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SANTA MARIANITA DE JESUS

Narrador: Santa Mariana de Jesús, nacida como María Ana de Paredes Flores
y Jaramillo, nació en la ciudad de Quito el 31 de octubre de 1618, hija del
caballero español don Jerónimo Zenel de Paredes y Flores y de la dama quiteña
doña Mariana Granobles Jaramillo. Su hermana mayor fue Doña Sebastiana de
Paredes. Cuando apenas tenía 3 años ocurrió lo inesperado:
Sebastiana de Paredes: Oh no..!! (Lee una carta donde le dan a conocer la
muerte de sus padres) No lo puedo creer, nuestros padres (llora) que vamos a
hacer, tendremos que salir adelante de esto. (Abraza a su hermana) Tranquila
pequeña que no estas sola yo seré de hoy en adelante tu guía.
Narrador: Así, quedó huérfana de padre y madre, y toda su juventud la pasó al
cuidado de su hermana mayor, quien con amor la crió y educó arrumbándola por
los caminos de Cristo.
Cuando tenía 7 años de edad tuvo la oportunidad de conocer y acercarse al
sacerdote jesuita Juan Camacho, sabio y justo profesor de la Universidad de San
Gregorio Magno.
Jesuita Juan Camacho: Tranquila pequeña yo siempre estré contigo, guiándote
al camino correcto. Siempre podrás contar conmigo como tu director espiritual,
además siempre que yo no esté podrás la orientación cristiana de nuestro
eminente jesuita Antonio Manosalvas, o del hermano Hernando de la Cruz.
Narrador: Es así como Santa Marianita inició entonces una vida de sacrificios
dedicada a la oración, a la piedad y el amor a Cristo. Asistía todos los días a la
iglesia y luego volvía a su casa para realizar labores domésticas y manuales.
Jesuita Juan Camacho: Hoy será un día diferente porque finalmente iniciarás
con lo que tanto has anhelado, en esta época iniciaras con tus votos de pureza,
obediencia y sacrificio.
Santa Marianita de Jesús: Si, esto es lo que buscaba, yo sé que de esta manera
podré alejarme de las tentaciones de este mundo material.
Narrador: Fue entonces cuando Santa Marianita de Jesús convirtió la habitación
de su casa en una verdadera celda para su confinamiento espiritual, y en ella -
mientras se dedicaba de lleno a la oración y a la meditación-, la soledad y el
silencio fueron sus únicos compañeros. Allí, en medio de la oración sometió su
delicado cuerpo a dolorosos sacrificios, ayunos, silicios y coronas de espinas.
Santa Marianita de Jesús: No este día no habrá desayuno para mí, (se lastima
el cuerpo), se pne la corona de espinas.
Narrador: El tiempo transcurrió y Santa Marianita tenía 27 años de edad cuando
en 1645 un terrible terremoto azotó a la ciudad de Riobamba destruyéndola casi
totalmente. Dicho sismo alcanzó también a la ciudad de Quito donde ocurrieron
un conjunto de movimientos telúricos que destruyeron varias casas y
ocasionaron la muerte de algunas personas. Estando en la iglesia, en misa
sucedió lo siguiente:
Sacerdote: Dios mío cuanta desgracia, como terminará todo esto. "Dios mío, te
ofrezco mi vida para que se acaben los terremotos". Te lo pido señor.
A lo que Mariana respondió:
Santa Marianita de Jesús: "No, Señor, la vida de este sacerdote es necesaria
para salvar muchas almas, en cambio yo no soy necesaria. Te ofrezco mi vida
para que cesen estos terremotos".
Narrador: La gente admiró el sacrificio que ofrecía la joven, y aquella misma
mañana al salir del templo. Durante la convalecencia de la enfermedad que le
aquejaba tras el sacrificio ofrecido, parte de los tratamientos médicos consistían
en sacarle sangre. Después la muchacha de servicio vertía la sangre en una
maceta del huerto, y en la misma nació días después una bellísima azucena. Por
ello es conocida como la Azucena de Quito. Es por eso que en la mayor parte de
sus representaciones aparece con esta flor entre sus manos o cerca de ella.
Narrador: El proceso de elevación a los altares inició el 20 de julio de 1694,
cuando el rey español Carlos II expidió una Real Cédula mediante la cual
ordenaba que se pidiese limosnas en todas las colonias americanas.
Rey Carlos II: Esta es la Real Cédula, la cual enviaré de forma inmediata para
que se cumpla con ella. Solo de esta forma se puede promover la beatificación
de Mariana y mi sobrina Sebastiana Caso, tal como me lo habían sugerido
miembros quitenses de la Compañía de Jesús desde hace algun tiempo atrás.
Narrador: Finalmente Mariana fue beatificada el 20 de noviembre de 1853 por
el papa Pío IX, y posteriormente canonizada el 4 de junio de 1950 por Pío XII,
siendo la primera santa ecuatoriana y considerada como patrona de su país
natal. Desde entonces su festividad se conmemora el 26 de mayo de cada año.
Sus sagrados restos mortales descansan en la iglesia de La Compañía, en uno
de cuyos pedestales se ha grabado una leyenda que dice: «Aquí, Mariana de
Jesús ofreció el sacrificio de su vida por su patria».

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