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Artículo 200.- Son garantías constitucionales:
(…)
2. La Acción de Amparo, que procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que vulnera o amenaza los demás derechos reconocidos por la
Constitución, con excepción de los señalados en el inciso siguiente.
No procede contra normas legales ni contra Resoluciones Judiciales emanadas de procedimiento
regular.
1
Antes de emitirse el precedente que va a ser objeto de comentario, el
Tribunal Constitucional mantenía una posición distinta sobre cuándo estamos
ante una resolución emana de un proceso regular, que es resumida en su
Fundamento Jurídico (FJ) 5, que citamos:
2
FJ 7, de la sentencia bajo comentario.
3
FJ 7, también de la sentencia en comentario.
2
fundamentales (hábeas corpus y hábeas data).” 4 (subrayado
agregado)
3
segundo párrafo del inciso 2) del artículo 200 de la Constitución
se pueda inferir una limitación de la competencia ratione materiae
del amparo contra resoluciones judiciales, más allá de los
derechos garantizados por el hábeas corpus y el hábeas data.”
Por otro lado, a partir de “la eficacia vertical de los derechos fundamentales
en el Estado constitucional de derecho”, el Tribunal Constitucional establece
en su FJ 17:
4
“En efecto, en el ejercicio de la función jurisdiccional, los jueces
del Poder Judicial no sólo tienen la obligación de cuidar porque
se hayan respetado los derechos fundamentales en las
relaciones jurídicas cuya controversia se haya sometido a su
conocimiento, sino también la obligación –ellos mismos– de
respetar y proteger todos los derechos fundamentales al
dirimir tales conflictos y controversias”. (subrayado nuestro)
5
(error in procedendo), o, acaso, que no hayan interpretado
adecuadamente el derecho material (error in iudicando).
Pero el juez constitucional sí tiene competencia para
examinar dichos errores cuando los mismos son constitutivos
de la violación de un derecho fundamental.
b) Que se utilice como un mecanismo donde pueda volverse a
reproducir una controversia resuelta por las instancias de la
jurisdicción ordinaria. El amparo contra resoluciones judiciales
no tiene el efecto de convertir al juez constitucional en una
instancia más de la jurisdicción ordinaria, pues la resolución
de controversias surgidas de la interpretación y aplicación de
la ley es de competencia del Poder Judicial; siempre, claro
está, que esa interpretación y aplicación de la ley se realice
conforme a la Constitución y no vulnere derechos
fundamentales. En efecto, en el seno del amparo contra
resoluciones judiciales sólo puede plantearse como pretensión
que una determinada actuación judicial haya violado (o no) un
derecho constitucional, descartándose todos aquellos
pronunciamientos que no incidan sobre el contenido protegido
de estos.”
6
B. Análisis de la sentencia del Tribunal Constitucional en el caso Apolonia
Ccollcca:
6
ABAD YUPANQUI, Samuel. El Proceso Constitucional de Amparo. Lima: Gaceta Jurídica, 2004
7
principio de seguridad jurídica, con el cual se quiere evitar que los
conflictos jurisdiccionales sean revisados eternamente sin que puedan
terminar.
7
SAENZ DÁVALOS, Luis R. Los Procesos Constitucionales como mecanismos de protección
frente a resoluciones judiciales arbitrarias. En: AAVV. Derecho Procesal Constitucional. Lima:
Jurista Editores, 2004, t. 2, p. 740
8
- Tesis permisiva amplísima: que encuentra su expresión en la experiencia
mexicana, donde el amparo se convirtió incluso en un medio de control
de la legalidad de las resoluciones judiciales (razón por la que se le
denominó amparo – casación).
8
Sentencia del Tribunal Constitucional (STC) español 114/1984 del 29 de noviembre. En: ABAD
YUPANQUI. Op. Cit., p. 289
9
- Tesis permisiva restringida: llega a nosotros a partir de la experiencia
colombiana.
Saenz Dávalos11 agrega que existe una tesis permisiva moderada, que es la
adoptada por el Perú, y según la cual, el Proceso de Amparo sólo procede
para la violación de algunos derechos fundamentales, los cuales serían los
de naturaleza procesal.
9
Sentencia C-543 del 1 de octubre de 1992. En: ABAD YUPANQUI. Op. Cit. p. 291
10
ABAD YUPANQUI. Op. Cit p. 291
11
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit.
10
B.2. La procedencia del amparo contra resoluciones judiciales:
Sin embargo, este tema no esta libre de cuestionamientos, sobre todo porque
estamos ante la opción de sacrificar principios que importan a todo
ordenamiento jurídico. Así, enseña Abad:
12
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit. p. 733
13
ABAD YUPANQUI. Op. Cit. p. 299-300
11
“Creemos que el proceso, en la medida que reúne las
condiciones para que sea debido y respete la tutela judicial
efectiva, brinda las posibilidades necesarias a los justiciables
para corregir las posibles violaciones de derechos
constitucionales cometidas en él. Consideramos que el debido
proceso y la tutela jurisdiccional garantizan la existencia de los
mecanismos mínimos suficientes que permitan una decisión
válida. Es por eso que, si el justiciable no los utilizó, o pensó que
pese a su agotamiento ellos no satisfacían sus pretensiones, no
debe proceder el amparo, pues permitirlo trastocaría el
ordenamiento procesal al posibilitar la eterna revisión de los
procesos judiciales, sin que estos puedan hallar un cauce final de
solución.”14
14
ABAD YUPANQUI. Op. Cit. p. 301-302
15
LEÓN VASQUEZ, Jorge. El Control Constitucional de las resoluciones judiciales. Notas a la
sentencia 3197-2004-AA/TC, de 2 de octubre de 2006. En: Diálogo con la Jurisprudencia No. 100,
p. 43
12
parten por el reconocimiento por parte de nuestro ordenamiento
constitucional de los derechos a un debido proceso y a la tutela jurisdiccional
(inciso 3 de artículo 139 de la Constitución).
Mayor atención nos merece, para efectos del presente caso, la dimensión
sustantiva del debido proceso, según la cual:
16
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit. p. 753
13
En suma, el debido proceso sustantivo controla todos los actos de poder, los
cuáles deben ser valiosos en sí mismos, es decir razonables o que guarden
relación con el repertorio de valores que consagra la Constitución. Todos los
órganos y autoridades deben ser respetuosos de la vigencia real de la
dignidad del ser humano y del valor justicia, en ese sentido, en mérito a esta
lógica todo el sistema se endereza a la búsqueda de esos objetivos y valores
valiosos en sí mismos y que se encuentran reconocidos en la Constitución y
que, por ello, pertenecen a todo estado democrático y de derecho.
Pues bien, entendidas ambas dimensiones del debido proceso no cabe duda
que el proceso de amparo procede contra afectaciones de su ámbito procesal
por parte de resoluciones judiciales, sin embargo, mayor polémica suscita la
17
ESPINOSA- SALDAÑA BARRERA, Eloy. Derecho al Debido Proceso: un acercamiento más
didáctico a sus alcances y problemas. En: AAVV. Derechos Fundamentales y Derecho Procesal
Constitucional. Lima: Jurista Editores, 2005, 411 p.
18
ESPINOSA- SALDAÑA BARRERA, Eloy. Op. Cit. p. 102
14
procedencia contra resoluciones que afecten el contenido del derecho
fundamental del debido proceso sustantivo.
Según Saenz, para aplicar esta noción a los procesos jurisdiccionales “el
panorama se torna seriamente discutible, pues se considera que con tal
perspectiva se debilita seriamente el sentido de autonomía y elemental
discrecionalidad con el que actúa (o debe actuar) la Magistratura ordinaria.
Se piensa que como la razonabilidad en la decisión o sentencia judicial esta
garantizada per se por la propia presencia de la Magistratura Ordinaria,
introducir un elemento de control externo, terminaría por desarticular la propia
coherencia del sistema, introduciendo criterios de justicia paralela, donde se
supone debe existir un mínimo de certeza o seguridad” 19.
19
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit. p. 753 - 754
15
Por otro lado, desde el ámbito del contenido del derecho a la tutela procesal,
entendemos que es posible, igualmente, un proceso de amparo contra
resoluciones judiciales que afecten derechos diferentes a la tutela procesal,
precisamente por el reconocimiento amplio que dicho derecho tiene en el
inciso 3 del artículo 139 de la Carta Fundamental, al lado del debido proceso.
20
La Constitución nacional no reconoce la tutela judicial como efectiva, pero este añadido, que sí
tiene la carta española, no creemos que sea necesario, pues “la efectividad es algo consustancial
al derecho a la tutela judicial puesto que (…) una tutela que no fuera efectiva, por definición no
sería tutela” (CHAMORRO BERNAL, Francisco. La tutela judicial efectiva. Barcelona: Bosch 1994.
p. 276)
21
CHAMORRO BERNAL, Francisco. La tutela judicial efectiva. Barcelona: Bosch 1994. p. 278.
16
De este modo, tenemos que no sólo desde una perspectiva del debido
proceso sustancial, se puede aceptar el proceso de amparo contra
resoluciones judiciales, sino también desde el contenido del derecho a la
tutela jurisdiccional, reconocido en nuestro ordenamiento jurídico y que
proviene, como es conocido, de la tradición jurídica europea continental.
Este canon debe ser usado con cautela pues, si bien consideramos que es
una necesidad un control constitucional de este tipo contra las innegables
anomalías de la jurisdicción ordinaria, no se puede negar que, como se ha
visto antes, no se puede sacrificar la seguridad jurídica a tal extremo que (y
más aún en una sociedad de litigantes como la peruana 22) convierta el
amparo en una instancia a la que todas las partes acudirían paren busca de
una nueva revisión de su caso. Así que, el amparo contra resoluciones
judiciales, si bien estaría destinado a la protección no sólo de derechos
constitucionales de naturaleza procesal, sino a todos los demás derechos
constitucionales no protegidos por el Habeas Corpus y el Habeas Data debe
ser una institución excepcional, que proceda en supuestos muy claros y es el
Tribunal Constitucional el que debe convertir los exámenes de razonabilidad,
coherencia y suficiencia, en instrumentos para generar reglas claras y
puntuales en este sentido.
22
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit. p. 755
17
Pues bien, bajo esa perspectiva, creemos que existen límites que aunque no
han sido expresamente mencionados en la sentencia bajo comentario, deben
ser tomados en cuenta al momento que el Tribunal Constitucional revise
casos de amparo contra resoluciones judiciales, a fin de preservar la
naturaleza excepcional de éste instituto que se debe complementar, además,
con el carácter subsidiario del amparo.
Por otro lado, y como ya se ha dicho antes, debemos estar ante injusticias
notorias, evidentes, groseras (un autor antes mencionado los denominó
defectos en grado absoluto; o aún más, otro autor las refirió como que la
conducta del agente carezca de fundamento objetivo y que obedezca a su
sola voluntad o capricho), a la vista de las cuales sí proceda una revisión del
proceso ordinario desde un punto de vista constitucional. Esta notoriedad,
debe estar de la mano con los medios probatorios, los cuales deben ser
directos, acorde con la sumariedad de la actividad probatoria del proceso de
amparo.
Así por ejemplo, atendiendo al Artículo VII 23 del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, siendo las sentencias emitidas por el Tribunal
Constitucional precedente vinculante, cuando así se disponga en éstas,
tenemos que si una resolución ordinaria contraviene expresa y groseramente
lo resuelto por el Tribunal Constitucional, en casos análogos, cabría el
amparo.
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Artículo VII.- Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de cosa
juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, precisando el
extremo de su efecto normativo. Cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartándose del
precedente, debe expresar los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la sentencia y
las razones por las cuales se aparta del precedente.
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Además, no se podrían invocar hechos que no han sido invocados
formalmente en el proceso, como en el caso español, al explicar la tesis
permisiva amplia.
Podemos añadir que, a criterio de Jorge León, estamos ante una posibilidad
que:
“(…) el juez constitucional, bajo un activismo judicial moderado,
adquiere jurisdicción sobre el fondo y la forma del proceso
ordinario, realizando un examen constitucional de la motivación
del fallo y de la relevancia de lo actuado judicialmente (…).
Por eso es que, al revisar la forma y el fondo del proceso
ordinario, el juez constitucional, desde una perspectiva de
legitimidad constitucional, no se convierte en un revisor de
cada uno de los actos procesales del juicio ordinario, porque
su parámetro de control de la resolución judicial es de
naturaleza constitucional, propio de un proceso
constitucional, y no de índole legal, particular por lo demás
de un proceso ordinario”.24 (subrayado agregado).
De este modo, resulta obvio que no cualquier vicio o desviación será pasible
de ser corregida por el proceso de amparo, sino aquellas que estén ligadas
directamente al contenido constitucionalmente protegido del derecho
fundamental en cuestión.
C. BIBLIOGRAFÍA:
19
2. CHAMORRO BERNAL, Francisco.
La tutela judicial efectiva. Barcelona: Bosch 1994.
3. ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy.
Derecho al Debido Proceso: un acercamiento más didáctico a sus alcances y
problemas. En: AAVV. Derechos Fundamentales y Derecho Procesal
Constitucional. Lima: Jurista Editores, 2005, 411 p
4. LEÓN VASQUEZ, Jorge.
El Control Constitucional de las resoluciones judiciales. Notas a la sentencia
3197-2004-AA/TC, de 2 de octubre de 2006. En: Diálogo con la
Jurisprudencia No. 100, p. 39 - 48
5. SAENZ DÁVALOS, Luis R.
Los Procesos Constitucionales como mecanismos de protección frente a
resoluciones judiciales arbitrarias. En: AAVV. Derecho Procesal
Constitucional. Lima: Jurista Editores, 2004, 2 vol.
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