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Volumen 1
Segunda edición
Patologías de hombro
Volumen 1
ERRNVPHGLFRVRUJ
Segunda edición
Editorial
Alfil
Patologías de hombro
Volumen 1
Todos los derechos reservados por:
E 2010 Editorial Alfil, S. A. de C. V.
Insurgentes Centro 51–A, Col. San Rafael
06470 México, D. F.
Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57
e–mail: alfil@editalfil.com
www.editalfil.com
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Editor:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Revisión editorial:
Irene Paiz, Berenice Flores
Traducción del inglés de los capítulos 10, 13, 16, 19, 24, 37 y 55
Gloria Padilla
Diseño de portada:
Arturo Delgado
Dibujos:
Alejandro Rentería
Impreso por:
Solar, Servicios Editoriales, S. A. de C. V.
Calle 2 No. 21, Col. San Pedro de los Pinos
03800 México, D. F.
Marzo de 2010
Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores.
Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas terapéuticos sean correctos y compatibles
con los estándares de aceptación general de la fecha de la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la informa-
ción proporcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cuidadosamente el material de instruccio-
nes e información incluido en el inserto del empaque de cada agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial,
cuando se utilizan medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alteración, pérdida o daño que
pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y aplicación de cualquier parte del contenido de la presente obra.
Colaboradores
V
VI Patologías de hombro (Colaboradores)
Volumen 1
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Dr. Ignacio Cardona Muñoz
SECCIÓN I. GENERALIDADES
Capítulo 1. Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Alfredo S. Iñárritu Cervantes, Arturo Gutiérrez Meneses
Capítulo 2. Anatomía y fisiología del hombro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Óscar Carmona Ricardes
Capítulo 3. Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia
de hombro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Arturo Gutiérrez Meneses, Óscar Antonio Martínez Molina
Capítulo 4. Imagenología en la patología del hombro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Jorge Armando García Solís, Marco Antonio Teliz Meneses
Capítulo 5. Exploración física del hombro y del mango rotador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
Francisco Cruz López, Arturo Almazán Díaz, Francisco Pérez,
Clemente Ibarra Ponce de León, César H. Bravo Maytorena,
Francisco Rodríguez Reséndiz, Iván Larios
VII
VIII Patologías de hombro (Contenido)
Volumen 2
Capítulo 55. Complicaciones en la reparación abierta y artroscópica del mango rotador . . . . . . . . . . . 845
Arturo Gutiérrez Meneses
Capítulo 56. Reparación artroscópica completa del manguito rotador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 873
Matthew Fouse, Wesley M. Nottage
Capítulo 57. Complicaciones de las fracturas del extremo proximal del húmero . . . . . . . . . . . . . . . . . . 883
Óscar Antonio Martínez Molina, Arturo Gutiérrez Meneses
Capítulo 58. Complicaciones de la artroplastia de hombro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 897
Fernando Sergio Valero González, Michel Ruiz Suárez, Melchor Iván Encalada Díaz
Ante todo felicito al autor, Dr. Arturo Gutiérrez Mene- tando las aplicaciones clínicas de las ciencias básicas y
ses, por su empeño y dedicación para realizar esta exce- las situaciones más frecuentes en la práctica clínica, pro-
lente obra, y le agradezco haberme concedido el honor porcionando propuestas terapéuticas basadas en resulta-
de prologarla. De hecho, considero que este trabajo no dos y la experiencia acumulada por el autor y sus colabo-
necesita presentación, se presenta per se, por su calidad radores durante muchos años de dedicación al estudio y
y por el reconocimiento que tienen en este campo tanto el tratamiento de las patologías de esta compleja articu-
el autor como cada uno de sus colaboradores. La temáti- lación.
ca del hombro ha ganado el interés de la comunidad orto- El material es presentado de manera sencilla, com-
pédica, por lo que de seguro este libro será considerado prensible, bien organizado, adecuadamente secuenciado
como referencia en el estudio y tratamiento de las patolo- y apoyado por excelentes ilustraciones y referencias bi-
gías de este segmento articular. El valor de esta obra radi- bliográficas actualizadas y bien documentadas. Simple-
ca en el abordaje temático de manera práctica, presen- mente es un libro que se debe tener.
XI
XII Patologías de hombro (Contenido)
Sección I
Generalidades
Sección I. Generalidades
Capítulo 1
Historia
Alfredo S. Iñárritu Cervantes, Arturo Gutiérrez Meneses
Las poblaciones siempre han estado amenazadas por biosocial, psicosocial y social. A través de la paleopato-
dolor, enfermedades, trauma y muerte, y han utilizado logía sir Marc Armond Ruffer brindó la oportunidad de
para su manejo los conocimientos y recursos existentes conocer restos óseos momificados que presentan callos
con conductas intuitivas. óseos de fracturas, lesiones tumorales, infecciones y ar-
El desarrollo de la medicina se pierde en la historia trosis. Se sabe también que en la prehistoria se usaba al-
de la humanidad, ya que al principio el arte de curar era gún tipo de férula para la inmovilización de fracturas,
mágico y se llevaba a cabo con hechicería influida por hechas con madera, caña, bambú o corteza de árbol.
la religión, creencias, guerras, costumbres e idiosincra- Fueron los primeros en realizar amputaciones de miem-
sia de las diferentes culturas. Los textos babilónicos ma- bros y dedos ante la necesidad de contener hemorragias
nifiestan teorías demonológicas y exorcismo mediante o curar heridas.
rituales de curación y posesión de los enfermos por par- En la tumba de Hirkouf, en Egipto, se aprecia un gra-
te de demonios Por otro lado, la palabra hombro se ha bado con unas muletas de madera, que data del año 283
utilizado en todas las civilizaciones como parte de un a.C. Asimismo, a través de murales, pinturas, jeroglífi-
simbolismo o de dichos, como “vamos hombro con hom- cos y momias se sabe que los egipcios sufrían muchas
bro”, que significa “dar apoyo total”; “descansa tu cabe- de las afecciones que se padecen hoy en día.
za en mi hombro”, que significa ayuda; y “carga el cielo En 800 a.C. Homero hizo un relato de la guerra de
en tus hombros”, que implica un castigo. Troya, en el cual dejó el conocimiento de las lesiones
La historia no se repite y conocerla ayuda a la evolu- sufridas y su tratamiento, mediante el empleo de un lé-
ción. Con una serie de eventos científicos y tecnológi- xico anatómico de 150 palabras, como clavícula, vérte-
cos progresivos se llega a la actual medicina científica, bra cotilo, esqueleto, rodilla, tendón etc., y la descrip-
que incluye un sinnúmero de conocimientos, alta tecno- ción de 147 heridas.
logía y fácil comunicación universal en un medio polí- Entre 460 y 370 a.C., en su libro Cirugía, Hipócrates
tico, económico y social inequitativo y globalizado, en citó el concepto básico del poder curativo de la naturale-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
busca de una alta calidad de la práctica médica que logre za, y a principios del siglo XVIII John Hunter mencionó
salud en la población de todo el mundo y permita un cre- como concepto de curación espontánea al conocimiento
cimiento económico y social. de técnicas quirúrgicas y la necesidad de operar con
Desde el siglo XX la medicina ha evolucionado hacia buena luz, comodidad y limpieza. Asimismo, introdujo
la especialización y atomización de las especialidades, la tracción continua para tratar fracturas y las maniobras
obligada por la enorme cantidad de conocimientos y la de reducción de luxaciones temporomandibular, de ro-
constante renovación de tecnología, que incita a tener dilla, de cadera, de codo, acromioclavicular y glenohu-
especialistas actualizados en cada pequeña área de una meral, esta última conocida y reducida por algunos mé-
especialidad médica o quirúrgica buscando una eficaz dicos en la actualidad al colocar el talón en la axila del
prevención de enfermedades o llegar al alivio o rápido paciente, a diferencia de lo que hacía Hipócrates, que la
control de la patología con una completa rehabilitación reducía con el paciente de pie.
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4 Patologías de hombro (Capítulo 1)
Galeno (129–199 d.C.) fue cirujano de gladiadores En Davon, Suiza, en 1958 se creó el centro de ense-
en el Imperio Romano y tenía una gran experiencia en ñanza e investigación con el nombre de Asociación para
el tratamiento de heridas, huesos, articulaciones e infec- el Estudio de la Fijación Interna AO/ASIF encabezado
ciones óseas, aunque con una influencia sistemática de por los doctores M. E. Müller y Aallgower, H. Willene-
medicina religiosa. ger, S. M. Perren, R. Ganz y B. Y. Weber, entre otros.
En el siglo X Rhazes (850–923 d.C.) inició el uso del En el continente americano han destacado muchos
yeso, lo cual constituyó un avance significativo en el médicos, entre los cuales están Russell A. Hibbs (1869–
tratamiento de fracturas y otras lesiones. En la época 1932), de Nueva York, con sus técnicas de artrodesis de
medieval Guy de Chauliac, Guyliettmo de Salicito y la columna vertebral; Smith Peterson, de Boston, con las
Ianfranco de Milán plasmaron en sus libros de cirugía artroplastias con copa; Willis Campbell (1880–1941),
(1290–1368) avances en el manejo de dichas patolo- de Memphis; Paul Budd Magnuson (1884–1968); Aus-
gías, sobre todo en la descripción de los tipos de luxa- tin T. Moore (1899–1913), con la primera sustitución
ción de cadera y rodilla. El último de ellos propuso la metálica de cadera; y Augusto Sarmiento, de California,
unificación de la medicina y la cirugía. con la utilización de yesos funcionales. En el New York
La medicina del Renacimiento es conocida como la de Orthopaedic Hospital del Centro Médico de la Univer-
mayor empuje a la anatomía, donde los líderes más reco- sidad de Columbia destaca el Dr. Robert E. Carroll en
nocidos son Leonardo da Vinci (1452–1519), Paracelso cirugía de la mano; el Dr. M. C. Harrison Laughlin en
(1493–1541) y Andreas Vesalius, el mejor anatomista de fracturas; el Dr. Frank E. Stinchifield en los problemas
todos los tiempos, gracias a su obra De humani corporis de cadera; y el Dr. Charles E. Neer II, que constituyó la
fabrica. Ambrosio Paré (1510–1590), la principal figura primera clínica de cirugía de hombro y siguió trabajan-
del siglo XVI y padre de la cirugía francesa, utilizaba el do e investigando en este campo de la cirugía ortopédica
torniquete en sus operaciones y mencionó cinco funcio- hasta llegar a ser considerado como el padre de la ciru-
nes que constituyen los objetivos de la cirugía: gía de hombro.
Desde luego, muchas aportaciones a la especialidad
1. Eliminar lo superfluo. han llegado a través de otros centros médicos, como el
2. Restaurar lo que se ha dislocado. de Harvard, en Boston, el Hospital de Cirugía Especial
3. Reparar lo que se ha unido. de Nueva York, la Universidad de Cornell, la Clínica
4. Reunir lo que se ha dividido. Mayo y Campbell, entre otros.
5. Reparar defectos de la naturaleza. En el siglo XIX coincidieron muchos avances cientí-
ficos y tecnológicos que repercutieron en un gran desa-
Además, describió la fractura del cuello del fémur y un rrollo de la cirugía, incluidas la ortopédica y la trauma-
método para reducir la luxación glenohumeral. tológica. El desarrollo de la anestesia, la asepsia y la
Nicholas Andoy (1655–1759) fue el primero en utili- antisepsia las hicieron más seguras y las enfocaron a la
zar el término de ortopedia o el arte de corregir y preve- obtención de buenos resultados más que a su realización
nir deformidades en los niños. con gran rapidez.
El suizo Jean André Venci (1740–1791) estableció el En 1840 Malgaigne utilizó la fijación externa con
primer instituto de ortopedia en el cantón de Vaud, que clavos percutáneos y tirantes circulares, y el irlandés
estaba dedicado a tratar niños con lesiones y deformida- Abraham Colles describió en 1814 la fractura distal del
des, por lo cual se considera como el primer ortopedista radio que lleva su nombre.
y padre de la ortopedia. Percival Pott (1714–1788) des- El descubrimiento de los rayos X en 1895 por parte
cribió la fractura de tobillo que lleva su nombre. del físico Wilhelm K. von Röntgen (1845–1923) y el de
En el decenio de 1950, en la Unión Soviética, Gabriel nuevos materiales son en mucho responsables del desa-
A. Ilizarov desarrolló el fijador externo circular, y sus rrollo de la ortopedia y la traumatología, que desde en-
investigaciones básicas demostraron la neoformación tonces tienen una relación inseparable.
ósea con distracción lenta y progresiva. La aplicación del método científico con análisis de
En España, en junio de 1935, Manuel Bastos Ansart resultados y retroalimentación fue fundamental para el
formó la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y mayor desarrollo de la medicina y la cirugía fusionadas,
Traumatología (SECOT), donde destacaron muchos consideradas como ciencia y arte.
médicos de diferentes ciudades, como José Trueta, del No hay una fecha que señale el inicio de la cirugía or-
Hospital de Cataluña; José Palacios y Carvajal, de Ma- topédica como tal, porque los cirujanos generales se
drid, Antonio Navarro Quilis y Francisco Gomar Guar- ocuparon durante mucho tiempo, aunque en forma limi-
nar, con plazas de profesores por oposición. tada, a tratar fracturas. El despegue de esta especialidad
Historia 5
se dio en forma simultánea en Alemania, el Reino Unido, Otros hospitales con servicio de ortopedia son el
Francia y EUA, donde destacan médicos muy valiosos, Hospital Colonia, el Hospital Germán Díaz Lombardo
como sir Robert Jones (1855–1933), de Londres; Thomas y el Instituto Nacional de Ortopedia, ahora Instituto Na-
Porter McMurray (1889–1949), de Liverpool; sir Regi- cional de Rehabilitación, con gran relevancia en la espe-
nald Watson Jones (1902–1972), de Liverpool; sir John cialidad, a cargo de los doctores Juan Medinaveitia, Ma-
Charnley (1911–1982); Jacques Calve (1876–1954), de nuel Aguilera, Alejandro Reyes S., Alejandro Espinoza
Francia; Jules Tinel (1879–1952) de París; Martin Kirsch- y Fernando Valero, entre otros. El Hospital Shriners y
ner (1879–1942) y Gerhard Kuntscher (1900–1972), de los hospitales del Instituto de Seguridad y Servicios So-
Alemania, quien durante la Segunda Guerra Mundial de- ciales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) también
sarrolló el enclavado intramedular; Lorentz Bohler (1885– incluyen el servicio de ortopedia. El Instituto Mexicano
1973), de Austria; y Lambothe, de Bélgica, que introdujo del Seguro Social fue desde su fundación, en 1943, un
el término de osteosíntesis. impulsor del progreso de la medicina mexicana, cuyas
En México la medicina ha seguido la misma evolu- aportaciones científicas, sistematización de la atención
ción, sólo se agrega que en la época prehispánica Moc- médica y cambios en la metodología de la educación y
tezuma construyó dentro de lo que hoy se conoce como formación personal de la salud dejaron de lado la ense-
Templo Mayor un hospital para atender a viejos y enfer- ñanza tutelar.
mos, con amplio conocimiento de las enfermedades del La especialidad de traumatología y ortopedia contó
sistema musculosquelético y conceptos, descritos por en un principio con una unidad en la Calzada de Tlalpan,
fray Bernardino de Sahagún, que incluían que el buen Sanatorio No. 4, donde se trataban principalmente pa-
y ético médico tenía por oficio “concertar” los huesos cientes con fracturas.
en las “quebraduras del espinazo, costillas o pies” , “ti- El 1 de febrero de 1963 se inauguró el Centro Médico
rándose y poniéndolos en su lugar”, poniéndoles des- Nacional, que contaba con el Hospital de Traumatolo-
pués raíz molida de zazalic y unas tablas bien atadas, gía y Rehabilitación, y años después cambio de nombre
además de que hacían fijación interna con resinas en los por el de Hospital de Traumatología y Ortopedia, debi-
huesos fracturados. do a su creciente importancia y gran demanda de aten-
En la época de la Colonia se construyeron alrededor ción a nivel mundial; en sus inicios contaba con 250 ca-
de 128 hospitales. El primer hospital de sangre en Méxi- mas, pero a los pocos años se incrementaron a 400.
co fue el Hospital de San Pablo que recibió el nombre En esta unidad se atendían pacientes adultos y en el
de Hospital Juárez el 19 de julio de 1872, con servicios servicio de ortopedia pediátrica, situado en el Hospital
de patología ósea y médicos distinguidos, como los doc- de Pediatría del mismo Centro Médico, se les brindaba
tores Pedro Rosas, Ismael Ugalde Nieto, Alejandro atención a los menores de 15 años de edad. Entre los dos
Castañedo, Bernardo Castro Villagrán, Jorge Chamlati hospitales había una relación constante y los residentes
Maldonado y Salvador López Antuñano, entre otros. del curso universitario acudían a los dos centros. El cur-
En 1909 se fundó el Hospital General con un servicio so siempre ha estado adscrito a la Facultad de Medicina
de ortopedia, con la participación de los doctores Alfon- de la Universidad Nacional Autónoma de México.
so Ortiz Tirado, Pablo Mendizábal, Juan Farill (fundador En 1979 el Dr. Fernando Calderón Ramírez de Agui-
del primer curso de cirugía ortopédica de la UNAM en lar, director del hospital, tuvo la gran inteligencia y vi-
1944), Eduardo Gómez Jáuregui y Ladislao Solares. En sión futurista de dividir el hospital en módulos por re-
el mismo año de 1909 se iniciaron los primeros puestos giones topográficas. El servicio de miembro torácico,
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de socorro en el Distrito Federal y centros de concentra- que incluía del hombro a la mano, contaba con aproxi-
ción, que dieron la oportunidad de aumentar los conoci- madamente 25 camas, consulta externa y dos quirófa-
mientos, las experiencias y las habilidades al grupo mé- nos, de los cuales uno se dedicaba un día a la semana a
dico que posteriormente destacó en el área de ortopedia. la enseñanza con sesión clínica terapéutica y bibliogra-
Más tarde iniciaron sus servicios los hospitales Dr. Ru- fía, revisión de trabajos y visita al piso de pacientes y ta-
bén Leñero, Xoco, La Villa, Balbuena y los pediátricos. lleres; al principio contó con un jefe de servicio, el Dr.
El Hospital Infantil abrió sus puertas en abril de 1943 Alfredo Iñárritu Cervantes, y médicos adscritos (docto-
con el impulso de los doctores Juan Farill, Alejandro res Jesús Rosales Hernández, Federico Alegre, Isaac
Velasco Zimbron, Agustín Chardi Córdoba, Max Juft y Turquie, Cuauhtémoc Castañeda y Antonio Lara Cam-
Luis Sierra Rojas en el servicio de ortopedia. La Clínica pos), que otorgaban atención a los pacientes con patolo-
Primavera de Ortopedia tuvo al frente a los doctores Au- gía traumática y no traumática, incluidas las lesiones
relio Pérez Teuffer, Leonardo Zamudio y el grupo de óseas de la mano. Poco tiempo después se incluyó en el
Farill. grupo a un cirujano plástico, el Dr. Mario Vallarta, y se
6 Patologías de hombro (Capítulo 1)
inició un curso anual de patología de hombro. En 1985 al desarrollo de la artroscopia de hombro y la actualiza-
se abrió el servicio de artroscopia, pero en septiembre ción de los sistemas para reemplazos articulares de
de ese mismo año un terremoto derribó el Centro Médi- hombro y codo. De igual manera, se inició el tratamien-
co Nacional, por lo que un grupo mayoritario de médi- to de la inestabilidad de hombro con técnicas anatómi-
cos fueron adscritos al Hospital de Traumatología y Or- cas no restrictivas, protocolizando todos y cada uno de
topedia de Lomas Verdes, que había abierto sus puertas los procedimientos que se realizaban en el servicio.
en 1981. Este hospital no estaba dividido en módulos, Además, participó activamente como profesor en la for-
por lo que se inició su reorganización en 1987 y se for- mación de médicos residentes de diferentes grados y
maron dos divisiones, de las cuales la de ortopedia que- proporcionó adiestramiento en el servicio de hombro a
dó a cargo del Dr. Alfredo Iñárritu Cervantes, autor de médicos de otras instituciones, llevando la experiencia
este capítulo. El servicio de miembro torácico quedó a del servicio a diferentes foros nacionales e internacio-
cargo del Dr. Jesús Rosales Hernández, con los doctores nales. En 2006 ocupó la plaza el Dr. Lorenzo Bárcenas
adscritos Ignacio Cancino Quiroz, Rosendo Alavez hasta febrero de 1988, cuando se reestructuró el hospital
Ruiz, Isaac Turquie, Mario de la Torre, Austreberto Or- y desapareció el servicio.
tega, Mario Vallarta y Óscar Prado, cirujanos plásticos En Guadalajara, Jalisco, se fundó el servicio de
que se unieron a principios de 1989. En ese mismo año miembro torácico en 1985 en el Hospital General Re-
ingresaron la Dra. Claudia González y el Dr. Luis Villa- gional No. 46 a cargo del Dr. Fernando Fernández, que
señor Ramírez; en 1990 se jubiló el Dr. Jesús Rosales H. se jubiló en 1998 y fui sustituido por los doctores José
y tomó la jefatura el Dr. Mario Ciénega, que a los pocos Guadalupe Reynoso, en el turno matutino, y Hugo Ba-
meses fue nombrado jefe de la división de enseñanza y ñuelos, encargado del turno vespertino. En 1999 el Dr.
dejó el servicio a cargo de la Dra. Claudia González. En Carlos Cortez Sandoval ocupó el turno matutino, cargo
1995 se creó en ese hospital un módulo de cirugía de que ejerce hasta la fecha, y en 2005 el Dr. Rodolfo Arro-
mano, debido a la enorme demanda de atención. yo se encargó del turno vespertino.
En 1997 fue promovido el Dr. Ciénega y la Dra. Clau- En estos servicios sólo se llevaba a cabo la cirugía
dia González ocupó la jefatura del servicio. abierta, pero a partir de 1999 se incluyó el procedimien-
En la unidad hospitalaria Magdalena de las Salinas to artroscópico.
están los hospitales de ortopedia y traumatología Dr. En todos estos servicios la organización es la misma
Victorino de la Fuente, que cuentan con un servicio de y la patología más frecuente es el síndrome de pinza-
miembro torácico cada uno. El Hospital de Traumatolo- miento y otras lesiones del manguito rotador; en segun-
gía se fundó en 1989 con el Dr. Juventino Cisneros do lugar está la luxación recidivante glenohumeral y en
como jefe de servicio hasta junio de 1993; asimismo, tercero la luxación acromioclavicular, así como la frac-
contaba con el apoyo de los doctores adscritos José de tura de clavícula y de metacarpio proximal humeral.
Jesús Arellano Valle, Santiago González Hernández, En 2007 se fundó a nivel mundial la Sociedad Mexi-
Bernardino López Villagómez y Mario Sánchez Váz- cana de Cirujanos de Hombro y Codo, cuyo objetivo es
quez. En junio de 1993 el Dr. Fernando Padilla Becerra la educación continua para mantener actualizados a los
ocupó la jefatura del servicio hasta 1998, seguido por el cirujanos ortopedistas que se dedican a la atención de
Dr. Francisco Germán Arellano Gómez hasta junio de pacientes con patología traumática o no traumática del
1999 y por el Dr. Santiago González Hernández hasta hombro y el codo. Esta sociedad fue organizada y for-
octubre de 2006, quien finalmente fue suplido por el Dr. mada por los doctores Arturo Gutiérrez Meneses y Fer-
Enrique Ayala Hernández, que aún continúa a cargo. nando Valero González.
Todos estos últimos médicos forman parte del Comi- En la patología del hombro los procesos inflamato-
té de Miembro Torácico de la Sociedad Mexicana de rios degenerativos, después de los traumáticos, consti-
Ortopedia, hoy también Colegio, y proporcionan un tuyen las patologías más frecuentes, seguidos de las le-
curso anual de especialistas en ortopedia. siones del mango rotador, la tendinitis del bíceps y la
En el Hospital de Ortopedia se fundó el servicio de artrosis glenohumeral, las cuales han evolucionado
miembro torácico en 1985 con el Dr. Juventino Cisne- continuamente a través de los años para facilitar su diag-
ros, quién fue jefe hasta 1987, cuando fue nombrado el nóstico e indicar el tratamiento adecuado. La artroplas-
Dr. Arturo Gutiérrez Meneses, que estuvo al frente has- tia del hombro con prótesis era poco frecuente antes de
ta su jubilación, en 1992. Después del retiro del Dr. Ar- 1950, aunque en 1892 el Dr. Jules E. Péan realizó en
turo Gutiérrez Meneses, el Dr. Eduardo Delgado Arzate Francia la primera sustitución protésica; en 1913 Mur-
fue nombrado jefe del servicio y él le dio continuidad a phy mejoró la forma de la cabeza humeral del paciente
los proyectos iniciados por el Dr. Gutiérrez, en cuanto y la fijó con clavo centromedular, recubriéndola con
Historia 7
fascia. En 1951 Baron y Senn hicieron una prótesis de XIII el Dr. Ruggerio reportó la presencia de dichas le-
acrílico y en 1953 Danquin, en Argentina, reportó 11 ca- siones en el estudio de necropsias. En 1934 se describie-
sos con buen resultado. A partir de 1950 el Dr. Charles ron en la Gaceta Médica de Londres una serie de lesio-
E. Neer ha investigado y trabajado en forma continua en nes del mango rotador.
el desarrollo y tratamiento de las patologías, por lo que El tratamiento ha evolucionado de manera muy im-
es considerado el maestro de la cirugía del hombro. portante y la resolución de esta patología se lleva a cabo
La rotura del manguito rotador y otros tendones se ha hoy en día mediante cirugía artroscópica o abierta, se-
descrito en los más viejos escritos médicos. En el siglo gún el caso.
REFERENCIAS
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lona, Doyma, 1984. 16. Comunicación personal. Claudia E. González Pérez.
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dortho.com.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
8 Patologías de hombro (Capítulo 1)
Capítulo 2
Anatomía y fisiología del hombro
Óscar Carmona Ricardes
a la extremidad libre, que son: el hombro, el brazo, el detrás. El extremo superior del húmero, que es el hueso
codo, el antebrazo, la muñeca y la mano (figura 2–1). más proximal del miembro torácico o superior, se rela-
El hombro es el segmento más elevado del miembro ciona con la escápula y constituye el tercer hueso que
superior, es decir, corresponde a la raíz del miembro su- forma parte de la región anatómica llamada hombro.
perior, que une el brazo con el tórax por medio de la cla-
vícula (figura 2–2).
El hombro se limita por arriba, del lado del cuello, Clavícula
por una línea curva que corresponde al borde superior
de la escápula y de la clavícula; por abajo, del lado del Es un hueso largo, par, situado en forma oblicua hacia
brazo, por una línea circular que pasa por debajo de la fuera y atrás, entre el mango del esternón y el acromion
inserción humeral del pectoral mayor; por detrás, por el del omóplato (que forma con el plano del omóplato un
9
10 Patologías de hombro (Capítulo 2)
10 1. Omóplato (escápula)
1 2. Clavícula
A 11 3. Esternón
4. Húmero
2 12 5. Radio
6. Cúbito
7. Huesos del carpo
8. Metacarpianos
B 4 3 9. Falanges
10. Articulación esternoclavicular
11. Articulación acromioclavicular
12. Articulación escapulohumeral
13 13. Articulación del codo
14. Articulación radiocarpiana
15. Articulación mediocarpiana
5 16. Articulación carpometacarpiana
17. Articulación metacarpofalángica
C 18. Articulaciones interfalángicas
16 19. Acromion
14 20. Troquíter
6
15
16
21. Cabeza humeral
17
22. Cavidad glenoidea
D 7 23. Cuello guirúrgico del húmero
E 8 18 A. Cintura escapular 24. Escotadura coracoidea
B. Brazo 25. Apófisis coracoides
19 26. Tubérculo infraglenoideo
C. Antebrazo
D. Muñeca (carilla subglenoidea)
F 9 E. Mano (palma) 27. Cuello anatómico del húmero
F. Dedos 28. Espina del omóplato
Figura 2–1. Estructura de la cintura escapular y el miembro superior (vistas anterior y superior). Se observan las dos posiciones
del antebrazo que son esenciales para las habilidades manuales del ser humano: supinación (antebrazo derecho) y pronación
(antebrazo izquierdo).
M. trapecio
M. esternocleidohioideo
M. esternocleidomastoideo
(inserción clavicular)
M. deltoides
M. pectoral mayor
(porción clavicular)
M. pectoral mayor (porción clavicular) cuatro músculos abarcan parte de la superficie superior
M. deltoides de la clavícula. En la superficie inferior se inserta el sub-
clavio.
Omóplato
M. esternocleidohioideo
M. subclavio
El omóplato o escápula es un hueso par, plano y muy
Figura 2–4. Inserciones musculares en la cara inferior de la delgado, de forma triangular, que se sitúa con el plano
clavícula. frontal a 30_ de adentro hacia afuera y de atrás hacia
adelante. Se extiende de la segunda a la séptima costi-
S Un canal longitudinal para el subclavio. llas, su ángulo superointerno corresponde a la primera
S Una segunda superficie rugosa para los dos liga- espina dorsal y su ángulo inferior a la séptima u octava
mentos conoide y trapezoide. espina dorsal; el extremo interno de la espina corres-
ponde a la tercera apófisis espinosa dorsal y su borde in-
terno está situado entre 5 y 6 cm de la línea de las apófi-
Bordes sis espinosas. Por ello, a su forma triangular se le debe
estudiar una cara posterior, una cara anterior, tres bordes
De los dos bordes (los dos sinuosos y en forma de “S” y tres ángulos.
itálica), el anterior, obtuso y más o menos redondeado,
presta por dentro una inserción al pectoral mayor y por
Cara posterior
fuera al deltoides; el posterior, más delgado, presta in-
serción por dentro al esternocleidomastoideo y por fue- La cara posterior, o dorsal muy convexa (figura 2–5),
ra al trapecio. presenta en la unión de su cuarto superior con los tres
cuartos inferiores una eminencia aplanada, de forma
Extremidades triangular, llamada espina del omóplato. La espina se
prolonga hacia fuera y por encima de la articulación del
Se distinguen en interna y externa. La extremidad inter- hombro mediante la sólida apófisis del acromion, que es
na o esternal es muy voluminosa y termina junto al es- un punto de referencia ósea fácilmente palpable sobre
ternón con una carilla articular, cuyo contorno, muy la piel. En el borde superior de la espina se inserta el tra-
variable de acuerdo con la persona, puede presentar la pecio y en el borde inferior y el acromion se inserta el
forma de un cuadrado, de un triángulo o de un óvalo (en
su parte posterior se inserta el haz clavicular del esterno-
cleidomastoideo). La extremidad externa o acromial es M. trapecio
muy aplanada de arriba abajo y prolongada de delante M. supraespinoso
M. omohioideo
atrás; termina por fuera con una pequeña carilla ovala-
da, con el eje mayor dirigido de delante atrás, el cual se M. angular M. deltoides
articula con el acromion. del omóplato
M. tríceps
braquial
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M. deltoides M. omohioideo
M. pectoral
menor
Inserción común
del m. coracobraquial
y de la porción corta
del m. bíceps braquial
M. tríceps braquial
(porción larga)
M. serrato mayor
M. subescapular
deltoides. En el borde interno del acromion se encuentra con una escotadura, llamada escotadura coracoidea. El
una pequeña carilla oval para la clavícula. La espina di- borde externo o axilar, también muy delgado, da inser-
vide esta cara posterior en dos partes: una situada por ción al redondo menor y mayor, y termina por arriba con
encima, llamada fosa supraespinosa (para el músculo una carilla triangular y rugosa, llamada cara subglenoi-
supraespinoso), y otra situada por debajo, denominada dea (para la porción larga del tríceps braquial).
fosa infraespinosa (para los músculos infraespinoso, re-
dondo menor y redondo mayor). Las dos fosas se comu-
nican entre sí, en su parte externa, entre la espina y la ca- Ángulos
vidad glenoidea.
Se distinguen en superior, inferior y anterior (figuras
2–5 y 2–6). El ángulo superior, más o menos recto, pres-
Cara anterior
ta inserción al músculo angular o elevador de la escápu-
la. El ángulo inferior es redondeado y en él se insertan
La cara anterior, o torácica profundamente excavada
los músculos subescapular, redondo mayor y serrato
(figura 2–6), constituye la fosa subescapular (para el
mayor (a veces un fascículo supernumerario del dorsal
músculo del mismo nombre; tiene dos o tres crestas
ancho).
oblicuas para la inserción del subescapular) y está limi-
El ángulo anterior y externo truncado está ocupado
tada por fuera por un canal longitudinal, en que se inser-
por la cavidad glenoidea, que es oval; tiene su eje mayor
tan los haces axilares del músculo subescapular.
dirigido en sentido vertical y su extremo más ancho en
la parte inferior. Está unida al cuerpo del omóplato por
Bordes una parte más estrecha, llamada cuello; por encima de
la cavidad glenoidea, entre ella y la escotadura coracoi-
Se distinguen en interno, superior y externo. El borde dea, se levanta una gran apófisis, llamada apófisis cora-
interno o espinal es casi rectilíneo en sus tres cuartos in- coides.
feriores y se dirige oblicuamente hacia fuera en su cuar- Primero se dirige hacia arriba y adelante, y luego,
to superior. Presenta inserción en su labio posterior con casi horizontalmente, hacia fuera. En ella se describen
los músculos supraespinoso e infraespinoso, en su labio una base, un vértice (para los tendones comunes del bí-
interno se inserta al músculo serrato mayor y en el in- ceps y del coracobraquial), una cara superior (rugosida-
tersticio se inserta al angular y al romboides mayor y des para los ligamentos coracoclaviculares), una cara
menor. En el borde superior, delgado y cortante, se in- inferior, un borde externo (para el ligamento acromio-
serta el músculo omohioideo, que termina hacia fuera coracoideo) y un borde interno (para el pectoral menor).
Anatomía y fisiología del hombro 13
M. supraespinoso
M. supraespinoso M. subescapular
M. infraespinoso
M. redondo menor
M. dorsal ancho
M. tríceps braquial
(vasto externo)
M. deltoides
M. coracobraquial
M. deltoides
M. braquial anterior
M. braquial anterior
Figura 2–7. Vista anterior del extremo proximal del húmero. Figura 2–8. Vista posterior del extremo proximal del húmero.
Está recubierto en parte por la bóveda ósea acromioco- La cintura escapular, o del miembro torácico, está for-
racoidea y comprende tres partes: la cabeza humeral, las mada por la clavícula y la escápula, las cuales se en-
tuberosidades mayor y menor, y el surco o corredera bi- cuentran unidas mediante la articulación acromioclavi-
cipital (figuras 2–7 y 2–8). cular. A su vez, el otro extremo de la clavícula se articula
El húmero termina por arriba con una superficie arti- con el esternón y la primera costilla, lo cual constituye
cular, redondeada y lisa, denominada cabeza del húme- la articulación esternocostoclavicular. También se une
ro, la cual representa una tercera parte de esfera, está con la apófisis coracoides por cierto número de liga-
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dirigida hacia arriba, adentro y un poco atrás, y es lige- mentos especiales, llamados ligamentos coracoclavicu-
ramente aplanada de atrás hacia adelante. Está sostenida lares. El hombro se completa cuando la cintura escapu-
por una porción rugosa y más o menos estrecha, llamada lar se une al extremo proximal del húmero a través de
cuello anatómico. Por fuera de la mitad superior del la articulación glenohumeral o escapulohumeral. Para
cuello anatómico se ven dos eminencias: el troquín (tu- el adecuado funcionamiento del hombro, estas tres ver-
berosidad menor) (para el subescapular), por delante, y daderas articulaciones (esternocostoclavicular, acro-
el troquíter (tuberosidad mayor), por detrás, en sus tres mioclavicular y escapulohumeral) se complementan
carillas (para los músculos supraespinoso, infraespino- con dos articulaciones funcionales o “falsas”, que son
so y redondo menor). Entre el troquín y el troquíter se la articulación subdeltoidea o subacromial, y la articula-
encuentra un canal vertical, o corredera bicipital (para ción subescapular o escapulotorácica (figura 2–9).
la porción larga del bíceps), con sus dos labios anterior Este complejo articular del hombro trabaja mediante
(para el pectoral mayor) y posterior (para el dorsal anc- dos grupos: uno formado por una articulación verdadera
ho y el redondo mayor). Esta corredera desciende hasta y principal, que es la escapulohumeral, y una articula-
14 Patologías de hombro (Capítulo 2)
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2
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Medios de unión
2. Proyección hacia delante (anteposición del extre- ferior, situado en la cara inferior de la articulación, es se-
mo externo de la clavícula de 10 cm) y hacia atrás mejante al precedente, aunque mucho más delgado
(retroposición del extremo de 3 cm) en un plano (algunas veces no existe).
horizontal sobre un eje vertical.
Fibrocartílago interarticular
También está la circunducción, que es una combinación
de los dos anteriores, y un movimiento axial, que tiene Entre las dos superficies articulares se interpone mu-
una rotación de 30_ en su propio eje. chas veces (dos veces por cada tres) un fibrocartílago o
menisco, que forma entre los dos huesos un tabique
completo o incompleto.
Articulación acromioclavicular
Sinovial
Esta articulación pertenece al género de las artrodias.
Es simple o doble, según si el fibrocartílago ocupa sólo
Superficies articulares una parte o toda la altura de la articulación.
Articulación escapulohumeral
Superficies articulares
Ligamento coracoclavicular posterointerno
Tiene dos superficies articulares: la cabeza del húmero
También se llama conoide; tiene la forma de una hoja y la cavidad glenoidea del omóplato.
triangular, orientada en sentido frontal. Su vértice se in-
serta en la base de la apófisis coracoides y de allí se di- Cabeza del húmero
rige verticalmente hacia arriba, extendiéndose en forma Eminencia redondeada y lisa (figura 2–20) que repre-
de abanico, para fijar su base en el borde posterior de la senta cerca de un tercio de una esfera cuyo radio es de
clavícula. Cuando se abre el ángulo formado por la cla- 25 a 30 mm. Mira oblicuamente hacia arriba, adentro y
vícula y el omóplato, el ligamento conoide se tensa y li- atrás. Su eje forma, junto con el del húmero, un ángulo
mita el movimiento. También limita el movimiento de de inclinación de 130 a 150_ (un promedio de 135_) y
basculación de la escápula. una retroversión de 30_. Por fuera de la cabeza se en-
cuentra el cuello anatómico, con una inclinación de 45_
Bolsas serosas subclaviculares que lo separa de las dos prominencias óseas donde se in-
sertan los músculos periarticulares: el troquín (o tubero-
El espacio comprendido entre los dos ligamentos men- sidad menor) y el troquíter (o tuberosidad mayor), sepa-
cionados está ocupado por una masa celuloadiposa en rados por la corredera bicipital. Sobre la cabeza humeral
el seno, de la cual se desarrolla muchas veces (una vez se extiende una cubierta cartilaginosa, cuyo espesor va-
por cada dos) una bolsa serosa. Existe a veces una segu- ría de 1.5 a 2 mm (este espesor es algo más pronunciado
nda bolsa para el espesor del ligamento conoide. en la parte de arriba que en la de abajo).
Cavidad glenoidea
Ligamentos propios de la escápula La cavidad glenoidea, o glena escapular, ocupa el
ángulo externo del omóplato (figura 2–21), tiene una
superficie menor que la de la cabeza humeral y está
Ligamento coracoideo
orientada hacia fuera, hacia delante y ligeramente hacia
Cinta fibrosa, plana y delgada que va de la base de la apó- arriba. Tiene la forma de un óvalo, cóncavo en ambos
fisis coracoides a la parte superior y posterior de la esco-
tadura coracoidea, la cual queda convertida en un agu-
jero, por el cual pasan el nervio supraescapular y una o 30 o
varias venillas; por fuera del agujero, encima del liga- 1/3
mento coracoideo, pasa la arteria supraescapular.
135o
a
Ligamento acromiocoracoideo b 45o
c
Cinta fibrosa de forma triangular que se fija por su vér-
tice en el extremo anterior del acromion y de aquí se di- A B
rige transversalmente hacia adentro para terminar en el
borde externo de la apófisis coracoides en toda su exten- Figura 2–20. Esquema de la cabeza del húmero.
Anatomía y fisiología del hombro 19
Posterior Anterior
P A
2,7
10,9,7,6,2 1,4,5,6,8,9,10,11
11,3,1 3
8,5,4
sentidos, de eje mayor vertical, cuya extremidad mayor Hay que tener presente que, al llegar a la escotadura gle-
ocupa la parte inferior. Mide 35 mm de alto por 25 mm noidea, el labrum pasa unas veces como un puente, caso
de ancho. Está excavada, pero es poco profunda, y en su en el cual queda por debajo del mismo un pequeño agu-
centro (en el hueso seco) se ve una pequeña eminencia jero por el que se insinúa un fondo de saco de la sinovial.
redondeada, llamada tuberosidad glenoidea. El borde Aunque agrandada por su labrum, la cavidad glenoidea
que la limita presenta, en su parte interna y superior, una resulta todavía mucho más pequeña que lo que debiera
pequeña escotadura, llamada escotadura glenoidea. So- ser para alojar la cabeza del húmero.
bre la cavidad glenoidea se extiende, en estado fresco,
una capa de cartílago hialino, que es más gruesa en la Medios de unión
periferia que en el centro y en la parte inferior que en la
Las dos superficies articulares están unidas por una cáp-
superior, y nivela las irregularidades óseas de la cavidad
sula fibrosa y reforzada por un ligamento coracohume-
glenoidea. A nivel de la tuberosidad glenoidea (donde
ral y ligamentos glenohumerales (figura 2–23).
su grosor es mínimo) el cartílago toma el aspecto de una
mancha amarillenta, llamada mancha glenoidea, que
está rodeada por el labrum glenoideo. Por dentro de la
cavidad glenoidea se encuentran el cuello del omóplato,
la apófisis coracoides y el acromion.
Labrum glenoideo
El labrum glenoideo, un cordón fibrocartilaginoso, ro-
dea la cavidad glenoidea a manera de un marco (figura
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Ligamentos glenohumerales
Están constituidos por tres cintas fibrosas aplicadas so-
bre la cara anterior de la cápsula, que se adhieren íntima-
mente a la misma y desempeñan la misión de refuerzo.
Se dividen en superior, media e inferior.
Figura 2–23. Cápsula fibrosa, medios de unión. a. El ligamento glenohumeral superior (supragleno-
suprahumeral de Farabeuf) nace de la parte supe-
rior del labrum glenoideo y de la superficie ósea
Cápsula fibrosa próxima. Desde este sitio se dirige en sentido
Tiene la forma de un manguito fibroso que se inserta transverso hacia fuera, para insertarse en el cuello
mediante su circunferencia superior alrededor de la ca- anatómico, entre la cabeza y el troquín. Morfoló-
vidad glenoidea y mediante su circunferencia inferior se gicamente, este ligamento representaría en el
inserta en el cuello del húmero. En cuanto al omóplato, hombro el ligamento redondo de la articulación de
la inserción se efectúa en la parte externa del labrum la cadera.
glenoideo o en la parte próxima al cuello (debe tenerse b. El ligamento glenohumeral medio (supragleno-
presente que en la parte superior la cápsula traspasa los prehumeral de Farabeuf) parte del labrum glenoi-
límites del labrum y va a insertarse en la base de la apó- deo a igual nivel que el precedente, para dirigirse
fisis coracoides). Por parte del húmero, la inserción se hacia abajo y hacia fuera y fijarse en la base del
efectúa en su mitad superior en el labio externo del cue- troquín. Entre este ligamento y el precedente que-
llo anatómico y en su mitad inferior en el cuello quirúr- da un espacio de forma triangular, que origina el
gico, a 8 o 10 mm de la cubierta cartilaginosa. foramen ovale de Weitbrecht u ojal del subescapu-
En el exterior, la cápsula articular se relaciona con los lar (porque lo atraviesa el tendón de este músculo).
cuatro músculos que forman el manguito de los rotado- c. El ligamento glenohumeral inferior (preglenosub-
res (subescapular, supraespinoso, infraespinoso y re- humeral de Farabeuf) es el más largo y fuerte de
dondo menor), cuyos tendones se fusionan por comple- los tres, y se origina en la parte anterior e inferior
to con ella. Fuera de los puntos en que está reforzada por del reborde glenoideo, para fijarse por el otro ex-
esos tendones, la cápsula es relativamente delgada, muy tremo en la parte anterior e inferior del cuello qui-
laxa y permite una separación de 2 a 3 cm de las superfi- rúrgico, entre la inserción del músculo subescapu-
cies articulares, cuando se instila aire en la sinovial. lar y la del redondo menor.
En la posición de referencia, la parte superior de la
cápsula está tensa, mientras que la inferior presenta En la abducción se tensan los fascículos medio e infe-
unos pliegues. Esta “elasticidad” capsular y el desplie- rior, y el superior se distiende. La rotación externa tensa
gue de los frenula capsulae facilitan la abducción. los tres fascículos y la rotación interna los distiende.
Desde el punto de vista histológico, el ligamento cap-
sular se compone de manojos fibrosos, longitudinales
Sinovial
en su mayor parte, pero los que no lo son adoptan una
dirección circular u oblicua. La sinovial escapulohumeral es de las más sencillas.
Cubre toda la superficie interior de la cápsula y, al llegar
Ligamento coracohumeral a las inserciones superior e inferior de ella, se dobla so-
Está representado por una hoja fibrosa, muy ancha y bre sí misma para ir a terminar alrededor de las superfi-
gruesa, que parte de la base y el borde externo de la apó- cies articulares correspondientes. Envía al exterior dos
fisis coracoides y va a parar a cada una de las tuberosida- prolongaciones: la bolsa subescapular, que sale por el
des, cerrando la escotadura intertuberositaria y dando foramen ovale y va a colocarse debajo del músculo sub-
lugar al ligamento humeral transverso que contiene al escapular; y la bolsa bicipital, que acompaña en la co-
tendón de la porción larga del bíceps. Morfológica- rredera bicipital al tendón de la porción larga del bíceps.
Anatomía y fisiología del hombro 21
Movimientos
Clavícula
M. supraespinoso
M. deltoides
Aponeurosis
del infraespinoso
M. redondo mayor
M. bíceps braquial
M. tríceps braquíal
(porción larga)
M. braquial anterior
M. tríceps braquial
(vasto externo)
M. supinador largo
Tabique intermuscular
externo del brazo
M. primer radial
Epicóndilo del húmero externo
Olécranon
Deltoides Acción
Abductor del brazo, que además dirige de manera acce-
Músculo triangular y voluminoso que envuelve, en soria el húmero hacia delante y atrás.
forma de semicono, la parte externa de la articulación
del hombro (figura 2–27).
Supraespinoso
Inervación
Nervio supraescapular, rama del plexo braquial.
Acción
Elevación del brazo y rotación hacia adentro.
Infraespinoso
Inserciones
Por dentro se inserta en la fosa infraespinosa y en un ta-
Figura 2–28. Localización del músculo supraespinoso.
bique fibroso que lo separa del redondo mayor y del re-
dondo menor; por fuera se inserta en la carilla media del
troquíter.
ligamento acromiocoracoideo. A este canal que comu-
nica la fosa supraespinosa con la región subdeltoidea se
Relaciones
le llama canal del músculo supraespinoso, el cual se limi-
Cubierto por el trapecio, el deltoides y la piel, cubre a
ta por atrás con la espina del omóplato, por delante con
su vez la fosa infraespinosa. A lo largo de su borde ex-
la apófisis coracoides y por arriba con el ligamento acro-
terno se relaciona con el redondo mayor y el redondo
miocoracoideo. El acromion, el ligamento y la coracoi-
menor.
des forman una bóveda osteoligamentosa, que se conoce
como bóveda acromiocoracoidea. Inervación
Nervio supraescapular, rama del plexo braquial.
Relaciones
Está cubierto por el trapecio, pasa por debajo de la arti- Acción
culación acromioclavicular y se vincula con el deltoi- Rotación del brazo hacia fuera y fijación.
M. trapecio Clavícula
M. supraespinoso
Espina del omóplato
M. angular del omóplato
M. deltoides
M. romboides superior o menor
Troquíter
M. redondo menor
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M. bíceps braquial
(porción larga)
M. redondo mayor
M. braquial anterior
M. tríceps braquial (porción larga)
Figura 2–29. Infraespinoso, músculo aplanado y triangular, redondo menor y redondo mayor.
24 Patologías de hombro (Capítulo 2)
Inserciones Inervación
Por dentro se inserta en una carilla situada en el borde Nervio del redondo mayor (plexo braquial).
axilar del omóplato y en un paquete fibroso que lo sepa-
ra del infraespinoso y del redondo mayor. Por fuera se Acción
inserta en la carilla inferior del troquíter. Lleva el brazo hacia atrás y hacia adentro.
Relaciones Subescapular
Cubierto por la piel y el deltoides, cubre a su vez la por-
ción larga del tríceps. Sigue el borde inferior del infraes- Músculo ancho, grueso y triangular que ocupa la fosa
pinoso y se halla contiguo al redondo mayor en su ori- escapular (figura 2–30).
gen, del cual se separa luego, para formar un largo
triángulo cuya base corresponde al húmero. Inserciones
Por dentro se inserta en la fosa subescapular en el borde
Inervación espinal y el borde axilar del omóplato. Por fuera se in-
Nervio circunflejo. serta en el troquín, con ayuda de un tendón plano.
Acción Relaciones
Rotación del brazo hacia fuera y fijación. El cuerpo del músculo, alojado en la fosa subescapular,
se vincula por delante con el serrato mayor y con los ór-
Redondo mayor ganos del hueco de la axila. El tendón se desliza por de-
bajo de la apófisis coracoides y se relaciona por detrás
Músculo fuerte y grueso que va del ángulo inferior del con la bolsa del subescapular, que depende de la articu-
omóplato a la corredera bicipital (figura 2–29). lación del hombro; por delante lo cruzan los músculos
coracobraquial y la porción corta del bíceps, los cuales
Inserciones descienden de la apófisis coracoides.
Por dentro se inserta en el ángulo inferior del omóplato,
en la carilla situada a lo largo del borde axilar de este Inervación
hueso y en los tabiques que lo separan del redondo me- Dos o tres nervios nacidos del plexo braquial.
nor y del infraespinoso. Por fuera se inserta en el labio
interno de la corredera bicipital, detrás del dorsal ancho, Acción
mediante un tendón ancho. Rotación hacia dentro y aducción del húmero. Sujeta la
cabeza del húmero contra la cavidad glenoidea.
Relaciones
Tiene dos caras y dos bordes. La cara posterior se vin- Aponeurosis del hombro
cula con el dorsal ancho, la piel y la porción larga del trí-
ceps. La cara anterior lo hace también con el dorsal an- Cada uno de los músculos está rodeado de una hoja apo-
cho, que le da vuelta al músculo, con el coracobraquial neurótica; se distinguen cuatro aponeurosis: aponeurosis
y con los vasos y nervios axilares. El borde inferior for- deltoidea doble (hoja superficial y profunda); aponeu-
ma, junto con el dorsal ancho, el borde posterior del rosis supraespinosa, que se inserta en todo el contorno
hueco axilar. El borde superior está separado del redon- de la fosa supraespinosa, formando para el supraespino-
do menor por un espacio triangular, de base dirigida ha- so un compartimiento osteofibroso; aponeurosis infra-
cia el húmero. Este espacio lo atraviesa la porción del espinosa, que forma un compartimiento análogo para el
tríceps y lo divide en dos regiones: el cuadrilátero hu- infraespinoso y envía dos tabiques entre el infraespino-
merotricipital hacia fuera, formado por el redondo me- so y el redondo menor, y entre el redondo menor y el re-
nor, el húmero, el redondo mayor y la porción larga del dondo mayor, aponeurosis que se desdobla para formar
tríceps (por este espacio pasan los vasos y los nervios la aponeurosis deltoidea; y aponeurosis subescapular,
Anatomía y fisiología del hombro 25
Trapecio
Músculos de la región
anterolateral del tórax
Pectoral mayor
Inserciones Inervación
Por abajo se inserta en el ángulo superior del omóplato Plexo braquial, mediante los nervios del pectoral mayor
y por arriba se inserta en los tubérculos posteriores de y menor.
las apófisis transversas de las vértebras cervicales 3, 4
y 5, y en las apófisis transversas del atlas. Acción
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Clavícula
M. subclavio
Apófisis coracoides M. omohoideo
(vientre posterior)
M. deltoides
M. pectoral menor
Vaina sinovial del tendón de la
porción del m. bíceps braquial M. subescapular
Tendón de la porción larga del M. coracobraquial
m. bíceps braquial
Triángulo de los redondos
M. pectoral mayor
M. redondo mayor
M. dorsal ancho
Porción larga del
Porción larga del m. bíceps braquial m. tríceps braquial
Porción corta del m. bíceps braquial Vasto interno del
m. tríceps braquial
Tabique intermuscular
interno del brazo
M. braquial anterior
M. braquial anterior
Tendón del m. bíceps braquial
Expansión aponeurótica del m. bíceps braquial Epitróclea
M. supinador largo
M. primer radial externo
Aponeurosis del antebrazo
* M. supraespinoso
Figura 2–33. Músculos del brazo (ver texto).
Inervación Acción
Nervio musculocutáneo. Lleva el brazo hacia arriba, adentro y adelante.
30 Patologías de hombro (Capítulo 2)
1 14 1
2 15
3 16 2
4
17 16
5
18 3
6
7
19 4 15
8 20
9 21 5
6
14
22 7
10 13
23
12
24 11
11 8
12 10
9
13
Figura 2–34. 1. Ligamento trapezoide (coracoclavicular an- Figura 2–35. 1. Clavícula. 2. M. supraespinoso. 3. Espina
teroexterno). 2. Apófisis coracoides. 3. M. deltoides. 4. Vai- del omóplato. 4. Aponeurosis del infraespinoso. 5. M. redon-
na sinovial del tendón de la porción larga del m. bíceps bra- do mayor. 6. M. tríceps braquial (porción larga). 7. M. tríceps
quial. 5. Tendón de la porción larga del m. bíceps braquial. braquial (vasto externo). 8. Epicóndilo del húmero. 9. Olé-
6. Tendón de la porción corta del m. bíceps braquial. 7. M. cranon. 10. M. primer radial externo. 11. Tabique intermus-
pectoral mayor. 8. M. coracobraquial. 9. M. deltoides. 10. M. cular externo del brazo. 12. M. supinador largo. 13. M. bra-
braquial anterior. 11. M. supinador largo. 12. M. primer radial quial anterior. 14. M. bíceps braquial. 15. M. deltoides. 16.
externo. 13. Tendón del m. bíceps braquial (transversado Acromion.
hacia abajo). 14. Clavícula. 15. M. subclavio. 16. M. omo-
hioideo (vientre posterior). 17. M. pectoral menor. 18. M.
subescapular. 19. M. redondo mayor. 20. M. dorsal ancho.
21. Porción larga del m. tríceps braquial. 22. Vasto interno
Relaciones
del m. tríceps braquial. 23. Tabique intermuscular interno del En su origen, el tríceps está cubierto por el deltoides. En
brazo. 24. Epitróclea del húmero. el brazo se corresponde con el húmero, del que está se-
parado por el nervio radial y la arteria humeral profun-
da, que siguen el canal de torsión. La cara posterior se
Región posterior vincula con el supinador largo y el braquial anterior. El
borde interno es seguido por el nervio cubital.
Tríceps braquial
Inervación
El tríceps braquial constituye por sí solo la región poste- Radial.
rior del brazo. Consta de tres porciones que son distintas
en su origen, pero se unen en su terminación para inser- Acción
tarse en el cúbito: vasto interno, vasto externo y porción Es extensor del antebrazo sobre el brazo; la porción lar-
larga del tríceps (figura 2–35). ga aproxima el miembro superior al tronco.
A B C
Figura 2–36. Abducción del hombro. A. Primer tiempo. B. Segundo tiempo. C. Tercer tiempo.
A B C
Figura 2–38. Antepulsión y flexión del hombro. A. Primer
tiempo. B. Segundo tiempo. C. Tercer tiempo.
Figura 2–39. Retropulsión y extensión en la escapulohumeral.
modo que el sistema aórtico representa un árbol cuyo de la aorta son cuatro: las arterias coronarias, el tronco
tronco está implantado en el ventrículo izquierdo y las braquiocefálico derecho, la arteria carótida primitiva iz-
ramificaciones se extienden por todo el organismo. Las quierda y la arteria subclavia izquierda.
arterias dan origen a ramas terminales y ramas colatera-
les. Estas últimas pueden seguir un trayecto recurrente
(arteria recurrente). A medida que las arterias se divi- Tronco braquiocefálico
den, la superficie que representa la suma de las seccio-
nes en las ramas de bifurcación es mayor que la del tronco Nace del cayado de la aorta y se dirige en sentido obli-
generador, por lo que el sistema aórtico puede compa- cuo hacia arriba, afuera y a la derecha de la parte poste-
rarse con un cono cuyo vértice corresponde al origen de rior de la articulación esternoclavicular, donde termina.
la aorta, donde la base está representada por la suma de Se relaciona por delante con el tronco venoso bra-
las áreas de todas las arteriolas del organismo. quiocefálico izquierdo, el timo y el esternón; por detrás
se vincula con la tráquea; por fuera se asocia con la pleura
derecha y por dentro con la carótida primitiva izquierda.
Se divide en dos ramas terminales: la arteria carótida
Conformación exterior primitiva derecha y la arteria subclavia derecha (figura
2–40).
En general, las arterias son tubos redondeados, aun en
estado de vacuidad, de diámetro variable (de 1 a 8 mm).
Su dirección es rectilínea, pero existen flexuosidades Arteria subclavia
arteriales normales (arteria esplénica a tiroidea inferior)
y patológicas (en los ancianos). Algunas arterias son su- La subclavia nace a la derecha del tronco braquiocefá-
perficiales o supraaponeuróticas, pero la mayoría de lico y a la izquierda del cayado de la aorta, por lo que la
ellas son profundas o subaponeuróticas. subclavia derecha resulta más corta que la subclavia iz-
quierda (figura 2–41).
Las arterias que irrigan la cintura escapular provienen Las relaciones no son iguales en los dos lados y se puede
del cayado de la aorta. Las ramas que nacen del cayado considerar la arteria dividida en tres porciones:
Figura 2–40. Arterias de la extremidad superior derecha, vista anterior (diagrama semiesquemático).
34 Patologías de hombro (Capítulo 2)
Arteria vertebral
Nace en la profundidad de la parte delantera de la sép-
tima vértebra cervical, en relación con el ganglio estre-
llado; sigue un trayecto ascendente y atraviesa a partir
de la sexta vértebra cervical todos los agujeros de las
apófisis transversas. Luego de haber descrito dos curvas
y de abandonar el axis penetra en el cráneo por el aguje-
ro occipital, para ganar la cara anterior del bulbo, ro-
deándolo, y unirse con la arteria opuesta para formar el
tronco basilar. Éste, colocado en la línea media, se diri-
Figura 2–41. Arteria subclavia y arteria axilar. ge hacia adelante y al llegar al borde anterior de la protu-
berancia se divide en dos ramas terminales.
Ramas colaterales
Por dentro de los escalenos La arteria vertebral origina ramas colaterales que nacen
unas veces de la arteria vertebral, por fuera o por dentro
La arteria subclavia derecha se relaciona por delante del cráneo, y otras veces del tronco basilar.
con la articulación esternoclavicular (de la cual está se-
parada por los nervios frénicos), por detrás con el nervio a. Ramas colaterales de la porción cervical: ramas
recurrente y la séptima vértebra cervical, por dentro con espinales para la médula (que se introducen en los
la carótida y por fuera con la pleura. Por su parte, la arte- agujeros de conjunción) y ramas musculares para
ria subclavia izquierda tiene las siguientes relaciones: los músculos prevertebrales.
por delante con el tronco venoso braquiocefálico, por b. Ramas colaterales de la porción intracraneal: arte-
detrás con la primera vértebra dorsal y por fuera con el ria meníngea posterior, para la duramadre de las fo-
pulmón, cuyas relaciones son más extensas. Por último, sas occipitales; espinal posterior, que sigue el surco
el nervio recurrente izquierdo, que da vuelta al cayado medio posterior y se distribuye por la médula cervi-
de la aorta, está relativamente alejado de la arteria. cal; espinal anterior, que forma con su homónima
el tronco espinal anterior, el cual desciende hasta la
médula dorsal; y cerebelosa inferior y posterior,
Entre los escalenos para las partes inferior y posterior del cerebelo.
c. Ramas colaterales que nacen del tronco basilar:
Tanto a la derecha como a la izquierda la arteria se vincu-
ramas protuberanciales, para la protuberancia
la por delante con el músculo escaleno anterior, que la se-
anular; auditiva interna, que se introduce en el
para de la vena subclavia y del nervio frénico; por debajo
conducto auditivo interno y gana el oído interno;
con la primera costilla; y por detrás con el plexo braquial.
cerebelosa anterior e inferior, para las partes co-
rrespondientes del cerebelo; y cerebelosa supe-
Por fuera de los escalenos rior, para la cara superior del cerebelo.
a la altura del tubérculo de la sexta cervical, y luego des- Ramas colaterales externas
cribe una segunda curva (de concavidad superior) para
llegar al cuerpo tiroides. Las ramas colaterales externas son tres: escapular supe-
rior, escapular posterior y cervical profunda.
Ramas colaterales
En su trayecto origina ramos para el esófago y la trá- Arteria escapular superior
quea, un ramo laríngeo posterior para la parte posterior
de la laringe y la arteria cervical ascendente, que llega Luego de su nacimiento pasa entre el escaleno anterior
al axis y da origen a ramas de los músculos prevertebra- y el esternocleidomastoideo, atraviesa la base del trián-
les y de la médula. gulo supraclavicular y alcanza la escotadura coroidea.
En su trayecto origina ramos en los músculos vecinos
Ramas terminales (trapecio, escaleno anterior y subclavio). A nivel de la
Al llegar al ángulo inferior del cuerpo tiroides origina escotadura coracoidea pasa por encima del ligamento,
las ramas inferior, posterior y profunda destinadas a di- que convierte la escotadura en agujero y se distribuye
cho órgano. por los músculos supraespinoso e infraespinoso.
Arteria intercostal superior En el hueco axilar la arteria axilar de ese nombre pasa
por detrás del pectoral menor, lo cual la divide en tres
Nace en la parte posterior de la subclavia, cruza el cuello porciones:
de las dos primeras costillas y envía ramas para los dos
o tres primeros espacios intercostales. Se comporta S Primera porción: va hasta el borde superior del
como las intercostales nacidas de la aorta. pectoral menor. Por delante está cubierta por la
36 Patologías de hombro (Capítulo 2)
aponeurosis clavipectoral y el pectoral mayor, y una interna, para el serrato mayor y el dorsal an-
descansa sobre el serrato mayor; por delante de cho; y otra externa, que pasa por el triángulo omo-
ella se encuentra la vena axilar y por detrás el ple- tricipital. Se distribuye por el subescapular y luego
xo braquial. se anastomosa con las arterias escapular posterior
S Segunda porción: comprendida detrás del pecto- y escapular superior.
ral menor. La arteria está cubierta por el pectoral 4. Arteria circunfleja anterior. Es delgada y nace
mayor y por detrás descansa sobre el músculo sub- en el mismo nivel que la arteria escapular inferior,
escapular; en este punto se sitúa entre las dos raí- para dirigirse hacia afuera, siguiendo el cuello
ces del nervio mediano. quirúrgico del húmero. Origina una rama ascen-
S Tercera porción: va desde el pectoral menor has- dente, que sigue la corredera bicipital para ir a la
ta el borde inferior del pectoral mayor y descansa articulación del hombro, y ramas para el deltoides.
sobre los tendones del dorsal ancho y del redondo 5. Arteria circunfleja posterior. Es voluminosa,
mayor; por fuera se relaciona con los nervios me- rodea el cuello quirúrgico del húmero hacia atrás,
diano y musculocutáneo, y con el músculo coraco- atraviesa el cuadrilátero humerotricipital y pro-
braquial; por dentro se relaciona con los nervios porciona numerosas ramas al músculo deltoides y
cubital y braquial cutáneo interno, y por detrás con a la porción larga del tríceps; termina anastomo-
los nervios radial y circunflejo. sándose con la arteria circunfleja anterior.
Distribución Venas
Tiene cinco ramas colaterales. Las venas del miembro superior se dividen en dos gru-
pos: venas profundas y venas superficiales (figura
2–42).
1. Arteria acromiotorácica. Atraviesa la aponeuro-
sis clavipectoral y se divide en dos ramas: una in-
Venas profundas
terna (torácica superior), para los músculos pecto-
rales, y otra externa (acromial), para el deltoides. Se llaman venas profundas las que corren por debajo de
2. Arteria torácica inferior. También se llama ma- la aponeurosis de cubierta del miembro. Desembocan
maria externa; se dirige hacia el tórax, donde se en la vena axilar y en la subclavia.
anastomosa con las arterias intercostales. Origina
ramas a los ganglios axilares, a los músculos pec- 1. Venas profundas de la mano, del antebrazo y del
torales y a la glándula mamaria. brazo. Siguen exactamente el trayecto de las arte-
3. Arteria escapular inferior. Nace a nivel del bor- rias y casi siempre son dos para cada arteria.
de inferior del subescapular y da origen a algunas 2. Vena axilar. Es única y está formada por la reunión
ramas de este músculo; se divide en dos ramas: de las dos venas humerales. Se localiza en la parte
Anatomía y fisiología del hombro 37
Relaciones
Comunicación de las dos redes
a. En el cuello, el plexo atraviesa el hueco supracla-
El sistema venoso profundo y el superficial no están ais- vicular. Hacia atrás, junto a la columna, la arteria
lados, sino que se comunican entre sí por numerosas vertebral pasa por delante de C5, C6 y C7. El gan-
anastomosis. La mediana envía ramas anastomóticas no glio estrellado encubre C8 y D1, y se aplica sobre
sólo a nivel de su bifurcación, sino a todo lo largo de su la primera costilla. Más lejos, el plexo pasa por el
trayecto a la vena radial profunda. Asimismo, la cefálica desfiladero interescalénico junto con la arteria
del pulgar se anastomosa con las radiales profundas y la subclavia, situada por debajo de él y en un plano
basílica se comunica con las venas humerales profundas. más anterior.
38 Patologías de hombro (Capítulo 2)
RAMOS COLATERALES
Ramas anteriores
Figura 2–43. Plexo braquial. 1. Nervio del subclavio. Se destina al músculo subcla-
vio y envía un ramo anastomótico al nervio frénico.
2. Nervio del pectoral mayor. Pasa por delante de
b. En la axila el plexo pasa por debajo de la clavícula la arteria axilar y se distribuye por la cara inferior
y alcanza el ápice del hueco axilar. El tronco ante- del músculo.
roexterno es superficial y el tronco anterointerno 3. Nervio del pectoral menor. Nace a nivel de la cla-
es más profundo, pero los dos cubren el tronco vícula, pasa por detrás de la arteria subclavia y se
posterior. La arteria y la vena subclavias se en- anastomosa con el nervio del pectoral mayor for-
cuentran situadas por dentro de los troncos nervio- mando un arco nervioso del cual emergen filetes
sos. En la axila, los troncos quedan siempre por para los pectorales mayor y menor.
fuera de la arteria axilar y luego se extienden en la
superficie. El tronco mediomusculocutáneo se ha-
Ramas posteriores
lla por fuera de la arteria; el tronco mediocubito-
cutáneo está por dentro, ente la arteria y la vena; 1. Nervio supraescapular. Nace por encima de la
y el tronco radiocircunflejo se encuentra por fuera clavícula, se dirige hacia abajo y atrás, pasa por la
de los vasos. escotadura coracoidea y se distribuye por los dos
músculos que se extienden sobre la cara posterior
del omóplato, el supraespinoso (nervio del supraes-
Anastomosis pinoso) y el infraespinoso (nervio del infraespinoso).
2. Nervio del angular. Surge por encima de la claví-
El plexo braquial se anastomosa con C4 del plexo cervi- cula, corre sobre el escaleno posterior y lo rodea,
cal, con D2 y con el simpático, por varios ramos. Desde y termina en el angular del omóplato.
3. Nervio del romboides. Nace entre el escaleno diano, cubital y radial. Los seis nacen en la axila. El
posterior y el angular, y se pierde en el músculo mediano nace de dos raíces: una externa, de la que se
romboides. desprende el musculocutáneo, y la otra interna, en la que
4. Nervio superior del subescapular. Se origina se originan el braquial cutáneo interno y el cubital.
por encima de la clavícula y va a parar a la parte El radial y el circunflejo nacen en un tronco común,
superior de este músculo. situado por detrás de las raíces del mediano (figura
5. Nervio inferior del subescapular. Surge en el 2–45).
hueco de la axila y se dirige hacia la parte inferior
del músculo subescapular.
6. Nervio del dorsal ancho. Se origina en la axila, Nervio circunflejo
se dirige hacia abajo y se pierde en la cara profun-
da del dorsal ancho.
Se origina de un tronco común con el radial y se dirige
7. Nervio del redondo mayor. Lleva la misma di-
en dirección oblicua hacia abajo y afuera. Sale del hue-
rección que el nervio del dorsal ancho y termina en
co axilar por el cuadrilátero humerotricipital y pasa en-
el redondo mayor.
tre el deltoides y el húmero describiendo una curva alre-
8. Nervio del serrato mayor. Surge por encima de
dedor del cuello quirúrgico de este hueso, en compañía
la clavícula, sigue un trayecto descendente sobre
de la arteria circunfleja posterior. El circunflejo emite
la cara externa del serrato mayor (en el ángulo que
dos ramas colaterales: una motriz, para el redondo me-
forma con el subescapular) y se distribuye por él.
nor (nervio del redondo menor), y otra sensitiva, para la
9. Accesorio del braquial cutáneo interno. Tiene
piel del muñón del hombro. Termina en el deltoides
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el ramo interno, al lado externo del medio. Cada 3. Ramo anastomótico: para el braquial cutáneo in-
uno de ellos se divide en colateral palmar y colate- terno.
ral dorsal, por encima de la raíz de los dedos. 4. Nervio cutáneo dorsal de la mano: nace por en-
S Sexta rama: se dirige hacia el tercer espacio inter- cima de la muñeca, rodea el cúbito, pasa sobre la
óseo, se anastomosa con el cubital y emite el cola- cara dorsal del antebrazo y se divide en tres ramos,
teral palmar interno del medio y el colateral pal- que forman los colaterales dorsales del meñique,
mar externo del anular; cada uno de ellos se divide del anular y de la mitad externa del medio.
en colateral palmar y colateral dorsal.
Ramas terminales
Al llegar a la muñeca, el nervio cubital termina en dos
Nervio cubital ramas, una superficial y la otra profunda.
El cubital nace de la raíz interna del mediano, por debajo S La rama superficial le proporciona un ramo al cu-
del braquial cutáneo interno. táneo palmar y después se divide en dos ramas se-
cundarias: una forma el colateral palmar interno
Trayecto y relaciones del meñique y la otra conforma el colateral palmar
externo del meñique y el colateral palmar interno
El nervio cubital se extiende de la axila a la extremidad del anular.
de los dedos. En la axila camina ente la arteria axilar, S La rama profunda empieza en la pared interna del
que está por fuera, y la vena axilar, que está por dentro. pisiforme, atraviesa las inserciones superiores del
Está muy cerca del mediano. Cruza por detrás los mús- flexor corto y del meñique, y llega a los planos
culos de la pared posterior del hueco axilar. En el brazo profundos; aquí describe una curva de concavidad
se sitúa al principio muy cerca de la arteria humeral, un dirigida hacia afuera y arriba, y termina en el aduc-
poco por detrás de ella, pero luego se separa cada vez tor del pulgar. Esta rama emite únicamente algu-
más de la arteria y pasa al compartimiento del tríceps, nos filetes articulares para la muñeca, debido a su
situado en su parte más interna; a nivel de la epitróclea concavidad. Por su convexidad, emite ramas para
los dos órganos están separados por todo el espesor del los tres músculos de la eminencia hipotenar, los
hueso. En el codo el nervio está colocado en el canal epi- dos últimos lumbricales, los interóseos palmares
trocleoolecraniano y penetra en el antebrazo, atravesan- y dorsales, el aductor del pulgar y el fascículo in-
do los dos fascículos del cubital anterior. En el antebra- terno del flexor corto.
zo descansa sucesivamente sobre el flexor profundo de
los dedos y el pronador cuadrado, y está cubierto por el
músculo cubital anterior en la parte superior del ante-
Nervio radial
brazo; más abajo ocupa la parte externa de su tendón y
se hace superficial. La arteria cubital, que se junta con
el nervio a pocos centímetros por debajo del codo, se ha- El nervio radial nace del plexo braquial por un tronco
lla a su lado externo. En la muñeca, el nervio cubital, común con el circunflejo.
siempre superficial, pasa por delante del ligamento anu-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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Capítulo 3
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia.
Vías de abordaje en la artroscopia de
hombro
Arturo Gutiérrez Meneses, Óscar Antonio Martínez Molina
43
44 Patología de hombro (Capítulo 3)
1. Las incisiones siguen siendo paralelas a la líneas de a. Abordajes de la superficie anterior del hombro.
Langer, pues las cicatrices son menos visibles. b. Abordajes de la superficie posterior del hombro.
2. El abordaje debe ser lo suficientemente amplio c. Abordajes combinados.
para que permita una buena exposición de la pato-
logía. Durante las últimas décadas los abordajes han sido mo-
3. Los abordajes de las partes blandas deben respetar tivo de muchas descripciones, aunque con resultados de
las estructuras neurovasculares. Es imprescindi-
ble recordar que en esta articulación es indispen-
sable el abordaje de la anatomía topográfica de los
nervios axilar, supraescapular y musculocutáneo.
4. Para iniciar una rápida rehabilitación, la desinser-
ción de los músculos debe ser mínima.
Figura 3–3. Líneas de Langer. Figura 3–5. Inserción correcta del músculo deltoides.
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia de hombro 45
A B
lado de la herida. No se recomienda ligarla, pues rechazo o apartamiento del deltoides debe hacer-
puede generar problemas de retorno en la extre- se con mucho cuidado, pues en su espesor está el
midad; de preferencia se debe apartar en sentido nervio axilar (figura 3–11).
medial junto con el músculo pectoral. La inser- 3. En la parte inferior de la incisión se encuentra la
ción del deltoides a nivel clavicular debe respe- inserción del pectoral mayor; se recomienda que
tarse, excepto cuando se realiza la artrodesis de se dividan 2 cm de su inserción de la diáfisis del
hombro (figura 3–8 A y B). húmero, lo cual permite una mayor exposición de
2. Deben reconocerse el vértice de la coracoides, la parte inferior de la articulación glenohumeral
que señala la cabeza de la porción corta del bí- (figura 3–12). En este sitio es fácilmente palpa-
ceps, y los músculos coracobraquiales (figura ble el nervio axilar a 10 mm del borde inferior del
3–9). Así, la disección se inicia siguiendo la fas- músculo subescapular.
cia de los músculos coracobraquiales o tendón 4. La porción larga del bíceps se identifica porque
conjunto, que una vez libre de su aponeurosis po- se ubica en sentido anterior a la cabeza humeral,
drá ser rechazado medialmente y permitirá visua- retrayendo lateralmente el deltoides; aparece la
lizar el tendón del subescapular (figura 3–10). El arteria circunfleja anterior, la cual se ubica pro-
A B
1
2
3
1
2
4
Figura 3–9. Músculos coracobraquiales. A. 1. Tendón conjunto. 2. Apófisis coracoides. B. 1. Tendón conjunto (coracoides). 2.
Bíceps. 3. Nervio axilar. 4. Vasos circunflejos.
fundamente en la porción larga del bíceps (figura 8. El músculo subescapular se identifica por sus fi-
3–13). bras que siguen una dirección transversal; se vi-
5. Una vez rechazado medialmente el tendón con- sualiza mejor cuando se lleva a cabo la rotación
junto se observará en toda su extensión el subes- lateral de la extremidad torácica.
capular; también se puede observar al tendón del 9. Al separar el tendón conjunto en sentido medial
subescapular si se realiza la osteotomía de la co- se debe tener en cuenta que el nervio musculocu-
racoides en sentido distal (figura 3–14). táneo corre a 5 o 6 cm del vértice de la coracoides
6. Una vez expuesto todo el subescapular se puede (figura 3–15).
visualizar mejor el intervalo de los rotadores. En 10. Una vez detectado el músculo subescapular y su
este momento el intervalo debe ser cerrado con inserción en la tuberosidad menor del húmero se
sutura no absorbible No. 1, iniciando el cierre en
sentido medial a lateral.
7. La osteotomía de la coracoides se lleva a cabo en
el tratamiento de la inestabilidad glenohumeral; 1
las técnicas de Bristow–Torg o Latarjet aplican
cuando hay imagen de pera invertida o agenesia 2
de la glenoides.
3
4
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
5 9
6 7
A B
Figura 3–19. A. Abordaje anterior deltopectoral para sustitución protésica. B. Abordaje anterior para acromioplastia.
ABORDAJE ANTERIOR
Indicaciones
Este abordaje se usa para llevar a cabo la reparación del
mango rotador y la acromioplastia (síndrome de pinza-
miento), y la osteosíntesis de la fractura de la tuberosi-
dad mayor del húmero (figura 3–19).
Ventajas
Desventajas
Indicaciones
Durante la disección existe el peligro de dañar el nervio
1. Reparación de lesiones masivas de mango rotador. supraescapular, el cual se localiza en el vértice que for-
2. Acromioplastia. ma la espina del omóplato y la clavícula.
Indicaciones
Las técnicas que se desarrollan a continuación se reco-
miendan en los casos siguientes:
A B C
Figura 3–26. Abordaje transacromial. A. Exposición de la fosa supraespinosa. B. Exposición de la clavícula y el acromion. C.
Osteotomía de coracoides y acromion.
2. Reducción de luxación inveterada de la articula- fibras del deltoides que van insertadas en la claví-
ción glenohumeral. cula (con la salvedad de que la reparación del del-
3. Revisión de artroplastia parcial o total del hombro. toides se haga mediante perforaciones en la claví-
cula). En este paso hay que identificar y ligar la
rama deltoidea de la arteria acromiotorácica.
Descripción de la técnica 3. Una vez hecha la incisión, debe reconocerse tanto
la porción corta del bíceps como el músculo cora-
Posición del paciente cobraquial, medial al anterior. Entonces se realiza
una perforación en la base de la coracoides con
1. La posición debe ser en silla de playa o semise- una broca de 2.7 o 2.5 y se pasa un tornillo decorti-
dente, para poder dar inicio a la incisión, la cual se cal de 3.5 mm, que se utiliza al reinsertar la cora-
hace a nivel del borde inferior de la clavícula, si- coides para que quede fija con el tornillo en su po-
guiendo el espacio deltoideo y teniendo como re- sición inicial. Se diseca la aponeurosis que cubre
ferencia la vena cefálica; la disección se prolonga ambos músculos y se procede a realizar la osteoto-
hasta encontrar la inserción del músculo deltoides mía de la coracoides en una extensión de aproxi-
en la diáfisis del húmero. madamente 10 mm. Durante la osteotomía de la
2. La vena y el músculo pectoral mayor se rechazan coracoides hay que dejar la inserción del pectoral
o apartan en sentido medial o hacia adentro, en menor (figura 3–27).
tanto que el deltoides se rechaza lateralmente. 4. Las porciones corta del bíceps y coracobraquial,
Para un abordaje más amplio deben separarse las junto con la inserción a la coracoides, deben dise-
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A B C
Figura 3–27. Abordaje anterior deltopectoral, con osteotomía de la coracoides. 1. Vena cefálica. 2. Apófisis coracoides.
54 Patología de hombro (Capítulo 3)
1
1
A B
Ventajas
Desventajas
Indicaciones
Abordaje
A B
A B
Figura 3–33. Abordaje anterior. A. Desperiostización del deltoides, a nivel de la clavícula. B. Desperiostización del deltoides.
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia de hombro 57
A B
ABORDAJE DE LA ARTICULACIÓN
ESTERNOCLAVICULAR
Abordaje de la clavícula
Posición
Indicaciones
Se recomienda la posición en silla de playa (figura
3–38). Se pueden seguir los siguientes pasos: Se recomienda la reducción abierta de luxaciones agu-
das o crónicas. El paciente debe colocarse en posición
1. Fijación interna para fracturas. semisedente o en silla de playa.
2. Seudoartrosis.
3. Tumores e infecciones. Incisión
A B
Subclavio
Clavícula
Disco
Esternón
A B
En el borde superior de la clavícula se pueden identificar Las desventajas radican en que por esta vía posterior no
los músculos esternocleidomastoideo y pectoral mayor. se puede dañar más que el paquete vascular. Hay que
Después de su localización se identifica la articulación recordar que la vena y la arteria pasan por encima del li-
esternoclavicular, exponiendo el cartílago interóseo. Se gamento, por lo que hay que visualizarlas perfectamen-
procede a identificar la patología que se va a tratar (fi- te antes de seccionar el ligamento.
gura 3–40 A y B).
Descripción de la técnica
ABORDAJE SUPERIOR PARA
1. El paciente debe estar en posición semisedente.
EL NERVIO SUPRAESCAPULAR Antes de iniciar el abordaje se recomienda infiltrar
la piel con una solución de adrenalina a 1 x
500 000, a razón de 15 a 20 mL. Esto evita el san-
grado, permitiendo una mejor disección y visuali-
Indicaciones zación del campo quirúrgico. La incisión se inicia
a nivel de la espina de la escápula y paralela a su
1. Liberación del nervio supraescapular a nivel de la eje (figura 3–41A).
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3
2 3
1
5
4
2 5
1
A B C 7
Figura 3–41. A. Abordaje para el nervio supraescapular. B. 1. Espina del omóplato. 2. Músculo supraespinoso. 3. Músculo trape-
cio. 4. Músculo infraespinoso. 5. Músculo deltoides. C. 1. Espina del omóplato. 2 y 3. Arteria y nervio supraescapular. 4. Músculo
supraespinoso. 5.Tejido celular. 6. Músculo deltoides. 7. Músculo infraespinoso.
Figura 3–43. Abordaje posterior para la exposición de la ar- Figura 3–45. Abordaje posterior con desinserción del mús-
ticulación glenohumeral. culo infraespinoso.
62 Patología de hombro (Capítulo 3)
Figura 3–47. Abordaje posterior; apertura de la cápsula arti- Figura 3–49. Abordaje posterior del hombro; incisión hori-
cular. zontal.
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia de hombro 63
Figura 3–50. Abordaje combinado Posterior del hombro, Figura 3–51. Abordaje posterior del hombro; incisión hori-
incisión horizontal. zontal y desinserción del músculo deltoides.
A B
Figura 3–52. A. Intervalo entre los músculos infraespinoso y redondo menor. B. Intervalo entre los músculos infraespinoso y re-
dondo menor; visualización del nervio supraescapular y de la cápsula.
64 Patología de hombro (Capítulo 3)
2
1
3 1
2
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Figura 3–58. A. Abordaje posterior; descubrimiento de la fosa infraespinosa. B. 1. Músculo supraespinoso; 2. Espina de la escá-
pula; 3. Arteria y nervio supraescapulares; 4. Músculo infraespinoso; 5. Fosa infraespinosa; 6. Borde de la escápula.
66 Patología de hombro (Capítulo 3)
7. Se separa entonces al músculo deltoides de sus ces se libera de sus adherencias hasta la glenoides
adherencias y se procede a desperiostizar sus fi- con tijeras y desperiostizador hasta lograr su mo-
bras de su inserción clavicular, del acromion y de vilización, no mayor de 10 mm. Esto tiene el fin
la parte de su inserción en la espina de la escápula de no lesionar el nervio supraescapular con la
retrayéndolo hacia fuera y abajo (figura 3–60). tracción ejercida.
8. Una vez concluido este procedimiento se tienen 11. Al lograr deslizar el músculo hasta su inserción
expuestos los siguientes elementos anatómicos: se debe proceder a su reparación, que consiste en
a. Bursa. su reinserción original al hueso por medio de una
b. Ligamento coracoacromial. tunelización en la tuberosidad y la fijación con
c. Apófisis coracoides con sus inserciones del dos hileras de anclas, hasta reparar el footprint.
tendón conjunto. En algunos casos no se logra el deslizamiento del
9. Se realiza una bursectomía y se expone la inser- músculo. Si sucede esto, se debe prolongar la in-
ción del mango de los rotadores, los cuales segu- cisión de la espina de la escápula en sentido
ramente estarán retraídos. medial. Para este fin, se descubre el músculo su-
10. Se identifica el grado de retracción, refiriendo el praespinoso y se adelanta, deslizándolo cuidado-
tendón con suturas de Ethibon del No. 2. Enton- samente desde su inserción en la fosa supraespi-
2
6
12
3
7
4 8
11
10
Figura 3–60. 1. Desinserción del deltoides y exposición del mango rotador. 2. Inserción del mango rotador. 3. Supraespinoso. 4.
Redondo menor. 5. Clavícula. 6. Acromion. 7. Bursa. 8. Deltoides retraído. 9. Mango rotador. 10. Bíceps. 11. Coracoides. 12. Liga-
mento coracoacromial.
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia de hombro 67
B C
Figura 3–63. A, B y C. Abordaje de Thompson y Henry. 1. Vena cefálica. 2. Abordaje del deltoides. 3. Apófisis coracoides. 4. Deltoi-
des reflejado.
Figura 3–64. Liberación de bridas y sección del ligamento coracohumeral, labrum y cápsula.
9. Para definir el grado de la lesión de los tendones res. Se recomienda que la reparación se lleve a
involucrados (incluyendo el tamaño y la calidad cabo con sutura no absorbible del No. 2 (figura
de los mismos) con el movimiento de rotación de 3–65).
la extremidad medial y lateral, hay que explorar 12. Abordaje de Cubbins, Callaghan y Scuderi. En
las condiciones de los tendones del subescapular, 1934 Cubbins y col. modificaron la incisión de
el supraespinoso, el infraespinoso y el redondo Henry para exponer más ampliamente las estruc-
menor. Hay que recordar que en estas condicio- turas laterales y posteriores del hombro. La inci-
nes es menos importante el tamaño de la lesión y sión anterior, igual a la incisión de Thompson, si-
el número de tendones involucrados. Lo que gue el borde anterior del músculo deltoides desde
debe valorarse es la calidad de los tejidos y el gra- la clavícula, exactamente hasta el nivel de la tu-
do de retracción de los tendones. En ocasiones berosidad mayor del húmero. La rama horizontal
los tendones pueden ser reparados, aunque en la
mayoría de los casos son de poca calidad y retraí-
dos. En caso de que sean de mala calidad, retraí-
dos y con poca elasticidad, hay que extirpar las
bridas intraarticulares y extraarticulares. Si aún
así no se consigue el adelantamiento de los tendo- 2
nes, se debe extender el corte de las bridas periar-
ticulares hasta la base de la apófisis coracoides, 1
sin olvidar que también el intervalo entre el la-
brum y el mango rotador tiene que ser dividido.
En este paso quirúrgico hay que tener cuidado de
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A B
2. Osteotomía de la glenoides.
3. Biopsia y resección de tumores.
4. Extirpación de cuerpos libres.
5. Procesos infecciosos.
6. Atrapamiento del nervio supraescapular.
Usos
ABORDAJES POSTERIORES
DE LA ESCÁPULA Este abordaje se usa principalmente para la liberación
del nervio supraescapular en caso de atrapamiento y a
nivel de la escotadura supraescapular. También permite
visualizar el músculo trapecio y el vientre del músculo
Pocas veces el cirujano debe abordar la región posterior
supraespinoso.
del hombro; dependiendo de la naturaleza de la lesión,
el abordaje puede ser limitado en extensión o de mayor
longitud. Ventajas y desventajas
Como en el caso de las regiones anterior y superior
del hombro, las estructuras anatómicas tienen especial
Para el abordaje del nervio por la vía posterior se debe
importancia. El conocimiento de las estructuras anató-
evitar todo el paquete vascular anterior y el plexo bra-
micas le permitirá al cirujano desarrollar los abordajes
quial. También por esta vía se libera la rama del nervio
con facilidad e impedirá la lesión de otros elementos
infraespinoso.
anatómicos. Se puede realizar el abordaje de las diferen-
Este abordaje es muy seguro, por lo que no existe ries-
tes estructuras de la escápula respetando las siguientes
go alguno. En este sentido, el músculo trapecio es levan-
incisiones, las cuales pueden ser aplicadas para exponer
tado subperiósticamente de la espina de la escápula y se
las áreas de la escápula:
reinserta sin dificultad al terminar el procedimiento.
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2. Se procede a separar el trapecio en sentido proxi- La articulación también se puede abordar mediante
mal, recordando que es importante identificar el una incisión vertical, siguiendo los mismos pasos que
paquete vasculonervioso, la vena, la arteria, el ner- en el abordaje descrito anteriormente, con la diferencia
vio supraescapular y el ligamento supraescapular. de que el tendón del músculo infraespinoso se secciona
Estos elementos tienen una dirección descendente a 1 cm de su inserción; al separarlo medialmente se
hacia el borde superolateral de la fosa supraespi- visualiza el nervio supraescapular.
nosa de la escápula. El abordaje para llegar a la articulación glenohume-
ral se puede realizar mediante la apertura de la cápsula
entre el redondo menor y el redondo mayor; con el
empleo de esta técnica no es necesario desinsertar el
EXPOSICIÓN DE LA ARTICULACIÓN
músculo deltoides.
GLENOHUMERAL; INCISIÓN
Una de las desventajas de este acceso es el espacio
TRANSVERSAL tan limitado.
INCISIÓN EN EL BORDE
Indicaciones
MEDIAL DE LA ESCÁPULA
S Inestabilidad glenohumeral recurrente posterior.
S Procesos infecciosos.
S Fracturas. Posición del paciente e indicaciones
Indicaciones
ABORDAJE EN EL BORDE MEDIAL
DE LA ESCÁPULA Y EXTENSIÓN 1. Inestabilidad recurrente glenohumeral posterior.
2. Fractura de la glenoides.
SOBRE LA ESPINA DE LA ESCÁPULA
giéndose en sentido distal. La disección debe realizarse a. Se han considerado dos tipos de músculos: un
por planos, separándolos con retractores de Gelpi. El músculo de longitud corta, fuerte y de corta ampli-
origen del músculo deltoides es desinsertado a 1 cm del tud, que no genere tensión; y otro relativamente
borde posterior del acromion y a 5 cm sobre el borde de largo y de amplitud mayor, que sea capaz de gene-
la espina de la escápula. Al separar el deltoides de la rar tensión.
espina debe cuidarse de no lesionar el nervio supraesca- b. El músculo transferido debe mantener una cons-
pular, el cual se localiza alrededor del acromion. Por tante vascularización y una adecuada longitud
otro lado, debe localizarse el intervalo entre el infraespi- c. Aceptable distribución del potencial de excursión.
noso y el redondo menor para poder visualizar la cáp-
sula articular.
Una modificación de esta técnica consiste en no ini- INDICACIÓN QUIRÚRGICA PARA
ciar la desinserción a nivel del acromion, sino de la LA TRANSFERENCIA DEL LATISSIMUS
inserción del músculo deltoides ubicado a nivel del DORSI EN DEFECTOS
extremo medial de la espina y separado lateralmente
POSTEROSUPERIORES
junto con la fascia subdeltoidea; así, el nervio axilar
queda protegido con el tejido subdeltoideo.
El siguiente paso es hallar el intervalo entre el mús-
culo infraespinoso y el músculo redondo menor, los 1. Desgarro masivo crónico irreparable del supraes-
cuales deben ser separados para visualizar la cápsula pinoso, el infraespinoso y el redondo menor, o fa-
articular posterior, procediendo a su apertura. Como lla en la reparación previa que no es favorable para
siguiente paso se realiza el procedimiento planeado de la movilización quirúrgica.
acuerdo con la patología. 2. Lesión aislada de los músculos del mango rotador
El cierre que va del deltoides a la espina se ejecuta de movible, aunque sufra algún defecto (infiltración
acuerdo con los principios enunciados anteriormente, grasa de grado III a IV); distancia acromioclavicu-
por medio de perforaciones en el hueso. lar < 5 mm en la proyección radiográfica antero-
posterior.
3. Ausencia de subluxación fija, corroborada en la
TÉCNICAS DE TRANSFERENCIAS placa radiológica en proyección axial.
MUSCULARES 4. Dolor intratable e incapacidad funcional
5. Infiltración grasa grado III a IV de los músculos
supraespinoso e infraespinoso corroborada por re-
sonancia magnética o tomografía axial computari-
Hasta antes del advenimiento de la artroscopia y de las zada.
nuevas técnicas de transferencias tendinosas la lesión
masiva del mango de los rotadores era de mal pronós-
tico, con una limitación funcional severa. En la actuali- Técnica y posición del paciente
dad se le ha dado mayor énfasis a las transferencias ten-
dinosas para la lesión masiva del mango de los Las referencias son acromion, articulación acromiocla-
rotadores, la cuales se detallan a continuación. vicular, procesos coracoides y clavícula.
El paciente es colocado en posición de decúbito late-
ral (figura 3–69); existe una modificación en la posición
del paciente, la técnica de Gerber, que se lleva a cabo
BASES MECÁNICAS DE LAS con el paciente en posición de silla de playa.
TRANSFERENCIAS TENDINOSAS
PARA LA RECONSTRUCCIÓN 1. La primera incisión se realiza igual que la llevada
DEL MANGO ROTADOR a cabo en la reparación del mango rotador o
acriomioplastia.
2. Se toma el borde lateral del acromion, siguiendo
las líneas de Langer; se realiza una incisión verti-
El requerimiento para una segura y efectiva transferen- cal de acuerdo con los pasos descritos para llevar
cia tendinosa en la deficiencia del mango rotador debe a cabo una acromioplastia o reparación del man-
seguir los siguientes requerimientos: go rotador, hasta descubrir la lesión.
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia de hombro 75
3. Se procede a la segunda incisión o abordaje pos- los elementos nerviosos, como el radial y el axi-
terosuperior, manteniendo la extremidad toráci- lar.
ca en posición de 90_ de abducción y rotación 6. El paquete vasculonervioso ingresa en el múscu-
medial; la incisión comienza siguiendo el borde lo en la superficie anterior y se identifica a 10 cm
anterior del latissimus dorsi (antes denominado de la unión musculotendinosa.
dorsal ancho) desde el pliegue posterior de la axi- 7. Una vez identificado el latissimus dorsi se pro-
la, se curva anteriormente, 4 cm delante del plie- cede a referir el tendón con Ethibon del No. 3 (fi-
gue de la axila, hasta el tercio interno del húmero. gura 3–71).
La incisión debe medir en toda su extensión apro- 8. Se busca el espacio entre el deltoides y el redondo
ximadamente 25 cm (figura 3–70). menor para su separación, estableciendo así el es-
4. Se diseca el tejido celular subcutáneo para identi- pacio por donde pasará el músculo transferido,
ficar el músculo deltoides posterior, la porción con la extremidad en una posición de 45_ de ab-
larga del tríceps y el redondo mayor. ducción y 30_ de rotación lateral. A través de la
5. Después de la disección, y teniendo el brazo en incisión anterior superior previamente estableci-
máxima rotación medial, se identifica el tendón da se pasa el músculo latissimus dorsi y en segui-
del latissimus dorsi para separarlo del músculo da se sutura el tendón a la cabeza humeral previa-
redondo mayor. En este sitio se debe tener cuida- mente preparada.
do, ya que durante la disección pueden dañarse
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3–70. Doble Incisión para realizar la transferencia Figura 3–71. Identificación y referencia del músculo dorsal
del dorsal ancho a la TM del húmero. ancho.
76 Patología de hombro (Capítulo 3)
2. Disección por planos hasta la localización del una artrosis de la articulación acromioclavicular, se
espacio deltopectoral. Su orientación se hace con procederá a su resección en más de 10 mm.
la identificación de la vena cefálica, la cual debe 4. Se revisa la bursa y se realiza una bursectomía par-
ser retraída lateralmente con el músculo deltoides, cial, de tal forma que permita examinar el man-
al igual que el tendón conjunto —pero éste me- guito rotador y la porción larga del bíceps. Si sólo
dialmente. En este momento es posible identificar presentan datos de inflamación, se preserva, pero
el músculo subescapular. si los datos son degenerativos o hay subluxación
3. Distalmente se continúa la disección hasta locali- entonces se aconseja proceder a la tenodesis.
zar la inserción del músculo pectoral mayor. Con 5. Los márgenes del manguito rotador retraído se in-
la extremidad en abducción y rotación medial se ciden, reavivando la tuberosidad mayor del húme-
retiran las adherencias subdeltoideas, permitiendo ro para obtener tejido sangrante.
introducir un separador. En este momento se pue- 6. El tamaño del colgajo del deltoides que se quiere
de valorar el grado de lesión del músculo subesca- transferir para el cierre del defecto se calcula con
80 Patología de hombro (Capítulo 3)
A B
la extremidad torácica en 30_ de elevación y se guiendo el borde de la clavícula hasta el nivel de los li-
inicia la separación de los colgajos del deltoides a gamentos coracoclaviculares.
nivel de la articulación acromioclavicular.
7. Debido a la aplicación de anclas, el colgajo del 1. La porción longitudinal de la incisión se extiende
deltoides transferido se sutura al resto del mango hasta 6 mm por debajo del borde lateral del acro-
rotador y a la tuberosidad mayor. mion.
8. Los bordes anteromedial y posterior son suturados 2. Se separa el deltoides atrofiado hasta localizar la
al subescapular, el supraespinoso, el infraespinoso bursa y el tejido fibroso, el cual es desbridado con
o el redondo menor.15 cuidado en la porción posterior a nivel de la esco-
tadura escapular para no lesionar el nervio.
3. Se palpa la espina de la escápula, localizando la
inserción del trapecio.
TRANSFERENCIA DEL TRAPECIO 4. Se procede a realizar la osteotomía de la espina y
PARA LA PARÁLISIS DEL MÚSCULO el acromion, deslizando el área osteotomizada del
DELTOIDES trapecio con su porción ósea (figura 3–79B).
5. Se reinserta en la superficie lateral del húmero, a
nivel de la “D” deltoidea, y se fija con dos o tres
tornillos de cortical de 3.5.
La parálisis o debilidad del músculo deltoides, que con- 6. La inserción se realiza con la extremidad torácica
trola la elevación de la extremidad, es un factor de im- en abducción de 90_ (figura 3–80).
portante incapacidad. Las transferencias se indican 7. La literatura también reporta las técnicas usadas
siempre y cuando la función del codo y de la mano sean cuando hay un mango rotador retraído e irrepara-
normales. La transferencia del músculo trapecio se lle- ble, usando el tendón del redondo mayor. La técni-
va a cabo en las lesiones del nervio axilar, con el fin de ca es semejante a la usada en la transferencia del
mejorar la función de la extremidad afectada por una latissimus dorsi (dorsal ancho). La experiencia re-
paresia o una parálisis. portada en la literatura es poca y los casos docu-
Antes del procedimiento se debe valorar la función mentados son favorables (figuras 3–81 A y B,
del músculo por transferir, incluyendo la integridad del 3–82 A y B).
mango de los rotadores. Aparte del estudio clínico es
conveniente solicitar una electromiografía.
ABORDAJE PARA LA REPARACIÓN
DE LESIONES MASIVAS EN LA
Abordaje y posición del paciente PORCIÓN POSTEROSUPERIOR
DEL MANGO ROTADOR
Se coloca al paciente en posición de silla de playa. Se
realiza un abordaje en “T” (figura 3–79A); la porción
transversa de la incisión se prolonga posteriormente Los desgarros de la parte posterosuperior del mango se
hacia la espina de la escápula y en sentido anterior, si- cuentan entre la mayoría de las lesiones. En todos los
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia de hombro 81
Indicaciones
A B
Figura 3–82. A y B. Transferencia del músculo redondo mayor al húmero en la tuberosidad mayor.
6. Para mejorar la visión y tener mayor amplitud de 14. La liberación se realiza hasta la fosa del supraes-
la herida se debe realizar una resección del extre- pinoso, dejando libre también el intervalo del su-
mo distal de la clavícula en una extensión no ma- praespinoso y el subescapular, con cuidado de no
yor de 10 mm. lesionar al nervio supraescapular si se avanza el
7. Para tal fin se coloca un separador de Gerber en- músculo más de 2 cm.
tre el acromion y la cabeza humeral; si es necesa- 15. Si la visibilidad no es suficiente, se recomienda
rio se realiza una acriomioplastia sin desinser- resecar 10 mm del extremo distal de la clavícula
ción del ligamento coracoacromial. y del extremo del acromion.
8. Se inspecciona el área quirúrgica y se comple- 16. Una vez movilizado el tendón se lleva a cabo la
menta la bursectomía. Para visualizar toda la bur- sutura del mango a la tuberosidad del húmero, es-
sa se llevan a cabo maniobras de rotación medial cogiendo la mejor técnica que restaure el foot-
y lateral de la extremidad. print y deje un menor espacio entre el tendón y
9. La configuración del mango rotador y la calidad el hueso, favoreciendo así una cicatrización co-
del tejido se logran al referir el músculo con va- rrecta.
rias suturas, proporcionándole movimientos de 17. La sutura que se debe emplear es del No. 1 o ma-
rotación lateral y medial. El primero permite ins- yor, y no absorbible. Se debe cerrar por planos,
peccionar el subescapular, mientras que con el dejando un drenaje.
segundo se puede explorar el músculo supraespi-
noso.
10. El tamaño de la lesión resulta menos importante LESIONES DEL NERVIO AXILAR
que el número de tendones afectados y la calidad
y retracción de los mismos.
11. En caso de que los tendones estén retraídos y no
sean elásticos, será necesario realizar liberacio- El tratamiento operatorio en las secuelas de las lesiones
nes intraarticular y extraarticular para poder del nervio axilar se reserva para los pacientes que per-
efectuar la reparación en la tuberosidad mayor manecen sintomáticos y no demuestran signos de recu-
del húmero. peración clínica en los repetidos estudios con electro-
12. El ligamento coracoacromial debe dividirse sin miografía. La indicación quirúrgica se basa en distintos
resecar, continuando con un desperiostizador. factores:
13. La resección se lleva cabo a partir de la base de
la coracoides. Si aun así persiste la retracción del 1. ¿Qué espera el paciente de la cirugía?
tendón, se procederá a liberar el espacio entre el 2. Probabilidad de recuperación del paciente.
supraespinoso y el labrum, con cuidado de no le- 3. Naturaleza de la lesión.
sionar la porción larga del bíceps. 4. Localización de la lesión.
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia de hombro 83
ARTROSCOPIA
ORGANIZACIÓN DE LA SALA DE
OPERACIONES PARA LA ARTROSCOPIA
EXPLORACIÓN ARTROSCÓPICA
Figura 3–99. Portal anterior.
DE LA ARTICULACIÓN
Para poder visualizar los tendones del infraespinoso Se introduce el artroscopio (si se trata del hombro de-
y del redondo menor se tienen que girar la cabeza hume- recho el lente se rota hacia la una de las manecillas del
ral y el artroscopio. Al avanzar el artroscopio hacia la reloj y hacia las 11 si se trata del hombro izquierdo), se
articulación aparece la superficie de la glenoides, que se visualiza el borde superior del tendón del subescapular
visualiza cuando el lente se rota hacia la una del reloj. (figura 3–104), se rota el artroscopio a las 9 y a las 3
Se inspecciona el espacio de los rotadores y en su por- según sea el hombro izquierdo o el derecho, respectiva-
ción superior aparecerá el ligamento glenohumeral su- mente, y se inspecciona el labrum y el ligamento gleno-
perior (figura 3–103). El espacio de los rotadores puede humeral medio (figura 3–105). En la parte superior del
aparecer normal en los pacientes con síndrome de pin- labrum se puede encontrar abierto el foramen, lo cual se
zamiento, pero puede estar contracturado (de menor debe considerar normal y no confundirse con lesión de
amplitud) en casos de rigidez de hombro y laxo en casos Bankart; se inserta el palpador por la cánula anterior y
de inestabilidad glenohumeral. se explora el labrum, así como su consistencia y si está
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o no insertado al rodete glenoideo; también en este paso SLAP; también se corrobora si existen adherencias en-
se explora el ligamento glenohumeral medio corrobo- tre el tendón y el supraespinoso.
rando la tensión mediante movimientos de rotación de Hay diversas variaciones anatómicas, como la me-
la cabeza humeral. Se rota el artroscopio hasta las 5 de niscoide, donde se ve la inserción que semeja un tejido
las manecillas del reloj y se inspeccionan el labrum flácido, pero no es patología y se debe considerar como
inferior y el ligamento glenohumeral inferior que forma una variación anatómica. Se identifica la inserción del
parte del receso axilar (figura 3–106). Se retorna el mango rotador en la cabeza humeral y se localiza la par-
artroscopio a la porción larga del bíceps y a su inserción te posterolateral de la cabeza humeral reconociendo la
para explorar el labrum posterior. presencia o ausencia de la lesión de Hill–Sachs (figura
Al inspeccionar el bíceps con el palpador se observa 3–107). Se inspecciona el cartílago de la superficie arti-
si hay inflamación o desgarro, o desprendimiento de la cular de la cabeza y de la glenoides en busca de datos de
inserción del bíceps que corresponda a una lesión de osteoartrosis. Se introduce el artroscopio por la cánula an-
terior y se inspecciona el labrum posterior (cuadro 3–1).
Existen otros portales, como el anterosuperior y el
anteroinferior, el cual se establece tomando como refe-
rencia el borde anterior del acromion, que es anterior al
bíceps y un portal accesorio, que se utiliza junto con el
portal anterior para el tratamiento de la inestabilidad
glenohumeral.
El portal anterosuperior, localizado en el borde ante-
rolateral del acromion, sirve para la preparación del
borde de la glenoides o para el abordaje de la cápsula
anteroinferior, y se usa cuando se observa la planeación
del plegamiento capsular posteroinferior (figura 3–108).
El portal anterolateral superior, encima del supraes-
pinoso y del bíceps, evita el ligamento coracoacromial
y se usa en el tratamiento de la inestabilidad glenohume-
ral, en las lesiones labrales superiores y para el cierre del
espacio de los rotadores. El portal anteroinferior se usa
para la preparación de los tejidos y la aplicación de
anclas y suturas, y para llevar a cabo los nudos. Permite
Figura 3–106. Portal anterior, ligamento glenohumeral infe- el acceso al borde glenoideo y aplicar el ancla inferior
rior y receso axilar. en la reparación de Bankart y el plegamiento capsular.
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia de hombro 91
Figura 3–110. Portal superior de Neviaser. Figura 3–112. Portal anterior, para el espacio subacromial.
Abordajes de cirugía abierta y artroscopia. Vías de abordaje en la artroscopia de hombro 93
ayuda introducir el lente por vía anterior al espacio sub- Si la visión no es muy aceptable, se establece el portal
acromial y minimizar el efecto del tejido bursal. lateral, tomando como referencia el borde lateral del
Se ha comentado que para abordar el espacio suba- acromion, y se realiza una incisión entre 2 y 3 cm hacia
cromial se usa la misma incisión posterior que se usó abajo que permita introducir una cánula o los instru-
para abordar la articulación (figura 3–112). Se introdu- mentos para realizar la bursectomía o el tratamiento, o
ce la cánula inmediatamente por debajo del borde poste- bien sólo para realizar un diagnóstico.
rior del acromion y se introduce de manera anterior; con Una vez que se realiza la bursectomía se puede visua-
la otra mano se palpa el borde anterior del acromion lizar el ligamento coracoacromial y el acromion (figura
hasta sentir la punta del trócar; en este momento se retira 3–113); también se pueden observar signos de pinza-
la cánula y se introduce el lente, se rota el artroscopio miento, caracterizado por eritema y fragmentación, o
dirigido hacia el acromion y se determinan las condicio- lesión parcial o total del mango rotador.
nes de la bursa, la cual es removida para poder visualizar A través del portal posterior se puede visualizar la ar-
el acromion y el ligamento coracoacromial; al rotar el ticulación acromioclavicular, para lo cual se recomien-
artroscopio es posible observar el mango rotador. da introducir dos agujas, una a nivel de la propia articu-
lación y la otra en el borde del acromion (figura 3–114).
En el diagnóstico del espacio subacromial se encuen-
tra lo detallado en el cuadro 3–2.
2. Ligamento coracoacromial
3. Bursa
4. Músculo supraespinoso
5. Adherencias del músculo deltoides
6. Articulación acromioclavicular
Vista lateral
1. Parte posterior del mango rotador
2. Bursa
Figura 3–114. Referencias de la articulación acromioclavi-
cular. 3. Intervalo de los rotadores
94 Patología de hombro (Capítulo 3)
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Capítulo 4
Imagenología en la patología del hombro
Jorge Armando García Solís, Marco Antonio Teliz Meneses
Radiografía convencional
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Rotación externa
En la práctica cotidiana existen diferentes proyecciones La colocación del paciente es similar a la que se usa en
para la evaluación del hombro,1 las cuales se enumeran la proyección neutra. Esta técnica representa una verda-
a continuación: dera proyección en AP del húmero en posición anatómi-
ca, determinada por el epicóndilo y la epitróclea del hú-
1. Anteroposterior (AP neutra). mero distal. El posicionamiento requiere supinación de
2. AP con rotación interna. la mano y rotación externa del codo, de modo que la línea
3. AP con rotación externa. interepicondílea sea paralela al registro de la imagen.
4. Tangencial (lateral escápula o salida supraespino- En la proyección en rotación externa la tuberosidad
sa). mayor que se localiza en el plano ventral en posición
95
96 Patologías de hombro (Capítulo 4)
A B
Figura 4–1. A. Colocación del paciente y del tubo de rayos “X” para la proyección anteroposterior del hombro en posición neutra.
B. Radiografía simple de hombro en posición anteroposterior y neutra.
neutra se observa ahora de perfil. La tuberosidad menor cuando ya se descartaron fracturas o luxaciones del hú-
se localiza en la parte anterior inmediatamente por mero. Estas proyecciones en AP en rotación demues-
adentro de la tuberosidad mayor (figura 4–2). tran la articulación escapulohumeral en busca de depó-
sitos de calcio u otro tipo de patología.
Rotación interna Tangencial
A B
Figura 4–2. A. Colocación del paciente para tomar la proyección anteroposterior con rotación externa. B. Radiografía simple de
hombro en proyección anteroposterior y en posición de rotación externa.
Imagenología en la patología del hombro 97
A B
Figura 4–3. A. Posición del paciente para la proyección anteroposterior con rotación interna del hombro. B. Radiografía simple
de hombro en proyección anteroposterior, pero en posición de rotación interna.
A B
Figura 4–4. A. Colocación del paciente para tomar la proyección tangencial o salida supraespinosa. B. Radiografía simple de
hombro en proyección tangencial o salida supraespinosa.
98 Patologías de hombro (Capítulo 4)
A B
Figura 4–5. A. Posición del paciente para la proyección lateral transtorácica. B. Radiografía simple de hombro en proyección
transtorácica.
A B
Figura 4–6. A. Posición del paciente para la proyección AP verdadera. B. Radiografía simple de hombro en proyección AP verda-
dera.
Imagenología en la patología del hombro 99
A B
Figura 4–8. A. Posición del paciente para obtener la proyección subacromial frontal. B. Radiografía en proyección subacromial
frontal (30–30).
100 Patologías de hombro (Capítulo 4)
La exploración sonográfica del hombro es un método El uso en el pasado de transductores mecánicos de una
exacto para la evaluación del mango rotador, que fue única frecuencia permitía detectar desgarros completos,
descrito por primera ocasión en 1977 con el fin de valo- mientras que era difícil visualizar los desgarros de me-
rar los derrames intraarticulares.2 nor tamaño, lo cual condicionaba resultados falsos ne-
En la década de 1980, con la introducción en el mer- gativos.
cado de los transductores de alta resolución, fue posible Más tarde, esos transductores mecánicos fueron re-
obtener imágenes del mango rotador con mejor calidad, emplazados por transductores lineales de una sola fre-
de tal manera que este método permite diagnosticar des- cuencia y recientemente por transductores lineales de
Imagenología en la patología del hombro 101
Evaluación
C BICIP IZQ
SUBESCAP DER
BICIP DER
Figura 4–14. Ultrasonido de hombro en plano longitudinal Figura 4–16. Imagen de ultrasonido donde se observa el
donde se observa un patrón de ecogenicidad homogénea tendón subescapular con su patrón ecogénico normal.
del tendón bicipital.
Tendón supraespinoso
Este tendón permanece oculto por el acromion cuando
el brazo está en reposo, por lo que para una mejor visua-
Figura 4–15. Colocación del transductor en sentido trans- lización el brazo del paciente es colocado en hiperexten-
versal para la exploración del tendón subescapular. sión, en abducción con rotación interna (con el brazo
Imagenología en la patología del hombro 103
Figura 4–17. Colocación del transductor para la exploración Figura 4–19. Colocación del transductor para la exploración
de los tendones infraespinoso y redondo menor. del tendón supraespinoso.
flexionado a nivel del codo y dirigido posteriormente), los desgarros parciales y totales en esta región, y de las
de tal modo que el paciente coloca la palma de la mano colecciones líquidas; también permite cuantificar la re-
en su bolsillo trasero, la descansa en la parte posterior tracción en los desgarros completos o el porcentaje de
de la silla o la coloca sobre la parte posterior de la cresta
iliaca (figura 4–19). El tendón supraespinoso no des-
cansa exactamente en el plano coronal, por lo que sus
fibras corren entre los planos coronal y sagital, y para su
exploración el transductor debe posicionarse en direc-
ción paralela o perpendicular a estos planos. El tendón
casi siempre es ecogénico, con un patrón fibrilar y su-
perficie superior convexa, que se inserta en la tuberosi-
dad mayor (figura 4–20). Muchas patologías del tendón
se localizan en el extremo principal del supraespinoso,
muy cerca de la cabeza del tendón del bíceps. El plano
longitudinal proporciona la más exacta visualización de
T SUPRAESP IZQ
A
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 4–18. Ultrasonido de hombro que demuestra el Figura 4–20. Ultrasonido de hombro. A. Tendón supraespi-
aspecto sonográfico normal de la confluencia de los tendo- noso de aspecto normal, en un eje largo. B. Tendón del
nes redondo menor e infraespinoso. supraespinoso en un eje corto.
104 Patologías de hombro (Capítulo 4)
A B
Figura 4–21. A. Equipo para tomografía computarizada de dos detectores, que proporciona imágenes de alta resolución. B. Área
de mando de un equipo de tomografía computarizada de alta resolución.
Equipo
A B
Figura 4–23. A. Imagen de reconstrucciones multiplanares realizada con un equipo de tomografía computarizada de dos detecto-
res. B. Reconstrucciones en 3D en un equipo de dos detectores.
ción de lesiones tumorales óseas o de tejidos blandos es Es indispensable el uso de antenas de superficie para
necesaria la administración de medio de contraste no ió- asegurar una adecuada relación entre una señal y ruido.
nico por vía endovenosa. Una vez que se obtienen los Todo estudio debe incluir imágenes en los planos
cortes en plano axial se pueden realizar reconstruccio- axial (figura 4–26), coronal oblicuo (figura 4–27) y sa-
nes biplanares y en 3D (figura 4–23). gital oblicuo (figura 4–28). Las imágenes axiales se ob-
tienen desde la articulación acromioclavicular hasta el
margen glenoideo inferior y permiten valorar el labrum
Resonancia magnética glenoideo, la cápsula y el tendón de la porción larga del
bíceps.
Los métodos de imagen son de utilidad en la confirma- Las imágenes coronales oblicuas son paralelas al tra-
ción de la sospecha diagnóstica de patología del hom- yecto del tendón del supraespinoso y deben incluir el
bro, establecida por la historia y la exploración clínicas; músculo subescapular en la porción anterior y los múscu-
sin embargo, debido a la incongruencia entre los hallaz- los infraespinoso y redondo menor en los cortes posterio-
gos de imagen y la clínica, han condicionado su uso
indiscriminado, además de que el hombro es una articu-
lación compleja con numerosas estructuras y variantes
anatómicas que pueden conducir a errores en el diag-
nóstico y en el tratamiento (figuras 4–24 y 4–25).
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Técnica
Figura 4–25. Control de mando de un equipo de resonancia Figura 4–27. Imagen de un corte en plano coronal oblicuo
magnética. en un estudio de resonancia magnética.
Figura 4–26. Imagen de corte en plano axial en un estudio Figura 4–28. Corte en plano sagital oblicuo en resonancia
de resonancia magnética. magnética.
Imagenología en la patología del hombro 107
Examen radiográfico
Figura 4–32. Radiografía en proyección transtorácica del Figura 4–34. Imagen de tomografía computarizada con re-
húmero, que muestra fractura de la cabeza humeral con im- construcción en 3D, donde se demuestra la fractura con
pacto de la metáfisis sobre la cabeza. arrancamiento marginal de la cabeza humeral.
Imagenología en la patología del hombro 109
Son las más comunes en la edad pediátrica y pueden pre- LUXACIONES DEL HOMBRO
sentarse desde el nacimiento, sobre todo cuando el perio-
do de nacimiento es difícil, aunque la mitad de las fractu-
ras de la clavícula ocurren en los niños de alrededor de
siete años de edad y muchas veces son incompletas. Generalidades
Algunos pacientes caen sobre el hombro con la extre-
midad superior elevada o directamente sobre el hom- La articulación del hombro es inherentemente inestable
bro, e inclusive reciben un golpe directo sobre la claví- por lo que los traumatismos en el hombro son muy fre-
cula.12
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Luxación anterior
de los casos y falla en el sitio de inserción a nivel hume-
ral en 25%.
La luxación anterior es el resultado de un traumatismo Las avulsiones se observan con mayor frecuencia en
directo o indirecto en el que el brazo es forzado en ab- la banda anterior y en el aspecto anterior de la bolsa axi-
ducción y en rotación externa, y es el tipo más frecuente lar, mientras que los desgarros del ligamento son más
de luxación, pues representa 90%. frecuentes en el aspecto posterior de la bolsa axilar. Las
El ligamento glenohumeral inferior es la estructura lesiones de Bankart corresponden a fallas en la inser-
estabilizadora más importante del hombro que de algu- ción del ligamento glenohumeral inferior.
na manera impide las luxaciones anteroinferiores. Du- La laxitud de la cápsula del ligamento glenohumeral
rante una luxación las fuerzas que exceden el umbral del inferior representa falla intrasustancia del ligamento y
complejo ligamentario pueden condicionar desgarros o las avulsiones humerales del ligamento glenohumeral
tensiones y provocar laxitud e inestabilidad. Por otra representan falla del ligamento glenohumeral inferior
parte, puede haber falla en el ligamento glenohumeral en su inserción humeral. El ligamento glenohumeral
inferior en el sitio de inserción hasta en 40% de los ca- medio a menudo está ausente o escasamente desarrolla-
sos, falla en la propia integridad del ligamento en 35% do, por lo que tiene una función menor. Los desgarros
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 4–44. Radiografía simple de hombro en proyección Figura 4–46. Radiografía simple de hombro en proyección
oblicua anterior que muestra la luxación de la cabeza hume- West Point, que demuestra el desplazamiento posterior de
ral con desplazamiento por abajo del nivel de la glenoides. la cabeza humeral con respecto a la glenoides.
112 Patologías de hombro (Capítulo 4)
Hallazgos radiográficos en luxación S En general, los hallazgos son inversos a los obser-
posterior e inestabilidad del hombro vados en la inestabilidad anterior.
S Cápsula articular redundante.
S Luxación posterior del hombro. S Labrum degenerado.
S Fracturas del anillo glenoideo, esclerosis o forma- S Laxitud capsular.
ción ósea ectópica.
S La compresión de la cabeza humeral anteromedial
puede observarse como una lesión de Hill–Sach
Resonancia magnética
inversa (signo de la artesa).
Los hallazgos se pueden observar tanto en la resonancia
S Fractura por impactación de la superficie articular
magnética convencional como en la artrorresonancia.
humeral sobre la cavidad glenoidea.
S Fractura por avulsión de la tuberosidad menor.
Hallazgos por resonancia magnética
convencional en inestabilidad anterior
Hallazgos radiográficos
en luxación erecta S La lesión de Bankart consiste en una zona de in-
tensidad de señal anormal, la cual se incrementa
S La cabeza humeral se desplaza en sentido inferior en la densidad de protones y en las imágenes en
(por debajo de la coracoides). T2. Esta zona separa el complejo capsulolabral
S Fractura de la tuberosidad mayor. anteroinferior del margen óseo glenoideo.
S Si la luxación es reciente, puede presentarse un de-
rrame y una separación del complejo labroliga-
Hallazgos por tomografía computarizada mentario.
en pacientes con inestabilidad anterior S En las imágenes axiales en T1 o en T2 se pueden
mostrar cambios subcondrales a expensas de zo-
S El labrum glenoideo cartilaginoso puede obser- nas hipointensas en T1 e hiperintensas en T2.
varse parcialmente desprendido de la cavidad gle- S Pueden aparecer pequeñas separaciones, conoci-
noidea (glenoide óseo). das como lesiones tipo Bankart, que involucran el
S El labrum puede estar despedazado, desgarrado o labrum glenoideo.
ausente. S Pueden observarse desgarros lineales del labrum
S Engrosamiento del labrum. o deformidad del mismo debido al daño ocasiona-
S Desgarro o daño capsular. do por el impacto de la cabeza humeral.
S Irregularidad en el sitio de inserción escapular, S Las hiperintensidades del labrum anteroinferior
presencia de edema o hemorragia en etapa aguda. después de un traumatismo agudo o en etapas re-
S Desgarros capsulares que se observan cuando hay currentes representan edema, tejido de granula-
redundancia capsular o fuga del medio de contraste. ción o degeneración del labrum.
S Calcificaciones ectópicas como resultado de la ro-
tura del periostio escapular en etapas crónicas. Existe un sistema de clasificación para las intensidades
S Cuerpos extraños que se observan como defectos de anormales del labrum:
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S Lesiones tipo Bankart, desgarros del labrum y le- Un hallazgo útil para separar las formas agudas de las
siones capsulares. formas crónicas tipo Bankart es el incremento de inten-
114 Patologías de hombro (Capítulo 4)
sidad de señal en el hueso subcondral en la técnica de 6. Lesión de HAGL: se refiere a la avulsión del li-
supresión grasa o en una tau corta de inversión de recu- gamento glenohumeral inferior del húmero sin
peración (STIR). desgarro del subescapular. Esta lesión puede
existir en los pacientes con inestabilidad anterior
con o sin desgarro del labrum anterior, aunque
puede causar inestabilidad. El ligamento gleno-
Inestabilidad posterior humeral inferior retraído o redundante se obser-
va como un abultamiento de baja intensidad.
S Los hallazgos prácticamente son contrarios a los 7. Lesión GLAD: se observa como un desgarro su-
observados en la inestabilidad anterior. El labrum perficial del labrum anteroinferior. La glenoides
casi siempre está separado o desgarrado. anterior tiene un defecto condral que se llena con
S Disrupción capsular posterior o acentuada irregu- gadolinio. El labrum permanece unido al perios-
laridad que se extiende del anillo glenoideo al cue- tio escapular anterior y se distingue de la lesión
llo del húmero y se manifiesta como hipointensi- de Bankart, la cual se presenta con desgarro del
dad. periostio.
S Puede haber hiperintensidad en T2 en los tejidos 8. Lesiones ligamentarias: las lesiones aisladas
blandos del área posterior, debida a edema, hema- del ligamento glenohumeral se observan mejor
toma o extravasación del líquido articular. mediante artrorresonancia magnética. Los sig-
S La discontinuidad de la hipointensidad en el ten- nos incluyen engrosamiento, contorno irregular
dón redondo menor y la lesión de Hill–Sach inver- u ondulado del ligamento glenohumeral, e hiper-
sa se pueden demostrar fácilmente. intensidad. El ligamento glenohumeral inferior
se considera anormal si está ausente, disconti-
nuo, atenuado o unido al cuello escapular medial
al anillo glenoideo. La artrorresonancia también
Hallazgos por artroRM es efectiva para detectar cuerpos extraños en el
en inestabilidad anterior hombro, los cuales se observan hipointensos en
T1 y en T2.
1. Lesiones del labrum: se observan como altera- 9. Lesión de Bennett: aparece como una banda de
ciones en los contornos del labrum; el labrum hipointensidad posterior al labrum posterior.
desgarrado se llena con el medio de contraste y Hay engrosamiento e hipointensidad de la cáp-
opacidad del espacio entre el labrum separado y sula posterior y del brazo posterior del ligamento
la superficie glenoidea. glenohumeral debido a calcificación. El labrum
2. Lesión de Bankart: se observa como un frag- adyacente es normal.
mento del labrum unido a la banda anterior del 10. Lesión ósea: en imágenes axiales en T1 se obser-
ligamento glenohumeral inferior y al periostio van cambios óseos subcondrales, incluidos baja
escapular roto, flotando en el aspecto anteroinfe- intensidad de señal, esclerosis y edema de la
rior de la articulación glenohumeral. médula en el sitio de fractura. La lesión de Hill–
3. Lesión tipo ALPSA: se observa el labrum con el Sach produce cambios similares a los observados
periostio desnudo; es desplazado en dirección en la resonancia magnética convencional. La osi-
medial y girado en la parte inferior sobre el cuello ficación extraarticular puede demostrarse en la
de la glenoides. TC y en la RM. Puede existir esclerosis del anillo
4. Se puede observar una pequeña hendidura entre glenoideo anteroinferior, que en RM se observa
el margen glenoideo y el labrum. En las lesiones como una zona de baja intensidad de señal.
crónicas el labrum está engrosado y aplanado por
curación, con tejido sinovial entre él y el margen Hallazgos por artroRM
glenoideo. en inestabilidad posterior
5. Lesión Perthes: la avulsión labroligamentaria
que ocurre con un periostio escapular intacto y el Los hallazgos son inversos a los observados en la inesta-
periostio que es desnudado medialmente y llega bilidad anterior.
a ser redundante se conoce como lesión Perthes;
se distingue de la lesión ALPSA por la redundan- S Se pueden observar desgarros del labrum poste-
cia del periostio. rior. El desprendimiento capsular es menos co-
Imagenología en la patología del hombro 115
Radiografía
Ultrasonido
T. supraespinal derecho
En la degeneración del manguito rotador los tendones S Grado 1: menores de 3 mm y afectan menos de
muestran un aumento de señal en las secuencias de TE 25% del espesor tendinoso.
corto, sin un aumento de intensidad de señal en las imá- S Grado 2: miden entre 3 y 6 mm y afectan menos
genes con TE largo o con un mínimo incremento. de 50% del espesor tendinoso.
Los desgarros parciales del manguito rotador pueden
afectar la superficie inferior o articular, la superior o la
En 10% de los casos de desgarros parciales y comple- mial, por lo que la articulación permanece estable
tos no se demuestra hiperintensidad de señal en las se- y los ligamentos están intactos.
cuencias T2, lo cual se debe en parte al hecho de que las S Tipo II: la separación acromioclavicular resulta de
roturas crónicas se llenan con tejido fibroso o de granu- una fuerza moderada aplicada sobre el hombro y
lación, que aparece hipointenso en secuencias potencia- lo suficientemente intensa como para ocasionar
das en T2, por lo que en estos casos se debe valorar la rotura del ligamento acromioclavicular y esguince
morfología del tendón. del ligamento coracoclavicular. El segmento dis-
Si existe duda diagnóstica entre un desgarro parcial tal de la clavícula se vuelve inestable, pero el liga-
y uno completo, se puede recurrir a la artrorresonancia, mento coracoclavicular permanece intacto. La es-
ya que la inyección de gadolinio en la articulación gle- cápula puede rotar medialmente, ampliando el
nohumeral llena los defectos tendinosos que afectan la espacio articular acromioclavicular (figura 4–62).
superficie articular, aunque no demostrará una rotura S Tipo III: hay una rotura del ligamento coracocla-
parcial intrasustancia o en la superficie bursal del ten- vicular y diastasis de la articulación acromioclavi-
dón. Si el desgarro es completo, el contraste se introdu- cular cuando se aplica una fuerza de intensidad se-
ce en la bursa subacromio–subdeltoidea. La cuantifica- vera sobre el hombro. En ocasiones puede haber
ción del tamaño de la rotura es mejor en las imágenes rotura del ligamento acromioclavicular. En los ni-
sagitales oblicuas. ños la articulación acromioclavicular y el ligamen-
Las imágenes en el plano coronal oblicuo demues- to coracoclavicular pueden permanecer intactos,
tran el grado de retracción tendinosa; se clasifican en: pero en ocasiones puede haber desplazamiento ha-
cia arriba de la clavícula debido a un desprendi-
S Grado 1: el extremo tendinoso se encuentra pró- miento del periostio (figuras 4–63 a 4–65).
ximo a la inserción ósea. Los músculos deltoides y trapecio pueden des-
S Grado 2: el extremo tendinoso se localiza a la al- prenderse de la clavícula distal, y el periostio que
tura de la cabeza humeral. se une con los músculos puede separarse del tercio
S Grado 3: el extremo del tendón se sitúa a nivel de externo de la clavícula.
la glenoides. S Tipo IV: este tipo de luxación es similar a la de tipo
III, pero con la diferencia de que el desplazamien-
to de la clavícula es en sentido posterior y puede
permanecer atrapada dentro de las fibras del mús-
LUXACIÓN ACROMIOCLAVICULAR culo trapecio. En este tipo de luxación hay desgarro
del acromioclavicular y del coracoclavicular.
Generalidades
A B
Figura 4–66. Radiografías simples de hombro en un mismo paciente. A. Proyección en AP verdadera. B. Proyección en AP con
abducción. En las dos se observa un depósito de calcio en la topografía del tendón supraespinoso.
El síntoma principal es el dolor, que se localiza en la re- Figura 4–67. Radiografía simple de hombro izquierdo en
gión anteroexterna del hombro, acompañado a veces de proyección anteroposterior y en la que se identifica una cal-
eritema superficial, que puede simular un absceso re- cificación en la región de la bursa subacromial–subdeltoi-
gional. dea.
Imagenología en la patología del hombro 123
T. supraespinal derecho
Figura 4–70. A y B. Imágenes de ultrasonido de hombro en ejes longitudinal y transversal, donde se identifican pequeñas imáge-
nes hiperecoicas que no proyectan sombra sónica posterior (flechas) en el interior del tendón supraespinoso.
124 Patologías de hombro (Capítulo 4)
El ultrasonido de alta resolución con imagen Doppler a Las placas calcificadas pueden tener diversas formas
color ayuda a diferenciar las fases formativa y resortiva (de arco, puntiformes o fragmentadas, nodulares y quís-
de la calcificación, y debe utilizarse para el seguimiento ticas).
de la tendinitis cálcica. En la fase resortiva el paciente casi siempre tiene sín-
Los pacientes pueden manifestar un dolor que va de tomas de inicio agudo y el dolor puede ir de moderado
leve a intenso. a intenso.18
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Capítulo 5
Exploración física del hombro
y del mango rotador
Francisco Cruz López, Arturo Almazán Díaz, Francisco Pérez, Clemente Ibarra Ponce de León,
César H. Bravo Maytorena, Francisco Rodríguez Reséndiz, Iván Larios
El hombro es una de las articulaciones con más movili- entra en el consultorio y ver si adopta alguna postura an-
dad del cuerpo, por lo que sacrifica la movilidad por la tiálgica.
estabilidad; dicha inestabilidad intrínseca se debe a que En ocasiones es importante pedirle al paciente que se
la cabeza es mayor que la cavidad glenoidea. Para per- desvista frente al médico, para notar las limitaciones
manecer en una posición estable o normal los músculos, que tiene al hacerlo. Durante la exploración el paciente
los tendones y los ligamentos contribuyen como estabi- debe encontrarse descubierto, de tal forma que el explo-
lizadores dinámicos, y las estructuras óseas y el reborde rador pueda observar el hombro y el tronco del paciente
glenoideo actúan como estabilizadores estáticos. El en su parte anterior, lateral, posterior y superior; una
hombro es una articulación compleja, en virtud de que forma simple de hacerlo es con el paciente sentado en
tiene rangos de movilidad diversos. El interrogatorio al un banco y el médico girando en torno a él.
paciente suele ser insuficiente para determinar el diag- En caso de tratarse de una mujer se le coloca una bata
nóstico. La exploración física es de vital importancia y con resorte (figura 5–1) que permita explorar y compa-
para ella existen múltiples pruebas, muchas de las cua- rar ambos hombros, de no ser así, difícilmente se logrará
les tienen epónimos, que ocasionan confusión en la rea- obtener los arcos de movilidad completos. El primer
lización e interpretación de las mismas. paso consiste en una cuidadosa inspección en busca de
En este capítulo se revisan las pruebas de exploración cicatrices, asimetrías e hipotrofias, seguida de la palpa-
física de mayor valor diagnóstico para las lesiones del ción de todas las salientes óseas; hay que valorar y regis-
hombro y del mango rotador. Se debe recordar que estas trar con goniómetro los arcos de movilidad pasiva y ac-
pruebas son auxiliares del diagnóstico y se deben com- tiva de cada hombro.
plementar con estudios de imagenología. La explora- Se recomienda pedirle al paciente que muestre las
ción se encamina al diagnóstico sin hacer todas las prue- posiciones que le provocan mayor dolor (figura 5–2); es
bas, para no crear confusiones. En el hombro existen importante saber el tiempo de evolución de inicio con
muchas estructuras que se superponen y algunas prue- limitación del arco de movimiento, ya que la mayoría de
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bas pueden ser positivas para dos o más estructuras. los pacientes acuden a revisión con lesiones crónicas,
PRUEBAS ESPECIALES EN LA
EXPLORACIÓN FÍSICA DEL HOMBRO
125
126 Patología de hombro (Capítulo 5)
Figura 5–2. Se muestra a la paciente en la posición de ma- Figura 5–3. Separación del dorso de la mano de la espalda.
yor dolor.
Prueba de despegue
A B
Figura 5–5. A. Se observa la altura a nivel del abdomen
donde se realiza la prueba. B. Prueba de compresión nega- Figura 5–7. Abducción y rotación del brazo, y oposición de
tiva; se puede notar la posición del codo. la muñeca.
128 Patología de hombro (Capítulo 5)
Prueba de Hawkins
Prueba de pinzamiento
Hawkins y Kennedy describieron esta prueba en 1980
Si el dolor es eliminado al realizar una infiltración de 10 como una alternativa a la prueba de Neer. Se realiza fle-
mL de lidocaína a 1% simple en el espacio subacromial, xionando el húmero a 90_ y haciendo rotación interna
forzada del hombro; en esta maniobra se lleva el troquí-
ter en fricción contra el ligamento coracoacromial, para
reproducir un dolor similar al del pinzamiento (figura
5–14).
Esta prueba revela una sensibilidad de 92% para bur-
sitis y de 88% para anormalidades del mango, con espe-
cificidades de 44 y 43%, respectivamente.
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aísla sólo dicho músculo, por lo que es importante eva- prueba revela una especificidad de 14% y una sensibili-
luarlo al mismo tiempo en los dos hombros para compa- dad de 90% para inflamación del bíceps y lesiones de
rar la fuerza. SLAP (figuras 5–17 y 5–18).
Signo de Yergason
Evaluación del tendón bicipital Descrito por Yergason en 1931. La prueba consiste en
mantener el codo a 90_ y el antebrazo en pronación, y
Prueba de Speed
el explorador le solicita al paciente que haga supinación
Speed nunca describió esta prueba. En 1966 Crenshaw oponiéndole resistencia en la muñeca mientras el pa-
y Kilgore describieron la prueba en una comunicación ciente intenta llevar el antebrazo a supinación; el dolor
personal, que consiste en que el paciente flexione el localizado en la corredera bicipital indica una lesión en
hombro (elevado en sentido anterior) contra resistencia. la porción larga del bíceps o sinovitis de la vaina tendi-
Se le pide al paciente que realice flexión del hombro nosa de este tendón. El signo de Yergason puede ser
y extensión del codo, con el antebrazo en supinación, y negativo en casos de rotura parcial o completa del ten-
que mantenga esa posición. La prueba es positiva cuan- dón del supraespinoso (figuras 5–19 y 5–20).
do el dolor se localiza en la corredera bicipital. Esta
Evaluación de la inestabilidad
del hombro Prueba de cajón anterior
La describieron Gerber y Ganz en 1984. Esta prueba
Signo de sulcus
brinda un panorama de la traslación anteroposterior del
Este signo no ha sido realmente descrito, pero Neer y hombro, que puede estar presente en pacientes con hi-
Foster hacen referencia a él. Se lleva a cabo al flexionar perlaxitud sin ocasionar dolor. Una de las formas de ha-
el codo 90_ y realizar tracción inferior del brazo; cuan- cerla es con el brazo en neutro y pegado al tórax. Otra
do existe una inestabilidad anteroinferior o una lesión variante incluye el hombro en abducción y rotación ex-
del intervalo rotador se presenta una subluxación infe- terna de 90_. Se debe tener cuidado con los pacientes
rior a la tracción del brazo (depresión del borde externo con inestabilidades crónicas o con deficiencias óseas,
del acromion y la cabeza humeral), y dicha distancia se porque se puede provocar una luxación. Es preferible
mide en centímetros de desplazamiento. Como lo indi- realizarla con el paciente en decúbito supino, para fijar
can Silliman y Hawkins, también se debe realizar con la extremidad afectada del paciente con la axila del exa-
30_ de abducción y rotación externa (figura 5–21). minador (relajación completa). Se lleva 80 a 120_ en
abducción, de 0 a 20_ en flexión anterior y de 0 a 30_
en rotación externa (confortable). Se fija la escápula con
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A B
Figura 5–19. Prueba de Yergason con supinación contra re- Figura 5–21. A y B. Signo de sulcus en neutro y en abduc-
sistencia. ción y rotación.
132 Patología de hombro (Capítulo 5)
A B
Figura 5–22. A y B. Prueba de cajón anterior con abducción y rotación externa de 90_. En los pacientes con inestabilidad crónica
se prefiere realizarla con el brazo pegado al tronco o con el paciente acostado.
la mano de la espina a la coracoides y se toma la cabeza un movimiento pasivo del hombro en rotación externa
entre los dedos. Se considera positiva si se realiza un máxima y con abducción. Se realiza una ligera presión
desplazamiento de la cabeza humeral anterior mas allá anterior en la cara posterior de la cabeza humeral. El pa-
del reborde glenoideo, como la prueba de Lachman en ciente actúa en defensa evitando la rotación por apre-
la rodilla (figura 5–22). hensión (facies de miedo) secundaria a una sensación de
subluxación y se queja de dolor; hay que tener cuidado
Prueba de carga y movilización al realizar esta maniobra en los pacientes con inestabili-
(load and shift) dad crónica.
Prueba de aprehensión
La describieron Silliman y Hawkins en 1993. Esta ma- y recolocación de Jobe
niobra permite una evaluación global de la cápsula con
el paciente en posición sedente y el examinador al lado La describieron Jobe y Kvitne en 1989 para los pacien-
o atrás con la mano sobre el hombro y la escápula, y la tes con inestabilidad anterior. Se divide en dos fases: la
mano contralateral fijando la cabeza humeral. Se reali- fase 1 de subluxación y la fase 2 de recolocación. El
zan maniobras de desplazamiento anterior y posterior,
y tracción del codo para desplazamiento inferior (figura
5–23). Farber y col. describieron en 1999 una variante
en pacientes en posición supina y bajo anestesia con car-
ga de la cabeza humeral hacia el centro de la glenoides
y movimientos anteriores y posteriores. Se prefiere rea-
lizar la variante con el paciente de pie con el brazo en
abducción de 45_ y el codo flexionado 90_; se toman el
antebrazo y el brazo, se hace compresión de la cabeza
humeral hacia la glenoides y se realiza traslación ante-
rior, posterior, superior e inferior, como una rotación de
360_, evaluando hacia dónde se realiza la mayor trasla-
ción; es necesario hacer la prueba en los dos hombros.
Prueba de aprehensión
Fue descrita por Rowe y Zarins en 1981; consiste en que Figura 5–23. Vista posterior de la prueba de load and shift
el paciente esté de pie o en posición supina para hacer con una rotación de 360_.
Exploración física del hombro y del mango rotador 133
paciente se coloca en posición supina con el brazo en ro- en sentido posterior; súbitamente se liberan la presión
tación externa y abducción. Se aplica una fuerza poste- y la cabeza humeral: la prueba es positiva si el paciente
rior en la cabeza humeral desplazándola en sentido ante- refiere dolor súbito o si se reproduce la sintomatología
rior; algunos pacientes con inestabilidad crónica que refirió previamente (figura 5–25).
presentan dolor y sensación de subluxación. Para la re-
colocación de la cabeza humeral en la glena se realiza
Pruebas para SLAP
una fuerza opuesta, es decir, se empuja la cabeza en di-
rección posterior, con lo que el paciente siente alivio del
dolor y de la aprehensión (figura 5–24). Las lesiones del labrum posterior anterior y superior se
conocen como SLAP (por sus siglas en inglés), término
Prueba de liberación anterior acuñado por Snyder y col. en 1990. Son las lesiones pre-
viamente citadas por Andrews; en los lanzadores exis-
La describieron Gross y Distefano en 1997 para investi- ten diversas descripciones, según varios autores, para
gar a los pacientes que refieren sensación de subluxa- tratar de realizar un diagnóstico clínico.
ción y que no presentan datos clínicos de ella; es decir,
inestabilidades ocultas en posición supina con el hom- Prueba de tensión del bíceps
bro afectado en el borde de la cama.
El brazo se abduce 90_ y se rota externamente mante- Resistencia del hombro a la flexión con el codo extendi-
niendo la cabeza humeral con la mano con una fuerza do y al antebrazo en posición supina.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A B
Figura 5–25. A. Fase 1; abducción, rotación externa y fuerza aplicada en sentido posterior. B. Fase de recolocación con centrado
de la cabeza humeral en la glenoides.
134 Patología de hombro (Capítulo 5)
Compresión y rotación
pulgares apuntando en dirección posterior. Se fija el
Supinación, abducción y flexión del codo a 90_; se apli- hombro con una mano y la otra se fija en el codo. Se ejer-
ca compresión en el húmero y hacen rotaciones para va- ce una fuerza hacia arriba y en sentido anterior, que hace
lorar la integridad del labrum (chasquidos) (figura que el paciente se oponga. Es positiva si se presenta do-
5–26). lor localizado en la parte frontal del hombro o se percibe
un chasquido (figura 5–27).
Prueba de deslizamiento anterior
Prueba de Crank
Descrita por Kibler en 1995, donde se coloca al paciente
de pie o sentado, con las manos en las caderas con los Fue descrita por Liu y col. en 1996. El paciente debe es-
tar sentado y se le pide que eleve el brazo a 160_ en el
plano de la escápula; se aplica carga con una mano hacia
la glenoides y con la otra se realiza rotación humeral. Es
A B
Figura 5–35. A y B. Colocación de las manos del explora-
dor.
Contra
Exploración resistencia
neurológica
Movilidad activa limitada + movilidad pasiva conservada = debilidad muscular, patología neurológica o rotura del manguito.
Movilidad activa limitada + movilidad pasiva conservada + movimientos contra resistencia dolorosos = patología tendinosa.
Movilidad activa limitada + movilidad pasiva limitada = bloqueo óseo (intraarticular) o tejidos blandos (extraarticular).
Movilidad activa conservada + movilidad pasiva conservada = dolor referido.
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138 Patología de hombro (Capítulo 5)
Sección II
Lesiones del
mango rotador
des en la parte inferior, así como el contenido, consti- tificada como la zona de pinzamiento), pero con la afec-
tuido por los elementos que tienen la particularidad de tación de una amplia zona de inserción del deltoides.
deslizarse dentro de este túnel morfológico, en el que
destacan el manguito de los rotadores, el músculo su-
praespinoso y la bursa subacromial. Algunos otros ele- CRITERIOS DE NEER
mentos involucrados son la articulación acromioclavi-
cular, sobre todo en su proyección hacia el inferior, y la
coracoides. Como se abordará más adelante, esta com-
binación entre el contenido y el continente no necesaria- En 1972, y a raíz de los desacuerdos en el manejo me-
mente resulta cierta, de allí la variedad en los diagnósti- diante la acromionectomía total y la acromionectomía
cos y sobre todo en el manejo terapéutico. lateral —muy en boga en aquellos tiempos—, Charles
141
142 Patologías de hombro (Capítulo 6)
S. Neer II publicó el trabajo Acromioplastia anterior Para comprender estos aspectos etiológicos vale la
para el síndrome de pinzamiento crónico del hombro.7 pena tomar en cuenta la anatomía particular del espacio
El artículo es el producto de la inspección de 100 especí- subacromial y que dentro de este espacio hay un grupo
menes de escápulas disecadas, en las que se pone parti- de estructuras de tejido blando moviéndose, situadas
cular atención en los cambios en el acromion que pue- entre dos estructuras rígidas.
dan revelar una correlación atribuible al pinzamiento Se habla de un contenido (las estructuras blandas mo-
mecánico. Algunas características de estos hallazgos viéndose) y de un continente que conforman una espe-
son las irregularidades de tejido proliferativo, que se cie de túnel rígido delimitado en el techo por el arco
proyectan como picos hacia la superficie inferior del acromial, el ligamento coracoacromial y el proceso co-
acromion y al parecer están causadas por el pinzamiento racoideo, y el piso conformado por la tuberosidad ma-
repetitivo del manguito rotador y la cabeza humeral, yor y la superficie superior de la cabeza humeral. En
pero en algunos casos encontró tracción del ligamento este sentido existen también importantes análisis, sobre
coracoacromial y un engrosamiento notable de sus fi- todo radiográficos, que tratan incluso de definir la altura
bras. En unos pocos especímenes reportó eburnación y existente entre ambas estructuras rígidas (techo y piso),
erosión del acromion, y consideró estos hallazgos como con una media que oscila entre 1.0 a 1.5 cm.11
manifestaciones tardías del síndrome. Neer afirma cate-
góricamente que, sin excepción, son el borde anterior y
la superficie inferior del tercio anterior del acromion los FACTORES INTRÍNSECOS
que están involucrados, y que sólo en un caso considera-
do tardío por la erosión del acromion el daño se extendió
a la zona central del acromion, pero que el tercio poste-
rior siempre se encontró normal. Al correlacionar estos Debilidad muscular (fatiga)
hallazgos con sus observaciones durante las cirugías,
soportó la hipótesis de que el área crítica para la tendini- Considerando que una de las acciones definidas para los
tis degenerativa y la rotura del tendón está centrada en músculos del manguito rotador es la de mantener la ca-
el tendón del supraespinoso, extendiéndose a veces a la beza humeral contenida en la glenoides, evitando con
parte anterior del tendón infraespinoso y a la porción ello el ascenso, algunos autores han propuesto que la fa-
larga del bíceps; asimismo, hizo hincapié en que, si el tiga o debilidad de los músculos conlleva finalmente a
brazo se mantiene en una posición anatómica, todas un proceso degenerativo intrasustancial; dichos cam-
esas estructuras descansan por delante del acromion. Si bios al principio son ocasionados por la sobrecarga en
se toma en cuenta que la mayoría de las actividades que tensión a la que se somete el músculo debilitado, en es-
se realizan con el brazo se llevan a cabo con la combina- pecial cuando se realizan actividades por encima del
ción de la flexión y las rotaciones interna y externa, hay hombro; la fatiga muscular se ha relacionado con activi-
contacto entre la zona crítica del manguito rotador al pa- dades deportivas, como la natación, los deportes con
sar por debajo del ligamento coracoacromial y el proce- raqueta y de lanzamiento, así como con actividades la-
so anterior del acromion. borales, como las de los carpinteros, mecánicos y plo-
meros, que llevan a cabo movimientos de este tipo de
manera repetitiva. La fatiga o la debilidad muscular se
FACTORES ETIOLÓGICOS han correlacionado también con el ascenso de la cabeza,
la estrechez del espacio subacromial y los cambios de-
generativos intratendinosos.12,13
Muchas han sido las causas que a lo largo de este tiempo
se han propuesto como factores etiológicos del síndro-
me de pinzamiento, y en un consenso actual todas esas Procesos inflamatorios (microtraumas)
teorías han sido finalmente englobadas y clasificadas
como intrínsecas (intratendinosas) o extrínsecas (extra- El síndrome de pinzamiento lo puede ocasionar también
tendinosas), y caracterizadas como primarias o secun- la inflamación de los tejidos blandos contenidos en el
darias, de tal manera que, de acuerdo con la causa, el espacio subacromial —manguito de los rotadores y bur-
pinzamiento puede ser primario, intrínseco o extrínseco sa—, la cual inicialmente puede ser una consecuencia
cuando es inherente al propio proceso, o secundario del superuso del brazo, que ocurre en los atletas o los
cuando es resultado de un proceso distinto (inestabili- trabajadores cuyas labores se dan repetitivamente por
dad o lesión neurológica).2,8–10 encima del hombro (microtraumas) o por otras condi-
Síndrome de pinzamiento 143
el sitio más común de degeneración del supraespinoso enfatizando sobre todo en la característica particular de
y del infraespinoso, y es importante mencionar que tam- la región anterior del acromion. El arco acromial ha sido
bién hay una coincidencia con la media luna descrita por ampliamente revisado en cirugías y en estudios de cadá-
Burkhart. veres, y su conformación radiográfica, tomográfica y
De hecho, fuera de esta zona bien definida de tejido por resonancia magnética, y su correlación con la pato-
degenerativo con frecuencia se puede ver el tejido des- logía del manguito rotador han sido motivo de impor-
crito como un cable, que en estudios histopatológicos se tantes estudios. En 1986 Bigliani y Morrison23 estudia-
ha corroborado como tejido sano, cuya importancia ra- ron la relación entre la forma del acromion y la
dica (según Burkhart) en que permite la elevación del incidencia de desgarros completos en especímenes de
brazo conservando la capacidad motora por acción del cadáveres; analizaron 139 especímenes provenientes de
par de fuerzas,17–19 que de algún modo explica que 72% 71 cadáveres y, con base en la observación directa y las
de las lesiones de desgarros del manguito rotador per- radiografías laterales, identificaron tres tipos de morfo-
manezcan sin síntomas. logía del acromion: tipo I, plano; tipo II, curveado; y
144 Patologías de hombro (Capítulo 6)
Tipo A
Acromion II
Acromion I
Tipo B
Acromion III
Osteofito anterior del acromion (espolón) cionante para que se provocara la fricción de la bursa y
el manguito rotador. En algunos casos muy específicos
Se localiza en la cara inferior de la zona anterior del se ha llevado a cabo la fusión mediante osteosíntesis con
acromion y se considera una excrecencia ósea formada tornillos de compresión.
a partir de cambios degenerativos secundarios a la proli-
feración de tejido por la tracción del ligamento coracoa-
Artrosis hipertrófica acromioclavicular
cromial; algo muy importante es que puede acompañar-
se de eburnación de la superficie inferior del acromion,
que se extiende hasta el tercio anterior y nunca afecta el El proceso degenerativo de la articulación acromiocla-
tercio posterior del acromion. Se ha estudiado junto con vicular puede estar presente de manera aislada, sobre
la morfología acromial y se ha mencionado que su pre- todo como secuela de una luxación o subluxación pre-
valencia se incrementa en gran medida después de los via, o como parte de otros cambios degenerativos que
50 años de edad; incluso algunos estudios reportan que afecten al arco acromial. En ambos casos la proyección
este espolón está presente hasta en 84.6% de pacientes de los osteofitos hacia inferior puede estar relacionada
con pinzamiento subacromial, mientras que la inciden- con el pinzamiento o con la fricción del manguito rota-
cia en el grupo control asintomático es de 36%. Desde dor. Cuando la artrosis de esta articulación se vincula
el punto de vista etiológico se correlaciona con la pre- con otros cambios degenerativos, casi siempre existe
sencia de una tensión e incluso con calcificación del una correlación con la edad del paciente y resulta parti-
ligamento coracoacromial; asimismo, se engloba en cularmente difícil determinar que es esta artrosis la úni-
una serie de cambios degenerativos que pueden estar ca causa del pinzamiento. Es importante determinar en
más bien asociados con la edad de la población en estu- la valoración clínica si esta articulación está involu-
dio. Bonsell y col. realizaron un estudio y encontraron crada o no con el síndrome, para lo cual la maniobra más
que el osteofito inferior del acromion está presente con importante es cruzar el brazo en aducción por delante
otros cambios degenerativos, como esclerosis subcon- del tórax, de tal manera que se origine una especie de
dral, quistes subcondrales y osteofitos acromioclavicu- compresión en el sitio de la articulación acromioclavi-
lares; y que sí hay una correlación con la edad mayor de cular. También se ha propuesto una proyección radio-
la población, aunque se puede presentar en población gráfica con el brazo en extensión y rotación interna,
asintomática.22,30,31 para valorar más estrechamente la posición que adopta
esta articulación en una proyección AP de Zanca; se
pudo apreciar que durante estas maniobras combinadas
de extensión y rotación interna del brazo se lograba el
Os acromiale máximo acercamiento en las superficies que conforman
la articulación acromioclavicular.22,34,35
El os acromiale es la epífisis distal del acromion no fu-
sionada, que fue descrito en 1863 por Gruber. De acuer-
do con el sitio anatómico de esta ausencia de fusión, el Ligamento coracoacromial
acromion se divide en tres regiones propuestas por Fo-
lliasson en 1933: preacromion, mesoacromion y metaa- La calcificación del ligamento coracoacromial es el ele-
cromion, de las cuales la más frecuente es el mesoacro- mento de compresión más evidente en los casos de pin-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
mion. En 1937 Liberson llevó a cabo una revisión de zamiento, sobre todo por lo objetivo de su presencia. Sin
1 000 radiografías y encontró una incidencia de 2.7%, embargo, muchos autores han hecho mención de las al-
de la cual 67% fueron bilaterales. Mudge, en 1984, y teraciones que pueden estar presentes como elementos
Edelson, en 1993, reportaron la prevalencia en la pobla- aislados o acompañando a otros datos degenerativos del
ción general, tanto en estudios radiográficos como ana- arco acromial. Los estudios de Neer han hecho hincapié
tómicos, con una variación de 1 a 15%.32,33 La relación en que durante la mayoría de las actividades que se rea-
entre el os acromiale y el pinzamiento subacromial ha lizan con el brazo por delante (flexiones) y con las com-
sido reportada por varios autores y se recomienda, ade- binaciones de rotación interna y externa el manguito de
más de una valoración con una proyección radiográfica los rotadores adopta una posición que lo sitúa directa-
anteroposterior, hacer una proyección radiográfica axi- mente por debajo del ligamento coracoacromial, de tal
lar; la localización anterior de la epífisis no fusionada, manera que pudiera ser que la fricción entre ambos
hipermóvil y sometida a tracción por el ligamento cora- componentes cause los procesos degenerativos de am-
coacromial proyectada hacia abajo sería el factor condi- bos lados. Algunos estudios en cadáveres han podido
146 Patologías de hombro (Capítulo 6)
aislar cambios degenerativos, sobre todo en la banda la- incrementa en gran medida la sustancia P, mediadora en
teral del ligamento, pero hay controversias al hallar es- este proceso, que está relacionada con el dolor irritante
tos cambios degenerativos sin engrosamiento del liga- en la enfermedad del manguito rotador. Otras agresio-
mento, donde pareciera más bien un efecto que una nes a la bursa son la fibrosis o las adherencias relaciona-
causa de la fricción. Los conceptos anatomopatológicos das con otras patologías del hombro, como inestabili-
han ido condicionando cambios en cuanto al manejo dad, capsulitis adhesiva y la fricción sometida contra el
quirúrgico, de modo que en la actualidad la resección arco acromial. Para algunos autores resulta particular-
del ligamento coracoacromial, tan en boga hasta hace mente importante la función que desempeña en la sinto-
poco tiempo, se ha convertido en una desinserción par- matología, directamente involucrada en el síndrome de
cial que sólo permite una adecuada osteotomía de la pinzamiento, ya que por su rica vascularidad e inerva-
punta anterior del acromion; algunos promueven la re- ción recibe estímulos nociceptivos y propioceptivos
inserción del ligamento una vez hecha la osteotomía para regular los movimientos del hombro, de tal manera
tanto por artroscopia como por cirugía convencio- que es difícil determinar si su agresión es causa o efecto
nal.21,22,36–38 en la patología del síndrome de pinzamiento. Lo que sí
resulta de primordial importancia es que las condicio-
nes de vascularidad e inervación deben ser tomadas en
Morfología de la coracoides cuenta en el manejo quirúrgico, para evitar las reseccio-
nes totales de la bursa.22,40,41
Debido a que la apófisis forma parte del arco acromial
y está situada en la posición más anterior, la coracoides
tiene poca participación directa en el síndrome de pin- PRESENTACIÓN CLÍNICA
zamiento, aunque en algunos casos una punta hipertró-
fica o pronunciada puede ser factor de fricción contra
las fibras más anteriores del manguito rotador, sobre
Si bien es cierto que la sintomatología puede ser secun-
todo con el borde superior del subescapular. Algunos
procedimientos quirúrgicos que tienen que ver con la daria a traumatismo, el dolor suele desarrollarse de ma-
osteotomía de la coracoides se han mencionado como nera insidiosa durante un periodo de semanas o meses.
El dato cardinal es el dolor localizado en la región ante-
causas directas de pinzamiento, secundarias al procedi-
miento (Trillat) o en casos muy particulares, como el rior del hombro, específicamente en la zona acromial
anterolateral, que muchas veces se irradia hacia la re-
pinzamiento reportado por Jih Yang, de un ganglión del
subescapular. Se considera importante mencionarlo gión lateral del brazo y ocasiona alteraciones del sueño,
pues se exacerba cuando el paciente descansa sobre el
dentro de los factores extrínsecos porque forma parte
del arco acromial y porque es el sitio de inserción del li- lado afectado, así como perturbaciones en las activida-
gamento coracoacromial.22,39 des cotidianas, como peinarse, cepillarse los dientes o
colocarse el sostén; en algunos casos específicos el do-
lor se despierta al realizar acciones determinadas, como
en el caso de los jóvenes lanzadores o de los obreros, en
Papel de la bursa subacromial quienes la sintomatología se provoca al reproducir du-
rante la exploración los movimientos del hombro gene-
Son interesantes los estudios que se han llevado a cabo radores del pinzamiento, relacionados por completo
para determinar los aspectos anatómicos de la bursa con las actividades repetitivas. A diferencia de lo que se
subacromial, los estudios de imágenes radiográficas puede apreciar en las roturas completas del manguito
contrastadas con aire (neumoartrografías) y las disec- rotador, en los casos de pinzamiento casi siempre se
ciones en cadáver con la inyección previa de látex, ya conserva la movilidad completa del hombro, salvo en
que han podido demostrar la presencia de tres regiones los pacientes que, como medida de protección al dolor,
bien definidas: subacromial, subdeltoidea y subcoracoi- de manera voluntaria o involuntariamente ofrecen re-
dea, aunque esta última es mucho menos frecuente en sistencia para efectuar los movimientos. En ocasiones,
los especímenes estudiados. Los sitios de calcificacio- la incapacidad para elevar el brazo puede confundirse
nes o de procesos inflamatorios han sido agredidos di- con debilidad o fatiga de los músculos; sin embargo, una
rectamente con inyecciones de corticoides de depósito, vez eliminado el dolor se puede observar que dicha de-
con la consabida irritación local. Gotoh y col. pudieron bilidad desaparece. En la anamnesis del dolor es impor-
determinar que durante la inflamación de la bursa se tante establecer:
Síndrome de pinzamiento 147
1. La posición del brazo y el punto de máximo dolor. muscular está relacionada con la presencia de dolor.
2. La intensidad del dolor. Aunque las maniobras especiales de exploración serán
3. Los periodos de dolor (día o noche). tratadas en un capítulo aparte, vale la pena mencionar
4. La asociación del dolor con actividades específi- que el síndrome de pinzamiento del hombro tiene en el
cas. signo de Neer un representativo cardinal. La maniobra
se lleva a cabo para provocar el contacto máximo entre
También es importante conocer la historia del paciente el manguito rotador y el arco acromial, que ocurre en un
en relación con el padecimiento, el tiempo de evolu- rango medio de elevación del brazo y no en su elevación
ción, los antecedentes de trauma, los cambios en el es- total. Se realiza al estabilizar la escápula con una mano
tilo de vida, otros episodios de pinzamiento, el trata- y guiar pasivamente la elevación del brazo, de tal mane-
miento previo (antiinflamatorios), las infiltraciones de ra que se produzca el pinzamiento o el choque de la tu-
corticosteroides, la terapia física y otras intervenciones berosidad mayor contra el acromion. El dolor es provo-
en el hombro. En ocasiones el paciente refiere la sensa- cado entre los 70 y los 120_. La evaluación puede ser
ción de un chasquido en el hombro, el cual puede ser enriquecida mediante la prueba de pinzamiento de
causado con algún movimiento particular y a su vez ori- Neer, que consiste en inyectar un anestésico local (de 10
ginar dolor. a 15 mL de lidocaína) dentro del espacio subacromial y
ejecutar la maniobra del signo de Neer; si se elimina el
dolor durante la maniobra se confirma el pinzamiento
subacromial. Hawkins y Kennedy describieron un se-
EXPLORACIÓN FÍSICA gundo signo de pinzamiento llevado a cabo con el brazo
en flexión anterior de 90_ y rotación interna del hom-
bro, y consideraron que con esta maniobra se coloca la
tuberosidad mayor debajo del ligamento coracoacro-
El examen físico en el síndrome de pinzamiento es im- mial y no debajo del acromion, por lo que pudiera ser
portante para confirmar el diagnóstico y para desechar más consistente en cuanto al diagnóstico de pinzamien-
otras alternativas. Siempre se debe comenzar la explo- to. Por otro lado, Valadie y col. llevaron a cabo un estu-
ración física con una evaluación de la columna cervical, dio en cadáveres cuyos hombros fueron embebidos en
para descartarla desde un inicio como fuente del dolor. poliuretano y colocados tanto en la posición para el sig-
En este caso resulta fundamental realizar movimientos no de Neer como en la del signo de Hawkins, y corrobo-
activos de flexión, extensión, flexión lateral y rotacio- raron que, en efecto, el mayor contacto de la tuberosidad
nes de la columna cervical, y demostrar con ellos que no mayor con el acromion ocurre con la maniobra de Neer,
hay incremento del dolor en el hombro. La evaluación pero que es la maniobra de Hawkins la que produce el
debe incluir la maniobra de Spurling, que combina los mayor contacto del manguito rotador con la porción
movimientos de extensión y rotación de la columna cer- más medial del arco acromial, en especial con el liga-
vical más una carga axial, con el fin de descartar la pre- mento coracoacromial.
sencia de síntomas radiculares. En cuanto a la sensibilidad de cada signo, algunos
La palpación se debe llevar a cabo con toda meticulo- autores han reportado una media de 72% para el signo
sidad en las inserciones del manguito rotador, el tendón de Neer y de 92% para el signo de Hawkins; sin embar-
del bíceps, las líneas articulares anterior y posterior del go, la sensibilidad fue de 44.3% para Hawkins y de
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
hombro, y la articulación acromioclavicular. 47.5% para Neer. Ante un panorama donde los falsos
El rango de movimiento del hombro debe evaluarse negativos están presentes para cualquier maniobra, lo
con todo cuidado, por lo que es importante llevarlo a recomendable es habituarse a realizar ambas maniobras
cabo con el paciente relajado, y solicitarle de manera ac- en todos los pacientes.2,42–46
tiva que lleve a cabo flexión, extensión, abducción y La historia natural del síndrome de pinzamiento fue
aducción del hombro mientras se encuentra de pie; para postulada por Neer en su artículo original,7 donde pro-
la evaluación de los movimientos de rotación interna y puso una correlación clínica y patológica englobada en
externa las recomendaciones incluyen que el paciente tres estadios:
se encuentre acostado y con el hombro en abducción de
90_. Si se combina esta exploración de los movimientos S Estadio I: edema y hemorragia de la bursa sub-
con maniobras que opongan resistencia, se puede indu- acromial y del manguito rotador. Los hallazgos se
cir debilidad o fatiga muscular; es importante hacer no- encontraron con mayor frecuencia entre los pa-
tar que en muchas ocasiones la sensación de debilidad cientes menores de 25 años de edad.
148 Patologías de hombro (Capítulo 6)
Figura 6–4. Proyección de salida del supraespinoso acro- Figura 6–6. Proyección de salida del supraespinoso acro-
mion tipo I (cortesía del Dr. T. C. Montenegro). mion tipo III (cortesía del Dr. T. C. Montenegro).
Figura 6–5. Proyección de salida del supraespinoso acro- Figura 6–7. Artrosis acromioclavicular con osteofitos infe-
mion tipo II (cortesía del Dr. T. C. Montenegro). riores (cortesía del Dr. T. C. Montenegro).
150 Patologías de hombro (Capítulo 6)
cabeza humeral, y la cobertura o distancia de la cara nética se pueden apreciar cambios en los elementos
lateral del acromion sobre la cabeza humeral; en esta óseos y en los tejidos blandos, como esclerosis, quistes
misma vista se pueden ver las calcificaciones subacro- en la cercanía de la tuberosidad mayor y en el acromion,
miales y, desde luego, se puede hacer una valoración de irregularidades en el acromion (osteofitos y callos
los cambios artrósicos en la articulación acromioclavi- óseos), artrosis en la articulación acromioclavicular,
cular. La proyección AP con 30_ de inclinación cefalo- calcificaciones en el espacio subacromial y calcifica-
caudal amplía la visión del espacio subacromial y per- ciones en el ligamento coracoacromial. En cuanto al es-
mite identificar con mayor precisión las irregularidades tado patológico del tendón del supraespinoso y la bursa
del borde anterior del acromion; con esta proyección se la resonancia magnética en etapas tempranas puede
aprecian también los cambios secundarios a fracturas u brindar imágenes de hiperintensidad ocasionadas por la
osteotomías previas, ya que la vista que proporciona del presencia de fluidos propios de la inflamación local o de
acromion es mediante una disminución del empalme la alteración en las fibras del tendón; asimismo, puede
entre sus bordes anterior y posterior; de hecho, es posi- orientar en cuanto a la presencia de lesiones de espesor
ble distinguir con precisión toda la proyección que hace parcial del supraespinoso. Todos estos cambios que la
esta toma de la región posterior del acromion, refor- resonancia magnética señala pueden ser valorados con
zando la silueta del borde anterior en una especie de mucha certeza en las radiografías simples, de tal manera
fondo contrastado. La proyección axial o axilar permite que, si la sospecha clínica es de síndrome de pinza-
hacer una valoración de la relación escapulohumeral; miento, no se justifica un estudio de esta naturaleza. Se
hay opiniones acerca de su valía, pues además de pro- debe tomar en cuenta que para otras patologías (lesiones
porcionar otra perspectiva del hombro es una proyec- del manguito rotador) sí es un estudio de mucha utili-
ción fácilmente reproducible, que otorga otra visión del dad.51–57
acromion y de las calcificaciones, y ayuda a definir si
estas alteraciones se localizan en un plano anterior o
posterior en relación con una línea media. Ultrasonido
La técnica específica para cada proyección forma
parte de un tema que será revisado en el capítulo corres- En este estudio se encuentran dos ventajas, como parte
pondiente de este libro. del apoyo en el síndrome de pinzamiento, respecto de
Los estudios de contraste, como la artrografía o la la resonancia magnética: una es el costo y la otra es el
neumoartrografía, han dejado de realizarse, sobre todo hecho de que puede ser dinámico; sin embargo, también
por su naturaleza invasora, pero también porque en el tiene sus desventajas, como el hecho de que depende
caso del síndrome de pinzamiento tienen poca relevancia. mucho de la experiencia de la persona que realiza el
estudio. La sensibilidad del estudio en casos de inflama-
ción de la bursa y de lesiones del tendón del manguito
rotador y del tendón del bíceps, así como la definición
OTROS ESTUDIOS DE IMAGEN de calcificaciones, es adecuada, aunque la especificidad
resulta poco alentadora. De acuerdo con la experiencia,
el ultrasonido refuerza el diagnóstico clínico y radiográ-
fico, y permite hacer un diagnóstico diferencial con
otras patologías del manguito rotador.
¿Se debe justificar o no el uso de otros estudios de ima-
gen en el caso del síndrome de pinzamiento? Además
del gasto que le generan al paciente o a la institución,
TRATAMIENTO
¿apoyan realmente en la toma de decisiones de manejo?
Sin duda alguna, el estudio que en estos tiempos ha
venido a desplazar a los ya existentes (artrografías, TAC
y bursografías) ha sido la resonancia magnética nuclear Siempre que se esté ante un paciente con diagnóstico de
(RMN), específicamente en el síndrome de pinzamien- síndrome de pinzamiento es importante normar el trata-
to, y se han realizado muchísimos estudios comparati- miento con base en los siguientes parámetros: edad,
vos con las radiografías simples. No sólo se ha enfocado tiempo de evolución, características clínicas (magnitud
en la determinación de las lesiones parciales o las tendi- del dolor e incapacidad funcional), hallazgos radiográ-
nosis del manguito rotador, o al aspecto de la bursa, sino ficos y hallazgos por ultrasonido. Estos parámetros
que se ha enfocado en la determinación de la morfología brindan la posibilidad de clasificar al paciente con los
del acromion. Es indudable que con la resonancia mag- estadios anatomoclínicos propuestos por Neer.
Síndrome de pinzamiento 151
Si bien es cierto que casi todos los casos se manejan ya cuatro razones diagnósticas para llevarlo a cabo: bur-
con antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y terapia sitis subacromial, pinzamiento del manguito rotador,
física, en los estadios I y II éste debe ser el tratamiento tendinosis del manguito rotador y capsulitis adhesiva.
de elección, mientras que se indica la cirugía en los esta- Es muy importante recalcar las técnicas de asepsia y an-
dios III o en los se pueda determinar una causa extrínse- tisepsia que deben preceder a las infiltraciones, para
ca bien definida como factor causal. evitar en lo posible la infiltración repetitiva directa
sobre las regiones tendinosas, por lo que resulta particu-
larmente importante mencionar que los pacientes jóve-
Manejo no quirúrgico nes o los que tienen actividades repetitivas por encima
del síndrome de pinzamiento del hombro deben evitar ese tipo de actividades al me-
nos 15 días después de la infiltración, ya que el riesgo
de roturas espontáneas asociadas con infiltraciones de
El manejo no quirúrgico del pinzamiento consta de tres
esteroides de los tendones está bien documentado.
modalidades de control, mediante las cuales se debería
abordar a más de 60% de los pacientes; estos tratamien-
tos, aunque se pueden indicar de manera aislada, regu- Terapia física y ejercicios de rehabilitación
larmente se combinan entre sí para lograr la resolución
del cuadro y optimizar el beneficio en los pacientes. El enfoque actual de los ejercicios de rehabilitación en
la patología del hombro está dirigido a la recuperación
funcional muscular mediante distintos programas de es-
Antiinflamatorios no esteroideos tiramiento y fortalecimiento de los músculos del man-
guito rotador, del deltoides y del bíceps.59,60
En los estadios iniciales de la enfermedad está presente Así pues, la sistematización resulta particularmente
el proceso inflamatorio local de la bursa o de los tendo- útil para lograr el máximo beneficio en el paciente. Una
nes, y estos medicamentos, solos o combinados con re- vez determinada la capacidad funcional del paciente se
lajantes musculares, contribuyen fundamentalmente a debe tomar en consideración un tiempo global de 8 a 10
que el paciente, una vez roto el círculo dolor–incapaci- semanas de manejo fisiátrico.
dad funcional, pueda ser dirigido hacia una terapia fí-
sica y ejercicios de recuperación muscular. El alivio del a. Si el hombro conserva íntegra la movilidad activa
dolor resulta importante y debe ser el primer objetivo de y la pasiva, el paciente asistirá al servicio de reha-
manejo. En la actualidad existe una gran variedad de bilitación, para que reciba la aplicación de medios
AINEs, y es importante conocer los mecanismos de ac- físicos orientados a disminuir el proceso inflama-
ción de cada grupo específico, sobre todo porque la torio, el dolor y la tensión muscular, mediante
mezcla entre ellos puede no ser beneficiosa para el pa- compresas húmedas, ultrasonido y ondas eléctri-
ciente. cas interferenciales; la asistencia del paciente sue-
La combinación con relajantes musculares resulta le extenderse durante un periodo de dos a tres se-
necesaria en los casos cuya cronicidad ha condicionado manas, durante el cual se logra revertir el proceso
que el paciente adopte posiciones poco ortodoxas que le inflamatorio y el cuadro de dolor e incapacidad.
ocasionen contracturas musculares en el trapecio, el es- Además, se agrega la terapia física con el inicio de
ternocleidomastoideo y el deltoides, perpetuando aún ejercicios para mantener la movilidad del hombro
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
más la incapacidad y el dolor. Un régimen de medica- en todo su rango, así como ejercicios contra ten-
mentos extendido entre 10 y 15 días permite apoyar al sión para favorecer el estiramiento y el fortaleci-
paciente en el inicio de su recuperación funcional mus- miento muscular. Se emplean específicamente
cular. variantes de los ejercicios propuestos por Rock-
wood, adaptados a cada paciente. Los cuatro pun-
Infiltraciones en el espacio subacromial58,59 tos cardinales del programa son:
S Ejercicios de calentamiento.
Es un procedimiento de consultorio que se combina con S Movilización pasiva con polea.
la prueba de Neer, la cual, hecha con una infiltración de S Movilización activa con una barra.
lidocaína, permite precisar la naturaleza de la lesión; en S Ejercicios de fortalecimiento con ligas.
caso de que la prueba resulte positiva para el pinza- Una vez que el paciente deja de asistir a rehabilita-
miento, se puede hacer un depósito de esteroides en la ción lleva a cabo estos ejercicios en casa, con un
zona subacromial, sobre todo cuando la sospecha inclu- seguimiento de su evolución en la consulta.
152 Patologías de hombro (Capítulo 6)
Manejo quirúrgico del acromioplastia en dos pasos. Es una técnica que el autor
síndrome de pinzamiento de este capítulo comenzó a utilizar en abril de 1993, un
mes después de que fue publicada por Rockwood, cuyos
En este capítulo no se ahondará en los procedimientos primeros resultados se publicaron en la Revista de la
quirúrgicos que a lo largo del tiempo han formado parte Sociedad Mexicana de Ortopedia en 1997. Por coinci-
del manejo del síndrome de pinzamiento,61–63 pero sí se dencia, en el mismo número Valero y Gutiérrez publica-
enfocará la atención en los que constituyen la mejor op- ron sus resultados con el mismo procedimiento en 42
ción de manejo actual, con sus particularidades propias. pacientes.64,65
Ante la ola de procedimientos fallidos, complicacio- Se recomienda un procedimiento a través de una inci-
nes y reintervenciones quirúrgicas que se están pade- sión mínima (mini open), cuyo tamaño se extiende en
ciendo, resulta fundamental aclarar lo que sí se debe ha- promedio 2.5 cm (figura 6–8). La incisión se hace de
cer cuando se plantea un abordaje quirúrgico en el manera vertical y se inicia en el borde del tercio anterior
síndrome de pinzamiento: del acromion; en caso necesario, cuando se tiene que
realizar la resección distal de la clavícula, esta incisión
se puede extender de manera proximal, para permitir la
1. Planear el abordaje quirúrgico (el sitio de pinza-
miento es en el tercio anterior del acromion, por lo exposición de la articulación acromioclavicular.
Se separa el tejido celular subcutáneo con un par de
que nunca se debe abordar la región posterior).
2. Agredir en la menor medida posible la inserción separadores de Farabeuf (figura 6–9); en ningún caso se
del deltoides (de acuerdo con algunos estudios en utilizan separadores automáticos, pues se considera que
especímenes de cadáveres, existe una agresión de
hasta 60% de las fibras de inserción del deltoides
en la descompresión subacromial artroscópica).
3. Asegurar la adecuada reinserción del deltoides en
el acromion.
4. Evitar la acromionectomía lateral y más aún la re-
sección total del acromion.
5. Evitar la resección total de la bursa.
Cirugía abierta
La técnica quirúrgica es en esencia una acromioplastia Figura 6–9. Incisión mínima y exposición con separadores
de Neer, modificada por Rockwood, conocida como de Farabeuf.
Síndrome de pinzamiento 153
evaluación realizada a los seis meses de seguimiento 2.4%, como lesiones únicas, y bursitis (4.8) y lesión del
posoperatorio incluyó 4 casos insatisfactorios, 24 bue- bíceps (2.4%), como lesiones agregadas.
nos y 14 excelentes, según la elevación de puntajes de La artroscopia se realizó en los 42 pacientes y se en-
la escala. contraron los siguientes hallazgos transoperatorios:
Los hallazgos radiográficos permitieron clasificar a lesión del supraespinoso del lado articular en 19 casos
los pacientes de acuerdo con el tipo de acromion en dos (45.2%), artrosis glenohumeral (28.5%), tendinosis de
grupos: tipo II (2 casos) y tipo III (40 casos), y una vez la porción larga del bíceps (21.4%), SLAP I (14.3%),
realizada la acromioplastia se consiguió modificar la SLAP II (19%), SLAP III (14.3), lesiones de Bankart
morfología del acromion: tipo I (39 casos) y tipo II (3 (7.1%), laxitud capsular (4.8%) y roturas masivas del
casos). manguito rotador (14.3%). En 31% de los casos se ha-
Durante el procedimiento quirúrgico se encontraron llaron dos lesiones asociadas y en 16.6% se encontraron
las siguientes lesiones: 33 roturas del supraespinoso (no tres lesiones asociadas.
se clasificó grado), 12 calcificaciones subacromiales y El manejo artroscópico de acuerdo con los hallazgos
9 osteofitos acromiales anteroinferiores; en 3 pacientes correspondió a ocho casos de condroplastia de la glenoi-
se realizó una resección distal de la clavícula por artro- des o de la cabeza humeral, seis casos de reparación de
sis acromioclavicular. lesión de SLAP con anclas, tres casos de reparación
Se procedía de una etapa previa poco satisfactoria en anatómica de Bankart con anclas, dos casos de retensa-
la que incluso se llevaron a cabo osteotomías tan abe- do capsular, 13 casos de desbridamiento y regulariza-
rrantes como la transacromial, y se pasó también por ción de las lesiones de SLAP I y II, y 19 casos de regula-
mejores resultados con la acromioplastia clásica de rización y aplicación de radiofrecuencia de la lesión del
Neer, por lo que la experiencia mucho más positiva con supraespinoso desde la cara articular. Once pacientes
esta técnica modificada llevó a la realización sistemáti- fueron manejados exclusivamente con el abordaje ar-
ca de la acromioplastia en dos pasos y a la resección del troscópico; de los 31 pacientes restantes, en 26 se llevó
ligamento coracoacromial en los pacientes con síndro- a cabo un abordaje considerado de mínima incisión
me de pinzamiento. (mini open) menor de 3 cm de longitud, a través de la
El segundo trabajo se publicó como tesis de posgrado cual se realizó una acromioplastia en dos pasos, con dos
en la UNAM en 2003 con el título: Lesiones del hombro: consideraciones particulares: la primera fue evitar la
diagnóstico artroscópico. En el servicio de ortopedia resección del ligamento coracoacromial, que en el pri-
del HCSAE.72 El trabajo resultó básicamente descripti- mer trabajo se hizo de manera sistemática, y despegarlo
vo en cuanto a la correlación clínica de los pacientes lo absolutamente necesario para poder visualizar la
cuya característica fundamental era también el dolor re- punta del acromion y efectuar la osteotomía; la segunda
ferido a la región subacromial y anterior del hombro, y consideración fue que el segundo paso de la acromio-
los hallazgos por artroscopia. En el estudio se incluye- plastia no se realizó con un osteotomo, sino con una fre-
ron también 42 pacientes operados entre julio de 2001 sa cónica, con lo cual se logró una superficie regular y
y julio de 2003, con una edad promedio de 53 años. El una remoción de la cara inferior limitada a un par de mi-
hombro derecho y dominante resultó afectado en 64.3% límetros.
de los casos y el izquierdo en 35.7%. Los diagnósticos En los otros cinco pacientes la incisión mínima se
clínicos preoperatorios fueron descritos de la siguiente extendió en dirección proximal un par de centímetros
manera: síndrome de pinzamiento 45.2%, síndrome de más y a través de ella se realizó la resección distal de la
abducción dolorosa 37.7%, hombro doloroso 11.9% e clavícula.
inestabilidad glenohumeral anterior 7.1%. Una vez que se contó con el conocimiento de la impor-
Se realizaron radiografías en todos los pacientes con tancia que tiene la cuidadosa reinserción del deltoides y
las proyecciones protocolizadas y con los siguientes da- su recuperación funcional, en esta etapa se desarrolló el
tos preoperatorios: acromion tipo II 50%, acromion tipo anclaje del músculo al acromion mediante suturas firmes
III 14.2%, artrosis subacromial 23.8%, artrosis gleno- con ethibone No. 2 y se protegió el músculo con tejidos
humeral 4.8%, artrosis acromioclavicular 2.4% y sin re- blandos vecinos, con un barril en abducción durante la
levancia 4.8%. etapa de cicatrización, con el uso de aparatos de movili-
En esa ocasión se agregó el uso de ultrasonido en la zación pasiva y con la cuidadosa participación guiada
evaluación preoperatoria, el cual se llevó a cabo en 25 en las distintas fases del programa de rehabilitación y
pacientes con los siguientes diagnósticos: lesión del su- fortalecimiento muscular.
praespinoso 47.6%, artropatía degenerativa 7.3%, bur- Con base en el planteamiento de la tesis como un es-
sitis subacromial 2.4% y lesión del tendón del bíceps tudio orientado a la correlación de la clínica con los ha-
Síndrome de pinzamiento 157
llazgos artroscópicos se puede llegar en este momento bién como síndrome de abducción del hombro o como
a las siguientes conclusiones: síndrome del manguito rotador.
Puesto que este libro incluye un capítulo particular
1. Salvo el diagnóstico bien definido de inestabili- para el manejo de las roturas del manguito rotador, so-
dad glenohumeral anterior, los otros tres diagnós- bre todo las mayores de 1 cm e incluso las consideradas
ticos preoperatorios emitidos correspondían, como masivas, se considera importante hacer mención en este
ahora se sabe, a una misma afección. estudio de la extensión menor de 1 cm para el grupo de
2. El estudio por ultrasonido consiguió agregar al pacientes en estudio. Se hace referencia al hecho de que
diagnóstico clínico algunas precisiones en cuanto en el grupo total de pacientes (130) se encontraron 20
a los elementos anatómicos afectados (supraespi- casos de rotura del manguito rotador de entre 1 y 3 cm,
noso, bursa, tendón del bíceps, etc.). y 13 casos considerados masivos, con roturas mayores
3. Ninguna lesión de SLAP fue sospechada previa- de 3 cm.
mente, pero ahora se sabe que fue sólo con el de- El estudio se llevó a cabo en el Servicio de Ortopedia
sarrollo de la artrorresonancia que este tipo de le- del Hospital Central Sur de Petróleos Mexicanos, en
siones se pudieron estudiar mejor. una población derechohabiente cerrada. El análisis de
4. Se entendió en el curso de la formación médica la los casos se realizó mediante el uso de la base de datos
importancia de ser cuidadosos en el manejo del del expediente clínico electrónico, a través del cual se
deltoides. accede a las notas clínicas de las consultas preoperato-
5. Se depuró la técnica de abordaje al manejar la pa- rias, la nota quirúrgica, las notas de consultas posopera-
tología inherente al síndrome de pinzamiento a torias, los resultados de estudios de patología y todos los
través de una incisión mínima (menor de 3 cm). demás elementos que conforman el análisis clínico de
los pacientes. Aunque el actual sistema de captura de in-
formática permite revisar algunos casos aislados inclu-
El tercer trabajo del autor y su equipo se presenta en esta so desde 1998, fue en el segundo semestre de 2003
edición con el fin de analizar el grado de evolución mé- cuando se generalizó la captura de los procedimientos
dica en relación con la patología del hombro. El grupo quirúrgicos, de tal manera que en este estudio se inclu-
actual está conformado por 130 pacientes, de los cuales yeron los pacientes de enero de 2004 a marzo de 2007.
91 son pacientes sometidos a artroscopias solas o com- Hubo en total 40 pacientes con una media de 48 años
binadas con procedimientos de mínima incisión y 39 de edad, de los cuales 23 eran mujeres y 17 hombres,
son pacientes con cirugía abierta sin artroscopia, entre con 23 casos de compromiso del hombro derecho y 17
enero de 2004 y marzo de 2007. casos del izquierdo. Se llevaron a cabo 27 artroscopias
Puesto que el síndrome de pinzamiento es el tema combinadas con un procedimiento de mínima incisión
que se aborda en este capítulo, se desea enfocar también (mini open) y 13 casos se abordaron sin artroscopia pre-
el análisis de los pacientes que cumplen el requisito fun- via. En el preoperatorio todos los pacientes (100%) con-
damental de ser portadores de este síndrome de manera taban con radiografías simples en AP y en AP con incli-
primaria, por lo que el grupo de estudio está conforma-
nación cefalocaudal a 30_, y con el apoyo de imágenes
do por 40 pacientes que tienen como diagnóstico princi-
de ultrasonido, y sólo siete pacientes contaban con estu-
pal el síndrome de pinzamiento y se agrupa en tres tipos
dios de resonancia magnética nuclear. La valoración
distintos, sin la necesidad de compararlos entre sí:
clínica se realizó con la escala de evaluación funcional
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Estos subgrupos se conformaron según el análisis de las S Síndrome de abducción por lesión del supraespi-
hojas quirúrgicas y representan el diagnóstico final de noso de menos de 1 cm: 23 pacientes.
cada paciente, enriquecidos por el hallazgo principal in- S Síndrome de pinzamiento por bursitis subacro-
volucrado en la patología del síndrome de pinzamiento. mial: 12 pacientes.
Cabe mencionar que, debido a razones de la base de cap- S Síndrome de pinzamiento por calcificaciones sub-
tura, el diagnóstico en el primer grupo se mencionó tam- acromiales: cinco pacientes.
158 Patologías de hombro (Capítulo 6)
Dolor
100%
Signo de Neer
75%
Rango de flexión restringida
65%
Signo de Hawkins 63%
Dolor nocturno
35% 50%
Rango de flexión completa
Tiempo de evolución de los pacientes: la media de evo- racterísticas inflamatorias (82.5%), 24 pacientes tuvie-
lución antes de la cirugía fue de 7 meses, con un rango ron rotura en la cara bursal del supraespinoso menor de
entre 1 y 36 meses. El tiempo de evolución posoperato- 1 cm (60%) y 6 casos presentaron calcificaciones sub-
ria con el beneficio máximo fue de 2 a 9 meses, con una acromiales (15%).
media de 4.2 meses. Se realizaron 15 acromioplastias de acuerdo con la
Valoración clínica preoperatoria: el dato cardinal en técnica de Neer modificada por Rockwood (37.5%), en
los pacientes fue el dolor referido en la región anterior 36 casos se resecó la parte anterior de la bursa subacro-
del hombro, que en algunos casos se irradiaba a la cara mial (90%) y se realizaron 21 suturas del supraespinoso
lateral del brazo y estuvo presente en todos los casos; 20 (52.5%) y tres desbridaciones (figura 6–20). En la eva-
pacientes (50%) refirieron dolor nocturno, 26 pacientes luación posoperatoria 24 pacientes no presentaron dolor
(65%) padecieron restricción del movimiento del hom- (60%) y 13 tenían dolor ligero o leve (32.5%). El rango
bro, 30 pacientes (75%) refirieron el signo de Neer y 25
casos (62.5) padecieron el signo de Hawkins; otros sig-
nos, como el de Apley, Codman, Tiff y bufanda, fueron
mencionados en pocos casos, así como el dato clínico de 63%
sensación de crepitación, que fue anotado sólo en cuatro
casos (figura 6–17).
En cuanto al análisis del tipo de acromion, se obtu-
vieron los siguientes datos: tipo I 42.5%, tipo II 40% y
41%
tipo III 17.5%.
Se llevaron a cabo 27 artroscopias con los siguientes
hallazgos agregados: 17 lesiones de SLAP tipo II (63%), 30%
11 pacientes con tendinitis de la porción larga del bíceps
(40.7%) y ocho casos con rotura del supraespinoso en su
cara articular (29.6%), en comparación con los pacientes
sometidos a artroscopias (figura 6–18).
En estos pacientes se realizaron desbridación de
lesiones de SLAP en 22 casos (81.4%), aplicación de ra-
diofrecuencia por sinovitis en 11 casos (40.7%) y con-
droplastias en siete casos (25.9%) por vía artroscópica SLAP II
Tendinitis del
(figura 6–19). bíceps Manguito rotador
Los 40 pacientes fueron sometidos a cirugía abierta roto cara
articular
y 27 de ellos también fueron sometidos a artroscopia.
En 33 pacientes se descubrió bursa hipertrófica o de ca- Figura 6–18. Hallazgos agregados en la artroscopia.
Síndrome de pinzamiento 159
Condroplastia 25.93%
glenohumeral
de movilidad fue superior de 150_ en 28 pacientes región anterior del hombro y presentaba lesión del su-
(70%) y mayor de 120_ en 10 pacientes, lo cual suma praespinoso de menos de 1 cm con una elevación del
un total de 38 pacientes cuyo rango de movilidad fue su- hombro de 45_ en flexión y abducción, y rotaciones in-
perior (95%) (figura 6–21). De acuerdo con el puntaje terna y externa limitadas a 15_; pese a que se trataba de
de la escala de la UCLA, los pacientes pasaron de una una lesión mínima y sin datos de fibrosis pericapsular,
media menor de 20 puntos (14.62), considerada pobre la paciente presentaba poca elasticidad del deltoides,
en el preoperatorio, a un puntaje promedio de 27.075, con un rango máximo de flexión de 90_ e incapacidad
considerado como excelente en el posoperatorio, al para rascarse, mesarse los cabellos y el dolor, aunque re-
tiempo de ser dados de alta. ferido como de menor intensidad, se mantuvo constan-
Malos resultados o complicaciones: en este estudio te. El otro caso corresponde a un hombre con anteceden-
se tuvo el caso de dos pacientes cuya evolución clínica tes de patología cervical con datos de radiculitis, del
fue prolongada y entorpecida durante todo ese lapso por grupo de pacientes con bursitis subacromial. En este
el dolor, la incapacidad funcional y el deterioro muscu- caso se agregó en el posoperatorio una lesión (neuropra-
lar; los dos casos tenían características particulares que xia) del nervio subclavio y el paciente presentó una fle-
vale la pena mencionar, sobre todo porque en el futuro xión máxima de 80_, caracterizado por una notoria
deberán considerarse en casos similares. Una paciente hipotrofia muscular del deltoides y dolor permanente e
recibió en dos ocasiones infiltraciones de BotoxR en la intenso.
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Desbridación
supraespinoso
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Sutura supraespinoso
0 5 10 15 20 25 30 35 40
ÃÃÃÃ
ÃÃÃÃ
Rango de flexión
gunta: ¿cuándo debe la acromioplastia formar parte del
25% manejo quirúrgico en el síndrome de pinzamiento? Y
120 a 150_
quizá entonces habría un acuerdo para que el procedi-
Con dolor (leve) 38% miento se realice siempre que se considere que el acro-
mion es factor etiológico del síndrome de pinzamiento,
Sin dolor 60%
de tal manera que si el análisis clínico apoyado en estu-
Rango de flexión dios radiológicos lleva a determinar que el acromion
70%
(+) 150_ constituye un factor casual de la patología, entonces
ÀÀÀÀÀÀÀÀÀÀÀ
Rascado de 75%
existe la obligación de efectuar una acromioplastia. Por
espalda otro lado, si el análisis etiopatogénico lleva a descartar
Tocar hombro
contrario ÀÀÀÀÀÀÀÀÀÀÀ 90% el papel causal del acromion y se considera que la etio-
logía involucra más bien factores intrínsecos (bursitis,
Mesar cabellos 95% calcificaciones o tendinosis), se debe evitar siempre so-
bremanejar al paciente con procedimientos innecesa-
rios, tomando en cuenta que una acromioplastia no re-
Figura 6–21. Evaluación clínica posoperatoria.
querida puede ocasionar complicaciones catastróficas.
Una acromioplastia bien indicada y sobre todo bien
realizada tiene una función útil dentro del manejo del
CONTROVERSIAS EN síndrome de pinzamiento, del mismo modo que lo tie-
LA ACROMIOPLASTIA nen la resección anterior parcial de la bursa, la repara-
ción de los desgarros del manguito rotador o cualquier
otro factor etiológico extrínseco o intrínseco; lo más im-
portante es tener la capacidad para reconocer estos fac-
El tema acerca de la indicación de la acromioplastia ha tores causales y proporcionar el manejo específico acor-
sido abordado desde la década de 1970; inicialmente se de con la etiología.
dirigió al hecho de que el acromion debía ser resecado
en función de la correlación anatomoclínica, pero una
vez sentadas las bases con los estudios de Neer y otros CONCLUSIONES
autores se pudo precisar que la zona del acromion com-
prometida con el síndrome de pinzamiento correspon-
día siempre al tercio anterior y que ni la acromionecto-
mía total ni la acromionectomía lateral tenían una Respecto al síndrome de pinzamiento del hombro, vale
indicación como tratamiento quirúrgico. Una vez que se la pena concluir, como resultado de una mezcla de la ex-
estableció la acromioplastia anterior de Neer se convir- periencia quirúrgica y de la revisión constante de la lite-
tió en la técnica quirúrgica de elección para la descom- ratura médica, con las siguientes consideraciones:
presión acromial actual; una nueva controversia pareció
resolverse con los criterios de Rockwood, que en 1993 1. Desde el punto de vista etiológico no sólo debe in-
propuso una modificación a la técnica de Neer mediante teresar la morfología del arco acromial para llegar
la acromioplastia en dos pasos, para abordar las caras al diagnóstico, sino tomar en cuenta, aunque exis-
anterior e inferior del tercio anterior del acromion, pues te una correlación entre el acromion tipo III y el
la técnica de Neer no abordaba por completo el proble- desgarro del manguito rotador, que la incidencia
ma de la compresión subacromial. de la morfología acromial tipo III en la población
En la actualidad nadie niega la importancia anató- general es de 39%, que es un porcentaje considera-
mica que tiene el acromion en la estabilización del hom- ble en el que no se hallaría dicha correlación.
bro, así como las complicaciones que su manejo inade- 2. Existen factores intrínsecos y extrínsecos que de-
cuado pueden ocasionar; sin embargo, hay también un ben ser cuidadosamente valorados, con el fin de
consenso de que el acromion tiene un papel etiológico ofrecerle al paciente la mejor posibilidad de manejo.
extrínseco en el síndrome de pinzamiento y de que, por 3. Desde el punto de vista clínico, se debe buscar
lo tanto, debe ser en casos específicos motivo de manejo siempre la integración de maniobras clínicas (sig-
quirúrgico. La controversia no debe enfocarse en las no de Neer y signo de Hawkins) con las oportunas
preguntas: ¿se hace acromioplastia? o ¿no se hace acro- vistas radiográficas (AP, AP con 30_ de inclina-
mioplastia?, sino más bien en dar una respuesta a la pre- ción cefalocaudal, axilar y de salida), para tratar
Síndrome de pinzamiento 161
de evitarle al paciente gastos innecesarios con es- rúrgico se debe considerar la experiencia en las
tudios que en el síndrome de pinzamiento no apor- distintas técnicas y tratar de ir haciendo las inno-
tarían nada sustancial en cuanto al diagnóstico. vaciones pertinentes, siempre con el respeto de la
4. Una vez establecido el diagnóstico se debe tomar integridad de los pacientes, sin olvidar que la me-
en cuenta que un gran porcentaje (60%) de pacien- jor técnica quirúrgica es aquella sobre la que se tie-
tes merecen un tratamiento no quirúrgico que debe ne pleno dominio.
establecerse con base en manejo médico y en medi- 6. Se debe evaluar cada uno de los casos con todo
cina física y de rehabilitación (los criterios anato- cuidado y determinar, de acuerdo con la función
moclínicos de Neer tienen vigencia hoy en día). etiológica del acromion, si se indica o no la acro-
5. En los casos en los que no se indica el manejo qui- mioplastia.
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Capítulo 7
Patología del manguito rotador
Felipe Toro Saelzer
163
164 Patologías de hombro (Capítulo 7)
cara inferior del acromion y el manguito rotador es sólo de edad.13,32 Esta asociación lleva a sospechar un signifi-
una aproximación diagnóstica, y es insuficiente para re- cativo proceso de envejecimiento como principal meca-
comendar el tratamiento adecuado para un paciente. nismo de rotura. En 1934 Codman definió la llamada
Neer divide el pinzamiento en tres categorías: zona crítica del supraespinoso, que corresponde al área
de menor vascularidad ubicada a 1 cm de su inserción en
S Tipo I: con presencia de lesión inflamatoria. el troquíter,13 mientras que Ozaki estudió 200 cadáveres
S Tipo II: cuando existe una rotura parcial. y llegó a la conclusión de que la degeneración del tendón
S Tipo III: cuando hay rotura total, la cual da paso es la causa predominante de la rotura.68,69
a la evolución o progresión del pinzamiento según Si bien existen actividades que facilitan la aparición
el grado de rotura del MR.64 de una rotura, como las actividades que implican movi-
mientos por encima de la cabeza, en especial las depor-
Neer asoció estrechamente el pinzamiento con la rotura tivas y las laborales, parece que el proceso de envejeci-
del MR; sin embargo, se sabe que puede existir una rotu- miento es el factor etiológico más importante.
166 Patologías de hombro (Capítulo 7)
Algunos autores, como Uthoff, han planteado que la El mecanismo de lesión lo constituyen la fatiga del
hiperpresión del troquíter sobre la superficie inferior del supraespinoso, el ascenso de la cabeza y el pinzamiento
acromion es la causante del desarrollo del osteofito secundario.15,38 Wickiewickz describió un ascenso de la
acromial,85 por lo que es posible que los cambios en la cabeza humeral en sujetos sanos que son sometidos a
morfología del acromion sean un resultado y no la causa una carga y fatiga del supraespinoso,89 y Ko encontró
de una degeneración del manguito rotador (lesión pri- que 92% de los pacientes con rotura parcial articular
maria o intrínseca). presentaban además cambios degenerativos en el acro-
En un estudio de 76 cadáveres Ogata y Uthoff68 en- mion.44
contraron que en presencia de una lesión del tendón se En el grupo de lesiones parciales articulares también
produce una migración superior, la cual lleva a la pro- se observan cambios degenerativos del tendón. En las
ducción de cambios degenerativos en la inserción del roturas parciales bursales se describe un mayor porcen-
ligamento coracoacromial, y que posteriormente los os- taje de osteofito por tracción, lo cual indica que en este
teofitos colaboran por tracción en el desarrollo de la ro- grupo el pinzamiento quizá desempeña una función más
tura del tendón. Las lesiones degenerativas se observan importante en la génesis de la rotura.
tanto en los tendones rotos como en los intactos, con una
relación directa con la edad.50
Basado en este mecanismo etiológico, Budoff plan- MECANISMO EXTRÍNSECO
teó que el desbridamiento o reparación artroscópica sin
acromioplastia (mantenimiento del arco coracoacro-
mial) debe ser el tratamiento de elección,8,9 basado en
el concepto de que la lesión es secundaria a un mecanis- Compresión del arco coracoacromial
mo degenerativo y no a un pinzamiento, por lo que reco- y rotura del manguito rotador
mienda resecar las excrecencias del acromion y mante-
ner la inserción del ligamento coracoacromial, pero no En el segundo mecanismo el efecto mecánico del pinza-
realizar una acromioplastia reglada en todos los pacien- miento sería el factor inicial y más importante en la
tes. génesis de la rotura (lesión secundaria). En 1972 Neer
Las diferentes patologías o alteraciones funcionales destacó la importancia del pinzamiento subacromial de
pueden desencadenar una lesión del MR sin que exista la porción anterior del acromion como un mecanismo
una compresión acromial como mecanismo inicial. La generador de la rotura.61,63 Se describen dos tipos: el
debilidad muscular del MR producida por una sobrecar- pinzamiento por una estrechez del arco coracoacromial
ga del supraespinoso66 lleva a una sobrecarga tensil ex- sobre la salida del supraespinoso (outlet impingement)
céntrica que es superior a la capacidad de regeneración (figura 7–6) y el pinzamiento sin estrechez o alteración
del tendón, ocasionando una debilidad en él, lo cual anatómica de la salida del supraespinoso (non–outlet
puede iniciarse también por un microtrauma repetido. impingement).62
De esta forma la función estabilizadora del MR se pier- Existe una relación entre la rotura del manguito rota-
de, ocurriendo una migración superior, en especial al dor y la anatomía del arco coracoacromial. El acromion
realizar actividades de elevación por encima de la cabe- corresponde a la proyección triangular lateral de la espi-
za con un pinzamiento secundario. Este pinzamiento na escapular, que se articula con la clavícula a través de
puede llevar a una sobrecarga acromial anterior y a de- los ligamentos acromioclaviculares.
sarrollarse así un osteofito reactivo. El osteofito por Los diferentes estudios describen la variabilidad en
tracción (sobrecarga por migración superior) debe dife- la forma, la presencia de os acromiale y el tamaño del
renciarse de un acromion tipo III constitucional (en gan- acromion.28,53 Se han reportado variadas teorías res-
cho) de Bigliani.2 pecto a su función, contribución patológica a las lesio-
Es más probable que este mecanismo ocurra entre los nes de hombro y distintos tratamientos. Neer describió
deportistas, como los nadadores o los lanzadores, aun- el síndrome de pinzamiento en 1972 e identificó la por-
que también puede surgir en algunas actividades labora- ción anteroinferior del acromion como el área patológi-
les en las que se realiza un esfuerzo mantenido por en- ca principal, documentando la presencia de osteofitos y
cima de la cabeza.3 excrecencias acromiales en esta localización.61 Su des-
La fuerza de traslación superior es mayor entre 60 y cripción es apoyada en un estudio de disección de 100
90_ de elevación, por lo que los movimientos de eleva- acromiones de cadáveres.
ción repetidos exponen al MR a una alta demanda con En 1986 Bigliani estableció el papel del acromion en
el objetivo de mantener el centro de rotación. el síndrome de pinzamiento. En un estudio con cadáve-
Patología del manguito rotador 167
Acromion 1
Coracoides
5 2
3
Posterior Anterior
3
4
1
2
Esta correlación del tipo de acromion y la presencia pinzamiento extrínseco. En los pacientes en los que se
de lesión degenerativa ya había sido descrita con datos objetiva el contacto anormal del osteofito sobre la cara
de una mayor incidencia de roturas del manguito rota- superficial del tendón se recomienda realizar una resec-
dor en el acromion de tipo ganchoso.57 ción distal de clavícula o una resección del osteofito
Si bien persiste la controversia sobre la génesis de la (coplaning) como procedimiento asociado. El autor de
rotura del MR, los hallazgos apoyan la teoría de lesión este capítulo recomienda que, en caso de ser necesario,
primaria (mecanismo intrínseco) con cambios evoluti- se realice una resección distal de clavícula (figura
vos en el acromion.84 7–10), ya que el coplaning puede producir inestabilidad
El estudio con cadáveres hecho por Nicholson y acromioclavicular y ser una causa de dolor acromiocla-
col.65 es el único en la literatura médica que ha podido vicular futuro.83 El engrosamiento del ligamento cora-
determinar que las variaciones morfológicas del acro- coacromial ha sido propuesto como mecanismo de pin-
mion son características anatómicas primarias que con- zamiento; sin embargo, los estudios de Uthoff85 han
tribuyen al pinzamiento independientemente del pro- mostrado sólo signos degenerativos del ligamento sin
ceso degenerativo causado por la edad. La presencia del encontrar engrosamiento en él.
osteofito aumenta en forma significativa después de los Los pacientes portadores de inestabilidad glenohu-
50 años de edad. meral, sobre todo los jóvenes deportistas, pueden pre-
Sin embargo, este y otros estudios no pueden con- sentar un pinzamiento secundario al desplazamiento
cluir si los cambios degenerativos del acromion son anormal (sin compresión del arco coracoacromial).
causa o consecuencia de la enfermedad del manguito De las otras mediciones estudiadas, la distancia acro-
rotador. miocoracoidea, la longitud de la coracoides, la altura de
La artrosis acromioclavicular con la formación de un la espina acromial, el ángulo espinoacromial, el ángulo
osteofito hacia el inferior puede ser también causa de un espinocoracoideo y espinoacromial, y la inclinación
acromial no han sido relacionadas plenamente con la
patología del MR.
En conclusión, deberían diferenciarse el acromion
Cuadro 7–1. Correlación entre la lesión tipo III constitucional y el acromion tipo III degenerati-
degenerativa y el tipo de acromion vo (adquirido). El primero puede ser factor directo de
lesión y el segundo un resultado de la lesión intrínseca
Tipo de acromion Tipo I Tipo II Tipo III
del MR. Sin embargo, se requieren más estudios para
N (%) 23 (41%) 27 (47%) 7 (12%) comprender la relación exacta entre rotura y osteofito
Lesión degenerativa 5 (20%) 15 (56%) 7 (100%) acromial.
Patología del manguito rotador 169
Figura 7–14. Rotura grande; interrupción de las fibras del ALTERNATIVAS DE TRATAMIENTO
supraespinoso.
La técnica de reparación incluye la bursectomía sub- Figura 7–21. Visión articular de rotura del supraespinoso.
acromial, la acromioplastia (cuando existe un pinza- Reinserción a nivel de la huella del troquíter.
miento anterior), la preparación de la tuberosidad (hue-
lla o foot print) y la reinserción del tendón a la huella
para afrontar los defectos en la zona más medial y rein-
(figura 7–21).
sertarlos posteriormente en la huella humeral (figura
La tenotomía o tenodesis del bíceps y la resección
7–23). Los detalles de la técnica de reparación no for-
distal de la clavícula son procedimientos que se realizan
man parte del objetivo de este capítulo, por lo que sólo
como una técnica asociada en caso de ser necesarios. En
se describen.
los últimos 10 años han surgido notables avances en el
A pesar de una técnica quirúrgica bien estandarizada
desarrollo de instrumental y técnicas cada vez menos in-
y de una mejoría significativa del instrumental y de los
vasoras para la reparación del tendón.
medios de reparación, existe un porcentaje significativo
Los estudios de biomecánica han mostrado una sig-
de falla en la cicatrización. La principal causa de fracaso
nificativa mejoría en la resistencia a la tracción de la
de la cirugía es que se vuelve a romper el tendón o no
reparación con sistema de anclaje en doble fila (figura
7–22) o con el sistema suture bridge.49
En las roturas grandes o masivas también sirven las
suturas de convergencia tendón–tendón, que son útiles
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 7–25. Reparación de una rotura masiva previa al Figura 7–27. Factores plaquetarios sobre la reparación;
aporte de factores plaquetarios. cobertura del extremo lateral de la reparación.
superficie articular. Hirose concluyó que la reparación Se ha demostrado la función de los factores de creci-
se inicia sobre el epitendón del lado bursal del supraes- miento plaquetario en la calidad de reparación tendí-
pinoso,35 lo cual indica que podría existir una acción nea.1,35 La disminución de proliferación celular y sínte-
positiva de la bursa sobre la reparación de lesiones ten- sis de colágeno observada en el tendón patelar por la
dinosas del hombro. La presencia de escasos vasos de administración local de dexametasona se ha revertido
neoformación en el extremo de la rotura es suplida por con el aporte local de factores de crecimiento plaqueta-
vasos de neoformación dependientes de la bursa peri- rios. En este modelo experimental se logra evaluar el
tendínea.1 Sin embargo, no existen trabajos en la litera- proceso de cicatrización de los tendones con una menor
tura médica que demuestren este efecto potencial en la capacidad regenerativa, lo cual podría observarse ante la
reparación del tendón supraespinoso, como tampoco presencia de tendones degenerativos en los pacientes
existen estudios que evalúen la resistencia a la tracción mayores de 60 años de edad. También se ha probado que
del tendón reparado. el aporte de factores plaquetarios in vitro estimula la for-
mación de tenocitos humanos y de vasos sanguíneos.93
CONCLUSIÓN
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
durante la evaluación artroscópica, realizando una repa- artroscópica demuestran un pinzamiento. El uso de con-
ración con suturas tendón–hueso y tendón–tendón en centrado plaquetario se encuentra en fase de estudio y
todas las roturas totales y en las roturas parciales de más se indica en los pacientes mayores de 60 años de edad,
de 50% de espesor; asimismo, lleva a cabo una acromio- aunque se requiere un mayor seguimiento para evaluar
plastia sólo si el estudio radiológico y la evaluación los resultados.
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Capítulo 8
Lesiones del mango rotador
Jorge Armando García Solís
RADIOGRAFÍA
179
180 Patologías de hombro (Capítulo 8)
Los signos indirectos son: Figura 8–11. Imagen de ultrasonido en la que se identifica
una imagen amorfa y heterogénea en el interior del tendón
subescapular y en relación con un desgarro parcial.
a. El signo de la doble corteza.
b. El signo de la grasa peribursal comba (figura 8–8).
c. Atrofia muscular. b. Irregularidad cortical.
d. Irregularidad cortical de la tuberosidad mayor (fi- c. Múltiples discontinuidades pequeñas e hipoecoi-
gura 8–7). cas (figura 8–10).
e. Derrame articular (en receso axilar, receso poste- d. Línea focal de grandes dimensiones predominan-
rior y a lo largo de la vaina bicipital). temente hiperecoica dentro del tendón.
En los desgarros parciales se observa: El tendón subescapular también puede desgarrarse, usual-
mente en combinación con desgarro del supraespinoso.
a. Defectos focales bien definidos, hipoecoicos o
anecoicos, involucradas sólo la superficie bursal
o la superficie articular (figura 8–9).
Los desgarros aislados del subescapular son raros (figu- o debido a rotura solamente del ligamento coracohume-
ra 8–11). Cuando hay desgarro o rotura de la superficie ral.
articular o del subescapular y del ligamento coracohu- En algunas ocasiones durante la exploración, cuando
meral, el tendón del bíceps puede luxarse medial o par- se hace compresión sobre el defecto focal hipoecoico,
cialmente sobre la tuberosidad menor (figura 8–12). se desplazará el líquido y se produce pérdida del contor-
El tendón del bíceps también puede luxarse parcial- no convexo normal de la grasa peribursal, y a veces se
mente ante la ausencia de un desgarro del subescapular puede observar el tendón retraído.
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
184 Patologías de hombro (Capítulo 8)
Capítulo 9
Rotura del subescapular
Mariano Fernández Fairen, Virginia Querales Leal
RECUERDO ANATOMOFUNCIONAL nervio axilar, cuya proximidad al borde inferior del ten-
dón del subescapular hay que tener en cuenta desde el
punto de vista de la anatomía quirúrgica, provee una
inervación significativa a la porción inferior del múscu-
Siempre se ha considerado que el subescapular es un in- lo en cuestión.4
tegrante del manguito de los rotadores, situado en la parte
anterior del hombro, cuyo tendón es el más amplio de los
que componen el manguito (figura 9–1). Se inserta en el
A B
húmero, en el troquín, en una zona trapezoidal más ancha
de arriba que de abajo, con una longitud en ese sentido
entre 1.5 y 3 cm, prolongada en muchos hombros por una
inserción más muscular de su tercio distal de hasta 2 a 3
cm por debajo de la tuberosidad menor.1 Cerca de 40%
de esta inserción muscular se hace por debajo de los va-
sos circunflejos.2 El tendón es robusto y compacto en su
parte lateral, de 15 a 20 mm, y está constituido por entre Intervalo de
Corte sagital los rotadores
cuatro y seis bandas fibrosas que convergen desde la in- del hombro
serción multipennada de las fibras musculares en dichas Bursa
subacromial
bandas hasta la tuberosidad menor del húmero. Deviene Supraespi- Coracoides
muscular a nivel del reborde glenoideo y se inserta am- noso Tendón largo
del bíceps
pliamente en las fibras musculares en la cara costal de la Infraespinoso
Glena Subescapular
escápula. Cubre por delante la articulación, la glena y el Redondo y complejo
cuello de la escápula por debajo de la coracoides, con la menor capsuloliga-
mentario an-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
185
186 Patologías de hombro (Capítulo 9)
Es fundamentalmente un rotador interno y el más efi- en aducción y en máxima rotación interna se le pide al
caz en ese cometido, dado su amplio brazo de palanca paciente que lleve el dorso de su mano sobre la zona
(cuadro 19–1).8 Su mayor efecto rotador lo tiene a 0_ de lumbar, cerca del nivel de la espinosa de L3, y entonces
abducción y si se estimula selectivamente el nervio sub- que la separe activamente de dicha zona. La prueba es
escapular; el brazo rota internamente 25_ y se flexiona negativa si lo consigue y demuestra la indemnidad del
20_ por la acción aislada del subescapular.9 Su lesión subescapular. La cantidad de rotación interna consegui-
provoca una debilidad o pérdida de los últimos grados da corresponde a la distancia de separación alcanzada y
de rotación interna (RI) del hombro. Esto se puede valo- se cuantifica en centímetros. Esta maniobra es específi-
rar mediante la prueba de despegue de la mano (lift–off ca para las roturas del subescapular, pero su sensibilidad
test) del dorso del paciente (figura 9–2).10 Con el brazo es baja, ya que no permite diagnosticar roturas menores
de las tres cuartas partes del tendón.11–13
Otra manera de efectuar esta prueba consiste en que
el explorador lleve pasivamente la mano del paciente a
esa posición, en máxima rotación interna del hombro y
20_ de extensión, y la suelte mientras se sujeta el codo
en la posición mencionada.14 Si el subescapular falla, el
paciente será incapaz de mantener la mano alejada de la
espalda (figura 9–3) y la prueba se considerará positiva
respecto a la afectación del subescapular (internal rota-
tion lag test). Esta prueba es igualmente específica, pero
menor capacidad del subescapular para generar rota- del subescapular, siempre que sean mayores de 50%, y
ción interna. establecer cierta gradación de las mismas.11 Se le pide
La capacidad del subescapular como rotador interno al paciente que apriete el abdomen con la mano, con el
también se puede explorar con la prueba de compresión brazo y el codo pegados al tronco, mantenga la presión
del abdomen (belly–press test).14 Se le pide al paciente e intente llevar el codo hacia delante; si la capacidad del
que apriete el abdomen con la mano plana, con el hom- subescapular es suficiente, la muñeca se irá a la exten-
bro en ligera flexión y máxima rotación interna; si el sión. Si el subescapular está totalmente roto, la presión
codo queda por delante del plano frontal del tronco del sólo se podrá ejercer activando el deltoides posterior,
paciente, el subescapular funciona adecuadamente. Si con lo cual el codo se irá detrás del plano frontal del
no es así, esa postura no se puede mantener y el codo se tronco y la muñeca se flexionará 90_.
cae hacia atrás, porque no se consigue una rotación inter- Una rotura alta de 50 a 60% del subescapular propor-
na lo suficientemente potente para ello (figura 9–5A). La ciona una positividad intermedia, que flexiona la muñe-
prueba es positiva cuando se demuestra la insuficiencia ca entre 30 y 60_.
188 Patologías de hombro (Capítulo 9)
Las roturas del subescapular han estado durante mucho Conflicto subcoracoideo
tiempo infravaloradas en cuanto a su incidencia e im-
portancia, y su estudio en la literatura ortopédica es es- La etiopatogenia de esas lesiones crónicas y degenerati-
caso. Constituyen entre 2 y 8% de las roturas del man- vas es controvertida, y los posibles factores asociados
guito de los rotadores.25,26 En un estudio en cadáveres aún se desconocen. Cerca de 32% de la roturas del sub-
se constató que la incidencia de roturas del subescapular escapular se consideran degenerativas. La zona de má-
era de 36.9% frente a 46.4% de roturas del supraespino- xima degeneración del tendón es la parte más próxima
so.27 Todas esas lesiones eran parciales y ocurrieron en a su inserción, en su cara articular.27,34 Además de los
la cara articular del tendón. En otra serie de roturas, que factores intrínsecos que pueden evocarse como causa de
precisaron su reparación por ser sintomáticas, 27% esa degeneración, se ha señalado la participación de la
afectaban el tercio superior del subescapular (grado 1), estrechez del paso subcoracoideo y el conflicto de espa-
49% incluían los dos tercios superiores (grado 2) y 24% cio a dicho nivel como causa inductora de la degenera-
eran roturas completas (grado 3).17 Cuanto mayor es la ción del tendón del subescapular.35 Al llevar el hombro
lesión, más negativo es su impacto en la función del a una rotación interna una coracoides prominente puede
hombro.17 chocar y atrapar el tendón del subescapular contra la ca-
La resistencia del tendón del subescapular disminuye beza humeral, produciendo esfuerzos de tracción en la
con la edad,28 y tiene un mayor riesgo de romperse con cara articular del mismo y provocando la rotura de las
facilidad después de los 40 años. Cerca de 68% de las fibras en esa zona. La rotación alternativa interna y ex-
roturas del subescapular son secundarias a un traumatis- terna, y en aducción coloca al tendón del subescapular
mo, a un esfuerzo violento o a un “tirón” muscular en en una situación similar a una pieza de ropa entre los ro-
hiperextensión y en rotación externa con el brazo en ab- dillos de una secadora: la punta de la coracoides por en-
ducción, perfectamente identificado por el pacien- cima y la cabeza del húmero por debajo rotan sobre el
te.7,17,29 Alrededor de 21% refirieron como causal una tendón y lo comprimen.12 Este punto es controvertido.
luxación traumática anterior del hombro, de la misma Hay autores que no observan estrechez del desfiladero
manera que en 25% de dichas lesiones se aprecia la ro- subcoracoideo en casos de rotura del subescapular36,37
tura del subescapular.30 Es importante constatar que la ni correspondencia entre las anormalidades del tendón
rotura del subescapular sin luxación glenohumeral no se y dicho espacio subcoracoideo.38 La alta correlación es-
acompaña de inestabilidad y no se hallan indicios de le- tadística (p < 0.0001) entre la degeneración grasa del
sión del ligamento glenohumeral inferior en ningún músculo y la estenosis de dicho espacio, ostensible tam-
caso,10 lo cual es contrario en los casos en que dicha ro- bién en las lesiones combinadas del subescapular y del
tura obedece a una luxación, con rotura capsular y recu- supraespinoso, con o sin participación del infraespino-
rrencia de la inestabilidad.30 so,37 podría deberse más a la cronicidad de la rotura y
La luxación posterior del hombro produce una rotura a la inestabilidad secundaria.38 La disminución de espa-
del subescapular en 14% de los casos.31 La avulsión del cio entre la coracoides y la cabeza humeral sería relativa
troquín, con o sin luxación posterior del hombro, en pa- y secundaria a la traslación anterior de ésta al fallar el
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cientes esqueléticamente maduros o inmaduros tiene equilibrio del par subescapular–infraespinoso en el pla-
características similares a la rotura del subescapular, y su no horizontal.39
pronóstico y tratamiento dependen del desplazamiento El diagnóstico de conflicto subcoracoideo debe ha-
del fragmento fracturado.32 En casos de desplazamiento cerse a partir de la sintomatología y el dolor en la zona
moderado cabe optar por el tratamiento conservador, en de la coracoides, vinculado con la flexión, la aducción
tanto que, si el fragmento está muy desplazado, hay que y la rotación interna del hombro, y la evocación del mis-
recurrir a la reposición abierta y a la fijación estable mo mediante la maniobra modificada de Kennedy–
hueso–hueso, que desde el punto de vista biomecánico Hawkins (figura 9–7) y de los hallazgos en TAC y RMN
es mucho más satisfactoria que la reparación tendón– (figura 9–8), así como en las pruebas artroscópicas,
tendón o tendón–hueso.33 donde es normal un espacio coracohumeral de 8.5 a 11
Otro mecanismo de lesión del subescapular en forma mm de amplitud.40 Se considera la estenosis si su ampli-
de pequeñas roturas parciales responde a las solicitacio- tud es menor de 6 mm en RMN de corte transversal41 y
nes repetitivas experimentadas por los hombros de los si en la artroscopia se aprecia un contacto directo de la
190 Patologías de hombro (Capítulo 9)
Cuadro 9–2. Fiabilidad de las diferentes ras del subescapular son de 91% y de 86%, respectiva-
maniobras de exploración y medios mente.45
complementarios de diagnóstico de las roturas La identificación de esas lesiones por artroscopia
del subescapular puede resultar difícil para el cirujano no experimentado,
Prueba Sensibilidad Especificidad por lo que algunas de ellas se pasan por alto. El tendón
(%) (%) del subescapular es visible en los hombros normales con
Despegue11 17.60 100.00 una lente a 30_ a través de un portal posterior estándar,
Compresión del 40.00 97.90 en el cuadrante anterosuperior, por lo que no verlo debe
abdomen11 hacer sospechar su rotura. La observación del mismo y
Signo de Napoleón11 25.00 97.90 de su inserción en el troquín se facilita al abducir el bra-
Abrazo de oso11 60.00 91.70 zo más de 45_ en rotación interna, para relajar la unidad
US43 87.00 tendinomuscular, que permite que se despeguen las fi-
Artrografía TAC44 64.71 98.17 bras tendinosas intactas de la inserción y su excelente
RMN45 91.00 86.00 valoración. La evaluación puede completarse utilizan-
do una lente a 70_. De cualquier forma, la visión artros-
cópica del subescapular siempre es incompleta, aunque
de intensidad anormalmente alta en T2 (figura 9–10). Se permite visualizar una banda trapezoidal superior, en un
puede identificar en el borde medial de la corredera bici- ancho de 44% de la altura total del tendón, pues los liga-
pital la sombra del cabo distal de los ligamentos gleno- mentos glenohumerales medio e inferior velan el res-
humeral superior y coracohumeral, rotos y retraídos, to.47 Este hecho compromete la sensibilidad de la artros-
por delante del borde superior del tendón del subesca- copia como medio diagnóstico de dichas lesiones.
pular en los cortes axiales.46 En las lesiones crónicas la inserción puede aparecer
El tendón del bíceps puede aparecer subluxado o desnuda y dificultar la identificación del cabo tendinoso
luxado de su alojamiento habitual en la corredera (figu- al retraerse. El tendón del subescapular se arranca de su
ra 9–10 C). Cuando no existen estas lesiones concomi- inserción en el húmero junto con los ligamentos gleno-
tantes puede se muy difícil hacer el diagnóstico de la humeral superior y coracohumeral, que forman la banda
afectación del subescapular. La calidad del tejido mus- medial de la polea de reflexión del tendón largo del bí-
cular, visible en las imágenes oblicuas sagitales, expre- ceps, con los que está íntimamente relacionado (figura
sa el tiempo de evolución y la cronicidad de la lesión. 9–11). El apelotonamiento de fibras sueltas y retraídas
La sensibilidad y la especificidad de la RMN en las rotu- de ese conjunto origina el signo de la coma,48 conforma-
da por el muñón del citado complejo ligamentoso, se-
guida por el borde anterosuperior del tendón del subes-
capular. Tirando lateralmente de la “coma” se puede
evidenciar y exteriorizar el tendón del subescapular re-
traído inferomedial a la glenoides.
De las roturas del subescapular, 64% se acompañan
de subluxación o luxación medial del tendón largo del
bíceps y 12% de la rotura del mismo,17 por lo que se re-
quiere siempre una tenotomía y una tenodesis del mis-
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Figura 9–10. A. Desorganización de las fibras del tendón del subescapular (flechas). B. Rotura completa del tendón del subesca-
pular (flechas grises), con el tendón retraído medialmente. El tendón del bíceps ocupa su lugar anatómico en la corredera (flecha
blanca). C. Rotura completa del tendón del subescapular (flechas grises) con una gran retracción proximal del tendón. El tendón
largo del bíceps se encuentra luxado, por debajo de dicho cabo (flecha clara). D. Arrancamiento del troquín.
Supraespinoso
piensa49 y supone 4% de las roturas del manguito repa-
radas.42 Aunque el pronóstico y el resultado de roturas
combinadas reparables del subescapular y el supraespi-
noso no tienen por qué ser peores que los de las roturas
LCH aisladas del subescapular,25 cuanto mayor es la lesión y
LGHS
LCH más los tendones implicados, menos favorables resul-
tan.50,51 El porcentaje de roturas recurrentes, detectadas
Tendón largo en la RMN dos años después de la reparación abierta de
del bíceps lesiones combinadas del subescapular y supraespinoso
es de 20%, en tanto que si la rotura afecta también al in-
fraespinoso es de 50%.52 La iteración de la rotura tiene
una relación significativa con la atrofia grasa exhibida
Subescapular por el músculo en el preoperatorio.25
Iatrogenia y subescapular
posoperatorio. Si el tendón se secciona en toda su am- acaecida tras el tratamiento artroscópico de la inestabi-
plitud craneocaudal, la reparación terminoterminal lidad.59
debe realizarse muy minuciosamente con varios puntos La insuficiencia del subescapular se ha descrito en un
de colchonero o con la técnica Mason–Allen, y sutura orden similar tras un abordaje anterior en artroplastias
no reabsorbible. La rehabilitación agresiva precoz se ha de hombro en 67.5% de los casos,60 e incluso la rotura
reconocido como una posible causa de falla de dicha re- del tendón. La reparación de estas lesiones suele ser
paración.53 La degeneración grasa del subescapular muy compleja y requiere en un porcentaje alto de casos
después de la reparación abierta primaria de la inestabi- su implementación mediante transferencias muscula-
lidad es significativa en todos los casos en la parte cra- res, aunque la calidad del resultado es menor y se nece-
neal y en 53.8% en la parte caudal, por lo que esta cifra sita una rehabilitación muy prudente y medida para evi-
asciende hasta 92.3% tras la revisión abierta de una es- tar complicaciones.61
tabilización fallida, la cual puede ser otra causa de fra-
caso.55
La insuficiencia residual del subescapular tiene una TRATAMIENTO
correlación significativa con la calidad del resultado de
las reparaciones abiertas mediante la técnica de Ban-
kart. De 23% de los pacientes que tenían deficiencias en
el subescapular después de una técnica tal y con 27% de La clave del tratamiento consiste en un diagnóstico cer-
fuerza de dicho músculo, en comparación con el lado tero y ajustado, ya que cualquier retraso o fallo en el
sano, sólo 57% alcanzaron un resultado excelente o mismo involucra la acción que hay que tomar. De cual-
bueno, y 57% recurrieron de nuevo a la cirugía. Por el quier manera, siempre debe intentarse el tratamiento
contrario, de 77% con un subescapular con una fuerza conservador de estas lesiones, aun teniendo presente la
superior a 80% de la del lado indemne, 91% tuvieron un limitación funcional que causan,29 la retracción progre-
resultado excelente o bueno y 100% volvieron a some- siva del tendón, la atrofia y degeneración del músculo,
terse a cirugía (nivel II de evidencia científica).56 y lo perjudicial que resulta la espera.14,17,42,50,62–64 Por
Entre la población joven el tiempo promedio para re- esta razón, no debe prolongarse ese intento más allá de
cuperar la función del subescapular después de su sec- tres meses si no mejora la situación. En caso de roturas
ción en la reparación abierta de la inestabilidad es de 8.4 parciales el tratamiento conservador puede ser tan efi-
semanas, según la prueba de despegue, y de 8.8, según caz que quizá no se requiera recurrir a otro.65
la prueba de compresión abdominal, pero es hasta la do- Si no hay una respuesta favorable al tratamiento con-
ceava semana que éste deviene negativo en todos los ca- servador, se suele recurrir a la reparación de las roturas
sos y hasta la veinteava que sucede lo mismo con el pri- del subescapular por cirugía abierta, de lo cual se citan
mero.57 pocas referencias en la literatura médica.14,17,29,42,66 A
El tratamiento artroscópico de la inestabilidad aporta través de un abordaje deltopectoral ampliado proximal-
una solución satisfactoria en este sentido. En efecto, al mente con escisión del deltoides, según se tenga o no
comparar la técnica abierta con tenotomía del subesca- que reparar también el supraespinoso, se procede a dise-
pular con una técnica artroscópica sin tenotomía en un car, liberar y movilizar el tendón más o menos adherido
grupo control, 70% de los casos operados con el primer y retraído del subescapular. Su borde superior debe des-
procedimiento exhibieron signos de insuficiencia del pegarse de la coracoides y del intervalo de los rotadores;
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subescapular vs. 0% en los otros dos grupos. El área de su cara posterior se debe separar de la cápsula articular
sección del tendón y sus diámetros vertical y transverso anterior y del cuello de la escápula; el borde inferior se
eran menores tres años después de la reparación abierta debe despegar del nervio axilar y de los vasos circunfle-
que en el grupo control (p < 0.05), con una degeneración jos; y la cara superficial se debe separar de la coracoides
grasa de la parte superior del subescapular con una teno- y del tendón conjunto. Para evitar el riesgo de lesión
tomía previa significativamente mayor que en los otros neural se debe tener en cuenta que las ramas del nervio
dos grupos (p < 0.05). Sin embargo, no había diferen- subescapular superior penetran en la cara anterior del
cias en lo concerniente a la parte inferior del subescapu- subescapular a una distancia no menor de 1.5 cm en sen-
lar.58 Otra solución que evita la sección del tendón es la tido medial al borde anterior de la glenoides.67 Estas ra-
reparación abierta del aparato capsuloligamentoso an- mas pueden exteriorizarse en el campo quirúrgico me-
terior a través de la disección horizontal de las fibras del diante la rotación externa del brazo o la tracción hacia
subescapular. Con este procedimiento la recuperación afuera del cabo suelto del subescapular. El nervio subes-
de la función por parte del subescapular es igual a la capular inferior es inmediatamente posterior o lateral al
194 Patologías de hombro (Capítulo 9)
A B C
D E F
Figura 9–13. A. Rotura del subescapular y del complejo ligamentoso glenohumeral superior y coracohumeral. B. Espacio subco-
racoideo, donde se visualizan bien las fibras tendinosas retraídas del cabo medial. C. Colocación del ancla en la zona de inserción.
D y E. Paso de los hilos. F. Tendón traccionado por la sutura hacia el ancla (Dr. Márquez Arabia y Dr. Vanegas Gómez).
vasculonerviosos, lo cual no es necesario, ya que las fue parcial. El cabestrillo se debe quitar diariamente
adherencias más densas están siempre situadas a nivel para tomar un baño y se permiten actividades con la
de la porción inferolateral del cuello y la base de la cora- mano en rectitud hacia delante, como comer o escribir.
coides. Si una vez liberado y movilizado el tendón no Después de seis semanas se interrumpe el uso conti-
llega al área de inserción anatómica, se puede reinsertar nuado del cabestrillo y se inicia un programa de rotación
5 mm en dirección medial a la misma, ya que eso no pro- externa pasiva y de elevación por encima de la cabeza
duce ninguna alteración funcional. Es mejor eso que co- mediante cuerdas y poleas. A las 12 semanas se comien-
rrer el riesgo de una nueva rotura por una reinserción a za el trabajo muscular, primero con bandas elásticas y
tensión. Cuando la rotura es completa se deben colocar luego con peso progresivo, de acuerdo con los avances
al menos dos anclas; primero la distal, sobre la que se del paciente. Hasta entre 6 y 12 meses, dependiendo del
tensa la sutura, y luego la proximal, tensando de manera tamaño de la rotura, de la calidad de la reparación y de
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secuencial la sutura correspondiente (figura 9–13). la rehabilitación, se toleran las actividades sin restric-
En caso de que la lesión del subescapular se inscriba ciones.
en el conjunto de una rotura de varios tendones del man- A pesar de su dificultad técnica, se reporta alrededor
guito, se debe intentar su reparación como primer paso de 90% de éxito en los casos de reparación artroscópi-
dentro del tratamiento global de la patología en con- ca63,74,75 fiable y duradera.76–78 La tasa de roturas recu-
junto, antes de que la edematización de los tejidos re- rrentes es similar a la apreciada con la reparación abier-
duzca aún más el espacio disponible para ello. ta.63 La reparación artroscópica es el procedimiento de
El posoperatorio demanda tranquilidad, por lo que el elección para tratar las roturas parciales de la cara arti-
paciente debe permanecer durante seis semanas con un cular del tendón del subescapular.79
cabestrillo. En ese lapso no se autoriza la más mínima La atrofia del subescapular y su consecuente debilita-
movilidad por encima de la cabeza ni la rotación externa miento, presente en todos los casos relacionados directa-
si la rotura fue completa, y sólo se permiten movimien- mente con la cronicidad de la lesión, es irreversible y a
tos pasivos de 30_ de rotación externa (RE) si la rotura veces tiende a aumentar tras la reparación, en especial si
196 Patologías de hombro (Capítulo 9)
ésta falla;52 lo mismo sucede con la degeneración grasa Cuadro 9–3. Excursión y fuerza relativa del
del subescapular.52 Para algunos autores no parece ser subescapular y de sus sustitutos potenciales
una contraindicación para la reparación,80 en tanto que Músculo Amplitud de la Fuerza
otros señalan una incidencia posoperatoria residual sig- excursión (cm) (% global)
nificativa de positividades de la prueba de despegue (p <
Subescapular 7.3 14.5
0.008) y de compresión del abdomen (p < 0.011), sobre
Trapecio acromial 10.1 3.5
todo si en el preoperatorio esa degeneración era modera- Pectoral menor 13.1 2.1
da o grave.17 Además, la calidad del tendón es muy esca- Pectoral mayor 14.5 2.2
sa en los casos de degeneración grasa grave del múscu-
lo.42 No es peyorativa la migración superior de la cabeza
humeral en roturas combinadas de elementos del man- inestabilidad anterior.81,83 Los resultados relatados por
guito si es reparable. Con la reparación se consigue el Wirth y Rockwood acerca de la sustitución del subesca-
descenso y el recentrado de la cabeza humeral, con una pular por el pectoral mayor son sugerentes en cuanto al
buena función en 80% de los casos.12,74 dolor y a la función.84 Se restaura la elevación, pero la
Por último, las roturas crónicas de más de 12 meses rotación interna es débil para alcanzar el dorso con la
son muy problemáticas o imposibles de reparar, por lo mano.
que no es raro afrontarlas tras lapsos mucho mayores. Como el pectoral mayor comparte muchas acciones
Hay una serie que reporta un plazo medio de hasta 27 con el subescapular, el fallo de éste y su sustitución por
meses entre el episodio de inicio y el diagnóstico.81 pectoral pueden comprometer esas funciones.
Los mejores resultados de las transferencias del pec-
toral mayor se obtienen en los casos de roturas aisladas
Plastias musculares de sustitución del subescapular, donde se puede reparar directamente
su parte más distal junto con la cápsula anteroinferior,
En las roturas irreparables es posible realizar transfe- para que el pectoral transferido se dedique sólo a refor-
rencias musculares de sustitución recurriendo a la parte zar o a sustituir no más de los dos tercios superiores del
acromial del trapecio, al pectoral mayor o al pectoral subescapular lesionado.85,86
menor. Los tres muestran poca capacidad de esfuerzo y Por estas razones se debe intentar la reparación del
una cuestionable amplitud de traslado posible (cuadro subescapular en todos los casos antes de recurrir a su
9–3), por lo que se puede afirmar que todavía no hay una sustitución por el pectoral mayor.
transferencia muscular óptima para reemplazar el sub- En casos de roturas masivas irreparables del mangui-
escapular, ya que no se consigue simultáneamente un to que asocien la lesión de otros tendones a la del subes-
vector de tracción correcto, con fuerza y amplitud sufi- capular se puede recurrir a las transferencias de sustitu-
cientes. El trapecio se desinserta del acromion y se des- ción. Sin embargo, la transferencia del pectoral mayor
cortican y conservan espículas de hueso en su tendón; no es eficaz para recentrar la cabeza humeral en los
luego se libera la unidad tendinomuscular y se pasa por casos de subluxación anterior estática de la misma.
el intersticio acromioclavicular creado después de que La reparación de las roturas del tendón del subesca-
se resecó el extremo distal de la clavícula, o se hace una pular tras procedimientos de estabilización anterior del
osteotomía de acromion y se pasa por esa hendidura, hombro es también compleja, sobre todo si los pacientes
para reinsertarlo en el troquín. La tensión que ejerce esta refieren tardíamente la molestia. El subescapular se re-
transferencia es posterior pero, por desgracia, también trae mucho bajo el tendón conjunto del coracobíceps y
es superior, con un valor nulo como rotador interno. se adhiere a los tejidos próximos. Despegarlo y movili-
Goutallier y col. refieren buenos resultados con este mé- zarlo es complicado, y expone a lesiones de los elemen-
todo respecto al dolor, aunque sólo es aceptable desde tos neurovasculares.
un punto de vista funcional.82 La disección medial superficial del subescapular
La transferencia del pectoral mayor al troquíter es puede resultar en su desnervación. Una vez despegado
tentadora, dado su carácter de rotador interno, pero su y movilizado, la reparación del subescapular, reducido
resultante es anterior y no lleva la cabeza hacia atrás, la mayor parte de las veces a la mínima expresión, es
que es una de las funciones del subescapular. Para lograr sumamente problemática. Si la mitad inferior del ten-
eso hay una posibilidad mecánicamente más atractiva, dón está más o menos intacta, entonces se puede transfe-
que consiste en pasar el colgajo del pectoral mayor por rir de modo superior.
debajo del tendón conjunto del coracobíceps e insertar- La cantidad de tejido que suele quedar en el lado hu-
lo en el troquín, especialmente en casos relacionados con meral es exigua, por lo que hay que recurrir a la reinser-
Rotura del subescapular 197
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200 Patologías de hombro (Capítulo 9)
Capítulo 10
Manejo de la rotura masiva
del manguito rotador
Michael J. Moskal, Mitchell J. Kline
Los antecedentes del paciente son diversos. A menudo recurrentes son más o menos comunes en el paciente
el inicio de las alteraciones en la comodidad y la función con rotura masiva del manguito rotador y cambio artríti-
es insidioso, sin un acontecimiento específico o sínto- co secundario del húmero.2 Se puede tener diversos gra-
mas que se puedan asociar con un suceso particular. El dos de debilidad y pérdida del movimiento, que van des-
inicio insidioso de dolor y debilidad se ha visto prece- de poco o ningún déficit a una pérdida completa del
dido muchas veces por episodios de bursitis o tendinitis. movimiento activo. Es posible que los pacientes presen-
Es frecuente que el paciente identifique la localización ten los síntomas después de un aumento inusual de acti-
del dolor debido a una patología del manguito rotador vidades manuales. Se pueden presentar diversos niveles
en el húmero anterolateral, cerca o proximal a la inser- de dolor, deficiencias impredecibles, tanto en rango pa-
ción del deltoides. La localización del dolor en el área sivo como activo de movimiento, y niveles inconsisten-
superior, posterior en el pecho y distal al codo no es ca- tes de discapacidad.
201
202 Patologías de hombro (Capítulo 10)
EXAMEN FÍSICO
Ultrasonografía
real.7 Ya se ha documentado la precisión del ultrasonido Otra consideración son los detalles (resolución) de
en el consultorio, aunque puede haber limitaciones en la una imagen. La mayor resolución de una imagen, con
caracterización de desgarros del grosor parcial y comple- igual fortaleza de señal, requiere mayor tiempo. Existen
to, las cuales se espera que no afecten el manejo.8 muchos parámetros que pueden afectar la resolución de
La ultrasonografía dinámica también es útil para eva- la imagen, incluidos la matriz y el campo de visión. La
luar el movimiento del húmero más allá del acromion matriz de la imagen describe la cantidad de subunidades
anterior lateral. El Doppler a color es útil en la evalua- con las que se forma una imagen. Cuanto más amplia es
ción de tendinitis, mientras que el ultrasonido es útil para la matriz, mayor es el número de subunidades con las
evaluar la atrofia muscular alrededor del hombro. La vi- cuales se forma la imagen y, por ende, mayor el poten-
sibilidad del contorno muscular, el patrón con forma de cial de obtener una imagen detallada. El campo de vi-
penacho, el tendón central y la ecogenicidad del músculo sión lo constituye el tamaño de la anatomía que se está
tienen una precisión moderada y pueden documentarse.9 tomando. Si todos los demás parámetros son iguales,
cuanto más grande es el área anatómica que se intenta
conseguir en la imagen, menores son los detalles que se
Imágenes por resonancia magnética obtienen de una porción específica de la anatomía.11 Es
decir, un mapa aéreo de un país no proporciona muchos
La valoración del hombro con IRM es una modalidad detalles de las calles de un pueblo específico. A fin de
común. Las IRM complementan la historia clínica y la enfocar una pequeña porción de la anatomía y obtener
exploración física, así como las imágenes básicas de las detalles, se debe reducir el campo de visión a un tamaño
radiografías y el ultrasonido. La utilidad de las IRM en relativamente pequeño para poder enfocar partes pe-
el manejo del dolor inespecífico del hombro es baja queñas de la anatomía humana.
cuando no se realiza bien la exploración física. La posición del paciente tiene tanto impacto sobre la
No todas las valoraciones con IRM son iguales y va- calidad de la imagen como los parámetros técnicos es-
rían de acuerdo con el equipo, los parámetros imageno- pecificados. Los pacientes deben estar cómodos para
lógicos, la posición de la extremidad y la interpretación evitar que se muevan durante el examen. El movimiento
experta. La evaluación de la patología del manguito ro- durante el estudio de imagenología provoca imágenes
tador con IRM debe comenzar con una técnica apropiada falsas, lo cual reduce la precisión de la imagen y la cali-
de imagen. El equipo varía y los parámetros empleados dad diagnóstica. Las diversas maneras en que se puede
con diversos tipos de equipos deben adaptarse, a fin de colocar al paciente influyen en la posición de los múscu-
aprovechar las fortalezas y reducir al mínimo los efec- los, huesos y tendones, lo cual puede exponer la patolo-
tos del tipo de equipo utilizado. La postura del paciente gía a mayor o menor grado. Esto tiene gran importancia
es otro factor esencial que determina la calidad de las cuando se evalúa el tendón del subescapular, que se ob-
imágenes obtenidas. serva mejor en rotación externa, sobre todo al utilizar
Casi siempre se requieren técnicos altamente califi- imágenes axiales. Mediante el uso de esta técnica, el
cados que presten atención especial a la comodidad del tendón del subescapular se puede colocar en línea recta
paciente durante el examen. anterior a la articulación glenohumeral, en lugar de estar
La señal obtenida del paciente a través de la unidad en posición media con respecto a la glenoides en un haz
de IRM afecta la claridad de la imagen producida. La redundante y amorfo de tejido (figura 10–5). La rota-
fortaleza de la señal es directamente proporcional a la ción externa del húmero mejora la precisión de la carac-
fortaleza del imán y también al tiempo utilizado para to- terización de la calidad del tendón y de la integridad de
mar la imagen. Por ende, si se emplea una unidad de su inserción, al igual que la evaluación del tejido mus-
IRM con bajo campo, será necesario utilizar un tiempo cular. ¡La rotación externa del húmero tiene tantas ven-
más largo para obtener la imagen del paciente y producir tajas como las tendría abrir una carta para poder leer su
una buena señal (claridad de imagen) que se aproxime contenido!
a la de una unidad de IRM de alto campo. En consecuen- En la valoración de los desgarros masivos posterosu-
cia, un estudio imagenológico obtenido de manera periores del manguito rotador se debe evaluar el despla-
apropiada con una unidad de IRM de bajo campo reque- zamiento de la cabeza del húmero hacia arriba en direc-
rirá más tiempo que un estudio apropiado similar en una ción al acromion. Es posible que existan cambios
unidad de IRM de alto campo. La mejoría en la adquisi- secundarios en la superficie inferior del acromion y de
ción de la señal puede ser controlada por el técnico me- la articulación acromioclavicular (acetabularización), y
diante un parámetro llamado número de adquisiciones erosión secundaria de la tuberosidad mayor del húmero
de señal (NSA) o número de excitaciones (NEX).10 en casos antiguos de articulación crónica del húmero y
Manejo de la rotura masiva del manguito rotador 205
Figura 10–5. El húmero gira internamente; el hito clave es Figura 10–6. Los tendones supraespinoso e infraespinoso
la corredera bicipital. La rotación interna limita la valoración presentan una rotura crónica. El húmero tiene una subluxa-
del complejo labrobicipital y la evaluación del manguito su- ción superior que ocurre a lo largo de una cantidad significa-
perior. La rotación interna afecta de manera más adversa la tiva de tiempo debido a una sobretracción del deltoides y a
valoración del subescapular. En este paciente, la interpreta- la pérdida del tejido (no sólo un desgarro) de los tendones
ción oficial fue un subescapular intacto, lo cual era incorrec- del manguito superior. La articulación anormal del húmero
to. La tuberosidad menor se gira cerca del defecto con rota- en la cavidad coracoacromial cóncava resultó en la pérdida
ción interna y la rotación interna y la redundancia del man- de la tuberosidad mayor y en cambios concomitantes de la
guito anterior y del tejido capsular limitan la evaluación. glenoides superior y cavidad coracoacromial medial.
de la cavidad coracoacromial (figura 10–6). La determi- escapular. Con el uso de la secuencia de imágenes axia-
nación del estado de las porciones remanentes del man- les ponderadas en T2 con saturación grasa, la patología
guito rotador es útil para determinar el tratamiento. en el tendón, cuya señal es normalmente baja, tiene un
Es necesario determinar la integridad del tendón del incremento en la señal, la cual se acentúa debido al fon-
subescapular debido a su impacto potencial en la pla-
neación quirúrgica. Se sospecha patología en el tendón
del subescapular en presencia de una superposición su-
perior de la cabeza del húmero, lo cual se debe a que la
cabeza del húmero penetra por el desgarro superior del
manguito y se asocia con fuerzas depresivas producidas
por un subescapular sano, lo cual demanda una valora-
ción de la integridad de la inserción del tendón. La valo-
ración del subescapular se realiza mejor con imágenes
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A B
Figura 10–9. A y B. El redondo menor se caracteriza por cambios de alta señal y pérdida de masa muscular asociada con infiltra-
ción grasa. La apariencia del músculo se debe contrastar con la apariencia normal del músculo infraespinoso. En los casos con
atrofia de infraespinoso y supraespinoso no se puede pasar por alto la atrofia del redondo menor.
ten la patología de columna cervical y los trastornos no quirúrgicos que maximicen la comodidad y la fun-
neurológicos. Las estrategias de evaluación intentan es- ción.
tratificar a los pacientes con probabilidad de una repara- Información histórica indicativa de incapacidad de
ción duradera y con pocas esperanzas de que la calidad reparación:
y cantidad de tendón sean suficientes para lograr una re-
paración duradera.3 En general, cuando se trata de una 1. Personas mayores, en especial de más de 65 años
posible reparación se consideran los pacientes con de- de edad.
mandas funcionales significativas y con información 2. Sin traumatismo específico y duración relativa-
alentadora. Los pacientes con factores para un pronósti- mente prolongada de la debilidad.
co pobre y bajas demandas se tratan con procedimientos 3. Tabaquismo y presencia de nicotina durante un
largo tiempo.
4. Padecimientos inflamatorios, como artritis reu-
matoide.
5. Uso de esteroides o de otros antimetabolitos.
6. Cirugía previa fallida o infección.
Figura 10–18. Esta radiografía de proyección outlet de- conclusiones científicas básicas se apoyan en las figuras
muestra una calcificación casi completa del ligamento cora-
10–14 a 10–19. Los procedimientos subacromiales re-
coacromial. Compárese esta radiografía con la disección
cadavérica de la figura 10–14. Este grado inusual de calcifi- lacionados con trastornos del manguito rotador a medi-
cación identifica fácilmente la fijación acromial del ligamento da se conocen como descompresiones. En realidad, la
(bastante más posterior de lo que creen la mayoría). Esta descompresión tendría que considerarse como un pro-
radiografía muestra que la curvatura de la cavidad coracoa- cedimiento de alisamiento para facilitar el paso del hú-
cromial se conserva cuando existe calcificación del liga- mero (y del manguito) debajo de la cavidad coracoacro-
mento coracoacromial. Los hemisferios descritos por Cod-
man son tejido óseo y blando (figura 10–14).
mial y no para cambiar la forma cóncava inherente.
Durante los procedimientos para rotura masiva del
manguito rotador es esencial la preservación de la inte-
dor sin cambiar la forma acromial. Es más, estos datos gridad mecánica de la cavidad coracoacromial; la esfera
son similares a los resultados de cirugía en los que se al- creada por la superficie inferior de la cavidad coracoa-
tera la forma acromial, sin riesgo de debilidad, atrofia cromial es tersa. De igual importancia es que la esfera
o falla absoluta del deltoides.25 No se ha encontrado que humeral proximal sea uniforme si el manguito no se
la reparación del tendón del manguito rotador con cam- puede reparar o si es reparable; las técnicas de repara-
bio en la forma del acromion (acromioplastia) haya sido ción imitan la uniformidad inherente del manguito in-
superior. Además, se debe reconsiderar la remoción tacto. Por último, estos procedimientos están diseñados
preferencial del hueso acromial anterior, dado que el para maximizar la función muscular, y vale la pena ha-
acromion posterior no es plano (figura 10–19). El alisa- cer el mayor intento por preservar la integridad de la
miento de la zona de contacto entre el húmero (y man- función muscular normal, que casi siempre es del del-
guito rotador) y la cavidad coracoacromial es la peculia- toides.
ridad final de los principios generales de cirugía para
restaurar la comodidad y la función. El borde lateral y
la superficie inferior de la cavidad coracoacromial se Procedimientos para rotura
preservan, como lo enfatizó originalmente Codman. De masiva del manguito rotador
manera independiente, Zuckerman y Chang examina-
ron la forma de la superficie inferior del acromion con Los procedimientos para la rotura masiva del manguito
tomografía computarizada e IRM dimensionales, res- rotador incluyen los principios anteriores y pueden
pectivamente. La curvatura del acromion posterior no abarcar la eliminación del dolor por enfermedad del ten-
fue significativamente diferente de la curvatura del dón del bíceps a través de la realización de tenodesis o
acromion anterior.26 La forma del acromion no fue dife- tenotomía, la reparación del tendón o tendones desga-
rente al comparar acromiones con tendones normales rrados del manguito rotador, la adición de transferen-
del manguito rotador con acromiones asociados con al- cias de tendón y el logro de una zona de contacto hume-
teraciones de los tendones del manguito rotador.27 Estas ral–coracoacromial uniforme. Los procedimientos se
Manejo de la rotura masiva del manguito rotador 213
fracaso y la tensión excesiva de la reparación conduce a tejido en láminas, se debe tener cuidado para tratar de
una pérdida indeseable de movimiento del hombro. incorporar estas capas durante la colocación de las sutu-
ras, las cuales permiten que el cirujano manipule el teji-
do dentro del sitio aproximado de inserción creado qui-
rúrgicamente. Además, las suturas de fijación facilitan
Abordaje superior para la la liberación de tejido blando (capsular y cicatricial).
reparación del manguito Al desplazamiento de la unidad miotendinosa en las
roturas masivas del manguito rotador a menudo lo limi-
Se realiza una incisión siguiendo las líneas cutáneas de tan la contractura y la cicatrización; la liberación mejora
Langer laterales al acromion, centradas sobre las por- el desplazamiento necesario para una reparación equili-
ciones anterior y medial del deltoides. Es útil desarrollar brada del tendón. Las liberaciones cerca del manguito
un plano por encima de la fascia del deltoides en forma implican tres áreas independientes. La primera es pro-
de circunferencia sobre la división del deltoides para funda en el acromion y el deltoides, y superficial en el
minimizar la tensión en los tejidos circundantes. El rafe manguito y el húmero (zona de contacto del movimien-
se separa distalmente del acromion; cuando es posible, to humeroescapular).28 Los bordes del manguito se libe-
se realiza la incisión en el rafe, de modo que se conserve ran de la superficie inferior del acromion y del deltoi-
una porción del tendón con las porciones anterior y me- des, seguidos del ligamento coracoacromial y base del
dia del deltoides. El corte del deltoides se limita distal- coracoides. La segunda área de liberaciones incluye el
mente por el nervio axilar; la rama posterior del nervio ligamento coracohumeral y el intervalo de los rotado-
axilar está apenas distal hacia el pliegue de la bursa y se res, con especial atención en la base y aspecto posterior
puede palpar con facilidad. Los retractores profundos, de la coracoides (figura 10–23). Si el desplazamiento
como el Gelpis, facilitan la exposición. El siguiente del tendón sigue siendo limitado, la tercera área de libe-
paso es retirar la bursa hipertrófica y el tejido cicatricial raciones es la intraarticular. De anterior a posterior, las
para facilitar la exposición del manguito y mejorar la liberaciones capsulares se realizan al nivel del labrum.
uniformidad de la zona de contacto a este nivel. Para re- En las roturas masivas del manguito las tres áreas son
mover la bursa y el tejido cicatricial se eleva el húmero necesarias. Las liberaciones extensas de tejido blando y
(para relajar el deltoides) y se gira externamente; la re- capsulares necesarias para facilitar la reparación no
moción del tejido comienza en sentido anterior y pro- comprometen la estabilidad del hombro.29
gresa en sentido posterior. Un retractor delgado en án- Las liberaciones del tejido blando se pueden realizar
gulo recto (Scofield o Army–Navy) es útil durante la con cirugía abierta o artroscópica. Durante un abordaje
porción distal (humeral) de la escisión. La porción pos-
terior de la bursectomía se facilita a través de la rotación
interna gradual del húmero y la extensión humeral con-
comitante, mientras se mantiene la elevación humeral.
El defecto del manguito se identifica en la figura
10–22 donde se debe extirpar el tejido lateral compro-
metido del manguito. La meta de la preparación del ten-
dón no es resecar el tejido “normal”, sino mejorar el gro-
sor del tejido y, en consecuencia, mejorar la fortaleza
mecánica del tejido en el que se colocan las suturas. Las
suturas laterolaterales se colocan de modo que los nudos
estén en el lado articular del tendón. Es necesario tener
precaución en este caso, ya que, si existe tejido deficien-
te, es poco probable que la reparación laterolateral re-
sulte en la curación e incluso el hombro se puede tornar
rígido. Las suturas laterolaterales se emplean en los ra-
ros casos en que la calidad del tejido es deficiente y la
cantidad es suficiente para mejorar la fortaleza mecá-
Figura 10–22. El deltoides está desgarrado y se extirpó la
nica inicial de la reparación para auxiliar la curación. bursa para demostrar el defecto crónico del manguito en el
Las suturas de fijación se colocan en el defecto lateral supraespinoso y el infraespinoso. Se puede ver el defecto
del manguito. Debido a que los defectos del manguito completo y repararlo sin retirar el deltoides mediante la va-
a menudo contienen capas profundas comprometidas de riación de la rotación y la elevación del húmero.
Manejo de la rotura masiva del manguito rotador 215
nejo de líquido es esencial durante la liberación, debido bución general de la presión a lo largo de una huella
al hecho de que los defectos del manguito dan lugar a definida, en comparación con las técnicas de sutura en
una extravasación más extensa de líquido. Las libera- ancla.30 Además, la técnica transósea apoya la meta de
ciones capsulares artroscópicas pueden realizarse en la cirugía, que es crear una zona de contacto con movi-
cualquier orden. Estas liberaciones capsulares, que se miento uniforme. La sutura transósea, a diferencia de la
ejecutan comenzando desde la porción posterior del sutura en ancla, demostró fijación superior del tendón
desgarro y continúan progresivamente hacia la porción con reducción del movimiento en la zona de contacto
anterior, parecen facilitar el manejo del líquido debido entre el tendón y la tuberosidad.31 La reparación trans-
al aumento en las tasas de extravasación de líquido den- ósea es similar a la técnica propuesta por Codman24 y
tro del hombro anterior, que tiene mayor capacidad, lue- Matsen.3 Después de las liberaciones del tejido blando
go de la liberación del intervalo de los rotadores. Estas y la preparación del tendón se determina el sitio de repa-
liberaciones capsulares se facilitan con el uso de fórceps ración de la huella de inserción y se coloca en un sitio
mecánicos y cauterio. Aunque es típico que se empleen para minimizar la tensión en la reparación o en sentido
216 Patologías de hombro (Capítulo 10)
Figura 10–28. Las suturas de fijación están en el manguito Figura 10–30. La aguja de Mayo del No. 3 pasó por la depre-
lateral y se ha creado una depresión por incrustación (inlay). sión incrustada. La localización del túnel humeral lateral se
Se coloca un retractor en ángulo recto en la separación dis- coloca de tal modo que la curvatura de la aguja pase a través
tal del deltoides a medida que la broca de alambre crea un de la depresión de modo lateral para facilitar el paso de la
túnel óseo en el húmero lateral. sutura.
presión para el sitio de inserción del manguito (figura principal sutura anterior se coloca a través del tendón.
10–29). Se utiliza una aguja de Mayo del No. 5 para pa- La sutura en el túnel óseo adyacente se utiliza para pasar
sar la sutura a través de los tendones del manguito rota- la sutura del manguito a través del hueso (utilizando uno
dor. de los dos) y después la segunda sutura en el túnel adya-
En un ejemplo con cuatro túneles se crea el primer cente se utiliza para el tendón del manguito rotador
túnel transóseo y se pasa una sola sutura (figura 10–30) hasta que se repara el defecto (figura 10–31). Se eleva
en el sitio de reparación, y se ancla. Se crean los túneles el húmero y se sostiene la tracción en las suturas para co-
y luego se pasa y ancla una sutura o suturas de anterior locar el tendón sobre la depresión (figura 10–32). Mien-
a posterior. En este ejemplo, el túnel 1 tiene una sutura, tras se sostiene la tracción, las suturas adyacentes se
los túneles intermedios (2 y 3) tienen dos suturas cada atan con nudos a la corteza humeral lateral. La inserción
uno y el túnel final tiene una sola sutura. El número de normal del manguito rotador sobre el hueso subtiende
túneles en la parte media de la reparación es variable. La un arco uniforme sobre la tuberosidad. Después de la re-
paración del manguito rotador superior, la reperfilación
de la tuberosidad mayor del húmero lateral facilita el
movimiento uniforme normal del manguito intacto
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los extremos de la rotación interna del húmero no ejer- dad menor. El siguiente patrón común es la separación
cen demasiada tensión sobre el nervio. completa de tendón y músculo. En el defecto completo
La exposición para una reparación del tendón del su- existe en sentido clínico un aumento en la rotación ex-
praespinoso a través del abordaje anterior requiere ele- terna hacia el lado, en comparación con el hombro con-
vación humeral y rotación interna, de modo que se faci- tralateral intacto. La retracción medial es común y a ni-
lite la exposición del sitio de inserción y se relaje de vel de la glenoides, y no se asocia por fuerza con una
manera concomitante el deltoides. Durante la cirugía disminución en la cantidad de tendón, como se observa
del tendón del supraespinoso se emplean retractores au- en los desgarros del supraespinoso y el infraespinoso.
toobturantes (Gelpi o Weitlaner) y retractores en ángulo Por último, un patrón poco frecuente de rotura es la se-
recto (Scofield y Army–Navy) para reducir la tensión paración completa del tendón con extensión inferior y
en el nervio axilar. La reparación quirúrgica es similar medial hacia el músculo inferior. La porción más infe-
al abordaje superior con respecto a los aspectos técnicos rior de la fijación del músculo subescapular está intacta.
de la reparación con suturas transóseas. La extensión de El desgarro de tendón y músculo es semejante a la forma
la rotura del manguito rotador en sentido posterior hacia de la letra “L”. La porción horizontal de la “L” repre-
el infraespinoso se repara con el abordaje superior. senta la extensión medial del desgarro dentro del mús-
En un desgarro que combina subescapular y subespi- culo. La reparación de este tipo de desgarros implica su-
noso los tendones deben anclarse de manera individual. turas de superior a inferior en la separación del músculo
Después se realizan las liberaciones del tejido blando en y las suturas se colocan en dirección medial a lateral. El
los tendones del subescapular y el supraespinoso. Una desgarro horizontal del músculo se facilita por la trac-
vez que se preparan los tendones se prosigue con la pre- ción lateral del tendón superior por parte de un asistente,
paración ósea. Con el posicionamiento humeral reque- de modo que se iguale el músculo superior desgarrado
rido para el abordaje anterior se repara el supraespinoso con el músculo inferior intacto.
y después el subescapular. En estos desgarros combina- Las liberaciones de tejido blando cerca del subesca-
dos el procedimiento de rutina es la resección y el tras- pular roto son necesarias y es común que sean circunfe-
plante del tendón del bíceps. renciales. La cirugía del subescapular se facilita al reco-
En un rotura combinada del subescapular y del supra- nocer los hitos, que incluyen la base del proceso
espinoso es posible que la edad de la rotura de cada uno coracoide, el labrum glenoideo, el nervio axilar y los va-
de ellos sea distinta.33 En los desgarros combinados de sos circunflejos. Las guías prácticas de cirugía relacio-
los tendones supraespinoso y subescapular que ocurren nadas con el subescapular34 utilizan estas referencias
cerca uno del otro, a menudo también se rompe el ten- para facilitar la cirugía en esta área. La orilla anterior
dón del intervalo de los rotadores, de modo que las tres palpable del borde glenoideo en la parte profunda del
estructuras tienden a moverse como una unidad. Es po- subescapular y el borde medio del tendón conjunto pue-
sible que las liberaciones capsulares no requieran divi- den servir como guías para los puntos de inserción del
sión interna. Sin embargo, en los casos donde la rotura nervio subescapular. En general, los nervios son mayo-
del tendón del supraespinoso es crónica y el desgarro res de 1.5 cm mediales a estos hitos para todas las posi-
del subescapular es relativamente agudo, el complejo ciones de rotación humeral en el brazo no elevado. El
supraespinoso–intervalo–subescapular no actúa como nervio subescapular inferior se encuentra inmediata-
una unidad. En estas situaciones se debe identificar el mente posterior o apenas lateral al nervio axilar. Du-
tendón del supraespinoso y colocar suturas de anclaje. rante un abordaje deltopectoral estándar la lesión poten-
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El borde anterior del tendón en el intervalo de los rota- cial a la inervación subescapular puede reducirse al
dores debe soltarse de lateral a medial hacia la base de mínimo al localizar y proteger el nervio axilar, debido
la coracoides. Las liberaciones restantes se realizan a que éste sirve como guía para el punto de inserción del
como ya se describió. nervio subescapular inferior, que es el más cercano al
El tendón del subescapular muchas veces presenta campo quirúrgico.
uno de tres patrones de desgarro. Una rotura completa Las liberaciones de tejidos blandos del desgarro del
del tendón con fijación residual muscular inferior intac- subescapular se realizan de manera secuencial. Se iden-
ta es el patrón más común y se puede observar clara- tifica el borde del tendón y se colocan las suturas de an-
mente en IRM. En el caso de las IRM, las proyecciones claje. Los retractores Senn se colocan en el borde lateral
sagitales oblicuas pueden revelar atrofia relativa del del tendón conjunto para facilitar las liberaciones super-
músculo superior en comparación con el inferior en un ficiales. Con el tendón del subescapular estirado lateral-
desgarro crónico. Existe una retracción medial variable mente y la tracción anterior del tendón conjunto, la di-
del tendón desde su sitio de inserción sobre la tuberosi- sección de la superficie de tendón y músculo es útil para
220 Patologías de hombro (Capítulo 10)
Una vez que se considera que la reparación ha madu- dad” fue acuñado por el Dr. Rick Matsen, y el nombre
rado, se comienza con ejercicios de fortalecimiento facilita en gran medida la explicación del procedi-
cuando el movimiento se restauró. Se utiliza una modi- miento y las metas para el paciente. Los procedimientos
ficación del programa de ejercicios de Practical evalua- de alisamiento se realizan cuando existen chasquidos
tion and management of the shoulder (Evaluación (estallidos y captura) en la zona de contacto humeroes-
práctica y manejo del hombro). Los ejercicios de forta- capular, y es común que impliquen la presencia de tejido
lecimiento se inician con el paciente en posición supina. cicatricial, bordes desgarrados del manguito, sutura y
La elevación hacia adelante se facilita con la integración tuberosidad mayor. La forma de la cavidad coracoacro-
de una serie de ejercicios que comienzan con la activa- mial se conserva en el área superior.
ción del músculo deltoides anterior. El brazo contrario Muchas veces existe una aspereza persistente aso-
puede auxiliar al principio con la presión supina al colo- ciada con la pérdida de comodidad y función después de
car las manos juntas y abrir gradualmente la amplitud de una cirugía. La mayor dificultad existe en lograr un ali-
los hombros. El paciente continúa con los ejercicios en samiento y una mejoría clínica en los hombros en los
esta posición hasta que puede ejercer una presión de 1 que se cambió la forma del acromion, especialmente
kg (dos libras) con una sola mano, durante 10 veces. Los cuando la superficie es muy áspera. La superficie infe-
ejercicios progresan a medida que la espalda del pacien- rior del acromion se alisa durante la cirugía. Las mejo-
te se eleva gradualmente y la dirección de la presión con rías clínicas no parecen ser tan buenas como cuando se
la mano continúa hacia arriba en dirección vertical. Asi- cambia la forma normal del acromion y de la cavidad
mismo, se utiliza un conjunto de calzas que permiten coracoacromial. En el caso de excrecencias óseas se re-
que la posición de la espalda se eleve progresivamente tira el hueso, pero no se cambia la forma de la cavidad
de 30 en 30_. coracoacromial.
Una vez que el paciente está en posición vertical hay El alisamiento del hombro se puede lograr con un
que enfocarse en la elevación del húmero, en una por- abordaje abierto o artroscópico. La técnica convencio-
ción de los ejercicios llamada “golpe al techo”. La mano nal se demuestra en la sección posterior sobre la transfe-
se mantiene cerca del cuerpo (con el codo flexionado) rencia de tendón. Se prefiere demostrar la técnica ar-
y se lanza verticalmente hacia arriba. Los pacientes troscópica, aunque los principios de la técnica abierta
tienden a sustituir la elevación del omóplato con eleva- son los mismos. Los abordajes abierto o artroscópico se
ción inicial. Es importante inhibir que el paciente em- individualizan según las necesidades clínicas. Las posi-
plee el trapecio durante esta fase inicial. Una vez que el ciones de decúbito lateral y de silla de playa son igual-
paciente puede elevar cómodamente la mano sobre la mente eficaces, pero es necesario variar la posición del
cabeza, se procede a los ejercicios concéntricos de for- húmero para tener acceso al húmero proximal a fin de
talecimiento con bandas elásticas. Se permite que los alisar la tuberosidad. En el caso de la patología del man-
pacientes aumenten las actividades de acuerdo con su guito rotador, la tuberosidad se altera para crear un arco
tolerancia. En los individuos con necesidades especia- de curvatura uniforme que se extiende desde el margen
les la rehabilitación se puede extender para facilitar el re- articular lateral. El siguiente ejemplo proviene de un in-
greso a las actividades deportivas o laborales específicas. tento fallido de reparación de una rotura del manguito
Los ejercicios tempranos de movimiento y el pro- rotador, que es un problema común que motiva canali-
grama de fortalecimiento progresivo con pesas en banca zaciones en la práctica médica.
son ejercicios esenciales después de la cirugía para las Las áreas tratadas incluyen las del espacio cuadrilate-
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roturas irreparables del manguito rotador, con o sin ral anterior a la zona de contacto del subescapular con
transferencia de tendón. Se le advierte al paciente que la unión del tendón. Se debe tener cuidado en cuanto al
tiene una resección intraarticular y un trasplante del ten- manejo del nervio axilar en el pliegue de la bursa. El ali-
dón de la porción larga del bíceps, por lo que no debe samiento comienza con la desbridación de la cicatriz
flexionar excesivamente el codo antes de las ocho sema- residual, del tejido del manguito y de materiales ortopé-
nas posteriores a la cirugía. dicos problemáticos (figura 10–36). Después se atiende
la tuberosidad mayor (figura 10–37). Se desbridan el te-
jido cicatricial y el tejido blando de la tuberosidad. A
Acromioplastia continuación se fresa la tuberosidad para remodelar el
húmero proximal y darle una superficie convexa. La
Los procedimientos de alisamiento y movilidad se reali- porción anterior de la tuberosidad es la que se aborda en
zan con más frecuencia en el hombro con patología del primer lugar (figura 10–38). La tuberoplastia completa
manguito rotador. El término “alisamiento y movili- se facilita cambiando la rotación y elevación del hú-
222 Patologías de hombro (Capítulo 10)
mero. Se tiene cuidado de preservar el tejido intacto del (y el ligamento coracoacromial), mientras se retira el
manguito; muchas veces el aspecto superior lateral del tejido blando irregular (figura 10–40) o las excrecencias
subescapular presenta irregularidades y requiere des- óseas.
bridación. Los anclajes salidos (figura 10–39) muchas
veces requieren ser retirados. En caso de estar intacto, Rehabilitación en la acromioplastia
es común que se realice una tenodesis o tenotomía del
tendón del bíceps. Se inspecciona la superficie inferior Los principios y técnicas de rehabilitación no son dife-
del acromion y se preserva la superficie cóncava normal rentes a los de la reparación del manguito rotador. La
diferencia clave para la acromioplastia de alisamiento
Transferencias de tendón
Este capítulo no se ocupa de la educación preoperato- metida se debe tener cuidado en explorar cómo podrían
ria, pero sí incluye algunos puntos clave. La primera afectar estos cambios la evolución clínica.
parte de la educación es que este procedimiento puede En el caso de deficiencias posteriores superiores del
mejorar la comodidad y la función, pero no necesaria- manguito se emplea un abordaje deltopectoral. Este
mente restaura la fortaleza normal (en comparación con abordaje se puede utilizar para alisado óseo y de tejido
un manguito rotador intacto). El segundo elemento des- blando, cirugía del tendón del subescapular y del bí-
tacado es que la cirugía puede mejorar el movimiento ceps, y transferencias de tendón. La cirugía de transfe-
uniforme, pero no puede eliminar la sensación de crepi- rencia de tendón para una deficiencia del manguito rota-
tación. A los pacientes se les informa que el procedi- dor se puede llevar a cabo a través de dos incisiones
miento quirúrgico es análogo a un lijado grueso y que o,36,37 como se ha descrito en forma más reciente, con
el rango de movimiento y el tiempo proporcionan un pu- una sola incisión anterior.38 En caso de que esté intacto,
limento del hombro que proporciona mejoría, pero no se marca el segmento proximal para asegurar una pro-
elimina toda la crepitación. El tercer elemento consiste porción apropiada entre la longitud y la tensión, se
224 Patologías de hombro (Capítulo 10)
Los autores desean agradecerle a Elaine Bammerlin por el uso de los bocetos en el capítulo, así como a los doctores Matsen, Recht y Savoir,
por su amistad y orientación experta en la profesión médica.
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
228 Patologías de hombro (Capítulo 10)
Capítulo 11
Lesiones del tendón del bíceps
José Carlos Cortés Sandoval
Los trastornos de la porción proximal del bíceps son fre- centaje de pacientes presentan pérdida de la fuerza de la
cuentes y constituyen una importante fuente de dolor de flexión del codo y la supinación del antebrazo, y requie-
hombro que puede tratarse con tenotomía o con una te- ren una tenodesis como procedimiento de salvata-
nodesis. En la mayoría de los pacientes jóvenes se reco- je.1,5,7,8 Además, entre las indicaciones relativas para la
mienda el tratamiento mediante tenodesis del bíceps. tenodesis del bíceps se encuentra el fracaso de la des-
Todas las técnicas de tenodesis del bíceps se pueden rea- compresión subacromial con persistencia de síntomas
lizar de forma satisfactoria mediante fijación con torni- atribuibles al bíceps.14
llos de interferencia, para optimizar la fuerza de la fija-
ción y al mismo tiempo disminuir las dificultades
técnicas y minimizar el riesgo de lesión neurovascular. TÉCNICA ARTROSCÓPICA
Este capítulo describe la técnica de tenodesis mediante
la técnica artroscópica.12
beza larga del bíceps se asocia la mayoría de las veces realizar una artroscopia diagnóstica para identificar la
con pérdida de los restrictores de partes blandas en las porción intraarticular del tendón del bíceps. Una vez
roturas del manguito de los rotadores.9–11 En presencia que se hizo lo anterior se ubica el portal anterior, justo
de una rotura del subescapular el tendón se puede sublu- en dirección lateral a la apófisis coracoides. Este portal
xar en dirección medial y por debajo del subescapular. penetra en la articulación glenohumeral por encima de
La luxación franca de la cabeza larga del bíceps casi la mitad externa del tendón subescapular. Se tira del ten-
siempre se vincula con una rotura del subescapular.1 La dón del bíceps hacia adentro de la articulación con un
tenodesis está especialmente indicada en casos de de- gancho palpador de artroscopia, con el objetivo de vi-
formidad estética inaceptable y para la preservación de sualizar la porción del bíceps que se incrusta en el inte-
la atrofia muscular.6 Adicionalmente, un pequeño por- rior de la corredera bicipital y evaluar la longitud del
229
230 Patologías de hombro (Capítulo 11)
A B
Figura 11–2. Control del tendón. A. De manera percutánea
se perfora el tendón del bíceps. B. Se pasa una sutura mo-
nofilamento a través de la aguja y se recupera al exterior Figura 11–3. Tendón fuera por el portal anterior y reforzada
desde el portal anterior. la tracción con nudo en zig–zag.
Lesiones del tendón del bíceps 231
Figura 11–4. Medición del diámetro del tendón del bíceps. Figura 11–6. Tornillo de interferencia sobre el destornillador
de biotenodesis. Las suturas se introducen en la cánula del
destornillador mediante un pasador de suturas.
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Capítulo 12
Tendinopatías calcificantes
del manguito rotador
Myriam Capasso, Miguel Guedez
233
234 Patologías de hombro (Capítulo 12)
afecta con el tiempo la “porción crítica” del manguito afección crónica que brota “como un volcán”. Esto es
rotador, descrita por Moseley y Goldie, y a la degenera- muy importante en cuanto a la sintomatología que pue-
ción y necrosis de las fibras tendinosas que anteceden a de presentar el paciente a lo largo de la evolución de la
la calcificación. La desorganización y el “deshilacha- enfermedad, ya que el dolor es particularmente agudo
miento” de las fibras tendinosas sometidas al movi- y tiende a mejorar o a desaparecer en un lapso de dos a
miento ininterrumpido del tendón conducen a la calcifi- tres semanas. Hay casos de presencia de depósitos cálci-
cación, como lo comprobó MacNab en un trabajo del cos en el manguito rotador completamente asintomáti-
estudio del tendón de Aquiles de los conejos. cos.
Lo anterior corresponde a una fase de formación de
la calcificación, pero simultáneamente o un tiempo des-
pués comienza una fase “reparadora”, que tiende a la re- Clasificación
sorción de los depósitos cálcicos en la que intervienen
los fibroblastos, los leucocitos, los linfocitos y los ma- Las calcificaciones se clasifican4 con base en su locali-
crófagos; después tiene lugar un evento inflamatorio zación y dimensiones, o de acuerdo con sus característi-
que produce una reacción vascular, que a su vez ocasio- cas radiológicas.
na el dolor. Esto justificaría la presencia de calcificacio- Se localizan5 con mayor frecuencia en el tendón del
nes del manguito rotador totalmente asintomáticas, que supraespinoso y del infraespinoso, mientras que son es-
se hacen evidentes mediante pruebas radiológicas prac- casas en el redondo menor y en el subescapular, pero se
ticadas con otros fines diagnósticos. pueden encontrar en la bursa subacromial. En relación
El cuadro de dolor agudo debidamente seguido casi con sus dimensiones, pueden ser pequeñas (menores de
siempre conlleva a la desaparición gradual de la calcifi- 10 mm), grandes (mayores de 20 mm) o medianas (entre
cación, que está ligada de manera intrínseca a la duración 10 y 20 mm), y estas últimas son las más frecuentes.
de los síntomas y tiende a disminuir o desaparecer en dos La clasificación radiológica, realizada por la Socie-
a tres semanas sin ningún tratamiento. La amplitud articu- dad Francesa de Artroscopia, es quizá la más útil para
lar se limita, como describieron Kessel y Watson, y es par- definir el tipo de calcificación y su comportamiento
ticularmente intensa durante la noche, aunque se puede in- evolutivo posterior, e incluye cuatro tipos (figura 12–1).
cluso llegar a la inmovilidad absoluta del hombro. Los depósitos cálcicos tipo D muestran un comporta-
miento clínico muy doloroso y de difícil tratamiento
médico, pues no responden favorablemente a los trata-
mientos conservadores.
CLÍNICA
ESTUDIOS PARACLÍNICOS
A B C D
Figura 12–1. A. Calcificación homogénea de contornos bien definidos. B. Calcificación heterogénea polilobulada de contornos
bien definidos. C. Calcificación heterogénea sin contornos definidos y aspecto puntiforme. D. Calcificación distrófica insercional,
o entesopatía.
En los estudios de laboratorio no se reportan anorma- cientes y se deben combinar con una terapia física antál-
lidades en el metabolismo del calcio y no hay ningún gica, para aliviar el espasmo muscular y mantener el
tipo de alteración en las cifras séricas del paciente. arco de movimiento, lo cual evita la rigidez articular.
Las inyecciones de corticosteroides en forma de in-
filtraciones son contraproducentes y pueden interferir
Diagnóstico diferencial de manera radical en la evolución natural de la enferme-
dad hacia la resorción de la calcificación, ya que el este-
roide inhibe la actividad de los macrófagos. Dhuly y
Hay que hacer una diferenciación entre las calcificacio-
col.6 señalan que los corticosteroides también inhiben la
nes distróficas, que son parte de un proceso degenerati-
proliferación vascular, la hiperemia local y la actividad
vo del tendón, y las calcificaciones reactivas, donde la
de los fibroblastos.
calcificación se aloja completamente dentro del espesor
del tendón, así como un diagnóstico diferencial con:
ONDAS DE CHOQUE
S Rotura del manguito rotador.
S Amiloidosis.
S Condromatosis. Es una alternativa de tratamiento no quirúrgico que ha
S Cuerpos libres intraarticulares. adquirido un gran auge en la actualidad. Rompe8 repor-
S Fracturas de las tuberosidades del húmero (agudas tó resultados positivos en 72.5% de los casos; de acuer-
o crónicas). do con la experiencia, se usan las ondas de choque en to-
dos los casos de tendinitis calcificadas con depósitos
cálcicos bien localizados sin evidencia de enfermedad
Tratamiento insercional del tendón por depósito (entesopatía). Las
ondas de choque tipo “focal” se administran bajo seda-
ción, guiadas por ecosonografía, en un promedio de
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Su objetivo fundamental consiste en manejar el dolor cuatro sesiones a razón de una por semana, para obtener
agudo y evitar la rigidez articular. Sin embargo, el tipo resultados satisfactorios en cuanto al dolor y a la resor-
de tratamiento varía de acuerdo con la experiencia y los ción de la calcificación. Se logran mejores resultados
conocimientos del médico tratante. Gschwend6 afirma cuando las calcificaciones son menores de 1 cm o cuan-
que con sólo el tratamiento médico se obtienen buenos do son granulosas y poco densas.
resultados en 90% de los casos, pero hay un gran núme-
ro de pacientes que son refractarios al tratamiento mé-
dico conservador. Tratamiento cruento
Existe una gran ansiedad e impaciencia por parte del
Lavado de la bursa subacromial con aguja
paciente, que es quien padece el dolor, por lo que es im-
portante que el médico le explique el tipo de tratamiento Se realiza con anestesia local con agujas del No. 18 ubi-
elegido. Se indica la administración de antiinflamato- cadas en el espacio subacromial más un lavado con so-
rios no esteroideos, aunque muchas veces no son sufi- lución estéril. Su finalidad es remover el calcio a través
236 Patologías de hombro (Capítulo 12)
Complicaciones
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Capítulo 13
Evaluación prequirúrgica de roturas
del manguito rotador, imagenología
y evaluación clínica
Wesley M. Nottage
la edad sea el factor de mayor importancia si se toma en icativo de capsulitis y un dolor en reposo sugiere un
cuenta que los padecimientos del hombro se pueden padecimiento inflamatorio, como capsulitis, un padeci-
agrupar según la edad por mecánica y uso excesivo, ten- miento artrítico activo o una radiculopatía cervical. Los
dinitis, roturas completas o parciales del manguito rota- dolores nocturnos indican una patología del manguito
dor y evolución a un proceso osteoartrítico. Se ha mos- rotador.
trado que la preponderancia de desgarros del manguito El paciente necesita describir el sitio preciso del do-
rotador aumenta con la edad en forma lineal. lor. Localizar el centro de la incomodidad con un dedo
El segundo factor de importancia en el historial son puede ser de utilidad para enfocar las áreas de explora-
el inicio y el mecanismo de la lesión. Si el inicio fue de ción de los síntomas. El dolor de la articulación acro-
origen traumático, dónde se ubicaba el brazo en el espa- mioclavicular se limita de manera definida a la parte
cio al momento de la lesión y los esfuerzos que incidie- superior del hombro, el dolor del manguito rotador ge-
237
238 Patologías de hombro (Capítulo 13)
neralmente se presenta en el margen anterolateral late- Existen muchos factores que conducen a un verdade-
ral del brazo y el dolor bicipital se presenta a lo largo del ro pinzamiento subacromial, como el movimiento esca-
margen anterior del brazo. El dolor paraescapular indica pular anormal debido a la limitación del desplazamiento
la presencia de un elemento escapular que puede incluir de la articulación escapulotorácica; la inestabilidad es-
escápulas aladas o lesión del músculo paraescapular, y capulotorácica funcional debida a debilidad o fatiga
puede asociarse con una disfunción crónica de la articu- muscular, como describe Kibler; la incapacidad para
lación acromioclavicular y una separación crónica de la deprimir la cabeza humeral debida a una neuropatía, a
articulación acromioclavicular que produce un aumen- una rotura o a disfunción del manguito rotador; la estre-
to de cargas sobre la musculatura paraescapular. Un do- chez de la cápsula posterior, que ocasiona una migra-
lor localizado atrás de la cintura escapular localizado ción superior obligada de la cabeza humeral; la laxitud
hacia la parte posterior de la articulación glenohumeral de la cápsula de la articulación glenohumeral; y la posi-
sugiere una contractura en rotación externa en el indivi- ción anormal del omóplato por cifosis torácica. Son ne-
duo joven y una disfunción del complejo labrobicipital, cesarias una exploración y una evaluación detalladas de
mientras que en el individuo de mayor edad indica os- todas estas afecciones al examinar al paciente. También
teoartritis de la articulación glenohumeral. El dolor se puede perder la depresión de la cabeza humeral por
nocturno que despierta al paciente es indicativo de una radiculopatía C5–C6, por una lesión del nervio supraes-
patología del manguito rotador, mientras que un dolor capular, por roturas parciales o por desgarros pequeños
de arco medio con elevación o abducción sugiere un del espesor total del manguito rotador, aunque también
componente de pinzamiento en la patología del mangui- puede contribuir una disfunción de la porción larga del
to. Una debilidad generalizada sin dolor significativo bíceps.
equivale a una enfermedad neurogenética, sea cervical La neuropatía supraescapular también se ha vincula-
o relacionada con una plexopatía braquial. Los hallaz- do con las roturas del manguito rotador. Aunque no se
gos de neuropatía supraescapular pueden ser muy suti- presenta de manera común, Warner describió la asocia-
les, aunque casi siempre originan quejas mínimas rela- ción de la lesión del nervio supraescapular con las rotu-
cionadas con el manguito, pero una debilidad que NO ras masivas del manguito rotador y con la infiltración
es dolorosa con una rotación externa es poderosamente grasa de los músculos, e indicó que el grado de retrac-
sugerente de una neuropatía y se debe evaluar de mane- ción del tendón puede ser el resultado de la disfunción
ra cuidadosa. del nervio supraescapular. También indicó que en el
Por desgracia, en el caso del hombro, casi cualquier caso de reparaciones parciales del manguito la rever-
dolor tiene una localización anterolateral, lo cual indica sión de los cambios en el nervio seis meses después de
que el componente de patología del manguito es común una intervención quirúrgica indica que la reparación
en muchos padecimientos. Aunque existen diversas parcial de este grupo puede resultar de utilidad.
fuentes de este dolor, es el clínico quien debe determinar
la causa precisa y elaborar un tratamiento efectivo. El
dolor del manguito rotador puede surgir de una abrasión EXPLORACIÓN CLÍNICA
mecánica contra el acromion, como se puede observar
en un pinzamiento, una tendinopatía debida al desequi-
librio de las líneas de tensión en el tendón mismo del
manguito rotador, una bursitis o una sinovitis asociadas, La exploración clínica de patologías del manguito rota-
rigidez, capsulitis (la cápsula se encuentra adherida al dor casi siempre implica una evaluación del rango de
manguito rotador) o dolor neurogénico al observar que movimiento, fuerza y pruebas de provocación. Las
el nervio supraescapular tiene un componente sensorial pruebas físicas específicas para la evaluación, que in-
al nivel de la muesca supraescapular, pero no al nivel de cluyen la prueba de Neer, la prueba de Hawkins–Ken-
la muesca espinoglenoidea. Es importante recordar que nedy, la prueba del arco doloroso, la prueba de fuerza
cualquier problema en el hombro tiene un componente del músculo supraespinoso, la prueba de Speed, la prue-
de “dolor en el manguito” debido a la conexión anató- ba de flexión horizontal, la prueba del brazo caído y la
mica del manguito y de la cápsula como capa única que prueba de fuerza del músculo infraespinoso, se han ana-
rodea la cabeza humeral. Por lo tanto, todo lo que oca- lizado para determinar su valor diagnóstico. La combi-
sione dolor al colocar el brazo por encima de la cabeza nación de la prueba de Hawkins, la prueba del arco dolo-
no se limita a un pinzamiento, sino que quizá requiera roso y la prueba de fuerza del músculo infraespinoso
una cuidadosa exploración clínica para discriminar el proporcionan indicios de cualquier grado de síndrome
padecimiento que está produciendo la incomodidad. de pinzamiento. La combinación de la prueba del arco
Evaluación prequirúrgica de roturas del manguito rotador, imagenología y evaluación clínica 239
doloroso, la prueba del brazo caído y la prueba de fuerza los pacientes con inestabilidad de la articulación
del músculo infraespinoso que produce debilidad repre- glenohumeral.
sentan una probabilidad de rotura completa del man- S El tipo 3 es una alteración del borde superomedial,
guito rotador. donde existe una disfunción pura de la elevación
Aun así, la exploración debe incluir una evaluación escapular; ocurre de manera más común en las dis-
del hombro completo empezando por la cadena cinética. funciones del manguito rotador, con una disrup-
Cuando se descubre que gran parte de la patología del ción del equilibrio del deltoides y del manguito, y
hombro se origina a partir de una deficiencia en la cadena de los pares de fuerzas.
cinética, la evaluación inicial debe tomar en cuenta la
postura, la fuerza y el equilibrio de las extremidades infe- Aunque estas indicaciones no son específicas en térmi-
riores, así como la estabilidad pélvica (especialmente en nos diagnósticos, señalan que existe una patología in-
el caso de individuos jóvenes) y las cuestiones posturales trínseca en el hombro que requiere una mayor evalua-
de lordosis o cifosis del tronco. También existe la posibi- ción.
lidad de que se tenga que abordar la protracción escapu- El rango de movimiento se documenta en las posicio-
lar durante el tratamiento físico. Se debe evaluar la pel- nes clásicas de flexión y abducción frontales, rotación
vis, ya que la desalineación de la cadera y la inclinación interna por detrás de la espalda y rotación externa al cos-
pélvica proporcionan una plataforma inestable para el tado, además de abducción en el plano horizontal y ex-
funcionamiento de los hombros. La capacidad para acu- tensión directamente por detrás de la espalda. Se requie-
clillarse y levantarse por completo sin girar en el plano re una evaluación del movimiento por medio de la
frontal y para hacerlo en cada extremidad inferior por rotación interna y externa con estabilización del omó-
separado demuestra una fuerza adecuada de las extremi- plato a 90_ de abducción en el plano escapular, para de-
dades inferiores y del tronco. terminar si existe una pérdida sutil de movimiento,
El omóplato se debe evaluar para observar su posi- comparando el hombro lesionado con el hombro sano.
ción y sus cambios con el movimiento del brazo. Se de- La pérdida sutil más común de rotación externa a 90_
ben examinar las escápulas aladas al ejercer una suave en abducción se observa en los padecimientos crónicos
presión sobre ambos brazos contra una pared. La disci- del manguito, por lo general de 5 a 10_, así como una
nesia escapular se puede describir tanto en la flexión pérdida de rotación interna, que constituye una señal
como en la abducción frontales. Mediante una cuidado- temprana de contractura en rotación interna o capsulitis
sa observación posterior se sabe si cualquier anormali- del hombro. La importancia de documentar los movi-
dad escapular que se pueda corregir mediante asistencia mientos activos y pasivos, y compararlos con el lado
del omóplato en la posición correcta y que dé por resul- contrario, señalando cualquier pérdida de movimiento,
tado un alivio de los síntomas podría beneficiarse con como la que se observa en la capsulitis del hombro, ayu-
la terapia física. Por desgracia, encontrar una discinesia da a obtener el diagnóstico. El resultado de la capsulitis
escapular anormal con el movimiento no especifica el consiste en que habrá dolor al final del movimiento en
diagnóstico, ya que se indica su presencia entre 70 y todas direcciones. Sin embargo, es esencial que el omó-
100% de los trastornos del hombro. Aunque no es espe- plato se estabilice, sea en posición supina mediante la
cífica para ningún diagnóstico, debería indicarle al clí- mano del médico o contra un objeto sólido, como una
nico que existe una probabilidad razonable de patología pared, con el fin de documentar la pérdida de rotación
intraarticular o verdadera patología articular glenohu- a 90_. Al evaluar el rango de movimiento del paciente
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meral. La discinesia escapular es más destacada en ca- es frecuente que éste dude en levantar el brazo por enci-
sos de inestabilidad escapular, parálisis del nervio torá- ma de la cabeza si siente incomodidad. El médico debe
cico largo, rigidez de los hombros y contractura en preguntarle al paciente si existe una intensificación del
rotación interna. dolor en el arco medio de la flexión o de la abducción,
En la elevación frontal en el plano escapular existen si puede moverse de alguna manera para evitarlo y si el
tres tipos de discinesia escapular: dolor mejora una vez que el brazo está completamente
por encima de la cabeza, lo cual es una señal muy útil
S El tipo 1 es una prominencia del borde inferome- de pinzamiento subacromial.
dial, que refleja una inclinación anterior y casi No obstante, es importante recordar que la capsulitis
siempre se encuentra en pacientes con disfunción adhesiva inicial imita al pinzamiento en cuanto a la pér-
o rigidez del manguito rotador. dida sutil de movimiento y al dolor. La rigidez del hom-
S El tipo 2 es una disfunción del borde medial en bro, sea postraumática, posquirúrgica o por capsulitis
rotación interna; ocurre con mayor frecuencia en idiopática, emula la patología del manguito, así como el
240 Patologías de hombro (Capítulo 13)
pinzamiento con dolor al levantar el brazo por encima positivos para 94% del dolor de la articulación acromio-
de la cabeza. Es imperativo documentar los movimien- clavicular y para 69% de las lesiones de SLAP (por sus
tos en todos los planos, incluyendo la posición abducida siglas en inglés), lo cual lo hace inespecífico.
en 90_, a fin de evitar que se pase por alto un diagnóstico También se debe evaluar el pinzamiento subcoracoi-
de rigidez del hombro. deo. Una cuidadosa abducción de 90_ con rotación me-
dia del brazo puede resultar dolorosa con una irradia-
ción ocasional hacia la parte superior del brazo. La
PRUEBAS DE PROVOCACIÓN, replicación de esta prueba en flexión frontal (inclinado
MANGUITO ROTADOR hacia adelante, con rotación interna pasiva) que produz-
ca una incomodidad en las áreas subcoracoidea y cora-
coide es indicativa de un pinzamiento subcoracoideo,
que es una causa relativamente inusual de dolor en el
Se debe comparar la sensibilidad localizada a lo largo hombro, que se debe tomar en cuenta en el caso de los
del margen subacromial de los dos hombros. El área de pacientes con una patología del manguito subyacente,
la bursa subacromial se encuentra debajo de la mitad an- en especial del subescapular.
terior del acromion, de modo que esta porción anterior
tendría que ser la de mayor sensibilidad. El dolor en ab-
ducción contra resistencia a 45_ y la flexión frontal con- PRUEBAS DE FUERZA
tra resistencia en el plano escapular a 90_ indican una DEL MANGUITO ROTADOR
tendinopatía o dolor del tendón subyacentes. Los signos
clásicos de pinzamiento los describen el Dr. Neer, como
flexión frontal pasiva con estabilización del omóplato, Las pruebas de fuerza del manguito rotador se deben lle-
y el Dr. Hawkins, como la rotación interna pasiva a 90_ var a cabo en los dos hombros. Si existe una debilidad
con estabilización del omóplato. Aunque estas pruebas indolora, entonces hay una fuerte sospecha de base neu-
no son 100% confiables, una combinación de los hallaz- rológica. La pérdida de fuerza en rotación externa a los
gos tiende a ser valiosa en la evaluación de los pacien- lados del cuerpo sugiere un desgarro significativo del
tes. manguito o una neuropatía supraescapular en caso de
La especificidad se refiere a la proporción de verdade- que sea indolora. Es útil evaluar la presencia de cual-
ros negativos en todas las muestras negativas sometidas quier señal de demora (lag sign) de la rotación externa
a prueba y la sensibilidad de las pruebas se refiere a los colocando el brazo de manera pasiva en rotación exter-
casos que arrojan un resultado de prueba positivo entre na máxima y pidiéndole al paciente que sostenga la po-
todos los casos positivos. El signo de pinzamiento, des- sición. Si el paciente no puede sostener la postura idén-
crito por Neer en 1972, tiene un valor de predicción posi- tica sin cierto movimiento hacia adelante (aunque sea
tivo de 40% y un valor de predicción negativo de 89%, poco), entonces puede haber una insuficiencia del infra-
destacando que es común que se presenten falsos positi- espinoso, que es un indicador poderoso de rotura del
vos en capsulitis adhesiva, inestabilidad del hombro, ten- manguito rotador.
dinitis calcificada, artritis de la articulación glenohume- Es importante recordar que existen varias razones
ral, lesiones óseas, desgarros del labrum glenoideo por las que los músculos pueden exhibir debilidad.
superior y dolor de la articulación acromioclavicular. Existen algunos factores, como las lesiones reales, la
Con la finalidad de aumentar su precisión clínica, Neer atrofia por desuso y la inhibición por dolor, pero tam-
y otros autores han sugerido una prueba de pinzamiento bién hay otras causas, como la falta de una base estable
subacromial posterior a la inyección de un anestésico, de origen muscular o la facilitación disminuida por la
que consiste en 10 mg de xilocaína a 1% en el espacio activación de músculos proximales extrínseca al mús-
subacromial. El dolor debido a otras causas no se alivia, culo que pueden crear una debilidad aparente aun cuan-
a menos que exista un verdadero pinzamiento subacro- do el músculo mismo sea capaz de desarrollar su fuerza
mial, lo cual ayudará a diferenciarlo de otras causas de normal. Al evaluar la fuerza del hombro, es importante
incomodidad en el hombro. que el omóplato se estabilice en retracción total para mi-
En 1980 Hawkins y Kennedy describieron el dolor nimizar cualquier factor de cambio cinético proximal,
ocasionado con flexión frontal y con rotación interna proporcionando una base estable de origen muscular
del hombro, señalando un valor de predicción positivo para influir la prueba de fuerza del supraespinoso. Si el
de 37% para anormalidades del manguito y un valor de brazo se encuentra en otra posición, la prueba de fuerza
predicción negativo de 37%; por desgracia, también son del supraespinoso no tiene la misma validez. De hecho,
Evaluación prequirúrgica de roturas del manguito rotador, imagenología y evaluación clínica 241
la fuerza puede aumentar hasta 25% si se logra una posi- en rotación interna máxima. El codo se flexiona 90_ y
ción estable (retracción máxima del omóplato). el hombro se mantiene a 20_ de elevación y extensión.
Evaluar la fuerza de rotación interna con una prueba El dorso de la mano se levanta de manera pasiva y se le
de despegamiento del brazo, que en realidad es para el pide al paciente que sostenga la posición. La demora su-
subescapular superior, y con la prueba de Napoleón, que cede si el paciente es incapaz de mantener la posición,
evalúa la deficiencia del subescapular inferior, resulta con un valor de predicción positiva de 97% y un valor
de utilidad para evaluar la fuerza del subescapular. La de predicción negativa de 6% para deficiencia subesca-
prueba de despegamiento del brazo descrita por Gerber pular.
puede dificultarse si hay dolor en la cintura escapular y Mediante los signos de demora en conjunto, el signo
restricción de movimientos. La prueba de Napoleón, de demora de rotación externa, la prueba de brazo caído
también descrita por Gerber en 1996, indica que se pre- para desgarros del infraespinoso y el signo de demora
sione el abdomen con la palma de la mano y el codo en de rotación interna para el subescapular se pueden diag-
línea con el torso. Si el codo se va hacia atrás, se cree que nosticar 16 de 17 desgarros aislados del supraespinoso,
es positiva en diversos grados e indica una insuficiencia 17 de 17 desgarros del supraespinoso y el infraespinoso,
de la mitad inferior del subescapular. En esencia, cuanto 4 de 5 desgarros subescapulares y 5 de 5 rasgaduras
más se aleje el codo del torso manteniendo la muñeca completas del subescapular. Esto muestra una precisión
recta y en línea con el frente del abdomen, más negativa de al menos 80%, o mayor, con el empleo de estas tres
será la prueba, y cuanto más se acerque el codo al torso, pruebas para identificar desgarros completos de porcio-
más positiva será la prueba en cuanto a deficiencia del nes del manguito rotador.
subescapular. No obstante, la prueba de Napoleón se La prueba del supraespinoso, también llamada prue-
puede llevar a cabo de manera rutinaria, ya que, aunque ba de Jobe, describe de manera adicional la fuerza del
mide la fuerza del subescapular inferior, indica la fun- músculo; originalmente se diseñó para su empleo en re-
ción muscular restante. habilitación física y no como prueba de provocación.
La prueba de despegamiento del brazo descrita por Requiere que de manera intencional el brazo se rote de
Gerber y Krushell en 1991 señala que el paciente es in- forma interna y se incline hacia adelante 30_ con los
capaz de levantar el dorso de la mano de la porción infe- pulgares hacia el piso, para evaluar el músculo contra
rior de su espalda, lo cual indica una prueba activa, y resistencia, lo cual revela debilidad o dolor. Aunque
tiene un valor de predicción positivo de 100% y un valor muestra incomodidad de la cintura escapular, no nece-
de predicción negativo de 69%. La señal de demora de sariamente se considera confiable como prueba de defi-
despegamiento del brazo descrita por Gerber y por Her- ciencia del supraespinoso.
tel en 1996, donde el brazo se encuentra en rotación in- El tendón del bíceps se debe evaluar mediante una
terna máxima si cae o desciende de su posición y se con- combinación de pruebas, incluidas las de Yergason, de
sidera una prueba activa, es una prueba pasiva y tiene un Speed y de O’Brien. La prueba de Yergason requiere re-
valor de predicción positivo de 97% y un valor de pre- sistencia a la supinación del brazo hacia el costado y se
dicción negativo de 69% para desgarros del subescapu- debe localizar incomodidad en la porción proximal an-
lar. terior del brazo, no en la porción superior o posterior del
De mayor utilidad son los signos de demora de rota- hombro. En la prueba de O’Brien el paciente sostiene el
ción externa. El signo de demora de rotación externa es brazo a 20_ de abducción en el plano horizontal y el exa-
la incapacidad de sostener una rotación externa máxima minador primero empuja hacia abajo en rotación interna
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a 20_ de flexión con los codos a 90_ de flexión. La de- y más adelante en rotación externa. Si los síntomas dis-
mora puede ser muy sutil, incluso de 5_, pero tiene un minuyen con la rotación externa la prueba indica enfer-
valor de predicción positiva de 100% y un valor de pre- medad de la raíz del bíceps. En realidad, Speed nunca
dicción negativa de 56% para el desgarro del manguito describió la prueba que lleva su nombre, pero Crenshaw
rotador. Los signos de demora del supraespinoso y del y Kilgore le atribuyeron su descripción; en ella se re-
infraespinoso también se denominan prueba de brazo quiere la flexión del hombro y la elevación anterior con-
caído, donde se sostiene el brazo a 90_ de elevación y tra resistencia con el brazo extendido y el antebrazo
en rotación externa máxima en el plano escapular, y la supino. Sin embargo, el dolor debe localizarse directa-
incapacidad para sostener la posición de rotación exter- mente sobre la corredera bicipital. Su valor de predic-
na indica una deficiencia del infraespinoso. Tiene un va- ción positiva es de 23% y el de predicción negativa es
lor de predicción positiva de 100% y un valor de predic- de 83%.
ción negativa de 32%. El signo de demora de rotación La raíz del bíceps también se debe evaluar con prue-
interna se refiere a sostener el brazo de manera pasiva bas de provocación, por medio de la prueba de aprehen-
242 Patologías de hombro (Capítulo 13)
sión anterior y la prueba de deslizamiento anterior. La proyección axilar mediante un casete radiográfico cur-
prueba de aprehensión anterior requiere que el hombro vo o, de manera alterna, una proyección axilar West
del paciente se abduzca 90_ y se haga una lenta rotación Point, que permiten visualizar el coracoide y el acro-
interna con una ligera carga axial aplicada sobre la arti- mion anterior. También se necesita una proyección de
culación glenohumeral. La prueba se considera positiva outlet para confirmar la morfología acromial anterior.
si el paciente reporta dolor, capturas o crepitaciones. Una última proyección es la de Zanca de la articula-
La prueba de deslizamiento anterior requiere que el ción acromioclavicular, donde la proyección anteropos-
paciente se ponga de pie con las manos sobre las caderas terior de la articulación acromioclavicular se obtiene
y el examinador a espaldas de él. El examinador coloca con el haz dirigido de manera directa hacia ella con 10_
una de sus manos sobre el hombro anterior y la otra tras de inclinación cefálica, usando un tercio a mitad del vol-
el codo. Las manos permanecen sobre las caderas mien- taje de la proyección anteroposterior del hombro. Éste
tras el examinador empuja el codo del paciente hacia permite un excelente perfil de la articulación acromio-
adelante y arriba. La prueba es positiva si el dolor se lo- clavicular para determinar cambios quísticos en la arti-
caliza en el aspecto anterior superior del hombro, si se culación y estrechamiento u otros hallazgos que pueden
presenta un estallido o chasquido en la región o si la ma- ser sutiles en esta área y que comúnmente no se obser-
niobra reproduce los síntomas del paciente. van en una verdadera proyección anteroposterior de la
La evaluación de la articulación acromioclavicular articulación con una mayor penetración.
se realiza mediante la palpación directa de dicha articu- En las radiografías de rutina del hombro se pueden
lación desde arriba, lo cual debería localizar el dolor de evaluar las fracturas, la fractura más dislocación y los
manera precisa al comparar ambos lados. Además, las depósitos de calcio. La tendinitis calcificada no siempre
pruebas de provocación deberían resultar positivas, no- se observa en las imágenes por resonancia magnética
tando que la abducción en el plano horizontal debería (IRM), por lo que se diagnostica mejor con radiografías
localizar el dolor de manera específica en el área de la simples. Hay que evaluar la esclerosis o los cambios
articulación acromioclavicular y en ningún otro lugar quísticos de la tuberosidad mayor, así como el espacio
para considerarse un hallazgo verdadero. En los pacien- de la articulación glenohumeral en cuanto a cambios os-
tes donde la prueba no es ni negativa ni positiva se puede teoartríticos sutiles. La proyección axilar lateral es im-
recurrir a la prueba de ablación con lidocaína, al inyec- portante para evaluar la artritis de la articulación gleno-
tar la articulación acromioclavicular con 2 cm3 de xilo- humeral y para determinar la presencia de un acromion
caína; si el dolor desaparece se considera que la articula- bipartito, os acromiale o fractura del coracoide o de la
ción es sintomática. Sin embargo, se debe recordar que tuberosidad menor. Estas afecciones se observan mejor
60% de las veces la inyección en la articulación acro- en esta proyección y se pasan por alto si no se utiliza una
mioclavicular puede estar fuera de la articulación y no verdadera proyección axilar con un casete radiográfico
necesariamente contenida dentro de la articulación, lo curvo o si no se obtiene otra proyección lateral.
cual niega la precisión de la prueba de inyección de lido- La morfología acromial se determina en la proyec-
caína en la articulación acromioclavicular. ción outlet del supraespinoso, que determina la forma
morfológica y la inclinación acromial para asistir el ma-
nejo quirúrgico. Aunque la morfología acromial se divi-
de en tipos I, II y III (el tipo I es divergente de la cabeza
TOMA DE IMÁGENES DE PATOLOGÍAS del húmero y es plana, el tipo II se encuentra paralela a
DEL MANGUITO ROTADOR la cabeza del húmero y el tipo III es convergente hacia
la cabeza del húmero), el tipo III se ha vinculado con
patologías del manguito rotador y la mera presencia de
variaciones en la forma acromial del tipo I, II o III no
Se requieren las radiografías de rutina más una verda- necesariamente conduce a la conclusión de una verda-
dera anteroposterior del hombro y no una anteroposte- dera patología del manguito rotador.
rior del torso. El técnico debe colocar correctamente la Un rastreo óseo puede ser de utilidad si se sospecha
articulación glenohumeral en un plano anteroposterior la existencia de una fractura oculta o de un tumor, o si
con respecto a la película, lo cual requiere una rotación la articulación acromioclavicular es potencialmente
externa del torso a fin de permitir una clara visualiza- sintomática. La artrografía de hombro con doble con-
ción del espacio entre la cabeza del húmero y el labrum. traste de rutina es sumamente sensible y precisa (93%)
Se deben obtener las proyecciones anteroposterior y de como evaluación única de contraste para una rotura del
rotación interna y externa. También se debe obtener la manguito rotador.
Evaluación prequirúrgica de roturas del manguito rotador, imagenología y evaluación clínica 243
El ultrasonido diagnóstico se ha utilizado en ultraso- obtener una proyección de rotación externa abducida (el
nografías de alta resolución en tiempo real del manguito brazo se coloca por encima de la cabeza con el codo fle-
rotador, y en manos experimentadas se ha comprobado xionado a 90_) con contraste intraarticular durante la
que puede ser de gran precisión. La sensibilidad de de- IRM, a fin de lograr la evaluación de lesiones de la raíz
tección de desgarros del manguito rotador llega a ser de labral del bíceps, el posterior resalte anterior (peel back)
100% con una especificidad de 75% y se pueden diag- de la raíz labral del bíceps y las roturas parciales del lado
nosticar 75% de las roturas parciales. Aunque represen- articular del manguito del supraespinoso con una ima-
ta un desafío técnico, la ultrasonografía realizada de gen estupenda en esta proyección.
manera correcta puede ser un método no invasor y pre- Las lesiones de polea del bíceps, llamadas “lesión
ciso para el diagnóstico de roturas completas del man- oculta”, las clasificó Habermeyer en tipos 1, 2, 3 y 4.
guito rotador. Se cree que las IRM son de extrema utili- Este autor describe el tipo 1 como la disrupción de la po-
dad en la imagenología de los trastornos del hombro, lea sin subluxación del bíceps, el tipo 2 implica roturas
con contraste o sin él. La resonancia magnética permite del supraespinoso asociadas con la lesión de polea del
obtener imágenes de los músculos del manguito y de bíceps, el tipo 3 implica rotura subescapular con disrup-
cualquier sustitución o atrofia grasa. Se puede visuali- ción de la polea del bíceps y el tipo 4 incluye disrupción
zar el tendón del bíceps, se puede notar la integridad o supraespinosa y subescapular con una franca subluxa-
retracción del tendón del manguito y se puede determi- ción del bíceps. Estas lesiones se pueden observar y eva-
nar la presencia de líquido de la bursa, así como patolo- luar con IRM; deben buscarse de manera rutinaria en la
gías del hombro relacionadas. evaluación prequirúrgica del paciente cuando se utili-
Goutallier ha descrito infiltraciones grasas del mús- zan imágenes por resonancia magnética.
culo del manguito rotador en estudios de tomografía
computarizada. El grado 1 se caracteriza como 0 o sin
tejido graso, el grado 2 es más músculo que tejido graso, RESUMEN
el grado 3 es una equivalencia de músculo y tejido graso
y el grado 4 es menos músculo que tejido graso. La infil-
tración grasa tiene implicaciones tanto para la repara-
ción quirúrgica como para la durabilidad de la repara- Realizar un diagnóstico de rotura del manguito rotador
ción, e indica que las nuevas roturas del manguito depende de la edad del paciente, de las quejas clínicas,
rotador son más frecuentes en los pacientes con infiltra- que casi siempre incluyen dolores nocturnos, y del pa-
ciones grasas graves. trón conocido del dolor. En el individuo de menor edad
La retracción muscular también es importante, ya se deben considerar los desgarros parciales del mangui-
que señala que los desgarros del tendón del manguito to y en el paciente mayor las roturas completas. La
rotador conducen a cambios musculares sustanciales y exploración clínica que utiliza pruebas específicas de
progresivos con el grado de retracción. Si se ha de prese- provocación, de fuerza y de demora confirmará los ha-
rvar la función muscular, las reparaciones deben llevar- llazgos que deberían observarse en los estudios image-
se a cabo antes de que se haya presentado una notable nológicos, como el ultrasonido, la resonancia magnéti-
retracción o infiltración grasa. ca con contraste y la tomografía computarizada, para
El contraste intraarticular combinado con IRM ha re- permitir una precisión razonable de al menos 90%, con
sultado benéfico en individuos jóvenes (menores de 55 el fin de diagnosticar roturas del manguito antes de lle-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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Capítulo 14
Transición de la cirugía
abierta a la artroscopia
Mariano Fernández Fairen, A. Murcia Mazón
CIRUGÍA ACTUAL DEL HOMBRO mayor la experiencia necesaria para escapar de ellas.
Para operar hombros hay que ser un cirujano completo,
además de tener la maestría precisa en artroscopia, ya
que el inicio de un procedimiento artroscópico no pre-
La cirugía artroscópica del hombro ha experimentado supone no tener que acabarlo de forma abierta. Esta
un considerable avance en los últimos años. En una en- eventualidad debe tenerse siempre en mente y en ningún
cuesta realizada a los 908 miembros de la Arthroscopy caso representa un desdoro para la destreza del artrosco-
Association of North America (AANA) 700 respondie- pista tener que cambiar de táctica por el bien del enfer-
ron y afirmaron que pasaron de realizar 5% de las repa- mo, que es lo que más cuenta. La artroscopia no debe su-
raciones del manguito de los rotadores por artroscopia poner un reto personal a vencer de cualquier manera y
cinco años antes, a 24% de los casos en 2003.1 En 2005 a cualquier precio. Antes que ser un habilísimo manipu-
esa cifra aumentó a 63% en las roturas menores de 3 cm lador sin límites, el artroscopista tiene que ser un ciru-
con cabos desplazables por artroscopia, de acuerdo con jano ortopédico equilibrado, conocedor de la especiali-
176 cirujanos ortopédicos.2 De todas formas, la artros- dad y dotado de capacidad de reflexión y buen criterio
copia de hombro es todavía, hoy por hoy, la hermana a la hora de seleccionar y adecuar casos y procedimien-
menor de la artroscopia de rodilla. Según las estadísti- tos. Además, tiene que ser un buen cirujano “por el ojo
cas del E. Wolfson Medical Center de Holon, de Israel, de la cerradura”, lo cual no es obvio ni está al alcance
con todo el cuidado que merece cada caso particular, las de todos los cirujanos ortopédicos.
artroscopias de rodillas suponen 45% de las interven- De todas formas aún queda mucho camino para ra-
ciones realizadas en el centro, en tanto que las de hom- cionalizar las indicaciones y el uso de la artroscopia en
bro no llegan a 15% del total.3 la cirugía de hombro. Una buena muestra es que en
En la actualidad se ha llegado a suponer que casi to- 2006, a pesar de que existen argumentos serios con un
das las cirugías del hombro pueden ejecutarse de mane- nivel de evidencia I de la mejor expectativa del trata-
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ra artroscópica. Los artroscopistas avezados han desa- miento mediante reconstrucción artroscópica de las le-
rrollado la técnica a tal grado que son capaces de siones causadas por el primer episodio de luxación trau-
realizar procedimientos artroscópicos de refuerzo del mática del hombro en pacientes jóvenes y activos, en
manguito de los rotadores con injertos o parches bioló- cuanto a evitar recidivas,5–9 sólo 19% de los cirujanos
gicos o sintéticos,4 estabilización acromioclavicular participantes en una encuesta realizaban la estabiliza-
Weaver–Dunn, injerto óseo y fijación de las fracturas ción artroscópica inmediata.10 En lo que se refiere a la
del hombro, pero hay que tener presentes varios princi- reparación del manguito de los rotadores, una encuesta
pios básicos. Uno es que nada sirve para todo y la artros- de 2005 entre los cirujanos ortopédicos listados en la
copia no es una excepción; otro es que hay que huir del Academia Americana reveló que sólo 14.5% de ellos
“más difícil todavía”. Cuanto más complejo es un pro- efectuaban la artroscopia, 46.2% la hacían con la técni-
cedimiento, mayor es el número de complicaciones y ca mini–open y 36.6% se inclinaban por la cirugía abier-
245
246 Patologías de hombro (Capítulo 14)
ta. Los cirujanos que realizan más intervenciones de del artroscopista de traducir las imágenes en forma tri-
este tipo al año son más proclives a la artroscopia que dimensional. Los sistemas en 3–D permiten una mayor
los otros (p < 0.0001).11 En otra encuesta completada rapidez en la realización de actividades motoras al crear
por miembros de esa misma asociación, que hacían ci- un sentido de visión binocular, con la mejor estimación
rugía de hombro y artroscopia, y ejercían la medicina de formas y distancias.14 La habilidad de reconstruir
deportiva dentro de su práctica profesional, 52.7% pre- imágenes en 3–D a partir de las que están en 2–D está
ferían la sutura artroscópica, 37.9% mini–open y 9.3% en relación con la edad, por lo que no se debe retrasar
la técnica abierta, cuando las roturas completas del el inicio de la formación del artroscopista.
manguito eran menores de 2%. En cambio, cuando di- A la destreza en el manejo instrumental y en navega-
chas roturas eran mayores de 5 cm, 28.9% se inclinaban ción hay que sumarle la competencia en triangular. La
por la reparación artroscópica, 36.1% por la interven- diferencia entre cirugía abierta y artroscopia se definió
ción mini–open y 35% por la técnica abierta. Cuanto cuando se sometió a los cirujanos ortopédicos en forma-
más joven es el cirujano, mayor es el número de proce- ción o ya formados a pruebas psicomotoras simples que
dimientos artroscópicos que hará al año, así como un imitan la cirugía abierta. Los resultados fueron acepta-
mayor volumen de reparaciones de manguito al año y bles en todos los casos. En cambio, cuando fueron eva-
una mayor preferencia por las técnicas totalmente ar- luados con el uso de imágenes rotadas o reflejadas, imi-
troscópicas (p < 0.001). Los cirujanos ortopédicos que tando la cirugía artroscópica, los resultados fueron
han completado su subespecialidad en cirugía de hom- mucho más diversos.15 La artroscopia precisa algo más
bro o en medicina deportiva tienden más a realizar las que una simple coordinación entre el ojo y la mano.
reparaciones del manguito con artroscopia, no así los La curva de aprendizaje se ha ido acortando confor-
que su entrenamiento artroscópico incluye sólo el perio- me se han incrementado el número de artroscopistas ex-
do de residencia.12 perimentados y la experiencia y veteranía de los instruc-
tores, facilitando la formación conveniente. También ha
influido positivamente la calidad de simuladores y mo-
DE LA CIRUGÍA ABIERTA delos utilizados para entrenar a una nueva generación de
A LA ARTROSCOPIA artroscopistas plenamente incorporados y habituados a
los juegos de computadora. El adiestramiento de los ar-
troscopistas se ha ido decantando por este sistema de en-
señanza en modelos, aunque las tareas más complejas,
El aprendizaje de la artroscopia se inscribe en el progra- como intervenciones completas, no pueden ser simula-
ma más amplio, que representa la formación continuada das sobre modelos sintéticos o computacionales con un
de todo especialista. La adquisición y el progreso de la grado suficiente de realismo, por lo que se debe recurrir
imprescindible habilidad manual para adentrarse en ese también, por fiabilidad y reproductibilidad, al sistema
mundo técnico y quirúrgico precisan una amplia base de clásico de enseñanza in vivo en el quirófano. El progra-
conocimiento y un raciocinio que permita, como prime- ma de formación debe involucrar modelos inorgánicos
ra providencia, diagnosticar y sentar la indicación tera- y animales, y el quirófano, contando con las limitacio-
péutica adecuada. Hay que correlacionar el diagnóstico nes éticas y de costo y tiempo consustanciales a éste, al
clínico, sentado por cirujanos ortopédicos generales, que debe llegarse tras haber adquirido los conocimien-
con los hallazgos artroscópicos, ya que existe una estre- tos básicos en anatomía, manejo instrumental y del
cha correspondencia entre lo uno y lo otro en los casos equipo, y técnica artroscópica en modelos.
de conflicto subacromial y de inestabilidad del hombro. Otro de los medios útiles y prácticos para el aprendi-
La correlación es mucho más débil en los casos de hom- zaje de las técnicas artroscópicas es su filmación en vi-
bro congelado y en las roturas del manguito de los rota- deos, que constituyen bibliotecas al alcance de todo el
dores.13 mundo, que permiten y facilitan la familiarización con
La destreza necesaria para realizar una artroscopia dichas técnicas.16,17 La combinación del modelo comer-
difiere de la que se precisa para la cirugía abierta e in- cial “Alex” (Sawbones Inc., Vashon, Washington, EUA)
cluye habilidad psicomotriz, pericia manual y coordina- y de los videos preparados para aprender artroscopia de
ción entre el ojo y la mano, firmeza en el brazo y la hombro es tan eficaz como el entrenamiento con cadá-
mano, reacción táctil reducida y apreciación de la corre- veres y mejora significativamente la formación de los
lación motora perceptual en forma invertida. En la ar- residentes.18 La destreza obtenida mediante un simula-
troscopia el monitor proporciona una imagen en 2–D, lo dor del tipo Procedicus (Mentice Corp, Göteborg, Sue-
cual origina una limitación dependiente de la capacidad cia) es absolutamente equiparable a la desarrollada en
Transición de la cirugía abierta a la artroscopia 247
A B C D
Figura 14–1. Aprendizaje de la artroscopia de hombro. A. Aprendizaje de la posición de los portales sobre un modelo anatómico.
B. Aprendizaje de la posición de los portales sobre un modelo virtual. C. “Alex” III, de Sawbones Inc. D. Modelo virtual Prosolvia,
de Mentice Corp.
la sala de operaciones, lo cual confirma que el simula- los cirujanos ortopédicos consultados sobre recursos de
dor es un magnífico sistema para adquirir y valorar enseñanza de la artroscopia de hombro consideran im-
habilidades artroscópicas en cirugía del hombro.19 La portantes, en ese cometido, la obtención de la subespe-
predicción de la habilidad personal en navegación, ins- cialidad en medicina deportiva o en cirugía de hombro,
trumentación y triangulación de los aspirantes a artros- los cursos prácticos y las prácticas en laboratorio con
copistas se ha intentado también con el uso de la prueba cadáveres, así como la asistencia a cirugías artroscópi-
Flash para computadora. La correlación de habilidades cas de colegas expertos. Sin embargo, no se concedió
es importante en el caso de la navegación y escasa en una gran importancia al entrenamiento durante la resi-
cuanto a la instrumentación, por lo que resulta contro- dencia, a la práctica en modelos artificiales o a los recur-
vertido el punto de la mejor adaptación por parte de los sos de Internet.12 Por desgracia, la formación artroscóp-
aficionados a los videojuegos.14,19 ica se circunscribe a la rodilla y se relegan a un segundo
Hay una gran variedad de modelos para el aprendi- plano los programas que incluyen el hombro.17 Según
zaje, incluidos los modelos sintéticos y de realidad vir- Pitts y col.,23 en los seis años de periodo formativo el re-
tual, evaluados positivamente, como el “Alex” y el Pro- sidente tiene que haber asistido a 25 artroscopias de
cedicus, y el “Sammy” y el Prosolvia de la compañía hombro y realizado 13 de ellas, por 155 y 120 artrosco-
Mentice (figura 14–1), o el sistema de Tyryshkin y col.20 pias de rodilla, en cada una de esas dos categorías res-
Se ha demostrado que todos pueden ser usados eficaz- pectivamente.
mente para enseñar y también para apreciar el conoci- En el pasado eran 50 las artroscopias de hombro que
miento y la habilidad en la práctica de la artroscopia de tenía que realizar un cirujano joven para conseguir un do-
hombro.21 Si no se valoran y juzgan los progresos he- minio de la técnica,24 y se estimaba que con 10 años bas-
chos con el empleo de las pruebas para retroalimentar taba para obtener la habilidad de un experto,25 pero la
el sistema, mediante la promoción de los puntos fuertes reevaluación en un simulador virtual tras tres años de ex-
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y la corrección de las deficiencias, no existe una optimi- periencia demuestra una mejoría técnica significativa.26
zación del aprendizaje. En la estratificación de un grupo En este punto hay que señalar que se pueden distinguir
de sujetos en neófitos, intermedios y expertos, según su dos niveles de competencia en artroscopia de hombro.
experiencia en artroscopia de hombro, en el simulador En primer lugar, todos los cirujanos que ven hombros en
de artroscopia de hombro Procedicus, de Mentice Corp. su práctica diaria deben saber hacer una artroscopia
se observaron diferencias significativas entre los tres diagnóstica, desbridamiento articular artroscópico, re-
grupos en manejo del gancho y la navegación, ya que los moción de cuerpos libres mediante el mismo procedi-
expertos realizaron dichos ejercicios con más rapidez y miento, descompresión subacromial y bursectomía cál-
exactitud que los otros dos grupos. No hubo diferencias cica si es el caso. El segundo nivel de pericia supone la
entre los grupos en lo relacionado con la identificación posibilidad de realizar las técnicas más complejas,
de las estructuras anatómicas. Los expertos calificaron como la reestabilización del hombro, la reconstrucción
el simulador como una herramienta muy eficaz para del mango de los rotadores, la reparación de una lesión
aprender artroscopia de hombro.22 De cualquier forma, de SLAP (por sus siglas en inglés) o la estabilización del
248 Patologías de hombro (Capítulo 14)
bíceps. Es muy difícil que un cirujano no entrenado en riencia necesaria para poder llegar a realizar un procedi-
estos menesteres consiga la suficiente destreza para ase- miento totalmente artroscópico. La disminución de la
gurar un alto grado de éxitos sin hacer correr riesgos magnitud de la incisión en la reparación abierta clásica,
excesivos a los pacientes. Para alcanzar este segundo como punto de partida, lleva a la técnica mini–open, con
escalón es preciso dedicar tiempo y energía, sin corto- una menor vulneración de las partes blandas y del del-
circuitos posibles, y contemplar que por mucho empeño toides. El artroscopio se va combinando gradualmente
que se ponga no todos lo lograrán. con la cirugía más o menos abierta en etapas sucesivas,
Hoy por hoy, traduciendo el tiempo de intervención asegurando la progresión en el dominio de la técnica ar-
como nivel de maestría, se ha observado una disminu- troscópica.29 La fase siguiente, o de reparación abierta
ción sustancial de la reparación de roturas del manguito, asistida artroscópicamente, supone realizar la descom-
entre la realización de los 10 primeros casos y los 10 si- presión subacromial por artroscopia, aprendiendo a ver
guientes (p < 0.05), sin cambios en los bloques de los 10 bien todas las estructuras de ese espacio, a remover am-
casos ulteriores. La pendiente de la curva que reúne los pliamente la bursa y a proceder a una cuidadosa hemos-
10 primeros casos es de –8.75, en tanto que la de los 90 tasia, consiguiendo así una visión perfecta y una evalua-
siguientes es de –0.23. El tiempo promedio empleado ción adecuada de la lesión y de la calidad de las
en la reparación del manguito es de 96.5 " 38.7 min en estructuras tendinosas. Una vez hecho esto, se procede
los primeros 10 casos, de 48.4 " 35.5 min en los 10 si- a la reparación a través de la disociación de las fibras del
guientes (p < 0.05) y de 34.7 " 21.9 min en el último deltoides. La duración del tiempo artroscópico se va
bloque de 10 casos de los 100 primeros casos considera- acortando progresivamente conforme se adquiere más
dos. No hay diferencias significativas en los tiempos experiencia, en beneficio de poder dedicarle más tiem-
promedio de reparación del manguito cuando los casos po a la reparación del manguito, que es lo que se intenta-
se estratifican según el tamaño de la rotura.27 De todas rá hacer también mediante artroscopia en las siguientes
formas, los tiempos más cortos no son sinónimo de una etapas.
mejor cirugía,27 y es importante ver qué pasa con los re- Culminado ese estadio y tras la liberación subacro-
sultados obtenidos por los pacientes operados mientras mial artroscópica se procede a desbridar y a movilizar
esa curva de aprendizaje se completa. En el análisis del los bordes de la rotura del manguito, despegando su cara
resultado de los primeros 100 pacientes de un cirujano articular del labrum. Esto es fácil de conseguir con una
novel, agrupados en bloques de 10 en 10 y autoevalua- mínima pericia artroscópica. Más difícil resulta el si-
dos con una escala numérica, no se aprecia ningún com- guiente paso, que consiste en despegar los tendones de la
promiso de los mismos según el número de casos ya rea- base de la coracoides y del ligamento coracohumeral. La
lizados, ni hay diferencias significativas entre grupos a posibilidad de obtener una liberación y movilización más
lo largo de todo el estudio.28 amplia del manguito roto por artroscopia es tan consis-
La reparación de las roturas del manguito de los rota- tente como la de lograrla por vía abierta (cuadro 14–1).30
dores es un excelente ejemplo de cómo hacer para pasar Una vez que se dispone de un buen acceso a una rotu-
de la cirugía abierta clásica a la artroscopia. El salto ra de bordes claramente expuestos y desplazables para
directo es arriesgado y es mucho mejor y más seguro poder aproximarlos y cerrar el intersticio entre ellos, se
para el paciente, y permite ganar poco a poco la expe- aprende a colocar los cabos de sutura para tracción del
A B
Figura 14–2. A. La técnica de los nudos durante la artroscopia no es evidente y hay que practicarla a fondo. B. Para conseguir
nudos fáciles de tensar y mecánicamente resistentes, sobre una fila o dos de anclas.
mango y se termina la fijación del tendón al hueso me- del hombro frente a la cirugía abierta es muy escasa y
diante la técnica mini–open. poco concluyente. Hay que tener un gran cuidado res-
El paso ulterior consiste en ubicar y plantar las anclas pecto a la opinión sesgada, inducida en muchos pacien-
sobre las que, como punto final, se anudarán los men- tes, sobre la superioridad de la artroscopia, asumiendo
cionados cabos. El tensado de los nudos puede ser una las ventajas aun con la actual carencia de bases científi-
experiencia frustrante que sólo se sobrepasa a base de ex- cas que las sustenten.31
periencia (figura 14–2), teniendo en cuenta que un mal La minimización del daño tisular causado por los tra-
nudo se tensa con relativa facilidad, mientras que un tamientos quirúrgicos ha provocado una tendencia muy
buen nudo cuesta más trabajo tensarlo. Parte de las fa- difundida respecto a la reducción de las vías de aborda-
llas de las técnicas artroscópicas, tanto de reparación de je, donde las técnicas endoscópicas son la máxima (mí-
las roturas del manguito como de las inestabilidades del nima) expresión. La cicatriz de 9 a 10 mm que deja la
hombro, pueden atribuirse al aflojamiento de los nudos inserción de una cánula se aduce, con carácter priorita-
hechos de esa manera. La mayoría de los nudos artros- rio muchas veces, como ventaja cosmética de la artros-
cópicos constan de un lazo corredizo inicial y una serie copia. Sin quitarle importancia a este argumento y te-
de medias vueltas, y son menos seguros que los nudos niendo en cuenta que una cirugía mini–open requiere
cuadrados clásicos. Con el dominio de esto se llega a una incisión de 3.5 cm, hay que decir que lo que el pa-
conseguir, al fin, una reparación totalmente artroscópica. ciente desea y busca es el buen resultado de la interven-
Esta transición gradual es óptima para el cirujano y ción practicada como tratamiento del problema que lo
para el paciente, por lo que debe ser el camino a seguir aflige, por lo que generalmente no le da excesiva impor-
en la obtención de la maestría de los distintos procedi- tancia a la cicatriz que deje.
mientos que pueden realizarse en la cirugía del hombro. Otra de las bondades que se le adjudican y la hacen
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Hay que insistir en que no es una vía sin retorno que lle- deseable como sistema de abordaje del hombro es la mí-
gada a su final impida retomar, si es necesario, los pro- nima agresión que representa para la musculatura pe-
cedimientos previos. La postura inteligente implica un riarticular, en especial para el deltoides, que no se desin-
buen cirujano con ambas herramientas en las manos. serta o se desinserta menos que en los procedimientos
abiertos.32 Dado que el deltoides se inserta en todo el es-
pesor de la superficie completa del acromion, su desin-
SUPUESTAS VENTAJAS serción sucede teóricamente al realizar la acromioplas-
DE LA ARTROSCOPIA tia, sin importar la vía.33 Una acromioplastia de 4 mm
de grosor desinserta 41% de las fibras directas de inser-
ción del deltoides, en tanto que en una de 6 mm de gro-
sor se desinsertan 69%.34 Sin embargo, a pesar de todo
La literatura existente sobre la comparación cualitativa esto, la desinserción del deltoides como complicación
y cuantitativa de las ventajas de la cirugía artroscópica posoperatoria sólo se reporta tras la acromioplastia
250 Patologías de hombro (Capítulo 14)
abierta, y es justo precisar que el resultado de una repa- superficie glenoidea y el ligamento glenohumeral ante-
ración del manguito depende más de la calidad de la roinferior, y una concordancia regular —entre 40 y
misma que de la del deltoides. 80%— en el caso de las estructuras restantes.39
Con la técnica mini–open se evita desinsertar el del- Otro punto positivo citado es la disminución del tiem-
toides, ya que sus fibras musculares se abren longitudi- po quirúrgico y de los riesgos anestésicos, menor dolor
nalmente para acceder al espacio subacromial por dicho posoperatorio y su posible práctica ambulatoria sin in-
intersticio. No cabe duda de que este abordaje exige la greso hospitalario. Los tiempos de la cirugía varían de
separación de dichas fibras musculares y que la energía acuerdo con múltiples factores y es, por lo tanto, compli-
dispensada en esa retracción puede ser una de las causas cado compararlos y arriesgado sacar conclusiones. De
del mayor índice de rigidez observado con las técnicas hecho, estos resultados llevan a la controversia.
mini–open respecto a las artroscópicas.35 En una serie comparativa que incluyó acromioplastia
Tanto por la técnica artroscópica como por la de mi- abierta vs. artroscopia los tiempos fueron de 50 " 14
ni–open se evita el daño del nervio axilar, lo cual puede min y de 82 " 22 min, respectivamente (p < 0.001), con
suceder si la disección transdeltoidea se prolonga más de 32 min a favor de la abierta.40 En otra serie los resulta-
5 cm en sentido distal al borde anterior del acromion. Por dos fueron inversos, ya que se emplearon 66 min en el
otro lado, la recuperación de la fuerza muscular es más procedimiento abierto y sólo 40 en el artroscópico (p <
rápida y completa tras la reparación artroscópica de una 0.001), con 26 min a favor de la artroscopia.41 En la
inestabilidad anterior de Bankart que después del mismo comparación de reparaciones de Bankart artroscópicas
procedimiento, pero abierto (nivel de evidencia II).36 o abiertas la artroscopia ha mostrado un menor tiempo
Es innegable la preeminencia de la artroscopia para quirúrgico, aunque con un mayor coste, debido al equi-
poder hacer una valoración completa del estado de la pamiento que se requiere. El costo total es similar si las
articulación, lo cual es imposible de obtener con la ciru- reparaciones abiertas son ambulatorias (nivel de evi-
gía abierta. Se ha tenido acceso a la descripción y cono- dencia III).42 Lo que sí se ha insinuado es que las repara-
cimiento de variantes anatómicas como las del tendón ciones artroscópicas requieren menos tiempo de hospi-
del bíceps, complejo de Buford, etc., pudiendo diagnos- talización.43,44 En un estudio de Weber 95% de las
ticar hallazgos patológicos no definidos, como las lesio- reparaciones artroscópicas del manguito se realizaron
nes de SLAP o PASTA. El conocimiento de los desarre- en un proceso ambulatorio, en tanto que sólo 28% de las
glos del hombro y de su tratamiento ha avanzado intervenciones mini–open se hicieron de esta manera.
significativamente en los últimos 10 años gracias a la ar- De acuerdo con la experiencia, 100% de los casos trata-
troscopia. Sin embargo, siempre hay que matizar algu- dos por cualquier vía se efectuaron con bloqueo interes-
nos asertos. Por ejemplo, aunque en la patología del calénico, el cual no generó estancia hospitalaria. Se dice
espacio subacromial se encuentran alteraciones intraar- también que la artroscopia permite una rehabilitación
ticulares adicionales en 76% de los casos, sólo en 12.5% acelerada (nivel de evidencia III).45
son significativas. El tratamiento integral de las lesio- Hay que tener en cuenta que los procesos biológicos
nes permite alcanzar un resultado tan bueno como cuan- necesarios para la curación de la lesión tratada exigen
do esas alteraciones no están presentes.37 un tiempo parecido, sin importar la vía de tratamiento.
En el caso de las inestabilidades del hombro sucede De hecho, se aprecia una alta incidencia de recidivas
algo similar. Los resultados mejoran ostensiblemente cuando se realiza una rehabilitación precoz y agresiva
cuando se practica una reparación completa y simultá- en roturas suturadas del manguito de los rotadores, so-
nea de todas las posibles lesiones concomitantes a la le- bre todo si son amplias.46
sión de Bankart: SLAP, cápsula, intervalo de los rotado- En cuanto a las complicaciones, se habla de que los
res, etc., colocándolos a la altura de los procedimientos procedimientos artroscópicos en el hombro presentan
abiertos clásicos.38 De cualquier manera, esto exige una una morbilidad menor que la de las técnicas abiertas,
uniformidad de criterios y un nivel de experiencia en la aunque esto no está totalmente claro (cuadro 14–2). Las
estimación de los diferentes hallazgos anatomopatoló- nuevas técnicas de cirugía artroscópica subacromial, de
gicos que disminuyen la posible variabilidad entre in- estabilización del hombro o de reparación del manguito
terobservadores. En un estudio que examinó pacientes de los rotadores, cuya complejidad es creciente, generan
con diagnóstico de luxación recidivante de hombro me- nuevos problemas de fallo de los implantes, de necrosis
diante artroscopia existía una muy buena concordancia capsular o de fractura iatrógena. La tasa de complica-
—mayor de 80%— en la evaluación del labrum ante- ciones no está definida, sobre todo en estos procedi-
rior, el tendón del supraespinoso y las lesiones de Hill– mientos novedosos.47 De cualquier forma, en general no
Sachs, una mala concordancia —menor de 40%— en la hay diferencias significativas en cuanto a las complica-
Transición de la cirugía abierta a la artroscopia 251
ciones de las técnicas de reparación artroscópicas o artroscópico y la cirugía abierta de la patología del hom-
abiertas de las inestabilidades o de las lesiones del man- bro, cuyo nivel de evidencia sea suficiente como para
guito de los rotadores debidas a infección, falla de los que sus conclusiones sean determinantes (cuadro 14–3).
implantes, pérdida de movilidad que requiere cirugía, La ausencia de estudios prospectivos aleatorizados es la
lesiones nerviosas o distrofia refleja.48–50 norma. La mayoría de los autores se dedican a exponer
En la cirugía del espacio subacromial hay que referir resultados de una técnica por una vía determinada. Rara
como complicación, sólo relatada cuando se practica vez se compara el mismo procedimiento variando la vía,
una artroscopia, la fractura del acromion,51 aunque no sea artroscópica o abierta, por la que se efectúa. Por
se conoce su frecuencia. Otra de las complicaciones en ejemplo, Sperber y col.53 comparan el tratamiento de
esta cirugía es la aparición de calcificaciones y osifica- luxaciones anteriores recidivantes de hombro mediante
ciones heterotópicas posoperatorias en el espacio suba- reconstrucción artroscópica con el empleo de tacos re-
cromial, con una incidencia mayor tras la acromioplastia absorbibles y la cirugía abierta con sutura sobre anclas.
artroscópica que abierta (30 vs. 10%).52 Se ha sugerido La recurrencia de luxación después del primer método
como explicación etiopatogénica de dichas osificacio- es del doble que la del segundo, pero son procedimien-
nes la persistencia en el espacio subacromial de restos tos incomparables, debido a que su planteamiento ana-
de la acromioplastia no evacuados totalmente. tómico es diferente, como se mencionará más adelante.
Es obvio que la base y la razón para obtener resultados
CERTEZA SEGÚN EL ANÁLISIS mejores o peores dependen del tipo y de la calidad del
DE LOS RESULTADOS procedimiento. Así, aun sin conocer la cantidad exacta
en la que hace falta reducir el volumen articular para eli-
minar la inestabilidad causada por laxitud capsular, la
Hay muy pocos estudios que comparan el tratamiento reducción proporcionada por el desplazamiento lateral
de la cápsula por cirugía abierta es significativamente tiva a cinco años de los pacientes a los que se les practicó
mayor que el logrado con la plicatura artroscópica de la una reparación mediante sutura transglenoidea artros-
misma (49.9 vs. 22.8%; p < 0.00001).54 Desde luego, a cópica, 17% habían sufrido una luxación franca y 60%
la vista de estos hechos, puede aconsejarse la práctica de eran inestables, frente a ninguno del grupo que fue so-
la traslación lateral abierta de la cápsula cuando se trate metido a una reparación capsulolabral abierta;57 esto
una inestabilidad multidireccional, en la que sea preciso mismo se observa en el metaanálisis de Freedman y
reducir el volumen de la articulación, y dejar el procedi- col.49 La luxación recidivó en 13% de los casos opera-
miento artroscópico sólo para la inestabilidad unidirec- dos con artroscopia (intervalo de confianza 95%; 8 a
cional. 21%), con una recurrencia de la inestabilidad (luxación
Para obtener resultados de bondad similar habrá que franca + subluxación) en 23% de ellos (intervalo de con-
ceñir el procedimiento utilizado a la anatomía patológi- fianza 95%; 13 a 37%), en tanto que esas cifras fueron
ca específica de cada caso,55,56 sin concluir la compara- de 3% (intervalo de confianza 95%; 2 a 6%) y de 10%
ción de resultados de una misma técnica como trata- (intervalo de confianza 95%; 8 a 13%), respectivamen-
miento de lesiones disimilares. te, en el grupo reparado mediante cirugía abierta (p <
Se dispone, pues, de estudios descriptivos de casos y 0.0001). La reparación de la lesión que asegura el la-
de estudios comparativos no aleatorizados. La mayor brum en posición mediante tacos ofrece buenos resulta-
parte de las series heterogéneas se basan en un número dos también para el procedimiento abierto, en compara-
exiguo de pacientes y el seguimiento suele ser insufi- ción con el artroscópico (nivel de evidencia II).49,58,59
ciente. Los plazos excesivamente cortos pueden obviar Las cosas cambian un poco cuando la reparación de
las recurrencias, cuya tasa puede resultar minusvalora- la lesión se hace más anatómica y se reinserta el labrum
da. Además, las definiciones de los fallos del procedi- con suturas sobre anclas.60 Al comparar la sutura artros-
miento en cuestión casi siempre son interpretadas de cópica sobre anclas metálicas con la reparación abierta
distinta manera en publicaciones antiguas, referidas a de Bankart no se aprecian diferencias significativas en
los procedimientos abiertos, que en los artículos más re- los resultados (nivel de evidencia II).61 En el análisis de
cientes, donde ya se juzgan las técnicas artroscópicas. éstos tras la reposición del labrum en lesiones de Ban-
kart, con el empleo de anclas reabsorbibles, tampoco
hay diferencias, sea por artroscopia o por cirugía abierta
(nivel de evidencia I),62 por lo que se pueden llevar a
INESTABILIDAD cabo incluso en pacientes jóvenes que practican depor-
tes de contacto de alto riesgo (nivel de evidencia III).63
Sin embargo, el metaanálisis de Lenters y col.50 muestra
que esta técnica realizada por artroscopia no es tan eficaz
El tratamiento de la inestabilidad anterior de hombro como el procedimiento abierto en cuanto a la prevención
mediante un procedimiento de Bankart artroscópico ha de la recurrencia de la inestabilidad y la recidiva de la
devenido un objetivo esperanzador para muchos ciruja- luxación, ni en cuanto al regreso al trabajo o a la activi-
nos de hombro en función de toda la serie de supuestas dad deportiva (nivel de evidencia II), lo cual concuerda
ventajas enumeradas anteriormente. Pero hasta el mo- con lo apreciado en el metaanálisis de Freedman y col.,49
mento no hay estudios fundados que demuestren esa im- y en el de Mohtadi y col.64 (nivel de evidencia III). Una
presión.56 razón puede ser la menor resistencia de las anclas (90 a
La comparación entre las primeras técnicas de trata- 115 N), frente a la técnica de Bankart estándar (127 N).65
miento artroscópico y los métodos clásicos de repara- El desarrollo de nuevas técnicas permite también
ción abierta de las inestabilidades del hombro, mediante entrever la posibilidad de alcanzar por vía artroscópica
el uso de grapas o la sutura trasglenoidea para fijar el la- resultados similares a los obtenidos con las técnicas clá-
brum a la glenoides, fue muy desfavorable para las pri- sicas abiertas. Ya se conoce la razón de contar con mejo-
meras. Las cifras de recurrencia resultaron inacepta- res expectativas del tratamiento de la inestabilidad mul-
bles, y es que la reinserción del labrum se hacía tidireccional mediante la traslación lateral abierta de la
demasiado medial y, por lo tanto, poco eficaz de cara a cápsula, en comparación con la plicatura artroscópica
reducir la traslación anterior de la cabeza humeral. Su de la misma. Al variar la técnica artroscópica de plica-
efecto tenía que ser deficitario frente a la reparación tura con un multifruncido anterior, inferior y posterior
abierta de la lesión de Bankart, donde el labrum se co- se logra una disminución de volumen de 58 " 12%,
loca de nuevo en su lugar sobre el borde anterior de la comparada con 45 " 11% de la traslación capsular
glena. En una comparación no aleatorizada y retrospec- abierta (p < 0.006).66
Transición de la cirugía abierta a la artroscopia 253
No hay duda de que el perfeccionamiento de las téc- ciente, de la lesión específica y de sus posibilidades
nicas conduce a la mejora de resultados, y lo mismo ha como artroscopista, y proceder al tratamiento selectivo
ocurrido con las modificaciones propuestas para suturar racional de cada caso (cuadro 14–5),95,96 y no en función
y reinsertar firmemente el mango.83,87 Las anclas actua- de su apetencia o de la moda.
les conceden un amarre más resistente que el logrado
mediante la sutura clásica abierta transtúnel,88 por lo
que la osteoporosis no constituye una contraindicación
para la artroscopia. La sutura artroscópica sobre doble CONCLUSIONES
fila de anclas disminuye el número de roturas recurren-
tes respecto a cualquier tipo de sutura sobre una fila, ex-
cepto en la eventualidad de las roturas masivas.89,90 En
los casos complejos a nivel del tendón, la sutura Mason– 1. La artroscopia es una herramienta más para el ci-
Allen,91,92 que reparte muy bien las cargas en toda la su- rujano de hombro.
tura más que sobre el tendón, es óptima para reparar el 2. La adecuación y la optimización de los procedi-
manguito, sobre todo en las roturas crónicas con grave mientos artroscópicos han mejorado en gran me-
degeneración tendinosa o gran retracción de los bordes. dida los resultados.
Lo mismo sucede con la llamada sutura en masa del 3. A pesar de la ampliación de las indicaciones y del
manguito, que exhibe una resistencia similar a la de Ma- incremento del empleo de los procedimientos ar-
son–Allen.93 Cuando dichas suturas se apoyan en una troscópicos, debe observarse una cierta limitación
doble fila de anclas el número de fallos es significativa- y especificidad de las mismas, dejando lugar para
mente menor que cuando se hacen sobre una sola fila los procedimientos abiertos.
(nivel de evidencia II).94 El problema es que esas sutu- 4. Cuenta más la precisión de la indicación y la per-
ras son muy difíciles de realizar por vía artroscópica, fección técnica que la vía por la que se haga.
por lo que el empleo de técnicas artroscópicas depende- 5. Las conclusiones extraídas de los resultados de los
rá de la experiencia y habilidad del cirujano. estudios existentes no se elevan a una categoría
De cualquier forma, al igual que en el tratamiento de absoluta; deben interpretarse y ceñirse a la casuís-
la inestabilidad, el cirujano de hombro debe establecer tica concreta que las generó.
una cierta gradación de la patología subacromial en fun- 6. Se necesitan más estudios con un alto nivel de cali-
ción de consideraciones multifactoriales propias del pa- dad y evidencia científica.
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258 Patologías de hombro (Capítulo 14)
Capítulo 15
Tratamiento no quirúrgico de las
lesiones del mango rotador y del bíceps
Wulfrano Olascoaga Aguirre
El tratamiento conservador de las lesiones del mango miento no quirúrgico. Enfatiza la importancia del repo-
rotador y del bíceps ha sido ampliamente analizado, dis- so, evitar mecanismos de lesión y un programa de
cutido y documentado por diversos autores.1–10 Muchos fortalecimiento. Rowe14 manifiesta que la mayoría de
expertos convergen en el criterio de que el empleo de un las lesiones del manguito rotador pueden responder a
programa de rehabilitación temprana, el reposo y la in- tratamiento conservador. Itoi y col.15 reportan mejoría
gesta de medicamentos analgésicos antiinflamatorios hasta en 82% en pacientes con rotura completa con tra-
pueden conseguir un resultado satisfactorio. tamiento conservador. Bokor y col.16 reportan 80% de
Morrison DS y col.,11 en el artículo Tratamiento no mejoría con el manejo conservador. El metaanálisis de
quirúrgico en el síndrome de pinzamiento subacromial, Cochrane Intervenciones fisioterapéuticas para el do-
reportaron resultados satisfactorios en 67%; específica- lor del hombro refiere que la fisioterapia es a menudo
mente, 30% tuvieron resultados excelentes y 37% tu- la primera línea de tratamiento para el dolor del hom-
vieron buenos resultados, si bien 28% no tuvieron mejo- bro.17 En otra revisión de Cochrane, Intervenciones
ría. El protocolo de tratamiento incluyó medicamentos para los desgarros del manguito de los rotadores en
antiinflamatorios y un programa de terapia física. adultos, se menciona que el manejo conservador es me-
Morrison y col. manifestaron que la rehabilitación nos invasivo y menos costoso que el manejo quirúrgi-
del pinzamiento se enfocó al fortalecimiento de los co.18 Morrey y col.,19 para el tratamiento no quirúrgico
músculos subescapular, infraespinoso y redondo menor de las lesiones de manguito rotador en las que la causa
con el objeto de aumentar el efecto depresor de esta por- es la abrasión subacromial, utilizan un programa pla-
ción del manguito rotador sobre la cabeza del húmero neado por el fisioterapeuta Jackins, que incluye:
y posteriormente el deltoides y el supraespinoso. Por úl-
timo, el fortalecimiento del resto de los músculos para 1. Evitar lesiones repetitivas.
evitar el estrés al tendón del mango rotador, especial- 2. Restaurar la flexibilidad normal.
mente al supraespinoso. Habermeyer P y col.,12 en 1996, 3. Restaurar la potencia normal.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
259
260 Patologías de hombro (Capítulo 15)
pectos más relevantes. La articulación del hombro es la versia. En los primeros estudios de este movimiento se
que tiene mayor movimiento en el cuerpo humano.20,21 decía que la contribución glenohumeral era de los pri-
Esta libertad de movimiento tiene su precio, es también meros 90_, seguida de la rotación escapulotorácica. En
la más inestable y la amplitud de movimiento le resta estudios posteriores se considera que el movimiento
estabilidad. Existe un principio básico que rige los mo- global glenohumeral–escapulotorácico ocurre a razón
vimientos articulares: cuanto mayor es el movimiento de 2:1. Después de los 120_ la articulación acromiocla-
articular, menor es la estabilidad; y a mayor estabilidad, vicular participa como un auxiliar de la articulación gle-
menor flexibilidad. nohumeral, lo cual nos da un ritmo escapulohumeral
adecuado que va a permitir la participación de dos arti-
culaciones concomitantes sin que se perciba la entrada
Estabilidad del hombro de una sobre la otra.
Los músculos del manguito rotador se consideran un
En la estabilidad del hombro intervienen factores está- cuadríceps, es decir, tienen sus funciones como grupo,
tico y dinámicos: pero también funciones específicas. Sabemos que las
rotaciones son un movimiento exclusivo de la articula-
ción glenohumeral y se llevan a cabo por los músculos
S En la estabilidad estática del hombro contribuyen
del manguito rotador; el subescapular efectúa la rota-
los tejidos blandos (ligamentos coracohumeral y
ción interna y el infraespinoso, junto con el redondo me-
glenohumerales, labio y cápsula) y la superficie
nor, la rotación externa; el supraespinoso, con orienta-
articular (contacto articular, inclinación escapular
ción horizontal, genera una fuerza compresiva, lo que
y presión intraarticular).
ayuda a centralizar la cabeza del humero en la glenoides
S En la estabilidad dinámica contribuyen los mús-
durante la elevación del brazo; se admite en forma gene-
culos del manguito rotador, bíceps, deltoides, tra-
ral que la abducción del brazo se inicia por la acción del
pecio, serrato anterior y romboides.
supraespinoso y es continuada por el deltoides.
S La cápsula está reforzada por los tendones de los
Las fuerzas totales producidas en el inicio de la ab-
músculos del manguito rotador.
ducción en los 45_ iniciales de elevación son verticales,
S El tendón de la porción larga del bíceps es un esta-
con una tensión ascendente dada por el deltoides. La
bilizador22,23 y depresor de la cabeza humeral.24,25
fuerza resultante del subescapular, el infraespinoso y re-
S La interacción entre los elementos estáticos y la
dondo menor como depresores primarios de la cabeza
musculatura dinámica permite la ejecución de
humeral y el supraespinoso se oponen a las fuerzas as-
movimientos adecuados para llevar a cabo las ac-
cendentes del deltoides, lo que origina fuerzas de com-
tividades de la vida diaria.
presión y cizallamiento.
También se ha demostrado que la flexión a 90_ del
codo disminuye 22% del esfuerzo del manguito rotador,
Movilidad del hombro en el plano de elevación.
La rotación ascendente de la escápula es importante
La función normal de la cintura escapular se lleva a cabo en la elevación del brazo. El serrato anterior produce la
por la movilidad conjunta e integral de las articulacio- abducción y rotación superior de la escápula, y es ayu-
nes: dado por las fibras superiores y medias del trapecio y el
angular del omóplato, manteniendo la escápula mien-
1. Esternoclavicular. tras se lleva a cabo este movimiento.
2. Acromioclavicular. Para efectos del tema es importante señalar que el
3. Glenohumeral. tipo de fibras musculares de las que están constituidos
4. Escapulotorácica. estos músculos cobra importancia porque son fibras de
tipo “b”, las cuales tienen la característica de tener una
La función más importante del hombro es la elevación alta resistencia a la fatiga, pero también se debilitan de
del brazo; el movimiento ocurre principalmente en las inmediato en cuanto no se usan; se ha demostrado por
articulaciones glenohumeral y escapulotorácica, acción estudios electromiográficos que después de 72 horas de
conjunta a la que se denomina ritmo escapulohumeral. desuso los músculos presentan debilidad clínica.
Los movimientos del hombro han sido analizados Las base biomecánica del tratamiento conservador es
durante muchos años por un gran número de investiga- restablecer el balance muscular normal del hombro. Es
dores expertos en la materia, siendo motivo de contro- importante fortalecer tres áreas:
Tratamiento no quirúrgico de las lesiones del mango rotador y del bíceps 261
1. Depresores de la cabeza humeral (subescapular, El dolor es el síntoma común por el que el paciente
infraespinoso y redondo menor). acude al médico; la exploración física permite conocer
2. Equilibrio muscular escapular (trapecios, serrato el rango de movimiento articular activo y/o pasivo, la
y romboides). intensidad del dolor durante el movimiento, la ubica-
3. Los principales posicionadores humerales (deltoi- ción de los puntos de dolor, tensión y espasmo muscu-
des, pectoral mayor y dorsal ancho). lar, así como el grado de limitación funcional.
ANALGESIA
PRINCIPIOS BÁSICOS
DE LA REHABILITACIÓN
1. Analgesia.
2. Restauración del movimiento pasivo. Estimulación eléctrica para analgesia
3. Fortalecimiento muscular.
4. Reintegración del paciente a sus actividades. Melzack y Wall introdujeron en 1965 el concepto de la
teoría de las compuertas del dolor, siendo la base para
Es fundamental la comunicación adecuada entre el gru- el uso de los estimuladores eléctricos transcutáneos
po de ortopedia y el de rehabilitación para facilitar la para analgesia (TENS, por sus siglas en inglés), utiliza-
recuperación funcional.26 El grado de lesión, la intensi- dos para disminuir o eliminar el dolor.27 La teoría ex-
dad del dolor y la limitación funcional, así como la res- plica cómo se obstaculiza el mensaje doloroso cuando
puesta al tratamiento, influyen en los tiempos que se le el estímulo nociceptivo compite con el estímulo eléctri-
dediquen a cada una de las etapas, por lo que el tiempo co a nivel del asta anterior de la médula espinal; las célu-
de estas etapas puede ser variable dependiendo de la las localizadas en la sustancia gelatinosa de Rolando
evolución; éstas, a su vez, pueden imbricarse en algún son estimuladas por neuronas sensitivas nociceptivas de
momento. pequeño o de gran diámetro; estas células sirven como
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A B
Figura 15–1. A. Posición incorrecta. B. Posición correcta.
262 Patologías de hombro (Capítulo 15)
Lehmann, en sus investigaciones clásicas del decenio Figura 15–3. Aplicación simultánea de estímulo para anal-
de 1960 describió los efectos fisiológicos del calor local gesia y compresa húmeda caliente.
Tratamiento no quirúrgico de las lesiones del mango rotador y del bíceps 263
Ultrasonido
importante; en las lesiones del mango rotador se pueden eso que se debe iniciar lo más pronto posible.42 La movi-
encontrar grados variables de tensión, contractura y fi- lización pasiva es un tipo de ejercicio dinámico en
brosis secundarios al dolor y la inmovilización, por es- donde el músculo se elonga o acorta en toda su amplitud
tas razones debe aplicarse. Se debe identificar todos y de movimiento disponible por acción de una fuerza ex-
cada uno de los tejidos involucrados para establecer el terna (gravedad, del fisioterapeuta, de una máquina o de
tiempo y la intensidad del masaje.39–41 otra parte del cuerpo del mismo paciente) y no hay con-
tracción voluntaria. Tiene como objetivo originar modi-
ficaciones de longitud para mantener las características
mecánicas y la función neuromuscular, permite mante-
RESTAURACIÓN DEL ner los diferentes planos de deslizamiento que ponen en
MOVIMIENTO PASIVO contacto los huesos, músculos, aponeurosis y tabiques
intermusculares, la velocidad y amplitud de la movili-
zación pasiva influye en el grado de estiramiento mus-
cular, además de evitar la formación de contracturas.43
Una vez que el dolor ha disminuido y permite iniciar la Está demostrada la efectividad de la movilización pa-
movilización pasiva, es importante explicarle al pacien- siva en la restauración del movimiento articular.44
te este procedimiento para darle confianza y evitar re- El ejercicio terapéutico implica contracción muscu-
sistencia refleja y dolor. En esta etapa es conveniente lar y arcos de movimiento para mejorar la función total
continuar con la aplicación de los medios físicos para del individuo y ayudar a satisfacer las exigencias de la
analgesia (compresas calientes, estimulación eléctrica vida diaria.45
para analgesia, ultrasonido y masaje), ya que facilitan Estos movimientos deben realizarse contemplando
la movilización. El paciente que presenta arcos de todos los arcos de movilidad del hombro, con el pa-
movimiento disminuidos por consecuencia tendrá limi- ciente en la posición descrita para la fase de analgesia
taciones para realizar sus actividades cotidianas, es por (figura 15–6).
A B C
D E F
Figura 15–6. El fisioterapeuta realiza la movilización en todos los arcos de la articulación del hombro. A. Posición de partida. B.
Flexión. C. Abducción. D. Aducción. E. Rotación externa. F. Rotación interna.
Tratamiento no quirúrgico de las lesiones del mango rotador y del bíceps 265
A B C
Figura 15–8. A. Los ejercicios pendulares se llevan a cabo con el paciente de pie con el tronco inclinado hacia delante; precisan
de una contracción mínima de los músculos del hombro, permitiendo la separación de la cabeza del húmero del acromion. B.
Movimiento pendular en sentido anterior. C. Movimiento pendular de sentido posterior.
266 Patologías de hombro (Capítulo 15)
A B
Figura 15–9. Incorporar un peso distal aumenta la tracción del brazo y amplía el movimiento pendular. A. El movimiento pendular
se desplaza hacia delante. B. El movimiento pendular se desplaza hacia atrás.
A B
A B C
Figura 15–12. Movilización pasiva del hombro asistida por el movimiento de un bastón; el brazo sano ayuda al brazo enfermo
y se realiza en todos los arcos de amplitud. A. Elevación anterior. B. Abducción. C. Rotación externa.
sedentaria que para un atleta de alto rendimiento, ni es miento articular, es decir, la tensión del músculo aumen-
igual para un anciano que para un joven. ta pero sin variar su longitud; la desventaja que presenta
Se inicia con movilidad activa asistida y activa libre es que la fuerza muscular aumenta en el ángulo de es-
en cuanto sea posible, en posición de ventaja mecánica, fuerzo específico pero no hay un aumento de fuerza en
inmediatamente después de la aplicación de los medios otras posiciones de la amplitud de movimiento; la ven-
utilizados para analgesia, en posición de decúbito dor- taja es que, como no hay movimiento articular, en los
sal. El programa de ejercicios está diseñado para forta- pacientes que aún presentan dolor a la movilidad son
lecer los músculos del manguito rotador, deltoides y es- efectivos (figura 15–13).
tabilizadores de la escápula. Existen diferentes técnicas de contracciones isomé-
Se ha implementado lo que se llama fortalecimiento tricas, que se describirán brevemente a continuación.
facilitado. Este fortalecimiento facilitado se lleva para- Von Niederhoffer prefiere la utilización de contrac-
lelamente con la movilización articular pasiva cuando ciones estáticas de larga duración; el tiempo de cada una
el dolor ha disminuido, y se puede complementar en la de ellas es de 12 segundos. Las unidades motrices del
etapa de fortalecimiento muscular. músculo se utilizan por un periodo relativamente largo
Para incrementar la resistencia muscular es preciso de tiempo, pero se presenta fatiga rápidamente.
seguir los principios de sobrecarga y especificidad. El
número de repeticiones según diversos autores es más
de 10.50
Existen diferentes técnicas para aumentar la fuerza
muscular, entre las que se incluyen:
S Ejercicios isométricos.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Ejercicios isotónicos.
S Ejercicios isocinéticos.
S Ejercicios pliométricos.
S Ejercicios de facilitación muscular propioceptiva
(FNP, por sus siglas en inglés).
Ejercicios isométricos
A B C
D E F
Figura 15–14. El paciente en posición cómoda y con ventaja mecánica realiza activamente la movilización de hombro en todos
sus arcos de amplitud. A. Posición inicial. B. Flexión. C. Abducción. D. Aducción. E. Rotación interna. F. Rotación externa.
A B
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
C D
Figura 15–16. El paciente en decúbito supino realiza fortalecimiento en todos los arcos de amplitud del hombro utilizando man-
cuernas; el peso se va aumentando gradualmente. A. Posición de partida. B. Flexión. C. Rotación interna. D. Rotación externa.
270 Patologías de hombro (Capítulo 15)
A
A B
Figura 15–17. En posición sedente el paciente realiza forta-
lecimiento facilitado ayudándose con la extremidad sana. A.
Posición de partida. B. Flexión o elevación anterior.
Ejercicios isocinéticos
La contracción muscular isocinética es la fuerza que se
ejerce contra un objeto a velocidad constante, por medio
Figura 15–23. Ejercicios de reforzamiento de los estabilizadores de la escápula sin peso, una vez que el paciente tolere peso
éste se incorporará gradualmente.
de una máquina que permite el movimiento a velocidad resistencia de la que pueda tolerar, además de brindar
predeterminada en donde la resistencia es variable.58 Es estabilidad a la cintura escapular.59,60
una contracción muscular que acompaña a una veloci-
dad de ejecución fija en todo el arco de movimiento:
esto implica una tensión máxima del músculo a lo largo Ejercicios pliométricos
de todo el recorrido. Son muchas sus ventajas, entre las
cuáles destaca cargar a un músculo que se contrae diná- Si se trata de un atleta de alto rendimiento se iniciará un
micamente en todos los puntos de movimiento; como la proceso de reincorporación al deporte mediante la utili-
resistencia es igual a la fuerza que se aplica es un méto- zación de ejercicios pliométricos; antes de comenzar
do muy seguro, ya que el paciente nunca soportará más con ellos el paciente debe tener fuerza y resistencia
Figura 15–24. Fortalecimiento de los estabilizadores de la escápula en retracción escapular mediante un balón terapéutico (cade-
na cerrada).
Tratamiento no quirúrgico de las lesiones del mango rotador y del bíceps 273
musculares adecuadas, y deberán ser precedidos por calentamiento adecuados. Los ciclos de acortamiento–
ejercicios de calentamiento adecuados. estiramiento deben realizarse lo más rápido posible. La
Los ejercicios pliométricos (Fred Wilt, 1975), a me- carga del ejercicio debe aumentar progresivamente
nudo llamados ejercicios de acortamiento–estiramien- (para las extremidades superiores se pueden utilizar pe-
to, son aquellos que capacitan a un músculo para alcan- lotas), así como el número de repeticiones o series de
zar una fuerza máxima en un breve periodo de tiempo. ejercicio.
El ejercicio pliométrico se define como un movimiento
rápido y potente precedido por un contramovimiento de
precarga que crea un ciclo de acortamiento–estiramiento Ejercicios de facilitación
en el músculo.61 Son ejercicios dinámicos que combinan neuromuscular propioceptiva
velocidad–fuerza (potencia) y actividades funciona-
les.62,63 Son recomendados sólo en las fases posteriores Para toda la musculatura del miembro afectado se utili-
de la rehabilitación en personas jóvenes y activas que zan técnicas globales, como la facilitación neuromuscu-
deben conseguir un nivel de alto rendimiento físico en lar propioceptiva, fundamentalmente el método de Ka-
una actividad específica. bat, que no busca obtener una contracción localizada
Por ejemplo, un paciente lanza a la pared una pelota sino de toda la musculatura; con la finalidad de integrar
y ésta, al rebotar en la pared, regresa al paciente. Lanzar la contracción de los músculos debilitados del manguito
la pelota produce una contracción excéntrica en el bí- rotador para tener una respuesta motriz de mayor cali-
ceps cuando el músculo se elonga o estira (fase de esti- dad, los músculos fuertes ayudan a los débiles contra-
ramiento). Al sujetar la pelota a su regreso produce una yéndose de forma sinérgica; son eficaces porque dan
contracción concéntrica rápida en el bíceps (fase de una potenciación global y una mejor reeducación pro-
acortamiento) (figura 15–26). pioceptiva.64,65 Se realizan los cuatro patrones de Kabat,
Antes de comenzar con los ejercicios pliométricos el que el fisioterapeuta debe enseñar primero de manera
paciente debe tener fuerza y resistencia musculares ade- pasiva para tener la certeza de que el paciente entendió
cuadas en el músculo a ejercitar y realizar ejercicios de las instrucciones:
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
cuada sus actividades cotidianas. Es importante que se tratamiento de rehabilitación es un proceso que requiere
le explique al paciente y éste a su vez comprenda que el de continuidad para obtener resultados satisfactorios.
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Capítulo 16
Cómo evitar y manejar complicaciones
en reparaciones artroscópicas
del manguito rotador
Wesley M. Nottage
Diversos autores han reportado las complicaciones rela- a la artroscopia de hombro han variado de 5.3 a 9.5%,
cionadas con la cirugía artroscópica del hombro. Aun- pero estas cifras incluyen todo tipo de cirugías artroscó-
que la mayoría de los estudios de reseña indican que la picas de hombro.
tasa varía entre 5.8 y 9.5%, todos los estudios de reseña Los diversos artículos se han dirigido a las complica-
recientes que se han publicado destacan las escasas de- ciones quirúrgicas del hombro. Curtis y col. reportaron
claraciones de complicaciones y la falta de consenso en 660 casos presentados de forma abstracta e indicaron
cuanto a lo que se considera como complicación, lo cual una tasa general de complicaciones de 6.5%.3 McFar-
dificulta una evaluación precisa de la verdadera tasa de land y col. realizaron una reseña de la literatura en 1997
complicaciones. e indicaron la existencia de tasas de complicaciones
La artroscopia de hombro presenta un aumento en el para lesiones neurológicas de 0 a 30% y tasas de infec-
riesgo de complicaciones en comparación con la artros- ción de 0.04 a 0.23%.4 Rupp y col. reportaron las com-
copia de rodilla, sobre todo en términos de lesiones neu- plicaciones subacromiales en 108 procedimientos y ad-
rológicas y vasculares; extravasación de líquidos; vías virtieron 2% de infecciones, 3% de capsulitis adhesiva,
aéreas comprometidas; rigidez posoperatoria adquiri- 1% de lesiones neurológicas y 1% de fractura del acro-
da; lesión de tendón, articulación o cartílago iatrogéni- mion. Por otro lado, Berjan y col. estudiaron 179 artros-
co; y fallas en el equipo. Las técnicas más novedosas copias de hombro y señalaron una tasa de complicacio-
que utilizan anclajes específicos y dispositivos de fija- nes de 9.49% y una tasa superior para procedimientos
ción tienden a complicar los procedimientos y condu- artroscópicos (10.6%) que para procedimientos combi-
cen a problemas relacionados con complicaciones úni- nados artroscópicos y abiertos (5.26%).6
cas de implantación. Mohammed y col. reportaron nueve complicaciones
Las tasas de complicaciones artroscópicas del hom- “inusuales” en 4 000 artroscopias de hombro7 y advir-
bro están descritas en la literatura médica; el primer in- tieron tres casos de lesión de nervios (dos con una mejo-
forme de complicaciones para cualquier tipo de cirugía ría posterior), tres casos de quemaduras secundarias a
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
artroscópica fue el que realizó Small en 1986.1 Él señaló electrocauterización y dos complicaciones relacionadas
una tasa de 5.3% en el hombro, que atribuyó al uso de con inflamación intraoperatoria. Un paciente exhibió
grapas de estabilización en el hombro, y que disminuyó una osificación heterotópica tardía grave.
a 0.7% de incidencia de complicaciones con la cirugía Muller y Landsiedl describieron 846 artroscopias de
subacromial. Un estudio subsiguiente de Small en hombro e indicaron 48 complicaciones en 44 pacientes,
19882 reportó las complicaciones en cirugía artroscópi- con una incidencia de 5.8%.8 Las complicaciones inclu-
ca limitada a artroscopistas experimentados e indicó yeron lesiones neurológicas, rigidez, rotura del instru-
una incidencia de complicaciones de 5.2%. Estos estu- mental y complicaciones no técnicas, como alergias a
dios iniciales establecieron la relativa seguridad de los medicamentos y lesiones del nervio secundarias al blo-
procedimientos, así como un punto de referencia para la queo interescalénico y a infección; 43% del total de las
artroscopia de hombro. Las complicaciones posteriores complicaciones se relacionaron con infección (2.4%).
277
278 Patologías de hombro (Capítulo 16)
La comparación entre estos y otros estudios de ar- bombeado o gravedad parece proporcionar un arreglo
troscopias de hombro resulta difícil, debido a la infrade- óptimo para conservar el campo visual y controlar el
claración. De igual forma difiere la definición de lo que sangrado, al mismo tiempo que no se bombea un exceso
exactamente constituye una complicación; diversos au- de líquido en los tejidos blandos.
tores no consideran la rigidez como una complicación, Las complicaciones relacionadas con la anestesia re-
mientras que otros sí. gional son poco frecuentes, pero se han reportado lesio-
Las complicaciones por artroscopia de hombro se nes neurológicas temporales y permanentes a causa de
pueden dividir en tres grupos: las complicaciones típi- lesiones directas al nervio.19 El paciente, el cirujano y
cas de toda cirugía, las complicaciones específicamente el anestesiólogo deben evaluar la elección final entre
relacionadas con la cirugía artroscópica de hombro y las anestesia y riesgo.
complicaciones específicamente relacionadas con repa-
raciones artroscópicas del manguito rotador.
COMPLICACIONES ESPECÍFICAS
DE LA ARTROSCOPIA DE HOMBRO
COMPLICACIONES QUIRÚRGICAS
NO ESPECÍFICAS
Lesiones neurológicas
Las lesiones neurológicas aún constituyen el área de
mayor preocupación en la artroscopia de hombro. Se ha
Infección
reportado una tasa de lesiones de hasta 30%, destacando
que se cree que la mayoría de éstas son neuropraxias.
La tasa de infección con artroscopia de hombro es baja. Los mecanismos de lesión incluyen una tracción excesi-
Johnson estableció el punto de referencia con una tasa va en la posición lateral, lesiones directas al nervio,
de infección de 0.04% con todo tipo de artroscopias me- compresión secundaria a la extravasación de líquidos,
diante el uso de esterilización por glutaraldehído.9 Otros problemas relacionados con la envoltura de la extremi-
autores han confirmado lo mismo, como DiAngelo y dad operada para la tracción del brazo y distrofias sim-
Olgivie–Harris, que indicaron una tasa de infección de páticas regionales. Klein y col. informaron acerca del
0.23%, la cual fue suficiente para que señalaran el uso uso de la tracción del brazo y señalaron que las posicio-
de antibióticos perioperatorios.10 Algunos artículos han nes de extensión aumentada y abducción disminuida
indicado tasas de infección que varían de 0 a 3.4%, por producían un aumento de cargas sobre el plexo bra-
lo que parece prudente incluir antibióticos profilácticos quial.20 La cantidad de tracción axial del brazo en la po-
para cualquier procedimiento artroscópico de hombro, sición de decúbito lateral también puede afectar la ten-
con la finalidad de reducir el riesgo. sión sobre los nervios del plexo y los nervios cutáneos
de la piel del antebrazo. Se han reportado técnicas que
en general utilizan de 4.5 a 5.5 kg de tracción axial sobre
Complicaciones relacionadas el brazo en la posición de decúbito.
con la anestesia La disminución de la tensión sobre el plexo se puede
lograr mediante un soporte adecuado para la cabeza y el
Se han realizado numerosos informes anecdóticos de cuello (fijos en una ligera flexión lateral hacia el lado en
complicaciones relacionadas con la anestesia. Las co- que se realiza la intervención) y manteniendo el brazo
municaciones reportadas incluyen embolismo gaseoso en una posición con mayor flexión y abducción anterior
fatal, compresión traqueal (a causa de extravasación de (45–45), como una solución de compromiso que evita
líquidos), neumotórax, cuadriparesia con la posición de la excesiva tracción neurológica al tiempo que permite
silla de playa, obstrucción total de vías aéreas secunda- una adecuada visualización en decúbito lateral. Una
ria a la extravasación de líquido en el mediastino, arrit- pauta es la aparición de pliegues relajados de piel del
mias potencialmente fatales inducidas por epinefrina, lado de la intervención.
edema pulmonar por presión negativa y neumomedias- En realidad, la tracción del brazo en decúbito lateral
tino.11–18 Se recomienda no realizar una artroscopia a debería ser una “suspensión equilibrada” que por lo co-
gas en el hombro. Mantener la presión de entrada a 60 mún utiliza entre 2.27 y 3.18 kg de tracción axial para
mmHg mientras el anestesiólogo mantiene la presión contrabalancear el peso del brazo y minimizar el esfuer-
sistólica alrededor de los 90 mmHg en un sistema de zo sobre los nervios de la piel del antebrazo.
Cómo evitar y manejar complicaciones en reparaciones artroscópicas del manguito rotador 279
Complicaciones relacionadas
con los anclajes
braidR). El advenimiento de estos materiales de sutura nudos en cirugía artroscópica. Existen dispositivos más
ha disminuido el riesgo del fracaso prematuro de las su- novedosos en el mercado que permiten una fijación sin
turas. En las reparaciones del manguito rotador se reco- nudos, como el de “soldadura” y el de anclas “sin nudo”.
mienda el uso de materiales de sutura de segunda gene- Se recomienda que se tome el tiempo necesario para
ración y recargar el ancla en caso necesario. aprender a hacer un nudo artroscópico deslizante y un
El fracaso de los nudos y los problemas con su atadu- nudo artroscópico no deslizante, y utilizar ambos como
ra se pueden minimizar si se presta una atención deta- sostén principal en lugar de depender de un dispositivo
llada al aprendizaje de las particularidades del atado de que sustituya esta habilidad quirúrgica.
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Sección III
Inestabilidad
glenohumeral
285
286 Patologías de hombro (Capítulo 17)
Figura 17–4. A. En circunstancias normales la cápsula y el rodete vuelven más profunda la cavidad glenoidea efectiva. B. Dicho
efecto se pierde en caso de una lesión de Bankart, sobre todo si se desprende el cartílago articular. C. La reparación anatómica
del rodete desprendido y de los ligamentos glenohumerales al borde glenoideo permite restaurar el arco glenoideo efectivo. D.
En cambio, si el rodete y la cápsula se unen al cuello, no se restaura el arco efectivo mencionado.
La carencia relativa de profundidad del área superfi- través de una estrecha zona de transición fibrocartilagi-
cial de la glenoides ósea es compensada por la acción nosa. Por encima del ecuador de la glenoides el labrum
del labrum para mantener la biomecánica glenoidea es relativamente más móvil. En contraste, por debajo
normal. Cooper y col. determinaron que el labrum es un del ecuador el labrum está estrechamente unido al cartí-
anillo fibroso unido al cartílago articular glenoideo a lago articular glenoide (figura 17–6).
El labrum proporciona un sitio de unión para los liga-
mentos glenohumerales y el tendón de la porción larga
del bíceps, y su principal función consiste en incremen-
tar la profundidad de la cavidad glenoidea y actuar
como un “afianzamiento”, evitando que la cabeza ruede
sobre el límite anterior de la glenoides. Desde el punto
de vista virtual, se piensa que todas las lesiones labrales,
sobre todo las de la mitad inferior del ecuador de la gle-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 17–6. En el corte transversal, el cuello escapular y la zona glenoidea se asemejan mucho a una copa de aspiración de
caucho, porque tienen bordes distensibles en punta y un centro más rígido.
de la cápsula superior cerca de la aducción. Los extre- que aumentan la estabilidad. Primero actúan incremen-
mos de rotación interna y externa tienen la función de tando la compresión a través de la articulación glenohu-
enrollar las estructuras capsulares conduciendo a la meral, mediante el aumento de las cargas requeridas
compresión y al incremento de estabilidad causado por para trasladar la cabeza humeral. Estos factores son es-
el desarrollo de tensión en las estructuras relevantes. pecialmente importantes en los rangos medios de movi-
El ligamento glenohumeral inferior es el primer esta- miento, donde las estructuras capsuloligamentarias son
bilizador estático contra la traslación anterior, posterior más laxas.
e inferior entre 45 y 90_ de elevación glenohumeral. El Los estabilizadores escapulotorácicos ayudan a pre-
ligamento glenohumeral superior y el ligamento gleno- cisar el momento y la posición de la glenoides por deba-
humeral medio limitan la traslación anteroposterior e jo de la cabeza humeral. La disfunción en cualquiera de
inferior en los rangos medio y bajo de elevación cuando estos estabilizadores puede llevar a una inestabilidad
el brazo se aproxima a la aducción. Es posible que el li- subsecuente, por lo que los mecanismos estabilizadores
gamento glenohumeral superior, el ligamento coraco- se comienzan a fatigar (figura 17–7).
humeral y el ligamento glenohumeral inferior funcio- Los efectos de las superficies articulares anormales,
nen juntos para limitar la traslación inferior del hombro la ejecución articular, la presión intraarticular negativa
aducido y actúen como restricción secundaria contra la y la adhesión y cohesión en parte o en combinación pue-
traslación posterior. den llevar a la inestabilidad del hombro o a empeorarla,
La contracción del manguito rotatorio y la porción pero solos pueden tener un papel insignificante en la pa-
larga del bíceps afecta los factores estáticos y dinámicos togénesis de la inestabilidad.
Figura 17–7. El músculo supraespinoso comprime la cabeza humeral en la cavidad glenoidea y la estabiliza contra el desplaza-
miento que ejercen las fuerzas del deltoides. No está orientado en forma óptima para deprimir la cabeza del húmero, porque es
pequeño el componente de dirección inferior de su fuerza.
Inestabilidad glenohumeral. Fisiopatología 289
A B
Figura 17–8. En circunstancias normales la cápsula glenohumeral establece un volumen articular limitado, de tal forma que el
alejamiento o distracción de la cabeza produce un vacío relativo en el interior de la cápsula, que se opone a un mayor desplaza-
miento. A. La práctica de un orificio en la cápsula elimina el efecto de volumen articular limitado. B. El efecto de volumen articular
limitado aminora si la cápsula es demasiado distensible y permite su “ invaginación” en la articulación.
La presión negativa intraarticular y las fuerzas adhe- rrente del hombro. En 1906 Perthes consideró que el
sivas de la articulación en presencia de líquido sinovial desprendimiento del rodete respecto al reborde anterior
entre las superficies articulares contribuyen a la estabi- de la cavidad glenoidea era la lesión esencial en las lu-
lidad estática, en especial cuando la cápsula es laxa y la xaciones recidivantes. A este “desprendimiento” trau-
musculatura es relativamente inactiva (figura 17–8). mático del rodete glenoideo se le ha llamado lesión de
La inestabilidad glenohumeral postraumática con lu- Bankart. La mayoría de los autores aceptan que la lesión
xación recurrente del hombro es una afección frecuen- de Bankart es la alteración patológica observada con
te.7 La luxación anterior del hombro con inestabilidad más frecuencia en la luxación recidivante del hombro,
en el mismo sentido es la entidad más frecuente en esta aunque no constituye la lesión esencial (85% de los ca-
patología. Asimismo, la inestabilidad posterior es rela- sos en las luxaciones traumáticas recidivantes). La laxi-
tivamente rara y, aunque la inestabilidad primaria es tud excesiva de la cápsula articular también es una causa
posterior, en muchas ocasiones puede también haber la- de inestabilidad (hasta 28% de las luxaciones traumáti-
xitud inferior y en algunos casos puede haber inestabili- cas recidivantes) y debe considerarse como otro factor
dad multidireccional.11 La historia natural de la inesta- causal de inestabilidad del hombro. Hoy en día se sabe
bilidad multidireccional no está claramente establecida. que las lesiones, como las SLAP (por sus siglas en in-
Puede estar relacionada con un aumento en la laxitud de glés) tipo II y las avulsiones de los ligamentos glenohu-
la articulación y en muchos casos los factores no son co- merales, son capaces de contribuir a la presencia de
nocidos.4 Al principio se pensaba que la falta de inmovi- inestabilidad glenohumeral.2,6,8
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
lización del hombro durante tres o cuatro semanas des- La laxitud excesiva puede tener su origen en una de-
pués de la reducción en una luxación inicial constituía ficiencia congénita de colágeno o en la deformación
la causa principal de la recidiva, pero los diversos estu- plástica del complejo capsuloligamentoso por un solo
dios demuestran que son más importantes otros facto- antecedente traumático mayor o por microtraumas re-
res. Se cree que el desarrollo de recidivas depende en petitivos. Los estudios realizados por diferentes autores
gran parte de la localización y la naturaleza del daño en acerca de las luxaciones anteriores del hombro demos-
el momento de la luxación inicial. La edad del paciente traron que 38% de las lesiones agudas eran anomalías
al sufrir la luxación inicial es otro factor importante. Se intraligamentosas y 62% eran alteraciones de la inser-
ha encontrado que el mayor porcentaje de recidivas de ción capsuloligamentosa en el cuello glenoideo. Tam-
la luxación se presenta en los pacientes menores de 20 bién se demostró una incidencia de hasta 9% de des-
años de edad (de 90 a 95%). prendimiento del ligamento glenohumeral inferior en
En la actualidad se sabe que no existe una lesión pato- los pacientes con luxaciones agudas del hombro. Gra-
lógica responsable de todos los casos de luxación recu- cias a la artroscopia se han identificado con frecuencia
290 Patologías de hombro (Capítulo 17)
lesiones posteriores de la cápsula y el rodete en casos de Las fuerzas musculares son potentes estabilizadores,
inestabilidad anterior recidivante. sobre todo en rangos medios de movilidad, cuando los
Otra lesión encontrada en los casos de inestabilidad estabilizadores pasivos están laxos. Sin embargo, algu-
anterior del hombro es la llamada lesión de Hill–Sachs, nas fuerzas musculares pueden contribuir a la inestabili-
que corresponde a una fractura por impacto de la super- dad del hombro, en especial en los rangos finales de mo-
ficie posterolateral de la cabeza humeral, que se produ- vilidad, tal como han demostrado algunos autores que
ce en el momento de la luxación. Esta lesión puede con- ocurre con el pectoral mayor.3
tribuir a que se originen luxaciones subsecuentes. Es así como se considera que ninguna lesión esencial
También pueden surgir fracturas del reborde glenoideo única es responsable de todas las luxaciones recidivan-
en caso de luxación anterior o posterior, que pueden tes del hombro. Además de las diferentes anomalías pri-
conducir a inestabilidad recidivante si son lo suficiente- marias posibles capaces de inducir inestabilidad, pueden
mente grandes. aparecer defectos secundarios en casos de luxaciones
Otra complicación que se puede presentar es la osteo- recidivantes.
artrosis debida a luxación, como evento único o por lu- La erosión del reborde glenoideo anterior, el estira-
xación recurrente.5 miento de la cápsula anterior y del tendón subescapular,
Los desgarros del manguito rotador acompañan a ve- y el deshilachamiento y la degeneración del rodete gle-
ces a las luxaciones glenohumerales anterior e inferior. noideo son posibles en caso de luxación repetida
La frecuencia de esta complicación aumenta con la (Campbell).
edad; así, en las personas mayores de 40 años la inciden- La inestabilidad del hombro se puede entender como
cia es mayor de 30% y en las mayores de 60 años es su- una condición donde el balance de las diferentes estruc-
perior de 80%.9 Es bien conocido el factor estabilizador turas estabilizadoras es alterado, resultando en un incre-
de los músculos a nivel de la articulación glenohumeral. mento en la traslación y el desarrollo de sintomatología.
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Capítulo 18
Clasificación de la inestabilidad
glenohumeral
Arturo Gutiérrez Meneses, Óscar Antonio Martínez Molina
291
292 Patologías de hombro (Capítulo 18)
Inestabilidad anterior
La inestabilidad recurrente es la complicación más fre- La inestabilidad glenohumeral posterior ocurre con me-
cuente de la luxación anterior, independientemente del nos frecuencia que la inestabilidad anterior. El porcen-
tratamiento inicial no operatorio que se haya ofrecido. taje está aproximadamente en una incidencia de 4%.
Esta lesión está relacionada directamente con la edad en Esta lesión es un reto para el ortopedista, pues la lesión
que se presenta la primera luxación. llega a pasar inadvertida hasta en 50 a 80% de los pa-
cientes, en parte por una historia y un examen físico ina-
decuados.
Su clasificación se basa en el grado, la frecuencia, la
Subluxación anterior recurrente dirección y la etiología de la inestabilidad.
Clasificación de la lesión
Luxación posterior previa
“Macrotrauma”
“Microtrauma”
Disfunción escapulotorácica
axial.
Los pacientes que presentan esta entidad son capaces de
reproducir episodios de luxación. Se le divide en:
Inestabilidad multidireccional
1. Posicional.
2. Muscular. Tipo y descripción:
Los pacientes con control muscular de la inestabilidad 1. Inestabilidad global: inestabilidad atraumática
tienen generalmente un fondo emocional. No son candi- multidireccional.
datos a tratamiento quirúrgico y deben recibir asesoría 2. Inestabilidad anterior: aguda, episodio traumático.
médica y psicológica. 3. Inestabilidad posteroinferior: repetitiva, episo-
En cuanto al control de la posición, el paciente evi- dios de microtrauma.
tará producir la lesión no realizando los movimientos y 4. Inestabilidad anteroposterior.
296 Patologías de hombro (Capítulo 18)
mente, la pérdida de la traslación posterior en la fase de desgarro del mango rotador y del labrum posterosupe-
cocking tardío y temprana aceleración durante el lanza- rior. Del aumento de la laxitud capsular resulta un au-
miento general un mayor pinzamiento del mango rota- mento de la traslación, así como aumento de la rotación
dor. La repetición de este contacto es la responsable del lateral.
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Capítulo 19
Tratamiento del primer episodio de la
luxación del hombro. Luxación aguda
Arturo Gutiérrez Meneses, Óscar Martínez Molina
INTRODUCCIÓN INCIDENCIA
La articulación del hombro es una de las más versátiles En México no hay estadísticas que indiquen su frecuen-
del sistema musculosquelético, pues permite un amplio cia; sin embargo, los diferentes reportes dan cifras de
ángulo de movilidad en diferentes planos. 11.2 veces por cada 100 000 individuos por año.4
Este amplio movimiento de la articulación la hace Otros reportes de la Unión Americana muestran ci-
vulnerable a diferentes lesiones, como, por ejemplo, la fras que varían de 28.3 por cada 1 000 individuos por
luxación. año de eventos de subluxación y luxación. El valor en
La luxación traumática del hombro es una lesión re- la población militar fue de 1.69 a 4.45 luxaciones por
lativamente común y ocurre tanto en personas sedenta- cada 1 000 personas, las cuales son mayores a las repor-
rias como en atletas e individuos que se someten a gran- tados en Europa, donde oscilan entre 0.08 y 0.24 por
des esfuerzos. cada 1 000 personas.5
Se asocia a un persistente déficit de la función del La relación de género masculino–femenino fue de
hombro y a un alto riesgo de recurrencia, sobre todo en 0.7 y 0.3, respectivamente.
los adultos jóvenes.
La luxación anterior del hombro es la lesión más co-
mún de esta articulación y representa 96% de todas las MECANISMO DE PRODUCCIÓN
luxaciones.1
En más de 90% de los casos la causa es secundaria a
un trauma y solamente 10% se deben a un origen atrau- El mecanismo más común de una luxación anterior
mático; 90% de las luxaciones ocurren en dirección traumática es una fuerza indirecta con la posición de la
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299
300 Patología de hombro (Capítulo 19)
Historia natural
0–5
70
6–10
60
11–15
50 16–20
68 21–25
40
26–30
30 49
31–35
20 36
36–40
10 6 5 41–55
2 14 2 1
0
Años
Bankart Bankart
El lavado artroscópico usado como tratamiento de la 1. Pacientes jóvenes entre 20 y 25 años de edad.
luxación aguda ha demostrado una reducción en el valor 2. Lesión traumática.
de la recurrencia, en comparación con los pacientes tra- 3. Amerita reducción.
tados en forma conservadora, es decir, bajo el régimen 4. Extremidad dominante.
no operatorio; sin embargo, el porcentaje de recurren- 5. Alto plano de actividad.
cias en el procedimiento con lavado aún es de 20%. En 6. Deseo de continuar en el mismo plano de activi-
cuanto al tratamiento quirúrgico, hay que hacer varias dad.
consideraciones. 7. Sensación de inestabilidad con movimientos o
El tratamiento quirúrgico puede evitar luxaciones aun con el cabestrillo.
subsiguientes, por lo que proporciona beneficios, como
reducción del dolor, y evita la pérdida de días de escuela Se han llevado a cabo diferentes estudios que comparan
y actividades laborales y deportivas, así como múltiples los resultados entre el tratamiento conservador y el qui-
recurrencias. El tratamiento se ofrece a personas jóve- rúrgico; uno de ellos es el de Arciero y col., donde el tra-
nes y adultas activas, y busca mejores resultados que los tamiento conservador con inmovilización durante cua-
obtenidos con el tratamiento conservador. tro semanas tiene una recurrencia de 80%, mientras que
La reparación abierta o artroscópica en la fase aguda el quirúrgico (artroscopia) reportó 14% de recurren-
puede capitalizarse por las condiciones del complejo cias.15
capsuloligamentario y de la cápsula. La indicación quirúrgica, sea abierta o artroscópica,
Al ofrecer este tratamiento se debe tener en cuenta la se debe basar en los hallazgos clínicos y radiológicos.
edad del paciente, siendo ideal el joven entre los 19 y los La estabilización artroscópica para una inestabilidad
30 años, con altas demandas en su vida diaria, puesto traumática ha crecido en los últimos años, pues propor-
que este procedimiento le permitirá un rápido retorno a ciona un mayor ángulo de movilidad y un temprano re-
las actividades, sobre todo a las deportivas que exigen torno a las actividades de la vida diaria y deportivas.
movimientos por arriba de la cabeza (béisbol, basquet- Sin embargo, uno debe tener presentes las lesiones
bol, tenis y natación, o las actividades propias de los asociadas, como son los defectos óseos tanto de la gle-
obreros). No hay que olvidar que la luxación del hom- noides como de la cabeza humeral, que comúnmente
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bro con frecuencia requiere estabilización quirúrgica, ocurren durante el episodio luxante.
sea abierta o artroscópica; sin embargo, a pesar de los Como se sabe, la lesión de Hill–Sachs es una lesión
avances tan importantes en la estabilización artroscó- común cuyo tratamiento pasa inadvertido después de la
pica, ésta aún se asocia con más fallas mayores que la primera luxación, puesto que se trata generalmente de
cirugía abierta, especialmente en los adultos jóvenes. lesiones pequeñas; sin embargo, se deben tomar los es-
Se ha demostrado que en ciertas condiciones la inter- tudios radiológicos adecuados, como es la proyección
vención temprana puede ser superior al tratamiento de Stryker (figura 19–6), que ayuda al diagnóstico de
conservador o no operatorio. En el estadio temprano se esta lesión. Esta afección ocurre entre 32 y 51% de los
encuentra el tejido robusto. En cambio, en la lesión cró- casos, mientras que la deficiencia glenoidea se presenta
nica los tejidos están retraídos y fibrosos. en 22%; en caso de eventos repetitivos, entre las dos
Cuando el paciente sufre una luxación aguda, gene- abarcan 100%.
rada por suficiente energía y clasificada como traumá- El diagnóstico es básico, pues estabilizar una primera
tica, se deben considerar nueve factores: luxación sin establecer su presencia hace que las recidi-
304 Patología de hombro (Capítulo 19)
CONCLUSIONES
Anterior luxación
Primaria
Inmovilización Artroscopia
Inmovilización durante tres
semanas; rotación
lateral
Rotación externa Lesión de Bankart No lesión de Bankart
Artroscópica
Rehabilitación Rehabilitación
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306 Patología de hombro (Capítulo 19)
Capítulo 20
Estabilización artroscópica del hombro
Michael J. Moskal, Michael L. Pearl, Mitchell J. Kline
tado la reparación segura de la estabilidad del hombro omóplato respecto del húmero. El rango de direcciones
al restaurar la cavidad glenoidea y al volver a tensar los de fuerza sustentadas por la glenoides (rango de movili-
tejidos capsulares. dad del hombro) se relaciona directamente con la longi-
tud del arco de la glenoides.
Una fractura de la glenoides puede acortar la longitud
MECANISMOS DE ESTABILIZACIÓN1 del arco de la misma y limitar el rango de fuerzas susten-
tadas por la glenoides y, por tanto, las posiciones del
brazo que permiten que la cabeza del húmero perma-
nezca fija (figura 20–1).2 Un control escapular deficien-
La estabilidad glenohumeral combina factores de esta- te puede dar por resultado una inclinación inferior del
bilización dinámicos y estáticos que existen en combi- omóplato, lo cual conduce a la subluxación del húmero
307
308 Patologías de hombro (Capítulo 20)
COMPRESIÓN DE LA CAVIDAD
no de la cabeza del húmero. mentando aún más la presión negativa ante la resisten-
El efecto de ventosa ayuda a centrar la cabeza del cia al movimiento. La estabilidad se ve acrecentada por
húmero independientemente de las fuerzas musculares la aposición de las superficies articulares independien-
y es significativo en el rango medio, donde la cápsula y temente de la acción muscular.
los ligamentos no se encuentran en tensión. Si el labrum El drenaje de la cápsula glenohumeral aumenta la fa-
glenoideo se rasga o el cartílago articular se erosiona, la cilidad de transposición. Dicho drenaje es común en los
capacidad del complejo capsulolabral para sellarse alre- estudios biomecánicos del hombro para minimizar el
dedor de la cabeza del húmero se ve limitada. Como se efecto del espacio articular limitado. La estabilidad se
sabe, humedecer una ventosa de hule con frecuencia ve comprometida por factores que aumentan la cantidad
mejora el efecto de compresión. De manera similar en de líquido, como la presencia de una hemartrosis poste-
el hombro, el líquido sinovial de la articulación gleno- rior a una fractura del húmero proximal. Es más o menos
humeral facilita la estabilidad mediante el fenómeno de común que la cabeza del húmero presente subluxación
adhesión y cohesión. inferior después de una fractura y que al sanar la fractura
310 Patologías de hombro (Capítulo 20)
y resolverse la hemartrosis la cabeza del húmero se cen- que se ejercen el los extremos de movimientos comu-
tre en la glenoides. Por otro lado, la cantidad de “atrave- nes, como los lanzamientos por encima de la cabeza.
samiento” presente durante la artroscopia se debería in- Después de una dislocación, la cápsula se desprende
terpretar con cautela dado el drenaje necesario y la (casi siempre junto con el labrum), presenta un alarga-
introducción del líquido de la artroscopia. El grado de miento funcional y no ejerce una fuerza central que mi-
separación se basa en la longitud capsular y la tracción nimice la resistencia a la transposición (sumado a la pér-
presente. dida de concavidad a causa de la avulsión labral). Ante
Los pacientes varían en cuanto a su grado de laxitud la repetición del trauma es posible que la cápsula se alar-
ligamentosa. Una cápsula muy adaptable puede estirar- gue aun cuando permanezca conectada con el labrum y
se y jalarse al interior de la articulación. La mayor flexi- la glenoides. Sin importar la versión humeral, se puede
bilidad minimiza el aumento en la presión negativa con presentar una rotación excesiva del húmero y se pueden
el desplazamiento. De hecho, es posible que la cápsula aumentar las fuerzas de contacto normales entre la su-
y los ligamentos se doblen hacia el interior de la articu- perficie inferior del manguito rotador y el labrum poste-
lación entre la glenoides y el húmero y que disminuyan rosuperior. El acortamiento de la cápsula anterior puede
el mecanismo de estabilidad, que depende de la flexibi- limitar la rotación y el contacto.
lidad y puede contribuir a un centrado deficiente en el Una de las metas principales de la exploración clínica
rango medio. es diferenciar entre la laxitud mecánica y la inestabili-
La longitud capsular también contribuye a la estabili- dad clínica. La laxitud se refiere a la cantidad (distancia)
dad glenohumeral en los extremos del rango de movili- de transposición de la cabeza del húmero sobre la gle-
dad y constituye el mecanismo de limitación capsuloli- noides, en alejamiento del centro, y por tanto refleja la
gamentosa. longitud y flexibilidad de la cápsula. La transposición
requiere de un desplazamiento lateral de la cabeza del
húmero por encima del rodete intacto. No existe una
cantidad estándar “normal” de laxitud y hay una enorme
LIMITACIÓN CAPSULOLIGAMENTOSA variación individual. La transposición se limita a los ex-
tremos de la movilidad mediante la tensión y acorta-
miento de la cápsula mientras rodea la cabeza del húme-
ro. Un aumento o una disminución de laxitud no
La cápsula y los ligamentos limitan la rotación y trans- necesariamente indican inestabilidad o estabilidad, res-
posición, y la magnitud de la rotación, la elevación y la pectivamente. Puede haber hombros estables con una
transposición se basan en la longitud y la flexibilidad enorme laxitud u hombros inestables con un mínimo de
capsular. La cápsula y los ligamentos se encuentran en laxitud. Las pruebas típicas de laxitud requieren que el
continuidad con el labrum glenoideo y proporcionan paciente se relaje (limitando así la compresión de la
una continuación fluida de la cavidad glenoidea. El concavidad) y que coloque el húmero en el rango medio
complejo capsuloligamentoso se encuentra bajo tensión de movilización (a fin de maximizar la longitud de la
en los extremos de movilidad. cápsula).
Cuanto mayor es el ángulo donde entran la diáfisis En ciertas circunstancias, un aumento en laxitud pue-
humeral y la glenoides, mayor es la tendencia a la ines- de permitir que la cabeza del húmero se posicione en los
tabilidad, debido a que la sumatoria de fuerzas se alinea extremos antes de que la cápsula estirada se tense y limi-
cerca de la periferia de la cavidad glenoidea y no en el te la transposición.
centro. Coincidentemente, las posiciones que ocasio-
nan que las fuerzas de reacción articular caigan fuera de
la concavidad glenoidea son aquellas donde las estruc- INTERVALO ROTADOR
turas capsuloligamentosas se tensan. Este mecanismo
no se activa en el rango medio de movilidad debido a
que no existe tensión presente en el complejo capsulola-
bral. En los extremos de la movilidad se genera rápida- El intervalo rotador (IR) es una estructura triangular
mente una tensión que imparte una fuerza de estabiliza- cuya base es el proceso coracoides con el ligamento co-
ción para limitar la rotación y para ejercer una fuerza racohumeral originándose de la base con el ligamento
sobre la cabeza del húmero a fin de normalizar las fuer- humeral transverso como ápice. Los contenidos estruc-
zas de reacción articular. Los ligamentos se encuentran turales del intervalo rotador son la cápsula, el ligamento
bien colocados para enfrentarse a las fuerzas de torsión coracohumeral y el ligamento glenohumeral superior.
Estabilización artroscópica del hombro 311
El IR representa un papel importante en el rango de cier- tal a cerca de 90_, se realiza una rotación interna y se
tos movimientos en la transposición forzada y en la trans- abduce cuando la dirección de las fuerzas amenazan la
posición permitida de la articulación glenohumeral. inestabilidad posterior. Por último, la inestabilidad mul-
Se ha suscitado cierta polémica reciente en el estudio tidireccional tiende a presentarse en una elevación me-
de la alteración del intervalo rotador, pues parece que dia del húmero y a menudo existe un control escapular
acortar el intervalo rotador ocasiona disminuciones en deficiente.
la transposición posterior e inferior. La longitud del in-
tervalo rotador no tiene efectos significativos sobre la
EXPLORACIÓN FÍSICA
transposición anterior en el rango medio y aumenta la
transposición forzada anterior y superior en los extre-
mos de flexión. Durante la reparación del manguito
rotador, cortar el intervalo rotador puede disminuir la En la inestabilidad traumática anterior y posterior es
transposición anterosuperior con elevación y minimizar frecuente que el manguito rotador sea competente y
la tensión en la reparación del manguito. fuerte. En general, el paciente describe que se siente
aprehensivo cuando coloca el brazo en abducción y ro-
tación externa (anterior o elevado, en rotación interna y
en abducción posterior). Una disminución en la fuerza
HISTORIA CLÍNICA y la resistencia del manguito, asociada con un ritmo es-
capulohumeral deficiente, son comunes en la inestabili-
dad atraumática. La laxitud (grado de transposición hu-
meral) se asocia de manera directa con la fuerza
capsular. Laxitud no significa lo mismo que inestabili-
La inestabilidad recurrente de hombro (una transposi-
dad. Aunque no es prerrequisito ni sinónimo de inesta-
ción excesiva indeseable de la cabeza del húmero sobre
bilidad, una característica común de los pacientes con
la glenoides) posterior a un traumatismo típicamente se
inestabilidad atraumática es la transposición humeral
asocia con una pérdida de concavidad glenoidea y ten-
relativamente aumentada que permite inferir una longi-
sión capsulolabral. A menudo el paciente describirá una
tud y flexibilidad capsular “excesivas”. Sin embargo,
aprehensión (la estabilidad se ve “amenazada”) cuando
un hombro puede exhibir una gran cantidad de laxitud
el brazo se coloca en una posición similar a aquella del
y ser considerablemente estable, o presentar un exceso
momento de la dislocación (subluxación). De manera
de rigidez y encontrarse muy inestable.
típica, la posición se encontrará en los extremos de la
movilización y habrá pocos o ningún síntoma en el ran-
go medio o con el brazo al lado. IMAGENOLOGÍA
En contraste, los pacientes con subluxaciones inde-
seables que no recuerdan un evento traumático de alta
energía a menudo se quejan de estallidos o dolores des- Una proyección anteroposterior en el plano escapular y
pués de eventos relativamente menores o después de una proyección axilar lateral son suficientes para deter-
verse expuestos a actividades repetitivas de alta resis- minar la inestabilidad. Una proyección apical oblicua o
tencia, como nadar; en última instancia, la compresión de Stryker (de escotadura) son proyecciones adiciona-
(manguito rotador) de la cabeza humeral en la glenoides les útiles. Una IRM con o sin artrograma puede resultar
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se minimiza y la postura escapular es deficiente a causa de provecho para evaluar el manguito rotador, así como
de la fatiga. Por lo tanto, la cabeza del húmero se desliza los casos de presentación equívoca (figura 20–3). En ca-
por encima del labrum de manera repetitiva, muchas sos de fractura glenoidea, las imágenes de TAC son úti-
veces aplanándolo, lo cual crea un círculo vicioso que les para determinar el grado de pérdida de la longitud
conduce a una inestabilidad en el rango medio que con del arco glenoideo. Las pérdidas significativas de longi-
frecuencia se denomina inestabilidad atraumática (mi- tud del arco necesitan restaurarse en adición a la cirugía
crotraumática). de tejidos blandos e impiden la cirugía labral y capsular
La dirección de la transposición humeral excesiva in- en aislamiento (figura 20–1).
deseable se puede determinar según la posición del bra-
zo. En la inestabilidad anterior las fuerzas que amena- Indicaciones y contraindicaciones
zan una inestabilidad se encuentran al máximo cuando
el brazo está abducido y en rotación externa. En la ines- Las indicaciones y contraindicaciones para la recons-
tabilidad posterior el húmero se eleva en un plano fron- trucción artroscópica de la inestabilidad glenohumeral
312 Patologías de hombro (Capítulo 20)
A B
Figura 20–3. A. Proyección sagital oblicua por IRM de la glenoides de un paciente con inestabilidad multidireccional con predomi-
nio posterior. La glenoides posteroinferior y el labrum se destacan por un edema medular, un cambio en señal cartilaginosa y un
desprendimiento del labrum. B. Visión artroscópica correspondiente a la lesión cartilaginosa y el desgarro labral posterior. La vi-
sión es desde una perspectiva anterior y se indica que el desgarro labral presenta una pérdida cartilaginosa inferior (derecha).
son esencialmente las mismas que para las reconstruc- Técnica quirúrgica
ciones a cielo abierto.
1. La posición del paciente (decúbito lateral o silla
Indicaciones de playa) se debe más a la preferencia del cirujano
que al hecho de que exista una clara ventaja de una
sobre la otra. El brazo se debe colocar de tal forma
1. Transposiciones humerales excesivas, indesea-
que no ocurra una tensión excesiva del complejo
bles y sintomáticas.
capsulolabral, como la que podría presentarse con
2. Pérdida de compresión de la cavidad a causa de la
la rotación interna.
descompensación del complejo capsulolabral.
2. Exploración bajo anestesia. Cuando el paciente
3. Cantidad y calidad suficiente de tejido capsulola-
se encuentra anestesiado se deben reproducir las
bral.
mismas exploraciones que cuando estaba despier-
4. Paciente motivado que comprende la rehabilita-
to y reconocer los problemas inherentes a la explo-
ción y las precauciones posoperatorias.
ración de un paciente bajo anestesia; esta evalua-
ción se concentra en:
Contraindicaciones a. Compresión de la cavidad. La cabeza del hú-
mero se comprime de manera manual hacia el
1. Pérdida de la suficiente longitud del arco óseo gle- interior de la glenoides y después se transpone
noideo tal que, a pesar de la restauración de la con- en dirección anterior, posterior e inferior para
cavidad de “tejidos blandos”, las fuerzas de reac- detectar la facilidad de transposición.
ción articular se alinean por fuera del arco del b. Complejo capsulolabral. El húmero se rota y
apoyo óseo glenoideo. se evalúa la transposición en diversos grados de
2. Omóplato estático con inclinación anterior, tam- elevación humeral. Ya que el complejo capsu-
bién conocido como scapular dumping u omópla- lolabral limita y circunscribe el movimiento, la
to con inclinación voluntaria (figura 20–2). transposición debería disminuir al aumentar la
3. Pacientes poco motivados o que de manera volun- rotación humeral con un incremento de la ele-
taria realizan la subluxación del hombro, debido vación.
a las ganancias secundarias (no confundirse con la c. Rango de movilidad. La longitud capsular tie-
capacidad para demostrar la posición que amena- ne correspondencia directa con la rotación hu-
za una inestabilidad). meral (rango de movilidad). Las pérdidas de
Estabilización artroscópica del hombro 313
A B
Figura 20–9. A. Se utiliza un punzón para pasar una sutura con lanzadora. Se observan las suturas del ancla en posición horaria
de las cinco. En este ejemplo se está utilizando una sutura en lazo de prolene para pasar la sutura del ancla a través de los tejidos
y después de nuevo hacia afuera por el portal artroscópico. B. La sutura se pasó en sentido inferior al ancla casi en posición horaria
de las seis.
S La mayoría de las veces son suficientes dos S En el caso de avulsión labral, la tensión cap-
colocaciones de anclas en posiciones hora- sular se incorpora en la reparación del la-
rias de las siete y las nueve. brum (figuras 20–12).
b. Tensión capsular. La reconstrucción de la esta- S En el aplanamiento labral (desgarros intra-
bilidad posterior incorpora una reducción en el sustancia) (figura 20–13), como se ve de ma-
volumen capsular posteroinferior y plicatura nera más común en la inestabilidad poste-
del intervalo rotador. rior, se debe realizar una plicatura capsular
definida.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 20–10. La posición de la guía para la broca está Figura 20–11. Un lazo recuperador retrógrado de suturas
sobre la superficie glenoidea y se insertó el ancla. Nótese captura el extremo de la sutura. En la posición neutral, el
la relación con el nudo de sutura y el tejido intermedio infe- paso a través de la sutura se invierte y la sutura se saca por
rior al ancla. la misma cánula.
316 Patologías de hombro (Capítulo 20)
A B
Figura 20–12. A. Labrum posterior de un paciente con inestabilidad posterior persistente después de una reconstrucción quirúr-
gica a cielo abierto. El labrum está aplanado y posicionado en dirección medial sobre la glenoides. Nótese la gran cavidad poste-
roinferior. La reconstrucción abierta se enmendó por artroscopia y se liberó el tejido capsulolabral, retirando las anclas y corri-
giendo la reparación. B. El labrum se trasladó hacia arriba y sobre la glenoides en una posición que proporciona una mayor cavi-
dad. Junto con la reparación labral se hizo una plicatura capsular para mejorar la tensión de la cápsula. Se puede observar la
posición del labrum sobre la glenoides y la reducción de la cavidad posteroinferior.
de la cirugía.
2. Se inicia el fortalecimiento con rotaciones con-
céntricas internas y externas tan pronto como se
MANEJO POSOPERATORIO toleren. Se puede instituir un fortalecimiento iso-
métrico después de la reparación si es posible.
3. Se debe permitir el movimiento irrestricto seis se-
manas después de la cirugía. Se continúan y maxi-
Reconstrucción anterior mizan el fortalecimiento y entrenamiento de resis-
tencia del manguito rotador y de la musculatura
Uso de cabestrillo simple periescapular.
4. Se instituye la rehabilitación deportiva y relacio-
El rango de movilidad se limita a 90_ de elevación en nada con las actividades del paciente, con el fin de
rotación neutral y a 0_ de rotación lateral. maximizar la función entre tres y cuatro meses.
318 Patologías de hombro (Capítulo 20)
A B
Figura 20–16. A. Este paciente padeció inestabilidad recurrente después de dos reconstrucciones fallidas a cielo abierto con an-
clas. La posición del labrum se encuentra al nivel de la superficie glenoidea, debido a que las anclas se colocaron en sentido medial
en el cuello glenoideo anterior. Los mecanismos de estabilización fallidos son la compresión de la concavidad y la limitación capsu-
lar. B. Se llevó a cabo una corrección artroscópica con reparación capsulolabral de Bankart. Se observa la posición del labrum
en la fosa glenoidea en la periferia. La cavidad glenoidea está restaurada. Pueden notarse los remanentes de sutura y los fragmen-
tos metálicos de las cirugías anteriores.
Es posible que alguna de las anclas se desprenda o dad. La tolerancia del paciente a la reducción de la lon-
quede prominente (figura 20–17), y conduzca a compli- gitud capsular se puede estimar mediante el movimien-
caciones mecánicas, como una lesión cartilaginosa o to preoperatorio. Un centímetro de reducción de la
que al sanar el tejido capsulolabral no se adose a la gle- longitud capsular se asocia con una pérdida aproximada
noides. La prevención es el mejor manejo. El túnel óseo de 20_ en rotación angular. Un paciente que pasivamen-
debe encontrarse dentro de la glenoides y después de la te puede rotar el brazo de manera externa a 70_ (o más)
colocación se deben jalar las suturas para garantizar una puede tolerar pérdidas similares de movimiento angular
colocación firme dentro del hueso. Un reconocimiento mejor que un paciente que sólo tiene una rotación de
temprano seguido de la remoción del ancla ayuda a mi- 40_ a los lados. Tomando este ejemplo, si cada paciente
nimizar las lesiones cartilaginosas. Por último, se debe perdiera 20_ de movilidad, el paciente con 20_ de rota-
tener cuidado de no reducir la longitud capsular de ma- ción resultante se podría ver limitado en mayor medida
nera excesiva en la reparación capsulolabral. que un paciente con 50_ restantes. Además, no debe
Hay que garantizar la restauración del mecanismo confundirse la longitud capsular con la estabilidad.
primario de estabilidad, como la compresión en la cavi-
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complex glenohumeral instability. Techniq Shoulder Elbow 6. Metcalf MH, Pond JD, Harryman DT II, Loutzenheiser
Surg 2001;2:210–218. T, Sidles JA: Capsulolabral augmentation increases gleno-
3. Lippitt SB, Vanserhoost JE, Harris SL, Sidles JA, Harry- humeral stability in the cadaver shoulder. J Shoulder Elbow
man DT II et al.: Glenohumeral stability from concavity– Surg 2001;10:532–538.
compression: a quantitative analysis. J Shoulder Elbow Surg 7. Duncan R, Savoie FH III: Arthroscopic inferior capsular
1993;2:27–35. shift for multidirectional instability: a preliminary report. Ar-
4. Antoniou J, Duckworth DT, Harryman DT: Capsulolabral throscopy 1993;9:24–27.
augmentation for the management of posteroinferior insta-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
320 Patologías de hombro (Capítulo 20)
Capítulo 21
Tratamiento a cielo abierto
de la inestabilidad anterior
Óscar Antonio Martínez Molina
microinestabilidad relacionados con lesiones, como las abordaje de algunos procedimientos, como el de Bris-
de tipo SLAP (por sus siglas en inglés). La decisión para tow–Latarjet, fue diseñado para constreñir y limitar la
proceder con un abordaje quirúrgico abierto para la es- movilidad, o para distorsionar la anatomía, sustituyen-
tabilización debe estar soportada en dos aspectos funda- do las funciones de las estructuras dañadas, como la
mentales: la intensidad del dolor (como dato cardinal de cápsula articular o el labrum.3
la sintomatología) y la pérdida de la función del pacien- El análisis de la anatomía patológica como factor de
te.2 decisión en el manejo de la inestabilidad anterior recu-
Como se analizará más adelante, los distintos proce- rrente es un punto común para los que de uno u otro
dimientos quirúrgicos a los que se someten los pacientes modo nos dedicamos a la cirugía de hombro. Desde
no están libres de complicaciones, por lo que resulta 1923, en el British Medical Journal, Bankart describió
fundamental determinar si la propuesta quirúrgica es la luxación traumática del hombro y definió como “le-
321
322 Patologías de hombro (Capítulo 21)
sión esencial” el desgarro de la cápsula en el fibrocartí- tran lesionados se debe tener en cuenta que, además de
lago del ligamento glenoideo.4,5 Esta lesión de Bankart las radiografías simples, se requiere el apoyo de estu-
se ha relacionado con más frecuencia con la inestabili- dios especializados, como la tomografía computarizada
dad anterior recurrente y representa una avulsión del li- o las imágenes de resonancia magnética contrastada,
gamento glenohumeral anterior de la glenoides; de que hoy en día es mejor conocida como artrorresonan-
acuerdo con varios autores, la incidencia va de 45 a cia. Al respecto vale la pena hacer hincapié en el trabajo
100% en series reportadas a partir de 1948, como la de publicado por Jenny Bencardino y Javier Beltrán en
Adams (87%), Du Toit y Roux (99%) en 1955, la de Mo- 2006, que se enfocó por completo en la anatomía nor-
seley (84%) en 1962 y la de Rowe (85%) en 1978. La mal de los ligamentos glenohumerales y sus variantes;
rotura casi siempre involucra los ligamentos glenohu- en el análisis, los autores hicieron un reconocimiento
merales medio e inferior.6,7 Además de esta lesión ple- del llamado complejo de Buford, esa variante que se ha
namente reconocida y de su contraparte en la cabeza hu- tenido oportunidad de ver también por vía artroscópica
meral, conocida como lesión de Hill–Sachs y producida y que no está relacionada por sí sola con eventos de ines-
por el choque entre la región posterior de la cabeza hu- tabilidad, pero que en ojos poco expertos resulta un reto
meral y el anillo glenoideo, que según algunas series intentar cerrar.12
está presente en 77% de los casos,7 existen otros hallaz-
gos correlacionados con los eventos de inestabilidad re-
currente. Entre dichos hallazgos están la disrupción de INDICACIONES PARA LA
la cápsula lateral reportada por Bach, Russell y Fronek,8 ESTABILIZACIÓN ABIERTA
y el desgarro completo de la cápsula articular, referido
por Naoko Mizuno y col. en 2005, el cual constituye un
elemento anatómico aislado en un grupo de 12 casos de
un total de 303 pacientes valorados entre 1978 y 2003, La cirugía abierta se indica para los pacientes que tienen
donde representó 4%,9 y que previamente Bigliani ha- alterada la función de la articulación glenohumeral en
bía llevado a cabo al reproducir la lesión en un estudio las siguientes condiciones:2
en un cadáver y había reportado dicha correlación.10
Finalmente, en un estudio en mayo de 2003, Hiroyuki 1. Luxación o subluxación glenohumeral recurrente
Sugaya y col. buscaron correlacionar la inestabilidad anterior y anteroinferior.
anterior recurrente con la morfología del anillo glenoi- 2. Falla de los procedimientos estabilizadores vía ar-
deo, mediante un seguimiento consecutivo de 100 pa- troscópica con eventos de recurrencia.
cientes con dicho diagnóstico a quienes se les practicó 3. Microinestabilidad anterior recurrente y pinza-
una reconstrucción tridimensional por tomografía com- miento secundario sin respuesta al manejo con re-
putarizada con la eliminación digital de la cabeza hume- habilitación.
ral; las conclusiones incluían la presencia de desprendi-
mientos de fragmentos óseos conocidos como Bony– En un sentido más amplio, el manejo quirúrgico abierto
Bankart, los cuales alteraban, per se, la conformación debe individualizarse dependiendo de la demanda fun-
del anillo. Sólo 10 de los 100 hombros lesionados tenían cional y de la limitación del paciente; la edad por sí sola
una configuración normal de la glenoides; 50 glenoides no debe ser un factor determinante.
tenían un fragmento óseo, que en promedio representó No se pueden evitar las comparaciones entre la ciru-
7.7% de la superficie, con un rango de 1.3 a 26.9%. En gía abierta y la cirugía artroscópica. En la actualidad el
las 40 glenoides restantes no se observó fragmento auge por esta última ha logrado una generalización del
óseo, pero sí se mostró una configuración anómala ad- procedimiento, pero no se debe olvidar que dentro del
quirida en la porción anteroinferior del anillo glenoideo armamento quirúrgico el dominio de las técnicas abier-
comparada con las imágenes del hombro contralateral tas más convencionales deberá formar parte del entre-
sano.11 namiento de los nuevos cirujanos de hombro, sobre todo
Resulta particularmente importante conocer cuáles porque siempre existirán pacientes que requerirán de
son los factores anatómicos que se encuentran alterados más de una técnica quirúrgica para lograr resultados sa-
y relacionados con la inestabilidad anterior recurrente, tisfactorios. Existen múltiples estudios que se han dedi-
con el fin de ofrecerle al paciente técnicas quirúrgicas cado a comparar los resultados obtenidos con la artros-
enfocadas en la reconstrucción anatómica. Asimismo, copia y con la cirugía a cielo abierto. En un metaanálisis
es útil tener en cuenta que para lograr un diagnóstico publicado en Bone and Joint Surgery por Lenters, Fran-
con certeza en cuanto a esos elementos que se encuen- ta, Amy y col. en febrero de 2007, a partir de los reportes
Tratamiento a cielo abierto de la inestabilidad anterior 323
en las principales revistas especializadas y que forma- cientes con inestabilidad anterior recurrente manejados
ban parte de las bases de datos de Medline y PubMed en- con dos técnicas por vía artroscópica; un grupo de 14
tre los años 1966 y 2005,13 dichos autores llegaron a las pacientes fueron sometidos a retensado capsular con un
siguientes conclusiones. promedio de 3 a 4 puntos de sutura y aplicación de ra-
diofrecuencia, y a otro grupo de 17 pacientes con lesión
de Bankart se les reinsertó el labrum con anclas con su-
turas y retensado capsular con tres puntos; en todos los
Análisis de estabilidad, escala de casos se logró modificar de manera positiva la evolu-
Rowe y retorno al trabajo o al deporte ción de los pacientes y se logró la estabilización total en
30 de los casos. Una paciente con luxación recurrente
Cuando se analizaron todos los estudios incluidos sur- bilateral evolucionó con signo de aprehensión positivo
gió el hecho de que los abordajes abiertos lograban la en uno de los lados y presentó indicios de inestabilidad
estabilidad del hombro en un mayor porcentaje y que los clínica provocada en las maniobras de cajón sin evento
abordajes artroscópicos estaban vinculados con un nú- de una nueva luxación.5 En ocasiones son las noveda-
mero estadísticamente significativo de alto riesgo para des, en un intento por reducir al mínimo la agresión al
la recurrencia y para la reintervención. Las tasas de paciente o con el afán de ofrecer tiempos operatorios
inestabilidad recurrente fueron de 18 y de 8% después extremadamente cortos, las que llevan a realizar técni-
de la artroscopia y el abordaje abierto, respectivamente, cas insuficientes, con el consabido mal resultado y con
mientras que la luxación recurrente se presentó en 12 y la generalización negativa hacia un tipo específico de
5%, respectivamente. procedimiento, como la artroscopia. Los estudios histo-
Las cirugías abiertas tuvieron un mayor éxito al lo- patológicos descubrieron que la aplicación de distintas
grar que 95% de los pacientes se integraran a sus activi- modalidades conocidas como radiofrecuencia producen
dades previas, fueran laborales o deportivas. En con- cambios moleculares en las fibras de colágena y distur-
traste, con la restauración de la estabilidad la escala de bios en cuanto a la disposición molecular, a su reordena-
Rowe no mostró diferencias en la evaluación clínica de miento en la fase de reparación y sobre todo al efecto
los pacientes entre ambos abordajes. que microscópicamente ocasiona en el tejido capsular
No se identificó asociación de falla del subescapular reduciendo su volumen;20,21 basados en el efecto de es-
con alguna técnica específica, y la sensibilidad, el dolor tos cambios se comprobó que en animales de experi-
inexplicable y la pérdida de material (tornillos, grapas, mentación y en estudios en cadáver hubo modificación
anclas) con sus consideraciones particulares se presen- tisular valorada por la resistencia de los tejidos someti-
taron en ambos grupos. dos a distintos tipos de cargas. En 1994 se aplicó por pri-
Al hacer un análisis más específico de las técnicas ar- mera vez holmium–YAG láser en un estudio piloto mul-
troscópicas contra las mostradas por cirugía abierta el ticéntrico en pacientes con diagnóstico de inestabilidad
resultado fue más favorable en estas últimas. Las anclas del hombro y se les dio un seguimiento de seis meses,
con suturas presentaron un riesgo significativo de 2.25 luego de los cuales los resultados indicaron que 93%
de recurrencia en la inestabilidad y de 2.57 de luxación fueron excelentes o buenos, 5% fueron regulares y 2%
en el grupo de abordaje artroscópico; en la sutura trans- fueron malos.22–25 En aplicaciones subsecuentes se
glenoidea se encontró un valor estadístico de riesgo de demostró que 59% de los pacientes referían sentirse
inestabilidad recurrente de 3.98 y un riesgo de luxación bien, pero reportaban índices de reluxación de 24.5%;
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de 4.2, también desfavorable en el grupo sometido a ci- incluso un porcentaje importante de estas reluxaciones
rugías artroscópicas. habían sido consecuencia de traumas considerados mí-
Algunos estudios aislados avalan el éxito de las ciru- nimos. Sin embargo, comenzaron a surgir las complica-
gías artroscópicas con una efectividad de casi 100%; ciones relacionadas sobre todo con la aplicación de lá-
Morgan y Bodenstab encontraron que en la sutura trans- ser, así como la condrólisis secundaria, la retracción
glenoidea hay 0% de recurrencia en un periodo de segui- excesiva de la cápsula o las lesiones neurológicas ines-
miento de 17 meses,14 mientras que McIntyre y Caspari pecíficas; en la actualidad, la radiofrecuencia más utili-
reportaron 8% de recurrencia después de un seguimien- zada es la monopolar, que ha disminuido algunas de es-
to de 33 meses con el mismo procedimiento.15,16 En el tas complicaciones y el procedimiento, relacionado con
caso de las anclas con suturas Wolf reportó una tasa de la capacidad de reducir el volumen capsular hasta 30%,
recurrencia de 2% en un seguimiento a corto plazo de ha pasado a formar parte del tratamiento, aunque como
50 pacientes tratados con esta técnica.16–19 En 2007 el adyuvante de otras técnicas, en especial de las artroscó-
autor de este capítulo publicó los resultados de 31 pa- picas.26–28
324 Patologías de hombro (Capítulo 21)
Como se puede observar, los procedimientos quirúr- los sitios y direcciones comprometidos; en cuanto a las
gicos y sus resultados no dependen sólo del conoci- lesiones masivas del tipo de Hill–Sachs se recomienda
miento de la anatomía patológica ni del dominio de una realizar osteotomías de recentraje o artroplastia gleno-
técnica específica, sino también de la habilidad del ciru- humeral.
jano y del soporte tecnológico individualizado para
cada caso.
TÉCNICAS DE CIRUGÍA ABIERTA
EN LA INESTABILIDAD ANTERIOR
CONTRAINDICACIONES DEL RECURRENTE
MANEJO QUIRÚRGICO ABIERTO
El procedimiento ideado por Magnuson y Stack en 1943 Figura 21–2. Técnica de Magnuson y Snack donde se re-
(figura 21–2) tiene el objetivo de tensar la pared capsu- tensa la región capsulomuscular. Figura anterior, por rein-
lomuscular anterior y avanzar la cápsula y el tendón del serción del tendón del subescapular.
326 Patologías de hombro (Capítulo 21)
tarlo del troquín mediante una osteotomía que permita pueden colocar desde fuera de la cápsula. Casi siempre
elevar la inserción del tendón junto con un bloqueo óseo se usan dos grapas, aunque ello depende de la extensión
y se despega de manera conjunta el complejo capsulo- del daño en la cápsula. El impacto de la grapa debe tener
muscular; con el fin de permitir el desplazamiento del una inclinación de adelante hacia atrás, para evitar su
bloqueo óseo, se realiza un movimiento de rotación in- penetración articular o la disección ligeramente por de-
terna del hombro, se tensa el músculo subescapular y se bajo de la zona condral; en este último caso hay que evi-
hace un lecho cercano al troquíter (en este punto, De tar que el cartílago se eleve durante el procedimiento.
Palma recomienda que sea un poco hacia abajo del tro- Otro aspecto importante para lograr una adecuada colo-
quíter); en lo que todos coinciden es en evitar que se cación de la grapa consiste en mantener un paralelismo
afecte la corredera bicipital. Una vez elegido el sitio, en sus dos patas, de tal manera que se logre la estabiliza-
sobre todo tomando en cuenta una limitación en la rota- ción del tejido sin que quede desanclada una de las patas
ción externa a 50% de lo normal, se hace un lecho óseo de la grapa. El cierre de la herida es anatómico respecto
y se procede a reinsertar en él el bloqueo óseo y el ten- de la disección del abordaje.
dón del subescapular con la cápsula subyacente. Esta fi- En cuanto al análisis del seguimiento de esta técnica
jación fue muy difundida para hacerla mediante la colo- y con los datos previos en estudios de corto tiempo de
cación de un tornillo de cortical de 4.5 mm y después evolución en los que se mencionaban tasas de resultados
hacer la sutura de los bordes superior e inferior del com- exitosos entre 90 y 97%, Shawn O’Driscoll y col.32 lle-
plejo capsulomuscular.30 varon a cabo una revisión de 204 casos manejados en
En general, la técnica descrita decayó de manera gra- seis hospitales de Toronto durante 20 años con un segui-
dual hasta quedar en el olvido, debido a la limitación de miento mínimo al tiempo de la revisión de 5 años y en
la movilidad en la rotación externa. Esta técnica se desa- los que obtuvieron los siguientes resultados:
rrolló ampliamente en el decenio de 1980 y, aunque Evaluación subjetiva: los pacientes reportaron en
mantenía una baja incidencia en cuanto a luxaciones o 103 casos (50%) haber evolucionado con un hombro su-
reintervenciones, fue la limitación en la rotación exter- ficientemente diferente al contralateral normal que alte-
na la que hizo que se desistiera de su realización. En la raba su calidad de vida; de éstos, 61 casos estaban sufi-
revisión actual no hay reportes recientes que consideren cientemente anormales para no poder realizar algún tipo
a esta técnica como parte del tratamiento de la inestabi- de actividad física. El dolor, en ciertas posiciones,
lidad recurrente anterior del hombro. usualmente abducción y rotación externa, fue descrito
en 104 (51%) de los hombros, 59 pacientes (29%) mani-
festaban dolor al acostarse sobre el lado intervenido.
Técnica de Du Toit y Roux Resultados funcionales: la media de rango de movili-
dad en el hombro involucrado fue significativamente
En 1965 Du Toit y Roux publicaron un procedimiento reducida respecto del contralateral no operado. La pér-
cuyo objetivo, casi como el de Bankart, era reinsertar la dida de rotación externa a 90_ de abducción fue de 10_;
cápsula en el anillo glenoideo anterior utilizando grapas la pérdida de rotación externa con el brazo paralelo al
metálicas en lugar de los puntos de sutura anclados a tra- cuerpo, 11_; la pérdida de rotación interna a 90_ de ab-
vés de túneles. Sin embargo, el método, aparentemente ducción, 6_.
sencillo, acarreó una serie de complicaciones, como las
relacionadas con la pérdida de fijación de las grapas y a. Recurrencia de la inestabilidad: en 59 hombros
con la agresión directa al cartílago. La técnica descrita (29%) se presentaron episodios que causaron en el
en el Campbell31 consiste en un abordaje a través del paciente la sensación de que el hombro iba a luxar-
surco deltopectoral hasta realizar la artrotomía, con ex- se o subluxarse. Esto, en la interpretación de los
posición de la glenoides en la parte anterior e identifica- autores, pudiera corresponder a una prueba positi-
ción de la zona de desgarre (conocida como lesión de va de aprehensión realizada por el propio pacien-
Bankart), reavivación del hueso del borde de la glenoi- te. Lo que sí fue documentado con precisión es
des y retiro del tejido cicatricial; con una cureta se debe que, de manera posoperatoria, 44 hombros (22%)
dejar un lecho óseo sangrante y luego despegar y movi- presentaron por lo menos un episodio de recurren-
lizar la cápsula en toda el área desprendida. Una vez mo- cia o inestabilidad persistente, 31 pacientes con
vilizada la cápsula se procede a su reinserción mediante luxación y 13 con subluxación.
grapas; en este punto la opción para colocar la grapa b. Complicaciones asociadas a las grapas: las com-
más inferior consiste en hacerlo desde una posición in- plicaciones serias o potencialmente serias fueron
tracapsular, mientras que las grapas más superiores se consideradas cuando se determinaba una penetra-
Tratamiento a cielo abierto de la inestabilidad anterior 327
ción al cartílago articular al tiempo de colocación tricción de movimiento en rotación externa fue en pro-
de la grapa o por migración por aflojamiento. Es- medio de 6_ en el grupo de Putti–Platt y de 16_ en el
tos casos estuvieron presentes en 24 hombros grupo de Bankart; la pérdida más importante correspon-
(12%); la reintervención para removerlas se llevó dió al grupo de Bankart, y fue de 20 a 25_. El índice de
a cabo en 18 casos. recurrencia de luxación tuvo una marcada diferencia,
pues mientras que en el grupo de Bankart se presentó en
Esta técnica quirúrgica, aunque fue ampliamente difun- un solo caso, en el grupo de Putti–Platt ocurrió en 13 ca-
dida, también está en desuso, por lo que se cuenta con sos de 68 pacientes valorados.33
trabajos actuales de evaluación.
Técnica de Bristow
Técnica de Putti–Platt
Fue descrita por primera vez por Latarjet en 1954, mien-
El objetivo de este procedimiento es acortar el subesca- tras que la transferencia de la apófisis coracoides hecha
pular superponiendo sus fibras y tensar la cápsula sub- a través de una brecha horizontal del subescapular y fi-
yacente traslapándola sobre sí misma. La técnica descri- jada a la glenoides mediante un tornillo fue publicada
ta en el Campbell corresponde a la propuesta por por Helfet en 1958, quien sostuvo la coracoides en su
Osmond y Clarke.31 nuevo sitio mediante suturas. A la técnica se le dio su
Se realiza el abordaje deltopectoral hasta exponer el nombre en honor del mentor de Helfet (Rowley Bris-
vientre muscular del subescapular, se secciona su ten- tow), asegurando que los conceptos provenían de él.34
dón a 2.5 cm de su inserción distal, elevándolo en senti- Sin duda alguna, el procedimiento de Bristow con
do proximal y exponiendo la cápsula subyacente; en al- sus múltiples y variadas modificaciones (Latarjet, Hel-
gunos casos la cápsula está adherida por completo al fet y May) ha constituido una de las técnicas de repara-
músculo y la incisión y la plicatura o traslape se tiene ción no anatómica de mayor difusión en todo el mundo
que realizar en un solo bloqueo conjunto. En los casos (figura 21–3). En México ha sido una técnica que ha for-
en los que la cápsula y el músculo son independientes mado parte del manejo de las inestabilidades recurren-
se incide la cápsula de manera vertical; es importante tes del hombro y sigue formando parte del recurso de
revisar la presencia de desprendimiento de la cápsula muchos cirujanos en la actualidad. La técnica consiste
del anillo glenoideo, por lo que en muchos casos se tiene en trasplantar la apófisis coracoides junto con los tendo-
que hacer un curetaje de esta zona para lograr la aposi- nes de la porción corta del bíceps y del coracobraquial
ción capsular, volviendo a la técnica de Putti–Platt. Se en el borde anterior de la glenoides. La finalidad es dis-
procede a suturar la cápsula manteniendo el hombro en tinta de acuerdo con los autores, pues para algunos es la
rotación interna, de tal manera que se pueda retirar la función de tope óseo lo que evita el desplazamiento an-
cápsula redundante o se pueda traslapar el labio proxi- terior de la cabeza fuera de la glenoides, mientras que
mal capsular por debajo del labio distal. La sutura del para otros es la nueva posición de los tendones traslada-
subescapular debe hacerse de tal manera que el extremo dos la que produce una fuerte contención dinámica a tra-
proximal se reinserte hasta el nivel del troquíter o de la vés de la cara anterior e inferior de la articulación cuando
corredera bicipital. La tensión de estos elementos ante- el hombro está en una posición vulnerable de abducción
riores del hombro deberá limitar la rotación externa. y rotación externa.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Se ha demostrado que esta técnica fue ampliamente La técnica parte nuevamente de un abordaje delto-
difundida, sobre todo combinada con otras, por ejemplo pectoral, donde deben identificarse con precisión la co-
con la de Du Toit–Roux o con las reparaciones de Ban- racoides y los tendones de la porción corta del bíceps y
kart, pero ha caído también en desuso, de tal manera que del coracobraquial, para aislar y proteger la inserción
no existen reportes de su utilización en las últimas dos del ligamento coracoacromial y del tendón del pectoral
décadas. En 1979 Hovelius y col. publicaron los resulta- menor; antes de hacer la osteotomía de la apófisis se
dos de un estudio comparativo entre la técnica de Putti– hace una perforación con una broca de 3.5 cm e incluso
Platt y la de Bankart con un grupo de pacientes operados algunos recomiendan colocar y enseguida retirar un tor-
entre 1967 y 1975; el primer grupo estaba conformado nillo para hacer compresión. Se hace la osteotomía con
por 70 pacientes y el segundo por 51 pacientes. Los re- un fragmento de hueso que puede variar de 1 a 3 cm.
sultados incluyeron un tiempo quirúrgico promedio de Posteriormente se realiza la exposición del cuello de la
32 min con la técnica Putti–Platt y de 74 min con la de glenoides para apreciar mejor las modificaciones; algu-
Bankart; el dolor fue similar en los dos grupos y la res- nos proponen que se haga a través de la zona central del
328 Patologías de hombro (Capítulo 21)
Figura 21–3. Técnica de Bristow. Transposición de la punta de la coracoides con inserciones tendinosas al borde de la glenoides.
subescapular y otros que se realice por encima del borde se hizo un corte adicional más o menos transverso; en
superior, de tal manera que el subescapular se mantenga ningún caso se hizo imbricación capsular, en 16 pacien-
intacto; lo que sí resulta importante es el hecho de pro- tes la articulación no se abrió y en 57 de 97 hombros
curar hacerlo a la altura del ecuador de la glenoides, donde la articulación fue abierta el cirujano documentó
pues siempre es mejor hacerlo en sentido inferior que una lesión de Bankart. Para la fijación se utilizó más de
superior de esta línea; se debe preparar el lecho óseo del un tornillo maleolar con un seguimiento mínimo de dos
cuello, para proceder a la implantación de la apófisis años con una media de 30 meses para la valoración ra-
coracoides del tendón conjunto en esta nueva posición; diográfica, que incluyó cuatro diferentes proyecciones
la reinserción se lleva a cabo con un tornillo y arandela (frontal, subcoracoidea, lateral y axilar). Los resultados
para aumentar la superficie de apoyo31 y posteriormente mostraron que siete hombros (6%) se volvieron a dislo-
se lleva a cabo el cierre de manera convencional. La re- car y ocho hombros (7%) sufrieron una o dos subluxa-
visión actual abarca una serie de trabajos con largos pe- ciones; 11 de los pacientes tuvieron esta complicación
riodos de seguimiento, que fueron publicados en distin- durante el primer año posoperatorio.
tas revistas durante los decenios de 1980 y 1990.
Entre 1971 y 1975 Stephen Lombardo y col.35 lleva- a. Consolidación y migración del trasplante: en 52%
ron a cabo 117 procedimientos de Bristow modificados, de 106 hombros la coracoides mostró unión ósea;
con un seguimiento promedio de 17 meses. El promedio en 28% hubo unión fibrosa y en 16% hubo migra-
de edad al momento de hacer la cirugía fue de 21 años. ción. Siete pacientes (7%) tuvieron una migración
Un paciente presentó fractura del bloqueo óseo en el pe- mayor de 1.5 cm.
riodo intraoperatorio, en la cual se suturó el tendón con- b. Distancia del trasplante al anillo glenoideo (sitio
junto en la profundidad del subescapular, aunque la de posición): en siete pacientes la coracoides fue
principal limitación en el rango de movilidad fue la pér- transferida a 10 mm o más en sentido medial al
dida de rotación externa con una media de 11_ medido anillo, en dos casos hubo redislocación y otros dos
con el brazo en abducción a 90_. Trece pacientes tuvie- presentaron subluxación.
ron una pérdida de 20_ o más, seis pacientes presenta- c. Posición del trasplante con respecto al eje trans-
ron una separación entre el bloqueo óseo y el anillo an- verso de la glenoides: la mayoría de las subluxa-
terior de la glenoides (que variaba de unos pocos ciones (4 de 6) y 4 recurrencias ocurrieron entre
milímetros a varios centímetros), tres pacientes mostra- los 42 pacientes, cuya coracoides se transfirió a ni-
ron indicios de migración del tornillo, un paciente pre- vel del ecuador o por encima de él.
sentó fractura del tobillo con migración del bloqueo
óseo de la coracoides y un paciente presentó luxación Dieciséis de los 113 pacientes presentaron fractura del
recurrente posoperatoria. bloqueo óseo, con lo cual se concluyó que se obtuvieron
Entre 1975 y 1979 Hovelius y col.36,37 reportaron 113 los mejores resultados cuando se logró una consolida-
procedimientos de Bristow–Latarjet con la técnica qui- ción del bloqueo óseo al cuello de la glenoides en una
rúrgica de Latarjet y May; en 71 hombros el músculo posición menor de 1 cm con respecto al anillo y por de-
subescapular se dividió a lo largo de sus fibras y en 42 bajo del ecuador.
Tratamiento a cielo abierto de la inestabilidad anterior 329
En 1985 Thomas Barry, Stephen Lombardo y col.38,39 2. Un medio de fijación (tornillo) firme.
hicieron una evolución de 364 procedimientos de Bris- 3. Que la posición en el anillo glenoideo sea a nivel
tow modificados realizados entre 1971 y 1981. En ella del ecuador o por debajo de él, y a menos de 10 mm
analizaron un grupo de 34 adolescentes donde se utilizó en sentido medial al reborde.
la escala de Rowe y la evolución subjetiva del paciente.
El promedio de edad al momento de la cirugía fue de 16
años y 9 meses con un rango de 14 años y 3 meses, y 17 TÉCNICAS DE CIRUGÍA
años y 11 meses. Desde el punto de vista microscópico ABIERTA ANATÓMICAS
20 pacientes tenían una lesión de Bankart, siete mostra-
ban irregularidad en el anillo glenoideo, tres padecían
fractura de la parte anterior del anillo glenoideo, cuatro
tenían lesión de Hill–Sachs, tres presentaban laxitud de En marzo de 2007, en la Revista de la Sociedad Españo-
la cápsula, uno cuerpo libre, dos condromalacias de la la de Ortopedia, en el segmento conocido como “Nues-
cabeza humeral y uno condromalacia de la glenoides, y tros clásicos”, se hizo una remembranza del trabajo del
30 presentaban estabilidad posoperatoria durante el Dr. Garaizábal Bastos publicado en 1956 en relación
examen físico. En cuatro casos se diagnosticó una ligera con la luxación anterior recurrente de hombro. Llaman
subluxación inferior y la principal limitación en el ran- la atención, amén del tono sencillo y hasta por momen-
go de movilidad ocurrió en la rotación externa con una tos jocoso de la redacción, los conceptos vertidos en tor-
media de 10_, pero un rango de 0 a 60_ de pérdida. Sólo no a los hallazgos anatomopatológicos descritos por
un paciente presentó desunión de la coracoides del anillo Bankart, con la siguiente referencia:
glenoideo, dos mostraron rotura del tornillo y dos pre- “Probablemente el exceso de seguridad con que ha
sentaron cambios degenerativos tempranos en la articu- emitido (Bankart) sus opiniones ha motivado que en
lación glenohumeral. muchos sitios, y sobre todo en su propio país, se hayan
En la actualidad esta técnica de reparación no anató- levantado muchos contradictores.”41
mica, igual que las otras descritas, cuya importancia Ha sido muy largo el camino que se ha recorrido para
histórica tenían que ser tratadas en un texto como éste, volver al inicio; la correlación que hiciera Bankart en
ha caído en desuso. Durante la década de 1990 se repor- 1923 entre la luxación anterior traumática recurrente y
taron pocos estudios relevantes al respecto; sin embargo, el daño en el complejo capsuloligamentario anteroinfe-
la técnica de Bristow tiene aún un lugar que se ha podido rior y el labrum ha pasado por un proceso en el que se
redefinir en un grupo particular de pacientes. En 2004 han llevado a cabo una infinidad de estudios que corro-
Martínez–Martín y col. publicaron en la Revista de la boran dichos hallazgos; asimismo, se han intentado va-
Sociedad Española de Ortopedia un estudio comparati- riadas técnicas de tratamiento con el fin de encontrar la
vo entre los procedimientos abiertos de Bankart y de que sea certera, fácil de desarrollar y sobre todo con una
Boytchev; las dos técnicas se llevaron a cabo entre 1993 eficacia de casi 100%. En este camino, con todos los
y 2000, y entre 1991 y 1999, respectivamente, y se com- predecesores en cirugía de hombro que han sentado mu-
probaron francas ventajas para la técnica de Bankart.40 chas de las bases firmes que sirven de apoyo en este mo-
Con esto se pretende mostrar que, aun cuando no se mento, la artroscopia y su desarrollo tecnológico en óp-
debe generalizar el procedimiento y llevarlo a cabo de tica y en instrumental quirúrgico ha venido también a
manera indiscriminada sin tomar en cuenta los hallaz- enriquecer no sólo los viejos conceptos anatomoclíni-
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gos particulares de cada paciente, sí debe elegirse para cos sino también los procedimientos quirúrgicos, de tal
los casos con las siguientes características:2 manera que en la actualidad se puede hablar con toda
seguridad de que en la luxación recurrente de hombro
1. Defectos óseos en el anillo glenoideo. los conceptos anatomopatológicos de la lesión son tan
2. Pacientes con antecedentes de fractura de glenoides. válidos como los conceptos en cuanto a que la cirugía
3. Reintervenciones por inestabilidad recurrente. debe estar plenamente orientada a la reparación anató-
4. Combinación de técnicas de reparación anatómica mica. Es necesario dejar bien claras las correlaciones
que resultaron ineficaces. etiología–lesión anatomopatológica y hallazgo anato-
mopatológico–técnica quirúrgica. Si la historia y todos
Asimismo, la técnica deberá cumplir con los siguientes los estudios mencionados han permitido saber que la le-
requisitos, con el fin de lograr el máximo beneficio: sión de Bankart está presente en un alto porcentaje de
las luxaciones anteriores y que su reparación ha demos-
1. Un bloqueo óseo íntegro para evitar que se fracture. trado lograr la estabilización adecuada y eficaz, enton-
330 Patologías de hombro (Capítulo 21)
En la técnica de DuToit se emplean grapas, las cuales anclas metálicas: uno es la posición de las anclas en
también acarrean complicaciones. Hoy en día, y con el cuanto al ecuador del anillo glenoideo, donde se reco-
aprovechamiento del desarrollo que las técnicas artros- mienda en todos los casos colocarlas en el cuadrante an-
cópicas han ofrecido, la reconstrucción del complejo teroinferior; y el otro error es el hecho de que al tratar
capsulolabral se puede llevar a cabo mediante la utiliza- de evitar lesionar el cartílago articular las anclas son co-
ción de anclas metálicas con suturas. En el procedi- locadas literalmente en el cuello de la glenoides, en una
miento que incluye la preparación del lecho óseo en el posición medial con respecto al borde del anillo glenoi-
anillo glenoideo y la liberación del complejo capsulola- deo, lo cual hace que el complejo capsulolabral conti-
bral se colocan tres anclas metálicas en la unión de la su- núe siendo insuficiente para evitar que la cabeza hume-
perficie articular, dirigidas de adelante hacia atrás en un ral se desplace hacia fuera de la glenoides.43 En los
ángulo aproximado de 40_, con el fin de que con esta in- resultados de un seguimiento medio de 23.4 meses de
clinación se evite la penetración hacia el cartílago o que 37 casos operados entre 1995 y 1999 con la técnica de
queden inmediatamente subcondrales; las anclas siem- Bankart abierta y con sutura anclada con arpones metá-
pre deben introducirse en la zona ósea y abarcando la licos, Utrilla y col.44 mencionan una movilidad comple-
superficie del anillo desde su ecuador hasta su región tamente recuperada en 33 casos y cuatro casos de limita-
anteroinferior; rara vez se requieren más de tres anclas, ción funcional: tres pacientes con una pérdida media de
aunque se han podido apreciar casos de pacientes con 7 8_ en la rotación externa con el brazo abducido a 90_ y
y hasta con 9 anclas colocadas innecesariamente. Se un paciente con limitación en la flexión. Respecto al do-
hace hincapié en que si se colocan adecuadamente las lor, cuatro casos lo manifestaron al realizar actividades
tres anclas se puede aproximar y mantener fijamente pesadas. Todos retornaron a sus actividades laborales y
adherido al cuello de la glenoides todo el complejo cap- 24 de 26 pacientes deportistas volvieron a su nivel pre-
sulolabral (figura 21–5). vio a la lesión. La exploración física de la estabilidad del
Si se utilizan las suturas —cada vez más resisten- hombro reveló dos casos con inestabilidad anterior y un
tes— con las que están provistas las anclas, se procederá caso con inestabilidad inferior; no hubo casos de recidi-
a pasarlas por el complejo capsulolabral; en este punto va de luxación, pero dos refirieron sensación de inesta-
es muy importante revisar que la reconstrucción haya bilidad (aprehensión) ante esfuerzos o movimientos ex-
logrado recrear la posición natural del anillo glenoideo tremos. Según la escala de Rowe los resultados fueron
y del complejo capsulolabral antes de apretar los nudos. excelentes en 27 casos, buenos en cinco, regulares en
En 2000 Mark Lazarus y col. mencionaron dos erro- cuatro y malos en un caso, que presentó infección local
res fundamentales relacionados con el uso de suturas y profunda.
S Tipo I: presente en un hombro que se subluxa y Para Protzman estas condiciones pueden ayudar a bus-
que no tiene eventos previos de luxación. car durante la cirugía la participación que la plasticidad
S Tipo II: se refiere al hombro en el que se han do- de la cápsula pueda ofrecer, con el fin de prepararse para
cumentado eventos de luxación recurrentes y epi- ir combinando los distintos tipos de técnicas quirúrgi-
sodios crónicos de subluxación con intervalos en- cas.51 De acuerdo con este autor, lo más importante en
tre las luxaciones. el manejo quirúrgico abierto en la inestabilidad recu-
S Tipo III: luxaciones recurrentes sin episodios de rrente del hombro es racionalizar y elegir el procedi-
subluxación. miento adecuado para cada caso específico.
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Capítulo 22
Luxación posterior
Mariano Fernández Fairen
335
336 Patologías de hombro (Capítulo 22)
puede ser subacromial, que es la más común y represen- consideran la proyección axilar como la “regla de
ta 97.5% de todos los casos,10 subglenoidea y subespino- oro”4,15 y emplean la escapular lateral fundamental para
sa. Los estudios efectuados en cadáveres han mostrado determinar la posición de la cabeza humeral respecto de
que una luxación posterior de hombro se salda siempre la glenoides. Con dos proyecciones el diagnóstico de la
con la rotura de la cápsula posterior y del redondo me- luxación posterior del hombro es obvio. Sin embargo,
nor, y con una lesión parcial del infraespinoso en la ma- aunque esto es reconocido por la totalidad de los médi-
yor parte de los casos.11,12 Las estructuras capsuloliga- cos en urgencias, 75% de ellos solicitan inespecífica-
mentosas posteroinferiores del hombro13 —principales mente el estudio radiológico del hombro; 55% se quejan
estabilizadores pasivos posteriores— son de aproxima- de que frecuentemente reciben una sola proyección y
damente 1 mm de espesor14 y se dañan con cierta facili- 15% demandan radiografías complementarias. Única-
dad cuando la tensión aplicada supera su resistencia, mente 20% saben de la existencia de proyecciones alter-
dando lugar a la subluxación o a la luxación de la articu- nativas que permiten desvelar claramente la posición de
lación. la cabeza humeral respecto de la glenoides (figura
El estudio radiológico exige una proyección antero- 22–1). En el campo de los radiólogos 63% consideran
posterior (AP) verdadera en el plano de la escápula, ya innecesarias las dos proyecciones, aduciendo que la
que sobre todo en caso de subluxación la AP estándar proyección lateral es difícil de obtener por las molestias
parece normal o muestra sólo una sutil anormalidad, di- que se le ocasionan al paciente. Todos los radiólogos co-
fícil de interpretar. Hay que practicar además las pro- nocen las proyecciones alternativas, pero 75% no las
yecciones axilar y escapular lateral. Algunos autores efectúan si no se las solicitan.4
Descripción Posición
Transtorácica lateral
Posición: de pie, sentado o acostado, brazo normal sobre la cabeza
Placa: vertical contra el hombro afectado
Foco: horizontal a través de la axila normal
Visión: arco de Maloney formado por borde lateral, escápula, cuello, glena, cuello y diáfisis del húmero
Transescapular/lateral verdadera
Posición: de pie o sentado
Placa: anterior contra el hombro, perpendicular al eje longitudinal de la escápula
Foco: disparo sobre el eje longitudinal de la escápula, de posterior a anterior
Visión: escápula en “Y” con la cabeza humeral sobreimpuesta en la glenoides
Axilar
Posición: de pie, sentado o acostado, abduciendo el brazo afectado 70 a 90º
Placa: horizontal sobre el hombro
Foco: inclinado 45º a través de la axila
Visión: la glenoides con la cabeza en ella, es flanqueada por acromion y coracoides
Axilar con cassette enrollado
Posición: de pie, sentado o acostado; no es necesario abducir el brazo
Placa: la cassette flexible enrollada en la axila
Foco: vertical a través del hombro
Visión: similar a la anterior pero más distorsionada en los bordes
Inclinación hacia arriba
Posición: de pie, sentado o acostado
Placa: vertical, posterior al hombro
Foco: en un ángulo de 35º de abajo a arriba
Visión: la cabeza luxada se ve bajo el reborde posteroinferior de la glenoides
Velpeau
Posición: de pie, nalgas contra la mesa, tronco inclinado hacia atrás 45 a 60º
Placa: horizontal sobre la mesa, contra la cintura, bajo el hombro
Foco: vertical a través del hombro
Visión: similar a la proyección axilar
Céfaloescapular
Posición: sentado, tronco hacia delante; eje longitudinal de la escápula horizontal
Placa: vertical, posterior al paciente
Foco: de anterior a posterior siguiendo el eje longitudinal de la escápula
Visión: similar a la proyección axilar
Figura 22–1. Proyecciones radiológicas útiles para el diagnóstico por imagen de las inestabilidades posteriores de hombro.
Luxación posterior 337
Hay descritos varios signos radiológicos que indican tias25–31 motiva a intentar el tratamiento más biológico,
la presencia de una luxación posterior del hombro, pero al menos en primera instancia. Los resultados son mu-
no suelen ser conocidos por el personal de traumatolo- cho mejores si se trata la lesión antes de que transcurran
gía de urgencias.4 Como se sabe, el húmero está en rota- dos años desde el accidente.32 Hay que tener en cuenta
ción interna, la glenoides aparece vacía (vacant glenoid que, aunque parezca mentira, hay pacientes que acuden
sign) y hay una distancia mayor de 6 mm entre el borde a ser tratados mucho tiempo después de ese límite.33
anterior de la glena y la cabeza (rim sign). La cabeza
puede presentar un aspecto de bombilla (light–bulb
sign) y efecto de la rotación, mientras que la superposi- Luxación inveterada
ción de un segmento de la cabeza sobre la glena da una
imagen en luna creciente muy característica. Aún hay discusiones acerca del momento en que la lu-
La resonancia magnética nuclear (RMN) permite ha- xación aguda no tratada se convierte en crónica.34 Lo
cer una valoración ajustada de la anatomía patológica de más aceptado es que ese plazo equivalga a tres sema-
estas luxaciones, donde se aprecia una lesión ósea re- nas.6,35,36 La dificultad del diagnóstico y la posibilidad
versa de Bankart en 31% de los casos, el complejo cap- de que pase inadvertido el episodio inicial, la escasa clí-
sulolabral posterior roto en 58% de los pacientes, lesión nica que se produce, salvo la deformidad del hombro y
labral reversa de Bankart en 52%, avulsiones del la- la pérdida de rotación externa, y lo sorprendentemente
brum posterior en 48% de los casos, rotura del manguito bien toleradas que son, sobre todo en personas ancianas,
de los rotadores en 19%, rotura del supraespinoso en hacen que sea más que plausible la cronicidad de la le-
33%, rotura del infraespinoso en 25% y rotura del sub- sión en forma de luxación inveterada. En la literatura
escapular en 42% de los pacientes.16 médica se refiere el caso de un paciente que tardó 15
El tratamiento incluye la reducción cerrada o abierta, años en volver al hospital para tratar una luxación inve-
y la inmovilización durante un periodo de tres a seis se- terada, que le había permitido trabajar manualmente en
manas. La posición de inmovilización es hoy en día ob- un almacén de hierros durante todo ese tiempo.37 El do-
jeto de controversia. Siempre se había mantenido la ro- lor es pequeño y se consigue recuperar suficiente fle-
tación externa como posición óptima, pero a partir del xión anterior y elevación como para poder realizar la
trabajo de Itoi y col.17 comenzó a haber cierta inquietud mayor parte de las actividades cotidianas.38 En estos ca-
por determinar si eso es lo correcto. Siguiendo las ideas sos se recomienda no hacer nada más que la supervisión
mencionadas, hay apuntes que señalan que cuando en de los mismos.39 Se debe considerarse también la abs-
estas luxaciones existe una rotura del labrum, la rota- tención de tratamiento en los pacientes con espasmos
ción interna favorece la coaptación del labrum despren- musculares o ataques incontrolados, y en los que son in-
dido con el reborde glenoideo.18 capaces de seguir un programa de rehabilitación poso-
La gravedad de la lesión aumenta cuando se vincula peratoria. La reducción se puede conseguir de manera
con una fractura del húmero ipsilateral, casi siempre a cerrada o abierta, y es menos frecuente de lo que se pien-
nivel del cuello o más distal, pero son lesiones poco co- sa la necesidad del abordaje posterior para reducir una
munes, con una frecuencia de 0.6 casos por cada luxación posterior inveterada.35 Es difícil de lograr de
100 000 individuos al año.19 Se observa un pico en los manera incruenta si el plazo transcurrido desde la luxa-
varones de mediana edad y casi siempre son ocasiona- ción excede de las tres semanas,40 pero extremadamente
das por caídas de alguna altura. Son lesiones complejas difícil, incluso con la forma abierta, si ese lapso es ma-
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en las que suele haber una lesión de Hill–Sachs reversa, yor de seis meses.
cuya muesca se prolonga hasta la fractura del cuello del
húmero, con frecuente afectación de las tuberosida-
des.19 El manejo de estas lesiones exige la reducción de Luxación posterior con lesión
la luxación, sea abierta o asistida por artroscopia,20 y la de Hill–Sachs reversa
osteosíntesis de la fractura a mínima,21 o tan elaborada
como sea necesario para lograr una fijación estable.19 Es la forma más clásica de luxación traumática poste-
La artroplastia del húmero se ha preferido durante rior de hombro y se da en 86% de las luxaciones.16 Reú-
mucho tiempo en lugar de la técnica anterior, por el alto ne los casos agudos en los que la cabeza sufre el impacto
riesgo de osteonecrosis de la cabeza o de no unión de la del borde posterior de la glenoides, produciendo una
fractura.22–24 Sin embargo, la menor frecuencia que la fractura osteocondral y una depresión en su superficie
prevista de estas complicaciones y los escasos resulta- articular anteromedial (lesión de Hill–Sachs reversa)
dos obtenidos con cierta asiduidad con las artroplas- por hundimiento de la misma, así como los casos invete-
338 Patologías de hombro (Capítulo 22)
rados de luxaciones agudas con dicha lesión, que han línea vertical densa de la fractura por impacción puede
pasado inadvertidas y sin reducción en más de tres se- ser claramente visible (trough line) en esta proyec-
manas desde el traumatismo inicial. Por estos motivos ción.41 La proyección axilar, por su parte, es fundamen-
se han conocido como “fijas” o “irreductibles”, dada la tal para evaluar la magnitud del defecto anteromedial de
dificultad o imposibilidad de recolocar la cabeza en su la cabeza, pues es difícil obtenerla debido al dolor y a
sitio al engatillarse dicha muesca en el reborde glenoi- la limitación para la abducción, aunque se consigue lle-
deo posterior. vando el brazo del paciente a partir de 20_ de abducción
El síntoma fundamental es la pérdida de movilidad pasiva. Si aun así es imposible, hay que recurrir a una
de la extremidad afectada —primordialmente de rota- proyección axilar lateral modificada42 o a la escapular
ción externa— con déficit funcional, que le impide al lateral. En estos casos es muy útil la ultrasonografía, que
paciente lavarse la cara o peinarse. Cuando el fisiotera- de manera simple, barata y no invasiva proporciona una
peuta comprende que no conseguirá mejorar la situa- idea precisa de la situación.35
ción ganando la movilidad perdida, entonces refiere al La tomografía axial computarizada (TAC) resulta de
paciente con el cirujano ortopédico con el diagnóstico gran ayuda para valorar con precisión el daño de la ca-
de rigidez postraumática o de “hombro congelado”. beza y las posibles lesiones asociadas de la glenoides.40
La exploración muestra una extremidad “pegada” al La pérdida de la convexidad normal de la cabeza y la
tronco en aducción y rotación interna. El brazo se man- irregularidad de su superficie quizá no se deban a una
tiene bloqueado en rotación interna de 10 a 60_, imposi- lesión de Hill–Sachs, sino a la degeneración artrósica
bilitando la rotación externa activa y pasiva. Rowe y secundaria posrotura del manguito de los rotadores o
Zarins describieron la incapacidad para supinar el ante- posfractura parcelar de la cabeza, sin luxación conco-
brazo en flexión anterior del hombro, debido a la rota- mitante.35
ción interna fija del mismo.6 La abducción y la eleva- El tratamiento de estas luxaciones depende de la
ción anterior se limitan a 80_. magnitud de la lesión reversa de Hill–Sachs, de la croni-
La interpretación de la proyección AP verdadera es cidad del proceso y de la edad y la actividad del paciente
problemática, ya que la parte anterior de la cabeza está (figura 22–2). Si el defecto constituye menos de 25% de
dentro de la articulación y sólo la parte superior se su- la superficie articular y el plazo transcurrido es menor
perpone a la sombra periférica de la glena escapular. La de tres semanas, es lícito intentar la reducción cerrada,
25 a 50%
Luxación 3 a 24 sem. Transferencia
posterior Reconstruir tendón
bloqueada subescapular
Transferencia
> 50% tuberosidad
menor
> 24 sem.
Reemplazo
Artroplastia
total
de hombro
Hemiartroplastia
Figura 22–2. Algoritmo de tratamiento de las luxaciones posteriores de hombro con lesión reversa de Hill–Sachs.
Luxación posterior 339
A B C D
Figura 22–4. Plastia capsular posterior, mediante la transposición y solapamiento de los dos colgajos capsulares obtenidos tras
seccionar la cápsula en “T”.
340 Patologías de hombro (Capítulo 22)
Figura 22–5. Luxación posterior bloqueada por una lesión reversa de Hill–Sachs. Se rellena el defecto óseo de la cabeza transpo-
niendo la coracoides y el tendón conjunto, según Delcogliano y col.56
Un sistema consiste en colmarlo mediante la transposi- Este procedimiento quirúrgico, de cualquier manera,
ción de la tuberosidad menor del húmero con el subes- es muy demandante y exige del cirujano una gran expe-
capular insertado en ella.50 El antiguo procedimiento de riencia en cirugía de hombro. Sin embargo, su escasa
McLaughlin, que transfería el tendón del subescapular incidencia en la práctica diaria de un cirujano de hom-
sin fragmento óseo,51,52 hoy puede hacerse por vía ar- bro no ayuda a completar una curva de aprendizaje ópti-
troscópica,53 modificado, para el relleno óseo del defec- ma en esta técnica. Altera considerablemente la anato-
to y para hacer más segura la reinserción del subescapu- mía del hombro y limita su rotación interna.32,50 Una
lar (figura 22–5). complicación potencial y temible es la consolidación
Se identifica y diseca el borde inferior del subescapu- viciosa o la seudoartrosis,39 sobre todo si el caso se abo-
lar y se hace una osteotomía en la tuberosidad menor, ca a la artroplastia. Hay que ser muy cautos al indicar la
bajo visión directa, desde la vertiente medial de la corre- transposición de la tuberosidad menor y asegurarse de
dera bicipital hasta el defecto articular, levantando el que no se va a acabar en la artroplastia, ya que se acre-
fragmento con el tendón del subescapular para poder cienta la dificultad de la técnica.32,50 Hay autores que
exponer ampliamente la cabeza y la glenoides. Para prefieren una reconstrucción artroscópica de las partes
conseguir la reducción hay que realizar una amplia libe- blandas posteriores tras la reducción cerrada asistida ar-
ración de partes blandas, haciendo palanca en la cabeza troscópicamente, debido a que existe una menor morbi-
con una cuchara plana roma colocada entre el defecto de lidad.57 De todas formas, los reportes no se sustentan en
la cabeza y el reborde glenoideo posterior, y despegán- una experiencia fundada.
dola lateralmente hasta la altura de la glena. Cuando se Como opción a este proceder hay que citar la posibi-
tiene en ese punto, normalmente va a su posición ha- lidad de reconstruir la lesión de la cabeza humeral
ciendo rotación externa. Entonces se fija en el defecto mediante el levantamiento en bloque de la superficie
óseo la tuberosidad menor con el tendón del subescapu- cartilaginosa hundida y emplear un aloinjerto o un auto-
lar mediante dos tornillos a compresión y se cierra; el injerto tallado a medida para rellenar el defecto óseo, y
brazo en rotación neutra se inmoviliza durante cuatro restaurar y mantener la esfericidad de la cabeza.3 Este
semanas. El resultado de este método es bueno cuando método funciona cuando se goza de una buena calidad
se lleva a cabo antes de los seis meses ulteriores a la lu- ósea y no existen estigmas artrósicos, ya que los resulta-
xación.32,50,54,55 Se han descrito resultados similares con dos son similares a los del trasplante de la tuberosidad
la transposición de la coracoides y del tendón conjunto menor.58 Existe una relación directa entre la bondad del
del coracobíceps para rellenar el defecto.56 resultado y el correcto mantenimiento y la incorpora-
Luxación posterior 341
ción del injerto. En 33% el injerto se colapsó y la cabeza osteosíntesis estable. Este incremento de la rotación in-
perdió esfericidad y volumen, por lo que el resultado fue terna distal asegura que el defecto articular permanezca
malo y ocasionó dolor, ruidos, bloqueos, rigidez y artro- anterior durante todo el rango de movimiento.62 La ven-
sis.49 taja de este sistema es la posibilidad de movilidad y re-
En casos de luxación bilateral con defectos cefálicos cuperación funcional en el posoperatorio inmediato,
medianos o grandes e indicación de la sustitución de una pero su desventaja es la limitación de la rotación exter-
de las cabezas por una prótesis, puede utilizarse como na.63 Los resultados referidos en la literatura han sido
injerto dicha cabeza para reconstruir la otra.59,60 Una va- favorables en 84% de los casos.64
riación del relleno del defecto óseo con injerto, una vez En un hundimiento de la superficie articular en más
elevada la “cáscara” hundida de la superficie osteocon- de 50% de su superficie, o cuando la cabeza es blanda,
dral articular fracturada, consiste en llevar bajo el de- deleznable o no viable, la única vía es la artroplastia par-
fecto un cilindro de hueso esponjoso obtenido mediante cial si la glenoides es buena,65 o la artroplastia total si la
una trefina de la parte lateral de la cabeza, desde una afectación es considerable.32,66 La retroversión del
ventana en la cortical lateral, por debajo del troquíter, componente humeral se reduce a 20_ y no es necesario
compactándolo con un impactor y manteniéndolo en su exagerar la anteversión ni fruncir la cápsula posterior.
sitio con un tornillo interferencial reabsorbible de 10 x Ante cualquier duda sobre la estabilidad de la artroplas-
30 mm introducido por la chimenea practicada (figura tia, se debe inmovilizar el hombro en 10 o 20_ de rota-
22–6).61 Esta técnica funciona en los pacientes jóvenes ción externa durante 3 o 4 semanas. Los resultados de
con un buen hueso, lesión no fragmentada y ausencia de tal proceder han sido satisfactorios en 58% de los casos,
destrucción condral, que afecte menos de 50% de la su- con 25% de revisiones: dos tercios por inestabilidad
perficie articular, con una evolución un máxima de tres posterior y un tercio por aflojamiento.67
o cuatro semanas.
Otra alternativa, sobre todo en los pacientes jóvenes,
en los que hay que procurar por todos los medios evitar INESTABILIDAD RECURRENTE
la artroplastia, es la osteotomía desrotadora del húmero,
donde se libera y reduce la cabeza, y se practica una os-
teotomía plana a nivel del cuello del húmero, para llevar
la diáfisis humeral en rotación interna y fijarla con una Hay que tenerla in mente, pues aunque no es frecuente
tampoco es una excepción.68 Puede ser secundaria a un
traumatismo previo identificado, causante de la sublu-
xación o luxación de inicio, o a microtraumatismos re-
petidos, típicos de las actividades deportivas, asociados
o no con ese incidente agudo mencionado,69,70 o ser más
o menos primaria y atraumática, involuntaria o volunta-
ria. Es posible llegar a la recidiva de la luxación depen-
diendo de su intensidad, como en 43% de los casos de
la serie de Bigliani y col.,47 o bien a la subluxación o a
formas menores en las que no llega a perderse el contac-
to o las relaciones anatómicas entre la glena y la cabeza
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Cuadro 22–3. Comparación de sujetos con y sin inestabilidad posterior (según Tung y Hou)79
Parámetro Estable Inestable P
Edad (años) 52 " 5 25.5 " 3 0.0002
Antecedente de trauma (%) 42 83 0.0350
Traslación humeral (mm) – 3.6 " 0.7 – 6.2 " 0.8 0.0190
Longitud de la rotura (mm) 12.3 " 1.7 19.4 " 1.7 0.0008
Avulsión capsulolabral (%) 17 83 0.0001
Luxación posterior 343
Cuadro 22–4. Clasificación y frecuencia de las lesiones del labrum posteroinferior según Kim y col.103,104
Tipo Hallazgo artroscópico Hallazgo artro–RMN Frecuencia (%)
I Desgarro incompleto Separación sin desplazamiento 36
II Fisura marginal Avulsión incompleta 39
III Erosión condrolabral Pérdida de contorno 19
IV Rotura pediculada Pérdida de contorno 6
versión y pérdida de concavidad, en comparación con humeral y se intenta desplazar de adelante hacia atrás
hombros sanos, constituye la norma.83 La profundidad (figura 22–9), con una fuerza aplicada en ese sentido
de la glenoides es significativamente menor en el plano (“cajón” posterior o load and shift test). La cuantifica-
transversal medio e inferior de la misma (a 50 y a 75% ción del desplazamiento es difícil de objetivar. La ines-
de su altura) en hombros con una inestabilidad de este tabilidad posterior se explora fundamentalmente me-
tipo. En cuanto a la porción condrolabral de estas gle- diante la prueba de estrés posterior y el jerk test. Con el
noides, observable en la RMN, se muestra una mayor brazo en 90_ de elevación en el plano sagital y en rota-
retroversión que en la porción ósea de la glena, sobre ción interna máxima, el explorador aplica presión hacia
todo en el plano más inferior, donde la altura del labrum atrás sobre el codo del paciente, mientras mantiene blo-
está también disminuida.84 En resumen, el conjunto gle- queada la escápula con la otra mano, para intentar pro-
noideo es menos continente que en los hombros norma- vocar el desplazamiento posterior de la cabeza humeral
les. Más de 50% de estas formas de inestabilidad son bi- sobre la glena. Si la cabeza es llevada así posteriormen-
laterales y el diagnóstico se basa en la historia clínica, te, el paciente referirá dolor o incomodidad, evocando
la exploración del hombro —incluidas las pruebas de la sensación de inestabilidad, y se podrá percibir un
inestabilidad— y los estudios dinámicos, como la ultra- chasquido cuando la cabeza salte sobre el labrum más
sonografía o la artroscopia. o menos dañado.
El examen físico, con la comparación de ambos hom- Al llevar el brazo de esa posición a la abducción en
bros, debe añadir a las medidas convencionales de mo- el plano coronal, se aprecia un resalte (jerk) con un
vilidad y fuerza una serie de maniobras que expresan la “clunk” cuando se reduce la subluxación y la cabeza
falta de estabilidad del hombro en sentido posterior. vuelve a su posición normal en la glenoides. Esta prueba
Con el paciente sentado o acostado, se agarra la cabeza es positiva en 97% de los casos.47
Las pruebas se repiten siempre bajo anestesia antes
de cualquier intervención quirúrgica, aunque no se han
registrado diferencias en el desplazamiento de la cabeza
con el paciente despierto o dormido en casos de inesta-
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bilidad posterior, pero sí ocurre la inestabilidad es mul- tico en el hombro, que es asiento de una inestabilidad
tidireccional.85 atraumática voluntaria previa.91 Antes de plantear y em-
La inestabilidad se valora con 0 cuando el hombro es prender el tratamiento de esta patología hay que descar-
estable o sólo se percibe una laxitud menor; con 1 cuan- tar las anomalías psicológicas y emocionales que pre-
do tiene hasta 50% de traslación; con 2 cuando hay luxa- sentan una serie de pacientes y que se expresan a través
ción, pero se reduce espontáneamente; y con 3 cuando de ella provocándola. Suponen una contraindicación for-
se luxa pero no se reduce.86 Antoniou y col. propusieron mal a cualquier tipo de actuación, ya que no es el hombro
una escala subjetiva de valoración de la traslación pos- el centro de sus trastornos ni el punto a tratar. “Necesi-
terior de la cabeza que incluye 0, para el hombro estable; tan” luxar su hombro y frustran todos los esfuerzos he-
1 cuando se desplaza hasta chocar con el reborde glenoi- chos al respecto.
deo; 2 cuando se desliza sobre dicho reborde; 3 cuando El tratamiento de elección de la inestabilidad recu-
salta por encima del mismo; y 4 cuando se luxa por com- rrente posterior del hombro es un programa individuali-
pleto y requiere maniobras de reducción.76 Antoniou zado de rehabilitación, que refuerza y equilibra los rota-
detalla más la clasificación que la enunciada por Alt- dores y los estabilizadores de la escápula.92 Hay que
chek y Dines, a saber: 1+ cuando hay una mayor trasla- tener en cuenta la importancia del subescapular al opo-
ción de la cabeza que en el otro hombro, 2+ cuando hay nerse al desplazamiento posterior de la cabeza hume-
subluxación detectable, y 3+ cuando hay luxación fran- ral,13 y del infraespinoso como rotador externo. Los re-
ca.87 sultados del tratamiento conservador son buenos hasta
Otro signo que habla de la subluxación posteroinfe- en 80% de los casos de inestabilidad posterior,93,94 su-
rior de la cabeza humeral es el signo del sulcus, donde periores a los obtenidos en inestabilidades anteriores
el paciente permanece sentado con el brazo en posición con el tratamiento incruento.95 Los pacientes que res-
neutra, para que el explorador tire de él hacia abajo. La ponden mejor a este tratamiento son los hiperlaxos y las
maniobra es positiva si aparece debajo del acromion un mujeres jóvenes con un comienzo espontáneo y sinto-
surco que sigue dicha tracción. Hasta 71% de las inesta- matología moderada.96 La cirugía no debe plantearse
bilidades posteriores tienen un signo de sulcus positivo.47 sin antes haber intentado el tratamiento conservador
Un sulcus mayor de 2 cm es virtualmente patognomó- mencionado, aunque si los síntomas son intensos,97 des-
nico de inestabilidad posteroinferior o multidireccio- pués de seis meses de tratamiento el paciente no mejora
nal.86 y la subluxación se sigue produciendo en actividades
En 26% de los hombros estudiados por Bigliani y cotidianas banales, no debe postergarse la intervención
col.47 el paciente era capaz de reproducir voluntaria- quirúrgica.76,77
mente la posición en la que él experimentaba los episo- Se han descrito diversos procedimientos de reinser-
dios de inestabilidad sintomática en su vida cotidiana, ción, sutura, plicatura, retensado, transposición, plastia
con subluxación o incluso luxación completa del hombro o refuerzo de las estructuras posteriores, desinsertadas,
(luxación “aprendida”),88 aunque evitan adoptar esa po- deficitarias, redundantes o laxas por cirugía abierta por
sición.89 En una serie de casos de inestabilidad volunta- vía posterior o anterior.98 Los resultados son excelentes
ria, sin trastorno psiquiátrico en ninguno de ellos, en 20% o buenos en 80% de los casos, con 11% de recidivas a
se distinguía un episodio traumático iniciador del cua- cinco años.47 Esto ocurre incluso entre los atletas, con
dro, en tanto que 27% tenían una intervención previa.89 sólo 7% de inestabilidades residuales o aprehensión po-
Hay que hacer aquí una distinción con el paciente “luxa- sitiva,99 o en las inestabilidades voluntarias, 92% de re-
dor habitual”, que luxa su hombro a voluntad, capricho- sultados subjetivos excelentes y buenos, 23% de recidiva
samente y sin mayores problemas, para profundizar en el de la inestabilidad y 23% de mínimo modelado artró-
patrón psicológico del enfermo y en las posibles disfun- sico a 7.6 años en promedio.89
ciones del mismo. Las luxaciones voluntarias son las A 22 años del procedimiento no se aprecia progre-
que causan una mayor variabilidad respecto del diag- sión de signos artrósicos;100 sin embargo, se han repor-
nóstico y de la indicación de tratamiento,90 con lo que tado en la literatura complicaciones y riesgos significa-
es evidente la necesidad de homogeneizar y estandari- tivos con esas técnicas.101,102
zar los criterios de valoración de estas inestabilidades El retensado posterior por vía artroscópica, que lleva
para evitar las inconsistencias que se producen en la la cápsula en sentido medial y hacia arriba, para hacer
práctica diaria, incluso entre los cirujanos especializa- una plicatura de 1 cm, concede a más de dos años una
dos. Una rareza que habla bien de lo complejo del asunto mejoría en 85% de las inestabilidades primarias y una
se encuentra en un caso que desarrolla una inestabilidad negatividad en el posoperatorio del jerk test en todos los
posterior sintomática después de un incidente traumá- casos; no obstante, 41% siguen percibiendo cierta ines-
Luxación posterior 345
A B
Figura 22–10. A. Bolsa capsular redundante alejada del reborde del labrum. B. Reparación artroscópica donde se frunce la cáp-
sula y se sutura sobre el labrum.
tabilidad residual y 68% refieren un incuestionable gra- ción del labrum posteroinferior en la glenoides, tras de-
do de rigidez secundaria al procedimiento.76 sinsertarlo completamente, más la transposición y el re-
La estabilización artroscópica, técnicamente deman- tensado hacia arriba de la cápsula posteroinferior, cuyos
dante, permite hacer un tratamiento más específico desde resultados excelentes y buenos son de 97%, con una re-
el punto de vista anatomopatológico y etiopatogénico. integración al deporte previo sin limitación y sólo 3%
Tras identificar y evaluar a fondo la lesión, se procede de recidivas en un promedio de cuatro años.96 La recons-
a la reparación de los diferentes elementos involucrados trucción electiva de los defectos encontrados en las ines-
(figura 22–10). tabilidades del hombro optimiza el gasto y los resulta-
Después de 12 meses 93% de los hombros han per- dos,68 logrando 97% de hombros estables a más de dos
manecido estables y 20 meses después 85% han perma- años.
necido así, con un buen arco de movilidad y una buena La reparación anatómica, como es el caso de la rein-
función.102 Es evidente que el candidato ideal para el serción artroscópica de una lesión reversa de Bankart
tratamiento artroscópico es el sujeto que presenta una (figura 22–12)70 o de las avulsiones capsuloligamento-
inestabilidad posterior recurrente postraumática y uni- sas posteriores del lado humeral, con o sin afectación
direccional. En caso de lesión del labrum posterior e concomitante del infraespinoso o del redondo menor,105
inferior, tal como lo describieron Kim y col. (cuadro se salda con el buen resultado enunciado, en tanto que
22–4 y figura 22–11),103,104 se puede recurrir a la plastia un diagnóstico y un tratamiento inadecuados conllevan
capsulolabral posteroinferior, que consiste en la reinser- al fracaso.72
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A B C D
Figura 22–11. Lesiones del labrum posteroinferior según Kim y col. A. Desgarro periférico o desinserción parcial. B. Lesión con-
drolabral. C y D. Lesión de Kim: erosión o fisura marginal en la unión condrolabral, retroversión condrolabral y avulsión incompleta
u oculta del labrum.
346 Patologías de hombro (Capítulo 22)
A B
Los resultados de la cirugía abierta o artroscópica no diculado según la técnica de Kouvalchouk,112 etc. El tope
presentan diferencias significativas en este terreno.106 óseo se fija con un tornillo. Sirveaux y col. no registraron
Aunque no hay pruebas científicas suficientes de cada recidivas de una estabilización de este estilo en un pe-
método, parece que es más favorable la reparación sobre riodo de 3.5 a 13.5 años, aunque 33.3% referían una cier-
anclas más fruncido capsular por artroscopia.2 De cual- ta aprehensión.113 La ocurrencia de artrosis después de
quier forma, hay que insistir en que la indicación habrá uno de estos procedimientos fue de aproximadamente
de ceñirse al motivo de la inestabilidad (cuadro 22–5 y 10%,114 menor que en el caso de la inestabilidad anterior
figura 22–13), pues con el paso del tiempo y un mayor tratada mediante tope óseo anterior. Los procedimientos
conocimiento y práctica se han conseguido mejores óseos pueden vincularse con una plicatura de la cápsula
resultados (cuadro 22–6). Si la geometría de la glenoides posterior complementaria para corregir la insuficiencia
es la responsable primaria de la inestabilidad, se indican capsular secundaria.92
los procedimientos como la osteotomía de la glena107,108 Los resultados del tratamiento de la inestabilidad
o los topes óseos posteriores, ya que la actuación exclu- posterior recurrente son peores cuando ya existe una le-
siva sobre las partes blandas no es suficiente.81 sión condral articular y en los sujetos mayores de 37
La osteotomía subglenoidea de adición de abertura años de edad,100 y la existencia de intervenciones pre-
posterior es técnicamente complicada (figura 22–14) y vias es también un factor peyorativo. La inestabilidad
tiene tasas de recurrencia de hasta 53%109 y múltiples recurrió tras el retensado capsular posteroinferior en
complicaciones hasta en 29% de los casos, como fractura 43% de los que ya habían sido operados con anteriori-
de la glena, no consolidación, desplazamiento o reabsor- dad y sólo en 16% de los que no habían sido interveni-
ción del injerto, necrosis de la glenoides o artrosis secun- dos previamente.89 Hay que señalar que cuanto más alto
daria a la lateralización de la superficie articular y al es el nivel competitivo de los atletas tratados por este
aumento de presión en esa zona.101 Se han empleado dis- problema más incierto es el resultado, ya que en el estu-
tintas opciones como bloque óseo: injerto autólogo corti- dio de Sirveaux se registraron hasta 40% de fallos en
coesponjoso de iliaco,110 fragmento de acromion,111 pe- sujetos con las anteriores características.115
El tratamiento quirúrgico correcto seguido de un pro- la retroversión glenoidea excesiva mediante un cambio
grama de rehabilitación adecuado puede capacitar a la en la rotación del componente humeral no es eficaz en
mayor parte de los pacientes para sus actividades labo- cuanto a evitar la traslación posterior de la cabeza.117,118
rales o deportivas.68 En el posoperatorio se coloca al
paciente un cabestrillo en discreta abducción y rotación
externa durante seis semanas. En ese tiempo se le pide Inestabilidad posterior del hombro en
que inicie ejercicios de contracción isométrica de los la parálisis obstétrica del plexo braquial
músculos estabilizadores de la escápula. A las seis se-
manas se retira la inmovilización y se insiste en una ta- La lesión del plexo braquial se produce entre 2.3 y 3.8
bla más completa de ejercicios de la musculatura esca- casos de cada 1 000 nacimientos vivos por año.119,120 La
pular y movilidad pasiva. A las ocho semanas se inician recuperación espontánea constituye la norma, pero no
los ejercicios activos asistidos y la rotación interna pasi- dejan de haber 25% de casos con trastornos secundarios
va, limitando la rotación externa activa. A las 12 sema- al desequilibrio muscular durante la adolescencia, sobre
nas se progresa al refuerzo muscular y la propiocepción. todo a nivel del hombro, con el brazo fijo en rotación
A partir de las 16 semanas, si fuera el caso, se reco- interna y deformidad glenohumeral progresiva,121 que
mienza el programa de lanzamientos.72 es sustancial en 61% de los casos,122 y puede conducir
a la subluxación o incluso a la luxación de la articula-
ción, y ocasionar problemas para realizar ciertas activi-
dades cotidianas. El subescapular y el intervalo de los
Inestabilidad posterior
rotadores son el primer asiento de la contractura. En
tras artroplastia del hombro
10% de casos la glenoides es plana, en 20% es bicón-
cava y en 31% hay una seudoglenoides (cuadro 22–7).
Puede darse tras la implantación de una prótesis parcial La glenoides bicóncava presenta una doble concavidad
o total de hombro, sin inestabilidad previa a la interven- separada por una cresta central, con la cabeza humeral
ción. La proporción con respecto a la inestabilidad ante- alojada en la concavidad posterior. En la seudoglenoi-
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rior después de la artroplastia es de 7/10. En 71% de los des la carilla articular posterior está retroversa respecto
casos la inestabilidad posterior ulterior se ha atribuido de la faceta anterior desocupada y del plano de la escá-
a una laxitud capsular posterior excesiva y en el resto a pula, con un aspecto global netamente convexo. Es
una malposición de los componentes. Hasta 50% han su- común observar cavitación e irregularidades en la parte
frido una subluxación y otros tantos una luxación com- anterior de la glenoides.
pleta.116 La retroversión del componente glenoideo se ha De acuerdo con el grado de retroversión, medido en
confirmado como causa de la inestabilidad posterior en la tomografía axial según el método de Friedman (figu-
casos de prótesis total de hombro, con una relación di- ra 22–15),123 se ha clasificado el desplazamiento y la
rectamente proporcional al grado de malposición.117 deformidad glenohumeral en siete tipos:121
Tras la reintervención y corrección de las causas de la
inestabilidad posterior, 64% devinieron estables, en ta- S Tipo I: indica una glenoides normal, con menos de
nto que en las inestabilidades anteriores eso sólo se con- 5_ de diferencia en la retroversión respecto de la
sigue en 26% de los casos.116 El intento por compensar glena del lado normal.
348 Patologías de hombro (Capítulo 22)
Psicogénica Displásica
Rehabilitación
Osteotomía cuneiforme
de acción posterior
Adquirida
Rehabilitación
Rehabilitación Fallo
Figura 22–13. Algoritmo de la Universidad de Pennsylvania para el tratamiento de la inestabilidad posterior recurrente.
S Tipo II: hay una mínima deformidad, la glena es S Tipo IV: exhibe una deformidad severa, con una
más o menos plana, y hay más de 5_ de diferencia seudoglenoides.
en su retroversión con respecto del lado sano, pero S Tipo V: hay un aplanamiento muy marcado en la
no hay subluxación de la cabeza humeral. glena y la cabeza, con una luxación progresiva o
S Tipo III: la deformidad de la glenoides es mode- completa.
rada, con una doble faceta articular, y la cabeza S Tipo VI: corresponde a una luxación durante la
está subluxada posteriormente, con menos de 35% primera infancia.
de la misma por delante del eje central de la escá- S Tipo VII: hay una detención del crecimiento de la
pula bisector de la glenoides. parte proximal del húmero.
Luxación posterior 349
El tratamiento de esta alteración pasa por la reduc- xación, donde se consigue una mejoría significativa en
ción de la cabeza humeral tras la liberación anterior y el la posición posterior de la cabeza y en la retroversión de
alargamiento del subescapular, o por la tenotomía si la la glena.128 De cualquier manera, hay que efectuar un
z–plastia no es posible; se puede hacerse también artros- estrecho seguimiento durante un buen periodo de tiem-
cópicamente,127 asociada a la transposición del dorsal po para detectar, y en su caso corregir, cualquier reci-
ancho, y la osteotomía desrotativa del húmero cuando diva de la inestabilidad, sobre todo en los grupos 2 y 3
existe una retroversión de la cabeza mayor de 40_.125 Lo de Narakas. Otro problema secundario a la reducción
ideal es realizar todo eso antes de que se produzca la lu- abierta con alargamiento del tendón del subescapular es
xación completa de la cabeza. Los resultados de la libe- la contractura en rotación externa, que se produce sobre
ración artroscópica anterior son buenos, así como los de todo cuando hay un déficit preoperatorio de abducción
la tenotomía del subescapular y la reducción de la sublu- y rotación interna activa del hombro.129
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354 Patologías de hombro (Capítulo 22)
Capítulo 23
Inestabilidad multidireccional del hombro
Arturo Almazán Díaz, Francisco Cruz López, Clemente Ibarra Ponce de León
La inestabilidad multidireccional del hombro (IMD) es a. Los hombros se pueden volver inestables no sólo
una patología relativamente frecuente, pero constituye por causa traumática o por laxitud ligamentaria
un reto para el cirujano ortopedista, ya que su manejo es primaria, sino por microtrauma y estrés repetitivo.
difícil y controvertido. b. No todos los hombros inestables son sintomáticos.
Aunque la inestabilidad traumática del hombro fue c. Las reparaciones anteriores corrigen la IMD de
descrita desde tiempos históricos con los egipcios, la manera incompleta dejando inestabilidad postero-
IMD fue descrita hasta 1980 por Neer y Foster,1 quienes inferior.
por primera describieron la laxitud capsular como causa d. Las reparaciones anteriores muy apretadas sublu-
de la inestabilidad glenohumeral (figura 23–1). xan en sentido posterior e inferior el hombro, ori-
La IMD es una patología multifactorial y poco enten- ginando la posibilidad de artrosis.
dida. Neer ha contribuido mucho al entendimiento de e. La rehabilitación es importante para el tratamiento
esta patología y ha enfatizado varios puntos: no quirúrgico y también para el posoperatorio.1–4
PRESENTACIÓN CLÍNICA
355
356 Patologías de hombro (Capítulo 23)
En el historial clínico puede haber datos que indiquen Es importante entender que con estas pruebas se trata
hiperlaxitud generalizada, como esguinces de tobillos, de determinar si existe o no inestabilidad glenohumeral,
inestabilidad patelar u otros problemas ligamentarios; por lo que al realizarlas se busca recrear los síntomas;
inclusive puede haber antecedentes familiares de hiper- la presencia de dolor como único síntoma no es sufi-
laxitud, los cuales se ha tratado de relacionar con enfer- ciente, como tampoco lo es la sola presencia de hiperla-
medades del tejido conectivo, como el Ehlers–Danlos, xitud ligamentaria. En ocasiones es necesario repetir
pero no se ha confirmado la relación. Los hombros hi- varias veces la exploración física para poder determinar
permóviles pueden volverse sintomáticos sin ningún adecuadamente el tipo de inestabilidad.9,10
trauma, pero con frecuencia hay algún evento desenca-
denante. También pueden asociarse los esfuerzos repe-
titivos, debido a la práctica de actividades laborales o EXÁMENES DE GABINETE
deportivas. Los pacientes con IMD generalmente se
quejan de episodios de subluxación más que de luxacio-
nes francas, y cuando éstas ocurren lo más frecuente es
que no estén relacionadas con grandes traumas y se re- Aunque en la IMD los estudios radiográficos simples
duzcan espontáneamente o el mismo paciente las dismi- casi siempre son normales, es necesario solicitarlos y
nuya. buscar alteraciones óseas, como fracturas del borde de
Los síntomas son vagos, pero pueden indicar el com- la glenoides, lesiones de Hill–Sachs o desgaste articu-
ponente de inestabilidad principal. Las molestias con el lar. El protocolo radiográfico para los pacientes con
brazo abducido y rotado externamente señalan que el inestabilidad incluye las proyecciones anteroposterior,
principal componente es anterior; las molestias durante anteroposterior verdadera, tangencial de escápula y axi-
la elevación del brazo, la rotación interna y la carga, lar. Aunque hay técnicas radiográficas con estrés para
como al empujar un objeto, indican un componente pos- detectar subluxación,11 no suelen utilizarse. Los mejo-
terior; algunos pacientes se quejan de dolor y pareste- res estudios para la valoración de la IMD son los que uti-
sias al cargar objetos pesados, lo cual es señal de una lizan medio de contraste intraarticular, sea la artro–TAC
inestabilidad inferior, pero en la mayor parte de casos la o la artrorresonancia magnética, que permiten valorar el
sintomatología es compleja y difícil de correlacionar. volumen capsular y la presencia de lesiones intraarticu-
En la exploración física se debe determinar en qué di- lares asociadas; cabe mencionar que es mucho más sen-
recciones se está saliendo la cabeza humeral. Durante la sible y específica la artrorresonancia que la artro–TAC
primera parte de la exploración física se le pide al pa- para la valoración de lesiones del labrum, inserción del
ciente que muestre la posición o los movimientos donde bíceps y manguito rotador.12
siente la inestabilidad, para obtener información impor-
tante que lleve a pensar si se trata de inestabilidad o de
alguna otra patología. TRATAMIENTO
Posteriormente se realizan las pruebas físicas para
determinar la dirección y el grado de inestabilidad, don-
de se utilizan las pruebas de aprehensión, traslación,
load and shift, recolocación y Fukuda; todas estas prue- El tratamiento de la IMD debe iniciar con la educación
bas deben hacerse en sus variantes anterior, posterior e del paciente acerca de su patología y un programa de re-
inferior y con diferentes grados de abducción del hom- habilitación que incluya el fortalecimiento muscular del
bro. manguito rotador y del deltoides,10,13 además del forta-
La prueba del sulcus se hace con el brazo en posición lecimiento de los músculos estabilizadores de la escápula
neutra y rotación externa, donde un intervalo incompe- y la recuperación del control neuromuscular de la articu-
tente mostrará el mismo desplazamiento inferior en am- lación glenohumeral.14,15 En ocasiones los pacientes con
bas posiciones. También hay que evaluar los músculos IMD secundario a la discinesia escapular desarrollan un
alrededor del hombro, que dan compresión glenohume- síndrome de pinzamiento subacromial, donde además
ral, mediante pruebas isométricas en el supraespinoso, de la rehabilitación puede ser benéfica la administra-
el infraespinoso y el subescapular. En los pacientes con ción de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y oca-
sospecha de IMD hay que tener cuidado al valorar la hi- sionalmente una infiltración de corticoide.16
perlaxitud ligamentaria, ya que hiperlaxitud no por Los pacientes con IMD e inestabilidad voluntaria y
fuerza se traduce como inestabilidad y nunca hay que trastornos psiquiátricos deben llevar un tratamiento psi-
olvidar examinar los dos hombros. quiátrico además del tratamiento de rehabilitación. En
Inestabilidad multidireccional del hombro 357
encogimiento de las fibras de colágeno. Igual que con 2% de recidivas con el uso de anclas, plicatura capsular
la capsulorrafia térmica con láser, se reportaron capsu- y cierre del intervalo en la IMD.33
lorrafias térmicas con puntas de radiofrecuencia con
buenos resultados a corto y a mediano plazo en pacien-
tes con inestabilidad unidireccional;26,27 sin embargo, TÉCNICA QUIRÚRGICA
los reportes de la radiofrecuencia en el tratamiento ar-
troscópico de la IMD han sido malos. Frostick reportó
16% de falla,28 Levy 23.7%29 y D’Alessandro 31%,30 La técnica que se utiliza en el Servicio de Ortopedia del
además de que la capsulorrafia térmica se ha vinculado Deporte y Artroscopia del Instituto Nacional de Ortope-
con un gran número de complicaciones graves, como dia incluye una panplicatura capsular con suturas (figu-
condrólisis, lesiones del nervio axilar, ablación capsular ra 23–3), anclas en casos de desgarros o ausencia de la-
y capsulitis adhesiva, por lo que en la actualidad su uso brum, cierre del intervalo con suturas y en algunos casos
se contraindica como único tratamiento en los pacientes capsulorrafia térmica.
358 Patologías de hombro (Capítulo 23)
Figura 23–6. La sutura pasa a través de la cápsula articular Figura 23–8. Obsérvese cómo se colocaron dos puntos
y del labrum glenoideo, y ambos cabos salen por la misma para reducir el volumen capsular.
cánula para poder anudarse.
Figura 23–7. Se utiliza un nudo Tennesee deslizante para Figura 23–9. En ocasiones se utiliza capsulorrafia térmica
hacer la plicatura. como adyuvante a las suturas.
360 Patologías de hombro (Capítulo 23)
Figura 23–10. Para cerrar el intervalo rotador se colocan Figura 23–11. Cuando se amarran las suturas se cierra el
dos puntos con PDS No. 1. En esta fotografía artroscópica intervalo rotador.
las suturas aún no se amarran.
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
362 Patologías de hombro (Capítulo 23)
Capítulo 24
Luxación crónica de
la articulación del hombro
Michel Ruiz Suárez, Javier Pérez Doménech, Melchor Iván Encalada Díaz,
Fernando Sergio Valero González
363
364 Patologías de hombro (Capítulo 24)
Un aspecto importante en relación con la variedad La mayor parte de estas luxaciones se vinculan con la
posterior es el hecho de que las luxaciones posteriores presencia de convulsiones por epilepsia, trauma por alta
pasan inadvertidas hasta en 79% de los casos.5 En rela- energía, electrocución o por terapia electroconvulsi-
ción con la cronicidad de la luxación, Rowe y Zarins6 va.10–12 Sin embargo, estas condiciones clínicas, que
reportaron que las luxaciones crónicas del hombro re- tradicionalmente se han considerado como las más fre-
presentan aproximadamente 2% de las luxaciones de cuentes, han sido desplazadas por problemas que son
esta articulación. Debido a que la identificación de la lu- mucho más comunes hoy en día, como la presencia de
xación posterior requiere un alto índice de sospecha convulsiones por hipoglucemia en pacientes diabéticos
diagnóstica, estas cifras epidemiológicas quizá no re- o convulsiones por síndrome de abstinencia en pacien-
presentan lo que sucede en la realidad. Por alguna razón tes alcohólicos o adictos a las drogas.13 Es por ello que
que aún no es clara, las luxaciones posteriores predomi- resulta de gran importancia interrogar intencionada-
nan en el género masculino. mente estos antecedentes a todos los pacientes que pre-
Es difícil tener los datos epidemiológicos de las luxa- senten una luxación posterior de hombro. En el caso de
ciones crónicas. La dificultad empieza con la definición las luxaciones anteriores se tiene el antecedente de caída
del término crónico. No existe hasta el momento un con el brazo en hiperextensión, que condiciona una le-
consenso respecto a la temporalidad ni a la nomenclatu- sión de Bankart clásica.
ra de dichas lesiones. De acuerdo con la temporalidad Durante la exploración física la luxación posterior se
existen varias definiciones. Schulz5 indica que las luxa- caracteriza por un hombro plano, con la prominencia en
ciones crónicas son todas las que tienen más de 24 h de ángulo recto del acromion anterior y de igual forma se
evolución (se cree que esto es una exageración, ya que encuentra una prominencia de la coracoides en la región
este autor no indica la dificultad para lograr la reducción anterior del hombro. La flexión normalmente se en-
ni la viabilidad vascular de la cabeza humeral). En una cuentra limitada hasta los 90,_ aunque es mayor a la que
definición mucho más útil Rowe y Zarins6 definen las se encuentra en la luxación anterior. La característica
luxaciones crónicas como las que tienen más de tres se- patognomónica de esta lesión es una pérdida marcada
manas de evolución sin que hayan recibido ningún tra- de la rotación externa del hombro. Cubbins14 comenta-
tamiento previo. Souchon7 señala que una luxación se ba que era inimaginable cómo una lesión que causa tan-
considera crónica después de un mes de evolución sin ta discapacidad y que es tan “fácilmente” identificable
que se haya recibido tratamiento. Debido a que existen podía pasar inadvertida con tanta frecuencia, hasta que
artículos que han reportado la posibilidad de realizar se volvía crónica. La luxación anterior se caracteriza
una reducción cerrada de una luxación hasta las seis se- por el clásico signo de la charretera, que presenta un
manas de evolución,8 sin que esto suponga una altera- hombro cuadrado, debido a la prominencia del acro-
ción de la viabilidad vascular ni de la función del pa- mion, y pérdida del contorno lateral por ausencia de la
ciente, se adoptará como definición de luxación crónica cabeza humeral en su sitio anatómico.
a toda aquella incongruencia articular secundaria a una Desde el punto de vista radiológico, en las luxaciones
agresión externa que tenga más de seis semanas de evo- posteriores se encuentra una pérdida del espacio articu-
lución sin haber recibido tratamiento. lar en la proyección anteroposterior verdadera del hom-
Respecto a la nomenclatura, se cuanta con trabajos bro junto con el húmero proximal en rotación interna.
que mencionan los términos “crónico”, “fijo”, “bloquea- Algunos autores le han llamado a esta imagen el “signo
do”, “inadvertido”, “viejo” y “antiguo”, entre otros.9 del foco”.15
Para fines de este capítulo se considera que el término En la proyección axilar se identifica con mayor faci-
crónico se refiere a todas las luxaciones que cumplan lidad. Sin embargo, la mayor parte de los pacientes no
con los criterios de temporalidad mencionados y que no son capaces de lograr la abducción a 90_ que se requiere
tengan antecedentes de tratamiento que haya asegurado para obtener la proyección radiográfica que se intenta
que se hubiera corregido la incongruencia articular en (figura 24–1). La proyección de West Point se puede uti-
algún momento. lizar para sustituir la proyección axilar. De igual forma,
se puede utilizar la proyección tangencial de la escápula
o proyección en “Y” para confirmar la presencia de este
Antecedentes, historia clínica, tipo de lesión (figura 24–2). En las luxaciones anterio-
examen físico y estudios diagnósticos res el húmero se encuentra casi siempre en posición sub-
coracoidea.
Es importante hacer algunas anotaciones acerca de la Las proyecciones indicadas en esta variedad de luxa-
historia clínica de las luxaciones posteriores de hombro. ción son la anteroposterior de hombro, la tangencial de
Luxación crónica de la articulación del hombro 365
A B
Schulz y Bennett5 hablan de no tratar las luxaciones ciones posteriores (la más frecuente de todas es la del
crónicas si no representan un dolor que incapacite ni una cuello quirúrgico del húmero proximal) que en las luxa-
función tan limitada como para no poder realizar las ac- ciones anteriores.
tividades de la vida diaria de forma independiente. Asi-
mismo, Rowe y Zarins6 consideran que todas las luxa-
ciones con más de seis meses de evolución ya no Luxación anterior crónica
deberían ser tratadas de forma quirúrgica. A pesar de
que estos trabajos se publicaron hace muchos años, la Hay muy pocos trabajos científicos que abordan el tra-
conducta terapéutica no ha cambiado de manera drás- tamiento de la luxación glenohumeral anterior crónica,
tica. Las opciones de tratamiento implican desde un tra- lo cual quizá se debe a que esta variedad de luxación es
tamiento conservador hasta tratamientos quirúrgicos reconocida con más frecuencia en el momento agudo y
que incluyen la reconstrucción de las lesiones óseas y la tratada de manera oportuna. En los países en vías de de-
reparación de las estructuras capsulolabrales, artrode- sarrollo es más o menos frecuente encontrar este tipo de
sis, artroplastia de resección del húmero proximal y ar- lesión, así como en los pacientes con una función cogni-
troplastia de sustitución del húmero proximal (en algu- tiva impedida.
nos casos se indica la sustitución glenoidea). Pero aquí En el caso de las luxaciones anteriores crónicas la
se mencionarán las opciones con que se cuenta de acuer- lesión asociada con más frecuencia y que representa un
do con el tipo de luxación. mayor reto terapéutico es la erosión de la glenoides an-
Para poder tomar la decisión más adecuada se debe terior (figura 24–4). En caso de no reconstruirse y con-
considerar el tiempo de evolución de la lesión, la edad seguirse la restitución de la superficie articular es pro-
del paciente, el estado de salud general, la salud mental bable que la consecuencia sea una inestabilidad anterior
y el nivel de actividad previa a la lesión. Aunque existen recidivante.
publicaciones que recomiendan la fijación temporal de En este tipo de luxaciones uno de los retos quirúrgi-
la articulación con clavillos que fijen directamente el cos que hay que enfrentar es la fibrosis de las estructuras
húmero con la glenoides y el acromion con el húmero, intraarticulares interpuestas, como la que se presenta
los autores de este capítulo creen que las fijaciones de- entre la cápsula posterior y la superficie articular de la
ben ser evitadas, porque se crean lesiones condrales con glenoides, además de la contractura muscular y los de-
la fijación y porque si no se logra la estabilidad con los fectos osteocondrales de la articulación glenohume-
procedimientos realizados es probable que no se logre ral.24 En la cirugía abierta se busca principalmente la
la liberación de adhesiones articulares, que haya con-
tracturas musculares no identificadas o que no se hayan
hecho las reparaciones del complejo capsuloligamenta-
rio que mantiene a la articulación reducida. Las luxacio-
nes posteriores se caracterizan por una avulsión del
complejo capsuloligamentario posterior.16–18 Esta le-
sión debe considerarse al momento del tratamiento y to-
marse en cuenta en el pronóstico. De no ser así, se puede
presentar una inestabilidad posterior, que siempre re-
quiere ser tratada desde el principio.
Neer estudió la elongación de las estructuras capsu-
loligamentarias posteriores y propuso el reforzamiento
capsular cruzado, que en caso de no se ser suficiente,
por ser estas estructuras demasiado delgadas, se podría
incluir la sustancia del músculo del infraespinoso.19 El
manejo de la luxación crónica posterior del hombro es
complicado, y hasta el momento no es posible generali-
zar los resultados12,20–23 ni afirmar que una técnica sea
superior a otra, debido al pequeño número de casos des-
critos en la literatura médica mundial.
En cualquier caso de luxaciones crónicas se deben
considerar las lesiones asociadas, sobre todo las óseas. Figura 24–4. Luxación crónica posterior con erosión de la
Es mucho más frecuente encontrar fracturas en las luxa- glenoides.
Luxación crónica de la articulación del hombro 367
Figura 24–5. Hemiartroplastia por necrosis de la cabeza no satisfacen las expectativas de los pacientes. Es de pri-
humeral secundaria a una luxación crónica anterior.
mordial importancia conocer las expectativas, para así
poder conocer el riesgo–beneficio de realizar procedi-
mientos como los que aquí se mencionan.
liberación de las adhesiones por fibrosis entre la cápsula
posterior y la glenoides. Yammis y col.25 publicaron una
técnica artroscópica para la reducción cerrada de las lu- Luxación posterior
xaciones anteriores crónicas. Estos autores utilizan un
portal posterior convencional y buscan el tendón de la McLaughlin fue la primera persona que reconoció la
porción larga del bíceps para orientarse. Una vez que se presencia de una fractura por impresión en la región an-
sabe dónde se encuentra la superficie articular de la gle- teromedial de la cabeza humeral a consecuencia de una
noides, se procede a realizar una disección roma para luxación posterior.28 En primera instancia él recomendó
liberar las adhesiones intraarticulares; asimismo, se ha- la transferencia del tendón del subescapular hacia el si-
cen maniobras de reducción y una reparación de Ban- tio de la fractura, para evitar la inestabilidad glenohu-
kart artroscópica convencional. meral posterior. Es importante mencionar que este pro-
Uno de los principales problemas que implica la cro- cedimiento modifica la anatomía natural del extremo
nicidad de la luxación glenohumeral es la afección de proximal del húmero y puede comprometer la potencial
los tendones del manguito de los rotadores, en especial sustitución protésica del húmero proximal, así como la
la lesión del tendón del subescapular. Esta rotura cróni- función del hombro, al limitar la rotación interna. Más
ca irreparable puede ser causante de la inestabilidad an- tarde, Dubosset29 recomendó la reconstrucción del con-
terior recidivante una vez lograda la reducción abierta. torno de la cabeza humeral con injerto autólogo junto
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Galatz y col.26 recomiendan la sustitución protésica en con la reconstrucción de la cápsula posterior. Hoy se
la luxación crónica anterior (figura 24–5), además de sabe que 50% de las luxaciones posteriores se acompa-
hacer las reconstrucciones óseas necesarias en la gle- ñan de una fractura del cuello quirúrgico que puede no
noides anterior para no sufrir una inestabilidad recidi- estar desplazada (figura 24–7). Esto es importante to-
vante (figura 24–6). Ellos recomiendan hacer una trans- marlo en consideración, ya que las maniobras de reduc-
ferencia del tendón del pectoral mayor al subescapular, ción pueden desplazar la fractura a este nivel, aumentar
para disminuir la recidiva de inestabilidad. Con respec- el grado de complejidad del tratamiento y cambiar el
to a la sustitución protésica, Matsoukis y col.27 comen- pronóstico de la recuperación.
tan en un reporte de una serie de casos que los resultados Uno de los reportes citados con más frecuencia es el
de la sustitución protésica del húmero proximal a conse- de Hawkins y col.,22 donde se presentan los resultados de
cuencia de una luxación anterior inveterada son casi la transferencia del tendón del subescapular al sitio de
siempre decepcionantes. Además de representar un reto la fractura por impresión en cuatro pacientes con la téc-
quirúrgico de consideración, los resultados en general nica de McLaughlin y en otros cuatro pacientes con la
368 Patologías de hombro (Capítulo 24)
hasta 4 cm mediales a la superficie glenoidea. Una vez mayor movilidad con el paso del tiempo. Como se sabe,
que se logra este abordaje se procede a la reducción y a éste no es un tema que se haya explorado lo suficiente
la capsuloplastia en “T”. No es posible saber si los resul- como para tener conclusiones definitivas, ya que afortu-
tados con un abordaje posterior son mejores o dan algu- nadamente la prevalencia de estas lesiones sigue siendo
na ventaja con respecto a los abordajes anteriores, dado baja, aun en los países en vías de desarrollo.
que los artículos que estudian este abordaje son escasos
e incluyen un número muy reducido de pacientes.
En la actualidad es casi un consenso que el tratamien- Experiencia
to de la luxación posterior del hombro con un compro-
miso mayor de 40% de la superficie articular del húme- De acuerdo con la experiencia de los autores de este
ro proximal y una evolución de más de seis meses o capítulo se pueden hacer algunas consideraciones. Las
datos de necrosis avascular debe ser realizado mediante luxaciones anteriores se reciben con una evolución de
una sustitución protésica. Los resultados con esta técni- más de seis meses la mayoría de las veces, por lo que
ca varían mucho. Aunque siempre se ha manejado la op- para su tratamiento se indica la hemiartroplastia de hú-
ción de disminuir la retroversión del húmero para evitar mero con vástago. Debido a las características de los pa-
la inestabilidad posterior, en el manejo actual la técnica cientes se hace una reconstrucción de la glenoides ante-
más aceptada consiste en respetar la retroversión anató- rior con hueso autólogo obtenido de la resección de la
mica del húmero y hacer plicaturas capsulares posterio- cabeza humeral (figura 24–6). Este injerto se fija con
res.36 tornillos de cortical en sentido anterior a posterior. En
Finalmente, se tiene la opción de una osteotomía ro- caso de no existir un tendón del subescapular suscepti-
tadora interna del húmero. La práctica de esta técnica es ble de reparación se procede a la transferencia del ten-
cada vez más escasa, dado que los resultados son poco dón del pectoral mayor.
predecibles y las indicaciones son mínimas. Las carac- También los pacientes con luxaciones posteriores se
terísticas de la lesión incluyen contar con cartílago arti- presentan a consulta con más de seis meses de evolu-
cular normal (la lesión ósea no puede sobrepasar 40% de ción, por lo que la mayor experiencia incluye la hemiar-
la superficie la cabeza humeral) y con un paciente que troplastia de hombro. En estos casos se presentan dos
coopere activamente con el proceso de rehabilitación. escenarios: pacientes con deficiencias óseas glenoideas
Aunque hay algunos artículos37 que reportan los buenos y pacientes sin ellas. En los casos donde no hay defi-
resultados de esta técnica, es demandante desde el punto ciencia glenoidea se procede a la reducción de la articu-
de vista técnico y le ocasiona incapacidad al paciente. lación, hemiartroplastia de hombro y capsuloplastia
posterior con anclas para sutura (figura 24–8). Cuando
hay una deficiencia glenoidea se reconstruye la glenoi-
des posterior con injerto autólogo obtenido del corte de
PRONÓSTICO la cabeza humeral, que se fija percutáneamente con tor-
nillos para cortical (figura 24–9). Se espera que en estos
casos sea suficiente el injerto, para evitar una reparación
capsuloligamentaria posterior.
Uno de los pocos trabajos que existen con respecto a la Lo anterior se resume en los siguientes puntos:
función de las luxaciones crónicas es el de Rowe y
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Zarins.6 Ellos comentan que quizá sea mejor tolerada la 1. Las luxaciones crónicas posteriores son más co-
luxación posterior crónica, lo cual se debe a que esta munes que las anteriores.
variedad implica una rotación interna del hombro, que 2. A pesar de que los resultados de la reducción ce-
posibilita el hecho de que el paciente pueda tocarse la rrada no siempre son satisfactorios, hay que inten-
cabeza, la boca y el torso. Por el contrario, las luxacio- tar la manipulación, teniendo un especial cuidado
nes anteriores tienen una actitud en rotación externa del en los pacientes mayores y en los pacientes con lu-
hombro, lo cual es menos compatible con las funciones xaciones muy antiguas. Asimismo, hay que tratar
de la vida diaria. Sin embargo, esto puede variar de de provocar el menor daño posible a los tejidos
acuerdo con el paciente e influye en el grado de encaja- blandos circundantes y recurrir a las técnicas auxi-
miento que existe entre las superficies articulares. En liadas por artroscopia, que cada vez ganan más es-
teoría, la luxación anterior presenta un mayor desgaste pacio en el tratamiento de esta patología.
de la superficie glenoidea anterior, lo cual quizá posibi- 3. Cuanto más temprano se realice la cirugía después
lite que la misma cronicidad de la lesión incite una de la luxación, más sencilla será su ejecución, aun-
370 Patologías de hombro (Capítulo 24)
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372 Patologías de hombro (Capítulo 24)
Capítulo 25
Lesiones SLAP y pinzamiento
interno en atletas lanzadores
Marvin Y. Lo, Mark W. Rodosky
373
374 Patologías de hombro (Capítulo 25)
Tendón
del bíceps
A B
Figura 25–2. A. Vista superior de la posición en reposo del complejo labrobicipital. B. Vista superior del complejo labrobicipital
en posición de abducción con rotación externa, que muestra el mecanismo de resalte anterior a medida que el vector del bíceps
gira posteriormente. (Modificado de Burkhart SS, Morgan CD: The peel–back mechanism: it’s role in producing and extending
posterior type II SLAP lesions and its effect on SLAP repair rehabilitation. Arthroscopy 14(6):637–640).
Lesiones SLAP y pinzamiento interno en atletas lanzadores 375
1
2
4 3
5
A B
Figura 25–3. Fotografía y boceto de un espécimen cadavérico con el brazo en completa elevación, donde se muestran las cinco
estructuras propensas a lesiones. Tuberosidad mayor (1), tendón del manguito rota (2), rodete glenoideo superior (3), ligamento
glenohumeral inferior (4) y hueso glenoides superior (5). (Modificado de Jobe CM: Posterior superior glenoid impingement: expan-
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el hueso de la glenoides superior. El labrum glenoideo S Tipo 3: uniones anteriores y posteriores iguales.
es un anillo fibrocartilaginoso alrededor del margen S Tipo 4: unión sobre todo anterior.15
glenoideo óseo que actúa principalmente para profundi-
zar la cavidad del hombro e incrementar el área de su- La porción larga del bíceps funciona como depresor de
perficie de la articulación glenohumeral (figura 25–3); la cabeza del húmero en presencia de una rotura del
también actúa como sitio de unión de los ligamentos manguito rotador y también como contención secunda-
glenohumerales y del tendón del bíceps.12,13 Hay mu- ria para la traslación glenohumeral con el hombro en ab-
chas configuraciones de unión labral a la glenoides, des- ducción y rotación externa.16,17 Después de la inserción
critas originalmente por Detrisac y simplificadas des- se extiende a la parte posterior del labrum, es decir, a las
pués en dos tipos: fibras periarticulares que se convierten en la mayoría de
la masa del labrum glenoideo posterior.18 Con base en
1. Unión periférica en la glenoides con una zona fi- este estudio anatómico, los autores postularon un “siste-
brocartilaginosa de transición, tipo “meniscoide” ma de fibras periarticulares” donde el labrum glenoi-
en el margen superior. deo, los ligamentos glenohumerales y los tendones in-
2. El labrum fijado a la glenoides de manera periféri- sertados (bíceps) crean una red de fibras paralelas de
ca y central.14 colágeno que conforman una canasta o “soporte de ten-
sión”, para proporcionar tensiones periféricas que brin-
El origen del tendón de la porción larga del bíceps está dan estabilidad a la articulación.18,19
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a 5 mm mediales al borde glenoideo desde el labrum El ligamento glenohumeral anterior inferior propor-
glenoideo posterosuperior y el tubérculo supraglenoi- ciona estabilidad con el hombro en abducción y rotación
deo. Los estudios con cadáveres han mostrado que de 40 externa. La laxitud de este ligamento y de la cápsula an-
a 60% del tiempo la porción larga del bíceps surge de la teroinferior ocurre entre los lanzadores y contribuye a
glenoides y del labrum glenoideo, en tanto que el resto un aumento en la transposición y pinzamiento de la gle-
del tiempo surge sólo del labrum glenoideo. La unión de noides posterosuperior.9,20
la porción larga del bíceps se puede clasificar en cuatro En 1985 se describieron las lesiones anteriores del la-
categorías que dependen de la localización de la unión brum superior entre los atletas lanzadores y se conside-
con la glenoides superior: raba que estaban vinculadas con lesiones por sobreca-
rga de tracción del bíceps,11 pero la descripción de las
S Tipo 1: totalmente posterior. lesiones de anterior a posterior en el labrum superior
S Tipo 2: sobre todo posterior, con un componente (SLAP) las acreditaron Snyder y col. en 1990. La des-
anterior. cripción original no era específica de los atletas lanza-
376 Patologías de hombro (Capítulo 25)
Figura 25–5. Las seis fases del lanzamiento: balanceo, elevación temprana (early cocking), elevación tardía (late cocking), acele-
ración, desaceleración y seguimiento o terminación del movimiento (follow through).
Lesiones SLAP y pinzamiento interno en atletas lanzadores 377
mento de la rotación externa no compensa la disminu- Además, una vez que se desestabiliza el labrum supe-
ción de la rotación interna, lo cual origina un descenso rior, la transposición anteroposterior y superior e infe-
neto del movimiento del hombro.27 Los cambios de rior de la cabeza del húmero aumenta notablemente. En
adaptación comienzan en los atletas jóvenes y aumen- un cadáver se estudiaron las lesiones del labrum glenoi-
tan con la edad. Un reciente estudio de tres grupos de deo con y sin participación bicipital. Las lesiones sin
beisbolistas jóvenes de diferentes edades (de 8 a 12 participación del bíceps tenían pocos aumentos en mo-
años, de 13 a 14 años y de 15 a 28 años de edad) mostró vimiento, en tanto que cuando la lesión era superior e
incrementos en la rotación externa junto con decremen- implicaba al bíceps había aumentos de hasta 6 mm ante-
tos en la rotación interna, los cuales se correlacionan roposterior y 2.4 mm de subluxación inferior.32 Los es-
con el aumento en edad. También ocurrió un aumento tudios con cadáveres sobre el desprendimiento labral y
de la laxitud inferior en relación positiva con la edad.28 el signo de resalte han intentado cuantificar el grado de
Es importante el concepto de que el arco de movi- la lesión requerida para una evidencia clara de resalte.
miento normal, independiente de la rotación externa e El mero desprendimiento del bíceps del sitio de anclaje
interna, debe ser de alrededor de 18_.6 Algunos autores no produce el signo de resalte. La alteración labral en la
creen que el rango real de movimiento es más importan- posición dos del reloj, en sentido posterior, no ocurría
te que el sitio de donde procede la contribución.10 necesariamente antes de que surgieran señales claras de
La localización del húmero en la glenoides a lo largo resalte. La extensión anterior de cualquier tipo no con-
del arco de lanzamiento depende de la cubierta de tejido tribuía a un signo de resalte positivo.33 Esto se correla-
blando y el equilibrio de estas estructuras. Durante un ciona con la evaluación clínica de Morgan y col., que in-
lanzamiento el brazo se acerca a 60_ de abducción, con dica que en los lanzadores las lesiones de SLAP tipo II
rotación externa máxima y extensión horizontal. El es- eran posteriores o combinadas, en oposición a las ante-
tabilizador pasivo primario que resiste esta angulación riores aisladas.22
es la parte anterior del ligamento glenohumeral infe-
rior.20 A medida que se aflojan las estructuras capsula-
res anteriores, debido a microtraumatismos repetitivos, PRESENTACIÓN CLÍNICA
aparece la sensación de inestabilidad, junto con migra-
ción anterosuperior de la cabeza del húmero.29 En gene-
ral, el húmero se asienta en una posición en el aspecto
posteroinferior de la glenoides, pero a medida que se Es frecuente que el dolor de hombro en el atleta lanza-
tensan el ligamento posterior inferior y la cápsula se dor sea vago. Es importante obtener antecedentes preci-
pierde la rotación interna,8 junto con el inicio de migra- sos e incluir un suceso traumático incitador, en caso de
ción posterosuperior de la cabeza del húmero y un posi- que exista. Se debe explorar la actividad reciente, los
ble aumento del pinzamiento del manguito rotador y del cambios en el nivel de desempeño (incluida la disminu-
labrum glenoideo superior.30,31 El contacto entre la su- ción reciente de la velocidad), el control, la resistencia
perficie inferior del manguito rotador y la glenoides y, sobre todo, los incrementos de dolor. Si la queja es el
posterosuperior, que también se ha postulado que es un dolor, es importante indicar la localización, la calidad y
fenómeno secundario a los cambios en laxitud interior, la duración de los síntomas. Además, es importante do-
y la contracción posterior, ocurre en otros individuos sin cumentar la fase del ciclo de lanzamiento donde empeo-
indicios clínicos de las adaptaciones mencionadas que ran los síntomas. Los antecedentes deben incluir tam-
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suceden en los lanzadores. En consecuencia, es proba- bién cualquier cambio en la mecánica de lanzamiento u
ble que la patología no tenga que ver sólo con pinza- horario de prácticas. El dolor o la patología previos en
miento, sino más bien con una continua serie de micro- el hombro o en el codo pueden afectar la biomecánica
traumatismos o con un pinzamiento suprafisiológico del lanzamiento, por lo que no se deben pasar por alto.
extremo.7 El diagnóstico diferencial de las lesiones de SLAP y
Los defensores del mecanismo de resalte anterior del pinzamiento interno incluye la patología del man-
postulan que en la posición con rotación externa abdu- guito rotador y la inestabilidad glenohumeral. Las afec-
cida (fase III) del ciclo de lanzamiento, el vector de trac- ciones van desde dolor agudo o dolor vago en el hombro
ción cambia de la posición anterior horizontal a una más hasta la pérdida de control y velocidad en el lanzamien-
posterior y vertical, que se traduce en fuerza de torsión to. Es típico que el dolor se asocie con un pinzamiento
sobre el bíceps y el labrum glenoideo que tiende a interno y que ocurra en la fase de elevación tardía, y que
“resaltar” el labrum, lo cual provoca falla en la fibra del se localice posteriormente a la unión del supraespinoso
tendón, que resulta en una rotura de SLAP tipo II.10 y el infraespinoso. Cabe señalar que es más o menos co-
378 Patologías de hombro (Capítulo 25)
mún que el dolor sea vago en cuanto a la calidad y la lo- servar posteriormente el omóplato mientras el paciente
calización. flexiona el brazo de 0 a 90_ y, adicionalmente, mediante
El “síndrome del brazo muerto” es una afección clí- la prueba contra la pared. Es importante recordar que la
nica en la que los atletas no pueden controlar el lanza- disfunción escapular predispone al hombro a presentar
miento y pierden velocidad, debido al dolor y la inco- dolor y disfunción.36 La palpación procede de la articu-
modidad subjetiva en el hombro. La sensación de que lación esternoclavicular siguiendo la clavícula hasta la
el brazo en abducción y rotación externa se queda como articulación acromioclavicular; se puede notar cual-
“muerto” por el dolor o estallido que ocurre general- quier sensibilidad a la palpación, incluida la patología
mente en la fase de elevación tardía del lanzamiento se de la articulación acromioclavicular. Del sentido ante-
consideraba que era producto de inestabilidad anterior rior al lateral y al posterior, el examen procede siguien-
transitoria, pero después se atribuyó a una causa de pin- do la cápsula anterior, la corredera bicipital, la coracoi-
zamiento interno.2,34 Originalmente se denominó “bra- des, la inserción del deltoides, la cápsula posterior y los
zo muerto”, por el hecho de que los lanzadores sólo po- tejidos blandos posteriores, donde se buscan puntos de
dían relatar una historia vaga de patología. Aunque el sensibilidad durante la palpación. Después se puede
pinzamiento interno y las lesiones de SLAP son causa palpar el hombro en busca de crepitaciones con circun-
común del “síndrome del brazo muerto”, hay otras que ducción y aducción para patología de la articulación
incluyen tendinitis del manguito rotador, tendinitis del acromioclavicular. El bíceps se puede evaluar con la
bíceps, calcificaciones glenoideas posteriores (lesión prueba de Speed y de Yergason, así como la fortaleza del
de Bennett), patología acromioclavicular y disfunción manguito rotador.35
escapular.35 Como se sabe, uno de los cambios de adaptación nor-
Desde el punto de vista clínico, Jobe describió tres males en los atletas lanzadores incluye un aumento de
etapas de pinzamiento glenoideo que ayudan a la identi- la rotación externa y una disminución de la rotación in-
ficación de estos pacientes y proporcionan la oportuni- terna. Es importante cuantificar la cantidad del incre-
dad de una intervención temprana. La etapa I es la ini- mento de la rotación externa y el decremento de la rota-
cial y consiste en rigidez asociada con la necesidad de ción interna. Un hallazgo común en el brazo dominante
un calentamiento más largo. Si se identifica en esta eta- de los lanzadores es el déficit de la rotación interna gle-
pa, los jugadores pueden tener buenos resultados con nohumeral (GIRD), que muestra decrementos de rota-
dos semanas de condicionamiento remedial del man- ción interna (RI) en abducción, aducción a través del
guito rotador y los retractores escapulares. La etapa II cuerpo, rotación interna hacia la espalda y flexión. Esto
ocurre con el inicio del dolor y una prueba positiva de indica una contractura capsular posterior.37 La rigidez
recolocación en el examen físico. En general, en esta posterior del hombro se puede evaluar con un gonióme-
etapa el dolor se localiza en la región posterior del hom- tro o un antropómetro. Es importante colocar el omópla-
bro. Los jugadores se deben retirar de la alineación du- to en posición retraída y reproducible. La evaluación se
rante al menos cuatro semanas, para someterse a un con- puede llevar a cabo con el paciente acostado de lado o
dicionamiento de los músculos de la cintura escapular. en posición supina. Un estudio reciente mostró que la
La falta de rehabilitación en la etapa II indica una laxi- posición supina conduce a una mayor validez entre se-
tud capsular, la cual progresa a la etapa III. En esta etapa siones, lo cual indica que la evaluación del mismo hom-
se considera la cirugía para desbridamiento, fijación de bro en diferentes ocasiones, como ocurriría en la situa-
cualquier desgarro de SLAP y consideración de recons- ción clínica, se beneficia al realizar el examen con el
trucción capsulolabral anterior, en caso de que exista paciente en posición supina. Además, los autores de di-
inestabilidad anterior en un examen bajo anestesia.20 cho estudio señalaron que era más fácil reproducir un
hombro estabilizado en una posición retraída.38
La patología del labrum glenoideo se puede evaluar
EXAMEN FÍSICO mediante la prueba de O’Brian.39 Las pruebas de Speed
y O’Brian son útiles para pronosticar lesiones anteriores
tipo II,22 en tanto que la prueba de recolocación de Jobe
El examen físico puede ser muy informativo en los atle- es útil para las lesiones posteriores de SLAP en casos de
tas lanzadores y debe comenzar con la inspección visual pinzamiento interno. El paciente se coloca en posición
general. A simple vista se espera que el brazo lanzador supina sobre la mesa de exploración, con el hombro en
dominante esté superdesarrollado en relación con el el borde. El brazo se coloca a 90_ con flexión hacia de-
otro brazo. Se deben examinar la posición general del lante, abducción y 90_ de rotación externa. Entonces se
omóplato y la musculatura periescapular, a través de ob- aplica una fuerza anterior sobre el hombro. La aprehen-
Lesiones SLAP y pinzamiento interno en atletas lanzadores 379
sión o el dolor son indicativos de inestabilidad anterior. dor ni para descartar otras patologías del hombro, aun-
La prueba de recolocación de Jobe implica la aplicación que una fractura supraglenoidea vista en una proyec-
de una fuerza posterior sobre el hombro en esa misma ción anteroposterior puede revelar una lesión de
posición. El alivio del dolor con esfuerzo posterior en SLAP.35 El ultrasonido es una técnica no invasora y eco-
esta posición indica pinzamiento, siendo la idea que en nómica, pero los resultados dependen del operador. Se
abducción y rotación externa el húmero presiona contra ha utilizado para identificar patología del manguito ro-
el manguito rotador y el labrum superior, provocando tador, pero debido a que tiene limitaciones por la anato-
dolor. En consecuencia, al ejercer una fuerza anterior el mía ósea no es útil para la identificación de patología la-
pinzamiento mecánico disminuye junto con el dolor.40,41 bral.44
La prueba de la rotación externa forzada (clunk test) Se han hecho estudios sobre las imágenes de resonan-
es análoga a la prueba de McMurray en la rodilla. En cia magnética (IRM), las cuales constituyen una buena
ella se intenta atrapar el labrum desgarrado entre el hú- prueba para ayudar en el diagnóstico del pinzamiento
mero y la glenoides. En esta prueba se coloca el hombro interno. La tríada de desgarro del grosor parcial del
en elevación máxima y se hace el intento de circunducir manguito rotador con patología labral posterosuperior
la cabeza del húmero para atrapar un fragmento labral y cambios de tipo quístico en la cabeza del húmero repre-
desgarrado. Un sonido hueco o un estallido que recrea sentan fuertes indicaciones de pinzamiento interno sinto-
la queja del paciente constituyen una prueba positi- mático del hombro.45 Además, un estudio de cohorte con
va.42,26 Se puede evaluar la estabilidad con el paciente 26 atletas lanzadores que presentaban pinzamiento in-
en posición sedente o supina. La clasificación más co- terno, GIRD (del inglés glenohumeral internal rotation
mún es la descrita por Altacheck y col., cuya puntuación deficit) y dolor, en comparación con personas no atletas
incluye: que no presentaban dolor, mostró una notable diferencia
en la longitud media posterior del labrum y en la longi-
S 1+: representa un aumento de la transposición, tud capsulolabral, lo cual muestra que los atletas lanza-
pero ninguna movilidad en el borde. dores sintomáticos tienden a poseer un labrum glenoi-
S 2+: capacidad para subluxar el húmero sobre el deo más grueso y un receso capsular más superficial.46
borde glenoideo. En un análisis retrospectivo de cambios artroscópicos y
S 3+: bloqueo de la cabeza del húmero sobre el bor- de cambios en las IRM en atletas lanzadores, Kaplan y
de glenoideo.43 col. encontraron una gama de lesiones labrales postero-
superiores (observadas tanto en las IRM como en la
artroscopia en 100% de los pacientes), lesiones del car-
tílago articular de la cabeza del húmero, lesiones glenoi-
PRUEBAS DIAGNÓSTICAS
deas y lesiones de SLAP. Los atletas lanzadores presen-
tan ciertos cambios anatómicos, que pueden ser
normales o patológicos dependiendo de la sintomatolo-
La valoración radiográfica del atleta lanzador comienza gía, que incluyen desgarros labrales, quistes paralabra-
con radiografías planas, que pueden mostrar cierta pato- les, cambios en el manguito rotador y cambios quísticos
logía relevante. Las placas incluyen proyecciones ante- posteriores superiores en la cabeza del húmero.47 Es
roposteriores estándar, las cuales revelan un aumento de evidente que no existe un solo cambio en las IRM que
esclerosis en la base de la tuberosidad mayor en el hom- sea diagnóstico de pinzamiento glenoideo posterosupe-
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bro lanzador, generalmente secundario al contacto entre rior. Más bien, es aparente una gama estándar de desga-
la tuberosidad mayor y el borde glenoideo posterior. La rros articulares del manguito, compromiso glenoideo y
proyección de Stryker es útil para la valoración de la anormalidades de la cabeza del húmero.
glenoides posteroinferior, donde una exostosis puede
indicar una lesión de Bennett, o donde se puede obser-
var una lesión de Hill–Sachs en el húmero. Una proyec- TRATAMIENTO NO QUIRÚRGICO
ción acromioclavicular es adecuada si se busca artritis
en la articulación acromioclavicular. Las proyecciones
outlet son buenas para evaluar la morfología acromial, El pilar del dolor de hombro debido a pinzamiento in-
en tanto que las proyecciones axilar y West Point son terno en el atleta lanzador es el tratamiento no quirúrgico.
adecuadas para la evaluación de lesiones de Bankart. Como se sabe, existen varias teorías que contribuyen a la
Las radiografías planas no son particularmente útiles en patología de las lesiones de SLAP y pinzamiento inter-
el diagnóstico de pinzamiento interno en el atleta lanza- no. Primero, en relación con las adaptaciones que ocu-
380 Patologías de hombro (Capítulo 25)
rren en los lanzadores, existen cambios óseos y del tejido 3. Enfatizar la fortaleza muscular para la rotación
blando. En general, la ruta final común es un aumento externa.
de la rotación externa y un decremento de la rotación in- 4. Establecer el equilibrio muscular.
terna. El elemento clave es que el cambio en la rotación 5. Enfatizar la fortaleza muscular del omóplato.
externa e interna constituye una adaptación normal a los 6. Mejorar la flexibilidad posterior del hombro
lanzamientos y no se considera patológica. El arco nor- (rango de movimiento de rotación interna).
mal de movimiento del hombro de 90_ de abducción es 7. Mejorar la propiocepción y el control neuromus-
de 180_, y mientras el arco total de movimiento perma- cular.
nezca en 180_ los pacientes estarán bien.6 Es interesante 8. Establecer un lanzamiento eficaz en términos
destacar que no todos los cambios en el rango de movi- biomecánicos.
miento provienen de la adaptación del tejido blando. 9. Regresar gradualmente a las actividades de lan-
Las mediciones óseas muestran que en los atletas lanza- zamiento.
dores la retroversión humeral aumenta con la edad, cuan- 10. Utilizar criterios establecidos para evaluar el pro-
do se comparan jóvenes de diferentes edades que parti- greso.
cipan en deportes que requieren lanzamiento.48,49 En
general, este aumento en la rotación externa no compen- Si se tienen en mente estos principios, la rehabilitación
sa el decremento en la rotación interna y esto conduce puede dividirse en cuatro fases con metas y modalida-
al desarrollo del déficit glenohumeral de la rotación in- des específicas.6
terna (GIRD),50 que se correlaciona con el desarrollo de La fase uno es la fase aguda; su meta consiste en dis-
síntomas.51 minuir el dolor y la inflamación, prevenir atrofia, nor-
Las dos causas generales de patología incluyen laxi- malizar el movimiento y restablecer la estabilidad diná-
tud del hombro y seudolaxitud. El concepto de laxitud mica. La crioterapia, la estimulación eléctrica y el
de las estructuras anteriores en el pinzamiento interno ultrasonido son buenas opciones en esta fase. Los ejer-
fue introducido por Jobe y col., quienes postularon que cicios específicos para la cintura escapular incluyen
a lo largo del tiempo y con abducción y rotación externa ejercicios de estiramiento para la cintura escapular pos-
repetitivas los microtraumatismos a la cápsula anterior terior, fortalecimiento del manguito rotador posterior y
provocaban laxitud en las estructuras anteriores, lo cual del omóplato, estabilización rítmica, entrenamiento
compromete la estabilidad y disminuye la capacidad del propioceptivo y ejercicios de cadena cinética cerrada.
húmero para permanecer centrado durante el arco de En esta etapa no tiene lugar el lanzamiento.6
movimiento.9,20 Por el contrario, Burkhart y Morgan En la fase dos o “fase intermedia” se emprende el for-
atribuyeron el cambio en la mecánica de lanzamiento a talecimiento progresivo con el objetivo específico de
la tensión en la cápsula posterior y en el ligamento gle- restaurar el equilibrio muscular en relación con el arco
nohumeral inferior, que originan que el húmero se tras- total de movimiento, es decir, movimiento externo e in-
lade en sentido posterosuperior y contribuyen al meca- terno a 180_. En esta etapa es importante mejorar el
nismo de resalte anterior, lo cual se ha corroborado en equilibrio muscular y la estabilidad mecánica, y trabajar
estudios con cadáveres.10,30 Existen principios guía en el control de la flexibilidad y el estiramiento. Se em-
cuando se considera la rehabilitación del hombro. El prende un programa de fortalecimiento isotónico y cen-
tema general consiste en fortalecer y estirar la articula- tral, y un programa de ejercicios para las piernas. Wilk,
ción del hombro para ayudar al manguito rotador a cen- Andrews y col. describieron un programa de ejercicios
trar la cabeza del húmero y contribuir a la estabilidad, para lanzadores denominado Throwers ten, con múlti-
al tiempo que el estiramiento de la cápsula posterior ples ejercicios diseñados con base en la actividad EMG
restaura la rotación interna más cercana al arco de movi- y la activación muscular.52 Este programa casi siempre
miento de 180_. La restauración de la estabilidad diná- se comienza en la fase II de la rehabilitación.
mica es importante para prevenir la migración anterosu- La fase 3 es la del fortalecimiento. Las metas inclu-
perior de la cabeza del húmero. yen un fortalecimiento agresivo, control neuromuscular
Los principios generales de la rehabilitación del e inicio de un régimen ligero de lanzamiento. Las moda-
hombro son: lidades incluyen pliométrica, ejercicios de resistencia y
lanzamiento a corta distancia.
1. Nunca ejercer demasiado esfuerzo en los tejidos La fase 4 implica la continuación de los ejercicios de
que están en proceso de curación. flexibilidad y fortalecimiento, y un regreso progresivo
2. Prevenir los efectos negativos de la inmoviliza- al lanzamiento competitivo. Es importante recordar que
ción. cada fase se basa en la anterior, de modo que es necesa-
Lesiones SLAP y pinzamiento interno en atletas lanzadores 381
rio continuar con los estiramientos y el mantenimiento recen correlacionarse con el lanzamiento por encima de
de la flexibilidad y la estabilización dinámica, con espe- la cabeza y la estabilidad glenohumeral. En el desbrida-
cial atención al mantenimiento de la rotación interna.6 miento de los desgarros labrales los resultados fueron
mucho mejores en los casos donde la articulación gleno-
humeral era estable (91% de resultados buenos en hom-
bros estables vs. 25% en hombros inestables).53 El des-
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO bridamiento puede lograr el alivio del dolor a corto plazo,
pero los resultados al regresar al deporte y el alivio de
síntomas a largo plazo son menos que óptimos.43,54 Son-
nery–Cottet y col. reportaron sus resultados en tenistas
La intervención quirúrgica ha evolucionado en gran y encontraron una elevada tasa de regreso al deporte
medida en los últimos decenios. La cirugía es una op- (78%), aunque 90% continuaron con dolor persistente y
ción para el atleta lanzador que no logra recuperarse con sólo 50% pudieron funcionar igual a como lo hacían an-
la terapia no quirúrgica. A mediados de la década de tes de la lesión. Además, estos datos no se pueden gene-
1980, cuando el dolor y la disfunción en el atleta lanza- ralizar en los lanzadores de béisbol, que ejercen una
dor se atribuían al pinzamiento subacromial, las opcio- mayor demanda sobre los hombros.55 La estabilidad gle-
nes quirúrgicas incluían sólo el desbridamiento y la des- nohumeral es una variable clave en el éxito del desbrida-
compresión subacromial. Los resultados eran menos miento de las lesiones labrales en el atleta lanzador, cu-
que óptimos, con tasas de éxito de 43% para el regreso yos resultados son más deficientes en presencia de
al desempeño deportivo a niveles previos a la lesión y inestabilidad. La mayoría de los atletas lanzadores ten-
de 22% para el regreso a niveles de funcionamiento pre- drán inestabilidad tanto en la exploración clínica como
vios a la lesión, cuando el brazo dominante era el lado en la exploración bajo anestesia, y el desbridamiento no
quirúrgico después de la descompresión subacromial.5 es la operación ideal para que retornen al deporte.
Con el descubrimiento del pinzamiento interno comen- Las lesiones labrales en el atleta lanzador son un fe-
zaron a evolucionar las opciones quirúrgicas. La mayo- nómeno único. La presencia de un labrum glenoideo su-
ría de las veces la patología del hombro implica más de perior intacto tiene un efecto estabilizador en la transpo-
un problema. Se pueden separar las afecciones en esta- sición glenohumeral.32 En un modelo cadavérico con
bilidad (sea por laxitud anterior o tirantez posterior) y transposición glenohumeral con lesiones de SLAP tipo
patología del tendón del bíceps y del labrum glenoideo, II y fijación con sutura se demostró un aumento signifi-
es decir, lesiones de SLAP y patología del manguito ro- cativo en la cantidad de movimiento a través de todo el
tador, generalmente engrosamiento parcial y patología rango de movimiento: anteroposterior, externo, interno
del supraespinoso o infraespinoso, o lesiones del inter- y transposición inferior. Con la fijación de la lesión de
valo de los rotadores. SLAP, el rango de movimiento y la transposición se
Uno de los principales retos para el tratamiento qui- aproximaron a los valores normales.56
rúrgico en los atletas es la llamada “paradoja del hom- El movimiento de lanzamiento añade una gran canti-
bro del lanzador”, que tiene que ver con equilibrar la dad de fuerza que cruza el labrum glenoideo a través de
inestabilidad con la necesidad de mantener los extremos la porción larga del bíceps. Por ende, no puede subra-
de rotación externa en el movimiento de lanzamiento yarse demasiado la importancia de la fijación segura del
por encima de la cabeza (especialmente en los lanzado- complejo labrobicipital. La morfología de la lesión de
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
bíceps dentro del labrum glenoideo superior. Estos au- En fechas más recientes Altchek y col. describieron
tores abogan por la colocación del anclaje en la esquina una plicatura capsular anterior sin la necesidad de una
de la glenoides a un ángulo de 45_. Además, dada la incisión vertical.62
función de constricción que representa el labrum en la También se han descrito técnicas de plicatura con su-
transposición anteroposterior y el esfuerzo que se colo- tura artroscópica en el tratamiento de la inestabilidad an-
ca en el labrum superior en la rotación externa, se ha re- terior, pero no específicamente en casos de atletas lanza-
comendado la limitación de la rotación externa a un dores y de pinzamiento interno. Algunos autores han
punto neutro durante las primeras tres semanas poste- descrito el uso del encogimiento térmico capsular con re-
riores a cirugía.10 Los estudios en cadáveres sobre des- sultados exitosos, aunque la mayoría de los estudios han
prendimiento labral y el signo de resalte anterior han in- tenido un seguimiento a corto plazo;35,63 sin embargo, los
tentado cuantificar el grado de la lesión requerida para estudios más recientes, con un seguimiento a mayor pla-
una mejor evidencia del resalte anterior. El desprendi- zo (38 meses), han advertido acerca del uso liberal del
miento del bíceps en el anclaje no produjo el signo de encogimiento térmico, dada la elevada tasa de resultados
resalte anterior. Fue necesaria la ruptura labral en la po- insatisfactorios (37%).64
sición horaria de las dos en sentido posterior antes de Los datos recientes indican que una adaptación en los
que se presentaran señales evidentes de que había ocu- lanzadores que ocurre con el tiempo en respuesta al au-
rrido un resalte anterior. La extensión anterior de cual- mento en rotación externa y fuerzas extremas a lo largo
quier tipo no contribuyó a un signo positivo de resalte de la extremidad es una retroversión progresiva del hú-
anterior. Es interesante señalar que una sutura de anclaje mero. Pieper y col. mostraron que la diferencia entre el
colocada en la posición de 12:30 fue eficaz para elimi- brazo dominante y el no dominante de los lanzadores de
nar el signo de resalte anterior.33 Con el avance de la béisbol era de 9_, y que una comparación entre los lan-
técnica artroscópica se han descrito diferentes tipos de zadores sintomáticos y los asintomáticos mostró una di-
fijación, como las suturas de anclaje y los tornillos bio- ferencia de 14_, con menos retroversión en los pacien-
absorbibles, cuyo uso es muy frecuente. Un reciente es- tes sintomáticos.24 Un estudio más reciente de cohortes
tudio biomédico no mostró diferencia en la fuerza de con 25 lanzadores de béisbol y 25 atletas no lanzadores
cualquiera de ambos métodos de fijación.57 mostró una retroversión promedio de 40_ en el brazo
Muchos autores tienen una gran experiencia en las lanzador dominante, en comparación con 23_ en el lado
reparaciones de SLAP en cuanto al regreso al deporte y no dominante. El atleta no lanzador tenía una retrover-
el alivio del dolor,58,59 mientras que otros han tenido una sión humeral promedio de 20_, que no es significativa-
tasa de 57% de regreso al deporte después de 18 meses.60 mente diferente entre los lados dominante y no domi-
El concepto de inestabilidad es más complejo. Los nante, y que tampoco es significativamente diferente en
lanzadores dependen de un aumento de laxitud para po- comparación con el lado no dominante de los lanzado-
der generar la velocidad y potencia del lanzamiento. La res.49 En los pacientes con menos de 10_ de retroversión
meta es eliminar la laxitud patológica al tiempo que se y la presencia de síntomas, a pesar de los cuidados con-
conserva el movimiento. Es evidente que el desbrida- servadores y refractarios a cirugía artroscópica, se pue-
miento no funciona en el entorno de la inestabilidad, sea de recurrir a la osteotomía, para una desrotación hume-
por laxitud capsular anterior, seudolaxitud con tensión ral dirigida a aumentar la retroversión de la articulación
en el ligamento y la cápsula glenohumeral posterior, o humeral. En teoría, esto aumenta el contacto articular en
inestabilidad por lesión SLAP tipo II. Si la única causa los grados más extremos de rotación externa. Es impor-
de inestabilidad es por lesión SLAP tipo II, la inestabili- tante señalar que esto no se recomienda en los pacientes
dad se resolverá cuando se repare la lesión. La evolu- con hiperlaxitud. De 20 pacientes estudiados, 11 regre-
ción final de la inestabilidad conduce a una patología saron al mismo deporte con el mismo nivel de funciona-
predecible, que consiste en la alteración en la mecánica miento, 5 volvieron al deporte con un menor nivel de
y el pinzamiento interno.35 Jobe y col. describieron una funcionamiento, 3 cambiaron de actividad deportiva
reconstrucción capsulolabral anterior con una capsulo- como consecuencia del dolor y 1 fue incapaz de regre-
rrafia horizontal e incisión vertical en el margen labral. sar.25 Es importante enfatizar que esta cirugía sólo se
Los resultados iniciales mostraron que 68% de los pa- debe considerar en atletas muy motivados y de alto ni-
cientes volvieron a la práctica del deporte en un estado vel, después de que hayan fallado todas las demás medi-
funcional igual al previo a la cirugía, aunque un estudio das. Los resultados son mejores cuando la retroversión
más reciente mostró un regreso de 81% de los pacientes es menor de 10_, pero las indicaciones quirúrgicas son
al deporte en un estado funcional igual al previo a la poco claras cuando la retroversión del húmero está entre
lesión.61 20 y 30_.
Lesiones SLAP y pinzamiento interno en atletas lanzadores 383
de elevación tardía y aceleración temprana del lanza- ción es útil en estos casos.
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232.
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386 Patologías de hombro (Capítulo 25)
Sección IV
Fracturas de la
cintura escapular
do que soportar las limitaciones resultantes;29,52 sin em- naron con buenos resultados en cuanto a los arcos de
bargo, por la magnitud de los mecanismos traumáticos movilidad y el dolor.
actuales las lesiones que resultan en la escápula son le-
siones complejas con desplazamientos severos,1 donde
se debe considerar el tratamiento quirúrgico. Desault, en ASPECTOS ANATOMOFUNCIONALES6,7
1805,2 y Cooper, en 1807,3 fueron los primeros en des-
cribir la lesión de la escápula. En 19274 Newell revisó
2 374 fracturas y encontró únicamente 24 casos de frac-
turas de escápula, de las cuales ninguna ameritó trata- El esqueleto de la extremidad superior está unido al
miento quirúrgico. En 19384 Reggio reportó dos casos tronco por medio de la cintura torácica, la cual consta de
de fracturas de glenoides; en un caso el manejo fue con- la clavícula y del omóplato. Sólo la región clavicular de
389
390 Patologías de hombro (Capítulo 26)
la cintura se articula directamente con el esqueleto del Los ángulos se clasifican en superior, inferior y ante-
tronco. Las alteraciones en la posición de la cintura afec- rior. El ángulo superior, más o menos recto, presta inser-
tan la orientación y la amplitud de movimiento del brazo. ción al angular. El ángulo inferior es redondeado y en él
El omóplato, o la escápula, es un hueso par, plano y se insertan los músculos subescapular, redondo mayor
muy delgado de forma triangular de la cintura escapular, y serrato mayor (a veces un fascículo supernumerario
que se sitúa tangencialmente en relación con la cara pos- del dorsal ancho). El ángulo anterior, que está truncado,
teroexterna de la pared torácica; forma con el húmero la lo ocupa la cavidad glenoidea, que es oval; tiene su eje
articulación escapulohumeral y con la clavícula la arti- mayor dirigido en sentido vertical y su extremo más an-
culación acromioclavicular por medio de la cual se une cho en la parte inferior, que está unida al cuerpo del
al esternón. La porción vertical, u hoja, aunque está se- omóplato por una parte más estrecha, llamada cuello.
parada de las costillas por músculos, se desliza sobre el Por encima de la cavidad glenoidea, entre ella y la esco-
tórax en la llamada articulación escapulotorácica. El tadura coracoidea, se levanta una gran apófisis, llamada
omóplato, que en su mayor parte es delgado, incluso apófisis coracoides, que se dirige primero hacia arriba
translúcido y a veces con soluciones de continuidad, y adelante, y luego casi horizontalmente hacia afuera.
presenta una cara anterior, una posterior, tres bordes y Se describen en ella una base, un vértice (para los tendo-
tres ángulos. nes comunes del bíceps y del coracobraquial), la cara
La cara posterior es muy convexa y presenta en la superior (rugosidades para los ligamentos coracoclavi-
unión de su cuarto superior con los tres cuartos inferio- culares), la cara inferior, el borde externo (para el liga-
res una eminencia aplanada de forma triangular, llama- mento acromiocoracoideo) y el borde interno (para el
da espina del omóplato. Por dentro esta espina se con- pectoral menor).6
funde con el borde interno del hueso; por fuera termina En la conformación interior el omoplato está forma-
con una apófisis voluminosa aplanada de arriba abajo, do casi exclusivamente por tejido compacto, mientras
llamada acromion (en su borde interno se encuentra una que en las dos apófisis (acromial y coracoidea), a nivel
pequeña faceta oval para la clavícula). La espina divide de la espina del ángulo inferior, está formado por tejido
esta cara posterior en dos partes: una situada por enci- esponjoso en cantidad variable.6 La articulación del
ma, llamada fosa supraespinosa (para el músculo supra- hombro es un complejo mecanismo articular formada
espinoso), y otra situada por debajo, denominada fosa por cinco articulaciones: tres verdaderas (escapulohu-
infraespinosa (para el músculo infraespinoso). Las dos meral, acromioclavicular y esternocostoclavicular) y
fosas se comunican entre sí en su parte externa, entre la dos fisiológicas (escapulotorácica y subdeltoidea),6,7
espina y la cavidad glenoidea. Para la movilidad del hombro es necesaria la movili-
La cara anterior, profundamente excavada, constitu- dad de las articulaciones escapulohumeral, acromiocla-
ye la cavidad subescapular (para el músculo del mismo vicular y esternocostoclavicular, acopladas con un desli-
nombre: tiene dos o tres crestas oblicuas para la inser- zamiento muscular escapulotorácico y subdeltoideo
ción de este músculo). Está limitada por fuera por un ca- adecuado. La movilización del hombro se obtiene a ex-
nal longitudinal, en el que se insertan los haces axilares pensas de la estabilidad. Puesto que la pequeña cavidad
del músculo subescapular. glenoidea únicamente puede acomodar un tercio de la
Los bordes son tres: interno, superior y externo. El cabeza humeral, la estabilidad del hombro se mantiene
borde interno o espinal es casi rectilíneo en sus tres por los músculos del mango rotador, los cuales refuerzan
cuartos inferiores y se dirige en sentido oblicuo hacia la laxa cápsula articular y el anillo fibrosos glenoideo.
afuera en su cuarto superior. En él se insertan: La elevación del brazo se realiza por el movimiento
sincrónico que ocurre en varias articulaciones, y funcio-
1. Los músculos supraespinosos e infraespinosos en na como una unidad para producir el llamado ritmo es-
su labio posterior. capulotorácico.
2. El músculo serrato mayor en su labio interno. La importancia del mango musculotendinoso radica
3. El angular y los romboides en su intersticio. en que mantiene la integridad de la articulación. Estos
pequeños músculos, especialmente los que se encuentran
El borde superior, delgado y cortante, termina hacia en la superficie anterior y posterior de la articulación,
afuera con una escotadura, llamada escotadura coracoi- constituyen uno de los componentes esenciales para la
dea. El borde externo o axilar, también muy delgado, fuerza acopladora, que es el mecanismo esencial para la
termina por arriba con una pequeña faceta triangular y elevación activa del brazo. El deltoides es incapaz de
rugosa, llamada cara subglenoidea (para la porción lar- lograr la abducción del húmero sin la interacción de
ga del tríceps braquial). estos pequeños músculos.
Fracturas de la escápula 391
La escápula está suspendida de las vértebras cervica- un eje vertical imaginario. Entre los movimientos de
les y dorsales por los músculos axioescapulares (angu- traslación lateral la amplitud global total es de 15 cm y
lar del omóplato, romboides y digitaciones superiores entre los movimientos de traslación vertical, que se
del trapecio) y el serrato anterior. Los músculos que se acompañan de cierto grado de basculación, y la amplitud
insertan en la escápula, la clavícula y el húmero actúan global, es de 10 a 12 cm. En los movimientos de bascula-
como una unidad coordinada para producir un movi- ción la amplitud global es de 60_ y la rotación de la escá-
miento uniforme del hombro. El movimiento tiene lugar pula se realiza en torno a un eje perpendicular a su plano
a nivel de las articulaciones glenohumeral, acromiocla- y situado algo por debajo de la espina, en las proximida-
vicular y subdeltoidea.6,7 Cuando el brazo está elevado des del ángulo superoexterno.6,7
en abducción o en flexión hacia adelante, la escápula
debe buscar al principio una posición de estabilidad, es
decir, la denominada fase de apoyo. Durante los prime- MECANISMO TRAUMÁTICO
ros 30 a 60_ de elevación la escápula se desplaza hacia
adelante o hacia atrás, o incluso puede oscilar hasta al-
canzar la posición más estable. Se mueve entonces late-
ralmente con el húmero en una proporción de 1:2. Esto Las fracturas de escápula son relativamente raras; cons-
implica que para cada 30_ de elevación del brazo el mo- tituyen 1% de todas las fracturas y de 3 a 5% de las frac-
vimiento toracoescapular es de 10_ y el movimiento gle- turas que afectan al hombro,8–10 de las cuales cerca de
nohumeral es de 20_. Cuando una u otra de estas articula- 10% son desplazadas.8,32,38 Las razones que explican su
ciones quedan fijas por traumatismo o enfermedad la poca frecuencia son la movilidad de la escápula, que
pérdida de movimiento es proporcional y la fijación gle- permite que las fuerzas traumáticas que actúan sobre
nohumeral produce una fijación doble con respecto a la ella se disipen fácilmente, y la posición anatómica de
fijación toracoescapular. De esta forma se pierde el ritmo este hueso plano, que le brinda una excelente protección
escapulohumeral. El movimiento toracoescapular puede por delante, por la parrilla costal y la cavidad torácica,
realizar la elevación del brazo hasta cerca de 65_, incluso y por detrás, por una gruesa capa de tejidos blan-
en ausencia de movimiento glenohumeral. Es el denomi- dos,12,13,42 que hacen que el desplazamiento de estas
nado mecanismo de encogimiento.6,7 fracturas en los traumatismos directos sea el resultado
La estabilidad de la escápula se logra por las contrac- de traumatismos de alta energía, constituidos por caídas
ciones coordinadas de los músculos que se insertan en de altura, accidentes viales o secundarias a la práctica de
ella: el deltoides, el trapecio, el romboides, el angular de deportes de contacto,39,46 donde las fuerzas traumáticas
la escápula, el serrato anterior y el pectoral menor. resultantes liberan una importante energía. Las fuerzas
En relación con el tórax la escápula no está situada en indirectas también pueden causar una gran variedad de
un plano frontal, sino en un plano oblicuo de dentro ha- fracturas por avulsión en las zonas de inserción muscu-
cia afuera y de atrás hacia adelante, de modo que forma lotendinosas y ligamentosas, como el ángulo superior
con el plano frontal un ángulo diedro de 30_, abierto ha- de la escápula (inserción del elevador de la escápula), el
cia fuera. La escápula en posición normal se extiende borde escapular superior (inserción del músculo omo-
desde la segunda hasta la séptima costillas en relación hioideo), la punta de la apófisis coracoides (inserción
con la línea de las apófisis espinosas. Su ángulo supero- del tendón conjunto), el borde superior de la apófisis co-
interno corresponde a la primera espinosa dorsal, su án- racoides (inserción de los ligamentos coracoclavicula-
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gulo inferior a la séptima u octava espinosa dorsal, y el res), el margen acromial (origen del músculo deltoides)
extremo inferior de la espina a la tercera apófisis espino- y el ángulo inferior de la escápula (inserción del serrato
sa dorsal. El borde interno o espinal de la escápula está anterior).7,8,40,41 Son bien conocidas las fracturas esca-
situado a 5 o 6 cm de la línea de las apófisis espinosas.6,7 pulares producidas por contracciones forzadas relacio-
Cuando la escápula se desplaza hacia dentro la cavi- nadas con ataques epilépticos, tratamientos electrocon-
dad glenoidea mira más hacia fuera y el ángulo entre la vulsivos y descargas eléctricas.13 Las fracturas por
clavícula y la escápula tiende a abrirse; cuando el des- fatiga o de estrés son muy poco frecuentes a este nivel.37
plazamiento es hacia afuera la cavidad glenoidea mira
hacia delante y se cierra el ángulo entre la clavícula y la
escápula. El plano de la escápula entre sus dos posicio- Diagnóstico
nes extremas en el plano horizontal forma un ángulo
diedro de 40 a 45_, que corresponde a la amplitud global Entre 80 y 95% de las fracturas escapulares se asocian
del cambio de orientación de la glenoides alrededor de con otras lesiones; algunas pueden ser graves e incluso
392 Patologías de hombro (Capítulo 26)
Anteroposterior verdadera
S Estables extraarticulares.
cuerpo y la espina de la escápula, las tres apófisis (cora-
S Extraarticulares inestables.
coides, acromion y glenoides) y las tres articulaciones
S Intraarticulares inestables.
adyacentes (escapulotorácica, glenohumeral y acro-
mioclavicular) (figura 26–2).13,15,41 Las fracturas estables extraarticulares comprenden las
Dada la complejidad anatómica de la zona, suele ser lesiones del cuerpo y los procesos de la escápula, que
necesaria la realización de una TAC para definir con pueden ser simples o combinados. Las fracturas del cue-
precisión las características de las lesiones13,20,21 en las llo no desalojadas casi siempre son fracturas estables y
fracturas glenoideas intraarticulares, ya que aporta in- entran en este grupo.
formación clínicamente útil para la planificación del Las fracturas inestables extraarticulares del cuello se
tratamiento de estas fracturas complejas de la escápula vinculan generalmente con fracturas del proceso cora-
(figura 26–3). coideo o del acromion, y con mayor frecuencia con frac-
La radiografía de tórax se debe practicar siempre en turas de la clavícula. Esta combinación de cuello y cla-
estas lesiones, dada la alta incidencia de lesiones toráci- vícula ocasiona inestabilidad en todo el hombro; la
cas asociadas.19 fuerza necesaria para producir esta compleja lesión se
compara con la fuerza ocasionada para producir fractu-
ras del anillo pélvico, que se asocian la mayoría de las
veces con fracturas costales y lesión de los vasos y de
CLASIFICACIÓN
los nervios del plexo braquial.
Las fracturas intraarticulares, que por definición son
inestables y raras, casi siempre se presentan con fractura
transversa de la glenoides. Las fracturas del borde gle-
Una clasificación es útil solamente si tiene
noideo generalmente se vinculan con una luxación par-
en cuenta la gravedad de la lesión del hueso
y sirve de base para establecer el tratamiento cial de la cabeza del húmero, cuyo tratamiento muchas
y la evaluación de los resultados. veces es quirúrgico, debido a la inestabilidad resultante.
Maurice E. Müller Para hacer la correlación entre diagnóstico y terapéu-
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09.A3.2. Fractura de apófisis coracoides o del 09.B1.3. Fractura inestable extraarticular del cue-
acromion, con fractura de clavícula o de epífisis llo, no desalojada, con fractura del cuerpo desa-
humeral proximal, con lesión agregada, que lojada menos de 10 mm, sin lesión agregada.
puede acompañarse de fractura inestable extra- 09.B2. Fractura inestable extraarticular del cuello,
articular del cuerpo, desalojada más de 10 mm. combinada con fractura del cuerpo, de la apófisis
09.A3.3. Fractura del cuerpo desalojada más de 10 coracoides o del acromion, sin lesión agregada.
mm extraarticular, combinada con fractura de 09.B.2.1. Fractura inestable extraarticular del cue-
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apófisis coracoides o de acromion, con fractura llo, desalojada más de 10 mm y con una angula-
de clavícula, fractura de epífisis proximal hume- ción de más de 30_, combinada con fractura del
ral y lesión agregada (lesión neurovascular). cuerpo, desalojada más de 10 mm sin lesión
agregada.
Fractura de cuello (09.B) (figuras 26–6 y 26–7): 09.B.2.2. Fractura inestable extraarticular del cue-
llo, desalojada más de 10 mm y con una angula-
09.B1. Fractura inestable extraarticular del cuello, ción de más de 30_, combinada con fractura del
no desalojada, sin lesión agregada. cuerpo, desalojada más de 10 mm, con fractura
09.B1.1. Fractura inestable extraarticular del cue- de espina del acromion, de la apófisis coracoi-
llo, no desalojada, sin lesión agregada. des o del acromion, sin lesión agregada.
09.B1.2. Fractura inestable extraarticular del cue- 09.B.2.3. Fractura inestable extraarticular del cue-
llo, no desalojada, con fractura del cuerpo no llo, desalojada más de 10 mm y con una angula-
desalojada, sin lesión agregada. ción de más de 30_, combinada con fractura del
396 Patologías de hombro (Capítulo 26)
cuerpo, desalojada más de 10 mm, con fractura 09.B.3.1. Fractura inestable extraarticular del cue-
de espina del acromion, de la apófisis coracoi- llo, desalojada más de 10 mm y con una angula-
des o del acromion, con lesión agregada. ción de más de 30_, combinada con fractura del
09.B3. Fractura inestable extraarticular del cuello, cuerpo, de la apófisis coracoides o del acro-
combinada con fractura del cuerpo, de la apófisis mion, con lesión agregada.
coracoides o del acromion, con lesión agregada 09.B.3.2. Fractura inestable extraarticular del cue-
(fractura de clavícula, fractura de epífisis proxi- llo, desalojada más de 10 mm y con una angula-
mal de húmero y lesión neurovascular). ción de más de 30_, combinada con fractura del
cuerpo, de la apófisis coracoides o del acro- 09.C.3. Fractura inestable intraarticular, combinada
mion, con fractura de clavícula, con lesión con fractura del cuerpo, de la apófisis coracoides
agregada. o del acromion, con lesión agregada.
09.B.3.3. Fractura inestable extraarticular del cue- 09.C3.1. Fractura inestable intraarticular, desalo-
llo, desalojada más de 10 mm y con una angula- jada más de 10 mm, combinada con fractura de-
ción de más de 30_, combinada con fractura del salojada de más de 10 mm del cuerpo, con le-
cuerpo, de la apófisis coracoides o del acro- sión agregada.
mion, con fractura de clavícula y fractura de 09.C3.2. Fractura inestable intraarticular, desalo-
epífisis proximal del húmero, con lesión neuro- jada más de 10 mm, combinada con fractura de-
vascular agregada. salojada de más de 10 mm del cuerpo, con frac-
tura de la apófisis coracoides, del acromion o de
la clavícula, con lesión agregada.
Fractura de la glenoides (09.C) (figuras 26–8 y 26–9): 09.C3.3. Fractura inestable intraarticular, desalo-
jada más de 10 mm, combinada con fractura de-
09.C.1. Fractura estable intraarticular simple, no de- salojada de más de 10 mm del cuerpo, con frac-
salojada, sin lesión agregada. tura de la apófisis coracoides, del acromion o de
09.C.1.1. Fractura estable intraarticular simple, la clavícula, de la epífisis proximal humeral,
no desalojada, sin lesión agregada. con lesión agregada.
09.C.1.2. Fractura estable intraarticular simple,
no desalojada, con fractura del cuerpo no desa-
lojada, sin lesión agregada. TÉCNICA QUIRÚRGICA
09.C.1.3. Fractura estable intraarticular simple,
no desalojada, con fractura del cuerpo desaloja-
da menos de 10 mm, sin lesión agregada. El objetivo principal de toda cirugía del hombro es con-
09.C.2. Fractura inestable intraarticular, combinada servar su función que, como se sabe, se altera rápida-
con fractura del cuerpo, de la apófisis coracoides mente. Por esta razón, todas las vías de acceso deben
o del acromion, sin lesión agregada. permitir una movilización precoz, procurando respetar
09.C.2.1. Fractura inestable intraarticular, desalo- al máximo las estructuras que forman la cúpula tendi-
jada hasta 5 mm, combinada con fractura del nosa y el deltoides. Los accesos quirúrgicos deben orga-
cuerpo, sin lesión agregada. nizarse de tal manera que se efectúe la exposición básica
09.C.2.2. Fractura inestable intraarticular, desalo- de la lesión, donde es fundamental que la ruta de acceso
jada hasta 5 mm, combinada con fractura del produzca el mínimo daño estructural posible, con la
cuerpo, de la apófisis coracoides o del acro- consideración de mantener la capacidad reparadora de
mion, sin lesión agregada. las estructuras que son alteradas. Es importante en todos
09.C.2.3. Fractura inestable intraarticular, desalo- los accesos la necesidad de una adecuada posición para
jada más de 5 mm, combinada con fractura del la cirugía.
cuerpo, de clavícula, de la epífisis humeral pro- Con frecuencia es necesario un ayudante para reali-
ximal, sin lesión agregada. zar una tracción adecuada de la extremidad, que facilite
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ciertas maniobras quirúrgicas. Asimismo, hay que con- referencia específica a la técnica quirúrgica posterior y
tar con el instrumental necesario para el procedimiento anterior para el acceso a la articulación escapulohumeral,
quirúrgico. se hará una descripción con ciertas modificaciones a las
La disección cuidadosa, el rechazo de las estructuras técnicas originales descritas por Bateman en 198019 y a
musculares y un manejo atraumático de las estructuras las obtenidas por los autores de este capítulo, para tener
neurovasculares son pasos esenciales para obtener una un acceso más adecuado al foco de fractura, que muchas
adecuada visualización y una recuperación funcional veces no es el articular, sino que está en el cuerpo de la
óptima.35 escápula y en especial en el borde lateral de la misma, lu-
La mayor parte del hombro se encuentra cubierta por gar donde se fija con mayor frecuencia el material de os-
la prominencia del músculo deltoides, el cual es una im- teosíntesis elegido.
portante guía para esta área. La constante orientación
anatómica es una ayuda indispensable para obtener bue-
nos resultados quirúrgicos. Acceso anterior
Existen dos accesos principales para la región de la
escápula: el anterior y el posterior. Se realiza una incisión oblicua lateral al surco deltopec-
De acuerdo con el tipo de fractura se utilizará o pro- toral (figura 26–10). La mejor posición del paciente es
cederá a realizar el acceso más adecuado para su reduc- la sedente con una inclinación de 45_, con el borde del
ción y fijación. hombro en el borde de la mesa quirúrgica y el brazo li-
De acuerdo con los escritos publicados por Rowe, en bre. La incisión se inicia en el ángulo del acromion, so-
1944,24 y por el Dr. L. Abbott, en 1949,17,30 donde hacen bre los márgenes lateral y anterior, y se sigue sobre la
Fracturas de la escápula 399
nervio circunflejo.
Con este procedimiento se obtiene un acceso ade-
cuado a la glenoides, a la apófisis coracoides, al acro-
mion y a la región anterior del cuello de la escápula, para
permitir la reducción de fracturas en estas estructuras.
Acceso posterior
permite la individualización de cada paciente y evaluar o angulación menor de 30_ es conservador, con inmovi-
no sólo el tipo de fractura, sino la calidad ósea y, depen- lización con vendaje Velpeau o toracobraquial, para ini-
diendo de la edad, el riesgo anestésico–quirúrgico que ciar posteriormente una serie de actividades de terapia
guiará a la terapéutica correspondiente, de tal manera de rehabilitación.29,31,34
que en todo tipo de fracturas se lleva a cabo una planifi-
cación preoperatoria realizando en los casos de fractura
de escápula la reducción abierta y la osteosíntesis esta- Manejo quirúrgico
ble, señalando en el calco preoperatorio el abordaje qui-
rúrgico a utilizar, el principio biomecánico e implante Cuando la indicación sea quirúrgica para estas fracturas
a utilizar y su colocación, así como su dirección. Cuan- la planificación preoperatoria deberá incluir el abordaje
do la conminución de la fractura impide su reducción y quirúrgico, los principios biomecánicos a utilizar (fun-
la circulación local está comprometida se indica una ar- damentalmente el de compresión interfragmentaria y el
troplastia endoprotésica sustitutiva.15 de sostén)22 y los implantes a utilizar, que pueden ser
402 Patologías de hombro (Capítulo 26)
Figura 26–18. Fractura B3.2 con lesiones complejas y desorganización de la escápula, cuyo tratamiento es quirúrgico; la estabili-
zación por vía posterior se tendrá que realizar en forma secuencial: primero el cuerpo, luego la espina y finalmente el acromion
por vía anterior, mediante compresión interfragmentaria estática.
de la fractura lo requiera; para la fractura de la apófisis 5 mm, que se acompaña de fractura de su cuerpo y del
coracoides el abordaje quirúrgico recomendado es el acromion o de la apófisis coracoides, cuyo tratamiento
deltopectoral y la fijación se realiza mediante la aplica- generalmente requiere doble abordaje y asistencia ar-
ción del principio de compresión estática, con tornillos troscópica, para coadyuvar en la reducción anatómica
de 4.0 mm. La clavícula se estabilizará con placa de de la superficie articular. Cuando el fragmento de la gle-
reconstrucción para tornillos de 3.5 mm bajo el princi- noides se desplaza en sentido distal se recomienda el
pio biomecánico de sostén o protección cuando el trazo abordaje posterior; sin embargo, como se sabe, se debe
permita la colocación de compresión interfragmentaria asistir con visualización artroscópica, para cooperar en
con tornillo de tracción. La fractura de epífisis humeral la reducción anatómica de la superficie articular y reali-
proximal deberá seguir los lineamientos del algoritmo zar la estabilización mediante compresión interfrag-
de tratamiento en su indicación quirúrgica.15 mentaria estática con tornillos de 4.0 mm o placa de sos-
C.2 (C.2.1, C.2.2, C.2.3) (figura 26–19). Es una tén en el borde axilar. Si el desplazamiento de la
fractura que involucra la superficie articular de la escá- glenoides es anterior, el abordaje recomendado es el
pula, con la glenoides desalojada más de 3 mm y hasta deltopectoral, también con asistencia artroscópica y uti-
lizando los mismos implantes.
La fractura del cuerpo con desplazamiento de más de
10 mm en cualquier dirección se debe estabilizar por vía
posterior, colocando el implante en cualquiera de sus
bordes y utilizando el principio de biomecánica de sos-
tén, con placa de reconstrucción para tornillos de 3.5
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CASUÍSTICA
Fracturas de la
cabeza humeral
Estable Inestable
Desalojamiento Desalojamiento
Rehabilitación –10 mm –30a Reducción + 10 mm + 30a
Cabeza no
Fijación viable
interna
Prótesis
Figura 26–22. Módulo de extremidad torácica. Algoritmo para el tratamiento de fracturas de cabeza humeral. Dr. Ciénega, 1990.
tico, datos clínicos relevantes, estudios radiográficos gran medida dependiendo de las lesiones asociadas,
preoperatorios, clasificación de la fractura de acuerdo pero en cuanto a la escápula se presentaban los datos
con la nomenclatura de la AO, abordaje quirúrgico utili- universales de fractura, dolor en la región posterior y la-
zado, principio biomecánico e implantes indicados, le- teral del hombro afectado, ausencia de irradiaciones, li-
siones asociadas o agregadas, tratamiento definitivo, mitación funcional para los arcos de movilidad pasivos
evolución y complicaciones. La evaluación final de los y activos, deformidad, aumento de volumen y equimo-
casos se realizó según los siguientes parámetros medi- sis. Una vez que los pacientes se encontraban estabiliza-
dos: dolor, fuerza muscular, opinión del paciente, acti- dos de las lesiones asociadas43 a todos se les realizaron
vidad laboral, arcos de movilidad y consolidación. Con estudios radiográficos específicos de la escápula, con-
estos datos se obtuvo un puntaje y con él se calificó a los sistentes en proyecciones anteroposteriores y laterales
pacientes de la siguiente manera: excelente (de 47 a 55 a 30_ de inclinación del rayo con respecto del plano sa-
puntos), bueno (de 40 a 46 puntos), regular (de 31 a 39 gital y lateral. En muchos casos esto fue suficiente para
puntos) y malo (de 22 a 30 puntos). realizar el diagnóstico de la fractura y en pocos casos se
requirieron estudios con rotaciones y con abducción de
la extremidad; en 17 casos se realizó una tomografía
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Cuadro 26–1. Elementos del método de Cuadro 26–2. Resultados funcionales del
evaluación para los resultados de la tratamiento quirúrgico de las fracturas de
osteosíntesis de la escápula escápula
Flexión Puntos Extensión Puntos Flexión Casos Extensión Casos
120 a 180_ 5 35 a 45_ 5 120 a 180_ 35 35 a 45_ 34
90 a 119_ 4 25 a 34_ 4 90 a 119_ 26 25 a 34_ 26
60 a 89_ 3 15 a 24_ 3 60 a 89_ 5 15 a 24_ 5
0 a 59_ 2 0 a 14_ 2 0 a 59_ 1 0 a 14_ 2
Abducción Aducción Abducción Aducción
120 a 180_ 5 35 a 45_ 5 120 a 180_ 35 35 a 45_ 38
90 a 119_ 4 25 a 34_ 4 90 a 119_ 26 25 a 34_ 23
60 a 89_ 3 15 a 24_ 3 60 a 89_ 5 15 a 24_ 4
0 a 59_ 2 0 a 14_ 2 0 a 59_ 1 0 a 14_ 1
Rotación lateral Rotación medial Rotación lateral Rotación medial
35 a 45_ 5 40 a 55_ 5 35 a 45_ 12 40 a 55_ 35
25 a 34_ 4 25 a 39_ 4 25 a 34_ 14 25 a 39_ 26
15 a 24_ 3 11 a 24_ 3 15 a 24_ 30 11 a 24_ 5
0 a 14_ 2 0 a 10_ 2 0 a 14_ 11 0 a 10_ 1
Consolidación Fuerza muscular
8 a 12 semanas 5 +5 5
S 09.C2: 4 casos (fractura de la glenoides y del
13 a 16 semanas 4 +4 4
cuerpo desalojadas; C2.2).
17 a 24 semanas 3 +3 3
S 09.C3: 2 casos (fractura de la glenoides con frac-
Sin consolidar 2 +2 2
tura de epífisis proximal humeral; C3.3).
Actividad
Reintegración 5 Los pacientes estudiados se trataron quirúrgicamente
Cambio transitorio 4 mediante dos accesos dependiendo de la fractura; en un
Cambio definitivo 3 caso con fractura de la coracoides se realizó un acceso
Pensionado 2 anterior deltopectoral, a dos pacientes se les practicaron
accesos dobles: anterior por fractura de coracoides y
posterior por fractura del cuello o del cuerpo, y al resto
de los pacientes se les realizó un acceso posterior; en
2 fracturas proximales del húmero, 1 fractura de maxi- cinco casos se tuvo ayuda artroscópica para la restitu-
lar, 1 fractura de escápula contralateral y 2 lesiones del ción anatómica de la superficie articular. Todos los pa-
plexo braquial. El paciente con fractura de escápula cientes se operaron entre el segundo y el décimo días
contralateral no ameritó tratamiento quirúrgico. posteriores a la lesión.
La catalogación de las fracturas de acuerdo con la Una vez estabilizados, y después de haber comple-
clasificación establecida según los criterios del grupo mentado los estudios radiográficos para una buena pla-
AO quedó de la siguiente manera: nificación preoperatoria de la lesión16,22,23 (excepto en
un caso de la casuística, que presentó un fragmento del
S 09.A2: 3 casos (fractura desalojada del cuerpo borde axilar de la escápula, dentro del tórax, en la pleu-
co1un caso de fractura del acromion y 1 de la apó- ra), se observó que en los pacientes en los que se difirió
fisis coracoides; A2.2, A2.3). el procedimiento fue más difícil la reducción de los
S 09.A3: 8 casos (fractura del cuerpo, con 7 casos de fragmentos fracturados, puesto que la gran irrigación en
clavícula y 1 caso de coracoides; A3.2). esta región y las grandes masas musculares permiten la
S 09.B2: 34 casos (30 casos de fractura del cuello con rápida cicatrización de la lesión. No hubo complicacio-
más de 10 mm de desplazamiento y más de 30_ de nes durante la técnica quirúrgica y se tuvo un tiempo
angulación y 4 casos a los que se les agregó fractura quirúrgico promedio de 2 h y un sangrado promedio de
del cuerpo desalojada; B2.1, B2.2, B2.3). 385 mL.
S 09.B3: 16 casos (15 casos con fractura de claví- En la mayoría de los casos se obtuvo la reducción de
cula y 1 caso de fractura de coracoides; B3.2). la fractura por interferencia y el material de osteosínte-
Fracturas de la escápula 407
Cuadro 26–3. Clasificación de las fracturas que era un trazo incompleto, y otro se manejó a través
de artroplastia con técnica de Weaver Dun, debido a la
09.A2 Tres casos
multifragmentación del tercio distal.
09.A2.1 Una fractura desalojada del cuerpo
Las dos luxaciones acromioclaviculares (grado II),
09.A2.2 Una fractura del acromion y una de la apófisis
coracoides, dos casos las fracturas costales, el trauma craneoencefálico, la
09.A3 Ocho casos fractura de escápula contralateral, la fractura de pelvis
09.A3.1 Siete casos de fractura desalojada del cuerpo y la fractura de maxilar se manejaron de manera conser-
09.A3.2 Una fractura de clavícula y una de coracoides vadora.
09.B2 34 casos Dos casos de fractura de muñeca se manejaron con
09.B2.1 30 casos de fractura del cuello con más de 10 minifijadores y un caso con placa inclinada radial; en
mm de desplazamiento y más de 30_ de angulación una de las lesiones del plexo braquial la recuperación fue
09.B2.2 Cuatro casos con agregación de fractura del irreversible.
cuerpo desalojada En los casos de hemoneumotórax fue necesaria la co-
09.B3 16 casos locación de sonda de pleurostomía, lo cual originó una
09.B3.2 14 casos con fractura de clavícula y un caso evolución hacia la mejoría.
de fractura de coracoides
En el posoperatorio los pacientes se manejaron me-
09.B3.3 Un caso con fractura de acromion, espina y
cuerpo de la escápula diante la inmovilización de la extremidad afectada con
09.C1 Dos casos un vendaje de Gildchrist, que se mantuvo hasta la pri-
09.C1.2 Un caso con fractura de glenoides desalojada mera cita de valoración (15 días después); en la misma
de 2 mm cita se retiraron el vendaje y los puntos, y se inició la re-
09.C1.3 Un caso con fractura de glenoides con más de habilitación de la extremidad con ejercicios para la
3 mm de desalojamiento obtención de arcos de movilidad y la posterior fuerza
09.C2 Dos casos muscular, mediante ejercicios pasivos y activos de tipo
09.C2.2 Dos casos con fractura de la glenoides y del pendular, abducción, aducción, rotaciones, flexión y
cuerpo desalojadas
extensión, y posteriormente una combinación de ellos.
09.C3 Dos casos
Para esta terapia los pacientes fueron enviados al ser-
09.C3.3 Dos casos con fractura de glenoides, uno con
fractura de epífisis proximal humeral y uno con luxa- vicio de medicina física y rehabilitación.
ción de la articulación glenohumeral La consolidación de la fractura se obtuvo entre 4 y 12
semanas en 100% de los casos. En dos (2.9%) de los 67
pacientes operados se presentó infección superficial, la
cual fue controlada con la administración de antibioti-
sis se colocó sobre el borde lateral de la escápula, aun- coterapia específica.
que en cuatro casos se colocó la placa sobre la espina y De acuerdo con los parámetros de medición posope-
en un caso en el borde vertebral; tres casos requirieron ratoria, el dolor fue leve o ausente en 80% de los casos,
compresión interfragmentaria con tornillo en el acro- la fuerza muscular en 93% de los casos se obtuvo entre
mion y protección con placa de reconstrucción para tor- 4 y 5, y hubo una consolidación entre 6 y 8 semanas en
nillos de 3.5 mm; en cuatro casos se utilizó únicamente 100% de los casos; 84% de los pacientes opinaron que
compresión interfragmentaria en fracturas de la glenoi- el procedimiento era excelente o bueno y 82% de los pa-
des. cientes se reintegraron a la actividad laboral, aunque
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los principios biomecánicos utilizados para la fija- hubo cambio transitorio en 9 de los casos (14%); en un
ción de la fractura fueron el de compresión interfrag- caso hubo pensión, la cual correspondió a la lesión del
mentaria y el de sostén. plexo braquial.35
El implante utilizado varió de acuerdo con el trazo de Los pacientes en el rubro de cambio transitorio tuvie-
fractura y consistió en 55 placas de reconstrucción rec- ron una recuperación de 100%, lo cual implicó la recu-
tas para 3.5, 13 placas de compresión dinámica para 3.5, peración funcional y el regreso a sus actividades labora-
tres placas de tercio de caña y 22 tornillos de esponjosa; les previas.
en 11 casos se colocó una doble placa, dada la múltiple Los resultados del puntaje global de los pacientes
fragmentación de la escápula. fueron excelentes en 47 pacientes (70%), buenos en sie-
En cuanto a las lesiones asociadas, en 16 casos con te (10%), regulares en 10 (14%) y malos en tres (6%)
fracturas de clavícula se fijó con placa de reconstruc- (un caso de lesión del plexo braquial). De estos resulta-
ción o placa de compresión dinámica para tornillos de dos 54 pacientes obtienen un puntaje entre excelentes y
3.5 mm, un caso se manejó conservadoramente, dado buenos en 80%.
408 Patologías de hombro (Capítulo 26)
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410 Patologías de hombro (Capítulo 26)
Capítulo 27
Fracturas de clavícula
Arturo Gutiérrez Meneses, Óscar Antonio Martínez Molina
411
412 Patologías de hombro (Capítulo 27)
II I III
MECANISMO DE PRODUCCIÓN
CLASIFICACIÓN
Figura 27–8. Fractura del grupo II, tipo II. Lesión estable in-
traarticular.
Tipo I
Estable
Inestable
Tipo II
desplazada
Tipo III
intraarticular
Inestable
Tipo IV
y cae hacia adelante por la acción de la gravedad y del la fractura más común, en una relación de 4:1; en ella las
pectoral mayor. La frecuencia de estas lesiones es de 50 estructuras ligamentarias están intactas, lo cual impide
a 80% (figura 27–12). el desplazamiento.
Las fracturas tipo II, cuya frecuencia es de 10 a 21%, En el tipo IIA los ligamentos están insertados, pero
se subdividen de acuerdo con la localización de los liga- el fragmento medial está desplazado, mientras que en el
mentos en relación con la fractura. El tipo I constituye tipo II B uno de los ligamentos conoide o trapezoide no
están insertados, por lo que la no unión en este sitio es
frecuente. La acción de cuatro fuerzas hace que los frag-
mentos se desplacen:
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
B. Oblicua intraarticular
D. Conminuta E. Avulsión
Figura 27–13. Clasificación de fracturas del grupo III. Figura 27–15. Fractura desplazada.
Fracturas de clavícula 417
EVALUACIÓN RADIOLÓGICA
TRATAMIENTO
Indicaciones
Aunque muchos autores se inclinan aún por el trata- El tratamiento quirúrgico de las fracturas del tercio
miento conservador, aparte de que la inmovilización de medio de la clavícula se indica en fracturas desplazadas
12 semanas es poco tolerada, este procedimiento con- de 15 mm o más en plano horizontal y vertical; multi-
lleva a otras complicaciones, como son: fragmentadas consecutivas a lesiones ocasionadas por
alta energía; fracturas expuestas; pacientes con trauma
1. Distrofia simpaticorrefleja. múltiple, lesión pleuropulmonar, lesión neurovascular
2. No unión. u hombro flotante, concomitante con lesiones del cuello
3. Consolidación viciosa. de la escápula y compromiso cutáneo, así como en le-
4. Deformidad local y problemas cosméticos locales. siones ipsilaterales y todo tipo de lesión que amerite una
5. Pinzamiento subacromial y escapulotorácico. movilización temprana del paciente (figura 27–20).
6. Debilidad a la abducción. Una fractura del tercio medio desplazada implica la
7. Dolor muscular pericapsular. rotura de la envoltura del periostio y, por lo tanto, lesión
8. Alteración en la suspensión de la escápula al tórax. de los músculos subclavio, pectoral mayor y trapecio.
El tratamiento de las fracturas ha cambiado radical-
Para las fracturas no desplazadas el tratamiento conser- mente debido al advenimientos de las nuevas técnicas,
vador será el indicado, con un cabestrillo y tratamiento que incluyen implantes rígidos que ayudan a una mejor
sintomático. consolidación (figura 27–21).
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 27–20. Fractura desplazada de clavícula con lesión del plexo braquial.
420 Patologías de hombro (Capítulo 27)
tres casos de fracturas del grupo II, una se trató con pla-
ca en gancho, con evolución de cinco años, ausencia de uso de DacronR y las bandas de tensión con clavos de
dolor y recuperación funcional satisfactoria (figura Kirschner y alambre. Otros autores usan una simple téc-
27–29). Sin embargo, hay varias técnicas para el trata- nica en este tipo de lesiones, que consiste en un cerclaje
miento de esta lesiones, que van desde la osteosíntesis con alambre, el cual da buenos resultados y no requiere
transarticular hasta la técnica con clavo de Kirschner, la su retiro (figura 27–30).
cual proporciona una escasa estabilización y puede pre-
sentar la migración del implante. Las ventajas del clavo
centromedular son:
de la lesión y en el acto quirúrgico con la aplicación de racoclavicular, debido quizá a la influencia de los liga-
placas o clavos centromedulares, por lo que se reco- mentos coracoclaviculares.
mienda que durante la osteosíntesis el periostio sea res- Un acortamiento con angulación anterior ocasiona
petado en la mayor medida posible.15 cambios a nivel de la escápula, generando un desequili-
brio de la cintura escapular con el consiguiente dolor de
Incidencia la extremidad; la mala rotación de la escápula afecta la
orientación de la glenoides en relación con la cabeza
1. De 4 a 15%. humeral.
2. Comúnmente en fracturas del grupo I (diafisia- La no consolidación de la fractura, sobre todo en el
rias), rotadas y segmentarias es de 70% hipertrófi- tercio medio, se presenta donde se unen las dos curvas
cas y 30% atróficas. del hueso y donde anatómicamente hay poco tejido es-
3. Fracturas laterales del grupo II de 10 a 15% de no ponjoso. Los factores que influyen en la no consolida-
unión. ción son la persistencia de un desplazamiento de frag-
mentos generado por la acción del peso de la extremidad
Desde el punto de vista biomecánico, la no unión de la y la acción del músculo pectoral mayor, que desplaza el
fractura con acortamiento de la clavícula disminuye la fragmento en sentido distal e inferior, mientras que el
fuerza muscular en abducción y angulación superior fragmento proximal es elevado por la acción del mús-
con aumento de la versión de la escápula, por lo que hay culo esternocleidomastoideo; mientras ocurre esto en el
que considerar que en el tratamiento quirúrgico se debe sitio de la fractura, los extremos del hueso son estabili-
evitar el acortamiento, sobre todo en los pacientes acti- zados por la acción de los ligamentos, de tal forma que
vos. el hueso es sometido a una considerable tensión, torsión
La no unión de una fractura de clavícula ocasiona do- y rotación, que propicia la no consolidación de la frac-
lor periarticular, fatiga, disminución de la fuerza mus- tura si los fragmentos no son corregidos (figura 27–32).
cular, sensación de inestabilidad y en ocasiones plexo- Entre las causas atribuibles a la producción de la no
patía, además de la inconformidad del paciente. unión se enumeran:
Se han reportado, además de los signos y síntomas
enumerados, datos de compresión neurovascular cuan- 1. Trauma grave que produce una fractura multifrag-
do hay no consolidación de tipo hipertrófico; esta com- mentaria con desplazamiento de los fragmentos.
presión es más frecuente a nivel de la distribución del 2. Interposición de tejidos blandos.
nervio cubital por presión del cordón medial del plexo 3. Inadecuado tratamiento conservador.
braquial.16 4. Inadecuado tratamiento quirúrgico inicial.
Como se sabe, la no consolidación se asocia con fre- 5. Refractura.
cuencia con un acortamiento > de 20 mm, el cual se ob- 6. Necrosis avascular de la clavícula consecutiva a
serva hasta en 50% de las no uniones (figura 27–31). radiaciones (secundaria a resección de tumor en la
La angulación es más marcada cuanto más lateral es cintura escapular).16
la fractura, con una máxima angulación en la unión co- 7. Ausencia de contacto óseo.
8. Pacientes ancianos.
1. Neurológicos.
Figura 27–31. Acortamiento consecutivo a la no consolida- 2. Ortopédicos.
ción. 3. Cosméticos.
Fracturas de clavícula 425
DIAGNÓSTICO
consolidada.
Se puede corroborar el acortamiento mediante la me-
dición de la articulación acromioclavicular a la horqui-
lla de esternón, donde se encontrará una disminución
Figura 27–32. Fractura no consolidada de clavícula. por acortamiento del lado afectado; en la porción poste-
rior del tórax se observará el balanceo de la escápula
afectada debido a la rotación del fragmento distal.
Los estudios radiológicos solicitados para el diag-
En un estudio de las secuelas que ocasionan las fracturas nóstico pocas veces resultan de utilidad, debido a la for-
tratadas por medios conservadores se observó que a 10 ma en “S” del hueso, que no permite distinguir el grado
años de seguimiento 46% de los pacientes consideraron de la deformidad. Se aconseja solicitar un estudio en
que no existía una recuperación completa, 9% tenían proyección PA con inclinación caudal a 15_, una pro-
aún dolor en reposo, 29% sufrían dolor durante sus acti- yección AP con inclinación cefálica de 15_ y una placa
426 Patologías de hombro (Capítulo 27)
TRATAMIENTO
Figura 27–33. Tratamiento de no unión de consolidación de
fractura de clavícula. Interposición de injerto óseo.
Las fracturas de la clavícula siempre se han tratado de Otros autores, como Jupiter y Leffert, reportan unión
manera conservadora. Aunque se han descrito más de ósea en 93.7% de las intervenciones quirúrgicas con
200 métodos de tratamiento cerrado, es cierto que nin- placa e injerto óseo.
gún método es capaz de mantener la alineación de los Otros autores también han reportado sus resultados:
fragmentos, por lo que la deformidad puede ser contem-
plada. En un estudio de 105 pacientes mediante la escala 1. Mansake y Szabo: 100% de consolidación.
de DASH (Disabilities of Arm, Shoulder and Hand) de 2. Eskola y col.: 94.0% de consolidación.
100 puntos, el promedio de DASH fue de 32 puntos, 3. Júpiter: 93.7% de consolidación.
donde 0 equivalió a un resultado perfecto, por lo que el 4. Boehme: 95% de consolidación.
resultado es de regular a malo.17 5. Capicotto: 100% de consolidación.
En una estadística de 52 pacientes que fueron trata- Muchos autores recomiendan el uso de la placa LC–
dos de manera conservadora 31% presentaron compli- DCP, en lugar de la DCP, ya que muestra mayor flexibi-
caciones, que incluían deformidad cosmética, debilidad lidad y es menos propensa a la fatiga; se considera que
de la extremidad afectada y parestesias.18 esta placa es un implante biológico y que la conforma-
Los tratamientos recomendados para estos casos son ción dentada de la placa donde se adosa al hueso reduce
variados y están encaminados a lograr un resultado fun- el contacto y no lesiona la suplencia sanguínea del mis-
cional y estético: mo. Las estadísticas informan que el tiempo de consoli-
dación se reduce en relación con el uso de la DCP.19
1. Osteosíntesis con placa e injerto autólogo u homó- Para el tratamiento de la no unión que amerita inter-
logo. posición de injerto óseo (figura 27–33) por defecto óseo
2. Osteotomía de la clavícula con interposición de el injerto puede ser homólogo de cadáver o autólogo, to-
injerto autólogo u homólogo para restablecer la mado de la cresta iliaca. La técnica consiste en colocar
longitud, la resorción ósea y el acortamiento; se al paciente en posición de silla de playa y hacer el abor-
complementa con osteosíntesis con placa de re- daje siguiendo el borde la clavícula; se reseca el tejido
construcción o DCP. Es importante no producir interpuesto (hueso escleroso), tratando de respetar el
demasiada distracción, ya que puede haber com- periostio para preservar la circulación, y luego se proce-
promiso de las articulaciones acromioclavicular y de a interponer el injerto entre los dos fragmentos pre-
esternoclavicular. viamente preparados mediante la osteosíntesis con LC–
3. Tratamiento con clavo centromedular. DCP de 6 a 8 orificios, colocando injerto esponjoso en
4. Injerto vascularizado con hueso corticoperiostal. el área de no consolidación. El injerto aplicado debe ser
1.5 veces mayor que el defecto óseo de la clavícula.
La corrección por osteotomía y osteosíntesis con DCP, Las estadísticas muestran resultados satisfactorios en
LC–DCP o placa de reconstrucción de 6 orificios más 90% de los casos, con restauración de la longitud de la
injerto óseo es una técnica que genera resultados favora- clavícula y consolidación de la no unión a las 12 sema-
bles. De acuerdo con la bibliografía, en un estudio de 50 nas.
pacientes con un seguimiento de 20 meses se obtuvieron La complicación más frecuente fue la lesión de los
resultados satisfactorios en 40 pacientes, pues se de- nervios supraclaviculares, constituida por hiperalgesia
mostró la consolidación mediante radiología y hubo sa- dolorosa en la parte anterior del tórax y parestesias.
tisfacción del paciente. En los 10 pacientes restantes las En caso de no unión de fractura del extremo lateral
complicaciones incluyeron pérdida del anclaje de la de la clavícula se recomienda el uso de placa en gancho
placa, no unión de la fractura y necesidad de remoción de cuatro orificios o placa en “T”, más injerto óseo; al-
de la placa. gunos autores recomiendan el tratamiento de esta lesio-
Fracturas de clavícula 427
nes con clavos centromedulares o la fijación con mersi- S 96 pacientes (46%) presentaron secuelas.
lene alrededor del fragmento. S 15 pacientes (7%) presentaron no unión.
Hay controversia en cuanto a las lesiones de no unión S 9% de los pacientes presentaron dolor en reposo,
tratadas con clavo centromedular, pues muchos autores 29% dolor durante las actividades y 27% defectos
indican el peligro de la migración del material de osteo- cosméticos.
síntesis; sin embargo, este aditamento se ha modificado
y ya se usó el clavo centromedular de Hagie.20 Los re- Predisposición a las secuelas
sultados con esta técnica son favorables, ya que han per-
mitido la consolidación en 20 semanas, con recupera- S Ausencia de contacto entre los fragmentos.
ción funcional y retorno a las actividades laborales. S Conminución.
La literatura médica incluye el reporte del tratamien- S Pacientes ancianos.
to de las no uniones secundarias a radiaciones, mediante S Hombres–mujeres.24
injerto vascularizado corticoperiostial. El resultado fue
favorable en tres casos, ya que se logró la consolida- Hill
ción.21
S 52 fracturas desplazadas.
S Seguimiento a 38 meses.
Resumen S 15% de casos de no unión.
S 100% de casos de no unión en acortamiento > 20
De acuerdo con la literatura y la experiencia del autor mm.
de este capítulo, las lesiones de clavícula deben ser ma- S 31% de resultados insatisfactorios.
nejadas quirúrgicamente de acuerdo con las siguientes S 25% de dolor residual de moderado a intenso.
indicaciones: S 29% de irritación del plexo braquial.
S Alto porcentaje de no unión con un acortamiento
1. La edad. inicial > 20 mm.
2. El género (el sexo femenino tiende con más fre-
cuencia a la no unión). Otros factores que influyen en
3. El tipo de lesión. el resultado de la no consolidación
4. El grado de desplazamiento y cabalgamiento.
S Alta energía.
S Pacientes ancianos.
En cuanto al tratamiento no operatorio, la literatura mé-
S Conminución.
dica brinda apoyo con información relacionada con:
S Género femenino.
S Interposición de tejidos blandos.25
Historia
Nordquist y col.
S Neer: 0.1% (3 de 2 235).
S Rowe: 1.4% (5 de 566).22 S 225 fracturas del grupo I y seguimiento a 17 años.
S No se indican fechas. S 93% de resultados satisfactorios en fracturas no
S
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Lazarides.23 desplazadas.
S 132 pacientes tratados de manera conservadora S 83% de buenos resultados en fracturas desplaza-
(grupo I). das de dos fragmentos.
S Seguimiento a 30 meses. S 73% de buenos resultados en fracturas desplaza-
S 34 pacientes (25.8%) inconformes con los resulta- das y conminutas.
dos. S 129 fracturas desplazadas.
S 18 mm de acortamiento en hombres y 14 mm en I. Consolidación viciosa en 35% de los casos.
mujeres generaron malos resultados. II. No unión 4.6%.26
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Capítulo 28
Fracturas del extremo proximal del húmero
Daniel Moya
sonas de edad media y avanzada, con las alteraciones en El perfil más frecuente que presentan los pacientes es
la densidad ósea y en la capacidad de rehabilitación que el de baja densidad de masa ósea que sufre un traumatis-
esto conlleva. mo de mediana energía.60 Existen factores de predic-
Por otro lado, las fracturas que se presentan en pa- ción de traumatismo, como caídas previas, bajo nivel de
cientes jóvenes suelen ser el resultado de un traumatis- actividad, falta de equilibrio y dolor en las extremidades
mo de alta energía que determina patrones de fractura inferiores que aumentan el riesgo de fracturas de húme-
complejos. ro en forma estadísticamente significativa.
Las peculiares anatomía, vascularización y biomecá- La asociación entre osteoporosis y predisposición a
nica del hombro son también factores inherentes a la le- caídas ha determinado 12.1 fracturas de húmero por
sión que complican los procedimientos quirúrgicos y la cada 1 000 mujeres al año. Sin embargo, si estos facto-
recuperación posoperatoria. res no se encuentran asociados, la incidencia se reduce
431
432 Patologías de hombro (Capítulo 28)
a menos de la mitad. Estos datos son relevantes porque nivel del troquíter y la cápsula articular. Brookes17 ha
prueban que la prevención puede disminuir en gran me- demostrado que estos vasos pueden garantizar la vascu-
dida la incidencia de estas lesiones. larización de la cabeza humeral aun con la ligadura de
También se pueden presentar estas fracturas en pa- la arteria circunfleja anterior.
cientes jóvenes con buena calidad ósea, y en estos casos El flujo sanguíneo es predominantemente centrípeto,
el mecanismo suele ser un traumatismo de alta energía. por lo que es frecuente la necrosis avascular, en especial
Los accidentes viales y algunos deportes, como el es- en lesiones que involucran la continuidad de la circula-
quí,122 constituyen una causa de creciente frecuencia en ción intraósea, porque afecta las tuberosidades y el cue-
este grupo etario. llo anatómico.83,84 Sin embargo, en fechas recientes han
llamado la atención las variantes del patrón fracturario
que pueden no afectar la circulación como se considera-
ba en un principio. De este modo, si el trazo del cuello
FACTORES QUE INFLUYEN EN
anatómico se extiende distal por debajo de la superficie
EL PRONÓSTICO Y LA ELECCIÓN
articular de su lado medial, se mantiene cierta perfusión
DEL TRATAMIENTO a través de los vasos posteromediales.17
Hertel57 considera que si el fragmento metafisiario
posteromedial, medido desde el cuello anatómico hasta
el reborde fracturario, es menor de 8 mm, la posibilidad
Densidad mineral del hueso de necrosis es altamente significativa. De la misma ma-
nera, una separación mayor de 2 mm entre el punto más
Las fracturas del extremo proximal del húmero son con- medial del fragmento cefálico y el cuello humeral deno-
sideradas las fracturas apendiculares más frecuentes por ta una mayor afectación de la bisagra osteoperióstica
osteoporosis después de las de muñeca y cadera.65 La medial y un mayor riesgo de necrosis.
desmineralización no es sólo un factor de predisposi-
ción, sino que también influye en la indicación y en el
resultado del tratamiento quirúrgico. El grosor de la cor- Desplazamiento de los fragmentos
tical de la diáfisis del húmero es un factor de predicción
más efectivo que la edad del paciente en lo que respecta El extremo proximal del húmero es sometido a la acción
al posible éxito de la fijación interna.130 de importantes fuerzas musculares que en condiciones
normales están en equilibrio, por lo que el mismo se al-
tera en presencia de una solución de continuidad.
Vascularización El deltoides tiende a desplazar a la diáfisis humeral
en sentido proximal, mientras que el pectoral mayor lo
La arteria circunfleja anterior, su rama ascendente y su hace en sentido medial.
prolongación intraósea, y la arteria arcuata son las prin- El manguito rotador ejerce fuerzas deformantes so-
cipales fuentes de riego sanguíneo de la cabeza hume- bre la cabeza humeral y las tuberosidades, y el subesca-
ral. Por medio de la arteria arcuata se producen anasto- pular determina el desplazamiento medial del troquín.
mosis intraóseas con ramas de la arteria circunfleja El troquíter se desplazará sobre todo hacia el espacio
posterior, los vasos metafisiarios y las arterias que nu- subacromial en la medida que la tracción ejercida por el
tren al troquín y al troquíter. La arteria arcuata origina músculo supraespinoso sea mayor o predominantemen-
numerosas ramas que nutren el hueso subcondral.17 te hacia atrás cuando prevalezca la fuerza ejercida por
También se producen importantes anastomosis extraó- el músculo infraespinoso.
seas entre las arterias circunflejas anterior y posterior,
acromiotorácica, supraescapular, subescapular y hume-
ral profunda. Los aportes vasculares a través de las tube- Grado de conminución ósea
rosidades son hoy materia de discusión.49 y separación de los fragmentos
La arteria circunfleja posterior es de mayor diámetro
que la anterior y da origen a vasos posteromediales que Cuanto mayor es la conminución, más difícil será la re-
pasan por debajo de la inserción capsular al húmero para ducción y la contención de la fractura. A mayor separa-
irrigar la parte posterior del troquíter y una pequeña área ción de los fragmentos, mayores serán las posibilidades
posteroinferior de la cabeza humeral. Estos vasos termi- de lesión del periostio y desinserción del mismo. Esto
nan formando una anastomosis con la arteria arcuata a determina un mayor daño circulatorio y también más di-
Fracturas del extremo proximal del húmero 433
ficultades para aprovechar el fenómeno de ligamentota- casos de lesiones agudas como a nivel del hombro. La
xis en el procedimiento de reducción. Por ejemplo, en dificultad de posicionar adecuadamente a un paciente
el caso de un desplazamiento lateral de la cabeza hume- dolorido para realizar las incidencias radiográficas tra-
ral, el periostio pasa por encima del borde cortante del dicionales y el desconocimiento de técnicas alternativas
fragmento diafisiario y es mucho más probable que re- son las principales causas de este frecuente error. Mu-
sulte afectado, por lo que es altamente posible que se le- chos autores han resaltado la importancia de obtener in-
sione el periostio cuando la cabeza humeral está despla- cidencias de perfil que complementen la información
zada más de 6 mm en sentido lateral o más de 9 mm en brindada por las radiografías anteroposteriores.
sentido medial. El desplazamiento de la cabeza tiene Las incidencias básicas para la evaluación de un
siempre un componente de desviación posterior.102 hombro con lesión traumática han sido agrupadas con
el nombre de “serie de trauma” (trauma series) y deben
incluir al menos:
Estado del manguito rotador
1. Una proyección anteroposterior verdadera en el
Los pacientes de edad avanzada suelen presentar una plano de la escápula. Si bien la incidencia antero-
marcada disminución en la resistencia tensional de los posterior clásica brinda información importante,
tendones del manguito rotador y en muchos casos lesio- no permite una visión adecuada de la articulación
nes masivas. Si bien la ausencia del manguito puede de- glenohumeral, donde la cabeza humeral y la glena
terminar que no se produzca un desplazamiento impor- aparecen superpuestas la mayoría de las veces.
tante del fragmento, también es un factor que disminuye La escápula está ubicada en un ángulo de apro-
el rendimiento funcional posterapéutico. ximadamente 45_ con respecto al plano frontal del
tórax. Las radiografías de frente del hombro son
tomadas en realidad de frente al tórax, lo cual de-
Características del paciente termina la obtención de una imagen oblicua de la
articulación glenohumeral, debido a la peculiari-
La selección del paciente es una decisión de fundamen- dad mencionada en la posición de la escápula.
tal importancia para el cirujano. Por ejemplo, en las ar- Para obtener un frente real hay que angular el
troplastias por fracturas se han reportado peores resulta- rayo 45_ de adentro hacia afuera. Otra alternativa
dos en pacientes de sexo femenino y en mayores de 70 es la de rotar al paciente hasta que la escápula se
años de edad. encuentre en contacto total con el chasis radiográ-
En general, en los pacientes de edad avanzada no fico y posicionar el rayo en forma perpendicular
existe una coordinación adecuada de los movimientos, al tórax.
en parte por el dolor, el desequilibrio neuromuscular y Esta incidencia permite ver la interlínea articu-
la falta de fuerza, y en parte por la falta de comprensión lar glenohumeral, que en las incidencias tradicio-
de las indicaciones. De todas maneras, es importante re- nales de “frente” desaparece por la superposición
saltar que se debe tener en cuenta la edad fisiológica so- mencionada. Si esta interlínea no está presente en
bre la cronológica al momento de tomar las decisiones. un frente real se puede sospechar que la superposi-
Se debe evaluar la presencia de lesiones traumáticas ción se debe a una luxación glenohumeral anterior
asociadas y patologías de base, como la diabetes, la en- o posterior. Esta incidencia también es útil para
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
fermedad de Parkinson, la demencia presenil, etc. La obtener una mejor imagen del contorno glenoideo
motivación y la capacidad de colaboración con la reha- (figura 28–1).
bilitación posoperatoria también deben considerarse. 2. Incidencia axilar o a vuelo de pájaro. A pesar de
que fue descrita por Lawrence en 1915,107 hoy en
día esta incidencia se sigue tomando de manera in-
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS correcta.
Originalmente se aconsejó ubicar el miembro
superior entre 70 y 90_ de abducción, dirigiendo
el rayo desde caudal hacia la axila con el chasis en
Radiología la parte superior del hombro. No obstante, se co-
mete el error de tomar una radiografía de frente
En ninguna otra región del aparato locomotor se acepta con el hombro en abducción, es decir, no se respe-
con tanta frecuencia una sola incidencia radiográfica en ta la incidencia axilar.
434 Patologías de hombro (Capítulo 28)
A B
Figura 28–3. A. Proyección anteroposterior de hombro en la que no se observan a simple vista alteraciones de importancia. B.
Incidencia escapular lateral o en “Y” del mismo paciente en la que es evidente la presencia de una luxación posterior.
de afecciones crónicas agregándole las inciden- ticular asociado con una fractura de troquín o a una lu-
cias específicas que sean necesarias. xación posterior, así como una gran ayuda para una me-
jor planificación preoperatoria.
Se considera que en la mayoría de los casos la serie de Si bien la resonancia magnética puede proporcionar in-
trauma brinda información suficiente y no es necesario formación acerca del estado del manguito rotador y del
recurrir a la tomografía computarizada en forma rutina- labrum glenoideo, su utilización no es habitual en los
ria. Se ha demostrado que la tomografía convencional casos de lesiones de fractura.
no aumenta significativamente la fiabilidad o la repro-
ductibilidad de la clasificación de Neer en la mayoría de
los casos;10,112,118,119 sin embargo, hay situaciones espe- CLASIFICACIÓN
ciales en las que la tomografía computarizada es necesa-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A B
Figura 28–4. La tomografía computarizada proporciona importante información acerca del grado de desplazamiento de los frag-
mentos. A. Imagen radiográfica. B. Imagen tomográfica del mismo caso.
A B
Figura 28–5. La tomografía computarizada es de fundamental importancia para evaluar el porcentaje de la superficie articular com-
prometida en fracturas por compresión. A y B. Dos casos de fractura por compresión debida a luxación glenohumeral posterior.
Fracturas del extremo proximal del húmero 437
Tuberosidad Clasificación AO
mayor
centímetro o angulado más de 45_ estaba desplazado; en la producción de estas fracturas, que influyen marca-
si bien en algunos casos específicos este concepto se ha damente el patrón de fracturas. Este abordaje permite
modificado, como se verá más adelante, en términos ge- hacer una mejor elección de la técnica quirúrgica a utili-
nerales se sigue respetando este criterio. Las fracturas zar y la mayor necesidad de aporte de injerto óseo.
se clasifican en no desplazadas o de mínimo desplaza- Tamai y col.127 evaluaron la anatomía de la fractura
miento cuando ninguno de los fragmentos cumple con en 22 pacientes consecutivos, operados por fracturas de
los criterios de desplazamiento mencionados. Cuando tres y cuatro fragmentos. Los hallazgos intraoperatorios
existe desplazamiento se definen sucesivamente fractu- fueron comparados con las radiografías iniciales y se
ras desplazadas de 2, 3 y 4 fragmentos. Si a la fractura observó que ocho de los casos no correspondían a nin-
se le agrega luxación, entonces se hablará de fracturas guna categoría de las clasificaciones de Neer o AO, por
luxaciones de 2, 3 y 4 fragmentos. Por último, las lesio- lo que se propuso incluir la orientación de la superficie
nes que involucran la superficie articular muchas veces articular cefálica como elemento enriquecedor de la cla-
se engloban dentro de los cuadros de fracturas luxacio- sificación de estas lesiones.
438 Patologías de hombro (Capítulo 28)
En 2004 Edelson y col.34 propusieron una clasifica- Este abordaje de la clasificación es muy interesante
ción tridimensional, distinta de las bidimensionales pre- y se aconseja la lectura del trabajo original; además, los
vias, basadas en imágenes radiográficas. Se describió a reportes iniciales indican una significativa fiabilidad in-
partir de los hallazgos de estudios de tomografía com- terobservador.
putarizada tridimensional y clasifica a las lesiones en
cuatro grupos: fracturas a dos partes, fracturas a tres
partes, fracturas en escudo y fracturas aisladas del tro- Discusión
quíter. Las llamadas lesiones “en escudo” están consti-
tuidas por una sección de hueso que comprende el tro- La clasificación de Neer ha sido criticada por varias
quín, la corredera bicipital y el troquíter, y rodea al razones.16,26,73,116,117,126 Court–Brown26 evaluó 1 027
fragmento cefálico. Este tipo de patrón se puede obser- fracturas del extremo proximal del húmero y encontró
var en lesiones multifragmentarias. una mayor incidencia entre las mujeres de 80 a 89 años
Fracturas del extremo proximal del húmero 439
pretar adecuadamente los hallazgos radiográficos. Merecen especial mención las fracturas ocultas o no
Lo más importante para el cirujano es entender que desplazadas de troquíter, descritas por Codman (figura
para una misma fractura puede haber distintos tipos de 28–9), que en general se producen por un mecanismo de
tratamiento según la edad, la calidad ósea y el tiempo compresión contra el acromion o el reborde anterior de
transcurrido entre la fractura y la decisión quirúrgica. la glena. Debido a su pequeña extensión muchas veces
Asimismo, influyen el criterio de selección del paciente pasan inadvertidas, a no ser que se sospeche su presen-
la técnica quirúrgica y la experiencia del cirujano, pero cia y se solicite una tomografía computarizada o una re-
lo que debe ser coincidente es el concepto fisiopatoló- sonancia magnética. En su evolución tardía pueden ser
gico para poder tener un lenguaje común. Brorson18 de- más evidentes en los estudios radiográficos por la reab-
mostró que el entrenamiento específico con la clasifica- sorción de los bordes fracturarios o por la aparición de
ción de Neer mejora en gran medida los resultados de signos de consolidación. Siempre se debe pensar en
su aplicación. Aquí se utilizará para la descripción la ellas en cuadros de dolor postraumático en los que no
clasificación de Neer. existan hallazgos radiográficos claros. Ya Codman aler-
440 Patologías de hombro (Capítulo 28)
tó acerca de su evolución tórpida con dolor intenso y Es muy importante considerar la estabilidad intrín-
marcada incapacidad, y la necesidad de un tratamiento seca de la lesión, sobre todo en las fracturas del cuello
de rehabilitación prologado. quirúrgico. El programa de movilización precoz se apli-
ca en los casos donde la fractura está lo suficientemente
Tratamiento conservador de impactada como para brindar estabilidad al foco. Exis-
las fracturas no desplazadas ten fracturas en las que, si bien no hay desplazamiento,
los fragmentos no se mueven en bloque y la movilidad
Siempre se ha considerado que el tratamiento de elec- precoz sólo genera fuerzas que pueden determinar un
ción para las fracturas del extremo proximal del húmero desplazamiento secundario o la evolución hacia un retar-
no desplazadas es conservador,72,83,86,138,139 y se cree do de consolidación, o una seudoartrosis (figura 28–10).
que el cirujano debe desempeñar una función activa en Se debe sospechar esta situación en fracturas del cuello
este proceso. Se ha demostrado que los programas de re- quirúrgico de trazo horizontal, en especial cuando son
habilitación supervisados en el hogar son igual de efec- muy proximales y es evidente que predomina el meca-
tivos que la rehabilitación convencional.78 nismo de pinzamiento sobre el de compresión. Clínica-
Como en toda lesión del aparato locomotor es esen- mente esto puede ser evaluado solicitándole al paciente
cial descartar el compromiso neurovascular que pueda que realice movimientos pendulares. El observador fija
asociarse y evaluar la posibilidad de otras lesiones trau- la cintura escapular con una mano y con la otra palpa la
máticas. cabeza humeral. La falta de movilidad solidaria de la
Siempre se le debe anticipar a los pacientes la fre- cabeza humeral con la diáfisis y la presencia de crepita-
cuente aparición de hematomas que migran hacia el tó- ciones y resaltos son signos de movilidad anormal en el
rax y la región del codo en los días subsiguientes al trau- foco de fractura. En estas situaciones se indica inmovili-
matismo. Se debe alertar acerca de la necesidad de un zar el hombro con un cabestrillo durante dos o tres se-
tratamiento de rehabilitación prolongado a pesar de la manas y reevaluar al paciente.
imagen aparentemente benigna de la radiografía. En todos los casos se comienza precozmente con
El tratamiento conservador de las fracturas de hom- ejercicios de movilidad del codo, la muñeca y la mano,
bro implica un importante compromiso del paciente en para lo cual se indican los ejercicios de grasping, cuyo
el proceso de rehabilitación para poder obtener un buen fin es evitar el síndrome hombro–mano o la distrofia
resultado. simpaticorrefleja, ahora englobada en los síndromes de
En todos los tipos de fractura se debe cuidar siempre dolor regional complejo tan frecuentes en este tipo de
la movilidad de las articulaciones vecinas, como la es- patología, sobre todo en las personas añosas propensas
capulotorácica, la del codo y la de la mano. a este tipo de fracturas.
Fracturas del extremo proximal del húmero 441
A B
Figura 28–10. A. Fractura no desplazada del cuello quirúrgico. B. La aplicación de movilidad precoz en una lesión sin estabilidad
intrínseca determina la evolución hacia la seudoartrosis.
El programa de recuperación de movilidad se inicia el brazo colgando utilizando un bastón que cumpla el
entre 7 y 10 días posteriores a las fracturas inicialmente doble propósito de evitar el miedo y dar apoyo y seguri-
estables o cuando se logran condiciones de estabilidad dad en la maniobra.
en las inestables. Se ha resaltado una mayor tasa de éxito Los ejercicios de rotación interna son también esen-
en los pacientes que comienzan la rehabilitación antes ciales y se manejan en dos etapas; en la primera se pre-
de los 14 días después del traumatismo.69 Sin embargo, tende llegar con el dorso de la mano a la altura del sacro
Hodgson59 comparó de manera prospectiva los efectos con la ayuda de un bastón, para que la mano afectada sea
de la rehabilitación en las fracturas impactadas estables de movida pasivamente por la del lado sano; en la segunda
dos fragmentos del cuello quirúrgico. Un grupo comen- etapa se comienza el “ascenso” a lo largo del raquis en
zó los ejercicios a la semana y el otro tres semanas des- forma pasiva, con la ayuda de la otra mano en forma di-
pués. En la evaluación a las 16 semanas el grupo rehabi- recta, de una toalla o una polea.
litado precozmente presentó mejor función y menos Las pruebas clínicas y radiográficas de consolida-
dolor, pero a las 52 semanas no existían diferencias esta- ción permiten pasar a un programa de movilidad activa
dísticamente significativas en este sentido. El método y ejercicios isotónicos de fortalecimiento muscular. Se-
de rehabilitación utilizado podría ser la causa de la dife- gún la tolerancia se incorpora la elongación con carga
rencia en los resultados. y se avanza en el fortalecimiento muscular. Varios auto-
Los ejercicios pendulares descritos por Codman en res han reportado buenos resultados con este méto-
1934 siguen siendo útiles en estos casos, como una ma- do.72,83,86,97
nera de lograr una recuperación mínima de movilidad Platzer97 obtuvo 97% de buenos resultados con el tra-
en forma indolora y para generar confianza y seguridad tamiento conservador de las fracturas de troquíter con
en el paciente. Se incorpora la terapia con poleas y ejer- menos de 5 mm de desplazamiento, pero resaltó mejo-
cicios pasivos de flexión anterior y rotaciones en decú- res resultados en los pacientes jóvenes que en los año-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
bito dorsal de acuerdo con la tolerancia. Es esencial ins- sos. Sin embargo, Koval y col.69 hicieron un seguimien-
truir a los pacientes en los ejercicios para que puedan to de 22 meses de fracturas estables tratadas en forma
llevarlos a cabo entre tres y cinco veces por día en su conservadora y reportaron una limitación funcional sig-
casa, y participen en el plan de rehabilitación supervisa- nificativa en 42% de los casos y dolor residual en 67%
do. Se debe trabajar con intensidades progresivas en an- de los pacientes. Tejwani y col.129 han alertado que se le
gulación y esfuerzo. Es clave cumplir con la regla del debe advertir al paciente acerca de la frecuente disminu-
no–dolor o del dolor mínimo durante la ejecución de los ción del rango de movilidad del hombro a causa de estas
ejercicios. La flexión anterior se recupera de manera lesiones.
progresiva con la ayuda de una polea y con ejercicios a El mismo Neer afirmó que el hecho de tratarse de
favor de la gravedad en decúbito dorsal. Paralelamente fracturas no desplazadas no garantiza un buen resultado
se deben realizar ejercicios de rotación externa, con el y que, al contrario, el tratamiento es complicado y largo.
fin de elevar el miembro por encima de la cabeza, los Incluso se han descrito casos de necrosis y artrosis pos-
cuales se pueden iniciar en posición supina y luego con traumática en este tipo de lesiones.87
442 Patologías de hombro (Capítulo 28)
A B
Figura 28–11. A. Imagen radiográfica donde se observa la superposición del troquín fracturado en un caso de luxación glenohu-
meral posterior. B. Reconstrucción tridimensional del mismo caso (A. Escápula. B. Troquín. C. Lecho fracturario en húmero).
Fracturas del extremo proximal del húmero 443
LF
A B C
Figura 28–12. A. Imagen axial de tomografía computarizada de fractura de troquín no asociada con inestabilidad. B. Reconstruc-
ción tridimensional del mismo caso (LF = lecho fracturario; T = troquín). C. Otra vista de la reconstrucción tridimensional.
cie humeral y bloquea la rotación interna, se indica su de troquíter. Se ha visto esta relación sobre todo en los
reposición y contención quirúrgicas con tornillos canu- pacientes de mayor edad en los casos de luxaciones agu-
lados o suturas no reabsorbibles. Se ha reportado la aso- das.111 Se ha resaltado que, cuando una luxación ante-
ciación de neuropraxia del nervio axilar o circunflejo rior se vincula con una fractura de troquíter bien conso-
por efecto del fragmento.75 lidada, el riesgo de recidiva es muy bajo.139
El mecanismo de lesión está determinado por fuerzas
Técnica quirúrgica de pinzamiento debido al desplazamiento anterior del
húmero, que determina una contracción contraria del
manguito rotador en forma brusca.48 Últimamente el
Se utiliza un abordaje interdeltopectoral limitado, como
mecanismo clásico ha sido puesto en duda ante el ha-
para una inestabilidad glenohumeral anterior, donde
llazgo de 25% de casos en los que se encuentra un des-
después de incidir la aponeurosis clavipectoral y sepa-
plazamiento anterior del troquíter en las pruebas radio-
rar a medial del tendón conjunto coracobicipital se ob-
gráficas.6
serva el hematoma fracturario y entonces se busca el
Se ha analizado específicamente la confiabilidad de
fragmento hacia la zona medial. Se liberarán las adhe-
los estudios radiográficos para la evaluación de las frac-
rencias que afecten el subescapular con precaución de
turas de troquíter, ya que estas lesiones muchas veces
no afectar el nervio axilar. Si la porción larga del bíceps
puede pasar inadvertidas en el examen inicial (figura
se encuentra inestable, se deberá tenodesar. Además de
28–13).92 Se aconseja el uso de proyecciones radiográ-
reponer y contener el troquín, es importante practicar el
ficas múltiples, en especial la incidencia de frente en
cierre del intervalo muscular de los rotadores. Se debe
30_ de rotación externa, que permite ver desplazamien-
asegurar que los tornillos convencionales, en caso de
tos leves del troquíter al desplegar el perfil del mismo.95
usarlos, no bloqueen la rotación interna.
La proyección axilar permitirá detectar desplaza-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A B C
Figura 28–13. Paciente de 20 años de edad con antecedente de accidente en motocicleta, que presentaba dolor e impotencia
funcional sin un diagnóstico preciso. Se le había propuesto una artroscopia diagnóstica. A. La radiografía inicial muestra una
muesca en el área del troquíter (A). B. Una incidencia más oblicua evidencia el fragmento avulsionado (A) y el lecho fracturario
(B). C. Radiografía posoperatoria en la que se observa el fragmento repuesto en su lugar y fijado con sutura.
importante bloqueo funcional. Una variante de la frac- del patrón anterior. Debido a que dicho fragmento que-
tura es la avulsión del troquíter, situación que se observa da ubicado por detrás de la cabeza del húmero es posible
entre las personas jóvenes y que es un equivalente de las que no se reconozca al principio, cuando el estudio ra-
roturas del manguito rotador en los pacientes de mayor diográfico es insuficiente, pero se hace evidente en la
edad. Es un fragmento muy pequeño que puede pasarse incidencia de frente en rotación interna y en la proyec-
por alto en una radiografía anteroposterior de rutina, por ción axilar.
lo que se recomiendan la proyección de Rockwood107 Sobre todo en el patrón de desplazamiento superior
con 30_ de desviación caudal, para evaluar el espacio se bajó el límite que describiera Neer, por lo que se con-
subacromial, y la resonancia magnética. sidera desplazado un fragmento que presente una sepa-
En el segundo patrón de desplazamiento predomina ración mayor de 5 mm, aunque algunos autores refieren
la tracción del infraespinoso y del redondo menor que 3 mm en pacientes que se dedican a practicar deportes
desplazan el fragmento hacia atrás (figura 28–15), el de lanzamiento, debido a la posibilidad de fricción sub-
cual es de mayor tamaño que el que se observa en el caso acromial secundaria. Por otra parte, se ha estudiado el
A B
Figura 28–14. Fractura de troquíter con desplazamiento predominantemente superior. A. Imagen preoperatoria. B. Imagen poso-
peratoria.
Fracturas del extremo proximal del húmero 445
A B
C D
Figura 28–15. Paciente con fractura con desplazamiento posterior con cuatro meses de evolución que fue operada, ya que quien
la asistió al principio no reconoció la lesión. A. Radiografía en rotación interna. B. Proyección a vuelo de pájaro (T = fragmento
desplazado). C y D. Radiografía posoperatoria.
efecto biomecánico del desplazamiento y entonces un bargo, se debe resaltar que los fragmentos de troquíter
desplazamiento posterosuperior de 1 cm del troquíter presentan una conminución mayor que la que se observa
determina un aumento de 29% en la fuerza requerida en los estudios radiográficos.
por el deltoides para abducir el miembro superior.15
La indicación para las fracturas desplazadas de tro- Técnica quirúrgica a cielo abierto
quíter es eminentemente quirúrgica a excepción de las
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
que se vinculan con luxación glenohumeral anterior, que Se utiliza un abordaje anterolateral centrado en el ángu-
con mucha frecuencia presentan una buena reubicación lo anterior del acromion siguiendo las líneas de Langer
al reducir la luxación y son tratadas de manera conser- (figura 28–16). Se incide el tejido celular subcutáneo y
vadora con un estricto control radiográfico desde su se conforman dos colgajos: uno medial y uno lateral.
evolución hasta la consolidación. La persistencia del Entonces queda expuesto el deltoides, que se incide en
desplazamiento lleva a cuadros de consolidación vicio- el rafe entre el vientre anterior y el medio. No debe ex-
sa o de seudoartrosis, que determinan la limitación fun- tenderse la disección más de 5 cm en sentido distal para
cional y el dolor. no afectar el nervio circunflejo. Pocas veces se requiere
La técnica de elección es a cielo abierto con sutura desinsertar el deltoides a nivel de su fijación cefálica al
del troquíter al lecho fracturario y reparación del man- acromion para acceder al espacio subacromial. En el
guito rotador. Puede contemplarse la reducción a cielo caso de una fractura aguda es posible que se encuentren
cerrado en los casos de fragmentos de tamaño suficiente hematoma y bursitis; entonces se lava el hematoma y se
como para alojar el material de osteosíntesis. Sin em- practica una bursectomía parcial para visualizar el lecho
446 Patologías de hombro (Capítulo 28)
Cuello quirúrgico
Figura 28–16. Abordaje quirúrgico.
El cuello quirúrgico representa el área más débil del
extremo proximal del húmero por debajo de las tubero-
sidades y constituye las fracturas más frecuentes del ex-
fracturario y el fragmento desplazado. La ventaja de tremo proximal del húmero. Para algunos autores han
este tipo de lesión es que a través de una incisión peque- representado hasta 50% de sus series.77 Su incidencia es
ña se puede llegar al foco de la fractura mediante la rota- alta en los ancianos y en las personas jóvenes casi siem-
ción y extensión del brazo. El fragmento casi siempre pre son el resultado de traumatismos de alta energía.
está mucho más conminuto que lo que se puede sospe- Neer subclasificó estas fracturas en tres subtipos:
char en el estudio de las imágenes radiográficas. conminutas, impactadas y separadas. Court–Brown y
En los casos ya viejos se observan fibrosis y osteoide, col.26 llevaron a cabo un estudio prospectivo de cinco
que deben ser resecados. Es importante considerar que años en el que evaluaron la epidemiología de las fractu-
el área del troquíter que se visualiza mejor es la antero- ras separadas mediante el análisis de 126 casos. La edad
inferior, ya que normalmente la región posterosuperior promedio de aparición en su serie fue de 72 años y re-
está cubierta por la inserción del manguito rotador. sultó muy infrecuente en los pacientes menores de 50
Una vez que el fragmento es liberado de adherencias años de edad.
se pasan puntos de sutura no reabsorbible del No. 5, en Son lesiones extracapsulares en las que no suele
especial a través de la unión del tendón al hueso, que comprometerse la irrigación sanguínea del fragmento
suele ser el área de mayor solidez debido a la osteoporo- proximal. El fragmento distal tiende al desplazamiento
sis y la conminución del fragmento desplazado. El mis- anterior debido a la menor resistencia del periostio de
mo es repuesto al lecho fracturario mediante una suave esa zona, en comparación con el posterior, que actúa
tracción hacia delante y en sentido caudal y lateral, más como bisagra (figura 28–17). Además, la tracción del
la fijación con puntos transóseos. Otra alternativa es la pectoral mayor favorece el desplazamiento medial y su
sutura no reabsorbible del No. 5, que pasa del fragmento rotación interna. El desplazamiento posterior es mucho
hacia el húmero; se puede completar el montaje con un mejor tolerado que el desplazamiento en varo o el ante-
dispositivo que absorbe tracciones en 8 con una toma rior.
distal en la diáfisis humeral. También se ha recurrido a Es esencial la evaluación de estas fracturas con estu-
los arpones fijados en el lecho fracturario, cuyas suturas dios radiográficos completos, pues en muchas ocasio-
atraviesan el fragmento para anudarse sobre el mismo. nes se subestima el grado de desplazamiento y el déficit
En los pacientes jóvenes con buena cortical y un frag- funcional que determinará como secuela. El desplaza-
mento sólido pueden dar buen resultado los tornillos de miento anterior favorece las seudoartrosis y las consoli-
esponjosa, en especial cuando la fractura se prolonga daciones viciosas que ocasionan limitaciones en la fle-
hacia distal e incluye cortical de la metáfisis. xión anterior. También se debe descartar la asociación
Para que exista un desplazamiento de la fractura in- de fracturas no desplazadas de las tuberosidades. Se ha
defectiblemente deben asociarse lesiones longitudina- reportado que los principales factores de predicción de
Fracturas del extremo proximal del húmero 447
A B C
D E
Figura 28–18. Caso de fractura desplazada de cuello quirúrgico (A) tratada con una osteodesis percutánea (B y C). D y E. Imáge-
nes finales de la fractura consolidada.
posible migración.4,66,107 Otra alternativa es el uso de pliado. Siempre es importante tomar las máximas pre-
tornillos canulados con el mismo procedimiento de in- cauciones para preservar la vascularización y este tipo
serción. Se ha reportado 70% de buenos resultados con de lesión no se asocia con una alta incidencia de necro-
la utilización de este método.62 Es importante remarcar sis. La contención con placa y tornillos convencionales
que está contraindicado en fracturas que presenten con- ha sido muy utilizada (figura 28–19), pero se vinculó
minución, en especial del calcar, o malas corticales, y en con complicaciones posoperatorias, como fricción sub-
pacientes en los que por existir lesiones asociadas se acromial debida a un posicionamiento demasiado cefá-
pretenda una movilidad precoz. lico de la misma, tendinitis de la porción larga del bíceps
La reducción a cielo cerrado puede ser imposible en y aflojamiento en casos de hueso osteoporótico. Koval
caso de interposición de partes blandas, como la porción y col.69 evaluaron 10 métodos de fijación de las fractu-
larga del bíceps, la cápsula articular o la musculatura. ras de cuello quirúrgico del extremo proximal del húme-
Cuando la reducción a cielo cerrado no es posible o ro y encontraron que las placas convencionales eran el
se considera desde un inicio la necesidad de un abordaje método más efectivo para el hueso no osteoporótico,
quirúrgico se emplea el abordaje interdeltopectoral am- pero en el caso de hueso osteoporótico su efectividad
Fracturas del extremo proximal del húmero 449
A B C D
E F G
Figura 28–19. Fractura desplazada de cuello quirúrgico (A) en una paciente con antecedentes de inestabilidad glenohumeral reci-
divante vinculada con una luxación anterior de hombro reductible, pero incoercible (B). Se practicó la reparación del labrum glenoi-
deo, plicatura capsular, reducción del foco y estabilización con una placa convencional (C y D) con buen resultado funcional (E,
F y G).
era muy disminuida. Esto determinó que la inserción de complicaciones y ampliado el espectro de indicaciones
placas con tornillos resultaba muy riesgosa para este (figura 28–20).
tipo de fracturas. Sin embargo, el advenimiento de pla- La fuerza de tracción necesaria para extraer un torni-
cas bloqueadas, adaptadas a la topografía del extremo llo bloqueado unicortical es 60% mayor que la de un
proximal del húmero, ha disminuido en gran medida las clavo bicortical estándar.44
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A B C D E
Figura 28–20. A y B. Mismo caso de la figura 28–17 después de la reducción y contención con una placa acerrojada. C. Movilidad
pasiva a los diez días. D y E. Movilidad a los dos meses.
450 Patologías de hombro (Capítulo 28)
A B C D E
F G H I
Figura 28–21. Imagen anteroposterior (A) y escapular lateral (B) de un fractura a tres fragmentos del extremo proximal del
húmero. La tomografía computarizada (C) muestra la conminución del troquíter y la conservación de la corredera bicipital. Imáge-
nes posoperatorias de frente (D), escapular lateral (E) y axilar (F). La movilidad posoperatoria (G, H e I) fue muy buena, pero con
el paso de los meses se presentó un cuadro de necrosis cefálica.
glena, por lo que algunos autores las han llamado fractu- de las fracturas a cuatro partes que está entre los casos
ras luxaciones laterales, aunque la cabeza humeral pue- no desplazados y la fractura clásica de cuatro fragmen-
de estar desplazada lateralmente, impactada sobre la tos.87 Si no existe un desplazamiento lateral del frag-
diáfisis y luxada hacia delante, hacia atrás o hacia el in- mento cefálico, el periostio medial puede conservarse
ferior. El troquíter suele estar desplazado hacia atrás y intacto, lo cual permite la persistencia del aporte sanguí-
arriba por la acción de los rotadores externos, el troquín neo a través de los vasos posteromediales originados en
puede estar desplazado en dirección medial por acción la arteria circunfleja posterior. Neer resaltó que este tipo
del subescapular y el extremo proximal de la diáfisis de variante es poco frecuente en la práctica habitual.
puede estar desplazado en sentido medial por la tracción
ejercida por el pectoral mayor. Opciones terapéuticas
La cabeza humeral pierde su continuidad con las tu-
berosidades y se debe sospechar un importante compro- Jakob64 recomendó para las fracturas impactadas en
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
miso de su vascularización (figura 28–24). En algunos valgo la reducción abierta o a cielo cerrado. La tasa de
casos la cabeza humeral es un simple casquete de cartí- necrosis cefálica fue de 50% en el primer grupo de pa-
lago con un capa de hueso subcondral de poco espesor, cientes que trató y de 26% en el segundo. Esto quiere
que evidencia la pérdida de su viabilidad. La tasa de ne- decir que no debe considerarse que la posibilidad de ne-
crosis encontrada en estas lesiones varía de 21 a 75%, crosis está totalmente ausente en este tipo de lesiones,
según los distintos autores.83,84,86,107,108 pero es menor que en las fracturas clásicas de cuatro
Muchas publicaciones han resaltado la importancia fragmentos. Es cierto que en muchos pacientes, sobre
de distinguir las fracturas a cuatro partes impactadas en todo en los añosos, la necrosis cefálica es bien tolerada
valgo (figura 28–25) a partir de la descripciones de Ja- y puede ser manejada en forma conservadora. Otra al-
cob en 1984.29,58,63,64,82,100,105 En su nuevo trabajo sobre ternativa propuesta es el uso de clavijas de Kirschner re-
la clasificación de las fracturas del extremo proximal forzadas con una banda de tensión de alambre.29
del húmero, publicado en 2002, Neer se refiere a la frac- Resch100 reportó sólo 9% de necrosis cefálica en 22
tura a cuatro partes impactada en valgo como un subtipo pacientes, aunque el grado de desplazamiento real en
452 Patologías de hombro (Capítulo 28)
A B C
D E
Figura 28–22. A. Fractura a tres fragmentos de tres semanas de evolución. B. Se practicó un cerclaje con sutura no reabsorbible
del troquíter, a la cabeza del húmero y la diáfisis, y estabilización del cuello quirúrgico con clavijas. C, D y E. La paciente presentó
una recuperación indolora de la movilidad sin trastornos en la vascularización de la cabeza humeral.
estos casos fue discutido por Neer, quien consideró que impactada está presente. El trazo de fractura deberá ser
muchos de los pacientes de la serie presentaban fractu- distal a la zona de ingreso en el hueso de los vasos poste-
ras no desplazadas. Robinson y Page105 han aconsejado romediales. Este punto casi siempre se localiza inme-
el uso de reducción a cielo abierto, el aporte de sustituto diatamente distal respecto del borde distal del cartílago
óseo y su contención con tornillos canulados, además de articular de la cabeza del húmero. La conminución del
placas de sostén en casos necesarios. De un total de 25 calcar también constituye un mal pronóstico. Un mayor
pacientes, 11 presentaron lesiones de más de 2.5 cm, las desplazamiento lateral del fragmento cefálico es un in-
cuales fueron reparadas. Todos los pacientes presenta- dicador indirecto de un mayor riesgo de lesión de la bi-
ron consolidación de la lesión ósea y los 12 que fueron sagra perióstica por la que acceden los vasos posterome-
seguidos durante dos años presentaron una función sa- diales.
tisfactoria. Incluso se ha propuesto la “menor fijación En el caso de las fracturas típicas de cuatro fragmen-
posible” para este tipo de lesiones, o sea, el abordaje a tos puede intentarse la reducción y osteosíntesis en pa-
cielo abierto y el uso de suturas sin aporte óseo, y se han cientes jóvenes, pero la indicación clásica es en general
referido buenos resultados.58 la hemiartroplastia (figura 28–26) debido al alto riesgo
Sin duda, la correcta elección del caso es esencial de necrosis cefálica. Este procedimiento es altamente
para obtener un buen resultado. No se deben sobrediag- demandante para el cirujano y tiene un resultado funcio-
nosticar las lesiones impactadas en valgo y tratar como nal muy variable. Uno de los factores clave es la adecua-
tales las fracturas con mínimo desplazamiento. Tam- da selección del paciente, pues se requiere su colabora-
bién se debe evaluar la viabilidad cefálica si la lesión ción durante el posoperatorio.
Fracturas del extremo proximal del húmero 453
A B C
E F G
Figura 28–23. Paciente de 75 años de edad con fractura a tres fragmentos del extremo proximal del húmero (A y B). Se practicó
hemiartroplastia (C y D) con buena recuperación posoperatoria (E, F y G).
El uso de prótesis reversas agrega, sin duda, más ele- el manejo de las secuelas de fracturas del extremo proxi-
mentos controversiales, y se puede indicar para no de- mal del húmero.20
pender de la consolidación de las tuberosidades. En de-
terminados casos el uso de la prótesis reversa sirve para
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A B C
D E F
Figura 28–26. Fractura a cuatro fragmentos con trazo a nivel cefálico de tres semanas de evolución (A y B). Se practicó hemiartro-
plastia de hombro (C y D) con una evolución favorable (E y F).
Técnica de mínima invasión gancho. De ser necesario se aplica un injerto óseo para
rellenar el espacio del hueso esponjoso colapsado. Lo-
grada la reducción se implantan bajo control radioscó-
Con el paciente en posición de silla de playa se practica pico clavijas de punta roscada de 2.7 mm o clavijas guía
lo que se llama un “portal de reducción”, por el cual se para el implante de tornillos canulados. Es importante
introducirá instrumental para reducir los fragmentos considerar que si las clavijas quedan implantadas a me-
óseos. Se practica de manera longitudinal entre 2 y 3 cm nos de 2 cm del trazo de fractura, la cortical lateral podrá
en sentido distal del ángulo anterolateral del acromion; sufrir soluciones de continuidad que afecten la estabili-
tiene una extensión de 2 cm y se encuentra por fuera de dad de la osteodesis. La técnica de implante para la fija-
la porción larga del bíceps.46 Las fibras del deltoides son ción del trazo del cuello quirúrgico es similar a la men-
divulsionadas cuidadosamente para no lesionar las ra- cionada al describir las fracturas desplazadas a dos
mas del nervio circunflejo. fragmentos en esta región. La contención ideal de las tu-
La corredera bicipital es el área de mayor densidad berosidades se hace con tornillos canulados de 4.5 mm.
ósea del extremo proximal del húmero y tiende a respe- Para fijar el troquíter se va de la zona posterolateral ha-
tarse. El trazo fracturario entre el troquín y el troquíter cia la anteromedial cruzando la dirección del material
suele ubicarse verticalmente entre 0.5 y 1 cm por fuera que fija el cuello quirúrgico. Se introduce aproximada-
de la corredera bicipital. Por el portal de reducción se in- mente a 1 cm distal a la inserción del manguito rotador
troduce un instrumento romo que pasa entre las tubero- hacia la corteza medial.
sidades y eleva el fragmento cefálico para reconstruir el
ángulo normal del calcar. Este paso corrige indirecta- Técnica de artroplastia
mente la posición de las tuberosidades mediante un me-
canismo de ligamentotaxis. El reposicionamiento de las La técnica quirúrgica de las artroplastias glenohumera-
tuberosidades se completa con la ayuda de un pequeño les en fracturas es altamente demandante y exige un en-
Fracturas del extremo proximal del húmero 455
trenamiento previo en cirugía de hombro y en artroplas- vena cefálica se desplaza en dirección lateral, ya que la
tias del mismo en casos menos complejos. Es muy mayoría de sus aportes venosos llegan desde ese lado.
importante aprovechar el momento inicial y el primer En ciertos casos es difícil ubicar la vena, pues puede es-
gesto quirúrgico, ya que las cirugías diferidas o secunda- tar entre las fibras del deltoides. Es útil tratar de locali-
rias a otro procedimiento presentan peores resultados. zarla en el sentido más proximal posible en el surco
Rockwood108 resumió los pasos esenciales del proce- interdeltopectoral, porque a ese nivel es más fácil reco-
dimiento quirúrgico en cuatro factores esenciales: nocer el plano de clivaje entre los dos músculos. No es
necesaria la desinserción del deltoides a proximal. La
1. Implantar una prótesis de tamaño adecuado para sección de la porción proximal de la inserción humeral
el paciente. del pectoral mayor extiende el campo en sentido distal.
2. Restaurar la longitud. Una clave indirecta de una Se debe levantar la porción tendinosa del pectoral que
fijación correcta de la prótesis en lo que respecta corresponde a su cabeza esternal para que al seccionarla
a su altura es que la parte más alta de la cabeza del no se lesione el tendón de la porción larga del bíceps que
húmero se encuentre a 5.6 cm del borde proximal corre inmediatamente por debajo.
de la inserción humeral del pectoral mayor.23,41 El deltoides se separa en dirección lateral y el pecto-
3. Lograr una retroversión de 20 a 25_. Boileau13 de- ral mayor en sentido medial para enfrentar la fascia cla-
mostró que al aumentar la retroversión se incre- vipectoral. La fascia se aborda a nivel del borde lateral
menta el riesgo de falla de fijación del troquíter. del tendón del coracobíceps. Es importante tener en
4. Conseguir una fijación firme de las tuberosidades. cuenta que en los pacientes musculosos el borde lateral
La seudoartrosis del troquíter se vincula con una del tendón conjunto está situado más lateralmente que
mayor incidencia de rigidez posoperatoria.42 lo habitual. La sección proximal de la fascia debe ha-
cerse con cuidado en sentido proximal, ya que a este ni-
El paciente se coloca en posición semisedente con las fi- vel se condensa formando el ligamento acromiocora-
jaciones y precauciones habituales de toda cirugía de coideo, cuya integridad debe ser conservada. Debido al
hombro. Es muy importante que el miembro superior hematoma fracturario la aponeurosis suele presentarse
quede libre para poder trabajar con comodidad en el ca- tensa y la incisión puede ocasionar la salida del derrame
nal medular. sanguíneo. El lavado del hematoma es fundamental,
Se utiliza un abordaje interdeltopectoral extendido para enseguida poder ubicar y palpar los nervios axilar
que parte de la clavícula y cruza oblicuamente la cora- y musculocutáneo y evitar su lesión. El próximo paso
coides para dirigirse en sentido caudal y lateral hacia la consiste en ubicar el tendón de la porción larga del bí-
unión del tercio superior con el tercio medio del húmero ceps, que es de gran importancia para identificar el tro-
(figura 28–27). El espacio interdeltopectoral se aborda quín y el troquíter. No hay que olvidar que quizá no se
entre el borde del deltoides y el del pectoral mayor. La encuentre el tendón, debido a su desgarre cuando ocu-
rrió el traumatismo. En este caso la opción alternativa
consiste en ubicar la corredera bicipital, que es de gran
densidad ósea y suele estar preservada al menos parcial-
mente, para poder distinguir las tuberosidades. Lo que
se encuentra dentro de estas estructuras es el troquín y
lo que se encuentra fuera es el troquíter. Si bien esta
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suturas no reabsorbibles del No. 5, de preferencia pasa- ción entre el punto más alto de la cabeza humeral y el
das entre el fragmento óseo y las inserciones tendinosas, punto más alto del troquíter es también muy importante,
ya que los fragmentos suelen tener una mala densidad ya que el primero debe situarse a unos 6 mm proximales
ósea y es frecuente que la sutura cizalle el hueso. respecto del segundo. La presentación de los fragmen-
Una vez separadas las tuberosidades se extrae la ca- tos tuberositarios en su posición original y el cálculo de
beza humeral con todo cuidado, ya que servirá como la altura del calcar perdido son también factores a consi-
orientación para valorar el tamaño del componente ce- derar. Se han desarrollado torretas con la intención de
fálico a implantar y será fuente de hueso esponjoso que facilitar este paso, pero su practicidad es discutida.
se utilizará como injerto. La cabeza protésica debe apro- Con la prótesis en posición se avanza al próximo cál-
ximarse lo más posible a la altura y al radio de curvatura culo del grado de retroversión (figura 28–29). Para ello,
de la extracción. Algunos sistemas incluyen plantillas hay que dejar la prótesis dentro del canal medular para-
para medir el fragmento cefálico extraído. Cuando el es- lela al piso y en posición neutra, y utilizar el antebrazo
tado de deterioro de la cabeza humeral impida utilizarla con el codo en flexión a manera de goniómetro. Se le
para calcular la medida se recurre a la medición de la asigna un valor de cero a la posición donde la mano
glena con las plantillas correspondientes, para así infe- apunta hacia el techo y todo lo que la mano gire desde
rir la medida del componente cefálico. ese punto hacia fuera constituirá el ángulo de retrover-
Después de esto se lleva el brazo a la extensión del sión: a mayor rotación externa, mayor retroversión. En
hombro y se hace procidir el extremo proximal del com- la actualidad se considera que el ángulo ideal va de 20
ponente diafisiario entre las partes blandas. Este paso se a 30_. Una vez lograda la posición buscada se marca
puede llevar a cabo adecuadamente sólo si es posible sobre el hueso un reparo (puede ser con bisturí eléctrico)
poner el miembro superior fuera de la mesa de operacio- que coincida con una referencia en la prótesis, para ce-
nes. Los hematomas y fragmentos óseos se extraen del mentarlo en la posición previamente medida.
canal medular. De acuerdo con el tipo de prótesis se La prótesis se puede fijar con gasas o con la torreta
cuenta con distintas medidas de fresas para trabajar el de prueba, de manera que se pueda evaluar su movilidad
canal y limpiarlo, e implantar el tallo de prueba con la y estabilidad. También se revisan las tuberosidades para
cabeza previamente medida. comprobar que se ubiquen en el lugar donde se desea re-
El control de la altura a la que se practica la fijación implantarlas; la ausencia de tensión en la cápsula poste-
del tallo humeral se hace introduciéndolo en el canal rior se controla dejando caer libremente el antebrazo so-
medular y ejerciendo tracción axial en sentido distal so- bre el abdomen con el codo en flexión y el hombro en
bre el húmero desde el codo, con el brazo en rotación rotación interna, y también se evalúa el subescapular al
neutra y paralelo al piso (figura 28–28). También se realizar rotación externa.
toma como punto de referencia la distancia entre el ex- Después de elegir las medidas definitivas se pueden
tremo superior de la cabeza del húmero y el borde proxi- ensamblar el tallo y la cabeza. Otra alternativa, en espe-
mal de la inserción humeral del pectoral mayor. La rela- cial cuando se tiene menos experiencia, implica realizar
Fracturas del extremo proximal del húmero 457
FRACTURAS LUXACIONES
berosidades con sutura no reabsorbible del No. 5 (figura zamiento de fragmentos aún no desplazados y lesiones
28–30). Algunos autores prefieren la fijación con cable neurovasculares.
metálico porque la consideran más segura.70,88 La fija- Robinson106 subclasificó a las fracturas luxaciones
ción se practica en forma horizontal entre las tuberosi- anteriores en dos tipos. En el tipo I se mantienen las in-
dades pasando por orificios en la prótesis y en forma serciones capsulares en la cabeza humeral y la irriga-
vertical oblicua a través de perforaciones en la diáfisis. ción sanguínea.
Frankle43 aconseja el uso de un cerclaje circunferencial En estos casos se indican el abordaje a cielo abierto
medial para lograr una mejor fijación. No debe existir y la osteosíntesis (figura 28–32).
ningún remanente de cemento en el área de contacto en- Trupka y col.131 reportaron una serie de 21 fracturas
tre las tuberosidades y la diáfisis, y debe cerrarse el in- luxaciones de tres y cuatro fragmentos, y concluyeron
tervalo de los rotadores. Existe una tendencia cada vez que la luxación no incrementa el riego de necrosis en los
mayor a practicar la tenodesis o tenotomía de la porción pacientes no ancianos tratados precozmente con técni-
larga del bíceps. cas de fijación estable.
458 Patologías de hombro (Capítulo 28)
A B C D
E F G H
Figura 28–31. A y B. Fractura luxación anterior de hombro a tres fragmentos de dos semanas de evolución en una paciente de
70 años de edad (A = glena; B = cabeza humeral; C = troquíter). C y D. En las radiografías posoperatorias se muestra la correcta
posición del troquíter. E, F, G y H. La paciente recuperó la movilidad, llevando actualmente 12 años de posoperatorio.
En el tipo II existe un marcado deterioro de las inser- alterada y la indicación ideal es la hemiartroplastia. Se
ciones capsulares y falta de aporte circulatorio a la ca- puede contemplar con reparos el uso de osteosíntesis en
beza humeral, por lo que el riesgo de osteonecrosis es pacientes jóvenes con buena calidad ósea.
elevado. En los pacientes de edad avanzada se debe eje-
cutar una hemiartroplastia (figura 28–31), pero en los pa-
cientes jóvenes la elección terapéutica es muy contro- Fracturas que involucran
versial, por lo que la decisión definitiva dependerá de la la superficie articular
experiencia del cirujano y de una profunda conversación
con el paciente y su familia. En las fracturas luxaciones Este tipo de fracturas representan cerca de 3% de las
de cuatro fragmentos la vascularización está gravemente fracturas del extremo proximal del húmero108 e inclu-
A B C D
Figura 28–32. Fractura luxación posterior con fractura desplazada de troquín y no desplazada del cuello quirúrgico. A. Imagen
anteroposterior (A = troquín; B = glena; C = troquíter). B. Imagen de la tomografía computarizada (A = troquín). C y D. Se utilizó
una placa acerrojada para contener la fractura del cuello quirúrgico y tornillos canulados para fijar el troquín.
Fracturas del extremo proximal del húmero 459
A B C
Figura 28–33. A y B. Luxación glenohumeral posterior que determinó fractura por compresión de la cabeza humeral. C. Debido
al porcentaje de superficie articular comprometido se indicó la técnica de McLaughlin modificada por Neer.
yen las fracturas por compresión y las fracturas por pin- tica la transferencia del troquín al defecto a través de la
zamiento o separación. Las primeras pueden ser ante- técnica de McLaughlin modificada por Neer (figura
riores o posteriores, aunque se han visto fracturas que 28–33).
presentan una compresión amplia de toda la cabeza hu- Los defectos ubicados en la parte posterior de la
meral, por ejemplo en relación con una descarga eléc- cabeza del húmero asociados con cuadros de inestabili-
trica. Casi siempre se vinculan con luxaciones glenohu- dad recidivante muchas veces se han menospreciado,
merales e incluyen la típica lesión de Hill–Sachs, en el pero varios autores han resaltado una mayor incidencia
caso de localización posterior, y la lesión de Hill–Sachs de recidiva posoperatoria de inestabilidad si no se tratan
invertida, cuando está en nivel anterior. En las luxacio- las lesiones de mayor tamaño. Una alternativa para los
nes inveteradas el movimiento patológico determina un defectos crónicos de tamaño menor consiste en el acor-
aumento del tamaño de la lesión. tamiento del subescapular, con el fin de disminuir la ro-
En el caso de fracturas agudas se puede intentar ele- tación externa e impedir que el fragmento se encaje en
varlas como si se tratara de fracturas de la meseta tibial, el reborde anterior de la glena. Otra alternativa implica
reconstruir la superficie articular y hacer un aporte de rellenar el defecto con la porción del troquíter que co-
injerto óseo para sostener el área donde se produjo el co- rresponde a la inserción del infraespinoso; esto es una
lapso del hueso esponjoso de la cabeza del húmero. técnica similar a la usada para compensar los defectos
La decisión terapéutica clásica en estos cuadros de- en la parte anterior de la cabeza humeral.
pende en gran medida del porcentaje de superficie arti- La mejor indicación para la fractura que compromete
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
cular que esté involucrado, por lo que es importante más de 45% de la superficie articular es la hemiartro-
recurrir a una tomografía computarizada para poder cal- plastia (figura 28–34).
cular adecuadamente el grado de compromiso del área Las fracturas por pinzamiento o separación forman
cartilaginosa de la cabeza del húmero. parte de los patrones fracturarios complejos (figura
Un episodio de inestabilidad relacionado con una 28–35), en los que el desplazamiento de un fragmento
fractura por compresión que no supera 20% de la super- de la superficie articular es el factor principal y la por-
ficie articular no condiciona la presencia de una reci- ción ósea no fracturada persiste unida a la diáfisis. Es
diva de la inestabilidad por sí misma, por lo que se tiene importante tener en cuenta que el componente cefálico
una actitud expectante. de una fractura compleja puede pasar inadvertido debi-
En una lesión de entre 20 y 40%, y hasta 50% según do a las características del trazo.22
algunos autores, se debe agregar un gesto quirúrgico En los pacientes añosos se indica la hemiartroplastia.
para evitar la recidiva de la inestabilidad. Esto se des- En el caso de sujetos jóvenes con buena calidad ósea se
cribe para las luxaciones posteriores en las que se prac- indican la reducción y la osteosíntesis, aunque tienen
460 Patologías de hombro (Capítulo 28)
A B
Figura 28–34. A. Fractura por compresión de la cabeza del húmero en un cuadro de luxación posterior que compromete casi 50%
de la superficie articular. B. Hemiartroplastia.
una alta tasa de malos resultados debido a las caracterís- dora; sin embargo, el tratamiento conservador puede
ticas de la lesión. llevar a la consolidación viciosa, la incongruencia arti-
cular y la fricción subacromial, determinando rigidez y
dolor. Se critican algunas comunicaciones con buenos
Tratamiento conservador de resultados que incluyeron fracturas no desplazadas en
las fracturas desplazadas y de las lugar de fracturas reales desplazadas de cuatro fragmen-
fracturas luxaciones del extremo tos. Compito25 sólo encontró buenos resultados en 5%
proximal del húmero de los casos de fracturas desplazadas de cuatro fragmen-
tos tratadas en forma conservadora. Neer83 reportó ma-
El tratamiento conservador resulta tentador cuando los resultados con el tratamiento conservador de las
existen reportes de malos resultados de las cirugías para fracturas de tres fragmentos.
las fracturas complejas del extremo proximal del hú- No obstante, Young y Wallace136 obtuvieron buenos
mero.37 resultados en 94% de las fracturas desplazadas y fractu-
En la literatura médica existen series de fracturas de ras luxaciones en un estudio prospectivo a seis meses en
tres y cuatro fragmentos tratadas de manera conserva- pacientes con una edad promedio de 66 años. En todos
A B
Figura 28–35. A. Fractura luxación anterior con conminución del cuello quirúrgico y trazo sagital en la cabeza humeral. B. El pa-
ciente fue tratado con una osteosíntesis y desarrolló una necrosis parcelar de la cabeza del húmero (N).
Fracturas del extremo proximal del húmero 461
ellos se procedió a una reducción a cielo cerrado y a la ticas del paciente, antes de inclinarse por el tratamiento
posterior inmovilización con puño–collar. Un buen re- conservador. En general, este tipo de tratamiento sólo
sultado implicó que los pacientes tuvieran una abduc- debiera considerarse en pacientes añosos con una baja
ción mayor de 60_ y la posibilidad de llevar la mano por expectativa funcional (figura 28–36) o en los casos don-
encima de la cabeza y por detrás del cuello. Leyshon76 de exista una contraindicación formal de cirugía.
obtuvo buenos resultados en cerca de 70% de 34 pacien-
tes con fracturas desplazadas tratados de manera con- Problemas técnicos y malos
servadora; asimismo, observó mejores resultados en el resultados en el tratamiento
grupo de mayor edad y malos resultados en las fracturas
de cuatro fragmentos. Rasmussen99 afirmó que la pun- A partir de un estudio multicéntrico que involucró 9
tuación de la valoración de Neer subestima el grado de centros, 146 fracturas y 6 procedimientos quirúrgicos
satisfacción de los pacientes y obtuvo mejores resulta- distintos, Weber135 concluyó que el tratamiento de las
dos en las fracturas de dos fragmentos que en tres y cua- fracturas del extremo proximal del húmero es general-
tro partes. Otros autores han reportado resultados simi- mente difícil, que la gran cantidad de métodos y la clasi-
lares.114 ficación problemática complican el análisis estadístico
Zyto140 comparó los resultados del tratamiento con- y que todavía quedan muchas preguntas por responder.
servador con el uso de bandas de tensión en 29 pacientes Existen muchas situaciones que pueden determinar
con fracturas desplazadas de tres y cuatro fragmentos y un mal resultado en el tratamiento de las fracturas del
una edad promedio de 74 años. No encontró diferencias extremo proximal del húmero. Algunas se pueden atri-
significativas en los resultados de los pacientes ancia- buir a la naturaleza del traumatismo o de las estructuras
nos con traumatismo de baja energía en los que existía involucradas, sin que llegue a mediar un error humano,
al menos 30% de contacto entre el fragmento proximal y en esos casos se habla de complicaciones o situaciones
de la cabeza humeral y la diáfisis, pero sí reportó más impredecibles y muy frecuentes en el manejo de estas
complicaciones en los pacientes tratados con cirugía. lesiones.
También Zyto141 reportó los resultados a largo plazo Tampoco escapan los procedimientos quirúrgicos del
del tratamiento conservador en fracturas de 3 y 4 frag- extremo proximal del húmero a las complicaciones
mentos del extremo proximal del húmero en 17 pacien- generales de cualquier procedimiento intervencionista,
tes con un seguimiento mínimo de 10 años, y un rango como los accidentes anestésicos, las infecciones y las
de movilidad satisfactorio; sólo cuatro pacientes indica- lesiones neurovasculares.
ron dolor leve. Sin embargo, no hay que omitir los errores de diag-
Por otra parte, este mismo autor afirmó que en reali- nóstico y de tratamiento por parte del médico tratante y
dad las series que evalúan resultados quirúrgicos co- la responsabilidad que puede involucrar al paciente en
rresponden a pacientes más jóvenes que el grupo etario cuanto al incumplimiento de las indicaciones dadas por
promedio que presenta este tipo de lesiones y que su ex- el cirujano ortopédico.
periencia quirúrgica con pacientes añosos no ha sido Para fines de una mejor clasificación se consideran
buena, por lo que recomienda el tratamiento conserva- distintas categorías de problemas, pero hay que resaltar
dor en este grupo de personas. que esta división es puramente académica, ya que en la
En 2002 Court–Brown y col.27 reportaron los resulta- práctica en muchos casos se superponen y los malos
dos de un estudio retrospectivo en 125 pacientes con resultados suelen ser de origen multifactorial.
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A B
C D
Figura 28–36. A y B. Paciente de edad avanzada con una fractura desplazada a cuatro fragmentos que fue tratada inadecuada-
mente en forma conservadora. C y D. Al año de evolución la paciente no presenta dolor y sí una movilidad aceptable para sus
expectativas.
Error diagnóstico
Es otra causa de problemas, casi siempre atribuible al
médico tratante. La causa de este error quizá tiene que
ver con el desconocimiento de las variantes lesionales,
la utilización de estudios de diagnóstico insuficientes o
Figura 28–37. Interposición de la porción larga del bíceps
de mala calidad, el empleo inadecuado de la clasifica-
en el lecho fracturario del troquíter en un paciente con una
luxación glenohumeral inveterada. CH: cabeza humeral; ción de Neer y la elección del paciente.
TB: tendón bicipital. Esta situación tiene su máxima expresión en el uso de
artroplastias de hombro, procedimiento que exige una
capacidad de colaboración importante del paciente en el
ra 28–37), del subescapular o de la cápsula articular momento de la rehabilitación posoperatoria. El paciente
puede impedir la reducción a cielo cerrado y generar puede contribuir al error diagnóstico inicial en los casos
errores intraoperatorios. en los que el trauma agudo se produce en un estado de
inconsciencia, como en el caso de ebriedad o de una cri-
sis comicial. Este mecanismo determina en casos de
Osteonecrosis bajo nivel sociocultural la falta de consulta y la evolu-
ción de una luxación aguda hacia un cuadro inveterado.
Se presenta por pérdida de la circulación sanguínea ori-
ginada en la arteria arcuata; es una complicación típica Consolidación viciosa
de las fracturas del extremo proximal del húmero (figu-
ras 28–21 y 28–35B) se define en muchos casos en el Es un problema frecuente en el tratamiento de las fractu-
momento del traumatismo pues, como se sabe la circu- ras del extremo proximal del húmero y puede determi-
lación del extremo proximal del húmero es peculiar. nar alteraciones funcionales y dolor crónico.
Desde el punto de vista estadístico, y cuando media un Como es de esperar, el tratamiento conservador de
mecanismo de alta energía que determina fracturas de fracturas desplazadas con indicación quirúrgica genera-
cuatro fragmentos con gran conminución y desplaza- rá una consolidación viciosa (figura 28–38). Como se
miento, y trazos a la altura del cuello anatómico, los pa- sabe, este proceder puede estar indicado en pacientes
cientes con antecedentes de osteoporosis tienen más añosos o cuando está contraindicada la cirugía, pero
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riesgo de sufrir osteonecrosis. Sin embargo, también se esta decisión debe ser evaluada con mucha precaución,
han documentado casos de fracturas no desplazadas del ya que llega a afectar las actividades de la vida diaria del
cuello quirúrgico tratadas incruentamente que desarro- paciente y a generar síntomas.
llan necrosis cefálica. La consolidación viciosa del troquíter puede deter-
Si bien la osteonecrosis está muy influida por las ca- minar una fricción subacromial secundaria, marcada
racterísticas anatómicas del húmero y por el mecanismo impotencia funcional y sensación de bloqueos, mientras
lesional, las decisiones que tome el cirujano y su forma que la del troquín puede generar fricción coracoidea,
de aplicación pueden desencadenar esta temible com- bloqueo de la rotación interna y pérdida de fuerza.
plicación que lleva al colapso de la cabeza humeral. Es muy frecuente la consolidación viciosa de las
Existe una situación conflictiva entre la necesidad de lo- fracturas desplazadas del cuello quirúrgico libradas a su
grar una reducción anatómica y una fijación estable, y evolución natural (figura 28–39). La deformidad en
la intención de producir el menor daño posible a las par- varo de la cabeza del húmero determina una disminu-
tes blandas y evitar la desvascularización de los frag- ción de su off–set y el ascenso del macizo troquiteriano
464 Patologías de hombro (Capítulo 28)
A B C
Figura 28–38. A. Fractura desplazada a cuatro fragmentos librada a su evolución natural. B y C. Las imágenes radiográficas de
12 años después muestran la artrosis postraumática por consolidación viciosa.
con disminución del espacio subacromial. El típico des- evolución con el tiempo a un cuadro de artrosis postrau-
plazamiento anterior del extremo proximal de la diáfisis mática.
humeral suele subestimarse, por no contar con inciden-
cias laterales de buena calidad. Esto determina su proci-
dencia anterior, que limita en forma dolorosa la flexión Seudoartrosis
anterior. Es un mal resultado que puede estar determinado por las
Existen situaciones más complejas en las que se in- condiciones generales del paciente o por las condicio-
volucra más de un fragmento y se asocia una marcada nes locales de la lesión por la interposición de partes
retracción de la cápsula articular y del manguito rotador, blandas y conminución, aunque esto de relaciona más
determinando una importante limitación funcional y la con las decisiones terapéuticas y su aplicación.
La indicación de rehabilitación inadecuada en una
fractura inestable o la rehabilitación demasiado precoz
pueden llevar a un mal resultado en una fractura, que en
otras condiciones hubiera logrado la consolidación
(figura 28–10). Se insiste en que la evaluación de la es-
tabilidad en las fracturas no desplazadas es esencial.
El uso del yeso colgante de Cadwell para el trata-
miento de las fracturas del cuello quirúrgico tiende a
producir diástasis de los fragmentos y predispone al me-
nos a un retardo de consolidación.
Ante la duda con respecto a la formación de callo, el
uso de la tomografía computarizada y la ecografía es de
gran ayuda para evaluar la presencia de puentes óseos.
Neer85 reportó hasta 23% de seudoartrosis en las
fracturas del cuello quirúrgico del húmero. Este cuadro
se ha observado con el uso todos los métodos de trata-
miento disponibles, ya que el manejo de estas lesiones
es sumamente complejo. En ciertos casos la mejor elec-
ción será el tratamiento conservador en pacientes año-
Figura 28–39. Consolidación viciosa del cuello quirúrgico.
sos con bajas expectativas funcionales o contraindica-
Se produjo la consolidación de la fractura con la persistencia ción de cirugía.
del desplazamiento anterior del extremo proximal de la diáfi- Las osteosíntesis rígidas y el aporte de injerto óseo
sis, que suele generar dolor y limitación de la flexión anterior. han ganado popularidad en los últimos años con el afán
Fracturas del extremo proximal del húmero 465
A B
Figura 28–41. A y B. Seudoartrosis compleja que involucra el troquíter, el troquín y el cuello quirúrgico en una fractura de cuatro
fragmentos tratada con rehabilitación precoz.
466 Patologías de hombro (Capítulo 28)
tiza un buen resultado (figura 28–44). La rigidez del sis- clavo Polarus. El autor resalta que en el caso de una frac-
tema puede transformarse en un problema en los casos tura metafisiaria lateral inestable o conminuta, en espe-
donde no se ha obtenido una buena reducción de la frac- cial cuando el extremo proximal del trazo se extiende al
tura. Existen numerosos detalles técnicos que deben troquíter, puede surgir una falla de la fijación o despla-
considerarse, así como la rotura de los implantes. Se ha zamiento fracturario. En un estudio de Moonot80 en 24
mencionado que el factor que más influencia tiene sobre pacientes con un seguimiento de dos años, 23 presenta-
los malos resultados es el grado de conminución de la ron buena consolidación, un caso presentó colapso de la
pared medial del húmero, además de la edad del pacien- cabeza humeral y debió ser sometido a una hemiartro-
te, el patrón fracturario, el uso complementario de ban- plastia, dos pacientes presentaron parálisis transitoria
das de tensión y el injerto óseo.115 Esto se puede contro- del nervio radial, cuatro presentaron aflojamiento de
lar mecánicamente logrando una buena reducción, de tornillos que debieron ser retirados y un paciente pre-
preferencia con cierto grado de impactación, y posicio- sentó fricción subacromial, por lo que debió ser someti-
nando un tornillo oblicuamente ascendente hacia el área do al clavo endomedular.
inferomedial del fragmento proximal.47 La reducción Los clavos acerrojados tienen la desventaja de inva-
inadecuada en varo de la cabeza humeral favorece las dir el espacio subacromial para practicar su implante.
complicaciones operatorias.2 También es importante También se ha criticado la falta de seguridad en lo que
considerar que los estudios biomecánicos han demostra- respecta a la vascularización y el nervio axilar, que pue-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
do que ciertas placas tienen un área de debilidad que fa- den ser lesionados por los tornillos proximales.89 Los
vorece su rotura.5 estudios comparativos han demostrado la superioridad
Los enclavados endomedulares no fresados se han biomecánica de las placas acerrojadas sobre los clavos
postulado como una alternativa para los pacientes con acerrojados al ser probados cíclicamente en varo y tor-
hueso osteoporótico, sobre todo cuando se relaciona sión.35 Sosef123 analizó a 35 pacientes tratados con el
cierto compromiso diafisiario, y aunque las primeras clavo Polarus que presentaban fracturas de dos, tres y
experiencias clínicas fueron decepcionantes (figura cuatro fragmentos, de los cuales seis casos requirieron
28–45)9 existen numerosos reportes de buenos resulta- otra operación por aflojamiento. En cambio, otros estu-
dos clínicos. Rajasekhar98 reportó buenos resultados en dios han demostrado lo contrario.45,81
80% de 25 casos de fracturas del extremo proximal del Los procedimientos de mínima invasión incluyen
húmero, en especial las de dos fragmentos del cuello técnicas percutáneas como las osteodesis y el implante
quirúrgico. En una serie de 20 pacientes Agel1 obtuvo de tornillos canulados a cielo cerrado, y técnicas a cielo
11 consolidaciones sin complicaciones con el uso del abierto, como los cerclajes.
468 Patologías de hombro (Capítulo 28)
En 1992 Jaberg62 reportó sus resultados con el uso de 3. Fracturas clásicas de cuatro fragmentos, en espe-
osteodesis percutáneas en fracturas del cuello quirúrgi- cial en pacientes añosos.
co del húmero. De un total de 48 pacientes con un segui- 4. Algunas fracturas por pinzamiento.
miento promedio de tres años, 34 presentaron resultados 5. Interposición de partes blandas.
buenos y excelentes, 10 resultados regulares y cuatro 6. Fracturas de más de dos semanas de evolución.
resultados malos. Cuatro pacientes requirieron otra ope- 7. Fracturas desplazadas del troquíter conminutas o
ración utilizando nuevamente la fijación percutánea; con un fragmento muy pequeño.
sólo uno de los cuatro tuvo un mal resultado por seudoar- 8. Lesiones cutáneas y fracturas expuestas.
trosis. Cuatro pacientes presentaron infecciones superfi- 9. Contraindicaciones generales y pacientes poco
ciales y aflojamiento de las clavijas, un paciente tuvo una colaboradores.
infección profunda, dos padecieron necrosis cefálica ma- 10. Otras fracturas relacionadas.
siva y ocho presentaron necrosis focalizada.
En su excelente trabajo de 1997 Resch100 mostró sor- Por otro lado, las técnicas de cerclaje son de gran utili-
prendentes resultados con el uso de tornillos canulados dad en los pacientes con mala calidad ósea. Esta técnica
implantados en forma percutánea. Este autor102 incluye se puede combinar con tornillos canulados y enclavados
dentro de las indicaciones para los procedimientos per- endomedulares, como los clavos de Ender modificados.
cutáneos: En 1986 Hawkins54 demostró buenos resultados con el
doble cerclaje “en ocho” en fracturas de tres fragmentos
a. Fracturas de dos fragmentos del cuello quirúrgico del extremo proximal del húmero. Park y Bigliani94 re-
en ausencia de conminución. portaron resultados buenos y satisfactorios en 89% de
b. Fracturas de tres fragmentos. las fracturas desplazadas de dos y tres fragmentos, con
c. Fracturas de cuatro partes impactadas en valgo. un seguimiento promedio de 4.4 años y tratadas con su-
turas no reabsorbibles fuertes que incorporaban los ex-
Asimismo, considera las indicaciones relativas a las tremos de inserción de los tendones del manguito rota-
fracturas clásicas en cuatro partes y a las fracturas luxa- dor, con lo cual se resaltó su utilidad en los pacientes
ciones en cuatro partes, y reconoce la posibilidad de re- ancianos colaboradores.
desplazamiento de los fragmentos dentro del primer Todos estos procedimientos implican un menor trau-
mes posoperatorio, en especial de la cabeza humeral o ma quirúrgico, menor fibrosis posoperatoria, menor
del troquíter en fracturas de tres fragmentos en pacien- lesión de las partes blandas, menor desperiostización y
tes con mala densidad ósea. la consiguiente reducción del riesgo de necrosis y cica-
Robinson105 ha llamado la atención sobre la alta inci- trices más pequeñas.46
dencia de importantes lesiones del manguito rotador en Flatow41 reportó en los resultados de un estudio mul-
pacientes con fracturas impactadas de cuatro fragmen- ticéntrico una baja tasa de necrosis y una fácil reconver-
tos que no son reparadas al llevar a cabo un procedi- sión a artroplastia, debido a la menor agresión de las
miento cerrado. Sin embargo, otros autores46 no han te- partes blandas.
nido complicaciones al no practicar gestos quirúrgicos No obstante, hay que considerar que estos métodos
sobre el manguito rotador en este tipo de lesiones. son más demandantes y resultan en más frecuentes re-
Flatow38,39,41 reportó una alta tasa de consolidación ducciones subóptimas. El nivel de contención disminu-
y buena evolución clínica mediante la reducción a cielo ye y determina un retraso en la rehabilitación, en com-
cerrado y la fijación con clavijas percutáneas en fractu- paración con otros métodos, y es mayor el índice de
ras de dos fragmentos del cuello quirúrgico, fracturas de reoperaciones.
tres fragmentos y fracturas de cuatro fragmentos impac- Los estudios biomecánicos han demostrado una me-
tadas en valgo, pero también reconoció que el dolor re- nor resistencia a las fuerzas tensionales en comparación
sidual de leve a moderado y la limitación de la función con las placas. Por otro lado, el abordaje a cielo cerrado
son complicaciones comunes. no permite reparar las lesiones vinculadas con el man-
Las contraindicaciones de la cirugía a cielo cerrado guito rotador.
son:46 La artroplastia de hombro en fracturas permite con-
trolar el dolor, pero se ha vinculado con resultados im-
1. Pacientes con mala densidad ósea, incluidas las predecibles en lo que respecta a la función.50,104,108 La
fracturas patológicas. evaluación de una serie de pacientes con una edad pro-
2. Conminución metafisiaria, en especial en la re- medio de 75 años y un seguimiento promedio de 22 me-
gión del calcar. ses reveló que 67% de los pacientes estaban satisfechos
Fracturas del extremo proximal del húmero 469
de 70 años de edad y en los casos de gran conminu- uso del injerto tricortical iliaco y la fijación con suturas
ción y compromiso de partes blandas. transóseas en fracturas de cuatro fragmentos impacta-
3. Fracturas de dos fragmentos del cuello anatómico das en valgo.
en personas añosas. Otros autores han recalcado la importancia de llenar
4. Fracturas luxaciones de tres y cuatro fragmentos el defecto óseo con hueso autólogo o con algún sustituto
en pacientes añosos. óseo.46,105,113
5. Fracturas por impactación que comprometan más
de 40% de la superficie articular.
6. Fracturas por pinzamiento con fragmentos con Rigidez articular
riesgo vascular.
Es otra complicación frecuente del tratamiento de las
El resultado de las artroplastias no está influido por la fracturas del extremo proximal del húmero. Existen pa-
calidad ósea, como en el caso de la osteosíntesis con pla- cientes con una tendencia a la rigidez, sea por motivos
470 Patologías de hombro (Capítulo 28)
genéticos o por un temor excesivo a la movilidad de un ticular o en posición viciosa y la presencia de subluxa-
sector lesionado, lo cual se llamado “kinesiofobia”. Sin ciones glenohumerales fijas también determinan pérdi-
duda, una inmovilización excesiva constituye un factor da de la movilidad.
determinante que predispone hipomovilidad. La rigidez La mejor prevención es una movilidad indolora y pa-
puede tener su origen en la retracción de tejidos blan- siva apenas estén dadas las condiciones de estabilidad
dos, como el intervalo de los rotadores, el receso capsu- intrínseca de la fractura o a partir de un montaje estable
lar inferior o posterior, el ligamento coracohumeral y del material de osteosíntesis. En fechas recientes se ha
las adherencias localizadas en el espacio subacromial. referido que el empleo de equipos de movilidad pasiva
La consolidación de la fractura con incongruencia ar- es de mucha utilidad.
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474 Patologías de hombro (Capítulo 28)
Capítulo 29
Hemiartroplastia del hombro en las
fracturas del extremo proximal del húmero
Arturo Gutiérrez Meneses, Óscar Antonio Martínez Molina
475
476 Patologías de hombro (Capítulo 29)
En 1970 Neer también describió su clasificación de los resultados funcionales. La restauración de la altura
las fracturas del extremo proximal del húmero, la cual de la prótesis es básica para obtener un resultado biome-
se sigue usando hoy en día. cánicamente estable.
Sin embargo, dentro de la clasificación de las fractu- Se han estudiado los porcentajes de fallas por la mala
ras hay una escasa reproductividad y seguridad en la va- posición de las tuberosidades y se reporta que en sentido
loración, pues la de Neer alcanza 25%, mientras que la vertical varía entre 12 y 16%; desde el punto de vista ra-
de AO llega a 38%. diológico excede los 20 mm en sentido inferior, lo cual
Por otro lado, muchos autores consideran que la cla- indica una mala posición de la inserción de las tuberosi-
sificación de Neer no es soportada por criterios biológi- dades, que se traduce en alteraciones en la abducción de
cos o resultados clínicos. La clasificación AO corres- la extremidad y sobrecarga del músculo supraespinoso.
ponde a las fracturas articulares tipo “C”. En uno de tantos reportes Neer indicó que seis de
En la fractura tipo C1, a nivel del cuello anatómico, cada ocho pacientes con fractura de cuatro fragmentos
existe una angulación del fragmento cefálico inferior de evolucionaban hacia la necrosis avascular cuando eran
40_ y un desplazamiento del fragmento tuberositario tratados con cirugía.2
menor de 1 cm, mientras que el riesgo de necrosis avas- Los reportes más recientes indican que las fracturas
cular es mayor de 50%. Las tipo C2 son las verdaderas de cuatro fragmentos evolucionan hacia la osteonecro-
fracturas de cuatro fragmentos, con mas de 40_ de angu- sis en un porcentaje de 20 a 75%, y que sólo de 8 a 26%
lación y más de 1 cm de desplazamiento. Las fracturas de las fracturas impactadas en valgo evolucionan hacia
tipo C3 ocurren en el cuello anatómico y su tratamiento la necrosis avascular.
es la hemiartroplastia. En 1991 se reportó que si el desplazamiento lateral
Se han hecho estudios para evaluar la isquemia de la conservaba una porción de periostio en la porción me-
cabeza humeral después de una lesión intracapsular, por dial las fracturas evolucionaban hacia la consolidación,
medio de la perfusión sanguínea, que valora la circula- ya que la porción de periostio adherido al húmero con-
ción transoperatoria mediante un orificio en la cabeza servaba la irrigación.3 La hemiartroplastia del hombro
humeral y un estudio de Doppler. sigue siendo el tratamiento de elección para las fracturas
La fractura con una pérdida de 8 mm de extensión a desplazadas de cuatro fragmentos.
nivel de la metaepífisis (posteromedial), pérdida en la Los éxitos y buenos resultados siguen siendo contro-
integridad de los tejidos blandos en la unión con la tube- versiales. El dolor llega a desaparecer, pero la función
rosidad mayor o traslación de ellos mayor de 2 mm son depende de la potencia muscular, resultado de una bue-
factores que predisponen a la isquemia de la cabeza hu- na reconstrucción de las tuberosidades; en general, el
meral. arco de movilidad es menor, por lo que algunos autores
La reconstrucción de las tuberosidades tiende hacia han reportado resultados funcionales semejantes con el
el acortamiento entre el centro de la superficie articular tratamiento conservador.4
de la cabeza humeral y el extremo de las tuberosidades, Los factores intrínsecos que influyen en el resultado
que trae como resultado un compromiso del brazo de son principalmente la edad, la calidad ósea, la conminu-
palanca del deltoides y una disminución de la potencia ción de la fractura y la comorbilidad. Los factores ex-
muscular y dolor. Los resultados después de esta lesión trínsecos incluyen la técnica quirúrgica, la restauración
muchas veces incluyen la pérdida de la movilidad de la de la altura de la cabeza humeral, la retroversión ade-
articulación glenohumeral, la cual es compensada por la cuada de la cabeza humeral y la fijación estable de las
movilidad escapulotorácica. tuberosidades a la diáfisis humeral.5
La mala posición de las tuberosidades afecta los re- Nyffler y col. demostraron que la influencia de la al-
sultados funcionales después de la hemiartroplastia en el tura de la prótesis influye en el resultado final, sobre
tratamiento de las fracturas de tres y cuatro fragmentos. todo cuando es mayor de 10 mm, ocasionando una dis-
Los resultados biomecánicos de una mala reducción minución en la abducción y la sobrecarga del tendón del
de las tuberosidades en el plano horizontal ocasionan músculo supraespinoso.6
una alteración cinemática y un aumento en la fuerza La evolución de la artroplastia del hombro para frac-
para poder realizar la rotación; asimismo, afectan la bio- turas del húmero proximal ha evolucionado de la si-
mecánica del hombro, cuando las inserciones de las tu- guiente manera:
berosidades son demasiado bajas o hay una multifrag-
mentación o una conminución del cuello quirúrgico. 1. Primera generación de prótesis (Neer).
Una posición posterior de las tuberosidades en el plano S Monoblock humeral, basado en un estudio ana-
horizontal (rotacional) también puede tener impacto en tómico.
Hemiartroplastia del hombro en las fracturas del extremo proximal del húmero 477
S El cuello es fijo al ángulo diafisiario. La cirugía se indica en los primeros 14 días, aunque
S Anteversión fija. es preferible realizar el procedimiento lo más pronto po-
S Diseño anatómico. sible y si las condiciones del paciente lo permiten. El
2. Segunda generación de prótesis (Biomet, DePuy). retraso en la cirugía ocasiona retracción de tejidos, osi-
S Prótesis modular. ficación heterotópica y rigidez de la articulación.
S Se adapta a la anatomía del hueso. El cambio de
cabeza humeral y el tamaño concuerdan con la
tensión de los tejidos blandos. CONTRAINDICACIONES
S El ángulo diáfisis–cuello es fijo.
S Versión fija.
3. Tercera generación de prótesis (Zimmer, Tournier).
S Cabeza anatómica al diámetro de la metáfisis. La infección activa que rodea a la articulación del hom-
S Variable el ángulo cuello–diáfisis; se adapta a bro es una contraindicación absoluta. En los pacientes
cada individuo. jóvenes se debe considerar la osteosíntesis y no la he-
S Variable versión. miartroplastia.
S Permite tres reconstrucciones tridimensionales Los pacientes que necesitan una rehabilitación pro-
del húmero proximal. longada, los que tienen déficit mental y los farmacode-
S Permite adaptar la prótesis a deformidades pendientes no son buenos candidatos para la hemiartro-
óseas. plastia.
miografía solicitados entre tres y cuatro semanas saparece o disminuye, mientras que los arcos de movili-
después de la lesión ayudan a establecer el diagnóstico dad se reducen al plano horizontal en la mayoría de los
en cuanto a la extensión de la lesión. casos.
La lesión neurológica no es un factor que indique el Los factores pronóstico para el total de los resultados
retraso en el tratamiento de la fractura; por el contrario, se relacionan con la curación de las tuberosidades, la
si ésta se diagnostica antes de la operación, la cirugía se disfunción del mango rotador, el aflojamiento del vásta-
debe realizar lo más pronto posible.7 go y la infección posquirúrgica.
Es importante llevar a cabo una historia clínica com- Las causas más comunes de la falla son la no unión
pleta, ya que en los pacientes ancianos la calidad del de las tuberosidades, la reabsorción y subluxación o lu-
hueso es deficiente. La valoración preoperatoria por xación de la prótesis, por lo que comúnmente se reco-
cardiología o medicina interna es primordial. mienda que la fijación de las tuberosidades sea con
Los estudios radiológicos en tres proyecciones son alambre trenzado o sutura del No. 5 no absorbible.
importantes, e incluyen proyección verdadera antero- El tiempo para llevar a cabo la cirugía también in-
posterior, tomada con inclinación oblicua al plano coro- fluye en los buenos o en los malos resultados, por lo que
nal del cuerpo de 30 a 40_; proyección de salida del su- el mejor tiempo para llevarla a cabo son las primeras dos
praespinoso o proyección en “Y”, y la vista axilar, que
se debe tomar en la sala quirúrgica con el paciente seda-
do, porque genera dolor, con la extremidad torácica en
abducción de 20 a 30_ (figura 29–2).
La tomografía axial computarizada es de invaluable
ayuda para establecer el diagnóstico integral de la lesión
(figura 29–3).
Desde el clásico artículo de Neer, la indicación pri-
maria para realizar la hemiartroplastia primaria incluye
la fractura gravemente desplazada de tres y cuatro frag-
mentos.
La primera meta de esta intervención es reducir el do-
lor y crear las condiciones para que el paciente pueda
realizar los movimientos de abducción y elevación, los
cuales se pierden en el proceso posoperatorio, o bien en
casos donde hay una necrosis avascular a consecuencia
del tratamiento conservador.8
Los resultados individuales son difíciles de pronosti- Figura 29–3. Fractura de cuatro fragmentos visible en una
car; los más creíbles son los reportes donde el dolor de- tomografía axial computarizada,.
Hemiartroplastia del hombro en las fracturas del extremo proximal del húmero 479
semanas después del trauma. Las lesiones en rebanada 4. Rehabilitación adecuada y rápida en el posopera-
de pastel, donde la superficie articular está partida y los torio.
fragmentos desplazados, son frecuentes y la osteosínte-
sis es difícil, por lo que el tratamiento ideal es la hemi- Para la aplicación de la hemiartroplastia se han descrito
prótesis desde que se lleva a cabo el diagnóstico. las siguientes técnicas:
En las fracturas con impactación de la cabeza hume-
ral, que es el resultado de un largo defecto de la cabeza Exposiciones anatómicas
humeral por defecto de la superficie articular, se reco-
mienda que si la lesión abarca más de 40% de la superfi- 1. Abordaje deltopectoral (descrito por Neer en 1951
cie articular se proceda a la hemiprótesis. para fracturas).
En las fracturas de tres partes en pacientes ancianos, 2. Abordaje anterosuperior (descrito por Robert Ne-
con escasa calidad ósea, también se indica la hemipróte- viaser en 1993).
sis, que puede permitir una movilización más temprana. 3. Abordaje posterolateral (descrito por Gagey en
2001).
4. Abordaje posterior (descrito por Mazas en 1982).
5. Otros: abordaje transacromial.
IMPLANTE
El abordaje deltopectoral fue popularizado por Neer en
1951; sus ventajas incluyen:
a. No es necesaria la protección del músculo deltoi-
La primera prótesis humeral no constreñida que se usó des durante el periodo posoperatorio.
fue un sistema modular de Neer, consistente en un mo- b. Es un verdadero abordaje anatómico.
noblock (no modular) con un radio de curvatura en la ca-
beza y dos tamaños en el cuello, que no variaba en el Por otro lado, sus desventajas son:
tamaño de la cabeza. En la segunda generación se incor-
poró un sistema modular, donde el tamaño del cuerpo a. Difícil exposición de la glenoides (pacientes jóve-
del vástago se redujo para facilitar la reinserción de las nes y musculosos).
tuberosidades. El sistema modular permite la cirugía de b. Se realiza demasiada tracción del músculo deltoides.
revisión. El diseño de las prótesis ha sufrido importan- El abordaje anterosuperior lo describieron primero Ne-
tes cambios en los últimos 10 años. El componente mo- viaser y después Mackenzie, de Sudáfrica, en 1993.
dular metaepifisiario y la cabeza excéntrica semejan la Este abordaje es útil para la prótesis inversa, pero no
anatomía original de la cabeza humeral. se indica en el tratamiento de las fracturas; sin embargo,
constituye una referencia.
Ventajas
TÉCNICA QUIRÚRGICA
a. Exposición directa de la glenoides.
b. Fácil reparación del mango rotador.
c. Evita la vena cefálica.
El tratamiento por medio de osteosíntesis se recomien- d. Evita la excesiva tracción del músculo deltoides.
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una pérdida importante de hueso, hay que aplicar la pró- esté posicionada a 8 mm posteriores al surco del tendón
tesis en una posición alta (figura 29–8), controlando la del bíceps; algunas prótesis se han configurado con una
rotación del vástago durante la prueba. Algunos autores aleta anterior y otra posterior, de modo que para valorar
recomiendan envolver la prótesis con una gasa quirúr- la retroversión,la aleta anterior debe coincidir con el
gica, que llena el canal, y se le da una retroversión de 20 surco bicipital (figuras 29–9 y 29–10). Sin embargo, va-
a 35_; otros autores indican una retroversión de 30 a rios estudios han demostrado que la retroversión es va-
40_, mientras que otros más, como Native, indican una riable; la experiencia de algunos autores indica que se
retroversión de 19 a 22_.9 La retroversión se corrobora debe dar una retroversión de 20_.
guiándose con el eje de los cóndilos humerales, la cual La excesiva retroversión se explica por tres factores:
es una maniobra difícil de realizar durante el procedi-
miento quirúrgico; otra forma consiste en darle a la ex- 1. Temor a la luxación anterior.
tremidad torácica una rotación lateral, de modo que la 2. El uso impreciso de la marca distal a nivel de los
cabeza de la prótesis sea orientada verticalmente y per- cóndilos, ya que el valgo varía un promedio de 10_.
pendicular al piso; un tercer procedimiento consiste en
usar la aleta de la prótesis, de modo que la aleta lateral
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Figuras 29–10. Maniobras para calcular la retroversión de Figura 29–11. La retroversión excesiva genera un desan-
la prótesis claje de la tuberosidad mayor.
3. La marca imprecisa de la marca proximal, tomando tensión, con la consecuente limitación de la rotación la-
como referencia el surco bicipital, no es una orien- teral (figura 29–11).
tación exacta, pues la pérdida de hueso en ocasio- Una vez que se calcula la altura y la retroversión de
nes hace que no se pueda marcar el surco, máxime la prótesis se realizan seis perforaciones en la porción
que en la parte del cuello quirúrgico el surco es más anterior y lateral de la diáfisis humeral, las cuales servi-
axial que frontal. La colocación de la aleta de la rán para pasar sutura gruesa no absorbible del No.5 a las
prótesis en relación con la parte baja del surco bici- tuberosidades y a los tendones que se insertan en las tu-
pital ha demostrado que se deja una prótesis con berosidades; los orificios se deben hacer a 2 cm del cue-
mayor retroversión, de modo que si a la prótesis se llo quirúrgico (figuras 29–12 y 29–13).
le da una retroversión de 30 a 40_, en realidad se le
está dando una retroversión de 50 a 60_. ALTURA DE LA PRÓTESIS
INSERCIÓN DE LA PRÓTESIS
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MANEJO POSOPERATORIO
bles, y la más común es la lesión del nervio axilar. La troplastia, razón por la cual se le debe advertir al pacien-
influencia del tabaco y el consumo de alcohol son dos te y a los familiares acerca de su influencia.16
factores importantísimos en el resultado de una hemiar-
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Capítulo 30
Lesiones de la articulación
acromioclavicular. Tratamiento
artroscópico
Melchor Iván Encalada Díaz, Michel Ruiz Suárez, Fernando Sergio Valero González
489
490 Patologías de hombro (Capítulo 30)
INDICACIONES
TÉCNICA QUIRÚRGICA
RESULTADOS
CONCLUSIONES
fiable, con una mínima curva de aprendizaje, donde se instrumental necesario es mínimo y los métodos de fija-
requieren al menos tres portales, así como la integración ción disponibles en la actualidad son biomecánica-
a la reconstrucción de un injerto tendinoso autólogo o mente estables y rígidos.
un aloinjerto para promover la integración biológica; el
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Capítulo 31
Luxación acromioclavicular
Arturo Gutiérrez Meneses, Alfredo S. Iñárritu Cervantes, Óscar Antonio Martínez Molina
debajo de la coracoides y el acromion.1 y rugoso, y uno interno delgado con una faceta articular
El entendimiento de las lesiones de la articulación para la clavícula.
acromioclavicular y su tratamiento han evolucionado Desde el punto de vista óseo, la estabilidad de la arti-
con rapidez durante las dos últimas décadas. culación acromioclavicular depende de la cápsula y de
los ligamentos acromioclaviculares superiores e infe-
riores, los coracoclaviculares, un anteroexterno trape-
ANATOMÍA zoide y un posterointerno conoide con sus dos fascícu-
los. Todos ellos mantienen en forma constante una
distancia de 7 a 11 mm entre la coroides y la clavícula.
El esqueleto del hombro está compuesto por la escápula Estos grupos de ligamentos fijan sólidamente la es-
u omóplato, la clavícula y la metaepífisis proximal del cápula al extremo lateral de la clavícula en todos los
493
494 Patologías de hombro (Capítulo 31)
movimientos del complejo articular del hombro, ayuda- Con la abducción total y la elevación de la extremi-
dos por los ligamentos costoclaviculares, esternoclavi- dad torácica la escápula gira, para llevar a la glenoides
culares y coracoacromiales. hacia arriba; la clavícula rota sobre su eje longitudinal
y la forma de manivela eleva sólo el extremo lateral de
la clavícula, sin modificar el ángulo de elevación de la
articulación esternoclavicular. Por cada 15_ de abduc-
BIOMECÁNICA ción del miembro le corresponden 10_ a la articulación
glenohumeral y 5_ a la rotación de la escápula. A 30_
de abducción la clavícula se eleva de 12 a 15_ sin rotar;
90_ le confieren 60_ a la glenohumeral y 30_ a la escá-
La articulación acromioclavicular forma parte del com- pula; 180_ de abducción le confieren al húmero 120_,
plejo articular del hombro, cuyos amplios movimientos a la escápula 60_ y a la clavícula 45_, que al rotar se ele-
son producto de la acción de los músculos de la región va otros 30_ (ciclo de Codman). En la elevación o fle-
que actúan sobre tres articulaciones universales: la es- xión anterior del miembro torácico la clavícula rota en-
ternoclavicular, la acromioclavicular y la glenohume- tre 3 y 8_.
ral, que se complementan con la seudoarticulación esca-
pulotorácica. El amplio y complejo número ilimitado de
CLASIFICACIÓN DE LA LUXACIÓN
combinaciones de movimiento permite llevar a la mano
para cumplir con sus funciones de la vida diaria, laboral, ACROMIOCLAVICULAR
deportiva y muchas otras.
Las partes blandas del hombro protegen a la articula-
ción acromioclavicular de los traumas a los que cons- A fines del decenio de 1950 el Dr. Harrison MacLaugh-
tantemente está expuesta y participan directamente en lin, en su libro Trauma, se refirió a esta patología como
su estabilidad, por lo que el conocimiento y entendi- una luxación incompleta y completa, destacando que en
miento de su función es indispensable para indicar el la primera existe sólo lesión parcial de los ligamentos
tratamiento a seguir en cada caso después del diagnósti- acromioclaviculares, que con frecuencia evoluciona a
co integral de su lesión. la artrosis. En la luxación completa todos los ligamentos
La articulación acromioclavicular es una artrodia coracoclaviculares y acromioclaviculares presentan
que permite movimientos milimétricos anterosuperio- una rotura total con pérdida de continuidad articular.
res y superoinferiores, así como la rotación de la claví- En 1963 Tossy y col. describieron una clasificación
cula en su eje longitudinal como pivote. Esta articula- con orientación terapéutica basada en la extensión del
ción tiene estabilizadores estáticos y dinámicos. Los desplazamiento de la clavícula en relación con el acro-
primeros los forman los ligamentos acromioclavicula- mion, con tres tipos de lesión:
res superiores, inferiores, posteriores y anteriores, que
impiden los desplazamientos anteroposteriores y supe- S Grado I: disrupción parcial o total de la cápsula
roinferiores, por lo que participan con 56% en la estabi- y los ligamentos sin desplazamiento de la articula-
lidad. Los ligamentos coracoclaviculares evitan los mo- ción; los ligamentos coracoclaviculares están ín-
vimientos superiores e inferiores del extremo lateral de tegros.
la clavícula, e incluyen el trapezoide anterior y el co- S Grado II: luxación incompleta con lesión parcial
noide lateral, que contribuyen a mantener en contacto el de los ligamentos coracoclaviculares y un despla-
acromion y la apófisis lateral de la clavícula, y su distan- zamiento mayor de 50% del desplazamiento verti-
cia con todos los movimientos. Los estabilizadores diná- cal de la articulación.
micos son principalmente los músculos trapecio, deltoi- S Grado III: disrupción total de los ligamentos co-
des y serrato. Ambos mecanismos trabajan en conjunto, racoclaviculares y desplazamiento vertical del
pues uno solo no es suficiente para mantener la articula- acromion en relación con el extremo distal de la
ción estable. clavícula.
La fuerza producida por un trauma en dicha articula-
ción lesiona primero los ligamentos acromioclavicula- En 1967 Allman2 describió su clasificación en tres gra-
res, después los coracoclaviculares y por último los dos (figura 31–1). Con mayor investigación clínica y
músculos y sus fascias. retroalimentación de los casos tratados, en 1984 Rock-
La articulación acromioclavicular participa en todos wood y col. complementaron dicha clasificación con
los movimientos del complejo articular del hombro. los tipos IV, V y VI al reconocer una mayor variedad de
Luxación acromioclavicular 495
lesión en las partes blandas en los casos de luxación tegros), luxación parcial de la articulación con elevación
completa; también agregaron una orientación terapéuti- de la clavícula entre 10 y 25%, espacio coracoclavicular
ca según el tipo de lesión. de 13 a 18 mm y espacio articular amplio. Una modera-
da fuerza en el hombro es suficiente para lesionar los li-
gamentos de la articulación acromioclavicular. La parte
Tipo I distal de la clavícula es inestable en el plano horizontal
y la estabilidad es producida por la integridad de los li-
Esguince de los ligamentos acromioclaviculares y la gamentos conoide y trapezoide (coracoclaviculares).
cápsula. La articulación se presenta estable e intacta, el La escápula puede rotar medialmente, produciendo un
espacio coracoclavicular es de 11 a 13 mm y el deltoides ensanchamiento de la articulación.
y el trapecio también están intactos. Una moderada fuer-
za en el hombro produce una menor distensión de las fi-
bras de los ligamentos acromioclaviculares, mientras Tipo III
que los ligamentos permanecen intactos (figura 31–2).
Rotura de la cápsula y los ligamentos acromioclavicula-
res y coracoclaviculares. Pérdida total de la relación
Tipo II articular. Espacio coracoclavicular de 100 a 200% au-
mentado de 22 a 29 mm, con el deltoides y el trapecio
Rotura de los ligamentos acromioclaviculares y la cáp- desinsertados del tercio distal de la clavícula. Cuando
sula, esguince de los ligamentos coracoclaviculares (ín- una fuerza intensa es aplicada en un punto del hombro,
Normal Grado I
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Tipo V
Grado V
Grado VI
tan en las dos variedades de esta lesión; sin embargo, los El mecanismo más frecuente consiste en un trauma
ligamentos coracoclaviculares están intactos en la va- recibido directamente o al caer de lado sobre el hombro
riedad subacromial y completamente lesionados en la con la extremidad torácica respectiva en aducción, lo
variedad subcoracoidea. La integridad de los músculos cual produce una fuerza con dirección dorsosuperior a
deltoides y trapecio depende del grado de desplaza- inferior que desplaza al acromion hacia abajo y man-
miento de la clavícula (figura 31–5). tiene la clavícula en su lugar.
El mecanismo directo es el que proyecta la cabeza
humeral contra el acromion con una fuerza transmitida
MECANISMO DE LA LESIÓN de sentido inferior a superior, que se produce al caer so-
bre la palma de la mano con la extremidad torácica en
aducción y extensión completa, o sobre la región olecra-
Las lesiones de la articulación acromioclavicular se neana con el codo en flexión de 90_. Estas fuerzas pue-
producen por un trauma directo, indirecto o por una den producir lesiones en los ligamentos acromioclavi-
fuerza descendente de acción aplicada al miembro torá- culares, coracoacromiales y esternoclaviculares, en la
cico (figura 31–6). cápsula y en la inserción del trapecio y del deltoides si
son severas, pero pueden ocasionar fracturas de claví-
cula, el acromion o la coracoides, por lo que a veces se
combinan lesiones de partes blandas y óseas.
El trauma indirecto ocurre cuando la fuerza es apli-
cada directamente sobre la cabeza humeral por encima
del acromion, en una actitud donde el codo está pegado
al cuerpo. Este trauma ocasiona relajación de los liga-
mentos acromioclaviculares y coracoclaviculares, y un
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Lesiones relacionadas
SÍNTOMAS
ESTUDIOS DE LABORATORIO
Y GABINETE
Estudios de laboratorio
ma aducción cruzado enfrente del tórax; si los ligamen-
tos acromioclaviculares están lesionados, el dolor au- La lesión de la articulación acromioclavicular no
mentará. requiere estudios de laboratorio, excepto en caso de que
El signo de O’Brien requiere el brazo elevado a 90_ esté indicado el tratamiento quirúrgico o en caso de
con el codo en extensión, aducción de 15_, máxima pro- patologías previas.
nación del antebrazo y rotación interna del brazo, para
aplicar una fuerza descendente; el dolor producido en la
superficie superior del hombro confirmado con la pal- Estudios de imagen
pación de la articulación acromioclavicular indica le-
La presunción diagnóstica de lesión traumática de la
sión de dicha articulación.
articulación acromioclavicular requiere estudios de
imagen simples bilaterales y comparativos para com-
plementar la información y llegar al diagnóstico inte-
Signo de la falsa charretera gral, tipo y grado de luxación acromioclavicular según
la clasificación mencionada, con el fin de descartar
Se observa con más facilidad en los pacientes delgados lesiones agregadas, como fractura de clavícula o del
con lesión tipo V o en los pacientes con estudio radio- acromion (figura 31–9).
gráfico con una carga de 5 kg en cada mano. Debajo de Casi siempre se realizan radiografías simples y com-
la prominente saliente ósea existe una depresión como parativas de ambos hombros en proyección anteroposte-
Cuadro 31–1. Síntomas y signos de acuerdo con el tipo de lesión
Tipo Síntomas Signos
I Dolor localizado en la articulación acro- Ligero aumento de volumen local y dolor. Palpación de la articulación
mioclavicular acromioclavicular con el signo del brazo cruzado positivo
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II Mínima deformidad local, dolor localizado Aumento de volumen y dolor. Mínimo desnivel a la palpación de la articu-
en la articulación acromioclavicular lación acromioclavicular. Signo de O’Brien y del brazo cruzado positivos
III Deformidad por la pérdida de relación Aumento de volumen, dolor y desnivel de la articulación acromioclavicular
acromioclavicular y dolor de moderado por pérdida completa de la relación articular. Signo de O’Brien y de
a intenso en la región supraarticular e tecla positivos. Radiografía de estrés positiva con carga en ambas
infraarticular manos. Espacio coracoclavicular aumentado
IV Lo mismo que en el tipo III, pero con Aumento de volumen, dolor, desplazamiento de la clavícula superior y
mayor deformación posterior, y signo de tecla positivo
V Lo mismo que en el tipo IV Lo mismo que en el tipo IV, pero con la clavícula más elevada por lesión
del trapecio y del deltoides; espacio coracoclavicular 300% mayor
VI Traumatismo grave, deformidad con Mayor aumento de volumen supraclavicular e infraclavicular, acromion
depresión de la clavícula, dolor intenso prominente y extremo lateral de la clavícula descendida y fija. Puede
y aumento de volumen haber signos radiculares en el miembro torácico, fractura de clavícula o
de coracoides, y dolor intenso a la palpación
500 Patologías de hombro (Capítulo 31)
terior con una inclinación cefálica del rayo de 10 a 15_ coclaviculares; un espacio mayor de 17 mm indica, ade-
y menos penetrada. La técnica de Stryker reporta las más de lesión, la inserción muscular del trapecio y el
lesiones de la coracoides. La proyección axilar verda- deltoides.
dera se toma en posición supina, porque es menos mo- La tomografía computarizada, la resonancia y el ul-
lesta para el paciente, y con ella se comprueba el despla- trasonido son poco utilizados, porque no son necesarios
zamiento posterior de la clavícula. en la mayoría de los casos.
La radiografía con carga de 5 kg en cada mano se
indica sólo en casos dudosos de los tipos II y III. Sin em-
bargo, se ha llegado a demostrar que un estudio con peso TRATAMIENTO
carece de valor y el diagnóstico se puede realizar con los
datos clínicos y el estudio en proyección anteroposte-
rior (cuadro 31–2). La clasificación tomada en cuenta para el diagnóstico de
Se comienza por la búsqueda de aumento de volumen estas lesiones es la modificada del Dr. Rockwood y
de partes blandas particulares o de la región, y se conti- otros autores, que los autores de este capítulo han apli-
núa con la relación anatómica de la superficie articular cado desde la formación del servicio de extremidad to-
acromioclavicular y el espacio acromioclavicular, cuya rácica en 1979 en el Hospital de Ortopedia y Traumato-
medida normal es de 0.5 a 3 mm, de acuerdo con la edad logía del Centro Médico Nacional, Instituto Mexicano
del paciente. El espacio coracoclavicular normal de 11 del Seguro Social. Dicha clasificación tiene la gran ven-
a 13 mm en general aumenta de 13 a 17 mm, lo cual indi- taja de ofrecer una orientación terapéutica personaliza-
ca que hay una lesión completa de los ligamentos cora- da para cada caso. por lo que es necesario conocerla, en-
ligamentos conoide y trapezoide. Este complejo es la pri- mioclavicular para los tipos I y II es conservador, pero
mera estructura que suspende a la extremidad torácica. para los tipos IV, V y VI es quirúrgico. El tratamiento
Para los tipos IV y VI, los más graves de la clasificación, para una lesión tipo III es controversial y continúa evo-
se ha recomendado la reconstrucción quirúrgica, para lucionando, en busca de mejores resultados.
prevenir la inestabilidad, la incapacidad dolorosa y la Se han manejado por igual el tratamiento conserva-
deformidad de la región. El tratamiento para las lesiones dor y el tratamiento quirúrgico.
tipo III permanece controversial. Hay varios reportes Para los tipos I y II el tratamiento no operatorio ha
que muestran la efectividad del tratamiento conserva- dado resultados satisfactorios. En los tipos IV, V y VI la
dor y quirúrgico para este tipo de lesión. lesión requiere una reconstrucción quirúrgica de la arti-
Sin embargo, en los pacientes jóvenes activos, que culación.
practican deporte de colisión y alto impacto, o personas La diferenciación clínica de estas lesiones se basa en
que desarrollan labores manuales pesadas se recomien- el examen. Los estudios radiológicos son básicos para
da la intervención quirúrgica. excluir fracturas de clavícula, coracoides o acromion.
502 Patologías de hombro (Capítulo 31)
del cirujano. Se recomienda no resecar más de 8 mm el casos donde el tratamiento conservador no mejora la
extremo distal de la clavícula. La ventaja del procedi- sintomatología se indica el tratamiento quirúrgico, que
miento artroscópico es que permite la preservación de consiste no sólo en la resección del extremo distal de la
la cápsula. clavícula, pues ésta por sí sola genera pinzamiento del
extremo distal de la clavícula con el acromion; por ello,
Tipo II aguda el tratamiento se debe manejar como si se tratara de una
lesión tipo III, es decir, con resección del extremo distal
Se trata de forma similar a la lesión tipo I e incluye de la clavícula (Mumford) y reconstrucción de los liga-
inmovilización con cabestrillo durante dos semanas, mentos coracoclaviculares mediante la transferencia
administración de analgésicos y antiinflamatorios, crio- del ligamento coracoacromial al extremo de la clavícula
terapia, etc., con un tiempo total de retorno a las activi- resecada. Esta técnica aumenta la estabilidad de la arti-
dades de seis a ocho semanas. culación tanto en sentido superior como inferior; a ve-
ces se llega a requerir la imbricación del periostio y fas-
Tipo II crónica cia deltoides y trapecio, para aumentar la estabilidad
anterior.
Se observan cambios degenerativos, igual que en las le- El dolor persistente en el tipo II también es secunda-
siones tipo I, pero el tratamiento se puede variar. En los rio a procesos osteolíticos de la clavícula, desgarro cap-
sular, atrapamiento de los ligamentos y porciones libres
de cartílago articular dentro de la articulación.
Tipo III
Otros autores opinan que el tratamiento conservador 4. Transferencia muscular dinámica. Esta técnica ac-
le permite al paciente un retorno más temprano al tra- túa como un depresor dinámico de la clavícula y
bajo y al deporte; sin embargo, en las lesiones tipo III se transfiere la apófisis coracoides junto con el
con un desplazamiento mayor de 2 cm el tratamiento tendón conjunto: porción corta del bíceps y cora-
quirúrgico es más efectivo.7 cobraquial.
Los resultados siguen siendo controvertidos, pues la
literatura médica reporta que entre 5 y 8% de los casos En 1964 Deward reportó su estadística para lesiones
operados o tratados conservadoramente requieren futu- crónicas.
ras intervenciones quirúrgicas; el procedimiento en el La experiencia indica que las lesiones tipo III se de-
grupo con cirugía consiste en la resección del extremo ben tratar con cirugía, pues la mayoría de los pacientes
distal de la clavícula. La conclusión de varios autores son trabajadores o pacientes con trauma múltiple que
indica que el tratamiento quirúrgico se debe realizar en ameritan una movilización temprana, o mujeres que les
los pacientes con una prominencia importante de la cla- interesa el aspecto estético.
vícula, como los deportistas que lanzan la pelota por en- Se han usado dos técnicas, una de las cuales consiste
cima de la cabeza. en el uso de anclas insertadas en la coracoides y en la re-
Las cuatro técnicas básicas que se usan en la lesión paración de los ligamentos coracoclaviculares; al prin-
tipo III son las siguientes: cipio se realizaba la resección del extremo distal de la
clavícula, se colocaba un clavo de Steiman y se inmovi-
1. Fijación primaria acromioclavicular y reparación lizaba el miembro durante tres semanas, que era cuando
intraarticular acromioclavicular principalmente se retiraba el clavo, pero la técnica se modificó poste-
con clavillos de Kirshner, tornillos o alambres, riormente y ya no se realizaba la resección del extremo
con o sin reparación de los ligamentos coracocla- distal de la clavícula, sino que únicamente se colocaban
viculares y acromioclaviculares. la anclas y se inmovilizaba el miembro durante tres se-
2. Resección distal de la clavícula con reparación de manas; más tarde los pacientes acudían a medicina físi-
los ligamentos con fascia y sutura o transferencia ca hasta que recuperaban los movimientos del hombro
de ligamento coracoacromial. (figura 31–15).
3. Reparación extraarticular coracoacromial con tor- Hay un reporte que indica el estudio de 15 pacientes
nillos de la clavícula a la coracoides, técnica de con luxación tipo III, que fueron tratados con reducción
Bosworth y uso de material sintético alrededor de con anclas y sutura de los ligamentos. Los resultados
la coracoides, unida a la clavícula. La técnica de fueron favorables en 13 pacientes y en 2 casos se pre-
Bosworth fue descrita en 1941, y se puede usar sentaron complicaciones: en uno por desanclaje de un
con anestesia local o general, con amplificador de ancla (figura 31–16) y en otro por luxación recurrente,
imágenes y tornillos de esponjosa de 3.5. Se reco- debida a que no se mantuvo la inmovilización (figura
mienda la reparación de la fascia del trapecio. 31–17). Los 13 casos satisfactorios tuvieron una recu-
peración funcional del hombro, con un tiempo máximo En otra serie se trataron 15 pacientes con placa en
de seguimiento de cinco años; los casos que no se some- gancho (figura 31–18). La técnica consiste en un abor-
tieron a resección del extremo distal de la clavícula no daje lateral de 6 cm, donde se hace la disección por pla-
han reportado cambios artrósicos en la articulación. nos, se desinserta parte del deltoides anterior y se identi-
La técnica consiste en un abordaje vertical de 5 cm fican los ligamentos coracoclaviculares, los cuales se
de extensión con desinserción del deltoides, hasta loca- suturan cuando es posible; se realiza la aplicación de la
lizar la apófisis coracoides, donde se insertan dos an- placa, de modo que el gancho (de 15 mm) quede alojado
clas; las suturas se pasan por dos perforaciones que se en la parte posterior del acromion y no genere pinza-
realizan en el borde superior de la clavícula, con un in- miento; la técnica se complementa con la fijación de la
tervalo de 2 cm; se reduce la luxación, se anudan las su- placa con tornillo de 3.5 mm (figura 31–19).
turas, se hace un control radiológico para corroborar la Los resultados fueron favorables en 13 casos; sin em-
reducción y se suturan los ligamentos coracoclavicula- bargo, hubo una complicación por protrusión de la pla-
res cuando es posible, ya que muchas veces no se identi- ca, la cual fue necesario retirar, y un caso malo, porque
fican, porque la reducción se lleva a cabo después de el paciente era adicto a las drogas y no aceptó asistir a
una semana. medicina física. Los pacientes con resultados favora-
bles tuvieron una recuperación de los arcos de movi-
miento (figura 31–20). Después de tres años de segui-
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Tipo V
Figura 31–23. Control radiográfico de la placa en gancho. Figura 31–25. Ausencia de artrosis.
508 Patologías de hombro (Capítulo 31)
des; se disecan las fibras del deltoides de la clavícula del manguito rotador permite el paso del líquido sino-
hasta localizar la apófisis coracoides y el ligamento vial al espacio subacromial, disecando a la cápsula arti-
coracoacromial, el cual se diseca hasta su inserción en cular de la articulación acromioclavicular.
el acromion. Se desinserta el ligamento del acromion Esta patología puede ocurrir en casos de seudogota,
con una hoja de bisturí del No. 15 y se refiere con sutura gota, infecciones u otras artropatías, pero es importante
no absorbible. En el extremo distal de la clavícula, pre- reconocer que la formación quística se relaciona con la
via resección de una extensión de 10 mm, se limpia el rotura del manguito de los rotadores. La experiencia de
canal medular y en su extremo se llevan a cabo dos per- los autores de este capítulo se basa en un solo caso de
foraciones con broca 2.7; las suturas que refieren el liga- lesión masiva que después de su reparación evolucionó
mento se pasan al canal medular de la clavícula y a los a un quiste sinovial subacromial, el cual tuvo que ser
orificios previamente realizados en la clavícula, para desbridado y tuvo mala evolución, con pérdida de la fle-
suturarlos; una vez reducida la luxación acromioclavi- xión activa.
cular, se procede a cerrar por planos. Las complicaciones secundarias a una estabilización
quirúrgica son:
1. Pérdida de la reducción quirúrgica.
Complicaciones de la cirugía 2. Persistencia de los síntomas.
de la luxación acromioclavicular 3. Artrosis.
4. Migración del material usado en la estabilización.
Las complicaciones de las lesiones de la articulación En 44% de los casos se ha reportado pérdida de la estabi-
acromioclavicular se presentan en el tratamiento qui- lización secundaria a la estabilización quirúrgica y rela-
rúrgico y en el tratamiento conservador. cionada con la técnica usada.
Las complicaciones del tratamiento no quirúrgico La técnica por transfixión de la articulación con cla-
después de usar un cabestrillo durante cuatro a seis se- vos es la que origina los más altos porcentajes de recidi-
manas consisten en problemas cutáneos. La excoriación vas. La artrosis es otra complicación que se presenta en
que se produce durante el mecanismo se puede compli- este sitio y su tratamiento consiste en la resección del
car con el uso de cabestrillo, por lo que muchos pacien- extremo distal de la clavícula (Mumford), sea con téc-
tes abandonan el tratamiento. nica abierta o artroscópica.
Otra de las complicaciones es la osteólisis del extre- La estabilización dinámica no está exenta de compli-
mo distal de la clavícula, la cual puede ser de origen caciones, por lo que se pueden presentar dolor residual,
traumático o consecutiva a una fuerza compresiva a ni- debilidad muscular, infecciones y hombro congelado,
vel del extremo distal de la clavícula. Esta patología es que requieren manipulación bajo anestesia.
más frecuente en el género masculino; sin embargo, se La complicación con la técnica de Weaver–Dunn es
han reportado casos entre las mujeres. Es frecuente en la recidiva de la luxación, la cual se observó en 4 de 15
los atletas que se dedican al levantamiento de pesas y se pacientes, de los cuales uno ameritó otra operación. Se
puede explicar como causa un repetitivo microtrauma. ha recomendado el uso de dacrón para la reconstrucción
La sintomatología se traduce principalmente en dolor de la articulación, aunque esta técnica tiene sus riesgos,
durante los movimientos de flexión y abducción del pues mostró resultados buenos sólo en 9 de 44 pacien-
brazo. Desde el punto de vista radiográfico se observa tes. Con la incorporación de nuevas técnicas, como el
como osteopenia y formación de osteofitos en el extremo uso de alambre y tornillos, han surgido nuevas compli-
distal de la clavícula. Generalmente se presenta en forma caciones, que incluyen la fractura de la apófisis coracoi-
bilateral, pero cuando se observa en forma bilateral hay des, la rotura de tornillo, la extrusión de anclas y el au-
que sospechar de otro padecimiento, como la artritis reu- mento del riesgo de infección. La experiencia de los
matoide, el hiperparatiroidismo y la esclerodermia. autores muestra una recidiva en la reducción de la luxa-
Se recurre al tratamiento quirúrgico en caso de que ción, una migración de un ancla colocada en la coracoi-
no ceda con el tratamiento conservador, para lo cual se des y la rotura de un tornillo colocado con la técnica de
debe resecar el extremo distal de la clavícula mediante Bosworth.
técnica abierta o artroscópica. La resección del extremo distal de la clavícula se
Las lesiones tipos I y II pueden ocasionar cambios puede llevar a cabo por vía artroscópica o abierta, ya que
degenerativos e inestabilidad. ambas técnicas han mostrado resultados favorables
Se ha reportado la formación de quistes de la articula- cuando se reseca la cantidad adecuada, que no es mayor
ción vinculados con lesión del mango rotador. La lesión de 10 mm.
Luxación acromioclavicular 509
En la cirugía abierta las complicaciones son la desin- Otra complicación que se puede presentar es el creci-
serción del deltoides y la inestabilidad de la clavícula, miento a nivel del externo distal de la clavícula ocasio-
cuando se reseca más de lo indicado y se lesionan los li- nado por la acumulación de calcificaciones entre la cla-
gamentos conoide y trapezoide. vícula y el acromion.
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Capítulo 32
Tratamiento de la luxación
esternoclavicular
Jorge Morales Villanueva, Roberto Bifano
comunes, aunque no son tan graves como las disloca- del hombro si éste se encuentra en posición anterior a la
ciones posteriores. Debido a su incidencia, la mayoría articulación esternoclavicular. Una dislocación anterior
de los cirujanos tienen una experiencia personal limita- es resultado de una colocación posterior del hombro en
da para basar estrategias óptimas de tratamiento. relación con la articulación esternoclavicular y una dis-
locación posterior ocurre cuando el hombro se encuentra
anterior en relación con la articulación esternoclavicu-
HISTORIA lar. Entender los mecanismos comunes que predisponen
a los pacientes a una lesión de la articulación esternocla-
vicular permite tener un alto índice de sospecha de la
En el evento traumático agudo los pacientes se quejarán misma y con ello eliminar la posibilidad de omitir el
de dolor en la región anterior del tórax o en el cuello. La diagnóstico de una lesión agregada grave para el pacien-
511
512 Patologías de hombro (Capítulo 32)
te. Los mecanismos indirectos que causan la luxación radiográficas simples, el ultrasonido, la tomografía y la
esternoclavicular son: resonancia magnética.
cluido el acto quirúrgico, aunque una limitación obvia superior con el esqueleto axial.9 Su gama de movimiento
en su empleo es la poca disponibilidad de radiólogos ex- es de 30 a 35_ de elevación y 35_ de flexión y extensión.9
perimentados en la evaluación de esta articulación y so- El tercio medio de la clavícula es más grande que el ester-
bre todo en las lesiones que sufre. nón y se articula con menos de 50% de la superficie total
del esternón.2–9 Por lo tanto, la articulación esternoclavi-
cular depende de las estructuras ligamentosas que la ro-
Tomografía axial computarizada dean y le proporcionan su estabilidad.10 El ligamento
y resonancia magnética nuclear costoclavicular (ligamento romboidal) consiste en dos
fascículos, uno anterior y uno posterior, que proporcio-
nan la estabilidad de la clavícula durante los movimien-
La tomografía axial computarizada (TAC) de la articu-
tos de elevación y rotación de la misma.9 El fascículo
lación esternoclavicular es un método excelente para
anterior corre de la superficie anteromedial de la prime-
visualizar la alineación y la congruencia de la articula-
ra costilla superior y lateralmente hacia la clavícula.9 El
ción. Se debe realizar con el paciente en posición de de-
fascículo posterior se une a la primera costilla más late-
cúbito supino y hacer cortes con un grosor aproximado
ralmente y corre en sentido superior y medial hacia la
de 3 mm o menos, mientras se comparan ambas articu-
clavícula.9 El ligamento interclavicular se une a la por-
laciones.5 Se pueden utilizar reconstrucciones corona-
ción superior y medial de ambas clavículas establecien-
les para identificar aún mejor la anatomía de dicha arti-
do así una función suspensoria para las mismas.1,9 El
culación.5 La resonancia magnética nuclear (RMN) es
ligamento intraarticular ayuda a prevenir el desplaza-
superior a la TAC debido a la capacidad que tiene para
miento medial de la clavícula, ya que recorre la porción
identificar si se encuentra involucrado un daño en el car-
superior de la parte medial de la clavícula hacia la unión
tílago articular, el disco interarticular o en las estructu-
condral de la primera costilla.1 Los ligamentos capsula-
ras ligamentarias, aunque su función en el trauma agudo
res son del espesor de la cápsula en sentido anterosupe-
aún no está bien definida.5,8 También tiene la ventaja de
rior y posterior. Los estudios biomecánicos1–9 han de-
que no somete a los pacientes a radiación, como ocurre
mostrado que éstos son los ligamentos más fuertes de la
en la TAC. Por el contrario, la RMN tiene la ventaja de
articulación esternoclavicular y cumplen una función
que sus imágenes se obtienen rápidamente en pacientes
importante en la prevención de la dislocación ascenden-
traumatizados y está disponible en varios centros de
te, así como en la traslación anterior y posterior.1–9 Al-
trauma.5 Actualmente la RMN es el estudio de gabinete
gunos estudios que realizaban cortes de los ligamentos
más utilizado para diagnosticar las lesiones de la articu-
han dado algunos resultados contradictorios en la con-
lación esternoclavicular y de esta forma ayuda a estable-
tribución de estas estructuras. Antes se pensaba que la
cer un tratamiento adecuado para este tipo de lesiones,
cápsula anterior era más fuerte que su porción posterior,
aunque hay que considerar que en México este recurso
pero las recientes publicaciones de Spencer10 analizan
se encuentra limitado a hospitales de concentración.
24 articulaciones esternoclaviculares de cadáveres,
donde se obtuvieron aumentos significativos en la tras-
lación relativa anterior (41%) y posterior (106%) des-
ANATOMÍA QUIRÚRGICA pués de seccionar la cápsula posterior solamente. La
Y BIOMECÁNICA sección de la cápsula anterior dio lugar a un aumento de
25% en la traslación anterior.10 Estos resultados impli-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
clasificación de las lesiones se establece en relación con toso que ha sido utilizado en pacientes del sexo femeni-
su cronicidad, grado y dirección, que son útiles en la de- no con dislocación de la articulación esternoclavicular
terminación del algoritmo apropiado de tratamiento. recurrente.11 La resección del extremo medial de la cla-
vícula era un método utilizado en el pasado para reducir
los síntomas asociados de inestabilidad y de degenera-
Dislocaciones anteriores ción. La preocupación primaria al realizar dicha resec-
ción es la preservación de los ligamentos costoclavicula-
Se sabe bien que esta variedad es la más común. Muchas res para prevenir una iatrogenia y con esto aumentar la
veces es inestable sin importar el tratamiento inicial, inestabilidad y el dolor.11 La realización de dicha resec-
pero su morbilidad es clínicamente poco significati- ción debe ser 1.5 a 2 cm laterales al extremo medial de
va.11,12 El grado de lesión es una de las primeras consi- la clavícula; sin embargo, no se habían realizado estu-
deraciones importantes para establecer el tratamiento. dios anatómicos para confirmar esto, hasta la publica-
Los esguinces de primer grado se definen como esguin- ción reciente de Bisson y col,14 quienes evaluaron 86
ces ligamentosos simples, los cuales se tratan con articulaciones esternoclaviculares en especímenes ca-
AINEs, hielo local y reposo. El tratamiento a corto pla- davéricos y demostraron que la zona de seguridad para
zo debe consistir en un cabestrillo de reposo, seguido de la resección era de 1.2 " 0.3 cm en los hombres y de 1.0
un regreso rápido a la actividad. En el esguince grado II " 0.2 cm en las mujeres en sentido lateral al extremo
las lesiones implican un cierto grado de subluxación, medial de la clavícula; no obstante, ellos recomiendan
pero la articulación no se encuentra francamente luxa- realizar la resección a 1 cm en los hombres y a 0.9 cm
da. Se recomienda un tiempo mayor de inmovilización en las mujeres. El uso de estas referencias en su estudio
para este tipo de lesiones. Hace poco Bicos y Nichol- evitó la lesión de los ligamentos costoclaviculares en
son11 recomendaron un periodo de tres a seis semanas 84% de los casos en especímenes masculinos y en 89%
con cabestrillo o de ocho semanas con un vendaje. Los de los especímenes femeninos. La estabilización con
esguinces grado III se definen como lesiones inestables placa de Balser es una nueva opción, de acuerdo con
(dislocación completa) y los autores recomiendan in- Franck y col.,15 quienes reportaron un estudio de 10 pa-
tentar una reducción cerrada dentro de las primeras 48 cientes, de los cuales siete tenían luxaciones anteriores,
h de ocurrida la lesión.13 La técnica descrita para la rea- dos padecían luxaciones posteriores y uno tenía epifi-
lización de la misma implica la colocación del paciente siólisis con dislocación posterior, y se les colocó una
en decúbito supino con un bulto interescapular para placa de Balser modificada (Peter Brehm Chirurgie–
aplicarle presión directa anteroposterior en la porción Mechanik, Weisedorf, Germany).15 Los implantes fue-
media de la clavícula.11 Después de realizar una reduc- ron retirados después de tres meses en nueve pacientes
ción acertada, el paciente debe ser inmovilizado durante y después de dos meses en un paciente, y se les dio un
cuatro a seis semanas con un vendaje “en ocho” o con seguimiento posoperatorio de un año.15 Se obtuvieron
un vendaje de Velpeau.11 Los pacientes deben saber resultados satisfactorios con este método y se refirió 0%
acerca de la posibilidad de una inestabilidad recurrente de índice de luxación recurrente. La artrodesis no se re-
y la incapacidad para mantener la reducción. El manejo comienda hoy en día, debido a la pérdida de movilidad
quirúrgico para la inestabilidad anterior de la articula- que provoca.11
ción esternoclavicular no se recomienda, excepto en los La técnica preferida por el autor de este capítulo para
casos donde dicha inestabilidad provoca dolor.11 Se han la luxación esternoclavicular anterior sintomática, con-
descrito varios métodos, que incluyen la tenodesis, con siderando que la población mexicana presenta otro per-
el empleo del tendón subclavio según lo descrito por fil antropométrico, consiste en resecar 0.5 cm del extre-
Burrows; el injerto de la fascia lata del músculo esterno- mo medial de la clavícula, prácticamente la superficie
cleidomastoideo; la osteotomía medial de la clavícula; cartilaginosa, para evitar el daño ligamentario.
la estabilización con la placa de Balser; y la artrode-
sis.1–11 Las tenodesis del tendón del subclavio utilizan Luxaciones posteriores
este tendón para reconstruir el ligamento costoclavicu-
lar. El injerto de la fascia lata es utilizado por muchos Las luxaciones posteriores son lesiones potencialmente
autores para reconstruir los ligamentos entre la clavícu- devastadoras debido a la posibilidad de que ocasionen
la y el esternón, y la primera costilla a través de la articu- compresión mediastinal. Una revisión de la literatura
lación esternoclavicular, de forma similar al ligamento médica indicó que 3% de las luxaciones posteriores
redondo en la cadera.1 La utilización del esternocleido- pueden provocar compresión de la tráquea, del plexo
mastoideo es un método de estabilización dinámica exi- braquial de los grandes vasos o del esófago.11,18 Estas le-
Tratamiento de la luxación esternoclavicular 515
siones son raras y en la literatura ortopédica se encuen- tonces se indica una reducción abierta. Una considera-
tra una gran variedad de opciones terapéuticas. Siempre ción importante antes de realizar cualquier tipo de ma-
se pensó que estas lesiones eran estables una vez que se nipulación de una luxación posterior de la articulación
habían reducido, pero es sumamente difícil una adecua- esternoclavicular equivale a la evaluación de una proba-
da reducción al efectuar una reducción cerrada. En una ble lesión mediastinal, por lo que siempre se recomienda
reciente publicación de Hidalgo Ovejero y col.16 se des- contar con los servicios de un cirujano cardiotoráci-
criben dos casos diagnosticados por medio de TAC; a co.11,19 En un estudio reciente Spencer y col.17 compara-
uno de ellos se le realizó una reducción cerrada y al se- ron la resistencia de algunos métodos de reconstrucción
gundo se le hizo una reducción abierta y estabilización en cadáveres, y evaluaron la reconstrucción con clavillo
por medio de clavillos de Kirschner; sin embargo, la de Kirschner intramedular, reconstrucción del ligamen-
migración de los clavillos de Kirschner colocados en la to subclavio y reconstrucción con injerto de semitendi-
articulación esternoclavicular es una complicación fre- noso. Al comprobar la estabilidad anterior encontraron
cuente, descrita en muchas publicaciones. Es por esto una diferencia significativa en la resistencia entre el in-
que no se recomienda realizar la estabilización de la ar- jerto y la fijación intramedular, aunque no hubo una di-
ticulación esternoclavicular de manera rutinaria a través ferencia significativa con la reconstrucción del subcla-
de este método. Se recomienda que en caso de diagnos- vio. Compararon estos procedimientos en la estabilidad
ticar una luxación esternoclavicular en el periodo agudo posterior y demostraron una diferencia estadísticamen-
(de 7 a 10 días) después de ocurrida el tratamiento se te significativa. Asimismo, compararon la inestabilidad
haga por medio de una reducción cerrada.11,18 Hay mu- posterior y demostraron una diferencia estadísticamen-
chos métodos para realizarla, aunque la posición del pa- te significativa en la tensión, así como en la carga máxi-
ciente y las maniobras son similares en todos. El paciente ma en la reconstrucción utilizando semitendinoso, en
se coloca en decúbito supino sobre una mesa radiolúci- comparación con otro tipo de reconstrucciones. Por lo
da con un bulto interescapular y se lleva el hombro a ab- tanto, la reconstrucción con semitendinoso demuestra
ducción de 90_, con extensión y posterior tracción.2,11,19 una gran estabilidad al compararla con el modelo cada-
Si esta maniobra fracasa, se deberá realizar una tracción vérico.
del tercio medio de la clavícula por medio de unas pin- En conclusión, el avance en las técnicas quirúrgicas
zas de campo, con el paciente colocado en la posición requiere comparaciones controladas de los métodos de
descrita. Si ninguna de las dos técnicas mencionadas tratamiento y evaluaciones clínicas confiables, y sobre
funciona o se trata de un caso de luxación crónica, en- todo pasar la prueba del transcurso de los años.
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474 Patologías de hombro (Capítulo 28)