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INDICE
1 ASPECTOS BÍBLICOS
a) Derecho al desarrollo
Introducción
La Iglesia, signo del amor de Dios por los hombres, camina junto a toda la humanidad por
los senderos de la historia, proponiendo un humanismo integral y solidario, que pueda
animar un nuevo orden mundial "la civilización del amor y la paz", fundado sobre la
dignidad y la libertad de toda persona humana, que se van concretando en la paz, la justicia
y la solidaridad.
Por tanto, se hace urgente la lucha por una Comunidad Internacional y la Promoción de la
Paz con signo humanista y solidario, porque está en juego la dignidad de la persona
humana, cuya defensa y promoción nos han sido confiadas por el Creador (Dios de la
Vida), y de las que son rigurosa y responsablemente deudores todos los hombres y mujeres
en cada coyuntura de la historia; por eso, la Iglesia se siente profundamente implicada en
esta tarea, recordando a cada ser humano que está llamado a ocupar su propio lugar en esta
campaña pacífica que hay que realizar con medios pacíficos, para conseguir una verdadera
comunidad internacional y el desarrollo en la paz.
1 ASPECTOS BÍBLICOS
Las aspiraciones de construir una comunidad universal con una vocación original y esencial
a la paz se encuentran reveladas en la Sagrada Escritura y frecuentemente respaldadas por
muchos esfuerzos a lo largo de la historia de la humanidad. “Las narraciones bíblicas
sobre los orígenes muestran la unidad del género humano y enseñan que el Dios de Israel
es el Señor de la historia y del cosmos: su acción abarca todo el mundo y la entera familia
humana, a la cual está destinada la obra de la creación” (CDSI 428).
Las narraciones del Antiguo Testamento, particularmente del Libro del Génesis muestran
que “el ser humano no ha sido creado aislado, sino dentro de un contexto del cual son
parte integrante el espacio vital, que le asegura la libertad (el jardín), la disponibilidad de
alimentos (los árboles del jardín), el trabajo (el mandato de cultivar) y sobre todo la
comunidad (el don de la ayuda de alguien semejante a él)” (Ibid).
Según el plan de Dios, - a pesar del pecado original de Adán y Eva, de la violencia
homicida de Caín contra su hermano Abel y la desunión de la Torre de Babel – la posterior
alianza de Dios con Noé después del diluvio (Gen 9,1-17) y con Abraham (Gen 12,1-3;
17,4) para hacerlo “Padre” de una muchedumbre de pueblos, manifiestan que Dios quiere
mantener para la comunidad humana la “bendición” original de fecundidad y unidad,
abriendo el camino para la reunificación de la familia humana con su Creador1.
Así mismo, desde una perspectiva bíblica y trascendente “la paz es mucho más que la
simple ausencia de guerra: representa la plenitud de la vida (cf. Ml 2,5); más que una
construcción humana, es un sumo don divino ofrecido a
todos los hombres, que comporta la obediencia al plan
de Dios. La paz es el efecto de la bendición de Dios
sobre su pueblo: « Yahveh te muestre su rostro y te La paz es mucho más que la
simple ausencia de guerra:
conceda la paz » (Nm 6,26). Esta paz genera representa la plenitud de la vida.
fecundidad (cf. Is 48,19), bienestar (cf. Is 48,18),
prosperidad (cf. Is 54,13), ausencia de temor (cf. Lv
26,6) y alegría profunda (cf. Pr 12,20)” (CDSI 489).
La paz como meta de la convivencia social sólo será verdadera y duradera, no únicamente
como fruto del esfuerzo humano, sino sobre todo como don de Dios a los hombres y
fundado en la relación primaria de todo ser creado con su Creador, porque donde hay
violencia no puede estar Dios (1 Cro 22,8-9); “Dios anhela dar la paz a su pueblo: « Sí,
Yahveh habla de paz para su pueblo y para sus amigos, con tal que a su torpeza no
retornen » (Sal 85,9). El salmista, escuchando lo que Dios dice a su pueblo sobre la paz,
oye estas palabras: « Amor y Verdad se han dado cita, Justicia y Paz se abrazan » (Sal
85,11)” (Cf. CDSI 490).
Las promesas de unidad y de paz que recorren todo el Antiguo Testamento, hallan su
cumplimiento en la persona de Jesucristo; efectivamente la palabra hebrea “Shalom” o paz
en sentido pleno, se entiende como un bien mesiánico por excelencia; en realidad, el mismo
Jesucristo es llamado “Príncipe de la Paz” (Is 9,5), que a la vez, es el prototipo y el
1
Cf. CDSI 429-430.
fundamento de la nueva humanidad reconciliada en Cristo, santificada por el Espíritu Santo
y llamada a la vida eterna.
“La paz de Cristo es, ante todo, la reconciliación con el Padre, que se realiza mediante la
misión apostólica confiada por Jesús a sus discípulos y que comienza con un anuncio de
paz: « En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa” » (Lc 10,5-6; cf. Rm 1,7).
La paz es además reconciliación con los hermanos, porque Jesús, en la oración que nos
enseñó, el « Padre nuestro », asocia el perdón pedido a Dios con el que damos a los
hermanos: « Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros
deudores » (Mt 6,12). Con esta doble reconciliación, el cristiano puede convertirse en
artífice de paz y, por tanto, partícipe del Reino de Dios, según lo que Jesús mismo
proclama: « Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados
hijos de Dios » (Mt 5,9)” (CDSI 492).
- La Iglesia de Cristo promotora de la paz y la fraternidad universal entre todos los hombres
y pueblos de la tierra.
2 LA IGLESIA Y LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
Los valores y principios que vinculan y fortalecen una verdadera Comunidad Internacional
orientada al efectivo bien común universal, son los siguientes:
Para consolidar el primado del derecho, es importante ante todo, consolidar el principio de
la confianza recíproca, instrumentos normativos de solución pacífica, mediante
conciliaciones y arbitrajes, con autoridades supranacionales; en definitiva, el derecho
internacional “debe evitar que prevalezca la ley del más fuerte”3.
El Papa Juan XIII en su Carta Encíclica Pacem in Terris (1963) y el Concilio Vaticano II
(1962-1965), mediante la Constitución Pastoral Gaudium et Spes ya destacaban la
exigencia de instituir “una autoridad pública universal reconocida por todos, con poder
eficaz para garantizar la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los
derechos”; además debe estar regulada por el derecho y ordenada al bien común.
3
Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2004.
4
Cf. JUAN PABLO II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2004, 7: AAS 96 (2004) 118.
El Magisterio de la Iglesia y la Doctrina Social, valoran y promueven las organizaciones
internacionales, políticas internacionales, organizaciones no gubernamentales y la acción de
voluntarios que tienen como objetivos la fraternidad, el desarrollo y la paz.
Los mecanismos perversos que condicionan profundamente la vida social y que repercuten
negativamente en el desarrollo y la promoción de la paz, están la división del mundo en
bloques y minibloques contrapuestos de tipo ideológico, étnico y económico, cuyo origen
tiene diversas raíces: religiosas, históricas, raciales, económicas, etc. y se sabe que derivan
de prejuicios aislacionistas y del egoísmo de buscar el propio progreso, olvidando la
fraternidad universal y empujando a la humanidad a un cierto “choque de civilizaciones”5.
- exaspera las divisiones dentro de los países, hasta provocar guerras civiles (SRS 21);
- genera una preocupación desmedida por la seguridad nacional implantando una brutal
represión de las libertades civiles (SRS 44; CA 29a) y el mercado de tráfico de armas (SRS
23.24; CA 28);
- Patriotismo y Nacionalismo
Patriotismo es una virtud que consiste en el amor ordenado por el propio país o región de
origen, por sus tradiciones y valores (se puede llamar también regionalismo o nacionalismo
moderado); en cambio, el Nacionalismo es un amor desordenado la propia nación o región,
se expresa como una reacción de autonomía extrema, que predica el desprecio de las demás
naciones y culturas (llamado también nacionalismo exagerado), conlleva diversos
5
Cf. HUNTINGTON, Samuel P; Choque de Civilizaciones, PAIDÓS, Barcelona, España 1997.
elementos negativos que chocan contra la caridad y fraternidad universal, porque aísla los
pueblos y conduce a nuevas formas y aberraciones del totalitarismo.
“La dialéctica entre lo particular y universal puede considerarse como algo inmanente al ser
humano… es una tensión vital e inevitable, pero singularmente fecunda, si se vive con
sereno equilibrio”6. Por lo tanto, ¿cuál es la relación entre el amor patrio ordenado y la
caridad universal requerida por el cristianismo?; el ser humano es naturalmente unitario y
poliédrico: nace y crece en una determinada situación histórica que lo marcará con fuertes
vínculos de raza, lengua y tradición; pero la dimensión espiritual le pide que trascienda el
propio ambiente para construir el bien común universal a partir de la común dignidad
universal y destino compartido.
- Racismo
Este fenómeno tan antiguo y nuevo, se entiende como menosprecio o rechazo de personas
pertenecientes a otra raza o etnia, considerando como superior la propia raza; se manifiesta
a lo largo de la historia elevando la propia raza a valor supremo y medida de cualquier otro
valor; este prejuicio racial ha sido usado muchas veces para justificar la esclavitud, la
xenofobia y los genocidios.
- Emigración
6
Cfr. JUAN PABLO II, Discurso en la ONU, 5-X-1995, n. 7.
7
Cfr. PONT. COM. “IUSTITIA ET PAX”, La Iglesia ante el racismo, 3-XI-1988, n. 26.
pueblos, con el fin de encontrar mejores condiciones de vida; en otros casos, los
movimientos se dan para escapar de guerras o crisis políticas, económicas y religiosas;
cualquiera que sea la causa, la libertad de emigración forma parte de los derechos humanos.
Los emigrantes siempre están entre los grupos más necesitados y vulnerables, a quienes se
les debe tratar con amor preferencial; porque además, en la perspectiva cristiana puede
surgir de este fenómeno un gran bien moral y humano, por eso la adecuada atención
institucional y humanitaria siempre será necesaria: “los emigrantes también son forjadores
de fraternidad más allá de las fronteras de los Estados; manifiestan la universalidad y la
unidad de la familia humana; son signo de los desequilibrios y de las injusticias que se
deben subsanar en el mundo”8.
Este buen trato, amparo legal y moral, debe extenderse también a favor de las minorías
étnicas, porque reprimir su vitalidad y desarrollo, o peor aún, plantearse su total
aniquilamiento como limpieza étnica, atenta gravemente contra los deberes de la justicia y
derecho fundamental a la existencia; lo más recomendable es, que los gobernantes se
consagren a promover con eficacia los valores humanos de dichas minorías, especialmente
su lengua, cultura y tradición; también sus recursos e iniciativas económicas y políticas,
para que progresivamente puedan integrarse y asimilar la cultura y ventajas de la sociedad
que los ha acogido9.
Jesucristo condenó y rechazó la violencia como recurso legítimo para lograr la justicia y la
paz; por el contrario proclamó el amor a los enemigos (cf. Mt 5,43-48), llamó felices o
bienaventurados a los constructores de la paz (cf. Mt 5,9) y prohibió el uso de la espada
incluso en legítima defensa (cf. Mt 26,51-53). Siguiendo estas enseñanzas y actitudes de
Cristo, los primeros cristianos eran muy pacifistas, se negaban a tomar las armas, hacer la
guerra y enrolarse en el ejército; recién a partir del siglo VI, al considerar cómo las guerras
eran inevitables, comenzó a elaborarse la teoría de la guerra justa en determinadas
condiciones y circunstancias.
8
Cfr. A. LUCIANI, Catechismo Sociale Cristiano, San Paolo, 2000.
9
Cfr. ENRIQUE COLOM, Curso de Doctrina Social de la Iglesia, Palabra, Madrid, 2006, pág. 280-282.
siquiera un equilibrio estable entre fuerzas adversarias, sino que se funda sobre una
correcta concepción de la persona humana y requiere la edificación de un orden según la
justicia y la caridad10. Efectivamente, la paz es "fruto de la justicia" (cf. Is 32,17) y
también es "fruto del amor" y se construye día a día en la búsqueda del orden querido por
Dios y sólo puede florecer cuando cada uno reconoce la propia responsabilidad para
promoverla11.
- La guerra
- ¿Guerra justa?
Es cierto que existe una antigua y pasada doctrina de la guerra justa, que sostiene que, no
basta que haya una causa justa para hacer una guerra justa; sino que deben darse ciertas
condiciones para una legítima defensa: debe haber una injusticia evidente y
extremadamente grave (una agresión injusta), un fracaso previo de todas las soluciones
pacíficas y una razonable presunción de que las calamidades de la guerra no serán graves
10
Cfr. PONT. CONS. "JUSTICIA Y PAZ", Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Epiconsa - Paulinas, Lima
2005; Nro. 494, pág. 269.
11
Ibid, Nro. 495.
12
Ibid, Nro. 496.
13
Ibid, Nro. 497.
como la injusticia y el daño que se intenta reparar; es decir, respetando los tradicionales
límites de la "necesidad y de la proporcionalidad" 14.
- Legítima defensa
- Guerrilla y terrorismo
- Armamentismo y desarme
14
Ibid, Nros. 500-501.
15
Cfr. ENRIQUE COLOM, Curso de Doctrina Social de la Iglesia, Palabra, 2da Edición, Madrid 2006, Pág, 142s.
resolver los principales problemas de la humanidad, como el hambre, salud y educación en
todo el mundo16.
- Promover y defender la paz como don de Dios y fruto del Espíritu Santo
a) Derecho al desarrollo
16
Ibid, Pág. 137 s.
17
Cfr. PONT. CONS. "JUSTICIA Y PAZ", Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Epiconsa - Paulinas, Lima
2005; Nro. 508 y 509, pág. 277-280.
económicos, financieros y sociales » y de « estructuras de pecado » que impiden el pleno
desarrollo de los hombres y de los pueblos"18.
Siendo el desarrollo no sólo una aspiración, sino un derecho; como solución a este
problema del subdesarrollo propone la cooperación entre las comunidades políticas
particulares, asumirlo como una obligación y afrontarlo con determinación firme y
perseverante: « La cooperación al desarrollo de todo el hombre y de cada hombre es un
deber de todos para con todos y, al mismo tiempo, debe ser común a las cuatro partes del
mundo: Este y Oeste, Norte y Sur ».
"El espíritu de cooperación internacional requiere que, por encima de la estrecha lógica
del mercado, se desarrolle la conciencia del deber de solidaridad, de justicia social y de
caridad universal, porque existe « algo que es debido al hombre porque es hombre, en
virtud de su eminente dignidad »"20.
Las diversas acciones emprendidas para luchar contra la pobreza y manejar adecuadamente
la deuda externa, siempre tendrán más luces y mejores resultados tomando en cuenta los
distintos principios de la Doctrina Social y mirando a los pobres "no como un problema,
sino lo que pueden llegar a ser sujetos y protagonistas de un futuro nuevo y más humano
para todo el mundo"; además, " la lucha contra la pobreza encuentra una fuerte
motivación en la opción o amor preferencial de la Iglesia por los pobres"21.
El derecho al desarrollo de los países pobres muchas veces es afectada por la crisis
deudora; es decir, la deuda externa es una carga y por lo general condiciona profundamente
los caminos y los esfuerzos hacia el pleno desarrollo, generando más sufrimientos y
desequilibrios socioeconómicos: "La comunidad internacional no puede desentenderse de
semejante situación: incluso reafirmando el principio de que la deuda adquirida debe ser
18
Cfr. JUAN PABLO II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 16; 36-37.39: AAS 80.
19
Cfr. PONT. CONS. "JUSTICIA Y PAZ", Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Epiconsa - Paulinas, Lima
2005; Nro. 446, pág. 244.
20
Ibid. Nro. 448, pág. 245.
21
Ibid. Nro. 449, pág. 246.
saldada, es necesario encontrar los caminos para no comprometer el « derecho fundamental
de los pueblos a la subsistencia y al progreso »"22.
La Iglesia siempre ha enseñado que una verdadera paz es posible sólo mediante el perdón y
la reconciliación, para ello , lucha en primer lugar con la oración que abre el corazón a Dios
y al prójimo; también con la celebración de las Jornadas Mundiales de la Paz que conllevan
Mensajes y Lemas para comprometerse a construir un mundo de paz y verdadera
fraternidad.
"La promoción de la paz en el mundo es parte integrante de la misión con la que la Iglesia
prosigue la obra redentora de Cristo sobre la tierra. La Iglesia, en efecto, es, en Cristo «
“sacramento”, es decir signo e instrumento de paz en el mundo y para el mundo ». La
promoción de la verdadera paz es una expresión de la fe cristiana en el amor que Dios nutre
por cada ser humano. De la fe liberadora en el amor de Dios se desprenden una nueva
visión del mundo y un nuevo modo de acercarse a los demás, tanto a una sola persona como
a un pueblo entero: es una fe que cambia y renueva la vida, inspirada por la paz que Cristo
ha dejado a sus discípulos (cf. Jn 14,27). Movida únicamente por esta fe, la Iglesia
promueve la unidad de los cristianos y una fecunda colaboración con los creyentes de otras
religiones. Las diferencias religiosas no pueden y no deben constituir causa de conflicto: la
búsqueda común de la paz por parte de todos los creyentes es un decisivo factor de unidad
entre los pueblos. La Iglesia exhorta a personas, pueblos, Estados y Naciones a hacerse
partícipes de su preocupación por el restablecimiento y la consolidación de la paz
destacando, en particular, la importante función del derecho internacional"23.
22
Ibid. Nro. 450, pág. 247.
23
Cofr. Ibid. Nro. 516, pág. 282 s.
A) Evaluación formativa
1.- ¿Cuál es el aporte del mensaje bíblico para forjar una verdadera Comunidad
Internacional y promover la paz con signo humanista y solidario?
2.- ¿Cuáles son las dificultades que obstaculizan la construcción de una verdadera
Comunidad Internacional?
4.- ¿Cuáles son las "condiciones" para fundamentar la "guerra justa" y la legítima defensa?
5.- Los creyentes, hombres y mujeres de buena voluntad ¿Cómo deben cooperar al
desarrollo integral y la promoción de la paz?
B) Actividades de refuerzo
- Discurso del Papa Francisco en Chile (Temuco 17-01-2018) y Perú (Puerto Maldonado
19-01-2018) a los pueblos indígenas.
ENRIQUE COLOM, Curso de Doctrina Social de la Iglesia, Palabra, 2da Edición, Madrid
2006.
PRIMO CORBELLI, scj; Doctrina Social de la Iglesia, Ed. Claretiana, 3ra. Edición,
Argentina 2012.
LA IGLESIA Y LA COOPERACIÓN
LA IGLESIA Y LA
PROMOCIÓN DE LA INTERNACIONAL
ASPECTOS BIBLICOS COMUNIDAD
PAZ PARA EL
INTERNACIONAL
DESARROLLOY LA
PAZ
- La Unidad de la familia Humana - Comunidad Internacional: - La paz fruto de la justicia y la - Derecho al Desarrollo
y su vocación a la Paz Comunidad Jurídica caridad
- Reglas Fundamentales de la - Debilidades y fracasos de la - Lucha contra la pobreza y la
- Jesucristo, Príncipe de la Paz y Comunidad Internacional paz: Guerra, deuda externa.
fundamento de la nueva - Organización. Legítima defensa
Humanidad. - Dificultades Actuales: Guerrilla, - Aportes de la iglesia al
Bloques ideológicos, étnicos y Terrorismo, desarrollo y la promoción de la
- Resumen de los Aspectos económicos,; Armamentismo, Paz
Bíblicos Patriotismo y Nacionalismo Desarme
Racismo, - Medidas y exigencias para
Emigración mantener la paz