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EL RECONOCIMIENTO DE HIJO

Aproximaciones generales
Consideramos oportuno abordar el desarrollo del primer capítulo de la
investigación con la exposición de las principales definiciones del reconocimiento
que existen en los diversos tratados de derecho de familia, con el propósito de
apreciar como la doctrina – tanto nacional y extranjera- viene manejando este
tema. Así traemos a primera vista, una definición clásica del derecho francés:
“el reconocimiento es una declaración hecha por un hombre o por una mujer con
sujeción a ciertas formas prescritas para asegurar su seriedad y conservación, y
en la cual se hace constar el lazo de filiación que une al autor de la declaración
con un hijo natural.

Según refiere la doctrina nacional especializada en el ámbito del derecho de


familia, Alex F.Plácido V. señala: “el reconocimiento es el acto jurídico familiar
que, conteniendo una de paternidad o maternidad respecto a determinada
persona, emplaza a ésta en el estado de hijo y, correlativamente, a quien afirma
la paternidad o maternidad, en el estado de padre o madre de ese hijo, se trata
del reconocimiento que otorga título de estado en sentido sustancial y también
formal, de modo que, en virtud de ese reconocimiento, se perfecciona el estado
paterno-filial con los caracteres propios que le son inherentes.

Siguiendo con nuestros autores nacionales, Javier Peralta Andía nos da la


siguiente definición: “el reconocimiento de hijos extramatrimoniales es un acto
jurídico familiar por el que una persona declara la paternidad o la maternidad de
un hijo extramatrimonial, manifestando formalmente la relación paterno-filial por
razones de conciencia, de una íntima convicción o por cualquier otro motivo
semejante”

EN EL DERECHO COMPARADO, ENCONTRAMOS LAS SIGUIENTES


DEFINICIONES:

Benjamín Aguilar Llanos, se refiere al reconocimiento de la siguiente forma:


“acto jurídico, libre y voluntario por el que una persona manifiesta su paternidad
o maternidad extramatrimonial de otra”. Citando a Enrique Varsi Rospigliosi,
explica: “el reconocimiento es el acto jurídico familiar filial destinado a determinar
por medio de la voluntad, el vínculo entre padre e hijo. Es un acto de estado
familiar declarativo de paternidad típico y nominado con sus propias
características”.

La doctrina argentina, siguiendo a Nora Lloverás, manifiesta: “el


reconocimiento en los términos de la normativa, es la declaración espontánea
del progenitor que expresa que una persona es su hijo- y el no efectuarlo trae
sus consecuencias–la paternidad se establece directamente por la manifestación
del padre mediante el reconocimiento que lleve a cabo del hijo. Como su nombre
lo indica, el reconocimiento es una manifestación de voluntad expresa, basada
en el reconocimiento del hecho sobre el cual versa: la propia paternidad. En el
derecho comparado, encontramos las siguientes definiciones:

En la doctrina chilena, se le ha definido como: “el vínculo jurídico que une a un


hijo con su padre o con su madre y que consiste en la relación de parentesco
establecida por la ley entre un ascendiente y su inmediato descendiente, o sea,
su descendiente en primer grado”. El fundamento de toda filiación es el vínculo
de sangre existente entre el padre y el hijo, proveniente de las relaciones
sexuales, lícitas o ilícitas, de los padres”.

La doctrina española, citando a Puig Peña señala: “el reconocimiento, se


entiende por tal aquella declaración hecha por ambos padres, (o por uno de ellos
aisladamente) por cuya virtud acreditan que una persona es hija suya, siempre
que ello se haga en las condiciones y mediante las formas prescritas por las
leyes.

En las definiciones expuestas, es de apreciar los elementos coincidentes que


precisan el contenido del reconocimiento de hijo, y en síntesis viene a ser el acto
por el cual una determinada persona declara en forma libre y espontánea que
otra es hijo suyo, y de esta manera se determina el vínculo jurídico, del cual
derivan los derechos y obligaciones que existen entre padres e hijos.

El reconocimiento de hijo, presupone la configuración de un lazo consanguíneo


que deriva del hecho propio de la procreación. Quiere decir que en un primer
momento existe este vínculo biológico que une a un hijo con sus padres y sobre
éste mismo es que surge la necesidad de que el ordenamiento civil, proporcione
a los sujetos las vías adecuadas para que los hijos puedan identificarse
plenamente con sus padres: aquí entra a tallar en un segundo momento el
reconocimiento, por medio del cual el padre manifestará su paternidad,
configurando así un vínculo legal que permitirá que el primer momento descrito
en un inicio, adquiera relevancia jurídica, esto es protección por parte del
ordenamiento jurídico, así como el surgimiento de todos los efectos establecidos
por ley.

Primer y segundo momento están íntimamente ligados, el reconocimiento no


puede configurarse sino antecede el hecho de la procreación, y por otro lado el
vínculo biológico entre el padre y el hijo no puede quedar en reserva, en el
anonimato; es necesario que sea de conocimiento público y es por medio del
reconocimiento de hijo que se logra esta finalidad, generando así nuevas
situaciones jurídicas. Respecto a esta vinculación jurídica que genera el
reconocimiento se dice que la relación o vínculo biológico entre los integrantes
de la familia, reconocido por el derecho y regulado en la ley, el ordenamiento civil
le reconoce tanto derechos como obligaciones para las personas unidas por
estas relaciones filiales, por lo que se habla de paternidad y maternidad biológica
en un inicio y que posteriormente es constatada para efectos legales,
refiriéndose a la paternidad y maternidad jurídica.

Algunos datos históricos sobre el reconocimiento de hijo.

Brevemente, precisamos los aspectos históricos del reconocimiento de hijo,


mencionando como ha sido el desarrollo de esta figura a lo largo de la evolución
que ha tenido el derecho, así tenemos:

En el derecho romano no existía la filiación extramatrimonial, en razón que la


filiación resultaba de la autoridad del pater familias que surgía del matrimonio,
por la voluntad del padre quien daba por suyos los hijos de su esposa, así lo
manifiesta Ochoa: “En Roma, la filiación resultaba para el padre, por su voluntad;
de la madre, por el parto. Los misterios de la concepción unidos a la omnímoda
autoridad del pater familias, explican que la filiación paterna procede de su
voluntad ya que ella se aplica a todos los hijos nacidos de su esposa, que se
suponen de antemano aceptados, lo cual es el antecedente remoto de la
presunción de paternidad del marido de la madre, excepto su derecho de
rechazar como suyo a un hijo de su esposa. Por ello el derecho romano no
conocía la paternidad natural” PÉREZ CONTRERAS, María de Montserrat.
Derecho de familia y sucesiones. p.20 11OCHOA G. Oscar E. Derecho civil I:
personas. Editorial texto CA, Caracas, 2006, p.308. . Sin embargo, existieron
algunos matices como es la legitimación de los hijos nacidos fuera del
matrimonio.

En Roma, la idea es clara y precisa de quienes se consideraban hijos naturales


a raíz de su legislación, siendo que no todos los hijos frutos de uniones
extramatrimoniales pueden ser legitimados, sino los llamados en sentido estricto
“naturales”, que según la regulación de aquella época, son los nacidos del
concubinato, entendido no como una unión pasajera, sino estable relación de
convivencia a la que le faltaba la intención matrimonial, siendo hijo naturales sólo
los nacidos del concubinato de sus padre.

Estos hijos naturales podían ser legitimados por el matrimonio posterior de sus
padres, siendo que los hijos habidos en uniones extramatrimoniales distintas del
concubinato se consideraban bastardos, término que comprendía a los hijos
adulterinos, hijos incestuosos e hijos de prostitutas. A los “bastardos”, a partir de
Justiniano se les concede el derecho a exigir alimentos necesarios de sus
padres.

En el derecho Justiniano se distinguen las siguientes categorías de hijos fuera


de matrimonio: “los liberi naturali que eran los hijos de concubina, los liberis purii
que era los hijos nacidos de mujer deshonesta, los liberi adulterii y los liberi
incestuosi, que eran los nacidos de una unión prohibida por razón de ligamen o
parentesco, solo los liberi naturali gozaban de ciertos derechos como lo eran los
hereditarios; eran considerados parientes de sus padres y podían ser
legitimados, habiéndoseles admitido la adopción por el progenitor, desde el
emperador Anastasio, adopción vedada posteriormente por Justino y Justiniano.

sólo será necesaria la declaración del sujeto sin necesidad de la concurrencia de


otra manifestación para que pueda configurarse válidamente el reconocimiento
de hijo. Teniendo en consideración la forma como se pueden establecer las
declaraciones unilaterales por las que se admiten la paternidad y la maternidad,
éstas pueden ser entendidas de la siguiente manera: • Reconocimiento
separado: se produce en un acto aislado o independiente, efectuado por uno
sólo de los progenitores, ya sea la madre o el padre.

Formas del reconocimiento de hijo Dentro de nuestro ordenamiento jurídico, se


han establecido tres formas de reconocimiento, y que de igual manera se
encuentran establecidas en las legislaciones de los países vecinos como Chile,
Brasil, Colombia y Argentina, siendo estos los siguientes:

a.- Reconocimiento de hijo ante el Registro de nacimientos

b.- Reconocimiento de hijo por escritura pública

c.- Reconocimiento de hijo por testamento

. Reconocimiento de hijo ante el Registro de nacimientos

Este tipo de reconocimiento se realiza en el registro de estado civil, se puede


llevar a cabo en el momento de inscribir el nacimiento o en declaración posterior
mediante acta firmada por quien lo practica y con la autorización del funcionario
competente. Es la más usual de las formas de reconocimiento que se practican
a diario, realizada conjuntamente por ambos progenitores como lo señala
expresamente nuestra legislación o por separado, como sería el caso que
primeramente es reconocido por la madre y posteriormente por el padre.

Reconocimiento por escritura pública.

En este supuesto, la declaración de voluntad que establece la relación paterno-


filial se realiza ante un notario – claro está de manera voluntaria - por medio de
una escritura pública, debiendo ser incorporado al protocolo notarial, requiriendo
de la concurrencia de las formalidades que están establecidas en la ley del
notariado54 Cabe señalar que si bien se requiere de la minuta autorizada por
abogado a fin de que se extienda la escritura pública, ciertos actos – como es el
caso del reconocimiento - no requieren que regula la estructura que debe tener
una escritura pública, divida en tres partes, siendo estas la introducción – se
identifica a las partes que comparecen en el acto - el cuerpo – contiene la
declaración de voluntad y la conclusión- donde el notario autoriza el instrumento
previa lectura y consentimiento de los otorgantes.

Cabe señalar que, si bien se requiere de la minuta autorizada por abogado a fin
de que se extienda la escritura pública, ciertos actos – como es el caso del
reconocimiento - no requieren la presentación de este documento, es posible
que el compareciente declare directamente su voluntad ante el notario, sin
ninguna intermediación.

El reconocimiento de hijo efectuado mediante instrumento público notarial,


implica la recepción por parte del notario de la declaración de voluntad del
reconocedor, destinada a establecer los vínculos legales propios de la filiación.
Al notario le corresponderá verificar la capacidad, libertad y conocimiento del
sujeto, de esta forma lo que hace es emitir un juicio cualificado respecto a ello.
No obstante es necesario tener en cuenta que el notario no da fe de la veracidad
que puedan tener las declaraciones que se efectúan ante él, lo que el notario en
realidad afirma es que se presentó determinado sujeto manifestando ser el padre
de un niño, adolescente o de una persona mayor de edad y que a raíz de ello
quiere reconocerlo como hijo suyo. La fe pública no se extiende a la verificación
de la existencia del vínculo biológico entre el reconociente y reconocido, pues no
es un hecho que pueda ser cognoscible ni comprobable directamente por el
notario.

No obstante en la práctica notarial, se exige la presentación de la partida del niño


o en su caso de la persona mayor de edad sobre la cual se efectuará el
reconocimiento, con la finalidad de que el notario pueda verificar que esta
persona no ha sido reconocida con anterioridad o en su defecto, no se haya
producido una filiación matrimonial.

Por testamento.

Esta forma de efectuar el reconocimiento se realiza mediante el acto de última


voluntad del sujeto “el testamento” que además de contener regulaciones
principalmente de carácter patrimonial, también puede contener válidamente
disposiciones de contenido extrapatrimoniales el caso del reconocimiento de un
hijo- justamente a través del testamento, puede hacerse declaraciones sobre
derechos y deberes para después de la muerte.

Consideramos adecuado hacer una cita textual, respecto al fundamento del


reconocimiento por testamento: “el hombre, al sentirse cerca de la muerte parece
estar dispuesto a confesar sus errores o a descubrir hechos de su vida que ha
querido guardar en secreto y hay que facilitarle en consecuencia, la posibilidad
de hacerlo, sobre todo cuando ello puede beneficiar a otra persona, que como el
hijo ilegítimo se ha visto privado de sus derechos por culpa de su progenitor”

Resulta interesante la distinción que realiza la autora Natalia Alvarez en cuanto


al sentido material y formal del contenido del testamento: “de acuerdo todos en
que el testamento puede albergar determinadas disposiciones no patrimoniales
-que no constituyesu contenido normal, ligado con la institución de heredero y su
ordenación-, si consideramosque tales cláusulas son también testamento -en
sentido material- habrán de aplicárseles todos y cada uno de los caracteres
definidores del testamento y sus requisitos(esencial revocabilidad y formas de
revocación, eficacia mortiscausa, requisitos decapacidad del testador, vicios del
consentimiento testamentario, etc.). En el caso de que se estime que el
testamento no es sino un vehículo formal de incorporación de tales
disposiciones, éstas seguirán su régimen jurídico - correspondiente a su
naturaleza como los negocios que son-, vinculándose, eso sí, a las exigencias
de forma del testamento” . Nuestra normativa acoge una concepción del
testamento como negocio jurídico mortis causa amplio y variable, contenido tanto
patrimonial como no patrimonial, que es reconocida en el artículo 686 de nuestro
código civil:

“Por el testamento una persona puede disponer de sus bienes, total o


parcialmente, para después de su muerte, y ordenar su propia sucesión dentro
de los límites de la ley y con las formalidades que ésta señala. Son válidas las
disposiciones de carácter no patrimonial contenidas en el testamento,
aunque el acto se limite a ellas”
REMEDIOS JURÍDICOS APLICABLES AL RECONOCIMIENTO DE HIJO

Efectuada la declaración por la cual se reconoce a una persona como hijo, existe
la posibilidad de cuestionar su eficacia en determinadas circunstancias, por
ciertas personas y en observancia de los términos establecidos por ley y que
constituyen una especie dentro de las acciones de estado de familia.

dirigidas a destruir el vínculo jurídico paterno-filial que ha sido constituido por el


reconocimiento, excluyendo el vínculo jurídico cuando no es concordante con la
realidad. De esta manera los estados de hijo-padre se eliminan, dejando de ser
padre quien jurídicamente lo era de alguien y se deja de ser hijo quien fue
reconocido como tal.

Como han señalado las voces autorizadas de la doctrina, las acciones de estado
de familia tienen como finalidad dejar establecido el estatus de una persona;
ocurre -como es en el caso de los remedios aplicables al reconocimiento- que
alguien se encuentre gozando de una posición jurídica que en realidad no le
corresponde, para estos supuestos se ha determinado algunos mecanismos
tendientes a establecer el verdadero estado que le corresponde a una persona
cuando no es concordante con la apariencia jurídica generada.

Ahora bien, estas acciones en general, se encuentran dirigidas a dejar sin efecto
el reconocimiento realizado por determinada persona y en la regulación de
nuestro código civil del libro de familia, encontramos una sola acción “la
impugnación de la paternidad”, sin embargo a nivel de doctrina y además de los
alcances que pretendemos dar a conocer con nuestra investigación, es posible
también considerar acciones que cuestionen la validez del reconocimiento;
remedios jurídicos reconocidos por nuestro ordenamiento civil, siendo estos la
nulidad y anulabilidad, que son aplicables a los negocios jurídicos del derecho
de familia.

Remedios jurídicos en el ordenamiento jurídico del Perú

Impugnación del reconocimiento


Es un remedio jurídico establecido de manera expresa en nuestro código civil,
por medio del cual es posible dejar sin efecto un reconocimiento siempre y
cuando el sujeto no haya intervenido en la declaración de la relación paterno-
filial. Es una acción de estado tendiente a cuestionar el estatus jurídico de hijo,
que justifica la no intervención del sujeto a quien se le atribuye una paternidad.

Remedios jurídicos en el ordenamiento jurídico del Perú Como lo ha señalado la


doctrina nacional “la impugnación es una acción que tiene por objeto contradecir
o refutar un reconocimiento realizado de acuerdo a ley, lo cual implica discusión
o debate judicial para enervar sus efectos La acción de impugnación del
reconocimiento está destinada a atacar el contenido, esto es el elemento
objetivo: el nexo biológico; en consecuencia está acción puede ser ejercitada
cuando el reconocimiento no guarda correspondencia con la verdad biológica.
De esta manera, el ordenamiento civil ha puesto a disposición de determinadas
personas este recurso para atacar la filiación jurídica constituida por el
reconocimiento.

Legitimidad activa

El artículo 399 del código civil hace mención a los sujetos que pueden interponer
la acción de impugnación siendo estos:

• El padre o la madre que no interviene en el reconocimiento. Tal y como la


norma lo establece, se entiende que estaríamos frente a un supuesto en el que
se atribuye paternidad a un sujeto sin que éste haya intervenido en la declaración
del reconocimiento. Sería el caso en el que la madre se dirige al Registro de
Estado Civil, manifiesta que determinada persona es padre del niño y se
consigna esta información en el Registro. Posteriormente el sujeto toma
conocimiento de ello y como realmente no es el padre de este niño, puede
válidamente impugnar este reconocimiento.

Sin embargo este precepto normativo no tiene aplicación práctica en nuestros


días. La persona que ha sido mencionada como padre o madre, sin que conste
su intervención – en contravención al artículo 392 del código civil –solicitará ante
el Registro de Estado Civil se tenga por no puesta esta mención conforme lo
dispuesto en el artículo 37 del Decreto Supremo N° 015-98- PCM del
Reglamento de Inscripciones del Registro Nacional de Identificación y Estado
Civil)

El propio hijo, quien ejercita está acción tendiente a atacar el reconocimiento


efectuado por quien en realidad no es su padre.

Los descendientes del hijo y otros que tengan legítimo interés. Estas personas
pueden verse seriamente perjudicadas con un reconocimiento que no es acorde
a la realidad biológica. Algunos ejemplos de estos perjuicios podrían ser los
siguientes:

La disminución de la masa hereditaria al incluir en la distribución de los bienes a


una persona que no ostenta la calidad de hijo. Pongámonos en el hipotético caso
de que Juan tiene tres hijos y que unos meses antes de su muerte reconoce a
una persona como hija suya, en razón del enorme cariño que siente hacia ella
para poder así beneficiarla económicamente. Si por alguna razón los hijos llegan
a tomar conocimiento de que este reconocimiento fue llevado a cabo, tienen la
posibilidad de interponer una demanda de impugnación.

De igual forma puede resultar una disminución en la determinación de una


pensión de alimentos. Recordemos que los alimentos se determinan en función
de las necesidades del hijo y de la capacidad económica que tiene el padre.
Supongamos que Pedro tiene un hijo con María, sin embargo, por su
irresponsabilidad no se hace cargo de la manutención del niño lo que obliga el
inicio de un proceso de Alimentos. Pedro realmente solo tiene un hijo, pese a
ello y con la finalidad de que se establezca un monto menor en los alimentos,
lleva a cabo un reconocimiento, circunstancia que implica que aparezca en el
proceso como si tuviera dos hijos. El juez, a partir de las pruebas aportadas en
el proceso (partida de nacimiento de quien Pedro reconoció como hijo suyo),
determinará un monto proporcionalmente disminuido en relación al monto real
que le correspondería. En este supuesto, también es posible impugnar este
reconocimiento al ocasionar un perjuicio en la determinación de la pensión
alimentaria.
La regulación de la impugnación señala que ésta acción puede ser invocada por
el sujeto que no interviene en el reconocimiento, pero no considera el hipotético
caso en el que sea la misma persona quien llevó a cabo el reconocimiento
pretenda posteriormente impugnarlo cuando no existe correspondencia con la
verdad biológica. Se trata de una situación problemática que no cuenta con un
presupuesto normativo que pueda determinar la solución a este conflicto. Al
existir esta limitación legislativa, el reconocimiento de hijo será cuestionado por
medio de los remedios aplicables a los negocios jurídicos en general.

• Plazos para ejercer la impugnación del reconocimiento de hijo

El código civil señala un plazo de noventa días para impugnar el reconocimiento


de hijo. Realizando un análisis comparativo conforme a la legislación, tenemos
que en el código civil de 1852, no se establecía un plazo de caducidad para la
impugnación del reconocimiento; posteriormente, a partir de la vigencia del
código civil de 1936 es que se ha regulado un plazo para ésta acción que es de
tres meses, disposición que también ha sido adoptada por nuestro actual código.

La doctrina ha manifestado que este plazo de caducidad encuentra justificación


en la protección a las relaciones de familia, definiendo y consolidando el estado
de las personas. Sobre el establecimiento de los plazos en el derecho de familia
se ha señalado que en esta esfera del derecho el establecimiento de plazos no
es la excepción; sin embargo en algunas ocasiones, lejos de llegar a establecer
la prevalencia de la verdad biológica los plazos intentan disfrazar a la apariencia
.

Rodríguez Ávalos manifiesta que “noventa días para que aquel que efectúo el
reconocimiento impugne el mismo resulta un plazo sumamente corto,
considerando que el reconocedor pueda descubrir que el reconocido no es su
hijo incluso algunos años después de haberlo declarado a este como tal. Por tal
motivo, hace algunos años la subcomisión de reforma del libro de derecho de
familia del código civil, había propuesto la modificación del artículo 400 de este
cuerpo normativo, sugiriendo que el plazo para negar el reconocimiento sea
imprescriptible.
La propuesta ha sido considerada sobre la base del derecho comparado, como
Brasil y Portugal que establecen la imprescriptibilidad de la acción cuando no
hay posesión constante de estado de familia y Argentina que determina la
imprescriptibilidad de la acción del hijo para impugnar el reconocimiento.

Nulidad del reconocimiento de hijo

Se admite que el reconocimiento, como negocio jurídico, pueda ser objeto de


nulidad o anulabilidad, “es pasible de ineficacia como tal, tanto en virtud de las
causales que pueden afectar la validez de cualquier negocio jurídico como de las
específicas que resultan del tratamiento legal específico”

Procede la nulidad del reconocimiento, según la doctrina autorizada en los


siguientes casos:

a) Incapacidad del reconociente. Es nulo el reconocimiento practicado por


quien no ostente la capacidad de ejercicio necesaria, siendo nulo el
reconocimiento efectuado por menores impúberes y por los incapaces
absolutos de obrar: los dementes y los sordomudos
b) Por ausencia momentánea o circunstancial de discernimiento del
reconociente. Si fuere capaz en términos generales. En este caso el
reconocimiento será anulable.
c) vicios en la voluntad del reconociente al otorgar el acto de
reconocimiento: el haber obrado bajo la influencia de violencia
irresistible o de error espontáneo o provocado sobre la identidad del
reconocido, o bajo influencia de engaño.
d) Por emplazar en un estado de familia incompatible con el que ya
goza el reconocido: En el hipotético caso de que el oficial público del
Registro Civil inscribiese reconocimientos sucesivos o que el
reconocimiento se refiriera a una persona cuya paternidad y maternidad
resultan del acta o partida de nacimiento del reconocido (los
reconocimientos posteriores al primero son nulos)177.
e) Vicios en la forma. Circunstancias en las cuales no se observe la forma
prescrita por la normatividad vigente, el caso de no inscribir el
reconocimiento con las debidas formalidades establecidas para la
inscripción del nacimiento. No obstante, en el supuesto específico de que
el reconocimiento ha sido otorgado por medio de instrumento público,
siendo éste nulo por vicio de forma, el reconocimiento como tal conservará
su validez.

Si bien es cierto que tanto la nulidad como la impugnación del


reconocimiento, tiene como finalidad la exclusión de la paternidad o de la
maternidad, estas dos acciones han sido diferenciadas por la doctrina,
Zannoni señala que tal distinción es esencial por lo siguiente:

La acción de impugnación del reconocimiento ataca o controvierte su


contenido, o, lo que es lo mismo, controvierte el presupuesto biológico, que
equivale a decir: el nexo biológico determinado por la procreación entre
reconociente y reconocido.

La acción de nulidad, en cambio, ataca la validez sustancial del acto jurídico


que contiene el reconocimiento por vicios que atañen a su eficacia
constitutiva como tal. De modo que, en la acción de nulidad, no está en juego
ni se discute si el reconociente es en verdad el padre o la madre del
reconocido – como en la acción de impugnación del reconocimiento–sino el
vicio sustancial que impide la eficacia del acto jurídico.

CONCLUSIONES

1. El reconocimiento de hijo es uno de los medios legales que el


ordenamiento civil establece para poder legitimar una filiación biológica, que
debe tener como elemento objetivo la existencia de una realidad extrajurídica:
el nexo biológico paterno-filial fruto de la procreación. Esta realidad constituye
un hecho trascendental, aun así es necesaria la declaración efectuada por el
progenitor para que adquiera relevancia jurídica y despliegue las
consecuencias legales predeterminadas: la atribución de la patria potestad,
los deberes de asistencia, guarda y alimentación, así como también el
régimen previsto para los derechos sucesorios.

2. La importancia que tiene el reconocimiento de hijo en el ámbito de las


relaciones jurídico-familiares, como acto generador del estado civil de las
personas y de gran relevancia en cuanto a la determinación del contenido del
derecho a la identidad, justifica la regulación especial que el ordenamiento
civil otorga al reconocimiento. La unilateralidad, voluntariedad, formalidad, e
irrevocabilidad son características plasmadas en normas de estricto
cumplimiento que garantizan la protección de estos intereses familiares
dignos de tutela.

3. Para llegar a establecer la naturaleza del reconocimiento de hijo, ha sido


necesario el análisis de las diversas teorías sobre el negocio jurídico,
remontándonos a los orígenes y fundamentación de esta figura en el terreno
de la doctrina jurídica con la finalidad de conocer su verdadero contenido y
significado. Así manifestamos que se trata de una categoría jurídica que ha
sistematizado los diversos fenómenos acontecidos en las relaciones
interpersonales, detectando la presencia de un elemento en común: la
declaración de voluntad, presente también en las instituciones del derecho
de familia.

4. El reconocimiento de hijo es un negocio jurídico perteneciente al ámbito


del derecho de familia, en el que la declaración de voluntad es necesaria para
la determinación de la filiación. Dentro de la tipología, se trata de un negocio
jurídico de fijación, concepto que tiene como idea la existencia de una
situación de incertidumbre, que viene a ser el nacimiento de un hijo fuera del
vínculo matrimonial. Por medio de estos negocios de fijación se constata esta
situación preexistente y permite de esta manera que obtenga certeza en el
plano jurídico. Este tipo específico no constituye, regula, modifica ni extingue
una relación jurídica, sino fija una realidad biológica con la finalidad de que
pueda adquirir relevancia jurídica.

5. El análisis dogmático de la naturaleza jurídica del reconocimiento de hijo


ha tenido como finalidad establecer la utilización coherente y adecuada de
esta categoría para la solución de situaciones conflictivas que se presentan
básicamente en dos casos concretos, que tienen en común la falta del vínculo
biológico entre el reconociente y el hijo:

El supuesto padre reconoce al hijo, bajo una percepción equivocada de la


realidad: inexistencia de correspondencia biológica (vicio de la voluntad:
error).

• El reconociente conoce perfectamente que la persona sobre la cuál va a


declarar la paternidad no es hijo suyo (reconocimiento por complacencia).

6. En las jurisprudencias que han sido motivo de reflexión, la magistratura


no distingue en forma clara los mecanismos de nulidad y anulabilidad del
negocio jurídico, en unos casos:

• No llega a diferenciar la irrevocabilidad con los supuestos de nulidad. •


Sostiene que, si el reconocimiento es irrevocable, no es posible cuestionar
su invalidez.

• Cuando se declara nulo un reconocimiento de hijo, los argumentos


jurídicos en los que sustentan la decisión, varían en uno y otro caso, aún
tratándose de los mismos fundamentos de hecho.
• La falta o insuficiente motivación que existe en estas resoluciones. Los
jueces limitan su actuar a mencionar el supuesto normativo, que según
consideran se enmarca en determinado caso, pero no se detienen a
explicar las razones que justifican esta determinación.
• La contradicción en la que se incurre. Sorpresivamente los jueces
deciden apartarse de los criterios que venían manejando.

7. Como el reconocimiento de hijo es un negocio jurídico, es posible que


el supuesto padre, alegando vicio en su voluntad (existencia de error)
pueda invocar la anulabilidad del acto. De acreditarse que la voluntad ha
sido viciada y la inexistencia del vínculo paterno-filial, los tribunales
declararán nulo este reconocimiento.

8. Realizando un enfoque comparativo de la problemática que surge en


torno a los reconocimientos por complacencia, la jurisprudencia española
aplica la normativa referente a la impugnación teniendo como plazo para
accionar cuatro años, sin embargo la doctrina especializada sienta las
bases de considerar la nulidad de estos reconocimientos por su
contrariedad al ordenamiento jurídico, finalizando que el plazo para
ejercitar este remedio es imprescriptible

9. En el ordenamiento civil de Italia, existe una disposición normativa


expresa que regula la impugnación del reconocimiento por falta de
veracidad, la acción es de carácter imprescriptible. Aplicando este
precepto normativo es posible impugnar los reconocimientos por
complacencia en los que no existe el vínculo natural, bastará con acreditar
la exclusión de paternidad de quien reconoció por medio de la prueba
fehaciente de ADN.
10. En nuestro ordenamiento civil, consideramos que los reconocimientos
por complacencia - quien reconoce tiene pleno conocimiento de la
inexistencia del vínculo consanguíneo- son actos nulos por ser contrarios
al orden público y las normas imperativas que regula la filiación al
reconocer quien en realidad no es padre y configurar un fraude en cuanto
al establecimiento del estado del reconocido, siendo el remedio aplicable
a este supuesto el de la nulidad, cuyo plazo es el que se aplica para todo
negocio jurídico.

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