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1.

INTRODUCCIÓN

Entre los años 1980 y 2000, el Perú vivió una época de extrema violencia. Surgieron
organizaciones subversivas que se revelaron ante el orden social que se había
establecido. Ellos exigían un cambio en la sociedad peruana causando desesperación,
terror y dolor. Hubo muchas muertes y desapariciones a nivel nacional, pero los más
afectados fueron los pueblos andinos y amazónicos, quienes en ese entonces se
sentían olvidados por el Estado. En esta masacre que duró décadas no existe una
cifra exacta de muertos y desaparecidos. Según una estimación hecha por la Comisión
de la Verdad y Reconciliación presentada en su informe del año 2003 la cifra asciende
a 69 280 personas muertas (LUM).
La época de terror y violencia vivida en el Perú empezó cuando en 1970, el profesor
de filosofía, Abimael Guzmán funda Sendero Luminoso (PCP-SL) en el departamento
de Ayacucho. Esta organización surge a partir de la división del Partido Comunista
Peruano que a su vez está influenciado por las estrategias militares del Maoísmo, el
pensamiento político de Vladimir Lenin, el autoritarismo totalitario de José Stalin
(LUM). Además, Sendero Luminoso se inspiró en el principal representante socialista
de la tradición radical peruana José Carlos Mariátegui. Pero, finalmente, la ideología
seguida por el partido quedó enlazada más alrededor de su fundador, el llamado
Presidente Gonzalo, el más grande marxista-leninista-maoísta viviente (2003:15).
En 1982, se formó el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), este
movimiento subversivo fue liderado por Víctor Polay Campos. A diferencia de Sendero
Luminoso, esta organización sí respetaba la Convención de Ginebra y utilizaban
uniformes que los diferenciaban de la población civil. Pero, también utilizaban la
violencia, los asesinatos y los secuestros para lograr su objetivo. Además, se ha
comprobado que el MRTA asesinó a varios miembros de la comunidad LGBT
(lesbianas, gais, bisexuales, transexuales), ya que era parte de un plan de “ limpieza
social”(LUM 2015).
Estos 2 grupos terroristas buscaban conseguir el poder del Estado utilizando la
represión y el terror sobre cualquiera que se interponga con su objetivo. Prometían a
sus seguidores, que por cierto tenían una lealtad y fanatismo total hacia su líder, una
nueva y mejor sociedad para todos. Una sociedad que beneficie a todos los
pobladores sin discriminación ni exclusión; una utopía de justicia e igualdad se
apoderó de muchos jóvenes que se unieron a la lucha armada contra una sociedad
peruana con una brecha de desigualdad muy amplia y contra un Estado indiferente a
esta desigualdad que tenía descontenta a las poblaciones marginadas (LUM 2015).
La respuesta del Estado peruano a esta guerra interna no fue la adecuada, ya que
pensó que solo se trataba de un conflicto militar que acabaría si las Fuerzas Armadas
asumían la responsabilidad de combatir a estos grupos; sin siquiera plantear una
estrategia antisubversiva pensada en respetar los derechos humanos de la población
que conformaban mujeres, hombres, niños, jóvenes y ancianos. No se tomó en cuenta
que la comunicación con la población significaba una vía importante en esta lucha.
La violencia en esta época no tuvo descanso, había muertes de inocentes no solo por
parte del terrorismo, sino también por las Fuerzas Armadas. Los militares se sentían
ajenos e indiferentes a la población que se supone iban a defender, no se detuvieron a
pensar que sus vidas valían tanto como la de ellos. Simplemente no les importó cuánto
es que los pueblos ya habían sufrido las consecuencias de esa guerra. La falta de
compromiso con el pueblo, los llevó a cometer horribles crímenes contra ellos (LUM
2015).
Esta época llegó a su fin cuando las Fuerzas Armadas entendieron que si se
organizaban de una forma inteligente junto a las poblaciones, fortaleciendo vínculos de
confianza y respeto, se conseguían mejores resultados en la lucha antisubversiva. Los
pobladores ayudaron en esta lucha juntándose en “rondas campesinas”. Además, por
su parte el Estado promulgó la “Ley del Arrepentimiento”, esta ley permitía que
subversivos se entregaran a la justicia y estos contaban información valiosa para la
captura de otros rebeldes. Así, se logró la captura de los líderes de los grupos
terroristas y la posterior caída del grupo (LUM 2015).
El Ministerio de Cultura creó el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social
(LUM), en renombre de toda la sociedad afectada por el conflicto armado interno. El
cual es un espacio de conmemoración que presenta la historia de los hechos ocurridos
durante el conflicto interno en el Perú y nos muestra una perspectiva más cercana de
lo que fue esta época. En ese sentido, en el presente ensayo se analizarán algunos de
los sucesos ocurridos, teniendo como fuente nuestra visita al LUM, y se relacionará
con la teoría enseñada en el curso.

2. ANÁLISIS SOCIOLÓGICO

El conflicto armado interno, mejor conocido como TERRORISMO, fue un fenómeno


social de extrema violencia y violación de los derechos humanos que asoló el territorio
peruano; sin embargo, por muchos factores de esa época su impacto fue desigual.
Perjudicando más las zonas de pobreza extrema que vivían en zonas rurales y tenían
al quechua como lengua materna. Este conflicto arrasó con todo tipo de expresión
colectiva, corrompiendo culturas, memorias históricas, conocimientos y sueños de
cada individuo que estuvo a su paso (LUM 2015).
A esta época le correspondió un Estado poco legitimado. Los partido políticos
mostraban una representación centrada en personas privilegiadas; es decir, existía un
voto favorecido, cuando, en realidad, los partidos políticos deberían ser organizaciones
transparentes con propuestas que beneficie a todos los ciudadanos sin exclusión
alguna. Además, la ausencia de organizaciones partidarias que favorecieran a toda la
población en general. Esta ausencia puso en crisis la democracia del país; pero sobre
todo, la confianza y seguridad que el Estado debe brindar como organismo principal de
integración y protección de toda la población peruana (2003:25-27).
La presencia del Estado nunca fue, y tampoco ahora lo es, igual para todas las zonas
que conforman el Perú. La pobreza unida a la opresión de la servidumbre,
discriminación étnica y explotación terrateniente hizo que parte de la población
emigrara a la ciudad capitalina y que aquellos que se quedaron en la zona vivieran
bajo muy malas condiciones. Bajo este contexto es donde Abimael Guzmán aprovecha
la oportunidad de convencer y reclutar a muchos jóvenes, inconformes con la realidad
que vivían, que si compartían y seguían su ideología llena violencia hasta la muerte,
construirían una mejor sociedad; una sociedad llena de oportunidades sin
discriminación o exclusión (LUM 2015). Debido a esto muchos jóvenes optaron en
reclamar el poder político mediante el uso de la violencia revolucionaria para cambiar
la estratificación social que el Estado y la sociedad habían elegido injustamente para
todos los ciudadanos. Sin tener en cuenta, que el Perú es un país pluricultural y
multilinguístico con diferentes necesidades, tradiciones y costumbres que deben ser
no solo respetadas, sino valoradas por todos los peruanos. A continuación, se
explicarán casos en los que se muestran la injusticia y desigualdad convertida en
muerte y sufrimiento para algunos.
La violencia sexual fue un delito reiterativo en esta etapa. De acuerdo a la información
de la sección de “Cara al futuro’’, se ha observado que las mujeres de las
comunidades campesinas y zonas afectadas, el 98% de las víctimas, sufrieron de
asesinatos indiscriminados y sometidas a un régimen de terror y obediencia; muchas
soportaban la esclavitud, la prostitución y violación; ellas fueron reclutadas en contra
de su voluntad y forzadas a uniones no deseadas. Estas mujeres no solo fueron
víctimas por parte de Sendero Luminoso sino también por miembros de las Fuerzas
Armadas.
Las mujeres también fueron afectadas por la desaparición y muerte de sus familiares:
esposos, hijos, padres y hermanos. Son estas quienes tuvieron que migrar o a
desplazarse, y hacerse cargo solas de grupos familiares desestructurados, sin padre,
con hijos e hijas que han sufrido la violencia en carne propia.
El PCP-SL aprovechó en difundir la ideología de una sociedad igualitaria con la ciudad
capitalina en centros de educación abandonados por el Estado y, así, convencerlos de
que un profesional de raza étnica es inferior que un individuo de la clase alta pues se
considera que un campesino trabaja en las tierras y no pertenece a las oficinas. Por un
lado, la mayoría de jóvenes provincianos formaron parte de la revolución, ya que
estaban disconformes con el sistema y afectados por la exclusión. Por el otro, los
jóvenes que no lograron convencer, fueron víctimas de coerción y terror. Sin embargo,
este argumento no es el único factor que se vivía en las zonas rurales.

Por otro lado, los partidos conservadores y liberadores con propuestas nacionales
también fueron un factor importante. Debido a que sus propuestas estaban dirigidas a
la población capitalina mas no a la poblaciones altoandinas. Incluso, hubo un
inadecuado proceso electoral nacional y municipalidad provocado por el desprestigio
de sus líderes lo que causaba desconfianza de los pobladores. Del mismo modo, las
acciones militares del Perú fueron una represión indiscriminada hacia los derechos
humanos. De esto queda rencor y venganza de la población alto andina contra el
Gobierno.

Otra de las razones por las que se dio este conflicto interno fue gracias a que Sendero
Luminoso obtuvo apoyo de jóvenes militantes quienes veían en esta organización
terrorista un lugar para ascender socialmente. Creían que hacerlo por el partido sería
una manera más fácil que hacerlo por la vía del mercado. Querían tener capital social
(crear redes que les puedan servir de apoyo en un futuro). Además, ya que Abimael
Guzmán era catedrático de una universidad, varios de sus alumnos se convirtieron en
sus aliados ya que compartían sus mismos ideales.

Un caso es el de María Elena Moyano, quien era una feminista, co-fundadora y


presidenta de la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (FEPOMUVES).
María se oponía abiertamente a los senderistas, quienes deseaban controlar todas las
organizaciones como la que ella manejaba ya que tenían dificultades para crecer en
zonas donde existían asociaciones civiles sólidamente organizadas. Cuando fue
elegida teniente alcaldesa recibió más amenazas de muerte que antes. Aquello
produjo que en 1989 sea asesinada frente a sus hijos en una actividad que estaba
realizando en Villa El Salvador. El análisis a este caso, según la estratificación, es que,
al ser Villa El Salvador, un distrito pobre, fue visto como un punto más débil y fácil de
dominar de parte de los senderistas. Sin embargo, ello no resultó como esperaban ya
que una líder del distrito se los impedía, y como SL resolvía sus problemas matando,
pues terminaron dinamitando su cuerpo públicamente (LUM 2015).

Una comunidad nativa olvidada por el Estado que fue impactada por este conflicto fue
la comunidad Asháninka, en los años 1989-1996, que se desarrolló en la zona de
Satipo, provincia de Junín. Estos fueron víctimas de una feroz masacre a manos de
Sendero Luminoso, quienes al no poder instruir su ideología en su totalidad, decidieron
ejecutarlos como traidores del pueblo.

Por los años 85 y 88, los Asháninkas se percataron de las acciones del grupo
Senderista pues realizaban ejecuciones en los poblados colonos. Sin embargo, los
consideraban una acción justa y positiva dado que a los inmigrantes los personificaban
como “mal vivir”, que traían vicios y otros males a la comunidad. Asimismo, realizaba
visitas periódicas sembrando terror y muerte en forma frecuente hasta imponer su
ideología.

Los terroristas consideraban a los Asháninkas como una comunidad prehistórica, sin
cultura propia ni civilización. Además, se les obligaba a hablar quechua, y las mujeres
eran ultrajadas y forzados para alimentar a su ejército revolucionario. Al resultar una
situación insostenible debido a la masacre de su gente, los Asháninkas deciden
formarse para luchar contra los subversivos, Comité Central de Autodefensa y
Desarrollo, sin la ayuda del Estado.

En el año 1996, donde culminó la experiencia traumática que les tocó vivir, surgió un
nuevo problema: sus tierras habían sido otorgadas por el Estado a los colonos,
muchos de ellos incluso con antecedentes terroristas. Se ve un claro ejemplo de
corrupción del Gobierno y la violación de sus derechos de los pueblos nativos
(Villasante; 2014).
El análisis a este caso en particular es que, al ser los Asháninka una comunidad
minoritaria, SL intentó influenciarlos para su conveniencia. Además, al haber un
prejuicio social sobre los Asháninka los hizo ver como un punto fácil, cosa que no fue
así.

Por todo lo redactado en el informe, se puede señalar que solo mediante una reflexión
de toda la población se podrá construir un país que respete los derechos humanos sin
discriminación de ningún tipo, un país en el que la violencia no sea el único camino de
resolver los conflictos, un país lleno de transparencia y justicia donde nadie sea
excluido (LUM 2015).

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