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Arte y Moral

¿Cuáles han sido las posiciones que se han dado en el arte y la moral?
Platónicos. - Máximo exponente es Platón. La identificación de lo bello con lo bueno ha sido
utilizada en dos sentidos. El arte, teóricamente, queda convertido en una disciplina moral; de
ahí un exagerado ennoblecimiento del arte. Y otra actitud contraria, adoptada ante los
productos efectivos del arte. De hecho, el arte no sólo no cumple esa elevada finalidad, sino
todo lo contrario; de ahí que haya que eliminarlo.

Inmoralistas. - El arte y lo bello, único y supremo valor que dignifica y consagra los demás
valores de la vida. Lo importante es lo bello, no importa si es moral o inmoral. Todo lo que es
bello está permitido.

Catárticos. -

Separatistas. - Este grupo está formado por los que hacen del arte y la moral dos esferas
absolutamente separadas en todos los aspectos. Es patente el error de esta actitud. Pretender
acantonarse en el mundo artístico para liberarse así de toda obligación moral en el ejercicio de
la voluntad humana, es pretender que un compromiso de una profesión le libere a uno de la
obligación sustancial que nace con el hombre y le es tan esencial como su ser mismo.

2. - ¿Qué sucede quien desea hacer del arte un valor absoluto?

El esteticista es un idolatra según santo Tomás ¿por qué? Dios es el fin último del hombre dice
el al quínate, de manera que el hombre con todos sus actos libres debe tender a glorificar a
Dios y a poseerle. Todo lo demás, todos los valores naturales y humanos, tienen razón de
medio. Por tanto, también el arte. Si el artista tomase el arte como fin último de su operación y
de su vida, si le atribuyese un valor absoluto, sería como un idólatra. El esteticismo olvida el
aspecto humanizador del arte, su capacidad educativa, su aptitud para ennoblecer el espíritu
del hombre, para dignificar la sociedad uniendo a todos los hombres en uno de los impulsos de
más elevada naturaleza y orientándolos hacia la trascendencia. El esteticismo es un pecado
contra la esencia misma del arte, porque, si el arte es un despliegue de gozosa actividad
superabundante y creadora, ello no quiere decir que esta actividad esté dirigida a provocar un
goce de carácter hedonista, sino desinteresado y espiritual.

¿Por qué para Plazaola el arte es del obrar y no solo del hacer? El arte que aquí investigamos no
es simplemente una acción externa, una operación que transforma una materia. Es una acción
inmanente en ciertos aspectos que implica la acción de todas las facultades humanas. Cuando
Santo Tomás hablaba del hacer en contraposición con el obrar, no tenía en el pensamiento esta
compleja y oscura aventura que es la creación artística. Él nunca habló del arte como una
gestación interna larga y difícil, penosa y fascinante, oscura y luminosa; sólo estudió lo que en
el arte hay de técnico; por eso lo definió, siguiendo la noción aristotélica de tevcnh, como
«recta ratio factibilium». Pero en la creación artística hay también un componente vital e
inmanente, algo que el gran maestro hubiera clasificado en el terreno del «agere» al decir que
«agere est actus permanens in ipso agente, sicut videre, velle et huiusmodi»

¿Es la obra independiente de la moral de su creador? el arte, en cuanto expresivo de un yo


humano, no puede menos de recibir una calificación ética; pero en cuanto cuasigenerativo,
parece escapar a esa calificación. La voluntad artística podrá sentirse completamente pura e
inocente en el acto con que obedece a la necesidad interior, tan pura e inocente como es todo
proceso y todo objeto natural. Pero la obra implica una referencia ética en cuanto es el fruto de
un temple espiritual o moral producido por muchos actos a los cuales ciertamente podemos dar
una calificación moral.

¿Cuáles son las tres formas en que el arte puede ser inmoral?

Intención. - En teoría, la manera más detonante como podría producirse la inmoralidad en el


arte sería por la intención de propagar o defender el mal. Pero con razón puede dudarse incluso
de que esta alianza entre la creación artística y esa voluntad corruptora sea posible.

Razón de objeto. - puede decirse que, para calificar una obra desde el ángulo ético, no es el
asunto lo que importa, sino la manera de tratarlo; no la letra, sino el espíritu. No es el tema lo
que les hace morales o inmorales, aunque reconocemos que es difícil abordar ciertos temas sin
que el cieno salpique. Se puede escribir una obra espiritualísima y confortadora sobre un tema
inmoral. Se pueden narrar inmoralidades como ocurre en la Biblia sin que el lector se
contamine.

Circunstancia.- Brunetière decía también que «toda forma artística, dejada a sí misma, corre el
peligro de desmoralizar»; y exageraba: «Hay en el arte un germen de inmoralidad». Más que de
un germen, habría que hablar de un peligro, que afecta pre- cisamente a los menos preparados
para comprender la obra artística. No se trata de una fuerza intrínseca maligna de por sí y que
desarrollará fatalmente sus perniciosos influjos. Es más bien una posibilidad para el mal
fundada en circunstancias extrínsecas. Pero estas circunstancias pueden y en parte deben ser
previstas por el artista.

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