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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA


EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGÍA INDUSTRIAL
“RODOLFO LOERO ARISMENDI”
ASIGNATURA: ANALISIS Y REALIZACIÓN DEL MENSAJE AUDIOVISUAL
SECCIÓN: V4DV

INFORME
PENSADORES Y TEORÍAS DE LA OPINIÓN PÚBLICA (10%)

Bachiller:
Useche, Jhonatan.
Docente:
Colmenares, Nancy

Caracas, mayo de 2018


Pensadores y Teorías de la Opinión Pública
Thomas Hobbes
Jean-Jacques Rousseau
John Locke
Jürgen Habermas
Thomas Hobbes
(Westport, Inglaterra, 1588 -
Hardwick Hall, id., 1679) Filósofo
inglés, considerado uno de los
fundadores de la filosofía política
moderna. Es considerado el teórico
por excelencia del absolutismo
político, si bien en su pensamiento
aparecen conceptos fundamentales
del liberalismo tales como el derecho
del individuo, la igualdad natural de
las personas, el carácter
convencional del Estado (que
conllevará a la posterior distinción
entre este y sociedad civil), la legitimidad representativa y popular del poder político (al
poder ser este revocado de no garantizar la protección de sus subordinados), etc.5 Su
concepción del ser humano como igualmente dependiente de las leyes de la materia y el
movimiento (materialismo) sigue gozando de gran influencia; así como el tópico de la
cooperación humana basada en un interés personal.

La filosofía de Hobbes
Los contactos que Hobbes tuvo con científicos de su época, que fueron decisivos para la
formación de sus ideas filosóficas, le llevaron a fundir su preocupación por los problemas
políticos y sociales con su interés por la geometría y el pensamiento de los filósofos
mecanicistas. Su pensamiento político pretende ser una aplicación de las leyes del
mecanicismo a los campos de la moral y la política.
Las leyes que rigen el comportamiento humano son, según Hobbes, las mismas que rigen el
universo, y son de origen divino. De acuerdo con ellas, el hombre en estado natural es
antisocial por naturaleza y sólo se mueve por el deseo y el temor. Su primera ley natural, que
es la autoconservación, lo induce a imponerse sobre los demás, de donde se deriva una
situación de permanente conflicto: «la guerra de todos contra todos», en la que «el hombre
es un lobo para el hombre».
Para poder construir una sociedad es necesario, pues, que cada individuo renuncie a una parte
de sus deseos y llegue a un acuerdo mutuo de no aniquilación con los demás. Se trata de
establecer un «contrato social», de transferir los derechos que el hombre posee naturalmente
sobre todas las cosas en favor de un soberano dotado de derechos ilimitados. Este monarca
absoluto, cuya soberanía no reside en el derecho divino sino en los derechos transferidos,
sería el único capaz de hacer respetar el contrato social y garantizar, así, el orden y la paz,
ejerciendo el monopolio de la violencia, que desaparecería de este modo de la relación entre
individuos.
Jean-Jacques Rousseau
(Ginebra, Suiza, 1712 -
Ermenonville, Francia, 1778)
Filósofo suizo. Junto con Voltaire y
Montesquieu, se le sitúa entre los
grandes pensadores de la Ilustración
en Francia.
El concepto de opinión pública desde
la perspectiva de Jean Jacques
Rousseau se comprende a partir del
análisis de sus diversas obras.
Rousseau ubica la aparición de la
opinión pública ilustrada. La cultura
como fuente de engaño obliga a los
hombres a desnaturalizarse de ellos
mismos y perpetrar la apariencia. La opinión pública ilustrada, creada bajo la mirada de la
cultura no es más que el resultado de la falsa interacción de los individuos en su incesante
necesidad de aceptación.
En el discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres
Rousseau expone las distintas etapas de las relaciones sociales a través de la historia: En
una primera etapa se encuentra el espacio natural y la segunda etapa es determinada por el
fin de la vida nómada. Rousseau ubica el nacimiento de la opinión pública como resultado
de la interacción del continuo contacto que supone la vida grupal. La tercera etapa de la
evolución de las relaciones sociales de acuerdo a Rousseau lleva consigo una separación
radical del hombre con su entorno. En esta se genera la ansiedad de agradar y la opinión
publica concebida como armonía decae y se pervierte en opinión pública ilustrada.
En la última obra a analizar, el contrato social, Rousseau construye un modelo de sociedad
ideal. En la nueva forma de organización social que Rousseau desarrolla dentro del trabajo,
se expone de forma clara la función de la comunidad. El contrato social y así la participación
total de los ciudadanos en los asuntos de carácter público traería consigo una concepción
democrática de la opinión pública. Sin embargo Rousseau no lo concibe así. El concepto de
la voluntad general choca frontalmente con el de opinión pública, pues ¿cómo puede existir
un régimen de opinión que lleva consigo la diversidad generada por la individualidad, en una
sociedad que se pretende uniformada por la voluntad general? En este sentido se ve de forma
implícita que el régimen de opinión no se sostendría en una sociedad que se pretende
“homogénea” como lo era la planteada por el contrato social. “La voluntad general supone
la anulación del juicio individual, y no sólo eso, sino que la disensión respecto a la opinión
pública es muestra, además de error, de egoísmo, puesto que la moral y razón son
inseparables donde se vive la libertad común.”. La opinión pública es un instrumento del
Estado al servicio de la voluntad general.
John Locke
(Wrington, Somerset, 1632 - Oaks, Essex, 1704)
Pensador británico, uno de los máximos
representantes del empirismo inglés, que destacó
especialmente por sus estudios de filosofía
política. Este hombre polifacético estudió en la
Universidad de Oxford, en donde se doctoró en
1658. Aunque su especialidad era la medicina y
mantuvo relaciones con reputados científicos de
la época (como Isaac Newton), John Locke fue
también diplomático, teólogo, economista,
profesor de griego antiguo y de retórica, y alcanzó
renombre por sus escritos filosóficos, en los que
sentó las bases del pensamiento político liberal.
Locke afirma que todas las ideas proceden de la experiencia, y de la experiencia procede todo
nuestro conocimiento. Experiencia no significa únicamente en Locke experiencia externa;
igual que percibimos el exterior (por ejemplo, el canto de un pájaro), percibimos nuestro
interior (por ejemplo, que estamos furiosos). En consecuencia, dos son los ámbitos de la
experiencia: el mundo exterior, captado por la sensación, y el de la conciencia o interior,
captado por la reflexión.
De este modo, cuando John Locke y los empiristas en general hablan de ideas, no se refieren
a ideas en el sentido platónico, ni tampoco a conceptos del entendimiento, sino a contenidos
de la conciencia, es decir, a la impronta que han dejado en la misma una sensación o una
reflexión. Hay ideas simples que se adquieren tanto en la sensación (alto, dulce, rojo) como
en la reflexión (placer, duda, deseo); e ideas complejas que se forman a partir de las simples,
merced a la actividad del sujeto. Hay una gran variedad de ideas complejas, pero pueden
reducirse a las de sustancia, modo y relación, que son paralelas a los elementos del juicio:
sujeto, predicado y cópula; no en vano es el juicio la actividad sintética por excelencia del
entendimiento.
Conforme a las premisas de Locke, todo lo que llega al entendimiento pasa por los sentidos,
tampoco podemos conocerla por el entendimiento. Por la sensación sólo percibimos las
cualidades de las cosas, cualidades que pueden ser primarias y secundarias. Las cualidades
primarias son las que se refieren a la extensión y al movimiento con sus respectivas
propiedades y son captadas por varios sentidos.
Las cualidades secundarias, tales como el color, el sonido o el sabor, son percibidas por un
solo sentido. Las cualidades primarias tienen valor objetivo y real, es decir, existen tal como
las percibimos, pero las cualidades secundarias, aunque sean causadas por las cosas
exteriores, son subjetivas por el modo en que las percibimos: más que cualidades de las cosas,
son reacciones del sujeto a estímulos recibidos de ellas.
Jürgen Habermas
(Düsseldorf, 18 de junio de 1929) es
un filósofo y sociólogo alemán,
conocido sobre todo por sus trabajos
en filosofía práctica (ética, filosofía
política y del derecho). Gracias a una
actividad regular como profesor en
universidades extranjeras,
especialmente en Estados Unidos, así
como por la traducción de sus
trabajos más importantes a más de
treinta idiomas, sus teorías son conocidas, estudiadas y discutidas en el mundo entero.
En los años setenta y ochenta articuló su teoría de la acción comunicativa, en la que presenta
la discusión pública como la única posibilidad de superar los conflictos sociales, gracias a la
búsqueda de consensos que permitan el acuerdo y la cooperación a pesar de los disensos.
Luego, ha vuelto a tratar ampliamente la cuestión de la opinión pública, porque la considera
una pieza clave de su propuesta de política deliberativa, una alternativa para superar los
déficits democráticos de las políticas contemporáneas. En Facticidad y validez (publicada en
alemán en 1992) lleva a cabo una investigación sobre la relación entre hechos sociales,
normatividad y política democrática; el espacio público se presenta como el lugar de
surgimiento de la opinión pública, que puede ser manipulada y deformada, pero que
constituye el eje de la cohesión social, de la construcción y legitimación (o deslegitimación)
política. Las libertades individuales y políticas dependen de la dinámica que se suscite en
dicho espacio público.
En uno de sus primeros escritos, Habermas delimita el concepto de «opinión pública» con
relación al «espacio público»: Por espacio público entendemos un ámbito de nuestra vida
social, en el que se puede construir algo así como opinión pública. La entrada está
fundamentalmente abierta a todos los ciudadanos. En cada conversación en la que los
individuos privados se reúnen como público se constituye una porción de espacio público.
[...] Los ciudadanos se comportan como público, cuando se reúnen y conciertan libremente,
sin presiones y con la garantía de poder manifestar y publicar libremente su opinión, sobre
las oportunidades de actuar según intereses generales. En los casos de un público amplio,
esta comunicación requiere medios precisos de transferencia e influencia: periódicos y
revistas, radio y televisión son hoy tales medios del espacio público. Aquí se hace hincapié
en el carácter constitutivo de cualquier grupo de diálogo y de todo tipo de público en la
formación de la trama de «lo público» y en la generación de opinión en torno a cuestiones
muy diversas en las que distintas personas pueden tener intereses comunes. En este sentido,
no es un espacio político sino ciudadano, civil, del «mundo de la vida» y no de un
determinado sistema o estructura social. Sin embargo, es evidente la importancia política de
este campo de juego social.
FUENTES CONSULTADAS
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hobbes.htm
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rousseau_jeanjacques.htm
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/locke.htm
http://www.bioeticanet.info/habermas/oppubHab.pdf

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