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La sensación
Es la excitación que producen los objetos del mundo exterior
actuando como estímulos físicos sobre los sentidos. Ej. Las formas,
colores, tamaños, movimientos, dirección, etc. Sobre la vista,
sonidos y ruidos sobre el oído; olores, sobre el olfato; sabores,
sobre el paladar; la temperatura, la naturaleza de las superficies
sobre el tacto, etc. El conocimiento se elabora precisamente con
los nidos que los sentidos captan directa o indirectamente del
mundo exterior, que, a su vez, se constituyen en la fuente del
conocimiento.
La percepción
La percepción surge sobre la base de las SENSACIONES, mas, no
es una suma mecánica de sensaciones. Es la imagen sensorial
integra del objeto, de los fenómenos con todas sus propiedades,
cualidades y aspectos, reflejados en las sensaciones.
La representación
La representación es la imagen integra de los objetos y fenómenos
percibidos antes, pero que en un momento dado no son percibidos
directamente por el sujeto cognoscente. Es la reproducción en la
conciencia del hombre de los objetos que han influido en nuestros
órganos de los sentidos, que han sido percibidos en el pasado-
indirecta o directamente- se conserva en nuestra memoria, tal es el
recuerdo y la reproducción.
Toda representación tiene directa o indirectamente base en
percepciones anteriores o actuales. La imaginación y la fantasía no
es posible sin la percepción pasada o actual. Cuando hablamos de
la representación no nos estamos refiriendo a una imagen gráfico
sensorial, como una huella mecánica en el cerebro humano; la
imagen reproducida en síntesis dinámica, a base de las
percepciones tenidas en el pasado.
A. EL CONCEPTO
Es la forma lógica fundamental e inicial del conocimiento,
que sintetiza y refleja las cualidades o características
esenciales y necesarias de los objetos, hechos fenómenos o
de los procesos de la realidad. En esa forma, no pensamos
la realidad a base de sensaciones ni de percepciones, sino
a base de conceptos.
Ej. Cuando decimos hombre, estamos expresando con una
palabra un concepto, en cuanto este sintetiza con una sola
palabra todas las características de todos los objetos a los
que denominamos frutas.
B. EL JUICIO
Por otro lado, el conocimiento no es una simple suma de
conceptos sino que, de hecho, estos, reflejan, a su vez, la
unidad y coherencia de una realidad que se revela en su
unidad y totalidad, como producto de la interconexión
universal de los elementos y factores que la componen y
donde nada esta aislado, separado o independiente, los
hombres no se comunican ni dialogan emitiendo conceptos
sueltos y sin ninguna conexión con otros conceptos, el
proceso del pensamiento refleja un sistema coherente y
unitario de conceptos con plena y clara significación
(semántica), esta conexión o concatenación de los
conceptos con plena significación de los que enuncian es el
juicio.
C. LA DEDCUCCIÓN
D. LÓGICA DIALECTICA
La lógica dialéctica, es así, la ciencia que estudia la relación
de conformidad y correspondencia del pensamiento,
reflejando una realidad en constante movimiento, cambio y
transformación. El pensamiento será verdadero, en la media
y el grado en que refleje esa realidad en su incesante
movimiento, cambio y transformación, por eso, la lógica
dialéctica estudia las leyes generales del movimiento y del
desarrollo. La verdad dialéctica es, de esta manera, relativa
y no absoluta. No podemos en ningún caso afirmar que
somos poseedores de la verdad absoluta; sino que
relativamente hemos logrado en la medida y el grado en que
reflejamos las características, cualidades y propiedades de
los objetos y en la medida y el grado que reflejamos la
realidad en un incesante y constante movimiento, cambio y
transformación.
Los objetos ideales pueden ser ciertos y ficticios. Son ciertos los
números, las relaciones, las figuras geométricas, el concepto, el juicio,
etc. Y, son ficticios los creados por la fantasía, como por ejemplo el
“Quijote de la Mancha”, “Caperucita Roja”, “La Montaña de Oro”, “El
príncipe Azul”, etc., creaciones fantasiosas que no por ser ficticias
dejan der ser objetos cognoscibles.
LOS VALORES
No tienen existencia temporal, espacial ni ideal. Los valores, como
objetos no tienen ser porque no existen en una forma autónoma,
independiente; pues su existencia se adhiere al ser de los demás
objetos y son pensados como cualidades que no indican lo que los
objetos son, sino lo que éstos valen. Por eso, se dice que la existencia
de los valores no consiste en ser, sino en valer; que los valores son
sino que valen. Ejemplos de valor son la utilidad, la verdad, el bien, la
justicia, la maldad, la injusticia, la santidad, etc.
2.2 PROBLEMAS DE LA TEORIA DEL CONOCIMIENTO
La teoría del conocimiento (llamada a veces también gnoseología) estudia esa
relación entre el sujeto y el objeto, y todos los problemas que esa relación
plantea. Por de pronto: ¿cuál es la naturaleza de esa relación? ¿Esa relación
es posible?; ¿es posible siempre?; ¿cuáles son sus límites, si los tiene?; ¿cuál
es su valor?, ¿Cuál es, en fin, el instrumento adecuado para que esa relación
se establezca?
A ninguno de esos integrantes puede contestarse en forma aislada. La
respuesta que a cada uno de ellos se dé, implica, en mayor o menor grado, la
respuesta que se dé a los otros. Aunque por razones didácticas suelen
separarse los problemas, éstos están ligados entre sí. No se puede, por
ejemplo, decir cuál es el valor del conocimiento, si no se dice cuáles son sus
límites; y no se puede decir cuáles son sus límites, si no se dice cuál es su
naturaleza; y tampoco se puede, pues, decir cuál es su valor, si no se dice cuál
es su naturaleza.
La relación en que el conocimiento consiste no puede estudiarse prescindiendo
en absoluto de los términos que entran en esa relación. Sujeto y objeto son los
términos de esa relación. Preguntarse por la naturaleza de ese sujeto y de ese
objeto es plantearse problemas que no son estrictamente de teoría del
conocimiento, gnoseológicos. Toda teoría del conocimiento implica una teoría
acerca de lo que el sujeto y el objeto son en sí mismos, es decir, una teoría
metafísica; y toda metafísica implica, a su vez, una teoría del conocimiento.
Puede discutirse la prioridad de una disciplina sobre la otra; considerar que la
teoría del conocimiento es previa a la metafísica o que ésta es previa a aquella.
Lo que no puede discutirse es que toda teoría del conocimiento va
acompañada de una determinada teoría metafísica y toda teoría metafísica de
una determinada teoría del conocimiento.
2.2.1 ¿Qué es el conocimiento?
El conocimiento suele entenderse como:
1. Hechos o información adquiridos por una persona a través de
la experiencia o la educación, la comprensión teórica o práctica de un
asunto referente a la realidad.
2. Lo que se adquiere como contenido intelectual relativo a
un campo determinado o a la totalidad del universo.
3. Conciencia o familiaridad adquirida por la experiencia de un hecho o
situación.
4. Representa toda certidumbre cognitiva mensurable según la respuesta
a «¿por qué?», «¿cómo?», «¿cuándo?» y «¿dónde?».
No existe una única definición de «conocimiento». Sin embargo existen muchas
perspectivas desde las que se puede considerar el conocimiento; siendo la
consideración de su función y fundamento, un problema histórico de la
reflexión filosófica y de la ciencia. La rama de la filosofía que estudia o que
relaciona el conocimiento es la epistemología o teoría del conocimiento. La
teoría del conocimiento estudia las posibles formas de relación entre el sujeto y
el objeto. Se trata por lo tanto del estudio de la función del entendimiento propio
de la persona
REALISMO E IDEALISMO
EL REALISMO INGENUO:
Realismo e idealismo son palabras que tienen muchas acepciones, no tienen
sentido emplearlas sueltas sin aclarar a que problema filosófico nos estamos
refiriendo.
Hay una correspondencia total entre las cosas y nuestro conocimiento de ellas,
como la correspondencia que hay entre las cosas y sus imágenes en el espejo.
Esto vale para el conocimiento sensible como para el conocimiento intelectual.
El conocimiento consiste en una simple recepción de las cosas, nuestro
lenguaje conserva aún expresiones que traducen esa concepción del
entendimiento vulgar .conocer es simplemente ver, somos espejos
consientes .esta es la posición que se denomina realismo ingenuo.
Para el realismo ingenuo, el problema del conocimiento en rigor no existe, no
contesta que el conocimiento es eso; ni siquiera se pregunta que es el
conocimiento. El realismo ingenuo contestara que sí, y no dudara de la
presencia de las cosas mismas en sueños .no advierte que la afirmación
“ciertas cosas son verdes y por eso las vemos verdes, la funda en otra cosa
“declaramos verdes ciertas cosas, porque las vemos verdes “. A la pregunta
¿Por qué eso es verde?, el realista ingenuo contesta “porque lo veo “y no
sospecha que incurre en un circuito vicioso .declara que algo es verde porque
es verde.
1.El REALISMO PLATONICO:
El primer gran sistema realista es el de Platón, para quien conocer es, ante
todo y esencialmente ver. Platón es un idealista en cuanto afirma que la
realidad última es la realidad de las ideas, que constituye un mundo efímero y
variable.
Para Platón, lo mudable no es objeto de conocimiento, sino de opinión. Aunque
estamos sumidos en el mundo sensible, el conocimiento es posible porque el
alma procede de un mundo que no era sensible, y donde pudo contemplar el
mundo eterno e invariable de las ideas. Conocer es recordar lo que aprendimos
en aquella patria lejana.
Dogmáticos y escépticos
Hay que entender a los dogmáticos en oposición a los escépticos, ya que
fueron estos últimos los que pusieron este nombre a sus predecesores. Todos
aquellos filósofos anteriores a los escépticos son, por lo tanto, dogmáticos.
Los dogmáticos: Se caracterizan por no dudar de la posibilidad del
conocimiento: este es un hecho indubitable y que se demuestra así mismo
(conocemos y esto demuestra que el conocimiento es posible). Para estos
filósofos, carece de sentido preguntarse si el hombre conoce o no. Se parte de
la certeza de la existencia de dicho conocimiento y si alguna pregunta acerca
del mismo tiene razón de ser, ésta se centrará en su alcance, naturaleza y
valor.
En pocas palabras, dogmático es todo aquel que no se ha planteado la
pregunta sobre la posibilidad del conocimiento. Por lo tanto, ni siquiera afirma
la existencia del mismo.
El escéptico: En contraposición duda de la posibilidad de conocimiento o de la
posibilidad de demostrar la verdad del mismo. La actitud escéptica se
caracteriza por investigar si la verdad es posible y dudar de ella. Los escépticos
no tienen otra opción más que la de suspender el juicio (no pueden negar ni
afirmar nada sobre el mundo que los rodea). Sin embargo, hay que tener
presente que el escepticismo extremo y absoluto es insostenible. Hay certezas
de las que no se puede dudar, por ejemplo, del propio pensamiento, como
demostró Descartes.
Tipos de escepticismo
Escepticismo Clásico
El escepticismo como actitud filosófica ante la realidad tiene una larga
existencia. En el 300 a.C., Pirrón, el más importante representante del
escepticismo clásico, buscaba una respuesta a la pregunta (en otras
palabras, su preocupación era qué debo hacer moral y no gnoseológica),
buscaba la ataraxia o imperturbabilidad del alma. Este tipo de sabiduría
fue relacionada, más tarde, con la suspensión del juicio. De esta manera,
el problema gnoseológico pasó a primer plano.
Sexto Empírico es uno de los que sostiene que la ataraxia es resultado de
la suspensión del juicio. Para este filósofo, las investigaciones de los
escépticos no están relacionadas con las apariencias de las cosas. La
pregunta no es si la sensación que tengo en este momento, por ejemplo,
el frío del hielo al tocarlo, es real o no. La pregunta del escéptico se centra
en si el hielo es realmente frío y si se tienen buenas razones para afirmar
este hecho. El problema radica en que la razón no tiene manera de
diferenciar las apariencias reales de las falsas.
Escepticismo Moderno
En la Modernidad, el mayor exponente del escepticismo fue Montaigne.
Este filósofo sostenía que no existe ninguna posibilidad de encontrar un
criterio de verdad: para afirmar algo es necesario disponer de un criterio
que me permita diferenciar lo verdadero de lo falso, pero para hacer uso
de este criterio, primero debo demostrar su validez y para demostrar su
validez, sería necesario recurrir a otro criterio y así hasta el infinito.
En la actualidad, siguen existiendo filósofos que defienden el
escepticismo. Estos filósofos argumentan que nada es explicable. Esto es
así porque la verdad requiere características imposibles de hallar en el
pensamiento.
Desde la razón se han sostenido distintos sistemas filosóficos (basta con
pensar el antagonismo existente entre Platón y Aristóteles), a nivel moral,
ante un mismo hecho, personas distintas pueden defender distintos
cursos de acción a seguir (castigar a un alumno que no estudió o
perdonarlo), etc. Quizá se pueda decir que las características nombradas
se dan a nivel de los sentidos: siempre veo el cielo del mediodía (salvo
que esté nublado, por supuesto) de color azul y cada vez que lo vuelva a
ver, será igual para mí y para todos los otros seres humanos.
El relativismo niega la existencia de una verdad absoluta, válida en sí misma
en cualquier tiempo o lugar, considera que sólo existen opiniones particulares y
válidas en un determinado contexto cultural, social e histórico. Los sofistas son
los padres del relativismo epistemológico y moral. La última actitud recibe el
nombre de perspectivismo, no niega la posibilidad de una verdad absoluta,
cada sujeto que conoce lo hace desde una perspectiva particular, su visión no
es falsa sino particular, además de ser insustituible, la reunión de todas las
perspectivas conformarán la verdad absoluta.
El relativismo puede ser definido como un tipo especial de escepticismo. Cada
persona o sujeto de conocimiento tiene características particulares que
determinaran la manera en que se relacionará y conocerá al objeto.
De este modo, el conocimiento que un sujeto tendrá de los objetos que lo
circundan, no dependerá sólo de dichos objetos. Cada sujeto percibe de una
manera particular y tiene una inteligencia determinada. Así, no existe manera
alguna de verificar el conocimiento de lo absoluto, no podemos defender la
existencia de un conocimiento realmente compartido, sino que cada sujeto
tendrá un conocimiento relativo dependiendo de la relación que entable con los
objetos de conocimiento a partir de su percepción e inteligencia.
El agnosticismo. En esta posición, lo que se afirma es la imposibilidad de
conocer lo absoluto, el último fundamento que sostiene todos los demás
conocimientos de los que disponemos. El pensamiento humano opera
haciendo generalizaciones que se van enlazando entre sí. Se pasa de una
afirmación particular a otra y se hacen generalizaciones cada vez más amplias
que van englobando a las anteriores. Pero siempre se requiere de una nueva
afirmación que explique y englobe a la última que sostuvimos. Es imposible
llegar a una afirmación última que no necesite de otra más general que la
explique y justifique.
Solipsismo
Ningún filósofo se atrevió a defender este punto de vista tan radical, ni, por
supuesto, Descartes. Hay que tener cuidado con este cuestión ya que en el
ejercicio de la duda metódica hay un momento en el que Descartes parece
abrazar este punto de vista: tras dudar de la existencia de los cuerpos y de las
mentes Descartes descubre que existe él mismo como ser pensante, pero no
sabe aún si existe alguien más –cae por lo tanto en el solipsismo–, pero
inmediatamente intenta mostrarse a sí mismo que no está solo, y lo hace
precisamente demostrando que, además, existe Dios. Finalmente cree estar
convencido también de que la bondad de Dios garantiza la creencia en la
existencia de las cosas físicas y de las otras mentes, superando de este modo
la duda metódica y eliminando definitivamente la “soledad radical” a la que le
había conducido dicha duda.
El racionalismo cartesiano
Para Descartes (siglo XVII), hay verdades eternas que residen en nuestro
pensamiento y que no corresponden a "cosas" existentes fuera de él, ni
tampoco propiedades de "cosas". "De nada, nada puede crearse": Éste es un
ejemplo de verdad eterna, no derivada de la observación de los hechos. Otros
ejemplos de esas verdades son: "Es imposible que una misma cosa sea y no
sea al mismo tiempo"; uEs imposible que lo que ha sido hecho no haya sido
hecho"; "es imposible que el que piensa no exista mientras piensa". Es tal el
número de esas verdades, que sería difícil enumerarlas todas. Pero no es
siquiera necesario enumerarlas: "cuando se presente la ocasión de pensar en
ellas" no dejaremos de saber cuáles son.
Los axiomas de la matemática son verdades de esa clase: basta concebirlas
para comprender que son Infalibles; si Dios hubiese creado muchos mundos,
también en ellos, como en éste, existirían esos axiomas. Esas verdades son
innatas "a nuestra facultad de conocer tal como Dios nos la ha dado", sin
embargo. es decir, que esas verdades son creadas por Dios. Las cosas
particulares, que están fuera de nuestro entendimiento, son existencias; las
verdades eternas son esencias. Dios ha querido que las unas y las otras
fuesen lo que son. Las verdades eternas son eternas porque Dios lo ha
querido así; y son inmutables, porque Dios, que las ha querido, es inmutable.
Todo conocimiento debe partir de principios tan evidentes que "el espíritu
humano no pueda dudar de su verdad"; de ellos depende el conocimiento de
las demás cosas. Esos principios pueden ser conocidos sin que se conozcan
las cosas; pero éstas no pueden ser conocidas sin ellos. De esos principios
podrán entonces ser deducidas todas las cosas que de ellos dependen. Esos
principios, puestos como "semillas" en el alma, aseguran la posibilidad del
conocimiento, que tiene su modelo en la matemática.
Para Descartes, la matemática tiene una certeza incorruptible; y esa certeza
está en la relación directa con la ausencia de elementos sensibles. De los
datos de los sentidos podemos dudar siempre: podemos dudar de que exista
esa pared que vemos, pero no podemos dudar de los "axiomas" matemáticos.
Descartes se complace en recordar la antigua admonición de la academia
platónica. "Nadie entre sin saber matemática". Quiere como enseñaba el
platonismo, liberarse de esa contaminación de los sensible, moverse en el puro
mundo de la razón. En una de sus Meditaciones, declara: "Me he
acostumbrado de tal manera, estos últimos días, a apartar mi espíritu del
sentido..., que ahora podré alejar sin ninguna dificultad mi pensamiento de la
consideración de las cosas sensibles o imaginables, para dirigirlo a las que, por
estar desembarazadas de toda materia, son puramente inteligibles". Y así quiso
Descartes encontrar "los principios de todas las verdades que el espíritu
humano puede conocer". Sólo así sería posible alcanzar un "conocimiento
perfecto de todas las cosas que el hombre puede conocer". El conocimiento
perfecto es el conocimiento fundado en aquellas verdades eternas y no en las
cosas sensibles; en la razón y no en la experiencia.
De esos elementos últimos que Locke llama "ideas", van surgiendo por
sucesivas asociaciones y abstracciones, los conocimientos más complejos.
Algunas de nuestras ideas son simples, y otras complejas; pero la diferencia
entre ellas no es de naturaleza sino de grado: una idea compleja es una
combinación de ideas simples, y nada más. Lo complejo puede reducirse a lo
simple, y ser explicado por lo simple, Es en esas ideas simples donde está el
origen y el fundamento de todo nuestro conocimiento; y está allí, porque las
ideas simples son indestructibles: se las puede "repetir, comparar, unir, de
manera variada, casi infinita"; pero no se las puede crear ni suprimir. (Nadie
puede tener la percepción de un color que no existe, ni no tener la percepción
de un color que existe ante él). Nadie puede imaginar nada sensible que no sea
lo que ya los sentidos le suministran: cualidades gustativas, olfativas, táctiles,
auditivas, visuales, y de los demás sentidos que tenga. Y esto vale para el
hombre como para los animales.
Hume cría, así, resolver el problema. Pero en realidad, todo lo que hacía era
trasladado al terreno psicológico, donde las dificultades se agravan. Aun
admitiendo que el traslado fuese legítimo, esas dificultades subsisten, porque el
problema del hábito no era en la época de Hume (y no lo es) un problema
resuelto. Pero la crítica de Hume a la noción de causa es de importancia
extraordinaria, porque de ella parte Kant para intentar una crítica sistemática de
todas las nociones consideradas innatas por el racionalismo. Además, la crítica
de Hume es considerada como definitiva por la filosofía científica de nuestra
época.
7.- Sensismo
2.2.5PROBLEMA DE LA VERDAD
DEFINICION DE LA VERDAD
LA VERDAD COMO CONCORDANCIA
La verdad es la concordancia del pensamiento con su objeto, Santo Tomas es
quien recogió y analizo esta definición, haciéndola famosa. Todo pensamiento
se refiere a un objeto (real, ideal, imaginario); cuando hay correspondencia,
adecuación, entre el pensamiento y el objeto o la situación objetiva a que ese
pensamiento se refiere, tenemos una verdad.
La verdad es la adecuación entre el entendimiento y la cosa. La verdad se
define por la conformidad entre el entendimiento y la cosa. Pero ¿cómo puede
a ver, entre el pensamiento y los objetos conformidad o adecuación?; ¿en qué
consiste esa conformidad o adecuación?
Pienso “eso es oro”; y hay, allí, algo que es oro. Habría una conformidad, o
adecuación, total, si mi pensamiento también fuese oro, o si oro fuese también
pensamiento. No se trata, pues, en esta definición de la verdad, de una
correspondencia absoluta entre el pensamiento y su objeto, entre el
pensamiento y el ser. Los objetos están en el pensamiento no de la manera
que es propia de su ser, si no de la manera que es propia del pensamiento. El
objeto, la situación objetiva tienen que despojarse de sus cualidades, para
poder ser pensado; pero por otra parte, tienen que conservar, el pensamiento,
algo sin lo cual el pensamiento no sería el pensamiento de ese objeto o de esa
situación objetiva. Lo único que puede conservar es la forma desprovista de
todo contenido.
Se ha dicho que la definición de la verdad como concordancia del pensamiento
con su objeto se halla ante una grave dificultad: ¿Cómo sabremos si el
pensamiento es verdadero no, cuando lo que afirmamos se refiere al pasado -
que ya no existe – o a futuro – que aún no existe? . La relación del
pensamiento con el objeto mismo al que se refiere en esos casos, imposible.
Otra dificultad, más grave, es esta: ¿Cómo puedo saber que hay concordancia
entre mi pensamiento y la realidad? La realidad no la conozco si no a través de
mi pensamiento y es al que debo recurrir para saber si mi pensamiento es
verdadero o no “de hecho, para saber si un juicio es verdadero, no nos
dirigimos a la realidad... ”. Buscamos representaciones diferentes de aquellas
en que el juicio estuvo antes fundado, y que constituye un as de prueba. El
movimiento del espíritu por el cual se busca la verdad es una construcción de
prueba y en modo alguno un regreso a la realidad. Cuando se hace una
investigación judicial para descubrir, por ejemplo a un criminal, no se intenta en
modo alguno alcanzar la realidad, pues esa realidad... ha desaparecido, y si
alguien la ha aprendido, no pudo ser si no por representación. Los elementos
de investigación son pruebas materiales o testimonios. Cuando el presunto
culpable confiesa, la investigación no ha terminado, se reanuda con un
elemento nuevo, que es el testimonio del presunto culpable, testimonio muy
precioso, pero insuficiente puesto que se ignora por que confeso y su confesión
es verdadera; puede muy bien no se culpable y haber “confesado” por cobardía
o desesperación: eso es lo que la investigación establecerá la búsqueda de la
verdad no consiste en buscar el contacto con la realidad sino en acumular la
representaciones y verificarlas las unas mediante las otras “la verdad es el
producto de la verificación”.