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REVISTA ELECTRÓNICA DE CIENCIA, TECNOLOGÍA, SOCIEDAD Y CULTURA. ISSN 2174-6850. Divulgando conocimiento desde 1988. Búsqueda
La Teoría del campo unificado de la física implica que: “...las fuerzas entre los objetos pueden describirse por los
Las partículas son entes imaginarios
efectos de los “campos” [...] los campos pueden describirse en términos de intercambio de partículas que
transfieren el momento y la energía entre los objetos”. Si nos basamos en la teoría de Vlatko Vedral
(Tendencias21) y otros (Tendencias21) podemos sugerir que ese intercambio de partículas es, al fin y al cabo, un
intercambio de información.
En base al planteamiento de la teoría de sistemas (Bertalanffy, 1968), concebimos la homología de las
estructuras en diferentes niveles de la realidad (físico, químico, biológico, psicológico, social...). Así, si
trasladamos la teoría del campo unificado de la física al terreno macroscópico, podemos entender que esas La materia es la forma en que la realidad se
“fuerzas entre los objetos” pueden referirse perfectamente a las tensiones e intercambios que se producen entre dibuja a sí misma
dos polos diferenciados cualesquiera.
En el ser humano, esas tensiones e intercambios se producirían entre el cuerpo y la mente -en un nivel de la
realidad humana- y entre su organismo y su entorno, en otro de los niveles. Por tanto, podríamos concebir que
entre el cuerpo y la mente y entre el organismo y su entorno se da un intercambio recursivo de información. Por
tanto, la interacción humana se puede concebir como un “campo unificado ” (Parlett, 1991) y lo mismo ocurre
con la intro-acción.
El self como función de campo
El resultado del campo que constituyen dos polaridades está más allá del significado de cada uno de los polos
que lo forman (Tendencias21 ). Así, el campo organísmico es ‘algo más’ que cuerpo y mente. Es otra cosa. Por
ejemplo, el agua es y no es oxigeno e hidrógeno; es agua sin dejar de ser, al mismo tiempo, sus componentes. Así
el cuerpo-mente es ¡otra cosa!, más allá del cuerpo y de la mente, aunque no sea ‘más que’ cuerpo y mente. Traemos más diseño a tu vida
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Lo mismo ocurre con el campo organismo-entorno, es más que la experiencia de la interacción del individuo con
el entorno. La experiencia integrada de ambos campos trasciende las divisiones mentales. Ese traspasar las
divisiones mentales implica experimentar el “instante revelador” del que hablo en otro artículo de Tendencias21.
A la función que une el campo organismo-entorno y fluye como “fuerza entre los objetos”, la terapia gestalt la
denomina self (sin traducir). Añado que en terapia gestalt el ‘entorno’ es normalmente otra persona. Así
hablamos del self de una relación interpersonal. El self, al ser una función del campo, una propiedad del mismo,
no ‘pertenece’ ni al individuo, ni al entorno; a ninguno de los individuos de la relación interpersonal. Es algo que
se activa entre ambos en un momento dado. Como en el electroimán, en el que se produce el campo al activar la
corriente eléctrica [2].
Esto podría relacionarse –a nivel macroscópico– con la no localidad de la física cuántica en el microscópico. Este
efecto ya no estaría sustentado por el campo organismo-entorno, sino por el “metacampo” y estaría asimismo
relacionado con el fenómeno de la sincronicidad, lo que explico en otro lugar también como efecto de campo.
Hemos visto el concepto de campo y su importancia para interpretar las cuestiones humanas. El campo implica
una concepción de la realidad humana más allá de la visión tradicional de las cosas y de la visión materialista
que concibe las circunstancias de la consciencia humana como producto del cerebro. Hecho esto nos vamos a
ocupar ahora de la evolución del campo en el ser humano. Esto tendrá lugar describiendo las polaridades que
constituyen el campo a lo largo del desarrollo humano.
Como hemos visto en otro artículo, el ser humano es originariamente unidad en el seno materno. Unidad cuerpo-
mente y unidad organismo-entorno. Su desarrollo implica la separación de ambas unidades. Sólo separando,
distinguiendo, definiendo, una cosa de la otra, frente a la otra, se puede desarrollar la consciencia.
La separación con el entorno tiene lugar en el propio nacimiento; aunque no llega a la consciencia hasta los 9-10
años. La separación cuerpo-mente se inicia hacia los 2-3 años. Evolutivamente, hasta adquirir la consciencia de
campo, el desarrollo humano implica primero la posterior unión del cuerpo y la mente y más tarde del organismo
(individuo) y el entorno (incluidas las otras personas).
La unión cuerpo-mente, a la que Wilber (1997, 1980) llama “Centauro”, es el último estadio del desarrollo de la
consciencia personal y, por lo tanto, el umbral de acceso a la espiritualidad. Espiritualidad que aquí definimos
como un estado avanzado o posterior de lo que se inicia en la integración organismo-entorno.
Así pues, podemos decir que la dualidad presente en toda la realidad desde su nivel cuántico (el conocido yin-
yang de la filosofía oriental) aparece en la naturaleza humana en un nivel como cuerpo y mente. El cuerpo se
asemeja más a la partícula y la mente a la onda. En otro nivel, se presenta como organismo y entorno. El
organismo está definido, el entorno no.
Este entorno es, a veces, otra persona, a veces un evento... El entorno fluctúa ante nuestra atención y es nuestra
observación sobre ese entorno indefinido lo que lo fija en un momento y espacio dado (como, a nivel
microscópico sucede con el colapso de la función de onda). Otra forma de verlo es mediante el concepto figura-
fondo [6] de la psicología gestalt.
De esta manera, establecemos la secuencia que nos lleva en nuestro desarrollo desde la inicial identificación del
neonato con la materia , al descubrimiento primero del cuerpo y luego de la mente, para después integrar ambos
y posteriormente acceder a una nueva ‘identificación consciente con la materia’ [7], que es la base de las
experiencias superiores de la consciencia o espiritualidad. Así, la dialéctica de los opuestos está siempre
presente en el desarrollo humano.
Tal como describo en un artículo , la tensión entre los polos del cuerpo y de la mente formaría el campo que
llamo organísmico. La tensión existente entre este organismo y el entorno forma, entonces, el campo postulado
por la terapia gestalt como campo organismo-entorno (Perls, Hefferline y Goodman, 1951).
Así tenemos entonces dos dialécticas que resumen el proceso de autoorganización y desarrollo de la consciencia
humana. El campo organísmico que, formado por la tensión cuerpo-mente, da acceso a la consciencia personal;
y el campo organismo-entorno que, formado por la tensión entre el organismo y el entorno (individuo y entorno,
humano incluido) da lugar, en el transcurso del desarrollo, a la consciencia transpersonal. Ambas consciencias se
definen aquí, pues, como emergentes de la naturaleza del campo unificado, como propiedades del mismo.
Creatividad y sincronicidad
Es decir, como describo más arriba, cuando se produce una respuesta que está más allá del cuerpo y de la mente,
pues implica la aparición de un fenómeno de ‘líneas de fuerza’ (símil del imán) que no eran perceptibles antes.
Un fenómeno que sólo es posible cuando los opuestos revelan lo que hay ‘escondido’ en ellos al manifestarse
conjuntamente (Tendencias21).
De la misma manera, la simultaneidad de eventos –personales, sociales, científicos u otros– sería un aspecto
‘creativo’ del campo organismo-entorno. Quizá expresar estos hechos en un código que está más cerca del
lenguaje científico que del humanista haga más accesible su naturaleza a determinados modos de pensar de
nuestra cultura y nos permita comprender toda la realidad desde una perspectiva unificada. Esta perspectiva
unificada implica que humanismo y cientificismo son, al fin y al cabo, dos formas de ver-describir una misma
realidad única.
La fenomenología de campo nos puede explicar manifestaciones y sucesos atribuidos tradicionalmente a causas
que están más allá de la naturaleza humana. Con la teoría de campo podemos justificar estos hechos atribuidos
al inconsciente, a la inspiración (a las ‘musas’), a los dioses, o a cualesquier otro concepto abstracto o mítico.
Asimismo tampoco las causas cerebrales de la creatividad explican realmente el asunto. El pensamiento lineal
sólo nos da cuenta de un aspecto parcial del hecho.
Precisamente un artículo de Tendencias21 relaciona la bipolaridad y la esquizofrenia con la creatividad.
Normalmente, la polaridad en la que todos estamos inmersos en nuestra cultura se contiene por el acatamiento
de las normas imperantes (Hearn y Madrona, 2015). En ocasiones, en algunos individuos esa polaridad es más
acusada y necesitaría de un salto hacia delante para integrar los opuestos en una percepción más global que es
la que nos da la experiencia-pensamiento de campo.
Pero esa percepción no es respaldada por la cultura y deja, por lo tanto, a muchos individuos sin respuestas y sin
orientación, sumidos en un conflicto y definidos por una patología (Grof, 1985). Esa polaridad se hace evidente
en situaciones más agudas en las que el individuo no puede integrar esos opuestos polares. Sin embargo, esas
personas, como nos cuenta Grof (1985), están más próximas a una experiencia transpersonal (de campo) que
puede integrar su dualidad, y podrían tener un diagnóstico mucho más promisorio si la cultura supiera enfocar y
tratar esas situaciones. Si tan siquiera abriera su mente a un paradigma alternativo que sí es capaz de
explicarlas.
Asimismo la postulación del fenómeno de la sincroniciad, es una explicación que lo describe todo sin decir nada
acerca de la naturaleza del fenómeno mismo. De hecho, según la hipótesis mantenida aquí, la sincronicidad –una
simultaneidad psique-entorno, según la define originalmente Jung–, no sería la única simultaneidad posible en
el Universo. Como hemos visto, se puede dar sincronicidad también entre sucesos que no tienen ninguna
conexión psíquica entre sí.
Comprendo que sea difícil de entender, para hacerlo es necesario cambiar de paradigma; es decir, desarrollar la
percepción de campo (o transpersonal y espiritual como se llama en otros entornos). Es, por lo tanto, algo difícil
–por no decir imposible– de entender y aceptar desde el racionalismo imperante del paradigma cartesiano-
newtoniano: “Es simplemente imposible describir con claridad una epistemología alternativa en los términos
convencionales...” (Keeney, 1983, pág. 29).
Sin embargo, postulada de esta manera, como manifestación o propiedad de un campo, nos permite concebir el
fenómeno como algo más próximo al paradigma científico. Quizá por ejemplo, apunto, el fenómeno del colapso
de la función de onda no sea por ‘causa’ de la medición del observador (interpretación lineal clásica) sino un
fenómeno de la sincronicidad (simultaneidad) del campo organismo-entorno. Una manera diferente de
interpretar el mismo fenómeno, como ya nos enseñó Kuhn (1962) a apreciar.
Sería cuestión de pensarlo de otra manera. Al fin y al cabo sobre el fenómeno hay múltiples interpretaciones. Una
cosa son las matemáticas que describen el fenómeno y las predicciones que son su consecuencia, y otra muy
diferente lo que los físicos entienden que están viendo, pues ven cosas muy diferentes dependiendo del
paradigma al que estén adscritos (Interpretaciones de la mecánica cuántica, Zohar, 1990; Peat, 1987). Y
tratándose de una fenomenología de campo que se extiende más allá de los fenómenos puramente materiales,
los físicos no tienen la única palabra.
Conclusión
En un mundo en el que predomina el individualismo egoísta y las metas parciales es necesario potenciar la
consciencia (Laszlo, Grof y Russell, 2000). En un primer momento la consciencia nace de la separación y la
individuación; pero necesita a continuación volver a la unidad originaria para completar el desarrollo.
Nuestra cultura, sobre todo la occidental, ha desarrollado la individuación a lo largo de milenios y ha enseñado a
nuestros hijos que ésa es la mejor manera de enfrentarse a la vida [9]. Como sociedad estamos anclados (fijados ,
que diría Freud) en esa visión parcial de la realidad y no somos capaces de ver la necesidad imperiosa de
completar el ciclo.
La creatividad es una respuesta de campo e implica una actitud íntegra y abierta ante la realidad, una respuesta
total. De la misma manera, las diversas manifestaciones de la sincronicidad son una respuesta de campo que
implica la consciencia de que existe una relación más compleja entre el ser humano y el ‘mundo’. Como dice
Moore (1992): “...nuestra alma es inseparable del alma del mundo, y ... se las encuentra a las dos en la
multiplicidad de las cosas de que se componen la naturaleza y la cultura” (p. 26).
Bibliografía:
Bertalanffy L. von. (1968, ec. 1979): Perspectivas en la teoría general de sistemas. Ed. Alianza. Madrid.
Capra, F. (1975, ec. 1996). El tao de la Física. Ed. Sirio. Barcelona.
Delacroix, J-M. (2006 ec. 2008). Encuentro con la Psicoterapia. Ed.Cuatro Vientos, Santiago de Chile
Fox Keller, E. (1985 ec. 1991) Reflexiones sobre Género y Ciencia. Ed. Alfons el Magnànim. Valencia.
Goleman, D. (1995, ec. 1996) Inteligencia emocional. Ed. Kairós. Barcelona.
Grof, S. (1985, ec. 1988). Psicología transpersonal: nacimiento, muerte y trascendencia en psicoterapia.. Ed.
Kairós. Barcelona.
Hearn, I. F. y Madrona, S. (2015). The Unity of Body-Mind and Culture. Cultural Mannerisms as Introject
Processes. British Gestalt Journal, Vol. 24-1, pp. 25-31. Versión en castellano.
Keeney, B. P. (1983, ec. 1994). Estética del cambio. Ed. Paidós. Barcelona.
Kuhn, T. S. (1962, ec. 1971). La estructura de las revoluciones científicas. Ed. F. C. E.. Madrid.
Kuhn, T. S. (1977, ec. 1982); Objetividad, juicios de valor y elección de teoría en La tensión esencial. Ed. F. C. E.
Madrid.
Laszlo, E. (1993, ec. 1997). El cosmos creativo. Ed. Kairós. Barcelona.
Laszlo, E, Grof, S. y Russell, P. (1999, ec. 2000). La revolución de la conciencia. Ed. Kairós. Barcelona.
Lewin, K. (1951, ec. 1978). La teoría del campo en las ciencias sociales. Ed. Paidós. Buenos Aires.
Moore, T. (1992, ec. 1993). El cuidado del alma. Ed. Urano. Barcelona.
Parlett, M. (1991) Reflections on Field Theory. The British Gestalt Journal, 1991, 1, 68-91. Versión en castellano.
Peat, D. (1987, ec. 1988). Sincronicidad: puente entre mente y materia. Ed. Kairós. Barcelona.
Perls, Hefferline y Goodman. Terapia Gestalt. Excitación y crecimiento de la personalidad humana. (1951, ec.
2002). Ed. Sociedad de Cultura Valle-Inclán. Los libros del CTP. Madrid.
Tolle, E. (1997-1999, ec. 2007). El poder del ahora. Ed. Gaia. Madrid.
Wilber, K. (1977, ec. 1990, ). El espectro de la conciencia. Barcelona. Ed. Kairós.
Wilber, K. (1980, ec. 1989). El proyecto Atman. Barcelona. Ed. Kairós.
Zohar, D. (1990, ec. 1990). La conciencia cuántica. Ed. Plaza y Janés & Muy Interesante. Barcelona.
Notas:
[1] La psicología gestalt y la terapia gestalt no son exactamente lo mismo, tienen incluso orígenes diferentes,
pero no son completamente ajenas. Coinciden totalmente en algunos de sus conceptos básicos. Como, por
ejemplo, el propio concepto de gestalt.
[2] Aquí habría que distinguir entre un campo permanente como en el imán y un campo activado como en el
electroimán; pero esta cuestión ya sería tema para otro momento.
[3] Y es por este camino que llegamos tan lejos como para afirmar que es voluntad de Dios, del Destino –así
con mayúscula– o de cualquier otra reificación de una fuerza natural. Algo que, imbuidos por la necesidad de
control de nuestro yo no identificamos como propio, pues pertenece a la manifestación de campo, lo
atribuimos a fuerzas imaginadas para contrarrestar nuestros miedos, como en la antigüedad atribuíamos a
los dioses fuerzas cuya naturaleza conocemos hoy perfectamente. El caso es que las manifestaciones del
campo son una explicación de la fenomenología religiosa. Y todas las formaciones religiosas y espirituales se
encaminan a percibir el campo; aunque no lo llamen de esta manera.
[4] El descubrimiento de la teoría de la evolución por Charles Darwin y Alfred Russel Wallace ; el desarrollo del
cálculo hecho independientemente por Newton y Leibniz. Y otros descubrimientos en los que se ven
implicados campos diferentes como el arte y la ciencia, según nos explica David Peat (1987, pp. 43 y 44).
[5] Es interesante a este respecto el libro El poder del ahora de Eckhart Tolle (1997).
[6] Este concepto, aplicado por la terapia gestalt, implica que el ser humano siempre elige de un fondo
multidiverso una figura que destaca a su atención.
[7] Aquí hemos de añadir que la “identificación con la materia” es una simplificación conceptual. Como he
dicho en otros artículos podemos concebir estos niveles de la realidad como formados por materia-
energía/información-forma. Pero para las necesidades de este artículo no es necesario ‘enredarnos’ en este
tema.
[8] Hay un concepto antiguo que se acerca al que aquí propongo, el del alma. Según Thomas Moore (1992): “Lo
que necesitamos [...] es el alma, en el medio, manteniendo la unión de mente y cuerpo...”. Lo que nos indica
que muchos de los conceptos que actualmente podemos desarrollar con un lenguaje actual, más acorde con
el científico, ya han sido percibidos anteriormente y descritos con el lenguaje que existía en ese momento.
“Alma” sería el nombre que recibió la percepción de campo cuando aún no se tenía noción del mismo.
[9] Es interesante el caso que expone Moore (1992) al respecto. Se trata de una mujer que sufre por no ser
suficientemente independiente como le dictan las normas de su cultura. Después de darle, mediante el
diálogo, una vuelta de 180º a su planteamiento original haciéndola consciente de los aspectos positivos de la
dependencia, unidad e intimidad con los demás, Moore nos describe: “Tuve la sensación de que aquella
mujer, como pasa a menudo, evitaba la intimidad y la amistad convirtiéndolas en una caricatura de una
dependencia excesiva.” (p. 30). Como digo en otro artículo la sombra que implica esa valoración radical de la
independencia y de la autonomía, del “hombre que se hace a sí mismo”, tan querida en ciertas culturas, es tan
masiva y extrema que no son, para mí, nada extraños sus magnificados comportamientos autodestructores,
su insensibilidad social nacida de su radical aislamiento personal, su consecuencia paranoica y su
prepotencia compensatoria. Como ya dije en el artículo mencionado la mayor virtud (que no niego) lleva
consigo la sombra más radical, absoluta y ciega.
Sinesio Madrona es licenciado en psicología. Formado en terapia psicoanalítica, rogeriana y gestáltica. Es autor
de una teoría matemático-geométrica, basada en el ritmo, la armonía y la simetría, que describe el crecimiento
humano y el desarrollo de la consciencia como un proceso evolutivo de autoorganización de creciente
complejidad.
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