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I. INTRODUCCIÓN .......................................................................................... 2
V. DISCUSIÓN ................................................................................................... 7
I. INTRODUCCIÓN
En Microbiología se entiende como siembra el proceso mediante el cual se lleva una porción de
una población de microorganismos, denominada entonces inóculo, de un cultivo crecido a un medio
nutritivo para su crecimiento. Todo este proceso hay que llevarlo a cabo con instrumentos y medios
previamente esterilizados y siguiendo las instrucciones de los monitores de prácticas. La principal
advertencia consiste en trabajar siempre próximos a la llama del mechero que, debido a las
corrientes de convección verticales que genera, es capaz de crear un ambiente estéril en la zona
inmediatamente alrededor y debajo de la llama. (Tortora, Funke, & Case, 2007)
Como instrumento porta inóculos más frecuente se utiliza el asa de siembra, con el que se puede
tomar inóculo a partir de colonias o de medio líquido, debido a que mantiene un pequeño volumen
de agua por tensión superficial. Para depositar el inóculo en líquido basta con introducir el extremo
en el medio y agitar ligeramente. Sobre sólido hay que hacer un recorrido largo sobre la superficie
salvo en el caso del medio TSI, en el que también hay que inocular picando en profundidad para
observar reacciones metabólicas en anaerobiosis. A veces se utilizan pipetas para transportar
volúmenes grandes de inóculos como en la práctica de crecimiento bacteriano. (Tortora, Funke, &
Case, 2007)
En los medios líquidos los nutrientes se disuelven en agua y el crecimiento bacteriano se manifiesta
con un cambio en el aspecto del caldo de límpido a turbio. La turbidez del caldo se debe a la
deflexión de la luz por las bacterias presentes en los cultivos. Cuanto mayor es el crecimiento
bacteriano mayor es la turbidez. Se requieren por lo menos 106 bacterias por mililitro de caldo para
que la turbidez se observe a simple vista. (Bailey & Scott, 2009)
En las condiciones de incubación adecuadas cada célula bacteriana sembrada sobre la superficie del
medio solido proliferara lo suficiente para ser observable a simple vista. Se considera que la
población bacteriana resultante deriva de una sola célula bacteriana y se conoce como colonia. En
otras palabras, todas las células bacterianas que se encuentren dentro de una colonia son del mismo
género y especie, lo que les otorga características genéticas y fenotípicas idénticas (es decir, son un
solo clon). Los cultivos derivados de una sola colonia o clon se les consideran “puros”. Estos
cultivos puros son necesarios para os procesos ulteriores que se utilizan para identificar y
caracterizar las bacterias. (Bailey & Scott, 2009)
El aislamiento de bacterias anaeróbicas por los métodos de siembra en placa, plantea problemas
especiales. Siempre que los organismos en cuestión no mueran rápidamente al ser expuestos al
oxígeno, las placas pueden prepararse de la manera usual y luego incubarse en recipientes cerrados,
de los cuales se elimina el oxígeno bien sea por absorción química o por evacuación. Para los
anaerobios más sensibles al oxígeno, es preferible una modificación del método de siembra por
vertido, denominado cultivo por dilución y agitación. Un tubo con agar fundido y enfriado se
inocula y se mezcla; aproximadamente la décima parte de su contenido se transfiere a un segundo
tubo el cual se mezcla a su vez y se utiliza para inocular un tercer tubo de la misma manea. Después
de haber preparado 6 a 10 diluciones sucesivas, los tubos se enfrían rápidamente y se cierran
herméticamente vertiendo sobre la superficie una capa de vaselina y parafina, con el fin de evitar
así el acceso del aire a la columna de agar. En estos cultivos las colonias. (Stanier, Ingraha, Wheelis,
& Painter, 1992)
El objetivo de la siguiente práctica de laboratorio es aprender los tipos de siembra y ver la influencia
del pH y temperatura en el crecimiento microbiano (en este caso levadura).
II. MATERIALES
5 tubos de ensayo.
Asa bacteriana.
Agar común.
Caldo común.
2 placas Petri.
Solución salina.
Mechero.
III. PROCEDIMIENTO
IV. RESULTADOS
V. DISCUSIÓN
La temperatura óptima para el desarrollo de las levaduras se encuentra en el rango de 22 °C
a 29 °C y no llegan a sobrevivir a más de 53 °C (Hernández Peñaranda, 2003, pág. 178), según
los resultados obtenidos luego de haber incubado por 48 horas, el tubo incubado a 55 °C se
observó la presencia de turbidez indicando que hubo desarrollo microbiano, lo cual es
imposible según lo mencionado anteriormente, esto se pudo haber dado a que se destapo el
tubo sin tener el mechero cerca por lo que los microorganismos presentes en el aire se
depositaron en el medio de cultivo contenido en el tubo. Mientras que en el tubo incubado a
37 °C si hubo desarrollo, pero no el adecuado ya que se encuentra por encima de la
temperatura óptima.
En los tubos incubados a la misma temperatura pero con pH distintos notamos que las
levaduras se desarrollaron mejor en el tubo con pH 7 ya que “el pH óptimo para el desarrollo
de las levaduras se encuentra en el rango de 5.5 a 7.5” (Lurá de Catafell, González, Basílico,
Sarsotti Falcon, & Freyre, 1997, pág. 44), mientras que las demás se apreció poca turbidez,
es decir poco desarrollo de la levadura por no estar en el rango de pH óptimo para su
desarrollo.
Los factores como el pH y la temperatura son muy influyentes para el desarrollo de los
microorganismos ya que de estos va a depender su subsistencia así como el medio en el que
se desarrollan debe de tener los nutrientes necesarios para que puedan desarrollarse, de lo
contrario no podrán vivir.
En la siembra por incorporación la levadura se desarrolla de tal manera que formo
demasiadas colonias que a simple vista es imposible contarlas, mientras que en la siembra
en suspensión se formaron menos colonias, pero mayor concentradas. Esta diferencia no se
pudo haber dado por la cantidad de inoculo sembrado, porque para ambos fue de 0.1 ml y
con la misma dilución.
VI. CONCLUSIONES:
VII. Bibliografía
Lurá de Catafell, M., González, A., Basílico, J., Sarsotti Falcon, P., & Freyre, L. (1997).
Introducción al estudio de la Micología. Santa Fe: UNL.
Stanier, R., Ingraha, J., Wheelis, M., & Painter, P. (1992). Microbiología. Barcelona: Reverté.
Tortora, G., Funke, B., & Case, C. (2007). Introducción a la Microbiología. Buenos Aires:
Panamericana.