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Que la salud pública está en problemas no es novedad.

Que cada año


hospitales y centros de salud primarios colapsan, tampoco. Y este 2007 no
es la excepción. Si basta con revisar las informaciones de estas últimas
semanas para darse cuenta que el mismo escenario se repite año tras año.
¿Ejemplos? El pasado viernes 24 de agosto, la reunión entre el Gobierno y
autoridades del Colegio Médico, con el fin de evitar una movilización no se
concretó, luego que los directivos no asistieran a la reunión.

Pero no sólo esto ha ocurrido, pues en menos de tres días, el Hospital


Salvador y la Posta Central no dieron abasto por diversas razones: carencia
de utensilios, de camillas y de personal médico. Erigiéndose esto último,
tal vez, como la principal deficiencia de dichas instituciones, pero ¿a qué
se debe la falta de profesionales en este sector?

Para el director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago de


Chile, Mauricio Soto, “esto tiene que ver con los salarios, pues los
funcionarios de la salud pública presentan sueldos muy bajos comparados
con las mismas funciones que cumplen los profesionales en clínicas y
hospitales privados”.

Para el director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago de


Chile, Mauricio Soto, “esto tiene que ver con los salarios, pues los
funcionarios de la salud pública presentan sueldos muy bajos comparados
con las mismas funciones que cumplen los profesionales en clínicas y
hospitales privados”.

Emilia Sanhueza, subdirectora de la Escuela de Medicina de la Universidad


de Chile, concuerda con aquello considerando que “los riesgos que existen
en este momento frente a posibles demandas por mal practis es
desalentador para algunos profesionales. ¿A qué se debe? A que las
condiciones en que trabajan no son óptimas, como, por ejemplo, el tener
que estar atendiendo pacientes hospitalizados en los pasillos de diversos
servicios de salud. Es una condición que expone tanto al paciente como a
los miembros del equipo de salud a riesgos mayores a los que presenta la
enfermedad por si sola y que, sumado a la gran presión asistencial,
aumenta la probabilidad de que se cometan errores. Esta situación crea
grandes dilemas éticos a los profesionales, porque el aceptar trabajar en
condiciones que frecuentemente resultan inapropiadas, se traduce en
pasar a ser “cómplice” de ella, lo que produce gran frustración y
desmotivación en ellos”.

La doctora cree que “el no contar con los recursos en los centros de salud
pública, sumado a la alta presión –que además limita el poder acceder a
una actualización permanente-, hacen que en la medida en que el
profesional adquiera otras necesidades de tipo económicas, como lo son
formación de una familia, acceso a una buena educación para los hijos,
etc., -aspiraciones todas, que cualquier profesional tiene el derecho
anhelar-, pero que lamentablemente, para un gran número de médicos,
éstas sólo se lograrán desempeñándose en una institución de tipo
privada.

Sin embargo, esto último es cada día más difícil porque las instituciones
privadas exigen cada vez más, el contar con la especialización, lo que
prolonga los estudios de medicina como mínimo a un total de 10 a 12
años, pero con lo que el médico tendrá mayores oportunidades de
trabajar eficientemente en un ambiente más grato y menos tensionado, lo
que contribuye a su calidad de vida personal. Por eso es altamente
probable que de no cambiar las cosas, cada día se hará más difícil
encontrar médicos que tengan la intención de dedicarse a horario
completo y en forma exclusiva a trabajar en el sistema de salud pública. A
pesar de todo, nosotros, como Universidad de Chile, no perdemos la
esperanza que las cosas mejoren y continuamos manteniendo nuestro
sentimiento y vocación de servicio público, teniendo como meta formar
profesionales de calidad, con espíritu de crítica positiva, pero que a la vez
sean capaces de eficientemente contribuir a mejorar las condiciones de
salud del país”.

Razones para la falta de médicos

La principal crítica realizada por quienes hacen uso de los centros de salud
pública es la carencia de profesionales que participan en los centros de
atención primaria. Pero ¿cómo se puede explicar que haya una falta de
médicos cuando el número de matriculados y de egresados de las
universidades, en los últimos cinco años, se ha mantenido?

Según el doctor Soto, “el número de médicos que se están formando es


suficiente, por eso hay que incentivar a quienes egresan para que vayan
hacia las provincias o regiones. Lamentablemente, todos los cursos de
perfeccionamiento están en Santiago, siendo muy pocas las regiones
donde se dan especialidades médicas”.

“Las cifras de egresados se han mantenido. Si se realiza una proyección,


como la realizada por la Asociación de Facultades de Medicina de Chile
(Asofamech) en unos años más habrá un exceso de médicos en nuestro
país, pues lamentablemente no hay una política de regulación de las
escuelas de Medicina”, agrega.

La doctora Sanhueza, en tanto, estima que también “existe una muy baja
disponibilidad de becas de formación pagadas por instituciones por
empresas privadas o por el Estado, y aunque los egresados tengan el
interés por especializarse, para quien ha estado siete años estudiando,
continuar, por ejemplo, por tres años más es difícil, porque implica
muchas veces un autofinanciamiento con un costo familiar y económico
muy importante, y para muchos una condición de muy alta exigencia, ya
que junto con rendir bien en lo que son los requerimientos propios de la
beca, en forma paralela deben trabajar para sustentarse, haciendo turnos
de noche o de reemplazo o en sistemas de rescate, lo cual resulta bastante
cansador y estresante”.

Para la académica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile “la


mayoría de los jóvenes que ingresan a la carrera son muy idealistas, pero
tal circunstancia cambia cuando deben vivir las situaciones en terreno,
teniendo que proyectarse y autoevaluarse sobre si estarían dispuestos a
trabajar toda su vida bajo esas condiciones. Hemos tenido estudiantes
muy comprometidos con lo social, pero terminan trabajando en clínicas o
consultas privadas, al surgir otras necesidades ligadas a nuevas
responsabilidades y exigencias, como la familia”, señala.
Ante estas exigencias, el director de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Santiago de Chile plantea que “la mayoría de los médicos
que trabajan en los hospitales públicos lo hacen por vocación y ser un
aporte a la comunidad. Si uno revisa estadísticas, gran cantidad, pese a
todo, ejerce su profesión en centros primarios, pero sólo durante media
jornada. Por ello, para hacerse un sueldo digno, trabajan por las tardes en
un lugar particular”.

¿Soluciones?

Según Emilia Sanhueza, algunas correcciones pasan por “optimizar


recursos, ante lo que el Colegio Médico se ha preocupado de informar
estas situaciones, haciendo ver que es un problema que no sólo tiene que
ver con las remuneraciones profesionales. Falta mejorar la gestión y
prever con anticipo adecuadamente, estas situaciones de crisis que se
repiten año a año y que ya se esperaría debiesen tener soluciones más
definitivas, y no que estemos siempre enfrentando un problema que ya es
anualmente habitual, pero que se sigue buscando solucionar con medidas
de emergencia”.

"Aprovechando que el país está viviendo un momento económico


favorable respecto a períodos anteriores, uno esperaría que se destinasen
suficientes recursos para mejorar en forma notoria la salud, y las
condiciones en que ésta se realiza. Sin embargo, en este sentido sería muy
injusto el no reconocer que se han hecho acciones concretas por mejorar
la calidad de la atención de salud, pero sin duda que aún falta mucho por
hacer y por dar a conocer. Existe todavía gran desconocimiento en la
población general y en el propio equipo de salud, acerca de los nuevos
programas y planes que se han implementado recientemente. Por otro
lado, falta hacer una educación en la población en general, la cual tiene un
sentimiento muy fuerte acerca del 'derecho a la salud', pero ¿qué hay
acerca de lo que son 'mis deberes con mi salud'? Existen campañas
puntuales para ciertas patologías pero debiesen ser temas más globales y
que permanentemente fuesen tratados. Los pacientes muchas veces
exigen y no se dan cuenta, que en muchas ocasiones ellos son los
principales responsables de la situación de salud que los afecta", sostiene.

En tanto, doctor Mauricio Soto propone “contratar a los médicos con


jornada completa, es decir, de 44 horas y darles en el sector público un
sueldo digno, no sólo de los profesionales sino que de los equipos. El
Colegio Médico ha dado varias pautas al respecto de cuales son las
posibles soluciones”.
Las propuestas en Salud pueden ser muchas. Pero hay siempre medidas
cosméticas y medidas de fondo. Las cosméticas se suelen anunciar ante
las cámaras con los brazos en alto. Las de fondo hacen crujir el sistema,
porque alteran el equilibrio de poder. Sobre estas últimas reformas, las
que pueden cambiar de verdad el Sistema de Salud chileno, que es uno de
los más desiguales del mundo, escriben Matías Goyenechea y Danae
Sinclaire, directores de Fundación “Creando Salud”.

Cada tanto los precandidatos presidenciales hablan de fortalecer la Salud Pública y


terminar con los millonarios traspasos que el Fisco entrega a los privados. Estas
intenciones, sin embargo, chocan con los hechos, pues lo que hicieron los gobiernos de la
Concertación no dista mucho de lo que ha hecho la actual administración de la Alianza:
debilitar la capacidad de la red pública, permitiendo que se financie con fondos públicos el
lucro de los privados.

Hoy urge una verdadera refundación del sistema sanitario chileno. Hablamos de una
reforma tan profunda a las bases del sistema como la que se requiere en educación.
Entre los muchos cambios que deben llevarse a cabo, hay cuatro temas de fondo que nos
parecen fundamentales. Cualquier reforma que se haga sin abordar estos puntos
resultará cosmética o, peor aún, se traducirá en mayores ganancias para los privados,
como ha pasado con los cambios introducidos hasta ahora.

1. LA SALUD COMO UN DERECHO UNIVERSAL


Hoy la Constitución garantiza la salud desde la perspectiva de la “libertad de elección”,
afirmación que, como hemos visto en las columnas anteriores, solo resulta cierta si usted
tiene suficiente dinero para elegir. En realidad, con esta forma de entender el derecho a la
salud, lo que la Constitución ampara es el derecho a hacer negocios con la sanidad y no
el derecho de la población a una vida sana.

Es central, entonces, para reformar de verdad el Sistema de Salud chileno, cambiar el


paradigma con el que opera el Estado. Pasar a uno en donde se asegure de forma
integral el derecho a la salud mediante cobertura universal. No como en la actualidad,
donde la cobertura está segregada de acuerdo a la capacidad de pago o al riesgo de
enfermar.

Cambiar el paradigma implica que la Constitución debe avalar integralmente la salud de la


población. No basta con que el Estado garantice el acceso a prestadores públicos o
privados. El Estado debe comprometerse con el pleno bienestar de salud de la población.
Pensamos que esto se ve materializado de mejor forma en la llamada “cobertura universal
de la salud”. Esto implica que el Estado debe reconocer como un derecho el acceso, la
calidad y la protección financiera al conjunto de los habitantes, respecto de sus
necesidades sanitarias.
La implementación de herramientas legales que hagan exigible el derecho a la salud por
parte de la ciudadanía es un camino promovido por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) (Ver: Resolution WHA58.33. Sustainable health financing, universal coverage and
social health insurance In: Fifty-eighth World Health Assembly, Geneva, 16–25 May 2005).
En Chile debemos avanzar en este sentido, incluyendo en la Constitución la cobertura
universal y generando los mecanismos legales para hacer exigible el derecho a la salud.

2. FORTALECER LA SALUD PUBLICA


La Salud Pública requiere de un sustancial aumento de recursos en todos sus niveles. Sin
embargo, dado que la principal misión de un sistema sanitario debe ser mantener sana a
la población -y no abocarse solo a curar enfermedades-, la atención primaria debe recibir
un apoyo substancial. Consideramos urgente revisar las brechas de financiamiento, el
déficit de profesionales y falta de medicamentos. Estimamos que en el corto plazo es
necesaria una duplicación del monto que se gasta hoy. Actualmente se entregan $3.500
mensuales por cada persona inscrita en un consultorio de atención primaria. Es necesario
llegar por lo menos a $ 7.000.

Otro de los grandes problemas de la Salud Primaria es la deficiente administración que


llevan a cabo los municipios. La calidad de la salud que se entrega en una comuna es hoy
extremadamente dependiente de la voluntad del edil y de las corporaciones municipales
de derecho privado. No creemos, sin embargo, que la solución sea el regreso al Estado
centralizado. Pensamos que la vía de solución es promover la participación de la
comunidad en la toma de decisiones de salud, lo que implica generar mecanismos de
participación en la dirección de los centros de salud.

A nivel hospitalario hoy nos encontramos frente a un sistema desfinanciado, con


hospitales endeudados debido a la política de precios y aranceles que no cubren los
costos reales de las distintas acciones que realizan (ver “Cómo se ha desmantelado la salud
pública” ). Íntimamente relacionado con este endeudamiento está la pronunciada
reducción de camas que ha sufrido el sistema público en los últimos 25 años.
Para superar estos problemas es necesario abandonar la política arancelaria (esto es, la
forma en la cual Fonasa financia a los hospitales mediante precios por la actividad que
realizan), y pasar a un esquema de asignación de montos per cápita, es decir, dinero
vinculado a la cantidad de población que atienden los hospitales y de acuerdo a la
complejidad de los casos que reciben.

Es necesario también revisar la actual política de concesiones que parece centrada en


generar lucro para los privados y no en satisfacer las necesidades de la población. Hoy, a
través de distintos mecanismos, el Fisco traspasa más de US$1.000 millones al año a los
privados. Ese dinero es central para financiar las reformas de las que estamos hablando.

Otro aspecto fundamental que debe incluir cualquier reforma estructural al Sistema de
Salud chileno es una nueva relación con los trabajadores. El recurso humano es el motor
del sistema y en Chile, desde hace 30 años, ha habido una sistemática precarización
laboral en el sistema público, lo que ha provocado la actual carencia de profesionales,
sobre todo médicos, tanto especialistas como generales, enfermera/os y matronas, debido
a su migración al sistema privado.

Parte del fortalecimiento del sistema pasa también por asegurar estabilidad laboral,
carrera funcionaria, condiciones adecuadas para el desempeño de la profesión y opción
de capacitación y formación permanente, en todos los niveles, desde la atención primaria
hasta los hospitales de alta complejidad.

3. FINANCIAMIENTO SOLIDARIO
La lógica de financiamiento de la salud en Chile ha generado gran desigualdad y
segregación, dado que la distribución del gasto sanitario privilegia al sector privado. A eso
se agrega el hecho de que la mayor fuente de financiamiento en salud (37% del total)
proviene directamente del bolsillo de las familias. Esto es sumamente negativo pues se
trata de un gasto regresivo que, en casos de enfermedades catastróficas, pueden llevar a
las familias a la pobreza.

El sistema privado, al que se destina el 57% de los recursos que el país gasta en salud,
beneficia a la población con mayores ingresos, más joven y sana. Mientras, el sistema de
Salud Pública, desfinanciado, debe cubrir las necesidades de más de 13 millones de
habitantes, de menores ingresos, de mayor edad y por ende, con mayores factores de
riesgo de enfermar.

Lograr un cambio que termine con los graves problemas del Sistema de Salud implica
realizar una reforma profunda a la manera cómo éste se financia. Una forma es avanzar a
un esquema basado en impuestos generales (modelo inglés). Esto implica reconstruir el
sistema en torno a una lógica solidaria, dado que los que tienen más recursos deberán
aportar más.

La evidencia recomienda que países como el nuestro adopten el modelo de impuestos


generales para financiar la salud, dado que facilita la posibilidad de alcanzar la cobertura
universal y asegura equidad (Sobre este tema vea “Financiación de los sistemas de salud: el
camino hacia la cobertura universal”). Una reforma a fondo del Sistema de Salud, por lo
tanto, está ligada con una reforma tributaria. No se puede pensar en una sin la otra.

Pero si los recursos provienen de impuestos que recauda el Fisco, estos no pueden
terminar en el actual sistema de aseguramiento privado con fines de lucro. Como lo
hicimos notar en nuestra primera columna, ese sistema produce segregación y gran
desigualdad. ¿Qué hacer con las Isapres entonces? Por lo pronto, no deben seguir
administrando el 7% legal que se saca de los ingresos de los chilenos y que funciona
como un impuesto para la seguridad social. Estos recursos deben ser destinados para
asegurar la salud de todos.
No nos oponemos, a priori, a la existencia de prestadores de salud privados. Y se puede
pensar en el aseguramiento privado para el ámbito de seguros complementarios. Sin
embargo, consideramos que la salud no puede ser un terreno de enriquecimiento, dado
que esto niega la calidad de la salud como derecho humano. En este sentido, de existir
prestadores y clínicas estás tendrán que ser sin fines de lucro.

4. DEMOCRATIZACION Y PARTICIPACION
Actualmente nuestro Sistema de Salud es sumamente jerarquizado y con nula
participación de la comunidad. La participación se ha entendido solamente desde una
perspectiva consultiva. Las recomendaciones de los últimos 30 años de organismos
internacionales, como la Organización Panamericana de la Salud, define que la
participación social es uno de los puntos básicos de los procesos de modernización y
reforma de la gestión pública.
Involucrar a los propios trabajadores del sector salud en la generación de las políticas
públicas en el área, así como también generar modelos de gestión participativa de las
instituciones, es un paso necesario para alcanzar un sistema sanitario de calidad.
También es necesario alcanzar mayor involucramiento de la comunidad principalmente a
nivel de la atención primaria.

Las reformas enunciadas aquí no son fáciles de implementar. Requieren revertir una
forma de ver la política pública que ha regido por varias décadas, sostenida por
colectividades políticas que, más allá de lo que piensen sobre el rol del Estado, han
dejado que la Salud Pública sea desmantelada.

Es poco probable que sean esas colectividades con sus candidatos, las que de motu
proprio rectifiquen lo hecho por años. Siguiendo el ejemplo de los estudiantes -y como
ellos han logrado producir una discusión inédita en la educación-, los cambios en
salud requieren de un movimiento social empoderado que impulse transformaciones, que
desnaturalice el actual estatus quo del sistema, cuestionando sus pilares estructurales. De
lo contrario, continuaremos con soluciones parche que sólo empeoran la situación.
LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS EN SALUD PÚBLICA
Es la disciplina encargada de la protección de la salud a nivel poblacional. Tiene como
objetivo mejorar la salud de la población, así como el control y la erradicación de las
enfermedades.
QUE ES SALUD PÚBLICA?
CUALES SON LAS FUNCIONES DE LA SALUD PUBLICA?
 Hacer seguimiento, evaluación y análisis de la situación de salud.
 Hacer vigilancia, investigación, control de riesgos y daños en salud pública.
 Hacer promoción de la salud y participación de los ciudadanos en la salud.
 Desarrollar políticas y capacidad institucional de planificación, y gestión en materia de
salud pública.
 Fortalecer la capacidad institucional de regulación, y fiscalización en materia de salud
pública.
 Hacer evaluación y promoción del acceso equitativo a los servicios de salud necesarios.
 Desarrollar recursos humanos y capacitación en salud pública.
 Realizar y garantizar el mejoramiento de la calidad de los servicios de salud individuales
y colectivos.
 Reducción del impacto de las emergencias y desastres en la salud.

HISTORIA
La salud pública como ciencia apenas tiene poco más de un siglo de existencia, pero
manifestaciones del instinto de conservación de la salud de los pueblos existe desde los
comienzos de la historia de la humanidad. Sin embargo la inclusión de la restauración de la
salud es una adquisición relativamente reciente.

Los egipcios, según Heródoto, eran el más higiénico de los pueblos. Practicaban la higiene
personal, conocían gran número de fórmulas farmacéuticas, construían depósitos de arcilla
para las aguas de bebida y canales de desagüe para las aguas residuales.

La civilización griega presta más atención a la limpieza personal, al ejercicio físico y a las
dietas alimenticias que a los problemas del saneamiento del medio.

El imperio romano es famoso por sus actividades en los campos de la higiene personal con
la construcción de baños públicos y de la ingeniería sanitaria con la construcción de
acueductos.

En América Prehispánica, la civilización Tehotihuacana contó con grandes obras que le


permitían llevar agua limpia a la ciudad, así como de deshacerse de agua sucia.

En el siglo XIX hubo un desarrollo considerable de la Salud Pública en Europa y en los


Estados Unidos. En Inglaterra Edwin Chadwick impulsó las Leyes de Salud Pública que
contemplaban un conjunto de medidas para la sanidad, sobre todo en las ciudades
industriales. Con esas medidas se logró reducir la mortandad por algunas de las
enfermedades infecciosas que azotaban a la población trabajadora que vivía en pésimas
condiciones y de insalubridad.
1. Es impostergable implementar un sistema mixto (público-privado) para
mejorar la calidad de la atención médica y la sostenibilidad de los
servicios.
2. Se debe desarrollar un vasto plan de prevención de las enfermedades
crónicas, conjuntamente con el Ministerio de Salud (enfermedades
cardiovasculares, cáncer, obesidad, diabetes, malformaciones
congénitas, enfermedades mentales, etc.).

3. Fortalecer la atención primaria con médicos de familia y coordinar sus


labores de prevención de enfermedades con el personal del Ministerio de
Salud para maximizar el esfuerzo de ambos.

4. El costo de la atención médica a nivel público es elevado y la oferta del


sector privado ha aumentado y sus costos son razonables, por lo que
conviene acordar alianzas estratégicas entre ambos.

5. Reducir las listas de espera en general, eliminando el carrusel en un


proceso transparente de depuración, y, mediante licitaciones públicas,
comprar servicios a cooperativas y grupos privados que ofrecen costos
inferiores a los de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

6. Renovar infraestructura y equipos sin más demora, y establecer el


expediente electrónico y la automatización del despacho de
medicamentos.

7. Transformar los hospitales nacionales en centros médicos, y los


regionales en hospitales docentes para atender con éxito las
enfermedades crónicas, mejorar la calidad de la atención médica y
facilitar la enseñanza de las ciencias médicas.
8. La CCSS debe establecer convenios con las instituciones privadas de
educación superior para la formación del recurso humano especializado
en el campo de la medicina que requiere el país.

9. Volver a poner en vigencia la Ley de Desconcentración de Hospitales


e implementar un programa que reduzca las incapacidades.

10. Crear incentivos para promover las pólizas de gastos médicos, la


medicina de empresas, la medicina mixta y extender la administración de
clínicas y Ebáis a cooperativas, solidarismo y grupos privados.

11. Utilizar protocolos para el manejo de las enfermedades que estén


fundamentadas en buenas prácticas clínicas y en el avance de las
ciencias médicas, así como disminuir el papeleo burocrático en la
atención de los pacientes.

12. Mejorar la educación continua por medio de videoconferencias y


utilizar más la telemedicina.

13. Poner cierto límite razonable a las prestaciones de la CCSS, pues


esta no puede darles todo a todos.

14. Establecer un consentimiento informado completo para que los


pacientes sepan exactamente qué se les va a hacer y cuáles son los
riesgos.
15. Crear alianzas estratégicas con centros médicos avanzados para
facilitar la transferencia de ciencia y tecnología, indispensables para la
buena atención de las enfermedades crónicas.

16. Disponer de una moderna contabilidad de costos, que esté al día y en


línea para conocimiento de todos; lo mismo se requiere para los datos
vitales.

17. Recortar, reubicar o congelar al personal administrativo que fue


nombrado en exceso en el pasado.

18. Evaluar el rendimiento de jefaturas, personal y ciertos programas, a


fin de evitar duplicaciones y despilfarro y crear una evaluación del
desempeño real para todos los funcionarios.

19. Castigar severamente la evasión, la morosidad y el engaño al


momento del aseguramiento.

20. Nombrar en los más altos cargos a personas con gran experiencia,
probidad e indiscutible liderazgo gerencial. Los problemas por resolver
son tan complejos que se necesita el concurso de los mejores. Además,
debe generarse un plan de capacitación para nuevos directores de
clínicas y hospitales y para administradores.

https://www.elquintopoder.cl/salud/13-cosas-de-la-crisis-de-la-salud-
publica-en-chile-que-probablemente-usted-ni-el-ministro-manalich-
conocen/

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