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Hipertensión Arterial (HTA)

Es una enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de las cifras de


la presión sanguínea en las arterias. Aunque no hay un umbral estricto que permita definir
el límite entre el riesgo y la seguridad, de acuerdo con consensos internacionales, una
presión sistólica sostenida por encima de 139 mmHg o una presión diastólica sostenida
mayor de 89 mmHg, están asociadas con un aumento medible del riesgo de aterosclerosis y
por lo tanto, se considera como una hipertensión clínicamente significativa.

La hipertensión arterial se asocia a tasas de morbilidad y mortalidad considerablemente


elevadas, por lo que se considera uno de los problemas más importantes de salud pública,
especialmente en los países desarrollados, afectando a cerca de mil millones de personas a
nivel mundial.

La hipertensión es una enfermedad asintomática y fácil de detectar; sin embargo, cursa


con complicaciones graves y letales si no se trata a tiempo. La hipertensión crónica es el
factor de riesgo modificable más importante para desarrollar enfermedades
cardiovasculares, así como para la enfermedad cerebrovascular y renal. Se sabe también
que los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las
mujeres, situación que cambia cuando la mujer llega a la menopausia, ya que antes de esta
posee hormonas protectoras que desaparecen en este periodo y a partir de ese momento la
frecuencia se iguala. Por lo tanto la mujer debe ser más vigilada para esta enfermedad en
los años posteriores a la menopausia.

La hipertensión arterial, de manera silente, produce cambios en el flujo sanguíneo, a


nivel macro y microvascular, causados a su vez por disfunción de la capa interna de los
vasos sanguíneos y el remodelado de la pared de las arteriolas de resistencia, que son las
responsables de mantener el tono vascular periférico. Muchos de estos cambios anteceden
en el tiempo a la elevación de la presión arterial y producen lesiones orgánicas específicas.
La hipertensión arterial es una patología crónica que consiste en el aumento de la
presión arterial. Una de las características de esta enfermedad es que no presenta unos
síntomas claros y que estos no se manifiestan durante mucho tiempo.

Tipos de hipertensión:

- Tensión sistólica: Es el número más alto. Representa la tensión que genera el


corazón cuando bombea la sangre al resto del cuerpo.

- Tensión distólica: Es el número más bajo. Se refiere a la presión en los vasos


sanguíneos entre los latidos del corazón.

Causas:

Aunque todavía no se conocen las causas específicas que provocan la hipertensión


arterial, sí se ha relacionado con una serie de factores que suelen estar presentes en la
mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar aquellos relacionados con la
herencia genética, el sexo, la edad y la raza y por tanto poco modificables, de aquellos otros
que se podrían cambiar al variar los hábitos, ambiente, y las costumbres de las personas,
como: la obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de
anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.

Síntomas:

Hay síntomas inespecíficos, como las cefaleas, que ayudan a detectarla porque ponen en
alerta al paciente que decide ir al médico o acudir a la farmacia a que les tomen la tensión.
Sin embargo, señala que esos síntomas no se pueden atribuir a la hipertensión porque
coinciden en el tiempo como respuesta al dolor.

En el caso de los hipertensos que han estado sin diagnóstico durante mucho tiempo,
pueden sufrir en un momento dado una complicación, como una angina de pecho, que es un
síntoma derivado de esa complicación.
Prevención:
Tener hábitos de vida saludable y, sobre todo, evitar el sobrepeso y la obesidad son los
principales factores para prevenir la aparición de la hipertensión.

Los especialistas señalan que llevar una dieta sana y practicar ejercicio puede ayudar a
que la población general esté exenta de sufrir esta patología.

Tratamientos:

- Mejora de los hábitos de vida

El paciente tiene que llevar una dieta saludable, disminuir el consumo de calorías, de
azúcares y grasas y aumentar la práctica de ejercicio físico.

- Tratamientos farmacológicos

En caso de que los cambios de los hábitos de vida no funcionen, hoy en día
existen tratamientos farmacológicos que son muy útiles para controlar la presión arterial.
Inicialmente estos tratamientos comienzan con un solo fármaco. No obstante, en algunos
casos esta medida no es suficiente y necesitan combinar con dos o tres medicinas para
controlar la presión arterial.

Debido a que la hipertensión arterial es una enfermedad crónica, es fundamental que los
pacientes sean constantes con los tratamientos.

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