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¿EN QUÉ CASOS PROCEDE EL PROCESO DE AMPARO

CONTRA RESOLUCIONES JUDICIALES?

Razonabilidad del precedente vinculante del Caso Apolonia Ccollcca Ponce


(Expediente No. 3179-2004-PA/TC)

Dr. Leo Merino de la Torre


Dr. Cristian Angeludis Tomassini

A. Antecedentes necesarios: la justificación del Tribunal Constitucional:

La sentencia expedida por el Tribunal Constitucional el 18 de febrero de


2005, en el caso Apolonia Ccollcca Ponce, modificó una línea jurisprudencial
adoptada por el referido Tribunal, desde hacía muchos años, en materia de
amparo contra resoluciones judiciales.

En efecto, mediante la referida sentencia el Tribunal Constitucional adoptó


una posición respecto a la procedencia de los procesos de amparo contra
resoluciones judiciales. En sentido estricto, se trata de una interpretación
distinta del artículo 200 inciso 2 de la Constitución Política del Perú 1, y en
especial de lo que, desde un punto de vista constitucional, se debería
entender por “procedimiento regular”.

1
Artículo 200.- Son garantías constitucionales:
(…)
2. La Acción de Amparo, que procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que vulnera o amenaza los demás derechos reconocidos por la
Constitución, con excepción de los señalados en el inciso siguiente.
No procede contra normas legales ni contra Resoluciones Judiciales emanadas de procedimiento
regular.

1
Antes de emitirse el precedente que va a ser objeto de comentario, el
Tribunal Constitucional mantenía una posición distinta sobre cuándo estamos
ante una resolución emana de un proceso regular, que es resumida en su
Fundamento Jurídico (FJ) 5, que citamos:

“(…) si ésta se expide con respeto de los derechos que integran


el debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva, ambos
reconocidos en el inciso 3) del artículo 139 de la Constitución. Lo
que venía a significar que mediante el amparo sólo se podía
cuestionar resoluciones judiciales si es que en el momento
de expedirse, la irregularidad se materializaba en la
afectación de derechos que forman parte de aquél.”
(subrayado agregado)

Esta interpretación jurisprudencial, consolidada por mucho tiempo, y que tuvo


su consagración legislativa en el artículo 4 del actual Código Procesal
Constitucional es, a criterio del Tribunal Constitucional, insuficiente por 2
razones: (a) “a partir del diseño constitucional del ámbito de protección de
este proceso”2; y (b) “a partir de la eficacia vertical de los derechos
fundamentales en el Estado constitucional de derecho” 3.

Ello justifica, a criterio de tribunal, que el ámbito de derechos protegidos por


esta variante del amparo, hasta ese momento aceptado jurisprudencial y
legislativamente, sea replanteado.

Así, en cuanto a lo que el Tribunal Constitucional denominó “el diseño


constitucional del ámbito de protección de este proceso”, se concluyó que a
partir de la interpretación del artículo 200 de la Constitución:

“(…) el diseño constitucional de los derechos protegidos por el


proceso de amparo, bien puede caracterizarse por tener un
carácter totalizador, esto es, comprender residualmente la
protección de todos los derechos constitucionales no
protegidos por los otros procesos de tutela de los derechos

2
FJ 7, de la sentencia bajo comentario.
3
FJ 7, también de la sentencia en comentario.

2
fundamentales (hábeas corpus y hábeas data).” 4 (subrayado
agregado)

En ese sentido, siendo éste el real ámbito de protección del proceso de


amparo, cabe cuestionarse sobre la viabilidad de la interpretación que se dio
a la parte final del inciso 2 del artículo 200 de la Constitución, y que
tradicionalmente entendía “que un proceso judicial era regular siempre que
se haya expedido con respeto del derecho a la tutela procesal. En tanto que
devenía irregular si la resolución judicial se había expedido en un proceso
judicial donde se hubiera lesionado el mismo derecho, o cualquiera de los
derechos procesales que forman parte de él.” 5

A criterio del Tribunal Constitucional, dicha interpretación no concilia con el


diseño constitucional del ámbito de derechos protegidos por el proceso de
amparo, por lo siguiente, y citamos el FJ 14:

“a) En primer lugar, pues como se ha expuesto en el fundamento


12 de esta sentencia, los únicos derechos exceptuados del
control mediante este proceso son los protegidos, a su vez,
por el hábeas corpus y el hábeas data
b) En segundo lugar, es inadmisible desde un punto de vista
constitucional que se pueda sostener que una resolución
judicial devenga de un proceso "irregular" sólo cuando afecte
el derecho a la tutela procesal, y que tal "irregularidad" no
acontezca cuando ésta afecta otros derechos fundamentales.
A juicio del Tribunal, la irregularidad de una resolución
judicial, con relevancia constitucional, se produce cada
vez que ésta se expida con violación de cualquier derecho
fundamental, y no sólo en relación con los contemplados
en el artículo 4 del Código Procesal Constitucional”.
(subrayado agregado)

De este modo concluye el Tribunal Constitucional en el mismo FJ 14:

“En definitiva, a partir del diseño constitucional del ámbito de


derechos protegidos por el amparo, el Tribunal considera que es
constitucionalmente inadmisible sostener que del referido
4
FJ 12
5
FJ 13

3
segundo párrafo del inciso 2) del artículo 200 de la Constitución
se pueda inferir una limitación de la competencia ratione materiae
del amparo contra resoluciones judiciales, más allá de los
derechos garantizados por el hábeas corpus y el hábeas data.”

Por otro lado, a partir de “la eficacia vertical de los derechos fundamentales
en el Estado constitucional de derecho”, el Tribunal Constitucional establece
en su FJ 17:

“La vinculación de los derechos hacia cualesquiera de los


poderes y, en general, órganos públicos, es lo que hemos venido
en denominar eficacia vertical de los derechos
fundamentales. Tal eficacia no es sino consecuencia de la
naturaleza preestatal de los derechos fundamentales y, por tanto,
del carácter servicial del Estado para con ellos, en tanto que la
persona humana se proyecta en él como el fin supremo (art. 1 de
la Constitución).
En ese sentido, tenemos dicho que dentro de estos sujetos
obligados para con el respeto y protección de los derechos
fundamentales se encuentran todos los poderes públicos, es
decir, los entes que forman parte del Estado, independientemente
de su condición de órgano constitucional, legal o administrativo, y
los grados e intensidad de autonomía que para con ellos el
ordenamiento haya podido prever.
Qué duda cabe de que dentro de esos poderes públicos
vinculados con los derechos fundamentales se encuentra también
el Poder Judicial y, con él, todas sus instancias jurisdiccionales, al
mismo tiempo que sus órganos administrativos. La cuestión de
qué derechos lo vinculan; bien cuando ejerce funciones
jurisdiccionales; bien cuando ejerza las funciones administrativas
propias a sus actividades de gestión, no puede sino responderse
en los mismos términos que habitualmente se efectúa en relación
con los demás poderes públicos. Todos los derechos
fundamentales vinculan a todos los poderes públicos. De
modo que todos los derechos fundamentales (y no sólo los
que conforman la tutela procesal) vinculan al Poder Judicial
y, en ese sentido, demandan acciones u omisiones
destinadas a garantizar el ámbito de la realidad que cada uno
de ellos persigue tutelar.
No hay (no puede haber) un solo derecho fundamental que no
pueda vincular a los órganos de la jurisdicción ordinaria.”
(subrayado nuestro)

Por todo ello, el Tribunal Constitucional considera en su FJ 18 que:

4
“En efecto, en el ejercicio de la función jurisdiccional, los jueces
del Poder Judicial no sólo tienen la obligación de cuidar porque
se hayan respetado los derechos fundamentales en las
relaciones jurídicas cuya controversia se haya sometido a su
conocimiento, sino también la obligación –ellos mismos– de
respetar y proteger todos los derechos fundamentales al
dirimir tales conflictos y controversias”. (subrayado nuestro)

De este modo, el Tribunal Constitucional varió su propia tendencia


jurisprudencial que entendía que el proceso de amparo contra resoluciones
judiciales procedía sólo contra resoluciones que infringían los derechos
constitucionales que formaban parte del derecho a la tutela procesal, y
concluye en su FJ 20 lo siguiente:

“En definitiva, una interpretación del segundo párrafo del inciso 2)


del artículo 200 de la Constitución bajo los alcances del principio
de unidad de la Constitución, no puede concluir sino con la
afirmación de que la competencia ratione materiae del amparo
contra resoluciones judiciales comprende a todos y cada uno de
los derechos fundamentales que se puedan encontrar
reconocidos, expresa o implícitamente, por la Norma Suprema.
En su seno, los jueces constitucionales juzgan si las actuaciones
jurisdiccionales de los órganos del Poder Judicial se encuentran
conformes con la totalidad de los derechos fundamentales
reconocidos en la Constitución. De modo que la calificación de
regular o irregular de una resolución judicial, desde una
perspectiva constitucional, depende de que éstas se encuentren
en armonía con el contenido constitucionalmente protegido de
todos los derechos fundamentales.

El Tribunal Constitucional se cuida en aclarar que algunos de sus criterios


jurisprudenciales no varían, como son:

“a) Que el objeto de este proceso constitucional es la protección


de derechos constitucionales y no el de constituir un remedio
procesal que se superponga o sustituya al recurso de
casación. En efecto, los procesos constitucionales de tutela de
derechos no tienen por propósito, prima facie, verificar si los
jueces, en el ejercicio de la potestad jurisdiccional, infringieron
normas procedimentales que no incidan en el contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la tutela procesal

5
(error in procedendo), o, acaso, que no hayan interpretado
adecuadamente el derecho material (error in iudicando).
Pero el juez constitucional sí tiene competencia para
examinar dichos errores cuando los mismos son constitutivos
de la violación de un derecho fundamental.
b) Que se utilice como un mecanismo donde pueda volverse a
reproducir una controversia resuelta por las instancias de la
jurisdicción ordinaria. El amparo contra resoluciones judiciales
no tiene el efecto de convertir al juez constitucional en una
instancia más de la jurisdicción ordinaria, pues la resolución
de controversias surgidas de la interpretación y aplicación de
la ley es de competencia del Poder Judicial; siempre, claro
está, que esa interpretación y aplicación de la ley se realice
conforme a la Constitución y no vulnere derechos
fundamentales. En efecto, en el seno del amparo contra
resoluciones judiciales sólo puede plantearse como pretensión
que una determinada actuación judicial haya violado (o no) un
derecho constitucional, descartándose todos aquellos
pronunciamientos que no incidan sobre el contenido protegido
de estos.”

Establecido que existe una necesidad de control de las resoluciones


judiciales, ello amerita de un canon interpretativo para realizar legítimamente
el control constitucional de las resoluciones judiciales ordinarias. Dicho canon
esta compuesto de 3 exámenes:

“a) Examen de razonabilidad.– Por el examen de razonabilidad, el


Tribunal Constitucional debe evaluar si la revisión de todo el
proceso judicial ordinario es relevante para determinar si la
resolución judicial que se cuestiona vulnera el derecho
fundamental que está siendo demandado.
b) Examen de coherencia.– El examen de coherencia exige que
el Tribunal Constitucional precise si el acto lesivo del caso
concreto se vincula directamente con el proceso o la decisión
judicial que se impugna; de lo contrario no estaría plenamente
justificado el hecho de que el Tribunal efectúe una revisión
total del proceso ordinario, si tal revisión no guarda relación
alguna con el acto vulneratorio.
c) Examen de suficiencia.– Mediante el examen de suficiencia, el
Tribunal Constitucional debe determinar la intensidad del
control constitucional que sea necesaria para llegar a precisar
el límite de la revisión del proceso judicial ordinario, a fin de
cautelar el derecho fundamental demandado.”

6
B. Análisis de la sentencia del Tribunal Constitucional en el caso Apolonia
Ccollcca:

El problema que se plantea debe partir de ver si existe la justificación jurídica


que sustente la posibilidad de que se plantee procesos de amparo contra
resoluciones judiciales que emanen de procesos irregulares, entendidos
éstos como que afectan a todos los derechos fundamentales distintos de los
protegidos por el Habeas Corpus y el Habeas Data. En nuestra opinión, la
adelantamos, sí existe un fundamento suficiente que sustenta esta posición,
por lo que entendemos que existe una necesidad de reconocer como cierta la
posibilidad de plantear este tipo de procesos de amparo contra resoluciones
que vulneren no sólo los derechos constitucionales de naturaleza procesal
(tutela procesal), sino todos los otros derechos fundamentales que no
compartan esa naturaleza (como el derecho a la propiedad, al honor, etc).

Entendido ello, restaría determinar si resultan suficientes los criterios


expuestos por el Tribunal Constitucional al elaborar su canon para el control
constitucional de las resoluciones judiciales.

B.1. Las tesis sobre la procedencia de los amparos contra resoluciones


judiciales:

Se justifica hacer una breve referencia sobre la tesis sobre la procedencia de


este tipo de procesos de amparos, en la medida que proveen de criterios
para poder determinar cuales pueden ser sus límites específicos.

Así tenemos que para Samuel Abad6 existen 2 tesis:

a. Tesis negativa.- Para ésta no resulta admisible un amparo contra


resoluciones judiciales. Esta tesis tiene su fundamento axiológico en el

6
ABAD YUPANQUI, Samuel. El Proceso Constitucional de Amparo. Lima: Gaceta Jurídica, 2004

7
principio de seguridad jurídica, con el cual se quiere evitar que los
conflictos jurisdiccionales sean revisados eternamente sin que puedan
terminar.

Es otro de los argumentos que amparan esta tesis el hecho que un


proceso sumarísimo como el amparo no puede invalidar un proceso más
extenso, en el cual las partes tuvieron mayor posibilidad de defenderse,
y con una mayor actividad probatoria.

Por otro lado, se considera que un magistrado inferior no puede dejar


sin efecto la resolución expedida por un superior, precisamente por la
organización jerárquica de la administración de justicia.

Finalmente, esta tesis también encuentra su fundamento en que la


subsanación de las posibles violaciones constitucionales deben
buscarse ante el propio juez de a causa y no ante un juez extraño a ella.

De todos estos argumentos, apunta correctamente Luis Saenz Dávalos 7,


fue el último al que mayor atención le prestó la doctrina, hasta el punto
que fuera recogido en nuestra legislación anterior, específicamente en el
artículo 10 de la Ley No. 25398.

b. Tesis permisiva.- La cual tiene varias variantes, pero a diferencia de la


tesis negativa, considera que por encima de la seguridad jurídica se
debe privilegiar la protección de los derechos fundamentales, sin
importar de dónde o de qué autoridad o persona provenga la
vulneración al derecho fundamental.

Samuel Abad señala que se pueden encontrar las siguientes variantes:

7
SAENZ DÁVALOS, Luis R. Los Procesos Constitucionales como mecanismos de protección
frente a resoluciones judiciales arbitrarias. En: AAVV. Derecho Procesal Constitucional. Lima:
Jurista Editores, 2004, t. 2, p. 740

8
- Tesis permisiva amplísima: que encuentra su expresión en la experiencia
mexicana, donde el amparo se convirtió incluso en un medio de control
de la legalidad de las resoluciones judiciales (razón por la que se le
denominó amparo – casación).

- Tesis permisiva amplia: la encontramos en la experiencia española


(Constitución española de 1978), y en su Ley orgánica del Tribunal
Constitucional Español, la misma que en su artículo 44 dispone:

“Art. 44.- 1. Las violaciones de los derechos y libertades


susceptibles de amparo constitucional que tuvieran su origen
inmediato y directo en un acto u omisión de un órgano judicial
podrán dar lugar a este recurso siempre que se cumplan los
requisitos siguientes:
a) Que se hayan agotado todos los recursos utilizables dentro de
la vía judicial.
b) Que la violación del derecho o libertad sea imputable de modo
inmediato y directo a una acción u omisión del órgano judicial con
independencia de los hechos que dieron lugar al proceso en que
aquellas se produjeron acerca de los que, en ningún caso,
entrará a conocer el Tribunal Constitucional.
c) Que se haya invocado formalmente en el proceso el derecho
constitucional vulnerado, tan pronto como, una vez conocida la
violación, hubiere lugar para ello.
2. El plazo para interponer el recurso de amparo será de veinte
días a partir de la notificación de la resolución recaída en el
proceso judicial.”

Sobre este punto conviene hacer presente que el tribunal no puede


conocer los hechos del proceso materia de amparo pues debe partir de
aquellos que han sido probados por la sentencia impugnada y que
hayan sido invocados formalmente en el proceso ordinario.

Para el Tribunal Constitucional español es claro que no es función del


amparo “revisar genéricamente lo resuelto por la jurisdicción ordinaria” 8.

8
Sentencia del Tribunal Constitucional (STC) español 114/1984 del 29 de noviembre. En: ABAD
YUPANQUI. Op. Cit., p. 289

9
- Tesis permisiva restringida: llega a nosotros a partir de la experiencia
colombiana.

Abad nos indica que a partir de la Constitución colombiana de 1991 se


inició una verdadera discusión sobre la procedencia de este tipo de
amparos, admitiendo de modo excepcional, la Corte Constitucional, su
procedencia “cuando la conducta del agente carece de fundamento
objetivo, obedece a su sola voluntad o capricho y tiene como
consecuencia la vulneración de los derechos fundamentales de la
persona”9

Citando a Eduardo Cifuentes, Abad Yupanqui 10 indica que las acciones o


abstenciones de los jueces que habilitan este tipo de amparo, deben ser
defectos de grado absoluto, los que se pueden resumir en:
a) Defecto sustantivo: cuando la autoridad judicial usa su poder para
un fin no previsto en la norma.
b) Defecto orgánico: la autoridad judicial, sin ser competente, ejerce
una determinada función.
c) Defecto fáctico: cuando se aplica el derecho sin tomar en cuenta lo
hechos determinantes del supuesto legal.
d) Defecto procedimental: cuando la actuación se hace fuera del
procedimiento establecido.

Saenz Dávalos11 agrega que existe una tesis permisiva moderada, que es la
adoptada por el Perú, y según la cual, el Proceso de Amparo sólo procede
para la violación de algunos derechos fundamentales, los cuales serían los
de naturaleza procesal.

9
Sentencia C-543 del 1 de octubre de 1992. En: ABAD YUPANQUI. Op. Cit. p. 291
10
ABAD YUPANQUI. Op. Cit p. 291
11
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit.

10
B.2. La procedencia del amparo contra resoluciones judiciales:

La justificación del proceso de amparo contra resoluciones judiciales se


encuentra en la existencia de una anomalía, la cual es la posibilidad cierta y
real de que los jueces de los procesos ordinarios emitan fallos contrarios o
lesivos del contenido constitucionalmente protegido de los derechos
constitucionales.

Es frente a esa anomalía, frente a la posibilidad que se cometan excesos


groseros o injusticias evidentes que se acepta la posibilidad que el proceso
de amparo vaya contra resoluciones judiciales. Así, sostiene Saenz que
aceptar la existencia de este tipo de amparo “representa una verdadera
garantía de eficaz funcionamiento del Estado de Derecho” 12.

Sin embargo, este tema no esta libre de cuestionamientos, sobre todo porque
estamos ante la opción de sacrificar principios que importan a todo
ordenamiento jurídico. Así, enseña Abad:

“Tan injusta puede ser una decisión inconstitucional que ha


adquirido autoridad de cosa juzgada, como la eterna revisión de
los procesos judiciales en los que los actores no puedan obtener
la satisfacción de la pretensión que solicitan (“justicia tardía no es
justicia”)”13

Frente a ello, es que se aceptó la posibilidad, dentro de una tesis permisiva


moderada, en que ante la afectación de determinados supuestos proceda el
amparo contra resoluciones judiciales, como el caso de los derechos
fundamentales de naturaleza procesal.

Abrir el ámbito de protección de los derechos fundamentales en este tipo de


amparo a otros derechos como la propiedad, el honor o la libertad de
expresión, no es aceptable a criterio de Abad:

12
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit. p. 733
13
ABAD YUPANQUI. Op. Cit. p. 299-300

11
“Creemos que el proceso, en la medida que reúne las
condiciones para que sea debido y respete la tutela judicial
efectiva, brinda las posibilidades necesarias a los justiciables
para corregir las posibles violaciones de derechos
constitucionales cometidas en él. Consideramos que el debido
proceso y la tutela jurisdiccional garantizan la existencia de los
mecanismos mínimos suficientes que permitan una decisión
válida. Es por eso que, si el justiciable no los utilizó, o pensó que
pese a su agotamiento ellos no satisfacían sus pretensiones, no
debe proceder el amparo, pues permitirlo trastocaría el
ordenamiento procesal al posibilitar la eterna revisión de los
procesos judiciales, sin que estos puedan hallar un cauce final de
solución.”14

A diferencia de lo considerado por Abad, consideramos que sí se justifica un


amparo contra resoluciones judiciales amplío, que pueda ejercer un control
sobre éstas cuando afecten los derechos de la tutela procesal efectiva y
todos los otros derechos fundamentales que protege el amparo y que no
protege el Habeas Corpus y el Habeas Data. Claro que ello, en atención a las
consideraciones expresadas, debe proceder en casos excepcionales, y no
llegar a ser la regla, sino mantenerse en la excepción.

La procedencia contra todo tipo de derechos pasa por aceptar la igualdad


que existen entre todos los derechos fundamentales, “no existen derechos
que sean “más fundamentales” que otros; por ello, todos los derechos
fundamentales resultan igualmente vinculantes para todos y gozan de la
misma protección constitucional, incluso a margen del lugar de su
reconocimiento en el texto de la Ley Fundamental.” 15

Pero consideramos que también procede un amparo contra resoluciones


judiciales en los términos expresados por la sentencia del Caso Apolonia
Ccollcca, sin que se pueda excluir otros fundamentos igualmente válidos, que

14
ABAD YUPANQUI. Op. Cit. p. 301-302
15
LEÓN VASQUEZ, Jorge. El Control Constitucional de las resoluciones judiciales. Notas a la
sentencia 3197-2004-AA/TC, de 2 de octubre de 2006. En: Diálogo con la Jurisprudencia No. 100,
p. 43

12
parten por el reconocimiento por parte de nuestro ordenamiento
constitucional de los derechos a un debido proceso y a la tutela jurisdiccional
(inciso 3 de artículo 139 de la Constitución).

Los contenidos de cada uno de dichos derechos permiten una interpretación


amplía del ámbito de protección de derechos del amparo, de tal modo que no
se les puede reconocer sin aceptar esa interpretación.

B.3. Debido Proceso y Tutela Jurisdiccional:

Ya conocida es la distinción entre el Debido Proceso Procesal o Adjetivo y


Debido Proceso Material o Sustantivo, ambos con un origen en la tradición
del derecho de los Estados Unidos de Norteamérica.

Así mismo, es plenamente aceptado que el derecho al debido proceso


procesal se identifica con el contenido del segundo párrafo del artículo 4 del
Código Procesal Constitucional, y comprenden todos los derechos
procesales que den ser respetados no sólo a nivel jurisdiccional, sino a nivel
administrativo y en el denominado ámbito corporativo particular.

Mayor atención nos merece, para efectos del presente caso, la dimensión
sustantiva del debido proceso, según la cual:

“(…) en rigor, lo que se quiere indicar es un derecho a que todo


pronunciamiento del Estado, sea jurisdiccional, legislativo o
administrativo, resulte compatible con los estándares de justicia o
razonabilidad. Por consiguiente se trata de un auténtico juicio o
valoración directamente aplicado sobre la misma decisión o
pronunciamiento con el que se pone término a un proceso,
incidiendo en el fondo de las cosas y no limitándose tan solo
a la forma, como ocurre normalmente con la dimensión procesal
o adjetiva.” 16 (subrayado nuestro)

16
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit. p. 753

13
En suma, el debido proceso sustantivo controla todos los actos de poder, los
cuáles deben ser valiosos en sí mismos, es decir razonables o que guarden
relación con el repertorio de valores que consagra la Constitución. Todos los
órganos y autoridades deben ser respetuosos de la vigencia real de la
dignidad del ser humano y del valor justicia, en ese sentido, en mérito a esta
lógica todo el sistema se endereza a la búsqueda de esos objetivos y valores
valiosos en sí mismos y que se encuentran reconocidos en la Constitución y
que, por ello, pertenecen a todo estado democrático y de derecho.

A criterio de Eloy Espinosa-Saldaña, tenemos que el debido proceso


sustantivo importa el concepto de razonabilidad:

“Cuando hablamos de razonabilidad nos estamos refiriendo a un


parámetro al cual debe ceñirse la labor de quien cuenta con
autoridad: el que se encuentra en esa situación pude, en aras de
proteger derechos fundamentales o bienes jurídicos de
significativa relevancia, llegar incuso a establecer límites en el
ejercicio de algún(os) derecho(s). Sin embargo, ello no le habilita
a actuar de cualquier manera (lo cual implicaría dejar la puerta
abierta a la arbitrariedad), sino, y allí se encuentra lo propio del
concepto de razonabilidad, de acuerdo con fines lícitos (o, por lo
menos, no prohibidos por el ordenamiento jurídico vigente), fines
que deberán materializarse a través de medios proporcionales.
La proporcionalidad de los medios utilizados será la
consecuencia de analizar la utilidad, idoneidad y el equilibrio de
dichos mecanismos.”17

En pocas palabras, y según el mismo autor, “la dimensión sustantiva del


Debido Proceso (…) implica impedir el comportamiento arbitrario de quien
cuenta con autoridad”18.

Pues bien, entendidas ambas dimensiones del debido proceso no cabe duda
que el proceso de amparo procede contra afectaciones de su ámbito procesal
por parte de resoluciones judiciales, sin embargo, mayor polémica suscita la
17
ESPINOSA- SALDAÑA BARRERA, Eloy. Derecho al Debido Proceso: un acercamiento más
didáctico a sus alcances y problemas. En: AAVV. Derechos Fundamentales y Derecho Procesal
Constitucional. Lima: Jurista Editores, 2005, 411 p.
18
ESPINOSA- SALDAÑA BARRERA, Eloy. Op. Cit. p. 102

14
procedencia contra resoluciones que afecten el contenido del derecho
fundamental del debido proceso sustantivo.

Según Saenz, para aplicar esta noción a los procesos jurisdiccionales “el
panorama se torna seriamente discutible, pues se considera que con tal
perspectiva se debilita seriamente el sentido de autonomía y elemental
discrecionalidad con el que actúa (o debe actuar) la Magistratura ordinaria.
Se piensa que como la razonabilidad en la decisión o sentencia judicial esta
garantizada per se por la propia presencia de la Magistratura Ordinaria,
introducir un elemento de control externo, terminaría por desarticular la propia
coherencia del sistema, introduciendo criterios de justicia paralela, donde se
supone debe existir un mínimo de certeza o seguridad” 19.

Bajo esta perspectiva, la procedencia del amparo contra resoluciones


judiciales debe ser regulada o concedida en supuestos claros y
excepcionales, en los cuales la afectación al ámbito sustantivo del debido
proceso sea clara y verdaderamente grosera, pues se torna imposible tener
que aceptar sentencias en las cuales el respeto al debido proceso procesal
se haya cumplido de modo absoluto, pero cuyo contenido sea groseramente
injusto.

De este modo, tenemos que el Tribunal Constitucional ha entendido que la


posibilidad de un proceso de amparo contra resoluciones judiciales por
afectación al debido proceso sustantivo no es en modo alguno contrario a la
Constitución, precisamente por la eficacia vertical de los derechos
fundamentales y una interpretación del ámbito de protección al amparo desde
una nueva interpretación de la parte final del inciso 2 del artículo 200 de la
Constitución, en lo que atañe a qué debe considerarse como procedimiento
regular.

19
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit. p. 753 - 754

15
Por otro lado, desde el ámbito del contenido del derecho a la tutela procesal,
entendemos que es posible, igualmente, un proceso de amparo contra
resoluciones judiciales que afecten derechos diferentes a la tutela procesal,
precisamente por el reconocimiento amplio que dicho derecho tiene en el
inciso 3 del artículo 139 de la Carta Fundamental, al lado del debido proceso.

En efecto, según el profesor español Francisco Chamorro Bernal, a partir del


reconocimiento de la Constitución española del derecho a la tutela judicial
efectiva20, define el contenido constitucionalmente protegido de éste, aunque
acepta que dicho derecho tenga un carácter predominantemente formal. Así
tenemos que según el autor:

“La efectividad de primer grado se contrapone a quines pretenden


que el derecho a la tutela judicial se reduce a un mero acceso a
la jurisdicción. En este aspecto, el TC ha reiterado que eso no es
bastante sino que existe un derecho fundamental a obtener una
resolución que normalmente habrá de ser sobre el fondo de la
cuestión (…).
Por su parte, la efectividad de segundo grado se alza frente a
quienes sostienen que el derecho a la tutela judicial efectiva nada
tiene que ver con el fondo de la resolución, tesis que, en términos
tan absolutos, no es correcta. El TC ha sentado que el contenido
de la resolución judicial ha de ser tal que resuelva el problema
planteado. La concreta solución que se dé ya es cuestión de la
jurisdicción ordinaria, siempre que sea razonable y de acuerdo
con nuestro ordenamiento jurídico (efectividad de tercer grado)
(…) El derecho a la tutela no garantiza una sentencia favorable
(…) pero sí que la misma resolverá el problema planteado; no
garantiza la clase de solución, pero sí que se dará una que sea
conforme con el ordenamiento jurídico y además, razonable.
En este sentido, queda evidenciado cómo incluso desde la
estricta formalidad, la efectividad (…) puede afectar, de alguna
forma, al contenido mismo de las resoluciones judiciales.” 21

20
La Constitución nacional no reconoce la tutela judicial como efectiva, pero este añadido, que sí
tiene la carta española, no creemos que sea necesario, pues “la efectividad es algo consustancial
al derecho a la tutela judicial puesto que (…) una tutela que no fuera efectiva, por definición no
sería tutela” (CHAMORRO BERNAL, Francisco. La tutela judicial efectiva. Barcelona: Bosch 1994.
p. 276)
21
CHAMORRO BERNAL, Francisco. La tutela judicial efectiva. Barcelona: Bosch 1994. p. 278.

16
De este modo, tenemos que no sólo desde una perspectiva del debido
proceso sustancial, se puede aceptar el proceso de amparo contra
resoluciones judiciales, sino también desde el contenido del derecho a la
tutela jurisdiccional, reconocido en nuestro ordenamiento jurídico y que
proviene, como es conocido, de la tradición jurídica europea continental.

B.4. Sobre el canon para el control constitucional de las resoluciones


judiciales, propuesto por el Tribunal Constitucional en el caso Apolonia
Ccollca

A nuestro juicio, el canon propuesto por el Tribunal Constitucional es muy


general, dejando a único criterio del Tribunal Constitucional los casos que
podría revisar y hasta dónde podría revisar.

Este canon debe ser usado con cautela pues, si bien consideramos que es
una necesidad un control constitucional de este tipo contra las innegables
anomalías de la jurisdicción ordinaria, no se puede negar que, como se ha
visto antes, no se puede sacrificar la seguridad jurídica a tal extremo que (y
más aún en una sociedad de litigantes como la peruana 22) convierta el
amparo en una instancia a la que todas las partes acudirían paren busca de
una nueva revisión de su caso. Así que, el amparo contra resoluciones
judiciales, si bien estaría destinado a la protección no sólo de derechos
constitucionales de naturaleza procesal, sino a todos los demás derechos
constitucionales no protegidos por el Habeas Corpus y el Habeas Data debe
ser una institución excepcional, que proceda en supuestos muy claros y es el
Tribunal Constitucional el que debe convertir los exámenes de razonabilidad,
coherencia y suficiencia, en instrumentos para generar reglas claras y
puntuales en este sentido.

22
SAENZ DÁVALOS. Op. Cit. p. 755

17
Pues bien, bajo esa perspectiva, creemos que existen límites que aunque no
han sido expresamente mencionados en la sentencia bajo comentario, deben
ser tomados en cuenta al momento que el Tribunal Constitucional revise
casos de amparo contra resoluciones judiciales, a fin de preservar la
naturaleza excepcional de éste instituto que se debe complementar, además,
con el carácter subsidiario del amparo.

Así, por ejemplo, el respeto a lo dispuesto en el artículo 4, primer párrafo del


Código Procesal Constitucional, es decir, que se impugne una resolución
firme y que no haya sido previamente consentida por el supuesto agraviado y
demandante en el proceso de amparo.

Por otro lado, y como ya se ha dicho antes, debemos estar ante injusticias
notorias, evidentes, groseras (un autor antes mencionado los denominó
defectos en grado absoluto; o aún más, otro autor las refirió como que la
conducta del agente carezca de fundamento objetivo y que obedezca a su
sola voluntad o capricho), a la vista de las cuales sí proceda una revisión del
proceso ordinario desde un punto de vista constitucional. Esta notoriedad,
debe estar de la mano con los medios probatorios, los cuales deben ser
directos, acorde con la sumariedad de la actividad probatoria del proceso de
amparo.

Así por ejemplo, atendiendo al Artículo VII 23 del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, siendo las sentencias emitidas por el Tribunal
Constitucional precedente vinculante, cuando así se disponga en éstas,
tenemos que si una resolución ordinaria contraviene expresa y groseramente
lo resuelto por el Tribunal Constitucional, en casos análogos, cabría el
amparo.

23
Artículo VII.- Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de cosa
juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, precisando el
extremo de su efecto normativo. Cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartándose del
precedente, debe expresar los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la sentencia y
las razones por las cuales se aparta del precedente.

18
Además, no se podrían invocar hechos que no han sido invocados
formalmente en el proceso, como en el caso español, al explicar la tesis
permisiva amplia.

Evidentemente, los procesos a presentarse deberán tener relación directa


con el contenido del derecho fundamental vulnerado. Por ejemplo, en el caso
de pensiones, en el cual no podría ser sometido al proceso de amparo
cuestiones que no se consideran como constitucionalmente protegidas de
cada derecho constitucional.

Podemos añadir que, a criterio de Jorge León, estamos ante una posibilidad
que:
“(…) el juez constitucional, bajo un activismo judicial moderado,
adquiere jurisdicción sobre el fondo y la forma del proceso
ordinario, realizando un examen constitucional de la motivación
del fallo y de la relevancia de lo actuado judicialmente (…).
Por eso es que, al revisar la forma y el fondo del proceso
ordinario, el juez constitucional, desde una perspectiva de
legitimidad constitucional, no se convierte en un revisor de
cada uno de los actos procesales del juicio ordinario, porque
su parámetro de control de la resolución judicial es de
naturaleza constitucional, propio de un proceso
constitucional, y no de índole legal, particular por lo demás
de un proceso ordinario”.24 (subrayado agregado).

De este modo, resulta obvio que no cualquier vicio o desviación será pasible
de ser corregida por el proceso de amparo, sino aquellas que estén ligadas
directamente al contenido constitucionalmente protegido del derecho
fundamental en cuestión.

C. BIBLIOGRAFÍA:

1. ABAD YUPANQUI, Samuel.


El Proceso Constitucional de Amparo. Lima: Gaceta Jurídica, 2004. 598 p.
24
LEÓN VASQUEZ, Jorge. Op. Cit. p. 46

19
2. CHAMORRO BERNAL, Francisco.
La tutela judicial efectiva. Barcelona: Bosch 1994.
3. ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy.
Derecho al Debido Proceso: un acercamiento más didáctico a sus alcances y
problemas. En: AAVV. Derechos Fundamentales y Derecho Procesal
Constitucional. Lima: Jurista Editores, 2005, 411 p
4. LEÓN VASQUEZ, Jorge.
El Control Constitucional de las resoluciones judiciales. Notas a la sentencia
3197-2004-AA/TC, de 2 de octubre de 2006. En: Diálogo con la
Jurisprudencia No. 100, p. 39 - 48
5. SAENZ DÁVALOS, Luis R.
Los Procesos Constitucionales como mecanismos de protección frente a
resoluciones judiciales arbitrarias. En: AAVV. Derecho Procesal
Constitucional. Lima: Jurista Editores, 2004, 2 vol.

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