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PROGRAMA DE DERECHO DE FAMILIA.

SEGUNDA PARTE.

TEMA 13.
“EL CONCUBINATO”

a).- Concepto.
Es la unión de dos personas, hombre y mujer, sin impedimento para contraer
matrimonio, que hacen una vida en común, como si estuvieran casados, por dos
años, o antes si han concebido un hijo en común en dicha relación. La concubina y
el concubinario tienen derechos y obligaciones recíprocos: alimentarios y
sucesorios, independientemente de los demás reconocidos en las leyes. Rigen
todos los derechos y obligaciones inherentes a la familia, en lo que fueren
aplicables.
b).- Antecedentes históricos.
c).- Requisitos.
d).- Derechos y deberes que derivan del concubinato.
- En el Distrito Federal.
- En Jalisco.
- En otros estados.
- En otros países.
e).- Efectos en otras leyes.
f).- Cómo se acredita el concubinato.
TEMA 14.
“NULIDAD EN EL MATRIMONIO”
(La Ilegitimidad)

a).- Concepto.
Artículo 374.- Toda celebración y relación matrimonial, tiene la presunción de ser
legítima y de buena fe; quien afirme lo contrario deberá acreditarlo.
Artículo 375.- El derecho para demandar la ilegitimidad del matrimonio corresponde
a quienes la ley se los concede expresamente y no es transmisible por herencia ni
de cualquier otra manera; sin embargo los herederos podrán continuar la demanda
de ilegitimidad entablada por aquél a quien heredan.
Artículo 376.- Sólo se considerará ilegítimo un matrimonio cuando así lo declare una
sentencia que cause ejecutoria.
Artículo 377.- Los cónyuges no pueden celebrar transacción ni compromiso en
árbitros, acerca de la ilegitimidad del matrimonio.
Artículo 378.- Existe ineficacia en el matrimonio:
I. Cuando su celebración o permanencia va contra la naturaleza y esencia de la
institución;

II. Cuando su celebración o permanencia se da entre parientes consanguíneos, sin


limitación de grado en línea recta, o hasta el segundo en la colateral, extendido éste
a medios hermanos;

III. Por haberse celebrado entre parientes por afinidad en línea recta sin limitación de
grado;

IV. Por haberse celebrado entre parientes por adopción en línea recta sin
limitación de grado; y

V. La subsistencia de matrimonio anterior de cualesquiera de los otorgantes.

b).- Causas de terminación del matrimonio.

 Muerte natural o muerte presunta de uno de los cónyuges.


 Sentencia firme de nulidad.
 Sentencia firme de divorcio. El divorcio, a contar de la entrada en vigencia
de la nueva Ley de Matrimonio Civil, disuelve el vínculo matrimonial. La
separación judicial y la separación de hecho no disuelven el vínculo
matrimonial.

c).- Diferencia entre inexistencia y nulidad.


El instituto del matrimonio tiene su origen básicamente en los actos de voluntad de
las personas, para procrear una familia y/o desarrollar sus proyectos de vida. Al
respecto Sabaria, Bernabe (2006: “Historia del Matrimonio”, en El Cultural.es,
España, Julio 2006 ha manifestado una concepción muy real de lo que era el
concepto de matrimonio al señalar:
“El matrimonio suponía un trabajo en equipo, un grupo de gente en el que
los unos ayudaban a los otros. Implicaba una división del trabajo que
asignaba a cada miembro de la pareja un tipo distinto de tareas. El
matrimonio también era útil para crear y mantener relaciones de cooperación
entre familias y comunidades.”
De aquí parte una conceptualización propia del porqué las personas tomaban la
decisión de contraer nupcias, dado que con ello el desarrollo de la personalidad y
del medio eran, evidentemente, más realizables. Por razones prácticas, se ve
cómo los contrayentes asumían el compromiso del matrimonio, lo cual hoy lleva a
reflexionar, sobre el nivel de concientización y
madurez de las personas, que han ido desviando los fines del matrimonio y la
razón de la institucionalidad de este acto jurídico; surgiendo las derivaciones
objeto del presente estudio.
El matrimonio tiene grandes influencias en la persona y en medio social, y reviste
de un nivel de importancia, atención y de análisis por parte de todos los posibles
medios, sobre todo porque y como señala en su momento Ferrer, Francisco y
otros (1982) Derecho de Familia, Tomo I, p. 81, citando a Duraton y a De
Ruggiero, Castán Robeñas:
“Para el individuo es el más importante de todos los vínculos que el hombre
puede formar, el que ejerce más influencia sobre su destino (Duranton). De
él depende su felicidad o su desgracia, pues en el matrimonio entran
SALA SEGUNDA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Sección I en juego los fines
existenciales del hombre que tocan lo más íntimo de su corazón… Para la
sociedad la importancia del matrimonio reside en que es la base
fundamental de la familia y el modo normal de constitución de la misma, y a
la vez fundamento de la convivencia civil, pues sin el matrimonio no es
concebible una organización duradera de la sociedad (De Ruggiero,
CastánRobeñas). P .81
Lógicamente esta es una concepción ortodoxa y quizás un poco romántica del
matrimonio, la verdad es que este instituto dentro de su concepción y
conceptualización básica ha sido desarrollado para lograr el equilibrio y bienestar
de la persona, por ende, obliga a un respeto por la tradición, en cuanto al porqué
de su razón de ser.
Resulta importante cuando se discute de la inexistencia o de la nulidad de un acto,
recordar algunos de los fundamentos básicos de la Patología Negocial,
tales como:
a- ¿Cuándo un acto está viciado de nulidad?:
Se habla de nulidad absoluta en aquellos casos en que el acto jurídico cuenta con
vicios, en los elementos esenciales y de presupuestos del acto jurídico; así como
en el postulado subjetivo no sólo en el sujeto sino, de igual forma, en el objeto y en
la misma causa.
b- Se entiende el concepto de inexistencia, cuando específicamente se define que
el acto con apariencia de buen derecho, jamás existió a la vida jurídica, por haber
en el fondo elementos insubsanables que le hacen per se ausente de la vida
jurídica. De esta forma, se podría valorar en qué momento, nos encontramos ante
un acto viciado en sus elementos y por ello sancionado por la ‘invalidez’, cuando
su génesis proviene de la ilegalidad, no sólo en lo propio
de la voluntad, sino en la funcionalidad de ser una causa con evidente inexistencia
de licitud. Lo anterior ha sido llamado por algunas corrientes doctrinarias como
causal de ‘Nulidad’, sin embargo, se ha de recordar que ese tipo de nulidad sería
absoluta, en otras palabras, insubsanable y por esto, cabe la sanción señalada en
el artículo 14, en relación con el 64 del Código de Familia patrio.
Adicionalmente, en una integración de la norma, se configura lo prescrito en
nuestro Código Civil en lo referente a una nulidad por la ausencia de los
elementos, que pueden obrar en el sujeto, en la manifestación expresa de su
voluntad. Asimismo, en conjunción con la ausencia de una causa
justa y viciada la acción, un acto que en apariencia es “Nulo”, se tornaría en un
‘Acto Inexistente’, como en líneas posteriores será explicado. En nuestro Código
de Familia se enuncia en el
artículo once que “El matrimonio es la base esencial de la familia y tiene por
objeto: la vida en común, la cooperación y el mutuo auxilio”, esto nos lleva a un
serio cuestionamiento: ¿Por qué es posible considerar que este instrumento
esencial, pueda ser bien un acto simulado o un acto inexistente para la vida
jurídica? Es aquí donde surge el término de Matrimonio Putativo a nivel de
doctrina. Tesis que se refuerza con lo expresado por Martínez, Nieves (2009)
“Nuevos Conflictos del Derecho de Familia” p.85-86 al señalar: “Como hemos
dicho, la sentencia de nulidad
matrimonial tiene por objeto declarar que el matrimonio es nulo, pero no
sólo para el futuro, sino para el pasado, es decir, con efectos retroactivos al
momento de su celebración. El vínculo conyugal, aparentemente establecido
entre los cónyuges en realidad no ha existido nunca. Ha sido una mera
apariencia formal de matrimonio derivada de la convivencia fáctica de la
pareja y, por tanto, habrá que entender que no ha producido los efectos
propios de la institución matrimonial.”
Así, el matrimonio, es la concepción de un acto en donde las personas externan
un compromiso, de existencia en común, de colaboración y mutuo auxilio. Esto,
obliga, categóricamente, a ver los orígenes de dicha expresión.
- Elementos de existencia y validez.
Artículo 393.- Produce ilicitud en el matrimonio:
I. El matrimonio celebrado en contravención a lo dispuesto en los Artículos
relativos a las actas de matrimonio de la Ley del Registro Civil del Estado;
II. El matrimonio celebrado, sin que hayan transcurrido los términos fijados en los
Artículos 270, 271 y 420; y
III. Cuando se contrajo, estando pendiente la decisión de un impedimento que sea
susceptible de dispensa.
Artículo 394.- La ilicitud que se funde en la falta de formalidades esenciales en el
matrimonio, puede alegarse por los cónyuges o por cualquiera que tenga interés en
probar que no hay matrimonio. También podrá declararse esa ilicitud a instancia del
Agente de la Procuraduría Social.
Artículo 395.- No se admitirá demanda de ilicitud por falta de solemnidades en el
acta, de matrimonio celebrado ante el Oficial del Registro Civil, cuando a la
existencia del acta se una la posesión de estado matrimonial.
Artículo 396.- Ejecutoriada la sentencia que declare ilegítimo el matrimonio, ya sea
por ineficacia o por invalidez, el tribunal de oficio, enviará copia certificada de ella,
por triplicado, al Director del Registro Civil, quien conservará una en el archivo
estatal y las dos restantes, las remitirá respectivamente al Oficial del Registro Civil
que autorizó el matrimonio ilegítimo y a la Dirección General del Registro Nacional
de Población.
Artículo 397.- Los servidores del Registro Civil a que se refiere el artículo anterior, al
margen del acta de matrimonio, pondrán una nota circunstanciada en que consten
los puntos resolutivos de la sentencia, su fecha, el tribunal que la pronunció y el
número con que se marque la copia, que será depositada en el archivo.
Artículo 398.- El matrimonio contraído de buena fe, aunque sea declarado ilegítimo
por invalidez, produce todos sus efectos civiles en favor de los cónyuges mientras
dure; y en todo tiempo, en favor de los hijos nacidos antes de la celebración del
matrimonio, durante él y trescientos días después de la declaración de ilegitimidad, si
no se hubieren separado los consortes o desde su separación en caso contrario.
Artículo 399.- Si ha habido buena fe de parte de uno solo de los cónyuges, el
matrimonio produce efectos civiles únicamente respecto de él y de los hijos.
Si ha habido mala fe de ambos consortes, el matrimonio produce efectos civiles
solamente respecto de los hijos.
- Nulidad absoluta y relativa..
La nulidad puede ser relativa o absoluta. En el caso de nulidad relativa puede ser
saneada por la voluntad de las partes al contrario de la absoluta que no puede ser
corregida y que incluso debe ser declarada de oficio por el juez, que conociendo
de un asunto cualquiera, se da cuenta de la existencia de este tipo de nulidad.
La nulidad absoluta es aquella que se produce por un objeto o causa ilícita o por
la omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para contraer
matrimonio en consideración a la naturaleza de esta figura jurídica.

- Las solemnidades.
1) Manifestación de la voluntad
Consentimiento
La existencia de un objeto física y jurídicamente posible
Se dice que es solemne ya que debe de celebrarse ante el Oficial del Registro
Civil.
d).- El principio favor matrimoni.
El principio del favor matrimonii establece una presunción a favor de la validez
del matrimonio: - Concepto.
- Características.
Por este principio se presume que el matrimonio es válido. Naturalmente, esto se
refiere a cualquier matrimonio del que haya apariencia de matrimonio ante el
derecho canónico. Para que juegue la presunción de validez, debe haber
apariencia de matrimonio: si no hay apariencia de matrimonio, no juega la
presunción. La presunción se refiere al matrimonio que es válido ante el derecho
canónico: no sólo los matrimonios celebrados en forma canónica, sino también los
matrimonios legítimamente celebrados de otras maneras en forma civil. En todos
estos casos opera la presunción indicada.
- Causas de nulidad absoluta y relativa.
Se refiere, en cuanto a los absolutos, a los impedimentos de un sujeto para
contraer matrimnio respecto a cualquier persona. Por lo que se refiere a los
relativos , hace referencia a los impedimentos para contraer con una persona
específica.
- Características de la nulidad absoluta y relativa en el matrimonio.
1. Nulidad Absoluta del Matrimonio: El matrimonio es nulo cuando viola normas
consagradas por la Ley para su validez y con el propósito de salvaguardar el
orden público. Por esta razón pueden pedirla los interesados, el Ministerio Publico,
el Juez puede y debe declararla de oficio si apareciera expresa en el acto.

Características:

 No es convalidable: Por la naturaleza y la importancia social que tiene el


matrimonio no puede aceptarse la convalidación del mismo, si en el proceso de
su celebración se infringe normas tendentes a guardar el orden público. Sería
absurdo admitir medios legales que permitiesen resguardar al vínculo de una
declaratoria de nulidad. Sin embargo, existe una excepción para esta
característica y es el matrimonio que aunque es declarado nulo surte todos los
efectos civiles, en favor de los conyugues y de los hijos. El matrimonio debe
ser contraído de buena fe y cumpliendo las solemnidades legales;
presumiéndose la buena fe salvo prueba en contrario.
 No prescribe ni caduca: El vínculo no convalidable por ser de nulidad absoluta
no puede prescribir ni caducar porque de existir plazo en el que se debe
ejercitar la pretensión, al expirar este antes del inicio del proceso, se producirá
la convalidación tacita del matrimonio irregular.
2. Nulidad Relativa del Matrimonio Un matrimonio es relativamente nulo cuando la
norma violada en su celebración protege intereses de orden público y al mismo
tiempo fue hecha para proteger al mismo tiempo fue hecha para proteger al interés
particular de uno de los contrayentes o de ambos. Las causas de nulidad se
caracterizan por ser coetáneas a la celebración del matrimonio, deben existir al
momento en que el acto matrimonial se efectúa. Las causas de nulidad del
matrimonio son las siguientes:

1. La falta de intervención del funcionario autorizado.


2. La existencia de algún impedimento de los mencionados en los artículos 33 y
34 del código de familia.
3. La violencia, la coacción o el miedo grave que vicie el consentimiento.
4. El error en la identidad de la persona.
5. La carencia de la legítima representación en el matrimonio por poder.
6. En los casos de los impedimentos de identidad de sexo o la falta de funcionario
autorizado, el matrimonio declarado nulo no producirá efecto legal alguno.
7. En todos los demás casos, el matrimonio contraído de buena fe y con la
solemnidades legales, aunque se declarado nulo, produce todos los efectos
legales, tanto en favor de los conyugues como de sus hijos o hijas. Si la buena
fe ha estado solo de una parte de los conyugues, surte únicamente efectos
legales respecto de él y de los hijos o hijas habidos en el matrimonio putativo.
8. La buena fe se presume si no consta lo contrario.
9. En todos los procesos sobre nulidad de matrimonio se dará audiencia al
Ministerio Publico y la sentencia que recaiga al quedar ejecutoriada, deberá
inscribirse en el Registro Civil para que la nulidad surta efectos legales.
10. En la misma sentencia en que se declare la nulidad del matrimonio se proveerá
lo pertinente a fin de que por la autoridad competente se proceda al
enjuiciamiento de las partes, del funcionario, de los testigos y demás personas
que hayan intervenido en el matrimonio en violación del Código Penal.
La doctrina y el derecho comparado distinguen en el matrimonio dos clases de
nulidad:

1. Nulidad relativa del matrimonio: Tiene lugar cuando el legislador con la


prohibición o impedimento protege el interés particular de los conyugues;
nulidad que puede ser solicitada por los conyugues o por uno de ellos, no
procede de oficio y es susceptible de ser saneada, revalidada, convalidada,
confirmada por la ley o por la parte afectada. Tiene lugar en los casos del
artículo 33 con excepción de lo previsto en su numeral 2 y en los casos de los
numerales 3, 4 y 5 del artículo 224. . La nulidad relativa puede ser demandada
por el cónyuge inocente. También podrá ser solicitada por el padre o la madre
o el tutor en el caso del varón menor de 16 años y la mujer menor de 14 años.
En los casos de aquellos que no estuvieran en el pleno ejercicio de su razón y
de error en la identidad de la persona, podrá ser presentada por cualquiera de
los cónyuges. La acción de nulidad relativa del matrimonio prescribe en 5 años
contados a partir de la celebración del matrimonio, salvo los casos de
impubertad, violencia, coacción o miedo grave para los cuales el plazo se
contara desde que se llegue a la edad de la pubertad o desde que cese la
violencia, coacción, o el miedo grave.

f).- Matrimonios ilícitos.


Artículo 393.- Produce ilicitud en el matrimonio:
IV. El matrimonio celebrado en contravención a lo dispuesto en los Artículos
relativos a las actas de matrimonio de la Ley del Registro Civil del Estado;

V. El matrimonio celebrado, sin que hayan transcurrido los términos fijados en los
Artículos 270, 271 y 420; y

VI. Cuando se contrajo, estando pendiente la decisión de un impedimento que


sea susceptible de dispensa.

Artículo 394.- La ilicitud que se funde en la falta de formalidades esenciales en el


matrimonio, puede alegarse por los cónyuges o por cualquiera que tenga interés en
probar que no hay matrimonio. También podrá declararse esa ilicitud a instancia del
Agente de la Procuraduría Social.
Artículo 395.- No se admitirá demanda de ilicitud por falta de solemnidades en el
acta, de matrimonio celebrado ante el Oficial del Registro Civil, cuando a la
existencia del acta se una la posesión de estado matrimonial.
- Concepto.
Galindo Garfias explica que: “la ilicitud en materia de matrimonio, connota una
idea de reprobación jurídica contra el acto que no debió celebrarse por no haberse
cumplido determinadas condiciones jurídicas que se refieren a cierta situación
jurídica” (página 526). Opinión acertada, pero pensamos que las disposiciones al
respecto son completamente ineficaces, ya que al concretarse a calificar de ilícitos
a dichos matrimonios, sin mayores consecuencias, propicia que de hecho se
desoiga la ley. Opinamos que son ineficaces a pesar de que el artículo 265 Código
Civil para el Distrito Federal especifica que los que infrinjan el artículo 264 Código
Civil para el Distrito Federal incurrirán en las penas que señala el código de la
materia y de que el artículo 46 Código Civil para el Distrito Federal señala que “la
falsificación de las actas y la inserción en ellas de circunstancias o declaraciones
prohibidas por la ley, causarán la destitución del Juez del Registro Civil, sin
perjuicio de las penas que la ley señale para el delito de falsedad, y de la
indemnización de los daños y perjuicios”, en virtud de que se celebran muchos
matrimonios dentro de los términos señalados en los artículos 158 y 289 Código
Civil para el Distrito Federal. callando únicamente el hecho o circunstancias que
los puso en ese supuesto.

TESIS AISLADA DE SUPREMA CORTE DE JUSTICIA, TERCERA SALA

Materia:Civil
Fecha de Publicación:1 de Junio de 1988
Localizacion:[TA]; 8a. Época; 3a. Sala; S.J.F.; I, Primera Parte-1, Enero a Junio
de 1988; Pág. 377
Emisor:Tercera Sala

RECONOCIMIENTO DE HIJO EN EL ACTO DEL MATRIMONIO. LA ILICITUD O


NULIDAD DE ESTE NO AFECTA A AQUEL.
RECONOCIMIENTO DE HIJO EN EL ACTO DEL MATRIMONIO. LA ILICITUD O
NULIDAD DE ESTE NO AFECTA A AQUEL.

De lo dispuesto en los artículos 255 y 256 del Código Civil para el Distrito Federal,
se deriva que el matrimonio aunque sea declarado nulo, siempre producirá
efectos civiles en favor de los hijos nacidos antes de su celebración, durante
el matrimonio y trescientos días después de la declaración de nulidad si no se
hubieren separado los consortes o desde su separación en caso contrario y sólo
variará en relación a sus efectos respecto de los cónyuges, dependiendo de si
hubo buena fe de ambos, mala fe de uno de ellos, o mala fe en ambos al
contraerlo. Por tal razón, ni la nulidad, ni mucho menos la ilicitud de
un matrimoniopueden traer consigo la nulidad del reconocimiento de un menor
que se haya efectuado al contraerse el matrimonio porque al existir disposición
expresa en el sentido de que el matrimonio, aunque sea declarado nulo,
producirá efectos en favor de los hijos, se concluye que la nulidad de
un matrimonio y la del reconocimiento de un menor son acciones diversas e
independientes entre sí, de manera tal que la procedencia de la primera no puede
tener como consecuencia la de la segunda, máxime que de conformidad con los
artículos 354 y 355 del propio ordenamiento uno de los efectos del matrimonio es
que se tenga como hijos nacidos de matrimonio a los habidos antes de su
celebración, si fueron reconocidos expresamente al celebrarlo y dicho
reconocimiento no es revocable por el que lo hizo de acuerdo con lo preceptuado
por el diverso numeral 367.

Amparo directo 3249/87. Manuel Roy Padres Oerlich. 11 de diciembre de 1987.


Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Ernesto Díaz Infante. Ponente: Mariano
Azuela Güitrón. Secretaria: Lourdes Ferrer Mac Gregor Poisot.

Nota: En el Informe de 1988, esta tesis aparece bajo el rubro


"RECONOCIMIENTO DE UN MENOR. NO LO AFECTA LA NULIDAD
O ILICITUD DEL MATRIMONIO.".

Genealogías: Informe 1988, Segunda Parte, Tercera Sala, tesis 173, 187.

- Consecuencias.
CONTENIDO DE LA SENTENCIA DE NULIDAD

La sentencia que declare la nulidad del matrimonio dispondrá:


1.-La distribución de los hijos entre los padres, cuando no hubiere imposibilidad
física o incompatibilidad moral para ello. Existiendo una u otra en ambos
cónyuges, el juez confiará el cuidado personal a otras personas, con sujeción a lo
previsto en la ley sustancial.
2.- La fijación de la cuota con que cada cónyuge deba contribuir a los gastos de
crianza, educación y establecimiento de los hijos, de acuerdo con la capacidad
económica de aquellos, si en el proceso apareciere comprobada. Cuando solo uno
de los cónyuges estuviere económicamente capacitado, los gastos le serán
impuestos a él.
Si al momento de dictar sentencia se desconociere la capacidad económica de los
cónyuges, se fijará una cuota igual para ambos, sin perjuicio de que cualquiera de
ellos pida posteriormente regulación.
3.- La condena al pago de los perjuicios a cargo del cónyuge que por su culpa
hubiere dado lugar a la nulidad del vínculo, a favor del otro, si éste lo hubiere
solicitado.
4.- El envío de copia de las piezas conducentes del proceso a la autoridad
competente, para que investigue los delitos que hayan podido cometerse por los
cónyuges o por terceros al celebrarse el matrimonio, si antes no lo hubiere
ordenado.
5.- La determinación de la persona a quien haya de hacerse el pago de la cuota
con que los cónyuges deben contribuir al sostenimiento y educación de los hijos.

g).- Matrimonio putativo.


- Concepto.
El matrimonio putativo es el matrimonio que ha sido declarado nulo, pero
que produce efectos por ministerio de la ley respecto de los hijos en todo caso,
y respecto del cónyuge o cónyuges que lo hubieran contraído de buena fe.
La creación de esta figura jurídica proviene del Derecho Canónico. Con ello se
pretende amparar a los hijos habidos en un matrimonio que ha sido declarado nulo
por mediar impedimento de parentesco, pero cuyas causas han sido extendidas a
cualquiera de las causad de nulidad que citaremos posteriormente.

- Consecuencias.
Se le considera matrimonio válido pese a declararse que no lo era en cuanto
al mantenimiento de algunos efectos producidos. Efectos que explicamos a
continuación:
1. Respecto de los hijos, éstos serán considerados en todo caso matrimoniales, si
bien las consecuencias jurídicas específicas que se derivaban de ello han
desaparecido en nuestro Ordenamiento, ya que se han igualado la filiación no
matrimonial con la matrimonial.
2. Liquidación del régimen matrimonial: El problema más interesante que se
plantea guarda relación con el régimen de titularidad de los bienes de los
cónyuges, pudiéndose distinguir diversas hipótesis dependiendo de la buena o
mala fe de los cónyuges.
1. Si los dos son cónyuges de buena fe, habrá de realizarse una liquidación
como si se tratase de una sociedad de gananciales, creando una ficción
jurídica.
2. Si sólo uno de ellos es cónyuge de mala fe, podrá optar el otro por la
liquidación del régimen matrimonial según las normas de la sociedad de
gananciales o según las disposiciones relativas al régimen de participación,
con exclusión del contrayente de mala fe, que no tendrá derecho a
participar en las ganancias obtenidas por su consorte (Artículo 1.395 CC).
3. Si los dos son cónyuges de mala fe, existirá un régimen de copropiedad o
de comunidad de tipo romano.
4. Derecho a indemnización: El cónyuge de buena fe cuyo matrimonio haya
sido declarado nulo tendrá derecho a indemnización si ha existido
convivencia conyugal, atendidas las circunstancias previstas en el artículo
97. Dichas circunstancias, que sólo producirán efectos si el otro cónyuge ha
obrado de mala fe, serán:
1. Los acuerdos a que hubieran llegado los cónyuges.
2. La edad y el estado de salud.
3. La cualificación profesional y las probabilidades de acceso a un empleo.
4. La dedicación pasada y futura a la familia.
5. La colaboración con su trabajo en las actividades mercantiles,
industriales o profesionales el otro cónyuge.
6. La duración del matrimonio y de la convivencia conyugal.
7. La pérdida eventual de un derecho de pensión.
8. El caudal y los medios económicos y las necesidades de uno y otro
cónyuge.
9. Cualquier otra circunstancia relevante.
Hoy en día las declaraciones de nulidad matrimonial son bastante
infrecuentes, además los derechos de los hijos respecto de sus padres están
verdaderamente consolidados incluso sin la necesidad de la existencia del
matrimonio.

TRABAJO: cuadro comparativo de las causas de nulidad de Jalisco y de la Ciudad


de México.
TEMA 15.
“EL DIVORCIO”
(En general)

a).- Concepto.
Artículo 403.- El divorcio disuelve el vínculo matrimonial y deja a los que fueron
cónyuges en aptitud de contraer otro.

b).- Clasificación (tipos).


Administrativo
Voluntario (Mutuo Consentimiento)
Contencioso

c).- Antecedentes históricos en México.


En México, en el año de 1859, se consideraba al matrimonio como un vínculo
indivisible, el divorcio se concebía como la separación temporal de cuerpos y una
persona no podía nuevamente contraer matrimonio mientras viviera su
excónyuge.

De esta manera, se percibía al divorcio como un mal social, contrario a las buenas
costumbres y a la buena moral, por lo que el procedimiento para tramitarlo era
complejo y sólo procedía por causas graves como el padecimiento de
enfermedades contagiosas e incurables, o como el adulterio y la sevicia, causas
que debían ser probadas ante un juez de primera instancia 1
Posteriormente, en 1870, el código civil vigente establecía:
1. El divorcio no disolvía el contrato matrimonial y la separación podía pedirse
después de dos años de celebrado el matrimonio
2. El divorcio por mutuo consentimiento no procedía después de veinte años
de matrimonio, ni cuando la mujer tuviera más de cuarenta y cinco años de
edad
En 1917, entró en vigor una ley que cambio radicalmente el concepto y los
efectos jurídicos del divorcio, llamada Ley de Relaciones Familiares y en ella a
diferencia de las anteriores, permitía:

En la actualidad, el divorcio se encuentra legislado en el código civil vigente


de cada una de entidades federativas que conforman nuestro país, es decir,
existe un código civil para cada entidad.

Con sus variantes según la entidad de que se trate, los códigos civiles, en sus
disposiciones, precisan:

1. Las instancias a las que se debe acudir para tramitar el divorcio.


2. Los tipos de divorcios que se pueden tramitar.
3. Las causas de divorcio vigentes en la entidad
4. Las condiciones y/o requisitos en que ha de efectuarse el trámite.
5. Las consecuencias del divorcio.
Asimismo para divorciarse, existen dos instancias a través de las cuales se puede
efectuar:

1. El Tribunal Superior de Justicia, representado por los Juzgados de los


Familiar y Civiles.
2. Las Direcciones Estatales del Registro Civil, que norman a su vez a las
Oficialías de la misma institución.

En ese sentido, y para fines estadísticos, se distingue dos tipos de Divorcio:

1. El Divorcio Administrativo
2. El Divorcio Judicial

Se le llama Divorcio Administrativo al que se efectúa a través del Registro Civil; y


Divorcio Judicial cuando se gestiona a través de algún Juzgado de lo Familiar o
Civil.
TEMA 23.
“LA CUSTODIA”

a).- Concepto.
Custodia se define como tenencia o control físico que tienen los padres
sobre sus hijos(as) no emancipados(as) (Torres Ojeda y Chavez Ex parte 87
JTS 19). En rigor jurídico, la custodia es un atributo inherente a la patria
potestad a pesar de que el código civil y la jurisprudencia las tratan como
independientes. (87 JTS 19).
En la determinación de la custodia de los (las) menores los tribunales
deberán guiarse por el bienestar y los mejores intereses del (la) menor.
(n.n.n.vs. n.n.n.) 95 DPR 291; Castro Vs. Meléndez, 1961, 872 DPR 573,
Tiopart V. Mesrana, 1935, 49 DPR 25 Y Chabert V. Sánchez, 1921, 29 DPR
241)

b).- Antecedentes históricos.


El marco legal en que se ha ido desarrollando la guarda y custodia de los hijos
menores de edad ha ido evolucionando en la legislación española en consonancia
con los requerimientos sociales imperantes en cada época, con los distintos roles
que los progenitores iban desarrollando y con la propia modificación de las
conductas en el hogar familiar. Si observamos algunos preceptos de estos
antecedentes legales, queda clara la evolución en esta materia.

1.- La Ley de Matrimonio Civil de 18 de junio de 1870

Establecía, conforme a su Art. 88, que los hijos menores quedaban bajo la
potestad del cónyuge inocente o bien, si ambos cónyuges fueran culpables, bajo la
autoridad del tutor y curador, aunque la madre mantendría a su cuidado en todo
caso, salvo que la sentencia disponga otra cosa, a los menores de 3 años.
Por otra parte, quedaba privado el cónyuge culpable, mientras viviese el inocente,
de la patria potestad y los derechos sobre las personas y bienes de los hijos,
recobrándolos a la muerte del cónyuge inocente.

2.- El Código Civil en su inicial redacción de 1889

De manera mimética, el Código Civil en su inicial redacción de 1889 mantenía, en


esencia, la misma idea. Así el Art. 70 disponía :
“ Ejecutoriada la nulidad del matrimonio, quedarán los hijos varones mayores de
3 años al cuidado del padre, y las hijas al cuidado de la madre, si de parte de
ambos cónyuges hubiese habido buena fe. Si la buena fe hubiese estado de parte
de uno solo de los cónyuges quedarán bajo su poder y cuidado los hijos de ambos
sexos. Si la mala fe fuere de ambos, el Tribunal resolverá sobre la suerte de los
hijos en la forma que dispone el párrafo segundo del núm. 2.° del art. 73. Los
hijos é hijas menores de 3 años estarán en todo caso, hasta que cumplan
esta edad, al cuidado de la madre , á no ser que, por motivos especiales,
dispusiere otra cosa la sentencia”

Y el Art. 73 decía que:

“La sentencia de divorcio producirá los efectos siguientes:


1.° La separación de los cónyuges.
2.° Quedar o ser puestos los hijos bajo la potestad o protección
del cónyuge inocente. Si ambos fueren culpables, se proveerá de
tutor a los hijos, conforme a las disposiciones de este código.
Esto no obstante si la sentencia no hubiere dispuesto otra cosa, la
madre tendrá a su cuidado, en todo caso, a los hijos menores
de 3 años. A la muerte del cónyuge inocente volverá el culpable a
recobrar la patria potestad y sus derechos, si la causa que dio
origen al divorcio hubiese sido el adulterio, los malos tratamientos
de obra o las injurias graves. Si fue distinta, se nombrará tutor a
los hijos. La privación de la patria potestad y de sus derechos no
exime al cónyuge culpable del cumplimiento de las obligaciones
que este código le impone respecto a los hijos.”

Como podemos comprobar, el Código Civil en su redacción original regulaba el


divorcio. Sin embargo, este denominado “divorcio” no se refiere al divorcio tal y
como lo entendemos hoy en día pues no era causa de disolución del matrimonio
sino tan solo de la separación de los cónyuges. Por demás, existía una preferencia
legal a favor de la madre para la guarda de los menores de 3 años hasta que
cumplieran esa edad; a partir de ella, los niños quedaban al cuidado del padre y
las niñas, de la madre.

A poco que se haga composición de lugar es evidente que la norma podía dar
lugar a situaciones personales terribles sobre todo en el caso de los niños pues
hasta los 3 años quedaban a cargo de la madre y a partir de esa edad, de manera
directa y automática, se producía un cambio de la medida de guarda y custodia,
debiendo pasar a residir junto a su padre.

3.- La ley republicana de divorcio de 2 de marzo de 1932

El divorcio como causa de disolución del matrimonio se instauró en la época


republicana por Ley de 2 marzo de 1932. En lo que concierne a los efectos del
divorcio respecto a los hijos menores, según el Art. 17 de dicha norma los hijos
menores quedaban bajo la potestad del cónyuge inocente o bien, si ambos
cónyuges o ninguno fueran culpables la sentencia decidía en poder de cuál de
debían quedar o en su caso se les proveería de tutor. Pero, la madre mantendría
a su cuidado en todo caso, salvo que la sentencia disponga otra cosa, a los
menores de 5 años.

“A falta de acuerdo, quedarán los hijos en poder del cónyuge inocente. Si


ambos fueren culpables o no lo fuese ninguno, la sentencia, teniendo en
cuenta la naturaleza de las causas del divorcio y la conveniencia de los
hijos, decidirá en poder de cuál de ellos han de quedar o los mandará
proveer de tutor, conforme a las disposiciones del Código civil.

Si la sentencia no hubiere dispuesto otra cosa, la madre tendrá a su


cuidado, en todo caso, los hijos menores de cinco años”

4.- La Ley de 24 de abril de 1958

Tras el breve paréntesis de la II República, concluida la Guerra Civil y derogado


por Ley del 23 de septiembre de 1939 el divorcio como causa de disolución del
matrimonio instaurado para aquel periodo por Ley de 2 marzo de 1932, es laLey
de 24 de abril de 1958la que dio nueva redacción a los Arts. 70 (nulidad
matrimonial) y 73 (regulando la figura de la separación matrimonial anteriormente
denominado “divorcio”) del Código Civil.

Para la nulidad, el Art. 70 disponía:

“La ejecutoria de nulidad del matrimonio producirá los siguientes efectos:

Los hijos mayores de 7 años quedará al cuidado del padre, y las hijas al
cuidado de la madre, si de parte de ambos cónyuges hubiese habido buena
fe. Si la buena fe hubiese estado de parte de uno solo de los cónyuges quedarán
bajo su poder y cuidado los hijos de ambos sexos. Si la mala fe fuere de ambos, el
Tribunal resolverá sobre la suerte de los hijos en la forma que dispone el párrafo
segundo del número segundo del artículo setenta y tres. Los hijos e hijas
menores de 7 años estarán, hasta que cumplan esta edad, al cuidado de la
madre.
Sin embargo de lo establecido en estas normas, si el Tribunal que conoció sobre
la nulidad del matrimonio hubiese, por motivos especiales, proveído en su
sentencia acerca del cuidado de los hijos, deberá estarse en todo caso a lo
decretado por él.
Por análogos motivos, y en lo que no haya dispuesto la sentencia de nulidad, el
Juez que haya de ejecutarla podrá también aplicar su criterio discrecional, según
las particularidades del caso”.

De manera análoga para los supuestos de separación matrimonial, el Art. 73


establecía que:
“La ejecución de separación producirá los siguientes efectos:
Primero. La separación de los cónyuges.
Segundo. Quedar o ser puestos los hijos bajo la potestad y
protección del cónyuge inocente.
Si ambos fueren culpables, el Juez, discrecionalmente podrá
proveer de tutor a los hijos conforme a las disposiciones de este
Código. Esto no obstante si al juzgarse sobre la separación no se
hubiese dispuesto otra cosa, la madre tendrá a su cuidado, en
todo caso a los niños menores de 7 años.
A la muerte del cónyuge inocente volverá el culpable a recobrar la
patria potestad y sus derechos, si la causa que dió origen a la
separación no afectare a la formación moral de los hijos. En otro
caso se les proveerá de tutor. La privación de la patria potestad y
de sus derechos no exime al cónyuge culpable del cumplimiento
de las obligaciones que este Código le impone respecto de sus
hijos.
Sin embargo de lo anteriormente establecido si al juzgarse sobre
la separación se hubiera, por motivos especiales, proveído acerca
del cuidado de los hijos, deberá estarse en todo caso a lo
decretado.
Por análogos motivos, en lo que no se haya proveído, el Juez
encargado de la ejecución podrá también aplicar su criterio
discrecional, según las particularidades del caso.
Como se puede comprobar, se señala una preferencia materna para la guarda y
cuidado de los hijos e hijas menores de 7 años. Así, hijas e hijos menores de 7
años siempre quedaban al cuidado de la madre. A partir de los 7 años, entraba en
juego la buena fe o inocencia de los cónyuges, según fuera nulidad o separación
respectivamente. De este modo, todos los hijos quedaban bajo la guarda del
cónyuge de buena fe o inocente. Si ambos actuaron de buena fe o eran
inocentes, los hijos mayores de 7 años quedaban a cargo del padre y las
hijas mayores de 7 años, de la madre.

Lo dicho anteriormente para la norma contenida en el Código Civil original de 1889


para los niños menores de 3 años cabe decirse con esta norma de 1958 para los
niños menores de 7 años.

5.- La Ley de 30/81 de 7 de julio (Ley del divorcio)

Llegada la democracia y la promulgación de la Constitución de 1978, la Ley de


30/81 de 7 de julio (Ley del divorcio) modificó el Código Civil y concretamente en
el Art. 92 detallaba que:

"La separación, la nulidad y el divorcio no eximen a los padres de


sus obligaciones para con los hijos.Las medidas judiciales sobre
el cuidado y educación serán adoptadas en beneficio de
ellos,tras oírles si tuvieran suficiente juicio y siempre a los
mayores de 12 años. En la Sentencia se acordará la privación de
la patria potestad cuando en el proceso se revele causa para ello.
Podrá acordarse cuando así convenga a los hijos que la patria
potestad sea ejercida total o parcialmente por uno de los cónyuges
o que el cuidado de ellos corresponda a uno u otro, procurando no
separar a los hermanos. El Juez, de oficio o a petición de los
interesados, podrá recabar el dictamen de especialistas.".

No obstante, el Art. 159 C.C establecía que, en caso de separación y a falta de


acuerdo de los padres, los hijos e hijas menores de 7 años quedasen al cuidado
de la madre, salvo que el Juez, por motivos especiales, proveyere de otro modo.

En síntesis, tras la Reforma de 7 de julio de 1981, con introducción del divorcio


como causa de disolución del matrimonio, se vino a disponer un modelo de guarda
en el que la determinación del progenitor custodio de los hijos e hijas queda al
arbitrio del juzgador que decidirá siempre conforme al principio del supremo
interés del menor (Art. 92 CC).La importancia de esta reforma consistió
precisamente en adoptar exclusivamente como criterio el interés de los hijos. Ello
no obstante, lo cierto es que se mantenía la preferencia materna para la guarda y
cuidado de los hijos e hijas menores de 7 años al continuar en vigor el Art. 159
C.C.

6.- La Ley 11/1990, de 15 de octubre, de reforma del Código Civil

Este criterio de preferencia materna, claramente discriminatorio para los padres de


los hijos e hijas menores de 7 años, fue suprimido porla Ley 11/1990, de 15 de
octubre, de reforma del Código Civil en aplicación del principio de no
discriminación por razón de sexo. A partir de la modificación operada por esta Ley,
el Art. 159 C.C prescribe que el Juez decidirá siempre en beneficio de los hijos a
cuál de los dos progenitores habrá de confiar el cuidado de los menores, por lo
que desaparece cualquier preferencia que, por razón de la edad de los hijos,
pudiera corresponder a la madre en ese cuidado. En el ATC 438/1990, FJ 1, se
razonó que «con la modificación operada por la Ley 11/1990, el legislador ha
eliminado de la redacción del citado precepto (...) la preferencia en favor de la
madre del cuidado de los hijos e hijas menores de siete años en caso de
separación de los padres y a falta de mutuo acuerdo entre los mismos, preferencia
que ha sido suprimida en la nueva redacción que establece la Ley 11/1990,
dictada, según su Preámbulo, con el fin de “eliminar las discriminaciones que por
razón de sexo aún perduran en la legislación civil y perfeccionar el desarrollo
normativo del principio constitucional de igualdad”, consagrado en el art. 14 de la
norma fundamental»

Se puede constatar fácil y perfectamente la evolución experimentada en esta


materia que, inicialmente, refleja una sociedad patriarcal donde aparecen
perfectamente atribuidas las funciones de guarda y cuidado de la prole a la madre,
lo que determinaba la consagración legal de la antigua pero todavía virtualmente
vigentedoctrina de los años tiernos (Tender Years Doctrine), en cuya virtud se
presume que toda madre, por el hecho de serlo, estaba mejor capacitada que el
padre para la crianza y cuidado de los hijos, de manera que, salvo que quede
probada su concreta ineptitud o incapacidad, se le atribuía la guarda de los hijos
menores de 3, 5 o 7 años; presunción claramente inconstitucional y que colocaba
a los padres en una situación de desventaja; hoy la norma es neutra y presume
que ambos padres están igualmente capacitados y son aptos para la crianza de
los hijos, erigiéndose como único criterio legal el principio del interés superior del
menor que deberá ser concretado por el juez atendiendo a las circunstancias del
caso.

c).- Tipos.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que, en la actualidad, la custodia


compartida suele ser una medida excepcional y no la habitual; esto quiere decir
que, normalmente, la custodia de los hijos de manera tradicional se le venía dando
a la madre en un 80% de los casos de divorcio.

Tan solo en el 8% de los casos el padre solicita la custodia compartida, aunque en


los últimos años esta es una tendencia que va en alza. Existen varios tipos de
custodia compartida de los niños:

Para que se dé una custodia compartida, los padres deben de solicitarlo de mutuo
acuerdo, sino es así, será el juez el que decida en base a unos baremos que
contamos en este artículo.

No hay que confundir custodia con patria potestad, ya que la primera se


refiere a quién se encargará del cuidado habitual de los hijos, que puede ser:

- en exclusiva de uno solo de los padres

- compartida

- de un tercero, en el caso de que los padres no puedan encargarse del menor

Sin embargo, la patria potestad es ineludible por parte de los dos, ya que alude al
conjunto de derechos y deberes que los padres tienen con sus hijos, como su
protección, cuidado y desarrollo.
Estos tipos de custodia, se regulan de la misma manera, ya sea en el caso de
matrimonio, como el de pareja de hecho, y sus fórmulas de aplicación pueden ser
diversas, ya que se aplican a cada caso en particular en relación a los menores.

Por supuesto, hay requisitos indispensables para que este tipo de custodia se
de:

- Que los domicilios estén cercanos.

- Que las pautas educativas de los padres sean similares.

- La disponibilidad de los padres.

- Que el hijo no sea menor de 7 años.

- El cumplimiento por parte de los padres de sus deberes en relación a sus hijos.

El hecho de que la custodia sea conjunta, no significa que uno de los progenitores
pueda adoptar ciertas decisiones unilateralmente, como son el cambio de
residencia del menor alejándole de su entorno habitual, el cambio del centro
escolar, o las relativas a la educación religiosa.

En cuanto a la fórmula de aplicación de la custodia compartida, puede ser


bien semana, mensual, trimestral e incluso, anual, ya que la ley no establece
plazos específicos, ni tampoco regula el uso de la vivienda habitual; sino que
deben ser las partes las que decidan, en el caso de que haya común acuerdo, o
bien el propio juez, en un divorcio contencioso, aunque siempre en favor del
menor.

Saber cuál es la mejor opción no es fácil, y dependerá de las características de


cada núcleo familiar. En ocasiones no son los niños los que cambian de casa sino
que son los progenitores los que se turnan para que los hijos sigan viviendo
en el hogar familiar y sufran los menores cambios posibles, aunque es algo poco
común ya que es difícil de llevar a la práctica.
Aunque hay que procurar no desestabilizar a los menores, lo cierto es que también
hay que hacerles entender, en la medida de su edad, que la situación ha
cambiado, y cada uno debe ir elaborando su duelo personal.

- Sentencia de ilegitimidad.
Exp: 04-000524-0059-PE
Res: 2006-00412

SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las


quince horas diez minutos del diez de mayo de dos mil seis.

Recurso de casación interpuesto en la presente causa seguida contra


Agnes Luis Mora Obando, costarricense, mayor de edad, cédula de identidad 1-
770-615, vecino de San José, contra Luis Gustavo Chávez Ortiz, costarricense,
mayor de edad, cédula de identidad 1-570-261, vecino de Cartago y contra
Fernando Alonso Peña Mesén, costarricense, mayor de edad, cédula de
identidad 1-205-194, por el delito de Robo Agravado y Resistencia agravada,
cometido en perjuicio de Luis Eduardo Brenes Ramírez, Carlos Benavides
Vargas y la Autoridad Pública. Intervienen en la decisión del recurso los
Magistrados José Manuel Arroyo Gutiérrez, Presidente, Jesús Alberto Ramírez
Quirós, Rodrigo Castro Monge, Magda Pereira Villalobos y Jorge Arce Víquez este
último como Magistrado suplente. También interviene en esta instancia la
licenciada Gabriela Cordero Zamora quien figura como defensora pública del
encartado Peña Mesén, la licenciada Nuria Matarrita Martínez y licenciado Marvin
Martínez Meléndez como co-defensores del encartado Chávez Ortiz y los
licenciados Manuel Echeverría Sáenz y Priscilla González Saravalli como co-
defensores del justiciable Mora Obando. Se apersonó el representante del
Ministerio Público.

Resultando:

1.- Que mediante sentencia N° 217-05, dictada a las catorce horas del

veinticuatro veintiocho minutos del veintinueve de junio del dos mil cinco, el

Tribunal Penal de Juicio de Heredia, resolvió: “POR TANTO : De conformidad con

lo expuesto, artículos 39 y 41 de la Constitución Política; 1, 30, 45, 71, 73, 74, 110,

213 incisos 2) y 3) en relación con el 209 inciso 7), 305 y 306 incisos 1), 2) y 4) del

Código Penal; 360 y siguientes, 465 y 466 del Código Procesal Penal, se declara a
LUIS GUSTAVO CHAVES ORTIZ, FERNANDO ALONSO PEÑA MESÉN Y

AGNES LUIS MORA OBANDO AUTORES RESPONSABLES de DOS DELITOS

DE ROBOS AGRAVADOS cometidos en perjuicio de LUIS EDUARDO BRENES

RAMÍREZ y CARLOS ALBERTO BENAVIDES VARGAS y de un delito de

RESISTENCIA AGRAVADA, cometido en perjuicio de LA AUTORIDAD PÚBLICA,

imponiéndoseles la pena de CINCO AÑOS DE PRISIÓN por cada uno de los

delitos de robo agravado y UN AÑO DE PRISIÓN por el delito de resistencia

agravada, para un total de ONCE AÑOS DE PRISIÓN a cada uno de los

imputados que deberán descontar, previo abono de la preventiva sufrida, en el

lugar y forma que indiquen los respectivos reglamentos carcelarios. Son las costas

del proceso a cargo de los condenados. Se dispone el COMISO a favor del

Estado, de la pistola marca Makarov, calibre 9 mm. decomisada en este proceso,

la cual deberá ser la petición del comiso del vehículo marca toyota tercel, placa

261498. Se PRORROGA la PRISIÓN PREVENTIVA de los imputados por SEIS

MESES que vencen el ONCE DE ENERO DEL 2006. Una vez firme, inscríbase

este fallo en el Registro Judicial y envíese las comunicaciones de estilo al Juzgado

de Ejecución de la Pena y al Instituto Nacional de Criminología.” (sic) fs. LICDA.

ZAYRA SEVILLA. LIC. CARLOS SALAZAR CHINCHILLA LICDA. ANA


MARY HALL CUBERO.

2.- Que contra el anterior pronunciamiento la licenciada Gabriela Cordero

Zamora interpone recurso de casación en el que alega incorporación ilegal de

prueba, violación a las reglas de la sana crítica, violación al debido proceso por

irrespeto a la cadena de custodia. Solicita se case la sentencia y se ordene nuevo

juicio ajustado a derecho. Por su parte el imputado Mora Obando a título personal

plantea recurso de casación en el acusa actividad procesal defectuosa por prueba

espuria, fundamentación Contradictoria de la sentencia, falta de fundamentación


de la sentencia, violación a las reglas de la sana crítica racional. Solicita se acoja

el recurso y se anule el fallo, ordenándose juicio de reenvío. La licenciada Priscilla

González Saravalli presenta recurso de casación en el que acusa revocatoria de

instancia , violación a las reglas de la sana crítica, violación al debido proceso,

violación al derecho de defensa, errónea aplicación de los artículos 209, 213, 305

y 306 del Código Penal. Solicita se case la sentencia y se ordene juicio de reenvío.

Los co-defensores del imputado Mora Obando presentan recurso de casación en

el que se plantean como motivos del mismo violación al debido proceso, debida

fundamentación de la sentencia, violación al derecho de defensa y al debido

proceso, errónea valoración de la prueba . Solicitan se anule el fallo recurrido y se


ordene nuevo juicio.

3.- Que verificada la deliberación respectiva, la Sala se planteó las

cuestiones formuladas en el recurso.

4.- Que en los procedimientos se han observado las prescripciones legales


pertinentes.

Informa la Magistrada Pereira Villalobos y,

Considerando:

Recurso de casación de la licenciada Gabriela Cordero Zamora, defensora


pública de Fernando Alonso Peña Mesén

I- Fundamentación ilegítima de la sentencia: En el primer motivo de su

impugnación, la licenciada Gabriela Cordero Zamora, defensora del imputado

Peña Mesén reclama la ilegitimidad de los fundamentos del fallo. Señala que en

debate el Tribunal “consintió” se realizara un reconocimiento físico por parte del

testigo Cristian Vílchez Ocampo, inobservando todo el procedimiento de una

diligencia de esta naturaleza, el interrogatorio previo sobre las características de la


persona y el conocimiento anterior, así como el juramento de decir verdad.

Además, se obvió el hecho de colocar a la persona por reconocer junto a otras de

similares características, siendo obvio que por la posición del acusado en la sala

de juicios, con custodia, iba a ser identificado. Es claro, que lo sucedido en debate

no puede ser utilizado por el Tribunal, el testigo -como él mismo lo afirmó-, había

visto en múltiples ocasiones a los acusados, además, tampoco esa “identificación”

obedeció a una manifestación espontánea del testigo sino a una pregunta directa

que se le formuló. Y este reconocimiento –aduce la impugnante- fue vital para la

condenatoria de su defendido al punto que si se suprime esa referencia, el fallo en

contra de Peña Mesén se quedaría sin sustento pues la víctima Luis Eduardo

Brenes Ramírez en debate y ante el mismo cuestionamiento dijo no identificar a

ninguno de los presentes como los partícipes del hecho, de manera que la

supresión del material probatorio aludido haría insuficiente la prueba que existe

para sustentar la condenatoria. El alegato no es de recibo: Está claro, que el

interrogatorio realizado al testigo Vílchez Ocampo en el juicio, respecto de la

ubicación en la sala de alguno de los partícipes del hecho, no es un

reconocimiento con las formalidades que se le asignan a esta diligencia. Se trata

de una exploración de su relato y, al margen de lo evidente que resulta la

ubicación de los acusados en la sala de juicio, con custodia policial como sucedió

en este caso en que los imputados guardaban prisión preventiva, lo que constituye

un elemento que puede facilitar una identificación. Sin embargo, dejando de lado

la conveniencia de que tales preguntas sean formuladas, la propia riqueza del

contradictorio permite que también pueden ser objeto de control por la contraparte

y el Tribunal e innegablemente todas estas variables ya dichas deben ser

sopesadas al valorar la credibilidad y el alcance de la deposición. Y en el caso

concreto, como la propia impugnante lo reconoce, para el testigo no fue difícil la

identificación, no sólo porque como él mismo lo reconoció, se ubicó, al momento


de los hechos, en una perspectiva distinta de la víctima Brenes Ramírez, que fue a

quien le robaron el teléfono celular, razón por la cual él estuvo no sólo fáctica sino

emocionalmente desde otra posición que le permitió individualizar mejor a Peña

Mesén, sino además porque lo observó nuevamente en la audiencia preliminar, a

la que acompañó a su amigo el ofendido, de modo tal que tales referentes dados

por el propio declarante, constituyen lo que se conoce en doctrina como “la razón

de su dicho”, es decir, está dando los elementos necesarios para conocer el origen

del conocimiento que trasmite y en consecuencia, material útil para valorar la

calidad de su aporte y para cuya recepción, se le juramenta de previo y se le

apercibe sobre el deber de decir verdad, tal y como se hace antes de realizar un

reconocimiento. El hecho de que la víctima no los identificara aún en la propia sala

de debates, en nada desmerece el aporte del testigo aludido, pues no sólo se trata

de dos personas que vivieron los hechos desde perspectivas diferentes, sino que

son sujetos distintos, con capacidad de percibir y retener individuales y propias de

su personalidad y demás factores que caracterizan a una persona y la distinguen

de las demás. Adicionalmente, debe indicarse que en este caso se juzgó a tres

imputados, todos presos, quienes se ubicaron en la sala de juicio en la misma

zona y por encontrarse los tres detenidos, todos gozaron de custodia, de modo

que no se trató de un único sujeto, sino que había tres en la sala en la misma

condición y de ellos el testigo ubicó claramente a Peña Mesén, como lo precisa el

fallo, que da mérito a este aporte como reafirmación de su dicho en cuanto a la

identidad de este imputado como uno de los partícipes en el robo, sin que se

aprecie en ello error alguno. La impugnante no cuestiona la valoración que el

Tribunal hizo del aporte del testigo, como tampoco desmerece su dicho, sino que

simplemente se limita a cuestionar la ausencia de formalidades en el acto, del

reconocimiento, lo que como vimos no es acertado. Por lo expuesto, el reclamo


debe rechazarse.
II- Violación a las reglas de la sana crítica: En el segundo motivo de su

recurso, reclama la impugnante que la conclusión del Tribunal en cuanto a que

Peña Mesén es coautor de los hechos, se apoya en un razonamiento erróneo que

irrespeta el principio de derivación. Según los Juzgadores, en el vehículo en que

viajaban los acusados se decomisó el teléfono celular robado al ofendido Brenes

Ramírez. Sin embargo, lo cierto es que según el acta de inspección, en dicho

automotor se decomisaron dos teléfonos celulares cuyo número de serie no

coincide con aquél que se entregó a la víctima, de manera que se desconoce

dónde se recuperó este bien y no puede sustentarse la tesis de que se trate del

mismo aparato. El hecho de que el ofendido reconociera el teléfono que la policía

le devolvió, no significa sin más que sea uno de los que se recuperó del vehículo,

pues es claro que su número de serie no coincide con los que se detallaron en el

acta de inspección. Al rechazar los reclamos de la defensa en este sentido, el

Tribunal se equivocó y no analizó el fondo de los alegatos, de manera que al ser

errónea la conclusión de los Juzgadores, no puede estimarse a Peña Mesén

coautor del robo pues en el vehículo en que viajaba no se encontró el teléfono

celular de una de las víctimas. Eliminado este indicio, la prueba que subsiste no es

suficiente para concluir en la autoría de su representado. El reclamo no es

procedente: Lleva razón la impugnante, cuando alega que los números con los

que se identificó a los dos teléfonos celulares encontrados en el interior del

vehículo marca Toyota, estilo Tercel, color blanco, en que viajaban los imputados

al momento de su detención, no coinciden con los números de serie y de modelo

que el ofendido aportó como los del teléfono que le sustrajeron minutos antes de

la persecución y captura de los acusados. Sin embargo, sí es claro que al ofendido

se le devolvió su teléfono, es decir, el sustraído la noche de los hechos, pues

incluso en la audiencia señaló que lo reconoció no sólo por su modelo y color –

datos que coinciden con los de uno de los dos teléfonos hallados dentro del
automotor, un celular marca Motorla, modelo V66 color gris-, sino por algunos

rayones –señas individualizantes- que presentaba. Según el oficio de folio 58, el

fiscal a cargo de la investigación de este caso dispuso la entrega definitiva del

teléfono al ofendido y éste afirmó haberlo recuperado de las autoridades como tres

semanas después de los hechos, de manera que en cuanto a la identidad física

del aparato no existe duda alguna, como lo afirmó el Tribunal. La impugnante

señala, que las diferencias en los datos de identificación hacen dudar del hallazgo

del aparato del ofendido dentro del automotor y que “se ignora” de dónde lo obtuvo

la policía. A efecto de ahondar en los cuestionamientos de la defensa, el Tribunal

interrogó al ofendido sobre las características de este bien y es así como éste

manifestó no tener duda alguna de que el teléfono que las autoridades

recuperaron y le devolvieron es el que los sujetos se llevaron. Con estos datos, a

pesar de que no se supera la diferencia entre ambos documentos –denuncia y

acta de inspección- en lo que a los números de identificación de los aparatos se

refiere, sí se adquiere la convicción de que los datos consignados en el acta son

erróneos, pues además de que no existe una sola razón para siquiera dudar de la

procedencia del teléfono, que se recuperó por la policía dentro del vehículo en que

viajaban los imputados y si bien ello se dio como resultado de la inspección al

mismo, hecha seis días después, éste se conservó sellado desde la detención de

los involucrados, como se consignó en el acta de hallazgo de folio 16, de manera

que no hay lugar para los reclamos que se formulan. De qué otra manera habría

recuperado la policía el aparato, sino como resultado de la detención, de los

autores del robo, a quienes detuvieron minutos después de que realizaron la

sustracción del mismo. Habría que concluir entonces, que el ofendido se adueñó

de un aparato que no le correspondía, lo que tampoco tiene sustento alguno. Los

cuestionamientos de la recurrente llevarían a especular que la policía, de alguna

manera se hizo del teléfono robado –porque de que se trata del aparato sustraído
a la víctima no hay duda alguna- y obviando su deber de investigar a los

verdaderos responsables, “montó” la evidencia y la colocó como indicio

incriminantorio contra los acusados, lo que no tiene ningún respaldo, como

tampoco siquiera lo esboza la recurrente. El Tribunal ciertamente debió

profundizar en el punto y no ignorar la diferencia de los datos, sin embargo la

misma no es suficiente para dudar de la individualización del objeto, que es en sí

lo que interesa y además fue recuperado dentro del automotor con las mismas

características descritas por el ofendido Brenes Ramírez y el testigo Vílchez

Ocampo como aquél en que viajaban los sujetos que los asaltaron, detención que

se da escasos treinta minutos después del suceso, viajando a bordo del mismo

causalmente tres sujetos, uno incluso vistiendo un suéter de similares

características del que vestía uno de los asaltantes, lográndose recuperar de Mora

Obando en el Hospital San Vicente de Paúl donde debió ser trasladado, un guante

negro y cerca del vehículo el otro (cfr. actas de decomiso de folio 15 y acta de

hallazgo de folio 16, incorporadas como prueba al debate), siendo que Vílchez

Ocampo señaló que uno de los asaltantes portaba guantes negros, además de

que reconoció sin duda alguna a Peña Mesén como uno de los partícipes, todo lo

cual permite dar seguimiento sin solución de continuidad a los acusados comos

los autores de ambos robos y al mismo tiempo, seguir la pista del teléfono celular

del ofendido, sin dudar de la identidad o la procedencia de dicho bien. Además, no

sólo se encontró este teléfono sino que en el interior del vehículo según consta en

el acta ya indicada, se encontró un sello blanco del otro ofendido Benavides

Vargas, lo que revela sin más que los ocupantes del automotor efectivamente

habían participado en los dos robos, como en forma clara lo concluyen los

Juzgadores. Así las cosas, los reclamos carecen de sustento y se impone su


rechazo.
III- Violación al debido proceso por irrespeto a la cadena de custodia:

Como tercer y último motivo del recurso, se reclama que toda la evidencia

incorporada al proceso es prueba espuria y como tal, no podría dar base a la

condenatoria. En criterio de la impugnante, en este caso se recopiló evidencia

material sin respetar la cadena de custodia “No se brindó ningún tipo de garantía

respecto de la autenticidad de la misma por ello no puede estarse seguro de que

esta prueba haya sido recolectada en los sitios en los cuales se señalan las actas,

ni tampoco puede verificarse quién la recolectó, en qué circunstancias y la

manipulación de la misma, tampoco es posible determinar de manera certera que

dichos elementos estén vinculados con el presente caso”. Puntualiza sus

objeciones de la siguiente manera: i) acta de secuestro número 295668, del 11 de

febrero de 2004 a las 23:00 horas. En ella, oficiales de la policía judicial

secuestraron en sus oficinas en Heredia, al señor Claudio Segura Serrano, dos

tarjetas de débito pertenecientes al ofendido Carlos Benavides Vargas. Esta acta

no está suscrita por el “encargado de comisión” Edwin Barquero y tampoco señala

el motivo por el que dicha persona portaba estas tarjetas. No se indica si se las

halló y en qué lugar exacto, como tampoco se indica quién quedó a cargo de la

evidencia para su custodia; ii) acta de secuestro número 295514 del 11 de febrero

de 2004, a las 23:30 horas, en ella oficiales de la policía judicial secuestraron a

Peña Mesén una serie de objetos personales, sin que se indique el destino que se

dio a tales objetos ni quién quedó como custodio de los mismos; iii) acta de

hallazgo de folio 16 fechada 11 de febrero de 2004, se refiere al vehículo en que

viajaban los acusados y su ubicación cerca del conocido “puente de hamaca” en

Santo Domingo de Heredia. No se indica de quién es la firma que aparece allí, ni

cómo se trasladó el vehículo, más allá de mencionar que en una grúa que no se

identificó, como tampoco quién quedó a cargo del automotor, elementos cuya

ausencia impiden corroborar la veracidad de los datos, ni dan seguridad de que la


evidencia hallada no sufriera algún tipo de manipulación. iv) acta de hallazgo de

folio 17, con fecha 11 de febrero a las 21:26 horas, que señala que se encontró un

maletín negro en una acequia. No se determina cómo fue recolectado, ni

embalado, si se utilizaron guantes para su levantamiento. Tampoco se indica

quién, quedó a cargo de la evidencia ni su destino; v) acta de hallazgo de folio 18

del 12 de febrero a la 1:05 horas que señala que en la vía pública se localizaron

dos tarjetas a nombre de Carlos Benavides Vargas, no se precisa su ubicación

exacta, la forma en que fueron recolectados y embalados, como tampoco quién

quedó en custodia de ellas y el destino que siguieron; vi) acta de hallazgo de folio

29, fechada 12 de febrero, se indica que oficiales de la policía administrativa de

Santo Domingo, recolectaron un arma en una de las calles de la localidad, sin

precisarse dónde, cómo se recolectó, si utilizaron o no guantes, si se embaló y en

qué tipo de material. Señalan, que unas personas les hicieron ver que podría tener

relación con la persecución de la noche anterior pero no indica quiénes son estas

personas para al menos determinar la forma en que entraron en contacto con la

evidencia. Según todo lo expuesto, estima la recurrente que toda esta evidencia

es espuria y sin ella no existen elementos de juicio suficientes para sustentar la


condenatoria de su defendido.

IV- Prueba ilícita y cadena de custodia: En los planteamientos de la

impugnante se entremezclan dos conceptos que no necesariamente son

equivalentes, al menos, no podrían colocarse en el mismo nivel de análisis, aún

cuando ambos tienen relación con la prueba y su validez en el seno del proceso. A

pesar de las discusiones doctrinales sobre el tema de qué se considera prueba

ilícita o espuria y cuáles son sus alcances y efectos procesales, es claro que

dentro se ese concepto se engloba a todos aquellos elementos de prueba

obtenidos en violación a los derechos y garantías fundamentales de los


ciudadanos. (cfr., entre otros, Asencio Mellado, José María. Prueba prohibida y

prueba preconstituida. Madrid, Editorial Trivium, 1989. 198p. pp. 75 y ss.; Maier,

Julio. Derecho Procesal Penal. Tomo I. Fundamentos. Buenos Aires, Editores del

Puerto s.r.l. 1996. 2ª edición. 918 p. pp. 663 y ss.; González Cuellar Serrano,

Nicolás, Proporcionalidad y Derechos Fundamentales en el proceso penal, Madrid,

Editorial Colex, 1990. 352 p. pp. 67 y ss.; Armijo, Gilbert. Garantías

Constitucionales, prueba ilícita y la transición al nuevo proceso penal, San José,

Colegio de Abogados, 1997. 388 p. pp. 116 y ss.). “[…] Aunque no haya

reglamentación expresa, la tutela de las garantías individuales constitucionalmente

reconocidas exigirá que cualquier dato probatorio, que se obtenga en violación de

ellas sea considerado ilegal y, por ende, carezca de valor para fundar la

convicción del juez […]Este importante aspecto no ha sido siempre bien advertido,

pues frente a la importancia de la prueba ilegalmente obtenida, a veces se ha

olvidado que la justicia no puede aprovecharse de ningún acto contrario a la ley

sin incurrir en una contradicción fundamental. En principio, la tacha de ilegalidad

deberá alcanzar no solo a las pruebas que constituyan en sí mismas la violación

de la garantía constitucional –v.gr. la confesión obligada-, sino también a las que

sean su consecuencia inmediata –v.gr. el secuestro del cuerpo del delito del lugar

indicado en la confesión forzada-, siempre que a éstas no se las hubiese podido

obtener igualmente sin la vulneración de aquélla [….] Cierto es que esta solución

puede llevar a la impunidad de algún delito. Pero no es menos cierto que el orden

jurídico ha optado en muchos casos por la impunidad, cuando ella ha sido el

precio de la tutela de otros intereses, que ha considerado más valiosos que el

castigo del ilícito, dándoles una protección de rango constitucional […]” Cafferata

Nores, José. La prueba en el proceso penal, Buenos Aires. Ediciones Depalma,

2ª. Edición, 1994. 185 p. p. 14. Este autor reconoce que la ilegalidad de la prueba

puede originarse en dos motivos: i) por la irregular obtención de la prueba, a la


que pertenece la prueba espuria o ilícita según aquí se desarrolla o ii) por su

irregular incorporación al proceso, que es el marco en que se analizan las

infracciones a la cadena de custodia, como se verá. La Sala Constitucional desde

la sentencia #1739-92, del 1° de julio de 1992, precedente en el cual sentó las

bases para el desarrollo del principio del debido proceso en materia penal,

estableció en cuanto a este tema: “[…]Supuesto que la finalidad del procedimiento

es ante todo la averiguación real de los hechos, tanto el Ministerio Público como el

juez tienen el deber de investigar esa verdad objetiva y diligentemente, sin

desdeñar ningún medio legítimo de prueba, sobre todo si ofrecida por la defensa

no resulta manifiestamente impertinente, e inclusive ordenando para mejor proveer

la que sea necesaria, aun si ofrecida irregular o extemporáneamente. En material

penal todo se puede probar y por cualquier medio legítimo, lo cual implica, desde

luego, la prohibición absoluta de valerse de medios probatorios ilegítimos y de

darles a éstos, si de hecho los hubiera, alguna trascendencia, formal o material. b)

El principio de legitimidad de la prueba: Lo último dicho plantea, por cierto, un

tema difícil, que aparece en el meollo del caso motivo de esta consulta, a saber,

de la prueba ilegítima, su tratamiento formal y su valoración, tema sobre el cual la

doctrina y la jurisprudencia penales y constitucionales no alcanzan todavía

consenso. Sin embargo, ya esta Sala ha venido adoptando una posición, si no

unánime, al menos constante, sobre la base de la supresión hipotética de la

prueba espuria, en el sentido de que, amén de negarle todo valor probatorio en sí -

sobre lo cual no parecer haber ninguna discusión-, se suprima del proceso, es

decir, se suponga que no hubiera existido y, por ende, se invaliden también otras

pruebas, no ilegítimas per se, en cuanto que hayan sido obtenidas por su medio.

Las diferencias entre la mayoría y la minoría de la Sala han sido más bien del

matiz y del grado atribuidos al dicho principio de supresión hipotética, por lo que

puede decirse que éste es el criterio respaldado por el valor vincular erga omnes
de los precedentes y jurisprudencia de la Jurisdicción Constitucional, ordenado por

el artículo 13 de su Ley -en este sentido, ver, por todas, por ejemplo las sentencias

Nos. 802-90, 1298-90, 1345-90, 1417-90, 1855-90, 280-91, 556-91, 701-91, 885-

91, 1409-91 y 1578-91, entre otras muchas […]”. El tema de la legitimidad de la

prueba y por ende, de la prueba espuria, significa una reflexión y también, una

toma de posición frente al conflicto de los dos intereses que gravitan y

caracterizan siempre a la intervención penal: averiguar la verdad y sancionar

penalmente al responsable de un hecho delictivo. La existencia de requisitos de

índole constitucional esenciales para la vigencia del estado de derecho, señalan

límites a la averiguación de la verdad, de manera tal que ésta sólo puede

obtenerse respetando los derechos y garantías fundamentales de los ciudadanos

y éstos sólo admiten lesiones o injerencias en los términos en que ello esté

permitido. Teniendo como punto de partida lo que Ferrajoli denomina la

“epistemología garantista”, el tema de la prueba ilícita y su tratamiento por el

legislador, como su interpretación en la jurisprudencia, contribuyen a valorar el

estado de los derechos fundamentales frente al ejercicio del poder represivo, pues

según aquél modelo, la “verdad” dentro del proceso penal no es verdad a

cualquier precio. “[…] Si la historia de las penas es una historia de horrores, la

historia de los juicios es una historia de errores; y no sólo de errores, sino de

sufrimientos y vejaciones cada vez que en el proceso se ha hecho uso de medidas

instructoras directamente aflictivas, desde la tortura hasta el abuso moderno de la

prisión preventiva.[…]. Lo que diferencia al proceso del acto de tomarse justicia

por la propia mano o de otros métodos bárbaros de justicia sumaria es el hecho de

que éste persigue, en coherencia con la doble función preventiva del derecho

penal, dos finalidades diversas: el castigo de los culpables y, al mismo tiempo, la

tutela de los inocentes. Es esta segunda preocupación lo que está a la base de

todas las garantías procesales que lo circundan y que condicionan de distintas


maneras las instancias represivas expresadas por la primera. La historia del

proceso penal puede ser leída como la historia del conflicto entre ambas

finalidades, lógicamente complementarias pero contrastantes en la práctica […]”

Ferrrajoli, Luigi. Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, Madrid. Editorial

Trotta S. A. Traducción de Perfecto Andrés Ibáñez y otros, 1995. 989 p. p. 603. Es

dentro de este marco que la doctrina y la jurisprudencia de esta Sala, de la Sala

Constitucional y del Tribunal de Casación, tratan el tema de la prueba ilícita o

espuria. Si bien es cierto las violaciones a la cadena de custodia afectan a la

prueba obtenida en tales condiciones y que el respeto a sus exigencias integra el

debido proceso, no se trata en realidad de prueba ilícita en los términos supra

expuestos, sino de prueba inidónea cuyo valor está afectado por el defectuoso

manejo hecho por los operadores del proceso, que impiden asignarle fidedignidad,

fidelidad y pureza a sus resultados, de manera que al igual que la prueba ilícita, no

puede ser tenida como sustento de la decisión, porque su aporte carece de

idoneidad. Se trata de prueba ilegal por la forma en que se incorpora al proceso,

siguiendo a Cafferata Nores y este es el esquema que adoptó nuestro legislador.

En efecto, en el numeral 181 del Código Procesal Penal, se establece: “Legalidad

de la prueba. Los elementos de prueba sólo tendrán valor si han sido obtenidos

por un medio lícito e incorporados al procedimiento conforme a las disposiciones

de este Código. A menos que favorezca al imputado, no podrá utilizarse

información obtenida mediante tortura, maltrato, coacción, amenaza, engaño,

indebida intromisión en la intimidad del domicilio, la correspondencia, las

comunicaciones, los papeles, ni información obtenida por otro medio que

menoscabe la voluntad o viole los derechos fundamentales de la persona”. Esta

norma es desarrollo del principio de legalidad en materia procesal en lo relativo a

la prueba. La Sala Constitucional ha dicho respecto de la cadena de custodia: “[…]

El primero de los temas discutidos se refiere a una violación a la cadena de


custodia de las evidencias, que según la recurrente, pudo originar un mal manejo

de ella para perjudicarla. Es claro que la llamada cadena de custodia de la

evidencia constituye, junto con otros elementos, una formalidad instituida para

garantizar una válida producción de elementos probatorios del proceso penal.

Desde esa perspectiva resulta incuestionable que si un determinando elemento

probatorio padece irregularidades en la cadena de custodia de la evidencia que lo

conforma, su validez resultará afectada y no será entonces apto para el fin que

persigue, cual es la demostración de un determinado hecho o acontecimiento […]”.

Entonces, por “cadena de custodia” entendemos una serie de procedimientos, de

índole técnico y científico, relacionados con la recolección, levantamiento,

aseguramiento, de los indicios o la evidencia material de un hecho delictivo para

su introducción al proceso, bien como prueba material, bien como elemento para

ser analizado científicamente y obtener de ellos datos científicos -elementos de

prueba- que permitan descubrir la forma en que el hecho se cometió o sus

autores. Se entiende por cadena de custodia “el conjunto de una serie de etapas

que deben garantizar, con plena certeza, que las muestras y objetos por analizar y

que posteriormente serán expuestos como elementos de prueba en las diferentes

etapas del proceso, son los mismos que se recolectaron en el lugar de los hechos”

Departamento de Ciencias Forenses. Manual de recolección de indicios, San

José, Poder Judicial, Departamento de Publicaciones e Impresos, 2004. 124 p.

p.9. Desde el precedente #368-92, de las 8:55 horas, del 14 de agosto de 1992,

esta Sala sentó las bases para el desarrollo jurisprudencial del tema y señaló:

“[…]Debemos reconocer que en nuestro sistema nos hemos preocupado muy

poco por garantizar lo que algunos denominan la "cadena de custodia", y tienen

toda la razón los señores Jueces Superiores al afirmar en este caso concreto en la

sentencia que "...el Tribunal no se puede basar únicamente en versiones ofrecidas

por los miembros de la policía y tenerlas como verdaderas, si éstas no se apoyan


en técnicas científicas, como sería haber realizado la cadena de custodia hasta

hacer llegar los objetos del ilícito hasta el juez, como hubiera sido que cada sobre

y envoltorios de cocaína decomisada se hubiera introducido en una bolsa plástica

en el momento del decomiso, indicar con una marca o cualquier otro símbolo que

correspondía al caso en estudio, llevarlo de esa forma hasta el Organismo de

Investigación Judicial e indicarse cuál investigador lo pasaba a la sección

correspondiente para su respectivo análisis, y así en una secuencia lógica y de

custodia llegara hasta el Juez...". Pero debemos agregar que ese deber va dirigido

a todos los funcionarios que intervienen en las diferentes fases y etapas del

proceso, no sólo a los policías, pues los objetos y las muestras o elementos de

prueba son manipulados también por conserjes, escribientes y Secretarios de los

Despachos Judiciales; por los jueces, defensores y fiscales; por auxiliares

administrativos de transportes; por funcionarios auxiliares del Departamento de

Medicina Legal y Laboratorio Forense; por los técnicos, médicos, microbiólogos,

químicos y demás peritos profesionales, entre muchos otros. Hay cuatro fases

básicas en sede policial, en las que debe garantizarse la autenticidad del elemento

o material a utilizar como prueba, a saber: el momento de la extracción o

recolección de la prueba; el momento de la preservación y empaque; la fase del

transporte o traslado; y, finalmente, la entrega apropiada de la misma. De seguido

surge la necesidad de garantizar la autenticidad durante el momento del análisis

de los elementos de prueba, y finalmente el problema de la custodia y

preservación definitiva hasta la finalización del juicio, ya sea de la totalidad o de

una muestra, según el caso y la naturaleza de la prueba. Es indispensable, para

averiguar la verdad real como la finalidad esencial del proceso, que se garantice

con absoluta certeza que los elementos utilizados como prueba durante el juicio,

después de haber sido analizados, son los mismos que se recogieron en el lugar

de los hechos (cadena de custodia), máxime si observamos la cantidad de


personas que por diferentes razones deben manipular dichos elementos. Este

aseguramiento constituye una de las recomendaciones básicas y elementales que

se hacen en diferentes manuales de investigación policial (Véanse, por ejemplo,

BRENES ACUÑA, Rafael Guido, CHAVARRIA GUZMAN, Jorge Alberto, y

RESCIA CHINCHILLA, Juan Antonio. Una marca en el hombre. Sistema de

clasificación dactilar Henry. Organismo de Investigación Judicial, Archivo

Criminal, San José, 1978, en especial pp. 163 ss.y 216 s.; VANDERBOSCH,

Charles G. Investigación de Delitos. Editorial Limusa, México, quinta

reimpresión 1988, pp. 79 ss.; FOX, Richard y CUNNINGHAM, Carl. Manual para

la investigación de la evidencia física y requisa en la escena del crimen, edit.

Miranda Associates Inc., 1989, sobre todo pp.14 ss., 35 ss., y 64 ss.; ICITAP.

Impresiones digitales. Descripción general de las técnicas de investigación.

Edit. Miranda Associates Inc., 1988, pp.VIII-3 ss.; ICITAP. Estudios básicos de

técnicas investigativas. Edit. Miranda Associates Inc., 1988; e ICITAP. Requisa

en la escena del crimen. Curso General de Investigación Criminal. Edit. Miranda

Associates Inc., 1988, pp. 5 ss.) […]”. En aquélla oportunidad se razonó además

que ese deber de asegurar, custodiar y garantizar la pureza de la prueba, que le

asiste a los operadores del proceso –y no a terceros que entran en contacto con la

evidencia de manera causal y fortuita- se respalda en normas procesales que así

lo exigen y aún cuando se hacía referencia a normas del Código de

Procedimientos Penales de 1973, esas exigencias se mantienen y acentúan en la

actual regulación -numerales 67, 69, 180, 183, 186, 283, 285 que reza: “La policía

judicial, por iniciativa propia, por denuncia o por orden de autoridad competente,

procederá a investigar los delitos de acción pública, a impedir que los hechos

cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores; identificar y aprehender

preventivamente a los presuntos culpables y reunir, asegurar y ordenar

científicamente las pruebas y demás antecedentes necesarios para basar la


acusación o determinar el sobreseimiento”, 286 inciso c), 287, 289 párrafo tercero,

todos del Código Procesal Penal-. Por su parte, también el Tribunal de Casación

conceptualiza la cadena de custodia como la serie de procedimientos con los que

se recopila e incorpora la evidencia del hecho al proceso, garantizando la

identidad del objeto recopilado y aquél que ingresa al juicio. Así, en la resolución

161-01, del 16 de febrero de 2001, señaló: “[…] El error de la juzgadora recae en

conceptualizar la cadena de custodia como una medida protectora de la cantidad y

de la calidad de la evidencia, lo cual no es cierto. Cantidad y calidad de cosa

genérica implica la posibilidad de modificar aumentando o disminuyendo la cuantía

o las cualidades de la cosa, o sustituyendo la cosa misma. La cadena de custodia

no protege, se subraya, la cantidad y la calidad de la evidencia sino la identidad de

ella, pues la decomisada debe ser la misma que llega al perito y al debate. En el

caso de autos, la juzgadora pretende superar el hecho del cierre hermético

incompleto del embalaje de la evidencia, en razón de haberse decomisado catorce

puchos de aparente marihuana y haber llegado en ese número la supuesta

evidencia al laboratorio; sin embargo, no se trata de decomisar catorce y entregar

catorce al perito, sino que lo decomisado tenga identidad con lo entregado al

laboratorio, lo que no se garantiza por la imperfección en los sellos del embalaje.

La ruptura de la cadena de custodia se da por la perdida de garantía de identidad

entre lo decomisado y lo entregado al perito […]”. Ciertamente una defectuosa

cadena de custodia puede encubrir supuestos de prueba espuria, por ejemplo, por

tratarse de prueba suplantada o fraudulenta, en cuyo caso habría una actuación

ilícita de parte de las autoridades de policía dirigida a atribuir falsa evidencia al

acusado. Sin embargo, como se indicó, la cadena de custodia sirve para

garantizar la identidad de la evidencia física –como prueba material- y a su vez, de

los resultados de las pericias científicas que pudieran haberse practicado a la

misma, de modo tal que si ésta se irrespeta, los deberes de aseguramiento y


custodia que se asignan a la policía y al Ministerio Público habrían fallado y la

prueba obtenida en tales condiciones ingresa “defectuosa” al proceso por ser

inidónea y por ello, no podría ser base de un fallo. Si en una sentencia no se

aprecia correctamente la cadena de custodia siendo en consecuencia, un

problema de idoneidad de la prueba y de aplicación de la sana crítica en la

consideración de su peso probatorio, por tratarse de evidencia que ha sido mal

manejada o de resultados periciales que se originan en prueba con un defectuoso

manejo. El defecto es en realidad en la ponderación, en el razonamiento de los

Juzgadores al apoyarse en prueba de esa naturaleza y no la ilegalidad de la

prueba en sí misma. Se trataría de darle mérito a prueba no fiable y no de la


incorporación de prueba ilegal.

V- El caso concreto: Se pretende calificar de prueba ilegal la evidencia que

la policía –tanto judicial, como administrativa- recopiló en este caso. Se aduce,

que no consta cómo fue embalada, de quién se obtuvo y cómo fue custodiada. Sin

embargo, en criterio de la Sala, ninguno de los reproches es admisible. Es bueno

tener presente, cómo se dio la intervención policial en este caso y cuál fue la

actuación de los oficiales involucrados y de las personas que entregaron la

evidencia. La unidad del Organismo de Investigación Judicial, en la que viajaban

Edwin Barquero Campos, Gabriela Fonseca Vindas, Exleine Sánchez Torres,

todos oficiales de la policía judicial, acompañados de Robert Murillo Castillo de la

Fuerza Pública de Heredia, realizaba un recorrido por la zona de Santo Domingo,

observando movimientos por la alerta de una serie de robos en el lugar en horas

de la noche. Cuando realizaban este recorrido observaron circular a gran

velocidad al vehículo en que viajaban los acusados y por ello, le dan persecución y

alertaron a otras unidades, ello ocurre a la altura de la fábrica de pastas “Vigui” y

se prolonga hasta las inmediaciones del cementerio de Santo Domingo, donde los
oficiales han logrado un cerco y dan la voz de alto a los imputados, quienes lejos

de obedecer, inician su huída hacia el sector de Barrio El Socorro de esa

localidad. En el camino de su huída, van lanzado no sólo disparos, sino objetos del

vehículo, entre ellos un maletín grande y otros bienes, pero la policía no podía

detenerse y continuó su persecución hasta que el automotor de los acusados

sufrió un desperfecto luego del conocido “puente de hamaca” en Barrio El Socorro,

lo que motivó que descendieran del mismo y emprendieran su huída, siendo

capturados instantes después por varios oficiales que acudieron a apoyar a los

compañeros de la unidad ya señalada. Se trata, en primera instancia, de una

intervención flagrante y urgente, en medio de una persecución policial a un

automóvil que ignoró la voz de alto dada por la policía. A ello se une la intención

de desaparecer rastros que llevaban los ocupantes del auto perseguido, que

lanzaban objetos y disparos para facilitar su fuga y evitar tener evidencia

comprometedora en caso de que la detención se concretara, lo que en efecto

ocurrió. Este escenario es el que antecede a la recopilación de las evidencias.

Como la persecución se extendió un radio de tres kilómetros aproximadamente y

se acompañó de disparos, ello llamó la atención de los vecinos de las zonas

recorridas, algunos de los cuales son los que posteriormente entregaron objetos

que vieron lanzar del vehículo, además de la policía que fue testigo casual del

lanzamiento de objetos por parte de los acusados, pudiendo retener básicamente

el sitio en que se lanzó el maletín y sitios aledaños, pues éste por su tamaño, sí

pudo dar un dato cierto de la ubicación, además de que al estar abierto, facilitó

que se desperdigara su contenido. Así, una vez detenidos los involucrados, los

oficiales Barquero Campos y Fonseca Vindas regresaron sobre el camino

recorrido al sitio en que vieron lanzar el maletín y levantaron el acta de hallazgo de

folio 17, en la que no sólo describieron la hora, sino el sitio exacto en que lo

encontraron, así como el contenido –a saber documentación perteneciente a


Carlos Benavides Vargas- causalmente uno de los ofendidos que minutos antes

había sido asaltado por tres sujetos a bordo de un vehículo con las mismas

características del perseguido-. No existe defecto alguno en dicha acta. La

suscriben los que actúan y dan los datos necesarios para individualizar la

evidencia, sin que exista un solo motivo para dudar de su manejo y custodia,

porque tampoco expone ni sustenta quien recurre qué interés revestiría en este

caso, por todas las características ya señaladas, si se embaló en bolsas de papel

o plástico o si se utilizó guantes en su levantamiento. Claro que debe existir un

protocolo mínimo en todos los casos para garantizar la pureza de la evidencia, en

este caso ese protocolo se inició con el acta y la recopilación de los objetos, así

como su traslado a las oficinas de la policía judicial, siendo estos documentos los

que permiten caer en cuenta a las autoridades de la condición de víctima de su

dueño, cosa ignorada por la policía en ese momento, lo que revela además un

factor relevante en este análisis y es la actuación de buena fe de las autoridades

de investigación. Adicionalmente, debe añadirse que el destino de las evidencias

está claramente establecido: fueron custodiadas por el Ministerio Público y la

policía judicial y fueron devueltas a su legítimo propietario, como lo dispone el

numeral 200 del Código Procesal Penal y así consta en la solicitud del fiscal de

folio 58 y firmada además por el ofendido Benavides Vargas, así como en el

inventario de objetos que la acompañan, de folios 59 y 60, donde se da cuenta de

qué es lo que existe y se va a entregar a su dueño. En cuanto al acta de hallazgo

del vehículo, visible a folio 16, tampoco se observa irregularidad alguna. Es cierto

que aparece una firma ilegible que la rubrica sin que se conozca la identidad de

esta persona, pero ello no implica que sea falsa o que tal acto no se realizara,

además de que la defensa nunca se preocupó por señalar o por indagar o solicitar

que se hiciera, sobre la identidad de esta persona cuya firma cierra el acta en que

se describe el vehículo y el hecho de que se sella en el sitio y se trasladó en una


grúa del Poder Judicial hacia el edificio de los Tribunales en Heredia. Tampoco el

hecho de que no se identificara la grúa vicia la diligencia, porque si bien el dato

debió consignarse, su ausencia no invalida el acta ni deslegitima lo que allí se

acredita, sobre todo porque el propio informe policial hecho minutos después

expresamente señala que el automotor se encontraba en el garaje del Organismo

de Investigación Judicial, instando al fiscal a la práctica de su inspección, de

manera que la documentación permite seguir el destino del automotor sin dudar de

su aseguramiento hasta el momento de la inspección, pues incluso, como bien lo

señalaron los Juzgadores, en las fotografías aportadas de tal diligencia, se

aprecian los sellos con que fue asegurado, sin margen para las especulaciones de

la recurrente (cfr. informe policial de folios 9 y la documentación anexa de folios 10

y ss.) . En cuanto al acta de hallazgo de folio 18, escasos minutos luego de la

detención, tampoco adolece de irregularidad alguna. Se precisa la hora y fecha,

los actuantes, el lugar exacto y el detalle de la evidencia, en este caso una tarjeta

Visa Electrón, a nombre de Carlos Alberto Benavides Vargas y no puede

desvincularse este hallazgo, correctamente documentado, de la dinámica del

hecho que da origen a todo, a saber, la persecución policial y el lanzamiento de

objetos por parte de los acusados, circunstancias fácticas que no se han

deslegitimado, están plenamente establecidas y que la impugnante ni siquiera

cuestiona y que, por ende, no pueden dejarse de lado pretendiendo que los

hallazgos son falsos o de alguna manera montados por la policía, lo que resulta

infundado. Estos hallazgos pudieron respaldarse en fotografías de los sitios, para

dar mayor soporte, pero su ausencia no añade inseguridad alguna, como tampoco

se precisa por qué se estima necesaria la utilización de guantes o el detalle del

embalaje en este caso concreto, lo que torna infundados los reclamos, sin que

exista margen alguno para dudar de la legitimidad de la evidencia recopilada y de

los sitios en que se halló. En cuanto al acta de secuestro de folio 13, según la cual
las autoridades judiciales secuestran, en las oficinas en Heredia, a las 23:00 horas

del 11 de febrero -es decir, instantes después de finalizada la detención y traslado

de los acusados y evidencias al edificio de los Tribunales-, a Claudio Segura

Serrano, dos tarjetas de crédito del ofendido Carlos Benavides Vargas una del

Banco Popular y otra del Banco de Costa Rica, ésta debe relacionarse

necesariamente con la constancia de folio 21 en que se detalla que Segura

Serrano es el Comandadnte de la Fuerza Pública de Heredia, que acudió al

llamado de Silvia Benavides Ulloa, vecina de Santo Domingo en la zona del

recorrido de la persecución, quien fue testigo de ésta y quien se percató de

objetos que podrían relacionarse, al encontrar las mencionadas tarjetas a la orilla

del camino. En ambos documentos se dan los datos exactos de la procedencia de

los objetos, quiénes intervinieron, la dirección exacta de esta testigo, los datos del

oficial actuante, quien de manera diligente entregó tales objetos al Organismo de

Investigación Judicial, en sus propias oficinas, sin que exista una sola razón para

desvirtuar la obtención de la evidencia y su incorporación al proceso, pues incluso

hasta la dirección de la persona que encontró la evidencia –Silvia Ulloa Benavides

e incluso su número de teléfono se aporta- de manera que documentalmente hay

rastro claro de todo lo actuado, sin que los alegatos contribuyan a deslegitimarla.

Ahora bien, en lo que toca al acta de folio 14, relacionada con los objetos

decomisados a Peña Mesén, tampoco se observa irregularidad alguna, además de

que la impugnante no señala cuál es la utilidad de tal acto y su importancia en la

decisión de manera que el alegato en cuanto a este extremo carece de

esencialidad. Por último, se cuestiona el acta de hallazgo de folio 29 y el acta de

recibo de evidencia de folio 28, según la cual oficiales de la Policía de Proximidad

de Santo Domingo, recibieron a las 6:45 horas de la mañana del 12 de febrero, de

dos vecinos de la zona, un arma aparentemente relacionada con la persecución

de la noche anterior. En el acta de hallazgo y contrario a lo que afirma la


impugnante, sí se desprende con claridad que las personas que entregaron el

arma fueron José Alfaro Madrigal y Carmen Oviedo Chaves, así como el sitio del

hallazgo por parte de ellos, 100 metros al este de la iglesia en Barrio San Martín.

Posteriormente estos mismos oficiales comunicaron a la policía judicial cuyos

oficiales se apersonaron a sus oficinas y recibieron el arma. Así, su hallazgo no

padece de defecto o vicio alguno, existe dato fiel de quién y cómo se obtuvo el

arma, dónde así como de su entrega a la policía, quien la envió al laboratorio para

su análisis (cfr. solicitud de análisis, folio 30 y constancia de recibido del mismo

visible a folio 82, en la que se aprecia que se entregó a las oficinas del

Departamento de Laboratorio de Ciencias Forenses el mismo 12 de febrero).

Como se afirma en el fallo, hay razones plausibles para relacionar esta arma con

los acusados, por toda la dinámica aludida, conclusión en la que no se aprecia

yerro alguno, como tampoco en las actas de comentario, razón por la cual deben
desestimarse los reclamos.

Recurso de los licenciados Nuria Matarrita Martínez y Marvin Martínez


Meléndez, defensores de Agnes Luis Mora Obando

VI- Violación al debido proceso. Falta de fundamentación: Como primer

y tercer motivos de su recurso, los impugnantes, defensores de Agnes Luis Mora

Obando, señalan que la acusación presentada por el Ministerio Público “nunca

cumplió con los requisitos de ley, por cuando (sic) en ella nunca se dio una

relación precisa y circunstanciada del hecho que se le atribuía como punible a

nuestro representado” defecto que se señaló tanto en la audiencia preliminar como

en el debate sin que fuere enmendado. En criterio de los impugnantes no es

posible conocer cuál es la conducta que se atribuye a Mora Obando. No se hizo

en el caso del robo en perjuicio del ofendido Brenes Ramírez quien nunca pudo

identificar a sus agresores e incluso en debate expresamente señaló que no


reconocía a ninguno de los acusados como los autores del hecho, lo que significa

que su defendido no participó. Señalan que tampoco se individualiza su conducta

en el caso en perjuicio de Carlos Benavides, quien de igual manera no reconoció a

ninguno de los acusados. El alegato no es de recibo. De la lectura de la

acusación, visible de folios 138 a 147 del tomo I y su transcripción en la sentencia,

se aprecia lo infundado de las alegaciones pues es clara la descripción del actuar

de Mora Obando, en el caso del ofendido Luis Eduardo Brenes Ramírez, como

uno de los sujetos que descendió del vehículo y apuntó con un arma a éste y al

testigo Vílchez Ocampo y, en el caso del ofendido Carlos Alberto Benavides

Vargas, si bien no se precisa la actuación de cada uno, sí se describe la dinámica

del hecho y la participación en distribución de funciones y codominio del suceso,

atribuyendo su desarrollo a los tres acusados, incluido Mora Obando, razón por la

cual no le asiste razón a los impugnantes. En cuanto a la resistencia agravada, la

acusación describe que los tres imputados a bordo del vehículo, conducido por

Chávez Ortiz, huyeron e ignoraron la señal de alto dada por la policía, así como

que del automotor dispararon hacia el auto policial, teniendo claro que todos los

sujetos en su huída se resistieron con armas a la intervención legítima de las

autoridades de policía, datos suficientes y claros para saber cuáles son los hechos

atribuidos y posibilitar el ejercicio del derecho de defensa. El hecho de que ambos

ofendidos no reconocieran a los acusados en nada desmerece la conclusión de la

sentencia, que se apoya en abundante prueba, según se analizó y que es


valorada en forma correcta. Así las cosas, procede rechazar el alegato.

VII- Falta de fundamentación: Puntualizan en segundo orden los

recurrentes que la acusación carece por completo de pruebas, lo que puede

apreciarse en sus fundamentos, pues nunca se contó con un reconocimiento de

los acusados que respaldara la imputación lo que la torna infundada y afecta la


congruencia entre acusación y fallo. El reclamo no es procedente. A esta altura

del proceso, cabe cuestionarse la ausencia de pruebas de la imputación en la

sentencia que es lo que interesa. Nada de ello hacen los impugnantes. La prueba

que ofrece el Ministerio Público al acusar, así como sus fundamentos, tienen peso

en el tanto desarrollan el deber de actuar y motivar sus solicitudes -62 párrafo

segundo Código Procesal Penal- y servir de gestión para decidir el tránsito a la

fase de juicio. Es en éste en el que la prueba debe producirse, recibirse y,

finalmente, ponderarse por los Juzgadores, independizándose en cierta forma de

quien la ofreció y haciendo surgir en el Tribunal el deber de considerar toda la

prueba relevante y de fundamentar su decisión. En el caso concreto en este

reclamo no se ataca la fundamentación de la sentencia y esta Sala no observa

deficiencia o error alguno en la motivación del fallo. Así las cosas, el alegato es
insubsistente y se impone su rechazo.

VIII- Incorporación ilegal de prueba: Como cuarto y quinto motivos del

recurso y por vicios de naturaleza procesal los impugnantes exponen una serie de

alegatos para concluir que el Tribunal incorporó prueba ilegal: i) al considerar las

manifestaciones que Mora Obando hiciera en la audiencia preliminar según lo

narró uno de los ofendidos en debate, siendo esa utilización ilegal además de que,

al ser sustento del fallo, se lesionan las reglas de la sana crítica; ii) al debate

nunca se incorporó la evidencia física, aspecto que el impugnante Martínez

Meléndez hizo ver en conclusiones, dando el margen al Tribunal para que la

incorporara pues aún el debate no se había clausurado siendo posible su

reapertura. La consideración de la evidencia para sustentar la condena, se

convierte así en un grave error. No es cierto lo que señalan los Juzgadores en el

fallo, que la parte no manifestara su interés en dicha incorporación porque el co

defensor señalado así lo hizo ver en sus conclusiones y la jurisprudencia en que


se apoyó el Tribunal para rechazar su petición, no es aplicable a este caso. iii)

todas las actas de secuestro y decomiso de las evidencias deben eliminarse del

proceso por la falta de firma de los funcionarios actuantes, del sitio de hallazgo, de

la identificación de la persona a la que pertenece así como defectos en su

custodia, todo ello incidió en que no se pudiera someter a reconocimiento estos

objetos por parte de los ofendidos, en especial en relación con el teléfono celular

que se entregó al ofendido Brenes Ramírez y cuyo número de serie no coincide

con el descrito en el acta de inspección; iv) dentro de este mismo motivo,

reclaman que en este caso la sentencia no resulta de la deliberación y votación de

todos los jueces pues no consta el informe con los votos rendidos, siendo que se

limitaron a la posición de la jueza informante. Adicionalmente se dice, que se

incorporó el arma de fuego calibre .380 y eso no es cierto, lo que vicia

esencialmente la sentencia; v) el Tribunal señala que basa su decisión en las

declaraciones “contestes” de los oficiales Barquero Campos y Fonseca Vindas,

cuando lo cierto es que ambos oficiales, como lo señaló el impugnante Martínez

Meléndez en sus conclusiones, incurrieron en contradicciones importantes que los

Juzgadores no analizaron, a saber, en cuanto a la hora en que se percataron del

vehículo en que viajaban los acusados, pues Barquero Campos dijo que fue

alrededor de las nueve de la noche, mientras Fonseca Vindas indicó que fue como

a las seis de la tarde; en cuanto a las distancias entre los vehículos al momento de

la persecución el primero señaló que mediaban dos metros, mientras la segunda

dijo que siete; el primero dijo que viajaban con ropa normal y la segunda dijo que

con sudaderas debidamente identificadas de la policía judicial. Ambos señalaron,

que nunca dispararon a los imputados cuando bajaron del vehículo, pero “aparece

el imputado Gustavo” con un impacto de bala en la espalda; vi) se reclama el

rechazo arbitrario de prueba, pues la defensa ofreció unas fotografías del

imputado para la fecha de los hechos, a fin de que se compararan con su estado
físico al momento del debate, con una masa corporal “aumentada” por el ejercicio

con pesas, lo que fue rechazado sin justificación y luego “es usado en su contra”

por el Tribunal, sin posibilidad de defensa alguna. Por todo lo anterior y como un

resumen, en el quinto motivo se reclama la violación al in dubio pro reo y al

principio de inocencia, pues no existe prueba suficiente, criterio de los recurrentes,

para apoyar la condenatoria Los reclamos no son atendibles. En lo que toca a

las referencias que dio el ofendido Carlos Alberto Benavides Vargas, a que

durante la audiencia preliminar él preguntó a los acusados sobre su ubicación el

día del suceso y cada uno respondió, aspectos que el defensor estima ilegales, en

realidad constituyen manifestaciones espontáneas dadas por los acusados al

ofendido, sin que mediara coacción, interrogatorio, intimidación o algún elemento

de coerción sobre ellos, además de que no existía obligación alguna de responder.

Si los imputados así lo hicieron, a lo mejor pensando que podrían llegar a algún

tipo de arreglo, el tema no le es reprochable al ofendido ni a ningún actor del

proceso, pues las respuestas fueron dadas en forma voluntaria al ofendido y éste

no hace más que trasmitir el conocimiento de ellas al Tribunal que las pondera

incluso a mayor abundamiento, pues ni siquiera se trata de una referencia esencial

en el contexto de la decisión, como en forma errónea se pretende. Ahora bien, en

cuanto al reclamo por la no incorporación de la evidencia física, el mismo es

inadmisible. Aparte de que no sólo no se indica cuál es la esencialidad de tal

extremo para incidir en las conclusiones adoptadas, lo cierto es que la defensa

durante todo el transcurso del debate y especialmente al momento de interrogarse

a los ofendidos y al testigo Vílchez Ocampo, no manifestó interés alguno en que

se allegara físicamente la evidencia a la sala de juicio, a fin de profundizar en el

interrogatorio, de manera que el reclamo a destiempo en la etapa de conclusiones,

pretendiendo revertir un debate programado, unos testimonios que fueron

recibidos en presencia de todas las partes y sometidos al contradictorio en su


oportunidad, no era sólo improcedente, sino en todo caso, sin un sustento en

cuanto a la pertinencia y utilidad de ello a esas alturas procesales, de modo tal

que no existe yerro alguno en la decisión del Tribunal de rechazar esa pretensión.

Adicionalmente, debe señalarse que, como se analiza en los considerandos

precedentes, tanto el teléfono como los documentos personales, tarjetas y el

maletín del ofendido Benavides Vargas fueron devueltos escasos días después a

sus propietarios, como lo prescribe el numeral 200 del Código Procesal Penal., de

manera tal que en cuanto a tales objetos no existe interés alguno pues las

víctimas las recuperaron gracias a la intervención de las autoridades en este caso,

que las obtuvieron a raíz de la persecución y al detener a los justiciables y

tampoco sustentan los impugnantes en esta sede a cuáles evidencias se refieren y

cuál importancia tendría a efectos de afectar lo resuelto. En relación con los

cuestionamientos que se formulan a las actas de hallazgo y secuestro en este

caso, deben estar los recurrentes a lo resuelto en el considerando V. En cuanto se

reclama la “ausencia de deliberación” el alegato es inadmisible pues ni siquiera se

especifica cuál es el sustento para tal reclamo, cuando es claro que no sólo la

sentencia, sino desde la parte dispositiva consta la rúbrica y participación conjunta

del Tribunal, sin margen alguno para especular sobre la desintegración del órgano

de decisión en la fase deliberativa o de redacción del fallo, de manera que la

alegación resulta improcedente. Por último, en relación con las pretendidas

contradicciones entre la declaración de los oficiales, el reclamo tampoco es

atendible. Es claro que la testigo Fonseca Vindas confunde la hora en que

iniciaron la ronda que ese día se había planeado realizar por la zona de Santo

Domingo, en la investigación de asaltos a transeúntes en horas de la noche y que

es precisamente alrededor de las seis de la tarde –aspecto que coincide con la

versión de Barquero Campos-, con la hora en que se dió la persecución –esto es

alrededor de las nueve de la noche de ese día- elemento que sí lo señala con
claridad Barquero Campos y que es una simple confusión, pues no sólo la

persecución, sino la hora en que se detuvo a los acusados, la hora en que los

vecinos reportaron haber visto la persecución y haber encontrado algunas de las

evidencias, como la hora en que se decomisó el vehículo, se ingresó a Mora

Obando al Hospital de Heredia e incluso se apersonó el Comandante local a las

oficinas del Organismo de Investigación Judicial a hacer entrega de algunas de las

tarjetas de Crédito del ofendido, todos actos y versiones que permiten claramente

ubicar la persecución y posterior aprehensión de los acusados minutos después

de las nueve de la noche, lo que además permite concluir que no existe tal

contradicción como se apunta, sino una simple confusión sin importancia alguna

pues ambos oficiales aparecen con una intervención directa en la investigación y

en las constancias documentales existentes, lo que permite sostener sin duda

alguna su participación en el operativo, que se ubica temporalmente en la hora

indicada. En cuanto a las distancias y la diferencia, además de que no se

puntualiza cuál es su trascendencia, el dato es incluso irrelevante –pues las

pretendidas diferencias ni siquiera alcanzan a ser irrazonables o significativas-

tomando en cuenta que la distancia es un aspecto muy relativo y propio de la

percepción y ubicación de cada testigo. Y en cuanto a la pretensión de que los

oficiales dispararon contra los acusados cuando huían, lo que pretende sustentar

en la herida que, aduce, recibió “en la espalda” Gustavo –siendo en realidad que

el herido fue precisamente Mora Obando-, si bien es cierto no existe en autos la

epicrisis del Hospital de Heredia que indique con detalle las heridas y atención

prestada a este imputado, como tampoco dictamen médico-legal que las

evidencie, lo cierto es que de las propias constancias del proceso se desprende

que lo sucedido no sólo no fue de gravedad, pues incluso a las 11:10 horas del día

siguiente a la persecución, el acusado Mora Obando estaba en las oficinas

judiciales rindiendo declaración sobre los hechos, en presencia de su defensora y


sin que se indicara detalle alguno de relevancia en cuanto a su salud o sus heridas

–cfr. intimación de folio 45, tomo I-, sino que como lo analizó el Tribunal, el informe

policial con los datos brindados en el Hospital, señaló que la herida fue de costado

y, en todo caso, también se razonó que aún cuando ésta hubiera sido producida

por un disparo de la policía, lo cierto es que la intervención estaría plenamente

motivada como reacción no sólo a los disparos de los imputados, quienes aún

después de descender del automotor dispararon, siendo la reacción de la policía

legítima, sin que, como se vio, ni siquiera pueda hablarse de consecuencias serias

o graves en la salud o en la integridad física de Mora Obando, lo que contribuye a

evidenciar lo infundado de los alegatos que deben, por lo expuesto, ser

rechazados. Por último, se cuestiona el rechazo de las fotografías del imputado

con las que la defensa pretendió cuestionar la posibilidad de los ofendidos de

reconocerlo, pues su estado físico había cambiado en reclusión, el reclamo carece

de esencialidad. Ambas víctimas afirmaron no poder reconocer a los acusados en

el debate, pero tanto al denunciar como en su deposición, identificaron

plenamente el vehículo, la participación de tres sujetos, la dinámica de los hechos,

el uso de un suéter con gorro, de guantes y un pañuelo en los imputados, aunado

al corto tiempo que media entre ambas sustracciones y la detención de los

acusados, constituyen referentes que el Tribunal bien analiza como contundentes

en acreditar su participación, sin que las fotografías, aún cuando acreditaran el

pretendido cambio físico, tengan alguna relevancia. El deponente Vílchez Ocampo

identificó a Mora Obando pero no se aprecia que sea su estructura molecular lo

que le llamara la atención, sino su rostro, así como el uso de la sudadera y la

portación del arma, elementos que fijaron la atención del testigo en ese momento,

de manera tal que las fotografías en nada habrían afectado su declaración, ni


afectado su credibilidad. Por lo expuesto, los alegatos deben rechazarse.
Recurso de casación del imputado Agnes Luis Mora Obando. IX- Falta

de fundamentación: Como primer motivo de su recurso, el imputado Mora

Obando aduce que la sentencia carece de una adecuada motivación, pues

simplemente hace una referencia genérica a la prueba sin valorarla ni indicar en

cuáles elementos se apoya su decisión, prueba que “nunca” se puso en

conocimiento de la defensa. Añade, que toda la prueba documental consistente en

las actas de hallazgo y secuestro, así como la pericial derivada, son prueba

espuria pues padece de defectos absolutos dado que se trata de evidencia que

nunca estuvo a disposición de las partes y fue decomisada a terceras personas

ajenas al proceso. Todo lo anterior lleva al acusado a señalar que la sentencia

lesiona el principio in dubio pro reo. Añade además, que es ilegal que se tomen

en cuenta las manifestaciones de uno de los ofendidos en la audiencia preliminar

cuando presumiblemente los identificó. Puntualiza, que los oficiales Barquero

Campos y Fonseca Vindas se contradicen en relación con la hora en que se inició

la persecución, fueron “totalmente evasivos” y no se tomó en cuenta ello cuando

se restó credibilidad al dicho del testigo Palacios al que además desacreditan

porque se refirió a que en ese momento ellos fueron a dejar a tres mujeres al

Residencial Los Arcos, que se ubica en Ciudad Cariari, cuando la persecución se

inició cerca de Residencial Los Adobes, en Santo Domingo. En realidad, Palacios

dijo no conocer muy bien Heredia y además, si se toma en cuenta que los

ofendidos “descartaron” totalmente la participación de los imputados, se que

demuestra que la fundamentación del fallo es insuficiente. Añade, que: “el estudio

y la deliberación obligatoria de este caso” nunca se hizo, además de que

solamente se hace una referencia genérica a la prueba que no se identifica ni

existe en la sentencia una relación circunstanciada del hecho. Los alegatos no

son atendibles: Tal y como se analizó en los considerandos precedentes, no

existe vicio alguno en los hallazgos y decomisos, así como en las respectivas
actas que lo documentan, de manera que a lo razonado supra debe remitirse el

impugnante. Lo mismo sucede en cuanto se cuestionan las declaraciones de los

oficiales Barquero Campos y Fonseca Vindas así como la valoración que de ellos

se hace en el fallo y a la pretendida ausencia de deliberación, pues esta Sala no

encuentra que tales defectos existan, conforme se razonó. En relación con la

declaración del testigo Palacios Pérez y la forma en que el Tribunal le restó mérito,

esta Sala no aprecia error alguno como tampoco lo señala el impugnante, quien se

limitó a señalar que el Tribunal lo desacreditó porque confundió el nombre del

residencial donde dijo haber descendido del vehículo, cuando lo cierto es que esa

no es la razón fundamental, sino que su versión se desgrana porque no coincide

con prueba independiente que permite dar fe de que en el vehículo en que

viajaban los tres acusados y del que salieron para ser detenidos, iban solamente

tres sujetos quienes con una diferencia aproximada de veinte minutos asaltaron a

los dos ofendidos y siguieron su huida, en la que fueron sorprendidos por la

policía, a una hora en que era imposible que realizaran las actividades que este

deponente pretendió acreditar, de manera tal que la confusión que sí ocurrió en su

relato en cuanto al nombre del residencial es únicamente una muestra más de lo

improcedente de su versión. La secuencia cronológica y la ubicación geográfica

que se hace de los acusados a partir del primer asalto que ocurrió en las

inmediaciones de la Universidad Nacional, el segundo que ocurrió en San Pablo

de Heredia y la persecución que se inició bordeando Santo Domingo de Heredia,

permite sin margen de duda alguna, sustentar las conclusiones bien hilvanadas de

la sentencia, por lo que no existe errónea apreciación de la prueba, menos aún

insuficiencia alguna, como tampoco se hace en la sentencia una referencia global

o genérica sino que, muy por el contrario, las conclusiones resultan de un puntual

y completo análisis de la prueba esencial, de modo que procede desestimar los


alegatos.
X- Falta de fundamentación. Violación a las reglas de la sana crítica:

Como segundo y tercer motivos del recurso, el imputado reitera sus alegatos en

cuanto a que en el fallo se hace solamente una referencia genérica a la prueba,

por ejemplo en relación con el delito de resistencia agravada en el que ni siquiera

precisan cuál conducta realizó cada uno y además no se especifica con cuál

prueba concluyen su participación en tal delito. Añade que en relación con la

calificación jurídica se omite en la parte dispositiva individualizar la condena que

se establece por cada delito en concreto, solamente se hace una sumatoria a once

años sin especificar por qué se llega a ese monto, es decir, sin precisar cuál pena

se impone por cada delito, lo que vulnera el derecho de defensa porque “el

procedimiento” del concurso implica una serie de garantías que son propias del

juicio y en el caso concreto no es posible determinar el tipo de concurso que se

dio. No lleva razón el impugnante. En relación con el cuestionamiento a la

suficiencia de la fundamentación probatoria de la sentencia, debe estar el

impugnante a lo resuelto en los considerandos precedentes. Ahora bien, en efecto,

al establecer la calificación jurídica atribuible a los hechos por los cuales se

determinó la responsabilidad penal de los acusados, el Tribunal no especificó cuál

es el tipo de relación concursal que media entre tales acciones delictivas. Sin

embargo, no sólo por la fijación de las penas, sino antes bien, por el marco fáctico

establecido es evidente que se trata de un concurso material, pues no sólo media

entre el primer y segundo hecho, un lapso temporal importante que los separa,

habiéndose consumado el primero cuando ocurre el segundo y además,

habiéndose consumado ambos robos cuando son objeto de persecución por la

policía, a la que responden resistiéndose y realizando disparos contra la unidad

policial lo que en modo alguno permite establecer alguna unidad de acción que

sería el único aspecto que daría interés al reclamo que se formula y que ni

siquiera se sustenta. De manera tal que aún cuando el Tribunal no profundizara en


el tema, es clarísimo de la lectura del fallo no sólo que partieron de un concurso

material sino que en atención a sus reglas es que fijaron la pena, siendo que en

efecto, se trata de un concurso material entre los tres delitos y las reglas de

penalidad correspondientes fueron respetadas en este caso, además de que se

impuso el mínimo de penalidad para cada uno de los hechos, cuyo quantum sí se

encuentra debidamente especificado, quedando claro no sólo de la lectura de la

parte dispositiva sino del fallo mismo, que se impuso una pena de cinco años por

cada delito de robo agravado y un año por el delito de resistencia agravada, de


manera que el reclamo carece de sustento y esencialidad y se impone su rechazo.

Recurso de casación de la licenciada Priscilla González Seravalli,

defensora de Luis Gustavo Chaves Ortiz. XI- Revocatoria de instancia: Como

primer motivo de su impugnación, reclama la recurrente que en este proceso

existió un error pues el ofendido Luis Eduardo Brenes Ramírez, tal y como consta

en el libelo de folio 190, “revocó la instancia” en relación con los hechos cometidos

en su perjuicio, razón por la que el Tribunal no podía emitir un fallo condenatorio

pues carecía de legitimación para ello. Añade que además la víctima “nunca se

constituyó en parte ofendida” excepción que se mantuvo en la audiencia preliminar

y al inicio del debate sin que fuera acogida. El reclamo no es atendible: Según el

marco fáctico que la acusación y la sentencia contemplan, los hechos en perjuicio

de Luis Eduardo Brenes Ramírez constituyen el delito de robo agravado, que no

está contemplado por nuestra legislación procesal como un delito de acción

pública perseguible a instancia privada y menos aún como delito de acción privada

–numerales 18 y 19 del Código Procesal Penal- de manera tal que ningún poder

de disposición tenía el ofendido sobre el curso del proceso, habida cuenta de que

la acción penal nunca se convirtió en privada, porque el Ministerio Público siempre

sostuvo su papel, dada la gravedad de los hechos, aspecto que llevó a rechazar la
posibilidad incluso de una conciliación, en razón de la penalidad. Así, a pesar del

deseo del ofendido de no continuar adelante con el proceso, lo cierto es que no

tenía disposición sobre su curso. A lo dicho debe añadirse que no existe

obligación alguna para la víctima de constituirse como tal dentro del proceso, pues

su condición le viene de una situación fáctica –haber sido víctima de un hecho

delictivo- lo que termina de establecerse cuando se emite la sentencia

condenatoria. Sin embargo, a la víctima se le escucha e interviene en el proceso

sin que deba realizar ninguna formalidad para ello, excepción hecha de que

intervenga y se constituya en querellante, querellante adhesivo o en actor civil,

pues tales intervenciones sí aparejan la exigencia de algunas formalidades, pero

son absolutamente voluntarias y no implican que por sí mismas, el ofendido pierda


su condición de tal. Así las cosas, el alegato no es procedente y debe rechazarse.

XII- Violación a las reglas de la sana crítica: Como segundo motivo se

reclama la inobservancia de las reglas de la sana crítica al considerar los

Juzgadores que uno de los teléfonos celulares recuperado del interior del vehículo

fuera el mismo que el sustraído al ofendido Brenes Ramírez, cuando es claro que

los números de serie de ambos aparatos no coinciden, lo que evidencia una

contradicción entre la fundamentación fáctica y la descriptiva. Añade, que tampoco

el sello blanco estaba en poder de su defendido. Los reclamos no son

procedentes: Como se reiteran aspectos ya resueltos, debe remitirse a la

recurrente a lo razonado en los considerandos I, II, y III de esta sentencia y que


conducen al rechazo de esas alegaciones.

XIII- Violación a las reglas de la sana crítica: En tercer orden, la

impugnante reclama la inobservancia de las reglas de la sana crítica en este caso,

pues la evidencia material fue “manipulada” por terceras personas, por

particulares, lo que conduce a la invalidez de su incorporación, además de que las


actas de hallazgo y de decomiso son espurias, pues se desconoce el lugar, la

fecha, la persona que actúa y el sitio exacto de recolección de los objetos, lo que

implica un rompimiento de la cadena de custodia de la evidencia, tal y como en

forma reiterada se reclamó a lo largo del proceso, en la audiencia preliminar y en

el debate. Los hallazgos en el vehículo son espurios, pues la inspección se hizo

siete días después de los hechos sin que conste que el vehículo estuviera

asegurado ni quién lo custodió. Insiste, en que el celular que allí se encontró no

corresponde con el que pertenecía al ofendido y del sello blanco no existe prueba

testimonial que corrobore su hallazgo. Sin la existencia de esta prueba ilegalmente

incorporada no hay elementos de prueba suficientes que respalden la

condenatoria de su representado, al que solicita se le absuelva de toda pena y

responsabilidad. Los reclamos no son procedentes: Se analizó extensamente a

partir del considerando II de esta resolución, el tema de la cadena de custodia y de

lo ocurrido en el caso en estudio, concluyéndose que no existió vicio alguno en el

manejo de las evidencias en este asunto. Cabe recordar en todo caso, que no

existe por sí mismo vicio alguno en el hecho de que sean terceras personas las

que alleguen a la causa las evidencias. Se trata, en primer lugar y porque así

ocurrió en el caso concreto, de terceras personas completamente ajenas no sólo a

los hechos y los implicados, sino a la policía, actuando absolutamente de buena fe

y cumpliendo con el deber de colaborar con la policía y la administración de

justicia, por lo que mal se haría sancionando con nulidades inexistentes lo que

constituye un voluntario y honesto acto de colaboración. Adicionalmente, el

contacto de estos terceros con las evidencias fue meramente circunstancial y

puesto en inmediato conocimiento de las autoridades correspondientes, a escasas

horas de sucedida la persecución. Así, si algún error o manipulación hubieran

cometido estas personas –que en todo caso no son las que aportaron la mayor

cantidad de evidencia en este asunto- ello constituiría un problema de valoración


de la prueba y de aplicación de las reglas de la sana crítica eventualmente y no un

problema de violación a la cadena de custodia, pues atendiendo a la

conceptualización que ya se hizo de ésta, es claro que se exige a partir de que las

autoridades oficiales –sea policía judicial, administrativa y/o Ministerio Público, así

como a los peritos- entran en contacto y posesión del objeto material o evidencia,

pues es precisamente a ellos a quienes es exigible legalmente el deber de

aseguramiento y custodia debida y no a los terceros o personas que entran en

contacto de manera involuntaria y fortuita con ellos. En todo caso, como se indicó,

no existe razón alguna –ni sustento en los reclamos- para concluir que en este

caso haya habido manipulación o algún tipo de alteración de la evidencia, de


modo que procede rechazar los alegatos.

XIV- Violación al debido proceso: Como cuarto motivo del recurso se

reclama la incorporación ilegal de prueba. Refiere la impugnante que luego de

dieciséis meses de proceso, hasta el debate es cuando el Ministerio Público

solicitó la incorporación de unas fotografías que nunca había puesto en

conocimiento de la defensa. Si se aprecian las grabaciones y el acta de debate, se

da cuenta que las fotografías ofrecidas se relacionaban con el acta de hallazgo de

folio 70, petición que fue rechazada por el Tribunal, no obstante lo cual incorporó

cinco fotografías que se relacionan con la inspección del vehículo y que nunca

fueron puestas en conocimiento de la defensa ni se confirió por ende audiencia

para referirse a ellas. El reclamo no es procedente. Las fotografías que

cuestiona la defensa, respaldan gráficamente la diligencia de inspección que se

hizo en la fase de investigación, en presencia de la defensa de los acusados y que

se registró además en el acta de folio 54 en la que, por cierto, se indica que tal

diligencia se respaldó en el rollo fotográfico número 703-04, cuadros del 27 al 32

inclusive, precisamente el rollo y fotografías que se allegaron al proceso antes del


debate y cuando ya la causa estaba en el Tribunal de juicio. En este entendido,

pese a que en efecto debió comunicarse a las partes su arribo e incorporación al

juicio, lo cierto es que en debate fueron utilizadas y además, no se trataba de

prueba nueva sino de la que había constancia en el proceso, pues era el registro

de un acto realizado en presencia de todas las partes. La lectura del acta de

debate se dificulta pues no fue transcrita y la grafía es de difícil comprensión, de

manera que no puede corroborarse el tema y no es necesario escuchar los

casetes pues aún cuando no se avale el hecho de que no se pusiera en

conocimiento formalmente a las partes de la existencia de las fotografías, es claro

que ningún perjuicio se ha causado -como tampoco lo razona y sustenta la

impugnante- con su incorporación al proceso por todo lo expuesto. Así las cosas,
procede declarar sin lugar el reclamo.

XV- Violación al derecho de defensa: En quinto lugar, la recurrente insiste

en cuestionar la prueba documental de este caso, por la manipulación sufrida a su

juicio por la evidencia. Puntualiza, que al momento en que el oficial Barquero

Campos declaraba en la audiencia se solicitó el libro de evidencias del Organismo

de Investigación Judicial en Heredia, a fin de que el testigo aclarara múltiples

dudas respecto de la guarda y custodia de las evidencias. En criterio de la

impugnante, el testigo admitió que las evidencias se recabaron sin guardar la

custodia debida. Sin embargo, el Tribunal incorporó el libro pero no permitió

interrogar al testigo en cuanto al punto, con lo que coartó el ejercicio de la defensa

pues no se pudo interrogar al respecto. No es atendible el reclamo: El tema de la

custodia de las evidencias y el seguimiento documental que es posible darle en

esta causa, eliminan cualquier duda respecto de las pretendidas violaciones a la

cadena de custodia. Es patente cómo se pretende trasladar el tema, al hecho de

que en algunas de las evidencias y su descubrimiento, hayan participado de


manera fortuita y causal, terceras personas ajenas a los hechos y al proceso, sin

que en ello exista motivo de vicio o invalidez alguna, como ya se razonó. No

puntualiza la impugnante en todo caso, cuáles preguntas o interrogantes

concretas pudo haber hecho o no hizo por haber retirado al testigo de la sala,

como tampoco cuáles datos del libro de evidencias resultan relevantes para

sustentar su alegato de violación al derecho de defensa, todo lo cual le resta

esencialidad al reclamo. A lo dicho cabe añadir, que las evidencias que no fueron

devueltas a sus dueños, los ofendidos, estuvieron siempre adecuadamente

custodiadas e incluso en poder del Tribunal al momento de debate (cfr. solicitud

de traslado de evidencias hecha por la Jueza Tramitadora del Tribunal de Juicio

de Heredia, visible a folios 846 y 847 y oficio de salida y constancias de folios 848

a 855; oficio del Departamento de Seguridad, Depósito de Vehículos

Decomisados, de folios 877 y 878, todos folios del tomo III) , sin que, como se vio,

la defensa hiciera uso de ellas o explotara las pretendidas dudas, lo que afecta la

legitimación para impugnar tales extremos. Procede, por lo expuesto, declarar sin
lugar el alegato.

XVI- Violación a las reglas de la sana crítica: Como sexto reclamo por

vicios de naturaleza procesal, se alega la inobservancia de las reglas de

valoración de la prueba pues existe “una muy clara contradicción” en cuanto a la

hora de los hechos. El testigo Carlos Alberto Benavides Vargas indicó que él

conversaba por teléfono cuando fue asaltado y que ello ocurrió entre las nueve y

nueve y veinte minutos de la noche. Por su parte, la testigo Fonseca Vindas ubicó

el inicio de la persecución después de las seis de la tarde, mientras el testigo

Barquero Campos señaló que vieron al vehículo circular a gran velocidad por la

fábrica de pastas “Vigui”, alrededor de las nueve de la noche. Confrontando estos

testimonios se aprecia la contradicción en cuanto a la presunta hora de los


eventos y de la detención en flagrancia. Tales contradicciones fueron señaladas al

concluir en el debate sin que el Tribunal se detuviera a despejarlas, contrariando

su deber de valorar correctamente la prueba. El reclamo no es procedente: No

observa esta Sala contradicción alguna entre las declaraciones del ofendido

Benavides Vargas y el oficial Barquero Campos, antes bien, se complementan y

permiten tener un panorama cierto en cuanto a la hora en que los hechos se

dieron. En realidad, el sitio en que la víctima fue asaltada y aquél en que los

oficiales vieron circular al vehículo a gran velocidad, están a muy corta distancia

entre sí, de manera que es posible concluir –como bien lo hace el Tribunal- que es

inmediato a la huída luego de la última sustracción ocurrida en San Pablo de

Heredia, que la policía logra tener contacto visual con los acusados y se inicia la

persecución. Ya se indicó anteriormente que en efecto, hay una confusión en la

testigo Fonseca Vindas, que resulta de poca trascendencia porque no sólo las

actas de hallazgo, sino la detención misma de los acusados, el traslado de Mora

Obando al Hospital, la aparición por alerta de los vecinos del recorrido policial, de

parte de las evidencias que los imputados lanzaron del vehiculo mientras eran

perseguidos, en fin, la intervención de otros oficiales de la policía judicial y

administrativa además de los ya señalados, todas son actuaciones y referentes

que permiten ubicar cronológicamente la persecución como acaecida después de

las nueve de la noche, sin que haya contradicción esencial alguna. Así las cosas,
debe rechazarse el reclamo.

XVII- Errónea aplicación de la ley sustantiva: En los dos únicos reclamos

por vicios en la aplicación de la ley sustantiva, aduce la recurrente que en el fallo

se aplica indebidamente el numeral 212 inciso 3 del Código Penal, pues nunca se

logró ubicar a los imputados en el lugar de los hechos, nunca fueron objeto de un

reconocimiento legal ni se les decomisa objeto alguno que les fuera sustraído a los
ofendidos de modo que sin estos presupuestos la norma penal no podía aplicarse.

Además no puede afirmarse, como se hace en la sentencia, que resulta

“innecesario” comprobar cuál fue la conducta de los imputados, por ejemplo, en

relación con el delito de resistencia agravada. En cuanto a este último, señala que

nunca se logró comprobar la existencia de una voz de alto dada por la policía

judicial que participó en el operativo y que justificara hablar de una resistencia por

parte de los acusados. Lo único que sí está claro es, que la policía disparó al

vehículo en que viajaban los imputados “[…]y cualquier ciudadano que le disparen

de un vehículo sin insignias, sin identificación; por lógica intentará huir de su

agresor. Si no se configuró en forma indubitable la existencia de los elementos

objetivos para la aplicación del tipo, amén de la falta de fundamentación de la

sentencia en este extremo, es claro que es improcedente la aplicación del tipo

penal de la delincuencia de la Resistencia en su figura agravada […]””. El

reclamo no es procedente. En cuanto se reclama la ausencia de sustento para la

condenatoria por los dos delitos de robo agravado, tal y como se analiza

extensamente en los considerandos precedentes, existe abundante prueba que es

analizada en forma correcta en el fallo y que permite señalar a los imputados

como los autores de las dos sustracciones hechas con armas y por los tres

acusados, en clara distribución de funciones y co dominio y esta conclusión no se

ve afectada por la ausencia de reconocimientos físicos como se alega, pues en un

sistema de libre valoración y no de prueba tasada, interesa la calidad de la prueba

y de su valoración, aspectos que se cumplen a cabalidad en este caso. Y en

relación con el delito de resistencia agravada, tal y como de igual forma se indicó

líneas arriba, en efecto no puede establecerse quién de los acusados ejecutó los

disparos y quién lanzaba los objetos, conductas ambas que en todo caso, revelan

la voluntad común de todos los ocupantes del vehículo de huir de las autoridades

y resistir su intervención. Contrario a la afirmación de la recurrente y dada la


dinámica de los hechos que se dio en este caso –que le es propia y lo distingue de

los demás supuestos hipotéticos- la conducta de los acusados, su huída a gran

velocidad y el lanzamiento de objetos propiedad de los ofendidos, así como de las

armas y el abandono y huída del vehículo, revelan sin más su intención de

sustraerse a la actuación legítima de las autoridades, sabedores de su

participación reciente en dos hechos delictivos, razón por la cual trataron de

deshacerse incluso de cualquier elemento que los incriminara. No existe razón

alguna para dudar de que los oficiales hayan dado la voz de alto. El largo trayecto

de persecución, el cerco policial hecho a la altura del cementerio de Santo

Domingo y la ruta utilizada por los acusados para huir, evidencian que sí quisieron

sustraerse a la actuación policial y a su detención, disparando incluso, pues así lo

narraron los oficiales sin que haya motivo alguno para desmerecer sus dichos, en

los que se apoya en fallo, sin que se observe yerro alguno. Así las cosas, procede
declarar sin lugar los reclamos.

POR TANTO:

Se declaran sin lugar los recursos de casación interpuestos.

José Manuel Arroyo G.

Jesús Ramírez Q.
Rodrigo Castro M.
Magda Pereira V.
Jorge Arce V.

- Divorcio por Mutuo Consentimiento.

Artículo 404 fracción XVlll


EL MUTUO CONSENTIMIENTO
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3979/2014
QUEJOSO: *****

MINISTRO PONENTE: ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA


SECRETARIOS: ARTURO BÁRCENA ZUBIETA
ANA MARÍA IBARRA OLGUÍN

México, Distrito Federal. Acuerdo de la Primera Sala de la Suprema Corte


de Justicia de la Nación, correspondiente al día 25 de febrero de 2015.

VISTO BUENO
MINISTRO:

V I S T OS los autos para resolver el amparo directo en revisión número


3979/2014 interpuesto en contra de la sentencia dictada en el expediente número
***** por el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito.

R E S U L T A N D O:
COTEJÓ:

PRIMERO. Antecedentes.

Juicio ordinario civil. ***** demandó por la vía civil ordinaria a ***** la
disolución del vínculo matrimonial y la disociación del régimen patrimonial de la
sociedad legal por considerar que se actualizaban diversas causales de divorcio
previstas por el artículo 404 del Código Civil del Estado de Jalisco.

El Juzgado Noveno de lo Familiar del Primer Partido Judicial admitió la


demanda en sus términos, y dictó sentencia el 7 de febrero de 2013, en la que
esencialmente resolvió negar la disolución del vínculo matrimonial, decretar
improcedente la disociación de la sociedad legal entre las partes y no condenar en
costas.

Recurso de apelación. Inconformes con la anterior resolución, tanto la


parte actora como la parte demandada promovieron recursos de apelación de los
que tuvo conocimiento la Tercera Sala del Supremo Tribunal de Justicia del
Estado de Jalisco.

El 29 de agosto de 2013 la Sala dictó resolución, modificando la sentencia


combatida únicamente para el efecto de condenar en costas a *****, dejando por
tanto firmes los demás resolutivos.

SEGUNDO. Juicio de amparo. En contra de la anterior sentencia, *****


solicitó el amparo y protección de la justicia federal mediante escrito presentado el
23 de septiembre de 2013. El quejoso invocó como derechos fundamentales
violados los consagrados en los artículos 1, 4, 14, 16 y17 constitucionales y
expresó los conceptos de violación que estimó pertinentes.

Por razón de turno, correspondió conocer del asunto al Quinto Tribunal


Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, registrándolo con el número *****.
Seguido el proceso por su cauce legal, el Tribunal dictó sentencia el 30 de abril de
2014 en la que determinó negar el amparo solicitado.

TERCERO. Interposición del recurso de revisión. En desacuerdo con el


fallo anterior, el quejoso interpuso recurso de revisión con fecha 18 de agosto de
2014. Mediante proveído de 20 de agosto de 2014, el Presidente del Quinto
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito ordenó remitir los autos a
esta Suprema Corte de Justicia de la Nación.

CUARTO. Trámite del recurso de revisión ante la Suprema Corte de


Justicia de la Nación. Por acuerdo de 3 de septiembre de 2014, el Presidente de
este Alto Tribunal ordenó formar y registrar el expediente con el número
3979/2014 y admitió el recurso de revisión interpuesto con reserva del estudio de
importancia y trascendencia. Asimismo, se turnó el expediente al Ministro Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea para su estudio.Mediante proveído de 25 de septiembre de
2014, esta Primera Sala se avocó al conocimiento de este asunto.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Competencia. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación es competente para conocer del presente recurso de
revisión, en términos de lo dispuesto por los artículos 107, fracción IX, de la
Constitución; 83 de la Ley de Amparo; 21, fracción III, inciso a) de la Ley Orgánica
del Poder Judicial de la Federación; y en relación con lo establecido en los puntos
primero, tercero y sexto del Acuerdo General 5/2013, emitido por el Pleno de este
Alto Tribunal el 13 de mayo de 2013, en virtud de haberse interpuesto en contra de
una sentencia dictada por un Tribunal Colegiado de Circuito.

SEGUNDO. Oportunidad. De las constancias de autos se advierte que la


sentencia recurrida se notificó personalmente al quejoso el jueves 7 de agosto de
2014, surtiendo efectos el viernes8 siguiente, por lo que el plazo de diez días que
señala el artículo referido corrió del lunes11 de agosto al viernes 22 de agosto de
2014, descontándose los días 9, 10,16 y 17 de agosto por ser inhábiles, de
conformidad con los artículos 19 de la Ley de Amparo y 163 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial de la Federación.Dado que el recurso de revisión fue
presentado el 18 de agosto de 2014, es evidente que se interpuso oportunamente.

TERCERO. Cuestiones necesarias para resolver el asunto. En este


considerando se resumen los conceptos de violación, las consideraciones del
Tribunal Colegiado y los agravios esgrimidos por el recurrente.

I. Demanda de amparo En su escrito de demanda el quejoso presentó


esencialmente los siguientes argumentos en contra de la sentencia dictada por la
Sala responsable:

(1) Inconstitucionalidad del artículo 404 del Código Civil del Estado de
Jalisco.

El artículo 404 del Código Civil del Estado de Jalisco resulta inconstitucional
al vulnerar el contenido de los artículo 1° constitucional; 1°, 3°, 7°, 16, y 20
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, 22, apartado1, 23,
apartado 1, y 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y
16, 17 y 21 de la Convención Americana de los Derechos Humanos, pues
obliga a permanecer en matrimonio, violando por tanto el derecho humano
de separarse libremente de cualquier asociación.

El matrimonio es una sociedad ente un hombre y una mujer con la finalidad


de integrar una familia que de ninguna manera puede ser forzada, ya que al
momento de que alguna de las partes decide no continuar con el matrimonio
aquella finalidad automáticamente se trunca. Si bien tradicionalmente ha
sido catalogada como una institución en esencia es una asociación entre
dos personas.
(2) Inconstitucionalidad de los artículos 404, fracciones VIII y IX y 410 del
Código Civil del Estado de Jalisco. Los preceptos citados violan las
garantías de igualdad y seguridad jurídica, puesto que prevén causales de
divorcio que únicamente pueden ser invocadas por el cónyuge abandonado,
y no por el cónyuge separado del domicilio conyugal o al que se le ha
impedido regresar al hogar conyugal, generando una situación claramente
desfavorable para éste último.

(3) Procedencia de la acción de divorcio con base en la fracción VIII del


artículo 404 del Código Civil del Estado de Jalisco. Contrario a lo que
concluye la Sala responsable si resultaba procedente la acción de divorcio
con base en la causal contenida en la fracción VIII del citado artículo 404 del
Código Civil estatal, pues al quejoso también le reviste la calidad de
consorte abandonado. Lo anterior es así, en virtud de haber sido corrido y
negado el acceso al hogar conyugal.

(4) Procedencia de la acción de divorcio con base en la fracción I del


artículo 404 del Código Civil del Estado de Jalisco. Si bien es
prácticamente imposible acreditar la infidelidad sexual (causal contenida en
la fracción I del artículo 404 del Código Civil estatal) la Sala responsable
valoró indebidamente el cúmulo de pruebas aportadas al juicio, pues en su
conjunto era posible discernir que la cónyuge mantenía una relación
extramarital.

(5) Omisión de la Sala de realizar el control difuso de constitucionalidad.


La Sala responsable omitió realizar el control difuso de constitucionalidad, al
efecto de confrontar los artículos 404 y 410 del Código Civil del Estado de
Jalisco con los derechos humanos de libertad de asociación, igualdad y
seguridad jurídica de los que es titular.
II. Sentencia de amparo directo. El Tribunal Colegiado expresó esencialmente
las siguientes consideraciones en su sentencia:

(1) Constitucionalidad del artículo 404 del Código Civil del Estado de
Jalisco.

Si bien, el artículo 1° constitucional, 16 de la Declaración Universal de los


Derechos Humanos; 17 de la Convención Americana de Derechos
Humanos y 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
prevén entre otros derechos personalísimos, el de todo individuo a elegir
de forma libre y autónoma el de contraer matrimonio o no, así como el de
solicitar su disolución.

Ahora bien, el ejercicio de dicho derecho no tiene una condición de


autoaplicabilidad, pues los referidos instrumentos internacionales
establecen una reserva a favor del Estado para que éste establezca los
límites al ejercicio del derecho y los procedimientos para la disolución del
matrimonio que considere más adecuados para regular las realidades
propias de su jurisdicción

Por lo tanto, el derecho a decidir libremente permanecer o no unido en


matrimonio, queda supeditado a que dicha pretensión cumpla con los
límites que el propio sistema jurídico le impone.

En esa línea, del contenido de los artículos 403, 404, 405 bis, 406 y 410
del Código Civil del Estado de Jalisco, se desprenden como formas de
disolución matrimonial: el divorcio necesario (con diecinueve causales), el
procedimiento por mutuo consentimiento, y el divorcio administrativo. Por
lo tanto, la legislación civil estatal no impide que se disuelva el matrimonio,
pues contiene un catálogo de causales para producir la disolución, e
inclusive en su fracción XIX del citado artículo 404 se establece la
posibilidad de promover el divorcio sin justificar causa alguna después de
dos años de no cohabitar.

Finalmente, no se desconoce que en las tesis CCXXII/2009 y


CCXXIX/2012 de la Suprema Corte se determinó que el divorcio tanto por
voluntad unilateral como sin expresión de causa son acordes a lo previsto
por el artículo 4 constitucional; 17 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, sin embargo ello se debió a que dichas formas de disolución
matrimonial sí se encuentran previstas en las legislaciones que se
analizaron (Hidalgo y Distrito Federal), lo cual no ocurre en la legislación
civil del Estado de Jalisco.

(2) Es inoperante el concepto de violación consistente en que los


artículos 404, fracciones VIII y IX y 410 del Código Civil del Estado de
Jalisco, son inconstitucionales. Siguiendo lo dispuesto por la
jurisprudencia de rubro: “IGUALDAD. CRITERIOS QUE DEBEN
OBSERVARSE ENEL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE
NORMAS QUE SE ESTIMAN VIOLATORIAS DE DICHA GARANTÍA.”, un
régimen jurídico no es discriminatorio en sí mismo, sino en relación con
otro. En ese sentido, el quejoso omite mencionar la legislación que
autorice al cónyuge que se separó del hogar conyugal, o incumplió algún
otro deber matrimonial, invocar dicho incumplimiento como causal de
divorcio. Tampoco menciona con qué otro cónyuge culpable que es
tratado de manera desigual en otra legislación se le deba comparar. Como
consecuencia, se concluye que no existe base alguna para realizar el
estudio de igualdad normativa planteado.

(3) Es infundado que la acción de divorcio, resultaba procedente con


base en la fracción VIII del artículo 404 del Código Civil del Estado de
Jalisco. El consorte no adquirido por analogía la calidad de consorte
abandonado, pues contrario a lo aducido por el quejoso, no es posible
concluir de las pruebas del juicio natural que éste haya sido obligado a
abandonar el domicilio conyugal o que se le haya impedido el acceso al
mismo. En cualquier caso, y aun cuando pudiera revestir la calidad de
consorte abandonado, no demandó el divorcio dentro del plazo para que
dicha causal se actualiza.

(4) Es inoperante que la acción de divorcio, resultaba procedente con


base en la fracción I del artículo 404 del Código Civil del Estado de
Jalisco. El quejoso omite combatir frontalmente los argumentos de la Sala
con base en los cuales declaró improcedente la acción de divorcio de
infidelidad sexual de su cónyuge, a saber: que dicha causal requiere de
que se demuestren las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que
la demandada mantuvo relaciones sexuales con alguien distinto a su
cónyuge, circunstancias que no fueron acreditadas en el juicio natural. Por
tanto, dichos argumentos de la Sala responsable deben permanecer
firmes en el acto reclamado.

(5) Es fundado pero inoperante el concepto de violación consistente en


que la Sala responsable estaba facultada para realizar el control
difuso de constitucionalidad y convencionalidad. El Tribunal Colegiado
concede razón al quejoso en que la autoridad responsable podía verificar
si los artículos combatidos eran acordes o no a la Constitución Federal y a
los tratados internacionales de los que México es parte. No obstante, a
juicio del órgano colegiado los conceptos de violación específicos que
pretenden demostrar la inconstitucionalidad del artículo 404 del Código
Civil del Estado de Jalisco resultaron ineficaces.

III. Recurso de revisión. El tercero interesado planteó los siguientes agravios en


contra de la sentencia de amparo dictada por el Tribunal Colegiado:
(1) Inconstitucionalidad del artículo 404 del Código Civil del Estado de
Jalisco.

Su inconstitucionalidad deriva al no prever la posibilidad del divorcio sin


causa, por la mera voluntad unilateral de uno de los cónyuges, por lo que
impide el libre desarrollo de la personalidad para alcanzar el proyecto de
vida al que tienen derecho todas las personas.

Asimismo, el quejoso esgrime que el numeral transgrede el derecho de


separarse libremente de cualquier asociación por la mera voluntad del
individuo.

Finalmente, el quejoso argumenta que el artículo citado imposibilita el


cumplimiento de los fines del matrimonio consagrados en el artículo 273
del Código Civil del Estado de Jalisco, pues no brinda seguridad jurídica de
su situación a quienes integran el vínculo familiar.

(2) Omisión de realizar el estudio de igualdad planteado por el quejoso. El


órgano colegiado omitió el estudio de igualdad que planteó en su demanda
de amparo, pues dicho estudio debió de haberse realizado considerando la
violación a la garantía de igualdad originada partir de la interpretación
realizada por las autoridades responsables.

En efecto, las autoridades responsables interpretaron el artículo 404 del


Código Civil del Estado de Jalisco en el sentido de que únicamente el
cónyuge separado puede ejercer la acción de divorcio con base en la causal
de separación o abandono del hogar conyugal por más de seis meses,
coartando así el derecho de invocar dicha fracción al cónyuge que se separó
con causa justificada.

CUARTO. Estudio de la procedencia del recurso de revisión. Antes de


abordar el análisis de los argumentos hechos valer por la parte recurrente debe
examinarse si el presente asunto reúne los requisitos de importancia y
trascendencia para estar en aptitud de decidir si el recurso es o no procedente.

Con esa intención conviene destacar, en principio, que de la interpretación


armónica de los artículos 107, fracción IX, de la Constitución General de la
República; 83 y 93 de la Ley de Amparo, y 10, fracción III, y 21, fracción III, inciso
a), de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, en relación con el
Acuerdo 5/1999 del Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicado en el Diario Oficial de la Federación el 22 de junio del 1999, se obtiene
que la procedencia del recurso de revisión contra sentencias que en amparo
directo pronuncien los Tribunales Colegiados de Circuito, se encuentra
condicionada a la concurrencia de los siguientes requisitos:

A.Que en la sentencia recurrida se formule un pronunciamiento sobre la


constitucionalidad de normas generales, o la interpretación directa de un
precepto constitucional; o de los derechos humanos establecidos en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, u omitan decidir sobre
tales cuestiones cuando hubieren sido planteadas; y

B. Que el problema de constitucionalidad entrañe la fijación de un criterio


jurídico de importancia y trascendencia.

Los requisitos de importancia y trascendencia están determinados por el


Tribunal Pleno en el Acuerdo General 5/1999, en el cual se establece que, por
regla general, se entenderá que no se surten los requisitos de importancia y
trascendencia cuando:

a) Exista jurisprudencia sobre el tema de constitucionalidad planteado.

b) No se hayan expresado agravios o cuando, habiéndose expresado, sean


ineficaces, inoperantes, inatendibles o insuficientes, siempre que no se advierta
queja deficiente que suplir.

c) En los demás casos análogos a juicio de la Sala correspondiente.

Lo anterior se confirma con el criterio jurisprudencial 64/2001, de la


Segunda Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, que esta Primera
Sala comparte, con el rubro: “REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO. REQUISITOS
PARA SU PROCEDENCIA.”2

En el presente caso, el recurso cumple los requisitos de procedencia antes


mencionados, en tanto en la demanda de amparo, el quejoso manifestó que el
artículo 404, del Código Civil del Estado de Jalisco, resultaba inconstitucional e
inconvencional, por obligarlo a permanecer en matrimonio, violando por tanto el
derecho humano de separarse libremente de cualquier asociación.

QUINTO. Estudio de fondo. Esta Primera Sala debe determinar si el


artículo 404 del Código Civil del Estado de Jalisco vulnera derechos
fundamentales, al obligar a los cónyuges a permanecer en matrimonio hasta que
acrediten alguna de las causas taxativamente establecidas en el citado artículo.

1. El derecho al libre desarrollo de la personalidad y sus límites

2
Tesis: 2a./J. 64/2001. Localizable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo XIV, Diciembre de 2001, página 315.
Más allá de la forma institucional que pueda adoptar en los distintos
ordenamientos, ya sea como derecho fundamental o como un principio informador
del orden jurídico, en el derecho comparado se ha entendido que el libre desarrollo
de la personalidad otorga la posibilidad a cada individuo de determinar por sí
mismo su proyecto vital, sin que el Estado pueda interferir en esas decisiones,
salvo para salvaguardar derechos similares de las demás personas. 3

En este sentido, el libre desarrollo de la personalidad constituye la


expresión jurídica del principio liberal de “autonomía de la persona”, de acuerdo
con el cual al ser valiosa en sí misma la libre elección individual de planes de vida,
el Estado tienen prohibido interferir en la elección de éstos, debiéndose limitar a
diseñar instituciones que faciliten la persecución individual de esos planes de vida
y la satisfacción de los ideales de virtud que cada uno elija, así como a impedir la
interferencia de otras personas en la persecución de esos planes de vida.4

En el ordenamiento mexicano, esta Suprema Corte ha entendido que el


libre desarrollo de la personalidad es un derecho fundamental que deriva su vez
del derecho a la dignidad. En el amparo directo 6/2008,5 el Pleno de este Alto
Tribunal sostuvo que “[e]l individuo, sea quien sea, tiene derecho a elegir en forma
libre y autónoma, su proyecto de vida, la manera en que logrará las metas y
objetivos que, para él, son relevantes”. En dicho precedente se explicó que el
derecho al libre desarrollo de la personalidad permite “la consecución del proyecto
de vida que para sí tiene el ser humano, como ente autónomo”, de tal manera que
comporta “el reconocimiento del Estado sobre la facultad natural de toda persona
a ser individualmente como quiere ser, sin coacción, ni controles injustificados o
impedimentos por parte de los demás, con el fin de cumplir las metas u objetivos
que se ha fijado, es decir, es la persona humana quien decide el sentido de su
propia existencia, de acuerdo a sus valores, ideas, expectativas, gustos, etcétera”,

3
Díez-Picazo, Luis María, Sistema de derechos fundamentales, 2ª ed., Madrid, Thomson-Civitas,
2005, p. 67.
4
Nino, Carlos, Ética y derechos humanos. Un ensayo de fundamentación, 2ª ed., Buenos Aires,
1989, p. 204
5
Sentencia de 6 de enero de 2009, resuelta por el Pleno de la Suprema Corte.
criterio que posteriormente fue recogido en la tesis aislada de rubro “DERECHO
AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. ASPECTOS QUE
COMPRENDE”.6

Ahora bien, si el libre desarrollo de la personalidad permite a los individuos


elegir y materializar los plantes de vida que estimen convenientes, es evidente que
al tratarse de un derecho fundamental el contenido de éste debe vincular a todas
las autoridades estatales. En efecto, en el marco del Estado constitucional es un
lugar común sostener que los derechos pueden representarse como prohibiciones
que pesan sobre los poderes públicos,7 aunque se trate de una representación
incompleta. En este caso, el derecho al libre desarrollo de la personalidad
indiscutiblemente impone límites al legislador, de tal manera que puede decirse
que éste “no goza de una libertad omnímoda para restringir la libertad de las
personas y, en ese sentido, restringir sus autónomos proyectos de vida y el modo
en que se desarrollan”.8 De esta forma, como ocurre con cualquier derecho
fundamental, los límites a la libertad de configuración del legislador están
condicionados por los alcances del derecho al libre desarrollo de la personalidad.

Si esto es así, para determinar si una medida legislativa vulnera este


derecho fundamental hay que precisar a su vez los límites del libre desarrollo de la
personalidad. En relación con este tema, en el citado amparo directo 6/2008, el
Pleno de esta Suprema Corte explicó que este derecho“ no es absoluto, pues
encuentra sus límites en los derechos de los demás y en el orden público” (énfasis
añadido).Como puede observarse, se trata de límites externos al derecho que
funcionan como cláusulas que autorizan al legislador a intervenir en el libre
desarrollo de la personalidad,9 siempre y cuando la medida legislativa sea idónea

6
Novena Época , Registro: 165822, Instancia: Pleno, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente: Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXX, Diciembre de 2009, Materia(s): Civil,
Constitucional, Tesis: P. LXVI/2009, Página: 7.
7
Prieto Sanchís, Luis, Justicia constitucional y derechos fundamentales, Madrid, Trotta, 2003, p.
217.
8
Díez-Picazo, op. cit., p. 70.
9
Sobre esta manera de entender la forma en la que operan los límites externos a los derechos,
véase Prieto Sanchís, op. cit, p. 222
para proteger los derechos de terceros y/o el orden público y además no restrinja
de manera innecesaria y desproporcionada este derecho fundamental. Como ha
explicado la doctrina especializada, los derechos fundamentales y sus respectivos
los límites externos operan como principios, de tal manera las relaciones entre
éstos encierran una colisión que debe resolverse con ayuda del test de
proporcionalidad.10

Así, el derecho fundamental adopta una doble fisonomía: antes de practicar


el test de proporcionalidad presenta un carácter prima facie y sólo después de que
se ha realizado el escrutinio adquiere un carácter definitivo, de tal suerte que si la
medida legislativa limitadora no supera el test de proporcionalidad en sus tres
gradas (idoneidad, necesidad y proporcionalidad en estricto sentido) el contenido
definitivo del derecho será coincidente con el atribuido prima facie; en cambio, si la
ley se encuentra justificada a la luz del test de proporcionalidad el contenido del
derecho será más reducido que el aparente o prima facie.11

De acuerdo con lo anterior, hay que determinar, en primer lugar, si la


medida legislativa analizada en este caso, es decir, si el artículo 404 del Código
Civil del Estado de Jalisco al exigir la acreditación de causales cuando no existe
mutuo consentimiento de los contrayentes para divorciarse, incide en el contenido
prima facie del derecho al libre desarrollo de la personalidad. En caso de que esta
primera condición se cumpla, posteriormente debe realizarse un test de
proporcionalidad para verificar si la medida legislativa analizada es idónea para
promover los límites externos del derecho y, en caso de que se supere esta grada,
hay que descartar que la afectación al derecho al libre desarrollo de la
personalidad sea innecesaria y desproporcionada en estricto sentido.

2. Análisis de constitucionalidad del artículo 404 del Código Civil del Estado
de Jalisco.

10
Ídem.
11
Ibídem, p. 221.
El artículo 404 del Código Civil del Estado de Jalisco, establece
textualmente:

Artículo 404. Son causas de divorcio:

I. La infidelidad sexual;

(REFORMADA, P.O. 27 DE MAYO DE 2008)


II. El hecho de que alguno de los cónyuges tenga un hijo, durante el
matrimonio, concebido antes de celebrarse éste, con persona diversa a su
consorte. Para que proceda la acción en el caso de la mujer es necesario
que lo anterior sea declarado judicialmente; y tratándose del cónyuge varón
se requiere que este sea condenado en juicio de reconocimiento de
paternidad;

III. La propuesta de un cónyuge para prostituir a su consorte, sea que lo


haya hecho directamente o consienta en ello por cualquier causa;

IV. La incitación o la violencia hecha por un cónyuge al otro, para cometer


algún delito;

V. Los actos inmorales ejecutados por el marido o la mujer con el fin de


corromper a los hijos, tanto los de matrimonio como los de uno solo de los
cónyuges, así como la tolerancia en su corrupción. La tolerancia debe ser
de actos positivos y no por omisión;

VI. Padecer alguna enfermedad crónica o incurable que sea además


contagiosa o hereditaria, que ponga en peligro la vida del otro cónyuge y
que se prolongue por más de dos años;

VII. Padecer enajenación psíquica incurable declarada judicialmente;

VIII. La separación del hogar conyugal por más de seis meses, sin causa
justificada;

(REFORMADA, P.O. 19 DE SEPTIEMBRE DE 2000)


IX. La separación del hogar conyugal por mas de un año sin el
consentimiento del otro consorte;

El plazo señalado en esta fracción empezará a contar a partir de la


interpelación judicial o extrajudicial ante notario, que se haga al cónyuge
separado para su reintegración al hogar conyugal;
X. La declaración de ausencia legalmente hecha o la de presunción de
muerte, en los casos de excepción en que no se necesita para que se haga
ésta que proceda la declaración de ausencia;

(REFORMADA, P.O. 13 DE NOVIEMBRE DE 2007)


XI. La violencia intrafamiliar, entendida ésta como el maltrato físico o
psicológico que infiera un cónyuge a otro o contra sus descendientes, con la
intención de dañar, humillar o despreciar al ofendido;

XII. La incompatibilidad de caracteres que haga imposible la vida conyugal,


que sólo podrá invocarse después de pasado un año de celebrado el
matrimonio;

XIII. La negativa injustificada a dar alimentos al otro cónyuge y a los hijos,


sin necesidad de que exista requerimiento ni sentencia judicial relativa a la
reclamación de los mismos;

XIV. La acusación calumniosa hecha por un cónyuge contra el otro, por


delito que merezca pena mayor de dos años de prisión;

XV. Haber cometido uno de los cónyuges un delito que no sea político y que
sea infamante, por el cual tenga que sufrir una pena de prisión mayor de
dos años;

XVI. Los hábitos de juego o de embriaguez o el uso indebido y persistente


de drogas enervantes, con fines no terapéuticos, cuando amenacen causar
la ruina de la familia o constituyan un continuo motivo de desavenencia
conyugal;

(REFORMADA, P.O. 29 DE DICIEMBRE DE 2009)


XVII. Cometer un cónyuge contra la otra persona o los bienes del otro, un
delito declarado por sentencia ejecutoria, o bien, un acto que sería punible
si se tratara de persona extraña, siempre que tal acto tenga señalada en la
Ley una pena que exceda de un año de prisión;

(REFORMADA, P.O. 29 DE DICIEMBRE DE 2009)


XVIII. El mutuo consentimiento, y

(ADICIONADA, P.O. 29 DE DICIEMBRE DE 2009)


XIX. La separación ininterrumpida de los cónyuges por más de dos años,
sin causa justificada, cuyo lapso empieza a correr al momento mismo de la
separación.
Esta causal podrá ser invocada por cualquiera de los cónyuges, si
transcurridos dos años de separados, quien teniendo el derecho de acción
para invocar el divorcio por las causales previstas en las fracciones VIII y IX
de este mismo artículo no lo ha hecho.
Del contenido del citado artículo, se advierte que exige la acreditación de
causales para hacer procedente la disolución del vínculo matrimonial. Ahora bien,
de acuerdo con la metodología expuesta, antes de aplicar el test de
proporcionalidad es necesario verificar si el contenido de dicho artículo es una
medida legislativa que incide en el contenido prima facie del derecho al libre
desarrollo de la personalidad.

Como ya se señaló, este derecho otorga a los individuos la posibilidad de


elegir y materializar el plan de vida que estimen más conveniente. En este orden
de ideas, si el artículo combatido impide a una persona decidir libremente el
estado civil que desea tener, toda vez que se le obliga a acreditar una causal para
poder disolver el vínculo matrimonial a pesar de que su voluntad no es
permanecer casado, es evidente que se trata de una medida que interviene de
forma indiscutible en el contenido prima facie del derecho al libre desarrollo de la
personalidad.

Al respecto, en el derecho comparado se ha llegado a conclusiones


similares. Así, por ejemplo, el Tribunal Constitucional español ha señalado con
toda claridad que “[l]a libertad de opción entre el estado civil de casado o el de
soltero es uno de los derechos fundamentales más íntimamente vinculados al libre
desarrollo de la personalidad”, de tal manera que “el Estado no puede imponer un
determinado estado civil” (énfasis añadido).12

Sobre este tema, el Pleno de este Alto Tribunal sostuvo en el amparo


directo 6/2008 que “el derecho al libre desarrollo de la personalidad, comprende,
entre otras, la libertad de contraer matrimonio o no hacerlo”. Si esto es así, es
válido suponer que la decisión de un cónyuge de no permanecer casado, con
independencia de los motivos que tenga para ello, también forma parte de un plan
de vida elegido de manera autónoma, el cual no debe ser obstaculizado por el
Estado ni por un tercero, como ocurre cuando el otro cónyuge se niega a otorgar

12
ATC 156/1987 de 11 de febrero.
el divorcio, lo que significa que esa decisión también está amparada al menos
prima facie por este derecho.

Al analizar la constitucionalidad de una legislación que establecía el divorcio


sin expresión de causa, en el citado amparo directo 912/2009, esta Primera Sala
señaló que “es preponderante la voluntad del individuo cuando ya no desea seguir
vinculado con su cónyuge, en virtud de que esa voluntad no está supeditada a
explicación alguna”. En dicho precedente se explicó lo inconveniente que resulta
que no se decrete un el divorcio cuando no se han probado las respectivas
causales, pues lo que subyace a un litigio de este tipo son “matrimonios que de
facto estaban rotos”. De esta manera, en ese asunto se sostuvo que “el divorcio es
sólo el reconocimiento del Estado de una situación de hecho respecto de la
desvinculación de los cónyuges cuya voluntad de no permanecer unidos
legalmente debe de respetarse”. En esta misma línea, en el amparo directo en
revisión 1905/2012, esta Primera Sala explicó que “la voluntad de las partes es
un elemento esencial del matrimonio y debe ser tomada en cuenta para decidir si
éste seguirá existiendo o si se disolverá, pues no puede ser reconocida sólo al
momento de celebrarse el matrimonio y soslayarse una vez tramitado el divorcio”.

Así, las consideraciones anteriores muestran que el régimen de disolución


de matrimonio que exige la acreditación de una causal cuando no existe el
consentimiento de ambos cónyuges para divorciarse es una medida que incide
directamente en el ámbito protegido prima facie por el derecho al libre desarrollo
de la personalidad.

Una vez establecida esta premisa, corresponde realizar el test de


proporcionalidad para verificar si la medida legislativa analizada supera
sucesivamente cada una de las tres gradas de este escrutinio: idoneidad,
necesidad y proporcionalidad en sentido estricto.
En este orden de ideas, esta Primera Sala estima que el régimen de
disolución del matrimonio que se está analizando no supera ni siquiera la primera
grada del test de proporcionalidad, toda vez que la medida legislativa no es idónea
para alcanzar ninguno de los fines que se desprenden de los límites externos del
derecho: ni la protección de derechos de terceros ni la protección del orden
público.

En este segundo caso, al margen de lo complicado que resulta definir un


concepto tan vago como el de “orden público”, no parece posible imaginar de qué
forma una medida como ésta pudiera ser adecuada para promover ese fin. En
cambio, sí es posible sostener que la medida enjuiciada tiene como objetivo la
protección de otros derechos, específicamente los derechos de la familia
establecida a partir del matrimonio que se pretende disolver. Así, para poder
determinar si la medida es idónea para alcanzar ese fin es necesario primero
precisar los alcances que esta Suprema Corte ha atribuido al derecho a la
protección de la familia.

El artículo 4º constitucional contiene un mandato de protección a la familia


al establecer que la ley “protegerá la organización y el desarrollo” de ésta. No
obstante, como se muestra a continuación, la doctrina de esta Suprema Corte se
ha encargado de establecer con toda claridad que de este mandato no se
desprende que el matrimonio deba considerarse necesariamente la base del
núcleo familiar protegido por la Constitución, ni menos aún que de él se derive una
exigencia para que el legislador diseñe un régimen de divorcio en el que la
disolución del matrimonio deliberadamente se dificulte bajo la premisa de que esta
situación sólo puede permitirse de manera excepcional.

Al respecto, debe recordarse que en la acción de inconstitucionalidad


2/201013 esta Suprema Corte se encargó de precisar el alcance de este mandato
constitucional de protección a la familia. El Pleno de este Alto Tribunal sostuvo, a

13
Sentencia de 16 de agosto de 2010, resuelta por el Pleno de la Suprema Corte.
partir de una interpretación evolutiva del artículo 4º constitucional, que este
precepto no alude a un “modelo de familia ideal” que tenga como presupuesto al
matrimonio heterosexual y cuya finalidad sea la procreación. En este sentido, esta
Suprema Corte aclaró que la protección de la familia que ordena la Constitución
no se refiere exclusivamente a la familia nuclear que tradicionalmente ha sido
vinculada al matrimonio: padre, madre e hijos biológicos.

En dicho precedente, el Pleno afirmó que la Constitución tutela a la familia


entendida como “realidad social”, lo que significa que esa protección debe cubrir
todas sus formas y manifestaciones existentes en la sociedad: familias nucleares
compuestas por padres e hijos (biológicos o adoptivos) que se constituyan a
través del matrimonio o uniones de hecho; familias monoparental compuestas por
un padre o una madre e hijos; familias extensas o consanguíneas que se
extienden a varias generaciones, incluyendo ascendientes, descendientes y
parientes colaterales; y desde luego también familias homoparentales
conformadas por padres del mismo sexo con hijos (biológicos o adoptivos) o sin
ellos.

En términos similares, en la Opinión Consultiva OC-17/2002,14 al


establecer los alcances del derecho a la protección de la familia previsto en el
artículos 17 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,15 la Corte
Interamericana destacó la importancia de determinar “el alcance que tiene el
concepto de familia”. Con apoyo en la jurisprudencia del Tribunal Europeo de

14
Opinión Consultiva OC-17/2002, 28 de agosto de 2002, solicitada por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos sobre la Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño
15
Artículo 17. Protección a la Familia
1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida por la
sociedad y el Estado.
2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si
tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en que
éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en esta Convención.
3. El matrimonio no puede celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los contrayentes.
4. Los Estados Partes debe7n tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y
la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante
el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución, se adoptarán
disposiciones que aseguren la protección necesaria de los hijos, sobre la base única del interés y
conveniencia de ellos.
Derechos Humanos, sostuvo que el concepto de vida familiar “no está reducid[o]
únicamente al matrimonio y debe abarcar otros lazos familiares de hecho donde
las partes tienen vida en común por fuera del matrimonio” (párrafo 69).
Posteriormente, en el caso Atala Riffo y niñas v. Chile,16 siguiendo el criterio de
diversos órganos de derechos humanos creados por tratados, dicho tribunal
internacional explicó que “no existe un modelo único de familia” de tal manera que
“la imposición de un concepto único de familia debe analizarse no sólo como una
posible injerencia arbitraria contra la vida privada, según el artículo 11.2 de la
Convención Americana, sino también, por el impacto que ello pueda tener en un
núcleo familiar, a la luz del artículo 17.1 de dicha Convención.” (párrafo 172,
énfasis añadido).

En esta línea, en el amparo directo en revisión 1905/2012,17 esta Primera


Sala explicó que el orden jurídico mexicano ha evolucionado “hacia un concepto
de familia fundado esencialmente en la afectividad, el consentimiento y la
solidaridad libremente aceptada con la finalidad de llevar a efecto una convivencia
estable” (énfasis añadido), lo que significa que sólo “se puede seguir afirmando
que la familia es la base de la sociedad si la misma se equipara a una estructura
básica de vínculos afectivos vitales, de solidaridad intra e intergeneracional y de
cohesión social, pero parece claro que esa estructura descansa sobre una base
muy diversificada, en la cual el matrimonio es sólo un elemento posible, pero no
necesario” (énfasis añadido).

En este orden de ideas, esta Primera Sala sostuvo en el amparo directo


917/2009,18 precedente donde se analizó por primera vez la constitucionalidad de

16
Caso Atala Riffo y Niñas vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 24 de febrero
de 2012. Serie C No. 239.
Fondo, Reparaciones y Costas
Sentencia del 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239
17
Sentencia de 22 de agosto de 2012, resuelta por unanimidad de cinco votos de los Ministros
Jorge Mario Pardo Rebolledo, José Ramón Cossío Díaz (Ponente), Guillermo I. Ortiz Mayagoitia,
Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
18
Sentencia de 23 de septiembre de 2009, resuelta por unanimidad de cuatro votos de los señores
Ministros José Ramón Cossío Díaz, Juan N. Silva Meza, Olga Sánchez Cordero de García Villegas
una legislación que establecía el divorcio sin causa, que “el Estado a través de la
figura del divorcio ha buscado solucionar las relaciones disfuncionales de maltrato
o de violencia familiar que pudieran suscitarse con posterioridad a la unión
matrimonial, cuando los cónyuges estimen ya no convivir; de ahí, que debe otorgar
los medios necesarios para disolver esa unión y solucionar las desavenencias
existentes, sin que sea su objetivo crear candados para mantener unidos a
quienes han decidido por su propia voluntad no cohabitar ni cumplir con los
deberes del matrimonio sino que por el contrario uno de los objetivos que persigue
al proteger a la familia es evitar la violencia, ya sea física o moral como
consecuencia de la controversia suscitada con motivo de los divorcios necesarios”
(énfasis añadido).

De acuerdo con lo anterior, la protección de la familia no puede conseguirse


en ningún caso “creando candados” para mantener unidas a dos personas que
han celebrado un matrimonio en el caso en el que al menos una de ellas decide
romper esa relación. En este sentido, en este último precedente de la Primera
Sala se señaló específicamente que el “divorcio sin causales no atenta contra la
sociedad sino por el contrario el Estado en su afán de protegerla trata de evitar
conflicto en la disolución del vínculo matrimonial a través de una cuestión
declarativa, sin que exista controversia en la causa que justifica el que uno de los
consortes lo solicite”. Así, esta Primera Sala concluyó que el sistema de disolución
del matrimonio sin causa constituye un “un régimen de fácil acceso al divorcio, en
el que es suficiente la solicitud unilateral de la disolución del matrimonio, para que
el juez la decrete aun sin causa para ello, donde incluso no importa la posible
oposición del diverso consorte, y todo ello con la finalidad de evitar
enfrentamientos entre personas y familias que alientan con demasiada frecuencia
entre ellos odio, violencia egoísmo y acciones maliciosas, lo que suele trascender
al equilibrio anímico no tan sólo de los hijos sino también de los miembros que
integran ese núcleo familiar”.

(Ponente) y Presidente Sergio A. Valls Hernández. Ausente el Ministro José de Jesús Gudiño
Pelayo.
Si bien este pronunciamiento se realizó a propósito del análisis de la
constitucionalidad de una legislación que establecía el divorcio sin causa, esas
consideraciones resultan relevantes para este asunto porque descartan
expresamente que el mandato de protección a la familia derivado del artículo 4º
constitucional imponga al legislador la obligación de dificultar la disolución del
matrimonio. Así, si no es viable sostener que la propia Constitución exija la
existencia de un régimen de disolución del matrimonio basado en causales.

De esta manera, si se parte de la forma en la que esta Suprema Corte ha


entendido el mandato de protección a la familia, parece evidente que imponer la
obligación de acreditar causales de divorcio para poder disolver el
matrimonio no es una medida adecuada para alcanzar ese fin ni para
salvaguardar los derechos de sus miembros. El hecho de que se obligue a una
persona a permanecer casada en contra de su voluntad no contribuye de ninguna
manera a proteger los derechos de los miembros de la familia.

Por todas las consideraciones anteriores, esta Primera Sala concluye que el
artículo 404 del Código Civil del Estado de Jalisco, en el cual se establecen las
causales que hay que acreditar para que pueda decretarse la disolución del
matrimonio cuando no existe muto consentimiento de los cónyuges para
divorciarse resulta inconstitucional, pues constituye una medida legislativa que
restringe injustificadamente el derecho al libre desarrollo de la personalidad, toda
vez que no resulta idónea para perseguir ninguno de los límites
constitucionalmente legítimos que tiene este derecho fundamental: los derechos
de terceros y el orden público.

De acuerdo con lo anterior, la inconstitucionalidad de dicho artículos debe


tener como efecto que la Sala responsable decrete el divorcio sin que exista
cónyuge culpable. Así, dicha Sala no puede condicionar el otorgamiento del
divorcio a la prueba de alguna causal, de tal manera que para decretar la
disolución del vínculo matrimonial basta con que uno de los cónyuges lo solicite
sin necesidad de expresar motivo alguno. En este sentido, el hecho de que en
esos casos se decrete el divorcio sin la existencia de cónyuge culpable no implica
desconocer la necesidad de resolver las cuestiones familiares relacionadas con la
disolución del matrimonio, como pudieran ser la guarda y custodia de los hijos, el
régimen de convivencias con el padre no custodio, los alimentos o alguna otra
cuestión semejante.

Por lo demás, esta Primera Sala estima importante destacar que estas
instituciones del derecho familiar, en las cuales resulta relevante la figura de
“cónyuge culpable”, no resultan afectadas por la inconstitucionalidad del sistema
de divorcio a través de causales. Por un lado, no hay que perder de vista que en la
mayoría de los casos estas instituciones funcionan de manera independiente al
sistema de causales de divorcio, es decir, las legislaciones analizadas no
condicionan su existencia o aplicación a la declaratoria de culpabilidad de unos de
los cónyuges. Por otro lado, esta Primera Sala ha establecido en varios
precedentes que algunas de estas instituciones no deben relacionarse con la
culpabilidad de alguno de los cónyuges.

En el caso de los alimentos, el artículo 419 del Código Civil del Estado de
Jalisco establece el derecho a una pensión alimenticia para el cónyuge inocente
cuando se decrete el divorcio por alguna causal. Sin embargo, en la contradicción
de tesis 148/2012,19 esta Primera Sala ha establecido que los alimentos tienen
como fundamento “la solidaridad que debe manifestarse entre las personas con
algún vínculo familiar”, de tal manera que en ningún caso puede considerarse que
se trata de una sanción. En consecuencia, los alimentos no pueden condicionarse
ni decretarse en función de la culpabilidad de alguno de los cónyuges.

19
Sentencia de 11 de julio de 2012, resuelta por mayoría de cuatro votos de los Ministros
Jorge Mario Pardo Rebolledo, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Presidente (Ponente) Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, en contra del emitido por el Ministro
José Ramón Cossío Díaz.
En el caso de la indemnización a la que tiene derecho el cónyuge que se
dedica preponderantemente al hogar durante el matrimonio (artículo 417 Bis del
Código Civil del Estado de Jalisco), esta Primera Sala sostuvo en el amparo
directo en revisión 597/201420 que se trata de una medida compensatoria que
tiene como finalidad proteger “a quienes, en una relación permanente de pareja –
sea de matrimonio o de concubinato–, se encuentran en una situación de
desventaja económica, por haberse dedicado preponderantemente al hogar y no
haber desarrollado patrimonio propio”. Por tanto, la pensión compensatoria puede
otorgarse con independencia a la culpabilidad o inocencia de los cónyuges.

El artículo 417 de dicho Código también establece que el cónyuge culpable


perderá todas las donaciones que se le hubieren dado con motivo del matrimonio.
En este supuesto podría subsistir la figura de cónyuge culpable, únicamente para
el efecto de que el cónyuge inocente pueda probar alguna causal y, en
consecuencia, pueda decretarse la pérdida de las donaciones.

En relación con la institución de la guarda y custodia de los hijos menores de


edad, en la legislación que se estudia no se incluye a la inocencia o culpabilidad de
los cónyuges como criterio para otorgar la guarda y custodia. Además, en
cualquier caso esta Primera Sala en reiteradas ocasiones ha establecido que el
interés del menor constituye el límite y punto de referencia último de la institución
de la guarda y custodia, por lo que es dicho principio lo que debe guiar la decisión
y no la culpabilidad o inocencia de los cónyuges.

20
Sentencia de 19 de noviembre de 2014, resuelta por unanimidad de votos de los
Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo,
Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Presidente y Ponente Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Los Ministros José Ramón Cossío Díaz y Olga Sánchez Cordero de García Villegas, se reservan el
derecho de formular voto concurrente.
En cuanto el impedimento para contraer matrimonio, el artículo 420 del
Código Civil de Jalisco establece que el cónyuge culpable no podrá volver a
casarse durante los siguientes dos años, debe señalarse que se trata de un
condicionamiento que, al igual que las causales de divorcio, limitaría de una
manera injustificada el derecho al libre desarrollo de la personalidad.

Así, las consideraciones anteriores muestran que la doctrina de esta Primera


Sala ha ido evolucionando para considerar que la declaración del divorcio es una
cuestión independiente a las demás instituciones familiares, las cuales deberán
tramitarse y resolverse de acuerdo a su propia naturaleza y características.

En consecuencia, y con base en lo antes relacionado, lo procedente es


conceder el amparo y protección de la Justicia Federal, para el efecto de que la
Sala responsable deje sin efectos la sentencia reclamada y en su lugar emita otra,
en la que decrete la disolución de vínculo matrimonial, con la sola voluntad del
cónyuge sin necesidad de expresar motivo alguno, es importante destacar que el
hecho de que se decrete el divorcio sin la existencia de cónyuge culpable no
implica desconocer la necesidad de resolver las cuestiones familiares relacionadas
con la disolución del matrimonio, como pudieran ser la guarda y custodia de los
hijos, el régimen de convivencias con el padre no custodio, los alimentos o alguna
otra cuestión semejante.

Finalmente, al haber resultado suficientes los anteriores argumentos, en


acatamiento de la presente ejecutoria de amparo, resulta innecesario el estudio de
los restantes conceptos de violación, atendiendo al principio de mayor beneficio,
toda vez que aún en el supuesto de resultar fundados, no mejorarían lo ya
alcanzado. Sirve de apoyo a lo anterior, la jurisprudencia sustentada por el
Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, de rubro:
“CONCEPTOS DE VIOLACIÓN EN AMPARO DIRECTO. EL ESTUDIO DE LOS
QUE DETERMINEN SU CONCESIÓN DEBE ATENDER AL PRINCIPIO DE
MAYOR BENEFICIO, PUDIÉNDOSE OMITIR EL DE AQUELLOS QUE AUNQUE
RESULTEN FUNDADOS, NO MEJOREN LO YA ALCANZADO POR EL
QUEJOSO, INCLUSIVE LOS QUE SE REFIEREN A CONSTITUCIONALIDAD DE
LEYES.”21

Por lo expuesto y fundado, se resuelve

PRIMERO. En la materia de la revisión, se revoca la sentencia recurrida.

SEGUNDO. La Justicia de la Unión ampara y protege a *****, para los


efectos precisados en la parte final del último considerando.

Notifíquese; con testimonio de la presente resolución, vuelvan los autos al


Tribunal de su origen y, en su oportunidad, archívese el toca como asunto
concluido.

Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, por mayoría de cuatro votos de los señores Ministros: Arturo Zaldívar Lelo
de Larrea (Ponente), José Ramón Cossío Díaz, quien se reservó su derecho a
formular voto concurrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas, y Presidente
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien se reservó su derecho a formular voto
concurrente. En contra del emitido por el señor Ministro Jorge Mario Pardo
Rebolledo, quien se reservó su derecho a formular voto particular.

Firman el Presidente de la Sala y el Ministro Ponente con el Secretario de


Acuerdos, que autoriza y da fe.

21
Tesis: P./J. 3/2005. Localizable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Tomo XXI, Febrero de 2005, página 5.
PRESIDENTE DE LA PRIMERA SALA:

MINISTRO ALFREDO GUTIÉRREZ ORTIZ MENA

P O N E N T E:

MINISTRO ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA

SECRETARIO DE ACUERDOS DE LA PRIMERA SALA:

LIC. HERIBERTO PÉREZ REYES

En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II, 13, 14 y 18 de la Ley


Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en
esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como
reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos. CONSTE.

AMIO/LNN
- Separación de personas.
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1905/2012.

QUEJOSA: **********.

PONENTE: MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ


SECRETARIA: TERESITA DEL NIÑO JESÚS LÚCIA SEGOVIA
México, Distrito Federal. La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, en la sesión correspondiente al día veintidós de agosto de dos mil doce
emite la siguiente:

SENTENCIA

Mediante la que se resuelve el amparo directo en revisión 1905/2012, promovido


por **********, contra la sentencia dictada el veinticuatro de mayo de dos mil doce
por el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Noveno Circuito, en el juicio de
amparo directo 138/2012.

I. ANTECEDENTES

1. El siete de septiembre de dos mil once, ante el Juzgado Tercero Familiar del
Distrito Judicial de Pachuca, Estado de Hidalgo, **********, en la vía especial
familiar de divorcio unilateral, demandó de ********** el divorcio unilateral; para ello,
se basó en los hechos y consideraciones legales que estimó oportunos.

2. El nueve de septiembre del año dos mil once, la Jueza Tercero Familiar del Distrito
Judicial de Pachuca, Estado de Hidalgo, admitió la demanda; a la cual dio
contestación en tiempo y forma **********, mediante escrito de fecha seis de
octubre de dos mil once, presentando una contrapropuesta a la solicitud de
divorcio.

3. Seguidos los trámites legales, el diez de enero de dos mil doce, la Jueza Tercero
Familiar del Distrito Judicial de Pachuca, Estado de Hidalgo, dictó sentencia en la
cual declaró la disolución del vínculo matrimonial que unía a ********** y **********,
así como el pago de la compensación a que alude el artículo 476 Bis del Código
de Procedimientos Familiares del Estado de Hidalgo, a favor de la última y a cargo
del primero, y dejó a salvo los derechos de las partes para hacerlos valer en la vía
y forma que corresponda.
II. TRÁMITE

4. Demanda de amparo. **********, promovió un juicio de amparo contra la sentencia


pronunciada en el expediente 799/2011, mediante escrito presentado el treinta y
uno de enero de dos mil doce en el Juzgado Tercero de lo Familiar del Tribunal
Superior de Justicia del Estado de Hidalgo, quien a su vez remitió la demanda de
amparo al Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Noveno Circuito, mediante
oficio número 301/2012 de fecha dieciséis de febrero del dos mil doce.

5. La quejosa precisó como garantías violadas las consagradas en los artículos 1°,
14, 16 y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como
los artículos 1°, 8 y 17 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos.

6. Resolución del juicio de amparo. El Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo


Noveno Circuito registró el amparo directo bajo el número 138/2012, admitió la
demanda a trámite y dio al Agente del Ministerio Público de la Federación adscrito
la participación que le corresponde conforme a la ley, esto mediante acuerdo de
diecisiete de febrero de dos mil once.

7. El Tribunal Colegiado dictó sentencia el veinticuatro de mayo de dos mil doce. En


ella consideró fundado uno de los conceptos de violación y otorgó el amparo.
Más adelante se sintetizarán los argumentos en que basó su determinación.

8. Recurso de revisión. La quejosa promovió recurso de revisión mediante escrito


recibido el catorce de junio en la Oficina de Correspondencia Común de los
Tribunales Colegiados del Vigésimo Noveno Circuito. Mediante oficio No. 4953 de
fecha veinte de junio de dos mil doce, el Magistrado Presidente de dicho órgano
remitió el asunto a esta Suprema Corte.
9. Recibidos los autos, el Presidente de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación
―mediante acuerdo de veinticinco de junio de dos mil doce— tuvo por recibido el
expediente, lo registró bajo el rubro 1905/2012, ordenó su remisión a la Primera
Sala por ser un asunto de su especialidad y también que en su oportunidad se
remitiera al Ministro José Ramón Cossío Díaz para la elaboración del proyecto de
resolución.

10. La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se avocó al


conocimiento del asunto, por acuerdo de dos de julio de dos mil doce; en ese
mismo acuerdo, se remitió el expediente al Ministro José Ramón Cossío Díaz para
la elaboración del proyecto de resolución.

11. Elementos necesarios para resolver el asunto. A continuación se sintetizarán


los conceptos de violación, la resolución del Tribunal Colegiado y los agravios
expresados por la recurrente.

12. Conceptos de violación. La peticionaria de amparo, **********, expresó como


conceptos de violación los siguientes:

13. En su primer concepto de violación señaló que le causó perjuicio el hecho de que
la resolución impugnada se haya fundamentado en una norma inconvencional,
pues con base en el Decreto publicado el treinta y uno de marzo del dos mil once
mediante el cual se reformó la Ley para la Familia del Estado de Hidalgo, la
autoridad responsable decretó la disolución del vínculo matrimonial por divorcio
unilateral, sin proteger la igualdad y la equivalencia de responsabilidades en el
proceso de divorcio, por tanto, —precisó la quejosa— dicha norma aplicada
resultó inconstitucional.

14. Respecto a la reforma impugnada argumentó que se instituyó en el nuevo artículo


103 de la Ley para la Familia del Estado de Hidalgo, que la única causa para pedir
el divorcio era la voluntad de uno o de ambos cónyuges, con lo cual, al dejar de
ser el matrimonio un acto jurídico bilateral sinalagmático irrevocable, cualquiera de
los cónyuges podía válidamente dejar de cumplir con cualquiera de las
obligaciones derivadas de la figura del matrimonio, como lo fue la obligación de
dar alimentos, dejando en estado de indefensión a la parte contraria, ya que de
acuerdo a lo precisado por la quejosa, los cónyuges no tienen este derecho una
vez declarado el divorcio. Lo anterior, conforme a la legislación impugnada.
15. Por otra parte, la quejosa manifestó que el artículo 103 de la Legislación
impugnada violentaba en su perjuicio lo establecido en el artículo 17 del Pacto de
San José, en virtud de que la eliminación de las causales de divorcio y la omisión
del legislador de pactar la obligatoriedad de una pensión alimenticia a favor del
cónyuge inocente, implicaba el dejar de proteger a la familia, así como también la
eliminaba por la simple voluntad de uno de los cónyuges.

16. Asimismo, precisó que, el hecho de que se permitiera el divorcio unilateral,


implicaba la revocabilidad del matrimonio y por lo tanto hacía que careciera de
sanción el incumplimiento a los deberes conyugales, lo que claramente violaba la
obligación de los Estados Partes de tomar medidas apropiadas para asegurar la
igualdad de derechos y responsabilidades de los cónyuges.

17. Señaló que contrajo matrimonio 28 años antes de la entrada en vigor de la reforma
impugnada, por lo que, el matrimonio debía regirse por las causales de divorcio
anteriores a dicha reforma, pues la aplicación de la nueva visión del matrimonio
como un contrato revocable por voluntad de uno solo de los cónyuges, iba en
contra de la sistemática jurídica y de la teleología con la que había sido contraído
el matrimonio.

18. De acuerdo a lo anterior, la quejosa precisó que existía una profunda desigualdad
de derechos y una inadecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges
en cuanto a la disolución del matrimonio, en virtud de que con la reforma
impugnada se dejaba totalmente en estado de abandono a la quejosa al no
establecer un mecanismo seguro para gozar de una pensión alimenticia después
de ejecutoriado el divorcio.

19. En su segundo concepto de violación manifestó que la sentencia impugnada fue


violatoria a su garantía de audiencia establecida en el artículo 14 Constitucional y
8° del Pacto de San José, en virtud de que se le privó de sus derechos sin que
existiera un previo juicio en el que se cumplieran las formalidades esenciales del
procedimiento. Por tanto, declaró la quejosa, la reforma al Código de
Procedimientos Familiares de fecha treinta y uno de marzo de dos mil once, la
cual instituía las reglas del procedimiento de divorcio unilateral, resultaba ser
inconstitucional e inconvencional en virtud de que no contemplaba la existencia de
las etapas de contestación a la demanda, así como la de ofrecimiento, admisión,
desahogo de pruebas y alegatos.

20. Al respecto, la quejosa afirmó que el hecho de que la reforma no previera el


derecho de audiencia, no era justificación para que la Juzgadora de primer grado
violara en su perjuicio dicho derecho, ni tampoco la eximía de oír a la quejosa en
defensa, por lo que no se respetaron sus derechos fundamentales de seguridad
jurídica propios de los principios de audiencia y legalidad.

21. En su tercer concepto de violación manifestó que la sentencia impugnada fue


violatoria del principio de no aplicación retroactiva de la norma en perjuicio de la
quejosa, plasmado en el artículo 14 Constitucional, en virtud de que el matrimonio
entre el actor y la quejosa al haber sido celebrado 28 años antes de la entrada en
vigor de la reforma impugnada, dicho matrimonio debía regirse por las causales de
divorcio anteriores a esta última, pues la aplicación que se hacía de la nueva
visión del matrimonio —precisó la quejosa— como un contrato revocable por
voluntad de uno solo de los contratantes, iba en contra de la sistemática jurídica y
de la teleología con la que fue contraído el matrimonio y bajo las cuales ambos
cónyuges dieron su consentimiento. Por tanto, la aplicación que se realizó de una
norma cuya vigencia no resultaba aplicable al caso concreto, fue insatisfactoria de
uno de los fines del derecho, que lo fue la seguridad jurídica.

22. Finalmente, en su cuarto concepto de violación señaló que la sentencia


impugnada fue violatoria de los principios de legalidad plasmados en los artículos
14 y 16 Constitucionales, en virtud de que injustificadamente absolvió al cónyuge
actor del pago de una pensión alimenticia provisional y definitiva, por tanto, no
debió de revocarse la pensión provisional decretada sino hasta que se hubiera
discutido en el relativo juicio contencioso el tema de la pensión, por lo que al
haberse revocado, se vulneraron en su perjuicio los artículos anteriormente
citados, así como el 1°, 8° y 17 del Pacto de San José.

23. Sentencia recurrida. Las consideraciones que el Segundo Tribunal Colegiado del
Vigésimo Noveno Circuito expresó para otorgar el amparo son las siguientes:

24. Estimó que el primer concepto de violación hecho valer por la quejosa respecto a
que la resolución impugnada se fundamentó en una norma inconvencional al
decretar la disolución del vínculo matrimonial por divorcio unilateral, resultó ser
infundado, en virtud de que los artículos 102 y 103 de la Ley para la Familia en el
Estado de Hidalgo, preveían la posibilidad de que el divorcio, podía ser solicitado
por uno o ambos cónyuges, de ahí que no podía sostenerse que no había
igualdad y equivalencia de responsabilidades en el proceso de divorcio.

25. Por otra parte, señaló que además de contradictoria resultó ser infundada la
aseveración realizada por la quejosa respecto a que sólo uno de los cónyuges
podía demandar el divorcio, en virtud de que la Ley para la Familia del Estado de
Hidalgo, establecía que dicha disolución del vínculo matrimonial podía solicitarse
por uno o ambos cónyuges, por lo que no se establecía lo que alegó la parte
quejosa, es decir, la Ley no establecía dicha circunstancia planteada en el
concepto de violación.
26. Respecto a lo manifestado por la quejosa de que quien promueve la acción de
divorcio unilateral no tiene la obligación de pagar alimentos, el Tribunal Colegiado
del conocimiento decidió calificarlo de infundado, en virtud de que el precepto 471
del Código de Procedimientos Familiares para el Estado de Hidalgo, preveía la
posibilidad de que desde la presentación de la solicitud de divorcio, se dictara de
oficio las medidas provisionales pertinentes, como son las cantidades que a título
de alimentos debía dar el deudor alimentario al cónyuge acreedor y a los hijos que
correspondiera, medida que debía ser ratificada o modificada, conforme al material
probatorio, o en su defecto, en la sentencia.

27. Es así que, el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Noveno Circuito expresó
que contrario a lo alegado por la parte quejosa, la reforma a la Ley para la Familia
y al Código de Procedimientos Familiares, ambos del Estado de Hidalgo, no
resultó ser violatoria de los artículos 1° y 14 Constitucionales, ni del 16 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, mucho menos del 1°, 8° y 17 de la
Convención Interamericana de Derechos Humanos.

28. La parte quejosa se dolió del hecho de que el matrimonio dejó de ser un acto
jurídico bilateral irrevocable, argumento que fue calificado de infundado por parte
del Tribunal Colegiado del conocimiento, en virtud de que la parte quejosa olvidó
que el matrimonio es una institución de derecho civil que parte de la base de la
autonomía de la voluntad de las personas, lo que quiere decir, que si se
encontraban con la libertad de decidir su unión, también contaban con la libertad
para decidir no seguir unidas por ese vínculo.

29. Por otra parte, respecto al argumento hecho valer por la quejosa de que la reforma
impugnada violó en su perjuicio lo establecido en el artículo 17 del Pacto de San
José, resultó ser infundado, en virtud de que el precepto internacional citado
(establece la posibilidad de disolver el matrimonio, y si bien prevé que debe ser
protegida la familia, tomando medidas que traten a sus miembros en igualdad de
derechos y responsabilidades), en nada se contraponía a la reforma impugnada,
ya que conforme a los preceptos 102 y 103 de la Ley para la Familia para el
Estado de Hidalgo, se indicaba que el divorcio podía solicitarse por uno o ambos
cónyuges, por tanto —precisó el Tribunal Colegiado— dichas disposiciones no
estaban dirigidas a una persona en particular, y por ello, no podía válidamente
sostenerse que sólo se estaba protegiendo a uno de los consortes.

30. De acuerdo a lo planteado por la quejosa, el divorcio unilateral implicaba la


revocabilidad del matrimonio y la ausencia de sanción por el incumplimiento de los
deberes conyugales, argumento que fue calificado de infundado, dado que se
omitía apreciar que en la Legislación Familiar del Estado de Hidalgo, el divorcio
unilateral lo podía promover cualquiera de los cónyuges, incluso ambos, dejando
claro que no estaba dirigido a que pudiera hacerlo solamente el cónyuge culpable;
además —indicó el Tribunal colegiado—, no se dejaba en estado de indefensión a
quien no lo intentaba, pues en términos del cuarto párrafo del artículo 473 del
Código de Procedimientos familiares para el Estado de Hidalgo, se dejaban a
salvo los derechos de las partes para su resolución en juicio diverso.

31. Precisó que era infundado el alegato hecho valer también en el primero de sus
conceptos de violación, en el sentido de que, a diferencia de la legislación del
Estado de Hidalgo, la del Distrito Federal, si contemplaba el hecho de que el
cónyuge dedicado a las labores del hogar, tendría derecho a una pensión
alimenticia definitiva. Lo anterior es así, en virtud de que, de acuerdo al artículo
267 del Código Civil para el Distrito Federal, no se podía advertir lo que alegaba la
quejosa, pero lo que si se establecía —señaló el Tribunal Colegiado— y podía
obtenerse de una lógica jurídica, era el derecho a la pensión alimenticia y la
compensación (en el caso del régimen de separación de bienes), lo cual estaba
sujeto a prueba, tal y como también lo preveía la legislación del Estado de
Hidalgo. Por tanto, concluyó que al prever el divorcio por voluntad unilateral, no se
violaba el primer párrafo del artículo 4° de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
32. Por tanto, y contrario a lo aseverado por la parte quejosa, el Tribunal Colegiado
señaló que la sentencia reclamada, no transgredía el artículo 1° y 4°
Constitucionales, por lo que aplicó la tesis aislada de la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en la página 281, del tomo
XXX, del mes de diciembre de 2009, del rubro y texto siguiente: ‘DIVORCIO POR
VOLUNTAD UNILATERAL DEL CÓNYUGE. LOS ARTÍCULOS 266 Y 267 DEL
CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL, REFORMADO MEDIANTE
DECRETO PUBLICADO EN LA GACETA OFICIAL DE LA ENTIDAD EL 3 DE
OCTUBRE DE 2008, NO VIOLAN EL PRIMER PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 4o. DE
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS’. Lo
anterior, en virtud de que se respetaron los derechos humanos, en tanto se dio
garantía de audiencia a la quejosa, tan así fue, que formuló contrapropuesta del
convenio, como establece el precepto 471 del Código de Procedimientos
Familiares para el Estado de Hidalgo.

33. Por otra parte, el Tribunal Colegiado en conocimiento del asunto, declaró
infundada la aseveración de la parte quejosa, vertida en su segundo concepto de
violación, en el sentido de que con la sentencia dictada se violaba el derecho
humano de audiencia, esto es así ya que en la legislación familiar para el Estado
de Hidalgo, se preveía esa figura jurídica, ya que se otorgaba un término a quien
no formulaba la solicitud de divorcio unilateral, a manifestar lo que a su derecho
correspondía, así como a manifestar su conformidad con el convenio, o caso
contrario, a presentar la correspondiente contrapropuesta. Lo cual se pudo
confirmar en el hecho de que no se le dejó en estado de indefensión a la quejosa,
porque incluso, dio respuesta a la propuesta del convenio y se dejaron a salvo
los derechos de las partes para que los hicieran valer en la vía y forma
correspondiente.

34. Respecto al tercer concepto de violación, en el cual la quejosa aducía que por la
fecha de celebración del matrimonio se hacía inaplicable la reforma por ser
retroactiva y con lo cual se vulneraba la garantía consagrada en el primer párrafo
del artículo 14 Constitucional, en cuanto al efecto retroactivo de las leyes, resultó
ser infundado, en virtud de que el análisis sobre la aplicación retroactiva de una
ley, no implicaba el estudio de las consecuencias de ésta sobre lo sucedido en el
pasado, sino verificar que dicha aplicación se llevara a cabo dentro de su ámbito
temporal de validez, es decir, sin afectar situaciones jurídicas concretas o
derechos adquiridos por el gobernado con anterioridad a la entrada en vigor de la
disposición aplicada.

35. De acuerdo a lo anterior, el Tribunal Colegiado concluyó que la responsable,


estuvo en lo correcto, al aplicar la nueva legislación familiar, en la sentencia
reclamada, en tanto que fue la más favorable a la quejosa y no se afectaron
derechos adquiridos por la misma, con anterioridad a la entrada en vigor de la
disposición aplicada. Se sostuvo que fue la que más favorecía a la quejosa,
porque a través del divorcio unilateral se trataba de evitar los efectos generados
por el maltrato o la violencia familiar que en muchas de las ocasiones alcanzaba a
los menores de edad, y que en el mejor de los casos, tardaba como mínimo un
año para resolver en sentencia de primera instancia.

36. Finalmente, el cuarto concepto de violación fue calificado de fundado por el


Tribunal Colegiado del conocimiento, en virtud de que al haber levantado la
medida provisional que decretó la responsable, a favor de la quejosa, consistente
en una pensión alimenticia, en la sentencia de divorcio, indiscutiblemente, la dejó
en estado de indefensión, pues no podía obtener lo suficiente para su
subsistencia, por lo menos hasta que se instaurara el contradictorio, ya que se
dedicó durante su matrimonio al trabajo en el hogar, al cuidado y crianza de los
hijos. Asimismo, tampoco está demostrado que la quejosa, tenga un bien inmueble
propio, por lo cual, es evidente, el a quo, debió decretar las medidas necesarias
para que obtuviera lo necesario para su subsistencia.

37. Agravios. La recurrente ********** expresó que la sentencia recurrida le causa los
agravios que a continuación se sintetizan:
38. En su primer agravio expresó que la Ley para la Familia del Estado de Hidalgo es
inconstitucional por inconvencional, en tanto que es violatoria de los artículos 16
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y 1, 8 y 17 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, así como 1° y 4° de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

39. El Tribunal Colegiado confundió el argumento toral de la quejosa, toda vez que el
mismo consistía en que la ley impugnada era inconvencional por violar el deber
del Estado de proteger a la familia, ya que la sola posibilidad de entablar un
divorcio sin causales de suyo violenta dicho deber, siendo que el Tribunal
Colegiado lo que estudió fue la existencia o no de la violación a los derechos de
igualdad y equivalencia de responsabilidades en el proceso de divorcio.

40. El Tribunal Colegiado no estudio el fondo del asunto, ya que para que el Estado
cumpla con su deber de proteger a la familia debe necesariamente garantizar su
permanencia y restringir la posibilidad de iniciar un juicio de divorcio al común
acuerdo de los cónyuges o que se pruebe una causa justificada para ello.

41. El Tribunal Colegiado pasó por alto que la derogación del artículo 103 de la ley
impugnada es un cambio total, filosófico y muy profundo que invierte la teología de
la teoría que sustenta la existencia del matrimonio y su permanencia, por lo que al
eliminar las causales de divorcio se afectó la naturaleza de obligaciones perfectas
pues antes existía una sanción para el caso de incumplimiento de obligaciones
derivadas del vínculo matrimonial, como en el caso de la pensión alimentaria,
siendo que ahora el ex cónyuge que pretenda obtenerla deberá acreditar la
necesidad de la misma.

42. En el régimen anterior el Estado sí cumplía con su obligación de proteger a la


familia, pues garantizaba la permanencia del matrimonio al dificultar la disolución
del mismo, siendo que en el régimen actual el Estado incumple con este deber al
permitir que el matrimonio no sea una institución permanente y al no prever
sanciones para el caso del incumplimiento de obligaciones.

43. Contrariamente a lo expuesto en la sentencia de divorcio, la necesidad de que el


incumplimiento de las obligaciones derivadas del matrimonio tenga una sanción
legal no se satisface con la indemnización compensatoria, pues contrariamente a
lo razonado en la sentencia impugnada dicha compensación siempre ha sido una
consecuencia del divorcio, además de que la misma tiene una naturaleza
indemnizatoria y no sancionatoria.

44. Contrario a lo señalado por el Tribunal Colegiado, un divorcio sin la voluntad de


ambos cónyuges y sin causa justificada constituye una violación al artículo 17 de
la Convención Americana de Derechos Humanos, en virtud de que la eliminación
de las causales de divorcio implica el dejar de proteger a la familia y exponerla de
forma total a su eliminación por la simple voluntad de uno de los cónyuges.

45. La permanencia del matrimonio forma parte de los elementos más indispensables
de la protección de la familia y no reconocerlo así es condenar a las futuras
generaciones a ver el matrimonio como un chiste que cualquier puede borrar con
un simple procedimiento chafa.

46. La reforma no sólo no garantiza la equivalencia de responsabilidades de los


cónyuges sino que elimina dichas responsabilidades al no prever para su
incumplimiento sanciones legales, por lo que deja al cónyuge que si quiere cumplir
con dichas obligaciones totalmente indefenso sin protección y sin estabilidad en el
matrimonio.

47. Contrario a lo señalado por el Tribunal Colegiado, no es aplicable la tesis aislada


de la Suprema Corte con número de registro 165809, de rubro: ‘DIVORCIO POR
VOLUNTAD UNILATERAL DEL CÓNYUGE. LOS ARTÍCULOS 266 Y 267 DEL
CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL, REFORMADO MEDIANTE
DECRETO PUBLICADO EN LA GACETA OFICIAL DE LA ENTIDAD EL 3 DE
OCTUBRE DE 2008, NO VIOLAN EL PRIMER PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 4o. DE
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS’, ya
que dicho análisis se realizó con base en una litis totalmente diversa a la
planteada, ya que la Corte se concretó a confrontar la legislación del Distrito
Federal con el artículo 4 constitucional, siendo que en el caso se reclama la
violación del artículo 17 del Pacto de San José y la demanda de amparo se
presentó en fecha posterior a la reforma constitucional en materia de derechos
humanos.

48. En su segundo agravio manifestó que es inconstitucional el Código de


Procedimientos Familiares del Estado de Hidalgo, en tanto que viola los artículos
14 constitucional y 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos, debido
a que no respeta la garantía de audiencia.

49. Señaló que la ley sólo le da un plazo de 15 días para manifestar su conformidad
con la propuesta de convenio o establecer una contrapropuesta, mas no le da la
posibilidad de contestar las pretensiones, de atacar los hechos o de interponer
excepción alguna contra el actor.

50. Precisó que tampoco tiene la posibilidad de ofrecer y desahogar pruebas, ya que
con la descausalización del divorcio basta con la voluntad de una de las partes
para desvincular la relación marital, dejando a un lado la prueba como medio
primordial en todo proceso para probar la base de la acción.

51. Asimismo, manifestó que no se contempla la existencia de las etapas procesales


de contestación a la demanda, ofrecimiento, admisión y desahogo de pruebas ni la
posibilidad de formular alegatos, por lo que se trata de un procedimiento
paraprocesal de jurisdicción voluntaria disfrazado de juicio contencioso que al
decretarse privó a la quejosa de sus derechos al estado civil, a heredar de su
cónyuge, a una pensión alimentaria, a usar su nombre de casada, a ser
considerada como tal y a continuar formando una familia.

52. Finalmente, señaló que la circunstancia de que el nuevo Código de


Procedimientos Familiares ahora ya no prevea el derecho de audiencia, de
ninguna manera es una justificación para la Juzgadora de primer grado a violar en
mi perjuicio dicho derecho, ni la exime de darme oportunidad de oírme en defensa,
en atención a que, en ausencia de precepto específico, o incluso en su contra, se
halla el mandato imperativo del artículo 14 constitucional, que protege dicha
garantía a favor de todos los gobernados, sin excepción.

III. COMPETENCIAY OPORTUNIDAD

53. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es legalmente


competente para conocer del presente recurso de revisión, en términos de lo
dispuesto por los artículos 107, fracción IX de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos; 84, fracción II de la Ley de Amparo; 21, fracción III,
inciso a) de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y en relación con
los puntos segundo, tercero y cuarto Transitorios del Acuerdo General número
5/2001, del Pleno de este Alto Tribunal, publicado en el Diario Oficial de la
Federación el veintinueve de junio de dos mil uno. Esto, en virtud de que se
interpone en contra de una sentencia dictada por un Tribunal Colegiado de
Circuito en un juicio de amparo directo, donde la recurrente afirma que subsiste el
problema de constitucionalidad.

54. El presente recurso fue interpuesto en tiempo, puesto que la notificación de la


sentencia recurrida fue hecha el treinta de mayo de dos mil doce, surtiendo sus
efectos el día siguiente, el cómputo de los diez días que establece el artículo 86 de
la Ley de Amparo, transcurrió desde el primero al catorce de junio de dos mil doce,
descontando los días dos, tres, nueve y diez de junio del año en curso, inhábiles
en términos del artículo 23 de la Ley de Amparo, por ser sábados y domingos.
55. Por tanto, si el recurso de revisión fue presentado el catorce de junio de dos mil
doce ante la Oficina de Correspondencia común de los Tribunales Colegiados del
Vigésimo Noveno Circuito, se concluye que fue presentado dentro de los diez días
que señala el artículo 86 de la Ley de Amparo.

IV. PROCEDENCIA

56. El presente recurso es procedente. De conformidad con las reglas establecidas en


la fracción IX del artículo 107 de la Constitución Federal; la fracción V del artículo
83 de la Ley de Amparo, y la fracción III del artículo 10 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, para que un recurso interpuesto contra las
sentencias dictadas por los Tribunales Colegiados de Circuito en los amparos
directos sea procedente, es necesario que las mismas decidan sobre la
inconstitucionalidad de normas legales (entendidas en un sentido amplio que
alcanza no sólo las reglas contenidas en leyes federales y locales, sino también en
los tratados internacionales y en ciertos reglamentos federales y locales) o
establezcan la interpretación directa de un precepto de la Constitución Federal, o
bien que dichas resoluciones omitan hacer un pronunciamiento al respecto,
cuando se hubieran planteado en la demanda. Además, es necesario que la
cuestión de constitucionalidad tenga la potencialidad de llevar a la fijación de un
criterio de importancia y trascendencia. En todos los casos, la decisión de la Corte
en vía de recurso debe limitarse a la resolución de las cuestiones propiamente
constitucionales.

57. Los requisitos de procedencia de la revisión en amparo directo han sido


interpretados y clarificados en numerosas tesis jurisprudenciales y aisladas de
esta Corte y desarrollados normativamente por el Acuerdo Plenario 5/1999, el cual
detalla los criterios de identificación de los asuntos que la Corte estimará
importantes y trascendentes, y que tienen en cuenta la factura de los agravios, y la
existencia o inexistencia de criterios sobre el tema ya sentados por la Corte con
anterioridad.

58. En el presente asunto se cumplen los criterios para la procedencia del recurso de
revisión porque en sus conceptos de violación, la parte quejosa reclamó la
inconstitucionalidad del decreto publicado el 31 de marzo de 2011 que reforma la
Ley para la Familia del Estado de Hidalgo, particularmente la derogación de las
causales de divorcio necesario contenidas en el artículo 113 de dicha ley, así
como preceptos del Código de Procedimientos Familiares para el Estado de
Hidalgo que regulan el procedimiento legal para declarar el divorcio sin expresión
de causa; y la sentencia del Tribunal Colegiado se pronuncia sobre estos
aspectos, en argumentos que a su vez son controvertidos por la parte recurrente.

59. La síntesis contenida en el apartado anterior identifica los argumentos que traban
la litis en la presente instancia y que dan base para que esta Sala aborde el
planteamiento que protagoniza el recurso.

V. CONSIDERACIONES JURÍDICAS

60. Estudio de fondo. Es infundado el argumento sintetizado en el párrafo 39 de la


presente resolución, en el que la parte recurrente sostiene que el Tribunal
Colegiado en conocimiento del asunto confundió el argumento toral de la quejosa,
toda vez que el mismo consistía en que la ley impugnada era inconvencional por
violar el deber del Estado de proteger a la familia, ya que la sola posibilidad de
entablar un divorcio sin causales de suyo violenta dicho deber; siendo que el
Tribunal Colegiado lo que estudió fue la existencia o no de la violación a los
derechos de igualdad y equivalencia de responsabilidades en el proceso de
divorcio.

61. En efecto, si bien el Tribunal Colegiado analiza la posible violación a los derechos
de igualdad y equivalencia de responsabilidades en el proceso de divorcio,
concluyendo que tales derechos no son violentados por la reforma legal
impugnada; lo cierto es que, del estudio del propio primer concepto de violación y
de las consideraciones emitidas en la sentencia recurrida, se advierte que tal
pronunciamiento lo hizo al estudiar los argumentos de la quejosa contenidos en
párrafos 1, 13, 14, 21 y 22 de la demanda de amparo, en los cuales aduce que la
reforma a la legislación civil de Hidalgo desprotegió la igualdad de derechos y
equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en el proceso de disolución del
matrimonio

62. Lo anterior se advierte de manera clara en la transcripción de los párrafos antes


citados:

“La resolución impugnada es violatoria de los artículos 1 y 14


constitucionales, 16 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos 1, 8 y 17 de la Convención Interamericana de Derechos
Humanos de que se fundamenta en una norma inconvencional, pues
decreta la disolución del vínculo matrimonial por divorcio unilateral
basándose en la nueva legislación que deroga totalmente las
causales de divorcio, sin proteger la igualdad y la equivalencia de
responsabilidades en el proceso de divorcio, normas que resultan
inconstitucionales por violar los preceptos constitucionales y
convencionales antes invocados.
Con la reforma, lo que hizo el Congreso del Estado fue precisamente
lo contrario, pues ahora se asegura que no exista ningún derecho
derivado del matrimonio, mucho menos que sean equivalentes, no
sólo no se garantiza la equivalencia de responsabilidades de los
cónyuges, sino que por el contrario, la reforma elimina la existencia de
tales responsabilidades al permitir a cualquiera de los cónyuges a
revocar el matrimonio de forma unilateral, permitiéndole con ello
escapar a sus responsabilidades maritales, sin sanción alguna.
Por supuesto la reforma claramente es violatoria de este precepto, al
fomentar la desproporción de responsabilidades de los cónyuges en
la disolución del matrimonio.
En el caso de la legislación de Hidalgo, no se prevé en lo absoluto
una equivalencia de responsabilidades y una igualdad de derechos,
pues el cónyuge que incumple con sus obligaciones derivadas del
matrimonio, simplemente solicita la separación y me deja a mí que
estuve dedicada a las labores del hogar y al cuidado de los hijos
durante 28 años, literalmente en la calle, pues como podrá
observarse, el actor solicita incluso en este juicio que yo deje el
domicilio conyugal donde vivo con mis hijos y me vaya a la calle, sin
dinero, sin pensión alimenticia y sin que absolutamente ningún bien
puesto que al casarnos por separación de bienes, no tengo derecho a
ninguno de los 3 inmuebles que fueron habidos durante el matrimonio.
En resumen, esto no es de ninguna manera una forma de proteger a
la familia, ni de garantizar la adecuada igualdad de derechos ni la
adecuada equivalencia de responsabilidades en la disolución del
matrimonio.”

63. Asimismo, el Tribunal Colegiado en conocimiento del asunto también analizó y


respondió el argumento expuesto por la quejosa relativo a que la ley impugnada
era inconvencional por violar el deber del Estado de proteger a la familia.

64. Al respecto, según se advierte en las fojas 81 a 83 del expediente del juicio de
amparo, el Tribunal Colegiado en conocimiento del asunto concluyó que la nueva
legislación familiar de Hidalgo en nada se contraponía al artículo 17 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, precepto que contiene el derecho
humano de “protección de la familia”; toda vez que de las disposiciones que
contiene la legislación impugnada, se advertía la existencia de diversas medidas
tendientes a la protección de la familia y que, incluso, la razón de ser del divorcio
unilateral se encontraba justamente en otorgar protección a tal institución.

65. En consecuencia, contrario a lo afirmado por la parte recurrente, el Tribunal


Colegiado no confundió el argumento toral de la quejosa, ni estudió algún
argumento que no hubiera sido planteado por aquella; de ahí lo infundado del
argumento.

66. Por otra parte, también resultan infundados los argumentos contenidos en los
párrafos 40, 42, 44 y 45 de esta resolución, donde la parte recurrente aduce que
para que el Estado cumpla con su deber de proteger a la familia debe
necesariamente garantizar su permanencia y restringir la posibilidad de iniciar un
juicio de divorcio al común acuerdo de los cónyuges o que se pruebe una causa
justificada para ello, siendo que en el régimen anterior el Estado sí cumplía con su
obligación de proteger a la familia, pues garantizaba la permanencia del
matrimonio al dificultar la disolución del mismo, por lo que un divorcio sin la
voluntad de ambos cónyuges y sin causa justificada constituye una violación al
artículo 17 de la Convención Americana de Derechos Humanos, en virtud de que
la eliminación de las causales de divorcio implica el dejar de proteger a la familia y
exponerla de forma total a su eliminación por la simple voluntad de uno de los
cónyuges, en tanto que la permanencia del matrimonio forma parte de los
elementos más indispensables de la protección de la familia y no reconocerlo así
es condenar a las futuras generaciones a ver el matrimonio como un chiste que
cualquiera puede borrar con un simple procedimiento chafa.

67. A fin de analizar los argumentos antes sintetizados se hace necesario conocer el
contenido de los artículos 17 de la Convención Americana de Derechos Humanos
y 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, preceptos que
reconocen la protección de la familia como un derecho humano bien a nivel
regional, bien a nivel universal; así como la interpretación que de este derecho
humano se ha dado por los diversos órganos internacionales en materia de
derechos humanos:

“Artículo 17. Protección a la Familia


1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y
debe ser protegida por la sociedad y el Estado.
2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer
matrimonio y a fundar una familia si tienen la edad y las condiciones
requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en que éstas
no afecten al principio de no discriminación establecido en esta
Convención.
3. El matrimonio no puede celebrarse sin el libre y pleno
consentimiento de los contrayentes.
4. Los Estados Partes deben tomar medidas apropiadas para
asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de
responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante
el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de
disolución, se adoptarán disposiciones que aseguren la protección
necesaria de los hijos, sobre la base única del interés y conveniencia
de ellos.
5. La ley debe reconocer iguales derechos tanto a los hijos nacidos
fuera de matrimonio como a los nacidos dentro del mismo.”

“Artículo 23
1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y
tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
2. Se reconoce el derecho del hombre y de la mujer a contraer
matrimonio y a fundar una familia si tienen edad para ello.
3. El matrimonio no podrá celebrarse sin el libre y pleno
consentimiento de los contrayentes.
4. Los Estados Partes en el presente Pacto tomarán las medidas
apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y de
responsabilidades de ambos esposos en cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de
disolución, se adoptarán disposiciones que aseguren la protección
necesaria a los hijos.”

68. En este orden de ideas, respecto al concepto de familia, diversos órganos


internacionales de derechos humanos han indicado que no existe un modelo único
de familia, por cuanto éste puede variar 22. De igual forma, el Tribunal Europeo ha
interpretado el concepto de “familia” en términos amplios:

22
Cfr. Naciones Unidas, Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer,
Recomendación General No. 21 (13º período de sesiones, 1994). La igualdad en el matrimonio y
en las relaciones familiares, párr. 13 (“La forma y el concepto de familia varían de un Estado a otro
y hasta de una región a otra en un mismo Estado. Cualquiera que sea la forma que adopte y
cualesquiera que sean el ordenamiento jurídico, la religión, las costumbres o la tradición en el país,
el tratamiento de la mujer en la familia tanto ante la ley como en privado debe conformarse con los
principios de igualdad y justicia para todas las personas, como lo exige el artículo 2 de la
Convención”); Comité de los Derechos del Niño, Observación General No. 7. Realización de los
derechos del niño en la primera infancia, supra nota 171, párrs. 15 y 19 (“El Comité reconoce que
„familia‟ aquí se refiere a una variedad de estructuras que pueden ocuparse de la atención, el
cuidado y el desarrollo de los niños pequeños y que incluyen a la familia nuclear, la familia
ampliada y otras modalidades tradicionales y modernas de base comunitaria, siempre que sean
acordes con los derechos y el interés superior del niño. […] El Comité observa que en la práctica
los modelos familiares son variables y cambiantes en muchas regiones, al igual que la
disponibilidad de redes no estructuradas de apoyo a los padres, y existe una tendencia global
hacia una mayor diversidad en el tamaño de la familia, las funciones parentales y las estructuras
para la crianza de los niños”); Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 19 (39º
período de sesiones, 1990). La familia (artículo 23), HRI/GEN/1/Rev.9 (Vol. I), párr. 2 (“El Comité
observa que el concepto de familia puede diferir en algunos aspectos de un Estado a otro, y aun
entre regiones dentro de un mismo Estado, de manera que no es posible dar una definición
uniforme del concepto”), y Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, Observación General
“La noción de familia bajo esta norma no está circunscrita a relaciones
basadas en el matrimonio y puede abarcar otros vínculos de „familia‟
de facto donde las partes están viviendo juntas fuera del matrimonio.
Un niño nacido en tal relación es ipso jure parte de tal unidad familiar
desde ese momento y por el mero hecho de su nacimiento. Por tanto,
existe entre el niño y sus padres un vínculo que implica vida familiar.
Además, el Tribunal recuerda que el goce mutuo de la compañía del
otro entre los padres y el niño constituye un elemento fundamental de
la vida familiar, aunque la relación de los padres esté rota, y, en
consecuencia, medidas nacionales que limiten tal goce, conllevan una
interferencia con el derecho protegido por el artículo 8 del Convenio”. 23

69. Asimismo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha constatado que en la


Convención Americana no se encuentra determinado un concepto cerrado de
familia, ni mucho menos se protege sólo un modelo “tradicional” de la misma. Al
respecto, el Tribunal reitera que el concepto de vida familiar no está reducido
únicamente al matrimonio.24
70. Igualmente, el Comité de Derechos Humanos ha considerado que el concepto de
familia puede diferir en algunos aspectos de un Estado a otro y aun entre regiones
dentro de un mismo Estado, de manera que no es posible dar una definición
uniforme del concepto, reconociendo de manera explícita como familia relaciones

No. 16 (32º período de sesiones, 1988). Derecho a la intimidad (artículo 17), HRI/GEN/1/Rev.9
(Vol.I), párr. 5 (“En cuanto al término „familia‟, los objetivos del Pacto exigen que, a los efectos del
artículo 17, se lo interprete como un criterio amplio que incluya a todas las personas que
componen la familia, tal como se entienda ésta en la sociedad del Estado Parte de que se trate”).
23
T.E.D.H., Caso Schalk y Kopf, supra nota 158, párr. 91 (“the notion of family […] is not confined
to marriage-based relationships and may encompass other de facto “family” ties where the parties
are living together out of wedlock. A child born out of such a relationship is ipso jure part of that
“family” unit from the moment and by the very fact of his birth. Thus there exists between the child
and his parents a bond amounting to family life. The Court further recalls that the mutual enjoyment
by parent and child of each other's company constitutes a fundamental element of family life, even if
the relationship between the parents has broken down, and domestic measures hindering such
enjoyment amount to an interference with the right protected by Article 8 of the Convention”),
citando T.E.D.H., Caso Elsholz, supra nota 190, párr. 43; Caso Keegan, supra nota 166, párr. 44, y
Caso Johnston y otros Vs. Irlanda, (No. 9697/82), Sentencia de 18 de diciembre de 1986, párr. 56;
ver también T.E.D.H., Caso Alim Vs. Rusia (No. 39417/07), Sentencia de 27 de septiembre de
2011, párr. 70; Caso Berrehab Vs. Países Bajos, (No. 10730/84), Sentencia de 21 de junio de
1988, párr. 21, y Caso L. Vs. Países Bajos, (No. 45582/99), Sentencia de 1 de junio de 2004. Final,
1 de septiembre de 2004, párr. 36.
24
Opinión Consultiva OC-17/02, , párrs. 69 y 70. Caso Atala Riffo y niñas Vs. Chile, Sentencia de
24 de febrero de 2012. Ver asimismo: T.E.D.H., Caso Keegan Vs. Irlanda, (No. 16969/90),
Sentencia de 26 de mayo de 1994, párr. 44, y Caso Kroon y otros Vs. Países Bajos, (No.
18535/91), Sentencia de 27 de octubre de 1994, párr. 30. Atala 142.
diversas al matrimonio, tales como parejas que no han contraído matrimonio y sus
hijos o las familias monoparentales25

71. Ahora bien, por cuanto hace al tema concreto de protección a la “familia” la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, retomando el criterio de su homologo
europeo, ha señalado que el objetivo de proteger la familia en el sentido tradicional
es más bien abstracto y una amplia variedad de medidas concretas pueden
utilizarse para implementarlo.26

72. Igualmente, ha indicado que el derecho de protección a la familia, reconocido en el


artículo 17 de la Convención Americana conlleva, entre otras obligaciones, la de
favorecer, de la manera más amplia el desarrollo y la fortaleza del núcleo
familiar27. Asimismo, como ha sido indicado en la Opinión Consultiva OC-17, una
de las interferencias estatales más graves es la que tiene por resultado la división
de una familia.28

73. El mismo Tribunal, citando a la Corte Europea de Derechos Humanos, ha


establecido que el disfrute mutuo de la convivencia entre padres e hijos constituye
un elemento fundamental en la vida de familia y que el contenido esencial de este
precepto es la protección del individuo frente a la acción arbitraria de las
autoridades públicas, siendo una de las interferencias más graves la que tiene por
resultado la división de una familia.29

25
Comité de Derechos Humanos, Observación General no. 19
26
T.E.D.H., Caso Karner, supra nota 143, párr. 41 (“The aim of protecting the family in the
traditional sense is rather abstract and a broad variety of concrete measures may be used to
implement it. […]
27
Cfr. Opinión Consultiva OC-17, supra nota 51, párr. 66, y Caso Atala Riffo y Niñas Vs.
Chile, supra nota 50, párr. 169.
28
Cfr. Opinión Consultiva OC-17, supra nota 51, párr. 77, y Caso Gelman Vs. Uruguay,
supra nota 49, párr. 125. Cfr. Opinión Consultiva OC-17, supra nota 131, párr. 66; Caso
de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 01 de marzo de 2005. Serie C No. 120, párr. 141, y Caso Chitay Nech,
supra nota 63, párr. 157.
29
Corte I.D.H, Opinión Consultiva OC-17 del 28 de agosto de 2002, párrafo 72.
74. Por su parte, el Comité de Derechos Humanos ha considerado por un lado que la
familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la
protección de la sociedad y del Estado, pero también ha reconocido que el propio
tratado de derechos humanos reconoce la disolución del vínculo matrimonial,
siempre y cuando se garantice la igualdad de derechos y de responsabilidades de
ambos esposos. Esta igualdad es también aplicable a los arreglos relativos a la
separación legal o la disolución del matrimonio y que debe prohibirse todo trato
discriminatorio en lo que respecta a los motivos y los procedimientos de
separación o de divorcio, teniendo en cuenta el interés primordial de los hijos a
este respecto. 30

75. De lo establecido en los párrafos anteriores puede concluirse que conforme al


derecho internacional de los derechos humanos se desprenden los siguientes
aspectos:

 La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser


protegida por la sociedad y el Estado.

 La familia y el matrimonio no son conceptos equivalentes; lejos de ello, el


matrimonio es únicamente una de las formas que existen para formar una
familia.

 El derecho de protección a la familia implica, entre otras obligaciones, la de


favorecer de la manera más amplia el desarrollo y la fortaleza del núcleo
familiar, mas no del matrimonio.

 Por el mero hecho del nacimiento de un niño, existe entre éste y sus padres
un vínculo que implica vida familiar y que el goce mutuo de la compañía
entre los padres y el niño constituye un elemento fundamental de la vida

30
Comité de Derechos Humanos, Observación General no. 19
familiar, aunque la relación de los padres esté rota; en consecuencia,
medidas nacionales que limiten tal goce, sí conlleva una interferencia con el
derecho a la protección de la familia.

 Una de las interferencias más graves es la que tiene por resultado la


división de una familia, entendida en esta hipótesis el lazo que une a los
niños con sus padres.

 Tanto la Convención Americana de Derechos Humanos como el Pacto


Internacional de Derechos Civiles y Políticos reconocen como legítima la
disolución del vínculo matrimonial siempre y cuando se asegure la igualdad
de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los
cónyuges y la protección necesaria de los hijos, sobre la base única del
interés y conveniencia de ellos.
 Ninguno de los instrumentos internacionales en materia de derechos
humanos ni las interpretaciones autorizadas que de ellos se han hecho, se
pronuncia sobre procedimientos válidos o inválidos para disolver el vínculo
matrimonial; lejos de ello deja en libertad a los Estados para que en sus
legislaciones establezcan aquellos que consideren más adecuados para
regular las realidades propias de su jurisdicción, siempre y cuando ninguno
de éstos se traduzca en un trato discriminatorio bien en los motivos, bien
en los procedimientos en sí mismos.

76. Ahora bien, establecido lo anterior, conviene precisar que esta Sala coincide con
las conclusiones anteriores, en particular con la relativa a que si bien todo
matrimonio constituye una familia, no toda familia está conformada a partir de un
matrimonio.

77. En efecto, las sociedades contemporáneas se caracterizan por una creciente


diversificación de los modos de convivencia estable; en las mismas, una
proporción creciente de parejas prescinde de la celebración del matrimonio a la
hora de iniciar un proyecto común de vida, y los matrimonios que se celebran son
cada vez más tardíos y menos duraderos. En contrapartida, se incrementa la
convivencia de hecho entre personas de diferente o del mismo sexo, se multiplican
los núcleos monoparentales, las segundas nupcias, así como la convivencia
estable entre parientes colaterales, sobre todo entre personas de edad avanzada.

78. En este orden de ideas, el derecho se ha visto obligado a responder activamente a


estas nuevas realidades porque las mismas involucran intereses y valores que
demandan con urgencia una regulación jurídica. Así, el derecho evoluciona de
este modo hacia un concepto de familia fundado esencialmente en la afectividad,
el consentimiento y la solidaridad libremente aceptada con la finalidad de llevar a
efecto una convivencia estable.

79. En tal contexto, se puede seguir afirmando que la familia es la base de la sociedad
si la misma se equipara a una estructura básica de vínculos afectivos vitales, de
solidaridad intra e intergeneracional y de cohesión social, pero parece claro que
esa estructura descansa sobre una base muy diversificada, en la cual el
matrimonio es sólo un elemento posible, pero no necesario.

80. Latinoamérica no es, por supuesto, una excepción a los procesos de evolución
sociodemográfica a que estamos aludiendo. Tendencias como la reducción del
tamaño de los hogares, su mayor inestabilidad (que se refleja en las tasas de
separaciones y divorcios), el incremento de las relaciones premaritales, el
aumento de los hogares formados por personas que viven solas y de aquellos
integrados por personas que no legalizan su unión, o el incremento de hogares en
los que las uniones sucesivas se traducen en gran diversidad de arreglos legales y
económicos para el cuidado de los hijos, confirman que, a pesar de las variaciones
que se presentan en los diferentes países, la región es plenamente partícipe de
transformaciones que pueden así considerarse inherentes al proceso de desarrollo
de las sociedades contemporáneas.31

81. Particularmente en México, según atestiguan los datos proporcionados por el


Consejo Nacional de Población, existe una gran diversidad de arreglos
domésticos. Aunque los indicadores no facilitan la construcción de comparaciones
históricas, puesto que el interés por recopilar datos objetivos sobre la realidad de
los hogares y las familias es reciente, las estadísticas reflejan en todo caso que
desde 1976 se ha venido dando una tendencia al descenso en el peso relativo de
los hogares nucleares, incrementándose el número de hogares extensos y
compuestos32.

82. Además, y a pesar de la importancia que el modelo de familia conyugal (aquél


formado por una pareja, casada o no, y sus hijos solteros) sigue teniendo en el
país, los datos muestran que su participación dentro del conjunto de arreglos
nucleares ha disminuido frente a los hogares formados por parejas solas
(nucleares estrictos) y aquellos integrados por uno solo de los padres y sus hijos
(núcleos monoparentales)33.

31
Véanse: CEPAL, “Situación y perspectivas de la familia en América Latina y el Caribe”, en
Familia y futuro: un programa regional en América Latina y El Caribe, Santiago de Chile, 1994, y
López Ramírez, Adriana, “El perfil sociodemográfico de los hogares en México, 1976-1997”,
CONAPO, 2001, p. 20.
32
Los hogares nucleares son definidos por la CONAPO como aquellos formados por
parejas sin hijos o con hijos solteros, así como aquellos formados por un padre o una
madre con hijos solteros (nuclear monoparental). Los hogares extensos se forman al
añadir a un hogar nuclear una o más personas emparentadas con el jefe; los compuestos,
por su parte, integran en un hogar nuclear o extenso a una o varias personas no
emparentadas con el jefe. Aunque el sistema familiar mexicano sigue siendo
predominantemente nuclear, la proporción de este tipo de hogares ha bajado del 71% al
67.4% en el período 1976-1997. López Ramírez, op.cit., p. 23
33
Mientras que en 1976 el 58.1% de los hogares era conyugal, hoy día representan el 52.6% de
los hogares. En contrapartida, los hogares formados por parejas sin hijos aumentaron de 6.1 a 6.9,
mientras que los monoparentales aumentaron en un punto hasta situarse en un 8% en 1997.
Desafortunadamente, como destaca Adriana López Ramírez, las tipologías al uso integran en una
categoría única a los hogares en donde los hijos residen con uno sólo de los padres sin importar si
la ausencia del cónyuge se liga a factores reproductivos (por ejemplo, madres solteras), incidencias
matrimoniales (abandono, separación, divorcio, viudez), a situaciones sociales (emigración o
trabajo en localidades distantes) o a la elección de un proyecto de vida familiar desligado de la
83. Por otro lado, en un contexto en el que la edad de la primera unión ha disminuido
de forma todavía tenue, el aumento de esperanza de vida y el número de años
que puede durar un matrimonio ha incrementado la probabilidad de que este
termine en divorcio o en separación34. Sean cuales sean las causas, los datos
reflejan en todo caso la creciente propensión a la ruptura de las uniones, puesto
que la fracción de personas separadas o divorciadas se ha duplicado en los
últimos treinta años, tanto en lo que respecta a mujeres como a hombres 35.

84. La propensión a la ruptura de las uniones está ligada por otro lado al aumento de
los hogares monoparentales dirigidos por mujeres. La proporción de este tipo de
familias encabezados por viudas ha cedido la primacía a los dirigidos por
separadas o divorciadas36. Finalmente, cabe destacar que el porcentaje de
uniones consensuales o libres se ha incrementado también en los últimos años,
pasando de un 16.7 % en 1982-1986 a un 26.7 % en 1992-199637.

85. Esta variada realidad muestra lo insostenible de constreñir la noción jurídica de


familia a aquellas unidades basadas en el matrimonio. Los mismos rasgos
asociados a la convivencia estable y a la existencia de lazos de afectividad y
solidaridad se encuentran en unidades estructuradas en torno a dos personas
cuyos vínculos han sido formalizados mediante la celebración de un matrimonio,

convivencia con un cónyuge. Véase, op. cit., pp. 25-27. La CEPAL considera que los hogares
monoparentales son una realidad significativa en la estructura familiar latinoamericana y, dada la
creciente inestabilidad de las uniones, cabe esperar un incremento de su peso futuro. CEPAL.
“Hacia un perfil de la familia actual en Latinoamérica y El Caribe”, en Cambios en el perfil de las
familias: la experiencia regional, Santiago de Chile, 1993.
34
López Ramírez, op. cit., p. 12.
35
La edad media a la primera unión ha aumentado de 21.3 años en 1970 a 23.1 años en 1997
entre las mujeres, y de 24.3 a 25.6 años en los hombres en el mismo intervalo temporal. CONAPO,
“La situación demográfica de México, 2000”, p. 52. Por otro lado, de 1970 a 1997, la tasa de
personas separadas o divorciadas pasó de 4.1% a 8.2 % en el caso de las mujeres y de 1.8% a
3.6% en el caso de los hombres. Ibídem, p. 52.
36
La proporción de núcleos monoparentales encabezados por viudas ha disminuido de 52.5% en
1976 a 35.9 % en 1997. En cambio, la fracción correspondiente a los encabezados por separadas
o divorciadas aumentó de 36.1% a 40.3%,respectivamente. Los hogares monoparentales
encabezados por un mujer separada o divorciada concentraron por otro lado la mitad del
incremento total de nucleares con jefatura femenina. Véase “La situación demográfica en
México...”, op. cit., p. 52.
37
López Ramírez, op. cit., p. 17.
en aquellas formadas por personas unidas por relaciones de parentesco directo o
colateral y en aquéllas en las que se congregan personas que no guardan lazo de
parentesco alguno y sin embargo están embarcadas en un proyecto de
convivencia y ayuda mutua que actualiza los valores positivos que desde siempre
se han otorgado a la institución familiar.

86. En último extremo, ha sido el Poder Constituyente mismo el que ha cerrado el


paso a la imposición apriorística de un concepto jurídico sectario o estrecho de
familia. El artículo 4° constitucional obliga al legislador a proteger la organización y
el desarrollo de la familia, pero no contiene ninguna referencia a un modelo de
familia determinado o predominante, lo cual refuerza la necesidad de interpretar
de la manera más amplia lo que debe entenderse por la misma, en consecuencia
con la realidad social apuntada pero también en armonía con el resto del
articulado constitucional, en cuyo contexto destacaría, sin duda, el principio de
igualdad y la prohibición de discriminaciones contenidos en el artículo 1°, así como
los derechos de los niños consagrados en varios de los párrafos del mismo
artículo 4°.

87. En efecto, el primer párrafo del artículo 1° de nuestra Constitución Federal


establece que las garantías otorgadas por la Constitución no pueden restringirse ni
suspenderse sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece, y
su tercer párrafo enfatiza que queda prohibida toda discriminación motivada, entre
otros factores, por el género, la edad, la condición social, las opiniones, las
preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana
y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

88. El artículo 4°, por su parte, declara que “toda familia” tiene derecho a disfrutar de
una vivienda digna y decorosa, debiendo la ley establecer los instrumentos y
apoyos necesarios para alcanzar tal objetivo; que los niños y las niñas tienen
derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y
sano esparcimiento para su desarrollo integral, que los ascendientes, tutores y
custodios tienen el deber de preservar estos derechos; que el Estado proveerá lo
necesario para propiciar el respeto a la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de
sus derechos, y que deberá otorgar facilidades a los particulares para que
coadyuven al cumplimiento de los derechos del niño.

89. El tenor de estas previsiones no deja margen para la duda: a los efectos de definir
el ámbito y los titulares de los derechos constitucionales básicos, y en particular a
los efectos de definir y proteger los derechos de los niños y atender a sus
necesidades, la raigambre matrimonial o no matrimonial de una familia no puede
ser considerada relevante.

90. Este mismo criterio fue sostenido por el Pleno de este Alto Tribunal en la acción de
inconstitucionalidad 2/2010, resuelta en la sesión de dieciséis de agosto de dos mil
diez, bajo la ponencia del Ministro Sergio A. Valls Hernández.

91. De lo expuesto se advierte lo infundado de los argumentos en estudio ya que la


quejosa recurrente parte de una premisa falsa, consistente en equiparar los
conceptos de familia y matrimonio como si ambos fueran una misma cosa y a
partir de ahí concluye que si se permite la disolución del vínculo matrimonial sin
expresión de causa justificada, luego entonces, el Estado está incumpliendo su
deber de proteger a la familia.

92. En efecto, la protección a la familia que debe garantizar el Estado consiste en que
las leyes y reglamentos que se emitan organicen, protejan y cuiden a la familia
como célula básica que es de la sociedad mexicana, para lo cual tiene a su cargo
el deber de establecer las mejores condiciones para el pleno desarrollo de sus
miembros, pues ésta es y debe seguir siendo el núcleo o mejor lugar para el
crecimiento y formación de los individuos.

93. Lo anterior, porque la protección de la familia ha constituido un aspecto


preponderante no sólo a partir de las propias organizaciones familiares y
ciudadanas sino también desde ámbitos políticos sociales jurídicos, económicos y
científicos.

94. Ahora bien, respecto del tema concreto de la estabilidad y permanencia del
vínculo matrimonial como una de las formas de protección a la familia, es
menester referir que esta Primera Sala ya se ha pronunciado en ocasiones
anteriores38 en el sentido de que si bien es cierto que esta institución está formada
por dos personas que voluntariamente deciden compartir un estado de vida para la
búsqueda de su realización personal y la fundación de ésta, siendo a la vez fuente
de derechos y deberes morales; sin embargo, el logro de esa estabilidad no
implica que los consortes, per se, tengan que permanecer unidos no obstante que
sea imposible su convivencia, ya sea entre ellos o con los hijos si los hubiera, o
bien ante la pérdida del afecto que en un principio los ánimo a contraer
matrimonio.

95. En tal virtud, el Estado ha reconocido la existencia de una figura jurídica que
permitiera su disolución por haberse tornado imposible la coexistencia no sólo
entre las parejas sino con los mismos hijos; bajo este esquema se originó la figura
del divorcio, la que tuvo por objeto proporcionar una solución menos dañina a la
que imperaba con relaciones disfuncionales.

96. En ese orden de ideas, esta Primera Sala concluyó que el Estado a través de la
figura del divorcio ha buscado solucionar las relaciones disfuncionales que
pudieran suscitarse con posterioridad a la unión matrimonial, cuando los cónyuges
estimen ya no convivir; de ahí que el Estado debe otorgar los medios necesarios
para disolver esa unión y solucionar las desavenencias existentes, sin que sea su
objetivo crear candados para mantener unidos a quienes han decidido por su
propia voluntad no cohabitar ni cumplir con los deberes del matrimonio sino que
por el contrario, justamente a efecto de proteger a la familia, es que uno de los

38
Amparo Directo en Revisión 917/2009, resuelto por unanimidad de votos en la sesión de
veintitrés de septiembre de dos mil nueve, bajo la ponencia de la Ministra Olga Sánchez Cordero
de García Villegas
objetivos que persigue esta institución jurídica es evitar la violencia, ya sea física o
moral como consecuencia de la controversia suscitada con motivo de los divorcios
necesarios.

97. Luego, si el divorcio es sólo el reconocimiento del Estado de una situación de


hecho respecto de la desvinculación de los cónyuges cuya voluntad de no
permanecer unidos legalmente debe de respetarse considerando que antes de
ésta la legislación familiar ya contemplaba diversas formas de disolución
matrimonial sin que ello implicara que el legislador promoviera la ruptura entre los
cónyuges; es evidente que la creación del divorcio sin causales no atenta contra la
familia sino por el contrario el Estado en su afán de protegerla trata de evitar
conflicto en la disolución del vínculo matrimonial a través de una cuestión
declarativa, sin que exista controversia en la causa que justifica el que uno de los
consortes lo solicite.

98. Es decir, la reforma en estudio se ha decantado por un régimen de fácil acceso al


divorcio, en el que es suficiente la solicitud unilateral de la disolución del
matrimonio para que el juez la decrete aún sin causa para ello, donde incluso no
importa la posible oposición del diverso consorte, y todo ello con la finalidad de
evitar enfrentamientos entre personas y familias que alientan con demasiada
frecuencia entre ellos aspectos negativos e incluso violencia, lo que suele
trascender al equilibrio anímico no tan sólo de los hijos sino también de los
miembros que integran ese núcleo familiar.

99. En el caso, la exposición de motivos relativa a la iniciativa del proyecto de Decreto


por el que se reforman, derogan y adicionan diversas disposiciones de la Ley para
la Familia del Estado de Hidalgo en materia de divorcio, en su parte conducente
consta lo siguiente:

“Por otro lado, la familia como base principal de la sociedad debe


mantener siempre una sana y cordial relación entre sus miembros, sin
embargo, es imposible pensar que no puedan suscitarse diferencias
irreconciliables entre quienes las integran, por ello, antes de que éstas
se conviertan en problemas severos para las parejas y sus hijos, deben
considerar reformas a nuestra ley sustantiva, con el objetivo de
mantener el óptimo estado emocional de las familias.
Las Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce
derechos inalienables y naturales como la libertad, por lo tanto los
cónyuges pueden optar por divorciarse y hacer valer su derecho
constitucional a un ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar.
En el Estado de Hidalgo se han creado diversas instituciones jurídicas
que garantizan los derechos de ciudadanos, particularmente la figura
del divorcio la cual hace posible que las parejas que en algún momento
decidieron contraer matrimonio y tener familia, una vez que sus
relaciones se deterioran, encuentren una solución. La realidad que hoy
en día se vive permite la disolución del vínculo matrimonial para
terminar con todo aquello que a las parejas les afecta, tanto física como
emocionalmente, ya que en cualquier momento y en cualquier
circunstancia la convivencia se puede tornar insostenible, afectando
gravemente el desarrollo biopsicosocial de los niños y niñas en el seno
de la familia.
Aspecto de vital importancia reviste el impacto social que afecta
sensiblemente a los involucrados en este tipo de procesos, así como el
desarrollo integral de la mujer y primordialmente de los hijos con las
cargas emocionales que repercuten en el ámbito psicológico como ya
se mencionó, que en muchas ocasiones dejan secuelas irreversibles en
su comportamiento cotidiano, como por ejemplo: baja autoestima, bajo
rendimiento escolar, agresividad, entre otros.
QUINTO.- (...) Actualmente es común observar que en muchos de los
casos, al no acreditar las partes las causas de divorcio que
actualmente contempla la ley, el juzgador al final del litigio en su
sentencia decide no divorciar a los cónyuges, agravando el estado
emocional de todos los integrantes del núcleo familiar.
En el ámbito social, se convierte en un grave problema por el costo
social que implica al no disolverse el vínculo matrimonial, la familia
como tal vuelve a alejarse de valores fundamentales para la sana
formación de los hijos, pues ante esta situación, el fenómeno de la
violencia familiar cuando ésta es cotidiana contamina a los menores
como los seres más vulnerables convirtiéndolos en muchos de los
casos en objeto de venganza generando importantes impactos
negativos, pues sus efectos son en muchos casos irreversibles desde
el punto de vista psicológico, en la economía, el desarrollo social y de
salud, impidiendo el desarrollo integral, una convivencia pacífica y
armónica que les impide vivir con dignidad.
Pero lo más grave, es el que atañe al aspecto humano y sensible, si
consideramos a estos elementos que forman parte de los valores
familiares, como son el afecto, cariño, respeto, amor, tolerancia, entre
otros, mismos que en un juicio de esta índole se ven nulificados por la
intransigencia, rencor, odio y coraje de las partes originando una total
falta de responsabilidad, respeto y mesura para sus hijos.
SEXTO.- Por todo lo anterior, se establece la figura del divorcio sin
causales, procedimiento con el que se evitara una doble victimización
en los cónyuges, primero en casa y luego en un proceso largo
desgastante y costoso, ya que lo importante en estos casos es resolver
el problema humano, más que resolver un expediente.
Se estima que el divorcio sin causales es una medida razonable y
eficaz que garantizará los derechos primordiales de la familia, no se
trata de promover la disolución de la misma, sino de crear y reeducar a
un nuevo núcleo básico de nuestra sociedad, para garantizar una
nueva forma de vida y de convivencia social, que permita eliminar la
violencia en el interior de la misma protegiendo y salvaguardando así,
principalmente los derechos fundamentales de los menores, ya que
este nuevo medio jurídico permitirá a los cónyuges disolver el vínculo a
través de un nuevo procedimiento que facilitará su separación, en un
ámbito de respeto y tolerancia, que permitirá contar con una nueva
reorganización de la familia.
El divorcio sin causales busca evitar la parte contenciosa, evitando las
graves afectaciones en el desarrollo psicosocial de los integrantes de la
familia y por ende contribuir con esta reforma a su bienestar y a una
convivencia constructiva, no se atenta contra la sociedad hidalguense y
mucho menos contra la familia, sino por el contrario, la protegerá y ésta
se verá fortalecida, pues evitará los conflictos originados como
consecuencia de promover la disolución del vínculo matrimonial, así
también se eliminarán los graves enfrentamientos entre las partes y las
familias que en muchos casos generan y exaltan sentimientos
amalgamados de odio y venganza.
Es de mencionarse que tal y como lo ha dispuesto la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, el divorcio sin causales no atenta contra la
sociedad ni la familia, por el contrario, la protege y fortalece al tratar de
evitar conflictos en la disolución del vínculo matrimonial, así como
enfrentamientos entre personas y familias que alienten entre ellos la
posibilidad de odio, violencia, egoísmo y acciones maliciosas”.

100. De lo expuesto, se advierte que la finalidad del legislador al establecer el divorcio


sin expresión de causa fue la de evitar conflictos en el proceso de la disolución del
vínculo matrimonial cuando ya en la realidad existe el ánimo de extinguirlo o darlo
por concluido, de dejar de cumplir con los fines más importantes como son la
cohabitación y la obligación alimentaria, para los cuales fue constituido y con las
obligaciones que de él deriven; lo que en el mundo fáctico puede manifestarse en
forma expresa o tácita, a través de actos, omisiones o manifestaciones que así lo
revelen y cuando los cónyuges no realicen actos tendientes a regularizar esa
situación con actos encaminados a la reanudación de la vida en común y al
cumplimiento de los fines del matrimonio.

101. Igualmente, el divorcio sin expresión de causa omite la parte contenciosa del
antiguo proceso de divorcio, con lo que se persigue evitar afectación en el
desarrollo psicosocial de los integrantes de la familia y contribuir al bienestar de
las personas y a su convivencia constructiva.

102. De esta manera, a través de la figura mencionada se respeta el libre desarrollo de


la personalidad, pues es preponderante la voluntad del individuo cuando ya no
desea seguir vinculado con su cónyuge, en virtud de que esa voluntad no está
supeditada a explicación alguna sino simplemente a su deseo de ya no continuar
casado. Así, el ejercicio de su derecho para demandar el divorcio no se hace
depender de la demostración de causa alguna, con lo cual se busca la armonía en
la relaciones familiares, pues no habrá un desgaste entre las partes para tratar de
probar la causa que originó el divorcio, lo que en la actualidad genera desajuste
emocional e incluso violencia entre los cónyuges.

103. En consecuencia, contrario a lo aducido por la recurrente, la reforma en análisis


no atenta contra la familia porque, en primer término el matrimonio no es la única
forma de constituir o conservar los lazos familiares pero, además, los instrumentos
internacionales en materia de derechos humanos reconocen, en los mismos
preceptos que consagran la protección a la familia, la posibilidad de que se
disuelva el vínculo matrimonial sin pronunciarse sobre procedimientos válidos o
inválidos para hacerlo, pues, tal como ya se dijo en párrafos precedentes, estos
instrumentos dejan en libertad a los Estados para que en sus legislaciones
establezcan aquellos que consideren más adecuados para regular las realidades
propias de su jurisdicción, siempre y cuando ninguno de éstos se traduzca en un
trato discriminatorio bien en los motivos, bien en los procedimientos en sí mismos;
por tanto, no puede entenderse que el acto de legislar el divorcio sin expresión de
causa constituya una acción que atente contra la integridad familiar, pues el objeto
de este derecho humano no es la permanencia del vínculo matrimonial en sí
mismo.

104. Sumado a lo anterior, cabe destacar que, como ya se dijo, la disolución del
vínculo matrimonial es sólo el reconocimiento del Estado de una situación de
hecho respecto de la desvinculación de los cónyuges, cuya voluntad de no
permanecer unidos legalmente debe respetarse.

105. Por tanto, contrario a lo que alega la recurrente lejos de que desproteja a la
familia, ésta se beneficia, pues se evitan desgastes entre los contendientes como
resultado del aspecto contencioso que implicaba acreditar la causa invocada como
origen del divorcio; puesto que, esa carga probatoria generaba desajustes
emocionales e incluso, a veces, violencia entre los cónyuges; y por tanto, el
Estado a través de un acto declarativo, no constitutivo de derechos, facilita el
trámite de la disolución del vínculo matrimonial, con lo cual coadyuva a evitar
enfrentamientos innecesarios entre los integrantes de la familia y primordialmente
sobre los menores que, de haberlos, indefectiblemente son parte del conflicto.

106. De esta manera, el divorcio sin expresión de causa beneficia la protección de la


familia, porque la voluntad de las partes es un elemento esencial del matrimonio y
debe ser tomada en cuenta para decidir si éste seguirá existiendo o si se
disolverá, pues no puede ser reconocida sólo al momento de celebrarse el
matrimonio y soslayarse una vez tramitado el divorcio.

107. Con base en todo lo expuesto se arriba a la conclusión que si uno de los fines que
el Estado persigue para proteger la organización de la familia es evitar que exista
la violencia con motivo del trámite de los divorcios necesarios y con ello incluso
proteger a los menores que a veces se encuentran en medio de esos conflictos; es
evidente, que la reforma en estudio no es contraria a la obligación del Estado de
proteger a la familia, derivada tanto del artículo 4 constitucional como de los
diversos 17 de la Convención Americana de Derechos Humanos, 23 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y 16 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos.

108. Por otra parte, son inoperantes los argumentos contenidos en los párrafo 41, 46 y
47 de esta sentencia, en los cuales la parte recurrente aduce que el Tribunal
Colegiado pasó por alto que la derogación del artículo 103 de la ley impugnada es
un cambio total, filosófico y muy profundo que invierte la teología de la teoría que
sustenta la existencia del matrimonio y su permanencia, por lo que al eliminar las
causales de divorcio se afectó la naturaleza de obligaciones perfectas pues antes
existía una sanción para el caso de incumplimiento de obligaciones derivadas del
vínculo matrimonial, como en el caso de la pensión alimentaria, siendo que ahora
el ex cónyuge que pretenda obtenerla deberá acreditar la necesidad de la misma,
por lo que la reforma no sólo no garantiza la equivalencia de responsabilidades de
los cónyuges sino que elimina dichas responsabilidades al no prever para su
incumplimiento sanciones legales, por lo que deja al cónyuge que si quiere cumplir
con dichas obligaciones totalmente indefenso sin protección y sin estabilidad en el
matrimonio; finalmente afirma que no es aplicable la tesis aislada de la Suprema
Corte con número de registro 165809, de rubro: ‘DIVORCIO POR VOLUNTAD
UNILATERAL DEL CÓNYUGE. LOS ARTÍCULOS 266 Y 267 DEL CÓDIGO CIVIL
PARA EL DISTRITO FEDERAL, REFORMADO MEDIANTE DECRETO
PUBLICADO EN LA GACETA OFICIAL DE LA ENTIDAD EL 3 DE OCTUBRE DE
2008, NO VIOLAN EL PRIMER PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 4o. DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS’, ya que
dicho análisis se realizó con base en una litis totalmente diversa a la planteada, ya
que la Corte se concretó a confrontar la legislación del Distrito Federal con el
artículo 4 constitucional, siendo que en el caso se reclama la violación del artículo
17 del Pacto de San José y la demanda de amparo se presentó en fecha posterior
a la reforma constitucional en materia de derechos humanos.

109. Lo anterior es así en tanto que los argumentos mencionados no razonan en


contra de los motivos que expuso el Tribunal Colegiado del conocimiento y,
algunos de ellos se limitan a reiterar de manera sustancial los mismos aspectos
que se sostuvieron en la demanda de amparo en los siguientes términos:

La resolución impugnada es violatoria de los artículos 1 y 14


constitucionales, 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos
1, 8 y 17 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos de
que se fundamenta en una norma inconvencional, pues decreta la
disolución del vinculo matrimonial por divorcio unilateral basándose en
la nueva legislación que deroga totalmente las causales de divorcio,
sin proteger la igualdad y la equivalencia de responsabilidades en
el proceso de divorcio, normas que resultan inconstitucionales por
violar los preceptos constitucionales y convencionales antes invocados.
Este cambio en el artículo 103 no es simple, liviano, intrascendente, por
el contrario, es un cambio total filosófico, muy profundo pues se invierte
incluso la teleología de la teoría que sustenta ratio iuris de la existencia
del matrimonio y por supuesto, su PERMANENCIA y por lo tanto, la
necesidad de justificar una causal para iniciar el juicio de divorcio.
Esto es así, pues la existencia de las causales de divorcio hacen que el
matrimonio sea un acto jurídico bilateral sinalagmático irrevocable de
obligaciones recíprocas, cuyas obligaciones son PERFECTAS al existir
una SANCIÓN para el caso de incumplimiento, sanción que como se
ha dicho, es precisamente el declarar culpable al cónyuge que no
cumpla con sus obligaciones maritales siempre que dicho
incumplimiento caiga en una de las causales de divorcio y por lo tanto,
sea sancionado con una pena económica y el establecimiento de una
pensión alimenticia a favor del cónyuge inocente, para después de
ejecutoriado el divorcio.
Con el cambio realizado por el Congreso de Hidalgo, el matrimonio
deja de ser un acto jurídico bilateral sinalagmático irrevocable, pues
ahora es un acto jurídico revocable por la sola voluntad de uno de los
cónyuges, lo que significa que las obligaciones contraídas en el
matrimonio dejan de ser bilaterales sinalagmáticas, incluso ahora son
obligaciones imperfectas, pues carecen de sanción.
Esto significa que cualquiera de los cónyuges puede válidamente dejar
de cumplir con cualquiera de las obligaciones derivadas del
matrimonio, sin que tenga ninguna sanción y no la tiene porque simple
y desfachatadamente puede dejar de dar alimentos, dejar de cohabitar
con su pareja, hasta serle infiel públicamente, y la contraria no puede
demandar nada, no tiene acción para pedir, y el cónyuge descarado
sólo tiene que pedir el divorcio unilateral para que ni siquiera tenga que
seguir pagándole alimentos a su cónyuge, pues conforme a la
legislación vigente impugnada, los cónyuges no tienen este derecho
una vez declarado el divorcio.
Además, el hecho de que se permita el divorcio unilateral, implica la
revocabilidad del matrimonio y por lo tanto hace que carezca de
sanción el incumplimiento a los deberes conyugales, lo que claramente
viola la obligación de los Estados Partes de tomar medidas apropiadas
para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de
responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante el
matrimonio y en caso de disolución del mismo.
Con la reforma, lo que hizo el Congreso del Estado fue precisamente lo
contrario, pues ahora se asegura que no exista ningún derecho
derivado del matrimonio, mucho menos que sean equivalentes, no sólo
no se garantiza la equivalencia de responsabilidades de los cónyuges,
sino que por el contrario, la reforma elimina la existencia de tales
responsabilidades al permitir a cualquiera de los cónyuges a revocar el
matrimonio de forma unilateral, permitiéndole con ello escapar a sus
responsabilidades maritales, sin sanción alguna.
Por supuesto la reforma claramente es violatoria de este precepto, al
fomentar la desproporción de responsabilidades de los cónyuges en la
disolución del matrimonio.
(…)
La tesis aislada de la Corte en cuestión que no constituye
jurisprudencia es la siguiente: (…) DIVORCIO POR VOLUNTAD
UNILATERAL DEL CÓNYUGE. LOS ARTÍCULOS 266 Y 267 DEL
CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL, REFORMADO
MEDIANTE DECRETO PUBLICADO EN LA GACETA OFICIAL DE LA
ENTIDAD EL 3 DE OCTUBRE DE 2008, NO VIOLAN EL PRIMER
PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 4o. DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS (…).
Esta tesis no es aplicable al caso concreto planteado en este juicio,
pues en dicho caso la controversia es exclusivamente sobre la
inconstitucionalidad de la legislación a la luz del artículo 4
constitucional, y en este caso, el planteamiento es por la
inconstitucionalidad de la reforma por violar el artículo 1 constitucional y
su inconvencionalidad por violar el artículo 8 de la Convención
Interamericana de Derechos Humanos.
Además, cuando se formó la tesis aislada antes transcrita, la
legislación era totalmente distinta, dado que ahora nuestro artículo 1
constitucional da un sentido distinto a la interpretación de los derechos
humanos, al exigir que se analicen no sólo los plasmados en la
Constitución, sino además los contenidos en los tratados
internacionales, como lo es el pacto de San José.

110. Sumado a ello, con los argumentos en estudio, la recurrente de ninguna manera
controvierte los argumentos expresados en la sentencia del órgano colegiado, en
los que se sustentó que:

 Resulta infundado el argumento de que el cónyuge que endereza la


acción de divorcio unilateral no tiene que pagar alimentos a su
cónyuge, ya que el precepto 471 del Código de Procedimientos
Familiares vigente para el Estado de Hidalgo prevé que dicha
obligación se hará efectiva desde las medidas provisionales, las
cuales podrán ser ratificadas en la audiencia y en la sentencia y que
el juez proveerá sobre el particular incluso de oficio.

 La reforma no es contraria a los artículos 1 y 14 constitucionales ni 16


de la Declaración Universal de Derechos Humanos y tampoco de los
diversos 1, 8 y 17 de la Convención Americana de Derechos
Humanos, ya que en el Decreto se establece la igualdad y la
equivalencia de responsabilidades en el proceso de divorcio.

 Es infundado el argumento de que la revocabilidad del matrimonio


implica que las obligaciones contraídas dejaron de ser bilaterales y
ahora son imperfectas por carecer de sanción, ya que el divorcio es
sólo el reconocimiento estatal de una situación de hecho respecto de
la desvinculación de los cónyuges, cuya voluntad de no permanecer
unidos legalmente debe respetarse, siendo que es cualquiera de los
cónyuges quien puede intentar la disolución del vínculo conyugal y
que adversamente a lo alegado por la quejosa sí existe sanción
derivada de la disolución, ya que el artículo 476 bis del Código de
Procedimientos Familiares prevé la compensación que resulte de
multiplicar el salario mínimo general vigente en el Estado, integrado
por cuatro meses por año a partir de la celebración del matrimonio.

 La responsable estuvo en lo correcto al dejar a salvo los derechos de


las partes para que hicieran valer sus reclamos en la vía y forma
correspondiente, respecto de las consecuencias inherentes a la
disolución del vínculo matrimonial, con lo que de ninguna manera se
dejó en estado de indefensión a la quejosa.

 Es infundado el argumento de la quejosa en el sentido de que el


hecho que se permita el divorcio unilateral, implica la revocabilidad del
matrimonio y que, por ello carezca de sanción el incumplimiento de
los deberes conyugales, lo que viola la obligación de los Estados
Partes de tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de
derechos y la equivalencia de responsabilidades de los cónyuges,
esto ya que omite apreciar la parte quejosa que en la nueva
legislación familiar del Estado de Hidalgo, el divorcio unilateral lo
puede promover cualquiera de los cónyuges, incluso ambos, pero no
está dirigido a que pueda hacerlo solamente el cónyuge culpable;
además, no se deja en estado de indefensión a quien no lo intentó,
porque en términos del cuarto párrafo del artículo 473 del Código de
Procedimientos Familiares para el Estado de Hidalgo, en el caso de
existir controversia, se dejan a salvo los derechos de las partes para
su resolución en juicio diverso.

 La tesis de rubro: ‘DIVORCIO POR VOLUNTAD UNILATERAL DEL


CÓNYUGE. LOS ARTÍCULOS 266 Y 267 DEL CÓDIGO CIVIL PARA
EL DISTRITO FEDERAL, REFORMADO MEDIANTE DECRETO
PUBLICADO EN LA GACETA OFICIAL DE LA ENTIDAD EL 3 DE
OCTUBRE DE 2008, NO VIOLAN EL PRIMER PÁRRAFO DEL
ARTÍCULO 4o. DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS’ sí es aplicable toda vez que si bien
no resuelve sobre la posible inconvencionalidad de la misma, lo cierto
es que se respetaron los derechos humanos de la quejosa, tan fue así
que ésta había podido formular su contrapropuesta del convenio.

111. En ese sentido, tal como se dejó establecido en párrafos precedentes, la parte
recurrente se limita a insistir de forma sustancial algunas afirmaciones sustentadas
en sus conceptos de violación, sin atacar las consideraciones de la sentencia
recurrida. De forma tal, que no realizan juicio alguno en torno a lo correcto o no de
éstas, o que permitiera apreciar el incumplimiento de alguno de los requisitos que,
de conformidad con la Ley de Amparo, deben cumplir las sentencias dictadas en el
juicio de garantías.

112. Siendo esto así, queda en evidencia que la parte recurrente no controvierte los
motivos expuestos por los que el Tribunal Colegiado determinó que la reforma
impugnada no era inconstitucional; luego entonces, tales consideraciones deben
seguir rigiendo el sentido de su fallo.

113. Sirven de apoyo a la anterior determinación las jurisprudencias de esta Primera


Sala, de rubro y texto siguientes:

“AGRAVIOS INOPERANTES EN LA REVISIÓN. SON AQUELLOS


QUE SÓLO PROFUNDIZAN O ABUNDAN EN LOS CONCEPTOS
DE VIOLACIÓN, SIN COMBATIR LAS CONSIDERACIONES DE LA
SENTENCIA RECURRIDA. Esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación ha señalado reiteradamente que una de las modalidades de la
inoperancia de los agravios radica en la repetición de los argumentos
vertidos en los conceptos de violación. Al respecto, conviene aclarar
que si bien una mera repetición, o incluso un abundamiento en las
razones referidas en los conceptos de violación, pueden originar la
inoperancia, para que ello esté justificado es menester que con dicha
repetición o abundamiento no se combatan las consideraciones de la
sentencia del juez de distrito. Este matiz es necesario porque puede
darse el caso de que el quejoso insista en sus razones y las presente
de tal modo que supongan una genuina contradicción de los
argumentos del fallo. En tal hipótesis la autoridad revisora tendría que
advertir una argumentación del juez de amparo poco sólida que
pudiera derrotarse con un perfeccionamiento de los argumentos
planteados ab initio en la demanda. Sin embargo, también puede
suceder que la repetición o abundamiento de los conceptos de
violación no sea más que un mero intento de llevar sustancia a la
revisión, siendo que las razones sostenidas tanto en los conceptos de
violación como en los agravios ya fueron plenamente respondidas por
el juzgador. En estos casos, la autoridad revisora debe cerciorarse de
que el fallo recurrido presenta una argumentación completa que ha
contestado adecuadamente todos los planteamientos de la demanda
de amparo, tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo, para estar
en aptitud de declarar la inoperancia de los agravios al concluir que
aun cuando el recurrente intenta abundar o profundizar sus conceptos
de violación, con ello no combate la ratio decidendi del fallo
recurrido.”39
“AGRAVIOS INOPERANTES EN LA REVISIÓN. SON AQUELLOS
QUE REPRODUCEN CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, SIN
COMBATIR LAS CONSIDERACIONES DE LA SENTENCIA
RECURRIDA. Son inoperantes los agravios, para efectos de la
revisión, cuando el recurrente no hace sino reproducir, casi en
términos literales, los conceptos de violación expuestos en su
demanda, que ya fueron examinados y declarados sin fundamento
por el Juez de Distrito, si no expone argumentación alguna para
impugnar las consideraciones de la sentencia de dicho Juez, puesto
que de ser así no se reúnen los requisitos que la técnica jurídico-
procesal señala para la expresión de agravios, debiendo, en
consecuencia, confirmarse en todas sus partes la resolución que se
hubiese recurrido.”40

39
Tesis1a./J. 85/2008, Novena Época, Primera Sala visible en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, tomo XXVIII, septiembre de 2008, página144.
40
No. Registro: 184,999, Novena Época, Instancia: Primera Sala, Fuente: Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, XVII, Febrero de 2003, Tesis: 1a./J. 6/2003,
Página: 43.
114. Igualmente resulta inoperante el argumento contenido en el párrafo 43 de esta
sentencia, en el cual, la parte recurrente afirma que contrariamente a lo expuesto
en la sentencia de divorcio, la necesidad de que el incumplimiento de las
obligaciones derivadas del matrimonio tenga una sanción legal no se satisface con
la indemnización compensatoria, pues dicha compensación siempre ha sido una
consecuencia del divorcio, además de que la misma tiene una naturaleza
indemnizatoria y no sancionatoria.

115. La inoperancia de tal argumento deriva en que el Tribunal Colegiado en momento


alguno se refirió a que la compensación prevista por el artículo 476 bis del Código
de Procedimientos Familiares vigente en el Estado de Hidalgo fuera una sanción
al incumplimiento de las obligaciones derivadas del matrimonio, como lo afirma la
recurrente; lejos de ello, el a quo realizó la consideración de que tal compensación
era una consecuencia derivada de la disolución del matrimonio.

116. En efecto, conforme se observa en la sentencia recurrida, el Tribunal Colegiado


en conocimiento del asunto sólo se refiere a la cuestión relativa a la compensación
prevista en el artículo 476 bis del Código de Procedimientos Familiares vigente en
el Estado de Hidalgo como una consecuencia de la disolución del vínculo
matrimonial, sin que se observe del contenido de la sentencia recurrida que el a
quo realizara consideración alguna en el sentido de que tal prestación constituía
una sanción al incumplimiento de las obligaciones derivadas del matrimonio.

117. Bajo este orden de ideas, el argumento en estudio resulta inoperante, toda vez
que pretende combatir consideraciones que no fueron esgrimidas por el Tribunal
Colegiado en conocimiento del asunto, en la parte de sentencia recurrida que es
materia de este recurso de revisión y no expresa razonamientos encaminados en
forma directa e inmediata a destruir los fundamentos del fallo reclamado, en los
cuales el Tribunal Colegiado de Circuito concluyó que la reforma impugnada no
resulta inconstitucional.
118. Apoya a la anterior consideración la tesis jurisprudencial número 105, publicada
en la página 176 del Apéndice y parte citados, que dispone:

"AGRAVIOS EN LA REVISIÓN. DEBEN ESTAR EN RELACIÓN


DIRECTA CON LOS FUNDAMENTOS Y CONSIDERACIONES DE LA
SENTENCIA.- Los agravios deben estar en relación directa e inmediata
con los fundamentos contenidos en la sentencia que se recurre, y
forzosamente deben contener, no sólo la cita de las disposiciones
legales que se estimen infringidas y su concepto, sino también la
concordancia entre aquéllas, éste y las consideraciones que
fundamenten esa propia sentencia, pues de adoptar lo contrario,
resultaría la introducción de nuevas cuestiones en la revisión, que no
constituyen su materia, toda vez que ésta se limita al estudio integral
del fallo que se combate, con vista de los motivos de inconformidad que
plantean los recurrentes."41

119. En otro orden de ideas, el segundo agravio de la recurrente consistente en que es


inconstitucional el Código de Procedimientos Familiares del Estado de Hidalgo, en
tanto que viola el artículo 14 constitucional y el diverso 8 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, debido a que no respeta la garantía de
audiencia. Esto ya que la ley sólo le da a la quejosa un plazo de 15 días para
manifestar su conformidad con la propuesta de convenio o establecer una
contrapropuesta, mas no le da la posibilidad de contestar las pretensiones, de
atacar los hechos o de interponer excepción alguna contra el actor; tampoco tiene
la posibilidad de ofrecer y desahogar pruebas, ya que con la descausalización del
divorcio basta con la voluntad de una de las partes para desvincular la relación
marital, dejando a un lado la prueba como medio primordial en todo proceso para
probar la base de la acción; además de que no se contempla la existencia de las
etapas procesales de contestación a la demanda, ofrecimiento, admisión y
desahogo de pruebas ni la posibilidad de formular alegatos, por lo que se trata de
un procedimiento paraprocesal de jurisdicción voluntaria disfrazado de juicio
contencioso que al decretarse privó a la quejosa de sus derechos al estado civil, a

41
No. Registro: 232,525, Jurisprudencia, Instancia: Pleno, Fuente: Semanario Judicial de
la Federación, 145-150 Primera Parte, Página: 159.
heredar de su cónyuge, a una pensión alimentaria, a usar su nombre de casada, a
ser considerada como tal y a continuar formando una familia; finalmente, afirma
que la circunstancia de que el nuevo Código de Procedimientos Familiares ahora
ya no prevea el derecho de audiencia, de ninguna manera es una justificación
para la Juzgadora de primer grado a violar en mi perjuicio dicho derecho, ni la
exime de darle a la quejosa la oportunidad de oírle en defensa, en atención a que,
en ausencia de precepto específico, o incluso en su contra, se halla el mandato
imperativo del artículo 14 constitucional, que protege dicha garantía a favor de
todos los gobernados, sin excepción.

120. Los anteriores argumentos no son sino una reiteración sustancial de los diversos
planteados en el segundo concepto de violación planteado en la demanda de
amparo por la entonces recurrente, tal como se advierte de la siguiente
transcripción:

“SEGUNDO.- VIOLACIONES IN PROCEDENDO.


INCONSTITUCIONALIDAD DE LAS LEYES PROCESALES
APLICADAS.
(…)
El decreto de reformas al Código de Procedimientos Familiares
publicado el 31 de marzo del 2011, que deroga las reglas del
procedimientos de divorcio necesario e instituye las reglas del
procedimiento de divorcio unilateral, es inconstitucional e
inconvencional en virtud de que no contempla la existencia de las
etapas de contestación a la demanda, ofrecimiento, admisión y
desahogo de pruebas, ni de alegatos, vulnerando claramente el artículo
14 de la Constitución y el artículo 8 del Pacto de San José.
En efecto, como podrá observarse de los artículos 468 al 476 ter del
Código de Procedimientos Familiares, el Juicio de Divorcio Unilateral
sigue las reglas de un procedimiento paraprocesal de jurisdicción
voluntaria y no de un verdadero juicio, pues el término de 15 días
otorgado a la demandada es sólo para presentar una contrapropuesta
del convenio inicial, pero no para contestar PRETENSIONES jurídicas,
ni HECHOS fundatorios de la demanda, ni para interponer
EXCEPCIONES contra la acción. Por supuesto, tampoco otorga el
derecho de las partes de OFRECER y DESAHOGAR PRUEBAS y
rendir ALEGATOS, pues recordemos que ni siquiera se me ha dado la
oportunidad de ejercer mis derechos para argumentar sobre la
oportunidad, aplicabilidad o retroactividad de la Ley de la Familia
reformada, a nuestro matrimonio.
Independientemente del derecho de fondo discutido en el juicio de
divorcio unilateral, es inconcuso que en la sentencia fue dictada en un
procedimiento paraprocesal de jurisdicción voluntaria disfrazado de
juicio contencioso, al decretarse el divorcio, se privó a la quejosa
necesariamente de mis derechos al estado civil del matrimonio y a
todas las consecuencias inherentes a dicho estado civil, como es el
derecho a heredar de mi cónyuge y a mi derecho a alimentos, a usar
el nombre de casada, a ser considerada como tal y a continuar
formando una familia como la célula fundamental de la sociedad,
por lo que la sentencia definitiva impugnada en vía de amparo es
constitutiva y declarativa, tiene un gran número de consecuencias
constitutivas, como las descritas con anterioridad.
Así, la circunstancia de que el nuevo Código de Procedimientos
Familiares ahora ya no prevea el derecho de audiencia, de ninguna
manera es una justificación para la Juzgadora de primer grado a violar
en mi perjuicio dicho derecho, ni la exime de darme oportunidad de
oírme en defensa, en atención a que, en ausencia de precepto
específico, o incluso en su contra, se halla el mandato imperativo del
artículo 14 constitucional, que protege dicha garantía a favor de todos
los gobernados, sin excepción.
Esta tesis aislada que no es de aplicación obligatoria incurre en el error
de considerar que la litis del proceso de divorcio unilateral es
constitucional al permitir al demandado contestar la demanda, pero
esto es falso en el caso de la legislación hidalguense, pues el término
de 15 días otorgado al demandado sólo es para manifestar lo que a su
derecho convenga respecto a la propuesta de convenio, o para
presentar una contrapropuesta, no ara interponer excepciones y
defensas o para controvertir el fondo de la cuestión planteada, que por
supuesto puede ser por ejemplo, la inaplicabilidad de la ley de fondo
que prevé el divorcio unilateral, por no ser la legislación ue rige al
matrimonio, al ser celebrado ya en un lugar que no lo prevé así, ya en
un tiempo distinto”.

121. Así pues, la parte recurrente se limita a insistir de forma sustancial las
afirmaciones sustentadas en su segundo concepto de violación, sin atacar las
consideraciones de la sentencia recurrida. De forma tal, que no realizan juicio
alguno en torno a lo correcto o no de éstas, o que permitiera apreciar el
incumplimiento de alguno de los requisitos que, de conformidad con la Ley de
Amparo, deben cumplir las sentencias dictadas en el juicio de garantías; de ahí lo
inoperante del agravio.

VI. DECISIÓN

122. En las relacionadas condiciones, dado que el agravio expresado por la parte
recurrente resulta en una parte infundado y en otra inoperante, resulta procedente
confirmar la sentencia recurrida, por lo que se concede el amparo y protección de
la Justicia de la Unión solicitado por la parte quejosa únicamente en los términos
en que así lo resolvió el Tribunal Colegiado en conocimiento del asunto.

123. En consecuencia, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación,

RESUELVE:

PRIMERO. En la materia de la revisión se confirma la sentencia recurrida.

SEGUNDO. La Justicia de la Unión ampara y protege a **********, contra la


sentencia de diez de enero de dos mil doce, emitida por el Juez Tercero de lo
Familiar de Pachuca, Hidalgo, en el expediente 799/2011, únicamente para los
efectos precisados por el Tribunal Colegiado de Circuito en la sentencia recurrida.

Notifíquese; con testimonio de esta resolución, vuelvan los autos al Tribunal


Colegiado de origen y, en su oportunidad, archívese el expediente como asunto
concluido.

Así, lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por


unanimidad de cinco votos de los señores Ministros: Jorge Mario Pardo Rebolledo,
José Ramón Cossío Díaz (Ponente), Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez
Cordero de García Villegas y Presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

Firman el Presidente de la Sala y el Ministro Ponente con el Secretario de


Acuerdos, que autoriza y da fe.

PRESIDENTE DE LA PRIMERA SALA

MINISTRO ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA.

P O N E N T E:

MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ

SECRETARIO DE ACUERDOS
DE LA PRIMERA SALA:

LIC. HERIBERTO PÉREZ REYE

En términos de lo previsto en los artículos 3° fracción II y 18 fracción II de la


Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental,
en esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como
reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.

- Adopción.
Artículo. 520.- La adopción es el estado jurídico mediante el cual se confiere al
adoptado la situación de hijo del o de los adoptantes y a éstos, los deberes y
derechos inherentes a la relación paterno-filial.
Podrán ser adoptados:

I. Los menores:

a) Huérfanos de padre y madre;

b) Hijos de filiación desconocidos;

c) Los declarados judicialmente abandonados;

d) Aquellos a cuyos padres o abuelos se les hayan sentenciado a la pérdida de la


patria potestad; y

e) Aquellos cuyos padres o tutor o quienes ejerzan la patria potestad otorguen su


consentimiento;

II. Los mayores de edad cuando sean incapaces; y

III. Los mayores de edad, si antes de serlo hubieran estado bajo el cuidado
personal de los presuntos adoptantes y existieran entre ellos lazos afectivos de
carácter filial.

Artículo 521.- En toda adopción se deberá asegurar:

I. Que las personas y organismos, cuyo consentimiento se requiera para la


adopción, han sido convenientemente asesoradas y debidamente informadas por
la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, de las
consecuencias legales que la adopción implica y del consentimiento otorgado en
particular de la ruptura de los vínculos jurídicos entre la niña, niño o adolescente y
su origen, en su caso;

II. Que el consentimiento ha sido otorgado libremente, ante la Procuraduría de


Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, previa asesoría y por escrito ratificado
ante el Juez que conozca del procedimiento de adopción;

III. Que para otorgarse el consentimiento no ha mediado pago o compensación


alguna;

IV. Cuando sea el caso, que el consentimiento de la madre, sea otorgado cuando
menos veinte días después del alumbramiento;

V. Que el adoptante o los adoptantes, según el caso, han recibido por parte (sic) la
Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, el certificado de
idoneidad a que se refiere la legislación general y estatal de los Derechos de
Niñas, Niños y Adolescentes;

VI. Que en el caso de las madres menores de edad, el consentimiento otorgado


por la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, y se deberá
escuchar a la representación social; y

VII. Que las autoridades procuren que la persona en proceso de adopción tenga la
posibilidad de desarrollarse en un ambiente sano familiar.

Queda prohibido realizar cualquier cobro por concepto de tramitación de


adopciones, acogimiento pre-adoptivo y familias de acogida en los casos de niñas,
niños y adolescentes que se encuentren en albergues o en centros de asistencia
social. Los profesionistas particulares, estarán sujetos a lo establecido en el
arancel.

En todos los casos los adoptantes deben tener al momento del inicio de los
trámites de adopción, la salud física y psíquica necesarios para cumplir con el
desempeño que la paternidad legal trae consigo con la adopción y dicha
acreditación deberá ser expedida por institución oficial.
Formatted: Spanish (Spain)
Artículo 522.- En todos los casos de adopción, se tendrán como preferentes
los intereses del adoptado sobre los de los adoptantes.

Artículo 523.- El consentimiento, tratándose de niñas, niños y adolescentes cuyos


padres han fallecido, o han perdido la patria potestad; lo deben dar las personas a
quienes por ley les corresponda el ejercicio de la patria potestad o la tutela
legítima; y tratándose de niños de filiación desconocida, expósitos o abandonados,
actuará la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes con la
representación en suplencia, o en su caso, su delegado institucional.

Para las adopciones a las que se refiere la fracción III del Artículo 520, el
consentimiento lo debe dar la persona que pretende ser adoptada.
Formatted: Spanish (Spain)
Artículo 524.- El trámite para la adopción deberá efectuarse ante el Juez de Primera
Instancia del lugar en que resida la persona que se pretende adoptar en los términos
del Código de Procedimientos Civiles.

Artículo 525.- En los casos de adopciones internacionales se estará en lo que


señalan los tratados correspondientes en el procedimiento respectivo.

En toda adopción tendrán preferencia en igualdad de circunstancias los


adoptantes nacionales sobre los extranjeros.

Artículo 526.- La adopción se consumará en el momento que cause ejecutoria la


resolución que se dicte en el procedimiento respectivo.

Artículo 527.- El juez que apruebe la adopción, remitirá copia de las diligencias
respectivas al Oficial del Registro Civil del lugar, para que levante las actas
correspondientes.

Artículo 528.- El que adopta tendrá respecto de la persona y bienes del adoptado,
los mismos derechos y obligaciones que tienen los padres respecto de las personas
y bienes de los hijos.

Artículo 529.- El adoptante dará sus apellidos al adoptado y podrá cambiarle el


nombre propio, haciéndose las anotaciones en las actas correspondientes.

La adopción tiene el carácter de confidencial. Se deberá garantizar la discreción de


quien consiente en la adopción y de quien o quienes adoptan. No obstante, cuando
fuere necesario, se comunicará a quien legalmente corresponda todo tipo de
antecedentes del menor y sus progenitores si se conocieren, sin mencionar sus
nombres ni otros datos que permitan su identificación.

Artículo 530.- El adoptado tendrá para con la persona o personas que lo


adopten, los mismos derechos y obligaciones que tiene un hijo.

Artículo 531. La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes Formatted: Font: (Default) Arial, 12 pt, Spanish (Spain)
deberá darle seguimiento a todos los casos de adopción por un período mínimo de
2 años, a partir de que fue otorgada para procurar se cumplan los fines en
beneficio de la niña, niño o adolescente, dictando en caso necesario las
providencias para ello, inclusive, para el caso de que la niña, niño o adolescente
resida fuera del Estado.

Artículo 532. Una vez iniciado el procedimiento de adopción, el interesado podrá


solicitar el acogimiento pre-adoptivo, en los términos previstos en la legislación
general y estatal de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes remitirán copia de


las actuaciones al Juez de la causa.
Formatted: Spanish (Spain)

Artículo 533.- El juez puede autorizar a favor de un solo adoptante, la adopción de


dos o más personas simultáneamente cuando por las circunstancias especiales sea
lo más conveniente.

Artículo 534.- El tutor no puede adoptar al pupilo sino hasta después de que hayan
sido definitivamente aprobadas las cuentas de la tutela.

Artículo 535.- Para que la adopción pueda tener lugar, deberán consentir en ella,
en sus respectivos casos:

I. El o los que ejercen la patria potestad sobre la niña, niño o adolescente que se
trate de adoptar;

II. El tutor del que se va a adoptar;

III. La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes; o

IV. El Agente de la Procuraduría Social.

El juez deberá garantizar el derecho de audiencia y defensa de los parientes que


tengan bajo su custodia a niñas, niños y adolescentes.

Formatted: Spanish (Spain)

Artículo 536.- Si el menor que se va a adoptar tiene más de doce años, también se
necesita su consentimiento para la adopción.

Artículo 537. Cuando el tutor o la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y


Adolescentes no consientan en la adopción; o el Agente Social se oponga a la
misma, deberán expresar la causa en que se funde, la que el juez calificará
tomando en cuenta los intereses de la niña, niño o adolescente.

Artículo 538.- Salvo que la adopción se haga por pareja unidas por vínculo Formatted: Font: (Default) Arial, 12 pt
matrimonial, no puede una persona ser adoptada simultáneamente por varios Formatted: Font: (Default) Arial, 12 pt
adoptantes; pero sí, sucesivamente cuando el adoptante o adoptantes anteriores
hayan muerto o hubiera sido revocada la adopción.

- Deposito de personas.
EPOSITO DE PERSONAS, CONSTITUCIONALIDAD DE LAS DISPOSICIONES
DEL CODIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEON
QUE REGLAMENTAN EL. El segundo párrafo del artículo 14 constitucional no
contiene un principio de carácter absoluto. Sufre varias restricciones, a través de
distintos procedimientos, entre ellos el que se refiere al depósito de personas
como acto prejudicial, al secuestro de bienes en el juicio ejecutivo y en los
embargos precautorios, etcétera. En todos esos procedimientos existe una
afectación de los derechos del particular que se origina antes de haberse
concluido el juicio correspondiente, pero que no por esto son inconstitucionales,
puesto que en ninguno de ellos se impide que el particular afectado tenga
completa libertad para defenderse, después de que el acto prejudicial ha cumplido
su función jurídica de asegurar la satisfacción de los intereses que van a
cuestionarse en el juicio relativo. La jurisprudencia de esta Suprema Corte de
Justicia número 839 del novísimo Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación, consigna: "El secuestro de bienes como providencia precautoria, no
es acto de ejecución irreparable, porque en la sentencia que se pronuncie en el
juicio, se resolverá si debe o no subsistir, y contra esa sentencia se puede
interponer el amparo; por la misma consideración, no es acto que deje sin defensa
al quejoso, y por último, tampoco puede considerarse como un acto ejecutado
fuera del juicio". El depósito de personas como acto prejudicial, está destinado a
producir efectos jurídicos dentro de un juicio, y su eficacia y subsistencia
dependen en todo de la resolución que ponga fin al litigio. Así se desprende del
contenido de los artículos 176 y 179 del Código de Procedimientos Civiles del
Estado de Nuevo León. El depósito de personas como acto prejudicial responde a
la conveniencia de autorizar legalmente la separación material de los cónyuges,
cuando uno de éstos intenta demandar o acusar al otro; pero también a la
necesidad de proteger la persona e intereses de los hijos menores de edad y del
cónyuge que promueva el depósito, en peligro por la situación de desavenencia
surgida. Así, la ley cuida de establecer que sólo los Jueces de primera instancia
pueden decretar el depósito de personas, que en el procedimiento relativo deberá
proceder con toda rapidez, y que "la casa donde se deposita la mujer casada será
en todo caso designada por el Juez y debe ser el depositario persona de notoria
honorabilidad y buenas costumbres", de acuerdo con el artículo 174 del Código de
Procedimientos Civiles del Estado de Nuevo León. Ahora bien, la conveniencia y
necesidad de que se habla no se produce cuando la mujer vive separada de su
marido, es decir, cuando la separación de hecho entre los cónyuges comprende
un espacio de tiempo bastante para considerar que no existe motivo alguno de
que la ley sancione como acto prejudicial la separación de hecho que ya
prevalece, pues en este caso, la mujer no necesita de la protección que hubiere
significado su depósito. Pero cuando la ausencia de la mujer del hogar, es
transitoria y muchas veces impuesta por diversas circunstancias, indudablemente
que está facultada para tutelar su interés y el de sus hijos promoviendo el depósito
como acto prejudicial. La consideración en contrario significaría propiciar
situaciones injustas e ilegales. Por lo tanto, no puede estimarse que los artículos
167 al 181 de aquel ordenamiento sean inconstitucionales. Revisión 3744/55.
Bernabé Rodríguez González. 25 de octubre de 1956.

- Investigación de paternidad y maternidad

e).- A quien le corresponde su ejercicio.


Artículo 566. La pérdida de la guarda y custodia procederá cuando:
I. Se acredite que la persona menor de edad recibe de quien la detenta, ejemplos
perniciosos o nocivos para su desarrollo;
II. Se acredite que el padre o la madre custodio o la persona que ejerce la custodia
personal o institucional incumpla con sus obligaciones respecto a sus hijos;
III. Se acredite que el padre o la madre custodio de manera reiterada promueva en
sus hijos el olvido, rechazo, rencor, odio, desprecio o temor hacia la persona con
quienes tengan derecho de visitas y convivencia y le hayan sido suspendidos o
restringidos sus derechos por la misma causa;
IV. Se acredite que no obstante existe mandato judicial de abstenerse de hacerlo,
el padre o la madre custodio o la persona que ejerce la custodia personal o
institucional, impida u obstaculice de manera reiterada y sin causa justificada el
derecho de visitas y convivencia con quien la persona menor de edad tenga
derecho; o
V. El padre o la madre o la persona que ejerce la custodia personal o institucional
sustraiga al menor de edad.

- Orden de preferencias.
Artículo 560. La guarda y custodia de los hijos será compartida por sus padres salvo
que convengan quién la tendrá de manera exclusiva. El acuerdo al que lleguen los
padres será revisado por el Juez y en su caso aprobado cuando el mismo
salvaguarde el interés superior de la niñez.
El arreglo a que lleguen los padres sobre la guarda y custodia de sus hijos
constituye un derecho y una obligación diversa al régimen de visitas y convivencia.
Por ningún motivo la guarda y custodia se condicionará al pago de contribuciones
económicas o al cumplimiento de obligaciones alimentarias.
Artículo 561. A falta de convenio sobre la guarda y custodia de los hijos, el Juez
resolverá lo conducente atendiendo al interés superior de la niñez de conformidad
a lo dispuesto por el artículo 406. Para tal efecto el Juez podrá decretar las
medidas que considere necesarias para proteger la integridad de los hijos.
Artículo 562. Cuando no sea posible que alguno de los sujetos señalados en el
artículo 572 fracciones I, II, IV y V ejerza la guarda y custodia sobre la niña, niño o
adolescente, se decretará su guarda y custodia institucional.

Decretada la guarda y custodia institucional, la Procuraduría de Protección de


Niñas, Niños y Adolescentes deberá promover se resuelva la situación jurídica de
la niña, niño o adolescente, con el fin de reincorporarla en un ambiente familiar,
sea en su familia de origen, familia extensa o adoptiva, atendiendo el interés
superior de la niñez; dicho proceso se realizará dentro de un plazo de dos años.

Cuando exista guarda y custodia institucional, para efectos del sostenimiento


económico, podrá establecerse que los sujetos de custodia reciban la ayuda
económica y afecto personal de ciertas y determinadas personas que, con fines
altruistas, se hagan cargo de cada uno de los custodiados en lo individual,
pudiéndoles permitir convivir con ellos en épocas y circunstancias precisas, sin
que esto implique el traslado de las niñas, niños o adolescentes fuera de las
instituciones ni ejercer guarda y custodia personal ni cuidado y vigilancia sobre
ellos. Los responsables de la guarda y custodia supervisarán esa convivencia y
resguardarán la integridad de los sujetos sobre quienes la ejerzan.

Las personas que con fines altruistas, aporten recursos económicos o materiales
para el sustento de los custodiados, se acreditarán ante la Procuraduría de
Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, en los términos de la legislación en
materia de asistencia social.

En ningún supuesto se podrá retener a la niña, niño o adolescente, o condicionar o


limitar su derecho a las visitas y convivencia con sus padres, por la falta de pago
de obligaciones alimentarias.
Formatted: Font: Bold, Spanish (Spain)
Artículo 563. En todos los casos de guarda y custodia de personas menores de
edad de conformidad con el principio de unidad familiar se mantendrá juntos a los
hermanos.

El Juez solo podrá decretar la separación de hermanos menores de edad cuando


exista impedimento grave para su convivencia, a tal grado que de forzarla sería en
detrimento de los legítimos intereses de alguno de ellos.

Artículo 564. Es obligación de toda persona sea física o jurídica que reciba en
cuidado y vigilancia a niñas, niños y adolescentes, cumplir con los requisitos que
la legislación establece para el desempeño de su actividad, y en su caso, contar
con las licencias, certificaciones y autorizaciones correspondientes. En todos los
casos las partes deberán suscribir contrato por escrito y será responsabilidad de
quien reciba en cuidado y vigilancia conservar copia de dicho contrato.

Cuando en la entrega temporal de la niña, niño o adolescente no medie orden


judicial ni contrato por escrito, se presume que quien lo recibe asume la obligación
de prestarle cuidado y vigilancia.

- Custodia por terceros.


Artículo 565. Podrá decretarse la guarda y custodia de personas menores de edad y
mayores incapaces:

I. En caso de divorcio de sus padres;


II. En caso de que los padres no convivan entre sí;
III. Por orden judicial de separación de personas;
IV. En el trámite de adopción, en la persona o personas que lo solicitan;
V. En caso de pérdida o suspensión de la patria potestad;
VI. Por el incumplimiento reiterado de las obligaciones de crianza;
VII. De las personas menores de edad o incapaces que queden en el abandono por
la muerte, ausencia o incapacidad física de la persona a cuyo cargo estuvieren.

Artículo 555. En virtud de la guarda y custodia, una persona o un centro de


asistencia social o albergue asume el cuidado y atención de un ser humano así
como de sus objetos de uso personal.

La guarda y custodia siempre es en beneficio directo de su destinatario, con


reconocimiento pleno de sus derechos de personalidad y con respeto a su
integridad y dignidad humana.

La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, deberá intervenir,


consentir y dar seguimiento en todo tiempo y circunstancia en los casos de guarda
y custodia, de conformidad con las normas legales aplicables.

La guarda y custodia confiere a quien la ejerce la facultad de determinar límites y


normas de conducta.
Formatted: Font: Bold, Spanish (Spain)

Artículo 556. La guarda y custodia en función de la temporalidad con que se ejerce


será:
I. Provisional cuando se efectúe en los términos previstos por el artículo 225 del
Código de Procedimientos Civiles;
II. Temporal cuando el custodiado es sujeto a ella en períodos continuos, sucesivos y
por un tiempo predeterminad; y
III. Definitiva cuando ésta es por un período continuo e indeterminado.
En los casos de guarda y custodia temporal, sea esta además personal o
institucional y cuando sea posible, el Juez dictará las medidas necesarias para
alcanzar la reincorporación de la persona menor de edad a su ambiente familiar a la
brevedad de tiempo posible, siempre y cuando no haya perjuicio al interés superior
de la niñez.

Artículo 557. La guarda y custodia en función de quien o quienes la ejerzan, de Formatted: Font: (Default) Arial, 12 pt, Spanish (Spain)
conformidad a la legislación general y estatal de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes, y demás aplicable, será:

I. Personal, por una familia distinta a la de origen y de la extensa, que cuente con
la certificación de la autoridad competente, y podrá ser por:

a) Familia de Acogida: Aquélla que brinde cuidado, protección, crianza positiva y la


promoción del bienestar social de niñas, niños y adolescentes por un tiempo
limitado hasta que se pueda asegurar una opción permanente con la familia de
origen, extensa o adoptiva;

b) Acogimiento pre-adoptivo: Aquella que acoge provisionalmente en su seno


niñas, niños y adolescentes con fines de adopción, y que asume todas las
obligaciones en cuanto a su cuidado y protección, de conformidad con el principio
de interés superior de la niñez;

Este tipo de custodia origina para el custodiado, las obligaciones de respeto y


consideración que se le deben de tener a quien la ejerce, como si fuera hijo de
familia y además, en su caso, produce la obligación alimentaria; y

II. Institucional, cuando la custodia que se ejerce por un centro de asistencia social
o albergue, sea éste de gobierno, descentralizado o privado y que tenga como fin
el cuidado alternativo de acogimiento residencial y atención de personas.

Quienes ejerzan la guarda y custodia personal o institucional sólo podrán admitir el


número de custodiados a quienes garanticen el cuidado y atención necesarios
para su desarrollo integral.
Formatted: Font: Bold, Spanish (Spain)

f).- Interdicto de Retener y Recuperar la Posesión de los Derechos de Paternidad.

Artículo 558. La guarda y custodia podrá ser además:


I. Voluntaria, la que libremente se conviene entre las partes involucradas en ella, y
II. Forzosa la que se realiza en cumplimiento de una determinación de autoridad
judicial, aún contra el consentimiento del destinatario y de los que en su caso sobre
él ejercen la patria potestad.
Artículo 559. En todo caso la guarda y custodia será gratuita. No se considerará que
ejercen guarda y custodia los directores de guarderías, colegios, talleres y otros
similares quienes de manera temporal tengan a su cargo el cuidado y vigilancia de
personas.

TEMA 24.
“LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS”

a).- Concepto.
- Niño.
Artículo 2. Para los efectos de esta ley, son niñas y niños las personas de
hasta 12 años incompletos, y adolescentes los que tienen entre 12 años cumplidos
y 18 años incumplidos.

- Adolescente.
Artículo 2. Para los efectos de esta ley, son niñas y niños las personas de
hasta 12 años incompletos, y adolescentes los que tienen entre 12 años cumplidos
y 18 años incumplidos.

- Menor.
Niño", según la mayoría de las normas jurídicas internacionales, es toda
persona menor de 18 años. La mayor parte de los países del mundo han fijado
asimismo la mayoría de edad civil en los 18 años. Amnistía Internacional utiliza
esta definición, al igual que la mayoría de ONG y los grupos de defensa de los
derechos del niño.

La Carta Africana sobre los Derechos y el Bienestar del Niño establece que niño
es "todo ser humano menor de 18 años", mientras que la Convención sobre los
Derechos del Niño es menos categórica, pues entiende por niño todo ser humano
menor de 18 años de edad, salvo que en virtud de la ley que le sea aplicable haya
alcanzado antes la mayoría de edad. A primera vista, esta excepción podría ser
utilizada por los Estados para justificar la denegación de los derechos contenidos
en la Convención a quienes la legislación nacional no considere niños, es decir,
cuando un Estado particular haya fijado la mayoría de edad a una edad inferior.
Sin embargo, el Comité de los Derechos del Niño viene aplicando
sistemáticamente esta cláusula en el sentido de que sólo se permiten las
definiciones de mayoría de edad fijadas por debajo de los 18 años cuando no van
en detrimento de ninguno de los derechos protegidos por la Convención.

En los textos de derechos humanos también aparece el término "menor",


que no es exactamente sinónimo de "niño", pues por lo general se refiere a las
personas que pueden ser procesadas y juzgadas en el sistema de justicia de
menores.
Las Reglas de Beijing (Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de la Justicia de Menores, 1985) establecen que la noción de
"menor" se aplicará a jóvenes de edades muy diferentes, edades que van de los 7
años hasta los 18 años o más, mientras que las Reglas de las Naciones Unidas
para la Protección de los Menores Privados de Libertad estipulan que: "Se
entiende por menor toda persona de menos de 18 años de edad", aunque añade
que la edad límite por debajo de la cual no se permitirá privar de libertad a un niño
deberá fijarse por ley.
En ciertos países, se denomina menores a todos los delincuentes menores de
edad o a todas las personas que residen en instituciones correccionales para
menores, aun cuando algunas tengan 21 años, o incluso 24.

Los conceptos que ayudan a definir la infancia

Los conceptos que ayudan a definir la infancia, como la madurez y la edad de la


responsabilidad penal, se basan en gran medida en factores sociales y culturales.

Las edades a las que se supone que una persona alcanza distintos grados de
madurez varían enormemente de una sociedad a otra; la Convención del Niño es
intencionadamente imprecisa sobre la edad de la responsabilidad penal, y el
principio de que han de tenerse debidamente en cuenta las opiniones del niño está
relacionado con su "madurez", y no con su edad.

En algunas sociedades, la infancia es una condición determinada por la posición


que ocupa el niño dentro de la comunidad, más que por su edad. Quienes siguen
sometidos a la autoridad de los padres son considerados niños, con
independencia de la edad que tengan, mientras que quienes asumen papeles y
responsabilidades de adulto reciben los consiguientes derechos y deberes
sociales. En gran parte del mundo, incluso los niños de corta edad tienen
responsabilidades económicas significativas: tienen que trabajar, ya sea para
mantenerse o para contribuir a la economía familiar, por lo que les queda poco
tiempo para ir a la escuela o para jugar.
Al mismo tiempo, los niños que se ven obligados a asumir responsabilidades
económicas y emocionales propias de los adultos corren un riesgo aún mayor de
sufrir abusos, precisamente porque no se los considera niños. Puede no
reconocerse que siguen siendo inmaduros emocional y físicamente y, por tanto,
que necesitan las salvaguardias y protecciones adicionales que proporcionan las
normas jurídicas pertinentes.

Dicho de otra forma: la concepción del niño como un "individuo despojado de la


mayoría de las obligaciones, dependiente económicamente, no involucrado
políticamente, inmaduro emocional y moralmente, y seguro dentro de una familia y
representado por ésta" se corresponde a las experiencias de muy pocos niños en
el mundo.

b).- Antecedentes históricos.

El marco jurídico de México está conformado por la Constitución Política de los


Estados Unidos Mexicanos, los tratados internacionales aprobados y ratificados
por el país y las leyes federales y locales. México ha ratificado numerosos tratados
internacionales en materia de derechos humanos, por lo que el Estado se ha visto
en la necesidad de ir adecuando sus sistemas jurídicos nacionales y locales a los
estándares mínimos reconocidos por estas convenciones y a realizar reformas
legislativas al marco jurídico constitucional y en los niveles federal y local.
En materia de derechos de la infancia y la adolescencia, en 1990 México ratificó
la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), por lo que desde ese momento
quedó obligado a cumplir con sus disposiciones y a adoptar diversas medidas para
hacer efectivos los derechos reconocidos en ella. Asimismo, ratificó los dos
protocolos facultativos de la CDN relativos a la participación de niños en conflictos
armados, y a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la
pornografía.

El Estado mexicano también llevó a cabo reformas constitucionales que le han


permitido avanzar en el proceso de adecuación de su legislación interna a la CDN,
entre las que destaca la reforma al artículo 4°, que incorpora la noción de sujetos
de derecho, reconociendo que los niños y niñas son titulares del derecho a la
satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano
esparcimiento para su desarrollo, y estableciendo que los ascendientes, tutores y
custodios tienen el deber de preservar estos derechos, mientras el Estado es
responsable de proveer lo necesario para propiciar el respeto a la dignidad de la
niñez y el ejercicio pleno de sus derechos y otorgar facilidades a los particulares
para que coadyuven al cumplimiento de los derechos de la niñez.

Esta reforma dio lugar a la emisión de la Ley para la Protección de los Derechos
de Niñas, Niños y Adolescentes, cuyo objeto es garantizar a éstos la tutela y el
respeto de los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución, así como
establecer los principios básicos conforme a los cuales el orden jurídico mexicano
habrá de proteger y garantizar tales derechos. Asimismo, dio lugar a la posterior
emisión de leyes homólogas en los estados de la República. Al momento, de las
32 entidades federativas, 27 cuentan con leyes locales de protección de derechos
de la infancia y la adolescencia.

Por otro lado destaca la reforma al artículo 18 Constitucional, mediante la cual se


transforma el antiguo sistema tutelar de justicia para menores infractores y se
sientan las bases para la creación de un sistema integral de justicia para
adolescentes en conflicto con la ley penal acorde con la CDN. La reforma obligó a
la Federación, a los estados y al Distrito Federal a establecer, en el ámbito de sus
competencias, este nuevo sistema y a crear instituciones, tribunales y autoridades
especializados para su aplicación..

Dentro del orden jurídico nacional existen también otras leyes que resultan
esenciales para la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes,
entre las que se encuentran la legislación civil y penal; y las leyes General de
Salud; General de Educación; de Asistencia Social, y General de Desarrollo
Social.

- Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Francia.


Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano votada por la
Convención Nacional el 23 de junio de 1793, e incorporada como preámbulo
a la Constitución de 24 de junio de 1793. (Nota de edición: Al lado del
artículo se han hecho anotaciones de su nomen o contenido que no estaban
en el texto original, para facilicitar su consulta).

"El pueblo francés, convencido de que el olvido y el menosprecio de los derechos


naturales del hombre son la sola causa de los problemas del mundo, ha resuelto
exponer, en una declaración solemne, estos derechos sagrados e inalienables,
para que todos los ciudadanos puedan comparar los actos del gobierno y el
funcionamiento de toda institución social y no se deje jamás oprimir y abatir por la
tiranía; con la finalidad de que el pueblo tenga siempre delante de sus ojos las
bases de su libertad y de su bienestar; el magistrado, las reglas de sus deberes; el
legislador, el objeto de su misión.

En consecuencia, proclama, en presencia del ser supremo, la declaración


siguiente
de los derechos del hombre y del ciudadano.

Artículo 1 Finalidad de la sociedad: el bienestar común.

La finalidad de la sociedad es el bienestar común. El gobierno es instituido para


garantizar al hombre la vigencia de sus derechos naturales e imprescriptibles.

Artículo 2 Igualdad, libertad, seguridad y propiedad.

Estos derechos son la igualdad, la libertad, la seguridad, la propiedad.

Artículo 3 Igualdad.

Todos los hombres son iguales por naturaleza y ante la ley.

Artículo 4 Definición de la ley como voluntad general, límites.

La ley es la expresión libre y solemne de la voluntad general; es la misma para


todos, sea para proteger o para castigar; no puede ordenar más que lo que es
justo y útil para la sociedad; no puede prohibir más que lo que es nocivo.
hombre libres.

Artículo 28 Revisión de la Constitución: Libertad entre generaciones.


El pueblo tiene siempre el derecho a revisar, reformar y cambiar la Constitución.
Una generación no puede comprometer con sus leyes a generaciones futuras.
- Declaración de los derechos humanos de 1948. ONU.
Más allá del concepto mismo, los derechos humanos son expresados y definidos
en textos legales, lo cuales buscan garantizar la dignidad de los seres humanos y
hacerla realidad.
El origen de la Declaración Universal de Derechos Humanos

La filosofía de los derechos humanos comenzó con la Ilustración. En El Contrato


Social (I,4), Rousseau buscaba “una forma de asociación … en la cual cada uno,
uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre como
antes”.
El texto de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 está inspirado
en el texto de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.
Luego de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional
decidió bosquejar una carta de derechos que afirmara los valores defendidos en la
lucha contra el fascismo y el nazismo.
El armado de dicha carta fue confiado a un comité presidido por Eleanor Roosvelt
y compuesto por miembros de 18 países. La Carta fue redactada por el
canadiense John Peters Humphrey y revisada luego por el francés René Cassin.
El texto final es pragmático, resultado de numerosos consensos políticos, de
manera tal que pudiera ganar una amplia aprobación.
La Declaración Universal de Derechos Humanos fue adoptada por la tercera
Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948 en París.
Ninguno de los 56 miembros de las Naciones Unidas votó en contra del texto,
aunque Sudáfrica, Arabia Saudita y la Unión Soviética se abstuvieron.
Contenido de la Declaración Universal de Derechos Humanos

La Declaración Universal de Derechos Humanos es el “estándar común a ser


alcanzado por todos los pueblos y naciones”.
La Declaración Universal de Derechos Humanos establece que “la maternidad y la
infancia tienen derechos a cuidados especiales y asistencia” y describe la familia
como “la unidad grupal natural y fundamental de la sociedad”.
Aunque los niños son rara vez mencionados en este texto, es de todas maneras
un documento significativo y su impacto en todos los seres humanos, incluyendo
los niños, es lo que hace a esta Declaración tan importante. De hecho, los
derechos del niño se basan en los derechos humanos.
La Declaración de los Derechos del Niño de 1959 remarcó esta naturaleza única
de la infancia y, por lo tanto, de la aplicación de los derechos concernientes
específicamente a la infancia.
- Declaración de los derechos del niño de 1924, 1959 y 1989.

Los derechos de los niños

La senda a la Convención sobre los Derechos del Niño

La entrada en vigencia de la Convención sobre los Derechos del Niño, el 2 de


septiembre de 1990, fue la culminación de casi 70 años de esfuerzos destinados a
obtener el reconocimiento internacional de las necesidades especiales y la
vulnerabilidad de los niños en cuanto seres humanos.

El derrotero a la Convención se remonta al año 1924, cuando la Liga de las


Naciones, precursora de las Naciones Unidas, avaló la primera Declaración de los
Derechos del Niños, que estableció que "La Humanidad le debe a los niños los
mejor que tiene para ofrecer".

Pero esto fue sólo un anticipo de lo que vendría luego.

La Declaración de 1924 fue mejorada en 1948, cuando las Naciones Unidas, que
se habían fundado en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial, aprobaron una
segunda Declaración de los Derechos del Niño en la cual figuraban siete puntos
fundamentales relacionados con los niños. Ese mismo año, la Asamblea General
de las Naciones Unidas aprobó también la Declaración Universal de los Derechos
Humanos. Y en 1959, la Asamblea General aprobó una tercera Declaración de los
Derechos del Niño, más detallada que las anteriores.

En 1966, las Naciones Unidas aprobaron el Pacto


Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Ambos convenios,
así como sus enmiendas, a las que se conoce como "Protocolos facultativos" y la
Declaración Universal de los Derechos Humanos conforman la Carta Internacional
de Derechos Humanos, que comenzó a rendir frutos en 1976, tras la entrada en
vigencia de ambos convenios.

Las Declaraciones de los Derechos del Niño aprobadas por las Naciones Unidas
constituyeron expresiones de buena voluntad, y no tratados con fuerza legal. Esto
significó que aunque los estados podían estar de acuerdo con lo que decía cada
Declaración con respecto a los derechos de los niños, no estaban jurídicamente
obligados a garantizar la vigencia de esos derechos en sus países.

En 1978, diversas organizaciones gubernamentales dedicadas a la defensa de los


niños aprovecharon los preparativos para el Año Internacional del Niño para
gestionar con éxito la preparación y posterior aprobación de un Convenio o
Convención sobre los Derechos del Niño de carácter similar a otros instrumentos
jurídicos con fuerza legal de promoción de los derechos humanos. En vísperas del
Año del Niño, en 1979, el Gobierno de Polonia se puso al frente de esa iniciativa y
propuso oficialmente un borrador del texto de dicha Convención. El borrador
polaco constaba esencialmente de la Declaración de los Derechos del Niño de
1959 con el agregado de texto jurídico sobre la ejecución de la declaración de 10
puntos.

En 1979, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas creó un


grupo de trabajo al que se le asignó la tarea de examinar y ampliar el texto polaco.
El grupo estaba constituido por una amplia gama de representantes
gubernamentales y miembros de agrupaciones de la sociedad civil. También
participaron en la elaboración del borrador de la Convención diversos expertos en
derechos humanos independientes, delegados observadores de gobiernos no
miembros de las Naciones Unidas, y organismos de esa organización
internacional, como el UNICEF. Las minuciosas labores del grupo de trabajo y sus
aliados se llevaron a cabo durante el decenio comprendido entre 1979 y 1989, año
en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención por
unanimidad.

En septiembre de 1990 el tratado entró en efecto con fuerza legal para todos los
Estados que lo ratificarán. Ese mismo mes, los dirigentes de gobierno participaron
en la Cumbre Mundial en favor de la Infancia, que fue una de las mayores
reuniones de líderes mundiales de la historia. Durante esa Cumbre Mundial, se
aprobaron una Declaración Mundial y un Plan de Acción destinados a acelerar la
realización de los derechos de los niños.

c).- Ley Federal de los Derechos de los Niños del 2000.

LEY PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE NIÑAS, NIÑOS Y


ADOLESCENTES

Publicada en el DOF el 29 de mayo de 2000


Última reforma publicada DOF 2-04-2014

Al margen un sello con el Escudo Nacional, que dice: Estados Unidos Mexicanos.-
Presidencia de la República.

ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN, Presidente de los Estados Unidos


Mexicanos, a sus habitantes sabed:

Que el Honorable Congreso de la Unión, se ha servido dirigirme el siguiente


DECRETO

“EL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, D E C R E T A:

LEY PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE NIÑAS, NIÑOS Y


ADOLESCENTES

TÍTULO PRIMERO
Disposiciones Generales

Artículo 1. La presente ley se fundamenta en el párrafo sexto del artículo 4o.


de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sus disposiciones
son de orden público, interés social y de observancia general en toda la República
Mexicana y tiene por objeto garantizar a niñas, niños y adolescentes la tutela y el
respeto de los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución.

La Federación, el Distrito Federal, los estados y los municipios en el ámbito de


su competencia, podrán expedir las normas legales y tomarán las medidas
administrativas necesarias a efecto de dar cumplimiento a esta ley.

Artículo 2. Para los efectos de esta ley, son niñas y niños las personas de
hasta 12 años incompletos, y adolescentes los que tienen entre 12 años cumplidos
y 18 años incumplidos.

Artículo 3. La protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes, tiene


como objetivo asegurarles un desarrollo pleno e integral, lo que implica la
oportunidad de formarse física, mental, emocional, social y moralmente en
condiciones de igualdad.

Son principios rectores de la protección de los derechos de niñas, niños y


adolescentes:

A. El del interés superior de la infancia.

B. El de la no-discriminación por ninguna razón, ni circunstancia.

C. El de igualdad sin distinción de raza, edad, sexo, religión, idioma o lengua,


opinión política o de cualquier otra índole, origen étnico, nacional o social,
posición económica, discapacidad, circunstancias de nacimiento o
cualquiera otra condición suya o de sus ascendientes, tutores o
representantes legales.

D. El de vivir en familia, como espacio primordial de desarrollo.

E. El de tener una vida libre de violencia.


F. El de corresponsabilidad de los miembros de la familia, Estado y sociedad.

G. El de la tutela plena e igualitaria de los derechos humanos y de las


garantías constitucionales.

Artículo 4. De conformidad con el principio del interés superior de la infancia,


las normas aplicables a niñas, niños y adolescentes, se entenderán dirigidas a
procurarles, primordialmente, los cuidados y la asistencia que requieren para
lograr un crecimiento y un desarrollo plenos dentro de un ambiente de bienestar
familiar y social.

Atendiendo a este principio, el ejercicio de los derechos de los adultos no


podrá, en ningún momento, ni en ninguna circunstancia, condicionar el ejercicio de
los derechos de niñas, niños y adolescentes.

La aplicación de esta ley atenderá al respeto de este principio, así como al de


las garantías y los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos.

Artículo 5. La Federación, el Distrito Federal, los estados y los municipios,


procurarán implementar los mecanismos necesarios para impulsar una cultura de
protección de los derechos de la infancia, basada en el contenido de la
Convención Sobre los Derechos del Niño y tratados que sobre el tema apruebe el
Senado de la República.

Artículo 6. A falta de disposición expresa en la Constitución, en esta ley o en


los tratados internacionales en los términos del artículo 133 de la Constitución, se
estará a los principios generales que deriven de dichos ordenamientos y a falta de
éstos, a los principios generales del derecho.

Artículo 7. Corresponde a las autoridades o instancias federales, del Distrito


Federal, estatales y municipales en el ámbito de sus atribuciones, la de asegurar a
niñas, niños y adolescentes la protección y el ejercicio de sus derechos y la toma
de medidas necesarias para su bienestar tomando en cuenta los derechos y
deberes de sus madres, padres, y demás ascendientes, tutores y custodios, u
otras personas que sean responsables de los mismos. De igual manera y sin
prejuicio de lo anterior, es deber y obligación de la comunidad a la que pertenecen
y, en general de todos los integrantes de la sociedad, el respeto y el auxilio en el
ejercicio de sus derechos.

El Gobierno Federal promoverá la adopción de un Programa Nacional Para la


Atención de los Derechos de la Infancia y Adolescencia, en el que se involucre la
participación de las entidades federativas y municipios, en el ámbito de sus
respectivas competencias, así como del sector privado y social, para la
instrumentación de políticas y estrategias que contribuyan al cumplimiento de la
presente ley y garantice el mejoramiento de la condición social de niñas, niños y
adolescentes.
Artículo 8. A fin de procurar para niñas, niños y adolescentes, el ejercicio
igualitario de todos sus derechos, se atenderá, al aplicarse esta ley, a las
diferencias que afectan a quienes viven privados de sus derechos.

La Federación, el Distrito Federal, los estados y los municipios en el ámbito de


sus respectivas competencias, promoverán lo necesario para adoptar las medidas
de protección especial que requieran quienes vivan carentes o privados de sus
derechos, para terminar con esa situación y, una vez logrado, insertarlos en los
servicios y los programas regulares dispuestos para quienes no vivan con tales
deficiencias.

Las instituciones gubernamentales encargadas de cumplir la obligación


establecida en el párrafo anterior, deberán poner en marcha programas cuya
permanencia quede asegurada hasta que se logre la incorporación a la que se
hace referencia.

Artículo 9. Niñas, niños y adolescentes tienen los deberes que exige el respeto
de todas las personas, el cuidado de los bienes propios, de la familia y de la
comunidad, y el aprovechamiento de los recursos que se dispongan para su
desarrollo.

Ningún abuso, ni violación de sus derechos podrá considerarse válido ni


justificarse por la exigencia del cumplimiento de sus deberes.

d).- Ley Estatal de los Derechos de los Niños del 2003.


Al margen un sello que dice: Estados Unidos Mexicanos. Gobierno del Estado de
Jalisco. Poder Ejecutivo. Secretaría General de Gobierno.

Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, Gobernador Constitucional del Estado Libre y


Soberano de Jalisco, a los habitantes del mismo hago saber, que por
conducto de la Secretaría General del H. Congreso de esta Entidad
Federativa, se me ha comunicado el siguiente decreto:

NÚMERO 25455/LX/15 EL CONGRESO DEL ESTADO DECRETA:

SE EXPIDE LA LEY DE LOS DERECHOS DE NIÑAS, NIÑOS Y


ADOLESCENTES EN EL ESTADO DE JALISCO, Y SE REFORMAN, ADICIONAN
Y DEROGAN DIVERSOS ARTÍCULOS DEL CÓDIGO CIVIL, CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES, CÓDIGO DE ASISTENCIA SOCIAL, LEY
ORGÁNICA DE LA PROCURADURÍA SOCIAL, LEY PARA LA OPERACIÓN DE
ALBERGUES, LEY DE JUSTICIA ALTERNATIVA Y LEY DEL REGISTRO CIVIL,
TODOS ORDENAMIENTOS DEL ESTADO DE JALISCO
ARTÍCULO PRIMERO. Se expide la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes en el Estado de Jalisco, para quedar como sigue:

LEY DE LOS DERECHOS DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES EN EL


ESTADO DE JALISCO

TÍTULO PRIMERO
DISPOSICIONES GENERALES

CAPÍTULO I
Del Objeto y Principios

Artículo 1. La presente Ley es de orden público, interés social y de observancia


general en el Estado de Jalisco y su aplicación corresponde en el ámbito de su
competencia a las dependencias y entidades del Poder Ejecutivo del Estado y de
los Gobiernos Municipales, así como a los organismos constitucionales
autónomos.

Artículo 2. Esta Ley tiene por objeto:


I. Reconocer a niñas, niños y adolescentes como personas titulares de derechos,
conforme a los principios y términos previstos en los tratados internacionales de
los que el Estado mexicano forme parte, la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, la Constitución Política del Estado de Jalisco y en la Ley
General;
II. Reconocer a niñas, niños y adolescentes como titulares de derechos y
promover, garantizar y proteger el pleno ejercicio y goce de los derechos
humanos, conforme a su edad, desarrollo evolutivo, cognoscitivo y madurez,
considerando los derechos y obligaciones de quienes ejerzan la patria potestad,
tutela, guarda y custodia, bajo los principios de universalidad, interdependencia,
indivisibilidad, progresividad y el interés superior de la niñez;
III. Regular la actuación de las autoridades en el respeto, protección, promoción y
ejercicio de los derechos de niñas, niños y adolescentes;
IV. Establecer las bases, lineamientos, principios rectores y criterios que
orientarán el diseño, la implementación y evaluación de la política estatal en
materia de respeto, protección, promoción y ejercicio de los derechos de niñas,
niños y adolescentes;
V. Regular las bases del Sistema Estatal y el Sistema Municipal de Protección de
los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes;
VI. Establecer las facultades, atribuciones, competencias y bases para la
coordinación entre los poderes públicos, autoridades estatales, municipales y los
organismos estatales autónomos, con la Federación, en el ámbito de sus
respectivas competencias, conforme a lo previsto en la Ley General; y

VII. Promover y establecer las bases para la participación de los sectores privado,
social y académico en las políticas, acciones y programas gubernamentales
tendientes a garantizar el respeto, protección, promoción y ejercicio de los
derechos de niñas, niños y adolescentes.

Artículo 3. Para los efectos de esta Ley se entiende por:


I. Albergue o centro de asistencia social: El establecimiento, lugar o espacio, ya
sea público o privado, donde se proporciona el servicio de cuidado alternativo o
acogimiento residencial para niñas, niños y adolescentes que se encuentran sin
cuidado parental o familiar, o están en riesgo de perderlo;

II. Autoridades: Las autoridades y los servidores públicos de las dependencias y


entidades del Poder Ejecutivo del Estado y de los Gobiernos Municipales, así
como a los organismos constitucionales autónomos;
III. Discriminación múltiple: Es resultado de la interseccionalidad de condiciones de
vulnerabilidad que afecta a niñas, niños y adolescentes, por medio de actos de
discriminación por más de una razón o motivo en el respeto, protección,
promoción y ejercicio de sus derechos y libertades fundamentales;
IV. Ley General: Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes;
V. Programa Estatal: El Programa Estatal de Protección de Niñas, Niños y
Adolescentes;
VI. Representación Coadyuvante: El acompañamiento de niñas, niños y
adolescentes en los procedimientos jurisdiccionales y administrativos, que de
manera oficiosa, quedará a cargo de la Procuraduría de Protección de Niñas,
Niños y Adolescentes, sin perjuicio de la intervención que corresponda a la
representación social;
VII. Representación Originaria: La representación de niñas, niños y adolescentes a
cargo de quienes ejerzan la patria potestad o tutela, de conformidad con lo
dispuesto en la Ley General, esta Ley y demás disposiciones aplicables;
VIII. Representación en Suplencia: La representación de niñas, niños y
adolescentes a cargo de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y
Adolescentes, sin perjuicio de la intervención que corresponda a la representación
social;
IX. Sistema Estatal DIF: El organismo público descentralizado denominado
Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de Jalisco;
X. Sistema Estatal de Protección: Es el Sistema local para la protección integral de
los derechos de niñas, niños y adolescentes;
XI. Sistema Municipal de Protección: El sistema organizado en cada municipio
para la protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes;
XII. Sistemas municipales DIF: Son los organismos públicos descentralizados de
cada municipio denominados Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la
Familia; y
XIII. Sistema Nacional DIF: El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la
Familia.

CAPÍTULO II
De los Principios Rectores

Artículo 4. En la aplicación de las disposiciones contenidas en esta Ley, se estará


a los principios generales tutelados por el orden jurídico mexicano, privilegiando
en todo momento el interés superior de la niñez y los principios rectores de la
presente Ley.
Cuando se presenten diferentes interpretaciones, se elegirá la que satisfaga de
manera más efectiva el principio rector de interés superior de la niñez.
Serán supletorios de esta Ley la Ley General, el Código Civil, el Código de
Procedimientos Civiles, el Código de Asistencia Social y la Ley Orgánica de la
Procuraduría Social, todos ordenamientos del Estado de Jalisco.
Artículo 5. Para el cumplimiento del objeto de la presente ley, toda persona que
brinde atención o servicio a niñas, niños y adolescentes, deberá otorgarlo con
calidad, respeto a la dignidad y calidez, conforme a la edad, desarrollo evolutivo,
cognoscitivo y madurez, respetando en todo momento sus derechos consagrados
en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte.
Artículo 6. En la aplicación de las disposiciones contenidas en la presente Ley las
autoridades, en el ámbito de su respectiva competencia, a fin de proteger el
ejercicio igualitario de los derechos y libertades fundamentales de niñas, niños y
adolescentes, deberán observar lo siguiente:

I. Tomar en cuenta las condiciones en los diferentes grupos de población; y

II. Adoptar medidas de seguridad y protección especial de los derechos de


quienes se encuentren en condición de vulnerabilidad por circunstancias
específicas que restrinjan o limiten el ejercicio de sus derechos.

Artículo 7. Serán principios rectores en la observancia, interpretación y aplicación


de esta Ley, además de los contenidos en el artículo 6 de la Ley General, los
siguientes:

I. El enfoque antidiscriminatorio;
II. La unidad de la familia;
III. La transversalidad en la legislación, políticas públicas, actividades
administrativas, económicas y culturales;
IV. La atención prioritaria;
V. La protección; y
VI. La crianza.

TÍTULO SEGUNDO
DE LOS DERECHOS DE NINAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES

Artículo 8. Son derechos de niñas, niños y adolescentes:


I. La vida, la supervivencia, el desarrollo y el máximo bienestar integral posible;
II. La prioridad;
III. A la identidad;
IV. Desarrollarse en un ambiente familiar sano y a la unidad familiar;
V. La igualdad sustantiva;
VI. A no ser discriminado;
VII. A vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral;
VIII. A una vida libre de violencia y a la integridad personal;
IX. La protección de la salud y a la seguridad social;
X. A la inclusión en caso de discapacidad;
XI. La educación;
XII. Al juego, descanso y esparcimiento;
XIII. A la libertad de convicciones éticas, pensamiento, conciencia, religión y
cultura;
XIV. A la libertad de expresión y de acceso a la información; a decir lo que piensan
y ser escuchados con atención por sus padres;
XV. De asociación y reunión;
XVI. A la participación, debiendo ser escuchados por las autoridades;
XVII. A la intimidad;
XVIII. A la seguridad jurídica y al debido proceso;
XIX. Al respecto de sus derechos en caso de ser migrantes;
XX. Al acceso a las tecnologías de la información y comunicación, así como a los
servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el de banda ancha e
internet;
XXI. A ser adoptados, conforme a lo previsto en la legislación civil;
XXII. A las visitas y convivencia con sus padres, salvo en los casos específicos
cuando se restrinja o limite por autoridad judicial, en los términos de la legislación
correspondiente;
XXIII. A la crianza, y a recibir buen trato y consideración por parte de sus padres o
personas de quienes reciben su guarda y custodia;
XXIV. Los alimentos;
XXV. La protección y la asistencia social cuando se encuentren en condiciones de
vulnerabilidad;
XXVI. A la privacidad de sus datos personales en actuaciones administrativas y
jurisdiccionales;
XXVII. A un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado;
XXVIII. Que sus ascendientes, tutores y custodios preserven y exijan el
cumplimiento de sus derechos;
XXIX. A ser protegidos contra toda forma de explotación; y

XXX. Los demás derechos contenidos en la Constitución Política de los Estados


Unidos Mexicanos, en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano
forme parte y en las disposiciones legales aplicables.
e).- Disposiciones del Código Civil.
Artículo 567. Niñas, niños y adolescentes deben ser objeto de especial atención,
cuidado y reconocimiento.

Son niñas y niños las personas menores de doce años, y adolescentes las
personas de entre doce años cumplidos y menos de dieciocho años de edad.

Artículo 568. Niñas, niños y adolescentes gozarán de los derechos reconocidos


por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los Tratados
Internacionales de los que México sea parte, la Constitución Política del Estado, la
legislación general y estatal de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, este
código y todas aquellas disposiciones que atiendan el interés superior de la niñez

Artículo 569. Ninguna de las disposiciones enunciadas en este código, debe ser
interpretada en forma restrictiva respecto de los derechos y de los intereses
superiores de la niñez, sino que las normas aplicables a niños, niñas y
adolescentes, se entenderán dirigidas a procurarles, primordialmente, los cuidados
y la asistencia que requieren para lograr un crecimiento y desarrollo plenos dentro
de un ambiente de bienestar familiar y social.

En todos los casos la autoridad judicial y administrativa atenderá al interés superior


de la niñez.

Artículo 570. Se entenderá por interés superior de la niñez al conjunto de acciones y


procesos tendientes a garantizar a niños, niñas y adolescentes, los alimentos y una
vida digna para alcanzar el máximo bienestar posible.
Cuando se vaya a tomar una determinación relacionada con el interés superior de
una persona menor de edad, deberá oírsele y considerársele su opinión, la cual
deberá ser valorada en función de su edad y madurez.

f).- Menores infractores.


Artículo 571. Las actuaciones administrativas y judiciales atenderán al interés
superior de la niñez, para tal efecto se observará que:

I. Los derechos de la niñez sean preferentes sobre cualquier otro derecho;

II. El derecho de los adultos no condicione el ejercicio de los derechos de la niñez;

III. Los vínculos afectivos y la convivencia existentes entre padres e hijos


permanezcan, salvo que existan razones determinantes para restringirla o
suspenderla;

IV. Se reincorpore en la medida de lo posible a los niños, niñas y adolescentes a su


ambiente familiar;
V. Las medidas que promuevan la recuperación física y psicológica, así como la
reincorporación a un ambiente familiar y social garanticen el respeto de su
personalidad individual;

VI. La identidad de las personas menores de edad se resguarde de cualquiera que


no sea parte;

VII. En el desarrollo de las actuaciones se garantice que la persona menor de


edad pueda gozar de privacidad que facilite su comunicación libre y espontánea y
de asistencia profesional especializada; y

VIII. La persona menor de edad sea escuchada en privado, siempre con respeto a
sus derechos, sin la presencia o intervención de quienes personifiquen o representen
intereses contrarios a los suyos.
Para efecto de lo dispuesto por la fracción VII, podrán autorizarse entrevistas previas
a la audiencia de escucha, quedando el padre o madre custodio o quien ejerza la
guarda y custodia personal o institucional obligado a dar cumplimiento a los
requerimientos del asistente designado por el Juez.
- Procedimiento.
Artículo 572. Cuando los padres no convengan la guarda y custodia de sus hijos,
el Juez de la causa considerará qué es lo más conveniente para la niña, niño o
adolescente y deberá atender al siguiente orden de preferencias:

I. Con sus padres;

II. Cuando no convivan ambos padres, cualquiera de los dos ejercerá sobre él la
guarda y custodia, siempre y cuando tengan la disposición y la posibilidad efectiva
de su guarda y custodia, además de no tener una conducta nociva a la salud física
o psíquica de la niña, niño o adolescente;

III. Se deroga

IV. Cuando ninguno de los dos padres tenga la guarda y custodia de la niña, niño
o adolescente, ésta podrá ser confiada, por el Juez, a los ascendientes, parientes
dentro del cuarto grado o personas con las que estén ligados en virtud de amistad
profunda o el afecto nacido y sancionado por los actos religiosos o respetados por
la costumbre, siempre y cuando cumplan con los requisitos de disposición y
disponibilidad afectiva de custodia, así como de buenas costumbres;

V. En convivencia dentro de familias de acogida, a través de la custodia personal


autorizada por la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes;
siempre y cuando cumplan con los requisitos de disposición y disponibilidad
afectiva de custodia, así como de buenas costumbres; y

VI. En centros de asistencia social o albergues a través de custodia institucional;


deberá el Juez cerciorarse que el medio es idóneo para la niña, niño o
adolescente.

En todos los casos la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes,


deberá cerciorarse de que las personas que vayan a ejercer la custodia de la niña,
niño o adolescente sean idóneas y que cumplan con los requisitos de la legislación
general y estatal de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

Las niñas, niños y adolescentes privados de la asistencia de sus padres o tutores


deben gozar de una protección especial por parte del Estado.

- Derechos.
Artículo 568. Niñas, niños y adolescentes gozarán de los derechos reconocidos
por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los Tratados
Internacionales de los que México sea parte, la Constitución Política del Estado, la
legislación general y estatal de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, este
código y todas aquellas disposiciones que atiendan el interés superior de la niñez

- Regulación.
Por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los Tratados
Internacionales de los que México sea parte, la Constitución Política del Estado, la
legislación general y estatal de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, este
código y todas aquellas disposiciones que atiendan el interés superior de la niñez

TEMA 25.
“LA TUTELA”

a).- Concepto.
Artículo 603. La tutela es la institución de orden público e interés social, que
respecto de los incapaces, tiene por objeto la guarda de la persona y los bienes, o
solamente los bienes.

Niñas, niños y adolescentes serán representados originariamente por quienes


ejercen la patria potestad o tutela, de conformidad con lo dispuesto en la
legislación general y estatal de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes desempeñará la


representación coadyuvante y en suplencia.

b).- La incapacidad.

- Concepto.

Artículo 640.- El cónyuge es tutor legítimo y forzoso del otro, en caso de


incapacidad de éste.
Artículo 641.- Son tutores de su padre y de su madre libres de matrimonio que estén
incapacitados sus hijos mayores de edad.

Artículo 642. Cuando haya dos o más hijos, será preferido el que viva en
compañía del padre o de la madre; y siendo varios los que estén en el mismo
caso, el juez elegirá al que le parezca más apto.
Artículo 643.- Los padres son de derecho tutores de sus hijos, solteros o viudos,
cuando éstos no tengan hijos que puedan desempeñar la tutela, debiéndose poner
de acuerdo respecto a quién de los dos ejercerá el cargo.
Artículo 644. A falta de tutor testamentario y de persona que con arreglo a los
artículos anteriores deba desempeñar la tutela, serán llamadas a ella
sucesivamente los abuelos, observándose lo establecido en el artículo 582, los
hermanos del incapaz y los demás colaterales a que se refiere la fracción II del
artículo 636 tomándose en consideración en su caso lo que dispone el artículo
637.

Para el caso de quienes se encuentren internados en albergues o centros de


asistencia social, o cuando quienes la ejerzan sean ilocalizables, el Juez dará
aviso al Sistema DIF estatal o municipal, para que desempeñe la tutela
correspondiente.
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Artículo 645. El tutor del incapaz que tenga hijos menores bajo su patria potestad,
será también tutor de ellos, si no hay otro ascendiente a quien la ley llame al ejercicio
de aquel derecho.
Artículo 646. El tutor de las personas incapaces estará obligado a presentar ante
la Procuraduría Social en los meses de julio y enero de cada año una certificación
médica que declaren acerca de la salud de la persona sujeta a interdicción, a
quien para este efecto reconocerán en presencia del curador.

Sin perjuicio de lo anterior, el Juez, de oficio o a petición de parte, en cualquier


momento podrá solicitar los estudios que considere necesarios, para ajustar el
grado de interdicción del incapaz.

La personas incapaz podrá manifestar su opinión al agente de la Procuraduría


Social, éste se cerciorará del estado que guardan el incapaz y sus bienes y tomará
todas las medidas que estime convenientes para mejorar su condición. En caso de
que existieren elementos que pongan en detrimento la salud del incapaz, la
Procuraduría solicitará al Juez decrete la adopción de medidas para mejorar su
condición.
Artículo 647. Los recursos y patrimonio del incapaz que no pueda gobernarse ni
obligarse por sí mismo o manifestar su voluntad por algún medio, se destinarán en
forma preferente a su seguridad, alivio y mejoría en la calidad de vida; quien
desempeñe la tutoría adoptará las medidas que juzgue oportunas, proponiéndolas
para tal efecto a la Procuraduría Social para su aprobación. Las medidas que
fueren urgentes podrán ser ejecutadas de inmediato, quedándose obligado a dar
cuenta a la Procuraduría Social para su conocimiento y consideración.
Para el caso de que el incapaz pueda gobernarse y obligarse por sí mismo o
manifestar su voluntad por cualquier medio, el tutor deberá asistirlo en la toma de
decisiones respecto de sus recursos y patrimonio, respetando y acatando en todo
momento la decisión tomada por la persona en estado de interdicción.

- Tipos.
De la Tutela Testamentaria

Artículo 623.- El ascendiente que sobreviva, de los dos que en cada grado deben
ejercer la patria potestad conforme a lo dispuesto en el artículo 572, tiene derecho,
aunque fuere menor, de nombrar tutor en su testamento a aquéllos sobre quienes la
ejerza, con inclusión del hijo póstumo.

Artículo 624.- El nombramiento de tutor testamentario hecho en los términos del


artículo anterior, excluye del ejercicio de la patria potestad a los ascendientes de
ulteriores grados.

Artículo 625. Si los ascendientes excluidos estuvieren ausentes o fueren declarados


incapaces, la tutela cesará cuando cese el impedimento o se presenten los
ascendientes, a no ser que el testador haya dispuesto expresamente que continúe la
tutela.
Artículo 626.- El que en su testamento, aunque sea adolescente emancipado,
deje bienes ya sea por legado o por herencia, a un incapaz que no esté bajo su
patria potestad, puede nombrarle tutor solamente para la administración de los
bienes que le deja. Aun cuando en la disposición testamentaria correspondiente se
prevenga que el beneficiario no reciba los productos del capital dejado en herencia
o legado, no subsistirá dicha disposición en lo estrictamente indispensable para
satisfacer las necesidades alimentarias de niñas, niños y adolescentes.

Artículo 627. Si fueren varias las personas menores de edad, podrá nombrárseles
un tutor común o conferirse a persona diferente la tutela de cada uno de ellos, sobre
todo, cuando los intereses de alguno o algunos fueren opuestos.
Artículo 628.- El padre que ejerza la tutela de un hijo sujeto a interdicción, puede
nombrarle tutor testamentario, si la madre ha fallecido o no puede legalmente
ejercer la tutela.

La madre, en su caso, podrá hacer el nombramiento de que trata ese


Artículo.
Artículo 629. En ningún otro caso hay lugar a la tutela testamentaria del incapaz.
Artículo 630.- Siempre que se nombren varios tutores, desempeñará la tutela el
primer nombrado, a quien sustituirán los demás por el orden de su nombramiento, en
los casos de muerte, incapacidad, excusa o remoción.
Artículo 631.- Lo dispuesto en el artículo anterior, no regirá cuando el testador haya
establecido el orden en que los tutores deben sucederse en el desempeño de la
tutela.

Artículo 632.- Deben observarse todas las reglas, limitaciones y condiciones Formatted: Font: 12 pt, Font color: Black
puestas por el testador para la administración de la tutela, que no sean contrarias
a las leyes; a no ser que el juez, oyendo al tutor y al curador, las estime dañosas a
niñas, niños y adolescentes, en cuyo caso, podrá dispensarlas o modificarlas.

Artículo 633.- Si por un nombramiento condicional de tutor o por algún otro


motivo, faltare temporalmente el tutor testamentario, el juez proveerá de tutor
interino a la niña, niño o adolescente, conforme a las reglas generales sobre
nombramiento de tutores.

Artículo 634.- El adoptante que ejerza la patria potestad tiene derecho de nombrar
tutor testamentarioa su hijo adoptivo; aplicándose a esta tutela lo dispuesto en los
Artículos anteriores

De la Tutela Legítima de Niñas, Niños y Adolescentes

Artículo 635.- Hay lugar a tutela legítima o representación originaria cuando no


hay quien ejerza la patria potestad, ni tutor testamentario.

Artículo 636.- La tutela legítima corresponde a los hermanos, prefiriéndose a los


que lo sean por ambas líneas.

Artículo 637.- Si hubiere varios parientes del mismo grado, el juez elegirá entre
ellos al que le parezca más apto para el cargo; pero si el pupilo o representado
fuere adolescente, éste hará la elección.

Artículo 638.- La falta temporal de tutor legítimo, se suplirá en los términos


establecidos en los dos artículos anteriores.
Artículo 639.- La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes en
forma directa o a través de sus delegados institucionales, desempeñarán la tutela
sin necesidad de discernimiento del cargo:

I. De los expósitos;

II. De niñas, niños y adolescentes abandonados sean estos huérfanos, expuestos


por el titular de su patria potestad o tutela o maltratados reiteradamente por sus
parientes; y

III. De niñas, niños y adolescentes que se encuentren en acogimiento residencial


en centros de asistencia social o albergues, instituciones educativas ya sean estas
públicas o privadas, o cuando quienes la ejerzan sean ilocalizables.

En todos los casos se estará a lo previsto en la legislación general y estatal de los


Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, y la legislación para la operación de
albergues.

De la Tutela Legítima del Mayor Incapacitado


Artículo 640.- El cónyuge es tutor legítimo y forzoso del otro, en caso de
incapacidad de éste.

Artículo 641.- Son tutores de su padre y de su madre libres de matrimonio que estén
incapacitados sus hijos mayores de edad.
Artículo 642. Cuando haya dos o más hijos, será preferido el que viva en
compañía del padre o de la madre; y siendo varios los que estén en el mismo
caso, el juez elegirá al que le parezca más apto.
Artículo 643.- Los padres son de derecho tutores de sus hijos, solteros o viudos,
cuando éstos no tengan hijos que puedan desempeñar la tutela, debiéndose poner
de acuerdo respecto a quién de los dos ejercerá el cargo.
Artículo 644. A falta de tutor testamentario y de persona que con arreglo a los
artículos anteriores deba desempeñar la tutela, serán llamadas a ella
sucesivamente los abuelos, observándose lo establecido en el artículo 582, los
hermanos del incapaz y los demás colaterales a que se refiere la fracción II del
artículo 636 tomándose en consideración en su caso lo que dispone el artículo
637.

Para el caso de quienes se encuentren internados en albergues o centros de


asistencia social, o cuando quienes la ejerzan sean ilocalizables, el Juez dará
aviso al Sistema DIF estatal o municipal, para que desempeñe la tutela
correspondiente.
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Artículo 645. El tutor del incapaz que tenga hijos menores bajo su patria potestad,
será también tutor de ellos, si no hay otro ascendiente a quien la ley llame al ejercicio
de aquel derecho.

Artículo 646. El tutor de las personas incapaces estará obligado a presentar ante
la Procuraduría Social en los meses de julio y enero de cada año una certificación
médica que declaren acerca de la salud de la persona sujeta a interdicción, a
quien para este efecto reconocerán en presencia del curador.

Sin perjuicio de lo anterior, el Juez, de oficio o a petición de parte, en cualquier


momento podrá solicitar los estudios que considere necesarios, para ajustar el
grado de interdicción del incapaz.

La personas incapaz podrá manifestar su opinión al agente de la Procuraduría


Social, éste se cerciorará del estado que guardan el incapaz y sus bienes y tomará
todas las medidas que estime convenientes para mejorar su condición. En caso de
que existieren elementos que pongan en detrimento la salud del incapaz, la
Procuraduría solicitará al Juez decrete la adopción de medidas para mejorar su
condición.

Artículo 647. Los recursos y patrimonio del incapaz que no pueda gobernarse ni
obligarse por sí mismo o manifestar su voluntad por algún medio, se destinarán en
forma preferente a su seguridad, alivio y mejoría en la calidad de vida; quien
desempeñe la tutoría adoptará las medidas que juzgue oportunas, proponiéndolas
para tal efecto a la Procuraduría Social para su aprobación. Las medidas que
fueren urgentes podrán ser ejecutadas de inmediato, quedándose obligado a dar
cuenta a la Procuraduría Social para su conocimiento y consideración.

Para el caso de que el incapaz pueda gobernarse y obligarse por sí mismo o


manifestar su voluntad por cualquier medio, el tutor deberá asistirlo en la toma de
decisiones respecto de sus recursos y patrimonio, respetando y acatando en todo
momento la decisión tomada por la persona en estado de interdicción.
De la Tutela Dativa
Artículo 648.- La tutela dativa tiene lugar:

I. Cuando en un documento público expreso una persona mayor de edad hubiere


ejercido su facultad de designarse tutor, se estará frente al supuesto de tutela
voluntaria; y

II. En los demás casos establecidos por la ley.


Artículo 649.- Se deroga
Artículo 650.- Se deroga.

Artículo 651.- Se deroga.

Artículo 652.- Para asuntos judiciales del adolescente emancipado se llamará a la


representación coadyuvante.

Artículo 653.- Se deroga Formatted: Font: 12 pt, Font color: Black, Not Expanded by
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Artículo 653 Bis.- La persona que cuente con capacidad de ejercicio podrá / Condensed by

designar tutor para que cuide de su persona y de sus bienes cuando quede en
estado de interdicción. Igualmente tendrá la facultad de nombrar curador.

Artículo 653 Ter.- La designación de tutor podrá otorgarse mediante:


I. Escritura especial otorgada ante notario, en donde se observarán las mismas
solemnidades del testamento público abierto; o

II. Acta de tutela realizada ante el Oficial del Registro Civil de conformidad con
la Ley del Registro Civil; o

III. Declaración judicial interpuesta mediante jurisdicción voluntaria que reconozca


la solicitud de declaración de tutor y curador voluntario.

Artículo 653 Quáter.- Se pueden designar tutores en forma sucesiva.


Artículo 653 Quinquies.- En el documento público se podrán dictar instrucciones
sobre tratamientos terapéuticos, los cuales serán determinados por un médico,
donación de órganos y ceremonial de funerales.
Artículo 653 Sexies.- El tutor dativo a que se refiere la fracción III del artículo 648,
tendrá la obligación de desempeñar la autotutela en los términos del documento
público respectivo y recibirá, en su caso, los emolumentos ahí establecidos, previa
declaración judicial que así lo establezca.
En caso de no constar las obligaciones ni la forma de llevar la tutela en el
documento público, se estará a lo que establece el presente título.
En el procedimiento de declaración del estado de incapacidad, el Juez deberá
nombrar como tutor y curador interino al designado en el documento público.
De la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes

CAPÍTULO UNICO
Disposiciones generales

Artículo 774. La protección y restitución integral de los derechos a las niñas, niños
y adolescentes estará a cargo de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y
Adolescentes, de conformidad a la legislación general y estatal de los Derechos de
Niñas, Niños y Adolescentes, misma que se aplicará de manera supletoria a lo
previsto en este Código.

Para el cumplimiento de sus atribuciones en asuntos jurisdiccionales y


administrativos la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes
actuará de manera directa por conducto de agentes, o a través de delegados
institucionales, de conformidad a la legislación de la materia.

Artículo 775. La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes,


desempeñará las siguientes atribuciones:

I. Ejercer la representación en suplencia de una niña, niño o adolescente, y prestar


asesoría jurídica a niñas, niños y adolescentes involucrados en procedimientos
judiciales o administrativos, sin perjuicio de las atribuciones que le correspondan al
Ministerio Público y a la representación social;

II. Intervenir oficiosamente, con representación coadyuvante, en todos los


procedimientos jurisdiccionales y administrativos en que participen niñas, niños y
adolescentes;

III. Fungir como conciliador y mediador en casos de conflicto familiar, cuando los
derechos de niñas, niños y adolescentes hayan sido restringidos o vulnerados,
conforme a las disposiciones aplicables. La conciliación no procederá en casos de
violencia;

IV. Registrar, capacitar, evaluar y certificar a las familias que resulten idóneas,
considerando los requisitos señalados para el acogimiento pre-adoptivo, y de igual
forma para las familias de acogida;

V. Supervisar la ejecución de las medidas especiales de protección de niñas,


niños y adolescentes que hayan sido separados de su familia de origen por
resolución judicial o administrativa;
VI. Solicitar medidas para la suspensión de la difusión de información publicada en
internet o por cualquier otro medio de comunicación que afecte los derechos
humanos o ponga en riesgo objetivamente el sano desarrollo de niñas, niños y
adolescentes;

VII. Substanciar de manera oficiosa o a petición de parte el procedimiento para la


protección y restitución integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes,
conforme a lo previsto en la legislación de la materia;

VIII. Emitir bajo el principio del interés superior de la niñez, un diagnóstico sobre la
situación de vulneración y un plan de restitución de derechos, que incluya las
propuestas de medidas para su protección;

IX. Coordinar la ejecución y dar seguimiento a las medidas de seguridad y


protección que se dicten para la restitución integral de los derechos de niñas,
niños y adolescentes, a fin de que las instituciones competentes actúen de manera
oportuna y articulada; y

X. Las demás previstas en la legislación general y estatal de los Derechos de


Niñas, Niños y Adolescentes.

Artículo 776.- La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes


solicitará al Ministerio Público competente la imposición de medidas urgentes de
protección especial idóneas, cuando exista un riesgo inminente contra la vida,
integridad o libertad de niñas, niños y adolescentes, e informará al órgano
jurisdiccional competente, para que éste, dentro de las 24 horas siguientes a la
imposición de la medida urgente de protección, se pronuncie sobre la cancelación,
ratificación o modificación de la medida que se encuentre vigente.

Asimismo, solicitará la imposición de las medidas de apremio, previstas en la


legislación civil, en caso de incumplimiento de las medidas urgentes de protección.

CURADOR

Artículo 761. Todas las personas sujetas a tutela testamentaria, legítima, dativa o
voluntaria, además del tutor tendrán un curador.

Se exceptúa de lo previsto en el párrafo anterior en los casos en que la tutela sea


desempeñada por una institución de beneficencia pública, descentralizada o
particular; cuando el incapaz no tenga bienes o cuando se desempeñe,
subsistiendo la patria potestad.
Artículo 762.- En todo caso en que se nombre al menor un tutor interino, se le
nombrará curador con el mismo carácter, si no lo tuviere definitivo o si teniéndolo, se
halla impedido.
Artículo 763.- También se nombrará un curador interino en el caso de oposición de
intereses entre los incapaces sujetos a la misma tutela.

Artículo 764.- Igualmente se nombrará curador interino en los casos de


impedimento, separación o excusa del nombrado, mientras se determine lo
pertinente luego que se decida, se nombrará nuevo curador conforme a derecho.
Artículo 765.- Lo dispuesto sobre impedimentos o excusas de los tutores, regirá
igualmente respecto de los curadores.
Artículo 766.- Los que tienen derecho a nombrar tutor, lo tienen también de nombrar
curador.
Artículo 767.- Designarán por sí mismos al curador con aprobación judicial:

I. Los comprendidos en el Artículo 649, observándose lo que en él se dispone


respecto de esos nombramientos; y

II. Los menores de edad emancipados, tratándose de negocios judiciales.

Artículo 768.- El curador en todos los demás casos será nombrado por el juez.
Artículo 769.- El curador está obligado a:

I. Defender los derechos del incapaz en juicio o fuera de él, exclusivamente en el


caso de que estén en oposición con los del tutor;

II. Vigilar la conducta del tutor y a poner en conocimiento del Juez todo aquello
que considere que pueda ser perjudicial para el incapaz;

III. Dar aviso al juez para que se haga el nombramiento del tutor, cuando éste
faltare o abandonare la tutela; y

IV. Cumplir las demás obligaciones que la ley le señale.

Artículo 770. El curador que no cumpla los deberes prescritos en el artículo


precedente, será responsable de los daños y perjuicios que resultaren al incapaz.
Artículo 771. Las funciones del curador cesarán cuando el incapaz salga de la
tutela; pero si sólo variaren las personas de los tutores, el curador continuará en la
curaduría.
Artículo 772.- El curador tiene derecho a ser relevado de la curaduría, pasados diez
años desde que se encargó de ella.
Artículo 773.- En los casos en que conforme a este código tenga que intervenir el
curador, cobrará el honorario equivalente a la mitad que le corresponda al tutor, sin
que por ningún otro motivo pueda pretender mayor retribución. Si hiciere algunos
gastos en su desempeño le serán cubiertos con cargo al patrimonio del incapaz.

i).- Extinción. Artículo 750. La tutela que verse sobre la persona y bienes del
incapaz se extingue, además de los supuestos previstos en el artículo 620, cuando el
incapaz entre a la patria potestad por cualquier causa.

TEMA 26.
“INSTITUCIONES FAMILIARES DE JALISCO”

a).- EL CONSEJO ESTATAL DE FAMILIA.


- Concepto.
Disposiciones Generales
Artículo 1º. El presente ordenamiento tiene como objetivo el reglamentar, desde
una visión de respeto a los derechos humanos la estructura y funcionamiento del
Consejo Estatal de Familia, como órgano de participación ciudadana,
desconcentrado del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de
conformidad a lo establecido en el Código de Asistencia Social del Estado de
Jalisco.
Artículo 2º. Los objetivos generales del Consejo Estatal de Familia son:
I. Dar la atención y seguimiento a los asuntos que le deriven de las disposiciones
contenidas en el Código Civil y de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco así
como las demás leyes y códigos aplicables a cada caso;
II. Servir como enlace permanente entre todas las Instituciones públicas,
descentralizadas y privadas que tengan como objetivo la atención, custodia, tutela
y asistencia a la niñez, a las personas incapaces, a las personas adultas mayores,
personas con discapacidad en estado de abandono y a la familia;
III. Actuar como árbitro o consejero en cuestiones relativas al derecho familiar y al
derecho sucesorio siempre y cuando sea requerido por alguna autoridad judicial;
IV. Elaborar los estudios necesarios a efecto se proponer al Ejecutivo del Estado
reformas legales así como normas jurídicas, relativas a la materia de su
competencia;
V. Propiciar la participación municipal o regional a través de los convenios que se
celebren para el cumplimiento de las atribuciones y objetivos del Consejo; y
VI. Promover la creación de Consejos Municipales o Intermunicipales de Familia
en el interior del Estado de Jalisco.

- Atribuciones, facultades y obligaciones.


Artículo 7º. El Consejo se integrará por:
I. Un Presidente, que será la persona que desempeñe el cargo de Presidente del
DIF Jalisco;
II. Un Secretario Ejecutivo nombrado por el propio Consejo a propuesta de la
presidencia;
III. Un representante del Hogar Cabañas;
IV. Un representante de alguna institución de asistencia social privada de
reconocida honorabilidad encargada de la custodia de personas en estado de
maltrato o abandono, designado por el propio Consejo a propuesta del IJAS; y
V. Cinco consejeros ciudadanos que serán designados por el titular del Poder
Ejecutivo, previa convocatoria a la ciudadanía.
De las personas propuestas, se deberán seleccionar a cinco de ellas que tendrán
el carácter de Consejeros titulares, así como a dos suplentes que deberán integrar
el Pleno del Consejo en ausencias de los titulares, previo llamado que se les haga
por el presidente del Consejo.
Los consejeros ciudadanos durarán en su cargo cuatro años, pudiendo ser
reelectos para un período inmediato.
Los consejeros ciudadanos tendrán una remuneración adecuada e irrenunciable
conforme lo permita el presupuesto asignado.
Atribuciones del Consejo

Artículo 8º. El Consejo tendrá las atribuciones previstas en el Código, las que le
asignen las disposiciones contenidas en la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, los instrumentos internacionales, la Constitución Política del
Estado de Jalisco, leyes Federales así como las leyes del Estado de Jalisco,
además de las que se determinan en este reglamento.
Artículo 9º. El Consejo establecerá las políticas y normas técnicas de
procedimientos que en el desempeño de sus facultades requieran.
Artículo 10º. Son atribuciones del Consejo:
I. Señalar al Secretario Ejecutivo, en su ámbito de atribuciones, todas aquellas
acciones y medidas que tengan como finalidad la protección de los derechos de la
niñez, a las personas incapaces, a las personas adultas mayores, personas con
discapacidad en estado de abandono y a la familia, con sujeción a la legislación
aplicable;
II. Designar y remover libremente al Secretario Ejecutivo a propuesta del
presidente y con la aprobación del pleno del Consejo;
III. Requerir en las sesiones ordinarias, al Secretario Ejecutivo, un informe
mensual respecto de las actividades en las que interviene o haya intervenido el
Consejo;
IV. desempeñar el cargo de Tutor Institucional de los menores de edad, expósitos,
abandonados, maltratados reiteradamente por sus parientes, o no sujetos a patria
potestad o tutela, internos en organismos de asistencia social, de conformidad a lo
establecido en el Código;
V. Intervenir en los procedimientos judiciales federales o estatales en los que
conforme a las facultades establecidas en la legislación local vigente se deba
actuar;
VI. Autorizar, en su caso, los proyectos propuestos por el Secretario Ejecutivo;
VII. Fungir como Autoridad Central en materia de adopciones internacionales; y
VIII. Las demás que se desprendan en el ejercicio de sus funciones.
Del Presidente del Consejo

Artículo 11º. Son atribuciones y obligaciones del Presidente del Consejo:

I. Presidir el Consejo;
II. Vigilar y apoyar la ejecución de los acuerdos del Consejo, así como tomar las
acciones necesarias para el cumplimiento de los objetivos del mismo, en su
ámbito de atribuciones;
III. Proponer al Pleno del Consejo la designación de Secretario Ejecutivo; y
IV. Las demás que sean necesarias para el ejercicio de las facultades anteriores y
las que le sean conferidas por el Código y otras disposiciones legales aplicables.
Del Secretario Ejecutivo del Consejo

Artículo 12º. El Secretario Ejecutivo será designado por el Consejo a propuesta


de la Presidencia y los requisitos para ocupar el cargo serán los mismos que
establece el Código para ser Consejero Ciudadano, además deberá poseer título
de abogado o su equivalente y contar con un ejercicio profesional de cuando
menos cinco años anteriores al día de su nombramiento.
Artículo 13º. Al Secretario Ejecutivo le corresponde realizar, en los términos
establecidos por el Código, las funciones directivas, la representación jurídica y
administrativa. Dicha representación jurídica será siguiendo las instrucciones del
Pleno del Consejo.
Artículo 14º. El Secretario Ejecutivo tendrá la representación del Consejo ante la
Junta de Gobierno del DIF.
Artículo 15º. Son atribuciones y obligaciones del Secretario Ejecutivo, además de
las señaladas en el Código las siguientes:
I. Convocar a los Consejeros del Pleno a las sesiones ordinarias y extraordinarias
del Consejo, en los términos previstos en el capítulo sexto del presente título;
II. En ausencia del Presidente presidirá las sesiones ordinarias y extraordinarias
del Pleno del Consejo, proponer para su aprobación, el orden del día; coordinar la
sesión, exponer los asuntos propuestos en el orden del día, ceder el uso de la
palabra, tomar la votación de los acuerdos, proponer los asuntos varios y declarar
la clausura de la sesión;
III. Proponer al Consejo las políticas generales a que se refiere el artículo 36
fracción del Código;
IV. Proponer al Consejo el número y asignación de los delegados en el Estado y
dar cuenta del desempeño profesional de los mismos;
V. Vigilar y revisar las actuaciones de los delegados;
VI. Promover y fortalecer las relaciones del Consejo, con Instituciones públicas,
descentralizadas y privadas que tengan como objetivo la atención, custodia, tutela
y asistencia a la niñez, a las personas incapaces, a las personas adultas mayores
y a la familia;
VII. Promover y fomentar estudios sobre las materias de su competencia, a través
de foros y publicaciones que tengan tal objeto, así como la capacitación del
personal del Consejo;
VIII. Presentar por escrito a la Presidencia y al Pleno en el mes de noviembre de
cada año un informe anual de actividades;
IX. Llevar a cabo los procedimientos administrativos internos para resolver las
inconformidades que por actuación de sus delegados planteen los interesados en
el grado de preferencia que establece el 572 del Código Civil del Estado;
X. Realizar anteproyectos de iniciativas y reformas de leyes y reglamentos que el
Consejo decida poner a consideración del Ejecutivo del Estado;
XI. Dar fe de las diligencias que se practiquen en el cumplimiento de sus fines;
XII. Cotejar las copias o testimonios de constancias de documentación que obren
en los archivos del Consejo que se mandaren expedir autorizándolas con su firma
y sello correspondiente, previo pago de los derechos correspondientes en su caso;
XIII. Elaborar las actas de sesión ordinaria y extraordinaria que celebre el Consejo;
XIV. Informar al Consejo de los acuerdos tomados por la Junta del DIF en que se
intervenga;
XV. Expedir las constancias de asesoría y capacitación sobre los alcances
psíquicos afectivos y jurídicos que la adopción implica, de acuerdo a lo previsto
por el Código Civil;
XVI. Dar contestación a todas las solicitudes que sean remitidas al Consejo así
como atender las comparecencias que de forma personal se realicen ante éste;
XVII. Dirigir y coordinar las acciones de las Jefaturas que por acuerdo de la Junta
de Gobierno del DIF se establezcan para el cumplimiento de los objetivos del
Consejo;
XVIII. Intervenir en los procesos administrativos y judiciales ante los órganos
correspondientes, cuya atención y tramitación le corresponda al Consejo en su
carácter de tutor institucional; y
XIX. Las demás que le confieran otros ordenamientos legales vigentes así como el
presente reglamento.
De los Consejeros Públicos
Artículo 16º. El representante del Hogar Cabañas así como el del IJAS, serán
objeto de las obligaciones y responsabilidades previstas en la Ley para los
Servidores Públicos del Estado de Jalisco y sus Municipios, así como de la Ley de
Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado de Jalisco.
De los Consejeros Ciudadanos
Artículo 17º. Los Consejeros Ciudadanos podrán solicitar licencia hasta por un
término de treinta días naturales sin remuneración económica, para lo cual
deberán presentarla ante el Pleno del Consejo quien resolverá en ese mismo
momento lo que convenga.
Artículo 18º. Cuando por cualquier motivo quede vacante la titularidad de algún
Consejero Ciudadano, el Presidente deberá convocar al Consejero Ciudadano
Suplente a que se refiere el párrafo segundo del artículo 34 del Código, a quien el
Pleno del Consejo deberá tomarle la protesta de Ley.
Artículo 19º. En caso de quedar vacantes las listas de los Consejeros Ciudadanos
Titulares y Suplentes, deberá notificarse dicha situación al titular del Poder
Ejecutivo, para efectos de la convocatoria que se refiere el artículo 34 fracción V
del Código.
Artículo 20º. En el supuesto de que alguno de los Consejeros Ciudadanos incurra
en actos u omisiones que causen deshonra perjuicio o descrédito al Consejo, será
objeto de las responsabilidades administrativas, civiles y penales establecidas en
la legislación local.
De las Sesiones del Consejo
Artículo 21º. El Consejo funcionará en sesiones ordinarias y extraordinarias,
celebrándose las ordinarias una vez cada quince días.
Artículo 22º. El Secretario Ejecutivo del Consejo podrá citar a sesión
extraordinaria cuando se estime que hay razones de importancia para ello o así lo
soliciten la mayoría de los Consejeros, o el Presidente.
Artículo 23º. En el caso de las Sesiones Ordinarias, el Secretario Ejecutivo
deberá notificar a los Consejeros, por lo menos con cuarenta y ocho horas de
anticipación y para las extraordinarias, cuando menos con veinticuatro horas de
anticipación.
En ambos casos se deberá acompañar a dicha notificación el orden del día, así
como copia de la documentación relacionada con los asuntos a tratar en la sesión.
Artículo 24º. En caso de inasistencia a las sesiones por parte de los Consejeros,
se descontará de su remuneración la parte proporcional de cada sesión, salvo en
caso de situaciones extraordinarias debidamente comprobadas, las cuales serán
valoradas y resueltas por el Pleno del Consejo.
Artículo 25º. De cada una de las sesiones ordinarias o extraordinarias se
levantará un acta en la que se asiente una síntesis de las intervenciones de cada
Consejero y en su caso, de los funcionarios que a ellas asistan, transcribiendo los
acuerdos que hayan sido aprobados, mismos que tendrán validez de inmediato.
Cada una de las actas realizadas en las Sesiones, deberán ser firmadas por los
que en ella intervienen, previa lectura que se haga en la siguiente sesión que se
celebre.
Artículo 26º. Para llevar a cabo las sesiones ordinarias o extra ordinarias del
Consejo, además de estar presentes el Presidente y el Secretario Ejecutivo se
requerirá como quórum legal la asistencia de cuando menos la mitad más uno de
los otros miembros del mismo.
Artículo 27º. Los integrantes del Consejo tendrán la obligación de asistir
puntualmente a todas las sesiones, salvo en los casos de situaciones
extraordinarias debidamente comprobadas ante el Pleno del Consejo.
Artículo 28º. En caso de más de tres inasistencias consecutivas injustificadas, de
cualquiera de los integrantes del Consejo, se le separará de su cargo, lo que se
notificará por escrito por parte del Pleno del Consejo al Ejecutivo del Estado, así
como al integrante del Consejo destituido.
Artículo 29º. Los Consejeros titulares tendrán derecho a voz y voto, el cual
recaerá en los suplentes en caso de ausencia temporal del titular, previo llamado
que les haga el Secretario Ejecutivo, y en caso de participar algún invitado en
alguna sesión, éste únicamente tendrá derecho a voz.
Artículo 30º. Las sesiones del Consejo serán conducidas por el Presidente y en
ausencia de éste por el Secretario Ejecutivo, iniciando a la hora fijada en el orden
del día con una tolerancia de 15 minutos, dando lectura al acta de la sesión
anterior y acto continuo nombrará lista mencionando a los integrantes del Consejo,
y hará la declaratoria de quórum correspondiente, en su caso.
Artículo 31º. Una vez declarada abierta la sesión del Consejo, se procederá a la
aprobación del orden del día.
Artículo 32º. Iniciada la sesión no podrá suspenderse hasta que se finalicen los
puntos aprobados en el orden del día.
Artículo 33º. Para la aprobación de los acuerdos tomados en la sesión del
Consejo, ésta deberá ser por unanimidad o mayoría de votos.
Artículo 34º. Analizada y discutida la propuesta sobre cada caso concreto, el
Consejo aprobará, o de no ser así, hará las observaciones pertinentes o
desechará la misma, según sea el caso, expresando los fundamentos y motivos
por los cuales se llegó a dicha resolución, debiendo quedar asentado en el acta
correspondiente.
Artículo 35º. El Pleno del Consejo está facultado para resolver aspectos relativos
al desarrollo de las sesiones, en lo que no se encuentren contempladas en la ley
ni en el presente Reglamento.
De las Jefaturas del Consejo Estatal de Familia
Artículo 36º. Para el desempeño de los asuntos que correspondan al Secretario
Ejecutivo del Consejo, éste contará con el apoyo de las siguientes Jefaturas:
I. Custodia;
II. Tutela;
III. Adopción;
IV. Innovación y vinculación; y
V. Administrativa.
Además de las que de acuerdo a sus necesidades de operación se requerirán y
siempre y cuando el presupuesto lo permita.
Jefatura de Custodia
Artículo 37º. Una vez que es puesto a disposición del Consejo por la autoridad
competente una persona objeto de su protección, se dará curso a la etapa de
integración del expediente administrativo agotando todos los medios disponibles
para su reintegración al núcleo familiar, en un periodo máximo de seis meses,
pudiéndose prorrogar éste cuando así lo determine el Pleno del Consejo
debidamente fundadas y motivadas.
El periodo señalado en el párrafo anterior estará sujeto a los factores de
localización de las personas señaladas en el artículo 572 del Código Civil del
Estado, salvo de aquéllos a quienes la autoridad ministerial o judicial les haya
decretado el cese de convivencia con el menor o menores de edad.
Artículo 38º. Son atribuciones de la Jefatura de Custodia:

I. Iniciar con la integración del expediente administrativo interno, asignándole un


número consecutivo, elaborando para tal efecto los acuerdos correspondientes;
II. Ordenar se practiquen las visitas por parte de Trabajo Social para obtener los
elementos adecuados que permitan, en un breve término, allegarse de elementos
con la finalidad de presentarlos ante la autoridad judicial para que esta resuelva su
situación jurídica; así mismo se ordenen las valoraciones de salud física y
psicológicas de las personas que se encuentren a disposición del Consejo;
III. Entrevistar, en primera instancia, a las personas que acudan al Consejo a
solicitar información de las personas que se encuentren a su disposición;
IV. Acordar conjuntamente con el Secretario Ejecutivo del Consejo el desempeño
de los asuntos de su competencia;
V. Elaborar los dictámenes correspondientes respecto de las solicitudes
presentadas para el conocimiento y resolución respectiva del Pleno del Consejo;
VI. Exponer por conducto del Secretario Ejecutivo, los asuntos de la Jefatura de
Custodia ya integrados, ante el Pleno del Consejo para su discusión, análisis,
estudio, revisión y resolución;
VII. Desempeñar las funciones y comisiones que el Secretario Ejecutivo del
Consejo le encomiende e informarle sobre el desarrollo de las mismas;
VIII. Proporcionar la asesoría y capacitación a los diferentes Municipios del
Estado, cuando éstos así lo soliciten;
IX. Recibir solicitudes y toda clase de documentación provenientes de autoridades
o ciudadanos con el objeto de resolver la procedencia o improcedencia de las
diversas peticiones que se hagan al Consejo siempre y cuando versen sobre
custodia o temas afines;
X. Atender las peticiones de información, los datos y la asesoría que le sea
requerida por escrito por otras entidades públicas o por los particulares debiendo
observar estrictamente lo establecido por la Ley de Información Pública del Estado
de Jalisco y sus Municipios;
XI. Llevar a cabo el registro en el Padrón de personas puestas a disposición del
Consejo, en coordinación con las demás Jefaturas del Consejo, en los términos de
las disposiciones reglamentarias aplicables;
XII. Proponer al Secretario Ejecutivo las acciones tendientes a fortalecer el
desarrollo profesional de los integrantes de la Jefatura;
XIII. Presentar los informes que le sean requeridos por el Secretario Ejecutivo;
XIV. Elaborar el dictamen del área en el que se establezca si la persona que se
encuentra bajo su disposición pueden ser reintegrados o integrados a su familia de
origen hasta el cuarto grado de parentesco, y demás casos previstos en el Código
Civil, o en su caso realizar el dictamen en el cual se establezca que no existen
redes familiares ni lazos de afecto con ninguno de los supuestos que establece el
Código Civil para una posible reintegración familiar; y
XV. Las demás que le atribuyan las disposiciones del Reglamento, así como las
que le confiera el Secretario Ejecutivo del Consejo, en su ámbito de atribuciones.
Artículo 39º. La Jefatura de Custodia ejercerá sus funciones mediante las
siguientes áreas operativas:
I. Jurídica;
II. Trabajo Social; y
III. Psicología.
Artículo 40º. Son funciones del Área Jurídica:
I. Promover, ante el Juez de Primera Instancia competente, el cese de convivencia
entre los menores de edad y sus familiares cuando se tenga conocimiento de
causa, fundada y motivada, que ponga en peligro su integridad física, afectiva, o
psicológica;
II. Dar cumplimiento a las vistas provenientes de diversas autoridades cuando se
solicite la opinión del Consejo, en los términos señalados en el Código Civil;
III. Recibir los escritos presentados por los solicitantes, así como la documentación
respectiva que los sustenten, a efecto de presentarlos al Pleno del Consejo para la
declaratoria de la procedencia o improcedencia de lo solicitado;
IV. Integrar en su totalidad los expedientes administrativos, tanto con las
documentales públicas o privadas así como con las valoraciones del área de
Trabajo Social y Psicología, para obtener los elementos adecuados que permitan
en un breve término allegarse de elementos con la finalidad de presentarlos ante
la autoridad judicial para que ésta resuelva la situación jurídica de los menores de
edad puestos a disposición del Consejo;
V. Notificar a los interesados los dictámenes aprobados por el Pleno del Consejo
mediante el cual se consienta la reintegración al seno familiar en términos de lo
establecido en el artículo 572 del Código Civil. Para los efectos de proveer una
adecuada atención a los menores de edad reintegrados al seno familiar, se deberá
orientar a los que la ejercerán acerca de los programas asistenciales a los que
puedan acceder; tanto del DIF como de otras dependencias del gobierno federal,
estatal o municipal;
VI. Realizar las gestiones necesarias para obtener la partida de nacimiento de
aquellos menores de edad que carezcan de ella, en los términos de lo que
establece la Ley del Registro Civil del Estado de Jalisco;
VII. En general llevar a cabo todos los procedimientos judiciales y administrativos
que en razón de las funciones corresponden al Consejo, dándoles el seguimiento
y la conclusión respectiva dentro de su ámbito de competencia; y
VIII. Las demás que a consideración de su superior jerárquico se requieran
operativamente para el cumplimiento de sus fines, de conformidad con la
legislación aplicable.
Artículo 41º. Son funciones del Área de Trabajo Social:
I. Realizar los estudios socioeconómicos, e investigaciones socio-familiar directo,
colateral y vecinal, que se requieran para la integración de los expedientes
administrativos;
II. Apoyar en la actualización del directorio de casas hogar, albergues, asilos e
instituciones afines en el Estado de Jalisco, de conformidad con las disposiciones
reglamentarias aplicables;
III. Sostener un enlace permanente con las instituciones públicas y privadas que
tengan como objeto el cuidado y asistencia a la niñez, a las personas incapaces, a
las personas adultas mayores, personas con discapacidad en estado de abandono
y a la familia;
IV. Brindar el debido acompañamiento a las personas puestas a disposición del
Consejo, cuando comparezcan ante cualquier autoridad;

V. Una vez aprobado el dictamen mediante el cual se consiente una reintegración,


orientar a los que la ejercerán acerca de los programas asistenciales a los que
puedan acceder, tanto del DIF como de otras dependencias del gobierno federal,
estatal o municipal;
VI. Llevar a cabo de manera periódica, un curso cuyo objeto sea orientar a los
padres para que resuelvan su problemática familiar, obteniendo con ello una mejor
integración de sus miembros;
VII. Llevar a cabo de manera periódica un curso que tenga por objeto orientar a los
menores de edad sobre su proceso de integración al entorno familiar;
VIII. Llevar a cabo de manera periódica un curso que tenga como finalidad brindar
el seguimiento en el proceso de reintegración o integración familiar del menor de
edad con su familia de origen proporcionando a la familia las herramientas que les
sean útiles y que faciliten esta integración, a fin de que la adaptación del niño sea
satisfactoria y lo más pronta posible, logrando con ello la permanencia en su
familia, siguiendo los lineamientos establecidos en el Manual Operativo de
Reintegración Familiar;
IX. Llevar a cabo visitas supervisadas en albergues o casas-hogar de familiares
con los pupilos del Consejo a fin del mantener los lazos afectivos a través de la
convivencia;
X. Realizar visitas domiciliaras de seguimiento para su respectiva valoración, a los
menores de edad reintegrados al seno familiar. Las valoraciones se llevarán a
cabo de manera periódica atendiendo la necesidad de los menores de edad sin
que en ningún caso transcurra más de dos meses entre una valoración y otra a
través del respectivo seguimiento; las visitas a que se refiere el párrafo anterior
podrán hacerse a través del Área de Trabajo Social o con el apoyo de los
Consejos Municipales o Intermunicipales del domicilio del menor de edad y a falta
de éstos, por el DIF Municipal correspondiente; deberá darle seguimiento por un
periodo máximo de dos años, a partir de que fue concedida la reintegración
familiar para procurar se cumplan los fines en beneficio del menor de edad. En
caso de que el mismo resida fuera del Estado, el Consejo tendrá las facultades
para solicitar el apoyo a las autoridades del DIF Estatal correspondiente;
XI. Si del resultado de las visitas de seguimiento se detecta una posible afectación
física, psicológica o emocional de los menores de edad, informar de inmediato al
Jefe de Custodia para que realice las acciones legales correspondientes; y
XII. Auxiliar conforme a sus atribuciones, al Jefe de Custodia en lo que se requiera
para la resolución de los asuntos de su competencia.
Artículo 42º. El personal operativo de las áreas de esta jefatura de custodia, está
obligado a presentar informes semanales de sus actividades y a rendir los que por
necesidad del servicio se le soliciten.
Artículo 43º. Son funciones del Área de Psicología:
I. Realizar las entrevistas y valoraciones a los menores de edad y a aquellas
personas que soliciten la reintegración de los mismos mediante la aplicación de
pruebas o baterías, que se requieran para la integración de los expedientes
administrativos; las valoraciones se llevarán a cabo de manera periódica
atendiendo la necesidad de los menores de edad sin que en ningún caso
transcurra más de dos meses entre una valoración y otra a través del respectivo
seguimiento;
II. Llevar a cabo un trabajo junto con el menor de edad y la casa hogar en la que
se encuentre una proyección de vida acorde a sus competencias, habilidades,
gustos y preferencias personales, respetando en todo momento su libertad de
decisión y demás derechos humanos;
III. Planear y llevar a cabo el taller de padres el cual tiene como principal objetivo,
orientar a quienes asistan para que resuelvan su problemática familiar, para una
mejor integración familiar;
IV. Realizar visitad domiciliarias para su respectiva valoración, a los menores de
edad reintegrados al seno familiar. Las visitas deberán ser programadas en base a
los avances y mejorías en cuanto a la adaptación de los menores de edad,
resultado de los seguimientos;
V. Si del resultado de las visitas de seguimiento se detecta una posible afectación
física, psicológica o emocional de las personas puestas a disposición de este
Consejo, informar de inmediato al Jefe del área de Custodia para que realice las
acciones legales correspondientes; y
VI. Auxiliar conforme a sus conocimientos al Jefe de área en lo que se requiera
para la resolución de los asuntos de su competencia.
Jefatura de Tutela
Artículo 44º. Son atribuciones de la Jefatura de Tutela:
I. Recibir los expedientes administrativos derivados de la Jefatura de Custodia
para iniciar los procedimientos judiciales correspondientes ante el juez competente
con el objeto de obtener una sentencia que en todo momento beneficie a la
persona y, en especial el interés superior de los menores de edad;

II. Ordenar se practiquen las valoraciones psicológicas a los menores de edad e


incapaces que se encuentren a disposición del Consejo y las visitas por parte del
Área de Trabajo Social para obtener los elementos adecuados que permitan
fortalecer el procedimiento judicial;
III. Entrevistar, en primera instancia, a las personas que acudan al Consejo a
solicitar información del o los menores de edad e incapaces que se encuentren a
disposición siempre y cuando el o los solicitantes les una parentesco
consanguíneo en línea recta o transversal;
IV. Acordar conjuntamente con el Secretario Ejecutivo del Consejo el desempeño
de los asuntos de su competencia;
V. Elaborar los dictámenes correspondientes respecto de las solicitudes
presentadas para el conocimiento y resolución respectiva del Pleno del Consejo;
VI. Exponer, por conducto del Secretario Ejecutivo los asuntos de la Jefatura de
Tutela ya integrados, ante el Pleno del Consejo para su discusión, análisis,
estudio, revisión y resolución;
VII. Desempeñar las funciones y comisiones que el Secretario Ejecutivo del
Consejo le encomiende e informarle sobre el desarrollo de las mismas;
VIII. Proporcionar la capacitación y el asesoría a los diferentes Municipios del
Interior del Estado, cuando estos así lo soliciten;
IX. Recibir solicitudes y toda clase de documentación provenientes de autoridades
o ciudadanos con el objeto de resolver la procedencia o improcedencia de las
diversas peticiones que se hagan al Consejo siempre y cuando versen sobre tutela
o temas afines;
X. Atender las peticiones de la información, los datos y la asesoría que le sea
requerida por escrito por otras entidades públicas o por los particulares debiendo
observar estrictamente lo establecido en las disposiciones de la Ley de
Información Pública del Estado de Jalisco y sus Municipios;
XI. Llevar a cabo el registro en el Registro de menores en coordinación con las
demás Jefaturas del Consejo, mediante la captura de información personal, de las
personas puestas a disposición del Consejo, de conformidad con las disposiciones
reglamentarias aplicables;
XII. Proponer al Secretario Ejecutivo las acciones tendientes a fortalecer el
desarrollo profesional de los integrantes de la Jefatura;
XIII. Presentar los informes que le sean requeridos por el Secretario Ejecutivo;
XIV. Elaborar el acuerdo de turno a la Jefatura de Adopciones cuando se haya
agotado el procedimiento judicial correspondiente respecto al nombramiento del
Consejo como tutor; y
XV. Las demás que le atribuyan las disposiciones del Reglamento, así como las
que le confiera el Secretario Ejecutivo del Consejo dentro de su ámbito de
atribuciones.
Artículo 45º. La Jefatura de Tutela ejercerá sus funciones mediante las siguientes
áreas:
I. Jurídica;
II. Trabajo Social; y
III. Psicología.

Artículo 46º. Son funciones del Área Jurídica:


I. Elaborar los escritos iniciales de demanda y de jurisdicción voluntaria de los
menores de edad y de los incapaces que no fueron reintegrados en custodia a la
familia;
II. Acudir ante el juez competente a efecto de promover los juicios respectivos para
resolver la situación jurídica de los menores de edad o incapaces, que por
conocimiento fundado y motivado se determine que existan las causales para ello
siempre y cuando estén a disposición del Consejo;
III. Promover, ante el Juez competente, el cese de relaciones entre familiares
biológicos o afines y los menores de edad siempre y cuando se tenga
conocimiento de causa, fundada y motivada, que ponga en peligro su integridad
física, afectiva y psicológica;
IV. Integrar en su totalidad los expedientes administrativos turnados, tanto con las
documentales públicas y privadas que se requieran, así como valoraciones del
Área de Psicología y Trabajo Social, para su determinación o inicio del
procedimiento judicial ante las autoridades competentes;
V. En general llevar a cabo todos los procedimientos judiciales y administrativos
que en razón de las funciones que el Código Civil señala que corresponden al
Consejo, dándoles el seguimiento y la conclusión respectiva, dentro del ámbito de
su competencia; y
VI. Las demás que a consideración de la Jefatura, se requieran operativamente
para el cumplimiento de sus fines, con sujeción a la legislación aplicable.
Artículo 47º. Son funciones del Área de Psicología:
I. Realizar las entrevistas y valoraciones a las personas que se encuentran a
disposición del Consejo, así como a sus familiares directos o afines para la
integración de los expedientes administrativos y en su caso judiciales; las
valoraciones se llevarán a cabo de manera periódica, sin que en ningún caso
transcurra más de dos meses entre una valoración y otra, a través del respectivo
seguimiento;
II. Auxiliar al Área de Psicología de la Jefatura de Custodia en la planeación y
ejecución del taller de padres;
III. Informar de inmediato al Jefe de Tutela cuando detecte una posible afectación
física, psicológica o emocional de las personas puestas a disposición de este
Consejo, como resultado de las visitas de seguimiento; y
IV. Auxiliar conforme a sus conocimientos al Jefe de Tutela en lo que se requiera
para la resolución de los asuntos de su competencia.
Artículo 48º. Son funciones del Área de Trabajo Social:
I. Apoyar en la actualización del directorio de casas hogar, albergues, asilos y
casas cuna en el Estado de Jalisco de conformidad con las disposiciones
reglamentaria aplicables;
II. Sostener un enlace permanente con las instituciones públicas y privadas que
tengan como objeto el cuidado y asistencia de menores de edad e incapaces, con
el fin de gestionar los apoyos asistenciales que se requieran para el cumplimiento
de los fines del Consejo;
III. Brindar el debido acompañamiento a las personas sujetas de la protección del
Consejo ante las instituciones competentes;
IV. Realizar visitas de seguimiento y atención a los menores de edad e incapaces
que se encuentren bajo la custodia institucional de conformidad con las
disposiciones reglamentarias aplicables;
V. Informar de inmediato al Jefe de Tutela cuando se detecte una posible
afectación física, psicológica o emocional de los menores de edad o incapaces,
como resultado de las visitas de seguimiento;
VI. Auxiliar, en su ámbito de competencia, al Jefe de Tutela, en lo que se requiera
para la resolución de los asuntos de competencia.
Artículo 49º. El personal operativo de las diversas áreas de esta Jefatura, está
obligada a presentar informes semanales de sus actividades y a rendir los que por
necesidad del servicio se le solicite.

b).- EL CONSEJO MUNICIPAL DE FAMILIA.


Agilizarán la restitución de derechos de las niñas, niños y adolescentes
institucionalizados

San Pedro Tlaquepaque es el décimo municipio en el estado que cuenta ya con un


Consejo Municipal de Familia, al ser inaugurado por el Sistema para el Desarrollo
Integral de la Familia (DIF) Jalisco en coordinación con el DIF Tlaquepaque para
otorgar una atención inmediata y efectiva a las niñas, niños y adolescentes que
sean asegurados por considerarse víctimas de algún delito.

Consuelo del Rosario González Jiménez, directora general del DIF Jalisco destacó
que es prioridad del Gobierno del Estado generar bienestar a la niñez jalisciense.

“Hemos encaminado nuestra misión, nuestro actuar a la restitución de los


derechos de la niñez de todo Jalisco, muy en especial a todos los niños que son
tutelados por el Consejo de Familia” afirmó la directora del DIF estatal.

González Jiménez agradeció a las autoridades de Tlaquepaque el interés por


sumarse al esfuerzo del Estado y agregó que para la operación del Consejo
Municipal de Tlaquepaque el organismo asistencial otorgó un recurso de 628 mil
182 pesos para su operación además de capacitación para el personal.

Julia Barba Mariscal, Presidenta del Sistema DIF Tlaquepaque explicó que de los
cuatrocientos sesenta y nueve menores bajo tutela del Consejo Estatal de
Familia, 97 son originarios del municipio de San Pedro Tlaquepaque lo que motivó
a esa entidad a sumarse al trabajo del DIF Jalisco en pro de los derechos de las
niñas, niños y adolescentes que han sido vulnerados dentro de su entorno familiar.

“Y es por eso que el día de hoy estamos aquí, porque tenemos la fuerza, tenemos
la voluntad de trabajar juntos y en conjunto con el Estado” concluyó Barba
Mariscal.

Actualmente cuentan con Consejo Municipal de Familia los municipios de Puerto


Vallarta, Autlán de Navarro, Tepatitlán de Morelos, Ocotlán, Lagos de Moreno,
Zapopan, Guadalajara, Tonalá, Talpa de Allende y San Pedro Tlaquepaque, que
tienen bajo su tutela a 507 menores de edad.
Dependencia:
DIF Jalisco
Referencias:
Consejo Municipal de Familia
Tlaquepaque

c).- LA PROCURADURÍA SOCIAL Y DE LA FAMILIA.


Somos una Institución del poder Ejecutivo del Estado de Jalisco con alto compromiso
social, que otorga asesoría y asistencia jurídica a las personas; patrocina a las de
escasos recursos y defiende a los que no cuentan con abogado particular; Ejerce las
funciones de Representación Social en los procedimientos Judiciales del orden Familiar,
Civil, Mercantil; Inspecciona a organismos asistenciales del orden público y privado.”

“Nuestro deber es otorgar los servicios con gratuidad, probidad, diligencia y


profesionalismo, para generar mayor certeza y seguridad jurídica a los ciudadanos.”

d).- CIUDAD NIÑEZ.


El Programa sobre Asuntos de la Niñez y la Familia proporciona servicios y realiza las
siguientes actividades:

 Orientación jurídica e impartición de pláticas, cursos, talleres y conferencias en


materia de derechos humanos; especialización, capacitación y/o actualización a
servidoras y servidores públicos en temas de derechos de niñas, niños y
adolescentes, adultos jóvenes y adultos mayores.

e).- PROCURADURIA DE LA DEFENSA DE LOS DERECHOS DEL MENOR.


En 2013 se atendieron 301 reportes de maltrato a través de la Procuraduría de la Defensa
del Menor y la Familia
Del 1 de enero al 15 de febrero de 2014, la Procuraduría de la Defensa del Menor y la
Familia del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Jalisco había recibido
61 reportes de maltrato dirigido a niñas, niños, adultos mayores y personas con
discapacidad, además de atender 16 casos de violencia doméstica y brindar 158
asesorías en materia de derecho familiar.

En 2013, esta dependencia ofreció servicios para la atención de un total de 301 reportes
de maltrato, de los cuales la mayor parte (263 casos) correspondieron a violencia ejercida
en contra de niñas, niños y adolescentes.

El procurador de la Defensa del Menor y la Familia de DIF Jalisco, Carlos Israel Pinzón
Pérez, explicó que el maltrato psicológico, seguido del físico y la omisión de cuidados, son
las principales formas de violencia que la dependencia ha atendido.

Pinzón Pérez explicó que en la mayor parte de los casos fue la madre la que ejerció el
maltrato sobre los menores, situación que es un reflejo de la violencia que ella misma
sufre por parte de su esposo o pareja.

En todos los casos, la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia realiza


investigación de campo y acude a los domicilios a fin de determinar si existen indicios o
no de maltrato. Se emiten citatorios para que los involucrados acudan a la dependencia,
con el propósito de realizar entrevistas y valoraciones en las áreas de trabajo social,
psicología, médica y jurídica.

“En 2013, derivado de los casos en que pudimos comprobar el maltrato


infantil, presentamos 11 denuncias ante el agente del Ministerio Público para que se
realizaran las investigaciones correspondientes, pero cabe señalar que de todos los
reportes de maltrato que se nos presentan damos vista al Ministerio Público para los
efectos legales a que haya lugar ”, señaló Pinzón Pérez.

Esta dependencia recibe reportes de maltrato y violencia intrafamiliar en sus instalaciones


de Av. 5 de Febrero No. 1309, esquina con Salvador López Chávez, colonia Quinta
Velarde, Guadalajara, Jalisco., de lunes a viernes, de 8:00 a 16:00 horas.

EL DATO
La Junta de Gobierno del Sistema DIF Jalisco creó la Procuraduría de la Defensa del
Menor y la Familia en agosto de 2013, a fin de contar con un área especializada para
la atención y seguimiento de los casos de maltrato en la familia.
Referencias:
Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia

f).- CENTRO DE JUSTICIA PARA LA MUJER.


QUÉ ES EL CENTRO DE JUSTICIA PARA LAS MUJERES?
Es un órgano interinstitucional conformado por 11 instituciones del Gobierno del Estado y
un juzgado del Poder Judicial.
¿CUÁL ES SU OBJETIVO?
Proporcionar atención integral a las mujeres víctimas de delitos relacionados con violencia
de género, mediante la procuración e impartición de justicia pronta y expedita, así como
procesos de autovaloración y empoderamiento para la toma de decisiones que garanticen
su bienestar y el de sus familias.
¿QUÉ DELITOS ATIENDE?
Se brinda atención a mujeres víctimas de delitos por razones de género, entre los que
destacan:
•Lesiones
•violencia intrafamiliar
•violación
•privación de la libertad
•abuso sexual infantil
•abandono de familiares (obligaciones alimentarias)
•abuso sexual
•incesto
•hostigamiento y acoso sexual
•amenazas
•lenocinio
•incitación a la prostitución y
•trata de personas

UBICACIÓN:
Álvaro Alcázar No. 5869 Entre Ignacio Ramos y Circunvalación, Colonia Jardines Alcalde
Guadalajara, Jalisco.
Tel. 3030 5450
g).- CENTRO DE CONVIVENCIA PARA MENORES.
Generamos un espacio digno donde se desarrollen las convivencias de las familias en
proceso de divorcio
Esta mañana las autoridades del Sistema DIF Guadalajara y del Poder Judicial del Estado
de Jalisco, firmaron un convenio de colaboración para brindar atención a las familias de
los municipios tapatío, de Tonalá, Tlaquepaque y Zapopan, en el Centro de Convivencia
Familiar que cambiará de sede a partir de este 29 de febrero.
"Firmar este convenio es muestra del trabajo y compromiso con el Poder Judicial para
tener un Centro de Convivencia digno, que brinde seguridad a las familias que atraviesan
por una situación difícil, como el divorcio", mencionó José Miguel Santos Zepeda, director
general del Sistema DIF Guadalajara, quien subrayó que la nueva sede tendrá una mejor
infraestructura, personal capacitado, espacios amplios, áreas verdes, ludoteca y cámaras
de audio y seguridad, que garanticen la sana convivencia con los menores de edad.
El Centro de Convivencia se traslada de Eulogio Parra 2539 Col. Ladrón de Guevara, a
las instalaciones de la Procuraduría Social de la Familia en Av. de la Cruz 2003 Col. San
Vicente, y será operado por psicólogos, trabajadores sociales y abogados de los DIF
municipales, para atender a las personas derivadas de los 10 juzgados familiares en
Jalisco. Los días de atención serán los miércoles, jueves y viernes de las 11:30 a las
18:30 horas, y los días sábado y domingo de las 09:30 a las 16:30 horas.
La nueva ubicación es de fácil acceso y contará con instalaciones propicias, medidas de
seguridad y reglas indicados por el juez, para que los encuentros de los hijos con los
padres que se están divorciando, sean agradables, divertidos y enriquecedores. Además,
contará con espacios deportivos, salas de lectura, ludoteca, salas de televisión, áreas
verdes, juegos al aire libre y el personal necesario con el perfil adecuado para el tipo de
servicios que se prestan que garanticen el respeto a los derechos fundamentales de los
infantes y adultos que hagan uso a los servicios.
Los padres solicitan la convivencia al juez de lo familiar, y este ordena la convivencia
supervisada o asistida, los padres deben acatar, depositando al menor de 18 años ante
del DIF, cumpliendo con los días y horarios bajo la circunstancia que sea.
"De 100 matrimonios, 45% por ciento llega a un rompimiento, y 15% son divorcios
violentos donde no se logra establecer un acuerdo", comentó Chávez Galindo.
En la firma estuvieron presentes como testigos de honor Alma Angélica González De
Vega, presidenta del Voluntariado del Poder Judicial, y Diamantina Buenrostro, directora
del Voluntariado DIF Guadalajara.

h).- JUZGADOS PARA ADOLESCENTES.


Articulo 8. Los derechos y garantías reconocidos a los sujetos de esta Ley son irrenunciables,
tienen un carácter enunciativo y no limitativo.

Artículo 9. Son derechos y garantías de los adolescentes sujetos a investigación y a proceso en


los términos de esta Ley:
I. Todos los considerados en la Constitución, en la Ley de los Derechos de las Niñas, los Niños y
Adolescentes en el Estado de Jalisco, en la presente ley y en demás ordenamientos aplicables;

II. Derecho a la libertad, cualquier medida que implique una restricción a este derecho deberá
aplicarse de forma excepcional, como último recurso y durante el tiempo más breve que proceda
de conformidad con lo previsto por esta Ley;

III. No ser sujetos de medidas cautelares o definitivas que no estén establecidas en esta Ley;

IV. Ser siempre tratados y considerados como inocentes, mientras no se les compruebe la
realización de la conducta tipificada como delito que se les atribuye;

V. Que la carga de la prueba recaiga en el Ministerio Público;

VI. Hacerse representar por un defensor de oficio o privado que posea cédula profesional que lo
acredite como licenciado en derecho o abogado, o persona de su confianza;

VII. Ser informados, en un lenguaje claro y accesible, sin demora y personalmente, o a través de
sus padres, tutores, quienes ejerzan la patria potestad o la custodia, o representantes legales,
sobre las causas por las que se les detiene, juzga o impone una medida; la persona que les
atribuye la realización de la conducta tipificada como delito; las consecuencias de la atribución de
la conducta, así como de la retención, juicio y medida a que se refiere el título cuarto de esta ley;
los derechos y garantías que les asisten en todo momento; que podrán disponer de defensa
jurídica gratuita y todo aquello que interese respecto de su sujeción al Sistema;

VIII. Que sus padres, tutores o quienes ejerzan la patria potestad o la custodia, les acompañen en
las actuaciones y les brinden asistencia general; y

IX. En caso de ser indígenas, extranjeros, sordos, ciegos, mudos o no sepan leer ni escribir, ser
asistidos en todos los actos procesales, además de un defensor, por personal especializado que
comprenda plenamente su idioma, lengua, dialecto, así como su cultura.

Artículo 10. Los adolescentes sujetos a medidas en los términos de esta Ley tienen derecho a:

I. No ser privados o limitados en el ejercicio de sus derechos, sino como consecuencia directa o
inevitable de la medida impuesta;

II. En cualquier caso que implique la privación de su libertad, tienen derecho a una estancia
especializada, de acuerdo con su edad y sexo totalmente separados de los adultos y fuera de los
regímenes penitenciarios;

III. Conocer el propio interesado, quien ejerza la patria potestad, tutela, custodia o representación
legal, el objetivo de la medida impuesta, la precisión del programa y la conducta que se requiere
para cumplir con las medidas impuestas;

IV. No ser trasladados injustificadamente o, en su caso, a ser canalizados a centros de


internamiento ubicados lo más próximo a su lugar de residencia habitual, al de su familia o de
quienes ejerzan la tutoría, patria potestad, o custodia;
V. Ser informados desde el inicio de la aplicación de la medida de internamiento por lo menos
sobre: el contenido del Programa que se les haya determinado; las disposiciones de las normas y
reglamentos que regulen sus derechos, prerrogativas, beneficios y obligaciones, así como el
régimen interno del centro estatal para adolescentes en que se encuentren y las medidas
disciplinarias, así como el procedimiento para su aplicación e impugnación;

VI. Recibir visitas, comunicarse por escrito y por teléfono en los términos dispuestos por los
reglamentos de los centros estatales para adolescentes;

VII. Solicitar permisos especiales para egreso temporal y sólo por causa justificada;

VIII. Cursar la educación obligatoria y recibir instrucción técnica o formación práctica sobre un
oficio, arte o profesión, recibir o continuar con su enseñanza e instrucción y, en su caso, con
terapias o educación especial;

IX. Ser formado en un ambiente seguro y ordenado, propicio para el desarrollo de hábitos de
higiene personal, de estudio y de convivencia armónica en aras de un aprendizaje significativo de
los derechos humanos, del civismo y del respeto a los demás;

X. Estar en instalaciones y acceder a servicios que satisfagan su pleno desarrollo;

XI. Realizar actividades recreativas, artísticas, culturales y deprtivas;

XII. Recibir o continuar con atención médica preventiva, correctiva integral y cualquier otro tipo de
atención vinculada con la protección de su salud, siempre en razón de su género y circunstancias
particulares;

XIII. Recibir en todo momento una alimentación nutricional adecuada y suficiente para su desarrollo
integral;

XIV. No recibir medidas disciplinarias correctivas, extremas o ilegales, tales como la reclusión en
celda obscura, castigos corporales, o cualquier tipo de medida que pueda poner en peligro su
salud física o mental, ni ser sujeto de represión psicológica;

XV. No ser aislado dentro de los centros estatales de internamiento a menos que, de manera
urgente, sea estrictamente indispensable para evitar o resolver actos de violencia generalizada o
amotinamiento en los que el adolescente esté directamente involucrado. En todos los casos, el
adolescente aislado tiene derecho a que el Director o Responsable del Centro que corresponda
resuelva a la brevedad sobre la duración de esta medida disciplinaria;

XVI. No ser controlado con fuerza o con instrumentos de coerción, salvo cuando se ocupen para
impedir que lesione a otras personas, a sí mismo, o que cause daños materiales;

XVII. Permanecer separado, cuando esté sujeto a internamiento preventivo, de aquellas personas
a quienes ya se haya impuesto la medida de internamiento definitivo;

XVIII. Efectuar un trabajo siempre que no implique menoscabo en su salud física, psicológica, en
su dignidad como persona humana y atendiendo a las restricciones y fundamentos de la Ley
Federal del Trabajo;
XIX. Recibir y conservar cualquier tipo de material cultural, de capacitación, formación académica y
técnica, de entretenimiento y recreo que sea compatible con la medida que esté cumpliendo y que
coadyuve a su desarrollo integral;

XX. Ser preparado psicológicamente para salir del centro de internamiento cuando esté próximo a
terminar el cumplimiento de la medida; y

XXI. Los demás previstos en esta Ley y en otros ordenamientos aplicables.

Artículo 11. Además de los previstos en la Constitución y demás legislación aplicable, las víctimas
u ofendidos de las conductas ilícitas tienen los siguientes derechos:

I. Ser informados sobre sus derechos cuando realicen la denuncia o en su primera intervención en
el procedimiento;

II. Que el Ministerio Público les reciba todos los datos o elementos de prueba con los que cuenten,
o bien a constituirse en coadyuvante, para lo cual deberán nombrar a un licenciado en derecho o
abogado, o persona de su confianza para que les represente;

III. Ser informados de las resoluciones que finalicen o suspendan el proceso, siempre que lo hayan
solicitado y tengan domicilio conocido;

IV. Ser escuchados antes de cada decisión que implique la extinción o suspensión de la acción
penal, siempre que lo soliciten;

V. El Juez, deberá trasladarse al lugar de residencia de la víctima u ofendido, cuando por su edad,
condición física o psíquica, se le dificulte gravemente comparecer ante cualquier autoridad del
procedimiento, a ser interrogado o a participar en el acto para el cual fue citado;

VI. Recibir asesoría jurídica, protección especial de su integridad física o psíquica, con inclusión de
su familia inmediata, cuando reciban amenazas o corran peligro en razón del papel que cumplen
en el procedimiento;

VII. Promover la demanda en contra de terceros civilmente obligados a la reparación del daño; y

VIII. Solicitar la reapertura de la investigación cuando se haya decretado el archivo temporal.

CAPÍTULO III

Responsabilidad de los Adolescentes que entran en conflicto con la Ley

Artículo 12. Los adolescentes serán responsables por infringir la ley penal estatal, en los casos y
términos que se establecen en esta Ley.

La niña o niño a quien se le atribuya una conducta tipificada como delito queda exento de toda
responsabilidad penal; y será sujeto solamente a medidas de rehabilitación y asistencia social en
los términos de la ley aplicable.

Artículo 13. Los adolescentes que al momento de realizar una conducta tipificada como delito
padezcan de algún trastorno mental que les impida comprender la trascendencia y las
consecuencias de la conducta realizada, quedan exentos de responsabilidad en los términos de la
presente Ley. En estos casos, o bien cuando el trastorno se presente durante el procedimiento, la
autoridad judicial competente podrá entregar estas personas a quienes legalmente corresponda
hacerse cargo de ellas.

Cuando el trastorno se presente durante la fase de ejecución de la medida, la Sala podrá resolver
sobre la adecuación de aquella, en forma provisional o definitiva, considerando las características
del trastorno, así como las necesidades del tratamiento.

Artículo 14. La responsabilidad de los adolescentes se fincará sobre la base del respeto irrestricto
al principio de culpabilidad por el acto y atendiendo consideraciones acerca del autor del hecho
imputado, su personalidad, vulnerabilidad, temibilidad o peligrosidad del hecho.

AUTORIDADES, INSTITUCIONES Y ÓRGANOS ENCARGADOS DE


LA APLICACIÓN DE LA LEY

Artículo 15. La aplicación de esta Ley estará a cargo de las siguientes autoridades, instituciones y
órganos especializados:

I. Ministerio Público;

II. Defensoría de Oficio;

III. Juzgado;

IV. Sala del Supremo Tribunal;

V. Subdirección General;

VI. Dirección del Centro de Observación, Clasificación y Diagnóstico; y

VII. Dirección del Centro de Atención Integral Juvenil.

Artículo 16. Los Agentes del Ministerio Público, se encuentran adscritos a la Fiscalía General del
Estado de Jalisco. Los criterios de organización, formación especializada y los procedimientos de
ingreso, promoción, permanencia y terminación del cargo, serán definidos y regulados por lo
establecido en la Ley Orgánica de la Fiscalía General del Estado.

Artículo 17. Los funcionarios judiciales para adolescentes, se encuentran adscritos al Poder
Judicial del Estado. Los criterios de organización, formación especializada y los procedimientos de
ingreso, promoción, permanencia y terminación del nombramiento para los jueces, serán definidos
por el Consejo de la Judicatura del Estado. Sus atribuciones y funciones serán reguladas, según
corresponda, en la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado.

Sus atribuciones y funciones serán reguladas, según corresponda, en la Ley Orgánica del Poder
Judicial del Estado.

En relación con la sala especializada, corresponderá la designación de los magistrados integrantes


de la misma, al H. Congreso del Estado, de conformidad con la Constitución Política del Estado de
Jalisco.
Artículo 18. Los defEnsores de oficio para adolescentes, se encuentran adscritos a la
Procuraduría Social. Los criterios de organización, formación especializada y los procedimientos de
ingreso, promoción, permanencia y terminación del nombramiento, serán definidos por la
Procuraduría Social del Estado. Sus atribuciones y funciones serán reguladas, según corresponda,
en la Ley Orgánica de la Procuraduría Social del Estado.

Artículo 19. La Subdirección General de Ejecución de Medidas de Prevención Especial y


Adaptación Social y los Directores de los Centros Estatales de Diagnóstico y Atención para
Adolescentes, se encuentran adscritos a la Fiscalía General del Estado. Los criterios de
organización, formación especializada y los procedimientos de ingreso, promoción, permanencia y
terminación, serán definidos por la Fiscalía General del Estado conforme a la legislación aplicable.
Sus funciones y atribuciones serán reguladas por esta Ley y su reglamento correspondiente.

De la Actuación de la Policía Investigadora y Preventiva

Artículo 20. Los agentes de la policía preventiva estatal y municipal e investigadora y, que en el
ejercicio de sus funciones tengan contacto con niños, niñas o adolescentes presuntamente
involucrados en conductas tipificadas como delitos en la presente ley, deberán ejercer sus
atribuciones conforme a lo siguiente:

I. Apegarse a los principios, derechos y garantías previstos en esta Ley, en la Constitución, en los
tratados internacionales, la Ley de los Derechos de las Niñas, los Niños y Adolescentes en el
Estado de Jalisco y demás ordenamientos aplicables en la materia;

II. En los casos de flagrancia:

a) Tratándose de adolescentes, ponerlos a disposición del Ministerio Público inmediatamente y sin


demora;

b) Tratándose de Menores, ponerlos a disposición de las autoridades competentes;

I0II. Auxiliar, de modo prioritario, a los menores de 18 años que se encuentren amenazadas por
algún peligro o que hayan sido víctimas de algún delito, así como brindar protección a sus bienes y
derechos;

IV. Salvaguardar la vida, la dignidad e integridad física de niños, niñas y adolescentes que estén
bajo su custodia, en tanto sean puestos a disposición del Ministerio Público o de la autoridad
competente; y

V. Hacer prevalecer el derecho a la privacidad en todo asunto relacionado con niñas, niños y
adolescentes, quedando prohibida su publicidad o exhibición pública.

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