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LO QUE EL POPULISMO AGREGA A LA “ HERENCIA”
III
día más 'intolerables’ en un país que lia pasado a la. economía mo
netaria, con los innumerables cambios que se suceden, tanto en
la situación material, como en la fisonomía intelectual y moral de
las diversas capas de su población. Por eso están convencidos de
que las condiciones necesarias para el surgimiento de una nueva
reglamentación’ beneficiosa para la vida económica del país, no
pueden desarrollarse de las supervivencias de una reglamentación
adaptada a la economía natural y al régimen feudal, sino solamente
en la atmósfera vasta y multilateral creada por la ausencia de esta
vieja reglamentación, como sucede en los países avanzados de Euro
pa occidental y Norteamérica. En este estado se encuentra el pro
blema de la ‘reglamentación’ en la polémica entre los populistas
y sus adversarios” (págs. 11-12, loe. cií.). Esta actitud de los po
pulistas frente a “resabios de la vieja reglamentación” representa
tal vez, la más pronunciada desviación del populismo de las tradi
ciones de la “herencia”. Los representantes de esta última, como
ya hemos visto, condenaron apasionada y rotundamente todas las
supervivencias de la vieja reglamentación. Por lo tanto, en este
aspecto, los “discípulos” están muchísimo más cerca de las "tradi
ciones” y la “herencia” de la década del 60 que los populistas.
Además del error capital que señalamos en los populistas, la
falta de realismo sociológico los lleva también a una especial ma
nera de pensar y de razonar sobre asuntos y problemas sociales,
que se puede denominar mezquina presunción intelectualista o,
tal vez, mentalidad burocrática. El populista piensa siempre sobre
el camino que “nosotros” debemos escoger para la patria, sobre las
calamidades que habrá que afrontar si “nosotros" encaminamos la
patria por tal camino, las salidas que podríamos asegurar “nosotros”
si evitáramos los peligros del camino seguido por la vieja Europa,
si hubiéramos “tomado lo mejor”, tanto de Europa como de nues
tra tradicional comunidad rural, etc., etc. De aquí la desconfianza
y el completo desdén del populista por las tendencias propias de
las diferentes clases sociales, que hacen la historia de conformidad
con sus intereses. D e aquí la sorprendente ligereza con que el po
pulista emprende (olvidando el medio que lo rodea) todo posible
género de provectomanía social, comenzando por cualquier “orga
nización del trabajo agrario” y terminando por la “comunizaeión
de la producción” gracias a los esfuerzos de nuestra “sociedad”.
“Mit der Gründlichkeü der geschichtliclwn Action wird der Um•
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fang der Masse zunehmen, deren Action sie üt” ° : en estas pala
bras expresan una de las más profundas y más importantes tesis
de la teoría de la filosofía de la historia, que de ninguna manera
quieren ni pueden comprender nuestros populistas. A medida que
se amplía y se profundiza la creación histórica de los hombres, debe
crecer también esta parte de la población que es un factor con-
ciente de la historia. El populista, en cambio, que siempre razona
sobre la población en general y sobre la población trabajadora en
particular, considerándolas corno el objeto de tales o cuales medi
das más o menos racionales, com o un material que debe ser enca
minado por esta u otra ruta, y que jamás consideró a las diversas
clases de la población com o factores históricos que actúan de ma
nera independiente por un camino dado nunca se preguntó Cuáles
son las condiciones en el camino en cuestión, susceptibles de inte
resar (o, por el contrario, de paralizar) la actividad independiente
y conciente de estos creadores de la historia.
Así, aun cuando el populismo dio un gran paso adelante con
respecto a la “herencia” de los ilustrados, planteando el problema
del capitalismo en Rusia, la solución que dio a esta cuestión, fue
tan poco satisfactoria, debido a su punto de vista pequeñoburgués
y a su crítica sentimental del capitalismo que, sobre úna serie de
importantes cuestiones de la vida social, se ha quedado atrás con
respecto a los ilustrados. En resumidas cuentas, la adhesión del
populismo a la herencia y a las tradiciones de nuestros ilustrados,
resultó un hecho negativo: el populismo no ha resuelto los nuevos
problemas que el desarrollo económico de la Rusia posterior a la
Reforma planteó al pensamiento social ruso, y en este aspecto se
limitó a proferir lamentaciones sentimentales y reaccionarias, mien
tras que la solución completa de los viejos problemas, que ya ha
bían sido planteados por los ilustrados, fue dificultada por su
romanticismo.
* Marx, Die Ucdtge Familie [La Sagrada Familia], 120, según Beltov,
púg. 235 ( “ Con la profundidad de la acción histórica crecerá también el
volumen de la masa, cuya acción ella es” ). (Véase C. Marx y F. Engcls, La
Sagrada Familia, Ed. Grijalbo, Méjico, D. F., 1958, pág. 148. Ed.)
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