizar aproximada-
nido perceptible desde tierra era el silbido del viento al
mente 30.000 misio-
nes en el frente orien- rozar el avión; por eso los alemanes, comparándolo con
tal. Voló formando el de una escoba voladora, apodaron a aquellas intré-
parte de la tripulación pidas mujeres “las brujas de la noche” (Nachthexen).
integrada por las des- Las pilotos fueron especialmente subestimadas por
tacadas aviadoras el enemigo. La radio alemana, para mantener alta la
Polina Osipenko (a la moral de la tropa, esgrimía argumentos como este:
izda.) y Valentina Grizo- “Todos los aviadores soviéticos han sido exterminados.
dúbova (en el centro). Ahora Stalin ha tenido que formar regimientos [de pi-
lotos] femeninos, que destruiremos fácilmente”. Nada
más lejos de la realidad. Ellas llevaron a cabo práctica-
mente la misma cantidad y el mismo tipo de misiones
que los varones, y su media de aciertos era equivalente;

Lydia Litvak, as de la aviación

ASC

L
a piloto soviética más conocida es proba-
blemente Lydia Litvak, una aviadora pre-
coz que empezó a recibir clases de vuelo
con sólo catorce años. Derribó una docena de
aviones germanos a los mandos de su Yako-
vlev Yak-1, identificable por llevar pintada una
lila blanca que de lejos parecía una rosa. Por
eso Lydia recibió el apodo de “la Rosa Blanca
de Stalingrado”.
Llegó a comandante del Tercer Escuadrón
del 73º Regimiento de la Guardia. Como re-
coge Lyuba Vinogradova en Las brujas de la
noche, y según la narración oficial, en una oca-
sión acabó con un bombardero enemigo al
disparar contra él a sólo treinta metros de dis-
tancia. Cayó herida en varias ocasiones, pero
Lydia Litvak (en la foto), apodada “la Rosa Blanca
de Stalingrado”, mantiene el récord de derribos
en combate real a manos de una sola mujer.
siguió pilotando hasta el 1 de agosto de 1943.
Durante la cuarta misión de aquella jornada,
fue atacada por sorpresa por aviones alema-
nes. Su aparato resultó finalmente abatido y
cayó sobre la región de Donbás, en la actual
Ucrania, durante la batalla de Kursk. No se ha-
lló su cuerpo y el comunicado apuntaba que
había “desaparecido sin dejar rastro”. Aunque
en 1979, gracias al empeño de su mecánica,
Inna Pasportnikova, se encontraron en la zona
unos restos humanos, no pudo confirmarse
que fuesen suyos. Hasta los años noventa, con
Gorbachov, no fue nombrada Heroína de la
Unión Soviética.
Por sólo unos días no pudo cumplir los 22
años. En la última carta a su madre había es-
crito: “No veo la hora de echar a esas sabandi-
jas alemanas de nuestra tierra. ¡Que se vayan
cuanto antes! Así tú y yo podremos volver a
tener una vida feliz y pacífica como antes…”.
 en algunos casos, mayor. Tan alto era su ni-
vel que a los alemanes les costaba creer que
LAS PILOTOS LLEVARON A CABO PRÁCTICAMENTE LA
fueran mujeres. “Pelean como gatos sal- MISMA CANTIDAD Y EL MISMO TIPO DE MISIONES QUE LOS
vajes”, se lamentaba un soldado germano,
mientras que el capitán Johannes Steinhoff, VARONES, Y SU MEDIA DE ACIERTOS ERA EQUIVALENTE
uno de los ases de la Luftwaffe, reconocía:
“No podíamos creer que los aviadores so-
viéticos que nos habían ocasionado los ma-
yores problemas fueran en realidad mujeres
que no temían a nada. Venían noche tras
noche en biplanos muy lentos, y durante
algunos períodos no nos dejaban dormir”.
Pero también hubieron de convivir con
la incomprensión de sus camaradas. Lyuba
Vinogradova, en su libro Las brujas de la
noche (Ed. Pasado y Presente, 2016), reco-
ge algunos testimonios al respecto. Así se
lamentaba el comandante Ivan Kleshiov:
“Me duele y me avergüenza ver a mujeres
sirviendo en la guerra, como si los hom-
FUSIL EN MANO. Las
PRISMA
tropas femeninas sovié-
ticas de tierra tuvieron
un papel decisivo en
grandes batallas como
la de Leningrado (abajo,
durante el cerco en
1942) o la de Stalingra-
do. A la izquierda, una
de las francotiradoras
más valoradas del fren-
te oriental: Nina Alexe-
yevna Lobkovskaya.
bres no pudiésemos libraros de una ocupación tan poco femenina.
Además, no vais a hacer otra cosa que llorar”. Llorasen o no, si
algo no les faltaba era coraje.
En Stalingrado, ante los potentes reflectores y antiaéreos alema-
nes, adoptaron una práctica casi suicida. Volaban tres aparatos a la
vez, dos delante para llamar la atención, y cuando eran detectadas se
separaban para que los focos las siguiesen. Mientras, la tercera piloto,
con el camino libre, bombardeaba el blanco sin apenas trabas. Iban
rotando hasta que los tres aviones se quedaban sin bombas.
LA PESADILLA DE LOS NAZIS. Muchas pilotos murieron en
acción, como la propia Marina Raskova, caída en enero de 1943.
Pero se convirtieron en una pesadilla para los nazis y son, entre las
combatientes, las que han cosechado mayor reconocimiento, su-
perando con creces a sus predecesoras en la Primera Guerra Mun-
dial, entre las que despuntó la princesa Eugenie Shakovskaya, la
primera piloto de combate de la Historia.
Si bien en un principio eran motivo de burla, su arrojo y eficacia
las convirtieron en heroínas de la lucha antifascista, y por tanto en
leyenda. Es cierto que los principales contendientes de la guerra em-
plearon pilotos femeninos. Estados Unidos, sin ir más lejos, creó una
organización paramilitar, la Women Airforce Service Pilots (WASP),
formada por casi mil mujeres. Se encargaba de trasladar aviones des-
de fábricas a bases militares o puestos de embarque, o a transportar
blancos para prácticas de la artillería, pero tenían prohibido luchar.
Pese a los éxitos en el aire, muchas más fueron las mujeres que
lucharon en tierra. Apenas se habla, pero la defensa de Lenin-
ALBUM
69

Las guerrillas de partisanas
E
n determinados momentos de la con-
tienda, las unidades partisanas llega-
ron a desempeñar un papel notable,
convirtiéndose en símbolo de la resisten-
cia. Y en ellas hubo mujeres, casi un 10%.
De hecho, la de partisana fue la primera
función permitida a las mujeres como com-
batientes, pues tenían más opciones que
los hombres para moverse con facilidad y
actuar de mensajeras y exploradoras, y por
eso se les dejó llevar armas.
Las partisanas (partizanki) causaron
considerables problemas tanto en la línea
alemana de suministro como en las fuerzas
de retaguardia, y algunas de ellas llegaron a
ser jefas. Entre éstas cabe mencionar a Liza
Ivanova, convertida en líder: en 1941 or-
ganizó un grupo de 68 hombres y mujeres
guerrilleros a los que comandó.
GETTY
También despuntó Nadezhda Troyan.
Aparte de desempeñar labores de enfer-
mería y asistencia a las familias de los parti-
sanos y de realizar trabajos de inteligencia,
ejerció de partisana en la región de Minsk.
Entre otras misiones, ayudó a volar puen-
tes y a destruir transportes enemigos.
Una partisana legendaria fue Anna
Morozova, que al inicio de la guerra ape-
nas contaba 20 años y trabajaba de con-
table. En mayo de 1942 pasó a dirigir
una brigada partisana internacional, so-
viético-polaco-checoslovaca, la 1ª Bri-
gada Partisana Kletnyanskoy, encargada
de sabotajes y de acciones por sorpresa
en la retaguardia enemiga. En diciembre
de 1944 resultó herida y, para evitar caer Muchas mujeres rusas empuñaron las armas contra las
en manos alemanas, se inmoló haciendo fuerzas alemanas formando guerrillas de partisanas a partir
explotar una granada. de julio de 1941, tras un llamamiento de Stalin por radio.

grado recayó en gran medida en unidades femeni-
nas. Hay que tener presente que en 1942, dado que
muchos hombres estaban destinados a otras zonas, el
75% de la población de la ciudad eran mujeres. Muchas
fueron desplegadas en unidades de defensa antiaérea.
La más conocida es la 1077ª, famosa por enfrentarse
a la 16ª División Panzer alemana, que el 23 de agosto
de 1942 recibió la orden de destruir la fábrica de trac-
tores de Stalingrado, que entonces fabricaba tanques.
Sin cañones ni tropas de infantería, los soviéticos no
estaban preparados para un ataque de esa magnitud.
Sólo disponían de la 1077ª con 37 cañones antiaéreos
M1039. Aquellas jóvenes artilleras hicieron lo único
que podían hacer: bajar sus cañones cuanto pudieron
y disparar. Lograron frenar la ofensiva durante dos
días, hasta que los blindados germanos, claramente
superiores, se impusieron. Para entonces habían des-
truido 83. La sorpresa de los alemanes al hallar sólo
cadáveres de mujeres fue de órdago.
DESAPERCIBIDAS EN TERRITORIO HOSTIL.
Eficacia no faltó, tampoco, a las francotiradoras. Co-
mo otras muchas camaradas, en un primer momento
subestimadas, pronto demostraron su
capacidad y recibieron adiestramien-
ALBUM
DE LAS AULAS A LA
BATALLA. A partir de
1941, muchas estu-
diantes soviéticas
acudieron a la oficina
de reclutamiento para
alistarse. Allí, los co-
mandantes intentaban
convencerlas de que
serían útiles en el
cuerpo de enfermería,
pero muchas de ellas
demostraron ser más
valiosas en otros cam-
pos. Abajo, dos estu-
diantes de la Escuela
de Teatro de Moscú
alistadas en el Ejército.
apercibidas por territorios controlados por el enemigo y
acercarse a sus dianas preferidas, los oficiales nazis.
Todo ello las hacía especialmente peligrosas. Tan-
to, que los alemanes tenían instrucciones de ejecu-
tarlas al instante en caso de capturarlas. Aun así,
muy pocas fueron apresadas, pues se guardaban una
última bala para usar en caso extremo con ellas mis-
mas. Se calcula que sólo sobrevivió una cuarta parte
de cuantas salieron de la Escuela.
A todas las movían las ansias de destruir al invasor.
Así se sinceraba, en una carta a su familia, Natasha Ko-
vshove: “Mi odio y desprecio por las malditas bestias
fascistas crece más fuerte cada día, con cada batalla…
Apuntaré a las alimañas. Dispararé bala tras bala con-
tra sus repugnantes cráneos…”.
Entre las francotiradoras más conocidas figuran Ma-
ria Ivanova Morozova y Nina Alexeyevna Lobkovskaya.
Y también Natalia Kovshova y Maria Polivanova, que
formaban equipo: Maria era asistente de tiro, es decir,
informaba de las variables climáticas o la proximidad
del blanco a su compañera, que era quien disparaba.
Pero la más temida y mortífera actuaba en solitario:
Lyudmila Pavlichenko, que dado su poco peso se ocul-
taba con frecuencia en las copas de los
árboles. Combatió en Odesa y en el sitio

to. En mayo de 1943 se creó la Escuela de Sebastopol, en la península de Cri-

Central de Entrenamiento de Fran- mea, y acumuló 309 bajas confirmadas,
cotiradoras, que en dos años formó a incluidas las de 36 francotiradores ger-
más de mil y a unas 400 instructoras. manos. Una cifra récord, más teniendo
Los alemanes también encontraron en cuenta que dejó de luchar en junio
para ellas apodos más o menos ofensi- de 1942, cuando fue herida por fuego de
vos: “feroces mujeres del rifle”, “bes- mortero. Ya no volvió, pero entrenó a
tias bolcheviques”, “amazonas caren- cientos de francotiradores.
tes de feminidad”, etc. Aunque no fue el ámbito donde más
Para este tipo de trabajo, las mujeres destacaron, también hubo mujeres en
parecían reunir las cualidades ideales: los tanques T-34; entre las más desta-
paciencia, sigilo, precisión, resistencia cables, Aleksandra Samusenko y Mariya
y habilidad de tiro. Con una ventaja Oktyabrskaya. Aleksandra tenía expe-
añadida: poder disfrazarse, por ejem- riencia previa como combatiente, pues
plo de campesinas, y así pasar des- había participado en la Guerra Civil es-

70
 pañola y en la llamada Guerra de Invierno, que estalló
cuando la URSS invadió Finlandia. Como comandante de
tanque tomó parte en la batalla de Kursk, uno de los ma-
yores enfrentamientos de la contienda. Falleció durante
el asalto del Ejército Rojo a Berlín.
El caso de Mariya Oktyabrskaya resulta más curioso.
Se interesó por la vida militar tras casarse con un ofi-
cial y, aparte de formarse como enfermera, aprendió
a manejar armas y conducir vehículos. Tras la muerte
de su marido en el frente, vendió cuanto poseía para
poder costear la fabricación de un T-34 y, a cambio,
solicitó pilotarlo. Ingresó, como conductora y mecá-
nica, en la 26ª Brigada de Tanques y no tardó en entrar
en combate. En enero de 1944, durante una ofensiva
nocturna, su vehículo fue alcanzado y ella herida. Fa-
lleció tras dos meses en coma. También recibió el título
de Heroína, póstumamente.
Pero no puede hablarse de mujeres en el Ejército Rojo
sin mencionar a las componentes del sector sanitario.
Sumaban alrededor de un 40% de los médicos, el 43%
de los asistentes médicos y el 100% de las enfermeras y
no trabajaban sólo en la retaguardia o en hospitales de
campaña. A menudo entraban en el campo de batalla
para socorrer a los heridos; bajo el fuego y armadas por
si habían de disparar. Por eso se consideraban parte del
“segundo frente”, en el que también estaban las encar-
gadas del abastecimiento y la logística.
ALBUM
LAS FRANCOTIRADORAS ERAN TAN PELIGROSAS
QUE LOS ALEMANES TENÍAN INSTRUCCIONES DE
EJECUTARLAS AL INSTANTE EN CASO DE CAPTURA
Fueron muchas las que salvaron la vida de soldados
arrastrándolos fuera del campo de batalla. Un ejemplo
significativo es el de la sanitaria Valeriya Osipovna en
Ucrania. Estaba cuidando a un grupo de heridos cuando
vio acercarse tanques alemanes. Sin pensárselo, cogió
unas cuantas minas y corrió hacia uno de ellos. Lo des-
truyó, pero ella murió, con 19 años.
Un último sector, no cuantitativamente destacable
pero sí relevante, fue la Marina, donde la presencia fe-
menina resultó rompedora a nivel mundial, pues los
barcos, tanto de guerra como civiles, fueron siempre
territorio masculino. Una de las pioneras fue Valentine
EN EL SECTOR SA- Y. Orliko, que ya contaba con dos hitos: convertirse en
NITARIO. Las volun- capitana de un barco pesquero de la clase BMRT (de
tarias no sólo esta- grandes dimensiones y congelador de arrastre) y en
ban presentes en los
capitana de un ballenero. Había estudiado Comunica-
hospitales de la reta-
ciones y ya durante la guerra se graduó en Ingeniería
guardia, sino que en-
traban a socorrer a de Transportes Marítimos. Sirvió en distintos buques
heridos al campo de y llegó a ser tercer oficial del Dvina.
batalla. En la foto, una
enfermera auxilia a un LUCHADORAS FUERA DE SUS FRONTERAS. El
soldado malherido. soviético fue el único ejército regular que empleó muje-
res en roles de combate, muy por delante de otros paí-
ses que no empezarían a hacerlo hasta décadas después.
El mérito de estas luchadoras fue doble: más de la mi-
tad participaron en algún momento en primera línea,
y fueron las únicas combatientes que lucharon más allá
de la frontera dwe su país. Pese a ello, su participación
ha sido infravalorada, relativizada y hasta silenciada.
Svetlana Alexiévich, autora de La guerra no tiene ros-
tro de mujer (Debate, 2015), se pregunta: “¿Por qué,
después de haberse hecho un lugar en un mundo que
era del todo masculino, las mujeres no han sido capaces
de defender su historia, sus palabras, sus sentimientos?
Falta de confianza. Se nos oculta un mundo entero. Su
guerra siwgue siendo desconocida…”.
Al desconocimiento contribuyó el anticomunis-
mo imperante del que se contagió la historiogra-
fía occidental –en especial, el odio que despertó
la figura de Stalin– y la visión androcéntrica de la
mayoría de los historiadores. Algo que, aunque en
menor grado, sigue estando presente.
Parte de culpa de este olvido la tiene la URSS. Durante
la guerra las combatientes fueron tratadas como heroí-
nas y usaron su imagen como propaganda, pero una vez
acabada ésta perdieron visibilidad, y no empezarían a re-
cuperarla hasta los años 50, con Nikita Jrushchov como
presidente. Además, desde esta parte del mundo se ha
tendido a verlas como mera propaganda comunista, mi-
nimizando su importancia. En los últimos años, algunos
investigadores han ido visibilizando su papel, pero aún
queda mucho por hacer para que dejen de presentarse de
forma anecdótica, sensacionalista y casi folclórica.
Sea como sea, lo que está claro es que difícilmente
la URSS habría tenido el protagonismo que tuvo en la
derrota nazi de no ser por el rol desempeñado por las
mujeres del Ejército Rojo. Sin su aportación, es posible
que el desenlace hubiera sido diferente. MH
71
 EL ODIO RACIAL NAZI Y EL HOLOCAUSTO

Ellos fueron
untermenschen
72

LA HUMANIDAD NO DEBE OLVIDAR. Negar que
entre 1934 y 1945 tuvo lugar en Alemania un genoci-
dio planeado para eliminar a las supuestas razas
inferiores, con los judíos a la cabeza, es una injuria
contra el género humano. En la imagen, mujeres
y niños judíos señalados con la estrella de
David llegan, deportados desde Hungría, al campo
GETTY
de Auschwitz-Birkenau (Polonia) en junio de 1944.
UNA ENSALADA DE MITOS
Y CONJETURAS SIRVIÓ A
LOS ALEMANES PARA POS-
TULARSE COMO RAZA “SU-
PERIOR” E INTENTAR ELIMI-
NAR A LAS “INFERIORES”;
SOBRE TODO, LOS JUDÍOS.
Por Alberto Porlan, escritor y filólogo
a Historia en general puede ser dis-
L
cutible, pero hay ciertas verdades
históricas que no lo son. Negar la
realidad del Holocausto, por ejem-
plo, es una injuria no solamente
para el pueblo judío, sino para to-
do el género humano. Porque en la carne y
la sangre de ese pueblo se materializó hasta
qué punto somos capaces los humanos de
sufrir y hacernos sufrir los unos a los otros.
Los criminales nunca logran olvidar sus crí-
menes, y la humanidad tampoco debería
hacerlo si intenta conocerse a sí misma. O
sea: si respeta su propia memoria.
Por otra parte, hablando ya en clave
histórica y no moral, es imposible rebatir
que entre los años 1934 y 1945 tuvo lugar
en Alemania un genocidio planeado es-
tratégica y científicamente para eliminar
a las supuestas razas inferiores, a los un-
termenschen o “subhumanos”, como los
etiquetaron sus exterminadores. Enten-
der cómo se llegó a ese siniestro epíteto
significa desplazarse a los principios del
siglo XX y conocer, siquiera sea por en-
cima, las ideas racistas que surgieron y se
desarrollaron por aquellos años.
BIBLIOGRAFÍA DE LA INFAMIA. En
1855, el conde de Gobineau había publi-
cado su ensayo La desigualdad de las ra-
zas humanas, considerado el primer libro
racista “científico”. En él aparecen ya los
principios generales que justificarían la
gran matanza del siglo XX: que las razas
humanas existen, que degeneran por con-
taminación y que la más pura es la raza
blanca. Por supuesto, su tesis interesó a los
alemanes. Richard Wagner buscó la amis-
tad de Gobineau y aceptó su influencia.
Pero la gran discusión racial se produ-
jo con el cambio de siglo. En unos pocos
meses, entre 1899 y 1900, aparecieron
tres obras clave sobre el asunto. La pri-
mera, Los fundamentos del siglo XIX, era
de Houston Chamberlain, un británico
fanáticamente germanizado que contrajo
matrimonio con la hija menor de Wagner
y seguía las tesis de Gobineau, incluyendo
de su cosecha al pensamiento judeocris-
73
 GETTY
tiano como el principal enemigo de la raza superior.
Cuando murió este talibán germanófilo, Adolf Hitler
asistió a su funeral. En 1899 también se publicó Las
razas de Europa, del economista americano W.Z. Ri-
pley, que proponía una división étnica de los pueblos
europeos en tres categorías, la mediterránea, la alpina
y la teutona, basándose en datos antropométricos y
en índices de capacidad craneal. El índice más bajo
correspondía a zonas periféricas como Noruega, Es-
cocia, Portugal y norte de Africa. El más alto se da-
ba, según Ripley, en el centro de Europa, el Adriático
oriental y el occidente de Francia.
Apenas unos meses más tarde, ya en 1900, el an-
tropólogo francés Joseph Deniker, en su Razas y pue-
blos del mundo, proponía ampliar a seis el número
de razas europeas y añadir otras cuatro secundarias.
Su propuesta llamaba raza nórdica a la que Ripley lla-
maba teutona, y litoral a la mediterránea, mientras
que la raza alpina habría tenido origen en el macizo
central francés. Además añadía la raza adriática, la
oriental y la raza ibérica, que incluía la Península y
las islas mediterráneas hasta el sur de Italia.

LA CIENCIA AL SERVICIO DEL RACISMO. La
controversia académica exaltó las ideas racistas de la
época promoviendo la aparición de propagandistas
como el influyente político norteamericano Madison
Grant, enemigo de la inmigración, que categorizó y je-
rarquizó a las supuestas razas poniendo por encima de
todas a la nórdica o teutona en su libro de 1916 La caí-
da de la Gran Raza. De acuerdo con su punto de vista,
el hombre europeo es el hombre blanco por antono-
masia, y los europeos más puros son los escandinavos
y los germanos del norte. Apoyaba así las bases de la
teoría racial suprematista llamada nordicismo.
Por otra parte, en Europa se había llegado a la mis-
ma conclusión. Apoyados en su doble condición de
lingüista y arqueólogo, los estudios del prusiano Gus-
TALIBÁN GERMANÓ-
GETTY
EMPIEZA LA TRAGEDIA. Los campos de exterminio y la Solución Final fueron el último
acto en la escalada de violencia racista del Tercer Reich, pero ya en 1933 entraron en esce-
na leyes como la que prohibía las relaciones entre judíos y gentiles. En la foto, un hombre
de negocios judío y su novia cristiana son objeto de escarnio público por parte de las SS.
taf Kossina buscaron en el racismo una explicación
histórica para el gran enigma lingüístico de su tiem-
po: la lengua indoeuropea o indogermana. Cien años
antes, otro alemán llamado Franz Bopp, lingüista y
orientalista, había reparado en el extraño e innegable
parecido de las lenguas orientales con las europeas. Y
de ahí salió la idea, hoy incuestionable, de la existen-
cia de una lengua primitiva común a Europa, que llegó
a la India a mediados del milenio 2º a.C. y produjo los
idiomas sánscrito y avéstico. La presencia de este idio-
ma en el subcontinente indio quedó relacionada con
su conquista por un pueblo foráneo, el de los arios.

FILO. El británico Hous-

ton Chamberlain (1855-
1927), seguidor de las
tesis de Gobineau y
fanático proalemán
casado con una hija de
Wagner, influyó mucho
en Hitler con su obra
Los fundamentos del si-
glo XIX (1899), en la que
atacaba a los judíos.
ARIOS, LOS AMOS DE LA TIERRA. Así se for-
mó el artefacto seudocientífico ario: en tiempos muy
remotos, un grupo humano habría emprendido una
conquista triunfal hacia el sur y el oeste. Por las esca-
sas menciones en los textos, estos arios parecen ha-
ber constituido una casta social superior, señores que
construyeron un enorme imperio en tiempos arcai-
cos. ¿Y a qué raza podían pertenecer sino a la nórdi-
ca, la raza claramente superior? Conclusión: aquellos
conquistadores y aristócratas, aquella Gran Raza que
dominó el mundo en el remoto pasado, habría sido la
teutona. En esa ensalada de conjeturas, el nacionalis-
mo alemán con viejas raíces románticas, el völkisch,
encontró el medio para poner el pie en lo más alto de
su propio artefacto teórico. De manera que el nazis-
mo tenía sus motivos (supuestamente “científicos”)
para situar en primer lugar la pureza de la raza. Había

LAS TEORÍAS SEUDOCIENTÍFICAS SOBRE LA RAZA

ARIA Y EL NORDICISMO FUERON EL CALDO DE
CULTIVO EN EL QUE SE GESTÓ EL HOLOCAUSTO
74
 GETTY
que explicar a los alemanes que por sus venas corría la
sangre que dominó el mundo en épocas remotas de-
bido a una superioridad real, aunque largamente ale-
targada. El destinado a sacar a la raza de su letargo
se llamaba Adolf Hitler, y su partido era el nacional-
socialista, el Partido Nazi. Era el argumento decisivo
para predicárselo al pueblo alemán de 1930, ahogado
por las condiciones de paz y la hiperinflación: “Vo-
sotros, ahora derrotados, sois la raza superior, des-
cendientes de los que en el pasado fueron dueños del
mundo. Y en esa realidad inmutable de la supremacía
de vuestra sangre debéis apoyar vuestra confianza en
volver a convertirnos en los amos de la Tierra duran-
te los próximos mil años”.

JUDÍOS: EL ENEMIGO IMPURO. Si lo esencial era

la supremacía de la estirpe germana, contaminada por
el roce con grupos humanos inferiores a lo largo de los
siglos, un gobernante consciente debía atender sobre
todo a este mandato histórico: limpiar y depurar la
raza. El sueño era constituir una nación de seres per-
fectos desde el punto de vista étnico, lo cual bastaba
para hacerlos perfectos desde todos los demás puntos
de vista. Serían precisas unas cuantas generaciones NAZI EN ESTADO
para llevar a cabo ese designio depurativo, así como PURO. Alfred Rosen- arios y sostenía que la Tierra está hueca y habitada por
una mano de hierro a la hora de extirpar del cuerpo berg (1893-1946; dentro. Rosenberg, que sentía un profundo desprecio
social a los elementos impuros. Una mano que fue la arriba, saludando a hacia todas las formas de religión, publicó un volumen
del principal responsable intelectual de la conducta Hitler) llegó al Partido de lectura difícil titulado El mito del siglo XX en el que
Nazi antes que el
racista de los nazis: Alfred Rosenberg. cambiaba el concepto de lucha de clases por el de lu-
propio Führer y sería
Rosenberg era el nazismo puro, un teutón del Bál- cha de razas, que a su juicio había sido el motor de la
su jefe de Relaciones
tico convencido de las tesis de Gobineau y Chamber- Exteriores. Pero fue Historia humana. Por supuesto, para Rosenberg la raza
lain. Se había inscrito en el partido antes que el pro- mucho más que eso: contaminadora y enemiga de la teutona era la judía.
pio Hitler y formó parte de los grupos semicientíficos este ario del Báltico y Los judíos no eran unos recién llegados a Alemania:
y semiesotéricos que conformaron el núcleo de las racista convencido estaban allí desde los tiempos del Imperio Romano y
creencias secretas nazis, como la disparatada Socie- inspiró el Holocausto. sus condiciones de vida habían pasado a lo largo de
dad hule, que situaba en la Atlántida el hogar de los los siglos por innumerables vicisitudes y pogromos.

La estremecedora imagen de abajo corresponde a

una pila de cadáveres en uno de los campos de exter-
minio nazis. Fue tomada en 1945, tras su liberación.
Las estadísticas del Holocausto
L
os plazos teóricos establecidos en
la reunión de Wansee eran dema-
siado optimistas y, por otra parte,
los nazis no consiguieron atrapar a to-
dos los untermenschen de Europa. Pe-
ro lo cierto es que dos años después, a
principios de 1943, apenas quedaban
judíos vivos en los territorios del Reich.
De los campos principales de exter-
minio sólo seguía en funcionamien-
to el de Auschwitz, donde murieron
1.100.000 a lo largo de sus tres años
de existencia. En Treblinka, que funcio-
nó un año, murieron 800.000. En Bel-
zec fueron asesinados 600.000 en ese
mismo tiempo, 300.000 en Chelmno y
250.000 en Sobibor. Los números son
fríos, pero se calientan por compara-
ción. Trasladados al presente, los muer-
tos en el año de Treblinka correspon-
den a la población actual de Valencia,
mientras que en Belzec pudo haberse
exterminado a los habitantes de Mála-
GETTY
ga, en Chelmno a los de Valladolid y en
Sobibor a los de A Coruña. Sevilla, Bil-
bao y Murcia enteras habrían perecido
en Auschwitz. Y esto solamente como
resultado de la Solución Final ejercida
en los campos especiales.
EL HORROR EN CIFRAS. Las tareas
en que estuvieron implicados los asesi-
nos liquidadores de los einsatzgruppen
habrían terminado con todos los veci-
nos actuales de Barcelona. Y los muer-
tos en otros campos de trabajo, los
ocasionales, los que perecieron en los
guetos y en las fábricas por agotamien-
to, enfermedades y desnutrición es po-
sible que hubieran igualado al número
de habitantes de Madrid. La estadística
de gitanos muertos por los nazis co-
rresponde al menos a la población total
de Córdoba, aunque faltan muchos da-
tos y es posible que hubiera que añadir
la de Palma de Mallorca.

75
 Países y gobiernos que fueron cómplices del genocidio
N
o todo el mundo piensa lo mismo, de aliado alemán, no colaboró gran cosa. Franco
AGE

modo que los nazis encontraron actitu-
des muy diferentes sobre los judíos en
los países que anexionaron al Reich. Mientras
que algunos pusieron objeciones al diktat
germano, a otros, como Rumanía y Croacia,
les pareció una idea excelente y crearon sus
propios campos de untermenschen. Finlan-
dia, Hungría y Bulgaria manifestaron sus reti-
cencias, mientras que Italia, muy celosa de su
independencia frente al gigantesco y temible
respondió diciendo que no había judíos en
España desde el siglo XV, en tanto que el go-
bierno títere de Vichy (Francia) accedió a en-
tregar a los judíos de su territorio con mayor
o menor celo. Cuando las cosas se pusieron
feas y Hungría e Italia quisieron romper con
el Eje, intervino la Wehrmacht, derrocó a sus
gobiernos y se apresuró a detener a los unter-
menschen de aquellos territorios y enviarlos a
los campos de exterminio como al resto.

Izda., mo-

ALBUM
numento
en recuer-
do del
campo de
concentra-
ción de Ja-
senovac,
en Croacia.

Las Cruzadas y la época de la peste negra fueron tiem-

pos de grandes matanzas. En 1394 se quemó vivos a mi-
llares de judíos, acusados de envenenar los pozos para
extender la peste, en Worms, Maguncia, Estrasburgo,
Francfort, Colonia, Hanover y Erfurt. Pero en el siglo
XX ya no se trataba de ataques esporádicos, sino de una
estrategia metódica dirigida al genocidio total. Los ame-
nazantes avisos de Mein Kampf no debían ser ignorados.

DE LAS LEYES RACIALES A LOS EINSATZ-

GRUPPEN. Con la llegada de los nazis al poder en 1933,
Hitler nombró a Rosenberg jefe de Relaciones Exterio-
res del partido, y los judíos empezaron a sentir que la
cosa iba en serio. Poco después entraron en escena las
leyes raciales inspiradas en parte por Rosenberg y pre-
paradas por Wilhelm Frick, que tendría la responsabi-
lidad histórica de ser ministro del Interior del Reich a lo
largo de diez años, al que ayudaron el abogado Wilhelm
Stuckart y Julius Streicher, director del periódico anti-
semita más influyente, Der Stürmer. Aquellas infames
leyes definían quién era judío y quien no, arrebataban
la nacionalidad alemana a los judíos, los despojaban de
sus bienes, prohibían las relaciones sexuales entre gen-
tiles y judíos bajo penas severísimas, impedían ejercer a
los profesionales judíos y castigaban a los empresarios
que los contratasen. En una palabra: estaban pensa-
das para hacer imposible la vida social y económica de
aquella odiada comunidad en los territorios del Reich.
Y, de paso, también la de los gitanos, los negros, los
deficientes mentales, los comunistas, los masones, los
homosexuales y los restantes untermenschen.
El ministro Frick era un mal bicho, pero entre
los sicarios que no tenían inconveniente en ejecutar
devotamente las órdenes de sus superiores aún los
había peores. Por ejemplo, el siniestro trío formado
por Heinrich Himmler, comandante en jefe de las
SS, Reinhard Heydrich, jefe de Seguridad del Reich,
y Adolf Eichmann, ayudante de Heydrich, a quienes
incumbió la responsabilidad efectiva del Holocausto.
76
LOS OTROS
UNTERMENSCHEN. Himmler era un vocacional, un tipo al que le encanta-
Los judíos fueron la ba su trabajo. Nadie lo apreciaba excepto Hitler, que lo
principal bestia negra había convertido en su herramienta personal. Asumió
del nazismo, pero no voluntariamente la dirección del campo de Dachau, y
sólo ellos fueron con-
con las experiencias allí vividas redactó el espeluznante
siderados “subhuma-
manual que dictaba cuál debía de ser el trato que asu-
nos” –y exterminados–
por el Reich: también mirían los prisioneros de los campos. Fue el creador de
negros, eslavos, co- los célebres Einsatzgruppen, auténticos escuadrones de
munistas, deficientes la muerte integrados por SS que se encargaban de “lim-
mentales, masones, piar” el territorio que las vanguardias del ejército iban
homosexuales y gita- ganando para el Reich; una especie de ejército escoba.
nos (arriba, gitanos Esa limpieza era muy sucia: consistía en eliminar sin
en el campo polaco de miramientos a todos los untermenschen civiles que en-
Belzec, en 1942). contraban. A ellas, después de violarlas, por supuesto. Y
esto sin ninguna responsabilidad ni supervisión excepto
la de sus superiores en las SS, quienes no solían protestar
demasiado por las monstruosidades que sus grupos de
liquidadores oficiales llevaban a cabo por toda Europa.
Su primera gran operación tuvo lugar después de
la invasión de Polonia, cuando recibieron órdenes de
MEDIANTE LAS CÁMARAS DE GAS, LA SOLUCIÓN
FINAL –LIQUIDAR A LOS 11 MILLONES DE JUDÍOS
DE EUROPA EN 6 MESES– SE VOLVIÓ FACTIBLE

Himmler para buscar y eliminar a cualquier polaco al
que pudiera considerarse un intelectual. La imprecisión
de la orden no asustó a los ejecutores, que decidieron
pecar por exceso antes de que los acusaran de timoratos
y se llevaron por delante a cualquiera que poseyera una
biblioteca de tamaño mediano, incluyendo curas y maes-
tros. Según sus propios cálculos, los Einsatzgruppen ase-
sinaron a cerca de 1.500.000 civiles a lo largo de la guerra.
La colosal expansión del Reich supuso un problema
mayor para los genocidas de las SS. A finales de 1941, la
entrada de Estados Unidos en la guerra tras la agresión
de los japoneses, aliados de los alemanes, planteó la
inminencia de un segundo frente en Europa. Los ge-
nerales alemanes temían ese momento en que estarían
obligados a dividir sus ejércitos, que por entonces se
concentraban en la feroz lucha del frente ruso, y deci-
dieron suprimir las misiones que no fueran esenciales
para la guerra. Desde luego, el genocidio tal como es-
taba planteado distraía muchas de esas fuerzas, así que
había llegado el momento de liquidar para siempre el
asunto. El momento de la Solución Final.
LAS DUCHAS DE LA MUERTE. El vocacional y
práctico Himmler ya había pensado en el problema
de los asesinatos masivos y, después de múltiples
experimentos, llegó a una fórmula rápida y econó-
mica: las cámaras de gas. Probó primero un sistema
diabólicamente ingenioso que consistía en meter
a un grupo de judíos –cuantos más, mejor– en un
camión cerrado, conectar luego el tubo de escape a
la parte trasera y conducir el camión hasta una gran
fosa, donde no había más que descargar los cadá-
veres de los infelices asfixiados por el monóxido de
carbono durante el trayecto. Pero el método no era
suficientemente productivo, y además se comprobó
que arrastrar mujeres y niños muertos (que a veces
no lo estaban del todo) impresionaba y desmoraliza-
ba a los soldados. Así que se prefirió instalar grandes
cámaras con capacidad para cientos de personas en
los propios campos, lo que eliminaba la necesidad de
transporte, y hacerlas pasar por duchas colectivas
para que los desgraciados y desgraciadas entrasen
allí desnudos, lo que también evitaba la tediosa y
ASESINO VOCACIONAL. Al siniestro Heinrich Himmler (1900-1945), comandante en
jefe de las SS, le encantaba su trabajo: se hizo cargo voluntariamente del campo de Da-
chau (arriba, visitándolo en 1936), creó los Einsatzgruppen e ideó las cámaras de gas.
EL HORROR OCUL-
TO, A LA LUZ. Al
acabar la guerra,
cuando los campos
de concentración y
exterminio fueron li-
berados por america-
nos y rusos, el cine y
la fotografía mostra-
ron al mundo la mag-
nitud del espanto,
que los supervivien-
tes confirmarían.
Abajo, los españoles
confinados en
Mauthausen reciben
a los soldados esta-
dounidenses entre
vítores y pancartas
antifascistas.
GETTY
ALBUM
larga tarea de quitarles la ropa una vez muertos. Se
abría la espita del gas ziklon B y, al cabo de unos mi-
nutos, se ventilaban las duchas y los cadáveres –los
“residuos”, en terminología SS– eran arrastrados por
prisioneros seleccionados y quemados en inmensos
hornos siempre calientes hasta reducirlos a cenizas.
EN MARCHA HACIA LA SOLUCIÓN FINAL. La
reunión decisiva sobre los métodos y el alcance de la
Solución Final se tomó durante el frío mes de enero de
1942 en un hermoso palacete requisado a sus anteriores
dueños judíos en Wannsee, cerca de Berlín. Los ofician-
tes de aquella tétrica ceremonia regada con buen vino
y provisiones de lujo fueron Heydrich y su colaborador
Eichmann, que se limitaron a exponer las dificultades
técnicas relativas al genocidio y a establecer como mé-
todo preferido el de las cámaras de gas, con las que se
esperaba procesar 60.000 seres humanos al día. Hey-
drich, comisionado secretamente por el propio Führer
a través de Göring, se limitó a exigir de los otros 13 asis-
tentes, delegados de oficinas y ministerios del Reich,
una cooperación total. Sólo dos de ellos expresaron
ciertas dudas: los juristas Wilhelm Stuckart y Friedrich
Kritzinger, el primero por razones de índole legal, y
el segundo por vagas reminiscencias morales. Pero, al
final, el documento se aprobó por unanimidad. Hasta
entonces se calcula que los nazis habían terminado con
unos 300.000 untermenschen, así que la perspectiva de
matar a ese mismo número cada cinco días entusiasmó
a los asistentes. El prometedor método hacía realizable
la tarea de liquidar a todos los judíos de Europa, calcu-
lados en unos once millones de almas, en un plazo de
seis meses. La máquina se puso en marcha.
Todos conocemos las consecuencias. Las cámaras
de cine rodaron el espanto de los campos liberados por
americanos y rusos. El que se atreva a dudarlo, no tiene
más que visitar Auschwitz o Treblinka o leer los miles
de testimonios de los liberadores y de los supervivien-
tes. No, este horroroso episodio de la Historia no puede
defenderse ni negarse. Hay que asumirlo y recordarlo
hasta comprender la verdad última sobre los nazis: que
los auténticos untermenschen fueron ellos. MH
77
UNA UNIDAD ESPAÑOLA, ALIADA DE HITLER CONTRA STALIN
La odisea de la
División Azul
FUE UNA INICIATIVA DE SERRANO SUÑER,
CUÑADO DE FRANCO, PARA CAPITALIZAR
UNA HIPOTÉTICA VICTORIA ALEMANA
EN LA GUERRA. LA DIVISIÓN, FORMADA
POR VOLUNTARIOS, LLEGÓ A LUCHAR
CASI A LAS PUERTAS DE LENINGRADO.
Por Javier García de Gabiola, abogado y escritor
78
quella mañana del 24 de junio de 1941, José Luis de
A
Arrese, jefe de Falange, observó cómo una inmen-
sa masa de jóvenes marchaba gritando por la Gran
Vía y se acercaba a la confluencia con la calle Al-
calá, donde estaba su despacho. La muchedumbre
se detuvo al pie del bloque de oficinas, mezcla de
neoclásico y modernista, donde se encontraba la Secretaría General
del partido, bajo unos inmensos yugo y flechas de hierro rojo que
ocupaban toda la fachada. Asustado, llamó a Ramón Serrano Su-
ñer, ministro de Exteriores también falangista, que se desplazó de
incógnito desde su despacho en el Palacio de Santa Cruz. Aliviado,
allí Serrano comprendió que estos manifestantes habían leído en la

prensa cómo dos días antes Alemania había invadido la
Unión Soviética y pedían la participación de España en
la guerra. Él, si dirigía esta cruzada, podía convertirse
en el hombre más importante del régimen e incluso te-
ner el poder real tras la figura decorativa de su cuñado,
Francisco Franco. Abrió la ventana, se asomó a un bal-
cón y dirigió un discurso breve e improvisado a los ma-
nifestantes: “¡Camaradas! No es hora de discursos, pero
sí de que la Falange dicte su sentencia condenatoria:
¡Rusia es culpable!”. La multitud, formada por el azul
falangista y el negro de los universitarios del SEU, se
agolpaba bajo el edificio y se subía a las acacias y hasta a
ALBUM
CHOQUE CULTU-
RAL. Por mucho que
el estandarte de la Di-
visión Azul (arriba)
hermanara la bandera
española con la nazi,
no faltaron quejas de
los alemanes respec-
to a los que llamaron
“gitanos”: alternaban
con la población local
(incluidos los judíos),
descuidaban el uni-
forme y al ganado...
las verjas de hierro del más lejano Ministerio de la Gue-
rra o a las marquesinas del Café La Elipa. Serrano tomó
aliento y continuó: “Culpable de nuestra Guerra Civil,
de la muerte de José Antonio y de tantos camaradas y
soldados caídos en aquella guerra por la agresión del
comunismo. El exterminio de Rusia es exigencia de la
Historia y del porvenir de Europa”. Exaltados, los ma-
nifestantes empezaron a gritar, y varios de ellos mar-
charon a la embajada británica en Fernando el Santo y
la apedrearon. ¿Iría España a la guerra?
Dos días antes, Serrano había logrado convencer a
Franco para ofrecer a Alemania el envío de una división
y de este modo compensar el chasco que se había lleva-
do Hitler en Hendaya. Sin embargo, el Ejército no esta-
ba dispuesto a que los falangistas se llevaran el mérito y
decidió subirse al carro.
EL FRÁGIL EQUILIBRIO DEL MOVIMIENTO
NACIONAL. El tema no era baladí, ya que Franco ha-
bía hecho auténticas virguerías para crear un régimen
monolítico. Por ejemplo, el partido único, FET, era un
conglomerado de Falange Española y de los Tradicio-
nalistas. Los primeros, aunque patriotas, católicos y
defensores de la propiedad privada, pretendían instau-
rar una revolución social en España para redistribuir la
riqueza, mientras que los segundos eran monárquicos
ultraconservadores que querían mantener el orden y el
statu quo en beneficio de la rama carlista de los Borbo-
nes. Los otros monárquicos, dirigidos por el brillante
Antonio Goicoechea, pretendían lo mismo pero en fa-
vor de Alfonso XIII. Finalmente, el Ejército se sentía más
unido a los conservadores, pero en absoluto pretendía la
monarquía. Por tanto, el triunfo de Serrano supondría el
del sector falangista del partido, el auténticamente fas-
cista y revolucionario, que los demás sectores querían
contrarrestar por todos los medios.
Así las cosas, las reuniones del Consejo de Minis-
tros de los días 23 y 24 de junio fueron tormentosas: el
general Varela quería enviar una división del Ejército,
mientras que Serrano prefería que la unidad estuviera
formada únicamente por miembros de la Falange y ar-
gumentó con gran habilidad que una división regular
daría la impresión de que España había entrado en gue-
rra, algo que Franco quería evitar a toda costa. Al final
se decidió que la unidad estaría formada por volunta-
rios tanto de Falange como de otras organizaciones,
pero dirigida por militares profesionales. En cuanto al
nombre, División Azul, propuesto por Arrese, fue fi-
nalmente descartado en favor de División Española de
Voluntarios (Varela). El plan de Serrano se vino parcial-
mente abajo, pero el nombre que ha quedado para la
Historia sería el propuesto por los falangistas.
Aunque algunos autores han afirmado que los com-
ponentes de la División eran quintos coaccionados o
expresidiarios, lo cierto es que eran todos voluntarios.
La gran mayoría no procedía del ejército, sino de otras
organizaciones: hasta 6.000 jóvenes falangistas, unos
4.000 estudiantes universitarios del SEU (casi el 10%
de sus afiliados) y, paradójicamente, pocos excomba-
tientes. En una sociedad tan radicalizada como la es-
pañola de posguerra, la mayoría de los presentados se
alistaron espontáneamente para compensar el no ha-
ber podido luchar durante la Guerra Civil.
Entre sus miembros había campesinos, profe-
79

sionales liberales, obreros, aristócratas y estudiantes univer-
sitarios, en su mayoría de entre 20 y 28 años. No faltaron hom-
bres del régimen: Dionisio Ridruejo, para compensar el haber
estado tras una mesa durante la guerra dedicándose a la propa-
ganda, se unió a la División y nos legó un impresionante relato
de ello en sus Cuadernos de Rusia. Por cierto, tras su experiencia
en el frente, mudó su ideología y se hizo un ardiente defensor de
la democracia en España. También participaron el dibujante Kin
y los conocidos generales Armada y Milans del Bosch. Paradójica-
mente, también hubo voluntarios de izquierdas, que se unieron
quizá para lavar su pasado en el nuevo régimen. Sin embargo,
teniendo en cuenta que los reclutas eran sometidos a un proceso
de depuración ideológica, es poco probable que no sintieran una
gran atracción por la aventura. Entre ellos se encontraban el ci-
neasta García Berlanga o el actor Luis Ciges.
MIL KILÓMETROS A PIE. El general Agustín Muñoz Grandes,
madrileño de 45 años, fue el elegido para dirigir la unidad. Nacido
en el barrio obrero de Carabanchel Bajo, se graduó por la Academia
de Infantería de Toledo y luchó en las guerras de Marruecos. Con el
cuerpo cruzado por nueve cicatrices, fue linchado y casi asesina-
do en Madrid al inicio de la Guerra Civil, aunque sería salvado por
su enemigo, el general republicano Vicente Rojo. Tras escapar de la
cárcel y pasar a las líneas nacionales, acabó dirigiendo un Cuerpo
del Ejército. Aunque falangista como Serrano Suñer, Muñoz Gran-
des despreciaba a éste por considerarlo un intrigante, de modo que
su elección fue también un golpe para el cuñadísimo. Una de sus
primeras medidas fue acortar el período de entrenamiento de la Di-
visión Azul en Alemania de tres meses a sólo uno. Hay que recordar
que sus mandos eran excombatientes y que el Ejército alemán estaba
destrozando a los soviéticos a ojos vista y se temía que la guerra aca-
base antes de su llegada. Sin embargo, pronto saldrían de su error.
A bordo de 66 convoyes, Muñoz Grandes llegó con su tropa a
Grodno, Polonia, el 28 de agosto, pero a partir de allí deberían
marchar a pie hasta el frente ¡a lo largo de más de mil kilómetros!
Otro varapalo fue cuando se decidió que la División no iría a ata-
car Moscú, sino que sería desviada al norte, al frente de Leningra-
LA CAÍDA EN RUSIA DE NOTABLES FALANGISTAS HIZO QUE
LA INFLUENCIA DE FALANGE EN ESPAÑA DISMINUYERA
80
GETTY
CONGRACIARSE
CON HITLER. Franco
se entrevistó con el
Führer en Hendaya
el 23 de octubre de
1940 (en la foto, am-
bos caminan ante la
Guardia de Honor hit-
leriana), pero no en-
tró en la guerra como
el alemán le pedía. La
División Azul fue un
intento de compen-
sar esa “decepción”.
LIBRO
Camarada invierno,
Xosé M. Núñez Seixas.
Crítica, 2016. Se ha es-
crito muy poco acerca
de la experiencia per-
sonal de los cerca de
48.000 hombres de la
División Azul. El autor
bucea en los archivos
oficiales, pero sobre
todo familiares, para
hablarnos de ellos.
do, tras marchar cada soldado casi 40 días
con 30 kgs de equipo a cuestas.
La División Azul quedó encuadrada en el
16º Ejército, que protegía el flanco derecho
o sur del 18º, que era a su vez el encargado
de asediar Leningrado. Los españoles per-
manecieron en Novgorod, la ciudad madre
de Rusia, protegidos por el río Voljov. El 17
de octubre, y sin tiempo para aclimatarse,
Muñoz Grandes tuvo que lanzar a sus tro-
pas a cubrir el flanco derecho de la ofensi-
va alemana, que planeaba avanzar hacia el
nordeste y enlazar con los fineses. Sin em-
bargo, las temperaturas cayeron hasta 50
grados bajo cero. Ni españoles ni germanos
tenían más ropas que abrigos de paño, de
modo que unidades enteras fueron víctimas
de la congelación. Los azules avanzaron una
decena de kilómetros al interior, siendo
contenidos en Possad. Allí quedó aislado un
batallón del 269º regimiento, que tuvo que
aguantar ataques masivos durante 10 días
de la 305ª División soviética.
LA LUCHA EN EL VOLJOV. Cuando
fue finalmente relevado, apenas queda-
ban 187 soldados de un millar. Su relevo,
otro batallón del 263º regimiento, tam-
bién sufrió hasta 471 bajas, y finalmente
los españoles tuvieron que replegarse tras
el Voljov. Para entonces, a diferencia de los
germanos, Muñoz Grandes recibió direc-
tamente de España 10.000 abrigos de piel,
de modo que su situación mejoró.
En diciembre, los soviéticos lanzaron una
contraofensiva y aprovecharon que el lago
Ilmen estaba helado para cruzarlo y rodear
a varias unidades alemanas situadas al sur
de los españoles. Muñoz Grandes intentó
rescatar a 500 germanos cercados en Vassad
enviando a través del lago a la recién creada
Compañía de Esquiadores, que atacó varias
veces en medio de una tormenta de nieve.
Con los rusos distraídos por el ataque espa-
ñol, los alemanes pudieron romper el cerco
y unirse a los azules: sólo quedaban 12 espa-
ñoles de 200, por lo que recibieron 32 Cruces
de Hierro. Sin embargo, la ofensiva soviética
continuaba. Los rusos fueron contenidos en
Novgorod pero pudieron cruzar el Voljov
más al norte, donde los españoles sólo con-
taban con el regimiento 269º. Allí quedó ais-
lada la llamada Posición Intermedia. Muñoz
Grandes ordenó un contraataque contra los
flancos norte y sur soviéticos antes de que la
cabeza de puente se consolidara, y los rusos
fueron obligados a recruzar el río. Sin em-
bargo, cuando los azules llegaron a la posi-
ción ya era demasiado tarde y se descubrió
el horror: sus 35 defensores yacían todos
muertos, clavados al suelo con picos.
Más al norte, en el sector alemán, el 2º
Ejército de Choque soviético logró romper
las líneas pero fue contenido y aislado en
 ALBUM
Integrados en la Wehrmacht Según Hitler, los divi-
sionarios eran unos

L
a División embarcó en varios convoyes
ferroviarios hasta Baviera a partir del 13
de julio. Durante el trayecto, los trenes fue-
ron homenajeados en España, pero insultados
y apedreados en Francia. Al llegar a territorio
alemán, sin embargo, volvieron las muestras
de afecto. Entre el 17 y el 23 de julio la División
llegó a Grafenwohr, donde se alojó para proce-
der a su equipamiento. Allí fue plenamente inte-
grada en la Wehrmacht, recibiendo el nombre
de 250ª División de Infantería. Su uniforme y
armas eran los estándares del ejército alemán,
con la diferencia de que en el yelmo se añadió
una calcomanía con la bandera rojigualda, así
como un parche idéntico con la leyenda “Espa-
ña” en uno de los brazos. Tras descartar a algu-
nos inútiles, la unidad quedó finalmente forma-
da por 17.456 soldados y oficiales, agrupados
en tres regimientos de infantería (262º, 263º
y 269º) a tres batallones cada uno, y uno de
artillería (250º), así como tres batallones inde- “golfos” valientes
pendientes de Zapadores, Reserva y Transmi- pero indisciplinados
siones. Los españoles guardaron sus pintores- y se dormían en las
guardias (dcha., cen-
cos uniformes de viaje (boina roja, camisa azul
tinela de guardia).
y guerrera y pantalones pardos) y quedaron
maravillados al ver el equipamiento de la famo-
sa Wehrmacht: a modo de ejemplo, la División
recibió hasta 147 piezas de artillería, el equi-
valente a un Cuerpo de Ejército de 3 divisiones
durante la Guerra Civil española.
CABALLOS EN VEZ DE CAMIONES. Más
amargas fueron las quejas por recibir como me-
dio de transporte, en lugar de los camiones y
orugas del famoso ejército de la Blitzkrieg, va-
rias decenas de miles de caballos, que los sol-
dados tomaron como una muestra de discrimi-
nación. Lo que ellos no sabían era que el grueso
de la Wehrmacht era hipomóvil, y que sólo un
20% de sus unidades estaban motorizadas.

una gran bolsa. La División Azul extendió su
frente, pasó a depender del 18º Ejército y en-
vió varios batallones a colaborar en el exter-
minio de la bolsa desde el lado sur, cosa que
finalmente consiguieron el 28 de junio. Sin
embargo, estaba ya muy tocada, con unas
7.500 bajas hasta ese momento, y entonces
Serrano se percató de una de las consecuen-
cias indeseadas de su plan: había mandado al
frente a los elementos más activos de Falan-
ge, de modo que en España la influencia del
partido estaba decayendo. Reenviar nuevas
tropas supondría debilitarse aún más, de
modo que intentó repatriar a la División.
En cambio, fue Varela el que planteó ahora
enviar a una nueva unidad, pero esta vez
formada por militares. Franco, salomónica-
EL LADO HUMANO.
Hay que resaltar que
en la División Azul
(abajo, soldados del
269º regimiento) no se
dio ninguna masacre
sobre la población ci-
vil, e incluso hubo pe-
leas con los alemanes
para evitar que niños y
mujeres judíos y pola-
cos fueran agredidos.
PHOTOAISA
mente, decidió que se mandarían reemplazos para cubrir las bajas,
para lo cual repatrió a 9.000 supervivientes y envió a 16.502 nuevos
combatientes. Así, la 250ª División española, a tope de efectivos, pasó
a ser la unidad más potente de todo el grupo del Ejército Norte. Por
otro lado, en la lucha entre Falange y el Ejército, Muñoz Grandes fue
reemplazado por Esteban-Infantes, que no era falangista.
Durante el verano de 1942, Von Manstein fue enviado a dirigir el
asalto de Leningrado y la División Azul fue desplazada al norte pa-
ra participar en él, pero al final el ataque se pospuso. Los españoles
pasaron todo el invierno en labores de asedio en Pushkin, lugar
lleno de aristocráticas mansiones zaristas. Sin embargo, en enero
de 1943 los rusos lanzaron una ofensiva que finalmente consiguió
abrir la carretera del este para Leningrado, levantando el asedio.
Los alemanes a duras penas consiguieron mantenerse en las coli-
nas de Sinyavino, desde las que se podía bombardear esa carretera,
en parte gracias a tropas enviadas por Esteban-Infantes.
CAMINO DE LENINGRADO. Pero lo peor estaba por llegar:
el 10 de febrero los soviéticos lanzaron la Operación Estrella Polar,

mediante la que planeaban embolsar y destruir a todo el 18º Ejér-

cito. El punto principal de la ofensiva sería Krasny Bor, donde se
encontraba el 262º regimiento de la División Azul. Apenas 3.000
españoles deberían aguantar el asalto del 55º Ejército soviético,
formado por 33.000 soldados de las Divisiones 63ª de la Guardia,
42ª y 73ª, apoyadas por dos Brigadas de 100 carros. Mil piezas de
artillería machacaron el frente español y por el hueco entraron en
tromba los rusos, ocupando la ciudad. Sin embargo, milagrosa-
mente, una compañía azul aguantó precisamente en la carretera
Moscú-Leningrado, y otra en el ferrocarril, de modo que el avance
soviético quedó detenido. Tras sufrir 2.700 bajas en apenas 18 ho-
ras, los españoles consiguieron salvar el frente hasta que la llegada
de refuerzos alemanes estabilizó el sector. La División Azul se había
ganado los laureles tras causar 11.000 bajas a los soviéticos.
El resto del año 43 el frente estuvo relativamente tranquilo, has-
ta que el desembarco angloamericano en África forzó a Franco a
replantearse la situación y repatriar a la División el 12 de octubre.
Tras sufrir 4.895 muertos y haber ganado 2.508 Cruces de Hierro,
los “gitanos” demostraron que podían batirse como el mejor y se
ganaron el respeto de todos los bandos en conflicto. MH

81
 EL COMBATE DE LAS ONDAS. Junto con
el cine, los periódicos y los carteles, la radio
se convirtió en una herramienta de guerra
psicológica de masas de primer orden. En la
foto, berlineses ante una tienda de aparatos
de radio escuchan las noticias del frente.

82
 PROPAGANDA NAZI Y SOVIÉTICA
La batalla
multimedia
LOS NUEVOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS (RADIO, CINE,
PRENSA, CARTELISMO) NO PASARON INADVERTIDOS A HITLER Y
STALIN COMO ARMAS PARA EL ADOCTRINAMIENTO DE SUS PUEBLOS.
Por Roberto Piorno, periodista e historiador
ropaganda, propaganda, propaganda.
“P
Lo que importa es la propaganda”. Pa-
labra de Adolf Hitler, y reflexión que
condensa el papel protagónico del
arte de la persuasión, de la manipu-
lación de las masas, en el ideario y en
los principios del nazismo. En efecto, la propaganda
fue uno de los motores más potentes del engranaje
político-social del III Reich. Hitler y, a su sombra,
Goebbels desarrollaron un ambicioso programa pro-
pagandístico multimedia, una concienzuda estrategia
de instrumentalización de la informe voluntad co-
lectiva de las masas, a las que manejaban a su antojo
modelando una incontestable equivalencia entre el
sentimiento patriótico, convenientemente inflamado
por los líderes del régimen, y los intereses y princi-
pios del partido. En efecto, la propaganda consiguió
una mímesis casi perfecta entre el Estado nacionalso-
cialista y el pueblo alemán, mediante la explotación
sistemática de todos los canales de comunicación a
disposición del régimen. Lo cierto es que el abanico
de herramientas en manos del poder para ejercer ese
adoctrinamiento e instrumentalización de la masa,
concebida por los nazis como un ente manipulable y
vulnerable a la presión del Estado, se había multipli-
cado en tiempos de la II Guerra Mundial.
EVOLUCIÓN DE LA PROPAGANDA. Todas las
potencias en liza entendieron la importancia de la pro-
paganda como medio de persuasión en vanguardia (las
tropas del frente) y retaguardia (la población civil), pe-
ro también en el exterior como instrumento para de-
bilitar la moral del enemigo. Hitler estaba convencido
de que el colapso en la moral de las tropas alemanas en
1918 había sido causado por la extraordinaria efectivi-
dad de la propaganda aliada, y muy especialmente la
británica, durante la I Guerra Mundial, donde por vez
ALAMY
primera la persuasión a través de los medios de comu-
nicación ejerció un papel decisivo en la suerte de un
conflicto armado de escala internacional.
Las técnicas propagandísticas siguieron evolucio-
nando y desarrollándose en el transcurso de la Revo-
lución Rusa y de la Guerra Civil española, conflicto
en el que se produjo una eclosión del arte de la car-
telería como herramienta política y, sobre todo, la
aparición de la radio, canal privilegiado para difundir
los mensajes y consignas de los dos bandos en liza.
La II Guerra Mundial, y de manera muy singular en
Alemania y en la Unión Soviética, exprimió todas es-
tas herramientas perfeccionando las técnicas y adap-
tándolas a las necesidades concretas de un conflicto
de escala planetaria. Tanto en Alemania como en la
URSS se fomentó la cristalización de un nacionalis-
mo a ultranza a través de una coraza de autoestima
nacional, basada en el culto al líder, la exaltación de
la identidad común y la construcción de una imagen
estereotipada y degradante del enemigo, salpicada de
tintes xenófobos en el caso de la Alemania nazi.
EL FILTRO DE LA CENSURA. Tras la llegada de
Hitler al poder en 1933, el Führer no perdió tiempo
en el empeño de ganarse a los alemanes, preparando
el terreno de lo que estaba por venir. Se creó con este
propósito el Ministerio de Propaganda, a cuyo frente
el líder nazi situó a uno de sus hombres de confianza:
Paul Joseph Goebbels. Hitler se reunía prácticamente
a diario con su ministro para consensuar las directri-
ces propagandísticas del régimen, tal era la impor-
tancia estratégica de las políticas adoptadas en este
departamento. Una de las primeras medidas adopta-
das fue la materialización de mecanismos de control
de periodistas, escritores y medios de comunicación
en general para que adoptasen incondicionalmente la
agenda del gobierno, prohibiendo la publicación de
todas aquellas noticias e informaciones que no hu-
bieran pasado el filtro de la censura. Todos los pro-
83
 LA DESHUMANIZACIÓN
DEL ENEMIGO FUE CLAVE
EN LA PROPAGANDA DE
ALEMANIA Y DE LA URSS
Se trataba de un instrumento más en la
estrategia global de lavado de cerebro,
que tenía también un elemento esencial
en el cine. La llegada de los nazis al po-
der provocó el exilio de la mayoría de
grandes cineastas alemanes (con Murn-

fesionales del gremio estaban obligados a inscribirse
en un registro que facilitaba la estrecha supervisión
de sus publicaciones y actividades. Una supervisión
que Goebbels no gustaba delegar en terceros, si no era
imprescindible, de tal modo que su participación en el
filtro de contenidos y en la edición y distribución de
periódicos fue muy intensa desde el primer momento,
y llegó a tomar el control de varias publicaciones sim-
patizantes con la causa nazi. El ministro había traba-
jado como periodista en el pasado y conocía el medio a
la perfección. A él se debe la publicación de uno de los
periódicos del nazismo más icónicos, Der Angriff, que
fue uno de los canales de transmisión de propaganda
nazi por antonomasia hasta su última tirada en abril
de 1945. Con todo, y por importante que fuera el con-
trol de la prensa escrita, el auge de los nuevos medios,
como la radio o el cine, marcó por completo la agenda
del Ministerio en los años de la guerra.
ADOLF, ESTRELLA DE LA RADIO. La Guerra Civil
española fue el primer gran conflicto radiado, y el pri-
mero en el que las partes beligerantes pudieron colarse
en el hogar de los civiles a través de las ondas. Soviéti-
cos y alemanes supieron sacar el máximo partido a esta
nueva herramienta de guerra psicológica. Goebbels se
propuso que en cada familia alemana hubiera un re-
ceptor de radio, y por esa razón se pusieron a la venta
millones de unidades de la llamada “Radio del Pueblo”,
un transmisor tipo al alcance de todos los bolsillos. Los
contenidos de la programación radiofónica eran com-
pletamente uniformes, con los célebres y apasionados
discursos del Führer como estrella de la programación.
ALBUM
au, Lang o Billy Wilder a la cabeza), pero
PERFECTO CONO- otros se quedaron y pusieron su incues-
CEDOR DE LOS ME- tionable talento al servicio de la propaganda nazi. Fue
DIOS. Goebbels (arri- el caso de Leni Riefenstahl, ojito derecho del régimen
ba, preparando una que puso a su entera disposición todos los medios ima-
emisión radiofónica ginables y autora de cintas tan notables como Olympia
con el productor nazi
y El triunfo de la voluntad, donde loaba las bondades y
Eugen Hadamovsky
excelencias del proyecto hitleriano.
en 1936) había sido
periodista y dominaba
como nadie la mani- ADOCTRINAR ENTRETENIENDO. El cine fue
pulación informativa. una de las herramientas de manipulación política
predilectas de Goebbels, que decidió nacionalizar la
industria para controlar toda la producción nacional,
LIBRO gestionando directamente productoras como UFA,
con la que se ejecutaban proyectos cinematográficos
afines al régimen. Un régimen que, con todo, entendió
que era esencial dosificar el adoctrinamiento y permi-
tió la supervivencia de un cine de entretenimiento y
evasión sin pretensiones, destinado a ofrecer un esca-
pe a la población civil entre tantas penurias.
Goebbels era, por otro lado, un maestro de la puesta
en escena, y uno de los aspectos más cuidados de la pro-
paganda nazi eran los desfiles, entre canciones patrióti-
cas, exhibición de músculo militar, vistosos estandartes
y, naturalmente, los multitudinarios discursos de Hit-
Joseph Goebbels: ler, alrededor de un mensaje con fuerte carga emocional
vida y muerte, Toby y una gestualidad estudiada al milímetro, que seducía
Thacker. Ariel, 2010. y encandilaba a las masas. El discurso filtrado a través
Es la primera biogra- de todos esos medios de seducción de multitudes se
fía del ministro de centraba fundamentalmente en el enaltecimiento del
Propaganda de Hitler
régimen, en la exaltación de la raza aria y en la identifi-
basada en sus diarios
cación nítida de dos “demonios” externos: los judíos y
y notas desclasifica-
dos. Imprescindible. los comunistas soviéticos. La idealización del buen sol-
dado alemán, civilizado y compasivo en el enemigo, en

Una imagen vale más que mil palabras zos del siglo pasado, como el constructivismo o el
realismo socialista, dando lugar a una generación

N
o fue hasta el estallido de la II Guerra Mundial
cuando el cartel dejó de ser un mero sopor-
te publicitario para convertirse en un arma
de guerra psicológica y de propaganda de primera
magnitud, así como en una singular coartada para
fusionar arte y política. La Revolución Rusa, la Gue-
rra Civil española y el auge de los Estados fascistas
dieron nuevos bríos al cartelismo, en el que pronto
los nazis demostraron su maestría sacando todo el
partido a un medio que consentía una gran difusión
con una inversión económica muy modesta. Los
carteles nazis estaban repletos de consignas direc-
tas que apelaban a las emociones del receptor y le
vendían las bondades del nuevo régimen, el bien-
estar económico resultante y la necesidad de im-
plicar a todos los civiles en la retaguardia mientras
durase el esfuerzo bélico, y en ellos se cargaban las
tintas contra el enemigo bolchevique y judío.
VANGUARDIA CON CAUSA. En el cartel sovié-
tico, por su parte, confluyeron algunos de los movi-
mientos artísticos de vanguardia en boga a comien-
de artistas plásticos-cartelistas de primer orden
que no dudaron en poner su talento al servicio de
la causa comunista, como Alexander Rodchenko o
El Lisitsky, que crearon escuela y produjeron autén-
ticas obras de arte. El cartel soviético buscaba ase-
gurar la adhesión de la sociedad contra el diabólico
enemigo nazi, con imágenes diseñadas para man-
tener la moral de la población alta –heroicos solda-
dos rusos sojuzgando a cobardes soldados nazis–
y movilizar a la retaguardia, muy especialmente a
las mujeres, para fortalecer la industria de guerra.

84
 contraste con las “hordas bolcheviques” que amenaza-
ban la existencia misma de la cultura occidental era un
tema recurrente; elemento fundamental, por otro lado,
en el empeño de justificación moral de la guerra a ojos
del pueblo alemán. El “terror rojo” era el fantasma que
mantenía unida a la población civil respaldando ciega-
mente al Führer, único antídoto contra la expansión de
ese mal, en una dicotomía germano-soviética que al-
canzó su punto álgido durante la campaña de Stalingra-
do: una contienda interpretada en clave interna, gracias
a las maniobras propagandísticas de Goebbels, como un
duelo entre civilización y barbarie.
ODIO AL ENEMIGO Y EXALTACIÓN NACIO-
NAL. Los soviéticos, por su parte, tenían escuela
propia en el arte de la propaganda gracias al perfec-
cionamiento de las técnicas de persuasión durante la
Revolución Rusa, pero el estallido de la guerra contra
Alemania, el 22 de junio de 1941, exigió redoblar los es-
fuerzos de control, dosificación y difusión de la infor-
mación para mantener la fe en la victoria, exacerbando
el odio al enemigo como elemento de cohesión interna.
La propaganda soviética tenía en la defensa del mar-
xismo-leninismo y, como en Alemania, en la identifi-
cación entre los intereses del partido único y la causa
nacional dos pilares esenciales, pero con la creación
en 1941 de la Oficina Soviética de Propaganda Política
y Militar se volcaron todos los esfuerzos en desarrollar
un sentimiento antinazi entre la población. A finales
de año, ya se publicaban hasta dieciocho periódicos
propagandísticos, algunos de ellos en alemán. Stalin se
dirigía a su pueblo para advertirlo del propósito alemán
de exterminar a todos los pueblos de la Unión Soviética.
Si Hitler había encontrado en el comunismo soviético
el antagonista perfecto para inflamar el patriotismo de
civiles y militares en Alemania, Stalin hizo lo propio,
valiéndose de todo el músculo propagandístico del Es-
tado, para mantener alta la moral cebando el odio al na-
cionalsocialismo. Desde las páginas de Pravda, el canal
propagandístico por excelencia del Partido Comunista
GETTY
Soviéticos y nazis sacaron el máximo partido al cartelismo. Izda., cartel ruso con el lema
“¡Luchemos por Moscú!”; dcha., cartel de alistamiento en las juventudes hitlerianas.
GETTY
HASTA EL ÚLTIMO
RINCÓN DE LA desde la Revolución Rusa, los alemanes eran caricatu-
URSS. Stalin enten- rizados como asesinos sin entrañas, máquinas de matar
dió la importancia de que jamás hacían prisioneros, capaces de perpetrar las
la radio para hacer más horrendas atrocidades imaginables. Se trataba de
llegar su mensaje a
negar la humanidad del enemigo a través de un con-
una población en
cienzudo proceso de despersonalización, que pretendía
gran parte analfabeta
y ubicó receptores proyectar una imagen animalesca del invasor alemán.
por todo el país. Arri-
ba, unos campesinos STALIN, HÉROE DEL CINE ÉPICO. El cine era
del koljós de Pokro- una plataforma idónea para construir este estereotipo,
vsk (Ucrania) escu- mediante imágenes que enfatizaban la crueldad de los
chan por primera vez soldados alemanes hacia los prisioneros rusos o la per-
la radio en 1932. secución de los judíos. Noticiarios y documentales como
La derrota de los germanos tuvieron especial relevancia
en 1942, a medida que se producía el avance alemán en
Rusia en el transcurso de la Operación Barbarroja, mos-
trando la destrucción y quema de pueblos, los asesinatos
y ejecuciones, con el fin de desatar la sed de venganza en
GETTY
el frente y en la retaguardia. Pero el cine no fue única-
mente una potente herramienta antigermana, sino tam-
bién una plataforma fundamental para promocionar las
virtudes del régimen y la grandeza del camarada Stalin.
Al igual que la Alemania nazi, la URSS nacionalizó la
industria cinematográfica para ponerla al servicio del
Estado. En ese estrecho margen de libertad creativa se
movió el gran Serguéi M. Eisenstein, que dirigió en este
período Alexander Nevsky, que desglosa el enfrenta-
miento de un príncipe ruso del siglo XIII contra, no por
casualidad, los caballeros teutones; una idealización
del propio Stalin. Los soviéticos también exprimieron
las posibilidades que la radio ofrecía de llegar a millo-
nes de civiles en sus casas a diario. Para conectar con la
población analfabeta se ubicaron receptores en lugares
públicos en los rincones más remotos, logrando así que
el mensaje llegara a todo el mundo. Un mensaje que
abogaba por la forja de un nuevo hombre soviético en
torno a una gran familia “nacional” cuyo padre no era
otro, naturalmente, que Stalin. Un proyecto que debía
superar una prueba de fuego en la gran guerra patrió-
tica en que la propaganda convirtió el enfrentamiento,
a vida o muerte, con Alemania. MH
85
 LA CAÍDA DE BERLÍN Y EL FIN DEL TERCER REICH

Guerra en Europa:
último acto
EL 24 DE ABRIL DE 1945, LAS TROPAS SOVIÉTICAS LLEGARON A LOS
SUBURBIOS BERLINESES; OCHO DÍAS DESPUÉS, LA CAPITAL ALEMANA
CAÍA EN MANOS DE LOS ALIADOS. ESE FUE EL FINAL DEL FÜHRER NAZI,
AL QUE SU NÉMESIS, EL ZAR ROJO, SOBREVIVIRÍA CASI UNA DÉCADA.
Por Fernando Cohnen, periodista

UNA FOTOGRAFÍA
MÍTICA. La tomó el
joven fotógrafo sovié-
tico Yevgeni Jaldéi el
2 de mayo de 1945
y en ella vemos a un
soldado del Ejército
Rojo ondeando la
bandera de la URSS,
con la hoz y el marti-
llo, desde el tejado
de un devastado
Reichstag (el edificio
del Parlamento, en
Berlín). La imagen dio
la vuelta al mundo
y ha quedado para la
Historia como un
símbolo del fin de la
II Guerra Mundial y un
icono indeleble de la
derrota del nazismo.

86
ALBUM
l último acto de la guerra en Europa

E
comenzó en enero de 1945, cuan-
do Iósif Stalin lanzó todo el poder
destructivo de sus ejércitos contra
las cada vez más debilitadas fuer-
zas de defensa alemanas en Prusia
Oriental. Una vez sobrepasadas éstas, el líder
soviético aleccionó a sus oficiales para que se
dirigieran de inmediato a Berlín. Entre junio
de 1944 y marzo de 1945, la Wehrmacht per-
dió cientos de miles de soldados y 3,5 millones
de rifles. Tras la desastrosa campaña en Rusia,
los alemanes estaban totalmente exhaustos.
“En un boletín de noticias casi histérico,
emitido el 20 de enero de 1945, Radio Berlín
describía la ofensiva soviética como una in-
vasión masiva, que debía compararse, por su
escala e importancia, con las antiguas veni-
das de las hordas mongolas, los hunos y los
tártaros”, escribe el historiador británico
Max Hastings en su libro Se desataron todos
los infiernos . Las brutalidades que habían
cometido previamente los alemanes en su
avance hacia Moscú y Leningrado les iban a
pasar factura pocos años después.
En enero de ese año murieron cuatro-
cientos cincuenta mil alemanes. Durante los
últimos cuatro meses de la guerra fallecie-
ron más alemanes que en todo el período de
1942-1943. En su avance hacia Alemania, las
tropas del Ejército Rojo no tuvieron piedad
con los enemigos que se rendían.

STALIN A LA CARRERA... NUCLEAR.

“Los soldados rusos sentían una enorme sa-
tisfacción al ver que la destrucción que los
nazis habían causado en su patria se exten-
día ahora al territorio alemán”, señala Has-
tings. Millones de refugiados huyeron hacia
el oeste por delante de las tropas soviéticas.
Era una marea humana incontenible y que
ya no tenía nada que perder, salvo la vida.
En su paranoia, Stalin quería hacerse con
la capital alemana antes que sus aliados occi-
dentales porque le preocupaba que los nazis
llegaran a un acuerdo de paz con los america-
nos, lo que era absurdo en aquellos momentos
finales del Tercer Reich. Pero, además de los
factores políticos y de sus propios fantasmas,
el dictador soviético tenía otras razones para
querer llegar el primero a la capital alemana.
Según apunta el historiador británico An-
tony Beevor en su libro Berlín, la caída: 1945,
Stalin sabía que un importante equipo de
científicos estaba trabajando en Estados Uni-
dos en la fabricación de una bomba nuclear.
El problema era que Rusia apenas tenía yaci-
mientos de uranio, el mineral indispensable
para diseñar una bomba similar, por lo que
necesitaba hacerse con las cantidades que
acumulaban los alemanes en el Instituto de
Física Kaiser Wilhelm de Dhalem, una zona
residencial situada al suroeste de Berlín.

87
 GETTY
Al lado de los aposentos de Hitler se
hallaba la sala de conferencias donde se
analizaba la precaria situación del Tercer
Reich. Física y mentalmente, Hitler era un
desecho humano. Mientras Alemania sufría
el mayor castigo de su Historia, su Führer
vivía escondido en el búnker de Berlín.

SI EL FÜHRER CAE, QUE MUERA

ALEMANIA. En aquella especie de sepul-
cro infernal, el jerarca nazi afrontó la caí-
da de su frustrado imperio dictando órde-
nes a unas divisiones que sólo existían en
su cabeza. Avejentado, encorvado y con
un brazo tembloroso, desoyó los conse-
jos de sus consejeros y militares, a los que
increpaba a gritos en muchas ocasiones,
tachándolos de ineptos y traidores.
Desde hacía días, las noticias que lle-
gaban del frente eran desalentadoras: las
ALIADOS... POR PO- líneas defensivas alemanas iban cediendo
En aquel lugar, los alemanes trabajaban en su propio progra- CO TIEMPO. Sobre ante el empuje de los aliados. El 19 de mar-
ma nuclear. El 25 de abril de 1945, tropas de la policía secreta estas líneas, el maris- zo, Hitler intuía el resultado final de la gue-
soviética (NKVD) se hicieron con parte de ese importante botín. cal británico Bernard rra y firmó un decreto sobre las medidas de
El deseo de venganza, el miedo a una alianza occidental con los Montgomery (con boi- destrucción de las industrias y los recursos
na y bigote, en el cen-
nazis y el uranio alemán obsesionaron a Stalin de tal forma que de los que todavía disfrutaba Alemania. Si
tro de la imagen) junto
no dejó de presionar a sus generales para que tomaran Berlín el Tercer Reich se hundía, el país no tenía
al mariscal Zhúkov y
antes que los estadounidenses, lo que le costó al Ejército Rojo otros militares rusos derecho a sobrevivir, pensaba el Führer.
miles de muertos. Para cumplir sus planes, Stalin azuzó a sus dos en Berlín, en 1945. La Guderian, jefe del Estado Mayor, y Albert
mejores mariscales, Ivan Konev y Georgy Zhúkov, haciéndoles URSS de Stalin y el Speer, ministro de Armamento, se pusie-
competir para ver cuál de ellos tomaba antes la ciudad. bloque occidental se- ron de acuerdo para impedir la aplicación
rían pronto irreconci- de aquel enloquecido decreto. Pocos días
HITLER EN EL BÚNKER. En febrero de 1945, los oficiales ale- liables enemigos. después, un enfurecido Hitler despidió al
manes más lúcidos sabían que la guerra estaba perdida y que la re-
sistencia sólo conllevaría más sufrimiento y muerte para el pueblo
alemán, pero Hitler rechazó la capitulación hasta el final, lo que LIBRO
provocó la devastación del país. “Nunca se extinguieron tantas vi-
das, fueron destruidas tantas ciudades y asoladas tantas regiones”,
escribe Joachim Fest, historiador alemán y biógrafo de Hitler. Las
ciudades de Potsdam y Chemnitz y gran parte de las gentes que las
habitaban fueron aniquiladas por los bombardeos de los aliados. En
las semanas finales del régimen nazi morían cada día cerca de 10.000
soldados rasos, eso sin contar los civiles que fallecieron por causa de
los bombardeos aliados a las principales ciudades alemanas.
En ese mismo febrero de 1945, mientras los americanos y bri-
tánicos lanzaban sus últimos ataques aéreos sobre Berlín, Hitler
y sus secuaces bajaron al búnker para organizar el contraataque
del Tercer Reich. El dictador vivía parapetado entre paredes de Berlín, la caída: 1945,
hormigón de cuatro metros de ancho. Era una especie de ataúd Antony Beevor. Críti-
con una veintena de estancias subterráneas a prueba de bombas, ca, 2012. El historia-
cuya entrada se encontraba en los jardines de la antigua Can- dor reconstruye en
cillería, situada en la Wilhelm Strasse. Una empinada escalera este libro la última
descendía a las profundidades de aquel siniestro refugio desde el gran batalla europea
que Hitler y sus más estrechos colaboradores dirigieron los últi- de la II Guerra Mun-
dial y la terrible ago-
mos compases de la guerra, en un ambiente que día a día se fue
nía del Tercer Reich:
haciendo irrespirable entre los penetrantes olores de los motores
violaciones, bombas,
diésel que proporcionaban luz y agua al búnker y el hedor a sudor destrucción masiva...
y orines de tanta gente reunida en tan pocos metros cuadrados.

STALIN QUERÍA LLEGAR A BERLÍN ANTES QUE EE UU PARA

HACERSE CON EL URANIO ALEMÁN Y EVITAR UN PACTO
DE LOS NAZIS CON LAS POTENCIAS OCCIDENTALES
88
jefe del Estado Mayor, nombrando en su lugar a Hans
Krebs, hasta entonces ayudante de Guderian.
Mientras tanto, las cuadrillas de trabajo comen-
zaron a erigir barricadas en los barrios periféricos de
la ciudad. “Los berlineses aseguraban ser capaces de
contener a los soviéticos durante sesenta y cinco mi-
nutos exactos, que era lo que sumaban la hora que se
pasarían riendo y los cinco minutos que tardarían en
apartar tan ridículos obstáculos”, recuerda Max Has-
tings. Al igual que los nazis más fanáticos, algunos
miembros de la nobleza vivían como si la vida fuera
a prolongarse de forma indefinida. En la retaguardia,
los nazis masacraron a los presos que todavía perma-
necían en cárceles y campos de concentración.
MÁS DE SIETE MILLONES DE PROYECTILES. El
16 de abril, los generales Zhúkov y Konev ordenaron
a sus tropas que cruzaran el río Oder: el ataque final a
Berlín había comenzado. El Ejército Rojo había reuni-
do a 2,5 millones de soldados y 6.250 vehículos blinda-
dos –con el apoyo de 7.500 aviones– para la ocasión.
En aquel preciso momento, 42.000 cañones soviéticos
emprendieron un intenso bombardeo que se prolon-
garía durante los días siguientes. Para ello, habían al-
macenado más de siete millones de proyectiles. A con-
tinuación, los aviones rusos iniciaron la primera de las
seis mil quinientas incursiones que efectuaron contra
las líneas de defensa alemanas. “El horizonte, en toda
su extensión, brillaba como si fuera de día. En el lado
alemán todo estaba cubierto de humo. Teníamos que
taparnos los oídos”, recordaba un ingeniero ruso.
El 19 de abril de 1945 el Ejército Rojo tomó las co-
linas entre Seelow y Wriezen. Los combates causaron
unas 70.000 bajas en el bando asaltante frente a 12.000
en el bando alemán. Stalin debió de pensar que el sa-
crificio valía la pena, pues Berlín sólo se encontraba a
70 kilómetros de distancia. Algunas piezas de artille-
ría de largo alcance fueron transportadas con urgencia
hacia la capital alemana y en pocas horas cayeron los
primeros obuses en la capital, provocando la muerte
a decenas de berlineses que paseaban por las calles.
Días antes, tropas estadounidenses habían alcanza-
AISA
COMBATE CALLE A
CALLE. El 20 de abril
de 1945 empezó el
ataque soviético al
centro de Berlín, que
culminaría el 2 de ma-
yo (abajo, soldados
rusos avanzando por
la capital alemana).
La aviación y la arti-
llería de Stalin bom- En la foto, un grupo de
alemanas atemorizadas
bardearon Berlín a
trata de huir de un Ber-
diario durante ese
lín devastado y ocupa-
período, llegando a
emplear nada menos do por los soviéticos.
que siete millones de
proyectiles, 42.000
cañones, 7.500 avio-
Violaciones masivas
nes y 6.250 tanques. de berlinesas
PRISMA
E
xisten innumerables pruebas de las violaciones co-
metidas por las tropas del Ejército Rojo en Berlín.
Aunque los medios rusos suelen calificar estos crí-
menes de “mitos de Occidente”, lo cierto es que ocurrie-
ron, tal y como demuestra el historiador británico Antony
Beevor en su libro Berlín, la caída: 1945. Beevor encontró
documentos sobre violencia sexual en los archivos de la
Federación Rusa. Muchas berlinesas comprendieron que
para mantenerse a salvo de ser continuamente violadas
era mejor encontrar a un “lobo” ruso, a ser posible un ofi-
cial, con el que mantener relaciones sexuales, de tal modo
que los demás camaradas se abstuvieran de acosarlas.
OJO POR OJO. Vladimir Gelfand, un joven teniente ruso
de origen judío, escribió con una franqueza brutal todos
los horrores que vio durante la guerra. En su diario, Gel-
fand cuenta lo que ocurrió en Berlín cuando se topó con
un grupo de alemanas que cargaban maletas y bultos y
que le confesaron que habían sido brutalmente violadas
por camaradas suyos. El teniente recuerda que una de
las muchachas se le tiró encima y le dijo que él se podía
acostar con ella: “Haz lo que quieras conmigo, ¡pero sólo
tú!”. Vitaly Gelfand, que descubrió el diario de su padre,
recuerda que éste vio cómo los soldados nazis acababan
con pueblos enteros, matando incluso a niños pequeños.
Sin duda, la brutalidad de los nazis en Rusia contribuyó en
buena medida a la brutalidad que emplearon los soviéti-
cos con las alemanas en su avance hacia Berlín.
89
 do el río Elba y se detuvieron allí. El comandante en jefe ameri-
cano, el general Eisenhower, comentó a sus oficiales que Berlín no
era un objetivo militar, ya que se había acordado en la Conferen-
cia de Yalta que la ciudad era de los rusos. Al parecer, Roosevelt
le había prometido eso a Stalin con la esperanza de que éste lo
ayudara en el frente del Pacífico. El general alemán Walter Model
suspendió la lucha en torno a la cuenca del Ruhr. Más de 300.000
soldados de la Wehrmacht fueron hechos prisioneros. En el norte
de Alemania, la guerra prácticamente había finalizado.
LA HORA DE LA VERDAD. El 20 de abril de 1945, el pri-
mer frente bielorruso dirigido por Zhúkov comenzó el ataque al
centro de Berlín. Los aviones rusos la bombardearían a diario.
Uno de los pilotos recuerda que había tal cantidad de humo que
la impresión que te producía era estar volando sobre el mis-
mísimo infierno. En aquellos momentos cruciales, comenzó la
hora de la verdad para el Tercer Reich.
Las tropas al mando de Zhúkov comenzaron a rodear Berlín
por el noreste y el este. En el sur, las tropas al mando de Konev
empujaban con fuerza para ser las primeras en entrar en la capi-
tal alemana, cuya población a principios de abril rondaba los tres
millones y medio de habitantes, incluidos unos cien mil niños.
“Cuando el general Reymann planteó el problema de la necesidad
de alimentar a estos últimos, Hitler lo miró de hito en hito para
decirle: «En Berlín ya no quedan niños de esa edad», lo que hizo
comprender al general que su comandante supremo había perdi-
do todo contacto con la realidad”, escribe Antony Beevor.
Semanas antes de la derrota del Tercer Reich, Adolf Hitler
pronunció un discurso que rebosaba soberbia y desprecio: “¡Si
el pueblo alemán no está dispuesto a emplearse a fondo para so-
brevivir, no le quedará otra que desaparecer!”. El imperio mile-
nario y universal con el que soñaba el Führer pronto iba a quedar
reducido a un perímetro de apenas dos kilómetros en el centro
90
HITLER PENSABA QUE LOS MEJORES ALE-
MANES HABÍAN MUERTO LUCHANDO Y QUE
EL RESTO SÓLO MERECÍA LA ANIQUILACIÓN
NIÑOS Y ANCIA-
NOS, CARNE DE CA-
ÑÓN. Fue uno de los
episodios más crueles
del delirio nazi: cuan-
do sólo faltaban sema-
nas para el hundimien-
to del Reich se creó la
Volkssturm, una fuerza
compuesta por niños,
adolescentes y hom-
bres de avanzada
edad a los que se en-
vió a una muerte segu-
ra. Abajo, Hitler conde-
cora con la Cruz de
Hierro a estos mucha-
chos en los jardines
de la Cancillería.
PHOTOAISA
de Berlín. En su delirio, el comandante su-
premo del Reich pensaba que los mejores
alemanes habían muerto en los campos de
batalla. El resto, los que le habían fallado,
sólo merecía la aniquilación total.
El 24 de abril de 1945, las tropas sovié-
ticas alcanzaron los suburbios de Berlín.
Las zanjas anticarro que excavaron los
berlineses con tanto esfuerzo no lograron
frenarlos. Sus cañones iban destruyendo
las fachadas de los edificios que no habían
sido dañadas en los bombardeos aéreos.
El 25 de abril los rusos habían llegado a
las orillas del río Spree, cercando el cen-
tro de Berlín y entablando violentos com-
bates urbanos con los defensores. Horas
después, los alemanes que habían sobre-
vivido a esos ataques se replegaron hacia
la Wilhelm Strasse, donde se encontraban
los edificios gubernamentales del régimen
nazi. Horas después, las fuerzas del Ejérci-
to Rojo alcanzaban la zona de Tiergarten y
los límites de Kreuzberg, así como el aero-
puerto de Tempelhof y los barrios aleda-
ños. El 28 de abril, los soviéticos estaban a
las puertas del Reichstag.
SUICIDIO COLECTIVO. Con los ca-
rros de combate soviéticos disparando
en las calles ruinosas de Berlín, el Führer
comprendió que había llegado el último
capítulo de su vida. Odiaba la idea de ser
capturado vivo y que lo expusieran como
a un animal de feria en las calles de Mos-
cú. Ordenó a sus subalternos que, una
vez se hubiera pegado un tiro, quemaran
su cuerpo con gasolina.
“Vegetamos en una ciudad fantasma,
sin gas ni luz eléctrica, sin agua; nos obli-
gan a pensar que la higiene personal es
un lujo y la comida caliente un concepto
extraño”, escribió la berlinesa Helga Sch-
neider. En la ciudad sólo funcionaban los
teléfonos, que a veces sonaban inútilmen-
te. Desde el búnker hacían llamadas a di-
versos puntos de la ciudad para averiguar
hasta dónde habían avanzado los rusos.
Cerca de cuarenta y cinco mil hombres
de las SS y la Wehrmacht, junto a cua-
renta mil miembros de la Volkssturm,
resistieron durante una semana contra el
impresionante ejército que comandaban
los mariscales Zhúkov y Konev.
Semanas antes del hundimiento final,
los fanáticos oficiales de las SS reclutaron
a adolescentes que en ocasiones no pasa-
ban de los catorce años para usarlos como
carne de cañón en las calles de Berlín. Se

El último concierto de la Filarmónica
E
l 12 de abril, Albert Speer organizó la última
interpretación de la Filarmónica de Berlín
en una capital ya en ruinas. No la condujo
su director, Wilhelm Furtwängler, que había huido
a Suiza y que tras la guerra fue represaliado por
los aliados por sus simpatías hacia los nazis: la
batuta fue a parar a las manos de Johannes Schü-
ller. “El concierto nos hizo regresar a otro mundo”,
escribió el coronel Von Below. Sin embargo, las
caras de muchos asistentes decían lo contrario.
CLAVE MUSICAL PARA HUIR. Todos estaban
atrapados en un infierno sin escapatoria. Duran-
te el concierto nadie se quitó el abrigo. No había
electricidad y hacía mucho frío. Todos sabían que
era el último acontecimiento cultural previo al Ar-
magedón. El enemigo más temido en Alemania,
el Ejército Rojo, estaba a las puertas de la ciudad.
Nadie parecía tranquilo. Los gestos eran de una
creó la unidad Volkssturm, compuesta
por ancianos y niños que fueron arma-
dos con pequeñas cargas explosivas,
más peligrosas para quienes las lanza-
ban que para sus objetivos. “Algunos
hablaron de infanticidio al referirse
al modo en que se explotaba el fana-
tismo de los ingenuos miembros de
las Juventudes Hitlerianas o en que se
obligaba a niños atemorizados a ves-
tir el uniforme mediante amenazas
de ejecución”, escribe Antony Bee-
vor. Aquellos muchachos intentaron
afrontar su encuentro con las temibles
tropas soviéticas forzando una expre-
sión fiera en sus rostros.
En febrero de 1945, Eva Braun se
trasladó a Berlín al encuentro de su
Führer. La fidelidad que mostró hizo
que Hitler aceptase casarse con ella el
28 de abril. Aquel día, el comandan-
te supremo del Tercer Reich supo que
Himmler había establecido contactos
con los aliados para negociar una ca-
pitulación. El Führer se volvió loco de
furia. También lo traicionó Göring, que
días antes se había autoproclamado sucesor de Hitler
mientras éste todavía resistía en el búnker.
Encolerizado, el Führer nombró al almirante Dönitz
presidente del Reich y a Goebbels canciller. Aquel día,
la piloto Hanna Reitsch y el oficial Greim, que habían
logrado aterrizar en el paseo Unter den Linden en un
pequeño avión bajo el fuego soviético, despegaron cerca
de la puerta de Brandenburgo y lograron salvar la vida.
En la mañana del 30 de abril, los soviéticos inten-
sificaron los ataques sobre la zona gubernamental de
Berlín alcanzando la Pariser Platz, que se encontraba
a escasa distancia del búnker donde el Führer dictaba
en esos momentos su testamento. “Yo mismo y mi es-
posa elegimos la muerte, para evitar la vergüenza de la
GETTY
extrema seriedad. El programa incluía el Concier-
to de violín de Beethoven y la Octava sinfonía de
Bruckner, que era la señal con la que Speer avisó
a los músicos de la orquesta de que debían huir
de Berlín de inmediato si no querían ser recluta-
dos en la Volkssturm, un cuerpo paramilitar for-
mado en los últimos días y compuesto por mu-
chachos de apenas catorce o quince años y civi-
les de cuarenta a sesenta años. Como no podía
ser de otra forma, la velada musical concluyó con
el Göerdämmerung de Wagner. El primer con-
cierto una vez terminada la guerra tuvo lugar el
30 de mayo de 1945. Lo dirigió el ruso Leo Bor-
chard, ya que las autoridades aliadas prohibieron
a Furtwängler volver a dirigir en Alemania.
Derecha, la entrada al edificio de la Filarmónica
de Berlín, en la Bernburger Strasse, flanqueada
de escombros producto de los bombardeos
durante la toma de la ciudad por los soviéticos.
destitución o la capitulación”. La tarde
ALBUM
del mismo día 30, Hitler se descerrajó
un tiro en la cabeza y Eva se envenenó
con una cápsula de cianuro.
Poco después, Goebbels y su mujer,
Magda, que se alojaban en el búnker
de la Cancillería para estar junto a su
reverenciado Führer, organizaron la
muerte de sus seis hijos y luego se sui-
cidaron. Horas antes de su final, Magda
escribió una carta a su otro hijo, Ha-
rald, fruto de su primer matrimonio
con el millonario Günther Quandt: “El
mundo que vendrá detrás del Führer
y el nacionalsocialismo no merece la
pena de ser vivido, y por eso he traí-
do también a los niños. Son demasiado
buenos para la vida que vendrá des-
pués, y el buen Dios comprenderá que
yo misma les dé la redención”.
UN RÉGIMEN ATROZ REDU-
CIDO A CENIZAS. El 2 de mayo de
1945, un soldado del Ejército Rojo izó
la bandera soviética sobre las ruinas
DESPUÉS DE LA del Reichstag: el atroz régimen im-
CAÍDA. Las tropas puesto por los nazis había concluido. Aquel día, el
soviéticas hallaron el general Helmuth Weidling solicitó la rendición final,
cadáver de Hitler, que requiriendo a los alemanes que depusieran las armas
se había suicidado, y de inmediato. El general Alfred Jodl, principal con-
lo incineraron. El
sejero de Hitler, firmó la capitulación de Alemania el
otrora todopoderoso
7 de mayo de 1945. Las tropas soviéticas encontraron
Führer no era ya más
que cenizas y objeto los cadáveres de Hitler y de su mujer en los jardines
de escarnio; arriba, el de la Cancillería; también localizaron los cuerpos sin
poeta ruso Yevgeni vida del matrimonio Goebbels. Los restos del Führer,
Dolmatovski, en Ber- que terminaron en la Unión Soviética, fueron incine-
lín, ríe con la cabeza rados y sus cenizas desperdigadas en las alcantarillas
de una estatua de de una ciudad de Alemania Oriental años después. Su
Hitler en la mano. enloquecida ambición había provocado la muerte de
más de setenta millones de personas. MH
91
 Huellas imborrables
DONDE SE SUFRIÓ UNA GUERRA PERMANECEN LAS CICATRICES
DE LAS HERIDAS PADECIDAS. LAS CIUDADES QUE FUERON
ESCENARIO DE LA II GUERRA MUNDIAL NO OLVIDAN EL HORROR.

1 El gueto parado en el tiempo

VARSOVIA (POLONIA)

V arsovia, hoy día una ciudad de casi

2 millones de habitantes, es la ca-
pital de Polonia. Arrasada hasta el límite
durante la II Guerra Mundial, ha logrado
renacer de sus cenizas. Son muchos los
puntos de la capital donde las fotografías
y los murales muestran la desgracia que
asoló un país entero. Bombas e incen-
dios destrozaron calles y edificios. Fue
en Varsovia donde, durante la II Guerra
mo número fue exterminado a manos de
los nazis en todo el país.
La historia de los judíos polacos de
Varsovia se lee hoy día en cada esquina
de la ciudad, como por ejemplo en la si-
nagoga Nozyk. Muy cerca de ese templo,
entre la plaza Grzybowski y la calle Mar-
szalkowska, se halla una de las reliquias
de la II Guerra Mundial: los edificios nú-
mero 7, 9, 12 y 14. Ventanas rotas, bal-

JUAN ANTONIO F. SEGAL

Mundial, se estableció el asentamiento
judío más grande del mundo, lo que fue
conocido internacionalmente como el
gueto de Varsovia. Antes del Holocausto,
3 millones y medio de judíos vivían en la
capital polaca. Aproximadamente el mis-
cones destrozados y viviendas medio en
ruinas recuerdan la devastación que su-
frieron. Se trata de otro de los rincones de
la ciudad donde la guerra se encuentra
aún presente. Parece que los años no hu- En algunos edificios del gueto de Varsovia (en la foto), hoy día
bieran pasado por esa calle de la capital. se alojan familias y continúan celebrándose festejos judíos.

A. SAVIN
2 La gran pérdida del pueblo finlandés
VÍBORG (RUSIA)

V íborg, la antigua Viipuri finlandesa, es una

ciudad portuaria rusa en el mar Báltico si-
tuada en el interior de una bahía del istmo de
Carelia, a 138 km al noroeste de San Petersbur-
go y a 38 km de la frontera con Finlandia.
En 1918, Finlandia obtuvo su independen-
cia y Víborg pasó a denominarse oficialmente
Viipuri durante 22 años, hasta que en 1940 Fin-
landia firmó el Tratado de Paz de Moscú –tras
105 días en guerra con Rusia– y esta población
quedó bajo el dominio de la Unión Soviética.
Entonces, Víborg era la segunda ciudad más
grande de Finlandia, por lo que el acuerdo fir-
mado significó la pérdida de un 10% del te-
rritorio finlandés y provocó el éxodo de unos
400.000 refugiados que fueron reubicados en
otras partes de Finlandia, sobre todo en Helsin-
ki. En ese tratado, el país nórdico además cedió
a Rusia un 20% de su capacidad industrial y el
33% de sus instalaciones hidroeléctricas.
El pueblo finlandés sigue considerando
Viipuri como la pérdida más importante de
la Segunda Guerra Mundial y mantiene con
esta ciudad una relación muy cercana, es-
pecialmente en el turismo de fin de semana.
Algunos de sus habitantes, además de ruso,
hablan tanto finés como algunos dialectos de
Carelia. Hoy en día, la economía de Víborg se
basa principalmente en la industria dedicada
a la producción de papel.

Víborg es la primera ciudad rusa de importancia tras el paso de

la frontera fino-rusa (a 38 km), y turistas finlandeses se acercan
a sus mercados populares a realizar compras habitualmente.

92
 María Fernández Rei

ALAMY
3 Testigo de una cruenta batalla
VOLGOGRADO (RUSIA) En honor a la bata-
lla de Stalingrado
se levantó la esta-
tua de la Madre

S ituada en la confluencia de los ríos Volga y Tsa-
ritsa (del tártaro sary su, “agua amarilla”), Vol-
gogrado ha pasado a la Historia por ser escenario
de una de las más tristes y largas batallas de la II
Guerra Mundial, en la cual los soldados soviéticos
resistieron los intentos de conquista por parte de
las fuerzas alemanas, entre junio de 1942 y febrero
de 1943, con un altísimo coste de vidas humanas.
Entre 1589 –año de su fundación– y 1925, esta
ciudad rusa a orillas del Volga fue conocida como
Tsaritsyn. Durante la Guerra Civil rusa, la ciudad y
sus alrededores fueron centro de grandes comba-
tes entre los bolcheviques y el ejército blanco, que
la tomó en 1918 bajo el mando de Antón Denikin.
Fue recuperada por los revolucionarios al año si- Patria (en la foto),
guiente y en 1925 adoptó el nombre de Stalingra- una escultura de
85 m de altura que
do, por haber sido Stalin quien la conquistó para
es uno de los sím-
el Ejército Rojo. Continuó siendo conocida como
bolos de la ciudad.
Stalingrado durante 36 años, hasta 1961, cuando
el presidente Nikita Jrushchov emprendió un pro-
yecto político de desestalinización con el objetivo
de acabar con el culto al líder –que seguía vigente
años después de su muerte en 1953– y fue reu-
batizada como Volgogrado.
Para conocer muchos detalles sobre la batalla
de Stalingrado se recomienda la visita al Museo
Panorama, donde se exponen uniformes, armas y
mapas reales con los planes militares.

GORI (GEORGIA)

4 Recuerdos en cada rincón

BERLÍN (ALEMANIA)
La última estatua en pie de Stalin

La que fue capital del Tercer Reich, Berlín, honra

a las víctimas del Holocausto con el Monumento
G ori, enclavada a 80 kiló-
metros de la capital geor-
giana, Tiflis, y a unos 30 de
a los judíos de Europa asesinados (en la foto). Tsjinvali, la capital de Osetia del
Sur, fue la ciudad en la que na-
ció Iósif Stalin en el año 1879.
Situada en el centro de la ciu-
dad –protegida por la fortaleza
medieval de Goristsikhe–, la
casa de la infancia del Zar Ro-
jo fue convertida en museo en
1937. Con la caída de la Unión
Soviética y el movimiento por
la independencia de Georgia,
el museo fue cerrado en 1989,
pero ha sido reabierto y es
RAFAEL TOVAR
munista dentro del antiguo te-
rritorio soviético. Fue en 1952
–un año antes de la muerte del
dictador soviético– cuando se
erigió la estatua de Stalin en
el centro urbano de Gori, en-
frente del ayuntamiento de la
ciudad. Esta escultura fue sus-
tituida en 2010 por un monu-
mento a los caídos en la gue-
rra ruso-georgiana de agosto
de 2008 por el control de Ose-
tia del Sur, contienda en la que
perecieron 370 georgianos,
entre soldados y civiles.
El museo se mantiene des-

una atracción turística popu- de los últimos años de la era

lar. Desde 2010, aumentó su soviética con las mismas ca-
popularidad cuando se trasla- racterísticas. Desde el gobier-

B erlín fue el epicentro del Ter-

cer Reich durante los 12 años
(1933-1945) del terrorífico gobierno
de Hitler, quien tenía muchas obse-
siones; una de ellas era transformar
Sin embargo, en Berlín no sólo per-
manecen los testigos arquitectónicos
del poderío del Tercer Reich, sino que
dó al patio del museo la única
estatua existente –en pie y a la
vista pública– del dirigente co-
no georgiano se ha planteado
cambiar el contenido, algo que
todavía continúa en el aire.
existen otros donde el recuerdo con-
vive con el horror, como la estación de
ERIK

su capital. Quería convertir la ciudad Grunewald. De allí partió en octubre de

en la Welthauptstadt: ¡la capital mun-
dial! Una urbe única, acorde con sus
pretensiones imperiales. Para lograr-
lo, el Führer diseñó un ambicioso plan
urbanístico y puso al frente del mismo
al arquitecto alemán Albert Speer.
Lo primero que ordenó fue levantar
un gran estadio –Olympiastadion–
para acoger las Olimpiadas de 1936.
Speer, reconvertido en ministro de
Armamento, también diseñó en 1942
la actual sede del Deutsche Genos-
senschasbank, hoy rehabilitada por
el arquitecto Frank Gehry.
1941 un tren con 1.251 judíos a bordo
rumbo a los campos de exterminio; fue
el primero de una larga lista de ferro-
carriles que circularon hasta marzo de
1945 y en los que se deportó a más
de 55.000 judíos. En los raíles del hoy
dormido andén 17 figuran impresos
los nombres de los deportados. Se han
intentado borrar las cicatrices del na-
zismo, pero no hay más que escarbar
un poco para encontrar alusiones en
forma de monumentos simbólicos o El Museo Estatal Iósif Stalin (arriba, una sala) mantiene sus puer-
de placas en los edificios que recuer- tas abiertas y alberga objetos de la vida del dictador soviético.
dan a las víctimas del horror nazi.

93

AGENDA
CULTURAL
○ EL CAMINO AL ARTE
MODERNO ITALIANO
La Sala Recoletos de
la Fundación Mapfre de
Madrid está albergando
una muestra que traza la
evolución de la pintura
italiana desde finales del
siglo XIX. Del divisionis-
mo al futuris-
mo plantea la
influencia del
divisionismo
en las van-
guardias del
siglo XX.
○ LA MONEDA
EN LA ÉPOCA
DE CÉSAR AUGUSTO
Es la exposición que
propone el MNAT (Mu-
seu Nacional Arqueolò-
gic de Tarragona), com-
puesta por 79 piezas
representativas de las
monedas romanas de los
siglos I a.C.-I. Por primera
vez se podrá ver la serie
completa de monedas
acuñadas en Tarraco y
dedicadas a Augusto.
○ ARTE ÁRABE DE LOS
MUSEOS DE CATAR
La Fundación Ban-
co Santander acoge en
su sede de Boadilla del
Monte (Madrid) una de
las colecciones más im-
portantes del mundo de
arte árabe. Obras clási-
cas y contemporáneas
acercan esta cultura al
resto del mundo.
○ LA AVENTURA MARÍ-
TIMA PORTUGUESA
Protagoniza la nueva
exposición de la Casa del
Lector (Madrid). La Bi-
blioteca Nacional de Por-
tugal: un viaje por el co-
nocimiento nos transpor-
ta, a través de medios di-
gitales, a la gran hazaña
portuguesa de los des-
cubrimientos geográfi-
cos de los s. XIV y XV.
94
ACTUALIDAD
HISTORIA DE ESPAÑA
Los Escipiones en
la conquista de Hispania
E
sta legendaria saga de mi- Africano. La muestra está dividida
litares y políticos romanos en cinco grandes espacios en los
está muy relacionada con la que se trata la personalidad públi-
Historia de nuestro país durante la ca de esta gran familia de la Roma
Antigüedad: su paso por estas tie- republicana; el poderoso engra-
rras supuso el inicio de la conquis- naje que era el Ejército romano y
ANDREW WYETH
ta romana y de la consiguiente lati- su modelo de romanización de los
nización de la península Ibérica. El territorios; la campaña de conquis-
Museo Arqueológico Regional, si- ta y de ocupación de Hispania; las La sensibilidad, el humor negro y el gus-
tuado en Alcalá de Henares, quiere figuras de los Escipiones más im- to por lo teatral caracterizan sus obras.
desarrollar el periplo militar de esta portantes, como El Africano o Esci-
familia a través de acontecimien- pión Emiliano, y la política e ideo- PINTURA
tos clave como el desembarco en
Ampurias o la toma de Numancia.
logía que desarrollaron entroncán-
dola con la figura de Augusto y los
El realismo de
Los Escipiones. Roma conquis-
ta Hispania recoge más de 200
inicios del Imperio romano. la familia Wyeth
piezas cedidas por instituciones
tanto españolas como extran-
jeras, entre las que destacan
D esde el pasado mes de marzo te-
nemos la suerte de poder visitar
la primera retrospectiva que se hace
las provenientes de los Mu- en Europa de los pintores de la familia
seos Nacionales italianos y de Wyeth. Andrew Wyeth (1917-2009)
la ciudad de Roma, como la for- y su hijo Jamie (1946) están conside-
midable cabeza de Escipión El rados como grandes representantes
del realismo americano del siglo XX.
El Museo Thyssen-Bornemisza (Ma-
drid), con la colaboración del Denver
Art Museum, organiza la exposición
Wyeth: Andrew y Jamie en el estudio,
MUSEO DE ALBACETE
El más famoso de abierta hasta el 19 de junio. Com-
los Escipiones, El puesta por más de 60 obras, algunas
Africano, pasó a la nunca expuestas al público, nos per-
Historia por vencer mite conocer en profundidad su tra-
a Aníbal y acabar yectoria artística y detalles de su vida,
así con el poderío
mostrándonos aspectos muy signifi-
de Cartago.
cativos como el hecho de que a me-
nudo el trabajo de ambos discurría en
paralelo e incluso se complementaba.
CENTROCENTRO /PATRICK JOUIN / MGX BY MATERIALISE
La muestra abre
una ventana a las
DISEÑO E INNOVACIÓN
inmensas posibili-
dades de la impre-
El futuro inmediato de la impresión 3D
sión 3D.
C entroCentro Cibeles (Madrid)
continúa con su apuesta por la
innovación y los progresos tecnoló-
cerca de 30 productos y proyectos,
así como numerosos objetos y ví-
deos. Surgida hace más de dos dé-
gicos en el área expositiva D-Espa- cadas, algunos expertos se atreven a
cio. En esta ocasión, el protagonismo calificarla como “la tercera revolución
es para uno de los avances que más industrial”. A pesar de su carácter in-
están dando que hablar: la impre- cipiente y del desconocimiento de
sión 3D, una tecnología a la que se le su verdadero alcance y magnitud, se
vislumbra un futuro lleno de posibili- perfila como un movimiento impara-
dades. Futuro inmediato. Impresión ble con un peso creciente en la eco-
3D se aproxima a este mundo de la nomía y que irá a más según se vaya
impresión tridimensional exhibiendo perfeccionando y abaratando.
 Alfredo Sepúlveda

OBRA SOCIAL LA CAIXA / MUSEO DEL LOUVRE

GRABADO Y DECORACIÓN
Dibujando el
Palacio de Versalles
T res siglos y medio después
de su realización, las grandes
decoraciones del Palacio de Ver-
salles no han perdido ni un ápice
de su poder de fascinación. El
fastuoso edificio construido bajo
el reinado de Luis XIV sigue es-
tando en el imaginario colectivo
como ejemplo de lujo y riqueza en
un recinto palaciego, y los aspectos
decorativos son parte fundamental del
conjunto. Admirar estas decoraciones a
ARTE CONTEMPORÁNEO
Cuando detrás de
la sonrisa hay una trampa
A rtium Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo (Vito-
ria) recurre a la ironía, lo grotesco, la parodia y la sátira en
su nueva exposición, La trampa en la sonrisa. Cerca de 150
obras, la mayoría realizadas en los últimos 30 años, confor-
man una muestra que quiere reflejar cómo los creadores ac-
tuales utilizan el humor y la ironía como mecanismo de análisis
de la realidad social y cultural. La extensa Colección de Artium
Sobresale el conjunto de 36 espléndidos
(unos 3.500 objetos artísticos) aporta sentido, belleza y argu-
cartones, muchos de los cuales se exponen
al público por primera vez en esta muestra. mentos al relato que nos propone el museo, que nos plantea
la desmitificación de las convenciones sociales sobre la reali-
seo del Louvre, que han llevado a cabo dad apelando a lo absurdo de muchas situaciones cotidianas.
una importante restauración de las pie-

GEORGE MACIUNAS / ARTIUM

la vez que nos adentramos en el proceso zas. La exposición, ubicada en el Caixa-
creativo, a partir de los dibujos y bocetos Forum de Madrid, está formada por 74
preparatorios del pintor francés Charles obras que muestran el virtuosismo de Le
Le Brun (1619-1690), es lo que nos ofre- Brun como dibujante, su talento para la
ce la exposición Dibujar Versalles. Char- construcción de escenas y la fuerza que
les Le Brun. Organizada por la Obra So- imprime a sus estudios de personajes
cial la Caixa, ha sido posible gracias a la y figuras alegóricas, concebidos como
colaboración entre esta entidad y el Mu- grandes rompecabezas simbólicos.

BARROCO
Redescubrir a Georges de La Tour
N acido en la localidad francesa de Vic-sur-Seille en
MUSEO NACIONAL DEL PRADO

1593, Georges de La Tour ha sido un artista que

durante tres siglos ha estado prácticamente olvidado.
Muchos de sus cuadros se perdieron y los pocos que
quedaban fueron atribuidos a otros artistas, pero desde
comienzos del siglo pasado su nombre fue recuperán-
dose en los círculos de la Historia del Arte y hasta hoy
en día su prestigio no ha parado de crecer: en la actua-
lidad está considerado como uno de los grandes ge-
nios del barroco. El Museo del Prado quiere contribuir
también a redescubrir la figura del pintor con la muestra
Georges de La Tour 1593-1652, que reúne gran parte Desarrolló una obra do- Algunos temas considerados tabú, como la sexualidad o la
de la producción de este misterioso genio. tada de un gran lirismo. enfermedad, son abordados sin ningún tipo de complejos.

BREVES
○ INCREÍBLE HALLAZGO
EN TOMARES
Esta localidad sevillana
ha sido el escenario de un
descubrimiento arqueoló-
conjunto único y de gran
singularidad.
○ LA LEGENDARIA
NÍNIVE, EN PELIGRO
El Estado Islámico (ISIS)
caso de las puertas monu- ○ VIKINGOS
mentales de Mashkl y de EN NORTEAMÉRICA
Negal, símbolos de gran El sitio arqueológico de
valor del pasado asirio de Point Rosee, localizado en
este territorio. la isla canadiense de Te-
rranova, podría demostrar
ASC
○ GRAN PÉRDIDA
EN NUEVA DELHI
Un incendio ha destrui-
do el Museo de Historia
Natural de esta ciudad. El
gobierno de la India ha de-

gico de gran valor: ni más
ni menos que 600 kilos de
monedas romanas deposi-
tadas en 19 ánforas y que
no llegaron a estar nunca
en circulación. Unas obras
de canalización han sido
las responsables de sacar
a la luz este tesoro fecha-
do entre los siglos III y IV.
A la espera de posteriores
análisis, estamos ante un
continúa con su cruzada
contra el pasado cultural
e histórico del Próximo
Oriente. En esta ocasión le
ha tocado a la antiquísima
ciudad de Nínive, situada
en la actual Mosul (Irak).
Según varias fuentes, entre
ellas National Geographic,
algunos de sus restos más
representativos y valiosos
han sido destruidos; es el
que los vikingos llegaron
mucho más lejos de lo que
se ha creído hasta ahora.
A falta de investigaciones
posteriores que lo confir-
men, este emplazamiento
corroboraría que el pueblo
nórdico viajó por Nortea-
mérica unos 500 kilóme-
Nínive fue un importante tros al suroeste, ampliando
centro religioso asirio du- en gran medida el radio de
rante el siglo VIII a.C. sus exploraciones.
clarado que se trata de una
“pérdida incalculable” para
su patrimonio cultural. La
institución contaba con va-
rias salas especializadas en
la ecología, el conservacio-
nismo y la Historia Natural;
además, entre sus fondos
tenía piezas de especial
valor, como una colección
de fósiles milenarios y de
especímenes disecados.

95
 ACTUALIDAD
ARTE SOLIDARIO
Aliadas: las mujeres
que cambian el mundo
C
oincidiendo con los actos de la
Semana de la Mujer, que se ce-
lebró el pasado mes de marzo, Cen-
troCentro Cibeles (Madrid) inauguró
una muestra solidaria que homena-
jea a las “aliadas” que trabajan juntas
por la igualdad, la justicia social y los
derechos de las mujeres en el mun-
do. Aliadas: mujeres que cambia-
mos el mundo exhibe 60 obras de
59 artistas diferentes, que además
han sido donadas para la ocasión a
la ONG Alianza por la Solidaridad,
expresando de esta manera su com-
promiso con los derechos y reivin-
La muestra
presenta
una mirada
rompedora y
transgresora
de los dife-
rentes enfo-
ques en la
lucha por la
igualdad de
derechos
entre hombre
y mujer.
ENSAYO
La invención de la nación española
U no de los temas predilectos de la
historiografía española ha sido el
de la construcción de España como
nación, un relato que sigue gozando
de gran interés y que está presente
en la actualidad política. Por este mo-
tivo, no es de extrañar que haya nue-
vos estudios que aporten enfoques
novedosos a la cuestión. Es el caso
del sociólogo e historiador Tomás
Pérez Vejo, que publicó hace unos
meses España imaginada. Historia de
la invención de una nación. Editado
96
FONDATION GANDUR POUR L’ART, GINEBRA
dicaciones de las mujeres. Hasta el
próximo 4 de septiembre tenemos
la oportunidad de acercarnos a la
tercera planta de la sede de Cen-
troCentro para ver de primera mano
ilustraciones, collages, fotografías y
diseños gráficos, todas ellas piezas
originales y realizadas en su mayo- En vez de tratar la guerra con las formas del pasado, hoy se bus-
ría por y para este evento. Todas las can nuevas posibilidades plásticas para conmover al público.
obras giran en torno al tema de los
derechos de las mujeres en el mun- FOTOGRAFÍA Y PINTURA
do, uno de los ejes centrales del
trabajo de la organización, que este
Una interesante revisión del
mismo año cumple 30 años y se
encuentra presente en 17 países.
arte de posguerra en Europa
CENTROCENTRO / CINTA ARRIBAS D espués de la Segunda Guerra Mundial todo cambió, y la es-
fera de las artes no iba a ser una excepción. Esos años vieron
nacer un arte que era radicalmente distinto al del período de entre-
guerras. Al cubismo, los expresionismos o el surrealismo les suce-
dieron unos estilos que cuestionaban pictóricamente y de modo
radical su “forma”. A este otro arte pronto se lo empezó a conocer
como informalismo; caracterizado por la ruptura con lo anterior y
por la utilización de todo tipo de materiales y soportes, sus temas
habían pasado a ser la propia expresión artística y sus formas.
La Fundación March quiere ilustrar esta evolución con la muestra
Lo nunca visto. De la pintura informalista al fotolibro de posguerra
(1945-1965), que analiza este proceso de cambio con la respues-
ta de pintores y fotógrafos ante la destrucción de la guerra.
CÓMIC E ILUSTRACIÓN
VÍCTOR IBÁÑEZ / MUSEO ABC
Superhéroes con
acento español
B atman, Supermán, La Patru-
lla X, Spiderman, Wonder
Woman o Flash son algunos de
los superhéroes que han toma-
do vida con los trazos y las líneas
de dibujantes españoles. Au-
tores como Rafael López Espí,
por Galaxia Gutenberg, es un ensayo
apoyado en una cantidad ingente
de documentación que pretende
José Luis García López o Carlos
Pacheco, entre muchos otros,
conforman una verdadera legión
“reconstruir, analizar y explicar cómo de ilustradores españoles en la a todo el planeta a través de sus
se construyó el relato de la nación es- meca del cómic. El Museo ABC viñetas y convertir la creación lo-
pañola”, en palabras del propio autor. les rinde un merecido homenaje cal en una referencia mundial. Un
Centrado en el campo de la cultura, con la exposición Superhéroes total de 47 autores nos ofrecen la
más que en el de la política, aporta con Ñ. Los dibujantes españoles mayor concentración de super-
una completa selección de imágenes que triunfan en Estados Unidos, héroes en un momento en el que
y referencias literarias y pictóricas, la que recoge el trabajo silencioso, su presencia en la cultura popu-
mayoría del siglo XIX, que nos ayudan discreto y a menudo desconoci- lar es cada vez más mayoritaria
a tener una visión global del proceso do de una serie de ilustradores y acaparan gran parte de las su-
en el que se gestó la idea de España. que ha conseguido emocionar perproducciones de Hollywood.
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EFEMÉRIDES

CARLOS AGUILERA
¡haz DURANTE ESTE MES RECOR-
nues te DAREMOS EN NUESTRA WEB
t
fan ro (WWW.MUYHISTORIA.ES)
Faceb en ALGUNOS HITOS:
ook!
1 de junio
1851
Día del nacimiento de Isaac
Peral, científico, marino y mi-
litar español que fue teniente
de navío de la Armada. A pe-
sar de su gran carrera militar,
La Historia, a debate su mayor logro fue sin duda la
invención del primer submari-
¿Crees que la Unión Soviética no torpedero con propulsión
fue decisiva para la derrota de eléctrica, el denominado “Sub-
Hitler y el Tercer Reich? marino Peral”. En la actualidad,

SÍ
se puede contemplar en
Sin el Ejército Rojo, la
el Museo Naval de Cartagena.
victoria para los aliados
hubiera sido imposible. 12 de junio
NO Desde el Desembarco
de Normandía, la guerra
ya estaba decidida a favor de los
1991
Han pasado 25 años desde
aliados. que Borís Yeltsin fuera elegido
Presidente de la Federación de
Rusia. En sus primeros años de
Resultados del número anterior mandato rea-
Ya somos más de

ASC
SÍ: 87%
lizó una serie
51.050 También
estamos
de reformas
muy profundas,
NO: 13% fans
Fanáticos
en:
sobre todo en
materia econó-
¿Crees que las sociedades
de la Historia Síguenos en mica, pasando
secretas han influido mucho ¿Todavía no te has unido a
en la Historia?
@muyinteresante así de una eco-
la comunidad de MUY Cada día, las últimas nomía dirigida
VUESTROS COMENTARIOS: HISTORIA en Facebook? noticias sobre descubrimien- a una de libre
Aunque la “Historia oficial” no lo refleje Ya contamos con más de tos arqueológicos, aniversarios mercado.
muy a menudo, las sociedades secretas 51.050 fans que siguen a históricos y recomendaciones
han movido los hilos desde la oscuridad diario todas las novedades de exposiciones y libros de 24 de junio
y han estado detrás de muchos aconteci- y curiosidades publicadas. Historia. ¡Ya hemos superado
mientos clave de la humanidad. ¡Agréganos! los 7.265.600 seguidores en 1571
Ricardo Rodríguez. @muyinteresante! Miguel López de Legazpi fun-
da la ciudad de Manila. Fue el
primer gobernador de la Capi-
Cartas de los lectores El blog tanía General de las Filipinas,
así como un militar y explorador

Y L
a han pasado unos meses desde que os enigmas y misterios de que han marcado profunda- destacado en el reinado de Feli-
salió a la venta el Muy Historia sobre la la Historia de la humanidad mente la realidad de un tiempo pe II. Esta urbe se convertiría en
figura de Miguel de Cervantes y su época, son los protagonistas de la determinado, centrándose en la ciudad más importante y en la
pero no quería perder la ocasión de hace- recomendación de este mes. las investigaciones más recien- capital de las Islas Filipinas.
ros llegar mi opinión sobre dicho número. Detectives de la Historia. Re- tes que aportan nuevas conclu-
26 de junio
En un año en el que las conmemoracio- solviendo las páginas ocultas siones; todo ello, aplicando un
nes del genio alcalaíno inundan la actua- de la Historia es un completo estudio riguroso y metódico. 1541
lidad, vuestra publicación me ha pareci- blog que tiene como objetivo La bitácora ofrece una temática Muere en la ciudad de Lima
do un soplo de aire fresco, ya que habéis analizar las páginas ocultas de variada con entradas de todas el conquistador Francisco Pi-
tratado en profundidad la época en la que nuestro pasado. En su declara- las épocas históricas, desde la zarro. Fue asesinado por uno
vivió el escritor. Como amante de la His- ción de intenciones, dicen que Edad Antigua hasta el siglo XXI, de los hijos de Diego de Alma-
toria, me interesan también los aspectos la Historia no es ni mucho me- con un enfoque también muy gro en el contexto de la guerra
biográficos de Cervantes y, por este nos una ciencia exacta y que no amplio que puede ser útil para civil entre los conquistadores
motivo, me ha encantado el tratamiento siempre se ha relatado lo que estudiantes de todos los nive- del antiguo Imperio inca,
de los años del Siglo de Oro español. de verdad ha sucedido. Por es- les, profesores, investigadores y divididos entre partidarios de
Daniel Carvajal te motivo se acercan a hechos simples amantes de la Historia. Almagro y de Pizarro.

97
 A la venta el 29 de junio de 2016

Tesoros perdidos
Consejero Editorial de G+J José Pardina (jpardina@gyj.es)

Directora Palma Lagunilla (plagunilla@gyj.es)

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Redacción María Fernández Rei (mfernandez@gyj.es), Nacho Otero
(iotero@gyj.es). Documentación gráfica Iria Pena (ipena@gyj.es)
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Colaboran en este número: Carlos Aguilera, Fernando Cohnen,
Javier García de Gabiola, Juan Antonio Guerrero, Jesús Hernández,
José Luis Hernández Garvi, Juan Carlos Losada, Laura Manzanera,
José Ángel Martos, Manuel Montero, José Antonio Peñas,
Roberto Piorno, Alberto Porlan, Alfredo Sepúlveda.
ONLINE
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Presidente Rolf Heinz

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Directora Comercial Digital Libe Bilbao
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LAS RIQUEZAS DEL NUEVO MUNDO. El nacimiento del mito de El Dorado se sitúa DEPARTAMENTO DE PUBLICIDAD
en tierra de los muiscas, pueblo de la cultura chibcha que tenía el centro ritual de Y DELEGACIONES
su religión en la laguna sagrada de Guatavita (en la foto), en el altiplano colombiano. Director Comercial Área Divulgación Santiago Brioso
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Coordinación: Belén Prieto (bprieto@gyj.es). BARCELONA. Travessera de
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Gràcia 47-49, 2º planta. 08021 Barcelona. Tel.: 93 240 10 00. Fax: 93 200
EL MAR. En la bahía 72 69. Directora de Publicidad: Mery Pareras (mpareras@gyj.es).
egipcia de Abukir, Jefe de Publicidad: Javier Muñoz (jmunoz@gyj.es). LEVANTE. Quart, 2,
durante el siglo III a.C., puerta 2. 46001 Valencia. Tel.: 96 391 01 91 · Fax: 96 391 01 41. Ramón
Medina (rmedina@gyj.es). ANDALUCÍA y EXTREMADURA: Tel.: 95 409 99 86
terremotos y tsunamis Ignacio Muñoz (ignaciom@reflejamm.com). PAÍS VASCO y NAVARRA:
cambiaron la fisono- Tel.: 94 444 18 00 Koldo Marcilla (km@edicionextra.com).
mía de este litoral PUBLICIDAD INTERNACIONAL. Jefa de Publicidad Internacional
norteafricano y tanto Susana Ruano (sruano@gyj.es). PUBLICIDAD ONLINE. Jefa de Publicidad
Digital Celia Delgado (cdelgado@gyj.es). MEDIA SOLUTIONS. Directora
Alejandría como otras Media Solutions Lala Llorens (lllorens@gyj.es) Jefa de Marketing
legendarias ciudades Publicitario Begoña Eguillor (beguillor@gyj.es).
–Canopo y Heraclión–
quedaron sumergidas. DEPARTAMENTO CREATIVO
Jefe de Departamento Eduardo Román
En la foto, estatua de Jefes de Diseño María Somonte, Belén Cela, Luis Miguel González,
Osiris que forma parte Juan de la Rosa, Mónica Ibaibarriaga
de los tesoros encon- Diseñadores Óscar Álvarez, Rubén Calvo, Abel Cuevas, Juan Elvira,
trados bajo las aguas Daniel Montero, Lucía Retamar, Amaya Viñas, Esther García
de la costa egipcia.

Presidente Volker Breid Vicepresidenta Marta Ariño

FORTUNAS OCULTAS. En 1836, durante la guerra de la Independencia de Texas,
188 hombres defendieron el fuerte de El Álamo (San Antonio, Texas). Cuenta la leyen-
da que allí se halla sepultado el tesoro de San Saba, que espera a ser desen-
terrado; como muchos otros enigmas que podrás descubrir en el Dossier.
Director General Carlos Franco Director de RR HH Julián Moya
Director de Informática Augusto Moreno de Carlos
Director de Distribución y Suscripciones Carlos Martínez
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GPS. Áncora 40, 28045 Madrid.
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da_]jYe]fl]]f^mf[af\]d\ŠY\]dYÔjeY\]d[gfljYlgq\]dY^][`Y\]hY_g\]dYk[mglYk!&;geakaf\]9h]jlmjY+$((+-+$+,Ñ$Yd[gflY\g&Aehgjl]LglYd\]d;j†\alg
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q+YŽgkg.(&(((ce\]eYfl]faea]flghjg_jYeY\g&Eg\]dgnakagfY\gfg[gjj]khgf\][gfdYg^]jlY&G^]jlYnda\Y`YklY]d+)'(-'*().qkmb]lgYna_]f[aY\]HdYf
PIVE8. Financiación ofrecida, sujeta a estudio y aprobación por parte de Santander Consumer, E.F.C., S.A.