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La Filosofía ostenta el título de madre de todas las ciencias, y la psicología no ha sido ajena
a esta simbiosis, sin embargo la psicología logro independizarse de La filosofía, llegando a
ser una ciencia formal e independiente. En el transcurso de esta separación parece ocurrir un
eterno retorno de la psicología a la filosofía, al asumir algunas de sus doctrinas. Por lo tanto
nos queda preguntarnos ¿Por qué los caminos de la psicología siguen recurriendo
intrínsecamente a la filosofía? Para estos efectos analizaremos como eje central el concepto
“alma” a través de diferentes concepciones, y la posible separación de tal concepto respecto
a la psicología.
Por su parte Descartes decía que la glándula pineal era la sede del alma al afirmar que “el
alma tiene su sede principal en la pequeña glándula que está en medio del cerebro, de donde
irradia a todo el resto del cuerpo por medio de los espíritus de los nervios y hasta de la sangre,
que, participando de las impresiones de los espíritus, las puede llevar por las arterias a todos
los miembros; y recordando lo dicho antes sobre la máquina de nuestro cuerpo” (1649: 37).
Descartes formula la posibilidad de una interacción entre lo material y lo inmaterial, una
relación cuerpo con dos elementos inmateriales, la mente y el alma.
Partiendo del término etimológico de la palabra Psicología, tenemos que tiene su origen en
el término psique, que a su vez significa alma, mente, espíritu o actividad mental, ya que su
punto de partida es el alma como principio y origen de los seres vivos. Esta interpretación
pudiera tener un primer fundamento filosófico, como resultado de la búsqueda interminable
del ser humano y sus cuestionamientos respecto a su propio origen y procedencia de sus
pensamientos. Debido a esto tenemos que la transición entre filosofía y ciencia formal llego
a tener lugar como necesidad de volver empíricos y demostrables aquellos conocimientos;
es decir la psicología se separa de la filosofía para convertirse en una ciencia formal. Sin
embargo dicha separación no es total ya que la psicología parece siempre retornar a diversas
corrientes de la filosofía. Osorio afirma “la psicología se separa de la filosofía, pero a la vez
asume, a menudo, doctrinas filosóficas como punto de partida. Visto de otra forma, la
psicología se separa de determinadas corrientes filosóficas, pero se acoge a otras corrientes,
de más reciente creación” (Osorio, A. 2009: 151). A partir de esta afirmación tenemos que
la bifurcación de la filosofía y la psicología ha sido necesaria para que la psicología devenga
una ciencia formal e independiente, sin embargo siempre quedan esbozos de esta relación,
que hacen que los caminos que un día se bifurcaron se vuelvan a unir, y tal vez a separar de
nuevo; para de esta manera volver a acentuar el carácter científico de la psicología.
Ante lo anteriormente dicho, regresamos a la idea principal del alma, y tenemos que la
psicología acude a principios filosóficos para sostener sus posturas, ya que la psicología no
abraza la doctrina del alma a partir de su acepción mística o religiosa, pero bien puede acudir
al naturalismo, y de esta manera no afirmar ni negar la existencia del alma desde la óptica
religiosa, ya que se trataría de una visión diferente a la psicológica. No se pueden afirmar la
existencia del alma como algo divino, pero tampoco se puede negar.
Lo anterior nos demuestra que la psicología puede acudir a diferentes doctrinas filosóficas
en miras de apoyar sus postulados, volviéndose a unir y respetando su carácter formal e
independiente.