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La evaluación psicológica en los casos de abuso sexual infantil es una tarea compleja
que interroga permanentemente la práctica de los profesionales del campo de la salud
mental.
La tarea que ya es de por sí complicada en adolescentes, se complejiza aún más cuando
nos enfrentamos con la problemática de niños pequeños en los que su repertorio verbal
es escaso y cuando se supone que han sido abusados dentro del su propio contexto
familiar.
El terreno de las decisiones clínicas, como el de las judiciales, es sumamente intrincado.
Las estrategias clínicas, al igual que las jurídicas, necesitan articularse para que sean
efectivas cuando se trata de escuchar a un niño violentado, y de respetarlo en su
subjetividad.
Todo el dispositivo de protección de menores (abogados, peritos, trabajadores sociales,
médicos, terapeutas, magistrados y funcionarios judiciales) es fuertemente impactado
por el tratamiento de estos casos. Diversos desarrollos de afecto que llegan hasta el
arrasamiento de los operadores provocan en éstos efectos de sobreimplicación y
desimplicación emocional.
Escuchar a un niño abusado sexualmente, escuchar a sus padres, convoca particulares
localizaciones transferenciales. La situación abusiva hace tambalear lo más íntimo de
nuestro ser, nos envía a lo siniestro, a un “no–lugar”.
La institución judicial no está bien preparada en su conjunto para actuar con este tipo de
situaciones. Faltan recursos materiales, profesionales y de comprensión de un modelo
interdisciplinario e interinstitucional de intervención, que resguarde la subjetividad del
niño. No se cuida al niño en la intervención... No se cuida a sus cuidadores...
LA INTERVENCION ABUSIVA.
al desgranarse el relato infantil, éste no hará más que dar cuenta de la propia violencia
parental..
Habitualmente, como respuesta, los padres se ven invadidos por una sensación de
ajenidad, respecto de una intervención que no comprenden, y a veces tienen razón ante
lo absurdo de las operatorias judiciales. No vienen a atenderse, no demandan nuestra
intervención. A lo sumo quieren que no se los moleste más. Generalmente nos dicen
que se sienten presionados por la intervención, dando cuenta de las dificultades para
tramitar la exigencia de sus propias mociones pulsionales. Viven al otro como
profundamente intrusivo. A menudo no toleran las exigencias de sus hijos, pero
tampoco toleran su ausencia. Un eje fundamental para tener en cuenta en estas
entrevistas será el que los padre violentos, la mayoría de las veces no consultan, no solo
por el temor a las consecuencias penales de su accionar, sino por la especificidad de su
funcionamiento psíquico. Ante la imagen caótica de su cuerpo evitan el cuerpo a cuerpo
de la consulta, ponerse al abrigo de una mirada que les resulta aniquiladora porque
equivale al tacto. (Tesone, 1996 ).
Habitualmente las entrevistas con los padres tienen aspectos conflictivos, no están en
una situación de igualdad con respecto a los que deberían ayudarlos, existe una
asimetría fundamental, en general son objeto de menosprecio, en el mejor de los casos
son considerados incapaces.... Detrás de la defensa del niño se perfila un juicio de valor
sobre los padres....
Las entrevistas de niños que han sido abusados sexualmente nos enfrentan con su
desvalimiento y el nuestro ante la crudeza de la escena y lo insoportable de su escucha.
Muchas veces la develación se efectúa en medio de la confusión perceptual
enloquecedora producto de la situación traumática abusiva. El horror provoca descrédito
y la desmentida atraviesa todos los estamentos Se descree de la identidad del autor ,de la
realidad del hecho y de la participación en el mismo. ”No puede ser cierto que sea mi
padre”, ”No puede ser cierto que esto pase”, ”No puede ser cierto que esto me pase a
mí”. Desconstitución de espacios y de tiempos, borramiento de lugares generacionales,
una hija puede ser madre de su hermano. En su loca completud de lo” todo posible” es
muy difícil acceder a los padres con practicas abusivas sexuales. Al igual que los padres
que ejercen violencia física, también se esconden. ¿Qué escuchan, como escuchan, y
como escucharlos? ¿Qué dicen y que callan? ¿Qué dicen y que callan los niños?
Ante la complejidad de la problemática, la mayor parte de las veces la evaluación de
abuso sexual infantil se efectúa desconociendo los aportes de las entrevistas
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semiestructuradas específicas para Abuso Sexual Infantil( ASI,) los parámetros para la
evaluación de testimonio en niños, y los modelos de evaluación de riesgo.. o se abusa de
los mismos...
En una loca omnipotencia abusiva, se intenta dar cuenta de la probanza de los hechos y
no de la subjetividad de los sujetos en juego. El psicólogo será, al mismo tiempo,
detective y juez, renegando de su identidad.
Muchas evaluaciones tienen un complejo marco teórico, pero no responden a la
demanda de la operatoria judicial. Otras reproducen el modelo de intervención
anglosajón, reduciéndolo a una pobre y rudimentaria construcción teórica y solo
efectúan formulaciones generales descriptivas de ASI revictimizando a los niños y a
sus padres en su rotulación. En la búsqueda de protocolos que se adecuen al proceso
legal de búsqueda de la verdad se transforma a la evaluación psicológica en una nueva
instancia abusiva, confundiendo los registros de verdad subjetiva y realidad material.
Ante este tipo de evaluaciones es necesario recordar las palabras de C. Eliacheff: “Un
padre no puede ser reducido nunca a la violencia que imprime, sea esta física o
psicológica, así como tampoco puede serlo un niño a lo padecido o aún a los efectos de
lo padecido” (1997).
que por un lado invisten a las instituciones de misiones que no pueden cumplir. Difícil y
delicada misión, porque autor y víctima son indisociables, o cuando la decisión judicial
fuere la que fuere no puede limitarse a sancionar, sino que debe ser también prospectiva.
Es necesario que cada magistrado en su dominio específico, y en el marco del respeto y
del reconocimiento de la función del otro conserve presente en la mente la dimensión
familiar de la infracción seguida, sancionada y las consecuencias materiales,
psicológicas y simbólicas de las decisiones que se han de tomar.
Fase 2
Fase 3
Fase 4
Fase centrada en la problemática Brindan material de juego (le solicitan que juegue
específica del abuso con las muñecas anatómicamente correctas).
Fase 5
CONSTRUYENDO UN DIAGNOSTICO
A diferencia de otras formas de abuso de niños, el abuso sexual con frecuencia no deja
marcas. Por lo tanto, si bien el examen médico puede brindar información importante, la
evaluación psicológica del niño, tiene especial significado.
La entrevista puede constituir a veces la primera oportunidad para un niño que
ha sido abusado de hablar de lo sucedido a un adulto que desde una posición empática
esté dispuesto a escucharlo con calma. y sin críticas
Estas entrevistas pueden tener un efecto terapéutico, si algo de una experiencia
avergonzante pudo ser puesta en palabras, si el que escucha no indaga
persecutoriamente, si el envoltorio sonoro del entrevistador es tranquilizador.
Especialmente con niños pequeños, puede resultar muy útil disponer de una mesa baja,
sillas confortables, materiales de dibujo, juguetes, como una casa de muñecas, autitos y
muñecos de ambos sexos y que puedan representar diferentes edades. Entre los
materiales más importantes se debe contar con arenero y elementos que permitan la
posibilidad de jugar con agua, tierra y arcilla.
Un período inicial de juego libre permite observar el juego espontáneo del niño.
No existen elementos específicos y típicos para asegurar el diagnóstico del abuso sexual
mediante el juego. El ASI es un constructo al cual debe arribarse desde distintas
disciplinas. En general, el juego de los niños que han sido violentados sexualmente
pueden tener distintas manifestaciones: juegos sexuales compulsivos; especial violencia
en el trato con los muñecos adultos; representación de actividad sexual explícita con los
muñecos o insertar sus dedos en las aberturas vaginales o anales. Pero también puede
haber un juego vacío de contenido y un sometimiento al entrevistador en una dócil
apatía.
Para analizar la cualidad del vínculo parental-filial es útil realizar:
1) Una reunión con el niño entrando a la habitación donde el padre o madre está
esperando.
2) Hora de juego vincular con cada uno de los progenitores, sin instrucciones
específicas.
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3) Un refrigerio compartido.
Las observaciones de las interacciones arrojan luz sobre aquellos casos en los
cuales hay discrepancia entre el informe del adulto con lo que se observa.
Las áreas a tomar en cuenta en las entrevistas semiestructuradas con los padres
comprenden:
La percepción del adulto de las declaraciones en relación a la sospecha de abuso, las
creencias o explicaciones de por qué el otro padre expresó esas declaraciones, etc.
Experiencias pre y post-natales vivenciadas con ese hijo particularmente
Experiencias cotidianas con el niño y temas relacionados con la función rol parental.
Relaciones de pareja pasadas y actuales.
Estilos de vida y aspectos concernientes a la salud mental.
Experiencias infantiles de cada progenitor.
Posibilidades de gratificación
Modo de resolución de las crisis vitales y accidentales.
Bibliografía
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Sexual, cap. XIV)
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Memoria y testimonio en los niños testigos (Newberry Park, CA: Sage Publications,
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