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La estructura normativa que regula el conflicto en el marco de las relaciones del trabajo, se
encuentra articulada por normas de la más alta jerarquía, con su respectivo conjunto
normativo reglamentario, en decreciente orden de prelación. De la conjunción de estas
normas nace el modelo sindical argentino.
Este conjunto de normas, lejos de ser una estructura armónica y estática se encuentra
actualmente controvertido y se observan en su historia reciente, cambios jurisprudenciales
en una de sus normas principales como es la Ley 23.551 de Asociaciones Sindicales, en
adelante LAS.
En el presente trabajo se esboza una descripción de los diferentes niveles normativos con el
fin de explicar así las incompatibilidades que se observan en la LAS, cuando se la piensa
dentro del conjunto regulador de la libertad sindical.
Libertad que se encuentra reconocida hoy en día con jerarquía constitucional acorde al nuevo
sistema de fuentes posterior a la reforma constitucional de 1994.
MODELO SINDICAL DE ARGENTINA
El Sindicato
Todos estos temas son tratados, considerados, debatidos y acordados en el marco de lo que
se conoce como negociaciones colectivas, ámbito donde se da origen a la creación, o bien
modificación o actualización del Convenio Colectivo de Trabajo que es la normativa que
regula la relación laboral entre las partes, empleadora o patronal, y la trabajadora en la figura
del sindicato que corresponda. Específicamente, en lo que se identifica en el caso del
modelo sindical argentino como paritarias, se refiere a una figura adicional al convenio
colectivo de trabajo que en el marco legal del contexto laboral se discute exclusivamente las
mejoras o recomposiciones salariales, como otras cuestiones específicas para el desarrollo de
la jornada laboral.
Con la globalización instalada en la última década del siglo XX el sindicato bue extendiendo
el alcance de su rol como actor social, y de existir como organización para mejorar las
condiciones salariales y de trabajo, comenzó a ocuparse no solo de la vida integral del
trabajador y su grupo familiar, sino de una participación y protagonismo activo en la vida de
las comunidades, supliendo incluso en algunos casos al Estado ausente, se trate del nacional,
provincial o municipal.
Razones ambientales, históricas, económicas y laborales han gravitado para determinar que
no en todas partes, ni en relación con todas las actividades, se den las mismas formas de
organización para la acción sindical.
Sindicato de Oficio
Es históricamente el de más antigua data y reúne a los trabajadores que tienen en común una
especialidad laboral: "artes", "oficio" o "técnica". También se califica a este tipo de sindicato
como Profesional o Gremial. Ejemplos: "Unión de Tipógrafos"; Sindicatos de Plomeros;
Maquinistas Ferroviarios; Electricistas; Unión de Talabarteros; Sindicato de Taxistas etc.
Sindicato de Industria
Sindicato de Empresa
Nuclea a los trabajadores de una "Firma" o entidad productora de dimensiones que exceden
el de una simple industria o actividad limitada, para convertirse en un complejo económico-
fabril-financiero. Por lo tanto el lazo de unión de los trabajadores que se agrupan en este tipo
de sindicatos es el de depender de una misma empresa empleadora.
Los sindicatos están facultados para percibir recursos provenientes de las cuotas de afiliación;
estas cuotas son descontadas automáticamente de las planillas de sueldos y salarios por el
empleador, que funciona como agente de retención y las envía al sindicato.
Asamblea
Es la autoridad máxima de una organización sindical de base. Toma resoluciones, da
directivas generales y analiza hechos. Puede ser convocada por el Consejo Directivo del
sindicato o un porcentaje determinado de los afiliados.
b) elección de autoridades y
General: Son las comunes en los sindicatos, convocando a todos los trabajadores afiliados.
De Delegados: Es la conformada por Delegados o representantes de los trabajadores, los que
luego deberán rendir cuentas de lo actuado.
Cuerpo Directivo
Es la conducción habitual y regular del Sindicato. Está presidido por el Secretario General o
Presidente. Ante la necesidad de dividir el trabajo en áreas específicas para un mejor
desenvolvimiento del Sindicato, se crearon diferentes Secretarías: Secretaría General;
Adjunta; Finanzas; Gremial; de Organización; de Prensa y Cultura; de Acción Social.
El Delegado
Es el representante del sindicato ante los empresarios y los trabajadores y es vocero, a su vez,
de éstos ante la organización sindical. Su representación debe proceder, fundamentalmente,
de la voluntad libre y organizadamente expresada de los trabajadores que ha de representar,
lo que se manifiesta en elecciones.
El Delegado, entre otras funciones de importancia, debe conocer muy bien a sus compañeros
e identificarse con sus aspiraciones, defender sus intereses, actuar democráticamente,
conocer la historia y lucha del sindicato, de la legislación laboral y ser un líder y organizador.
Cuerpos Orgánicos
Una de las expresiones más utilizadas por conspicuos dirigentes obreros señala la necesidad
de acudir a los "cuerpos orgánicos" para definir las posturas a adoptar en situaciones que
superan la problemática cotidiana.
Las reuniones de trabajadores tuvieron siempre un carácter formal, inclusive a nivel masivo.
Los 1º de mayo eran jornadas de protesta pero los manifestantes vestían un ropaje
dominguero. Esta prolijidad se trasladaba a los ámbitos más reducidos, donde pocas personas
deliberaban en la intimidad de modestos cuartos y el de escritura prolija o el que sabía
escribir, adquiría el rango de "secretario de actas".
A pesar que los anarquistas discrepaban rotundamente con todo atisbo de organización
institucional, el más relevante de ellos, Errico Malatesta, un italiano que se afincó
forzosamente en nuestro país entre 1885 y 1887, delineó un modelo de estatuto para el
desenvolvimiento de los obreros panaderos que no tardó en ser la referencia de otras
sociedades de resistencia.
El libro de actuaciones pasó a ser el elemento insoslayable en todo encuentro que se
caracterizara como "reunión de dirigentes"; los temas debatidos eran transcriptos y los
protagonistas, todos con nombre y apellido, se encuadraban y se acataban las decisiones de
la mayoría.
A pesar de las acaloradas discusiones el respeto privaba y cuando era imposible establecer
puntos de coincidencia (por cuestiones ideológicas sobre todo) se producían divisiones que
conspiraban contra el movimiento obrero en su conjunto ya que la fuerza dividida implicaba
un debilitamiento ante un adversario siempre dispuesto a dar la lucha en forma coherente.
El bloque constitucional.
Acto seguido, garantiza a estos gremios y, en particular a sus representantes, ciertos derechos
fundamentales para el desarrollo de la actividad sindical (concretar convenios colectivos,
recurrir a conciliación, derecho a huelga, protección y estabilidad en el empleo para los
representantes de los trabajadores).
Entre sus convenios se observan, además del 87, el 98 sobre derecho de sindicación y
negociación colectiva, el 135 sobre los representantes de los trabajadores, el 141 sobre
trabajadores rurales; y el 151 sobre los trabajadores de la administración pública.
El bloque constitucional en su conjunto, sienta las bases de un modelo sindical cuya forma
organizativa se sustenta en la autonomía de los trabajadores y su libre voluntad de dar la
forma que más convenga a la lucha por los intereses de la clase. Esta autonomía solo
encuentra su protección si se evita la injerencia tanto de las asociaciones de empleadores,
como del estado, quien debe limitarse a llevar un registro de asociaciones sindicales.
Una visión integral del sistema sindical emanado del bloque constitucional es contraria
al monopolio en la representación gremial lo cual, como se verá más adelante, no fue
correctamente receptado por la reglamentación legal.
En agosto de 1988 el congreso de la nación sanciona la ley 23.551 que, junto con su decreto
reglamentario, debieran volver operativos los principios constitucionales relativos a la
libertad sindical.
Mediante esta ley se regulan, entre otras cuestiones, aquellas atinentes a la forma de las
organizaciones de trabajadores, a la tutela sindical, a la representación del sindicato en la
empresa y la protección de los representantes gremiales.
Entre los pronunciamientos del Comité de libertad sindical se destacan aquellos en los cuales
se trata el caso de la CTA, probablemente la situación de mayor trascendencia en relación a
la incompatibilidad entre el sistema sindical de la ley 23.551 y los principios de la OIT, los
cuales no solo coinciden con la constitución, sino que han sido asumidos por la Argentina
desde enero de 1960.
En línea con estos cuestionamientos de la autoridad internacional del trabajo, la LAS ha sido
declarada inconstitucional en varios de sus artículos por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación y los tribunales inferiores. También han existido variadas propuestas de reforma
legislativa, las cuales han fracasado.
Jurisprudencia Argentina
Más allá de los puntos que se tratarán en relación a la ley 23.551, hay otros que, si bien no
fueron declarados inconstitucionales, muestran patentes inconsistencias con el bloque
constitucional y han sido observados por los órganos especializados de la OIT.
Este es el caso, por ejemplo, del artículo 38 de la ley que habilita la retención en nómina de
las cuotas sindicales solo a las asociaciones con personería gremial. Lo cual según la
comisión de expertos perjudica de manera indebida a las organizaciones simplemente
inscriptas.
Se ve en este artículo de manera clara como la ley argentina plantea un modelo sindical que
concentre la representación monopolizando el accionar sindical; y es este sistema
monopólico ,impuesto por el estado, contrario a la libertad sindical y, al derecho reconocido
a los trabajadores de organizar de manera autónoma su reclamo contra las patronales.
Entre los considerandos del fallo, se expone esta incompatibilidad entre el artículo 41 de la
LAS y el bloque constitucional en razón de que “el precepto constitucional…manda que el
régimen jurídico que se establezca en la materia, antes que impedir o entorpecer, debe dejar
en libertad las mentadas actividades y fuerzas asociativas, en aras de que puedan
desarrollarse en plenitud, vale decir, sin mengua de la participación, y del eventual
pluralismo de sindicatos, que el propio universo laboral quiera darse”.
Derechos Exclusivos del sindicato con personería gremial. Fallo “ATE II”.
En el año 2013 la Corte Suprema vuelve a pronunciarse en el mismo sentido en los
autos “Asociación de Trabajadores del Estado s/ Acción de Inconstitucionalidad”, conocido
como “ATE II” por su antecedente del año 2009.
En los hechos del caso se da que La Corte de Justicia de Salta niega a ATE la legitimidad
procesal a la hora de defender judicialmente los derechos de los trabajadores estatales de
dicha provincia. Para llegar a esta conclusión el alto tribunal provincial entiende que, de
acuerdo a la LAS este derecho se encuentra vedado a la organización simplemente inscripta
y, reservado a aquella con personería gremial; en el caso, a la Unión de Trabajadores
Municipales de Salta.
Dada la diferencia de fuerzas entre las partes de la relación laboral, una cuestión central a
regular en el esquema sindical es la tutela de aquellas personas que asumen la tarea de
representar los intereses de su clase. La protección de los representantes gremiales parece
indispensable para el correcto funcionamiento del fin sindical. Así lo entiende nuestra
constitución cuando establece que, los representantes gremiales gozarán de las garantías
necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad
en el empleo.
En la misma línea se pronuncia el convenio 135 de la OIT, el cual trata de los representantes
de los trabajadores, garantizando la protección contra todo acto que pueda perjudicarlos,
incluido el despido en razón de su condición de representantes de los trabajadores.
Este mandato constitucional es receptado por la LAS en su título XII relativo a la tutela
sindical. Entre los artículos 47 y 52 de la ley, se regulan los detalles de esta tutela la cual
alcanza tanto a los representantes de los trabajadores como a los candidatos. En el artículo
47 se establece una tutela genérica para todo trabajador o asociación sindical impedido u
obstaculizado en el ejercicio de su actividad sindical; ante la situación de violación de la
libertad sindical el trabajador afectado tiene la posibilidad de recurrir a la justicia con el fin
de que se disponga el cese del comportamiento antisindical.
Esta tutela genérica de la libertad sindical ha sido esgrimida por la argentina como argumento
ante las observaciones de la OIT en la materia; el estado argentino ha sostenido que el artículo
47 constituye protección suficiente de la libertad sindical. Como se mostrará a continuación,
este argumento es cuanto menos débil ya que no puede de ninguna manera compararse la
protección post-facto del artículo 47 con el sistema de fuero sindical que establece el
cuestionado artículo 52.
Más allá de la protección general, el esquema central de tutela sindical se orienta según el
artículo 52, el cual protege a los delegados, representantes y candidatos prohibiendo su
despido o cambio en las condiciones de trabajo. Esta “protección agravada” del artículo 52
se encuentra restringida según artículos 41 y 48 a que se trate de trabajadores pertenecientes
a la asociación con personería gremial.
En relación a ello la OIT tiene dicho que, es aceptable la distinción mientras se limite a un
privilegio en cuestiones de negociación colectiva, consulta de las autoridades y designación
de delegados en organismos internacionales. Por lo cual, el diferente grado de tutela a los
representantes sindicales representa un claro exceso en las facultades reglamentarias del
congreso, en contradicción al mandato constitucional plasmado en lo más alto de nuestra
jerarquía normativa.
Del estado de situación descripto se desprende como primera conclusión, que existe
actualmente una incompatibilidad marcada entre el sistema sindical argentino y el
modelo que plantea el bloque constitucional y la OIT como autoridad internacional en la
materia. Esta incompatibilidad puede sintetizarse diciendo que el gobierno argentino ha
reglamentado en exceso la libertad de sindicalización. Como se comentara en el presente
trabajo, esta tensión en la normativa nacional ha sido señalada tanto por la justicia nacional
como por la OIT de manera ininterrumpida desde 1988.
Los autores especializados hablan de que el sindicato es anterior a la intervención del estado,
encontrándose en su génesis la unión de los hombres y su autoreconocimiento como categoría
colectiva. La función del estado debe relegarse solo a reconocer al sindicato como sujeto de
derecho y garantizar su libertad.
En nuestro sistema sindical el estado tiene un rol de mayor injerencia y, como resultado del
esquema de personería gremial, puede sostenerse con sólidos argumentos que a lo largo de
la vigencia de la LAS se ha orientado, desde el derecho, el movimiento obrero hacia el
monopolio en los sindicatos con personería gremial. Los mecanismos técnicos mediante los
que la LAS reguló cada uno de los institutos que forman el sistema sindical, tienen en su
lógica el arquetipo de sindicato grande y monopólico. Si bien por un ineludible mandato
constitucional la LAS garantiza la existencia de la pluralidad sindical mediante la figura del
gremio simplemente inscripto la misma ley lo vacía de contenidos y derechos. De esta
manera se influencia al trabajador y se orienta su elección.
Más allá de la forma que la ley 23.551 quiso dar al movimiento obrero puede verse en la
realidad de nuestro país que los sindicatos simplemente inscriptos superan ampliamente en
número a aquellos con personería gremial. Esto nos muestra que el movimiento obrero lejos
está de una unidad en su reclamo; el caso más representativo en la materia lo da
la CTAdonde puede verse que incluso en la mayor jerarquía dentro del colectivo de los
trabajadores se opta por la pluralidad a pesar del efecto monopolizador al que la ley apunta.
A pesar del estado de la normativa y, en mi opinión personal, se ve hoy en día una excesiva
fragmentación dentro del movimiento obrero que resulta desgastante y burocratiza el reclamo
de la clase. Esta fragmentación por demás atenta contra el reclamo de los trabajadores y es
funcional al empresariado quien termina siendo en la práctica solo uno de los frentes contra
los que el sindicato lucha; cuando debiera ser el único, o al menos el principal. Esta
gran división contrasta además, con la unidad que se ve en el sector empresario lo cual
perjudica directamente al conjunto obrero disperso.
Es por ello que, como conclusión final del presente trabajo, parece imperioso una reforma
en la Ley de Asociaciones Sindicales en donde se discuta una norma que ya ha demostrado
sus falencias a lo largo de casi tres décadas. Acompaño en mi opinión el reclamo histórico
de la CTA y creo en la necesidad de una nueva ley que regule la materia, en donde el estado
se retire a su rol de mero garante de la libertad sindical permitiendo al movimiento obrero su
libre desarrollo.
Normas como las que regulan (o en este caso imposibilitan) el desplazamiento del sindicato
con personería gremial, no solo son propias de un sistema monopólico, sino que coadyuvan
a la formación de un estamento dirigente perenne dentro del movimiento obrero el cual en
mi opinión no es compatible con los intereses colectivos.