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Aproximaciones generales
Consideramos oportuno abordar el desarrollo del primer capítulo de la
investigación con la exposición de las principales definiciones del reconocimiento
que existen en los diversos tratados de derecho de familia, con el propósito de
apreciar como la doctrina – tanto nacional y extranjera- viene manejando este
tema. Así traemos a primera vista, una definición clásica del derecho francés:
“el reconocimiento es una declaración hecha por un hombre o por una mujer con
sujeción a ciertas formas prescritas para asegurar su seriedad y conservación, y
en la cual se hace constar el lazo de filiación que une al autor de la declaración
con un hijo natural.
Estos hijos naturales podían ser legitimados por el matrimonio posterior de sus
padres, siendo que los hijos habidos en uniones extramatrimoniales distintas del
concubinato se consideraban bastardos, término que comprendía a los hijos
adulterinos, hijos incestuosos e hijos de prostitutas. A los “bastardos”, a partir de
Justiniano se les concede el derecho a exigir alimentos necesarios de sus
padres.
Cabe señalar que, si bien se requiere de la minuta autorizada por abogado a fin
de que se extienda la escritura pública, ciertos actos – como es el caso del
reconocimiento - no requieren la presentación de este documento, es posible
que el compareciente declare directamente su voluntad ante el notario, sin
ninguna intermediación.
Por testamento.
Efectuada la declaración por la cual se reconoce a una persona como hijo, existe
la posibilidad de cuestionar su eficacia en determinadas circunstancias, por
ciertas personas y en observancia de los términos establecidos por ley y que
constituyen una especie dentro de las acciones de estado de familia.
Como han señalado las voces autorizadas de la doctrina, las acciones de estado
de familia tienen como finalidad dejar establecido el estatus de una persona;
ocurre -como es en el caso de los remedios aplicables al reconocimiento- que
alguien se encuentre gozando de una posición jurídica que en realidad no le
corresponde, para estos supuestos se ha determinado algunos mecanismos
tendientes a establecer el verdadero estado que le corresponde a una persona
cuando no es concordante con la apariencia jurídica generada.
Ahora bien, estas acciones en general, se encuentran dirigidas a dejar sin efecto
el reconocimiento realizado por determinada persona y en la regulación de
nuestro código civil del libro de familia, encontramos una sola acción “la
impugnación de la paternidad”, sin embargo a nivel de doctrina y además de los
alcances que pretendemos dar a conocer con nuestra investigación, es posible
también considerar acciones que cuestionen la validez del reconocimiento;
remedios jurídicos reconocidos por nuestro ordenamiento civil, siendo estos la
nulidad y anulabilidad, que son aplicables a los negocios jurídicos del derecho
de familia.
Legitimidad activa
El artículo 399 del código civil hace mención a los sujetos que pueden interponer
la acción de impugnación siendo estos:
Los descendientes del hijo y otros que tengan legítimo interés. Estas personas
pueden verse seriamente perjudicadas con un reconocimiento que no es acorde
a la realidad biológica. Algunos ejemplos de estos perjuicios podrían ser los
siguientes:
Rodríguez Ávalos manifiesta que “noventa días para que aquel que efectúo el
reconocimiento impugne el mismo resulta un plazo sumamente corto,
considerando que el reconocedor pueda descubrir que el reconocido no es su
hijo incluso algunos años después de haberlo declarado a este como tal. Por tal
motivo, hace algunos años la subcomisión de reforma del libro de derecho de
familia del código civil, había propuesto la modificación del artículo 400 de este
cuerpo normativo, sugiriendo que el plazo para negar el reconocimiento sea
imprescriptible.
La propuesta ha sido considerada sobre la base del derecho comparado, como
Brasil y Portugal que establecen la imprescriptibilidad de la acción cuando no
hay posesión constante de estado de familia y Argentina que determina la
imprescriptibilidad de la acción del hijo para impugnar el reconocimiento.
CONCLUSIONES