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REFLEXIÓN MODULO PORTAFOLIO (Mauricio Vladimir Fuentes)

CLASES PORTAFOLIO

INICIO: Se debe presentar y explicar el Objetivo propuesto, que debe contener de forma suscinta
la Habilidad cognitiva que aprenderán, y el Objetivo que se busca a través del aprendizaje de esa
Habilidad. Deben ser muy cuidadosos en que el verbo que usen para definir la habilidad,
efectivamente se desarrolle durante la actividad y no otro. Si proponen Analizar, Comparar,
Comprender o lo que sea, fíjense en que efectivamente sea la "acción" que ejecuten los niños
durante la actividad.

La motivación debe redactarse de forma atractiva, explicando "cómo" aprender ese Objetivo tiene
que ver con la vida de ellos: en qué les afecta, cómo pueden verlo de forma concreta en su
realidad, explicarlo a través de cosas que a ellos les gusten, etc.

Este no es momento para presentar la actividad, sino para motivar a aprender la Habilidad, pues
ellos aún no saben cómo lo harán. Sólo saben el "qué", no el "cómo".

DESARROLLO: Muchos docentes se pierden en latosas explicaciones teóricas, siendo que lo central
aquí es la acción. Esto redunda en que la actividad termina siendo como un mal amante, una
acción que los estudiantes terminan en 10 minutos y no se justifica tanta palabra para tan poca
acción.

La solución ideal radica en usar 2 dinámicas por clase: una para presentar el contenido y otra para
trabajarlo.

Presento el contenido de una forma y los estudiantes lo trabajan de otra. Les muestro un hecho
histórico con un poema, lo trabajan con un baile; les muestro la célula con un video, lo trabajan
con una maqueta; les enseño un concepto en internet, lo trabajan en una canción.

Nunca trabajen un contenido en el mismo soporte que lo mostraron. No sólo aburre, sino que
termina demasiado pronto la actividad y se quedan con espacio de tiempo libre en la clase. El
trabajo de "conversión" de una dinámica a otra es el gancho para realizar la actividad, se mantiene
el interés y se ocupa el tiempo en algo productivo. Ármense una batería de didácticas y salgan de
la clásica guía escrita o de copiar de la pizarra.

Si dividen la clase en 3, el espacio de la actividad debiera ocupar algo así como 50 o 60 minutos.
Eso es bastante tiempo para estar haciendo cosas.

Siempre que sea posible busquen la forma de que todos vean el trabajo de los otros, a modo de
evaluación y retroalimentación a la vez.

Siempre tengan en mente el desarrollo de la Habilidad propuesta y terminen por completo la


actividad.
CIERRE: Algunos colegas ocupan este espacio para terminar la actividad o para cerrar la explicación
de los contenidos, siendo que debe ser el espacio para constatar que la Habilidad fue
efectivamente aprendida.

"Retroalimentación" refiere a un alimento que se vuelve a ingerir, y ese "alimento" es la Habilidad


cognitiva que se acaba de aprender. Todas las preguntas deben apuntar a constatar o averiguar si
la aprendieron y cómo lo hicieron. No es necesario realizar una "mini actividad", basta con
preguntas clave sobre cómo adquirieron o pusieron en práctica esa habilidad.

En el portafolio no se muestran los momentos, hay que describirlos los 3 juntos en los 3600
caracteres. Tampoco se especifica la Habilidad, por eso debe estar contenida en la redacción del
Objetivo.

La idea general de la planificación es que en 90 minutos el estudiante aprenda una Habilidad, y a


través de esta que se cumpla con el Objetivo propuesto o contenido específico de cada materia.
Siempre dar el énfasis en la acción, en la actividad, evitar que el estudiante se aburra o pierda el
foco, variar las didácticas y metodologías; no dejar espacios de tiempo en blanco, no abarcar más
de lo que se puede enseñar en una hora, acotar la Habilidad al máximo y asegurarse de que esa y
sólo esa habilidad sea aprendida a través de la actividad.

Espero les sirva para ordenar ideas. Den ejemplos de actividades ligadas a Objetivos+Habilidades
para que entre todos ayudemos a aclarar dudas, que ese es el principal error en las
planificaciones! Suerte.

EVALUACIÖN

Ok colegas, aprovechando que están con los niveles de cortisol en niveles que sólo una chelita
bien helada puede dominar en estos días de descanso y ansiedad, revisemos el asunto de la
Evaluación.

Estas 3 preguntas debemos tener en mente cuando llenemos esa sección que vale el 20% de
nuestro bendito portafolio, que veremos de la forma más ideal posible según el MBE a fin de
alcanzar la anhelada excelencia académica (y bonos, premios, viajes por el Caribe o lo que el
presupuesto de la muni permita):

1. ¿Qué se debe evaluar cuando se evalúa?

2. ¿Cómo nos aseguramos que los estudiantes jamás se queden sin declarar, de las formas más
creativas posibles, hasta la última pizca de información que puedan haber retenido de lo que les
enseñamos y de las habilidades que aprendieron o desarrollaron?
3. ¿Cómo valoramos de la forma más objetiva posible esos conocimientos manifestados por el
estudiante, haciendo uso de toda nuestra inteligencia para distinguir y evaluar los niveles y curvas
de aprendizaje de cada alumno, a través de escalas, pautas, rúbricas o cualquier otro instrumento
claro y preciso de corroborar la calidad y cantidad de lo aprendido?

La esencia de la evaluación consiste en que debe poder medir con precisión quirúrgica lo que
exactamente acaba de aprender el estudiante a través de nuestro trabajo. Desde cómo lo
aprendió hasta cómo es capaz de usarlo en su día a día, o relacionarlo con otros aspectos y
conocimientos en su vida.

Cualquiera sea el instrumento y sustento material de la evaluación escogida, debe siempre cumplir
con los siguientes requisitos:

1- Evaluar los contenidos en orden de dificultad ascendente, desde lo más fácil a lo más difícil,
desde lo más básico a lo más complejo. De esta forma aseguramos que el estudiante tenga el
tiempo de ir procesando lentamente la información en las primeras extracciones de recuerdos de
lo que vio en la Unidad, hasta poder demostrar todo su potencial en cuanto a las habilidades
aprendidas en clases. O gracias a las clases. De menos a más, igualito a la división de actos en la
progresión dramática aristotélica.

2- Variar de todas las formas posibles los ítems dentro del soporte escogido. Generalmente se
recomiendan 3, de 3 hacia arriba. Se entiende que esto sólo implica más trabajo a la hora de
diseñar y revisar, pero ¡recordemos que es la educación idealizada! Los clásicos: Preguntas de
redacción, alternativas, alternativas de exclusión y demases, pero hay cientos de otras formas en
que podemos extraerle información al mozalbete en cuestión, todo depende de cómo
construyamos la pauta de evaluación luego. Seamos creativos a la hora de inventar incluso
nuestros propios ítems de evaluación. Mientras sean objetivos y claros, no hay problema. La
ecuación en matemáticas la pueden graficar, resolver, construir, actuar y hasta rapear, pues todo
depende de qué habilidades queremos desarrollar y evaluar, cómo las interrelacionaremos en el
contenido y en la vida diaria.

3- El largo y extensión del instrumento debe ser calculado siempre para el más lento de la clase.
Idealmente, el profesor debería calcular la extensión del instrumento de acuerdo a tablas de
progresión y velocidad del aprendizaje de sus alumnos. De ahí que se recomienda caracterizar
siempre al grupo de estudiantes a tratar antes de diseñar la planificación (y más idealmente aún,
cada ser humano es una “planificación” diferente con medios de aprendizaje y evaluación
particulares, pero ahí ya nos volvimos locos de trabajo).

4- La evaluación siempre debe estar relacionada con un aspecto del mundo real, de la vida de las
personas, de los jóvenes. Absolutamente todo el conocimiento y habilidad debe relacionarse con
la vida diaria. Todo. ¿Han escuchado alguna vez en clases un “y para qué me iba a servir aprender
esto?”. Pues según el MBE eso no puede existir. Para eso le preguntamos a los jóvenes todos los
días y en todas las clases al final las famosas preguntas de metacognición y retroalimentación:
¿Por qué creen que esto es importante? ¿Y cómo nos sirve en la vida diaria? ¿Y cómo lo entiendes
desde tu experiencia? Esto jamás debe faltar en una evaluación. El estudiante debe quedar
convencido de que lo que acaba de aprender es esencial para su persona y formación como ser
humano. Da lo mismo si son enlaces covalentes o la historia del cubismo en el siglo XX. Todo lo
aprendido lo deben sentir, percibir y declarar como esencial para sus vidas. Una prueba de física,
artes, química, lenguaje o lo que sea, puede también contener dibujos, poemas, noticias y hasta
un baile.

La “evaluación perfecta” mide todo y de todas las formas posibles, no se limita a una forma pues
mide el contenido, no la forma. Ese contenido, para nuestro sistema educativo, es la “Habilidad”
contenida en el Objetivo curricular de la clase o de la Unidad. Cada asignatura tiene Habilidades
específicas y nuestro deber es desarrollarlas de todas las formas posibles a través del aprendizaje
de los contenidos puntuales de cada Unidad.

Así que como ven, la “evaluación perfecta” sabe perfectamente qué, cuánto, cómo y para qué
aprendió el estudiante lo que le acabamos de enseñar. Y lo sabe porque se lo preguntamos todo y
de todas las formas posibles: al bailarín lo hicimos hacer una coreografía sobre la revolución rusa
en Historia, al creativo lo hicimos hacer un dibujo conceptual sobre los números imaginarios en
Matemáticas, al cantante lo hicimos rapear las partes de la célula en Biología y al mateo redactar
un ensayo sobre los antecedentes históricos del fútbol en Educación Física. Y lo sabe también
porque antes nos ocupamos de averiguar de qué forma y a qué ritmo aprende cada uno de
nuestros estudiantes, y generamos instrumentos de evaluación donde todos los estilos de
aprendizaje fueran puestos a prueba.

Recuerden que las mismas acciones siempre causan los mismos efectos, y nuestra tarea es
transformar la educación hacia arriba haciendo las cosas mejor y diferente, a través de la
experimentación y la innovación pedagógica, eso es lo que propone el MBE y lo que en definitiva
termina separando a los profesores comunes de los verdaderos maestros

TRABAJO COLABORATIVO

Y vamos por la última pata del asunto: El trabajo colaborativo.

Esta sección es completamente opcional, así que si el docente no tiene interés en aumentar en
otros $300 mil el sueldo desde Junio próximo, no tiene necesidad de hacerlo.

Para el resto de los colegas, esta sección representa el pináculo evolutivo en el modelo de
profesor MBE de excelencia pedagógica, pues es un docente que se apropia de todas las formas
pedagógicas posibles, habidas y por haber, e inventa las suyas propias cuando se queda sin
caminos. Es la copia fiel del verso de Antonio Machado que dice: “caminante no hay camino, se
hace camino al andar”.
La finalidad última de esta sección es demostrar que el docente es el verdadero macho alfa lomo
plateado del establecimiento, el encargado de generar instancias, abrir espacios y crear redes de
trabajo con todo aquel que se le cruce por delante.

“Ay de aquel que se atraviese por delante en el camino del profesor MBE de Excelencia nivel Dios,
porque antes de darse cuenta estará trabajando en una poderosa, fructífera, lúcida y crítica red de
innovación pedagógica que afectará a todos y cada uno de los integrantes de la comunidad
educativa del establecimiento”. Desde el director, plana directiva, estudiantes, apoderados, PIE y
don Jaime, el encargado de aseo del establecimiento, todos, estarán tan involucrados y alineados
en la vanguardia pedagógica que serán capaces de transformar a la sociedad entera desde el aula.

Lo que se debe transmitir entonces, es que después de la jornada escolar el docente da tantos
“high five” que tiene que llegar a ponerse hielo en las manos cuando llega a su casa. Es una
persona que es capaz de sacar lo mejor de cada uno a través de un trabajo consciente, metódico,
progresivo y constante durante el tiempo que sea necesario, haciendo uso de todas las redes
asistenciales, pedagógicas, terapéuticas, de intervención y ayuda que estén a su alcance. Y cuando
no la encuentra, le basta hacer un par de llamados y ya creó una red de asistencia pedagógica
profesional con otros establecimientos de excelencia, de Chile o el mundo incluso.

A.1: Describa la dinámica: Aquí se debe describir la motivación que generó la instancia de
discusión o intervención pedagógica, pero el Profesor MBE sabe que no necesita una motivación
externa para moverse por la educación, pues se levanta a las 6:00am con una sola idea fija en su
mente: “¿Cómo voy a transformar positivamente mi comunidad educativa el día de hoy?”

Si lo planteamos así el campo se nos abre infinitamente. Gianni Rodari decía en su libro
“Gramática de la fantasía” que el secreto de la creatividad era tomar dos elementos que
usualmente jamás se relacionarían, juntarlos y ver qué ocurría. Dejar que la relación fluyera.

El Profesor MBE hace un catastro de todas las variables pedagógicas de su establecimiento, de


todas las redes de apoyo con que cuenta, de todos los recursos pedagógicos que están a su
disposición, de todas las personas a las que podría potencialmente sacar provecho pedagógico que
estén a su alcance y luego sigue el consejo de Rodari: toma dos o tres de esos elementos con el
centro común de extraer todo el provecho humano creativo posible, los junta y ve cómo se
relacionan en el contexto pedagógico. Todo es una variable: Puede ser un espacio, como el patio,
el CRA, la secretaría, los baños, etc; pueden ser personas de todo ámbito; pueden ser instancias,
como las asignaturas o clases mismas, el recreo, el almuerzo, etc.

Supongamos que algunas de esas variables son Jaimito el tío bonachón del aseo y el CRA, durante
los recreos. Entonces ponemos a don Jaime leyéndoles cuentos a los niños en el recreo y
reflexionamos sobre la necesidad de integrar la inclusión social a todos los estamentos del colegio,
desde las bases. Como broche de oro le ponemos nombre a la instancia: “Compartiendo historias
con don Jaime”.
Luego otras variables son la profesora de matemáticas y los celulares que no paran de usar en
clases. Entonces hacemos que los niños escojan contenidos desde algún canal youtube y lo
presenten a sus compañeros y reflexionamos sobre la necesidad de integrar las redes sociales en
la educación. A esta le ponemos “Aprendiendo en redes”, suena fabulosamente pedagógico.

Tomamos al equipo directivo y los hacemos repartir el desayuno y comer con los niños un día a la
semana, luego reflexionamos sobre la necesidad de colaborar a través de la humildad y el servicio
por el otro. “Desayunando en comunidad”.

Cada nueva “metodología” donde unamos variable A con variable B y luego retroalimentemos con
uno varios miembros de la comunidad, se considera un trabajo colaborativo. Aquí lo importante
no es la acción, sino la reflexión, recuerden que el Profesor MBE de toda posible relación humana
saca un aprendizaje y una reflexión positiva, por lo que diariamente debe necesariamente estar
relacionado con muchas personas, reforzando lazos y creando nuevos.

Si a este docente se le acaban los lazos dentro del establecimiento (difícil, pero posible), luego se
comienza a contactar con otros establecimientos que hayan desarrollado o implementado algún
proyecto o idea interesante de aplicar en el suyo. En una empresas uno de sus roles sería ser el
“Encargado de relaciones”.

Ahora tenemos Skype y Videoconferencias, con internet 4G, así que el Profesor MBE no limita su
campo de acción con ningún tipo de frontera y busca incluso experiencias extranjeras, usando a
los traductores apropiados si no maneja el idioma, o dentro de la misma región incluso, de
integración e innovación pedagógica. Y ser “integrador” consiste en involucrar a la mayor cantidad
de personas posible, así que tampoco se limita a generar lazos entre estudiantes de otras latitudes
solamente, sino que organiza encuentros y abre espacios hasta con docentes y directivos de otras
latitudes con tal de seguir extrayendo jugo pedagógico de donde sea posible.

Así que a usar la creatividad para esta sección, recuerden que si no ejecutaron el proyecto y
reflexión en el establecimiento en que están, la evaluación es tan infalible y bien hecha que el
director tendrá que verificar con ustedes mismos la experiencia, así que pierdan cuidado en esa
parte (“jefe, si no me cree, pregúnteme a mí”).

Sin olvidar jamás la fórmula mágica: “Catastrar variables, seleccionar, mezclar, compartir con otros
actores de la comunidad y reflexionar”. Y voilá, ya tienen un proyecto pedagógico del siglo XXI
como Dios manda.

A.2: Nuevamente esta sección exige establecerse en cuanto macho alfa pedagógico del
establecimiento. Es el profesor MBE el que guía toda instancia, abre caminos, sienta las bases de
las reflexiones pedagógicas y establece el clima del trabajo en equipo. Como él es el gestor de la
idea, es él el que debe ir haciendo el estudio a base de ensayo y error que lo llevará a la meta
máxima: transformar a la sociedad a través de la educación.
Cuando le preguntaron a Alva Edison qué se sentía haber fracasado mil veces en inventar la
bombilla eléctrica, respondió “no fracasé mil veces en inventarla, sino que descubrí mil formas de
cómo no hacer una bombilla eléctrica”. Ese es el espíritu del profesor MBE, todos los días, 24/7.

Siempre, de toda actividad, se deben reconocer las dificultades que supimos superar. Una
situación pedagógica sin obstáculos ni problemas es insípida y carente de interés. Siempre
debemos partir el análisis o reflexión desde la progresión dramática aristotélica: cómo fuimos
capaces de ir de la oscuridad a la luz; de menos a más; de estar confusos a estar empoderados; de
reconocer la situación a abordarla correctamente; de experimentar, corroborar y perfeccionar. El
profesor MBE es un científico de la educación y siempre concluye que de todo error se puede
obtener una fortaleza, pues no existe éxito sin constancia y perseverancia. No detallar los errores y
cómo los superamos es justamente admitir, que no somos “profesores MBE”. Es admitir que no
supimos aprender de la experiencia. Así que siempre y en todo momento nombraremos los
errores que fuimos cometiendo y cómo los fuimos solucionando y aprendiendo de ellos.

B.1: El Balance.

A) La contribución a su aprendizaje de la experiencia: Obviamente, como buen Profesor MBE, la


experiencia fue vital para mi formación profesional y personal. Tanto así que puede que haya
abierto un nuevo camino en la innovación e investigación pedagógica, probablemente con
repercusiones sociales que afecten a toda la comunidad educativa a la que pertenezco de aquí en
adelante, aunque al principio, todo era campo de potencial investigación pedagógica. “Progresión
dramática”, de menos a más. Comencé en un bosque de interrogantes, y terminé en una pradera
de respuestas simples y efectivas.

B) Cómo otros me ayudaron a aprender: Cada conversación que tuve fue esencial para mi proceso
de aprendizaje, pues fui capaz de evaluar metódicamente cada paso que fui dando, entendiendo
que cada conversación formal o de pasillo eran una ocasión invaluable e irrepetible de
aprendizaje. Prácticamente aprendí y modifiqué positivamente cada conversación que tuve en
cada momento del proceso. Todo para mí fue un campo fértil de progreso en el conocimiento de
lo que es el arte de la educación.

C) El impacto: Fue total. El Profesor MBE sabe perfectamente cómo sembrar, cultivar y cosechar
aprendizajes. Sabe que jamás se debe apurar la cosecha, pues conoce el secreto de los “tiempos
del aprendizaje”. El profesor MBE no espera a que aparezcan resultados, sino que sabe cuándo
buscarlos y sabe que en alguna parte deben estar.

“Resultados” en pedagogía no es más que “cambios en el comportamiento o modo de pensar a


través de las habilidades aprendidas”. Por tanto, cualquier efecto visible del proyecto o idea
implementada es una fuente de éxito. Desde lo que opinaron los participantes hasta cualquier
acción que les haya motivado la experiencia. Si don Jaime dijo “me acordé de cuando iba al
colegio”, entonces esa reacción significa el reforzamiento de los lazos afectivos y pedagógicos con
la institución.
Si el director almorzando con los estudiantes dice que le contaron hartos problemas, entonces la
experiencia impactó en “la comprensión de los directivos de las dificultades pedagógicas y
familiares de sus estudiantes”.

Todo es fuente de aprendizaje. Mientras haya una reacción, hay un aprendizaje que
retroalimentar y describir. Si el “aprendizaje” lo definimos como “modificación de las redes
neuronales en torno a nueva información”, entonces hasta de una sonrisa podemos inferir un
impacto pedagógico. Recuerden ser concretos con los ejemplos y hagan volar la imaginación en
cuanto a las posibilidades. La rúbrica no mide tanto la acción misma como la reflexión que
obtuvimos de esa experiencia.

Buena suerte en lo que queda de camino. Si siguen las instrucciones como buenos docentes, no
habría problema que el próximo año fuéramos la Finlandia de Sudamérica, con un alto porcentaje
de profesores destacados en niveles de Experto. Después de todo, así sea realidad o ficción,
siempre este tipo de instancias sirven de aprendizaje personal y de oportunidad para reflexionar
sobre la propia acción diaria en el aula, y quién sabe, después de todo quizás todos seamos
profesores de Excelencia y todavía no nos hemos dado cuenta

REFLEXIÖN

¡A reflexionar!, o mejor dicho, ¿a qué conclusiones debo llegar en este apartado para lograr la
excelencia académica según lo que me medirán en la revisión de mi portafolio?

Bueno, los evaluadores nos medirán con rúbricas bastante específicas, así que no da lo mismo
cuáles hayan sido las reflexiones de nuestras experiencias pedagógicas. Mientras más se acerquen
al ideal del MBE, mejor seremos evaluados, así que importa un pinche comino si estamos de
acuerdo o no con la calidad de las conclusiones, lo importante es que para efectos del portafolio y
alcanzar los niveles superiores hay que convertirse en el “Profesor MBE” y punto. Comencemos:

A.1: ¿Cómo son sus estudiantes?

La respuesta ideal va en describir específicamente los tipos y estilos más marcados de aprendizaje
de los estudiantes. Toda posible descripción debe ir enfocada en responder a las preguntas:
¿cuánto, de qué forma y a qué velocidad aprenden cada uno de mis estudiantes? Da lo mismo si el
niño es rico o pobre. Importa sólo si esa riqueza o pobreza afecta su forma de adquirir el
aprendizaje. Da lo mismo que sean solidarios u hostiles entre ellos. Sólo importa si esa solidaridad
u hostilidad afecta su forma de aprender. Da lo mismo que fumen marihuana o sean promiscuos, a
no ser que eso influya positiva o negativamente en su aprendizaje. Cada una de las características
mencionadas en este punto debe responder al “¿y eso cómo afecta a la cantidad y calidad de su
potencial aprendizaje?”

Describir lo justo y preciso que tenga relación directa con su forma de cuantificar y cualificar su
aprendizaje, no perderse en características que no influyen para nada en la parte pedagógica, sólo
en lo central y realmente importante. Justo y preciso. El “Profesor MBE” conoce perfectamente las
variables que influyen en el aprendizaje de cada uno de sus estudiantes.

A.2: ¿Cómo incorporó dos de esas características a sus clases?

Aquí es donde hay que ponerse creativos. Como quiero que todos revelen absolutamente todo lo
que aprendieron durante el proceso de aprendizaje, la respuesta ideal debe apuntar no a incluir
un par de características a la forma de evaluar, sino a que cada uno de los elementos e ítems
escogidos son fruto de un acucioso y prolijo estudio de mis estudiantes.

Si hice una prueba escrita y comencé con ítem de alternativas y después con términos pareados,
no es porque lo haya aprendido en la universidad o lo recomiende otra persona, sino porque
después de un estudio prolijo y consciente de las cualidades de todos mis estudiantes, llegué a la
conclusión irrefutable de que según el estilo propio de aprendizaje de cada uno, lo más adecuado
era comenzar con un ítem de alternativas y seguir con términos pareados. He ahí la madre del
cordero en evaluación.

Si nos perdemos tratando de justificar por qué integramos características especiales en las
distintas evaluaciones, nos pisaremos la cola tratando de justificar la elección del resto del
instrumento. El “Profe MBE” no se guía por manuales de evaluación, sino que construye
conscientemente cada instrumento, en orden de dificultad y variedad de ítems de acuerdo a las
características especiales y específicas de cada grupo de estudiantes.

La clave para develar la trampa conceptual entonces, consiste en justificar cada ítem como
resultado de las características de cada uno de los estudiantes, no al revés. El profesor construye
todo su instrumento de evaluación basado en las características de sus estudiantes: no es que
tenga un instrumento de evaluación tipo y luego integre las características, sino que siempre
construye todo de cero basado en el “qué y cómo” de cada uno de sus estudiantes. O como diría el
Chapulín Colorado, “lo sospeché desde un principio”. Entonces frente a la pregunta “¿Cómo
integró las características?”, la respuesta ideal del profe MBE es “desde cero como siempre,
¿existía otra forma?”. Luego sólo basta con hacer volar la imaginación a través de ejemplos
concretos.

B.1: ¿Identificó alguna dificultad en el proceso de aprendizaje de sus estudiantes?

Obvio, todas y cada una, pues mi planificación no fue pre diseñada, sino que diseñada
específicamente para este grupo concreto y particular de personas y para ningún otro. El “Profe
MBE” sabe que sus estudiantes jamás cometen errores, somos nosotros los que en algún descuido
de esos que ocurren una vez al año, nos equivocamos en entender la forma o estilo específico de
cada estudiante para aprender y extraer ese aprendizaje de forma efectiva.

Así que ningún estudiante jamás tiene una dificultad de aprendizaje, sino que somos nosotros los
que tenemos que aprender a hablar, descifrar y comunicarnos en ese idioma y estilo particular y
único de aprendizaje. Así que la culpa jamás nunca es del estudiante, pues todas las personas
tienen las mismas capacidades y posibilidades de aprender, sino que somos nosotros los que a
través de nuestro puntual error en leerlos, nos equivocamos en la forma de enseñarles y recabar
esa información. El “profe MBE” es por naturaleza políglota, pues debe aprender 45 idiomas
diferentes por clase.

Todas las “dificultades” descritas en este apartado deben siempre de una forma u otra recaer en
nosotros, nunca en ellos. Ellos son Einsteins y da Vincis en potencia, nosotros somos los del error,
no ellos.

B.2: Siguiendo la lógica anterior, “El niño tenía dificultad en memorizar las vocales, entonces me di
cuenta que basado en su forma única de aprender, era mejor que las cantara”; “La niña tenía
dificultad en aprender las fechas históricas, entonces me di cuenta que según su forma única de
aprender, era mejor que dibujara un cómic”; “El joven tenía dificultad en aprender las reglas del
handball, entonces me di cuenta que basado en su forma única de aprender, era mejor que las
aprendiera analizando jugadas de handball por youtube”.

Siempre la reflexión general debe ir apuntada a que le estamos haciendo clases a un bloque de
mármol y nosotros, cual Miguel Ángel, debemos descubrir la obra maestra que hay debajo. Jamás
las dificultades residen en el bloque mismo, sino en las herramientas que usamos para tallarlo.
Siempre debemos hablar del estudiante como si le estuviéramos haciendo clases a Nikola Tesla,
Isaac Newton y Charles Darwin, sólo que están en la fase en que les gusta escuchar reggaetón y
trap en clases y tirar bolitas de papel con saliva a sus compañeros con su lápiz pasta mientras
explicamos la materia.

Así que como si fuéramos actores estudiando “El Método”, nos debemos poner en la piel del
“profe MBE” y descifrar qué acciones realizaría este hombre o mujer para tomar a cada ser
humano dentro de la sala y sacar al Aristóteles de Estagira que llevan dentro. Parece difícil, pero
no tanto una vez que entendemos las ideas y proyecciones que se tuvieron en mente al momento
de estructurar el bendito MBE

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