You are on page 1of 7

Análisis Crítico: Libro Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo

Presentado a: Dr. Alejandro Chindoy Chindoy

Presentado por: Carla Johana Martínez García

Universidad Tecnológica de Pereira – UTP

Agosto 04 de 2018

En su libro Boaventura de Sousa Santos reflexiona desde sus vivencias y las


de otros colaboradores suyos en América latina y algunos países africanos
de tal suerte que levanta una fuerte crítica a la concepción Hegemónica
de los derechos humanos como lenguaje de la dignidad humana.

Bonaventura inicia su introducción al texto hablando de “autonomía


individual y crecimiento infinito” (Santos, 2014) como principios del desarrollo
capitalista, estos constituyen el alma del neoliberalismo, con un ideal de
sociedad compuesta por individuos de los cuales depende su propia
realización entendida esta como desarrollo fruto de las elecciones en el
mercado planetario.

Pareciera que solo quienes tienen acceso a estos mercados pueden lograr
su propio desarrollo, lo cual nos plantea muchos interrogantes entre ellos es
posible preguntarse ¿Qué pasa con las comunidades indígenas que aún no
conocen del “desarrollo” capitalista? ¿Es posible pensar que el hecho de su
pobreza obedece a su no participación en la economía capitalista donde
solo el 1% de la elite global domina al 99% de la población mundial
empobrecida?, sin duda alguna nos encontramos ante una realidad poco
realista, es decir en nombre del desarrollo se piensa en destruir la naturaleza
porque es lo que genera ganancia, se piensa que hay que explotar al
máximo los recursos para obtener su máximo beneficio y esto es sinónimo de
riqueza, pero que pasa entonces con la sostenibilidad ambiental, que pasa
con la riqueza cultural en un sistema que solo piensa en producción serial,
que pasa con los “diferentes”.

Surge la pretensión del desarrollo a partir de la autodeterminación, lo cual


constituye una afirmación bastante positivista, dado que en primer lugar tal
como lo expone el autor es imposible en la vida de la sociedad depender
solo de sí mismo y en segundo lugar “no existe autonomía sin condiciones y
estas están repartidas de forma desigual” (Santos, 2014). ¿pueden los
derechos humanos oponerse de modo eficaz a la ideología de la
autonomía individual y del individualismo posesivos? Esta pregunta es clave
para comprender como los derechos humanos han sido un instrumento de
las políticas neoliberales, no queremos decir con esto que en sí mismo los
derechos humanos sean injustos, o no persigan ideales nobles, solo que en
contexto estos están desarticulados de la concepción de dignidad
humana.

Aquí es importante develar lo que Boaventura llama espejismo de la


concepción convencional de los derechos humanos “la teleología, el
triunfalismo, la descontextualización, el monolitismo y antiestatalismo”
(Santos, 2014, p. 25). Todos estos muestran una falsa interpretación de los
derechos humanos para el beneficio de algunas elites, es así como el
espejismo teleológico omite otro tipo de actores, situaciones o contextos de
dignidad humana, el triunfalismo por su parte busca poner fin a otras formas
de lucha, ya es suficiente con los derechos humanos, el de la
contextualización busca justificar actos de dominación política y
económica, el espejismo del monolitismo no acepta contradicciones de las
teorías de los derechos humanos, El espejismo del antiestatismo como
consecuencia del neoliberalismo, el estado se ha convertido, de garante y
actor central de los derechos humanos, en un simple espectador que
permite la violación de derechos por parte de poderes económicos
minoritarios.

Es relevante desnudar la realidad de los derechos humanos, para ello


Boaventura habla de las tensiones que existen entorno a los derechos
humanos esto nos lleva a reflexionar primero en cuál fue su origen, lo cual
muestra claramente que estos fueron concebidos bajo la premisa de
universales1, haciendo clara distinción entre hombre (humanidad) y
ciudadano (Pueblos) tal vez con un propósito, y segundo en cuanto a su
finalidad nos resulta importante tal como lo expone Santos “distinguir las
concepciones hegemónicas de los derechos humanos – destinadas …a
legitimar las ideologías del individualismo propietario” fundamento del
capitalismo colonialista y patriarcal que domina nuestro tiempo” de
aquellas concepciones alternativas basadas en la autonomía orientadas
hacia una sociedad más justa y digna. Pero ¿cómo lograrlo? Aquí
consideramos es vital superar la tensión que existe entre derechos
individuales y colectivos2, el estado debe brindar igual importancia a los
derechos civiles y políticos y/o a los derechos sociales y económicos para
garantizar que tanto los grupos “minoritarios”, como los grupos sociales que
se encuentran en situaciones particulares de debilidad frente al sistema, no
solo sea reconocidos mediante el ejercicio real de sus derechos, sino que
logren superar las brechas de desigualdad social y económica a fin de llegar
a unas condiciones que permitan tener una vida digna. Es importante
reconocer, y continuar con el proceso de los derechos humanos indivisibles.

Frente a los derechos humanos y deberes humanos es importante empezar


a comprender que ambos tienen igual importancia, teniendo en cuenta

1
Universales en un mundo globalizado.
2
Hay dos clases de derechos colectivos, los primarios y los derivados. Estos derechos pueden ejercerse de
forma individual y/o colectiva.
que otras culturas y tradiciones de la dignidad humana le dan la misma
prioridad a los deberes y a los derechos humanos.

En cuanto a la razón del estado y la razón de los derechos es preciso resaltar


su importancia en Latinoamérica, varios países de América latina han vivido
procesos de violencia, los cuales han sido mediados por la justicia
transicional y la reparación de víctimas. Es importante destacar que es
necesario que los Estados implicados reconozcan su papel como actores de
violaciones de derechos humanos, sea por omisión o intromisión, haciendo
frente a la opinión pública de su responsabilidad.

Frente a lo humano y lo no humano, es necesario cambios drásticos en la


forma de concepción del mundo e “implicaría una profunda transformación
de las relaciones sociales y políticas” (Santos, 2014)” Es posible defender la
libertad y la igualdad de todos los ciudadanos y, al mismo tiempo, defender
la esclavitud, porque hay una línea divisoria subyacente a los derechos
humanos, mediante la cual es posible definir quién es verdaderamente
humano y, por tanto, tiene derecho a ser humano, y quién no y, en
consecuencia, carece de ese derecho” (Santos, 2014).

En cuanto al reconocimiento de la igualdad y el reconocimiento de la


diferencia, los derechos humanos hegemónicos priorizan la igualdad ante la
ley, la igualdad jurídico-política; no se busca reconocer la igualdad cultural,
social y económica. Solo mediante las luchas de minorías excluidas, se han
legitimado sus derechos reconociendo su dignidad.

Cabe destacar el gran esfuerzo que hace Boaventura por dar una
interpretación de los derechos humanos desde las vivencias reales de los
pueblos, particularmente las comunidades que el tanto ha trabajado, es así
como aborda un tema de suma importancia como lo es el desarrollo y el
derecho a la libre determinación. Este análisis lo hace desde tres “matices
“que son: 1). La tensión relativa al derecho a la salud y a los derechos
ambientales 2). El derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas,
y 3). La tensión relativa a los derechos de los pueblos a liberarse del
neocolonialismo.

El neoliberalismo y el capitalismo ha generado consecuencias muy graves


para los pueblos, crisis en materia de alimentación, escasez de agua
potable, fruto de la agroindustria, lo que dio origen a grupos activistas en
defensa de los derechos humanos. Surgen los derechos colectivos en
consonancia con el desarrollo y el derecho al progreso, estos fueron
reconocidos muy tardíamente, e incluso entonces de manera incompleta.
“La consagración del derecho al desarrollo se inició con la Declaración
sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social (1969) y la Carta Africana sobre
los Derechos Humanos y de los Pueblos (1981), y consiguió relevancia con la
Declaración sobre el Derecho al Desarrollo de Naciones Unidas, de 1986, y
con las conferencias mundiales de Naciones Unidas celebradas en la
década de los noventa. El derecho al desarrollo tuvo su fundamento en
ideas similares a las que se recogieron en la teoría de la dependencia”
(Santos, 2014).

Otro fenómeno histórico para la economía mundial es “La filosofía del


movimiento de los No Alineados” significó una integración de países del
Tercer Mundo a fin de buscar que se les garantizaran internacionalmente las
condiciones necesarias para su desarrollo. El derecho al desarrollo en el
contexto de la Guerra Fría significó la posibilidad de elegir entre el
capitalismo y la globalización, y un proceso socialista de desarrollo
alternativo.

“Esta reivindicación acabó reflejándose desde mediados de los años


setenta en el movimiento por un nuevo orden económico internacional, al
que los países desarrollados, con Estados Unidos a la vanguardia,
presentaron una oposición frontal e inequívoca. Después del colapso del
bloque soviético, la respuesta de los países del Norte fue intensificar el
neoliberalismo y convertir el derecho al desarrollo en el deber de
desarrollarse” (Santos, 2014).

Para Bonaventura fortalecer los derechos sociales y económicos, es decir, el


derecho a la seguridad alimentaria de la mayoría o el derecho a la
educación, implica en buena parte la violación de los derechos
ambientales y los derechos ancestrales de los pueblos indígenas y
afrodescendientes a sus territorios, situación evidente y con la que estamos
de acuerdo dado que por ejemplo Colombia, en nombre de las políticas
sociales asistencialistas se permite las concesiones de explotación minera en
territorios protegidos.

Sucede también con los pueblos indígenas que sido despajados de sus
raíces ancestrales, condenado a dispersarse a las ciudades y a sufrir hambre
y necesidades porque su entorno ha sido alterado, en nombre del desarrollo
económico, por los grandes Monopolios. Dando origen a movimientos
indígenas que convocan a grandes marchas y al ejercicio de sus derechos.

En síntesis, si bien es cierto la constitucionalización de los derechos otorgan


herramientas en aras de proteger los derechos humanos, estos muchas
veces quedan inmersos en la objetividad y atienden a intereses neoliberales
donde priman algunos derechos los cuales se protegen a través del
“desarrollo”, dejando sin importancia los intereses de los pueblos y de la vida
en sí misma.

Estamos ante las más “insólitas injusticias sociales y el más injusto sufrimiento
humano no parecen ya generar la indignación moral ni la voluntad política
de combatirlos de manera efectiva y de crear una sociedad más justa y
equitativa” (Santos, 2014). Se observa con preocupación como la gran
mayoría de las constituciones latinoamericanas acogen los postulados
universales de los derechos humanos, como consecuencia de la imposición
colonialista, sin embargo, nos encontramos inmersos en las más crudas
injusticias.

No obstante, es en los modelos de desarrollo donde surge la importancia de


las concepciones contrahegemónicas de los derechos humanos. Dado
que, y en esto estamos completamente de acuerdo, bajo estas nociones de
derechos humanos es posible reforzar la autodeterminación y autonomía de
los pueblos que permitan hacer frente al capitalismo extractivista. “al
ecologismo de los ricos” hay que contraponer el “ecologismo de los pobres”
basado no en el individualismo sino en las ideas de reciprocidad, solidaridad,
y complementariedad” (Santos, 2014). No todo este perdido, hay luz aún en
el camino, queda algo de poder en manos de los pueblos, “los grupos
sociales oprimidos están obligados a preguntarse si tales derechos, a pesar
de ser parte de la misma hegemonía que consolida y legitima la opresión,
no pueden ser utilizados para subvertirla” (Santos, 2014, p. 23).

De esta forma conociendo el proceso creativo de los derechos humanos,


reconociendo sus tensiones, creando herramientas analíticas y teóricas que
permitan el acercamiento a movimientos contrahegemónicos, y partiendo
del hecho de que la dignidad humana universal no es occidental y no
pierde importancia por el mero hecho de basarse en presupuestos históricos
occidentales, es posible darle un verdadero sentido a los derechos
humanos.

You might also like