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Los leiomiomas uterinos (fibromas o miomas) son los tumores benignos más comunes en las

mujeres. Pueden ser únicos o múltiples y su tamaño varía desde unos pocos milímetros hasta
≥30 cm. a los 50 años. Casi el 70% de las mujeres de raza blanca y más del 80% de las mujeres
de raza negra han tenido por lo menos un fibroma. Los miomas sintomáticos se manejan a
menudo quirúrgicamente, y esto confiere una carga considerable para los costos en salud.

Conceptos básicos

• Los fibromas son habitualmente asintomáticos y en general, una vez confirmado el


diagnóstico mediante la ecografía (o si es necesario con la resonancia magnética) no requieren
tratamiento.

• Las mujeres deben conocer todas las opciones terapéuticas, médicas, radiológicas y
quirúrgicas disponibles, y por qué pueden ser o ser apropiadas.

• Los tratamientos médicos de la menorragia pueden ser eficaces en pacientes con fibromas,
pero hay relativamente poca evidencia que los avalen.

• Las mujeres también deben saber que el asesoramiento sobre el tratamiento se basa a
menudo en evidencias insuficientes, sobre todo para tratamientos bien establecidos como la
miomectomía.

• La histerectomía es eficaz, pero también pueden preferirse otros tratamientos quirúrgicos y


radiológicos conservadores, por lo que el tratamiento debe ser individualizado.

• Los fibromas submucosos, y posiblemente fibromas intramurales, pueden disminuir las tasas
de embarazo; Sin embargo, la evidencia para apoyar el papel de la miomectomía por cualquier
vía, con el fin de mejorar la fertilidad, no es concluyente.

¿Qué son los fibromas y dónde se localizan?

Los fibromas son una mezcla de células de músculo liso y fibroblastos que forma tumores
duros, redondos, insertados en el miometrio. Se desconoce cuál es la fisiopatología de los
fibromas, aunque se formuló la hipótesis de que cada fibroma deriva de una mutación en una
sola célula muscular lisa. El sitio más común para los fibromas es el útero. La localización
puede influir en los síntomas y la calidad de vida. Por ejemplo, los miomas submucosos
pueden provocar menorragia y problemas de fertilidad mientras que los fibromas grandes
pueden ocupar dos o más ubicaciones y extenderse desde la cavidad endometrial hasta a la
superficie serosa.

CLASIFICACION

1 – Mioma Submucoso: Los miomas submucosos nacen y crecen justo debajo del endometrio
(la capa interna del útero). Este tipo de mioma uterino puede tener una base ancha de
inserción al útero, o puede estar atado al útero por un tallo fino y la mayor parte del mioma
estar colgando en la cavidad uterina (miomas submucosos pediculados).

Este tipo de mioma en el útero es el menos frecuente de todos, pero es el que más problemas
suele causar.

2 – Mioma Subseroso: aparece y se desarrolla bajo la serosa (capa externa del útero). Los hay
de base ancha, abultando externamente el útero o los hay atados a un tallo fino quedando la
mayor parte del mioma colgando dentro de la cavidad abdominal (mioma subseroso
pediculado). Este tipo de mioma uterino no suele producir reglas abundantes o sangrado entre
reglas, pero al crecer hacia fuera puede ocasionar dolor en la parte baja de la espalda o
sensación de presión en el bajo vientre o en todo el abdomen, estreñimiento…

3 – Mioma Intramural: Este tipo de mioma en el útero se desarrollan en el espesor de la pared


del útero y no distorsiona, o solamente de una forma moderada, el endometrio o la superficie
serosa.

4 – Mioma Transmural: se desarrolla en el espesor de la pared del útero pero llega a adquirir
un tamaño que distorsiona sustancialmente el endometrio y la superficie serosa.

Estos dos últimos son los tipos más comunes de mioma.

¿Qué controla el crecimiento de los fibromas?

La proliferación y el mantenimiento de los fibromas uterinos son controlados por los


estrógenos y la progesterona, y la mayoría de los tratamientos médicos actúan inhibiendo la
producción de esteroides sexuales o su acción.

Se piensa que la acción principal de los estrógenos está mediada por la inducción de la
expresión del receptor de progesterona, permitiendo por lo tanto que los leiomiomas
respondan a la progesterona. La terapia de reemplazo hormonal puede causar un cierto
crecimiento de los fibromas, pero su importancia clínica es incierta.

¿Cuál es el curso clínico de los fibromas úteros?

Los fibromas son raros en las niñas antes de la menarca y experimentan su regresión después
de la menopausia. Un estudio retrospectivo de 122 mujeres premenopáusicas que tenían al
menos 2 ecografías transvaginales previas con un intervalo promedio >2 años informó que los
fibromas tienden a crecer un 35% de su volumen por año, y que los fibromas pequeños (<2
cm) o los fibromas intramurales crecen más rápidamente, aunque en forma variable.

¿Cuál es la conducta en las mujeres con fibromas?

Los fibromas suelen ser asintomáticos. Sin embargo, cuando hay síntomas, los más típicos son
los trastornos menstruales, la menorragia y los síntomas opresivos, los que pueden tener un
efecto negativo en la calidad de vida.

Síntomas asociados a los fibromas uterinos

•Menorragia

• Dolor pélvico

• Dismenorrea secundaria

• Distensión o distorsión abdominal

• Síntomas de "presión" (ejemplo, presión o malestar pélvico)

• Problemas del tracto urinario (polaquiuria, urgencia, incontinencia urinaria e hidronefrosis

• Problemas intestinales inespecíficos

• Subfertilidad
La incidencia de los síntomas depende de la población estudiada, aunque una revisión
sistemática reciente sugiere que los síntomas más comunes son los trastornos menstruales y el
dolor pélvico.

Por lo general, los síntomas requieren tratamiento. El tamaño de los fibromas no determina
necesariamente los síntomas.

Evaluación de los fibromas

El primer paso a seguir en una mujer con menorragia es el examen de la pelvis, con tacto
bimanual y espéculo; sin embargo, lo que confirma la sospecha de un fibroma o detecta otros
no palpables es la ecografía transvaginal.

Si la ecografía inicial no permite llegar a una conclusión en cuanto a la presencia de pólipos


intracavitarios en mujeres con menorragia grave, se puede recurrir a la ecografía con infusión
salina o la histeroscopia.

Si se halla un fibroma intracavitario o submucoso o un pólipo endometrial hay que considerar


la resección histeroscópica, con muy buenos resultados.

Se han publicado tasas de complicaciones intraoperatorias de 0,3 a 28%, siendo las más
comunes la perforación uterina y la sobrecarga de líquido utilizado para la dilatación uterina.
Las adherencias intrauterinas son la complicación más importante a largo plazo (1-3% de las
pacientes).

Ante un sangrado uterino anormal hay que tener en cuenta todas las otras etiologías posibles
además de los fibromas, los cuales suelen ser asintomáticos.

¿Cuándo es necesario investigar los fibromas?

Los fibromas son comunes, y con la amplia disponibilidad de la ecografía de alta resolución son
de fácil diagnóstico. En las mujeres que consultan en atención primaria por síntomas
sugestivos de fibroma se debe evaluar la historia ginecológica, incluyendo el cribado cervical, y
se debe hacer el examen de la pelvis para detectar tumoraciones, medir la hemoglobina para
descartar la anemia ferropénica y, si hay síntomas urinarios, hacer un urocultivo para detectar
una infección del tracto urinario.

La duda diagnóstica, la asociación con síntomas problemáticos o cualquier sospecha clínica o


radiológica de malignidad obligan a la derivación al especialista para más investigaciones.
Cuando el diagnóstico de mioma asintomático es seguro, en general no se necesitan más
estudios ni tratamiento.

Factores de riesgo para los fibromas uterinos

• Raza─la incidencia es más elevada en las mujeres de raza negra y asiáticas que en las mujeres
de raza blanca; los más comunes son los fibromas múltiples.

• Herencia─el riesgo es mayor en las mujeres con familiares de primer grado que tienen
fibromas.

• Edad─durante los años reproductivos, la incidencia aumenta con la edad.

• Menarca precoz (antes de los 11 años).


• Embarazo─ el embarazo a término está relacionado con tasas más bajas de fibromas; los
fibromas son más comunes en las nulíparas.

• Anticoncepción hormonal─los anticonceptivos hormonales inyectables con progestina sola y


los anticonceptivos orales reducen el riesgo de fibromas.

• Obesidad─el aumento de peso y la distribución central de la grasa corporal aumentan el


riesgo de fibromas.

¿Cuándo deben derivarse las mujeres a la atención secundaria?

Las mujeres con fibromas sintomáticos que no responden a los tratamientos iniciales
requieren la derivación a la atención secundaria, y algunas pueden ser candidatas para los
nuevos tratamientos de conservación uterina, si así lo prefieren. Como en general los fibromas
no causan hemorragia irregular, su presencia indica la rápida derivación, al igual que los otros
síntomas o signos que figuran en el siguiente cuadro.

Síntomas de alarma que podrían sugerir otras enfermedades y requieren derivación:

• Sangrado pos coito o intermenstrual

• Inicio repentino de dolor

• Aumento de tamaño del fibroma en mujeres posmenopáusicas

Las mujeres con subfertilidad y fibromas uterinos deben someterse a las investigaciones
preliminares estándar, de acuerdo a las recomendaciones del servicio de fertilidad local.

¿Qué estudios por imágenes son útiles en la evaluación de los fibromas?

Ante la sospecha de un fibroma, el método de evaluación inicial es la ecografía, la cual debe


realizarse después de un examen abdominal y pélvico. En la mayoría de casos, es posible
determinar el tamaño, la ubicación y el número de fibromas uterinos y asociarlos a los
síntomas de la paciente. Por ejemplo, un fibroma que presiona sobre la vejiga puede explicar
los síntomas urinarios.

Dado que el diagnóstico de leiomiosarcoma se basa en la histología, las imágenes, incluyendo


la ecografía, no pueden ser utilizadas para hacer el diagnóstico diferencial. Una revisión
sistemática demostró que la delimitación de los miomas submucosos puede mejorarse
mediante la infusión de solución salina en la cavidad uterina, con una precisión comparable a
la histeroscopia.

La realización de la histeroscopia, si fuera necesaria, debería hacerse en un entorno


ambulatorio adecuado. Para hacer la histeroscopia, la mayoría de las mujeres requiere
anestesia. Sin embargo, la ecografía transvaginal y la histeroscopia diagnóstica deben
considerarse investigaciones complementarias y no una alternativa en la planificación de la
histeroscopia operativa.

En algunos casos se necesitan imágenes por resonancia magnética, la cual proporciona una
mejor visualización de los fibromas.

Información disponible de la resonancia magnética y la ecografía

Ecografía pélvica *

Posiblemente la ecografía transabdominal y la transvaginal permiten identificar:


• el tamaño y la ubicación de los fibromas y si son simples o múltiples

• la hidronefrosis en presencia de fibromas grandes

• si un mioma submucoso está distorsionando la cavidad uterina (se puede complementar con
la ecografía con infusión salina)

• el cambio en el tamaño de los fibromas individuales

Imagen de resonancia magnética

La resonancia magnética es más costosa y menos fácil de conseguir que la ecografía, pero
puede ser necesaria cuando:

• los resultados de la ecografía no son concluyentes

• se necesita más información sobre el tamaño y la ubicación de los fibromas, puesto que la
ecografía es menos capaz de delinear los fibromas muy grandes o múltiples

• se está por realizar un embolización de la arteria uterina guiada por resonancia magnética o
ecografía, para determinar el tamaño y la ubicación de los fibromas

• se debe evaluar la vascularización, que puede contribuir a la predicción de la eficacia de la


embolización de la arteria uterina, particularmente si se usan agentes de contraste

* Estos estudios no sirven para diagnosticar tumores malignos

Sin embargo, como la resonancia magnética no puede diagnosticar la malignidad con certeza,
los estudios actuales están explorando la mayor posibilidad diagnóstica de nuevos tipos de
imágenes.

La tomografía computarizada raramente ayuda al diagnóstico de los fibromas uterinos.

¿Cuándo es necesario derivar a las pacientes con fibromas y cómo los médicos y las
pacientes seleccionan el mejor tratamiento?

Los fibromas solo requieren tratamiento cuando son sintomáticos.

Para los fibromas causantes de sangrado menstrual intenso y afectan la calidad de vida deben
considerarse: la histerectomía, la miomectomía o la embolización de la arteria uterina. El
factor clínico más importante para la elección de cualquier tratamiento posible dependerá del
deseo de la paciente de conservar o no su fertilidad, el útero o ambos. Esto normalmente
conduce a otras opciones: observación, tratamiento médico, radiológico, cirugía de
preservación uterina e histerectomía.

La histerectomía es el método definitivo para resolver los síntomas asociados a los fibromas
uterinos, pero lleva a la anticoncepción permanentemente y es considerada por muchas
mujeres como más invasiva que los otros métodos.

¿Qué tratamientos pueden hacerse en la práctica general sin derivar a la paciente al


especialista?

Los tratamientos médicos estándar para la menorragia también pueden ser eficaces cuando el
sangrado intenso se asocia a la presencia de fibromas y pueden reducir su impacto.

¿Cuáles son los tratamientos médicos más eficaces?


Los tratamientos médicos para los fibromas deberían estar dirigidos a calmar los síntomas. El
ácido mefenámico y el ácido tranexámico, que pueden reducir la menorragia y el dolor, son
seguros y, en general bien tolerados. Dado que solo se deben tomar durante la menstruación,
los efectos secundarios principales son poco frecuentes.

Los tratamientos disponibles son los hormonales, en particular para la menorragia, los
anticonceptivos orales, la noretisterona oral y el dispositivo intrauterino liberador de
levonorgestrel, aunque los estudios sobre su eficacia han excluido a las mujeres con fibromas
uterinos pequeños. Sin embargo, tanto la progesterona como el estrógeno pueden promover
el crecimiento de los fibromas.

Actualmente, los moduladores selectivos del receptor de progesterona ofrecen una alternativa
en el tratamiento médico de los fibromas. Varios ensayos aleatorizados y controlados han
demostrado que estos agentes reducen la pérdida de sangre y el tamaño del fibroma. El
acetato de ulipristal ha sido recientemente aprobado para ser usado a corto plazo en la
preparación para la cirugía (3 meses), y a largo plazo, en forma intermitente (≥12 meses),
pudiendo evitarse la cirugía.

Los agonistas de la hormona liberadora de gonadotrofina son bien establecidos y pueden


usarse en atención primaria, aunque por lo general son iniciados en atención secundaria para
aliviar los síntomas asociados al fibroma, entre ellos los relacionados con el tamaño. Estos
agonistas son solo eficaces mientras el tratamiento está en curso.

¿Qué tratamientos se llevan a cabo en atención secundaria?

Tratamientos radiológicos

Embolización de la arteria uterina. La embolización de la arteria uterina tiene como objetivo


bloquear el suministro de sangre al útero, lo que conduce a la degeneración isquémica de los
fibromas, aunque el miometrio obtiene un nuevo aporte de sangre de la circulación colateral
(ovárica y vaginal). Es un tratamiento eficaz y seguro para los fibromas.

Un metaanálisis reciente de ensayos aleatorizados y controlados que midieron la satisfacción


del paciente con la embolización de la arteria uterina vs. la cirugía (histerectomía o
miomectomía) mostró que ambos métodos eran equivalentes a los 1-5 años.

Las complicaciones mayores de la embolización de la arteria uterina son raras, pero las
complicaciones menores como las náuseas, el dolor y el flujo vaginal son más comunes con la
cirugía, mientras que la embolización requiere reintervenciones con mayor frecuencia en
dentro de los 5 años.

El impacto de la embolización de la arteria uterina en la fertilidad y el resultado del embarazo


se desconoce y es objeto de un estudio multicéntrico aleatorizado y controlado en el Reino
Unido.

Tratamientos quirúrgicos

La cirugía para los fibromas uterinos elimina solamente el tejido del fibroma (miomectomía) o,
el útero y los fibromas (histerectomía). Ambos procedimientos pueden ser realizados por
histeroscopia o laparoscopia o, a través de incisiones abdominales, aunque esta última se
suele reservar para los fibromas de gran tamaño. La principal indicación de la miomectomía en
lugar de la histerectomía es la preservación de la fertilidad o el deseo de la paciente de
conservar el útero.
Miomectomía

La miomectomía elimina los fibromas pero conserva el útero. Aunque hasta el 30% de las
mujeres pueden experimentar sangrado intraoperatorio que requiere transfusión, es raro
tener que recurrir a la histerectomía de emergencia, aunque la posibilidad debe ser parte del
proceso del consentimiento.

Revisiones sistemáticas recientes del tratamiento quirúrgico analizaron los métodos para el
tratamiento del sangrado por fibromas uterinos y concluyeron que todavía no hay acuerdo
acerca de si la miomectomía (abierta, laparoscópica o histeroscópica) mejora los resultados de
la fertilidad o el embarazo. Incluso los estudios sobre la miomectomía histeroscópica de los
miomas submucosos fueron estudios de observación cuyo objetivo fue estudiar los cambios en
la fecundidad y no fueron de suficiente calidad para que una revisión de Cochrane pudiera
llegar a una conclusión definitiva. Cuando el único problema es la subfertilidad, no hay
evidencia que avale el uso de la miomectomía. No hay pruebas firmes que a favor de la
miomectomía para los casos en los que el único problema es la subfertilidad.

No hay datos sólidos sobre las comparaciones de las opciones para la subfertilidad, como la
embolización de la arteria uterina vs. la miomectomía. Los datos de los resultados de nivel 1
muestran que los resultados en la calidad de vida son equivalentes para las dos intervenciones.

Son pocos los estudios que han medido en forma prospectiva los riesgos asociados a la
miomectomía y su efecto en el embarazo subsiguiente. Las estimaciones de las principales
complicaciones rondan el 2%. Independientemente de la vía de acceso, la miomectomía puede
aumentar la necesidad de un parto por cesárea y el riesgo de ruptura uterina. Sin embargo, un
estudio multicéntrico no mostró un aumento del riesgo de resultados adversos para el feto
después de la miomectomía.

Los fibromas grandes se extirpan generalmente mediante la miomectomía abierta. Sin


embargo, en algunas mujeres, los fibromas submucosos (generalmente <5 cm de diámetro)
pueden ser resecados mediante la histeroscopoia; pocos estudios han investigado su efecto en
la menorragia, aunque algunos estudios de observación han señalado una mejoría. De modo
que la evidencia de que la extracción histeroscópica de los miomas submucosos mejora la
posibilidad de embarazo en las mujeres con subfertilidad o los síntomas de otro modo
inexplicables es insuficiente para sacar conclusiones.

Histerectomía

La histerectomía resuelve con eficacia y de forma permanente los síntomas asociados a los
fibromas uterinos. Tiene una tasa de mortalidad de 0,6 a 1,6/1.000 mujeres. Ningún estudio ha
comparado la incidencia de complicaciones de la histerectomía y de la miomectomía, aunque
un gran estudio de observación halló un aumento de las complicaciones de la histerectomía
aplicada a los fibromas grandes.

¿Cuál es la relación entre los fibromas y la fertilidad?

La relación exacta entre los fibromas y la infertilidad no es del todo conocida. Algunas
evidencias sugieren que los fibromas submucosos causan subfertilidad, y el impacto de los
miomas intramurales es incierto. Los fibromas subserosos no parecen ser importantes en este
contexto. Los estudios de observación apoyan la miomectomía para los miomas submucosos, a
pesar de la falta de conclusión de una reciente revisión de Cochrane. El efecto de los miomas
intramurales es incierto y el consenso actual no admite su eliminación para mejorar la
fertilidad.

¿Qué sucede con los fibromas durante embarazo?

Los datos de Estados Unidos indican que alrededor del 18% de las mujeres afroamericanas y
alrededor de 8% de las mujeres europeas de América tienen fibromas uterinos al en la
ecografía del primer trimestre del embarazo, aunque sin certeza de cuándo se desarrollaron.

Una revisión sistemática de 23 estudios concluyó que mientras la mayoría de los miomas son
asintomáticos, estadísticamente las tasas de aborto involuntario espontáneo fueron
significativamente mayores en las mujeres con fibromas, aunque no se observó diferencia en
las tasas de neonatos de partos prematuros. Sin embargo, la mayor edad reproductiva
aumenta el riesgo tanto de los fibromas como del aborto involuntario, distorsionando el
panorama.

Los fibromas adyacentes a la placenta tienen más probabilidades de asociarse al sangrado en


el embarazo temprano y el aborto espontáneo. El dolor agudo en el embarazo, que puede
estar causado por la "degeneración roja" (el aumento del tamaño del fibroma supera el
suministro de sangre, con la consiguiente isquemia) o por el sangrado secundario a los
fibromas es infrecuente, pero debería ser motivo de derivación para obtener el asesoramiento
especializado. El tratamiento de los fibromas solo es necesario durante el embarazo si ocurren
complicaciones agudas.

¿Existe riesgo de transformación maligna?

Los leiomiosarcomas son neoplasias raras que pueden ser difíciles de distinguir clínicamente
de los fibromas. Solo pueden ser diagnosticadas con certeza mediante la histopatología. Esta
transformación es una causa potencial de preocupación cuando los fibromas se dejan sin tratar
o son manejados en forma conservadora.

Un metaanálisis reciente concluyó que en aproximadamente 2,94/1.000 mujeres, los


leiomiosarcomas son diagnosticados de forma inesperada después de la cirugía de supuestos
fibromas benignos. Los riesgos aumentan con la edad, pasando de menos de 1 caso/500
mujeres <30 años a 1/98 mujeres de 75-79 años. Se desconoce cuál es la prevalencia
verdadera de los sarcomas uterinos en presuntos fibromas, dada la amplia gama de
prevalencia.

Los fibromas que crecen rápidamente, sobre todo después de la menopausia o a pesar del uso
de agonistas de la hormona liberadora de gonadotrofina (cuando se esperaría que disminuyan
de tamaño) suelen ser preocupantes y deben motivar la derivación al especialista. Sin
embargo, este cuadro clínico no es sensible o específico para discriminar los leiomiosarcomas
de los fibromas benignos, pero se impone la derivación y la posterior evaluación del
especialista, quien determinará la realización de otras investigaciones o el tratamiento, si los
hay.

MIOMAS Y EMBARAZO

La miomatosis uterina es un hallazgo común en mujeres en edad reproductiva, la mayoría de


miomas no cambia de tamaño durante el embarazo, pero un tercio puede crecer en el primer
trimestre. El diagnóstico se basa en la historia clínica (mioma ya conocido), exploración clínica
(útero mayor que las semanas de amenorrea) y pruebas complementarias: ecografía y
resonancia magnética (RM).Desde el inicio del siglo pasado muchos ginecólogos opinaban que
la miomectomía “Es tan peligrosa y difícil que no debería ni pensarse, excepto en condiciones
desesperadas”.

La verdadera prevalencia de miomatosis uterina en el embarazo es desconocida. Estudios


retrospectivos y observacionales han documentado la seguridad y bajo riesgo de miomectomía
en mujeres embarazadas en pacientes bien seleccionadas. La miomatosis uterina en el
embarazo está relacionado con complicaciones materno-fetal incluyendo abortos, amenaza de
parto pre término, desprendimiento prematuros de placenta, obstrucciones de canal del parto,
aumento de cesáreas, presentaciones pélvicas, mal posiciones y hemorragias post parto
severa. Los miomas uterinos gigantes pueden estar asociados con restricción del crecimiento
intrauterino y síndrome de comprensión fetal.

Los estudios por resonancia magnética a menudo son usados para complementar o aclarar los
estudios ultrasonograficos en la evaluación de masas pélvicas. Además la RM es superior a la
ultrasonografía para describir detalles característicos o localizaciones de los miomas uterinos
en mujeres no embarazadas, por lo tanto la RM ha sido descrita como una herramienta
importante en la programación pre-operatoria para casos en el cual el mapeo de los miomas
uterinos son prioridad.

El tratamiento quirúrgico de las masas pélvicas durante el embarazo se asocia con sus propias
complicaciones incluidas aborto espontáneo, rotura de membranas, parto y nacimiento pre
término. Se ha reportado que 10% de las mujeres embarazadas con Miomatosis sufre
complicaciones relacionadas con este tumor. La miomatosis uterina son tumores benignos del
musculo liso del útero, ocasionalmente malignizan en menos del 1%, su tamaño es variable
van desde milímetros hasta grandes tumores que ocupan toda la cavidad abdominal, su
localización pueden ser subseroso, submucoso, intramural, pedunculado.

Algunos autores recomiendan el tratamiento farmacológico en pacientes no embarazadas con


miomas gigantes previos a la miometomía con los análogos de lo hormona liberadora de
gonadotropina (GNRH). Los miomas se clasifican según su tamaño en pequeños menores de 2
cm, medianos de 2-5 cm, grandes de 6-20 cm y gigantes mayores de 20 cm.

El uso de anti-hormona que reduce la cantidad de estrógenos y el tamaño de los miomas de


35% al 60%, no se debe usar por más de 6 meses.La miomectomía es un tipo de cirugía que
remueve el mioma sin remover el útero, ideal en mujeres que desean conservar el útero.

Hay numerosas formas de realizar este procedimiento quirúrgico por laparoscopía,


histerosopía y laparotomía.

La miomectomía ha sido un procedimiento pocas veces realizado en el embarazo por el alto


riesgo de sangrado y alta probabilidad de histerectomías.

En la literatura internacional se han encontrado varios casos en que se demostró que la


Miomectomía en el embarazo reduce los porcentajes de abortos, cesáreas e histerectomías en
mujeres con dolor recurrente severo con miomas gigantes o de crecimiento acelerado.Estudios
retrospectivos y observacionales documentan la seguridad y el bajo riesgo de la miomectomía
en pacientes bien seleccionadas. La más común e importante razón para realizar Miomectomía
es el dolor abdominal severo que no cede con manejo conservador.
La RM en la paciente embarazada con dolor abdominal agudo nos ayuda a diferenciar la
degeneración de los miomas de una torción ovárica el cual puede ser sumamente difícil en
miomas gigantes pediculados.

Existe un consenso general en cuanto a no practicar Miomectomía en el curso de una cesárea


por el riesgo de histerectomía, salvo en casos muy concretos por ejemplo miomas pediculados.

La gestación condiciona un incremento de la vascularización del mioma y con el consiguiente


riesgo de transfusiones masivas e incluso histerectomías. Diferentes estudios señalan la
resolución quirúrgica favorable de las masas pélvicas durante el embarazo a partir de las 12
semanas de gestación pues proporciona un margen de inocuidad amplia sin afectar la
evolución del embarazo ni los resultados perinatales. Se ha observado que de la semana 16 a
la 20 de gestación es un periodo prudente para realizar laparatomía.

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