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¿Sabemos lo que de verdad nos identifica?

Durante las fechas de las fiestas patrias siempre existe un impulso por encontrar la
verdadera esencia de nuestra identidad, por saber qué es lo que verdaderamente nos
vuelve chilenos y nos diferencia de otros países latinoamericanos, lo que nos hace advertir
cuando nos encontramos delante de otro chileno en el extranjero. Normalmente, cuando
se busca la verdadera identidad del chileno se busca dentro de las frases populares que
recorren, entre voces, nuestro país y que, muchas veces, tienen poco y nada que ver con
nuestra verdadera identidad: ¿hecha la ley, hecha la pillería?, ¿Comparado a qué?, ¿no es
acaso México uno de los países donde la corrupción política es quizás una de las
maniobras más bien practicadas por los delincuentes del país? , y ni hablar de estados
unidos, donde provienen la mayoría de clichés de esta materia. Que “chile es un país muy
resiliente o solidario” cosa que, si bien es muy cierta y que se puede comprobar con la
capacidad que tuvimos con respecto al terremoto del 2010 o de donar anualmente a
diversas fundaciones solidarias, ¿de verdad nos representa más que a otros países? ¿Nos
podemos llamar un país resiliente cuando en países como Japón se levantan de
catástrofes que se han llevado ciudades enteras como inundaciones o terremotos de
mayor intensidad? ¿Podemos llamarnos un país solidario cuando no somos el único país
con fundaciones caritativas por cable abierto?

A principios de los siglos 90 nos hacíamos llamar “los jaguares de Latinoamérica”, frase
siútica y popular de esos años que se formó gracias a los avances que adquirimos durante
la época de la post-dictadura, frase que, al pasar el tiempo, extinguiría su uso a la medida
que el tiempo pasaba. ¿Cuál será la razón de que las frases que creamos no nos identifican
en lo más mínimo? ¿De qué se puedan ocupar no tan solo en nuestro país, si no, en otros
también? ¿Le tendremos un poco de pudor a reconocer que somos un país en que la
copucha, el “pelar”, la queja y la poca seriedad sea una de nuestras mayores
características?

en busca de una posible respuesta a nuestra identidad me dirijo hacia 1943, el reconocido
poeta chileno Pablo Neruda, poeta que se ha esforzado y destacado en complementar
nuestra identidad con sus poemas, visita el Perú, en específico, el antiguo poblado andino
del Cusco de Machu Picchu. Después de haber recorrido el fatigoso y largo camino hacia el
lugar, la primera exclamación que tuvo el poeta al ver la majestuosidad de Machu Picchu
fue: “Que buen lugar para un asado”, para luego de algunos años escribir poemas dedicados
a Machu Picchu que obedecen al tiempo de su poesía épica, imprecatoria, de alegato y de
profundo americanismo reunido en el libro “Canto General” que editó en 1950. ¿Será esta
singularidad del poeta la pieza clave para entender nuestra identidad? ¿Será la incapacidad
para ir de lleno a lo serio una de nuestras mayores características como país? Es muy
probable que la característica del “roto chileno” sea una de las características que más
hemos conservado a pesar de los años, la incapacidad de decir algo serio, ir a lo serio por
medio de lo no serio, ir a lo emotivo por medio del chiste, ósea, primero tiro un chiste y
luego te escribo un poema. También, por otro lado, la incapacidad de que otra persona diga
algo serio sin emitir una broma antes, cosa que se ha vuelto fundamental dentro de nuestro
día a día.

¿Será también que de poco a poco no estamos dando cuenta de esto y por eso alabamos
cada vez más la picardía en concursos como “el rey guachaca” y parecidos? Es que en
realidad nuestra singularidad está lejana de ser la perspicacia, la astucia o la resilencia.
Nuestra cultura esta bañada en conceptos como “el pelar”, “la quejar”, “la copucha” y sobre
todo el chiste, “la talla”, y es lo que de verdad nos une y nos hace conformarnos como
chilenos.

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