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CONTROL DE ESFÍNTERES Y AUTONOMÍA

Crecer con los hijos implica conocer cuáles son las necesidades que sugiere cada etapa de
su crecimiento, y de qué forma los padres podemos proporcionar apoyos para su sano
desarrollo, es cierto que no se nace sabiendo ser padres o madres, así que deben emprender
este camino de aprendizaje junto con los hijos.

Los primeros 5 años en la vida de cualquier niño(a) influye en los adultos en que nos
convertimos, todos los seres humanos atravesamos por retos y crisis que si son resueltos de
manera sana nos permiten desarrollar nuevas habilidades y destrezas, sentirnos aptos para
enfrentar experiencias nuevas y valiosos para vincularnos emocionalmente con otras
personas en relaciones de respeto y amor. En esta edición hablaré de dos etapas, la primera
abarca de los 0 a los 2 años, y la segunda de los 3 a los 5.

Una de las destrezas más importantes es el control de esfínteres, pero lograrlo no es una
tarea fácil, el proceso tiene implicaciones psicológicas y por lo tanto emocionales.
Pensemos que implica tener entre 0 y 2 años, a esta edad los niños dependen totalmente de
los cuidados del entorno sea la madre, padre, tutor o quién este a cargo, es en esta etapa que
los niños desarrollan la virtud de la esperanza y su confianza en el mundo que les rodea,
porque su supervivencia depende de otros, por ejemplo cuando un niño tiene hambre,
sueño, cólicos, o esta orinado su manera de comunicarlo es llorando, si la madre acude a
este llamado, no solo estará respondiendo a su malestar físico, además estará satisfaciendo
necesidades de índole afectiva si lo abraza mientras lo duerme, si lo acaricia mientras lo
cambia, lo limpia, le pone crema o aceites. En esta etapa el contacto físico entre padres e
hijos es indispensable para el desarrollo integral del niño, porque ellos son su entorno más
directo y de donde provendrán los cuidados, si el bebé logra sentirse lo suficiente apoyado
por el ambiente y esperanzado en él, entonces podrá desarrollar ahora esta confianza en sí
mismo, entrará en una etapa de independencia donde todo quieren hacerlo solitos, vestirse,
comer, bañarse, subir, bajar, correr, caminar y todo esto porque se va dando cuenta de sus
propias capacidades. Considero que la adquisición del lenguaje, caminata y control de
esfínteres, son de las destrezas más significativas. El control de esfínteres implica que el
niño puede identificar las sensaciones corporales que revelan su necesidad de ir al baño, la
adquisición de lenguaje le ayuda a comunicar esta necesidad, y finalmente la caminata le
permite sentirse con mayor libertad de movimiento para desplazarse, en este sentido la
transición del uso de pañales a los entrenadores le permite al niño sentir que ya no es un
bebé sino “un niño grande”, le permite mayor independencia que favorece que el niño vaya
intentando nuevas actividades. A esta edad de entre 3 y 5 años, se desarrolla la autonomía,
por eso es importante que como padres valoremos los logros de los niños, que los
alentemos, que les permitamos realizar actividades nuevas, que si bien es importante estar
alerta para evitar accidentes, les demos libertad de aprender, de lograr y de equivocarse, si
nos volvemos padres sobreprotectores el mensaje que les estaremos enviando a los niños es
que dudamos de sus capacidades, que no pueden hacerlo solos y que por eso necesitamos ir
a su rescate, esto obstaculizará el autoapoyo que el niño esta adquiriendo porque este tipo
de actitudes paternas influyen en que el niño tenga sentimientos de duda acerca de sí
mismo.

A partir de la independencia el niño crea un sentido positivo de sí mismo y se estará


preparando para manejar adecuadamente las situaciones experiencias nuevas y adquisición
de habilidades nuevas.

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