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EL AGUA DE LA NACIÓN

Una historia política de México


( 1888-1 946)

S ABOITES AGUILAR
Miguel Limón Rojas
Secretario de Educación Pública

Carlos Bazdresch Parada


Director General del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología

Rafael Loyola Díaz


Director General del CIESAS

Virginia García Acosta


Secretaria Académica del CIESAS

Victoria Novelo
Coordinadora de Difusión y
Publicaciones del CIESAS El agua de la nación
El agua de la nación
Una historia política
de México (1888-1946)

Luis Aboites Aguilar

cresas

032420
333.9112
A537a Aboites Aguilar, Luis.
El agua de la nación : una historia
política de México, 1888-1946 / Luis
Aboites Aguilar. - - México : CIMAS,
1997.
220 p. : il. maps ; 22 cm. Índice
Incluye bibliografia.
ISBN 968-496-346-7

1. Agua - Abastecimiento México -


1888-1946. 2. Agua - Leyes y Legisla-
ción - México - 1888-1946. 3. Irrigación -
México - 1888-1946. 4. México - Política Introducción 9
y gobierno - 1888-1946.
I. ORGANIZACIONES Y CONFLICTOS EN TORNO A LOS USOS
DEL AGUA EN EL SIGLO XIX
, .
BIBLIOTECA►
Ayuntamientos de pueblos y ,ciudades 26
RECIBIDO, Coraúnidades de riego y empresas 35
La superioridad cada vez más fuerte 45
mon
Tendencias del Siglo xix 51
W 0?jdei
II. EL CAMBIO ECONÓMICO
Edición al cuidado de Bulmaro SánchezD tiNACIOM
Nueva energía, nuevos materiales 56
Diseño de portada: Soren García Ascot Zonas de obras nuevas 66
Cambios en el abasto urbano 74

III. CAMBIOS Y CONTINUIDADES LEGALES

La contribución porfiriana 82
tiesas La contribución de los gobiernos posrevolucionarios 89
Resistencia a la "federalización" 94
Primera edición: 1998
IV. IRRIGACIÓN, LA EXCELENCIA DE LA CENTRALIZACIÓN
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social
Hidalgo y Matamoros s/n, Tlalpan 14000, D. F. Debate porfiriano sobre irrigación 103
La Comisión Nacional de Irrigación 107
Los primeros pasos 112
ISBN 968-496-346-7 El (des)conocimiento hidrológico y
el desarrollo de la ingeniería de presas 121

Z2i-IA;)
V. REPARTO DE AGUAS, REPARTO DE TIERRAS

Nota sobre legislación 132


La ventana hidráulica del reparto agrario 142

VI. REGLAMENTAR (CENTRALIZAR) TODO


Introducción
La hora del agua potable 157
El agua subterránea 167

VII. CONCLUSIONES ¿Quién hubiera pensado, ni remotamente, que el agua, un producto de la


naturaleza, común y necesaria para todos los seres vivientes, se convertiría
Nace la SRH 179 en un producto comercial vendible?'
Los problemas 184
Este trabajo es uno de los resultados del grupo de historia del pro-
Cronología 191 grama "Historia y antropología del agua (siglos xix y xx)". El progra-
ma, luego denominado "Historia de los usos del agua en México (siglos
Fuentes y bibliografía 193 xIx y xx)", se realizó entre junio de 1993 y diciembre de 1995, gracias
Índice analítico 211 a un convenio entre el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua
(BITA) y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antro-
pología Social (ciEsAs).2
Ese convenio tenía como principal objetivo fomentar de diversas
maneras el interés de historiadores y científicos sociales por el tema
de los usos sociales del agua. En México este tema fundamental de la
relación hombre-naturaleza y en general del desarrollo de actividades
agrícolas, industriales y de abasto a las ciudades, no ha sido atendido
como debiera. La tradición historiográfica mexicana es pobre, en con-
traste con la que puede hallarse en países como Francia, España y Es-
tados Unidos.3

1 Andrés Feliu Fogones (1808) en Meyer, El agua en el Suroeste, 167, en relación


con un pleito con el cabildo de Monterrey interesado en vender agua.
2 Irene Márquez, Diana Birrichaga, Selene López, Blanca Estela Suárez Cortez, Te-
resa Mora Arias, María del Rayo Campos, Cristina Propios y los tres Rodríguez:
Isabel, Juan Pablo y Roque, participaron con distintas responsabilidades en dis-
tintas fases del programa.
3 Libros como los de Goubert, The Conquest of Water, Maass y Anderson, ...and the
Desert Shall Rejoice, o el de Worster, Rivers of Empire, solamente pudieron elabo-
rarse gracias a la riqueza de esas tradiciones historiográficas, que incluyen estu-
dios legales, monografías, biografías, crónicas e historias tecnológicas. Sobre la
falta de estudios en México en torno a esta materia, ver entre otros Meyer, El
agua en el Suroeste, 2ey'clesde el punto de vista jurídico, Lanz Cárdenas, Legisla-
ción, 1, 7.
10 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 11

En el grupo de historia se siguió una estrategia de trabajo que com- "fuente" es mi trabajo sobre la irrigación callista (1927-1938), en la
binaba actividades colectivas e individuales. Las primeras consistie- que el gobierno federal aparecía no sólo como administrador y regula-
ron en una exploración de fuentes documentales sobre usos del agua dor de los aprovechamientos hidráulicos, sino también como usuario
en los siglos xfx y xx. Se revisaron archivos, bibliotecas y hemerotecas privilegiado de aguas nacionales y como constructor de grandes obras
de varias ciudades del país. La idea era conocer la disponibilidad de de riego. Con base en estas tres "fuentes", parecía oportuno ensayar
material y elaborar instrumentos de consulta para facilitar investiga- una aproximación general que conectara esas tres "inspiraciones", y
ciones subsiguientes sobre esta temática.4 Por su parte, el trabajo in- que bien podía resumirse en mostrar el cambio notable de la presencia
dividual consistió en realizar varios proyectos de investigación, cuyos gubernamental en los usos del agua en los siglos xix y xx, y en aprove-
temas surgieron, en gran medida, como resultado de la exploración do- char la enorme cantidad de material que se fue acumulando como re-
cumental señalada. De esa manera pudieron articularse ambos nive- sultado de las actividades del programa. Desde el principio era
les de trabajo. Las investigadoras centraron su atención de manera evidente que esa temática tenía mucho que ver con el fortalecimiento
preponderante en dos temas: el uso industrial del agua en el siglo XIX del poder público en general y, en términos más concretos, del gobier-
y los conflictos en tomo al abasto de agua potable a las ciudades en---el no federal, en el manejo de las aguas.
Porfiriato y en el periodo posrevolucionario. De estos esfuerzos resultaron
dos volúmenes: Dos estudios sobre usos del agua en México (1835-1947) y
De los usos del agua y de oligarquías, ayuntamientos y empresas en Méxi-
co (1840-1940), ambos en prensa. El problema
Durante las discusiones del grupo y al revisar los avances de investi-
gación, fue surgiendo el tema del trabajo que el lector tiene en sus ma-
nos. Por las funciones de coordinación de este conjunto de actividades, el
autor de este trabajo tenía la ventaja de conocer un panorama general de Esta historia intenta reconstruir los principales tramos del camino
los problemas y tendencias que surgían tanto de la recopilación de docu- recorrido por el gobierno federal para erigirse en la principal autori-
mentos como de los avances de las investigaciones individuales. La des- dad gubernamental en el manejo del agua en México. Ese poderío fede-
ventaja era que difícilmente pocha profundizar en alguno de esos problemas ral, como se verá, es antagónico a cualquier idea o noción federalista,
o tendencias. En consecuencia, el trabajo es resultado de las ventajas y porque implica el despojo de facultades de los gobiernos de los estados
desventajas que acarreaba la labor organizativa. y de los ayuntamientos y, en esa medida, ha contribuido a vulnerar la
Pero más allá de eso, este trabajo tiene por lo menos tres fuentes de soberanía de las entidades federativas que forman la república; de
inspiración que vale la pena explicitar. La primera es la investigación igual manera ha debilitado a los ayuntamientos. De hecho, en nuestro
de Suárez Cortez sobre la industria y los usos del agua en el siglo xix, país es, o era, muy común emplear el término "federalización" para re-
que muestra un panorama caracterizado por la fortaleza de los empre- ferirse a la ampliación de la jurisdicción del ejecutivo federal sobre al-
sarios y la fragilidad de ayuntamientos y gobiernos estatales para regu- guna materia o actividad, por ejemplo los terrenos baldíos o la
lar los usos del agua. La segunda es el trabajo de Birrichaga Gardida educación. Pero el término "federalización" puede usarse, y de hecho
sobre abasto de agua y conflictos sociales en dos ciudades mexicanas se usa también para referirse al proceso inverso, es decir, al fortaleci-
en el periodo 1930-1950 (San Luis Potosí y León). En ambos lugares miento de las facultades de los gobiernos estatales, lo que se conoce
los conflictos llegaron a tener como protagonista importante al gobier- más bien en nuestros días como "federalismo".5 Si se recuerdan las
no federal, lo que significaba un gran contraste con la evidencia que disputas decimonónicas entre centralistas y federalistas, la confusión
estaba encontrando Suárez Cortez sobre la ausencia de esta instancia es mayor, puesto que en el siglo xx "federalización" es ante todo un
del poder gubernamental en el ámbito de los usos del agua. La tercera proceso de centralización de facultades políticas y legales en el gobier-
no federal, con sede en la Ciudad de México, tal y como lo deseaban
precisamente los partidarios del gobierno centralista. Si como dice Je-
4 El principal resultado de este esfuerzo colectivo es el trabajo de Aboites, Birricha- sús Reyes Heroles, el Estado mexicano surgido de la Revolución de
ga y Suárez, Fuentes. Además, se cuenta con varios volúmenes empastados de re-
súmenes de documentos de diversos archivos y con poco más de 500 separatas
extraídas de archivos y bibliotecas de Hermosillo, Chihuahua, Querétaro, Pue- 5
bla, Toluca, Xalapa, Villahermosa, Guadalajara y de la Ciudad de México. Todo Desde mayo de 1992, en el ámbito de la educación, se habla del nuevo federalismo y
este material no tuvo salida editorial pero se halla disponible en las bibliotecas de "federalización" en este último sentido, es decir, como un proyecto de fortaleci-
del CIESAS y del Archivo Histórico del Agua (AHA), ambas en la Ciudad de México. miento de las entidades federativas. Ver por ejemplo Chavoy Peña, "Algunas notas".
12 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 13

1910 reconoce como una de sus influencias decisivas al liberalismo de- mente en el hecho de que la "federalización" es un proceso que no se ve
cimonónico, y si consideramos el componente federalista de esa ideolo- interrumpido por la Revolución de 1910, ni por la Constitución de
gía, tenemos entonces un cuadro más o menos completo de la densa 1917, ni por la crisis de 1929 y ni por el cardenismo. Esa periodización
materia de este trabajo.6 Por todas estas razones, el término "federali- tiene sentido si el problema central se interroga sobre cómo se erigió
zación" aparecerá entrecomillado a lo largo del trabajo. el poderío federal en el manejo del agua, cuáles fueron las condiciones
Puesto que estudia la "federalización" del manejo del agua, este tra- históricas que lo hicieron posible y cuáles fueron sus secuelas entre los
bajo se halla inmerso en esa confusión terminológica. Pero tal confu- grupos sociales involucrados en los usos del agua.
sión va mucho más allá, pues es resultado de uno de los problemas En el periodo de estudio, 1888-1946, la centralización/"federaliza-
esenciales de la historia de este país desde 1821: cómo construir un ción" tiene por lo menos tres componentes. El primero se refiere a la in-
Estado fuerte, independientemente de las ideologías y corrientes de trincada relación entre la esfera pública y la esfera privada, ya que antes
pensamiento político utilizadas para fundamentar o justificar el queha- que nada la historia que se estudia aquí muestra el fortalecimiento jurí-
cer gubernamental. La fórmula encontrada ha sido precisamente la dico y, sobre todo político, del poder público en materia hidráulica. Ésta es
centralización o el fortalecimiento del ejecutivo federal, tanto en la mo- una dimensión general relacionada con el fortalecimiento del Estado mexi-
dalidad porfiriana como en el presidencialismo del siglo xx. cano y de su injerencia creciente en la sociedad. Si en el siglo xix las pe-
En este trabajo se trata de explorar la historia del poderío del go- nurias económicas del erario público, la confusión legal y la debilidad
bierno federal en el manejo del agua, que al mismo tiempo es la histo- patente de ayuntamientos y gobiernos locales frente a empresarios y
ria del despojo de derechos, facultades y prerrogativas de organismos usureros determinaban las condiciones del desempeño gubernamental
y grupos locales (tanto gubernamentales como privados) en el manejo en éste y otros ramos, en el siglo xx el poder público aparece como ins-
de los recursos hidráulicos. Como se intentará mostrar, esa centraliza- tancia ineludible para el conjunto de intereses privados involucrOos
ción/"federalización" es una dimensión que puede ayudar a desentra- en los usos del agua. Pero además en el siglo xx el poder público cons-
ñar desde una perspectiva novedosa el carácter del Estado mexicano truye obras, impulsa el conocimiento científico, incorpora innovaciones
contemporáneo, así como sus relaciones con las diversas clases y gru- tecnológicas y se inmiscuye en la organización social local. En térmi-
pos sociales. nos generales, el fortalecimiento estatal tiene tres aspectos primordia-
Esa historia, referida a la cuestión del uso de las aguas, se ha estu- les: la consolidación de la propiedad pública (u originaria de la nación)
diado ya para el periodo porfiriano, a partir de la ley sobre vías gene- sobre los recursos naturales, el aumento sustancial en la capacidad de
rales de comunicación de 1888.7 Asimismo, algunos estudiosos de los gasto gubernamental y el crecimiento de una burocracia cada vez más
terrenos baldíos y la cuestión agraria, la operación de bancos, la mine- especializada.
ría, el así llamado "municipio libre", dan cuenta de la tendencia palpa- El segundo componente tiene que ver más directamente con el pro-
ble del fortalecimiento del papel gubernamental en cada uno de esos blema de investigación. Se refiere al hecho de que el fortalecimiento
ramos y asuntos, como parte de un proceso general que va más allá de del poder público se concreta en la centralización de facultades y fun-
la Revolución de 1910 y que gana fuerza en las décadas posrevolucio- ciones en manos del gobierno federal, instancia que encarna e inter-
narias.8 preta el interés nacional. Como se dijo, este es el nivel sustantivo del
El problema de la centralizaciónffederalización" del manejo del trabajo y es el que sirve para considerar la dimensión más amplia re-
agua obliga a establecer una periodización poco ortodoxa, en este caso ferida a las relaciones entre la esfera pública y la esfera privada, y el
desde 1888, cuando se expide la primera ley que da entrada al gobier- tercero y último componente del trabajo. Este último se refiere al he-
no federal en la materia, hasta la fundación de la poderosa Secretaría cho de que el fortalecimiento del poder público y la centralización en el
de Recursos Hidráulicos (sitH), al inicio del periodo del presidente Mi- gobierno federal tienen como contrapartida el debilitamiento de organi-
guel Alemán (1946-1952). Esa periodización se fundamenta precisa- zaciones sociales y autoridades políticas, que ven reducidas sus faculta-
des en el manejo de recursos y medios de producción. En esta última
cuestión, hay que aclarar que en este trabajo la centralizaciónffederali-
6 Reyes Heroles, El liberalismo, I, xiii y 357. • zación" no sólo se considera como una suerte de ajuste de cuentas entre
7 Ver Kroeber, El hombre y Sánchez Rodríguez, "La herencia". diversas instancias del Estado, es decir, como un estudio circunscrito a la
8 Sobre baldíos ver Orozco, Legislación; sobre bancos y moneda, Ludlow y Marichal, evolución institucional y a la relación cambiante entre los "tres niveles de
Banca; sobre minería, Velasco Ávila, et al. Estado y minería; sobre educación, Gal- gobierno": el nacional, el estatal y el ayuntamiento. Como se intentará
ván, Los maestros, 54 y ss.; también Boehm de Lameiras, coord., El municipio; mostrar, la centralizaciónrfederalización" se entiende sobre todo como
para una exposición general del tema ver Guerra, México, I.
un proceso sostenido de enajenación de facultades de organizaciones
14 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 15

sociales y de instancias gubernamentales locales, por parte de una El enfoque


instancia específica del poder público. Dicho de otro modo, la centrali-
zación/"federalización" es ruptura de autonomía local en el manejo de
los recursos productivos en general y del agua en particular, enten-
diendo por "autonomía local" no una atribución de una sociedad local Este trabajo es resultado, como se dijo, de un proyecto que tenía como
abstracta, sino la facultad de grupos sociales concretos y autoridades objetivo primordial fomentar el estudio histórico de los usos del agua en
igualmente concretas para organizar la forma de usar los recursos pro- México en los siglos xix y XX. Así, el objetivo del proyecto era mucho más
ductivos de acuerdo con el juego de intereses presentes. Si se quiere, la amplio que el del trabajo que el lector tiene en sus manos. Pero tanto el
centralización alude más a la dimensión social y política del fenómeno, programa general sobre usos del agua como este trabajo comparten nocio-
mientras que la "federalización" atiende primordialmente a los cam- nes teórico-metodológicas que ahora conviene explicitar.
bios en la organización gubernamental. Las diferencias geográficas y los cambios históricos en la división
Un aspecto que llama la atención es que si bien en términos legales del trabajo y en los procesos productivos ofrecen una amplia diversi-
la centralización/"federalización" del manejo del agua aparece como un dad de formas concretas en la que las sociedades igualinente concretas
proceso acumulativo, casi lineal, que no conoce retrocesos o titubeos se han enfrentado a la tarea de organizar y regular los usos del agua.
(aunque sí grandes confusiones) a lo largo del periodo, la documenta- Elemento voluminoso, en permanente movimiento (a veces más rápi-
ción muestra una potente oposición de diversos grupos a perder dere- do, a veces más lento), el agua genera infinidad de antagonismos, lo
chos, facultades y costumbres en el manejo del agua. Lo anterior lleva mismo por su abundancia y escasez que por la competencia entre las
a dos problemas. El primero se refiere a la cuestión formal. Desde este tomas de arriba y abajo de una misma corriente y entre usos industria-
punto de vista la centralizaciónt'federalización", o la expresión del cre- les, agrícolas y domésticos. Un problema básico, del que hablan las tradi-
ciente poderío público en la materia, es una tendencia sostenida a lo ciones jurídicas de la antigüedad, es el deslinde entre los intereses
largo del periodo considerado. El carácter de ésta hace encarar la gubernamentales, los intereses colectivos y los privados.
cuestión de la profundidad de las rupturas provocadas por el movi- A diferencia de lo que señala un estudioso norteamericano, quien
miento revolucionario de 1910. Como se dijo, ni la revolución ni la afirma que escribir historia sin considerar el agua es dejar al margen
nueva Constitución de 1917 interrumpen esa tendencia sino que ha- una buena parte de esa historia ("ya que la experiencia humana no ha
cen viable su perfeccionamiento y sobre todo su implantación más vi- sido tan seca"),9 en este libro no se trata de elaborar una especie de
gorosa a lo largo y ancho del país. versión hidráulica de la historia política mexicana en el periodo de es-
El segundo problema es el de la dimensión social. En este sentido, tudio. Tampoco se trata de sugerir que la gran carencia de estudios so-
es posible advertir una oposición de diversos grupos sociales al predo- bre usos del agua ha impedido llegar a una cabal comprensión de los
minio federal. El estudio de esta oposición constituye una fructífera vía procesos históricos de nuestro país. Menos aún se trata de insinuar
para problematizar las conexiones entre los procesos generales y los pro- que el estudio de los usos del agua desemboca en la tesis de la socie-
cesos locales, pues lleva a interrogarse acerca de las razones concretas de dad hidráulica, como hacen Picazo y Lemeunier en relación con la so-
esa oposición. Estas interrogantes no pueden responderse sólo a nivel ciedad mediterránea, para no hablar del despotismo oriental según la
ideológico o político, sino en términos de las modalidades concretas de or- visión de Karl Wittfogel.
ganización social y productiva en relación con los usos del agua. Por ello, se Nada más lejos de la perspectiva de este trabajo. Más bien se trata
intenta trascender la mera historia política del fortalecimiento del gobierno de aprovechar el estudio de una dimensión social poco atendida para
federal en el manejo del agua (la "federalización') y pretende adentrarse en la acercarse a procesos históricos globales, es decir, aquellos que tienen
dimensión social referida a los cambios en la relación hombre-naturaleza que que ver con la reproducción general de la sociedad. Al mismo tiempo,
encierran los usos sociales del agua, las condiciones también cambiantes de se trata de llamar la atención sobre la riqueza inexplotada de la docu-
la organización productiva de los diversos grupos involucrados en los mentación sobre usos del agua, para comprender no sólo esta dimen-
usos del agua, las relaciones de trabajo y de cooperación social y los limi- sión de la relación hombre-naturaleza sino también las posibilidades
tes de las relaciones capitalistas (por ejemplo el mercado). Esta posibili- que el estudio detallado de esa dimensión tan poco conocida puede
dad de hacer historia social se aclarará más si se toma en cuenta el abrir para la mejor comprensión de los procesos históricos, sean "hi-
enfoque general del trabajo. dráulicos" o no, por ejemplo, las organizaciones sociales en el campo,

9 Worster, Rivers of Empire, 19.


16 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 17

la urbanización, el desarrollo de la agricultura, los cambios tecnológi- De manera general, y no libre de esquematismo, puede decirse
cos, el fortalecimiento del Estado. que el poderío creciente del gobierno federal es una respuesta a esa
El estudio de los usos del agua, como se entiende aquí, significa transformación económica y tecnológica. El Estado supo hacerse de
atender las formas concretas que asume el trabajo social encaminado a facultades e instrumentos legales cada vez más precisos y explícitos
controlar, almacenar y distribuir el agua, así como sus diversas formas para regular los nuevos y gigantescos aprovechamientos que hacían
de apropiación y reglamentación. Los usos del agua constituyen apenas del agua un insumo decisivo para armar grandes negocios, entre
una de las dimensiones del proceso histórico de transformación de la ellos el desarrollo de industrias de punta, como en su momento lo
naturaleza por medio del trabajo socia1.10 Esto es importante porque era la hidroeléctrica. Al hacer esto, el gobierno federal se dio a la
obliga a ponderar el lugar de los usos del agua en la reproducción social tarea de imponer una reglamentación general (nacional) que paula-
general en un momento histórico dado. Al proceder de esta manera tinamente fue subordinando a otros grupos sociales que usaban el
aparecen los vínculos concretos de la dimensión hidráulica con la so- agua con métodos y sistemas de varios siglos de antigüedad y que
ciedad en su conjunto, o con la historia de la sociedad en su conjunto. no se habían visto involucrados directamente en las grandes trans-
La búsqueda de esas conexiones ayuda a entender por qué durante el formaciones mencionadas. Ahora bien, hay una gran distancia en-
periodo porfiriano se construyen grandes presas y canales y al mismo tre el nuevo ordenamiento legal y su aplicación estricta a lo largo y
tiempo surge y se comienza a instaurar la injerencia federal sobre las ancho del territorio. Como se verá, las leyes que dieron paso al con-
principales corrientes fluviales. Insistir en el estudio "hidráulico" y trol federal del manejo del agua en el país tardaron décadas en ser
concebirlo como un mundo social autónomo o como la clave de la or- reconocidas y aplicadas no sólo en pequeños pueblos y comunidades
ganización social llevaría justamente a inventar una historia o una aisladas, sino también en centros urbanos y zonas agrícolas de gran
sociedad hidráulica que no se sostienen ni teórica ni metodológicamente. peso económico y político. Además, partes sustantivas de la nueva
Cómo ver los usos del agua sin considerar los usos de la tierra, la mine- legislación, por ejemplo las referidas a la propiedad del agua, sim-
ría, las organizaciones políticas, las posibilidades de ganancia» plemente fueron ignoradas.
En virtud de este enfoque no puede dejarse de lado ni considerar Esta visión, un tanto determinista, debe enriquecerse con la eviden-
como coincidencia el hecho de que la centralizaciónffederalización" del cia de que el fortalecimiento del poder público, la centralización/"fede-
manejo del agua haya ocurrido en un periodo de profundas transfor- ralización", no era un fenómeno exclusivamente "hidráulico". Como se
maciones económicas y tecnológicas. Los ferrocarriles, la electricidad, dijo, en México, como expresión de un fenómeno general de consolida-
el acero, el concreto, el petróleo y los motores de combustión interna, ción de los Estados nacionales, la historia de los terrenos baldíos, de
son elementos ausentes en México en 1850 pero que pocas décadas los bancos y de la emisión de moneda, de la minería, del sistema fiscal
más tarde son decisivos para la producción en general. Esos elementos (la eliminación de la alcabala en 1896, que minó los ingresos locales),
potenciaron los usos del agua como quizás nunca antes en la historia de muestran otras tantos aspectos de ese proceso de centralizaciónffede-
la humanidad. Presas más altas y resistentes, canales más largos y ralización". El mismo funcionamiento de la presidencia de la República
de mayor capacidad, pozos más profundos y bombas más potentes durante el periodo porfiriano, con la subordinación creciente de los otros
para extraer mayores cantidades de agua del subsuelo y de las co- poderes de la Unión y un control también cada vez mayor sobre la vida
rrientes superficiales, los avances en la potabilización del agua y la ge- política de las entidades federativas,12 constituye una evidencia que con-
neralización de los sistemas de agua potable que implicaban la tribuye a eliminar cualquier pretensión wittfogeliana en el análisis de los
introducción del liquido hasta los hogares, frutos todos de la expan- usos sociales del agua en México en el periodo 1890-1950.
sión de inversiones capitalistas, constituyeron transformaciones ver- En un trabajo sobre esta temática es casi inevitable referirse a la
daderamente revolucionarias en los procesos productivos y en la obra de Karl Wittfogel, sobre todo por su influencia en los estudios so-
conflictividad social, así como en las percepciones culturales e ideológi- bre cuestiones hidráulicas en la antropología norteamericana y mexi-
cas en torno a la naturaleza y las posibilidades y limites de su trans- cana. La argumentación de Wittfogel destaca la relación entre las
formación como resultado del trabajo social. grandes obras hidráulicas y la formación de un Estado (despótico
oriental), que tiene su sustento en la necesidad de construir grandes
obras hidráulicas y de mantener un control centralizado del agua, el
cual es posible en vista, entre otras cosas, de la debilidad de la propie-
10 Krader, Treatise.
11 Sobre esta forma de aproximación al estudio de los usos del agua, ver Vilar, "Pre-
sentación". 12 Falcón, "Logros y límites".
18 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 19

dad privada.13 Sin embargo, uno de los resultados más palpables de Desde esta perspectiva, el alcance de este trabajo debe verse en tér-
este trabajo es justamente que la centralizaciónffederalización" del minos de agregar la cuestión hidráulica al estudio del proceso históri-
manejo del agua contribuyó a consolidar no una propiedad estatal sino co de centralización del poder público en manos del ejecutivo federal y
la propiedad privada como la forma primordial de la organización so- en el análisis de los vínculos sociales de ese fenómeno. Así, la preten-
cial. Dicho de otro modo, el fortalecimiento del poder estatal, incluyen- sión del trabajo es que alguien diga, "ah, también ocurre lo mismo en
do la singular forma de tenencia de la tierra que encierran los ejidos y la cuestión del agua, entonces vamos a agregarla al planteamiento ge-
comunidades derivados de la reforma agraria posrevolucionaria, no neral". Al mismo tiempo, la pretensión de este trabajo es proporcionar
puede verse como tendencia antagónica a la propiedad privada. La fa- un marco histórico concreto en el que se puedan ubicar los estudios de
mosa declaración del artículo 27 de la Constitución de 1917 acerca de la caso que se lleguen a realizar sobre usos del agua en nuestro país.
propiedad originaria de la nación, y de la facultad de la nación de Esta es una precaución metodológica de gran importancia para evitar
imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés las comparaciones de rasgos "hidráulicos" aislados, provenientes de di-
público, debe verse precisamente como expresión nítida del fortaleci- versas latitudes y épocas.16
miento del poder público pero a la vez como una enorme e ingeniosa El trabajo consta de siete capítulos. En el primero se describe bre-
contribución a garantizar la prevalencia de la propiedad privada como vemente el panorama de los usos sociales del agua en el siglo xix, des-
síntesis de una forma histórica de organización social, libre de amena- tacando las diversas modalidades del control local sobre el manejo de
zas magonistas, zapatistas y, en cierto modo, villistas. ese recurso. Ese control local descansaba tanto en autoridades (el
Queda todavía un aspecto por aclarar. Ya se mencionó que la cen- ayuntamiento, de manera preponderante) como en los grupos de pro-
tralizaciónffederalización" del manejo del agua debe verse como la ductores directamente vinculados a la explotación hidráulica, tales
respuesta gubernamental ante el movimiento económico general de fi- como barrios, comunidades de riego o labores y empresas. Se destaca
nes del siglo xix. Esta tesis, además de esquemática, es insuficiente la continuidad de usos, costumbres y ordenamientos de origen colo-
puesto que no explica la singularidad mexicana. Los ferrocarriles, la nial, aunque se intentan discutir los cambios que trajo aparejado el siglo
electricidad y el concreto y, en fin, el uso del agua a gran escala eran XIX, en relación sobre todo con la fragmentación política y la ausencia de
un fenómeno mundial y no en todos lados tuvieron una secuela de cen- un poder centralizado y beligerante en estos menesteres.
tralización política como en México. El caso argentino, en donde el El segundo capítulo revisa las grandes transformaciones ocurridas en
agua para riego continuó siendo manejada por los gobiernos provincia- México entre 1880 y 1910 en materia de usos del agua. Primero describe
les, es muy ilustrativo.14 las repercusiones de dos cambios tecnológicos básicos, la electricidad y el
Esta cuestión se aclara justamente desechando la explicación witt- concreto. Luego resume algunas experiencias de zonas agrícolas que fue-
fogeliana, que buscaría el argumento solamente en torno a los usos del ron escenario de grandes obras hidráulicas, como. La Laguna y algunas
agua, e insistiendo primero en que la centralización del manejo del agua zonas lacustres. La idea es mostrar los cambios en los usos del agua y el
no era un fenómeno estrictamente hidráulico y segundo, y por esa ra- acrecentamiento de conflictos sociales. Por último, se describen los cam-
zón, es obligado estudiar los fenómenos sociales relacionados con los bios principales en materia de abasto a las ciudades, destacando la incor-
usos del agua en términos de la sociedad en su conjunto. Si, como se poración de las redes de tubería de fierro y la creciente preocupación
dijo antes, en México la fórmula centralista ha sido, a final de cuentas, político-ideológica por la salubridad pública.
la gran opción politica para constituir un Estado fuerte y si ha habido El capítulo tercero está dedicado a la cuestión legislativa. En los
grupos sociales concretos y prácticas económicas sustantivas que han primeros dos apartados se describen los principales eslabones de la
fortalecido esa opción político-ideológica, es claro que el trasfondo de centralización/"federalización" del manejo del agua, desde 1888 hasta
esta historia de los usos del agua se halla en la historia económica y
política del país, es decir, en una dimensión que rebasa por mucho la
mera cuestión hidráulica.15 16 El trabajo de Maass y Anderson, ...and the Desert Shall Rejoice (366), es ejemplo
claro de un enfoque de esta naturaleza. Una de sus conclusiones es que "con im-
portantes variaciones, el control local ha sido la característica predominante en
estas regiones, al margen de la nacionalidad o la religión de los agricultores, la
13 Wittfogel, Despotismo oriental. época, sin importar si el control formal reside en una comunidad o en altos niveles
gubernamentales, y quizá incluso independientemente de la naturaleza de los de-
14 CEPAL, La gestión, 41-43; también Suplee, "Vitivinicultura". rechos sobre el agua". Otro ejemplo de comparaciones de rasgos hidráulicos aisla-
15 dos, en este caso referidos a la centralización, es comentado por Enge y Whiteford,
La reciente discusión sobre el federalismo puede arrojar pistas sugerentes para
comprender esa historia. Ver Carmagnani, coord., Federalismos latinoamericanos. The Keepers of Water & Earth, 9-10.
20 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 21

la Constitución de 1917. El tercer apartado está dedicado a mostrar


los limites de la aplicación de esa legislación federal, así como la resis- Nota sobre fuentes
tencia de diversos sectores sociales a verse sometidos a la nueva auto-
ridad central. Todo ello a partir del establecimiento de un impuesto
por el uso de aguas federales, de julio de 1917. Como se dijo antes, este trabajo es uno más de los resultados colec-
El cuarto capítulo se refiere a la labor gubernamental en la construcción tivos de un equipo, pues aprovecha ampliamente los materiales reco-
de obras de riego a través de la Comisión Nacional de Irrigación, lo que lle- pilados, así como las investigaciones elaboradas por las investigadoras
vó al gobierno federal a usar de manera privilegiada sus propias aguas. Se adscritas al grupo de historia de los programas "Historia y antropolo-
retorna el debate porfiriano sobre el lugar del Estado en la irrigación y, en gía del agua (siglos xix y xx)" y el de "Historia de los usos del agua (si-
general, en el desarrollo de la agricultura, y se conecta con la solución dada glos xix y xx), durante 1993-1995. La búsqueda y recopilación de
por la ley de 1926, que es de hecho una expresión clara de la compleja rela- materiales no se hicieron a partir de un problema de investigación
ción entre la esfera pública y la esfera privada en materia de irrigación. Se perfectamente afinado y fundamentado, sino a partir de criterios ge-
intenta destacar cómo las nuevas criaturas de la irrigación gubernamental, nerales de localización y sistematización documental. Así, por ejemplo,
los distritos de riego, pueden ser considerados como la "excelencia" de la en los archivos y bibliotecas se buscaron las secciones de agua, fomen-
centralización en el manejo del agua. Por último, se explica la repercusión to, obras públicas y en las actas de cabildo los informes de los regido-
de esta vigorosa acción gubernamental en el avance tecnológico y en el co- res o comisionados de agua. También debe mencionarse el privilegio,
nocimiento hidrológico del país. literalmente hablando, que tuvo este equipo para consultar los archi-
El quinto capítulo está dedicado a la reforma agraria. En primer término, vos de la CNA en los estados, en particular, en Chihuahua, Puebla, Ja-
se intenta explicar que así como hay continuidad en relación con la centrali- lisco y en Sonora el del distrito de riego del Valle del Yaqui, acervos de
zación del manejo del agua entre el esquema porfirista y la Constitución de enorme riqueza que desafortunadamente han sido muy poco trabaja-
1917, hay también una gran ruptura político-jurídica consistente en el sur- dos por los estudiosos.
gimiento de una nueva vía de acceso al agua, mediante la dotación y la res- De manera deliberada se han utilizado los documentos publicados
titución. Este mecanismo violentaba por entero el procedimiento previsto en los volúmenes resultantes de estas actividades, en especial, el tra-
por la legislación porfiriana, que privilegiaba a individuos y empresas. El bajo coordinado por Salvador Ávila titulado Guía de fuentes sobre his-
segundo apartado es un intento de presentar la gran diversidad de situa- toria del agua en el Valle de México (1828-1928) con materiales del
ciones que acarreó el "reparto agrario del agua". Se intenta mostrar cómo Archivo Histórico de la Ciudad de México y el volumen colectivo ya ci-
ese reparto se tradujo en un aumento en el volumen utilizado y cómo este tado de Fuentes para la historia de los usos del agua en México. Tam-
fenómeno dio paso a una enorme conflictividad social no sólo entre terrate- bién se han utilizado las casi 500 separatas ya mencionadas, además
nientes y ejidatarios sino también entre estos últimos. Un aspecto funda- de los resultados de las investigaciones realizadas en el marco del pro-
mental de este capítulo tiene que ver con las insistentes solicitudes de yecto de formación del Archivo Histórico del Agua, en especial, la de
diversos núcleos sociales al gobierno federal para que interviniera en el Rocío Castañeda sobre las comunidades del río Conchos, en Chihua-
manejo del agua. Esto significa que los grupos sociales no sólo se opusieron hua, y la tesis de Gloria Camacho sobre el proyecto de desecación de
a la injerencia federal sino que en determinadas ocasiones la exigieron de las lagunas del Alto Lerma entre 1850-1875.17 También se incorpora-
viva voz. Esta evidencia es importante para matizar la resistencia u oposi- ron los avances de las investigaciones sobre reforma agraria y usos del
ción estudiada en el capítulo tercero. agua, de María del Rayo Campos sobre Puebla, Laura Valladares sobre
El sexto capítulo revisa algunas características de la centraliza- Morelos y Verónica Buitrón sobre el Valle de Mexicali.
ciónffederalización" en materia de abasto de agua a las ciudades y en El grueso de la documentación utilizada es "hidráulica", muy poco
la explotación de las aguas subterráneas. En ambos casos los tímidos explorada y utilizada por los historiadores y demás estudiosos. Esto
intentos de reglamentación culminan hacia fines de la década de 1940, también es deliberado porque el trabajo pretende mostrar las virtudes
en instrumentos legales que consolidan y amplían la injerencia del go- de esa documentación y llamar la atención sobre la urgencia de resca-
bierno federal,en ambos ramos de los usos del agua. tar y organizar los enormes acervos que están en poder del gobierno
El último capítulo contiene las conclusiones: repasa el significado federal. Por ello, intenta destacar la riqueza inexplotada de este tipo
de la creación de la SRH que es vista como la culminación del proceso de de documentación y mostrar algunas de las lineas de trabajo que po-
centralizaciónffederalización", y propone un conjunto de interrogan-
tes sobre los contrastes sociales entre el siglo xix y el xx a la luz del
impacto bien diferenciado del proceso de centralización política. 17 Castañeda González, Irrigación y Camacho Pichardo, "Agua y liberalismo".
22 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 23

drían desprenderse del estudio de esas fuentes para la mejor compren- experiencia del centro y del norte del país, o más bien de las zonas ári-
sión de los procesos sociales de la historia mexicana.18 Esta ponderación das del territorio nacional, en donde el problema básico es enfrentar la
sobre la riqueza de estos acervos no debe llevar a minimizar un rasgo escasez de agua y no su abundancia. Sin lugar a dudas, se tendría que
preponderante de la documentación, referida al "principio de proceden- hacer otra investigación sobre esa zona y muy particularmente sobre
cia", como dicen los archivónomos, es decir, el gobierno federal. Si se la península de Yucatán, que en este trabajo se omite por completo.
quiere, esa documentación cuenta la historia desde arriba, desde la lógi- Para concluir cabe agradecer al CIESAS, a la CNA y al IMTA la oportu-
ca de las autoridades federales, aunque hay abundantes pruebas de co- nidad de incursionar en un terreno insospechado de la vida académi-
rrespondencia y documentación legal de grupos, empresas e individuos. ca, el de la coordinación de proyectos colectivos y la tarea de formar un
Por último, es necesario insistir en que esta investigación pretende archivo. Fue fundamental el apoyo entusiasta de la doctora Teresa Ro-
ser un ensayo basado en la documentación recopilada; más que recons- jas Rabiela, directora del CIESAS entre 1990 y 1996. Uno de los resul-
trucciones detalladas y conclusiones sólidas, puede definirse por su afán tados de esa oportunidad es el AHA, cuyo material, la base de datos y
exploratorio. Intenta ofrecer una panorámica general de los usos del sobre todo su calificado y amable personal, encabezado por Rocío Ga-
agua en el México árido durante el periodo de estudio. Procura señalar miño, facilitaron enormemente la tarea de la revisión documental. Por
los principales rasgos de procesos sociales que bien podrían dar lugar otro lado, debo agradecer la amistad, colaboración y crítica de Diana
más adelante a un conjunto de investigaciones detalladas. Por ello, Birrichaga, Blanca Suárez, Rocío Castañeda y Gloria Camacho, inves-
puede ser de utilidad para ubicar problemas específicos y para orien- tigadoras del convenio CIESAS-IMTA y del AHA entre 1993 y 1996. Brígi-
tar la búsqueda de material documental. El resultado, en cierto modo, da von Mentz, como siempre, estuvo cerca de este trabajo, pues leyó
es un trabajo pasado de moda porque no es regional ni atiende un es- dos borradores y sus críticas demoledoras fueron decisivas para la ela-
tudio de caso, aunque explora un tema específico. Como se dijo, este boración de esta versión final. Luz Elena Galván me puso al tanto de
carácter se explica por la creencia de que era una buena idea concluir la "federalización" en el terreno de la educación; otros dos amigos, Ber-
los estudios que realizamos en el CIESAS sobre historia de los usos del nardo García Martínez y Sonia Pérez Toledo, hicieron sugerencias va-
agua en México en los siglos xix y xx con un esfuerzo de síntesis general liosas. Los compañeros del Área V del CIESAS, Roberto Melville, Jan
(nacional), que incorporara los estudios más detallados que fueron ela- De Vos y Lourdes Álvarez, también contribuyeron con su esmerada re-
borados por las integrantes del programa CIESAS-IMTA y por las inves- visión crítica. El ingeniero José Arreguín Marión detectó algunas bar-
tigadoras del AHA. baridades en relación con las aguas subterráneas y, en general, con la
Cabe hacer dos advertencias. El trabajo se centra mucho más en ingeniería hidráulica. Por último, agradezco el apoyo del Centro de
irrigación que en usos industriales y en la cuestión del abasto a locali- Estudios Históricos de El Colegio de México, donde terminé la redac-
dades. Ello se explica no porque la irrigación consuma aún hoy en día ción del texto.
cerca del 80% del agua aprovechada, sino por el simple hecho de que el El trabajo va dedicado a la esdrújula hegemónica de Mónica, y tam-
autor de estas líneas sabe más de irrigación que de otros usos del agua bién a Crisóstomo, a quien, como se ve, sigo buscando entre patroci-
y también por la evidencia de que en general la historiografía ha nios, refugios y nogales. Dicho de otro modo, el trabajo va dedicado a
avanzado mucho más en esta materia que en las otras. La segunda la esdrújula en Chavira.
advertencia es sobre el título del trabajo, que no es del todo justificado
cuando habla de "México", pues el material empírico deja de lado a las En el día de Irineo, junio de 1997
zonas tropicales del sur del país. En ese sentido es un recuento de la
18
Derivado del proyecto CIESAS.IMTA, surgió el proyecto entre el CIESAS y la Comisión
Nacional del Agua (cNA) para formar el Archivo Histórico del Agua (AHA). El obje-
tivo de este proyecto, iniciado en febrero de 1994, es rescatar y ordenar los más de
250 000 expedientes que sobre la materia existen en el Valle de México y que es-
tán en manos de la CNA. Los trabajos citados de Castaneda González y Camacho
Pichardo son resultados de este proyecto. También se llevaron a cabo cuatro pro-
yectos para ordenar los archivos estatales de la CNA en Sonora, Morelos, Coahuila
y Tabasco. Los tres primeros quedaron catalogados y sistematizados y el de Ta-
basco consistió en el rescate y traslado a la Ciudad de México del archivo de la ex-
tinta Comisión del Grijalva. Este acervo quedó completamente catalogado y a
disposición del público en noviembre de 1996, en el AHA.
I. Organizaciones y conflictos en torno a los
usos del agua en el siglo lux

Como se mencionó en la introducción, hay que empezar con un esbozo


general de los principales aspectos de los usos del agua en el siglo xix.
Hacer esto es necesario para contar con un marco de referencia que per-
mita comparar la situación del siglo xix con la del siglo xx, pero sobre
todo para comprender mejor las líneas del proceso histórico que explican
los usos sociales del agua en el siglo actual. Si, como se dijo, el problema
medular es estudiar el proceso de centrali7aciónl"federalización" del ma-
nejo de los recursos hidráulicos, visto como elemento del proceso general
de fortalecimiento del poder público en México, entonces hay que empe-
zar por describir aquellas condiciones que se modificaron en mayor grado
y que contribuyeron a configurar ese proceso.
Esta historia comienza con la expedición de la primera ley federal
especifica en materia de aguas, en junio de 1888. Dicha ley se inscribe
en un contexto histórico que mostraba modificaciones sustanciales en
los usos del agua en algunas zonas del país. ¿Por qué el régimen porfi-
riano requería una ley federal sobre materia de aguas? ¿Por qué en ese
momento? Estas dos preguntas, que intentarán ser respondidas en los
capítulos segundo y tercero, deben tratarse sólo hasta que tengamos
una visión general de cómo se usaba el agua a lo largo del siglo xix,
que es la materia de este capítulo.1

Desde ahora cabe señalar que la materia que explora este capítulo es compleja y
requiere por sí misma de una investigación completa. El déficit principal se refiere
a las organizaciones sociales, a las formas de apropiación de las aguas y su rela-
ción con la propiedad de la tierra. Falta conocer también más acerca del funciona-
miento de las diversas instancias del poder público (ayuntamientos, jefaturas
políticas, gobiernos estatales o departamentales, circuitos judiciales y ejecutivo fe-
deral o general) así como de sus relaciones entre sí. Las variaciones regionales son
otro problema no resuelto. Como se verá, la exposición está organizada con base
en ejemplos de diversos lugares y fechas, lo cual tiene desventajas obvias en cuan-
to a la validez del argumento, pero que habla también del escaso avance historio-
gráfico en la materia.
26 Luis Aboites Aguilar

Ayuntamientos de pueblos y ciudades


1 El agua de la nación

En los pueblos que contaban con ayuntamiento, éste tenía el control y


se encargaba de manejar los recursos productivos e incluso podía
27

arrendar algunas de sus porciones, como ocurría con los pueblos ubica-
dos al lado de las lagunas del Alto Lerma.4 También era común que al-
De frente al siglo xx, lo que más destaca del siglo xIx es la lejanía gunos pueblos rentaran tierras de cultivo o aguas para obtener
de los gobiernos estatales, y más aún la del gobierno federal. Esta le- ingresos destinados a las fiestas patronales o para el pago de licencias
janía podía verse matizada en casos de conflicto, como se intentará y litigios. Cosa similar ocurría con las propiedades de los ayuntamien-
mostrar. Pero de cualquier manera la pregunta clave es: si en el siglo tos, los "propios". En 1826 el ayuntamiento de Yautepec, en el actual
xix no había injerencia estatal y federal en el ramo, cómo se maneja- estado de Morelos, tenía entre sus propios "la pensión impuesta a las
ban las aguas en ese periodo. aguas con que [se] riegan los campos"; el de Jiutepec contaba con dos
La respuesta no es muy complicada: el uso de las aguas era asunto manantiales y el de Miacatlán con 432 solares de tierra de riego repar-
de comunidades, pueblos, haciendas, ranchos, ayuntamientos, jueces y tida en "tareas". En 1857, el ayuntamiento de Linares, Nuevo León,
a lo sumo de prefectos o jefes políticos. Era un conjunto de prácticas controlaba 21 días de agua de los caños "como representante del pue-
desarrolladas por grupos sociales directamente vinculados con la ex- blo en común, de quien propiamente es esta agua, y teniendo presente
plotación cotidiana de los recursos hidráulicos y de instancias locales además que las rentas que producen éstas las han cedido los vecinos a
del poder público. Esos grupos sociales, como han señalado algunos es- favor del fondo de instrucción". 5
tudiosos, seguían muy de cerca los ordenamientos legales y las cos- En su libro sobre Tehuacán, Henao describe cómo el reparto del
tumbres implantadas y desarrolladas durante la época colonial.2 No agua en las comunidades de esa zona recaía en los barrios. Más que la
extraña por ello que el ayuntamiento de la Ciudad de México haya comunidad, el barrio controlaba las aguas y regulaba el acceso al líqui-
reimpreso en 1848 las Ordenanzas del duque de Albuquerque de 1710, do. La participación cotidiana en la organización civil y religiosa ga-
que reglamentaban la distribución de las aguas del Valle de México, ni rantizaba el acceso al agua. Por ello no se podía vender, arrendar ni
tampoco que el repartimiento de aguas de 1654 haya subsistido en Que- heredar. Al surgir varios municipios en 1820, en algunos lugares la es-
rétaro hasta la tercera década del siglo xx. En un ejemplo más del poderío tructura religiosa fue incorporada, en cuanto al manejo del agua, a la
de los terratenientes, pero que al mismo tiempo muestra la continuidad co- nueva figura administrativa. Las autoridades de los barrios pasaron a
lonial, el reparto del río Amatzinac de 1642 fue reformado en 1893 por los formar parte del ayuntamiento como regidores. Así, esta forma singu-
García Pimentel, dueños de la hacienda de Santa Clara.3 lar de organización, que garantizaba la autonomía local en el manejo
En este ramo hay claras diferencias entre las funciones del ayun- del agua, pudo ser preservada hasta las primeras décadas del siglo xx.
tamiento en las localidades pequeñas dedicadas preferentemente a Pero esta adaptación a la nueva organización política no estuvo exenta
actividades primarias, y las de un ayuntamiento de un centro urbano
habitado por varios miles de habitantes. En el primer caso el agua era de conflictos.
Hacia 1840, los grupos dominantes de la cabecera del distrito de Te-
usada sobre todo para irrigación, mientras que en el segundo la irriga- huacán intentaron controlar el sistema de distribución del agua de riego,
ción competía claramente con los usos industriales, y especialmente con basado en los barrios y en los mayordomos. El motivo era que en algunos
el abasto para usos públicos y domésticos. Por ello, hay que dividir la lugares el agua representaba casi el 90% de los ingresos municipales. He-
exposición y comenzar por los ayuntamientos de las pequeñas localida- nao distingue dos procesos diferentes: en Chilac los indígenas lograron
des rurales. controlar el ayuntamiento y preservar el esquema corporativo del manejo
En los pueblos de origen colonial el agua formaba parte del territorio del agua, mientras que en Ajalpan tuvo lugar un enfrentamiento entre
cedido por la Corona española, que incluía tierras, bosques y agostaderos,
divididos en terrenos de común repartimiento, que eran usufructuados de
manera individual por los vecinos del pueblo, y los terrenos de la comuni-
dad, en donde generalmente se ubicaban los montes, pastos y aguas. 4 Los ayuntamientos tenían a su cargo la administración de sus respectivas porcio-
nes de laguna y cobraban derechos por la extracción de tule, la caza y la pesca.
Una función primordial de los ayuntamientos era la defensa de esa parte de su te-
2
rritorio, cuyos linderos aún no habían quedado claramente definidos a fines del si-
Meyer, El agua en el Suroeste, 11. glo xix. Igualmente tenían a su cargo la organización de los trabajos para el
3 control de inundaciones. Ver Camacho Pichardo, 'Proyectos hidráulicos".
Suárez Cortez, 'Industria", u. Se utilizan números romanos para referirse al capí-
tulo o apartado de la obra en cuestión, misma que no ha sido publicada. Ver tam- 5 Orellana, Descripción geográfica, 'Estado", 4; sobre Linares, ver Olvera, 'Hacien-
bién Valladares, "Cuando el agua se esfumó", 64. das", 47.
28 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 29

indios y no indios por el control del ayuntamiento, que era a final de das las fanegas de sembradura de maíz que riegue cada propietario".11
cuentas una lucha por el control del agua.6 Los ayuntamientos administraban esos recursos, por ejemplo el repar-
Este conflicto de Tehuacán es importante porque muestra el papel to de agua en tandas, o bien el arrendamiento de lagunas o bosques a
del ayuntamiento en la consolidación política de las élites locales. El individuos e incluso a haciendas.12
control de los ayuntamientos por parte de estos grupos políticos, gene- Los ayuntamientos también vendían agua a particulares para la ac-
ralmente asentados en las cabeceras, es un tema que los historiadores tividad agrícola. Es el caso de los títulos concedidos en septiembre de
han empezado a estudiar de manera específica.7 El caso de Ajalpan tal 1862 por el ayuntamiento de Aldama, Chihuahua, a Rafael Gameros,
vez refleje una de las líneas primordiales de ese proceso conflictivo, para aprovechar aguas mansas, broncas y las filtraciones del río en la
que bien puede ayudar a desterrar la idea de que el control local del presa construida por el propio Gameros, contando con permiso verbal
agua era sinónimo de armonía y de distribución equitativa. Al contra- del jefe político. A cambio de 250 pesos, que ingresaron al ramo de pro-
rio, podía ser espacio de abuso y despotismo de caciques y élites.8 Ya pios del ayuntamiento, Gameros tomó posesión legal de las tierras y
en años porfirianos, en Naranja, Michoacán, los poderosos hermanos aguas solicitadas.13 En un trabajo sobre las comunidades de riego del
Noriega adquirieron los antiguos títulos legales mediante una confa- río Conchos en Chihuahua se describe la venta de derechos de agua
bulación con los mestizos que vivían en los pueblos, en particular con por parte de los ayuntamientos de La Cruz y San Francisco de Con-
el alcalde de Naranja. Éste vendió esos títulos y guardó para sí los in- chos. Esta era una fórmula para obtener ingresos que, sin embargo, se
gresos sin convocar al pueblo.9 traducía en un acaparamiento de aguas por parte de la élite local. En
Los ayuntamientos también reglamentaban el uso de las acequias en el segundo poblado el ayuntamiento prácticamente se quedó sin agua
los poblados de su jurisdicción. Así, el "Reglamento de agua del pueblo de para la década de 1850. Así, la pobreza de la tesorería municipal podía
San Cristóbal de Nombre de Dios" había sido emitido de conformidad con convertirse en una amenaza para la integridad territorial del pueblo.
lo previsto por el ayuntamiento de la ciudad de Chihuahua el 21 de abril Sin embargo, cabe decir que estas transacciones se hacían sobre las
de 1854. Las primeras frases del reglamento son significativas: aguas reconocidas como propiedad de los ayuntamientos respectivos.14
El ayuntamiento de San Antonio, Texas, fue perfeccionando su do-
Cuidará el gobernador del pueblo [...] de las aguas de la acequia madre, cui- minio sobre las aguas de la villa mediante reglamentos expedidos en
dará que cada uno disfrute de sol a sol la que le corresponde siguiendo este 1829 y 1840. El de 1829 creó un impuesto destinado al fondo de pro-
orden, siempre sirviendo de gobierno que ninguna persona tomará ninguna pios, consistente en un peso anual que debían pagar todos y "cada uno
parte de agua que no le pertenesca como también en las seis noches que le de los propietarios dueños de los días de agua en que están divididas
tocan a la comunidad.1°
las diversas sacas que comprende esta municipalidad". Las aguas del
ayuntamiento consistían en una quinta parte del caudal proveniente
El ayuntamiento de Zamora expidió un reglamento de aguas y cami- de la presa San Pedro y la de las cinco misiones que habían pasado al
nos el 11 de agosto de 1873, para ordenar el uso de las aguas del río Due- ayuntamiento después de su secularización.15
ro. El acueducto en cuestión requería ser ampliado hasta darle seis varas El control de las aguas de los pueblos corría al parejo del control lo-
de latitud y dos de profundidad, obra que "se hará a prorrata entre to- cal sobre el resto de los recursos productivos de la jurisdicción del
6
Henao, Tehuacán, 32-40, 89-96.
7 11 Márquez Moreno, "El control de las aguas", 12.
Al respecto ver Rodríguez Kuri, La experiencia olvidada, 18-20.
8 12 Un ejemplo de reparto de agua bajo jurisdicción municipal es el siguiente: "A los
En el AGHES hay numerosas quejas de usuarios contra autoridades municipales
por el reparto de agua. En el tomo 483 (1880) se halla la queja de la congregación 20 días del mes de noviembre del año de 1851, reunidos todos los vecinos del referido
pueblo ya indicado de Axotecapa en la casa de mi morada llo [sic], Mariano Calixto
Reforma contra el ayuntamiento de Tubutama; en el torno 1 545 (1900), la queja
como racionero de dicho Barrio todos dispusieron el reparto de la agua que pertenen-
de Manuel Venegas contra el ayuntamiento de Caborca por suspensión de riegos;
ce a la tanda según lo que le toca a cada individuo dispuesto por el ilustre ayunta-
y en el tomo 2 190 (1907), la queja de Ramón Gastélum y otros contra el ayunta-
miento de Pitiquito. miento de la municipalidad de Texcoco". En Rodríguez Rojo, San Juan, 59.
9
Friedrich, Revuelta agraria, 64. Tal vez por el éxito de Naranja, Noriega usó el 13 ACNA-Chihuahua, Aprovechamientos Superficiales, exp. 805: copia de 31 de marzo
de 1938 extraída a su vez de una copia de 25 de noviembre de 1903. Estos docu-
mismo método con los caciques del pueblo de San Martín, junto al lago de Chalco,
mentos aparecen en este acervo en virtud del trámite de los sucesores de Gameros
para proceder a su desecación: un testimonio dice que "...les daban de comer y se
vendieron". En Tortolero, De la coa a la máquina de vapor, 262. para lograr que la sAyF reconociera su derecho sobre las aguas en cuestión.
10
AHMCH, Fondo Porfiriato y Terracismo (1894, sección Tesorería, serie Rentas Ven- 14 Castañeda González, Irrigación, 68-69, 70-72.
tas y Compras de Inmuebles, caja 521, exp. 20. 15 Glick, The Old Background, 49.
30 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 31

ayuntamiento. Era un control que dependía de las autoridades locales. Como sugieren algunos estudiosos, la desamortización, en cierto modo,
Los mecanismos de distribución del liquido, el nombramiento del abrió la puerta a la injerencia de autoridades extralocales, primero las
aguador, la resolución de conflictos y la misma organización de las del distrito o partido y del estado y, más adelante, las federales.19
obras de construcción y conservación de las presas y canales eran Por otra parte, en las ciudades más importantes el ayuntamiento
asunto local. Un aspecto central de este manejo era el conocimiento era la figura clave en el manejo del agua en el siglo xix. Su función
tecnológico. En general, los propios vecinos sabían hacer una pequeña principal era garantizar la dotación de liquido a los habitantes de la
presa de palos, piedras y céspedes así como trazar una acequia, siguiendo localidad. Eso lo obligaba a contar con fuentes seguras de abastecimiento
el curso del agua en el terreno. Construir una presa de mampostería o y acueductos en el mejor estado posible, para surtir tanto a los habitan-
una caja repartidora requería de personal especializado, como lo muestra tes que contaban con mercedes como a las fuentes públicas, de donde to-
el caso de San Felipe, que se verá más adelante; pero lo cierto es que el maba el líquido la gran mayoría de la población. De estas fuentes la
conocimiento local era suficiente para la escala de los aprovechamientos tomaban también los aguadores que vendían el líquido al público pudien-
requeridos por los propios pueblos y comunidades. te. Por esa razón, los archivos municipales contienen gran cantidad de
Durante el siglo XIX, como se vio para el Valle de Tehuacán, estos solicitudes de concesión y permisos, listas de mercedados y arrendatarios
pueblos se vieron sometidos a diversas presiones por parte de terrate- de aguas, informes sobre desperfectos de acueductos, tomas subrepticias,
nientes vecinos, que encontraron condiciones politicas más favorables robos y despojos del líquido; así como sobre la necesaria limpieza y repa-
en este tiempo para agrandar sus propiedades a costa de los terrenos ración de los generalmente ruinosos acueductos y sobre la calidad de las
y demás recursos de los pueblos. En algunos lugares, como sugiere von aguas.20 En varios ayuntamientos funcionaban comisiones de agua o re-
Mentz, esas presiones fueron instrumentadas por las propias autorida- gidores del ramo. Sus informes y memorias son hoy una de las fuentes
des locales, que comenzaron a tener intereses externos que resultaban primordiales para conocer esta parte de la administración municipal.
antagónicos con los intereses del pueblo.16 Las politicas anticorporativas Durante la Colonia y los primeros años del siglo xIx, era común que
también aportaron su parte en la configuración de un escenario adverso las autoridades otorgaran mercedes de agua a particulares, con la con-
a los pueblos, especialmente en la segunda mitad del siglo. Si bien algu- dición de que contribuyeran al abasto público mediante la construc-
nos intentos por fraccionar y privatizar los recursos de los pueblos termi- ción y conservación de fuentes. Así ocurría con los conventos, que a
naron en fracaso, como los del gobernador Mariano Riva Palacio para cambio de la merced asumían el compromiso de construir fuentes para
desecar las lagunas del Alto Lerma y fraccionar la propiedades de los el servicio público.21 Hay un ejemplo porfiriano muy claro: Santiago
pueblos» lo cierto es que esa presión se tradujo en una inestabilidad cre- Graff, dueño de la cervecería de Toluca, ocupó durante largos años el
ciente para los pueblos y, lo más importante para los fines de este traba- cargo de regidor de aguas del ayuntamiento; ese desempeño público no
jo, en una paulatina injerencia de prefectos, jefes políticos y gobernadores era más que parte de un arreglo entre la empresa y el cuerpo munici-
en la regulación de las formas de uso y apropiación de tierras, bosques y pal para intercambiarse favores: a veces Graff donaba agua a la ciu-
aguas. En ese sentido, la historia del manejo del agua, en tanto medio dad, a veces el ayuntamiento lo favorecía con concesiones. A ambos los
productivo en manos de pueblos y ayuntamientos, sigue muy de cerca la unía el interés por aumentar y mejorar el servicio de agua potable de
historia de la desamortización de los terrenos de las comunidades indíge-
nas. En agosto de 1856, el gobernador del Estado de México preguntaba
al ministro de Hacienda que si las aguas del distrito de Texcoco debían
considerarse como fincas rústicas. La respuesta de Lerdo de Tejada no 19 Ver, por ejemplo, las conclusiones de Knowlton sobre Michoacán. Por un lado, los
dejaba lugar a dudas: esfuerzos iniciados por la legislatura local desde 1827, repetidos en 1828, 1851 y
1856 no habían tenido mayor repercusión en el fraccionamiento de las tierras de
las comunidades. Tampoco fue importante la ley federal en la materia, la Ley Ler-
El Excmo. Sr. Presidente se ha servido acordar [que] conteste a V.E. [...] que do, de junio de 1856. Por otro lado, el autor sostiene que la división respondió más
si las aguas son de uso público o corrientes, no están comprendidas en la ley bien a la legislación estatal que a la federal, sobre todo después de 1869. Knowl-
de desamortización; pero que sí lo están en caso de que sean estancadas y co- ton, "La división de las tierras", 122-124; ver también Menegus, "Ocoyoacac",
rrespondan a terrenos de corporaciones.18 156-157.
20 Ver Ávila, et al., Guía; Archivo Municipal de Saltillo, Catálogo; Talavera Ibarra,
"Entre la escasez y el desperdicio".
16 Mentz, Pueblos de indios, 96-98. 21 Ejemplos en Puebla y en la Ciudad de México, se hallan respectivamente en Lips-
17 Camacho Pichardo, "Agua y liberalismo". sett-Rivera, 'Water", y Ávila, et al., Guía, Otra modalidad es la de Toluca, en don-
de el convento de San Francisco controló el agua de la ciudad hasta bien entrado
18 En Colección, 277. el siglo xix. Ver Castañeda González, "Esfuerzos", 1.
32 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 33

la ciudad, aunque por razones muy distintas, uno para mejorar la hi- en general para la distribución del líquido. En 1834 un estudio sobre
giene pública y el otro para hacer más cerveza.22 el valor del agua que entraba a la ciudad de Chihuahua señalaba:
La propiedad individual del agua para uso doméstico en las ciu-
dades tenía como punto de partida las aguas que eran propiedad Se calcula que el término medio del agua que entra a la ciudad por el acue-
del pueblo o de la ciudad, ya fuera por merced o por simple compra. ducto es de 131 limones y como el costo de aquella ha sido de 105 000 pesos
Por ejemplo, las aguas que usaba Tacubaya a mediados de siglo te- cuyo rédito al 5 por ciento es de 5 200 pesos, resulta que el valor de cada li-
nían tres orígenes: una merced virreinal de 1806, una compra de món es aproximadamente de 40 pesos anuales; mas si a eso se agrega el
aguas de la hacienda de la Condesa en 1852 y una concesión del ge- privilegio que gozan los ciudadanos que disfrutan de merced y los gastos
neral Manuel María Lombardini, encargado del Supremo Poder que con este motivo devan [sic] originarse para la reparación y buen es-
tado del acueducto, el precio de cada limón no debe bajar de cincuenta
Ejecutivo, en 1853. Esa fuente de agua se vendía o se arrendaba a pesos anuales.26
los vecinos y además surtía a las fuentes y lavaderos públicos de la
población.23 En algunos lugares se reglamentaba la herencia de los
Sin embargo, en Monterrey y Orizaba los ayuntamientos habían
derechos de agua: por ejemplo en la Ciudad de México se consideraba preferido arrendar el ramo de agua a particulares, alegando que con
que la merced de agua era personal, por lo que al fallecer el merceda- los fondos obtenidos se podían atender otros asuntos de gobierno,
do el agua retornaba al ayuntamiento. En Querétaro, en cambio, los como escuelas, puentes, hospitales, plaza de toros y teatros. En Mon-
derechos de agua pasaban a los sucesores. En otros lugares, como terrey se pedía permiso a su Alteza Serenísima para
en Toluca, el ayuntamiento se negaba a vender agua y solamente la
cedía en arrendamiento. 24 enajenar las aguas de esta ciudad destinando la mitad de su importe a
En el desempeño de esa función, los ayuntamientos tenían que vér- las interesantes obras que he mencionado, e imponiendo a censo de un
selas también con usos agrícolas e industriales. Ello era así no sólo seis por ciento la otra mitad a beneficio de propios, todo con el conoci-
porque dentro de las zonas urbanas había instalaciones industriales y miento que debe tener en estos negocios el ayuntamiento.27
terrenos de cultivo, especialmente huertas, que exigían agua por
igual. Los conflictos por retención del líquido en las presas de los moli- En ocasiones, los ayuntamientos tenían que litigar o pagar grandes
nos (para asegurar así el volumen suficiente que daba movimiento a sumas para obtener el líquido. La vieja tradición jurídica de la España
las ruedas hidráulicas) o bien por la contaminación, eran asuntos que peninsular que consideraba a los ríos como bien preferentemente pú-
enfrentaban cotidianamente los ayuntamientos. La Ciudad de México blico se veía cada vez más constreñido por la multiplicación de merce-
y la villa de Tacubaya compartían manantiales y el mismo acueducto. dados individuales, la propiedad o por lo menos el usufructo privado,
La competencia por el líquido entre estas dos localidades, sobre todo ya fuera de individuos o de corporaciones. Dicho de otro modo, la cre-
en el último tercio del siglo xix, se traducía en conflictos frecuentes, lo ciente apropiación de las aguas entrañaba un conflicto con las necesi-
mismo que por el funcionamiento de molinos, fábricas y haciendas.25 dades, casi nunca resueltas, de las localidades.
Para los ayuntamientos el agua era una fuente de problemas pero En términos jurídicos, los ayuntamientos de las ciudades importan-
también una fuente de ingresos. Las mercedes o tomas de agua se tes, en la medida en que contaban con una concesión o merced que les
otorgaban a cambio de una cantidad mensual o anual, como se vio en daba derecho a usar determinado volumen de una corriente, eran con-
el caso de San Antonio, o de una sola exhibición, como en Aldama. De siderados como un usuario más. Como tales, esos organismos tenían
esa manera los ayuntamientos obtenían recursos para reparaciones, con- que procurar el acceso a las fuentes de líquido para asegurar el abasto
tratación de personal de vigilancia, para la compra de derechos de agua y público; ese acceso implicaba a veces la compra de derechos y la defen-
sa de sus títulos primordiales. Aunque desde la expedición de las Ba-
ses Orgánicas de 1843, y luego con una ley de 1853, se contaba con
22
Castañeda González, "Esfuerzos", ni.
Ávila, "Crecimiento, 46-47.
24 Suárez Cortez, "Industria", II, y "Poder oligárquico", II; Castañeda González, "Es-
26 AHMCH, Fondo Independencia, Sección Tesorería, serie Propios y Arbitrios, caja
fuerzos", I. 13, exp. 13: estudio anónimo de 1 de abril de 1834 dirigido al excelentísimo
25 Ávila, "Crecimiento", 48-49; Ávila, et al., Guía; ayuntamiento.
Reyna, `El Desierto". Esta misma
autora, en su trabajo sobre la hacienda de San Borja, muestra cómo las crecientes 27
Aboi• tes, Birrichaga y Suárez, Fuentes, números 4 y 10. Como esta obra aún no se
necesidades de agua de los centros urbanos del valle de México contribuyeron a la publica, el número se refiere al documento. Así se citará a lo largo de este trabajo.
desaparición de las haciendas. Reyna, Formación, 116. También ver Meyer, El agua en el Suroeste, 69-70, 97.
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 35
34

legislación general sobre expropiación por causa de utilidad pública, noviembre de 1885, el gobierno del estado de Jalisco pagó 45 000 pesos
que luego fue incorporada en el artículo 72 de la Constitución de 1857, a Antonio Álvarez del Castillo por la propiedad del potrero y baños del
lo cierto es que esa facultad no parece haber sido un recurso asequible "Agua Azul", con el propósito de aprovechar las aguas de los manan-
a los ayuntamientos de las grandes ciudades en materia de aguas, por tiales de ese nombre para el abasto de Guadalajara.32 En un proyecto
lo menos no antes de 1899.28 De allí que no fuera raro que los ayunta- de contrato de 1890 para privatizar el servicio de agua en la ciudad de
mientos compraran derechos de agua a particulares. Así ocurrió en Chihuahua, el ayuntamiento tenía que precisar sus derechos al res-
Autlán, Jalisco, en donde pecto:
el poder administrativo [...] el 31 de enero del año de 1853 adquirió por El municipio cede y traspasa en favor de la Compañía todos sus derechos y ac-
dotación o cesión que hicieron en su favor don Mauricio Arias y doña ciones sobre las aguas que vienen a la ciudad por el antiguo acueducto de cal
Magdalena Santana, el derecho a la agua del arroyo "Grande" o de "Ayu- y canto, incluyendo en estos derechos el de tomas de aguas del rancho de Chu-
tita" [...] y desde entonces ha estado en quieta, constante y pacífica posesión víscar y del río del mismo nombre; así como de los derechos que tenga sobre las
de ese derecho, distribuyendo el líquido en esta población para el servicio demás aguas de su municipalidad.33
doméstico de sus habitantes, conduciéndola por medio de acequias y cañe-
rías y dejando parte, cuando hay sobrante, para rentarla a horticultores Las diversas funciones de los ayuntamientos en este ramo tenían
que tienen sus labrantíos en el trayecto.29 lugar en una sociedad marcada por una profunda desigualdad. En las
ciudades ese fenómeno era quizá más obvio. Sólo unos cuantos merce-
En 1870 un particular ofreció un trato singular al ayuntamiento de la dados contaban con agua en sus casas y en algunos lugares, como en
Ciudad de México: a cambio de dos mil pesos, Felipe Mendoza ofreció ven- Puebla, podían llegar a acaparar la mayor parte del agua disponible.
der las escrituras originales que legitimaban los derechos del ayuntamiento Así, a principios del siglo xix, cuando la ciudad de Puebla contaba con
sobre las aguas de Chapultepec.30 Obviamente los ayuntamientos vendían, cerca de 50 000 habitantes, apenas 109 casas contaban con servicio
arrendaban y vigilaban los aprovechamientos que tenían como base sus de- de agua; lo peor era que sólo había 11 fuentes públicas. En la Ciudad de
rechos sobre determinadas corrientes. No era un dominio eminente o una México, en 1806, había 505 fuentes particulares y apenas 28 públicas,
propiedad originaria sobre las aguas lo que facultaba a esos cuerpos gu- para una población estimada en 120 000 habitantes.34 La mayoría de
bernamentales a intervenir; era una concesión o merced como la de cual- los vecinos acudía a las fuentes públicas y otros pocos, a los servicios
quier particular. La autoridad que habría podido esgrimir ese dominio de los aguadores.
eminente, la Corona española, ya no existía; y el nuevo gobierno nacional
no había reivindicado para sí ningún derecho equivalente.
En 1884 el ayuntamiento de la Ciudad de México deliberaba si in-
vertía 800 000 pesos en la adquisición de 47 manantiales del cerro de
Chimalhuacán, Estado de México, que eran propiedad de José García. Comunidades de riego y empresas
La comisión de Aguas recomendaba hacer dicha compra para asegurar
así una reserva de abastecimiento para el futuro.31 Otro ejemplo: en
El riego en las zonas áridas del país era responsabilidad de los pro-
pios agricultores, que se organizaban de diversas maneras para llevar
28 En ese año, el ayuntamiento de Tacubaya logró la autorización del gobierno del a cabo las labores de construcción, conservación y reconstrucción de
Distrito Federal para expropiar las aguas de San Borja y el Olivar. Ver Ávila, las obras, así como para la distribución del líquido y la resolución de con-
"Crecimiento", 61-68; también Reyna, Formación, 112-114. Sin embargo, ya
desde 1882 el Congreso de la Unión había autorizado al ayuntamiento de la
Ciudad de México "para hacer la expropiación de aguas potables". Ver Lanz Cár-
denas, Legislación, 1, 337-338. 32 Curial, Informe, x.
29 ACNA.Jalisco, Aprovechamientos Superficiales, exp. 302-139-1: carta de 13 de abril fondos Porfiriato y Terracismo
33 Boletín Municipal, 15 de enero de 1890, en AIIMCH,
de 1932 del presidente municipal de Autlán al jefe de la Segunda Zona de Aguas de (1889), sección Tesorería, serie Reportes y Mejoras Públicas, caja 37, exp. 25. So-
la sAyF. En un informe de 1942, que se halla en este mismo expediente, se dice que el bre compra de diversos volúmenes de agua para el abasto de Toluca durante el
ayuntamiento cobraba doce centavos la hora de agua y que recaudaba al día 2.88 Porfiriato, ver Castañeda González, "Esfuerzos",
pesos, con lo que se sostenía el servicio de vigilancia y distribución.
34 Lippsett, 'Water and Social Conflict", 100-101; Dávalos, "La salud", 287. Sobre la
30 Ávila, et al., Guía, ficha 49. gran preponderancia de la iglesia en el acaparamiento del agua en la ciudad de
31 Ávila, et al., Guía, ficha 67. Puebla aún en el siglo xix, ver Loreto López, 'De aguas dulces", 28-29.
El agua de la nación 37
36 Luis Aboites Aguilar

bores" y "comunidades", se encargaban de la construcción de la ace-


flictos según las reglas o principios adoptados por ellos mismos. Aquí
quia o canal, de la reconstrucción después de alguna creciente (labor
cabe hacer una distinción gruesa entre las que parecen ser las dos
que podía repetirse varias veces en un año), de las labores regulares
principales formas sociales de organizar el manejo del agua para rie- de conservación y de la distribución del agua entre los integrantes.
go. Por un lado, un conjunto de organizaciones que manejaban el agua Para esta última función era crucial la elección del aguador, juez de
de manera colectiva, mediante diversos mecanismos de cooperación. aguas o simple comisionado, quien era elegido por el conjunto de miem-
Del otro lado, las empresas que se hacían cargo por su cuenta y riesgo
de la construcción y conservación de las obras y de la distribución del bros de la comunidad o labor.37 En muchas ocasiones los conflictos se
resolvían en el marco de esta estructura mínima, aunque las disputas
agua, sin recurrir a otra forma de organización del trabajo que no fue-
más graves se trasladaban, como se verá, a la superioridad.
ra el de asalariados o aparceros y arrendatarios. Mientras la primera Estas organizaciones reunían a los propietarios de la tierra con el
era colectiva, la segunda era individual; mientras la primera reunía a acceso al agua; no tenía sentido poseer tierras si no se participaba en
grupos de agricultores interesados en una toma o canal, lo que les las labores colectivas de la acequia, porque ello significaba carecer de
daba un cierto componente comunal o equitativo (con las salvedades
agua. Y a la inversa, no tenía sentido participar en esas labores si no
que se verán más adelante), la segunda era absolutamente desigual y se tenía acceso a la tierra, ya fuera como propietario, arrendatario o
vertical. El grueso de este apartado se dedica a la diversidad de for- aparcero. Obviamente, en estas organizaciones no participaban aquellos
mas organizativas más bien horizontales; sólo al final repasaremos al- poderosos con recursos suficientes para construir y mantener sus propias
gunos rasgos de las empresas.35 presas y canales, si así lo permitían las condiciones hidrológicas y topo-
En donde había agricultura de riego en manos de pueblos, existía gráficas. Sin embargo, como se dijo, en algunos casos las comunidades
una organización colectiva que manejaba el sistema de riego. En oca- compartían las tomas con grandes propiedades y con pueblos.
siones, como en el área indígena de Tehuacán, la comunidad indígena Según Meyer, estas comunidades quedaron reglamentadas en el docu-
era la instancia que controlaba la tierra y el agua y, en consecuencia, mento denominado "Plan de Pitic", emitido por el comandante general de
el agua se manejaba con base en esa estructura organizativa. En otros las Provincias Internas en 1789. Si bien fue elaborado para la formación
casos, como en Santa Rosalía, Chihuahua, la comunidad estaba forma-
de la villa de Pitic, en Sonora, uno de sus artículos señalaba que era de
da por propietarios privados de la tierra que unían sus esfuerzos para
aplicación general para la jurisdicción de la comandancia genera1.38
construir las obras para hacer posible la irrigación. En este lugar la
Estas organizaciones respondían al acuerdo de un conjunto de per-
comunidad de riego era muy distinta al pueblo, incluso en una misma sonas para construir y conservar una obra de riego, especialmente en
localidad podían coexistir varias comunidades de riego.36 Lo mismo aquellos lugares tan pequeños que carecían incluso de autoridad mu-
puede decirse de un grupo de San Felipe de los Obrajes: era la iniciati- nicipal. Esos usos del agua se traducían en costumbres y tradiciones
va privada de un grupo de propietarios, no del pueblo en su conjunto.
que formaban una experiencia colectiva de gran solidez y de gran im-
Estas modalidades significan que en ocasiones, además del pueblo y portancia en momentos de conflicto. En lugares del norte del país como
de su respectivo ayuntamiento, existían grupos de productores que se Santa Rosalía, en Chihuahua, esas comunidades conformaban una atmós-
organizaban por su cuenta para aprovechar las aguas. fera plena de derechos privados. El agua de estas comunidades de propie-
Los aprovechamientos para irrigación y abasto de pequeños asenta- tarios asumía la forma privada por excelencia, lo que los abogados llaman
mientos rurales mostraban una vigorosa organización cuyo rasgo dis-
tintivo era la autonomía Como ha mostrado Michael C. Meyer para el el dominio perfecto.
En algunos casos esas comunidades surgían de la compra de gran-
norte de la Nueva España, esas organizaciones, también llamadas "la- des propiedades mediante la cooperación entre varios vecinos. En es-
tas operaciones, la compra mancomunada llevaba implícitos varios
35 Esta distinción es dificil porque abundan los casos en que una empresa compartía
un canal con pueblos o comunidades. Pero puede ser válida en la medida en que
intenta distinguir dos formas sociales completamente distintas. Dar más peso en
87 En este punto Meyer distingue la situación entre pueblos grandes, con ayunta-
la exposición a las comunidades no es sino una forma de resaltar una de las singu- mientos, y asentamientos pequeños. En los primeros, el juez de aguas era nombra-
laridades más importantes de los usos sociales del agua. do por el ayuntamiento e incluso era un cargo municipal. En los asentamientos
36 En Santa Rosalía había tres acequias construidas y conservadas por otras tantas pequeños, en donde no había ayuntamiento, se seguían los procedimientos que se
comunidades: las del Refugio, Patrocinio y San Francisco de Paula. Ver Castañeda señalan en el texto. Meyer, El agua en el Suroeste, 69-71.
González, Irrigación, 52. En cambio en San Pablo (más tarde Meoqui), también en 38 Meyer, El agua en el Suroeste, 44, 120. Este documento se reproduce en Aboites,
Chihuahua, una misma acequia era utilizada por tres comunidades y una hacien-
Birrichaga y Suárez, Fuentes, número 2.
da. Ver Aboites, "Dos estudios".
38 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 39

fenómenos que vale la pena destacar. Uno de ellos es la separación derechos de cada uno de los usuarios con mayor precisión. Estas condi-
entre tierra y agua, y otro el de la naturaleza desigual de estas co- ciones hicieron posible más tarde la venta y el arrendamiento de agua.43
munidades. Un grupo de agricultores, como el que en 1878 compró Un rasgo distintivo de las comunidades de riego, ya fueran de indí-
una fracción de la enorme hacienda de San Marcos en Chihuahua, genas o formadas por propietarios privados, era su autonomía, lo que
adquirió una propiedad que luego fue subdividida en varias accio- no significaba que no mantuvieran intensas relaciones con los ayunta-
nes o derechos. Este tipo de iniciativas, aunque implicaba el fraccio- mientos. En ocasiones éstos se sumaban a esos esfuerzos privados,
namiento de una gran propiedad, no tendía al igualitarismo. Al como ocurría en San Felipe de los Obrajes, en el Estado de México.
contrario, respetaba y abría condiciones para acrecentar la desi- En este lugar un grupo de vecinos vio la necesidad de construir una
gualdad social, ya que los miembros podían comprar una o más ac- presa para almacenar agua y regar sus sementeras. En febrero de
ciones o, en el extremo opuesto, apenas una fracción, lo que 1871 se emitieron 16 acciones con un valor de 100 pesos cada una para
otorgaba la propiedad de cierta superficie con su respectivo derecho sufragar el costo de la obra; una de ellas fue adquirida por el ayunta-
de agua.39 Sobre esta base de relaciones privadas, los derechos de miento. Obviamente los accionistas tendrían preferencia en el reparto
agua podían llegar a manejarse con independencia de la tierra. Y así de agua. Como ocurría muy a menudo, la presa debía ser construida
los derechos de agua podían venderse o rentarse, por ejemplo en casos en terrenos de otras propiedades, en este caso en terrenos de la ha-
de urgencia o apuro. De esa manera se creaba una compleja red de cienda del Mayorazgo y del pueblo de San Pablo. El grupo de San Felipe
propietarios de fracciones de tierras y también de fracciones de agua. logró arreglarse con ambos para adquirir el derecho de servidumbre, es
No era difícil que un individuo se hiciera de más acciones de agua que decir, el derecho a conducir agua por propiedades ajenas. Para la cons-
las que correspondían a su extensión de tierra. Así, la desigualdad so- trucción los accionistas contrataron a un perito de Tlalpujahua, Mariano
cial aparecía en la médula de la comunidad sin contradecirla.40 La sepa- Villasana, quien cobraría 450 pesos por construir la presa de 12 varas
ración entre agua y tierra explica las compraventas y arrendamientos de de elevación. La contratación de Villasana quizá ilustra bien los lími-
derechos de agua que abundan en los archivos.41 Como dice Meyer, el tes del conocimiento hidráulico de los propios vecinos. En otra reunión,
agua era una mercancía como cualquier otra y su precio dependía del los accionistas formaron una comisión para elaborar el reglamento de
mercado, del caudal del arroyo y del número de interesados. La venta de aguas, que seria aprobado en junta general. De la misma manera, la
agua con frecuencia salvó a terratenientes cuando fracasaban en otros elección de la junta directiva recaía en los accionistas.44
ramos.42 Pero había otro tipo de relaciones entre comunidades de riego y
En esta perspectiva, el agua era propiedad distinta y separada de la ayuntamientos. Un documento que refleja bien estas relaciones es el
tierra y en esa medida daba lugar a la existencia de un mercado de aguas, "Reglamento económico para la distribución y conservación de las
cosa que Glick ha estudiado en las Canarias. Según este autor, la cre- aguas en los pueblos", emitido por el gobierno departamental de Sono-
ciente competencia por el agua desarrollada entre los siglos xvII y ra, en abril de 1843.45 El reglamento fijaba normas para los repartos
xviii obligó a perfeccionar los títulos y mercedes y también a medir los de agua y elección de los comisionados, preveía algunas dificultades y
establecía de alguna manera la jurisidicción del gobierno estatal (en
este caso departamental) en la materia, en particular en los casos de
39
conflictos por la apertura de nuevas tomas. Sin embargo, era evidente
Sobre la operación de 1878, ver Aboites, Agua y tierra, 67-78. que la precaria regulación de los usos del agua recaía en todo caso en
40 Una buena descripción de este proceso de acaparamiento de derechos de agua, aunque los ayuntamientos y en los jueces de paz, es decir, en las autoridades
del siglo xx, para el caso de las sociedades constructoras de galerías filtrantes en el valle locales. Vale la pena detenerse en algunos artículos de este reglamen-
de Tehuacán, se halla en Enge y Whiteford, The Keepers of Water & Earth, 112-113.
41 Los archivos de los ayuntamientos de Toluca, Puebla, Chihuahua, Querétaro, Xa-
to. El 17 señalaba que "Todos los pueblos del departamento que ten-
lapa y San Luis Potosí, cuentan con numerosa información al respecto. Los catálo- gan tierras de panllevar con presas de comunidad, y que necesiten de
gos del Archivo Municipal de Saltillo contienen documentos ilustrativos de ese
mercado de aguas. Por ejemplo AMS, P, c 25, L2, e 22, f 21v: Mariano Valdés vende
a Joaquín Berlanga media hora de agua de la hacienda de Palomas con los dere-
chos que le corresponden, por la cantidad de 65 pesos". Ver Archivo Municipal de
43 Glick, The Old Background,
8. Además, señala que la existencia del mercado de
Saltillo, Catálogo, 6.
42 aguas en las Canarias tuvo mucho que ver con la escasez, a diferencia de las huer-
Meyer, El agua en el Suroeste, 97. Otro asunto a considerar es que la fragmenta- tas de Valencia en donde el agua aún hoy en día se considera como cosa pública.
ción de la propiedad de la tierra y el agua favorecían su acaparamiento por parte
de los grandes terratenientes, en una especie de ciclo que retornaba a la gran pro- 44 Aboites, Birrichaga y Suárez, Fuentes, número 13.
piedad. Ver Harris, El imperio, 27. 45 Aboites, Birrichaga y Suárez, Fuentes, número
7.
El agua de la nación 41
40 Luis Aboites Aguilar

encargados para la distribución de los ríos, harán elección de comisio. mente" la autoridad política "sin ulterior recurso"; cada año el
nados de agua ante la priinera autoridad local." aguador debía presentar al ayuntamiento una memoria del estado
Otra función de los ayuntamientos, según el artículo 16, era evita] de las presas, canales y labores; el aguador debía comunicar tam-
el desperdicio de agua y vigilar que las aguas no se "invirtieran er bién los abusos de los vecinos que se hacían merecedores de multas.
otro ramo de especulación [más] que en el riego de las tierras". Las au Por su parte, la comisión de vigilancia debía informar al ayunta-
toridades locales, señalaba el artículo 18, también tenían la facultad pan miento de los resultados de sus inspecciones y podía proponer mejo-
designar la cuota que cada uno de los miembros debía aportar para e ras. Los pagos del valor de "aguaduría" se hacían ante la jefatura
sostenimiento del comisionado de aguas, pero debía hacerlo de acuer política, en los primeros quince días de cada trimestre. Un aspecto
do con los "labradores". por demás importante de este reglamento era el sistema de vota-
En cierto modo, este documento puede verse como una especie de re ción. Ya se dijo que estas comunidades no contradecían la desigual-
glamentación de la autonomía local.46 Así, por ejemplo, el artículo 21 dad, sino que la incorporaban a su seno. En las comunidades de Santa
que trataba sobre la elección del comisionado para el reparto de aguas Rosalía el voto correspondía no a cada miembro sino a cada unidad de
señalaba: superficie, en este caso a cada suerte (5.6 hectáreas). Así, los propie-
tarios más importantes contaban con un mayor número de votos, lo
La elección será individual o por aclamación, si así lo pidiere la mayoría que sin duda perfilaba una pequeña élite dentro de la propia comu-
de los electores y sólo se admitirán los sufragios de los propietarios de nidad de riego. No era de extrañar por ejemplo que los miembros de
las heredades o, en su defecto, sus encargados o arrendatarios. No será esa élite contrataran jornaleros (a veces miembros de la comunidad
legítima la elección donde no hayan votado al menos dos terceras partes de riego) para realizar las faenas de conservación.
de los labradores interesados. Pero todo ese conjunto de vínculos con la autoridad municipal no
desmentía lo sustancial: los integrantes de las comunidades decidían
Como se ve, el reglamento hacía recaer en los propios labradores la sobre la distribución del agua y sobre la elección de directivos, prerro-
fuente de elección del comisionado, pieza clave de la organización lo- gativas que sustanciaban el manejo autónomo de sus recursos. Ade-
cal. No había todavía interés del gobierno departamental por tener más de la dimensión formal, hay que tomar en cuenta de manera
una injerencia en el ramo, por ejemplo, a través del nombramiento de cuidadosa la cuestión política, es decir, el grado variable del control
directivos o aguadores. Esto desaparecería tiempo después, como se ve efectivo que tenían ciertos grupos de una localidad sobre los ayunta-
en un reglamento de 1864 del mismo gobierno sonorense. 47 mientos. En el caso de Santa Rosalía de Camargo, la reglamentación
El reglamento de las comunidades de riego del valle d Conchol , ( de la distribución del agua descansaba en el fuerte control que los
en Chihuahua, de 1896 (aunque editado en 1906), fue elaborado por agricultores integrantes de las comunidades ejercían sobre el ayunta-
sus integrantes, pero luego fue sometido a la aprobación del ayun- miento e incluso la jefatura política.48
tamiento e incluso del gobierno estatal, según se lee en la misma Por esa razón no sorprende que estas autoridades respaldaran
portada del folleto (ver fotografía 1).48 En varios artículos se señala- abiertamente a las comunidades de riego en un conflicto ocurrido en
ban las relaciones con el ayuntamiento y la jefatura política. Por ejem- torno a las aguas del río Conchos entre 1864 y 1865. En esa localidad
plo, la elección anual del aguador se hacía "ante" la autoridad chihuahuense, el ayuntamiento, junto con el jefe político, se opuso
municipal, la que debía extenderle el nombramiento respectivo; las abiertamente a la construcción de nuevas tomas del río, como lo pre-
quejas contra la actuación del aguador las resolvería "administrativa- tendían los propietarios de las haciendas de El Tecuán y San Ambro-
sio.50 El apoyo del ayuntamiento a las comunidades de riego se
46 Es evidente que mientras no se profundice mediante investigaciones detalladas
explica, en gran medida, porque los miembros de esas comunidades
sobre el funcionamiento cotidiano de estas organizaciones no podremos rebasar
controlaban ese organismo político, como continuó ocurriendo en San-
este nivel de generalidad.
47 En el reglamento de Guaymas de 1864 la facultad de elección de la comisión re-
partidora recaía en la "primera autoridad política del distrito con aprobación del
gobierno". Es decir, entre 1843 y 1864 se aprecia un cambio drástico en la fuente
de elección de los aguadores, de la junta de vecinos al gobernador del estado. Ver 49 En este sentido, la investigación de Castañeda González, Irrigación, ofrece eviden-
"Reglamento de la distribución de agua corriente de Guaymas, Sonora, julio 22 de cias concretas del funcionamiento de estas organizaciones.
1864", en "Colección Fernando Pesqueira. Documentos para la historia de Sonora", 50 Aboites, "Lucha por el agua". Sobre los complejos conflictos por el agua del río Pa-
Primera Serie (1864-1864), Ms. blillo entre el ayuntamiento de Linares, apoyado por los agricultores pequeños, y
los propietarios de cuatro haciendas, ver Olvera, "Haciendas".
48 El reglamento se halla en Mendoza Magallanes, Riegos, 62-76.
El agua de la nación 43
42 Luis Aboites Aguilar

rrenos sin perspectiva agrícola. Este proceso, también ejemplificado


ta Rosalía de Camargo hasta bien entrado el siglo xx. En esa medida, por los haceres de Cayetano Rubio en la ciudad de Querétaro al con-
contrasta con los ayuntamientos de Ajalpan y Naranja.51 trolar agua destinada a dar movimiento a las ruedas hidráulicas de
El panorama de los usos del agua en el siglo xix no se limitaba a los. sus fábricas textiles, implicaba que el agua era parte de la propiedad
ayuntamientos y a las organizaciones de agricultores que se han revisa&
hasta aquí. Otro protagonista primordial eran las empresas agrícolas ( de la tierra (como accesión).54 Así, la búsqueda de mayor cantidad de
agua llevaba a la concentración de propiedades en pocas manos.
industriales. En estos casos los empresarios adquirían derechos de aguo Algunos pueblos y comunidades aprovecharon la creación de la Junta
o despojaban a los pueblos y comunidades (por ejemplo, arrendamiento:
Protectora de la Clase Menesterosa durante el imperio de Maximiliano
que se convertían en apropiaciones ilegales), construían su sistema di
riego para sus tierras o movían su maquinaria. Aquí no había coopera para denunciar el despojo de aguas. 55 En diciembre de 1865, el pueblo
de Tequisquiapan pedía que se obligara a los dueños de la hacienda de
ción ni trabajo colectivo sino relación salarial subordinada con la maní San Sebastián a reconstruir una presa, en Zumpango, México. Otro
de obra y un manejo centralizado o individualizado del agua. Los conflic
caso es el de los vecinos de Santiago Mezquititlán, Querétaro, en torno
tos entre los propietarios y las comunidades y pueblos eran constante
a su litigio con la hacienda de la Torre, en 1866, que denunciaron al
porque, además de los despojos, había desacuerdos sobre la distribución
del volumen en caso de compartir alguna toma, o porque las obras de jefe político.56 En algunos lugares, los pueblos y las comunidades fueron
víctimas de grandes despojos de tierras, aguas y bosques, que acabaron
control inundaban fracciones de los terrenos de los pueblos. Los con
incluso con su existencia o con la de las actividades productivas, como las
flictos ocurridos en el valle de Chalco entre la hacienda de la Asun- huertas. Quizás una de las situaciones extremas es la de Morelos. A fines
ción, propiedad de Mariano Riva Palacio, y los pueblos de Chalco y
del siglo xix, el auge de la caña de azúcar llevó a los hacendados a apropiar-
Temamatla, así como el de la hacienda de Zoquiapan con los vecinos
2 se de las corrientes de agua más importantes. La experiencia de Naranja,
de San Francisco Acuautla, ambos de 1849, son muy ilustrativos.E
como ya mencionamos, es otro ejemplo ilustrativo. La comunidad otomí de
Una cosa era el derecho de servidumbre y otra muy distinta inundar
San Ildefonso perdió sus derechos al agua del río de ese mismo nombre
extensiones considerables de las propiedades colindantes. como resultado de un convenio de abril de 1879, que establecía arreglos en-
Estas empresas en ocasiones adquirían propiedades para obtener
tre terratenientes y autoridades políticas para resolver los linderos entre
derechos de agua. Entre 1803 y 1818, los Sánchez Navarro realizaron
dos entidades federativas, Querétaro y el Estado de México.57
diversas operaciones de compra venta de propiedades ubicadas junto a El acceso diferenciado al agua era indicio de la desigualdad social.
los ríos Nadadores, Monclova y Sabinas con el propósito de controlar el Tutino narra que ante las dificultades económicas que enfrentaban las
agua de esas corrientes.53 El volumen de una corriente podía estar ad- haciendas de Chalco, sus propietarios optaron, desde mediados del si-
judicado a las diversas propiedades colindantes, de allí que tuviera glo xix, por destinar una parte de la superficie laborable a aparceros.
sentido adquirir propiedades con derechos de agua. De ese modo, un
particular podía aumentar el caudal disponible para sus tierras o ins-
talaciones industriales mediante la compra de nuevas propiedades. Si la
54 Sobre las maniobras de Rubio entre 1840 y 1870 para controlar el agua del río
prioridad era el agua, poco importaba si se adquirían mayoritariamente te-
Querétaro, ver Suárez Cortez, 'Poder oligárquico"; otro ejemplo, aunque más tar-
dío, fue la operación realizada por la Compañía Industrial de Orizaba (ciposA)
para adquirir la vieja planta de Cocolapan en 1899 y apoderarse así de sus impor-
51 El lector seguramente se habrá percatado de que el grueso de la argumentaci ón tantes derechos de agua. Ver Keremitsis, La industria, 103.
sobre las comunidades de riego se basa en evidencias norteñas. Es muy probal le 55 Sobre este organismo, ver Meyer, "La Junta", 356; sobre el espacio jurídico otorga-
que estemos ante un fenómeno regional que conviene enunciar. En el norte, por la do por el imperio de Maximiliano a las comunidades indígenas para defender sus
debilidad de la propiedad corporativa, fueron más frecuentes las asociaciones n-
tierras, ver García Ugarte, Hacendados, 271-272.
tre propietarios privados (llamados a veces "accionistas'), lo que daba lugar a la 56 AGN, Junta Protectora de la Clase Menesterosa, vol. 3, exp. 15, ff. 177-261; Aboi-
necesidad de establecer reglas claras que luego se traducían en reglamentos fue
la autoridad civil debía sancionar. En cambio, en el centro del país la organizac ón tes, Birrichaga y Suárez, Fuentes, núm. 12. Otros ejemplos de despojos de agua co-
de los pueblos podía hacer innecesaria la reglamentación formal del uso de uno de metidos por terratenientes a costa de comunidades indígenas son el del pueblo de
los recursos, puesto que tierras, aguas, bosques y agostaderos entraban en la es- San Juan Teotihuacán, de 1854, en AGN, Ayuntamientos, vol. 47, exp. 103, ff. 290-
tructura corporativa. Por supuesto, es necesario realizar investigaciones más ui- 324; y el del pueblo de Santo Domingo Chimalhuacán Ateneo, Texcoco, de 1866, en
AGN, Junta Protectora de la Clase Menesterosa, vol. 1, exp. 2, ff. 6-21. En este caso
dadosas para comprobar estas aseveraciones.
el documento iba suscrito por el regidor decano del ayuntamiento y por 90 vecinos.
52 Tutino, "Cambio social", 110-111; sobre el conflicto de 1896 por la posesión de un Sobre otro conflicto por despojo de aguas, ver Iracheta Cenecorta, "Andrés Quinta-
manantial entre el pueblo de Sahuayo y el "rico" y "coloso" Tomás Sánchez, ver
na Roo".
Knowlton, "La división", 128.
57 García Ugarte, Hacendados, 296-299.
53 Harris, El imperio, 27-32.
El agua de la nación 45
44 Luis Aboites Aguilar

El meollo residía en que las haciendas conservaban el uso de las tie- Si en las comunidades, ya fueran indígenas o de propietarios priva-
rras con riego y arrendaban las de temporal. En un año de lluvias es- dos, el trabajo referido al control y distribución del agua se caracterizaba
casas, como el de 1868, el contraste entre unos cultivos y otros era por los lazos de cooperación en un sentido que podríamos denominar ho-
violento: "la hambruna resultante ya no parecía un acto de la natura- rizontal, en las haciendas y empresas el manejo del agua era una activi-
dad centralizada en manos del propietario, que se llevaba a cabo
leza sino una imposición de los terrateniente s". 68
En otros lugares, una situación extrema, como la sequía que afectó mediante relaciones salariales o aprovechando los tratos de aparcería
a Sinaloa en 1877, obligó a grandes y pequeños propietarios a unir es- y arrendamiento. Era común que los medieros tuvieran que aportar
fuerzos para construir obras de riego. Así se entiende la iniciativa trabajo para la conservación de canales como parte del arreglo que les
para aprovechar aguas del río Évora o Mocorito a la altura del pueblo permitía tener acceso a la tierra.62 Grandes terratenientes e industria-
de los Capomones. Allí los ricos aportaron bueyes, instrumentos y has- les reflejaban mejor que nadie el uso capitalista del agua, es decir, el
agua como insumo de una unidad productiva que reunía capital y tra-
ta comida, mientras que los pobres aportaron trabajo. 59
Los terratenientes también se enfrentaban entre sí a causa del agua. Un bajo asalariado. En ese sentido contrastaban profundamente con las
ejemplo es el conflicto entre Juan Nepomuceno Flores y Leonardo Zuloaga y formas comunitarias descritas atrás.
Juan Ignacio Jiménez. El primero era dueño de la hacienda de San Juan de En términos de una perspectiva larga, las empresas privadas fue-
Casta y las otros de San Lorenzo de la Laguna, en los límites entre Durango ron las que menos cambiaron entre el siglo xix y el siglo xx. La auto-
y Coahuila. En marzo de 1853, ambas partes suscribieron un convenio para nomía en el manejo del agua fue preservada, en contraste con los
"cortar las diferencias que han tenido con motivo de sus linderos por la parte cambios que sufrieron los pueblos y las comunidades de riego. Esto no
del río Nazas en donde desemboca". El quinto acuerdo del convenio decía: es coincidencia y sin duda tiene que ver con la prevalencia de estas
unidades privadas como el eje de la organización social. Sin embargo,
El dueño de la hacienda de San Juan de Casta se compromete a dejar en bene- decir que fueron las que "menos cambiaron" no significa ignorar la
ficio de los dueños de la hacienda de San Lorenzo de la Laguna el agua que so- transformación sustancial que las propiedades privadas sufrieron a lo
bre de la presa actual de San Fernando, para que pase sin embarazo alguno a largo del periodo como resultado de la Revolución de 1910 y de su se-
la presa de la labor de Santa Rosa y declara que son propietarios de dicho re- cuela político-jurídica. Por ahora baste decir que esa transformación
manente y como tales los reconoce, así como también lo son de la referida presa de las empresas privadas involucradas en los usos del agua, implicó la
de Santa Rosa, su acequia y demás mejoras que están hechas hasta la fecha.60 cancelación de la vía oligárquica de desarrollo hidráulico. En su lugar,
como se verá, se configuró una vía basada en la intervención guberna-
Otro caso es el largo litigio entre las haciendas potosinas de la socie- mental, federal por si hiciera falta decirlo.
dad Espinoza y Cuevas Hermanos y la de Carmen Caloca de Rivero, cuyo
origen se remontaba a una merced real de 70 surcos de aguas del río
Guascamá, otorgada en 1772. El pleito había llegado a la Suprema Corte
de Justicia de la Nación en 1910.61
La superioridad cada vez más fuerte
Tutino, "Cambio social", 124.
El papel primordial de pueblos comunidades y ayuntamientos, es
59
Grammont, Los empresarios, 133-134. En 1896 una creciente destruyó los diques,
que se reconstruyeron hasta 1911 con dinero del gobierno del estado. decir, de grupos y autoridades públicas directamente vinculados con el
60
Guerra, Historia, 55-58. Es interesante decir que este convenio se sustentaba en dis- manejo del agua en este periodo no nos debe llevar a soslayar su su-
posiciones de la "Recopilación", que no puede ser otra que la Recopilación de Indias. bordinación frente a autoridades superiores, particularmente a la jefa-
Varios documentos relativos a este arreglo entre grandes propietarios se hallan en tura política y al gobierno del estado. Esa sujeción era evidente en
Vera Estaaol, Alegatos, 52-55. Otro ejemplo, aunque todavía del periodo colonial, es la administración del agua pero sobre todo en los momentos de con-
el de los Sánchez Navarro en Coahuila. En 1814 adquirieron una fracción de la ha-
cienda de San Juan Sabinas y muy pronto entraron en disputas con los dueños de la flicto. Cabe decir, además, que de manera tendencia) puede apre-
otra fracción, los Elizondo, a causa del uso del agua del río Sabinas. Mediante el súbi- ciarse una creciente limitación de facultades de los ayuntamientos
to cobro de un antiguo préstamo, que los deudores no pudieron pagar, los Sánchez en la materia y el fortalecimiento de las facultades de los gobiernos
Navarro lograron hacerse de la tierra y del agua de los Elizondo. Ver Harris, El
imperio, 28-29.
61 Cuestión de aguas.
Sobre un conflicto en 1909 entre dos poderosos poblanos, Emilio
62 Valladares, "Cuando el agua se esfumó", 65.
Maurer Finance y Ángel Díaz Rubín, ver Torres Bautista, La familia Maurer, 40-41

1
El agua de la nación 47
46 Luis Aboites Aguilar

embargo, la evidencia disponible, como se vio, muestra que la "admi-


estatales, según dejaver Galarza.63 Antes hay que hacer un breve re- nistración cotidiana del agua", recaía en los ayuntamientos y en un
corrido por la legislación colonial para ubicar en ella las funciones conglomerado heterogéneo de organizaciones sociales.
de los ayuntamientos. Era común que los ayuntamientos pidieran autorización para to-
La facultad real de traspasar la propiedad a los particulares fue de- mar decisiones en esta materia, sobre todo cuando significaba la eroga-
legada a la burocracia colonial, incluyendo a gobernadores, comandan- ción de sumas importantes. Por ejemplo, en marzo de 1830 el ayuntamiento
tes militares, intendentes, ayuntamientos y hasta jefes de presidios en de Campeche obtuvo permiso del gobierno del estado para invertir 2 610
el septentrión novohispano. En los primeros siglos de dominio colonial pesos de sus propios y arbitrios en la construcción de una zanja de desa-
las mercedes de tierras y aguas emitidas por estas autoridades tenían güe en el vecindario de Santa Ana.67 En 1859, la junta de propios del
que ser ratificadas por el rey, cosa que se modificó en 1754 cuando se ayuntamiento de México solicitó permiso al "Supremo Gobierno" para
otorgó esa facultad a autoridades establecidas en la Nueva España. Es- vender 20 mercedes de agua; el gobierno aprobó la solicitud siempre y
tas disposiciones subsistieron después de la Independencia, sobre todo cuando se destinaran a usos personales y no perjudicaran el abasto pú-
en lo que se refiere a las autoridades provinciales y locales. Sin embar- blico. Cada merced tenía un valor de mil pesos.68 Otro ejemplo del Valle
go, a finales del periodo colonial se limitó la capacidad de los ayunta- de México, se refiere a la solicitud del ayuntamiento de Tlalpan para que
mientos para otorgar nuevas mercedes o concesiones. Así lo señalaban el gobierno del Distrito aprobara el contrato suscrito en abril de 1866 con
las cédulas reales de noviembre de 1803 y de junio de 1807, que prohi- la fábrica de Santa Teresa y Magdalena sobre dotación de agua para usos
bían a los ayuntamientos hacer nuevas concesiones o mercedes de agua domésticos proveniente de Santa Rosa y San Bartolo.69 En otras ocasio-
sin contar con "permiso superior" previo.64 nes, la superioridad obligaba a los ayuntamientos a dar marcha atrás en
Aquí es importante señalar que la transición gubernamental del pe- alguna resolución. En 1856, el gobernador de Chihuahua, Manuel Pala-
riodo colonial al independiente trajo consigo un fenómeno de fragmen- cios, ordenó restaurar la vigencia de un reglamento de 1803, lo que signi-
tación política, puesto que el gobierno general del nuevo país, con sede ficaba cancelar las concesiones de agua otorgadas de manera gratuita por
en la Ciudad de México, estuvo lejos de concentrar el conjunto de fun- el ayuntamiento en 1847.70
ciones desempeñadas por el virrey y la audiencia de esa ciudad. En el En agosto de 1853, el gobernador de Jalisco autorizó al ayunta-
ramo de aguas esto es evidente, puesto que la legislación general y/o miento de Autlán a ceder 12 pajas de agua a Antonio Borbón. La justi-
estatal-departamental no se ocupó de las aguas, por lo menos en las ficación usada para tomar esa decisión conduce a otro asunto: Borbón
primeras décadas.65 había prestado grandes servicios en la construcción de la "obra de la
Las facultades de los gobiernos estatales se referían sobre todo al introducción del agua y construcción de fuentes en esa villa, sin cuya
otorgamiento de nuevas mercedes y a la resolución de conflictos.66 Sin cooperación tal vez no habría tan importante mejora".71 Como se vio,
la aportación privada a una obra pública tenía una recompensa por
63 Galarza, La industria,
132-133. Sobre los antecedentes coloniales referidos al con- parte del gobierno.
trol de los propios y arbitrios y los bienes de comunidad, así como el marco consti- Algunos reglamentos para el servicio de aguas en las ciudades
tucional mexicano del municipio, ver Lira, 'Idea y realidad"; sobre las funciones eran emitidos luego de la aprobación de la legislatura o del ejecuti-
administrativas de los jefes políticos y su antecedente colonial derivado de la im- vo estatal. Así ocurría con el reglamento de la ciudad de Puebla de
plantación de las intendencias, ver Guerra, México, I, 122-123, 274-275. Sobre la
relación del ayuntamiento con el ejecutivo estatal en Sonora, ver Voss, On the Pe.
89 y ss.; so•
riphery, 69; sobre el Estado de México, Hale, El liberalismo mexicano,
bre el ayuntamiento de la Ciudad de México y sus difíciles relaciones con e' 67 Álvarez, Anales, 222-223.
gobierno del Distrito, ver Rodríguez Kuri, "Política", 71-89. 68 Ávila, et al., Guía, ficha 34. Esto era una evidencia más de la sujeción impuesta al
64 Galván, Ordenanzas, 17. ayuntamiento de la Ciudad de México por medio de las ordenanzas municipales de
1840, que lo obligaban a requerir el aval de la gubernatura del Distrito Federal
65 De hecho, ni los ayuntamientos contaban con bases reglamentarias claras. Er
1840 se expidieron para la Ciudad de México; en 1870 se declararon vigentes lar para cualquier decisión más o menos importante. Rodríguez Kuri, La experiencia
ordenanzas municipales de origen colonial en el estado de Querétaro. Ver Rodrí olvidada, 21.
H.
guez Kuri, La experiencia olvidada, 21, y Suárez Cortez, "Poder oligárquico", 69 Ávila, et al., Guía, ficha 47.
70 •
66 "Los intendentes coloniales —explica Cabrera— tenían plena jurisdicción para conocer Aboites, Birrichaga y Suárez, Fuentes, número 15. En Linares, en 1863, el gober-
de los asuntos de aguas, como la tenían para conocer de los asuntos de tierras, y eran los nador Vidaurri impuso como presidente municipal y comandante militar a Gui-
encargados de la aplicación de la Real Orden de 15 de octubre de 1754; por lo tanto, al llermo Morales, ni más ni menos que el terrateniente con quien el ayuntamiento
efectuarse la independencia, y por una especie de inercia administrativa muy común en sostenía un agudo conflicto por aguas. Ver Olvera, "Haciendas, 51-52.
todos los casos de cambios de soberanía, los estados continuaron conociendo de la mate- 71 AGN, Ayuntamientos, vol. 30, exp. 27, ff.283-284.
ria de aguas, sin disputa de ningún género". Cabrera, Obras completas, 1, 361.
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 49
48

diciembre de 1872, con el de Zamora de 1873 y con el de la ciudad de El respaldo del gobierno del Estado de México fue decisivo para que
Chihuahua de diciembre de 1882. 72 En otros casos, los particulares el ayuntamiento de Toluca pudiera controlar de manera definitiva el
no parecían sentirse del todo seguros con una concesión de aguas ramo de aguas, a partir del decreto de 1862 que imponía el cobro de
otorgada por el ayuntamiento y por ello buscaban el respaldo de derechos en razón de la instalación de la tubería de fierro. Asimismo,
una autoridad superior. En abril de 1843 Juan Manuel Espinoza y tiempo después, el dinero estatal hizo posible la perforación de pozos
Urrea, vecino de Culiacán, solicitó al presidente de la República la para abastecer a la sedienta capital de esa entidad. 76
confirmación de la merced otorgada por el ayuntamiento de esa po- En el Valle de México, los conflictos entre ayuntamientos y fábricas,
blación sobre aguas del río Humaya, alegando que las obras de rie- como el de Tlalpan con la empresa papelera Peña Pobre, orillaban a
go que tenía en construcción eran tan costosas que requería la las autoridades locales a solicitar el apoyo del gobierno superior para
confirmación presidencial, autoridad "en quien reside el derecho de entablar litigios. Pero los regidores tenían que pensar dos veces antes
disponer de las aguas y terrenos baldíos de la nación". 73 Tal vez de decidirse a iniciar un litigio con los particulares porque les signifi-
Santa Anna se creía poseedor de esa facultad porque en mayo de caban grandes erogaciones.77 Ello era síntoma de una debilidad no
1853 ordenó arrendar la fábrica de Santa Fe al inglés Guillermo Ja- sólo de los ayuntamientos, sino en general del poder público frente a los
misson. El contrato autorizaba la reunión' de las aguas de Santa Fe grandes oligarcas, como Cayetano Rubio en Querétaro, o los dueños de
("puras y cristalinas") con las del Desierto de los Leones ("sumamente los molinos en el Valle de México o de los empresarios cerveceros de Tolu-
turbias"), hecho que favorecía a los industriales porque les permitía ca. No era tan sencillo negar el apoyo a personajes como Rubio, cuyos
obtener mayor potencia pero que perjudicaba mucho a los consumido- préstamos eran fundamentales para la administración pública.
res domésticos, como los de Tacubaya, cuyo ayuntamiento no tardó En la década de 1850, el gobierno del estado de Nuevo León se vio
en protestar airadamente por los términos del contrato. 74 obligado a emitir varios decretos para ordenar el acceso al agua y
El otro gran campo de intervención de la "superioridad" eran los atemperar los conflictos entre grupos de terratenientes e incluso entre
conflictos. Los ayuntamientos se enfrentaban frecuentemente con po- poblaciones vecinas. Los conflictos entre pueblos pueden ilustrarse con
derosos empresarios dedicados a la industria o a la agricultura, ha- las disputas entre los propietarios de Montemorelos y las autoridades
ciendo evidente la competencia entre los diferentes tipos de uso del de General Terán (antes Valle de la Mota), pueblo que aprovechaba
agua. En esos casos, los problemas involucraban directamente a los las aguas del río Pilón, de la cuenca del río Bravo. Desde 1824, ambos
ayuntamientos y por ello se hacía necesaria la intervención superior. grupos habían firmado un convenio que más tarde fue avalado por el
En ocasiones la influencia del empresario era tan notoria que llegaba gobernador del estado, Paras. En 1833, ante el incumplimiento de los
hasta la cúspide del aparato gubernamental del país. El poderosa vecinos de Montemorelos, situados río arriba, el vicegobernador De
agiotista e industrial del ramo de textiles, Cayetano Rubio, recurrid Llano volvió a intervenir, aunque a final de cuentas resolvió que el
dos veces a Santa Anna y otra a Maximiliano para vencer la resisten• conflicto era competencia del poder judicial. En abril de 1834, los veci-
cia del ayuntamiento de Querétaro que se oponía a que Rubio adqui• nos de Valle de la Mota lograron que el Congreso del estado emitiera
riera predios y aguas. En las tres ocasiones, Rubio obtuvo el apoyo 3 un decreto para solucionar la disputa, cosa que no se logró por la opo-
así pudo vencer la oposición de la autoridad local.75 sición de habitantes de Montemorelos. Todavía en tiempos del gober-
nador Santiago Vidaurri el asunto continuaba sin solución: en julio de
1863 el gobernador estableció las bases de un acuerdo que nuevamen-
te fue impugnado por los propietarios de Montemorelos. 78
72 Aboites, Birrichaga y Suárez,
Fuentes, número 14; AHMCH, fondo Porfiriato y Terracis
mo, sección Presidencia, serie Decretos, Bandos, Circulares y Reglamentos, caja 4, exj Otro ejemplo es el reglamento expedido por el gobernador Ignacio
6, 1882; Boletín del Archivo Histórico del Agua,
5 (septiembre-octubre 1995), 12-13. Pesqueira en Sonora, en julio de 1864. Uno de sus párrafos decía:
Aboites, Birrichaga y Suárez, Fuentes, número 6.
73
Que la falta de reglas respecto a la igualdad con que en lo posible puede
74 Reyna, "El Desierto de los Leones", 100. practicarse la distribución e inversión de aguas, cuando suceden las ave-
Suárez Cortez, 'Poder oligárquico". Este trabajo hace un recuento de las manio-
75 nidas, ha sido hasta hoy motivo de grandes desórdenes, fuente de discor-
bras de Rubio para obtener agua. A veces prefería manejar al conflicto en térmi-
nos administrativos, con el ayuntamiento; pero en otros casos alegaba que era
asunto judicial. En ocasiones esas maniobras provocaron enfrentamientos entre
jueces y el ayuntamiento, que se quejaba de interferencia en su jurisdicción. Ro- 76 Castañeda González, "Esfuerzos", II y III.
dríguez Kuri trata este mismo problema en relación con las "contratas" de servi-
cios públicos en la Ciudad de México, apoyadas por el gobierno del Distrito. Ver 77 Suárez Cortez, "Industria", II.

"Política", 77 y ss. 78 Rodríguez Román, "Legislación", 107-111; ver también Olvera, "Haciendas".
El agua de la nación 51
Luis Aboites Aguilar
50

dia, desaveniencias y cuestiones tales entre unos y otros labradores y


Tendencias del siglo XIX
entre unas y otras congregaciones, que el gobierno no puede ni debe de-
jar transcurrir más tiempo sin dictar las disposiciones que crea conve-
nientes y legales.79 En las páginas anteriores se ha intentado presentar un panorama ge-
neral acerca de los diferentes usos del agua tanto en pueblos y ciuda-
Ahora bien, en ocasiones la superioridad no tenía la menor idea si des como en la agricultura y la industria. Esa diversidad de usos del
tenía jurisdicción en algún asunto relativo a las aguas. Así ocurrió ena agua, como se vio, tenía como rasgo común la preeminencia de intereses
1865 cuando un vecino de Guerrero, Chihuahua, solicitó permiso par sociales y políticos locales. Salvo algunas excepciones, como las interven-
construir una nueva saca del río. El gobernador Ángel Trías señalaba: ciones de Santa Anna, Lombardini, Juárez y Maximiliano, el recurso hi-
dráulico era manejado por los grupos sociales que lo explotaban, así como
No estando determinado en la ley general de 20 de julio de 1863 a qué auto- por las autoridades de pueblos y ayuntamientos. Este reino de la "locali-
ridad corresponde admitir los denuncios o mercedes de aguas en los ríos, y dad" se manejaba en gran medida con base en procedimientos legales y
Colección General
no obstante lo prevenido en la ley 6a. Sección 6a. de la de costumbres de origen colonial. Sin embargo, esta afirmación debe com-
de 23 de diciembre de 1851, a que se refiere la posterio:
Leyes del Estado,
de 18 de enero de 1861, que es también del estado; como dichas leyes del es-
pletarse diciendo que esa continuidad tenía lugar en una época en la que
tado deben considerarse derogadas tanto por la general de 20 de julio de 63 ya no existía la estructura política novohispana. La fragmentación políti-
sobre terrenos baldíos como por la de 2 de agosto del mismo año relativas a ca que trajo el surgimiento del nuevo país contribuyó a hacer más nota-
disposiciones sobre medidas de agua; como esta última ley no especifica ble ese manejo local del agua. El ascenso político de oligarquías locales, el
tampoco ante qué autoridad deben presentarse las solicitudes para obtener Ge-
control y manipuleo de ayuntamientos, tribunales, gubernaturas y legis-
mercedes de aguas de los ríos: diríjase la solicitud al Supremo Gobierno laturas, se conviritió en un poderoso instrumento de expansión de los in-
neral por conducto del Ministerio de Fomento a fin de que se sirva resolvere tereses privados sobre pueblos y comunidades, en un periodo en el que el
la que sirva de regla general en todos los asuntos de esta naturaleza qi Estado no veía con malos ojos el avance de la privatización y de la mer-
puedan presentarse en lo sucesivo, aunque parece que deberá seguirse a
misma regla que para los denuncios de los terrenos baldíos 89
cantilización de la economía.83
En una época en la que se privilegiaba a la propiedad privada y a los
propietarios individuales, el poder público aparecía distante de cual-
No obstante esta indefinición, el presidente Benito Juárez concedióa quier ámbito que pudiera afectar esos intereses privados. Un fragmen-
mercedes de agua en varios lugares de la república. La más fama; u to de un estudio de 1879 sobre la distribución de aguas en el antiguo
quizá es la del pueblo de Matamoros, en la Comarca Lagunera, en Valle de San Bartolomé, Chihuahua, puede resumir la situación de las
lucha contra el latifundio de los Sánchez Navarro.81 aguas en relación con los intereses públicos y los intereses privados:
Las relaciones entre las autoridades políticas locales y la superioridad
encierra una compleja dimensión que está aún a la espera de nuevas in- Siendo pues todas las aguas de personas particulares, cuyos derechos
vestigaciones. Sin lugar a dudas, un aspecto importante es la resistencia no pueden alterarse sino por resoluciones dictadas en la forma legal o
de los pueblos y de las autoridades locales a perder el dominio sobre los por convenios celebrados con su expresa y libre voluntad, casi nada
recursos productivos de su jurisdicción, incluso a perder el ámbito de su queda en el asunto que sea de la competencia de las autoridades políti-
autoridad, como bien lo deja ver un estudio reciente.82 cas y municipales dependientes del ejecutivo [...] y digo que casi nada
queda a los funcionarios administrativos, porque su acción muy útil en
el caso tendrá que limitarse a vigilar y hacer cumplir los convenios ya
celebrados y los que se celebren en adelante por su excitativa sobre las
bases que tenga a bien aprobar el señor gobernador.84

"Reglamento de la distribución de agua corriente de Guaymas, Sonora, julio 22 de


79 1864", en "Colección Fernando Pesqueira. Documentos para la historia de Sonora",

primera serie (1863-1864), Ms.


So AGN, Fomento y Obras Públicas, serie aguas, caja 4: carta de 8 de mayo de 1865 del 83 Este fenómeno político ha sido estudiado, entre otros, por Voss, On the Periphery,
gobernador de Chihuahua Ángel Trías al jefe político de Guerrero (subrayac o en 56, y Mentz, Pueblos de indios, 138.152. Una visión general, en Katz, "Las rebelio-
el original). nes", 180-190.
" richaga y Suárez, Fuentes, número 15.
84 Aboites, Bir
81 Plana, El reino, 89.
82 Ver Rodríguez Kuri, "Política".
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUblet
••• •• • . .4.••• • ~.11 n"dI a a
El agua de la nación 53
52 Luis Aboites Aguilar

marcado por profundadas desigualdades tanto en el campo como en la


Por este tipo de situaciones, no extraña que un destacado abogado ciudad. El florecimiento de élites ávidas de aprovechar la figura del
afirmara que hasta 1888, cuando se expidió la primera ley federal en la ayuntamiento es quizás uno de los ejemplos más nítidos de las palan-
materia, los asuntos relativos a las aguas se ventilaban exclusivamente cas de esa desigualdad, pero también la forma de organización de las
bajo el derecho civil, es decir, en el ámbito de la propiedad privada.85 comunidades de riego basadas en acciones o derechos que podían ser
La crisis fiscal del poder público en el siglo • xix es una evidencia adquiridos libremente. El mercado de aguas, como todo mercado, invo-
muy documentada.88 La escasez de fondos puede ser uno de los ele- lucraba a desiguales y por ello constituía otra vía para consolidar y
mentos principales para explicar la posición gubernamental en torno acrecentar el reparto desigual de esta porción de la naturaleza.
al manejo de agua, sobre todo si se toma en cuenta que para obtener el Este panorama del siglo XIX comenzó a cambiar de manera sustancial
agua el poder público, en especial el ayuntamiento, tenía que comprar- a partir de 1888, cuando el gobierno federal inició una paulatina pero
lo, es decir, acudir al mercado de aguas. En 1853 el gobierno santanis- consistente estrategia para controlar los aprovechamientos hidráulicos,
ta creó el Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio desplazando a las autoridades locales y a los grupos sociales involucrados
para ocuparse de los asuntos relativos a caminos, canales y todas las en la explotación de las aguas. Algo que debe cuestionarse es por qué
vías de comunicación de la república y para las obras del desagüe de hasta 1888, si por ejemplo el manejo de los terrenos baldíos había queda-
México y obras concernientes al mismo. Asimismo, un decreto de 29 do en manos federales desde mediados de siglo. Según Cabrera, la ausen-
de mayo de 1853 clasificó entre los bienes del dominio de la nación a cia de disputas por el agua entre el gobierno federal y los estados, así
los ríos, fueran o no navegables.87 Sin embargo, ninguna de las dos como la tardanza en la centralización, son hechos que se explican porque
disposiciones alteró en lo sustancial el panorama de los aprovecha- el agua "no entrañaba una cuestión inminente de intereses, puesto que
mientos hidráulicos basados en lo legal como materia exclusiva de los las concesiones de aguas no eran fuentes de ingresos".88 Esta primera
estados y en la realidad como asunto de pueblos, comunidades y ayunta- respuesta es apenas una aproximación y es muy discutible, pero por lo
mientos. La Constitución de 1857 tampoco introdujo cambios sustancia- menos apunta hacia la caracterización de la singularidad de la cuestión
les, pues la declaración de la jurisdicción federal sobre las vías generales de las aguas en la historia mexicana de este periodo.
de comunicación no se tradujo, ni por asomo, en una tendencia hacia la
centralización del manejo del agua. No era el tiempo del gobierno federal.
Hay que insistir en que el rápido panorama de los usos del agua en
el siglo xix que se expuso atrás no debe conducir a idealizar lo local
frente a lo regional o nacional. Como se vio, el acceso al agua estaba

373-374. Domínguez ("El aprovechamiento", 206),


85 Cabrera, Obras completas, 1,
sostiene que entre 1857 y 1887 "las mercedes de agua daban el derecho civil de
propiedad a ellas". En contraste, en la época colonial la resolución de conflictos
de agua se sustentaba en un conjunto de principios que hacen dudar de la pre.
eminencia de la propiedad privada. Dichos principios iban desde el título propia.
mente dicho hasta la antigüedad de la toma, pasando por la necesidad de agua, lc
salvaguarda del bien común y la protección a la población india. El hecho de qu(
un título o merced no fuera ni con mucho el argumento jurídico principal significa
ba que en la práctica el agua continuaba siendo de la Corona y que por lo tant(
distaba de existir una propiedad privada del agua en sentido estricto. Dicho de
otro modo, un derecho de agua podía ser revocado en cualquier momento por las
autoridades para dirimir un conflicto. Sin embargo, estas afirmaciones no contra-
dicen la vigencia de la propiedad privada del agua separada de la tierra, como 1
muestran las compraventas y los arrendamientos, así fuera en contra de las dispc 88
siciones gubernamentales que prohibían la compra de tierras y aguas de los in Cabrera, Obras completas, 1, 361. En ese mismo sentido Vera Estanol afirmaba en
1910: "Mientras el régimen relativo al uso y aprovechamiento de los ríos había
dios. Ver Taylor, "Land and Water", 206-207; Meyer, El agua en el Suroeste
157-182; Margadant, "El agua a la luz del derecho novohispano", 138-140; Wobe• sido asunto secundario de nuestra vida nacional, la Federación había dejado que
los estados rigieran la materia por su propia legislación; no sucedió lo mismo des-
ser, "El uso del agua en la región de Cuernavaca", 473.
pués de que la reconstitución interior del país, el restablecimiento de la paz, y con
86 Tenenbaum, México. él la iniciación de su reorganización administrativa colocaron en primera línea los
87
Ver "Bases para la administración de la república", en Lanz Cárdenas, Legish problemas económicos de comunicación y de irrigación en el país". Alegatos, 615.
ción, i, 297-298; Cabrera, Obras, i, 373-374.
II. El cambio económico

En 1909 los vecinos de Metztitlán, un pueblo ubicado junto a la la-


guna de ese nombre en el estado de Hidalgo, protestaban enérgica-
mente por un decreto del Congreso del estado que aprobaba el
contrato para la desecación de la laguna. En su argumentación alega-
ban que con ese decreto se afectaba el interés público de la comunidad,
y que por ello ignoraban a cuál "utilidad pública" aludía el decreto
para justificar dicho contrato. Éste había sido firmado entre el gobier-
no del estado y la Empresa de la Vega de Metztitlán, Estado de Hidal-
go, S.A., representada por Alonso Mariscal y Piña.1
Esta clase de disputas comenzaron a hacerse más evidentes duran-
te el Porfiriato, cuando el movimiento de capitales y de población
transformó, a veces gradualmente pero en otras de manera brutal,
las viejas costumbres y modos de manejar los recursos naturales, los
medios productivos y en general las formas de trabajo y la organiza-
ción social. El agua como componente de grandes negocios hacía sen-
tir sus exigencias.
Una de las secuelas primordiales del movimiento económico porfi-
riano fue la irrupción de grandes empresarios como Mariscal, y de
autoridades políticas distintas a las del ayuntamiento o incluso de la
jefatura política. Esa irrupción de agentes "externos" (inversiones,
personal calificado, comunicaciones ferroviarias, máquinas y herra-
mientas) trajo consigo el trastocamiento de la vida local, incluyendo
las reglas tradicionales de manejo del agua. En este capítúlo se des-
cribirán brevemente los cambios principales ocurridos en la indus-
tria, la irrigación y el abasto a las ciudades durante las últimas
décadas del siglo xix y las primeras del siglo xx. Sirve por lo mismo
de contexto socioeconómico general para comprender el desarrollo po-
lítico de esta historia.

1 Abon
• es, Birrichaga y Suárez, Fuentes, número 18.
El agua de la nación 57
56
Luis Aboites Aguilar

localidades cercanas.3 A partir de la primera década del siglo xx sur-


Nueva energía, nuevos materiales gieron en México empresas (extranjeras) dedicadas exclusivamente a
la producción de fuerza eléctrica destinada a industrias y localidades
ubicadas muy lejos de las plantas generadoras. Estas nuevas empre-
Las grandes inversiones que hicieron posible estos nuevos apro- sas, que ilustra tan bien la Mexican Light and Power, requirieron
vechamientos hidráulicos, con sus notables repercusiones en la vida de la construcción de enormes presas de almacenamiento que ga-
de los pueblos, comunidades, haciendas y ranchos, no pueden verse rantizaran un abasto de agua seguro y estable a lo largo del año,
sino como parte de la acelerada expansión del capitalismo mundial cosa que las caídas naturales de agua no podían asegurar. En épo-
luego de la crisis de la década de 1870. Esa expansión económica te- cas anteriores a esta etapa son abundantes las noticias sobre la pa-
nía como componentes principales la concentración de capitales y el ralización de molinos y beneficios mineros por falta de agua.4
surgimiento de grandes empresas, las políticas proteccionistas, el repar- Esas nuevas presas, que en realidad consistían en caídas artificia-
to del mundo entre las grandes potencias, el crecimiento explosivo les de agua, introdujeron severas modificaciones en el paisaje, en es-
del sector terciario (burocracia, comercio, oficinas), la aplicación de pecial en el curso de las corrientes fluviales: inundaron pueblos y
métodos científicos a la producción (el llamado taylorismo), la amplia- tierras, regularon el curso de los ríos y con ello redujeron el riesgo
ción del consumo masivo y el inicio del declive del poderío inglés de inundaciones, aunque también podía ocurrir que la descarga
ante los avances industriales y comerciales de otros países como Es- constante de agua a lo largo del año alterara usos y costumbres de
tados Unidos y Alemania. la población ribereña. Por otro lado, la explotación hidroeléctrica
Otro de los componentés fue el vertiginoso desarrollo tecnológico hizo ver virtudes en donde antes se veían defectos: la abundancia
basado principalmente en la electricidad, el acero, la química y el mo- de caídas de agua en lugares tan cercanos a una gran ciudad como
tor de combustión interna.2 En este contexto conviene destacar el desa- la capital del país era única en el mundo, según se decía en 1909.5
rrollo industrial de la producción de energía eléctrica y sus múltiples Las presas con fines hidroeléctricos se construyeron en México
aplicaciones (por ejemplo las bombas), la fabricación en gran escala del con base en un conjunto de nuevas técnicas y con materiales igual-
acero, cemento y del concreto, así como los nuevos diseños de presas y mente novedosos, como el concreto, lo que marcaba una diferencia
el uso del motor de combustión interna en bombas, vehículos de carga, sustancial con las presas de piedra y cal (la famosa mampostería),
grúas y dragas. Esta tecnología muy pronto se utilizó para inaugurar cantera o los simples bordos de tierra y las tradicionales presas de
lo que algunos llaman "la gran hidráulica" o la "ingeniería de las gran- céspedes, ramas y piedras que derivaban el agua de los ríos y cuya
des presas". Esta se manifestó en la construcción de presas con fines fragilidad obligaba a reconstruirlas después de grandes avenidas
hidroeléctricos y un poco más tarde, por lo menos en México, en gran- que las arrasaban (ver fotografía 5). Las nuevas presas resultaban
des proyectos de irrigación así como en proyectos de desecación y de mucho más resistentes. Además, el concreto podía moldearse según
abasto de agua potable a las principales ciudades. Ese desarrollo tec- las necesidades específicas y permitía edificar cortinas de mayor al-
nológico general, hizo posible el control de grandes cantidades de agua tura y resistencia debido a su atributo de ser menos sensible a cambios
tanto superficiales como subterráneas. de humedad y temperatura. La ingeniería de presas fue desarrollando
La creciente capacidad para controlar volúmenes de agua inimagi- mejores soluciones de diseño y de materiales y también intentó hacer-
nados apenas unas décadas antes, permitía regularizar sus usos de
acuerdo con las necesidades de los ciclos agrícolas; también garantiza-
ba un flujo más constante de agua para generar energía a gran escala
y trasladarla a largas distancias, y finalmente haría posible la genera- 3 Sobre las obras hidroeléctricas en los ríos Blanco y Atoyac entre 1890 y 1910, ver
lización del servicio de agua potable. Keremitsis, La industria, 102-106; sobre la actividad hidroeléctrica de la compa-
La producción de energía eléctrica en gran escala tuvo su punto de ñía de Real del Monte y otras, ver Bernstein, The Mexican Mining Industry, 42.
arranque en el uso del agua a través de las hidroeléctricas, sobre todo 4 Un ejemplo: a principios de 1848 se hacía notar la "escasez de aguas a que se ha-
llan expuestas estas fundiciones y haciendas en la primera mitad del arto cuando
cuando quedaron rebasadas las pequeñas plantas que se agregaron a in- la seca es rigurosa y no hay las llamadas cabañuelas en los meses de enero y fe-
dustrias, minas y haciendas y que en algunos lugares vendían excedentes a brero". Memoria Michoacán 1848, s.p., informe de 22 de enero de 1848 elaborado
por el señor Leyendecker.
5 BO, 3 de agosto de 1909, 145; Keremitsis, La industria, 99, señala que "México es-
taba mejor dotado para la fase de la Revolución Industrial que hacía uso de la
34-55; sobre el desarrollo tecnológico de la electri-
2 Hobsbawm, La era del imperio, electricidad y no del vapor, como en la fase anterior".
cidad y sus aplicaciones, ver Forbes, Historia, 297-324.
El agua de la nación 59
58 Luis Aboites Aguilar

o cualquier obra y, al mismo tiempo, ser de tal manera maniobrables


las cada vez más baratas, lo que ha sido un elemento clave en el de- que pudieran ser instaladas cerca o incluso en el mismo sitio de la
sarrollo de estos proyectos.6 obra.9 Además del cemento, el uso del acero, mucho más resistente
La construcción de grandes presas implicaba varios cambios tecno- que el hierro, fue vital. La siderurgia se convirtió en elemento clave de
lógicos significativos. No sólo se había perfeccionado la exploración este cambio tecnológico; en México, como se sabe, hasta 1900 comenzó
geológica para conocer la estructura del suelo y del subsuelo en el sitio
a funcionar la primera, situada en Monterrey.'°
de la cortina sino que se habían introducido nuevos diseños y nuevos El ferrocarril, la energía eléctrica y los vehículos de combustión inter-
materiales.? Entre éstos cabe mencionar la presa de arco, que bajo na resultaron vitales para la construcción de estas nuevas obras. Este
ciertas condiciones geológicas ofrecía una solución más favorable en conjunto de innovaciones tecnológicas quedaba incorporado a esta rama
cuanto a la resistencia de la presión del agua del embalse (ver fotogra- de la industria de la construcción. El traslado de materiales (en primerí-
fía 16). Este diseño, que permitía la construcción de cortinas más al- simo lugar el cemento), de máquinas y herramientas se hacía mediante
tas, comenzó a adoptarse en la segunda mitad del siglo xilc en Estados el tendido de vías férreas y, más adelante, con la construcción de caminos
Unidos y sobre todo en algunas obras inglesas en Egipto y la India.
para camiones de carga, un vehículo que se perfeccionó durante la Prime-
Asimismo, cabe mencionar las presas de machones, que reducían ra Guerra Mundial. Los motores de combustión interna también hicieron
enormemente el costo de las cortinas, por ejemplo con respecto a las posible el desarrollo de grúas y dragas de gran capacidad y versatilidad
del tipo de gravedad, que dependían únicamente de su propio peso Pronto aparecieron dragas con cucharones con capacidad de uno o dos
para resistir la presión del agua. En cambio, la presa de machones de metros cúbicos (por ejemplo las norteamericanas de marca Bucyrus), lo
cabeza redonda consistía en una cortina, mucho más ligera que estaba
que hacía mucho más rápido y sencillo el movimiento de materiales, las ex-
apoyada en estructuras (machones precisamente) que asimilaban y cavaciones e incluso la limpieza y conservación de acueductos. La construc-
distribuían la presión hidráulica. No era necesario construir una pesa- ción de obras de gran tamaño requería de largos periodos de labores que
da cortina que requería enormes cantidades de concreto y que no era exigían la instalación de campamentos para los trabajadores; éstos se con-
muy resistente.8 En cuanto a los materiales, el aspecto decisivo fue la vertían en poblados, que en algunos casos desaparecían después de la cons-
incorporación del cemento Portland cuya producción a gran escala y su trucción y en otros lograban convertirse en asentamientos con vida propia.
mezcla con arena, grava y agua producía el concreto, para lo que fue En México, las presas que sintetizan el avance de la electricidad como
necesario también el perfeccionamiento de las trituradoras y mezcla- rama industrial propiamente dicha y el avance de la ingeniería de presas
doras. Estas últimas debían tener la capacidad para procesar el ce- son las de Necaxa y la Boquilla; en ambos casos es evidente la vincula-
mento y los demás agregados en los volúmenes que requería la cortina ción con la industria minera." La de Necaxa era un sistema de presas

Pocos años después se anunciaban presas como si cualquier cosa. La empresa nor-
6 9 Sobre el descubrimiento y desarrollo del cemento Portland y el hormigón en Euro-
teamericana Ambursen Dam Co., ofrecía presas "seguras, económicas y durade-
pa y Estados Unidos, ver Derry y Williams, Historia, capítulo 14; sobre el concreto,
ras". Ver Irrigación en México, vi: 6 (junio 1933), 575. Orozco, "Proyecto y control de mezclas de concreto", 127-133. En México la investiga-
7
En 1908 el gobierno federal contrató a una firma inglesa de ingenieros, la Pearson ción sobre la constitución química del cemento Portland se inició hasta 1928. Ver Baro-
& Son, para estudiar la viabilidad de construir una presa sobre el Nazas. Esos es- na, Influencia de la constitución química", 41.
tudios tenían un costo de 400 000 pesos si la firma no era favorecida con el contra-
10 Sánchez Flores, Historia de la tecnología, 319, 364.
to para la construcción de la obra. Parte importante de esos estudios fue 11 Una descripción de la construcción de una presa de mampostería con fines de abasto de
precisamente el análisis geológico que llevó a desestimar el sitio del Cañón de Fer-
184-186; también agua potable e irrigación, la de San José junto a la ciudad de San Luis Potosí, muestra
nández y a proponer el del Palmito. Ver Kroeber, El hombre,
11-12. Sobre los estudios para conocer el subsuelo en donde se le- una especie de transición tecnológica. En junio de 1896 había 200 hombres trabajando
Smith, Estudio,
vantó la presa de San José en San Luis Potosí en 1895, ver Reitter, Informe, 4. en la obra; se habían preparado 37 000 metros cúbicos de mampostería con 85 000 fane-
gas de cal. Este material había llegado en 134 furgones del Ferrocarril Central. Pero de
8 Noetzli, "Las presas de machones", 299-300. En 1936, cuando se discutía qué dise• la estación a la obra la cal se transportó en burros. Hasta diciembre de 1896, cuando se
ño usar para las presas de El Palmito y La Angostura, en Durango y Sonora res• llevaban dos quintas partes de la cortina, se habían gastado 168 000 pesos. Ver Reitter,
pectivamente, se argumentaba a favor de las presas de arco que eran las más
Informe, 1-2. Otra obra que puede considerarse así es la del nuevo desag8e de la Ciudad
altas y resistentes, no obstante ser más costosas. Se hacia referencia a que las de México. La obra requirió el tendido de una vía ligera de 13 kilómetros, la creación de
ocho presas más altas del mundo, todas en Estados Unidos para entonces, eran dE una fábrica de ladrillo, la instalación de teléfonos y hospital; también contraté en 10 000
arco, comenzando por la famosa Boulder sobre el río Colorado, concluida en 1935 5 pesos una parte del monte de la hacienda de Jalpa en donde se cortó leña durante 18
cuya cortina tenía 222 metros de altura. La de El Palmito se calculaba en 70 me meses. Entre 1886 y 1900 el gobierno federal y el ayuntamiento de la Ciudad de México
Consultivo Técnico, caja 635, exp. 6086
tros y la de La Angostura en 94. AHA, invirtieron 16 millones de pesos, más de lo doble de lo que había invertido el gobierno
ff.113-115: memorándum de 14 de agosto de 1936 de César Jiménez al vocal ejecu
español en dos siglos. BO, 27 de octubre de 1905, 529-532.
tivo de la CNT.
60 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 61

destinado a la generación de electricidad a partir del aprovechamiento Por su parte, la presa de la Boquilla fue construida para aprovechar
de la corriente del río del mismo nombre, afluente del Tecolutla, en el las aguas del río Conchos, en Chihuahua, un afluente del Bravo. Con
estado de Puebla. La construcción de Necaxa muestra también la pre- base en la inversión de otra compañía canadiense, la construcción de
sencia de poderosos capitales extranjeros, en este caso canadienses, en esta presa se inició en 1909. En su tiempo fue considerada la más
la economía del país. La Mexican Light and Power, la empresa de Ne- grande del mundo, incluso mayor a la famosa Elephant Butte, que el
caxa, se especializó en la producción y distribución de energía en gran gobierno federal norteamericano estaba construyendo sobre el río
escala. Había un cambio notable respecto a las primeras plantas eléc- Grande (o Bravo), a un costo de ocho millones de dólares. La Boquilla
tricas que se habían instalado apenas unos años antes en fábricas tex- reunía al concreto con la hidroelectricidad. Era una presa del tipo de
tiles, establecimientos mineros o ingenios azucareros; en esos casos, la gravedad, con cortina construida de concreto ciclópeo y ligeramente
generación de electricidad complementaba otra actividad. La primera curva. La altura máxima desde los cimientos alcanzaba los 83 metros
década del siglo xx muestra también la concentración del capital en esta (ver fotografía 11). Para su construcción se excavaron 21 000 metros cú-
nueva rama industrial: varias compañías pequeñas sucumbieron ante el bicos de roca compacta, 24 000 en roca compactada en agua y 71 197
poderío de los capitales extranjeros, como lo muestra el crecimiento metros cúbicos de mampostería de piedra y cemento Portland. Sin em-
asombroso de la Mexican Light and Power en estos años.12 bargo, el volumen de concreto Portland utilizado rebasaba con mucho
El sistema hidroeléctrico de Necaxa, que sería la base de la Mexi- a los otros materiales: 213 590 metros cúbicos. A pesar de las dificul-
can Light and Power, comenzó a construirse en 1903 y se concluyó en tades provocadas por la Revolución de 1910, la presa fue concluida en
1910. Era un proyecto de gran complejidad técnica que incluía varias 1915.15 Al igual que Necaxa, la planta hidroeléctrica de esta presa
cortinas (la más alta de 58 metros y del tipo de enrocamiento) y túne- atendió primordialmente la demanda de energía del distrito minero de
les para aprovechar de mejor manera varias caídas de agua con un to- Parral y las instalaciones mineras de Santa Eulalia y la capital del es-
tal de mil metros en menos de seis kilómetros.13 Llegó a ocupar más tado, centros económicos ubicados a más de 100 kilómetros al sur y al
de 7 000 trabajadores y se transportaron 35 000 toneladas de maqui- norte respectivamente. Para el transporte de materiales fue necesario
naria y materiales. Hubo que construir líneas de ferrocarril de 23 mi- construir una vía férrea de 30 kilómetros de longitud que conectaba la
llas de longitud y carreteras para el traslado de maquinaria de ese zona de obra con la línea del Ferrocarril Central.
volumen de carga. Una secuela inmediata de esta gigantesca obra hidráulica fue la inunda-
Las obras consistían en cinco embalses artificiales, con una capaci- ción de dos localidades chihuahuenses: San José y San Miguel de Babisas,
dad total de 171 millones de metros cúbicos. En 1910 los generadores en Chihuahua, que desaparecieron bajo las aguas del nuevo y enorme lago,
tenían una capacidad de 100 000 caballos de fuerza; la energía era en- que fue nombrado Toronto, en honor a la sede de la compañía extranjera.16
viada a través de 320 kilómetros de líneas hacia la Ciudad de México Quizás esta era la secuela más dramática de los usos del agua a gran esca-
y, de manera preponderante, a las minas de El Oro.14 la. Nadie sabía hasta entonces lo que significaba almacenar de manera ar-
tificial casi 3 000 millones de metros cúbicos de agua, un volumen 17 veces
mayor que el sistema de Necaxa. La capacidad de almacenamiento y la
longitud de la cortina eran otros indicadores palpables del cambio tecnoló-
12 Galarza, La industria, 25-30; BO, 2 de noviembre de 1906, 570. En este Boletín se
menciona que la empresa invertiría 31 millones de dólares en el sistema de Ne- gico, según se puede ver en el Cuadro 1.17
caxa, una cifra que parece exagerada. Sin embargo, esa concentración de capitales
no debe llevar a desestimar la importancia de las decenas de pequeñas compañías
hidroeléctricas que surgieron para abastecer a ciudades e industrias en distintos
puntos del país. 15 Comisión Federal de Electricidad, Prontuario, 22-74 y 23-74. González Herrera, "La
agricultura", 57-58, describe algunos de los incidentes que enfrentó la empresa cons-
13 La altura de la cortina es un indicador de este cambio tecnológico. Según una re- tructora. Por ejemplo en septiembre de 1913 los mil operarios y 20 ingenieros tuvieron
copilación, que se resume en el Cuadro 1, entre 1550 y 1890 las presas construidas
en México no rebasaban los 30 metros de altura. La más alta era la de la presa que suspender sus labores a causa de las dificultades para el traslado de material por el
construida sobre el río Ñadó, en el Estado de México, una presa de gravedad de ferrocarril. Para mayo de 1914, los trabajos ya se habían reanudado. Se estimaba en ese
una altura de 26 metros. A partir de 1891, con la presa El Peinado, en Chihuahua, entonces que el costo de la obra superaba los 12 millones de dólares.
comenzaron a construirse presas cada vez más altas. SRH, Presas construidas en 16 Todavía en 1938 los vecinos afectados por esa obra seguían reclamando indemniza-
México, s.n. ciones a la compañia. Ver Boletín del AHA, 1:1 (mayo-agosto 1994): "Queja de agricultores
333, agrega chihuahuenses por abusos cometidos por una empresa hidroeléctrica (1938)", 5-6.
14 Galarza, La industria 27-28; Sánchez Flores, Historia de la tecnología,
que las turbinas habían sido construidas en Alemania y los dinamos eran de marca 17 El cuadro recoge solamente algunas de las presas pensando en aclarar el argu-
Siemens y Schuckerwerke, alemanes, y General Electric, norteamericanos. Datos so- mento sobre el cambio tecnológico. Las 16 presas consideradas son apenas una
bre el ferrocarril en Best, Mexican Narrow Gauge, 83-85. muestra de las más de 300 que aparecen en la fuente consultada.
El agua de la nación 63

CUADRO 1 La hidroelectricidad implicaba un nuevo uso del agua, que tenía la


Características de algunas presas particularidad de que el líquido no se consumía, literalmente hablan-
construidas en México (1891-1955)* do, sino que sólo se almacenaba y se hacía pasar a gran presión para
dar movimiento a las turbinas, que a su vez movían los generadores.
El volumen usado así se devolvía al lecho del río aguas abajo. Sin
Nombre Mío de Corriente Tipo Cortina Capacidad de embargo, el almacenamiento y las necesidades distintas en cuanto a
conclusión (1) (2) almacena- los ritmos de la demanda eléctrica —que determinaban ritmos especí-
(metros) miento
(mill m3) ficos de extracción y, por lo tanto, la disponibilidad de volúmenes dife-
rentes en las secciones bajas del río— eran factores potencialmente
12 nd** 221
Yuriria 1550 Lerma PG conflictivos con los usuarios agrícolas y urbanos de las aguas de la
Nadó 1800 Nadó PG 26 180 7 misma corriente.18
PG 52 137 1.5
De cualquier manera, las concesiones otorgadas a las hidroeléctri-
El Peinado 1891 Peinado
cas implicaban volúmenes gigantescos de agua. Por ejemplo, la conce-
San José 1905 Santiago PG 30 120 9 sión otorgada a la Mexican Light and Power era de 20 metros cúbicos
Necaxa 1909 Necaxa ER 58 372 43 por segundo; la de Boquilla, de 1906, era de 50 metros cúbicos por se-
PG 70 259 2 985
gundo.19 La hidroelectricidad acrecentó aún más los usos de algunas
1916 Conchos
Boquilla corrientes fluviales del país, propiciando tensiones y conflictos nuevos
Requena 1919 Tepeji ER 32 230 81 o agudizando los que ya existían.
Don Martín 1930 Salado CB/TE 35 1225 1 385 Esa tendencia hacia la intensificación de los usos del agua puede
ejemplificarse con los proyectos porfirianos que pretendían desecar las
CB 73 579 137
A. Rodríguez 1937 Tijuana lagunas del Alto Lerma. Hasta el siglo xix pueblos y haciendas com-
Angostura 1942 Bavispe VA 81 178 1 230 partían, en medio de grandes tensiones y conflictos, las ventajas que
1946 Nazas TE 95 330 4 055 significaba la existencia de esos cuerpos de agua. En la década de
Palmito
1900 se formularon dos proyectos que implicaban un cambio drástico
47 5890 2 630
M. R. Gómez 1946 San Juan TE en el uso del agua.
M. Á. Camacho 1946 Atoyac TE 85 425 497 El primero, de 1906, buscaba ampliar la superficie cultivada dese-
TE 81 1031 1 095
cando los terrenos inundados. El segundo pretendía generar electrici-
Sanalona 1948 Tamazula
dad mediante el uso de cinco metros cúbicos por segundo que serían
A. Obregón 1952 Yaqui TE 90 1457 4 200 tomados prácticamente en el nacimiento del río Lerma. Este segundo
Mocúzari 1955 Mayo ER 72 780 1 376 proyecto generó una amplia oposición por parte de hacendados e indus-
350 12 000
triales cuyas tomas se hallaban aguas abajo, en los estados de Queréta-
1963 Balsas ER 149
Infiernillo ro, Guanajuato y Michoacán. El argumento en contra era muy simple:
usar semejante volumen en el nacimiento del río significaba afectar se-
* Las primeras dos y la última se incluyen como simple referencia. riamente el caudal en la cuenca entera. Esta nueva visión o percepción
** No hay datos
(1) Altura
de los usos del agua, tenía que ver precisamente con el cambio tecnoló-
(2) Longitud de corona gico que haCía viable un aprovechamiento de tamañas proporcio-
PG=Gravedad; ER=Enrocamiento; CB=Contrafuertes;
TE=Tierra; VA=Arco
Fuente: SRH, Presas construidas en México.
18 "La producción de fuerza hidroeléctrica -señalaba un experto- requiere un gasto
constante, una porción del cual se desperdicia durante los periodos de poco riego".
Packard, Informe, 26. Como se comprenderá, los agricultores veían con malos ojos
ese desperdicio de agua que, en caso de conservarse, bien podría servir para las fu-
turas siembras. Sobre la complicada negociación que tuvo que emprender el go-
bierno mexicano con la compañía propietaria de la presa de la Boquilla en 1928 y
1929 para usar el agua de esa presa con fines de irrigación, ver Aboites, La irriga-
ción, 154-162.
19 DO, 26 de marzo de 1906.
64 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 65

nes.20 Por allí se configuraba entonces una nueva dimensión social y poli. La incorporación de la electricidad en la industria textil permitió am-
tica de los aprovechamientos hidráulicos, la visión de cuenca.21 Para fortu- pliar la jornada laboral a las noches, introducir mejoras en la maquina-
na de los vecinos ribereños del Lerma ambos proyectos fracasaron.22 ria, ampliar la capacidad industrial y eliminar riesgos de incendios.26
La actividad hidroeléctrica tuvo un crecimiento febril en las prime- Sin embargo, esta modernización tecnológica trajo consigo serios
ras décadas del siglo, gracias a la demanda cada vez mayor de compa- problemas a otros usuarios de las corrientes de agua. La contamina-
ñías mineras y más tarde de otras ramas industriales y de los ción, una vieja fuente de fricciones entre usos industriales, agrícolas y
servicios públicos (alumbrado, transporte y abasto de agua). En 1899 de consumo doméstico, se tornaba más grave con la presencia de una
antes de la construcción de la presa Necaxa, el país contaba con una sustancia mucho más dañina y mortífera, el cianuro. En varios lugares,
capacidad instalada de 31 038 kw; sólo el 38% era de origen hidroeléc- por ejemplo en El Oro y en Real del Monte, los agricultores ubicados
trico. En 1926 esa capacidad había crecido casi 13 veces pues alcanza• cerca de los centros mineros comenzaron a resentir los efectos. El 10 de
ba ya los 392 396 kw. Pero lo más importante es que en este últimc mayo de 1909 los condueños de la hacienda de Tepetongo, en Michoa-
año más del 63% de la energía provenía de hidroeléctricas.23' cán, se dirigieron al secretario de Fomento para exponerle que desde
El impacto de la electricidad en las industrias mexicanas ha sido ya
descrito por algunos autores. En el caso de la minería, se insiste mu• hace tres años [...] las corrientes mencionadas arrastran los residuos de
beneficio por cianuración que emplean las negociaciones mineras del
cho en la combinación electricidad-cianurización como elemento quE Oro y Tlalpujahua, ocasionándonos gravísimos perjuicios, ya porque es
dio gran dinamismo a esta rama a partir de 1890, ya que posibilitó la imposible utilizar el agua en la irrigación de nuestras fincas por llevar
explotación de ricas vetas descubiertas desde la época colonia1.24 E mucho residuo mineral con sustancias que matan por completo todos los
desagüe mediante bombas eléctricas abarató esta importante labor 3 gérmenes, ya porque despositándose esos mismos residuos en el lecho de
el cianuro, además de evitar el uso del mercurio, hizo posible el apro los mencionados ríos, elevan día a día el nivel del agua amenazando con
vechamiento de minerales de baja ley, disminuir la planta de trabaja desbordamientos que serían de resultados fatales...27
dores y, en consecuencia, aumentar las ganancias de las empresas.21
Una parte del negocio de producir energía eléctrica utilizando las co-
rrientes acuíferas, era anterior al establecimiento propiamente dicho de
20 Llaman la atención dos aspectos de estas inconformidades: el primero era que en algu
las plantas. Las concesiones del gobierno federal sobre aprovechamiento
nas se aludían los derechos inmemoriales sobre las aguas del Lerma otorgados por la de aguas resultaron una atractiva actividad para empresarios, agentes e
Corona española, como lo hacía el apoderado de Luis Bermejillo, dueño de la hacienda intermediarios mexicanos. El negocio funcionaba más o menos así: un par-
de San Nicolás de los Agustinos, que había usado el agua "desde hace más de tres si- ticular solicitaba y obtenía del gobierno federal una concesión para fuer-
glos". El otro era un alegato en favor de derechos ribereños: el solicitante "no tiene de su za motriz en un lugar prometedor, tanto por la cercanía con los mercados
propiedad una sola vara de terreno, resultando en el caso de [que] le haga, perjuicio no
torio a todos los ribereños". También se señalaba otro problema: `Sao se escapa al ilustra- demandantes de energía como por las características de la corriente. Sin
do criterio de esa secretaría, que el río de Lerma en la actualidad no arrastra ni la mitad contar con el capital requerido para instalar la hidroeléctrica (o incluso la
del caudal de agua a que tienen indiscutibles e indisputables derechos los propietarios intención), también el empresario solicitaba y obtenía prórrogas de la con-
ribereños". AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 769, exp. 11146, f. 28: carta del 25 cesión original que establecía plazos perentorios para el inicio y termina-
de junio de 1910 de Luis F. Vera al secretario de Fomento.
ción de la planta. Ante una buena oportunidad, por ejemplo, el interés de
21 Sobre este cambio en la percepción y explotación del medio ambiente, ver Melville
"El manejo" y Kroeber, El hombre, 165.
una poderosa compañía extranjera, el empresario traspasaba sus dere-
22 Camacho Pichardo, "Proyectos". Sin embargo, si las lagunas libraron el progreso
chos de agua a la gran empresa. Según Galarza, casi el 80% de las conce-
porfiriano, no se salvaron en cambio de las necesidades de la sedienta Ciudad de siones para fuerza hidroeléctrica se emitieron a favor de mexicanos, que
México, que comenzó a recibir agua del Alto Lerma en 1952, hecho que a la postre luego revendieron a terceros, en su mayor parte extranjeros.28
llevó a la desecación de esas lagunas.
23 De la Garza, et al., Historia, 1, 19, 50; sobre la importancia de Necaxa ver p. 23. Toda
vía en 1947 la mayor parte de la capacidad instalada en el país era hidroeléctrica. 26
Keremitsis, La industria, 104, 204.
24 Bernstein, The Mexican Mining Industry, 43-44; Sariego, et al., El Estado y la mi
nería mexicana, 43. 27 Boletín del AHA, 1:1 (mayo-agosto 1994), 5. Sobre quejas por la presencia del cianu-
ro en corrientes en Omitlán y Amajac, Hidalgo, ver Vilchis y Zendejas, "El impac-
25 En 1921, ante el racionamiento de energía provocado por la sequía, la compañía to", 11-12. También ver el conjunto de documentos y ensayos contenidos en Boletín
de Real del Monte señalaba que el bombeo del desagüe no podía suspenderse por-
del AHA, 11:6 (enero-abril 1996).
que "es la base de todos los trabajos". En De la Garza, et al., Historia , I, 63n. So-
bre reducción de costos en labores mineras, ver Bernstein, The Mexican Mining 28 Galarza, La industria, 145 y ss. Sobre este mismo fenómeno en el ramo de la mi-
Industry, 42, y Galarza, La industria, 90, 93-98. nería, ver Velasco Ávila, et al., Estado y minería, 355.
El agua de la nación 67
66 Luis Aboites Aguilar

territorio nacional. Muchas zonas quedaron al margen de esa "moder-


Familias destacadas de las oligarquías locales, como los Cortazar nidad", pero lo que importa es señalar que esos proyectos configuraron
de Chihuahua, obtuvieron jugosas ganancias con la especulación de una tendencia dominante que, paulatinamente, fue imponiendo condi-
concesiones hidráulicas.29 Hay que decir que esas concesiones, que ciones tecnológicas, de mercado y de organización. Un problema muy
generalmente contemplaban volúmenes mucho mayores que las nece- complejo es el desarrollo regional resultante de esos proyectos.
sidades reales de las empresas, comenzaron a crear una presión sobre la En este apartado se revisan brevemente cuatro casos, a saber, la
disponibilidad de aguas federales en algunas corrientes.30 El negocio del Comarca Lagunera, Chalco, Ciénega de Chapala y el valle del Yaqui.
agua era una realidad, fraguado por la capacidad tecnológica de utili- En todos se trata de la irrupción de grandes capitales en zonas que
zar grandes volúmenes para un mercado en constante expansión. contaban con población que usaba de diversas maneras los recursos
Lo cierto es que la energía eléctrica, producida ahora a gran escala, asom- hidráulicos. En La Laguna y el Yaqui la construcción de obras para
braba a propios y a extraños. En 1906 un periódico decía por ejemplo que controlar mayores volúmenes de agua buscaba la apertura de nuevas
superficies irrigadas; sendos proyectos de colonización y adjudicación
La industria [...] se ha apoderado de consuno con las ciencias de aplica-
ción de las fuerzas mismas de la Naturaleza, sujetándolas para provecho
de esa nueva superficie irrigable daban sentido a la inversión hidráu-
del hombre [...] encauzando la poderosa caída de agua para producir
lica. En Chalco y Chapala, en cambio, se trataba de desecar cuerpos
energía que por sencilla red de nervios metálicos se transmite ya a dis- de agua para ampliar superficies de cultivo, lo que significaba margi-
tancias inmensas para suministrar luz a poblaciones, calor a hogares y nar los usos lacustres de los vecinos de los pueblos. Todavía a fines del si-
fuerza motriz a los laboratorios y talleres de la industria.31 glo xix se consideraba a esas lagunas como medios favorables para el
desarrollo de enfermedades, las temidas miasmas, transmitidas por
el aire. Además se les consideraba como obstáculos para el desarro-
llo de la agricultura puesto que las aguas ocupaban "feracísimas tierras".
En la Comarca Lagunera la inversión en las nuevas obras hidráulicas
Zonas de obras nuevas tenía su origen en empresarios mexicanos (de Saltillo, de Monterrey y
de la Ciudad de México), aunque más tarde fueron sustituidos por in-
versionistas ingleses y norteamericanos. En Chalco la inversión prove-
Las nuevas condiciones económicas hicieron viable la inversión de nía de empresarios españoles radicados en México (los hermanos
cifras millonarias en la transformación del paisaje, para aprovechar Noriega), mientras que en el valle del Yaqui se trataba de capital nor-
grandes volúmenes de agua que harían posible la apertura de nuevas teamericano, de la compañía Richardson. En la Ciénega de Chapala,
tierras al cultivo; pero también la nueva tecnología y las crecientes por último, el capital era de origen jalisciense y contaba con el apoyo
ambiciones empresariales dieron lugar a proyectos para eliminar cuer- del gobierno del estado de Jalisco. En todos los casos se trataba de
pos de agua, con el mismo fin de obtener nuevas tierras de cultivo. concesiones o contratos con el gobierno federal, lo que, como se verá,
Ahora bien, creo que no está de más subrayar que esos proyectos se no era un hecho casual.
desarrollaron en zonas específicas, lo que significa que estuvieron lejos En la Comarca Lagunera un movimiento económico y demográfico
de constituir una transformación generalizada a lo largo y ancho del abrió nuevas condiciones al desarrollo de la agricultura, en especial, del
cultivo algodonero. El fraccionamiento de los grandes latifundios de ori-
gen colonial y decimonónico acompañó a esta vertiginosa expansión de
29 Por ejemplo el primer contrato para la construcción de la presa Boquilla, en Chi-
la agricultura de riego.32 Nuevos capitales, nuevas técnicas (entre
huahua fue suscrito entre la Secretaría de Fomento y Joaquín Cortazar, miembro ellas la adopción de una variedad de algodón de ciclo anual) y nuevos
del clan Terrazas-Creel, y Pablo Ginther. DO, 26 de marzo de 1906. pobladores, desataron fuertes conflictos entre los agricultores del Na-
30 Cuando el gobierno federal estableció el impuesto al uso de aguas federales en zas: los de arriba, de mayor antigüedad, ubicados en el estado de Du-
1917, asunto que se verá más adelante, se alegaba que una de sus principales vir- rango, y los nuevos usuarios de la parte baja, asentados en el estado
tudes sería poner fin "a la anomalía que actualmente existe, de que el gobierno
frecuentemente se vea imposibilitado para otorgar nuevas concesiones en corrien- de Coahuila. Los conflictos por los usos del agua llegaron a la violencia
tes en que de hecho hay aguas sobrantes, porque su caudal normal es inferior a la y fue necesaria la intervención de la fuerza armada para atemperar
suma de los derechos teóricos amparados por concesiones anteriores". Herrera y los ánimos. La inauguración del ferrocarril Central en 1884, que unía
Lasso, Apuntes, 195. Eso mismo ocurría en el río Higuerón, en Morelos, en donde
faltaban más de 8 000 litros por segundo para satisfacer las concesiones otorga-
das. Díez, Observaciones, 28. 32 Plana, El reino, 104-106.
31 BO, 2 de noviembre de 1906, 569.
68 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 69

a la Ciudad de México con Paso del Norte (y poco después del ferroca- inconformó pero su oposición no tuvo mayor eco. Más tarde, en 1908,
rril Internacional hacia Piedras Negras), propició el surgimiento de dos cuando la empresa era ya propiedad de ingleses y norteamericanos, el
nuevas localidades, Torreón en Coahuila y Gómez Palacio en Durango.33 secretario de Fomento ordenó a los agricultores de arriba (Durango)
Este fenómeno regional atrajo la atención de inversionistas que vieron la suspender los riegos durante el mes de septiembre, en vista de la agu-
posibilidad de hacer grandes negocios con el cultivo del algodón, aprove- da sequía. La Tlahualilo inició entonces un litigio contra el gobierno
chando las ventajas de la zona agrícola lagunera y de las buenas condiciones federal, que se prolongó varios años.37
del mercado interno. La compañía Tlahualilo se formó en 1886 y para 1887 El conflicto entre el gobierno federal y la poderosa empresa privada
solicitaba una concesión de agua para regar 40 000 hectáreas ubicadas a no fue obstáculo para el rápido desarrollo de la agricultura y la agroin-
casi 70 kilómetros de distancia del río Nazas. Ello implicaba un cambio no- dustria de la zona. En 1907, la superficie algodonera cosechada alcan-
table en la magnitud de los aprovechamientos hidráulicos, en la longitud de zó la asombrosa cifra de 187 000 hectáreas, que contrastaba con las
los canales de derivación, y en sí de la concepción general de la práctica y del pequeñas extensiones que se sembraban apenas tres décadas antes.
negocio agrícola. Pero lo más importante era que la toma del río de la Tla- Hay que imaginar el volumen de agua que tenía que controlarse para
hualilo quedaba ubicada en un punto en el que afectaría los intereses de los irrigar esa superficie.
usuarios coahuilenses de río abajo. El canal de derivación, de 62 kilómetros, En 1894, Íñigo Noriega solicitó autorización a la Secretaría de Co-
quedó concluido en 1890 yen su construcción habían participado entre 2 000 municaciones y Obras Públicas para desecar el lago de Chalco, que
y 3 000 trabajadores durante más de un año (ver fotografta 8).34 ocupaba unas 10 000 hectáreas. Poderoso terrateniente que gozaba de
Como era de esperarse, la solicitud de la Tlahualilo acrecentó las tensio- grandes simpatías de parte del régimen porfiriano, Noriega pretendía
nes entre los diversos grupos de agricultores de las riberas del río. La com- desecar el lago para ampliar la superficie cultivada: más de 200 000
pañía desde un principio entró en negociaciones con el gobierno federal, y cargas de maíz se obtendrían de una tierra que inundada sólo produ-
no con el gobierno duranguense, al que le correspondía conocer el asunto en cía, según el argumento empresarial, peces y forrajes de mala calidad.
vista de la inexistente reglamentación federal.35 Pero en 1888 esa carencia Por eso no dudaba en solicitar que el gobierno federal declarara a las
legal fue subsanada. Con base en la ley sobre vías generales de comunica- obras de utilidad pública, como en Metztitlán.
ción, que fue la primera que dio entrada al gobierno federal en materia de No obstante que los vecinos de los pueblos hallaban sustento en
aguas, expedida en junio de 1888 ese gobierno otorgó la concesión a la com- esas actividades lacustres y que las grandes irregularidades que
pañía.36 Esta había logrado mayores ventajas con el gobierno federal, una contenía la solicitud de Noriega (una de ellas se refería al hecho de
autoridad recién llegada, por así decir, a los asuntos hidráulicos. La conce- que por su carácter navegable el lago era de jurisdicción federal, se-
sión otorgada a la Tlahualilo fue generosa: según un reglamento de gún la ley de 1888, y no de los Noriega), el gobierno federal aprobó
1891 le correspondía el 22.5% del caudal del Nazas. el contrato en octubre de 1895. La obra de gran envergadura, dirigi-
A partir de 1888, los conflictos de los usuarios pequeños (y no tan pe- da por el ingeniero Roberto Gayol, requirió cuatro bombas de vapor,
queños) con la Tlahualilo obligaron a ese gobierno a acrecentar su inje- 15 compuertas, 30 kilómetros de rieles de 40 libras peso por yarda,
rencia en la zona. En 1891 se creó la primera comisión federal para seis vagones, 12 furgones, 30 kilómetros de vía Decauville, 30 kiló-
reglamentar el uso de un río, la Comisión Inspectora del Nazas. En 1895, metros de tubos de barro para drenaje y 20 kilómetros de tubo de
por las presiones y protestas del resto de usuarios, el gobierno federal dio acero. Las obras incluían diversos canales y drenajes para irrigar
marcha atrás con respecto al reglamento de 1891 y emitió uno nuevo en las nuevas superficies abiertas al cultivo, que habían recibido una
el que se reducía el volumen otorgado a la Tlahualilo. La compañía se exención fiscal por 20 años.
En 1897 los Noriega se asociaron con otros grandes empresarios,
como Tomás Braniff, para fundar la Negociación Agrícola de Xico y
33 Guerra, Historia de Torreón; Plana, El reino;
Meyers, «Derechos". Anexas. Para 1900 la desecación había concluido y en lugar de lago
34 Plana, El reino, 194. Agrega que "del punto de llegada del canal al Tlahualilo partías había un enorme emporio agrícola. Los habitantes de algunos pueblos
otros dos canales, una hacia el este y otro hacia el oeste, de 15 y 13 millas respectiva ribereños, además de perder el lago como fuente de productos lacus-
mente, y una tupida red de canales transversales con sus correspondientes esclusas
dibujando una estructura reticulada dentro de la cual se encontraban los diferente: tres, tuvieron que ser trasladados de lugar, por ejemplo los de Xico.
ranchos de aproximadamente 4 400 acres, es decir, 1 780 hectáreas". La red de cana En Xochimilco y en el mismo Chalco, los vecinos mostraron su incon-
les se construyó entre 1890 y 1892 con un crédito de 700 000 pesos otorgado por e formidad por las consecuencias provocadas por la desecación (que tara-
Banco de Londres y México. La primera cosecha se obtuvo hasta 1894.
35 Kroeber, «La cuestión del Nazas", 431.
37 Meyers, "Derechos", 85-99.
36 En el siguiente capítulo se abundará sobre esta ley.
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 71
70

bién desecó parte de sus terrenos), protestas que incluían la destrucción Luis P. Ballesteros, fue concluido en 1910. Boehm relata cómo a los despo-
de bordos de la hacienda de Xico.38 jos sufridos por la comunidad indígena de Pajacuarán en la segunda mitad
Si en La Boquilla los pueblos desaparecieron por la formación del nuevo del siglo xia, se sumaron los que resultaron de la concesión federal otorga-
embalse, en Chalco los pueblos desaparecieron por la extinción del lago. da a Cuesta Gallardo. En 1902 los vecinos de esta localidad solicitaron al
Los nuevos usos del agua mostraban paradojas pero parecían consistentes presidente Díaz que su lago, ubicado dentro de la ciénega, no fuera declara-
en la violencia contra los pueblos. Tortolero recoge un testimonio muy elo- do federal, pero no obtuvieron respuesta. Por la concesión federal, Cuesta
cuente sobre la secuela dejada por la desaparición del lago de Chalco: podía deslindar los terrenos que le correspondieran. Los vecinos de Paja-
cuarán no tuvieron más opción que entrar en tratos con el empresario para
El dictador Porfirio Díaz le dio permiso [a Íriigo Noriega] para secar el lago adquirir terrenos que antes habían estado en su poder, aunque fuera en for-
de Chalco y agarrarse toda la comarca. Para lograr eso y poner ahí su ha- ma de lago. La revolución interrumpió los negocios de tierras desecadas de
cienda no le importó que se secaran las aguas y se acabaran los peces y los Cuesta Gallardo, pero la obra permaneció y la ciénega fue fraccionada en los
patos. Tampoco le importó que ahí estuvieran los pueblos. A mi pueblo lo años subsiguientes. En 1867 los vecinos se habían opuesto a un proyecto de
obligaron a irse de ese lugar.39 desecación con los siguientes argumentos:
Por lo menos en la segunda mitad del siglo xix se elaboraron diversos la sola idea de la desecación del lago sería un trastorno para los pueblos
proyectos para desecar el enorme lago de Chapala, situado entre los esta- y propietarios del contorno, que tienen ya en él establecido sus indus-
dos de Jalisco y Michoacán. Pero ninguno de ellos había prosperado. En trias y modos de vivir [.1 Los vecinos del pueblo de Poncitlán creen que
septiembre de 1903 una familia de Guadalajara, con importantes relaciones la clase menesterosa sufriría mucho si se le privara del recurso de la
políticas con el presidente Díaz y con terratenientes de la zona, obtuvo una pesca [...] que el beneficio de la desecación, en caso que fuera alguno, se-
ría para el C. Castellanos y no para la generalidad.41
concesión para desecar la parte oriental del lago que se inundaba en los años
de lluvia, lo que se denomina la Ciénega de Chapala. Manuel Cuesta Ga-
llardo, un terrateniente involucrado también en la minería y en la indus. Pero esa postura no fue escuchada ni en Chapala ni en Chalco. Los nue-
tría hidroeléctrica, recibió permiso para reducir el tamaño del lago y pan vos usos del agua dejaron atrás el aprovechamiento de los lagos, que eran
adquirir los terrenos nacionales resultantes de la desecación.40 El objetivo, una garantía para la sobrevivencia de pueblos y comunidades indígenas.42
nuevamente, era ampliar la superficie agrícola y favorecer el mercado de tie En 1909 la compañía Richardson, con sede en Los Ángeles, Califor-
rras. La obra consistía en construir un bordo de 77 kilómetros de longitud nia, ya era propietaria de 176 000 hectáreas en el Valle del Yaqui; ade-
cuatro metros de altura para elevar el nivel del lago y eliminar con ello la más, por concesiones del gobierno federal de 16 y 20 de febrero de ese
inundaciones periódicas que afectaban la superficie conocida como la "ciéne año, había obtenido 55 metros cúbicos por segundo del caudal de dicho
ga" (ver fotografía 9). Después de la presa de Poncitlán (1903), que permitió río, aunque podía aprovechar hasta 3 942 millones de metros cúbicos
aumentar la capacidad del lago, la desecación fue la primera gran obra hi anuales "siempre que esa cantidad no exceda de 65% del volumen me-
dráulica sobre Chapala. El proyecto, diseñado y dirigido por el ingeniero dio anual de las aguas del río". En 1910 había construido la presa deri-
vadora Los Hornos y el canal principal de 50 kilómetros de longitud,
cuyos ramales sumaban otros 250 kilómetros (ver fotografía 10). Con
esa infraestructura se irrigaban ya 5 000 hectáreas que eran propiedad
38 Tortolero, "Haciendas", 385-429; sobre la desecación de Zacapu, también obra de de colonos norteamericanos. La Richardson trajo consigo diversas inno-
los Noriega, ver Friedrich, Revuelta agraria, 64-65; sobre la propiedad tamaulipe-
ca de Íaigo de este apellido, en donde planeaban irrigar 150 000 hectáreas de algo-
dón, ver Herrera Pérez, "Del señorío", 19.
41 En Boehm, `ta desecación", 339-384; ver también Moreno García, Guaracha, 119-
39 Tortolero, De la coa a la máquina de vapor, 162. 120, donde dice que "miles de peones y de jornaleros de Sahuayo se ocuparon en ex-
40 Para determinar dónde empezaban los terrenos nacionales y dónde las propieda- traer tierra del fondo del agua o de acarrearla, igual que más piedras, en carretones
des privadas, era indispensable fijar la altura máxima del nivel del lago de Chapa- tirados por bueyes, para construir el bordo. Casi quinientos kilómetros cuadrados
la. El ingeniero Miguel Á. de Quevedo, haciéndose eco de la opinión del ingeniero perdió la superficie del agua; mismos que ganaron el maíz, el trigo y el garbanzo; o
Alberto Robles Gil, señalaba que lo importante era fijar la curva media y no la al- mejor dicho, los afortunados que estuvieron en condiciones de adquirirlos".
tura máxima. Obviamente decidir una u otra cosa pocha significar ampliar o reducir
42 En 1857, los pueblos de Almoloya y San Pedro Tultepec expresaron su oposición a
la superficie de terrenos nacionales que Cuesta Gallardo podía vender. Quevedo se
oponía al proyecto de Cuesta, del que decía que había "venido tendiendo a desvir- la desecación de las lagunas del Alto Lerma, diciendo que los vecinos "se mantie-
tuarse, convirtiéndose en una grave amenaza al excederse de sus bases racionales y nen [...] de la pesca, tule y otros productos de la laguna y que hacían esta manifes-
pretender la ocupación de las ciénagas o terrenos bajos de la margen oriental del tación para que se tuviera presente el perjuicio que resultaba de la desecación".
Ver Camacho Pichardo, "Agua y liberalismo", 95.
lago, poseídos por los hacendados y pueblos ribereños". Quevedo, La cuestión, 8.
72 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 73

vaciones, como la experimentación agrícola, e hizo suya la innovación consolidó el movimiento previo de apertura de tierras ubicadas al sur del
introducida por la empresa de Carlos Conant referente al fracciona- río Yaqui. Con el tiempo esa superficie de riego llegó a rebasar las 200 000
miento cuadricular basado en el sistema decimal, que incluía el trazo hectáreas, hasta convertirse en una de las principales zonas agrícolas del
de calles enteramente rectas, de norte a sur y de oriente a poniente, a país. Allí nació, como cabecera, Ciudad Obregón en 1927. Los yaquis con-
cada dos kilómetros unas de otras, lo que formaba lotes de 400 hectá- servaron las tierras del norte del río, pero las aguas extraídas mediante
reas. Estos se subdividían a su vez en 40 fracciones rectangulares de obras cada vez más grandes y costosas, financiadas por el gobierno federal,
10 hectáreas.43 No extraña que en 1910-1911 la Richardson hubiera serían para los agricultores yoris o no yaquis de la porción sureña. Para
propuesto la construcción de un complejo sistema de irrigación con un 1948, en virtud del creciente control de las aguas del río, los yaquis ya no
costo de poco más de 21 millones de pesos, que incluía una presa con podían regar con las crecientes y para 1956 tenían que pagar renta por el
capacidad de 1 700 millones de metros cúbicos (poco menos de la mi- agua que usaban.46
tad de La Boquilla o diez veces la capacidad de Necaxa) y un canal Esta clase de proyectos empresariales, que bien pueden ejemplificar la
principal de 75 kilómetros (como el de la Tlahualilo). La cortina de la profunda transformación de los usos del agua en este periodo, dieron sus-
presa tendría una altura de 100 metros, que requería la importación tancia a un cambio notable en la percepción y en la administración de los
de 500 000 barriles de cemento Portland desde California, así como de recursos hidráulicos, cambio que dio lugar al surgimiento de la visión de
la construcción de una vía férrea (angosta) de 55 millas de longitud. cuenca hidrográfica. La escala de los nuevos aprovechamientos hizo surgir
El proyecto había sido elaborado por un ingeniero norteamericano conflictos a nivel de cuenca entera, lo que se expresaba en conflictos entre
de larga experiencia en la materia; poco después un antiguo jefe del grupos diversos situados a lo largo de una corriente de cientos de kilóme-
Servicio Británico de Irrigación en la India comparaba favorablemente tros de longitud. El contraste con el siglo x[x es notable. En 1857 el gober-
el proyecto de la Richardson con el proyecto del Punjab. Era el proyecto nador del Estado de México, Mariano Riva Palacio, buscaba el apoyo de
más grande del continente americano, incluido el que por esos años cons- terratenientes y pueblos para desecar las lagunas del Alto Lerma, sin to-
truía el gobierno norteamericano en Arizona.44 mar en cuenta las posibles repercusiones de esas obras entre los agriculto-
El arribo de la Richardson no había sido bien visto por los vecinos del res y pueblos situados aguas abajo de ese mismo río, en Guanajuato,
lugar. El tiempo les daría la razón. En 1912 los vecinos de los pueblos ya- Michoacán y Jalisco. Pero años después, como se vio, agricultores e indus-
quis de Cócorit, Bácum, San José, Tórim y Vícam vieron reducir sus cose- triales de estos estados se opusieron abiertamente a un proyecto hidroeléc-
chas en un 30% porque la compañía había descuidado el abasto de agua. trico basado en el aprovechamiento de cinco metros cúbicos por segundo.
Era claro que la Richardson prefería concentrar su esfuerzo en los luga- No se diga del gran enojo que provocó en Jalisco la conclusión de la presa
res ocupados por cierto tipo de productores con quienes podía hacer nego- Solís en 1951, así como de las obras de conducción de los manantiales del
cio, a pesar de que en la segunda concesión había aceptado la obligación Lerma a la Ciudad de México en 1952.47 Otro ejemplo, a fines de la década
de proveer de agua a los pueblos de manera gratuita.45 La Richardson de 1880, los crecientes usos del agua en Nuevo México propiciaron la es-
casez del líquido en el valle de Juárez, problema que condujo a la firma
de una convención de aguas en 1906 entre México y Estados Unidos, un
acuerdo por demás desfavorable y hasta indigno para nuestro país.48
43 Dabdoub, Historia, 289, 315 ss; también Fujigaki Cruz, "Haciendas", 134.
44 Fujigaki Cruz, "Haciendas", 135-147. Aquí sólo puede mencionarse de paso, con
La visión de cuenca se sustentaba en prácticas empresariales concre-
base en este proyecto de la Richardson y de otros proyectos como el de Emmanuel tas, como las referidas en este apartado. Esos empresarios parecían sen-
Amor en su hacienda morelense de San Gabriel, la virtual interrupción que trajo tirse dueños de las tierras y de las aguas; y el progreso propio y de sus
aparejada la Revolución de 1910 respecto al proceso esencialmente privado de aprove- regiones parecía también depender de su empeñosa búsqueda de la ga-
chamiento creciente de las aguas por medio de grandes proyectos de irrigación. Sobre el
proyecto de Amor, ver Valladares, "Cuando el agua se esfumó", 133-142.
45 Aguilar Camín, La frontera, 57-58. En AHGES,
Oficialía Mayor, 3199 (1917), hay va-
rios expedientes sobre quejas contra la Richardson. Ver también Dabdoub, Histo- 46
Spicer, Los yaquis, 354.
ria; sobre los ataques de los yaquis a la Richardson, Fujigaki Cruz, "Haciendas", 47 Camacho Pichardo, "Agua y liberalismo" y "Proyectos"; Aboites Aguilar y Camacho
156-158 y Dabdoub, Historia, 318-320. Un problema similar entre una gran compañía Pichardo, "Aproximación".
de irrigación y una localidad ocurría en la Comarca Lagunera. En diciembre de 1908 el
ayuntamiento de Lerdo se quejaba de la compañía Tlahualilo, a causa de la apropia- 48 Zorrilla, Historia, II, 148-150. Lo de indigno tiene que ver con el hecho de que, si-
ción de unas filtraciones que antes llegaban al pueblo en cantidad de 300 litros por guiendo la famosa doctrina Harmon, los Estados Unidos suscribieron esta conven-
segundo. Desde entonces la ciudad está a merced de que la Tlahualilo le dé por favor ción atendiendo consideraciones de "cortesía internacional" y no en reconocimiento
una mínima parte de lo que le corresponde por derecho". AHA, Aprovechamientos de los derechos de mexicanos sobre las aguas del Bravo. Ver también Cruz Mira-
Superficiales, caja 217, exp . 5212, f. 3. montes, "La doctrina Harmon".
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 75
74

nancia. Luego de describir las grandes dificultades que tuvieron que ducción, bombeo y distribución que aseguraba poco más de dos metros
vencer para construir las obras de riego en sus propiedades cada vez cúbicos por segundo a la sedienta Ciudad de México. Con base en el
más extensas en Lombardía y Nueva Italia, Michoacán, Ezio Cusi es- proyecto del ingeniero Manuel Marroquín, que incluía un acueducto
cribió el siguiente párrafo, que bien puede ayudar a comprender la ideolo- de 27 kilómetros de longitud, la obra aumentó la provisión de 770 li-
gía de estos nuevos empresarios que usaban el agua en gran escala: tros por segundo en 1899 a casi tres metros cúbicos por segundo eh
1913. Eso hizo posible la ampliación de la red en el interior de cerca de
los pueblos apáticos y sin ambición, no obstante habitar un vergel y es- 11 000 casas. Sin duda, éste es un cambio decisivo en los usos sociales
tar rodeados de riqueza, viven en la mayor miseria, por no saber o no del agua, que tiene que ver mucho con la conformación de la cotidiani-
querer aprovecharlas, hasta que surge alguien que sabe apreciar su dad urbana de nuestros días.52
verdadero objeto en beneficio propio y de todo el país.49 Para la construcción de ese proyecto fue menester abrir una convo-
catoria para la compra de cemento Portland en el extranjero, puesto
El agua era parte de esa riqueza, y empresarios como los Cusi se que en México aún no se producía. En febrero de 1905 se emitió la con-
vieron ampliamente respaldados por las políticas y disposiciones gu- vocatoria que fue ganada por la compañía comercial Panamericana,
bernamentales porfirianas en la materia. Como se verá en el próximo. que se comprometió a entregar 40 000 barricas de cemento marca Al-
capítulo, la ley de aguas de 1910 estaba hecha a la medida de estos sen, de origen alemán, a un precio de 6.40 pesos cada una.53
nuevos personajes, de estos nuevos intereses.50 Lo único que no pre- Esta obra no fue la primera en su tipo, aunque quizá sí la de mayor
vieron es que una revolución se les vendría encima. envergadura hasta entonces en el país, sintetiza los cambios drásticos
ocurridos en materia de abasto de agua potable en las décadas ante-
riores. Por un lado, la captación y/o extracción de grandes volúmenes
de agua subterránea era posible gracias al empleo de bombas eléctri-
cas, el uso generalizado del concreto para las obras de captación, con-
Cambio en el abasto urbano51 ducción y almacenamiento y, por último, la ampliación del sistema de
distribución con base en la red de tubería de fierro. De hecho, el gran
cambio tecnológico que significaba la tubería de fierro y el sistema de
La disponibilidad de electricidad en gran escala, mediante la cons- red provenía, en México por lo menos, desde 1855 cuando una empre-
trucción de las plantas de Necaxa, hizo viable el proyecto de dotación de sa privada obtuvo la concesión del ramo y adquirió el compromiso de
agua potable a la Ciudad de México con aguas de los manantiales de Xo- instalar ese sistema en la ciudad de Puebla. En Toluca los trabajos en
chimilco Así, en 1913 se concluyó el costoso sistema de captación, con- ese sentido se iniciaron en 1862, luego de que el gobierno del estado
dio su respaldo político y legal al ayuntamiento para que éste proce-
diera a la instalación del nuevo sistema.
49 Cusi, Memorias, 128. Los Cusi fueron de los pocos terratenientes que recibieron Como se mencionó en el capítulo anterior, los sistemas de abasto a
apoyo crediticio de la Caja de Préstamos: un millón de pesos. las ciudades principales se basaban en una obra de toma y acueductos
50 En Mexicali, Los Mochis y Culiacán se vivieron experiencias muy semejantes. Al- de conducción y distribución que terminaban en las propiedades de
godón, caña de azúcar y tomate propiciaron una reorganización drástica de los
usos del agua; en Mexicali con la modalidad de que el canal del Alamo, destinado
a irrigar el entonces naciente Imperial Valley, fue construido en buena parte en
territorio mexicano. En Los Mochis, los negocios exitosos del dueño del ingenio, 52
Johnston, lo llevaron en los años de 1920 a imaginar la construcción de una presa Marroquín y Rivera, Memoria. En 1909 se estimaba que la Ciudad de México con-
para irrigar 500 000 hectáreas a un costo de 20 millones de dólares. Es importan- taría pronto con un conjunto de bombas eléctricas con capacidad de 5 000 caballos
te señalar que en ambos lugares se dio una modalidad de arrendamiento que in- de fuerza sólo para el abasto de agua potable. Ver BO, 3 de agosto de 1909, 146.
cluía la construcción de canales laterales y secundarios para las parcelas abiertas No sobra mencionar aquí el placer, literalmente hablando, que mostró años des-
al cultivo por parte de los propios arrendatarios. Al término del contrato, esas pués el novio de Tina Modotti, el fotógrafo Edward Weston, cuando instalaron el
obras quedaban en manos de los dueños de la tierra, que podían arrendarla a me- excusado en su casa. Pasaba horas y horas fotografiándolo. Ello ocurrió en 1925.
Los Poniatowska, Tinísima, 188-189.
jores precios. Ver Herrera, Colonización del Valle de Mexicali y Grammont,
empresarios. 53 Marroquín y Rivera, Memoria, 183-185. Más adelante, en 1909, una vez que el ce-
mento Portland comenzó a elaborarse en México, tanto en Hidalgo, Nuevo León
51 Este apartado se basa en buena parte en los trabajos de Birrichaga Gardida, 'Las
empresas" y Castañeda González, "Esfuerzos". En cierto modo, puede decirse que como en Tula, Hidalgo, los constructores optaron por adquirirlo aquí y fomentar
estos trabajos exploran para el caso de México el fenómeno europeo estudiado por así la industria nacional. Sobre los problemas de la industria cementera, en especial
sobre su enorme capacidad ociosa, ver Haber, Industria y subdesarrollo, 48 y ss.
Goubert en The Conquest of Water.
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 77
76

unos cuantos mercedados o en las fuentes públicas. El agua corría ge- agua, el resultado inmediato ha sido el mejoramiento de la salud de los
habitantes y la disminución de la mortalidad.56
neralmente por conductos abiertos, lo que propiciaba no sólo su conta-
minación y evaporación sino también los robos y pérdidas, debido al Los trabajos de Koch y Pasteur confirmaron la necesidad de cuidar mu-
mal estado de las instalaciones. Aquellos que podían complementaban cho más la calidad del agua, puesto que demostraron su importancia como
su dotación de agua mediante la construcción de pozos, cuyo número vehículo para la transmisión de enfermedades, principalmente del cólera.
aumentó notablemente en la Ciudad de México en la segunda mitad del
siglo Kix: 144 en 1857, 483 en 1884, 1 070 en 1899 y 1 441 en 1904.54 A esa necesidad respondió otro cambio sustancial: la incorporación de fil-
Otro problema era el excremento humano y los desperdicios de ca- tros cada vez más sofisticados y la generalización de la tubería de fierro. La
sas, talleres, establos y otros establecimientos productivos que abun- calidad del agua ya no dependía tanto de su apariencia o capacidad de coc-
daban en las poblaciones. Hasta bien entrado el siglo, el sistema de ción sino de la presencia de microorganismos o sustancias dañinas, cosa
desalojo consistía en depositar los desperdicios en las calles, de donde que sólo la bacteriología podía determinar.
era recogido por personal del ayuntamiento. Este sistema, llamado La introducción de la tubería de fierro no sólo tenía que ver con la
"desalojo en seco", obviamente significaba una fuente de infecciones y necesidad de eliminar los riesgos de la conducción abierta. Había otra
enfermedades. Las epidemias de cólera y tifo azotaban con frecuencia a gran ventaja, el sistema de red. Se trataba de instalar un nuevo siste-
las ciudades mexicanas. Precisamente la cuestión de la higiene pública ma de distribución que llegara hasta el interior de cada casa habita-
tuvo gran influencia en la creciente exigencia por el agua potable. Médicos, ción mediante esta tubería, cuya instalación permitía no sólo
químicos, bacteriólogos comenzaron a tener una injerencia cada vez mayor garantizar una mejor calidad del líquido sino también su medición y
en la discusión de estos aspectos y también en la determinación de políticas cobro más preciso. El sistema de red, instalado ya en algunas ciudades
de gobierno. De frente a los logros alcanzados en esta materia por países europeas desde mediados del siglo la, tenía enormes ventajas, primero
como Francia, Inglaterra y Estados Unidos, los gobernantes mexica- porque permitía cerrar algunas porciones sin afectar al sistema en su
nos insistieron en la necesidad de modernizar los sistemas de abasto conjunto y segundo porque permitía el desalojo de excrementos me-
de agua y en general la traza urbana, los servicios y la higiene. A los diante la presencia de agua a presión de manera constante, método co-
ojos de los gobernantes, el progreso material alcanzado en la economía nocido por los expertos de la época como "drenaje húmedo". Además, el
nacional tenía que reflejarse en las ciudades, que debían ser expresión sistema de red, al permitir una presión constante, hacía posible abas-
puntual del avance civilizatorio, muy al estilo europeo y también, aun- 11, tecer las partes altas de localidades y edificios. De allí que la introduc-
que de manera paulatina, al norteamericano. No hablaba bien del país ción de agua por la red implicara la necesidad de disponer de mayores
entero, por ejemplo, que su capital tuviera una de las tasas de mortali- volúmenes, lo que también requería de una mayor capacidad en los
dad más altas del mundo a fines del siglo xIx. Un personaje crucial en sistemas de desagüe o drenaje. Si entraba más agua, había que buscar
la mejor manera de sacarla.
esta rápida adopción de avances tecnológicos europeos en el ramo fue La presión de la red podía garantizarse mejor mediante el bombeo o la
el médico Eduardo Liceaga: "En realidad, a medida que se iban lo-
grando en Europa avances importantes, Liceaga los iba implantando construcción de obras de almacenamiento en partes elevadas para aprove-
char la gravedad. Ésta ya no era indispensable, las poderosas bombas eléc-
de inmediato en México". 55 En 1889 un médico afirmaba que: tricas permitían salvarla en caso necesario.
Si las poblaciones estuvieran penetradas de la necesidad que tienen de En el periodo porfiriano la obra pública en materia de agua potable
proveerse de buena agua potable sacrificarían cualquiera otra mejora, es vasta. Eso no significa que antes del Porfiriato no hubiera interés
no solamente útil sino hasta indispensable, por conseguir agua pura y gubernamental en la materia. Las memorias de gobierno del periodo
abundante. En todas las ciudades donde se ha mejorado la calidad del 1821-1880 muestran que el abasto de agua a las poblaciones era una
preocupación importante en la distribución del gasto gubernamental.
Fuentes públicas, tomas, acueductos, reparaciones, eran otros tantos
rubros atendidos generalmente por los gobiernos estatales y los ayun-
54 Orozco y Berra, Memoria, 99; Marroquín y Rivera,
Memoria, 3; BO, 15 de julio de tamientos. Algunos ejemplos: en 1850 el gobierno de Michoacán había
1904, 67; 20 de abril de 1906, 499. invertido 8 000 pesos en obras públicas, incluyendo la fuente de la pla-
55 De Gortari, La ciencia, 322. En 1892 José Ramírez y Manuel Toussaint elaboraron zuela de San José en la capital, con lo cual se evitaba a los habitantes
un "Estudio bacteriológico de las aguas potables de la Ciudad de México" y no du-
daban en aclarar que "hemos seguido estrictamente los métodos que para este ob-
jeto se emplean en los laboratorios de Europa, aprovechando la experiencia que
56 Orvafianos, Ensayo, 41.
adquirimos en el Instituto Pasteur". BO, 4 de marzo de 1904, 292.
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 79
78

el fastidio de conseguirla en otras partes de la ciudad, o el "gravamen que imaginar la desatención que prevalecía en las áreas rurales. Por esa
de comprarla diariamente" a los aguadores. En 1869, el gobierno de razón, el saldo de la labor porfiriana en esta materia era claramente limi-
Tlaxcala construía cuatro fuentes nuevas en Huamantla, tres de ellas tado, acorde con las características elitistas de su política genera1.60
"embutidas en la pared, a fin de que el vecindario se provea de agua Ahora bien, una experiencia peculiar de este periodo fue justa-
cómodamente"; en Tlaxco se había construido una fuente "de muy mente la de las empresas privadas de agua potable. Para algunos
buen gusto". En 1869, en Omitlán, Hidalgo, el gobierno invertía dos ayuntamientos la transformación, ampliación y mejoramiento del
mil pesos para dotar de agua a la población, líquido que "después ser- sistema de abasto rebasaba sus posibilidades presupuestales. De
virá de elemento motor a las máquinas para el beneficio de metales allí que confiaran a la inversión privada tan delicada tarea. Los em-
que allí existen". A principios de la década de 1870, el gobierno de presarios, por su parte, vieron en el abasto de agua un nuevo campo
Guerrero construía fuentes en los pueblos de Telolapan, Chilpancingo, de los servicios públicos para hacer negocios, como el alumbrado y
los tranvías. A tono con los aires ideológicos predominantes en el
Tlapa y Zumpango.57 Tanto en Toluca como en Puebla el número de
fuentes públicas aumentó notablemente a lo largo del siglo. periodo porfiriano, ciudades como Torreón, Mérida, San Luis Potosí,
Sin embargo, las obras de provisión de agua potable durante el Por- Parral, Villahermosa, Monterrey, Tampico, Ciudad Juárez, vieron
firiato, además de su magnitud, tenían como singularidad la incorpo- surgir compañías que surtían a diversos sectores de la población.
ración del conjunto de cambios tecnológicos que se han mencionado. Pero también había casos en los que el gobierno recuperaba el servicio
En Guadalajara, Monterrey, San Luis Potosí, Chihuahua, Parral, Vi- del agua. Así ocurrió en la ciudad de Puebla. Como se dijo, la empresa
llahermosa, Puebla, Saltillo, Guanajuato y Toluca se construyeron privada comenzó a funcionar desde 1855, pero en 1908 tuvo lugar la
obras que combinaron de distintas maneras el agua subterránea, la municipalización del servicio, en vista de sus grandes limitaciones. En
energía eléctrica, los filtros, el sistema de red y el concreto. 58 la Ciudad de México hubo intentos de privatizar el servicio de aguas
El auge de la obra pública durante el Porfiriato ha quedado docu- por lo menos en 1857, 1884-1885 y 1913, pero ninguno prosperó.61
59 Estas compañías privadas suscribían contratos con los ayuntamien-
mentado en las memorias de gobierno y en publicaciones especiales.
Se ha señalado, sin embargo, que las obras de abasto urbano construi- tos respectivos o con los gobiernos estatales, y contribuyeron a consoli-
das durante el periodo porfiriano no significan una ruptura con las dar el servicio de agua en las casas habitación como uno de los rasgos
obras de origen colonial y del siglo In( en términos de su cobertura o del paisaje urbano de algunas ciudades mexicanas.
alcance para beneficiar a amplios sectores de la población. Como las La prestación de un servicio público, como el abasto .de agua, pare-
precedentes, las obras porfirianas atendieron especialmente las zonas cía entrar en contradicción con el interés privado de las compañías.
habitadas por las clases acomodadas de las ciudades más importantes Éste era un problema viejo. Las empresas privadas mexicanas revi-
marginando por igual a las colonias y barrios de las clases trabajado• vían la experiencia de otros países. Por ejemplo, en 1853 un funciona-
ras y a las ciudades menos importantes. En las ciudades que lucían rio de la ciudad de Baltimore señalaba que "No puede esperarse que
flamantes instalaciones modernas, los habitantes de los barrios se• una corporación privada atienda el interés público cuando el beneficio
guían recurriendo a las fuentes públicas, es decir, el sistema tradicio de la comunidad sólo puede alcanzarse mediante el sacrificio del inte-
nal de las ciudades novohispanas. Si ello ocurría en las ciudades, ha3 rés de la corporación".62
Otro ejemplo es el argumento del ayuntamiento de la Ciudad de
México en 1885 para oponerse al contrato firmado un año antes con
Memoria Tlaxcala 1869, 30-33, sobre la inaugura Carlos Medina, que formalizaba la privatización del servicio de aguas:
57 Memoria Michoacán 1850, 28;
ción de una cañería nueva construida por el gobierno del estado en mayo de 186E "El llamado contrato [Medina] constituye un monopolio del primer ele-
Memoria Guerrero 1870, 20 y Memori
ver 26-27; Memoria Hidalgo 1871, s.p.; mento de vida de los pueblos, en que, de un modo manifiesto, el inte-
Guerrero 1871, 13.
Algunos datos de las obras de agua potable construidas en este periodo se hallan
rés de lucro se opondría al buen servicio público".63 Así, en ciudades
58 tan importantes como la capital del país, Guadalajara, Toluca y Chi-
en Bribiesca, El agua, 50-70. También puede verse la obra de Marroquín y Rivera,
Memoria, 3-10, para los trabajos realizados en la Ciudad de México. Sobre la obra
de desagüe del Valle de México, ver Musset, El agua, 205-206. Noticias sobre las
obras de la presa La Esperanza y el túnel Cuajín, en Guanajuato, en Espinosa,
99, 105-106 y 145-147. Con el túnel Cua- 60 González Navarro, El Porfiriato. La vida social, 133-134.
Efemérides, 1, 75, 110-112, 133-134, y 11,
jín, de 1 162 metros de longitud, los guanajuatenses creían haber derrotado a su 61 Rodríguez Kuri, 'DF: la gestión del agua", 31-35; Birrichaga Gardida, `las empresas".
más terrible enemigo, el agua. Sobre Aguascalientes, ver Bernal Sánchez, Apun-
62 228.
Blake, Water,
tes, 343-344.
63 Rodriguez Kuri, 'DF, la gestión del agua", 32.
59 Ver Curial, Informe; también Datos y Obras.
ME

80 Luis Aboites Aguilar

huahua, entre otras, el servicio de agua y drenaje continuó a cargo de


los ayuntamientos.
Los avances tecnológicos alcanzados en este ramo en las últimas
décadas del siglo xlx. y las primeras del siglo xx dejaron listo el camino
para hacer posible la generalización del agua potable entre el conjunto 4
de la población nacional, por lo menos de las ciudades más grandes.
Sin embargo, esto tendría que esperar hasta la década de 1930. III. Cambios y continuidades legales

Los grandes cambios en los usos del agua descritos en el capítulo


anterior tenían una dimensión legal que conviene repasar ahora. Se
trata de revisar el camino seguido por el gobierno federal para contro-
lar los usos de las principales corrientes superficiales del territorio na-
cional. Como se señaló en la introducción, en materia legal la
"federalización" del agua es un proceso casi lineal que ganó más fuerza
con la Constitución de 1917. Sin embargo, sería erróneo decir que en
materia legal solamente puede hablarse de continuidad. La Constitu-
ción de 1917 y las leyes y reglamentos subsiguientes contienen tam-
bién una ruptura drástica con el precedente porfiriano al establecer el
derecho de pueblos y comunidades (y no sólo de "usuarios" individua-
les y empresas) a recibir dotaciones de aguas. En ese sentido, la noción
de continuidad debe ser confrontada con esta ruptura significativa para
tener así un panorama más completo de este proceso legal.
En la introducción también se señaló que la tendencia a la "federa-
lización" en el manejo del agua encontró serias resistencias por parte
de diversos sectores gubernamentales, civiles o privados. Atender esta
dimensión es importante para trascender la dimensión legal y para
acercarse a las modalidades concretas de los usos del agua, cuyo estudio
puede ayudar a entender la razón de la oposición al avance federal. Como
se intentará mostrar, la resistencia a la centralizaciónffederalización"
del manejo del agua tenía que ver con lo que se describió en el primer
capítulo, es decir, la autonomía de grupos sociales, pueblos y autorida-
des en el manejo de los recursos productivos, el agua entre ellos. El
avance federal, así fuera justiciero, tenía un alto costo político-organi-
zativo, puesto que vulneraba las bases de los arreglos sociales de los
productores involucrados en los usos del agua.
El agua de la nación 83
82 Luis Aboites Aguilar

los estados del México denso", según afirma Guerra en su argumenta-


La contribución porfiriana ción para fundamentar "la extinción de las autonomías locales".3
El inicio del proceso legislativo que permitió el manejo centralizado
de los usos del agua por parte del ejecutivo federal es la ley emitida
Según la interpretación de Luis Cabrera, hasta antes de 1888 los usos por el Congreso de la Unión en junio de 1888, que reglamentó una
del agua tenían que ver exclusivamente con el derecho civil. Eso signifi- fracción del artículo 72 de la Constitución de 1857. 4 Bajo la influencia
caba el pleno reconocimiento de la propiedad privada de las aguas y la francesa y mostrando un gran desconocimiento sobre las característi-
ausencia de cualquier clase de propiedad pública sobre ellas. La codifi- cas de las corrientes fluviales del país, esa ley regulaba las vías gene-
cación civil de la década de 1870 no hizo más que reflejar esa situación. rales de comunicación, que eran las aguas de los mares territoriales,
En consecuencia el manejo del agua era un asunto esencialmente pri- esteros y lagunas, lagos y ríos navegables, lagos y ríos que sirvieran
vado. El código civil establecía ciertas reglas básicas sobre los derechos de límites entre países y entidades federativas, y los canales construi-
de propiedad, por ejemplo, ratificaba la propiedad por merced más anti- dos con fondos gubernamentales. Estas aguas fueron consideradas fede-
gua y no por derecho ribereño. Como cualquier otro asunto del derecho ci- rales y, por lo mismo, ese gobierno contaba desde entonces con facultades
vil, las disputas se ventilaban ante la autoridad judicial.1 Si Cabrera para regular sus aprovechamientos. Esta ley fue objeto de grandes críticas
tomaba como uno de sus argumentos centrales la carencia de una legisla- porque sumaba un nuevo ramo al poder federal, porque obligaba a los inte-
ción específica que normara la injerencia del gobierno general en la época resados a obtener la confirmación de sus derechos ante el gobierno fede-
independiente para fundamentar su postura sobre el predominio pleno ral y porque nació con grandes deficiencias jurídicas que introdujeron
de la propiedad privada en materia hidráulica, entonces el proceso que más confusión acerca del dominio de las aguas. La ley de 1888 no esta-
arranca precisamente con la ley de 1888 significaba un parteaguas deci- bleció la propiedad federal de las aguas sino sólo la jurisdicción: "corres-
sivo en el manejo del ramo, en especial en cuanto se refiere a la relación ponde al ejecutivo federal la vigilancia de estas vías [...] y la facultad de
entre el poder público y la propiedad privada. reglamentar el uso público y privado de las mismas". Esto último signifi-
La centralizaciónrfederalización" en materia de aguas era otro esla- caba que el gobierno federal contaba exclusivamente con funciones de vi-
bón de un complejo proceso que tenía que ver no sólo con la adminis- gilancia y policía pero que carecía de derechos de propiedad y, por lo tanto,
tración de diversos ramos de la economía, sino también con la de facultades para traspasarlos o cederlos a otros.5 No obstante lo anterior,
organización política que rápidamente consolidaba una estructura pi- el gobierno federal procedió a otorgar concesiones. Los opositores a la ley de
ramidal. En el caso de la minería una modificación al artículo 72 cons- 1888 señalaban que
titucional de 1883 facultó al poder ejecutivo federal para expedir un
código minero que permitiera la unificación de las distintas disposicio- al federalizarse en virtud de la ley de 88 los ríos no navegables ni flota-
nes emitadas por los estados. El código se expidió al año siguiente. En bles, que anteriormente a su promulgación y según la jurisprudencia es-
materia bancaria, como lo muestra Ludlow, puede hablarse de un fe- tablecida debían considerarse como bienes del dominio privado y de uso
común para todos los ribereños, resultaban éstos despojados de sus de-
nómeno similar que se inicia en 1882.2 En la cuestión política, sobre rechos positivos a las aguas, lo que demostraba las tendencias del go-
todo después de 1887, varios estados norteños introdujeron reformas bierno federal a subvertir las teorías fundamentales del derecho público,
legales para eliminar la elección de los jefes políticos y, más tarde, la pues dichos ribereños, como propietarios de las heredades limitadas o
de los presidentes municipales en las cabeceras de distrito. En algu- atravesadas por la corriente, habían sido siempre considerados también
nas entidades, como Chihuahua, se llegó al extremo de suprimir la como dueños de las aguas, pudiendo por consiguiente enajenarlas o dis-
elección de los presidentes de sección municipal y de los regidores. Así,
"estas reformas igualan el régimen interior de los estados del norte con
3 Guerra, México, i, 281-282.
4 Domínguez, "El aprovechamiento", 205. La fracción xxu de ese artículo daba facul-
tades al Congreso de la Unión para dictar leyes sobre vías generales de comunica-
ción, postas y correos. El texto de las leyes citadas en este apartado se halla en
Cabrera, Obras completas, i, 365 y ss. No debe dejarse de lado que Cabrera escri- Lanz Cárdenas, Legislación, i.
bió su estudio sobre derecho hidráulico en su papel de abogado de la Tlahualilo en
el pleito de esta empresa contra el gobierno porfiriano. Este empleo no debe dejarse 5 En su alegato como abogado de la Compañía Tlahualilo contra el gobierno federal
de lado para comprender el sentido de su argumento, cosa que también debe tomarse en 1909, Luis Cabrera señaló: "La segunda causa de obscuridad en el estudio del
en cuenta al revisar el trabajo del abogado del gobierno, Vera Estañol, Alegatos. derecho de aguas en México, ha sido la confusión entre la propiedad y la jurisdic-
352; Ludlow, 'La construcción de un ción de las aguas, que no es más que una consecuencia del estudio del Derecho
2 Velasco Ávila, et al., Estado y minería, Francés". Cabrera, Obras completas, I, 348.
banco", 308.
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 85
84

poner de ellas como lo estimaran conveniente, sin más limitación que los fines de irrigación, en particular, el Nazas.10 El problema era en todo
derechos de los demás.6 caso la irrigación (y más tarde la hidroelectricidad), no las vías de co-
municación. En el Congreso de la Unión se desoyeron las voces que
Como se puede advertir en este párrafo, el virtual monopolio priva- alegaban una intromisión federal en asuntos de los estados. Un dipu-
do sobre el dominio de las aguas comenzaba a ser encuadrado dentro tado insistía en que "la razón aconseja, lo lógico impone y el derecho
de una nueva legalidad, que incluía la configuración de un nuevo, aun- establece que una mano superior, que está sobre todos estos intereses
que confuso protagonista, el gobierno federal.? pequeños", resuelva los conflictos de acuerdo con los intereses genera-
El problema de fondo es que lo que motivaba la ley no tenía nada les." Y como se ve, los legisladores preveían mayores conflictos puesto
que ver con vías generales de comunicación; si se recurría a ese asun- que ya era evidente cómo el crecimiento económico traía consigo un
to era porque era el único señalamiento constitucional que podía ar- uso cada vez mayor de ese recurso. Como se verá más adelante, el go-
güirse. El verdadero problema era cómo erigir un poder que mediara bierno federal fue afinando sus instrumentos legales para perfeccionar
en los conflictos surgidos entre grupos e incluso entre estados a raíz su injerencia en los crecientes usos del agua.
de los usos del agua, conflictos que no tenían nada que ver con la na- Por su parte, algunas entidades federativas emitieron leyes sobre
ve gabilidad.8 aguas, sujetándose en todo momento a la ley de 1888. Así se procedió
en Jalisco (1895), Estado de México (1896), Michoacán (1906), entre
Para nadie son desconocidos —decía una comisión de senadores— las otros.12 La ley del Estado de México daba facultades al ejecutivo para
graves dificultades que han sabido sucitarse entre las entidades federati• hacer concesiones a particulares de aguas "pertenecientes al estado".
vas con motivo del uso de las aguas de los ríos y de las obras ejecutadas [...I Estas eran las corrientes constantes "que atraviesan su territorio o
y fácilmente se comprende que seguirán esas cuestiones en pie y nacerá' nazcan en él y que no sean navegables o flotables o sirvan de límites a
cada día otras nuevas, mientras los estados no reconozcan una autori la república o al estado en los términos que prescribe la ley general
dad superior encargada de la policía y vigilancia que ellos no pueder del 5 de junio de 1888".13
ejercer, y de evitar los conflictos de armas a que se ven obligados a recu
rrir por la imposibilidad de una resolución legal sobre sus derechos, 3 Un autor interpreta la ley de 1888 como una respuesta al auge al-
por la importancia misma de los intereses que se controvierten.9 godonero de La Laguna, y a los grandes conflictos desatados en torno
a las aguas del Nazas. Pero pocos años más tarde, dice este mismo au-
El hecho de que el proyecto de ley inicial fuera suscrito por la dipu tor, "afloró en nuestro medio económico una nueva forma de riqueza
tación de Coahuila lleva a considerar, como lo señala Kroeber, la nece de mucha mayor importancia y trascendencia que el cultivo del algo-
sidad de regular los usos crecientes de las aguas de algunos ríos coi dón: la energía eléctrica".14 La respuesta gubernamental fue la ley del
6 de junio de 1894 que autorizó al poder ejecutivo federal a "hacer con-
cesiones a particulares y a compañías para el mejor aprovechamiento
de las aguas de jurisdicción federal, en riegos y como potencia aplica-
6
Herrera y Lasso, Apuntes, 132. El Diario del Hogar criticó severamente la ley de ble a diversas industrias". Esta ley reglamentó además un conjunto de
1888, en particular en relación con el contrato de la Tlahualilo. Entre otras cosas exenciones fiscales y apoyos diversos que podían recibir las empresas
señalaba que el Nazas distaba de ser un río navegable puesto que era de "aluvión
privadas que hallaban una fuente de ganancias en la explotación de
o avenida". Ver Villa Guerrero, "La Compartía Agrícola", 119.
Otro punto de confusión era si los afluentes de las corrientes principales podían
los recursos hidráulicos, especialmente las hidroeléctricas. También
7
ser catalogados como federales. A solicitud de la Secretaría de Fomento, el aboga- preveía la expropiación de los terrenos privados necesarios para las
do Ignacio L. Vallarta elaboró un dictamen en el que señalaba que efectivamente
los afluentes de los ríos podían considerarse federales siempre y cuando fueran
"vías generales de comunicación". El problema para las autoridades federales era
que, según Vallarta, muy pocos ríos caían dentro de esa categoría. Ver Kroeber, El 10 Como se vio, casi de manera simultánea con el trámite de esta ley, se discutía el
hombre, 195-197. contrato que el gobierno federal había otorgado a la compañía Tlahualilo para
usar el agua del Nazas en un proyecto de colonización. El 6 de junio de 1888 el Na-
8 Aún estaba fresco el conflicto por las aguas del Nazas entre Durango y Coahuila zas fue declarado río federal y con base en esa declaración la Secretaría de Fomen-
de 1881, que llevó al gobierno duranguense a recurrir a la Suprema Corte de Jus-
ticia. Ver Villa Guerrero, 'La Compañía Agrícola", 111-112. Una providencia pre- to pudo aprobar la concesión. Kroeber, "La cuestión del Nazas", 431-432.
11
cautoria de esta instancia judicial de 1883, relativa al conflicto de límites entre DD, 28 de mayo de 1888.
Durango y Coahuila en torno al agua del Nazas, señalaba que era "más que 12 Sánchez Rodríguez, "La herencia", 58; Galarza, La industria, 132-133.
probable una colisión que altere la tranquilidad pública y cause todos los horrores
13 Decreto 66 de 12 de octubre de 1896.
de la guerra". En Vera Estañol, Alegatos, 107-108.
14 Domínguez, "El aprovechamiento", 207.
9 DD, 25 de mayo de 1888, 791.
86 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 87

obras. Esta ley, que facultaba al gobierno federal para otorgar conce- acceso mediante una concesión del gobierno federal. Sobra decir que
siones sobre aguas, hizo más evidente las limitaciones de la ley de esta nueva concepción fue recogida por los constituyentes de 1917.
1888, que sólo establecía, como se dijo, la jurisdicción mas no la pro- Este primer tramo de la centralización de las aguas estuvo caracte-
piedad. Otro problema era que, a diferencia de la ley de 1888, la de rizado por confusiones e inconsistencias jurídicas y legales, que se
1894 sólo era aplicable en el Distrito Federal y territorios.15 Una nue- prestaban a grandes confusiones. Algunos ejemplos pueden ser ilus-
va ley del 17 de diciembre de 1896 intentó poner orden en materia de trativos. Uno de los argumentos que llevaron a desestimar en 1902 el
concesiones hidráulicas. Que la ley de 1888 no fue acatada por las en- proyecto de William Mackenzie para el abasto de agua a la Ciudad de
tidades federativas lo demuestra el hecho de que se establecía un pro- México fue legal: ese proyecto se basaba en un contrato de arrenda-
cedimiento de revalidación federal de las concesiones otorgadas por los miento de las aguas del Lerma otorgado a Mackenzie por el gobierno
gobiernos estatales después de la ley de junio de 1888. del Estado de México, "y no por el gobierno federal, que era la única
La ley de 18 de diciembre de 1902 y la reforma constitucional de la autoridad tratándose de un río [...] que ha sido declarado de jurisdic-
fracción xxii del artículo 72, de 20 de junio de 1908, introdujeron final- ción federal". Otro ejemplo. Después de concluidas las obras del desa-
mente el concepto de dominio público sobre las corrientes declaradas güe de la capital del país en 1900, se hizo evidente que las aguas
federales. De estas leyes se derivaba el concepto de que la propiedad negras podían irrigar varios miles de hectáreas en el Valle del Mez-
privada de las aguas no existía y que sólo se tenía acceso a ellas me- quital, en Hidalgo. Ni tardo ni perezoso, el gobierno de esta entidad
diante concesión del poder público. En su larga disertación de 1909, procedió a contratarlas con un empresario, pero tanto el gobierno fede-
Cabrera no hacía mucho caso de estas leyes considerando que los con- ral como el ayuntamiento de la Ciudad de México, "que tanto habían
tratos de la Tlahualilo eran anteriores a ellas. Pero no dejaba de ata- invertido en ellas", las reclamaron como suyas. Por último, entre 1908
car la tesis de la inexistencia de la propiedad privada de las aguas y 1909 el ayuntamiento de la Ciudad de México se enfrentó a la solici-
sostenida por el Gobierno Federal: tud de varios agricultores que pretendían obtener concesiones de la
Secretaría de Fomento de la cuenca del río Hondo, en el Estado de Mé-
Nada valen las afirmaciones de la Secretaría de Fomento de que no exis- xico. El argumento del ayuntamiento y de la propia Secretaría de Fomen-
te propiedad de las aguas, enfrente de la lógica inflexible de los hechos to para oponerse a la solicitud no fue otro que el agua de esa cuenca "es
que desde hace siglos nos está enseñando que los derechos de agua pue- propiedad del ayuntamiento y está destinada al servicio público".17 Ale-
den ser objeto de transacción y enajenación a título particular y a título
gar la propiedad de las aguas en 1909, así fuera de un ayuntamiento, era
universal, aun independientemente de las tierras que esas aguas estu-
vieren destinadas a regar. Históricamente son innumerables los contra-
un contrasentido, según las leyes vigentes en ese entonces.
tos que en todas partes de la República se han hecho y se hacen a diario De cualquier manera, hay que decir que esas dificultades y confu-
sobre enajenación de aguas por venta, legados, transacciones, etc.16 siones no alcanzan a desmentir el poderío creciente del gobierno fede-
ral en el manejo y control de las principales corrientes de agua del
La lógica del gobierno federal, y de su labor legislativa, iba en senti- país, por lo menos en el terreno jurídico. Muchas de las obras mencio-
do opuesto a la tesis de la vigencia plena de la propiedad privada de nadas en capítulos anteriores, como las de Necaxa, Chalco, la hidroe-
las aguas defendida por Cabrera. Por lo visto, la simple facultad de vi- léctrica de Boquilla, Chihuahua, y obviamente la de la Tlahualilo, se
gilancia y policía no había sido suficiente para regular los conflictos y realizaron con base en esta nueva legislación. Lo anterior lleva a un
para atender las nuevas solicitudes de empresarios para usar cantida- problema que aquí sólo se menciona de paso: la "federalización" tuvo
des crecientes de agua. A las facultades confusas de la ley de 1888 se como primer objetivo los grandes proyectos empresariales del Porfiria-
agregó entonces el dominio público y, por ende, la transformación de
las aguas en un recurso al que los particulares solamente podían tener
17
BO, 30 de septiembre de 1906, 456; 27 de octubre de 1905, 532; 20 de abril de
1909, 481-484. Aquí se dice incluso que el ayuntamiento de la Ciudad de México
había pagado un total de 1 058 942 pesos en la adquisición de "todas las aguas de
15 Esta facultad federal de otorgar concesiones a particulares sobre aguas de juris- la cuenca del río Hondo". Cabrera debe haber recordado que el Boletín Oficial del
dicción federal, definidas en 1888 por su carácter de navegables o flotables, desató Consejo Superior de Gobierno del Distrito Federal, de 13 de mayo de 1904, había
una gran polémica, porque atentaba contra facultades reservadas a los estados, publicado una "Noticia de las aguas compradas por el ayuntamiento de México a
según el artículo 117 de la Constitución de 1857. Ver Pallares, Leyes, 325. Por ello diversas personas y fechas en que fueron otorgadas las escrituras respectivas". Se
esa ley fue considerada anticonstitucional, entre otros por el abogado Pablo Rocha. trataba de nueve compras celebradas entre noviembre de 1890 y mayo de 1902,
En defensa de la ley salieron abogados como J. M. Gamboa y Jenaro Raigosa. por un monto de 1.3 millones de pesos. Sobre el uso de las aguas negras de la Ciu-
16 Cabrera, Obras completas, 1, 391. dad de México para regar el Valle del Mezquital, ver Pena, "Límites".
88 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 89

to, es decir, con aprovechamientos hidráulicos nuevos y grandes. La cias y la consolidación del gobierno federal como instancia del poder
aplicación puntual de ese conjunto de facultades federales a los apro- público que centralizaba el manejo de los recursos hidráulicos.
vechamientos más antiguos y sobre todo más pequeños, sería una la- En este punto vale recoger el señalamiento de Cabrera acerca de que
bor ardua que llevaría años de grandes esfuerzos y contradicciones, la tardanza en la centralización del manejo del agua se explica porque los
como se verá más adelante. ingresos fiscales de ese ramo no eran significativos. De entrada hay que
La última ley porfiriana en la materia, la de 1910, era un cuerpo le- recordar que el manejo de los terrenos baldíos, originalmente asignada a
gal mucho más fino, entre otras cosas porque era la primera ley fede- los gobiernos estatales, quedó en manos del gobierno general en 1853. En
ral específica sobre la materia y porque abandonaba la noción de materia de aguas, como se vio, ese proceso no arranca sino hasta tres dé-
navegabilidad que había permeado hasta entonces en la legislación fe- cadas más tarde, en 1888. ¿Tiene razón Cabrera? En sentido amplio pue-
deral en este ramo. Un estudioso la consideraba "la más audaz y atre- de decirse que sí, sin dejar de lado la importancia que tenían estos
vida", ya que consolidó el nuevo orden legal basado en el principio de ingresos para los ayuntamientos. Por otro lado, la revisión hecha en este
que las "aguas de jurisdicción federal" son de dominio público y de uso apartado muestra que, en un primer momento, la injerencia federal obe-
común, y en consecuencia, inalienables e imprescriptibles, con lo cual deció, más que a un hambre de ingresos, a la necesidad de erigir un "ár-
se sentaron las bases para la extinción del mercado de aguas. Los par- bitro supremo" para la resolución de conflictos que en determinadas
ticulares podían recurrir a la confirmación de sus derechos anteriores, circunstancias, como en La Laguna, involucraban a dos entidades federa-
pero como estricta concesión.18 Establecía un orden de prioridad en la tivas. Esto se relacionaba más con el ámbito administrativo que con el
concesión de derechos de agua según el tipo de aprovechamiento (uso fiscal. Al decir administrativo, se intenta señalar que en todo caso el po-
doméstico, abasto urbano, irrigación, fuerza motriz, entarquinamien- der federal, en materia de aguas, solamente se hizo necesario cuando los
to). Ampliaba, aclaraba y perfeccionaba las facultades federales en la avances tecnológicos y empresariales evidenciaron que el manejo del
materia, por ejemplo, incluía en la definición de aguas federales a las agua podía ser vital para atraer capitales extranjeros y fomentar la in-
corrientes que cruzaran varios estados (como el Nazas) y a los afluen- versión privada, para impulsar la modernización y en fin, para alcanzar
tes de las corrientes principales; establecía la nueva facultad del eje- el progreso nacional, según lo entendía la élite porfiriana. Más adelante,
cutivo federal para verificar los avances de las obras. Otro aspecto ese poder federal se utilizó de manera distinta, como se verá en los próxi-
importante es que la ley declaraba de utilidad pública las obras e ins- mos capítulos. Pero el agua, por sí misma, nunca se definió como una fuen-
talaciones construidas para aprovechar las aguas. Por esa razón, los te de ingresos federales de gran importancia, y ello es muestra palpable de
titulares de las concesiones podían solicitar al gobierno la expropia- que el manejo del agua no puede entenderse por sí misma sino en relación
ción de los terrenos necesarios para su construcción. con la tierra, con la agricultura y la industria, con las ciudades.
Al reparar en la cantidad y complejidad de los requisitos que esta-
blecía la ley de aguas de 1910.para otorgar concesiones de agua (pro-
yectos, planos, escrituras), un estudioso comenta que "esta ley fue
escrita por capitalistas para una nueva era de capitalismo que enton-
ces empezaba a surgir en México" (ver fotografías 2 y 3).19 Según los
La contribución de los gobiernos
términos de esta ley, el agua era un recurso al que sólo empresas de posrevolucionarios
gran envergadura podían tener acceso, como lo muestran los detalla-
dos planos de la obra de la hacienda Toshi, sobre el Lerma. Era difícil
que agricultores de escasos recursos o pueblos de existencia vilipen- La Constitución de 1917 rompió drásticamente con la de 1857, sobre
diada por el liberalismo rampante pudieran hacer frente a este verda- todo en términos de las relaciones entre la esfera pública y la privada. A
dero tributo a la burocracia federal. Es clara la relación entre la diferencia de la Constitución de 1857, que reivindicaba el predominio del
rápida transformación del agua como fuente de negocios y de ganan- ciudadano individual y el respeto irrestricto a la propiedad privada, la de
1917 estableció el predominio del interés público por encima de los dere-
chos de los particulares. El artículo 27 estableció la propiedad originaria
18 Domínguez, "El aprovechamiento", 208-209. Este autor señala que "esa confirma de la nación sobre el suelo, el subsuelo y las aguas. Lo que había sido
ción al uso no era la titulación de una propiedad como se ve, ni implicaba el que del soberano español pasaba a formar parte de la soberanía de la na-
verla reconocer en el usuario; antes al contrario, era el desconocimiento de es(
derecho de propiedad, endulzado con la gracia de concederle el dominio útil".
ción desde el momento de la independencia. En 1917, la nación, encar-
nada en el gobierno federal, revindicaba para sí esa soberanía Sin
19 Kroeber, El hombre, 208.
embargo, no se trataba de eliminar a la propiedad privada. Con base
r

90 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 91

en su propiedad originaria, la nación podía establecer en todo tiempo legislación porfiriana. Ello era así porque ese artículo, junto con el decre-
la propiedad privada, según las modalidades que dictara el interés pú- to del 6 de enero de 1915, daba sustento legal para que el Estado procedie-
blico. Este poderío público no iba en contra del reino de la propiedad ra al reparto de tierras, aguas y bosques entre comunidades despojadas o
privada como relación jurídica básica de la sociedad mexicana, pero sí entre simples grupos carentes de esos recursos productivos.
apuntaba hacia el establecimiento de un nuevo orden político en el ¿En qué consistía tal ruptura en materia de aguas? Los "usuarios"
que destacaba un poder público mucho más consolidado, al menos ya no serían solamente agricultores privados y empresas, sino tam-
como proyecto político-ideológico. La formación de un Estado dotado de bién pueblos, corporaciones y ejidos. Se volvía una vez más al esque-
grandes poderes y facultades tenía que verse a la luz del conflicto con los ma colonial, luego de la preferencia virtual del régimen porfiriano por
grandes terratenientes beneficiarios del régimen porfiriano. Las deman- las grandes empresas. Sin duda, la legislación posrevolucionaria reba-
das populares, especialmente la agraria, obligaron a perfilar un nueva saba con mucho la idea porfiriana de que sólo particulares y compa-
arreglo político nacional que otorgaba facultades legales al Estado para ñías podían tener acceso a los aprovechamientos hidráulicos.
proceder a una profunda reforma socia1.20 El agua acompañó a la tierra en la discusión jurídico-legislativa que
El depositario de esas nuevas atribuciones y facultades de la nación dio lugar al programa de reforma agraria del régimen posrevolucionario,
no era otro que el gobierno federal, encabezado por un presidente que desde el decreto de 6 de enero de 1915 hasta el artículo 27 de la Constitu-
contaba con grandes facultades constitucionales, en contraste con le ción de 1917 y en general el conjunto de leyes, reglamentos y disposicio-
debilidad del ejecutivo federal perfilada por la Constitución de 1857 nes que se elaboró para proceder a la afectación de propiedades y la
En términos más amplios, la Constitución de 1917 ratificó las tenden• entrega de parcelas a los campesinos demandantes. Tierras y aguas,
cias centralizadoras del siglo )(a, incluso corrigió algunas "desviacio como en las mercedes coloniales, se entendían como una sola cosa. Así se
nes", como las leyes mineras de 1884 y 1892, que si bien "federalizaba' señalaba en un decreto de 1923:
la actividad, entregaba la propiedad del subsuelo a los particulares.21
En materia de aguas, la declaración constitucional de la propiedad los antecedentes históricos de nuestra actual legislación sobre esta ma-
originaria de las aguas era una novedad, pues se ascendía a la carta teria que se encuentran en las Leyes de Indias, corroboran el concepto
jurídica suprema la propiedad nacional sobre ese recurso, un aspecto jurídico de nuestros constituyentes, porque las leyes coloniales no esta-
blecieron diferencia legal entre las tierras y las aguas, estimando las se-
muy debatido en los años que siguieron a la ley de 1888, según se vio gundas como una acción natural de las primeras para el efecto de su
antes. Para que no quedaran dudas el artículo 27 agregaba que en titulación, no haciéndose por lo general mercedes de tierras, sino de tie-
materia de aguas el "dominio de la Nación es inalienable e impres rras y de aguas.23
criptible, y sólo podrán hacerse concesiones por el gobierno federal".
En este sentido, la declaratoria constitucional no hacía más que ratifica Decir que el agua acompañó a la tierra significa decir que el agua
el rumbo de la creciente centralización del manejo de las aguas, ahora era considerada como objeto de posible despojo desde el 25 de junio de
mediante la noción de propiedad originaria, inalienable e imprescrip 1856, exactamente igual que la tierra. El decreto de 6 de enero de 1915
tible de la nación sobre las principales corrientes y cuerpos d declaraba nulas
agua.22
Si bien el contenido del artículo 27 en materia de aguas puede leersq todas las enajenaciones de tierras, aguas y montes pertenencientes a los
como signo de continuidad del proceso iniciado con la ley de 1888 y culm pueblos, rancherías, congregaciones o comunidades, hechas por los jefes
nado en la ley de aguas de 1910, también es cierto que ese mismo artícu políticos, gobernadores de los Estados o cualquiera otra autoridad local.
lo contenía elementos de una profunda ruptura con respecto a la
Y por esa misma razón procedía la restitución o la dotación de las
aguas. El artículo 27 de la constitución de 1917 señalaba a su vez:
20 Córdova, La ideología, 221-230.
21 Bernstein, The Mexican Mining Industry, 27; Velasco Ávila, et al., Estado y min
ría, 346-356.
22 Estas disposiciones constitucionales separaron en un sentido a la tierra del agua
"Lo que antaño marchaba tan junto, hasta la identidad de conceptos de 'tierra
agua', hoy están perfectamente separados. El agua constituye una riqueza espect 23 '
fica propia, que no únicamente sirve para la agricultura. Este fundamento de c Decreto determinando quiénes pueden solicitar y obtener tierras por concepto de
den soberano es bastante por sí solo para considerar que lo que el Estado hace dotación o restitución de ejidos, con derecho preferente al aprovechamiento de
esas aguas, lo hace con el derecho de dueño". Domínguez, "El aprovechamiento", 21 aguas federales", 6 de noviembre de 1923. En Fabila, Cincos siglos, 402-404.
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 93
92

Los pueblos, rancherías y comunidades que carezcan de tierras y aguas, Comisión Nacional Agraria y, finalmente, la resolución presiden-
o no las tengan en cantidad suficiente para las necesidades de su pobla- cial, que era en apariencia el fin del trámite. Sin embargo, era muy
ción, tendrán derecho a que se les dote de ellas, tomándolas de las pro- común que después de la decisión presidencial continuaran los trámi-
piedades inmediatas. tes relativos a la toma de posesión efectiva de las aguas así como su
deslinde o reglamentación.
Con estas disposiciones legales se configuraba una vía de acceso al No era remoto que los derechos de ambos tipos de usuarios y benefi-
agua distinta a la prevista por la ley de aguas vigente, la de 1910, que ciarios llegaran a contradecirse. En el decreto de 1923 ya citado se es-
establecía el mecanismo para que los particulares, preferentemente de tablecía el criterio de prioridad:
manera individual, solicitaran y obtuvieran concesiones.24 Después
de 1915 se podía tener acceso al agua mediante el procedimiento de Que siempre que exista un antagonismo entre las concesiones y confir-
restitución o de dotación de ejidos y de tierras comunales. Esta vía, maciones de aguas hechas a particulares y las dotaciones o restituciones
sin embargo, tenía el atributo de ser un asunto colectivo, corporati- de las mismas solicitadas por los núcleos de población antes enume-
vo, y en eso se distinguía de la vía prevista por la ley de 1910. El si- rados, debe darse preferencia a éstos sobre aquéllos, en virtud de que
el derecho de los pueblos se encuentra ya reconocido y sancionado por
guiente párrafo de un decreto de 1926 es elocuente: nuestra ley fundamental, en tanto que el de los individuos deriva de una
disposición administrativa que no puede prevalecer sobre la Constitu-
Que en tanto que en las legislaciones vigentes en materia de agua y de ción General de la República.
una manera notoria en la ley de 13 de diciembre de 1910, se establecía
el aprovechamiento de las aguas en forma de gracia o merced que la au-
toridad podía otorgar potestativamente, sólo para beneficio de intereses Como se ve, las disposiciones derivadas de la Constitución de 1917
privados, el artículo 27 constitucional y la ley de 6 de enero de 1915, no sólo reconocían el derecho de las colectividades sino que marcaban
precisan con toda claridad los derechos de los pueblos para obtener la rei- la prioridad por ellas si competían con derechos de particulares. En
vindicación de las aguas de que hayan sido despojados ola dotación de las eso había también semejanza con la legislación colonial, que otorgaba
que necesitaren para cubrir sus necesidades de vida; siendo ineludible para un conjunto de prerrogativas a los indios para evitar los de por sí
el Estado la observancia y exacta aplicación de estos preceptos, que definen enormes abusos y despojos de que fueron víctimas.27
derechos absolutamente distintos de la facultad petitoria de gracias o mer- De cualquier manera, en ambos procedimientos, el acceso al agua
cedes que corresponde a los particulares.25 era una cuestión federal, y al decir federal hay que referirse al estable-
cimiento de relaciones entre los grupos sociales y una instancia específica
De 1915 en adelante, por lo mismo, en el país coexistirían dos procedi- del poder público, que como se vio había ido ganando funciones y atri-
mientos legales para tener acceso al agua: la liberal-individualista basa- buciones a lo largo del siglo XIX. 28
da en la concesión gubernamental, prevista en la ley de aguas de 1910, y La vertiente agrarista de acceso a los recursos hidráulicos contem-
la forma corporativa-agrarista de la restitución y dotación de ejidos, que pló desde el principio una fuerte injerencia gubernamental en su ma-
tenía gran semejanza con la legislación de origen colonial.26 nejo. En una circular de la Comisión Nacional Agraria de septiembre
Los grupos solicitantes de aguas tenían que seguir los mismos trá- de 1921 se leía que:
mites que para obtener dotaciones de tierra: una solicitud de aguas,
seguida de una inspección realizada por ingenieros de la Comisión Lo- Las aguas que correspondan a los terrenos dados a un pueblo por la re-
cal Agraria, en la que se inventariaban los recursos hidráulicos dispo- solución presidencial respectiva o los que el pueblo adquiera en propie-
nibles y los potencialmente afectables, una resolución provisional del dad, en concesión, en arrendamiento o por cualquier título que sea, se
gobernador del estado, posiblemente un nuevo estudio por parte de la conservarán en común y se distribuirán para el mejor beneficio de todos.
Al efecto, el Comité Particular Administrativo nombrará un Comisario o
Juez de Aguas al que encomendará el régimen de dichas aguas, fuera y
47, señala que desde 1915-1917 en adelante "se mo-
24 Lanz Cárdenas, Legislación, 1,
dificó el concepto de la propiedad, del sentido individualista que imperaba de
acuerdo con el liberalismo económico, a una función de naturaleza social, inicián- 27 Meyer, El agua en el Suroeste, 148 y ss.
dose y desarrollándose el fomento a los usos colectivos del agua". 28 No hay que olvidar que en términos generales el reparto agrario se organizó de
manera piramidal otorgando al presidente de la República la autoridad suprema
25 En Fabila, Cinco siglos, 442.
Esto no significa la inexistencia de otras formas de tener acceso al liquido, como la en la materia. Carranza se encargó de reiterar esa forma organizativa e incluso
26 trató de debilitar más las facultades de los gobiernos locales en la materia. Al res-
simple compra. Pero ésta estaba fuera de la ley, lo que rebasa los términos más
pecto ver Simpson, "El ejido", 50.
bien jurídico-legales que se utilizan en el párrafo.
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94

dentro del pueblo, para que atienda a las relaciones de ellas con las de- dad [el Estado] se desprende en beneficio de intereses particulares". El
más del sistema hidrográfico a que pertenezcan, para que atienda a la argumento era que el gobierno deseaba y además tenía derecho a com-
defensa de los derechos y al cumplimiento de las obligaciones del pueblo partir, al menos en una pequeña porción, la riqueza generada por los
respecto de ellos mismos, y para que haga dentro del pueblo la reparti- usos del agua.
ción en condiciones de que las aguas puedan ser aprovechadas de la me- En segundo lugar, la imposición del nuevo impuesto se justificaba
jor manera posible, sujetándose a los reglamentos e instrucciones que de en razón del objetivo de generar ingresos que permitieran "ejercitar
un modo general fija la Comisión Nacional Agraria, o que den especial-
mente el delegado de dicha comisión, o los agentes que ella nombre.29
policía y vigilancia" sobre esas aguas, lo que podía ser benéfico para
los particulares pues así se podrían "solucionar en una forma expedita
Prácticamente desde el principio de la política de entrega de tie- y rápida las enojosas controversias a que frecuentemente dan lugar
rras, las autoridades se adjudicaron la tarea de vigilar el funciona- los mismos usos". Dicho de otro modo, el gobierno federal ofrecía mejo-
miento de esas colectividades que recibían tierras y aguas. En eso rar su intervención en los conflictos hidráulicos, sin duda el problema
serían particularmente persistentes. Parecía como si el enorme cam- que había ido generando la necesidad de una poderosa intervención
bio jurídico-político que encerraba la Constitución de 1917 tuviera que gubernamental en estos menesteres.
ser cobrado a los comunidades agrarias con una injerencia vigilante En tercer lugar, el decreto abordaba la cuestión debatida entre
del gobierno federal. Ya se verán más adelante las diversas modalida- otros por Roberto Gayol y Leopoldo Palacios en la década de 1900. El
gobierno debía proceder a construir obras hidráulicas que eran muy
des que asumió esa intervención gubernamenta1.30 necesarias pero que a la vez eran poco atractivas para la inversión pri-
vada. "Es obligación del Estado, decía el decreto siguiendo de cerca las
propuestas de Gayol de 1906, acudir a la realización de esas obras en
obsequio de los intereses colectivos que le están encomendados".
Resistencia a la "federalización" Por esas razones, los concesionarios de aguas federales debían pa-
gar el nuevo impuesto. Su monto variaba según las condiciones de la
explotación hidráulica: los concesionarios de agua para riego de terre-
La ley de aguas de 1910 siguió vigente hasta 1929. Siguió norman- nos propios debían pagar cada año cinco centavos por millar de metros
do las relaciones entre el ejecutivo federal y aquellos individuos o em- cúbicos anuales que amparara la concesión; mientras que los usuarios
presas que requirieran de aguas federales para sus fines particulares. de agua para riego destinadas a terrenos ajenos por medio de compa-
En ese sentido, puede hablarse de continuidad legal. Con base en la ñías o sociedades irrigadoras, pagarían el doble, es decir, diez centavos
ley porfiriana, el gobierno carrancista creyó conveniente obtener fon- por cada millar de metros cúbicos. También se establecían los montos
dos de los particulares que usaban aguas federales para fortalecer a que debían pagar los concesionarios de presas o vasos de almacena-
esa instancia gubernamental. En esos términos se explica la expedi- miento de aguas, así como los usuarios de agua para la producción de
ción del decreto presidencial de 6 de julio de 1917, que establecía que fuerza motriz. En este último caso, el impuesto corría desde la fecha
los particulares que gozaran de concesiones para el uso de aguas fede- de otorgamiento de la concesión hasta el momento de que las obras
rales debían pagar un impuesto proporcional al volumen utilizado. fueran recibidas de conformidad por la autoridad correspondiente;
En sus considerandos el decreto contiene algunos señalamientos para ello, se pagarían 50 centavos por caballo teórico de producción en
que vale la pena destacar. En primer lugar indicaba que los particula- el lugar de la planta, calculado a razón de siete kilográmetros. Este
res que usaban aguas de la federación obtenían grandes beneficios de era un pago adelantado que buscaba frenar maniobras especulativas
esos aprovechamientos, "sin que el gobierno participe, en ninguna for- que, como se vio, antes eran muy propias del negocio hidroeléctrico.
ma, de las ventajas que reporta el uso de tal elemento, de cuya propie- Quedaban exentos del impuesto los siguientes: usos manuales, usos
públicos y privados para servicio de los habitantes de las poblaciones o
para las obras públicas de los municipios, el agua de riego de pueblos
y colonias agrícolas, agua de riego de viveros forestales y agua desti-
29 En Fabila, Cinco siglos, 378. nada a la producción de electricidad hasta por 100 caballos.31
30 Como resultado de este proceso político se generó la abundante y riquísima docu
mentación sobre dotaciones y accesiones de agua que se halla en los archivos de ll
actual Secretaria de la Reforma Agraria, ahora a cargo del Registro Agrario Na
cional. Valladares hace un uso extenso de esas fuentes en su trabajo titulad(
31 El decreto se halla en Herrera y Lasso, Apuntes, 197-200.
"Cuando el agua se esfumó".
v-
El agua de la nación 97
96 Luis Aboites Aguilar

Para diciembre de 1918, la Dirección de Aguas de la Secretaría de 1917 en Coahuila y Chihuahua) o por sequías y hasta plagas que nun-
ca existieron.35
Agricultura y Fomento (SAyF) había recibido 1 507 manifestaciones
de otras tantas personas, cuyas calificaciones fiscales anuales ascen- La documentación es en extremo reveladora de aspectos que hasta
dían a poco más de un millón de pesos. Un aspecto es que, como resul- ahora no han sido considerados del todo por los estudiosos. Uno de
ellos se refiere a la debilidad del gobierno federal durante los primeros
tado de la aplicación de esta ley, años del periodo posrevolucionario, que se manifiesta, por un lado, en
probablemente la mitad de las manifestaciones hechas [...] a la Secreta- la incapacidad para imponer plenamente el dominio federal sobre las
ría [.1 se refieren a obras hidráulicas de cuya existencia no se tenía conoci- aguas como estaba previsto por la legislación vigente y, por otro, la re-
miento oficial alguno, por tratarse seguramente de aprovechamientos muy sistencia de los grupos locales a reconocer y aceptar ese dominio. Algu-
antiguos cuya confirmación no ha sido solicitada.32 nos ejemplos pueden ilustrar esa debilidad, que expresa la complejidad y
el carácter gradual del fortalecimiento del poder federal en el periodo
Sorprende el desconocimiento gubernamental acerca de los usos del posrevolucionario.36
territorio en una magnitud tal. Esto tiene que ver con el señalamiento El Periódico Oficial del gobierno del Estado de Durango, en su edi-
anterior acerca de que el proceso de centralizaciónfiederalización" en- ción del jueves 30 de diciembre de 1926, publicó la ley de ingresos de
frentó grandes problemas para imponerse. Uno de ellos, por lo visto, era los municipios para 1927. En el artículo 76 señalaba que, salvo el mu-
el simple desconocimiento de los aprovechamientos existentes, que bien, nicipio de la capital del estado, los ayuntamientos cobrarían 15 pesos
podían ser como los que aparecen en las fotografías 4, 5, 6 y 7. El gobier-' anuales por el agua utilizada en el riego de las "manzanas urbaniza-
no federal seguía siendo un advenedizo en una materia que durante si- das" dedicadas a la agricultura. En enero de 1927, la Sociedad "Gómez
glos había sido manejada cotidianamente por autoridades locales. Palacio Agrícola" telegrafió a la SAyF para quejarse de que el ayunta-
Ahora bien, el decreto de 1917 sufrió varias modificaciones.33 Una miento de esa localidad continuaba cobrando impuestos por el uso del
de ellas fue la de julio de 1921, que redujo sensiblemente el monto de agua. El argumento en contra de ese pago a la hacienda local era que
los impuestos que debían pagar las plantas hidroeléctricas. Otro decreto, los vecinos habían recibido el agua de la federación, es decir, que usa-
de enero de 1922, canceló el pago de este impuesto durante "el periodo de ban aguas federales. Enterado del asunto, el gobernador del estado,
tiempo" en que se construyeran obras para riego. Un decreto del presi-, Enrique R. Nájera, expresó su respaldo al ayuntamiento de Gómez
dente Calles, de julio de 1926, derogó el de 1917 y refundió las modifi-,' Palacio en un telegrama del 8 de febrero siguiente. La respuesta del
cationes habidas entre 1917 y ese año. subsecretario de la SAyF, José G. Parrés, no se hizo esperar. En térmi-
La descripción detallada de este decreto es importante no sólo por nos que no dejaban lugar a dudas, el funcionario federal señalaba que
sí misma, sino porque dio lugar a una intensa correspondencia entre la SAyF consideraba
numerosos agricultores, empresarios y ayuntamientos que aprovecha-
ban aguas federales y la SAyF, dependencia creada por ley de cliciem• ilegal el impuesto cobrado por la tesorería municipal de Gómez Palacio a
bre de 1917 y que sucedía a la extinta Secretaría de Fomento.34 Esa usuarios de aguas nacionales. Las leyes de ingresos municipales sólo se
abundantísima documentación configura una espléndida vía pare refieren y deben referirse a mercedes de agua de jurisdicción local, nun-
aproximarse justamente a las distintas facetas de las relaciones entrE
el gobierno federal y la enorme diversidad de grupos sociales involu
crados en los usos del agua. Una de las que más destaca es el intente 35 En el Boletín del AHA se han publicado diversos documentos y ensayos sobre estos
de los particulares por evitar el pago de impuestos. Para ello alegaba! asuntos, por ejemplo, en el 1:1, el trabajo de Lara, Ramírez y Salmerón, "Sobre
el impacto de la revolución", relativo a los destrozos del ingenio de Atencingo; y el
diversas razones, algunas derivadas de daños ocasionados por los re 11:3 dedicado por entero al impacto de la revolución en la infraestructura hi-
volucionarios, por inundaciones (como la de 1914 en Sonora o la di dráulica. Aquí se presentan documentos sobre daños a hidroeléctricas en Pue-
bla, Michoacán y el Estado de México, así como en la hacienda de San
Sebastián, en Michoacán.
36 •
Kni ght ha criticado la "estatolatría" de algunos estudiosos mexicanos, en particu-
lar, de Arnaldo Córdova. El énfasis en los aspectos jurídicos del nuevo Estado (la
32 Herrera y Lasso, Apuntes, 195. Constitución de 1917, y sus artículos 27 y 123) ha llevado a desatender la eviden-
Legislación cia que muestra que el poderío político del nuevo Estado en todo. caso se manifies-
33 Los decretos que modifican el de 1917 se hallan en Lanz Cárdenas, ta hasta el periodo cardenista. Ver Knight, "La revolución". Otra crítica en ese
II, 42 y ss. mismo sentido, aunque desde una perspectiva distinta, en Grammont, Los empre-
Esta correspondencia forma parte sustancial del acervo de Aprovechamientos Si sarios, 13-14.
34
perficiales, uno de los principales con que cuenta el Archivo Histórico del Agua.
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 99
98

ca de propiedad nacional. Ello implica una invasión de atribuciones lo- de 30 días informara con qué autorización estaba realizando el aprove-
cales sobre federales prohibida constitucionalmente. Los usuarios de chamiento de esas aguas. El acusado, Porfirio Alonso Hernández, res-
aguas nacionales en Gómez Palacio y Lerdo se consideran concesiona- pondió el 22 de agosto:
rios de la Federación en virtud de los reglamentos de usuarios puestos
en vigor por esta Secretaría [...] Ruégole indicar al ayuntamiento de Gó- En respuesta a la nota 14369 [...] en la que se me pregunta diga con qué
mez Palacio que no invada atribuciones de la Federación cobrando im- autorización he emprendido trabajo para instalar un molino en el Pue-
puestos sobre aguas de propiedad nacional.37 blo de Guelache, Oaxaca, en debida respuesta manifiesto a usted que di-
cho trabajo lo he emprendido en terrenos comunales con autorización de
Si eso ocurría en la Comarca Lagunera, es decir, la zona del país la autoridad municipal del lugar.
en donde el gobierno federal había estrenado sus atribuciones en ma-
teria de aguas desde 1891, habrá que imaginar lo que ocurría en otros Como era de esperarse, el funcionario federal reprendió a don Porfi-
lados. En diciembre de 1926, un vecino de la villa de Los Reyes, Esta- rio señalándole que la corriente en cuestión era federal y que por ello
do de México, explicaba a la SAyF que cada mes pagaba al ayunta- el municipio carecía de facultades para otorgar permisos. En diciem-
miento una cuota por el uso de las aguas del río de Los Reyes. Pero se bre la disputa llegó al subsecretario Parrés, quien se dirigió al presi-
había enterado que ese río había sido declarado de la nación y por dente municipal de San Juan Guelache para
ello preguntaba si "a pesar de que las aguas del río [..] han sido de-
claradas de jurisdicción federal debo seguir pagando al municipio el suplicar a usted atentamente que, en auxilio de esta misma Secretaría,
se sirva llevar a cabo la total clausura de ese aprovechamiento ilegal, ya
impuesto que me cobra".38 que se trata de aguas de propiedad nacional sujetas únicamente al con-
En otras ocasiones el gobierno federal exhibía sus limitaciones para trol del Poder Ejecutivo Federal.
obtener información y tenía que recurrir a los presidentes municipales
para hacerse de ella. A principios de 1925 el subsecretario de la SAyF El presidente municipal no respondió, por lo menos en ese momen-
se dirigió al presidente municipal de Zitácuaro, Michoacán, para soli- to. En febrero de 1933 el acusador, Aureliano Cordero, escribía a la
citarle informes sobre "la cantidad de fuerza vendida al municipio por SAyF para informar que pese a todo la obra continuaba construyéndose
la referida señora [Josefina Townsend viuda de Rubio] y si le es posi- con plena aprobación del ayuntamiento local, al que acusaba además
ble, también indicar qué cantidad de fuerza es la que vende a los par de cobrar impuestos por el uso de las aguas de ese río. La molestia de
ticulares". Extraña esta petición porque la viuda de Rubio tenía una Cordero tenía que ver con el hecho de que el molino que construía don
concesión federal para uso de aguas destinada a la generación de fuer- Porfirio competiría con el suyo.
za en su hacienda de Jesús del Río.39 Como la autoridad municipal no respondía, la SAyF se vio obligada
Esta debilidad federal y la oposición local al predominio del gobier- a preparar el envío de un técnico de la dependencia, tanto para clau-
no federal, en materia de aguas, quedaron de manifiesto en un conflic- surar la obra como para averiguar si efectivamente el ayuntamiento
to ocurrido en San Juan Guelache, un pueblo oaxaqueño del distrito cobraba impuestos por el uso del agua. Sin embargo, la SAyF carecía
de Etla, entre 1932 y 1933. En julio de 1932, Aureliano Cordero se di- de recursos para pagar la inspección, así que se solicitó primero la ela-
rigió a la SAyF para señalar que Porfirio Alonso Hernández construía boración de un presupuesto de gastos que ocasionaría la visita y que
obras de aprovechamiento del río de la Asunción o Guelache que per- debían ser sufragados por el quejoso, don Aureliano. El presupuesto
judicaban tanto a la nación como a él mismo. Ello era así porque Alon- ascendía a 74.80 pesos e incluía pasaje de ida y vuelta entre Puebla y
so Hernández carecía de permiso federal para usar las aguas de esa Etla, el alquiler de un caballo durante cuatro días, el sueldo del afora-
corriente, declarada de propiedad nacional según un decreto de 31 de dor de primera durante seis días y viáticos para otro empleado tam-
diciembre de 1925. De inmediato el director de Aguas, Tierras y Colo- bién por seis días.
nización de la SAyF se dirigió al acusado solicitándole que en un plazo En marzo, cuando se preparaba el viaje, llegó la respuesta del pre-
sidente municipal oaxaqueño. Su respuesta no dejaba lugar a dudas
37 La documentación de este asunto se halla en AHA, Aprovechamientos Superficia
de la confrontación de dos autoridades, de dos soberanías, de dos per-
les, caja 250, exp. 6028.
cepciones completamente distintas sobre el uso y la propiedad del
38 Aprovechamientos Superficiales, caja 270, exp. 1338, f. 2: carta de 1 de di agua y en general de los recursos productivos:
AHA,
ciembre de 1926 de José Jésus Martínez a la sAyF.
39 Aprovechamientos Superficiales, caja 231, exp. 5526, f. 25: oficio de 28 de Con relación a este asunto, debo manifestar a esa Secretaría que las
AHA,
enero de 1925 del subsecretario José Parrés. aguas de que se trata nacen en terrenos comunales de nuestro pueblo y
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 101
100

que en los títulos del mismo se expresa que al hacérsenos donación de muestran una compleja dimensión de lucha política entre las diversas
los terrenos para la formación de nuestro pueblo en la época virreinal, instancias de gobierno. 43
no solamente se nos dio la tierra sino que también los bosques y las Hay evidencia de que la persistente injerencia de los ayuntamientos
aguas anexos a las mismas. Repito que esas aguas nacen dentro de también obedecía a la incapacidad de la SAyF para resolver los conflictos
nuestra jurisdicción, en terrenos de nuestra propiedad y por lo tanto la locales y que los interesados y/o afectados acudían al ayuntamiento en
hacemos [sic] conceptuado y conceptuamos como formando parte del pa- busca de solución. Después de todo, el gran atributo del ayuntamiento,
trimonio municipal y así se ha reconocido por las autoridades del Esta- ser la instancia de gobierno más cercana e inmediata a la población, era
do, las que en nuestros presupuestos han conceptuado esas aguas como de gran utilidad cuando el gobierno federal, no obstante sus pretensiones
uno de nuestros arbitrios. En consecuencia, no podríamos decretar la
destrucción de obras ejecutadas en acueductos formados en tierras de políticas y facultades legales, se mostraba incapaz de atender los innu-
nuestros municipio y para que en ellas discurran aguas nacidas única- merables conflictos que resultaban de la reforma agraria y con ella de la
mente en nuestra municipalidad [...] No creemos volvernos a repetir redistribución del recurso hidráulico.44 Se trata, sin duda, de una ten-
[sic] que esa Superioridad trate de proteger intereses de un individuo sión social y política que habla de la oposición de los grupos sociales a
contra los de la comunidad y más cuando estos intereses sólo tienen por perder derechos y prerrogativas en el manejo de un recurso tan impor-
mira y objeto exclusivo el aprovechamiento personal.4° tante. Más que la incapacidad administrativa de la SAyF habría que
estudiar las razones y condiciones de esa oposición.
Esta respuesta, como se ve, refleja un complejo conjunto de fenóme- El impuesto sobre aguas federales de 1917, que tantos dolores de
nos directamente relacionados con la capacidad de los pueblos indíge- cabeza había producido a la SAyF, se mantuvo vigente hasta la expedi-
nas para determinar no sólo el uso sino la propiedad de los terrenos ción de la ley de aguas de propiedad nacional de agosto de 1929, que
comunales, como una especie de dominio eminente sobre el territorio extinguió cualquier tipo de impuesto sobre el uso de las aguas federa-
del pueblo, un problema cuyas raíces se remontan al siglo xv1.41 les. La única excepción era el cobro de derechos a los aprovechamien-
Por otro lado, el conflicto con las autoridades de esa localidad oa- tos destinados a la producción de energía eléctrica.
xaqueña muestra que el gobierno federal distaba todavía en la dé- Esta mención de la industria hidroeléctrica merece un apunte bre-
cada de 1930 de haber impuesto la normatividad general a lo largo ve. Como ya mencioné, todavía en 1930 la mayor parte de la electrici-
y ancho del territorio. Ello significaba que prevalecían los arreglos, dad del país provenía de las hidroeléctricas. En el periodo porfiriano el
normas y costumbres que colocaban al ayuntamiento como figura gobierno federal se había limitado a otorgar las concesiones y a revisar
clave en la organización de los usos del agua, según se vio en el pri- los avances en la construcción de obras, lo que dibujaba una tenue in-
mer capitulo. La tendencia político-legislativa, iniciada con la expe- jerencia en la materia. Pero el poder público no intervino ni para con-
dición de la ley de 1888, enfrentaba grandes resistencias locales y trolar la especulación de concesiones ni para frenar la monopolización
evidenciaba la incapacidad del gobierno federal para asumir el con- de la industria por parte de compañías extranjeras.
trol de las aguas que le asignaban las leyes.42 Los cobros de los La relación del gobierno federal con las compañías hidroeléctricas en
ayuntamientos y la injerencia de los mismos en los conflictos hi- los años que siguieron a 1917 parece mostrar una doble cara. Por un
dráulicos, incluso en lugares tan "federalizados" como La Laguna, lado, una política de protección y garantías al capital privado, expresada
en el apoyo a las compañías incluso ante los movimientos huelguísticos,
como ocurrió durante 1921 y 1922 ante la lucha del Sindicato Mexicano
AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja de Electricistas.45 Por otro lado, sin embargo, es notorio un paulatino
40 La documentación de este conflicto en
270, exp. 6516, ff. 2-36. El expediente no muestra el desenlace del conflicto, aun- aunque sostenido interés federal por acrecentar sus facultades de regula-
que todavía en 1935 la dependencia hurgaba afanosamente en sus archivos e ción de la industria, compuesta no sólo por las grandes compañías sino
busca de antecedentes. también por numerosas empresas pequeñas que daban servicio a locali-
41 Al respecto ver García Martínez, "Jurisdicción y propiedad", 55-57.
dades de diverso tamaño y cuyas características han quedado al margen
42 Un ejemplo elocuente: ante la reticencia de la empresa Veyan, Jean y Cía. para del interés de los historiadores.
acatar la orden del subsecretario de la sAyF
referente a la destrucción de una obra
que eliminaba una antigua caja repartidora y que afectaba a los usuarios de abajo
del río Cantarranas, en Puebla, el inspector federal Alfonso de la O intentó recu- 43
rrir al destacamento militar de Atlixco para destruir dicha obra por la fuerza. El Buitrón, 'Poder político", trata extensamente este problema.
comandante se negó, por lo que De la O tuvo que recurrir a los peones de los ha- 44 Sobre la función del ayuntamiento como instancia de resolución de conflictos hi-
cendados afectados para cumplir con la orden superior. ACNA-Puebla, Aprovecha- dráulicos en los años de 1920, ver Castañeda González, Irrigación, 117.
informe de 4 de junio de 1931 del
mientos Superficiales, exp. 447.2/3157, 45 De la Garza, et al., Historia, 1, 63-69; también Galarza, La industria, 160.
ingeniero Alfonso de la O al jefe de la rv Zona de Aguas de la sAyF.

1
102 Luis Aboites Aguilar

Entre 1917 y 1926 el gobierno federal hizo algunos intentos en esa di-
rección. En 1917 el gobierno carrancista, a través del Departamento de
Pesas y Medidas, se propuso vigilar más estrechamente las mediciones
del consumo de energía. En 1922 se formó la Comisión para el Fomento y
Control de la Industria de Generación de Fuerza, dependiente de las se-
cretarías de Agricultura e Industria. El objetivo era vigilar a las empre-
sas tanto en su aspecto financiero y de tarifas como en el operativo.46 En IV. Irrigación, la excelencia de la
1926 estos esfuerzos se fortalecieron con la expedición del Código Nacio-
nal Eléctrico, que fue el primer intento por imponer la jurisdicción fede- centralización
ral en la materia. Los abusos en el cobro de cuotas (que habían provocado
la formación de varias asociaciones de consumidores), las inmensas pre-
rrogativas fiscales que otorgaban los gobiernos locales y en general el cre-
ciente desorden administrativo y operativo obligaron al gobierno federal
a intensificar su injerencia en el ramo.47 El código declaraba a la indus-
tria eléctrica de utilidad pública y ello posibilitaba que, en ciertos ca- En materia de aguas, el tránsito entre el Porfiriato y el periodo pos-
sos, podía proceder la expropiación, si se hallaban irregularidades en revolucionario no se limitó a la situación doble que se revisó en el capí-
las condiciones técnicas de las plantas. Sin embargo, un estudioso con- tulo anterior, es decir, la continuidad expresada en la vigencia de la
cluye que durante las primeras décadas de este siglo "el gobierno fede- ley de 1910 y en la consolidación de la centralización del manejo de las
ral se preocupó más de proteger las propiedades de las compañías que aguas por parte del gobierno federal, por un lado; y en la ruptura que
de reglamentar y vigilar sus prácticas comerciales". Además del desin- significó la posibilidad de dotar y restituir derechos de aguas a pue-
terés, el gobierno carecía de medios para vigilar estrechamente a las blos y comunidades, por otro. Además, los usos del agua conocieron
compañías: en 1930 se calculaba que la oficina federal correspondiente una inédita intervención gubernamental a través de la creación en
sólo podía enviar un inspector a cada planta generadora del país una 1926 de la Comisión Nacional de Irrigación (CNT). Con ese organismo
vez cada dos años.48 el gobierno federal incursionó en un campo que décadas antes era ma-
No obstante la incapacidad del gobierno federal, la legislación refor- teria de grandes debates. En ese sentido la creación de la CNT es tam-
zaba su papel. Las facultades federales fueron ampliadas por la ley de bién un ingrediente de ruptura entre un periodo y otro. Sin embargo,
aguas de 1929, que limitó la posibilidad de especular con las concesio- como se intentará mostrar, ese novedoso intervencionismo gubernamen-
nes. La iniciativa presidencial de 1933 encaminada a crear la Comi- tal exhibía aún el peso de las ideas y proyectos decimonónicos, sobre todo
sión Federal de Electricidad mostraba el interés gubernamental por en relación con la necesidad de la colonización. Como se verá también, el
incursionar en el campo de la producción de energía. Aunque tardó en desarrollo de estas nuevas políticas era a la vez muestra de la consolida-
hacerse realidad (porque la fundación propiamente dicha de esa comi- ción del gobierno federal en el manejo del agua, pero también de la diver-
sión ocurrió hasta 1937), esta última medida expresaba que en este sificación que esa consolidación permitía.
ramo se recorría el mismo camino seguido por el gobierno federal en
materia de irrigación. La diferencia es que este gobierno inició su inje-
rencia directa en este asunto en 1926.
Debate porfiriano sobre irrigación
1, 81-82.
46
Galarza, La industria, 156-162; De la Garza, et al., Historia,
47 Herrera y Lasso, "Nuestra industria eléctrica. La actuación del poder federal", 34
y 36, y del mismo autor en la misma revista, aunque en el número correspondien- Los haceres gubernamentales de las últimas décadas del siglo xix
te al volumen 111:3 (julio 1931), "Nuestra industria eléctrica", en donde habla espe-
cíficamente de los abusos cometidos por las autoridades locales y sus contubernios comenzaron a ser rectificadas en la primera década del siglo xx. El
con los empresarios hidroeléctricos. El gobierno chihuahuense aceptó en 1931 un apoyo incondicional a las oligarquías y a los inversionistas nacionales
pago único de 100 000 pesos de la Compañia Agrícola y Eléctrica del Conchos S.A., y extranjeros empezó a conocer matices, límites, disminuciones. En
para saldar un adeudo fiscal de varios millones de pesos. Ver Aboites, La irriga- materia agraria, por ejemplo, las disposiciones expedidas en 1902 y
ción, 153. 1909 acabaron con las facilidades otorgadas a las compañías deslinda-
48 Galarza, La industria, 160-161. doras para la adjudicación de terrenos baldíos. En 1909 se dispuso que
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 105
104

cho después de que la práctica puso ya de manifiesto que las empresas


un organismo gubernamental debía aprobar los deslindes realizados de riego no prosperan con dichos sistemas y se han convencido de que
por las compañías privadas. Respecto a la agricultura, el gobierno por- están perdiendo el tiempo; por último, el sistema que recomiendo, es el
firiano se planteó nuevos problemas y nuevas necesidades. Preocupa- que han aceptado ya definitivamente las dos naciones anglosajonas, que
ba la caída sostenida de la producción de alimentos básicos, que había a juzgar por su riqueza y su estado de adelanto, dan ejemplo al mundo
obligado a iniciar la importación de granos desde Estados Unidos y de tacto para impulsar los diversos ramos de la riqueza pública.3
Argentina. Ante esa situación, algunos funcionarios expresaron la ne-
cesidad de que el gobierno tuviera un papel más activo en la vida eco- Gayol alababa el sistema desarrollado por el gobierno federal nor-
nómica del país, reforzando su intervención directa y haciendo más teamericano. Mediante una ley de junio de 1902, se había fundado el
estricto el otorgamiento de facilidades y estímulos a los inversionistas Bureau of Reclamation así como un fondo para irrigación con el pro-
privados. Había una actitud crítica con respecto de algunas políticas ducto de la venta de tierras nacionales. Ese fondo se recuperaría en un
seguidas en años anteriores.' plazo de diez años mediante los cobros a los colonos que adquirieran
Un ingrediente de ese ambiente político fue el debate en torno a la tierras irrigadas. De esa manera, los recursos públicos disponibles se
irrigación. Por lo menos desde 1890, en círculos oficiales se había co- reciclarían y podrían usarse una y otra vez. 4
menzado a dar mayor preponderancia a la irrigación como el elemento Un discípulo de Gayol, Leopoldo Palacios, era mucho menos innova-
Sin embargo, en la
crucial del desarrollo de la agricultura nacional.2 dor. En 1909 proponía que tanto el Estado como los particulares de-
década siguiente se planteaba la posibilidad de que el Estado se hicie- bían construir las obras de irrigación. Al Estado correspondía hacer
ra cargo de la inversión a gran escala en obras de infraestructura de las obras de gran magnitud y costo, pero al mismo tiempo debía im-
irrigación, cosa que a los ojos de gente como Luis Cabrera, por su posi. pulsar a la iniciativa privada por medio de tres mecanismos - subsi-
ción conservadora, les debió haber parecido una verdadera locura. dios, legislación sabia y difusión de los conocimientos agrícolas. 5 La
Un breve repaso de esta polémica puede servir para mostrar los prin propuesta de Palacios era más semejante a la de Molina Enríquez,
cipales argumentos. En un trabajo publicado en 1906 Roberto Gayol, au también de 1909, quien señalaba sin rodeos que "la irrigación [...] debe
tor del proyecto del desagüe de la Ciudad de México y de la desecación ser hecha principalmente por los particulares". Si bien reconocía que
del lago de Chalco, resumía algunos aspectos de las experiencias de irri- los esfuerzos privados debían sumarse a los públicos, Molina Enríquez
gación en España, Francia, India y Egipto (estos dos últimos bajo el da insistía en que la función del Estado "no debe pasar de la de prestar
minio inglés) y Estados Unidos. Mientras que en Francia y sobre todo ayuda".6
en España el gobierno había apoyado por diversas vías a los empresa Estas diferencias, acerca del papel que debía jugar el Estado en ma-
rios privados, el gobierno inglés y el norteamericano habían construí teria de irrigación no se despejaron del todo cuando en 1908 el gobier-
do directamente las obras de riego, mostrando grandes avances en 11 no federal impulsó la creación de una institución bancaria semioficial
producción agrícola y en la riqueza pública generada por esos nueva denominada la Caja de Préstamos para Obras de Irrigación y Fomento
aprovechamientos. Gayol descartaba, por gravosos para la haciendi de la Agricultura S.A. La idea del secretario de Hacienda, José Yves
pública, los sistemas de subsidios y exenciones a los empresarios ini
vados, y concluía señalando que
3
Gayol, Dos problemas, 103.
El sistema de construir las obras de riego por cuenta del Estado es [...] 4
único aceptable: en primer lugar, porque las condiciones económicas d Gayol no estaba en condiciones de saber que años más tarde ese mecanismo fraca-
saría rotundamente, y que el plazo de recuperación se fue ampliando cada vez
país no permitirán que prospere ningún otro, puesto que el gobierno es
más. En 1923 sólo se había recuperado el 11% de los 143 millones de dólares in-
única entidad que tiene dinero y crédito proporcionado al tamaño de la di vertidos en obras por el Bureau of Reclamation. Worster, Rivers of Empire, 178.
cultad que se trata de vencer; en segundo lugar, todos los demás sist 5
Palacios, El problema, 37-45.
mas fueron desechados ya por las naciones que los experimentaron, 6
Molina Enríquez, Los grandes problemas, 264. En 1912 el presidente Madero con-
pesar de que sus condiciones son mejores que las nuestras, y lo han 1
vocó entre otros a Gayol, Palacios, Marroquín para conformar la Comisión Nacio-
nal Agraria. En uno de sus estudios señalaban que "[la comisión] considera
indispensable que el gobierno adopte desde luego medidas eficaces para conseguir
193-194; Kroeber, "La cuest el riego y fraccionamiento de terrenos, favoreciendo la iniciativa privada y su-
1 González Navarro, El Porfiriato. La vida social,
pliendo con la acción directa gubernamental las deficiencias o las dilaciones de esa
del Nazas", 440-441. iniciativa". BO, 16 de febrero de 1912, 211. Como se aprecia, predominaba la vi-
83. Junto con la irrigación se insi:
2 Tortolero, De la coa a la máquina de vapor, sión de Palacios y de Molina Enríquez. Sobre este mismo debate, ver Palacios, "La
en el crédito. Estos dos elementos dejaban atrás el énfasis en la instrucción agr'
irrigación", de 1915.
la y la introducción y mejora de plantas.


El agua de la nación 107
106 Luis Aboites Aguilar

Limantour, era coherente con la ideología liberal de limitar al máximo numerosos proyectos de irrigación y fraccionamiento de propiedades
la injerencia gubernamental en la economía. Pero al mismo tiempo la que elaboraron los hacendados en las primeras décadas del siglo xx, es
iniciativa gubernamental respondía a los signos negativos que mostra- claro que la iniciativa de la Caja no era una quimera, es decir, había
ba la agricultura nacional.7 Por eso, el resultado fue una institución un grupo de terratenientes interesados en involucrarse en ese tipo de
privada que contaba con un fuerte auspicio gubernamental. Ello era esfuerzos. En este sentido, las décadas de 1910-1930 contienen la
evidente en la formación del capital: los primeros 10 millones de pesos quiebra de este proyecto oligárquico para sumarse a la modernización
serían aportados por los bancos Nacional de México, de Londres y Mé- de la agricultura a través de grandes obras de irrigación. Como se
xico, Central Mexicano y Mexicano de Comercio. Pero otros 50 millo- verá en seguida, el Estado posrevolucionario halló condiciones para
nes serían obtenidos mediante una emisión de bonos para colocarse en armar un proyecto alternativo.
el extranjero con garantía gubernamental. Era la primera vez que el
Estado mexicano se involucraba directamente en la creación de una
institución de crédito.8
La Caja de Préstamos para Obras de Irrigación pareció dar la razón La Comisión Nacional de Irrigación
a aquellos que se inclinaban por insistir en que el dinero público debía
subvencionar a la iniciativa privada. Pero de alguna manera mostraba
que los empresarios requerían del respaldo gubernamental para llevar
a cabo algunas inversiones de gran magnitud y complejidad. La Caja En enero de 1926 se expidió la ley sobre irrigación con aguas fe-
derales.9 A diferencia del decreto de julio de 1917, que se funda-
otorgó grandes préstamos a un puñado de terratenientes, con escasos
mentaba en la ley porfiriana de aguas, esta ley callista comenzaba
resultados. Cabrera no tenía razón.
Esta polémica mostraba una transformación notable por lo menos aludiendo al párrafo tercero del artículo 27 de la Constitución de
en la percepción de las posibilidades y capacidades del poder estatal. 1917: "la propiedad agrícola privada y los derechos de los usuarios
Como quiera que sea, los protagonistas de la polémica daban por he- de aguas de jurisdicción federal quedarán sujetos a las modalidades
cho que el gobierno federal en un momento dado tenía la opción de que la presente ley establece para la construcción de obras de irri-
convertirse en un poderoso inversionista y que esa inversión, además, gación". Con esta ley el gobierno federal se hacía de facultades para
podía impulsar cambios importantes en la configuración de procesos construir directamente obras de irrigación y para ello creaba un or-
ganismo específico, la CNI. Vista en perspectiva, el nacimiento de
productivos y formas de tenencia de la tierra. Por esa razón, quedaba
muy lejana la experiencia del poder público como instancia que apare- ésta significa un cambio notable pues por primera vez se creaba un
cía tan incapaz de preservar el orden público como de contar con in- organismo de carácter nacional dedicado al agua. La complejización
gresos suficientes para su desempeño, y que vivía atrapado en las creciente de los usos del agua obligaba a rebasar el nivel regional o
redes de los especuladores, agiotistas y naciones acreedoras. provincial. En ese campo México fue pionero en América Latina y
El Caribe.10
Es evidente que la Caja de Préstamos intentó impulsar la inversión
privada en la modernización de la agricultura. Ese proyecto ponía su Una consideración importante es que la creación de la CNI consolidaba
atención en los terratenientes, los únicos que, según la perspectiva la visión pesimista sobre las características del territorio nacional. Del
porfiriana, podían llevar a cabo esa modernización. Si se revisan los cuerno de la abundancia, visión derivada de Humboldt, quedaba muy
poco. Ante la v Convención de Ingenieros, celebrada en 1926, el inge-
niero Javier Sánchez Mejorada, uno de los primeros directivos de la
CNI, señalaba:
7 Cabrera veía una clara contradicción en la política gubernamental: por un lado
declaraba la inexistencia de la propiedad privada de las aguas y por otro apoyaba Está por demás hablar extensamente [...] de la necesidad de los riegos
a los propietarios mediante la Caja de Préstamos: "Si Fomento tiene razón: si no en un país de precipitación pluvial tan escasa en algunas de sus regio-
hay propiedad sobre las aguas, los agricultores a quienes la Secretaría de Hacien-
nes, y tan irregular en otras, y de sistema hidrográfico tan pobre en su
da abre las cajas nacionales para que emprendan obras de irrigación, se rehusa-
rán a recibir ese dinero y a gravar sus propiedades, porque de nada les serviría mayor parte, como son los del nuestro. Los estados fronterizos del norte
levantar presas y abrir canales, si el agua de los riegos puede serles más incons-
tante que el agua de las lluvias". Cabrera, Obras completas, 1, 394.
8 Oñate, Banqueros, 46-47, señala que "ésta fue una de las primeras acciones oficia- 9 DO, 9 de enero de 1926; también se halla en Orive Alba, La política, anexo 2.
les que dieron cuerpo a la doctrina mexicana sobre la participación del Estado en 10 CEPA, La gestión, 24.
la economía".
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108

y algunos de los del centro forman una extensa zona árida y, por lo mis- elusivo del gobierno federal. Amor en Morelos, Luján en Chihuahua,
mo, de escasa producción agrícola y de campos desiertos.11 Cusi en Michoacán, Noriega en Tamaulipas, Johnston en Sinaloa,
González Treviño en Coahuila y la Richardson en Sonora podían despe-
La expedición de esta ley significaba que el gobierno callista tomaba dirse de sus proyectos de irrigación-colonización. Su tiempo se había ido.
una postura en el debate expuesto en el apartado anterior. Muy cerca de Era comprensible que se adjudicara al Estado esa tarea, porque
los señalamientos de Gayol, el gobierno callista adjudicaba al Estado la ta- éste podía dejar de lado la búsqueda de ganancia y atender prefe-
rea de construir las obras de riego para promover tanto la modernización rentemente los intereses colectivos. Se descubría entonces una
de la agricultura como para dar cumplimiento a una de las grandes demandas de enorme ventaja a la inversión pública sobre la privada. Pero la crí-
la Revolución: la eliminación de la gran propiedad. En efecto, la ley de irriga- tica a las limitaciones egoístas de los particulares sólo era posible
ción era una combinación de política de gasto con política agraria, puesto en el marco de una nueva relación entre la esfera pública y la esfe-
que las tierras abiertas al riego con dinero gubernamental serían coloniza- ra privada, con un Estado mucho más poderoso y en un contexto en
das con pequeños propietarios.12 el que el interés público aparecía como depositario del gigantesco
El texto de la ley declaraba de "utilidad pública la irrigación de las movimiento de masas de la Revolución de 1910, con su carga de re-
propiedades agrícolas privadas, cualesquiera que sean su extensión formas y cambios.
y cultivo". Por supuesto,-el fundamento de esta declaración era el Esta argumentación quedó evidenciada desde que el secretario de
artículo 27. De nuevo, el interés público, traducido por el gobierno Agricultura del gobierno callista, Luis L. León, compareció ante la cá-
callista, se convertía en un argumento jurídico-político para echar a mara de diputados para exponer la iniciativa de ley de irrigación en-
andar una nueva política gubernamental en el país. viada por el ejecutivo federal. En una parte de su exposición, León
Por otro lado, el gobierno federal evidenciaba una capacidad de gas- afirmaba:
to que no existía en décadas anteriores; a la consolidación jurídica del
Estado (de la nación) como propietario originario de las aguas, se su- la Revolución mexicana [...] viene hoy por primera vez a enfrentarse
maba ahora un conjunto de facultades para intervenir sin mediaciones con el problema de la irrigación del país, inspirada también en los
mismos postulados de dar a la propiedad privada las mejores formas
en la modernización agrícola, el fraccionamiento de latifundios e inclu- de establecerse, que dicta el interés público, y de imponer al aprove-
so en el impulso a la creación de un nuevo grupo de productores agrí- chamiento de las riquezas naturales del país, las modalidades que
colas. Gracias a esas nuevas condiciones, el gobierno callista podía dicta el interés de la colectividad.14
darse el lujo de desconfiar de la capacidad de los particulares para lle-
var a cabo las grandes obras. León señalaba también que nadie en México había negado la impor-
Un elemento crucial en esta política era el argumento sobre las des- tancia de la irrigación. En lo que había grandes diferencias era sobre
ventajas y limites de la inversión privada. Por su magnitud y comple- cómo llevarla a cabo. Mientras en el Porfiriato se impulsó la irriga-
jidad, las obras de irrigación requerían de grandes montos de ción como una forma de consolidar el sistema latifundista, los gobier-
inversión y plazos muy largos para la recuperación del capital inverti- nos surgidos de la Revolución concebían a la irrigación en un sentido
do. Los particulares sólo estaban dispuestos a arriesgar su dinero si el opuesto, como una forma (quizá la mejor) de acabar con el latifundis-
gobierno, como en tiempos porfirianos, les otorgaba grandes apoyos y mo. León también criticaba la incapacidad de los latifundistas para
privilegios; pero el nuevo ambiente político del país hacía por completo impulsar la irrigación. La experiencia de la Caja de Préstamos para
inviable una política de ese carácter.13 El desenlace de la Revolución Obras de Irrigación de la República Mexicana, con la que 90 hacenda-
de 1910 y los compromisos de reforma social impedían optar por esa dos habían recibido 50 millones de pesos, era muestra irrefutable de
vía. Por aquí se consumaba la cancelación de la vía oligárquica o lati- esa incapacidad.15
fundista de la gran irrigación, que en lo subsecuente sería asunto ex- La ley de 1926 daba un rodeo para abrir paso a la inversión pública.
A la declaratoria de utilidad pública de la irrigación de las propieda-

11 Sánchez Mejorada, "Organización", 555-556.


12 Por esa razón, meses después se emitió una nueva ley de colonización que sustitu
14 En Salido, Recopilación, 443.
y6 a la de 1883. 15
León daba otro ejemplo, el del canal Rosales, construido pocos anos antes por el
Este razonamiento aparece en los considerandos de la iniciativa de ley de irrig
13 gobierno del estado de Sinaloa, que había propiciado un movimiento especulativo
ción que envió el presidente Calles a la cámara de diputados, en diciembre d,
de los propietarios de los terrenos irrigados con dinero público (ver fotografía 12).
1925. La iniciativa se reproduce en Salido, Recopilación, 429-437.
110 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 111

des privadas, seguía la obligación de los propietarios de proceder a la bastaba con que viniera al Ministerio de Fomento un secretario que
construcción de las obras de irrigación. Esto es, que, en primera ins- sustentara un criterio conservador o diferente del criterio revoluciona-
tancia, la ley contemplaba la posibilidad de que los particulares cons- rio que actualmente sustenta el ingeniero León, para que echara al ar-
truyeran las obras. Sin embargo, la ley se dedicaba a detallar lo que chivo de las lóyes muertas esta iniciativa y pretendiera realizar obras
de irrigación por medio de la Ley de Aguas vigente, cuya aplicación res-
ocurriría en caso de que los propietarios no pudieran cumplir con esa pecto a la construcción de obras de irrigación, bien saben vuestras se-
obligación. En esas circunstancias el gobierno federal a través de la ñorías que ha sido ineficaz. A la fecha existen alrededor de treinta y
CNI se encargaría de construir las obras. Dicho de otro modo, la ley de cinco mil concesiones para obras de irrigación, otorgadas de acuerdo
ninguna manera perfilaba un monopolio público sobre la irrigación. con esa Ley de Aguas vigente, y estoy seguro de que ustedes conoce-
Los particulares podían participar en ella, aunque sujetos a las pres- rán muy pocas obras que han sido concedidas de acuerdo con esta Ley
cripciones de esta ley. Esta difícil relación entre la intención guberna- de Aguas.18
mental y los particulares tenía por lo menos dos aspectos más. Uno de
ellos era cómo evitar que los propietarios privados resultaran los úni- Esta intervención tenía que ver con la discusión del artículo 17 de la
cos beneficiarios del aumento de valor que traería aparejada aquella iniciativa de ley presentada por el ejecutivo, que se refería precisamen-
inversión. Al respecto, León apuntaba: te a que la ley no coartaba el derecho de los particulares a ejecutar obras
de irrigación. La cámara de diputados decidió eliminar ese artículo pero
si los propietarios no pueden efectuarlas por incapacidad económica, e' la de senadores insistió en conservarlo, colocando varios "candados"
Gobierno hace las obras de irrigación; pero les pide en compensación de I para evitar que algún particular se beneficiara con una concesión de la
dinero invertido, una parte de las tierras irrigadas, en tal forma que h SAyF en una corriente en la que tuviera interés la cm.
parte que quede en propiedad del terrateniente, ya irrigada, tenga aná
19
Es muy importante destacar el contenido de la intervención del dipu-
logo valor o igual valor al que tenía su propiedad sin irrigar.16
tado Fabila. La ley de aguas vigente, la de 1910, se veía como una vía
conservadora en la medida en que normaba las concesiones guberna-
En pocas palabras, el gobierno federal reclamaba una parte de las mentales a los particulares. En cambio, la ley de irrigación, en la medi-
propiedades a cambio de las obras y en esa parte se llevaría a cabo el da en que daba entrada a la intervención gubernamental directa, se le
programa de colonización, es decir, la formación de la nueva clase consideraba como revolucionaria. Sin duda, en esa percepción es posi-
cz ; agrícola.17 ble observar una transición entre un gobierno regulador y un go-
El otro problema era cómo evitar la interferencia de los propietarios bierno interventor, entre un gobierno con capacidad de otorgar
privados en los proyectos de obras, una vez que la CNI diera a conocer concesiones a particulares y otro que además de eso pretendía aprovechar
su interés por llevar a cabo alguna de ellas. La intervención del dipu- la propiedad pública para desarrollar un tipo específico de uso del agua.
tado Gilberto Fabila es elocuente: De cualquier manera, este recorrido por las deliberaciones legislativas
es importante para mostrar las dificultades enfrentadas para configurar
esta inédita intervención gubernamental. El rodeo en torno a la propiedad
16 En Salido, Recopilación, 447. El artículo 5 de la ley de irrigación de 1926 decía lo
y al derecho privado dejan claro que después de todo, con irrigación revolu-
siguiente: "En todos los casos en que la Comisión se encargue de la ejecución de
cionaria o sin ella, el Estado surgido de la Revolución no tenía contemplado
las obras, o que contribuya con una parte de su costo, el Gobierno Federal será en ningún sentido destruir la propiedad privada. Simplemente se trataba,
compensado con una proporción de las tierras irrigadas. Esta compensación debe- como decía el artículo 27 de la constitución, de imponer las modalidades
rá repartirse entre los propietarios de dichas tierras, en forma tal que la relación que dictara el interés público. Y los callistas eran justamente los que, en el
entre la superficie que pasa al dominio de la Federación y la que conserven los caso de la ley en cuestión, definían los dictados de ese interés público. Esa
propietarios sea igual a la que exista entre el costo resultante de las obras por hec-
tárea y el valor fiscal que las tierras, por la misma unidad de superficie, tenían facultad de definir el interés público de manera cotidiana y de actuar en su
antes de la ejecución de las obras referidas, más un tanto por ciento que en cada nombre es justamente una de las fuentes de poder de los gobernantes,
proyecto se fijará de manera que el propietario conserve tierras cuyo valor, ya irri- como tan bien lo muestra la legislación de aguas de México.
gadas, sea igual al de la superficie total antes de que las obras se ejecuten".
17 Compárese este procedimiento con el señalamiento de Gayol de 1906: "convier e
pactar en los contratos que se hagan con los propietarios de las fincas que se ha n 18
En Salido, Recopilación, 490.
de regar, que una parte por lo menos del costo de las obras, lo reciba el b' 19
en terrenos dedicados a la colonización, y el resto, en dinero y a plazos que facil Como se verá más adelante, en la ley de aguas de 1929 se resolvió este conflicto
ten a los propietarios, el medio de contribuir con las colonias a que el Estado recu- potencial mediante una facultad de la sAyF para decretar vedas (es decir, suspen-
pere íntegra la cantidad que en cada caso gaste". Gayol, Dos problerras, 104. sión de concesiones) en aquellas corrientes en las que la CNI manifestara interés.
112 Luis Aboites Aguilar
El agua de la nación 113

Los primeros pasos vecino país del norte. La razón era que en "Estados Unidos se tiene la
mayor experiencia en esta rama de la ingeniería y porque es más fácil
por razones de vecindad, obtener de aquel país los elementos que re-
Con la CNI el gobierno federal contaba ya con un organismo especia- quieren las obras de la Comisión".21
lizado en la construcción de obras de irrigación y en la administración La experiencia norteamericana en materia de irrigación era una
de los sistemas de riego, incluyendo el proyecto de colonización de las fuente de legitimidad de la política mexicana, no obstante las graves
tierras irrigadas. Aunque dependía de la SAyF, la CNI gozó de gran au- fallas y limitaciones que habían mostrado los proyecto del Bureau of
tonomía presupuestal y operativa. La SAyF conservó sus funciones de Reclamation desde su creación.22 Ante las críticas formuladas por Ma-
regulación, vigilancia y administración de los aprovechamientos hi- nuel Gamio, quien señalaba que la gran irrigación sólo beneficiaba a
dráulicos. los grandes propietarios, los editores de la revista Irrigación en Méxi-
La CNI, encabezada entre otros por Javier Sánchez Mejorada, un inge- co, el órgano oficial de la CNI,
argumentaban en contra con un resu-
niero surgido de la SAyF, reclutó a buen número de ingenieros de diversas men de los logros del Bureau of Reclamation: hasta 1928, el trabajo de
generaciones: fue hábil en contratar a jóvenes recién egresados (como ingeniería de ese organismo alcanzaba más de 16 000 millas de cana-
Orive Alba, los hermanos Benassini, Pablo Bistráin) junto con personas les, más de 100 presas de almacenamiento y derivación, 106 túneles,
de mayor edad como Carlos Blake y José Orozco. Un aspecto importante de más de mil millas de caminos y 12 plantas hidroeléctricas. Más de me-
la labor de la CNI fue la ampliación de la red de estaciones meteorológicas dio millón de habitantes vivía en las 37 000 granjas regadas por obras
e hidrológicas, reforzando así la labor que había iniciado en 1921 la Di- federales.23 Aún más, los distritos de riego del vecino país se convirtie-
!,
rección de Irrigación. El conocimiento hidrológico del territorio nacional ron pronto en obligado marco de referencia para los ingenieros mexi-
ganó así amplitud y rigor, como se verá más adelante. canos, por ejemplo, en el manejo de índices de eficiencia en el manejo
En esta labor inicial, la CNI se auxilió de la. White Engeneering del agua: pérdidas por conducción, láminas de riego, costo del servicio
Corp., una prestigiada firma constructora neoyorquina. La razón para de riego por unidad de superficie.24 En el sentido técnico, los hacedo-
contratar los servicios de la empresa norteamericana era expresada res de la irrigación callista eran fieles y leales seguidores de la admi-
por el presidente Calles de manera muy simple: los ingenieros mexica- ración que Obregón, Calles y muchos políticos más mostraban por el
trF nos carecían de experiencia en la construcción de grandes obras.20 desarrollo agrario del Suroeste norteamericano.
Esta empresa comenzó por realizar diversos estudios de viabilidad,
por lo menos en el área del Mayo en Sonora; Conchos en Chihuahua,
Salado en Coahuila y Nuevo León y Pabellón en Aguascalientes.
La contratación de la White es importante también porque refleja
la gran cercanía técnica e ideológica que los directivos de la CNI (y del 21
CM, La obra, 1,
mismo gobierno callista) tenían con la experiencia norteamericana, en 106` Además de las asesorías de ingenieros norteamericanos, se
particular, con las obras de irrigación en el Suroeste. Métodos topográ- usaban las normas de organismos como American Concrete Institute, American
Institute of Steel Construction, American Association of State Highways Officials
ficos, técnicas de ingeniería para la construcción de presas y, por su- y American Elding Society.
puesto, el modelo del agricultor mediano, moderno y de amplia 22
Esas fallas se referían por ejemplo a la construcción de obras de riego para benefi-
producción mercantil, entre otros aspectos, comenzaron a nutrir una cio de agricultores ya asentados en diversas cuencas del país, cosa que contrave-
sólida relación de influencia en México. Poco o muy poco quedaría de nía la idea original de construir obras en tierras baldías. Un autor no duda en
la influencia francesa, tan presente en los asuntos de aguas del país señalar que hasta 1929 la experiencia del organismo era simplemente un fracaso.
Ver Worster, Rivers of Empire,
169-188. Otra visión del organismo en Warne, The
durante el siglo.xix. En el Oeste los norteamericanos enfrentaban pro- Bureau of Reclamation.
blemas muy semejantes a los de México, por ejemplo, las zonas semiári- 23 Irrigación en México,
1:2 (junio 1930), 5-14: "I,a política de irrigación del Gobierno
das, de escasa precipitación aunque con corrientes fluviales permanentes Federal". En su crítica, Gamio citaba un artículo de Isaiah Bowman, director de la
de considerable importancia. En el uso de materiales, la CNI adoptaría American Geographical Society, quien alegaba que los 24 grandes proyectos de
muy pronto las normas técnicas y administrativas desarrolladas en el irrigación que el Bureau of Reclamation había venido construyendo durante 25
aflos en las zonas áridas norteamericanas habían beneficiado apenas a 137 000
agricultores. El artículo de Gamio en Excélsior,
21 de abril de 1930. Agradezco a
Roberto Melville el conocimiento de esta nota.
24
20 Tamayo, «Entrevista"; un punto de vista crítico sobre esta decisión de Calles se ha- Por ejemplo,"Informe de la inspección reglamentaria de la toma Los Pelillos, Chi-
lla en Jiménez, "I,a contribución", 4. huahua", AcNA-Chihuahua, Aprovechamientos Superficiales, exp. 983; también
Aboites, ed., Pablo Bistráin.
114 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 115

Para 1934, los logros de la CNI eran modestos: con una inversión de hasta 100 hectáreas de riego y para que no hubiera dudas de la inten-
poco más de 84 millones de pesos se habían logrado irrigar 66 450 hec- cionalidad del proyecto, establecían un rango inferior: ocho hectáreas.
táreas nuevas.25 Ya para entonces funcionaban por lo menos ocho sis- Los colonos, muy a la usanza de los pioneros protestantes norteameri-
temas nacionales de riego, como se les denominó al principio. En su canos, debían dedicarse en cuerpo y alma al trabajo, al florecimiento
mayor parte se concentraban en el norte del país, lo que parecía cohe- de sus ranchos y, en consecuencia, a la prosperidad del sistema de rie-
rente con el objetivo de reforzar la soberanía nacional en la frontera go. Por ejemplo, estaba prohibido dedicarse a la venta de alcohol.
norte mediante el aprovechamiento de los ríos afluentes del Bravo. Los directivos de la CNI no tardaron en deslindarse de lo que ellos llama-
Dos sistemas de riego habían absorbido la mayor proporción de recur- ban "política agraria", que no era otra cosa que el reparto ejidal. Los esfuer-
sos: el del Salado y el del Conchos, en Chihuahua.26 zos irrigadores de la CNI eran para los colonos, no para los ejidatarios. A
Dos elementos destacan de la política de irrigación: por un lado, el éstos se les consideraba mal dotados de atributos productivos y además se
énfasis en la colonización, y por otro, el esmero gubernamental por les concedían pocas esperanzas de prosperar en razón del reducido tamaño
conservar el control del manejo del agua en los sistemas de riego. de la parcela ejidal. Entonces la irrigación gubernamental era para ese se-
Sobre el primer elemento ya se ha mencionado que el objetivo de la lecto grupo de agricultores mexicanos, que debía modernizar la agricultura
inversión federal en irrigación tenía una dimensión agraria, en la me- mediante la adoptación de innovaciones tecnológicas, y que luego podrían
dida en que buscaba fraccionar latifundios y crear una nueva clase de difundirse entre hacendados y ejidatarios y además debían mediar en los
agricultores medios. De nuevo muy cerca de los señalamientos de Ga- conflictos agrarios. A final de cuentas esos colonos debían dar sustancia a
yol, quien no en balde reunió sus apuntes sobre colonización e irriga- la nueva intervención gubernamental en el manejo del agua.
ción en su libro de 1906, los callistas retomaban el afán decimonónico Estos objetivos agrarios de la CNT tenían como punto primordial el ma-
por la colonización, insistiendo con ello en una de las premisas que ha- nejo centralizado del agua. Los sistemas de riego constituían una nueva
bían sustentado los esfuerzos del gobierno mexicano desde 1821. En forma organizativa de los aprovechamientos hidráulicos en México, tan no-
efecto, con la irrigación se buscaba auspiciar el desarrollo de un selecto vedosa como la intervención gubernamental directa en la irrigación. Con
grupo de agricultores, cuyas habilidades muy pronto los convertirían base en la ley de 1926, la SAyF, atendiendo el requerimiento de la CNT, deli-
en un polo de influencia tecnológica y económica sobre terratenientes y mitaba un territorio en el que se establecía una veda de concesiones a par-
ejidatarios. Además, los atributos de esa clase media podían mediar ticulares, medida que se fundamentaba en la declaración de utilidad
en el conflicto agrario entre propietarios y campesinos sin tierra. Repi- pública que se concedía a la construcción de las obras de riego. En esa zona
tiendo un lugar común de los liberales decimonónicos, Calles sostenía la autoridad recaía en el gerente del sistema de riego, un funcionario nom-
que el incremento en el número de propietarios acrecentaba la estabi brado por la CNI. Los colonos recibían del sistema el servicio de riego a cam-
lidad social y reducía el riesgo de nuevas revoluciones. En lo que sí ha bio de una cuota fija más una cuota por volumen utilizado. La construcción
bía una ruptura era en que los callistas ya no buscaban colonos de obras, la conservación de canales e incluso la distribución del agua serían
extranjeros, sino que se trataba de favorecer a grupos de mexicanos: funciones exclusivas de la CNI a través del personal contratado y dirigido por
aparceros, arrendatarios y repatriados del vecino país del norte. Los di- las gerencias. El contraste con las organizaciones locales que se describieron
rectivos de la CNI, de acuerdo con estas ideas, formularon un riguroso sis en el primer capítulo era notable; los ayuntamientos ni siquiera aparecían. En
tema de admisión a las colonias de los sistemas de riego; se atenderían algunos lugares la CNI procedió a organizar asociaciones de regantes, pero ello
solicitudes de individuos que contaran con suficientes aperos de labran- no alcanzó a desmentir, por lo menos en los primeros años, que era más bien
za, conocimientos agrícolas y algún capital para el inicio de las siembras. una relación individual entre el colono y la gerencia.27
Los reglamentos de colonización permitían la adquisición de parcelas de Durante el sexenio cardenista, este modelo callista de organización
de la irrigación se vio alterado en su componente agrario, aunque se
mantuvo incólume en relación con el manejo centralizado del agua. En
25 CNI, La obra, 82. Algunos opinaban que esas enormes sumas beneficiaban a un nú- efecto, la movilización popular y el radicalismo agrario de algunos funcio-
mero muy reducido de agricultores y prácticamente a ningún ejido. Cabía enton-
ces la pregunta sobre la pertinencia de esa costosísima política de irrigación: ¿no
hubiera sido preferible invertir tantos millones de pesos en créditos, escuelas, ca- 27 Este esquema organizativo describe la experiencia de aquellos sistemas, como Don
minos y otras obras? Ver Simpson, "El ejido", 103. Martín y Río Conchos, en donde la CNI sí realizó trabajos de colonización, es decir,
26 En Aboites, La irrigación, 34-37, se explica esa vocación norteña de la política de traslado y asentamiento de agricultores. En otros lugares, como en Chapala o en
irrigación, considerando entre otras razones la necesidad de intensificar los apro- La Laguna, la CNI se hizo cargo de sistemas de riego que ya contaban con juntas
vechamientos de las corrientes afluentes del Bravo y reforzar la soberanía nacio- de usuarios y reglamentos reconocidos por la sAyF, que continuaron funcionando.
nal sobre la frontera norte. Rodríguez, El desarrollo, 29-31.
El agua de la nación 117
116 Luis Aboites Aguilar

narios gubernamentales contribuyeron a desmantelar el proyecto de Cuadro 2


formar colonias atendiendo un riguroso perfil de los integrantes; asimis- Superficie de los distritos de riego (1951)
mo se dejó de lado la idea del fraccionamiento gradual de latifundios y se Número* Nombre Estado Superficie irrigada Por irrigar
impuso una política de reparto por la vía ejidal de gran alcance. Más aún, 1 Pabellón • Ags. 8 000 8 000
las nuevas autoridades intentaron modificar los términos de la coloniza-
ción callista reduciendo la parcela de los distritos de riego a un máximo 2 Río Colorado B. C. 147 000 200 000
de 10 hectáreas, con el fin de beneficiar a un número mayor de solicitan- 3 Tijuana B. C. 1 000 1 000
tes, incluyendo por supuesto a los ejidatarios. Ante esta situación, en el 4 San Quintín B.C.
sistema del río Conchos, en Chihuahua, los colonos callistas, agrupados 6 750
en un sindicato patronal, exigieron al presidente Cárdenas la entrega del 5 Suchiate Chis. 7 000
distrito de riego en 1938. Los colonos reaccionaban así no sólo ante el 6 Delicias Chih. 43 703 89 700
intento de reducir parcelas y de incorporar a los ejidos a los beneficios
7 V. de Juárez Chih.
del riego gubernamental. Además de eso, los colonos pretendían desha- 15 000 15 000
cerse de los agitadores sindicalistas del Banco Nacional de Crédito Agrí- 8 Buenaventura Chih. 7 000 7 000
cola, la institución que desde 1936 manejaba los distritos de riego en 9 Palestina Coah. 10 600 10 600
operación, a quienes acusaban de promover la sindicalización y la contra-
tación colectiva de los jornaleros agrícolas. Este distrito de riego era uno 10 El Nogal Coah. 1 200 1 200
de los más exitosos. La constante ampliación de la superficie cosechada de 11 Comarca Lagunera Dgo./Coah. 113 000 113 000
algodón, que pasó de menos de 650 hectáreas en 1933 a más de 15 000 en 12 La Sauceda Dgo. 1 700
1935, requería de abundante mano de obra, especialmente en la tempo-
rada de cosecha. Como se ve, los colonos callistas veían las amenazas por 13 Alto Lerma Gto. 78 560 102 500
distintos frentes. 14 Ometepec Gro. 9 000
El gobierno cardenista resolvió el conflicto de una manera por demás su- 15 Tula Hgo.
gerente: desechó la idea de entregar la administración del distrito de riego 28 000 33 800
SX pero accedió a remplazar a los funcionarios y trabajadores del Banco que 16 Metztitlán Hgo. 4 300 4 300
más se identificaban con los jornaleros. De esa manera, este grupo vio muy 17 L. de Moreno Jal. 1 905 3 100
debilitada su lucha y halló crecientes dificultades para su movimiento; en
cambio, el gobierno federal mantuvo el control del distrito de riego, es de- 18 Magdalena Jal. 9 900 9 900
cir, el control de la distribución del agua. Por su parte, los colonos callis- 19 Autlán Jal. 9 000
tas quedaron aliviados de la amenaza del radicalismo cardenista y en lo 20 Amatitlán Jal. 1 200 1 200
subsiguiente gozaron de condiciones inmejorables para enriquecerse con
base en el cultivo algodonero y, sobre todo, en el trabajo de jornaleros de- 21 Bajo Lerma Jal. 8 600 8 600
sorganizados. Tal vez por esas poderosas razones estos colonos jamás vol- 22 Arroyo Zarco Mex. 16 300 16 300
vieron a pedir la administración del agua.28 23 Jilotepec Mex. 1 200
Ese desenlace habla de la importancia que el gobierno federal, ya 2 300
fuera el cardenista o el de aquellos más identificados con el callismo 24 Zamora Mich. 8 000 8 000
concedía a la administración de los distritos de riego, aspecto en el qu€ 25 Tarécuaro Mich. 4 500 4 500
vale la pena detenerse (ver Cuadro 2 y el mapa)..29 26 Morelia Mich. 17 560 17 560
27 Zacapu Mich. 12 000 12 000
La irrigación, 271-312. 28 C.de Chapala Mich. 29 500 29 500
28 Más referencias sobre este conflicto en Aboites,
29 Un decreto presidencial de febrero de 1939 declaró de utilidad pública la creaciót 29 El Rodeo Mor. 1 400 1 400
de distritos de riego. Según un experto, este decreto es el antecedente legislati
vo de la existencia legal propiamente dicha de los distritos de riego, cosa que s 30 Río Santiago Nay. 12 000
logró con la ley de riegos de diciembre de 1946. Ésta derogó la de irrigación de 192(
Ver Lanz Cárdenas, Legislación, 1, 70.
118 Luis Aboites Aguilar

Número* Nombre Estado Superficie irrigada Por irrigar


31 Don Martín N. L. 30 000 30 000
32 Las Lajas N. L. 3 100 3 100
33 Tehuantepec Oax. 21 000 70 000
34 Valsequillo Pue. 27 125 33 000
35 San Juan Qro. 2 200 2 200
36 Río Verde S. L. P. 500 500
37 Río Fuerte Sin. 68 270 270 000
38 Río Sinaloa Sin. 15 000 89 000
39 Río Culiacán Sin. 83 394 107 000
40 Río Altar Son. 2 000
41 Río Sonora Son. 10 000 10 000
42 Río Yaqui Son. 116 355 220 000
Pr
43 Río Mayo Son. 19 320 66 000
44 Río San Juan Tamps. 66 145 66 145
45 Bajo río Bravo Tamps. 68 905 220 000
46 Purificación Tamps. 4 000 4 000
47 Río Mante Tamps. 9 800 9 800
48 Río Frío Tamps. 7 400 7 400
49 Xicoténcatl Tamps. 5 000 5 000
50 M.de la Torre Ver. 1 830 1 830
51 La Boticaria Ver. 2 500 2 500
52 La Antigua Ver. 1 500 1 500
53 Santa Rosa Zac. 500 500
54 Trujillo Zac. 3 000 3 000
55 Excamé Zac. 1 000 5 000
Total distritos de riego 1 137 272 1 991 285
Total pequeñas obras de riego 163 875
Suma en obras de riego 1 301 147

* La numeración corresponde a la del mapa y no a la numeración oficial de los distritos


de riego.
Fuente: SRH, Breves resúmenes, anexo.
Mapa de la localización de los distritos de riego (1951)
-igada Por irrigar
000 30 000
100 3 100
000 70 000
7 125 33 000
2 200 2 200
500 500
8 270 270 000
5 000 89 000
3 394 107 000
2 000
.0 000 10 000
355 220 000
19 320 66 000
36 145 66 145
68 905 220 000
4 000 4 000
9 800 9 800
7 400 7 400
5 000 5 000
1 830 1 830
2 500 2 500
1 500 1 500
500 500
3 000
3 000 0 200 400
1 000 5 000 o
Kilómetros
137 272 1 991 285
163 875
301 147

ación oficial de los distrito


Fuente: SRH, Breves resúmenes
Los nombres de los distritos de riego aparecen en el Cuadro 2.
El agua de la nación 119

En un principio se pensaba, siguiendo de cerca la ley norteamerica-


na de 1902, que los propios colonos debían aportar cuotas suficientes
para cubrir los costos de operación, conservación y mantenimiento del
sistema de riego. Concluidas las obras y la colonización, la CNI se reti-
raría dejando la administración del sistema en manos de los colonos.
Se suponía que los costos de inversión debían recuperarse mediante la
venta de terrenos beneficiados.30 Sin embargo, en la práctica ni el go-
bierno federal abandonó la administración de los sistemas de riego
concluidos ni las cuotas de los usuarios fueron suficientes para soste-
ner la operación. De allí se derivó un sistema de subsidios, exenciones,
facilidades que acabaron por crear verdaderas zonas de privilegio en
las áreas beneficiadas por el gasto público. Según un estudio de 1946,
la administración de los distritos de riego costaba al erario público
ocho millones de pesos al año, mientras que los ingresos por cuotas co-
bradas por ese concepto apenas llegaban a tres millones. Otro ejemplo:
entre 1936 y 1943 el Banco Nacional de Crédito Agrícola gastó 20.5
millones de pesos en la administración de los distritos de riego a su
cargo, pero en ese lapso sólo obtuvo ingresos por ese concepto del or-
den de 8.9 millones.31 Esos subsidios se sumaron a otras políticas gu-
bernamentales que apuntalaron el crecimiento y prosperidad de
reducidos grupos de agricultores en los distritos de riego, sobre todo
del norte del país. Eso se acentuó después de 1940, luego que el go-
bierno cardenista entregó buena parte de las tierras de riego a ejidos,
y sobre todo en materia de apropiación de las nuevas tierras irrigadas
tanto por vías legales como ilegales (el así llamado "neolatifundismo" y
el arrendamiento de parcelas ejidales).32
La apropiación desigual de la tierra en los distritos de riego era un
asunto crucial debido la alta productividad de esas tierras. Según datos
de 1950, los distritos de riego representaban apenas el 10% de la superfi-
cie cultivada del país (estimada en 10.8 millones de hectáreas), pero en
cambio aportaban casi el 29% del valor de las cosechas. En 1954 los eji-
dos contaban con el 41% de la superficie de los distritos de riego, frente a
un 59% de la propiedad privada. Además, el tamaño promedio de la parce-
la ejidal era de 4.54 hectáreas contra 14.87 del predio privado. Por otro
lado, a medida que se avanzaba hacia el norte, en especial hacia el Pacífico
Norte, disminuía la proporción de tierras ejidales en los distritos de riego:
del 60% en la zona sur al 33% en el noroeste. Entre los propietarios priva-
dos también había una gran diferencia en la apropiación de tierra: mien-

30
Así lo establecía el inciso a) del artículo 13 de la ley de 1926 y también los artícu-
los 36 y 37 de la ley de riegos de 1946.
31
Alards Patifio, "Las tierras de riego", 90.
32
Un análisis general sobre el destino de la inversión pública en este rubro puede
verse en Hewitt, La modernización; también Chonchol, Los distritos de riego, 16-26,
30-31. La visión oficialista es la de Orive Alba, La política.
120 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 121

tras que el 64% de los usuarios con predios menores de 10 hectáreas conta- solamente tenían facultades para informar, proponer y sugerir, según
ba con el 11% del área de cultivo, el 7% de los usuarios con predios mayores se lee en el reglamento del acuerdo presidencial que creó los comités
de 50 hectáreas ocupaba el 46% de esa misma superficie.33 directivos.37
Es importante destacar que en todo este tiempo el gobierno fede- Que el gobierno federal no estaba muy interesado en compartir la
ral, ya sea a través de la CNI o de la SRH años después, mantuvo el administración de los distritos de riego lo muestran algunos párrafos
control de los recursos y de la infraestructura de los distritos de rie- de dichos acuerdos. En el de 1951 se podía leer que podían crearse
go. Sin embargo, este monopolio federal se vio matizado décadas más consejos consultivos en aquellos distritos "en [los] que la SRH lo estime
tarde mediante la incorporación de representantes de los diversos conveniente". Además de insistir en la función consultiva, el acuerdo
grupos de usuarios. Un acuerdo presidencial de enero de 1947 cree señalaba que en caso de conflicto entre el consejo y la gerencia del dis-
consejos de administración e inspección en varios distritos de riego. trito, la SRH resolvería lo conducente. Es decir, la SRH, que nombraba
En junio de 1951, dicho acuerdo fue sustituido por otro que creaba h al gerente, era juez y parte. En contraste, el acuerdo de 1953 era en reali-
figura del Consejo Consultivo de Tos-liYistYitos de Riego; más tarde, er dad una delimitación de los ámbitos de acción entre la SRH y la SAyG,
r enero de 1953, se crearon los comités directivos que funcionaron has• esta última como "responsable de la planeación agrícola nacional". Si
' ta la expedición de la nueva ley de aguas de 1992.34 algo destaca de la organización de los distritos de riego es justamente
Sin embargo, más que la incorporación de los usuarios al manejo del el control gubernamental sobre el manejo del agua y del uso específico
agua, el objetivo de los comités directivos era reforzar la injerencia guber de la tierra. La inversión pública en irrigación tenía como objetivo con-
r namental én el uso especifico de la tierra y del agua de los distritos de tribuir a la reproducción de propietarios privados que guardarían una
riego y así influir en el patrón de cultivos. A través de estos comités, que estrecha subordinación al poder público. Por lo anterior, los distritos
)
precisaban las relaciones entre la SRH y la SAyG, el gobierno federal se de riego se convirtieron a partir de 1930 en un nuevo protagonista de
hacía de instrumentos para la planeación agrícola, lo que respondía a los usos del agua en México, un protagonista que mostraba por todos
hecho de que los distritos de riegos estaban ocupados por unidades de lados los aires centralizadores. Ya no sólo era la jurisdicción sobre las
producción independientes, por ejemplo, al margen del crédito oficial.35 aguas, ni sobre su administración; la CNI agregó la construcción y con-
Un párrafo del acuerdo presidencial de 1953 es elocuente: virtió al gobierno federal en un usuario singular de sus propias aguas,
para beneficio de particulares.38
las aguas de los Sistemas de Riego se distribuirán de conformidad con el
programa de cultivos presentado por la Secretaría de Agricultura y Gana-
dería ante el Comité Directivo correspondiente, con el objeto de aplicar, en
primer término, los cultivos que más convengan, así como garantizar su
productividad y hacer las reservas de agua que la técnica aconseja.36 El (des)conocimiento hidrológico y el desarrollo
Así, las gerencias no sólo eran responsables de la construcción, conserva- de la ingeniería de presas
ción y administración de las obras de riego. Sin duda su función más im-
portante era determinar la superficie cultivada (y la clase de cultivos),
considerando los volúmenes disponibles en las presas de almacenamiento. La historia que se ha delineado en las páginas anteriores tenía una
Precisamente los comités directivos se involucraron sobre todo en esta últi- asignatura pendiente. El nuevo poderío gubernamental, reflejado en
ma función, a la que se le denominaba comúnmente el "plan de riegos". Los
ejidatarios, pequeños propietarios y colonos así como las instituciones
bancarias oficiales (el Banco Agrícola y el Banco Ejidal) también estaban 37 SRH, Acuerdos, 11. Por desgracia no hay trabajos sobre el funcionamiento específi-
representados en esos comités. Pero los representantes de los usuarios co de estos comités. Sería muy útil hacer un estudio acerca de la experiencia de
esos organismos, basados en buena medida en los libros de actas de sus sesiones.
Sobre la enorme autoridad de los gerentes de los distritos de riego, ver Greenberg,
Bureaucracy, 93.
33 Chonchol, Los distritos de riego, 9-22. 38 Debe insistirse en que este modelo de injerencia federal es válido especialmente
en los distritos de riego, es decir, en áreas en donde la inversión pública fue cuan-
34 Los acuerdos de 1951 y 1953 en Andrade, Leyes y reglamentos, 122 bis 6a., 4
tiosa y significativa en términos de la apertura de tierras irrigadas. Una visión
122-115, respectivamente.
muy distinta puede obtenerse de zonas en donde no hubo esa inversión guberna-
35 Hewitt, La modernización, 59. mental, por ejemplo en el valle de Tehuacán. Ver Enge y Whiteford, The Keepers
36 "Acuerdo presidencial de 26 de noviembre de 1953", en SRH, Acuerdos, 4. of Water & Earth.

L
122 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 123

su inédita capacidad de construcción de grandes obras de irrigación, se podía estimarse la vida útil de una presa si se ignoraba la cantidad de
topaba con el escaso conocimiento sobre los recursos disponibles en el azolves que arrastraba la propia corriente, y así sucesivamente. Esa ig-
país, en particular sobre los escurrimientos de los ríos. norancia tenía, además, una expresión monetaria muy clara. Si la esti-
Ese desconocimiento era un problema de escalas. La enorme diver- mación del escurrimiento llevaba a una presa de gran tamaño, el
sidad de productores agrícolas y núcleos y comunidades que aprove- presupuesto tenía que ser igualmente alto.
chaban las aguas bajo modalidades también variadas tenían grandes La parte de ingeniería, de manejo de materiales y de organización
conocimientos sobre la mejor forma de usar el agua: sabían cómo cons- laboral de un proyecto de gran escala, podía subsanarse con la contra-
truir una presa con piedras y céspedes, cómo trazar un canal siguien- tación de los experimentados ingenieros norteamericanos de la White.
do el curso del agua, cómo limpiar y conservar las acequias y las Pero por más experiencia que tuvieran los técnicos norteamericanos,
tomas, y sobre todo cómo regar; sabían cuáles peces pescar y cuáles no podían inventar datos hidrométricos.
aves cazar en los lagos según la temporada del año; sabían hacer pro- En 1930, un experto en la materia no dudaba en afirmar que "nues-
nósticos de tiempo (las cabañuelas), eran capaces de localizar mantos tros conocimientos actuales sobre los fenómenos hidrológicos son muy li-
subterráneos mediante el método de la vara y también sabían cons- mitados e incompletos, no obstante que los avances en las demás ciencias
truir pozos de profundidades considerables y cosas tan complicadas como naturales han sido gigantescos en las dos últimas centurias". Señalaba
las galerías filtrantes. Asimismo sabían conservar agua de lluvia, construir que en Estados Unidos el Wheather Bureau, fundado en 1891, conta-
terrazas y almacenar aguas broncas. Estaban familiarizados con los ba con 5 000 estaciones meteorológicas y que aún eran insuficientes.
temporales y de sus ancestros habían recibido noticias sobre inundacio- En México funcionaban apenas 500 estaciones termopluviométricas
nes, crecientes, sequías. en ese año y sólo en las capitales de los estados y en algunas ciudades
Sin embargo, estos conocimientos, transmitidos de generación en ge- importantes existían en forma.40 Pero si los registros de precipitación
neración, influidos de vez en cuando por la incorporación de cierta técnica y temperatura eran deficientes, más lo eran los de escurrimientos:
"moderna", eran útiles para el aprovechamiento de las aguas según las "la medición del gasto de una corriente presenta más dificultades
necesidades de un agricultor individual o de un grupo de vecinos de algu- que las mediciones pluviométricas, y no hay tres casos donde se
PI na comunidad. Pero para el tamaño de las obras que pretendía la CNI ese tengan estas mediciones continuas por un periodo de 20 años".41 En
conocimiento empírico era inadecuado. A ninguno de esos grupos sociales cuanto a la medición de escurrimientos, la palabra clave era la conti-
se les había ocurrido la posibilidad de construir una presa de más de 50 nuidad, aunque hubiera pocas estaciones de medición.42 En 1919 He-
metros de altura, o dar riego de golpe a varios miles de hectáreas. rrera y Lasso trataba el asunto:
Si el gobierno argüía tantos beneficios que el país podía esperar de
la política de irrigación (modernización tecnológica, fraccionamiento no hay que olvidar que no estamos preparados para invertir de una bue-
de latifundios, formación de la clase media agraria, además de consoli- na vez varios millones de pesos en la construcción de vastos sistemas de
dar la soberanía nacional en la frontera norte), era claro que esa polí- irrigación, puesto que, por razón del desconocimiento casi absoluto en
tica no podía improvisarse. La inversión de millones de pesos en una que estamos respecto de nuestros recursos en materia de aguas, no dispo-
nemos de la documentación técnica previa indispensable para el caso.43
obra debía estar respaldada en conocimientos precisos que evitaran
errores que amenazaran vidas, explotaciones agrícolas y de paso la le-
gitimidad de esa política gubernamental.39 No podía decidirse sobre la Muestra elocuente del desconocimiento hidrológico del país era la
altura de una cortina o la capacidad de un vertedor de demasías si se estimación del escurrimiento virgen o natural, es decir, aquel volumen
desconocían las crecientes máximas de la corriente en cuestión; tampoco escurrido antes de los aprovechamientos. En 1943 Andrés García
Quintero ofreció la cifra de 125 461 millones de metros cúbicos. Poco des-
pués Edmundo Rosas elaboró una nueva estimación con un resultado de
39 En 1928, apenas un arto después de su construcción, se vino a abajo la presa Fran-
cis, en California. Esta catástrofe había conmocionado a la opinión pública nortea-
mericana y había llevado a los ingenieros de aquel país a atender con más cuidado 40
Ya en 1902 el agrónomo Rómulo Escobar había hecho un estudio sobre la precipi-
el estudio de la cimentación de las cortinas. Ver Irrigación en México, 11:2 (diciem- tación pluvial en la república, con datos del periodo 1877-1901. Ver Escobar, Indi-
bre 1930), «Notas", 180-182. En México, la presa Requena, concluida en 1917, mos- caciones relativas a colonización, 293.
traba grandes fallas en 1938, lo que obligaba a mantenerla con bajos niveles de 41
Perogordo y Lasso, "Anotaciones", 63-67.
almacenamiento. Esto provocaba grandes conflictos con los usuarios en vista de la
42 Ramírez Ulloa, "Estaciones de aforo", 32-33.
escasez de agua resultante. AGN, Presidentes, Lázaro Cárdenas, exp. 508.1/432. 43
Agradezco a Francisco Pena el conocimiento de este asunto. Herrera y Lasso, Apuntes, 193.
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 125
124

213 367 millones de metros cúbicos. Y en 1946 Jorge L. Tamayo sugi- El establecimiento de la compañía Richardson explica la existencia
rió la cifra de 300 958. Esto es, en apenas tres arios la estimación acer- de registros sobre el caudal del río Yaqui desde 1909. No era así en el
ca de la disponibilidad de agua superficial casi se triplicó, lo que bien caso del vecino río Mayo. Cuando un ingeniero de la White fue comi-
podía modificar sustancialmente cualquier programa de obras y de in- sionado en 1927 para evaluar las posibilidades de construir un pro-
versiones.44 En 1947 la SRH reconocía que las 452 estaciones hidrométri- yecto de riego, se vio obligado a interrogar a los habitantes para
cas existentes sólo permitían aforar corrientes que correspondían al conocer algunos datos del comportamiento del río. De esa fuente el
38% del territorio nacional.45 Todavía en 1949, Tamayo señalaba que técnico supo de dos crecientes de gran magnitud (1869 y 1914) y de
ante la falta de datos directos, los hidrólogos mexicanos habían recurri- dos de menor rango (1905 y 1923). Los habitantes de la zona del
do a fórmulas suizas, italianas, francesas, "y últimamente norteameri- Mayo le mostraron los rastros de la gran inundación de 1914. La pre-
canas", para estimar la creciente máxima de una cuenca.46 cariedad del conocimiento lo llevaba a afirmar cosas como "aparente-
Pero como se vio, a pesar de esa ignorancia, el gobierno federal deci- mente cada nueve años bajan crecientes que sobrepasan a lo que
dió emprender su política de grande irrigación en 1926. Una de las pudiéramos llamar normales". Hasta noviembre de 1926 se instaló la
primeras presas en concluirse fue precisamente la presa Calles, en estación de aforos para medir el escurrimiento del Mayo. Este inge-
rr Aguascalientes (ver fotografía 14). Esta decisión se tomó considerando niero tuvo que recurrir a los datos de la Richardson sobre el Yaqui, y
r los riesgos. Orive Alba señala que en 1926 la CNI tenía dos opciones: es- al tamaño de las cuencas del Yaqui y del Mayo para deducir la mag-
iT perar la acumulación de datos confiables y entonces construir las obras o nitud de la captación y estimar el comportamiento del segundo río.50
iniciar inmediatamente las obras para mostrar los grandes beneficios de En otros lugares la White recurrió a los registros disponibles, en
rL muchos casos resultantes de la creación de empresas hidroeléctricas,
t la irrigación gubeniamenta1.47 Ahora es claro cuál opción se siguió.
Un elemento clave para la elaboración de proyectos de riego era el de los como en el río Conchos, en el estado de Chihuahua. Aunque hay que
ir escurrimientos. Entre los ríos que contaban con registros más o menos sa- decir que en este caso la ignorancia no era tan importante, puesto
tisfactorios se hallaban el Nazas y el Bravo.48 En ambos los registros obe- que la presa de almacenamiento ya estaba construida. Los que habían
decían a la creación de organismos gubernamentales específicos. En el caso corrido el riesgo eran los ingenieros de la compañía hidroeléctrica ca-
del Nazas, la creación de la Comisión Inspectora, en 1891, hizo posible que nadiense que diseñaron la obra en 1909. De cualquier manera, en
desde ese año se llevara el registro de datos hidrométricos. Sobre el río 1927 el hidrólogo Elder, de la White, estimó con bastante precisión el
Bravo, la fundación de la Comisión Internacional de Límites y Aguas escurrimiento del Conchos, a la altura de la presa de la Boquilla, en
(LILA), en 1888, hizo posible un registro similar, a partir de 1889; en el 900 millones de metros cúbicos al año.51 En otros lugares no existía
caso del río Conchos, sus escurrimientos se empezaron a registrar en su ningún aforo disponible, como en el río Salado, en donde se construyó
confluencia con el Bravo desde 1896.49 la presa Don Martín, que haría posible la existencia del distrito de rie-
go número 4. Este distrito de riego pagó los costos de la ignorancia hi-
drológica. En 1938 la presa se secó y puso en riesgo durante dos años
44 Tamayo, Geografía, II, 111-117. Ahora bien, esta cifra de Tamayo contrasta con la la vida del asentamiento que había surgido en torno al distrito de rie-
que ofrece la SRH, Informe, I, 37, que es de 181 294 millones de metros cúbicos. go, Ciudad Anáhuac.
45 SRH, Informe, 1, 36-37.
46 Tamayo, Geografía, II, 121. Del mismo autor ver Datos.

47 Orive Alba, La política, 50.


48 Ver cm, La obra, 1, 15, en donde se señala que los ríos que contaban con registros
hidrológicos eran el Nazas, Lerma, Bravo, Santiago y Tolotlán.
49 Tamayo, Geografía, II,
140-141. La Comisión Internacional de Límites entre Méxi-
co y Estados Unidos (CICA) editó desde 1931 varios boletines con los registros hi- 50 Bond, Informe, 1-27. Sobra decir que tampoco había datos sobre evaporación ni
drológicos del Bravo. Sobre la fecha de inicio de registros en el Bravo y Conchos, arrastre de azolves. Se ignora si por estas razones el proyecto del Mayo se pospuso
hasta la década de 1950, cuando se construyó la presa Mocúzari, en uno de los si-
ver Boletín. Desde 1896 se comenzaron a registrar de manera sistemática los nive- tios propuestos por Bond y antes, en 1926, por la firma Quinton, Code and Hill, de
les del Lago de Chapala con motivo de la concesión otorgada por la Secretaría de Fo-
mento a José María Bermejillo para construir la presa de Poncitlán sobre aguas del Los Ángeles. Sobre los testimonios orales recogidos por el ingeniero Ochoa Arróniz
para fijar las alturas máximas del lago de Chapala en 1896, ver Quevedo, La cues-
Santiago. Quevedo, La cuestión, 11. En el río San Juan, en Tamaulipas, se contaba
con aforos desde 1901 a 1912 y luego de 1923 en adelante. Ver CM, Memoria, 35. En tión, 11 ss.
el río Salado, en Nuevo León, los registros de la LILA se iniciaban en 1900 y llegaban 51 Aboites, ed., Pablo Bistráin, 142. Seguramente Elder utilizó los aforos del río Con-
a 1913; luego se reanudaron en 1923. Con esos escasos datos se hizo el proyecto chos que la compañía hidroeléctrica comenzó a registrar a partir de 1908, según se
del distrito de riego Don Martín. Ver CNI, Sistema, 16. deduce de Tamayo, Geografía, II, 155.
126 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 127

Los pobladores abandonaron en masa el distrito de riego y algunos distintas tomas, los informes correspondientes contenían los aforos ob-
de ellos se sumaron a los solicitantes de tierras en el valle de Matamo- tenidos en distintos puntos de esas corrientes.56
ros, Tamaulipas, que entonces empezaba a abrirse.52 La creación de la CNI trajo consigo un importante impulso al conoci-
A raíz de las tremendas inundaciones de 1944, que afectaron diver- miento de la hidrología y de otros aspectos de la geografía del país.
sas partes del país, en especial la Comarca Lagunera y la cuenca baja Por principio de cuentas, propició la formación de un sistema de regis-
del Papaloapan, el gobierno federal tomó una decisión muy importan- tro hidrológico mucho más sistemático y preciso, por lo menos en las
te para el avance del conocimiento geográfico de las áreas tropicaleí cuencas más importantes, en especial en aquellas en donde construía
del país. Por acuerdo presidencial de 16 de octubre de 1944, se declar o planeaba construir obras de riego.57 En uno de sus libros, Tamayo
de utilidad pública "el estudio y la construcción de las obras del río Pa- destacaba precisamente la importante contribución del gobierno federal
paloapan". Dicho acuerdo ordenaba a la SAyF, entre otras cosas, lo si• al conocimiento hidrológico del país. Mencionaba que había sido la CNI la
guiente: realizar el levantamiento aerofotográfico de toda la cuenca que "introdujo en México los métodos modernos, y los demás organismos,
"establecimiento de estaciones de aforo y de muestreo de sedimento er tanto oficiales como privados, que posteriormente han hecho investiga-
la cuenca alta y en la cuenca baja y ampliación del número de estacio ciones hidrométricas, adoptaron sin discusión los procedimientos de la
nes climatológicas y termopluviométricas que ya operan", y el "estudie primera hasta en sus detalles".58
de vasos de almacenamiento para control de avenidas".53 El trabajo científico de la CNI, o la "obra intelectual" como le decían
Como resultado de ese acuerdo, el ingeniero José Noriega fue con sus directivos, no se limitó a los escurrimientos. El organismo incur-
tratado por la CNI en 1945 para hacer un estudio de la cuenca del Pa sionó en campos diversos, como la agronomía y la agrología, una discipli-
paloapan. En su informe hacía un recuento de la escasez de fuentes el( na desconocida en nuestro país hasta entonces. De allí surgieron los
información y, por consiguiente, del precario conocimiento de esa co primeros planos sobre clases de suelos, que eran muy importantes
rriente, sobre todo de las partes media y alta de la cuenca. En el curs( para evaluar la viabilidad de un proyecto de obras, para los pagos por
de sus investigaciones se instaló una estación de aforos.54 Noriega en indemnización de los propietarios y por supuesto para la explotación
contró algunas referencias sobre escurrimientos del Papaloapan de la agrícola. En 1937, además de reforzar la sección de geología, se crea-
años de 1905 y 1906, realizados por la comisión hidrográfica. Pero e ron los laboratorios de experimentación y de modelos hidráulicos, que
problema era que no se habían continuado.55 Cosa similar podía decirse pusieron a México a la vanguardia en América Latina. Estos laborato-
de los ríos Nexapa y Atoyac, en el estado de Puebla, que fueron minucio rios, modalidad que habían empezado a adoptar ingenieros alemanes
samente estudiados por una comisión de la Secretaría de Fomento entre y norteamericanos al iniciar el siglo xx, eran de gran utilidad para
1903 y 1904. Además de levantamientos topográficos y descripción de la probar a escala el comportamiento de las diversas estructuras, como
cortinas, canales, vertedores. En 1936, con aparatos alemanes marca
Zeiss, se iniciaron las labores de fotogrametría, un auxiliar de gran
utilidad en los levantamientos topográficos de las zonas de obra.
52 Melville, "La presa Don Martín se secó", 1-2. Años después Marte R. Gómez, secrE
tario de la sAyF durante el gobierno de Ávila Camacho, señalaba: "Hicimos una o
dos presas demasiado grandes -por lo mismo mucho más costosas para el volumen
de aguas que en ellas podríamos almacenar; en una ocasión construimos una prE
sa para descubrir más tarde que el agua almacenada en ella sólo podría servir ti<
rras de ínfima calidad; en otra ocasión localizamos buenas tierras regables, pero E
agua la quisimos conservar en una vaso de almacenamiento ubicado sobre terren o
de caliza permeable, donde el agua nunca se ha podido guardar". Ver Gómez, "Lc 56
Ver "Informe especial". Sobre las labores de esta comisión, ver Kroeber,
riegos", 42. El hombre, 133-142.
57
53 sAyF, Informe, 551-552. Este acuerdo fue el antecedente directo de la formación d e No parece casualidad que a fines de la década de 1940 se publicaran tres obras so-
la Comisión del Papaloapan en 1947. bre geografía e hidrología que pueden considerarse directamente beneficiarias de
54 Noriega, Control, 1-7. este nuevo conocimiento geográfico. La primera, de 1946, es la de Tamayo, Datos,
luego del mismo autor, Geografía, de 1949, y por Último la de Andrés García Quin-
55 Noriega, Control, 152. Sobre los avances del trabajo cartográfico en el periodo pu tero, Hidrología de México (México, SRI', 1950).
firiano, que incluía levantamientos topográficos de algunos ríos (Nazas, Yaqu
Bravo), ver García Martínez, `La Comisión", 485-555. La comisión hidrográfica e 58 Tamayo, Geografía, II, 103, 109. Si en materia de escurrimientos la situación era
formó en 1898 bajo los auspicios de la Secretaría de Comunicaciones y Obras PI difícil, más lo era en cuanto a azolves. La primera estación de esta clase fue esta-
blicas. Marroquín y Rivera, Memoria, 16. Sobre las mediciones del gasto del can: 1 blecida en México hasta 1925, sobre el Bravo. La CNI inició lás observaciones sobre
de la Viga, en el Valle de México, en 1861, ver Orozco y Berra, Memoria, 102. azolves hasta 1938.
111•11~-

128 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 129

Otro rubro importante era la asesoría técnica que la CNT brindaba diante la prueba "proctof'.62 Esta presa, de 46 metros de altura y 300 me-
a las fábricas de cemento, para lograr la calidad idónea del produc tros de longitud, se construyó entre 1935 y 1939. Después de 1940 se in-
to.59 En la construcción de la presa Rodríguez, en Tijuana, se ha- corporaron nuevas técnicas en la construcción de estas presas, por
bía utilizado por primera vez en el mundo el cemento de bajo calor, ejemplo, la mecánica de suelos en el diseño y en la construcción. Pero "el
una técnica desarrollada por ingenieros norteamericanos (ver foto cambio básico fundamental de esta época" consistió en establecer crite-
grafía 13). El atributo era que generaba una cantidad menor de calo- rios generales de diseño sobre cuestiones tales como la estabilidad de ta-
rías por gramo de cemento, lo que reducía sustancialmente las ludes, limitaciones de la magnitud de las deformaciones en terraplenes y
variaciones del volumen por cambios de temperatura. De esa manera previsiones contra efectos de tubificación. Dos presas que ejemplifican esta
podía evitarse el riesgo de grietas que amenazaran la estructura.60 nueva etapa son la de Valsequillo, Puebla, iniciada en 1941 y la de Temas-
Ya para entonces la CNT había adoptado una visión más compleja sobre cal, en los límites de Oaxaca y Veracruz, iniciada en 1949.
las presas, que debían servir no sólo para irrigación, sino también para Una presa gigantesca que contiene rasgos de las dos etapas señaladas
control de avenidas y de manera muy importante, para la generación de las presas de tierra es El Palmito, sobre el Nazas, iniciada en 1937. De
de energía eléctrica. 95 metros de altura y 330 metros de longitud, era considerada la más
En un capítulo anterior se señaló la importante innovación que signifi- grande del mundo en su tipo; fue concluida diez arios después (ver foto-
có la adopción de nuevos diseños y nuevos materiales en la construcción grafía 15).63 Aunque su diseño fue empírico, en sus últimas etapas de cons-
de presas, por ejemplo, el concreto para las presas de gravedad y de arco, trucción se le hicieron pruebas sobre su estabilidad, con métodos suecos.
así como las de cabezas de machones redondos. Sin embargo, hay que de- Pero además de su singularidad en términos de ingeniería, la construcción
cir que la ingeniería también desarrollaba y perfeccionaba otro tipo de de El Palmito es ilustrativa del notable cambio tecnológico que se había
presas, las de tierra y de enrocamiento, que encontraron grandes posibili- operado en la construcción de presas en apenas tres décadas. Si para
dades en México. Las cortinas de estas presas eran precisamente de construir Necaxa había sido necesario trasladar 35 000 toneladas de ma-
tierra y de roca, combinando materiales impermeables de distinto tipo quinaria y materiales, para El Palmito se trasladaron 200 000 tone-
con algunos componentes de concreto. Lo importante era que resulta- ladas. Hubo necesidad de construir un camino de 165 kilómetros de
ban mucho más baratas que las de concreto; además podían adaptarse longitud así como un campamento con dos secciones, una para téc-
mejor a las condiciones geológicas del sitio seleccionado, así como a la nicos e ingenieros, y la otra para peones, con escuela, hospital, sala
disponibilidad de materiales de construcción en las cercanías. de espectáculos, gasolinería, cuartel, bodegas y talleres. Se abrieron
Un estudio divide en dos etapas la experiencia de la CNI en esta ma- pozos y norias para el abasto de agua y se instalaron líneas telefó-
teria: antes y después de 1940.61 Antes de esa fecha las presas de tierra nicas, aparato de radio y plantas para generación de electricidad.
eran de diseño "completamente empírico", por ejemplo la que dio vida Era simplemente una obra monumenta1.64
al distrito de riego de Don Martín, en Coahuila y Nuevo León, construi-
da entre 1927 y 1930. Poco a poco comenzaron a hacerse con mayor cui-
dado, por ejemplo la presa Cointzio, en Michoacán, en la que se 62 Un dato que muestra la estrecha relación de la CNI con la ingeniería norteamerica-
na es que R.R. Proctor había publicado su trabajo en inglés apenas en 1933. Eche-
emplearon procedimientos nuevos como el rodillo "pata de cabra" para garay, "Procedimientos", 27.
compactar tierra y el control de la compactación de las terracerías me- 63 Con el inicio de la construcción de El Palmito y El Azúcar, sobre el San Juan, Ta-
maulipas, y La Angostura, sobre el Bavispe, Sonora, todas a cargo de la cm y las
tres iniciadas en 1937, México se convirtió en uno de los lugares en donde se cons-
truían las obras de irrigación más grandes del mundo en esos años. Las dos prime-
59 Para la construcción de la presa La Angostura, en Sonora, iniciada en 1937, la C NI ras eran de tierra, la última de concreto (ver fotografía 16).
llegó a un acuerdo con la fábrica de cemento de Hermosillo, que era la más peql e- 64
ña del país, con una capacidad de apenas 100 toneladas diarias. La cortina reque] la Alguien debería escribir la historia de esta presa, que complementó por el lado hi-
46 000 toneladas de concreto. El acuerdo consistía en adoptar ciertas estipulacion es dráulico el reparto agrario de 1936 en la Comarca Lagunera. Ello fue así porque
técnicas para producir un cemento de alta calidad. Así, "el contenido de silics to sentó las bases para la eliminación del oneroso sistema de aniegos que habían de-
tricálcico fue controlado para que en las épocas calurosas se conservara entre 2( Y sarrollado los hacendados. El gobierno cardenista decidió construirla a pesar de la
24% y en los meses de invierno entre 26 y 28%". SRH, Presas, 31. cerrada oposición de los grandes latifundistas, que incluso continuaron su campa-
60 Las noticias sobre la contribución de la cm en estos campos se halla en CNI, La ña en contra de la presa durante y después de la construcción. En septiembre de
1944 tuvo lugar una gigantesca avenida de más de 6 000 millones de metros cúbi-
obra, 1, 45-127; ver también Jiménez, "La contribución". Este autor señala que el cos por segundo que fue controlada por la presa. Según los expertos, de no haber
cemento de bajo calor se adoptó de inmediato en las presas norteamericanas, E n- existido El Palmito esa creciente hubiera arrasado a Torreón, Gómez Palacio y
tre ellas en la monumental Boulder, sobre el río Colorado. Lerdo. Algunos datos pueden encontrarse en Nájera, et al., Informe y Aboites, ed.,
61 SRH, Presas construidas, 1-4/1-6. Pablo Bistráin.
130 Luis Aboites Aguilar

En 1939, la CNT comenzó a compartir su experiencia con otros paí-


ses, empezando con Bolivia en 1939.65 Así, el gobierno federal redon-
deaba su obra centralizadora en el manejo de las aguas, pues a la
suma de facultades legales, agregaba ahora una experiencia de ingenie-
ría que debe calificarse de fructífera. Es difícil negar que esa experiencia
técnica contribuyó a legitimar al gobierno federal como protagonista V. Reparto de aguas, reparto de tierras
esencial de los usos del agua en México en el siglo xx. Si el país se re-
dujera a las grandes presas y a los grandes distritos de riego, se con-
firmaría fácilmente el notable cambio entre el siglo XIX y el siglo xx. El
problema es más complicado porque el país era mucho más complejo y
diverso que eso. Así lo mostró la reforma agraria.
r'^ Una de las principales demandas de los grupos sociales involucrados
en la Revolución de 1910 fue la reforma agraria, un tema que atrajo du-
rante décadas la atención de estudiosos de muy diversas disciplinas Este
capítulo intenta sumarse a ese enorme conjunto de trabajos, ensayando
una aproximación desde los usos del agua. El punto de partida es muy
simple: los agraristas no sólo demandaban tierra, sino también un con-
junto de condiciones que hicieran posible la producción agropecuaria y,
en esa medida, su reproducción social. Entre esas condiciones se incluía
el agua, aunque también bosques y agostaderos.
El estudio de la reforma agraria ha dejado de lado la cuestión de los
usos del agua, tema que, como se intentará mostrar en este capítulo,
puede ayudar a reparar en aspectos que bien pueden contribuir a revi-
talizar el estudio de esta importante temática Llama la atención el
escaso interés de los estudiosos por los usos del agua. En la mayor
parte del territorio nacional, la inviabilidad de la agricultura de tem-
poral hacía que la demanda de tierra implicara de manera ineludible
la de agua para riego.
Ahora bien, algunos estudiosos de la reforma agraria han señalado
que la demanda por la restitución y/o dotación de tierras y demás re-
cursos productivos iba acompañada de otra exigencia, a saber, la auto-
nomía política, elemento crucial para controlar de manera efectiva
esos recursos.1 Evidentemente la revolución zapatista es fundamental
para la cabal comprensión de esta exigencia. No se trataba de una
simple entrega de tierra, aguas, bosques y agostaderos sino de la re-
constitución de la capacidad de los pueblos para manejar sus condicio-
nes de reproducción. Sin embargo, la reforma agraria se desarrolló
bajo un esquema organizativo que estuvo lejos de atender la demanda
de autonomía política. El reparto de tierras realizado entre 1915 y
1916 en Morelos fue desconocido por entero por el gobierno federal. En
la década de 1920 se rehizo el reparto sobre bases impuestas por el
65 Fueron enviados a Bolivia los ingenieros Eligio Esquivel, Gerardo Cruickshank,
también
Enrique Espinoza Vicente y Alfredo Marrón Bimbert. Ver Homenaje, 11; 1 Ver por ejemplo Warman, ... Y venimos a contradecir, 117-118.
Boletín del AHA, 11:4 (mayo-agosto 1995), 6.
132 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 133

"supremo gobierno". Como se aprecia, la historia de que trata este tra- El decreto de 1926 contemplaba la entrega de agua por la vía de la
bajo apuntala esa evidencia y por eso puede afirmarse que la reforma accesión, que podía formar parte de la resolución presidencial de dota-
agraria contribuyó con gran fuerza a consolidar el proceso de "federali- ción, en caso de que las tierras aún no hubieran sido entregadas. Tam-
zación" del manejo del agua, mostrando la continuidad del fenómeno bién podía otorgarse agua a un ejido ya dotado de manera provisional
que se inició con la ley de junio de 1888. o definitiva.3 En ambos casos, la accesión significaba hacer explícita la
Sin embargo, la cuestión de las aguas como parte de la demanda entrega de cierto volumen de agua que iba implícita en la entrega de
agraria tenía sus particularidades, por ejemplo, el esfuerzo de los te- tierras de riego, hecho que presuponía el aprovechamiento de una co-
rratenientes por separar la tierra del agua, la necesaria visión de rriente.4 El artículo 16 creaba una Procuraduría de Aguas, que depen-
cuenca que implican los usos del agua y los conflictos específicos entre día directamente del secretario de Agricultura para apoyar de manera
grupos sociales y al interior de ellos mismos por el acceso a este recur- gratuita las gestiones de los solicitantes. En algunos lugares, los veci-
so. Por otro lado, se ilustrará con mayor amplitud la ruptura que sig- nos ya habían recurrido antes a esa procuraduría, por ejemplo, en La
nifica el tránsito del Porfiriato al periodo posrevolucionario en materia Purificación, cerca de Texcoco. Un grupo de propietarios decía al sub-
de aguas. Como se dijo antes, la reforma agraria significó abrir una secretario de la SAyF en 1923:
vía de acceso al agua que no estaba prevista en la ley de 1910.
a usted rogamos se sirva considerar como nuestro representante al C.
Procurador adscripto a la Dirección de Aguas de esa Secretaría, a quien
por el presente autorizamos para que en nuestro nombre y repre-
sentación haga cuantas gestiones sean necesarias para obtener el apro-
Nota sobre legislación vechamiento mencionado. 5

3
En los primeros años de la reforma agraria los procedimientos para Algunos ejemplos poblanos pueden servir: el ejido Flores Magón, en Atlixco, reci-
resolver sobre las solicitudes de dotación de agua mostraban un rezago bió tierras ejidales por resolución presidencial de 30 de septiembre de 1936, inclu-
en su definición con respecto a los de la tierra. Así lo dejan ver los consi- yendo 269 hectáreas de riego. Hasta septiembre de 1955 el jefe del Departamento
Agrario acordó "reconocer como derechos de accesión" las aguas para el riego de
derandos del "decreto reglamentando el funcionamiento de las autorida- esa superficie por un volumen anual de 2 917 367 metros cúbicos. En este caso
des agrarias en materia de restitución y dotación de aguas", expedido por cada porción de tierras de riego tenía su propia fuente de agua, que se enumeraba
el presidente Calles en abril de 1926.2 Parecía que el agua se había olvi- detallando el volumen de cada una de ellas. ACNA-Puebla, Aprovechamientos Su-
perficiales, exp. 447.2/3157, XVI. En la resolución presidencial del ejido de Santa
dado, pues el reglamento agrario de 10 de abril de 1922 no hacía seña-
María Nativitas, en Tehuacán, la resolución presidencial de 4 de octubre de 1928
lamiento alguno al respecto. El reglamento de 1926 comenzaba por incluía la accesión de agua para regar una porción de las 262 hectáreas entrega-
establecer quiénes podían solicitar restituciones y dotaciones de agua: das. La resolución presidencial de 11 de diciembre de 1937, que aprobó la amplia-
pueblos, rancherías, congregaciones, condueñazgos, tribus, comunida- ción del ejido de San José Tilapa, municipio de Coxcatlán, incluía 478 hectáreas
des, ciudades y villas. En seguida, y como reflejo del radicalismo que de riego, cuyas fuentes de agua provenientes del río Salado se enumeraban sin
precisar el gasto. ACNA-Tehuacán, exp. Dotaciones agrarias Atlapexi, Ajalpa y
entrañaba la reforma agraria, se señalaba que las solicitudes podían Coxcatlán. (1915-1943).
hacerse sobre todas las clases de aguas, es decir, privadas, de los esta- 4 A propósito de la solicitud de aguas del pueblo de La Fe, en Cuencamé, Durango,
dos y las federales. Esta declaración no había estado presente en la le- el Departamento Agrario sefialaba que "dicho pueblo no tiene derecho a que se le
gislación porfiriana y ni siquiera en la ley de irrigación de 1926. den aguas por concepto de accesión, en virtud de que la resolución presidencial no
le concede tierras de riego". AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 1940, exp.
Ambas leyes limitaban la acción federal a las aguas declaradas de su
29158, f. 8: oficio de 15 de diciembre de 1934 del secretario general del Departa-
jurisdicción. Esta era una ruptura notable. El decreto reglamentaba mento Agrario a la SAyF. Por otro lado, hay que relacionar el término de "tierras
la intervención de la SAyF en su carácter de entidad rectora de las de riego" de estos años con el de "tierras de pan llevar" de la época colonial. Una
aguas federales. Podía emitir permisos provisionales para aprove- discusión sobre si las tierras de pan coger presuponían o no derechos de agua se
chamientos de ejidos y pueblos durante el periodo de tramitación de halla en Mayer, El agua en el Suroeste, 133-134.
5
AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 892, exp. 12766, f.242: solicitud de 3 de
sus derechos de agua.
junio de 1923 de los propietarios de La Purificación, México, interesados en obte-
ner la confirmación de derechos de uso de aguas de los manantiales de San Fran-
cisco; en este mismo archivo y acervo, caja 1298, exp. 17733, f. 7, hay otro
nombramiento similar por parte de los ejidataríos de Villa de Reyes, San Luis Po-
2 En Fabila, Cinco siglos, 442-449. tosí, de 1923, para obtener confirmación de derechos sobre aguas del río Altamira.
134 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 135

La confianza depositada en la dependencia federal constrastaba con ción y la restitución de aguas. El artículo 31 exceptuaba de las dota-
la desconfianza mostrada en otros lugares, como en la localidad pobla- ciones agrarias a aquellas
na de San Baltazar:
obras permanentes de captación, derivación y conducción de aguas
no bien establecía el instrumento en la estación cuando todo el pueblo cuando se destinen a regar tierras que no formen parte del ejido y cuan-
en masa (200 hombres) se opuso a que continuara mi trabajo, objetándo- do sirvan para regar en todo o en parte, tanto las tierras afectables como
seme que tenían un título muy legítimo, que no necesitaban planos, que las que conserve en su poder el propietario.
nada ganaban con que el señor Ministro ordenara [que] se les diera ma•
yor cantidad de agua, si del cielo no caía, y otras muchas sin razones Este señalamiento es muy importante puesto que daría lugar a una
Como no obstante que les aduje bastantes razones y les puse vario: lucha incesante por el control de las fuentes de agua y las obras de
ejemplos prácticos, para demostrarles que mi misión no era de despojo toma y conducción. El artículo 105 señalaba que en los aprovecha-
como dichos vecinos creen, y después de ver que era inútil todo, decidí mientos hidráulicos otorgados incluían la servidumbre legal de uso y
regresar a ésta [ciudad de Puebla].6
paso de sus aguas a través de terrenos privados, ejidales o nacionales.
La ley de "Dotaciones y restituciones de tierras y aguas, reglamen- Un aspecto de gran importancia era el referente a las reglamentacio-
taria del artículo 27 de la Constitución", de 23 de abril de 1927, incluía nes de corrientes emitidas por la SAyF. El artículo 120 señalaba que
un capítulo dedicado a la "tramitación de los expedientes de dotación las restituciones y dotaciones "se sujetarán invariablemente a las re-
de aguas solamente". En esta ley no se contemplaba la figura de la ac- glamentaciones que para aprovechamiento de la corriente o fuente de abas-
cesión sino sólo la dotación. Ésta procedía, según el artículo 83, "en tecimiento respectivas, se establezcan por la Secretaría". Dicho de otro
aquellos casos en que ya ha sido dotado a la fecha un núcleo de pobla- modo, las acciones agrarias en materia de aguas, si bien eran emitidas
ción con tierras de riego y no ha recibido las aguas necesarias para bajo un código específico, no quedaban al margen de la reglamentación
general a cargo de la SAyF.
irrigar tales tierras". Estas facultades de reglamentación expresan bien la singularidad
Dicho de otro modo, la dotación de aguas procedía sólo después de de los usos del agua en este proceso social. A diferencia de una dota-
la dotación de tierras de riego. Es importante señalar que estas dispo ción de tierra, la dotación de agua a un núcleo de población tenía que
siciones contemplaban el estudio de los volúmenes disponibles y de los hacerse considerando al conjunto de grupos involucrados en el uso de
aprovechamientos existentes, por ejemplo, debía descontarse el líqui- una determinada corriente o de una obra de toma y conducción. En
do "que se destine a la irrigación de propiedades inafectables", como eso había un parecido con los conflictos de linderos de las dotaciones
se expresaba en el artículo 91. En una resolución presidencial de 1923 se de tierra, pero en el caso del agua los conflictos con vecinos eran casi
decía que inherentes a la dotación. Una dotación excesiva, originada por ejem-
Los vecinos de El Pueblito no tienen derechos de propiedad sobre la plo en una sobreestimación del volumen disponible, podía tener con-
obras de irrigación, pertenecientes a la hacienda de Salaices, pues esto secuencias terribles para el conjunto de usuarios de la misma
podría entorpecer de alguna manera la distribución que dicha hacienda corriente y desatar incluso serios conflictos entre ejidos y ejidatarios
hace de las aguas que proceden de la presa "Talamantes".7 de un mismo núcleo. El agua obligaba a autoridades agrarias y a eji-
datarios a tener algo así como un "enfoque de cuenca" a pequeña es-
Esta ley no duró mucho, ya que en agosto de ese mismo año (1927 cala, cosa que no necesariamente ocurría con las dotaciones de tierra.
se emitió una nueva ley de dotaciones y restituciones de tierras Los primeros debían tenerla para dotar agua de manera proporcio-
aguas.8 A diferencia de la anterior, la nueva ley contemplaba la dota nal; los segundos quizá la entendieron cuando comenzaron a pelearse
entre sí por dotaciones insuficientes.9
En agosto de 1929, el Congreso de la Unión aprobó una nueva ley
de aguas de propiedad nacional que derogó la ley vigente desde 1910.
6
AcNA-Puebla, Aprovechamientos Superficiales, exp. 443.13/2568: carta de 19 de Este cambio se explica a la luz de las transformaciones que habían
noviembre de 1919 del ingeniero Tranquilino Romero al director de Aguas de la
sAyF, Ignacio López Bancalari, sobre su visita al pueblo de San Baltazar, munici- ocurrido en el país desde ese año y, en particular, por los cambios en
pio de Atlixco.
7 AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 4352, exp. 57763, ff.4-7: resolución pr(
sidencial del 19 de abril de 1923 de El Pueblito, municipio de Allende, Chihuahua 9
En los ejidos colectivos laguneros y henequeneros yucatecos, por citar dos de los
8 En Fabila, Cinco siglos, 476-501. más conocidos, sí podría hablarse de este enfoque regional de la acción agraria.
136 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 137

la legislación agraria, y en materia de aguas incluso, entre 1915 y de concesiones, permisos y autorizaciones a los particulares sobre el
1929. Como se mencionó, tanto la ley de irrigación de 1926 como el uso del agua de las corrientes respectivas. Más adelante, el artículo 41
conjunto de disposiciones legales que formaban parte del programa señalaba que "la nación, por conducto del ejecutivo", podía hacer apro-
agrario del Estado posrevolucionario, habían introducido severas mo- vechamientos de las aguas cuando se procediera a la construcción de
dificaciones en los términos vigentes hasta entonces sobre los aprove- obras, es decir, a través de la CNT.
chamientos de las aguas. La vertiente empresarial contenida en la ley La reforma agraria quedaba incorporada en el artículo 37, que pre-
de 1910 había quedado rebasada por lo menos en dos flancos: por el veía la posibilidad de modificar los términos de las concesiones otorga-
lado del establecimiento del derecho de pueblos y comunidades a soli- das. Un inciso de ese artículo decía simplemente que las concesiones
citar y obtener agua junto con las tierras ejidales, y por el lado de la podían modificarse "cuando lo exija el cumplimiento de las leyes agra-
intervención directa del gobierno federal en la construcción de obras rias". Es la única referencia en este sentido, pero era suficiente pues
de riego. ratificaba la posibilidad de afectar el interés privado en cuestión de
La ley de aguas de 1929 en ese sentido, debe verse como un esfuer- aguas en caso de que así se requiriera para atender solicitudes agra-
r zo por actualizar la legislación una vez iniciada la reforma agraria y rias. Como ya se vio, la legislación agraria abría la posibilidad de afec-
después de la creación de la cm.10 A pesar de esas innovaciones, era tar toda clase de aguas: federales, estatales y las concesionadas a
evidente que empresas y particulares continuaban requiriendo conce- particulares.
siones de agua para agricultura, fuerza eléctrica y abasto público. Las Además de la ratificación del poder federal y de su perfecciona-
ti empresas privadas de abasto de agua potable eran uno dé los objetos miento, esta ley dejaba claro que se trataba de un poder público con
de estas disposiciones. grandes facultades para afectar a la propiedad privada. El artículo 42
La ley de aguas de 1929 detalla la centralización del poder hidráulico se refería a la expropiación, mediante indemnización, de aprovecha-
en manos federales. Así, en el artículo sexto la ley resumía el artículo 27 mientos concedidos "y de las obras, instalaciones y accesorios por los
constitucional en materia de la propiedad nacional de las aguas, y luego cuales se realicen".12 La expropiación, como era de esperarse, sólo pro-
añadía que cedía por causas de utilidad pública, que eran las siguientes: "cuando
haya concentración o acaparamiento en unas cuantas manos del agua
la nación, representada por los Poderes Federales, tiene soberanía y de- o de la energía que produce, y con ello se deriven daños de carácter so-
11 recho de regularizar el aprovechamiento de estos bienes en los términos
de esta ley y de sus reglamentos, con exclusión de cualquiera otra enti-
cial que el Estado deba corregir". La otra causa tenía que ver con el
dad política o privada." combate a los monopolios: "Cuando por asociaciones, acuerdos o com-
binaciones, de cualquiera manera se hagan, por los concesionarios de
A la propiedad originaria de la nación se seguía el monopolio federal estas riquezas, se evite o tienda a evitarse la libre concurrencia con
de la reglamentación de los recursos hidráulicos. Como se verá, esta fa- perjuicio de una región o del país".
cultad tendría enorme importancia entre los diversos sectores relacio- La ley de 1929 también consideraba dos cuestiones de gran importan-
nados con los aprovechamientos hidráulicos en el momento de, la lucha cia: por un lado, el artículo 39 ratificaba la capacidad federal, ya configu-
por la dotación de ejidos. rada desde la ley de 1888, para reglamentar los aprovechamientos de las
Las nuevas necesidades derivadas del proceso de reparto de la tie- aguas nacionales; por otro lado, en los artículos 44, 45 y 46 se establecían
rra y de la creación de la CNT (la construcción de obras por cuenta del los lineamientos para crear las "asociaciones de usuarios". Esta atribu-
propio gobierno federal), quedaban incorporadas a la nueva ley. El ar- ción es particularmente importante porque el ejecutivo federal se adjudi-
tículo 21 introducía la facultad de la SAyF de declarar vedas "cuando la caba facultades no sólo para dotar y reglamentar el uso del agua, sino
Comisión Nacional de Irrigación emprenda el estudio de proyecto que también para organizar a los diversos grupos relacionados con los usos
requiera la conservación de las mismas condiciones en que se inicie del agua. Según la ley, la formación de una asociación era voluntaria,
el estudio". Eso significaba que podía suspenderse el otorgamiento
12
Como se sabe, el término "mediante" sustituyó al de "previa" que prevalecía en los
ordenamientos sobre expropiación anteriores a 1917. Usar 'previa" no dejaba lu-
10 El primer artículo transitorio de la ley de 1929 decía: "Quedan modificados, en el gar a dudas de que la expropiación implicaba automáticamente un desembolso.
sentido de esta ley, los preceptos relativos de la Ley de Aguas vigente que se opon- `Mediante" llegaba al reino de la ambigüedad. La reforma agraria se llevó a cabo
gan a lo que en la presente se establece". con el término "mediante", aunque algunos insistieron, por ejemplo el presidente
11 El texto de esta ley se halla en Lanz Cárdenas, Legislación, II, 111-132. Ortiz Rubio en 1930, en volver a usar el término Igrevia". Ver Córdova, La ideolo-
gía, 229; Simpson, "El ejido", 67.
138 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 139

salvo en los casos de aprovechamientos colectivos hechos desde unz ríos, la reglamentación correspondía por entero a la Secretaría; en los ca-
sola toma y en las zonas servidas por una empresa de riego. Las aso sos en los que sólo hubiera ejidatarios, la labor correspondería al Depar-
ciaciones tenían personalidad jurídica, previa declaración del ejecutivo tamento Agrario.15 Por último, en los casos de aprovechamientos mixtos,
federal a través de la SAyF, y se regirían exclusivamente por la ley d( la función reglamentadora competía a la SAyF, escuchando previamente la
aguas. Las juntas directivas eran "agentes del ejecutivo" federal y pa opinión del Departamento Agrario. Este asunto concluía con el señala-
ello sus resoluciones eran reclamables ante la sAyF.13 Como ocurríl miento de que "las reglamentaciones podrán incluir disposiciones que
con las directivas de los ejidos, las juntas debían funcionar bajo super prevean la disminución proporcional de los volúmenes y gastos asigna-
visión federal, en este caso de la SAyF, por ejemplo en los procedimien dos, en los casos en que disminuya el caudal del abastecimiento, sea tem-
tos de elección de dirigentes y manejo de cuotas. poral o definitivamente". Sin duda, este deslinde de funciones, en
Meses antes de la expedición de la nueva ley de aguas, en marzo di materia hidráulica, tenía que ver con el hecho de que los grupos que más
1929, el gobierno del presidente Portes Gil había emitido una nueva se oponían al reparto agrario habían logrado controlar a la SAyF, mien-
ley agraria que sustituyó a la de agosto de 1927. En materia de aguas, tras que la corriente política más radical había impulsado la creación del
el cambio más importante tenía que ver con disposiciones para eludir Departamento Agrario en 1934, cuya autonomía contrastaba con la su-
una probable desatención de los gobernadores de los estados en la tra- bordinación de la Comisión Nacional Agraria a la SAyF.16
mitación de las solicitudes de dotación y restitución. Ello obedecía al Junto con el código agrario, el gobierno federal expidió también una
conservadurismo creciente que podía observarse en lo que en materia nueva ley de aguas de propiedad nacional que sustituyó a la de 1929. El
agraria se conocía como "primera instancia", es decir, la fase del proce- principal cambio era su tamaño: de 56 a más de 120 artículos. Otro cam-
dimiento que tenía que ver con el gobernador del estado. bio es que desglosaba el orden de preferencia en el otorgamiento de con-
En marzo de 1934, se emitió el código agrario de los Estados Unido cesiones según el tamaño y las condiciones de tenencia de la tierra. Así,
Mexicanos, que derogó los ordenamientos anteriores.14 Con la expe- tenían prioridad los terrenos que no excedieran de 150 hectáreas, segui-
riencia acumulada, este documento era mucho más específico en mate- dos por las zonas en proceso de colonización y terrenos de propiedad co-
ria de dotaciones de agua. Por ejemplo, señalaba que si una dotación lectiva y organizada en sociedad de usuarios. También detallaba el orden
afectaba más del 75% de las tierras beneficiadas con una obra hidráu- de preferencia en las concesiones para la producción de fuerza. En primer
lica, ésta debía incluirse en la dotación ejidal. Asimismo, imponía la término, se otorgaría a la Comisión Federal de Electricidad,- el organismo
obligación para que ejidatarios y propietarios contribuyeran a la con- federal creado apenas en diciembre de 1933 para la producción de fuer-
servación de obras y en los gastos ocasionados por la distribución de za eléctrica, luego a los municipios.
las aguas, "en la proporción que les corresponda".
Otra innovación se refiere a la reglamentación de las corriente)
Como se vio, el surgimiento de ejidos no significaba eliminar la facu
tad y la obligación de la SAyF de vigilar y normar el uso de las agua 15 Ejemplo de un reglamento de aguas expedido por el Departamento Agrario es el
del río Salado, Puebla, mediante el canal San Miguel. Al ejido Calipan le corres-
federales. Sin embargo, por lo regular la reglamentación era resultad o pondía el 16% del gasto y al ejido Coxcatlán, el restante 84%. La única fuente le-
de fuertes conflictos y tensiones entre diversos grupos de agricultora s, gal citada en el documento era el código agrario; llama la atención también el
industriales e incluso localidades, como veremos adelante. El hecho de derecho de los usuarios de "solicitar de las autoridades competentes, por medio del
que el código agrario incluyera este aspecto, debe verse como una e: comisariado ejidal, el auxilio necesario para hacer cumplir las disposiciones de
esta distribución, en el concepto de que si se trata de la Fuerza Federal, solamente
pecie de invasión jurisdiccional del organismo encargado de la reform a se solicitará por conducto del Departamento Agrario". El reglamento fue aprobado
agraria sobre la materia de la SAyF. El artículo 98 señalaba que e por el jefe de ese departamento el 25 de julio de 1942. ACNA-Tehuacán, exp. Dota-
aquellas corrientes o sistemas de riego en donde no hubiera ejidatl1- 16
ciones Agrarias Atlapexi, Ajalpa y Coxcatlán (1915-1943).
Ver Simpson, "El ejido", 224-225 y 228, en donde habla de los "antagonismos irre-
conciliables" entre ambas dependencias. Hay que anotar que esos antagonismos
tenían su origen también en la naturaleza de las funciones de cada una de las de-
13 Algunos poderosos agricultores laguneros sentían "repugnancia para aceptar el
carácter de Agentes del Ejecutivo", según se afirmaba en un documento oficial (le pendencias: mientras que la SAyF privilegiaba la regulación de los usos del agua
1930. Creían que "con tal carácter dependerían los funcionarios de las juntas S- existentes (es decir, los heredados del Porfiriato), el Departamento Agrario busca-
rectivas, del Ejecutivo o sea de la Secretaria, la que tendrá derecho de utilizar sus ba transformar la forma de apropiación privada de tierras y aguas. Lo interesante es
servicios en la forma que mejor desee y ordene". AHA, Aprovechamientos Super: que ambas funciones institucionales tenían un respaldo legal. Hay un caso chihua-
ciales, caja 385, exp. 7623, f.92: oficio de 15 de diciembre de 1930 del ingenie:ro huense en el que el propietario de un molino logró que el mismísimo presidente Cár-
Joaquín Serrano y G. al director de Aguas de la SAyF. denas, a través de la SAyF, le expidiera su título de confirmación de derechos de agua,
mismo que impugnado con gran fuerza por los ejidatarios y pequeños propietarios
14 El código en Fabila, Cincos siglos, 567-614. que decían sentirse pisoteados por los ricos. Ver Aboites, 'Dos estudios",
Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 141
140

SAyF podía modificar los reglamentos a medida que avanzara el cono-


Otro aspecto novedoso de la ley es el relativo a los ayuntamientos.
A la vuelta de siglo el gobierno federal se veía obligado a reglamentar cimiento hidrológico de la corriente en cuestión. En su artículo 75, la
el acceso de los ayuntamientos a las aguas declaradas federales. No nueva ley contemplaba qué hacer en casos de escasez: los usos domés-
obstante que el artículo 63 consideraba a los aprovechamientos de ticos y los servicios públicos tenían prioridad. Si había sobrantes de-
aguas nacionales requeridos por los ayuntamientos para los servicios bían destinarse al riego de terrenos privilegiando a los ejidos, a los
públicos y domésticos como aprovechamientos "hechos por la nación", propietarios de superficies menores de 20 hectáreas y, por último, a
la ley de 1934 obligaba a los ayuntamientos a solicitar concesiones al las industrias, en ese orden. Un aspecto que refleja fielmente el cre-
gobierno federal y a seguir muy de cerca los requisitos exigidos a los ciente y afinado intervencionismo gubernamental era la facultad de la
SAyF de nombrar al personal distribuidor de las aguas, que sería con-
particulares, por ejemplo, los planos de la obra a realizar, que tenían
que ser aprobados por la SAyF. Incluso esta dependencia federal, siderado empleado de la Secretaría aunque fuera remunerado por los
"cuando lo juzgue conveniente, podrá revisar las tarifas y exigir que integrantes de las sociedades. Esto es importante porque una de las fi-
las mismas no excedan al costo del servicio". Si un ayuntamiento pre- guras centrales en las sociedades y "comunidades" eran justamente los
tendía entregar el servicio de agua a una empresa privada, debía con- jueces de aguas, aguadores o canaleros sobre quienes caía la delicada
tar con autorización federal. Ya se verán algunos ejemplos de este responsabilidad de distribuir el recurso.18
verdadero desplazamiento de las autoridades municipales.17 Como era de esperarse, la ley de 1934 perfeccionaba la reglamenta-
Un tema que aparece mucho más desarrollado en esta ley es la re- ción de las sociedades de usuarios. Se ratificaba la facultad del ejecutivo
glamentación del aprovechamiento de las corrientes fluviales. La regla- federal para supervisar y vigilar su funcionamiento, desde el momento de
mentación de una corriente significaba la legalización de los derechos su creación hasta la elección de autoridades. Se detallaban sus funciones,
existentes en el tramo del río comprendido en el reglamento, cosa que facultades y derechos y se declaraba la posibilidad de que la SAyF in-
podía traducirse en una mayor certidumbre para los agricultores. terviniera en caso de conflicto, a solicitud de alguno o algunos de sus
Pero éstos no podían reglamentar por su cuenta el uso de cierta co- integrantes. La vigilancia del manejo de las cuotas era otro de los as-
rriente; requerían siempre la aprobación de la SAyF, según señalaba pectos más cuidados por la SAyF.
el artículo 72. Esta facultad del gobierno federal era por demás im- Después de este largo recorrido por leyes, circulares y decretos que-
portante puesto que, como se vio, en muchos casos las "comunidades" dan claros por lo menos tres aspectos. El primero tiene que ver con la
contaban en el siglo xix con sus propios reglamentos.18 Según la ley, la consolidación de la tendencia hacia la centralización de facultades y
atribuciones en manos del gobierno federal en materia de aguas. Esta
centralización, que puede apreciarse ya en las leyes emitidas entre
17 Otro aspecto de la relación gobierno federal-ayuntamientos era la delimitación de las 1888 y 1910, ganó fuerza con la Constitución de 1917, que ratificó y
zonas federales, es decir, las franjas a ambos lados de las corrientes declaradas de esa amplió las facultades del poder público en general, y las del ejecutivo
jurisdicción que pasaban a ser propiedad de la nación. En abril de 1927, el ayuntamien- federal en particular, en relación con la propiedad originaria de los re-
to de Chihuahua señalaba que "Como antes de la declaratoria de la federaliración del
río Chuvíscar (lo. de enero de 1921) este ayuntamiento tenía dominio absoluto sobre las cursos territoriales. El segundo aspecto tiene que ver con el hecho de
riberas y los 10 metros que forman hoy la Zona Federal, tituló sin oposición alguna mu- que esa noción de "propiedad originaria" era la base del reparto agrario,
chos solares" a particulares. El problema era que el levantamiento topográfico de la lo que trajo consigo la creación de una jurisprudencia completamente dis-
zona federal, hecha en 1925, invadía terrenos privados adjudicados por el ayuntamiento
tinta a la porfiriana, puesto que daba acceso a pueblos, comunidades y
en la forma antes dicha. En consecuencia, el ayuntamiento pedía a la sAyF que se le die-
ra dominio sobre esos terrenos, ubicados dentro del fundo legal de la ciudad. AHCH, Re- 0 núcleos de distinta naturaleza. Tierras y aguas podían repartirse en-
construcción, Sección Presidencia, Serie Acuerdos y Providencias, caja 8, exp. 19: oficio tre núcleos de agraristas, lo que significaba imponer a la propiedad pri-
de 7 de septiembre de 1927 del director de Aguas, Tierras y Colonización de la sAyF al vada "las modalidades que dicte el interés público". El poder público
jefe de la vil Zona de esa dependencia. Allí se transcribe la carta del ayuntamiento de
ganaba así una enorme fuerza. La tercera cuestión es que ese poder pú-
Chihuahua de 30 de abril anterior.
blico surgido de la Revolución no sólo se consolidó sino que ganó atribu-
18 Elaborar y establecer la vigencia de un reglamento era una tarea ardua, porque
implicaba asignar los volúmenes de agua a cada uno de los usuarios. Con el repar-
to agrario surgieron nuevas necesidades que implicaban, en algunos casos, la dis-
minución de los volúmenes usados con anterioridad. Este fue uno de los problemas
que impidió la aprobación del reglamento provisional del río Cantarranas, en Atlixco, 19 En un reglamento de 1926 del río Lerma los usuarios debían costear a la "comi-
en julio de 1929. Al amparo promovido por la Compartía Industrial de Atlixco, se sión distribuidora", compuesta por un ingeniero, dos aforadores, un escribiente,
sumó la oposición de varios grupos de usuarios a aceptar un reglamento que descono- seis preseros y seis ayudantes de preseros. Este numeroso personal, según el
cían. AcNA-Puebla, Aprovechamientos Superficiales, exp. 447.2/3157, II: oficio de 31 artículo 8, sería designado por la sAyF, es decir, se cancelaba la facultad secular de
de julio de 1929 de Roberto Arriaga al director de Aguas. los usuarios de elegir a sus autoridades. Ver sAyF, Reglamento.
142 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 143

ciones específicas en materia de aguas, tanto a través de la posibilidad Un ejidatario de Nuevo León afirmaba que "los propietarios defen-
de construir obras por medio de la CNT como de las facultades para in- dían luego luego el agua y donde había mucha agua no hubo ejidos".20
tervenir con mucha mayor beligerancia en la organización de los grupos La frase "donde había mucha agua no hubo ejidos" fue particular-
involucrados en los usos del agua. La ley de aguas de 1934, que estuvo vi- mente cierta hasta antes de 1935. En los primeros años de la refor-
gente hasta 1972, es la cima de un proceso legislativo que rebasaba, con ma agraria, entre 1915 y 1934, los gobernantes no ocultaron ni su
mucho, la mera reglamentación de la relaciones entre el poder público y simpatía por los terratenientes ni su antipatía por el reparto agra-
los propietarios privados para la adjudicación de derechos de aguas, como rio. En consecuencia, idearon diversos mecanismos para dejar a sal-
predominaba en la legislación porfiriana. vo a las tierras de mejor calidad, es decir, las tierras irrigadas. Los
El Estado posrevolucionario no sólo podía otorgar concesiones, sino gobiernos anteriores al de Cárdenas negaron una y otra vez las soli-
también dotaciones y restituciones de agua; podía expropiar y/o modificar citudes de reparto en las fértiles tierras de La Laguna, alegando
concesiones anteriores; podía preferir el aprovechamiento hidráulico co- que los presuntos demandantes de tierras tenían múltiples opciones
lectivo sobre el individual; podía reglamentar corrientes y organizar a los de empleo.21 En los distritos de riego de la CNI los ejidos estaban
e
usuarios; podía cobrar o dejar de cobrar por el aprovechamiento de aguas prácticamente marginados de los beneficios de la humedad regula-
federales. Sobre esta base legal arrancó la reforma agraria, que incluyó da mediante dichas obras; como se vio, se prefería a los colonos, es
de manera preponderante una inédita relación entre el poder público, el decir, a pequeños propietarios privados. En el valle del Mayo los te-
territorio, los propietarios privados y los grupos de campesinos y trabaja- rratenientes y los gobiernos federal y estatal idearon la formación
dores del campo que demandaron y obtuvieron condiciones materiales de un distrito ejidal fuera de la fértil zona de riego, para acomodar
más adecuadas para garantizar su reproducción social. a los demandantes de tierra.22
Pero lo importante de este repaso legislativo no es tanto la cen- Esta actitud de los gobernantes, tenía mucho que ver con una pos-
tralización sino lo que subyacía a ella. El poderío creciente del go- tura ideológica poco favorable a la reforma agraria y con una gran des-
bierno federal tiene que verse como una fuerza que era capaz de confianza hacia las formas no privadas de tenencia de la tierra. Los
impulsar una redistribución en el uso y apropiación de los recursos miembros de la "dinastía sonorense" estaban más interesados en la
hidráulicos, tal y como ocurría con la tierra. Más gente, proveniente modernización de la agricultura, en el fraccionamiento gradual de las
de sectores sociales que antes estaban marginados, podía tener ac- grandes propiedades mediante el cambio tecnológico y en fin en la re-
ceso a una dotación de agua regular y legal. Era una redistribución producción del modelo norteamericano del pequeño propietario. No
que se hacía fuera del ámbito del mercado; era una decisión políti- simpatizaban para nada con la idea de una ruptura radical con la pro-
ca. Esa redistribición implicaba también un uso más intensivo y piedad privada como principio rector de la organización social.
amplio de las aguas. En el siguiente apartado veremos algunas mo- Esta postura se fue haciendo cada vez más nítida conforme Obre-
dalidades de este proceso. gón y Calles consolidaban su poder en el país a lo largo de la década
de 1920. En plena depresión mundial, el grupo encabezado por el jefe
máximo, Calles, impulsaba la cancelación del reparto agrario. En al-
gunos estados se llegó a tomar esa decisión. Estos hombres alegaban
que había que reconstruir la economía nacional, devastada por la Re-
La ventana hidráulica del reparto agrario volución, y que ello requería hacer renacer la confianza de los inver-

Los demandantes de tierra se enfrentaron muy pronto con una evi-


20
dencia muy pesada. Los terratenientes podían aceptar la afectación de En Zebadúa, "La lucha por la tierra", 200. Sin embargo, allí mismo la autora sena-
tierras de agostadero, poco propicias para la agricultura, pero defende- la que 'la actitud de los ejidatarios hacia el agua no tuvo rasgos combativos y de-
rían con todo los terrenos irrigados y los sistemas de riego (las presas y terminantes mostrados por la tierra. En ningún caso intentaron tomarla por la
fuerza, y sus peticiones fueron un tanto limitadas. Galera [en Montemorelos, Nue-
los canales, las galerías filtrantes o los pozos). En las zonas áridas de la vo León] mostró decisión por conservarla y no por obtenerla".
meseta del norte del país y del Altiplano Central y de algunas estriba- 21
Aboites, la politica", 13. Esto mismo se alegaba en la zona de Atlixco en los mis-
ciones de sus macizos montañosos, la oposición de los terratenientes se mos años. Ver Campos "Agua y tierra", 82-83.
22
tradujo en fuertes conflictos con los agraristas. Esta fórmula también se utilizó en La Laguna: en 1934 se crearon los distritos eji-
dales, sin ningún éxito. Ver el acuerdo presidencial de 6 de octubre de 1936 relati-
vo al problema agrario lagunero. En Fabila, Cinco siglos, 630.
144 Luis Aboítes Aguilar El agua de la nación 145

sionistas nacionales y extranjeros. Argumentaban que la reforma te..."25 Por su parte, los miembros de la cooperativa ejidal de Obra-
agraria espantaba capitales.23 juelo, en Acámbaro, solicitaban agua del río Lerma para el riego de
A pesar de la alianza virtual entre los regímenes posrevolucionarios 100 hectáreas del ejido. Estos ejidatarios buscaban mejorar los ren-
y los terratenientes, los demandantes de tierra insistieron por diver- dimientos, toda vez que la dotación ejidal sólo había concedido dos
sas vías en su objetivo. Se reunieron a escondidas, juntaron papeles, hectáreas por cabeza.26 Una situación extrema era la de una presa
suscribieron cartas, solicitaron ayuda de autoridades locales y federa- particular rodeada por varios ejidos del municipio de Purísima del
les cuando así les convenía, formaron organizaciones o se afiliaron a Rincón. Año con año el propietario, Julio Orozco Sáinz, acostumbra-
otras, tomaron las armas para defender sus pertenencias o bien para ba a "tirar el agua para que quede libre el terrreno del vaso y sem-
apoyar al "supremo gobierno" contra delahuertistas, cristeros y esco- brar trigo en él". Ese método de riego, muy semejante al empleado
baristas; invadieron tierras, rompieron canales y acueductos de ha- en La Laguna, conocido como "de aniego" o "inundación", era denun-
ciendas para regar y para beber. ciado por los ejidatarios señalando que esa agua desperdiciada, más
Fue tal la fuerza de esa demanda popular que el gobierno federal de un millón de metros cúbicos, podía ser aprovechada para sus
tuvo que aceptar la entrega de tierras y aguas, a pesar de las trabas siembras de trigo. Agregaban que el año anterior habían perdido la
legales e ilegales de terratenientes y de buena parte de las propias cosecha de trigo por falta de agua y por la oposición de Orozco a lle-
autoridades. gar a algún acuerdo con ellos.27
El desarrollo de la lucha por la tierra y el agua tuvo diversas moda- En el valle de Tehuacán los campesinos comenzaron muy pronto sus
lidades. En esta sección se hará un intento por formular algunas de demandas de tierras que implicaban también el acceso al agua de ma-
las variantes más significativas, sin que ello signifique alegar ninguna nantiales y galerías filtrantes, un sistema de explotación de mantos
representatividad ni mucho menos. subterráneos basado en la gravedad.28 Hasta antes de la reforma
Los casos más comunes, sobre todo en el periodo anterior al carde- agraria, los principales hacendados como los Díaz Ceballos eran due-
nista, fue la entrega de tierra sin agua, como ocurría en el ejido de ños también de las principales fuentes de agua.29 Los campesinos te-
San Francisco de Boj ay, Hidalgo Allí la falta de agua para el riego de las nían que comprar agua a los propietarios. Un ejemplo es el de
parcelas hacía decir a un empleado de la sAyF: Zinacantepec:
Causa un profundo desconsuelo ver a la comunidad de San Francisco de Desde hace 20 años somos tanderos en arrendamientos de las aguas del
Bojay en el estado en que se encuentra de abandono y miseria y sobre Humilladero, de la propiedad de los señores Alberto Díaz Ceballos y her-
todo cuando la zanja de riego de la hacienda [de Bojay] se encuentra en mano, de Tehuacán [...] y actualmente estamos pagando a dichos seño-
los terrenos de esta comunidad.24 res por 28 surcos de agua la cantidad de 65.00 pesos por 24 horas,
siendo el compromiso que la estemos consumiendo día y noche, lo que al
La agricultura de riego en grandes haciendas y de temporal en año cuesta al pueblo la cantidad de 23 725.00 pesos.30
ejidos era también un contraste guanajuatense. En 1930 el ejido La
Huerta, del municipio de Allende, pedía una dotación de agua a la
25
SAyF para mejorar su "agricultura decadente [que] se limita a culti- AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 805, exp.11626, f.2: carta de 22 de octu-
var el maíz y el frijol". Eso contrastaba con la situación de los gran- bre de 1930 de José López, presidente del Comité Administrativo y Ejecutivo, al
secretario de la sAyF.
des terratenientes que usaban por igual aguas mansas y broncas 26
AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 812, exp. 11732, f.2: solicitud de 15 de
"con lo cual tienen aseguradas las siembras de trigo, jícama, camo- diciembre de 1931.
27 AHA,
Aprovechamientos Superficiales, caja 1877, exp. 28224, f.3: carta de 29 de
septiembre de 1937 de los presidentes de los ejidos de San José de la Presa, Pu-
23 Una demostración estadística de la secuela de esta oposición al reparto agrario er rísima, San Bernardo, San Jerónimo, El Palenque y El Llano, al presidente
Cárdenas.
cuanto a tierras de riego en el norte del país entre 1915 y 1940 puede verse en Aboi 28
tes, Cuentas. Por otra parte, en un estudio se menciona que de los 4 090 ejidos consti Una descripción de esta técnica hidráulica se halla en Henao, Tehuacán, 184-200.
tuidos hasta 1933 en todo el país, sólo 540 habían recibido dotación de agua, pan 29 Un semanario poblano llamó a esa familia en 1922 los 'Terrazas del agua". Ver
irrigar una superficie de apenas 107 000 hectáreas. Simpson, "El ejido", 102. Campos, "Agua y tierra", 37.
24 AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 109, exp. 2260, f.3: informe de 5 de 30 ACNA-Puebla, Aperovechamientos Superficiales, exp. 441.11/2979: carta de 24 de
marzo de 1924 del oficial G. Ramírez al director de Tierras de la sAyF. Los dueño: enero de 1929 de Gumaro García de la Cadena al jefe de la IV Zona de Aguas, Tie-
de la hacienda, afectados ya por varios ejidos, preferían devolver el agua al río an- rras y Colonización. Allí se reproduce la carta de 4 de diciembre de 1928 suscrita
tes que los ejidatarios pudieran utilizarla. por Marcial Reyes y otros vecinos de Zinacantepec, Puebla.
146 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 147

Como se ve, el costo del agua significaba una enorme sangría para la narse con el hecho de que el reparto agrario significó no sólo una re-
pequeña economía de esos productores. Una dotación ejidal posterior, distribución del agua, sino también un aumento en los volúmenes uti-
que incluía la dotación de agua, eliminó esa gravosa renta de agua.31 lizados. En algunos casos la reforma agraria trajo consigo un mayor
En Tehuacán algunos ejidos sólo tuvieron acceso al agua de manan- uso del agua para riego y, más tarde, para uso doméstico. En términos
tiales. Las aguas provenientes de las galerías filtrantes se considera- esquemáticos, puede decirse que el proceso doble de debilitamiento de
ron privadas, y, más aún, inafectables. El reparto de la escasa las grandes propiedades y la multiplicación de las unidades de produc-
corriente de un manantial entre varios ejidos podía arrojar como re- ción, resultante del reparto agrario, implicó la ruptura' del manejo cen-
sultado que en uno de ellos sólo pudiera irrigarse menos del 4% de la tralizado del agua, ya que exigió la dotación de recursos hidráulicos a
tierra agrícola dotada.32 Los hacendados perdían tierras pero conser- un conjunto de unidades productivas en donde antes eran utilizados
vaban las galerías y demás fuentes de agua, lo que permitía conservar por una sola unidad productiva. Además, no debe dejarse de lado el
el negocio de la venta del liquido, como de hecho ocurrió. Para los eji- asunto demográfico: la reforma agraria atrajo gente al campo.
datarios, en contraste, las opciones eran comprar una galería filtrante El ejemplo de la hacienda Santa Clara, de los García Pimentel, en More-
o de plano construir una. De esa manera, la separación entre agua y los, puede ser ilustrativo de cómo la reforma agraria trajo consigo un uso
1' '
tierra, o la entrega de tierra sin agua, resultaba en beneficio de estos más intensivo del recurso hidráulico. Hasta 1910 la hacienda, siguiendo el
terratenientes devenidos en "hidrotenientes". antiguo patrón local, sólo cosechaba caña en una tercera parte de la super-
,•I Los ejidos de la zona tuvieron que esperar años no sólo por la tierra ficie irrigable, otra la destinaba a las siembras del ciclo siguiente y dejaba
sino también por el agua. En ocasiones los trámites se separaron y dieron en descanso el otro tercio.36 Con el reparto agrario, ese manejo cuidadoso
lugar a la necesidad de expedir resoluciones presidenciales sobre accesio- de la tierra y el agua quedó rebasado por las necesidades de cultivo y de
nes y dotaciones de agua, como ya se vio antes. Ello ocurrió también con irrigación de los ejidos dotados, que prácticamente desde su fundación em-
algunos ejidos de Morelos, en donde las dotaciones de tierra fueron, en pezaron a explotar la totalidad de la superficie irrigable. Antes del reparto,
general, bastante expeditas (de uno a seis años), mientras que las de aparceros y arrendatarios usaban el agua que los propietarios estaban dis-
agua tardaron hasta más de treinta.33 Eso no significaba que los ejidata- puestos a concederles, líquido que se obtenía de las tomas y obras construi-
rios no usaran el agua. Hay múltiples evidencias de que los ejidatarios das y controladas por los terratenientes, lo que obviamente les permitía
hacían uso del agua sin contar con derechos legales o, en el peor de los preservar el uso de la tierra de acuerdo con sus intereses. Es decir, el uso
casos, tenían acceso a ella a través de la compraventa. Pero las dispu- del agua estaba constreñido por las relaciones de propiedad. Al cambiar és-
tas cotidianas con otros grupos y sectores y el costo de la renta de tas, al diluirse las haciendas y al convertirse los aparceros y arrendatarios en
agua obligaban a insistir en la dotación forma1.34 ejidatarios, es decir, en productores independientes, buscaron ampliar su acce-
Las disputas por agua no sólo ocurrían entre terratenientes y ejida- so al agua, ya sin la tutela de los hacendados. Esto introdujo fuertes tensiones
tarios, lo que podría denominarse como conflictos verticales.35 Los pro- en los pueblos y comunidades que parecían deshacer el "equilibrio hidráuli-
blemas entre sectores de una misma clase social, en este caso entre co" imperante en el tiempo del predominio de las grandes propiedades.37
ejidatarios de distintos ejidos y al interior de uno mismo, es otra de las Otro problema constante en los repartos ejidales era la entrega de
dimensiones que caracterizaron la vida rural después del reparto. Di- mayores superficies de tierra irrigable que la que en realidad podía re-
chos conflictos tenían distintos orígenes, pero todos parecen relacio- cibir el riego. Valladares reproduce la queja de 1923 de los otrora po-
derosos terratenientes García Pimentel, dueños de Santa Clara, en la
que denunciaban que los ejidos habían recibido 1 594 hectáreas de rie-
go o irrigable cuando que ellos apenas regaban 300 hectáreas al año.
31 Así puede entenderse la afirmación de un francés radicado en México que abogaba Aunque la cifra de 300 en realidad es mucho menor a la que regaban,
en 1912 por la irrigación gubernamental: "Cuando la tierra sólo produce con riego,
su valor no reside en la tierra misma, sino en el agua. El dueño del agua es indi- era cierto que a los ejidos se les estaban entregando tierras con cali-
rectamente el dueño de la tierra". Lejeune, Tierras mexicanas, 203. dad de irrigables que nunca podrían ser regadas con aguas del río
32 Así ocurrió en Atalpexi después de la reglamentación gubernamental del agua del Amatzinac.38 En casos como éste, las mediciones de los volúmenes de
manantial de la Taza. Ver Enge y Whiteford, The Keepers of Water & Land, 102-
103.
33 Valladares, "Cuando el agua se esfumó", 112-114, 179. 36
34 Para varios ejemplos ilustrativos, ver Campos, "Agua y tierra", y Valladares, Warman, ... Y venimos a contradecir, 61-62.
"Cuando el agua se esfumó". 37 Este es el objeto principal del trabajo de Valladares "Cuando el agua se esfumó".
35 Hérin, "Agua", 58 ss. 38 Valladares, "Cuando el agua se esfumó", 127-128, 150.
148 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 149

agua disponibles, por lo visto, no eran el criterio primordial para deci- Cuyutliapa solicitaron aguas para sus tierras ejidales en abril de
dir la cuantía de la superficie entregada. También contaban los inte- 1933. Una primera respuesta gubernamental a esta solicitud fue ne-
reses políticos. Otro ejemplo es La Laguna, en donde el reparto de gativa, porque las aguas solicitadas por Cuyutliapa nacían en una cié-
146 000 hectáreas de riego a ejidos en 1936, obligó a imponer reduccio- nega que formaba parte del ejido vecino de Atololinga. El problema
nes drásticas años después.39 era que ni este último ejido podía usar esas aguas, en vista de la pre-
Un proceso muy distinto, hasta antagónico puede decirse, al del sencia de un destacamento federal que "les viene impidiendo toda cla-
oriente de Morelos, es el de Atencingo, Puebla. Si bien la hacienda se de trabajos".43
perdió las 8 076 hectáreas de riego y las 192 de temporal, su propieta- En este proceso denso, del que apenas podemos entresacar algunas
rio William Jenkins logró conservar la propiedad sobre el ingenio y, lo líneas, los nuevos usufructuarios de las aguas se hallaron en algunos
más importante, el control sobre el uso de la tierra dotada a los ejidos, lugares con obras hidráulicas maltrechas, con reglamentos o costum-
mediante arreglos que obligaron a los "beneficiarios" a sembrar caña. bres de reparto altamente desfavorables para la mayoría de los agri-
En este caso, el sistema hidráulico preexistente se mantuvo en gran cultores, por ejemplo con sistemas de votación basados en el número
medida incólume.40 En el ejido colectivo de Nueva Italia, a menos de de hectáreas de cada predio y no por usuario, con abusos y desperdi-
un año de su fundación, una de las fracciones deseaba separarse y cios en el consumo de agua. Los ejemplos abundan. En Morelos los eji-
crear un ejido colectivo autónomo. Tanto autoridades federales como datarios de Jonacatepec se quejaban de que los vecinos del pueblo de
ejidales se opusieron, y uno de los argumentos de convencimiento fue Zacualpan, ubicados aguas arriba, se quedaban con la mayor parte del
la suspensión en el otorgamiento de tareas y de agua.44 agua y que no tenían líquido para regar sus parcelas. En el río Chal-
En otros lugares, la dotación de agua a un ejido afectaba el consu- , ma, los vecinos de San Gabriel y Puente de Ixtla, colocados al final de
mo doméstico y agrícola de un pueblo entero. Así ocurría en Autlán, las tomas del canal sur, también expresaban repetidamente su incon-
Jalisco, en donde la dotación provisional, del 21 de enero de 1932, formidad ante la escasez de agua.44 El canal de Santa Clara, que con-
otorgó al ejido de Ayutita 42 litros por segundo del Arroyo Grande o ducía el agua desde Aguahedionda, cerca de Cuautla, a las tierras de
Ayutita. De esta corriente se surtía el vecindario y las huertas de Autlán, la hacienda, había quedado destruido durante la Revolución. Sólo has-
de tal suerte que la dotación traería como "resultado indefectible, según ta 1938 el canal de 58 kilómetros de longitud logró ser reconstruido en
decía el presidente municipal, la escasez lamentable en esta población su totalidad.45 En Chihuahua, los ejidatarios de La Cruz se encontra-
y sería la causa inmediata de la extinción de los jardines particulares y pú- ron con que las obras de conducción exigían fuertes inversiones de tra-
blicos". Los ejidatarios usaban el agua para el riego de hortalizas y ca- bajo y que los terratenientes, afectados por la reforma agraria, se
ñuela para pastura.42 Sobre el río Nexapa, Puebla, los vecinos de negaban a participar en lo que antes era rutina, es decir, la limpieza y
conservación de presas y acequias. Como la costumbre y el reglamento
39 En 1938 se estimaba que la superficie de riego de la Comarca Lagunera había que-
señalaban que la aportación de trabajo era proporcional al número de
dado como sigue: 146 000 hectáreas ejidales, 5 000 de colonos y 67 000 de propieta-
hectáreas irrigadas, era evidente que si los terratenientes se negaban
rios. Sin embargo, el problema era que el agua del Nazas no era suficiente para regar a colaborar, las obras quedarían inservibles en muy poco tiempo. 46
tamaña superficie. Entre 1917 y 1938 sólo en siete temporadas las avenidas del Na- En Buenaventura, Chihuahua, en el río Santa María, el problema
zas habían permitido regar un promedio de 135 000 hectáreas; en ocho, sólo 90 000 era la indefinición de la autoridad. El ayuntamiento cobraba cuotas
hectáreas yen cinco temporadas, sólo 40 000. Eckstein, El ejido colectivo, 135, 140. por el uso del agua. En 1936 algunos vecinos protestaron ante esos co-
40
Ronfeldt, Atencingo, 37-42. Por si quedaran dudas, la resolución presidencial afir- bros, argumentando que el presidente municipal pertenecía al grupo
maba que los ejidatarios quedarían obligados a "sujetarse a las disposiciones que
sobre administración ejidal y organización económica, agrícola y social dicte el Go- de aguas arriba. El presidente municipal, Martín J. Quintanilla, alegó
bierno Federal". que no cobraba el agua sino el uso del canal, que era del municipio.47
41 Glantz, El ejido, 107.
42 AcNA-Jalisco, Aprovechamientos Superficiales, exp. 302-139-1: carta de 13 de 43 AcNA-Puebla; Aprovechamientos Superficiales, exp. 444.11/2954: solicitud de
abril de 1932 del presidente municipal de Autlán, Gildardo Michel, al jefe de la
Segunda Zona de Aguas de la SAyF. Un caso idéntico se suscitó entre los 25 ejida- aguas de Cuyutliapa de 25 de abril de 1933 y carta de 26 de junio de 1933 del
tarios de La Angostura y el poblado de Galeana, en Chihuahua. El 21 de abril de agente de la sAyF en Puebla al director de Aguas.
1937 los vecinos de este pueblo solicitaron la destrucción de las obras de capta- 44 Valladares, "Cuando el agua se esfumó", 164, 172-173.
ción hechas por los ejidatarios en los manantiales "Ojos de Arrey". Luego de 46 Warman, ... Y venimos a contradecir, 60-61.
una inspección realizada por la sAyF en junio de 1937, el subsecretario de la
46 Castañeda González, Irrigación, 111-112.
dependencia ordenó la destrucción de dichas obras, en enero de 1938. ACNA-Chi-
huahua, Aprovechamientos Superficiales, exp. 794. 47 AcNA-Chihuahua, Aprovechamientos Superficiales, exp. 971.
150 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 151

No contento con esa respuesta, el quejoso, Martín Enríquez, solicitaba hectáreas). Obviamente, a mayor superficie, mayor número de votos.
al agente de la SAyF en Chihuahua: En este lugar el principal terrateniente, ante la evidencia de que el
ayuntamiento favorecía a los pequeños agricultores, recurrió a la SAyF
Que teniendo la zona irrigada de Buenaventura en ambas márgenes del para resolver los conflictos. Su solicitud es elocuente:
río, una anchura media de dos y medio kilómetros y una longitud como
de 15 kilómetros, las aguas nacionales que se toman del río, única fuen- Y si me permito insistir en que esa Secretaría sea el único juez en esta
te de aprovechamiento, ameritan ya una reglamentación, por lo que le materia, es porque hablando en términos generales, en los pequeños po-
suplico que se proceda cuanto antes para dar fin al desvarajuste [sic] y a blados prevalecen apasionamientos personales agudos y por lo común
las anomalías de las autoridades municipales. hay falta de ecuanimidad y amplitud de criterio.51

En 1939, a través de la Liga de Comunidades Agrarias, los ejidata- En San Francisco de Conchos, ubicado también junto al río Conchos,
rios de Guasave, Sinaloa, solicitaban a la CNT "de la manera más aten- tenía lugar un denso enfrentamiento entre los ejidatarios, que eran apo-
ta [...] sean federalizados estos canales, en virtud de que las tierras yados por el ayuntamiento, contra el terrateniente (Siqueiros) que conta-
t
que riegan estos canales pasan del 75% de que habla el artículo 91 del ba con el respaldo de las autoridades del gobierno del estado. Aquí el
Código Agrario vigente". Esta solicitud se explicaba porque las "em- problema era distinto: la dotación ejidal colocó a los ejidatarios arriba de
fj presas propietarias de los canales Valenzuela y Burroncito" perjudica- la toma del terrateniente afectado, lo que daba a aquéllos una posición
ban a los ejidatarios de distintas maneras: "ya retardando los estratégica en la distribución del agua. Siqueiros intentó, sin éxito, cons-
TI desasolves o ya inundando los terrenos sembrados". 48 Una petición si- truir un canal para dividir el caudal y deshacerse así de los ejidatarios
milar es la del ejido de Tronconal, en Huaquechula, Puebla. Los direc- que ahora le antecedían en el uso del agua. Por su parte, los arrendata-
tivos señalaban que las 82 hectáreas de riego del ejido no podían rios y aparceros que contrataban tierras con Siqueiros protestaron contra
regarse porque sus vecinos río arriba les cortaban el agua. Solicitaban los ejidatarios, apoyando de hecho al terrateniente.52
que "obrando con ecuanimidad nos señale a cada pueblo el tanto de aguas Frente a caciques, terratenientes, industriales y gobiernos estatales
del que debemos hacer uso, de acuerdo a la ley en la materia".49 Solicitud y hasta municipales, el gobierno federal aparecía como una opción
equivalente es la de algunos de los ejidos y pueblos que aprovechaban las para hallar un eventual aliado.53 Pero este aliado no era incondicional,
aguas de la Barranca del Amatzinac y de Aguahedionda. A mediados de los ya hemos visto cómo las leyes de agua facultaban al gobierno federal a
años de 1920 la SAyF emitió los reglamentos respectivos.50 reglamentar las corrientes y a organizar a los usuarios en asociacio-
¿Por qué algunos pequeños propietarios y ejidatarios buscaban afa- nes. De cómo también le permitía vigilar la elección de directivos y
nosamente la intervención federal? La pregunta es pertinente porque, hasta el nombramiento de aguadores. Con esas facultades, la autori-
como ya se dijo, la injerencia federal traía consigo un alto costo en tér- dad federal podía escribir párrafos como los siguientes. El primero se
minos de la autonomía productiva, en este caso del manejo del agua. refiere al nombramiento del juez de aguas del Canal de la Tanda, so-
Sin embargo, ésta es apenas una cara del asunto. La otra tiene que bre el río Cotzala, municipio de Texmelucan, Puebla:
ver, sin duda, con el hecho de que el gobierno federal podía repre-
sentar una alternativa frente a autoridades locales caracterizadas por No ha sido de la aprobación de esta Secretaría el procedimiento que si-
su hostilidad, frente a terratenientes, incluso frente a otros ejidos y guió al ordenar que se eligiera lo que usted llama "Juzgado de Aguas",
ejidatarios. En La Cruz, Chihuahua, los ejidatarios pedían la presen- para el Canal de la Tanda; y esto, tanto porque la Ley de Aguas no auto-
cia federal para obligar al principal terrateniente local, Valles Baca, a riza la formación de esos juzgados, cuanto porque no habiendo un regla-
mento interior del canal citado, la agrupación elegida, no teniendo bases
aportar sus faenas. Ejidatarios y pequeños propietarios se habían alia-
en qué apoyar sus actos, éstos frecuentemente resultan arbitrarios; en
do en contra de los grandes terratenientes para eliminar la cláusula vista de lo cual no son de reconocerse, como de hecho no se reconocen,
del reglamento de 1909 que otorgaba un voto por suerte de tierra (5.6

48 AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 4746, exp. 64233, f. 3: carta de 3 de oc- 51


En Castañeda González, Irrigación, 116.
tubre de 1939 de Bruno B. García, secretario de Organización de la Liga de Comu- 52
Castañeda González, Irrigación, 109-123.
nidades Agrarias de Sinaloa, al jefe del Departamento Agrario, Gabino Vázquez. 53 Como se vio en el primer capítulo, los repartimientos de agua realizados por las
49 AcNA-Puebla, Aprovechamientos Superficiales, exp. 447.2/3157, II: carta de 26 de autoridades coloniales también respondían a la conflictividad local. Sin embargo, en
abril de 1934 del Comité Administrativo del ejido Tronconal a la SAyF. aquella época la Corona distaba de tener la pretensión de controlar y vigilar tan de
50 Valladares, "Cuando el agua se esfumó", 131. cerca los usos del agua como lo exhibía el gobierno federal después de 1917.

CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS


SUPERIORES EN ANTROPOLOGIA Social
152 Luis Aboites Aguilar
El agua de la nación 153

los nombramientos a que se refiere el acta de que se trata, debiendo de-


clarar nulos los actos que hayan efectuado.54 afluentes y corrientes o fuentes que puedan afluir al mismo, estén ad-
ministradas por una Junta de Propietarios de Tierras con derecho a
El segundo tiene que ver con una junta de aguas de San Luis Potosí: ellas, o sus representantes legales".57
La reglamentación federal de organizaciones locales dejaba fuera a
Sírvase usted remitir a la mayor brevedad por duplicado, los presupues- los ayuntamientos, como se vio antes, en algunos casos las autorida-
tos de egresos e ingresos con los gastos probables que demanda la admi- des municipales insistían en el cobro de derechos de agua. En sep-
nistración de esa Junta, también por duplicado los cortes de caja tiembre de 1937 el agente de la SAyF en Jalisco dirigió la siguiente
mensuales correspondientes al periodo de la misma, y el padrón de nota al presidente municipal de San Juan de los Lagos:
usuarios. Una vez más se le recomienda cumpla debidamente con lo dis-
puesto por los artículos 8, 9, 15, 37 y 38 del reglamento de contabilidad En contestación a su atento oficio [...] relacionado con la multa que se le
de las juntas de administración de aguas.55 impuso al C. José Pérez Sánchez, me permito comunicar a ud. que tanto
la ley de aguas como su reglamento en vigor no concede ninguna autori-
El último se refiere a una organización del estado de Jalisco: zación a las autoridades municipales para cobrar el uso de las aguas de
jurisdicción federal ni aplicar multas al respecto.58
En vista de que existen requisitos legales incompletos en la documenta-
ción formulada en relación con el acto electoral de la nueva mesa directi- La intervención de una instancia externa a la localidad podía ser
va y con la administración de la Junta del ejercicio anterior, se suplica a rechazada en aquellas zonas en donde el agua y la tierra mostraban
usted acatar las siguientes disposiciones: citar a los CC Presidentes de una distribución más equitativa. Así ocurría entre las comunidades de
los Comisariados Ejidales de Santa Cruz y San José del Valle, así como riego de Camargo, Chihuahua. Como se vio atrás, estas comunidades
el de Las Juntas, para que con su sello vengan a legalizar los oficios en
que nombran sus representantes; citar a los directivos de la Junta ante-
agrupaban a agricultores de tres acequias construidas sobre el Con-
rior, a fin de que legalicen con su firma y sello de la Junta de Aguas, la chos. Cada comunidad elegía su directiva, fijaba el calendario de riego
documentación relacionada con los cortes de caja mensuales, en donde y nombraba al aguador. También contemplaba la resolución de conflic-
justifican ante la superioridad los gastos que efectuaron [...] Se advierte tos y la aplicación de sanciones. Las 1 583 hectáreas que regaban esas
a ustedes que toda negligencia en el cumplimiento de todos los requisi- acequias estaban repartidas entre 172 propietarios, lo que da una idea
tos legales de la Junta de Aguas, puede resultar perjudicial a todos los del perfil de los integrantes de estas comunidades. Éstas se opusieron
usuarios [...] Mientras no se otorgue a ustedes el reconocimiento por la Di- a cualquier trato o convenio con el gobierno federal y reivindicaron su
rección General, los actos o decisiones de ustedes carecerán de validez.56 autonomía en el manejo del agua, como lo siguen haciendo en nuestros
días. La clave de este comportamiento parece encontrarse en una dis-
En los "Estatutos para la asociación de usuarios del río de Galeana tribución menos desigual de los recursos productivos, agua y tierra.
y sus afluentes.- Galeana, Chih.", de marzo de 1935, destacaba la inje- Incluso el sistema de votación era por tamaño de la propiedad, y no
rencia de la SAyF en dos aspectos: el manejo de los fondos recaudados por usuario. Este sistema, que entrañaba una desigualdad en la toma
por la asociación y que la vigencia del documento así como de su regla- de decisiones, parecía garantizar un manejo cotidiano del agua sin
mento dependía de que la SAyF manifestara su aprobación, tal como se grandes conflictos.59 Para los integrantes de estas comunidades chi-
señala en el artículo 31. Los estatutos comenzaban con la frase si- huahuenses, el ejido era un robo y por ello eran tierras malhabidas,
guiente: "La SAyF concede que las aguas del río de Galeana y sus pues no habían sido adquiridas, no era propiedad privada.
Esta expresión del profundo liberalismo decimonónico no requería
de un agente externo para zanjar diferencias y dificultades. Incluso su
54 postura abiertamente antiagrarista parece haberles otorgado mayor
ACNA-Puebla, Aprovechamientos Superficiales, exp. 447.3/3409: carta de 15 de
marzo de 1940 del subsecretario de la sAyF, Francisco Vázquez del Mercado, al cohesión. Descalificaban a los ejidatarios por no haber comprado la
agente de la dependencia en Puebla.
55
AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 2162, exp. 32260, f. 1: carta de 15 de fe-
57
brero de 1932 del director de Aguas al presidente de la Junta de Aguas del río Al- AcNA-Chihuahua, Aprovechamientos Superficiales, exp. 995.
tamira o Santa María, en Villa de Reyes, San Luis Potosí. 58
AcNA-Jalisco, Aprovechamientos Superficiales, exp. 307-1-25. Un caso muy pare-
56 ACNA-Jalisco, Aprovechamientos Superficiales, exp. 310-28: carta de 26 de febrero cido, en San Francisco Tepeyeacac, municipio de Texmelucan, de 1942, en
de 1954 del ingeniero Luis Willes, jefe de la Sección de Aguas y Zonas Fede- ACNA -Puebla, Aprovechamientos Superficiales, exp. 447.3/3
396. Otros casos
rales de la agencia Jalisco de la SRH, al C. Ramón Martínez, presidente elec- similares en Buitrón, "Poder político".
to de la Junta de Aguas de "El Cuatro", Santa Cruz del Valle. 59 Castañeda González, Irrigación, 131-137.
154 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 155

tierra, rehuían cualquier trato cercano con el gobierno y por ello rece- puesto que rompió el esquema organizativo dominado por los terrate-
laban en serio de los colonos del distrito de riego de Delicias, construi- nientes en tiempos porfirianos. Ese ajuste, como se vio, se traducía en
do con dinero gubernamental. un conjunto de conflictos entre distintos grupos sociales involucrados
La autonomía en el manejo del agua era también una característica en los usos del agua, y dio paso a una injerencia de autoridades extra-
de las sociedades que construyeron las galerías filtrantes en el valle de locales, es uno de los componentes poco atendidos de la vida rural me-
Tehuacán, sobre todo a partir de este siglo. Un grupo familiar o de ve- xicana en los años posteriores a 1920. Vistos en perspectiva, esos
cinos, reunía recursos para realizar la exploración y luego la construc- conflictos pueden considerarse como expresión de una desordenada,
ción de la galería. La sociedad manejaba la distribución del agua por pero a final de cuentas más justa, distribución del acceso a un recurso
su cuenta y riesgo.60 Sin embargo, la multiplicación de esas galerías, productivo de vital importancia.62
el reparto agrario y el consecuente surgimiento de nuevos intereses,
provocaron una creciente competencia por el agua subterránea. La
apertura de una nueva galería significaba la disminución en el volu-
men de otra vecina. Ello propició una creciente injerencia federal que
culminó en la década de 1950, cuando el gobierno federal decretó las
primeras vedas en Tehuacán y cuando la Comisión del Papaloapl n
hizo mucho más rígidas las reglas para la explotación de las aguas del
rr subsuelo. Las sociedades de Tehuacán comenzaron a perder entonces
su autonomía. En un principio, los permisos para la apertura de una
galería eran otorgados por el ayuntamiento; años después eran otorga-
dos por la SRH. También tuvieron que solicitar permiso para realizar
labores de mantenimiento de las galerías.61
De los casos referidos pueden comentarse por lo menos dos aspectos.
El primero se refiere a la naturaleza extralocal, por así decir, que implica-
' ban los usos del agua. Esta singularidad llevaba a considerar una dotación
de agua en términos del conjunto de aprovechamientos de la corriente,
que podían reunir a grandes terratenientes y nuevos ejidos. Esa desi-
gualdad podía ser atemperada o reglamentada por el gobierno federal a
través de su creciente burocracia. Esta vía parece haber sido escogida en
algunos casos porque era preferible lidiar con esa burocracia que enfren-
tarse cotidianamente con una distribución desigual del agua. Hay evi-
dencia que muestra que en algunos lugares los ejidatarios buscaron la
injerencia federal para hacerse de un mecanismo que les permitiera me-
jorar sus condiciones de producción y de vida.
El otro asunto tiene que ver con la aseveración de que el reparto e 1-
dal implicó no sólo una redistribución del acceso al agua, sino un in-
cremento en el uso de ese recurso. La ampliación de la frontera
agrícola significa casi de manera automática un mayor consumo de
agua. La ruptura jurídica expresada en el artículo 27 constitucional
tuvo una expresión concreta en relación con los usos del agua: los nú-
cleos ejidales contribuyeron a un mayor uso del recurso. Ese aumento
trajo consigo, como ha mostrado Valladares, un largo periodo de ajuste
62 No es difícil desprender de estas afirmaciones una noción que asocia la gran pro-
piedad con una mejor conservación del ambiente, con el ahora famosísimo desa-
rrollo sustentable. Esto podría llevar a la idea terrible de que los pobres son los
principales enemigos del medio ambiente y que cualquier medida que plan-
60 Enge y Whiteford, The Keepers of Water & Land, 14-15. tee la redistribución de recursos, casi por definición, es onerosa en términos
61 Henao, Tehuacán, 246-247. ambientales.
Ifflikopee•MIRIMIMIN•1

VI. Reglamentar (centralizar) todo

Entre 1880 y 1930 las funciones y facultades del gobierno federal en


materia de aguas habían cambiado de manera sustancial. El eje princi-
pal de esa transformación era la consolidación de ese gobierno como la
instancia que materializaba, y centralizaba además, el interés público.
La Constitución de 1917, el reparto de tierras y aguas, la labor de la cm,
eran otros tantos componentes de esta preponderancia pública que se
vestía de federal. La etapa final del trayecto estudiado en este trabajo
tiene que ver con el desarrollo especifico del poder gubernamental en ma-
teria de aguas después de 1930, es decir, una vez que el gobierno federal
ya había logrado afianzarse como la instancia gubernamental decisiva en
la materia. Este capítulo intenta mostrar un panorama general de dos
aspectos de los usos del agua que hemos dejado un tanto al margen: el
abasto de agua potable y la explotación de aguas subterráneas. En am-
bos como se verá, el gobierno federal desarrolló instrumentos legales y fi-
nancieros para imponer y tratar de legitimar su creciente intervención.

La hora del agua potable

Los expertos coinciden en señalar que el gran crecimiento urbano


en México tuvo lugar después de 1940, cuando la industrialización vía
sustitución de importaciones alentó con gran fuerza la migración ru-
ral-urbana. También se ha señalado que el reparto agrario propició,
sobre todo en la década de 1930, un repoblamiento de algunas zonas
rurales del país. Pero ello no significa que las ciudades hayan dejado
de crecer entre 1910 y 1940 (ver Cuadro 3), ni tampoco que las necesi-
dades de servicios hubieran sido cubiertas suficientemente durante
ese mismo periodo. En gran medida prevalecían las antiguas maneras
de obtener el agua (acueductos coloniales, fuentes públicas, aguadores,
pozos particulares) que, sin embargo, presentaban aspectos nuevos, como
158 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 159

la gran demanda y escasez mayor del liquido, sobre todo en las colo- 1910 1940 Índice porcentual
nias, barrios y barriadas alejadas de la traza central de las ciudades, 1910=100
zonas éstas que, como se vio, habían sido privilegiadas por los siste- Veracruz 48 623 77 101 158
mas de agua potable durante la Colonia y el siglo xix. Eran comunes
las largas filas ante las fuentes públicas o el abasto de manantiales o Villahermosa 12 327 25 114 203
jagüeyes cercanos, lo que implicaba la inversión de buen número de Mérida 62 447 96 852 155
horas por parte de mujeres y niños. Los aguadores distaban de haber
desaparecido, como lo muestra una solicitud de concesión del gremio *incluye zonas conurbadas. Fuentes: Estadísticas, 1, cuadro 1.4.22; Unikel, et
de aguadores de Santiago Ixcuintla, Nayarit, de 1931, para aprove- al., El desarrollo urbano, Cuadro 1-Al.
char aguas del río Santiago.' En otros lugares, como en Mixcoac, en la
Ciudad de México, se seguía utilizando el acueducto colonial que traía Ciudades como Puebla, León, San Luis Potosí, Guadalajara y la de
las aguas del Desierto de los Leones. Las numerosas fugas hacían es- México mostraban serias deficiencias en el abasto de agua potable. En
casear el agua.2 En una parte de Guadalajara, el cambio en el uso del general, puede afirmarse que las ciudades mexicanas seguían usando
suelo, de habitacional a industrial, había saturado la vieja tubería de
drenaje de apenas seis pulgadas.3 la infraestructura construida hasta la época porfiriana, si es que había
logrado salvarse de la destrucción propiciada por las nuevas políticas
y necesidades urbanísticas. Las grandes obras porfirianas eran las úl-
timas que se habían construido, por ejemplo los Colomos en Guadala-
Cuadro 3 jara (1902), la presa Chuvíscar de la ciudad de Chihuahua (1908), las
Población de algunas ciudades mexicanas de captación de las aguas subterráneas de La Estanzuela y las gale-
(1910-1940) rías de San Jerónimo en Monterrey (1909) y las de Xochimilco en la
1910 1940 Índice porcentual Ciudad de México (1913).
1910=100 En 1938, un documento planteaba la difícil situación de la salud pú-
Ciudad Juárez 10 621 48 881 460 blica en México, derivada en gran medida del atraso en materia de
abasto de agua potable:
Chihuahua 39 706 56 805 143

Torreón 34 271 101 353* 295 Como una desgracia nacional, México se ha estado colocando en uno de
los primeros lugares en mortalidad. La estadística enseña que en el año
Durango 31 763 62 170 195 de 1933, entre muchas naciones europeas y americanas, México se colo-
Monterrey 78 528 206 152 262 có en primera fila en mortalidad infantil, alcanzando hasta 136 defuncio-
nes por cada millar de nacimientos. El número enseña que anualmente se
Guadalajara 119 468 236 557* 198 registran más de cien mil defunciones por enfermedades de origen hídri-
Morelia 40 042 44 304 110 co, debidas, natural y lógicamente, a la falta de agua potable [...] Puede
estimarse que de los 18 millones de habitantes de nuestra República,
Aguascalientes 45 198 82 234 181 sólo 2 600 000 de ellos cuentan con agua potable; y de la población rural
León 57 722 74 155 128 que puede estimarse en 12 millones [...] solamente 200 000 individuos
toman agua potable.4
San Luis Potosí 68 022 104 401*. 153

Ciudad de México 344 721 1 802 679* 522 Las condiciones del país en este ramo eran sumamente desfavorables,
148 701 154
o como decía un estudioso de la insalubridad en 1935, "la situación gene-
Puebla 96 121
ral del país en cuanto a aprovisionamiento de agua es pésima". Según
este estudio, sólo en la Ciudad de México, y eso de manera relativa, y en

1 González Cabrera y González Peñaloza, "El sindicato", 13-14.


4 AHSS, Fondo Salud Pública, S.SJ, caja 50, exp. 27, 1938: proyecto de Ley de Fede-
2 El Universal, 2 de abril de 1945. En la ciudad de Chihuahua el acueducto colonial
continuaba en uso todavía en la década de 1950. ralización del Servicio Público de Provisión de Aguas Potables, 21 de octubre de
1938. A la alta mortalidad infantil puede agregarse el promedio de vida estimado
3 Gaceta de Guadalajara, 31 de enero de 1948. hacia 1930 en México: apenas 45 afios. Ceniceros, El problema social, 35.
111111OP

160 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 161

Nuevo Laredo, pocha hablarse de que la población bebía agua potable. Como ya mencioné, la importancia del agua potable (entendida ya
"En todas las demás ciudades la provisión es insuficiente o la calidad como un líquido libre de microorganismos) en la salud pública había
mala, o se reúnen ambos defectos capitales".5 quedado demostrada a fines del siglo xix y por ello era más bien un
El censo de población de 1940 mostró que el 62% de las 3.8 millones asunto de médicos y químicos. También se mostró cómo los ingenieros
de viviendas del país carecía de agua y drenaje, y que sólo el 7% conta- aportaron soluciones técnicas para generalizar este servicio entre sec-
ba con esos servicios de manera satisfactoria. Otro dato era que de las tores amplios de la población, mediante la incorporación del sistema
115 000 localidades del país, apenas unas 700 contaban con servicio de de red, la electricidad y el concreto.
agua y sólo cinco contaban con agua potable. En suma, eliminando al El gobierno federal comenzó a plantearse la cuestión del agua potable
Distrito Federal, el 87% de la población nacional carecía de agua y al- como problema de alcance nacional en la década de 1930. Hasta enton-
cantarillado.6 ces, como se ha visto, los gobiernos estatales y los ayuntamientos habían
Un ingrediente de este panorama del abasto de agua potable eran las manejado el ramo; el organismo federal de Salud, creado en 1917, se ha-
compañías privadas, surgidas en su mayor parte durante tiempos porfi- bía limitado a funciones consultivas.9 En febrero de 1933 nació el Banco
rianos. En general, estas compañías mostraron grandes limitaciones Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas (BNHuoP), con, el pro-
para cumplir con los contratos de concesión, lo que obligó a las diversas pósito de impulsar la construcción de obras de equipamiento urbano,
instancias gubernamentales a recuperar el servicio. En septiembre de de manera preferente el agua potable y el alcantarillado, aunque tam-
1918, por ejemplo, la Caja de Préstamos para Obras de Irrigación y Fo- bién mercados y rastros. Al igual que otras instituciones creadas du-
mento de la Agricultura absorbió a la Empresa Abastecedora de rante los gobiernos anteriores a 1935, el BNHUOP vio acrecentadas sus
Aguas y Saneamiento de Torreón, en funcionamiento desde 1908.7 En funciones al iniciarse el régimen cardenista. En su segundo informe de
1945, tras un litigio que se inició en 1921, el gobierno del estado de gobierno, en septiembre de 1936, Cárdenas anunció una fuerte inver-
Nuevo León logró adquirir finalmente la Compañía de Servicios de Agua sión en materia de agua potable. Era tal la insistencia gubernamental
y Drenaje de Monterrey, gracias a un préstamo de un organismo fede- en este ramo que algún periódico señaló que el cardenista podía ser
ral: Nacional Financiera. La compañía de Monterrey se había distin- considerado como "el sexenio del agua potable".10
guido, primero por sus enredos contables que le permitían obtener El interés en este ramo era coherente con la perspectiva general que
jugosas ganancias y segundo, por su escaso programa de expansión de dominaba al gobierno cardenista respecto a su preocupación 'por los sec-
los servicios. La situación del abasto del agua potable en esa ciudad en tores mayoritarios del país. Así, el gobierno de este periodo consideraba
la década de 1940 era verdaderamente catastrófica.8 Más adelante se que el necesario aumento de población tendría que provenir del mejora-
hablará del destino de la empresa privada de la ciudad de San Luis miento en las condiciones de vida de la población, lo que significaba, en-
Potosí. Las leyes de aguas de 1929 y 1934 obligaban a estas compa- tre otras cosas, la ampliación de los servicios de salud e higiene. Eso era
ñías a someterse a la jurisdicción federal en caso de que aprovecharan responsabilidad gubernamental y, más aún, responsabilidad del gobierno
aguas nacionales, pero lo cierto es que durante varios años las compañías federal. Estas ideas significaban que se dejaba atrás el añejo interés por
continuaron bajo el ámbito de los gobiernos locales. la colonización con extranjeros como medio para resolver el grave pro-

5
Ceniceros, El problema social, 30. Este autor basó sus aseveraciones en varios es-
1 blema de la falta de población, según se percibía entonces.11 Este ver-
dadero vuelco en la política demográfica debe considerarse como el
marco de la acción federal en materia de agua potable.
El gobierno federal definió su injerencia en este ramo principalmen-
tudios: de Miguel E. Bustamante, 'Distribución geográfica de las fiebres tifoidea y
paratifoidea de la República Mexicana" (1932); de Miguel Á. de Quevedo, "Las pre- te por el lado crediticio. En cierto modo ello parecía ser resultado de la
cauciones necesarias para la provisión de aguas potables de las poblaciones de la imposibilidad de que el gobierno federal se hiciera cargo del abasto del
República" (1928); de Luis Dublín I, Health and Wealth (1928) y de Alberto J.
Pani, La higiene en México (1916).
agua potable en el país entero: "no bastarían los recursos todos del pre-
6
SRH, Informe, I, 47-48; ver también Hernández Terán, México, 31. Éste sefiala que
supuesto de egresos de la federación para cubrir el costo de dichas
todavía en 1947 apenas 5.4 de los 23 millones de mexicanos disponían de servicio obras en los millares de pueblos, villas y ciudades que las necesitan
público con tubería de distribución.
7
Rodríguez y Valdéz, La domesticación del agua, 49-51. En 1926 la empresa pa só I r
a manos del Banco Nacional de Crédito Agrícola pero en 1934 fue reprivatií a- 9
da. En 1959 el gobierno del estado adquirió la mitad de las acciones y en 1976 • Birrichaga Gardida, "El abasto", 1.
lo
la otra mitad. Los presidentes, iv, 60; Birrichaga Gardida, "El abasto", 1.
8
Torres López y Santoscoy, La historia, 80. 11 González Navarro, Población y sociedad, II, 33.
162 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 163

urgentemente". Pero también era un problema legal: el agua potable denismo también puede caracterizarse como el iniciador de una vasta
era una cuestión "que cae de manera natural en la esfera de atribucio- obra pública (federal) en materia de agua potable.
nes de los ayuntamientos". Entonces, cómo impulsar la injerencia fe- Un estudio reciente ha mostrado los detalles de esta nueva presencia
deral. Una ley de 1935, de la que se han extraído las citas anteriores, federal en relación con las necesidades insatisfechas de agua potable y
señalaba: los conflictos políticos surgidos en parte a causa de esas necesidades. Es-
tas carencias acicatearon las pugnas políticas derivadas del surgimiento
Pero si el abastecimiento de agua y las obras de saneamiento de las de organizaciones sindicales y políticas en ciudades como San Luis Potosí
poblaciones no son servicios públicos a cargo directo del Gobierno Fe- y León, Guanajuato. La demanda de servicios públicos se unió a las pro-
deral, éste no puede permanecer indiferente en una cuestión de tan
alta importancia, y así lo considera el Plan Sexenal cuando señala la
testas contra autoridades formales e informales, por ejemplo, contra el
única ruta capaz de garantizar con eficacia la ejecución de un progra-
gobernador constitucional Ernesto Hidalgo en Guanajuato o el pesado ca-
ma nacional de obras públicas. El Plan reconoce que es indispensable cicazgo del general Saturnino Cedillo en San Luis Potosí.15
el funcionamiento de un adecuado sistema de crédito para conseguir En la última ciudad, una empresa privada prestaba el servicio de agua
que se implanten los servicios públicos fundamentales [... está] con- potable desde tiempos porfirianos, y había sido acusada de ser la respon-
vencido el Ejecutivo Federal de que, efectivamente, el uso del crédito sable de los grandes daños provocados a la población durante la inunda-
es el único camino certero para el desarrollo del Plan Sexenal en ción del 15 de septiembre de 1933. La empresa había construido un bordo
cuanto a obras públicas se refiere.12 de muy mala calidad que no resistió el empuje de la creciente. Los dam-
nificados exigieron una y otra vez la indemnización. Pero la empresa,
Para el gobierno del presidente Cárdenas el abastecimiento de agua apoyada puntualmente por el gobierno estatal, se negó reiteradamente a
potable "se destaca como el primero y más urgente" de los servicios pú- ello. En noviembre de 1937, cuando Cedillo ya había abandonado el gabi-
blicos. No sobra decir que esta labor era vista por el gobierno federal nete cardenista, las organizaciones obreras, sobre todo de la Confedera-
como "positivamente civilizadora". Además de necesitar la cooperación ción de Trabajadores de México, y de otros sectores convocaron a un paro
y el entusiasmo de las autoridades locales, requería de la "implanta- general para el día 29 de noviembre, a causa de la escasez de agua po-
ción en todo el país de una política severa de honradez en la adminis- table; se exigía la expropiación de la empresa privada de aguas. El día
tración municipal". Como se aprecia, la visión federal sobre los 29 el presidente Cárdenas decidió intervenir en el conflicto potosino,
ayuntamientos no era del todo positiva. Sobre esto volveremos más enviando a dos miembros de su gabinete con una partida especial de
adelante.13 300 000 pesos. La intervención federal detuvo el conflicto mediante el
A partir de 1935 se inició un vasto programa de inversiones en esta compromiso de construir obras y satisfacer la demanda urbana. Meses
materia. La ley de marzo de ese año autorizó una partida de 1 500 000 después caía el gobernador títere de Cedillo, y en mayo de 1938 éste se
pesos al BNHUOP, para obras de agua potable en poblaciones carentes levantaba en armas contra el gobierno cardenista. La atención federal in-
de recursos para pagar el costo de dichas obras. Poco después la parti- fluyó en el desenlace del conflicto por el agua. El presidente Cárdenas
da se amplió en casi un 25%. El BNHUOP inició obras en unas 100 ciu- viajó a la capital potosina para dirigir la campaña contra los alzados.
dades entre 1935 y 1936 y entre 1936 y 1945 los créditos de ese banco Es importante destacar que la atención a la demanda de agua pota-
aumentaron de poco más de siete millones a 31.5.14 En general, el car- ble y alcantarillado en las ciudades mexicanas en este periodo tenía
como rasgo la complejización técnica y el consecuente encarecimiento
de las obras. Poco a poco, la labor del BNHUOP fue convirtiéndose en
12 DO, 15 de marzo de 1935: ley de 11 de marzo de 1935. una intervención federal en el manejo del agua potable. El arreglo fi-
13 Hay que señalar que los directivos del BNHUOP no simpatizaban con las empre- nanciero de esa institución consistía en que el banco prestaba dinero
sas privadas de agua potable y, en cierto modo, responsabilizaban a los ayunta-
mientos de esa "anomalía". En un informe de marzo de 1934 se decía que los para las obras que debían construirse bajo su supervisión técnica, con-
ayuntamientos con gran frecuencia han recurrido a la práctica no recomendable tando siempre con el aval del gobierno del estado (a cuenta incluso de
de dar concesiones a particulares para la construcción y explotación de servicios la participación en impuestos federales). Al concluir la obra se consti-
públicos como el de abastecimiento de agua, que a nuestro juicio deben ser in-
variablemente prestados por los ayuntamientos, y que por ningún motivo debe- tuía una junta, formada con las diversas partes interesadas, pero el
rían ser objeto de comercio por particulares". AGN, Presidentes, Abelardo L. banco nombraba al administrador durante el plazo de amortización
Rodríguez, exp. 531.4/36.
14 Bribiesca, El agua, 76-77. Mientras que el BNHUOP atendió sobre todo a localidades 15
grandes, el Departamento de Salubridad Pública centró su trabajo en pequeños Birrichaga Gardida, "El abasto", II y III. Aquí solamente se expondrá un resumen
asentamiento rurales. del conflicto potosino.
164 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 165

del crédito.16 Esto en cuanto al trato a través del BNHUOP. En otras Colonia dejó obras de abastecimiento de aguas, es decir, la operación y
circunstancias, como en San Luis Potosí y León, un ingrediente impor- conservación de los sistemas quedó a cargo de un regidor de aguas, casi
tante de la resolución del conflicto fue el envío de técnicos de la CNT o siempre un neófito en la materia, que además estaba constantemente
del mismo banco para conocer la infraestructura existente y revisar urgido por el presidente municipal a aumentar los ingresos y a dismi-
nuir o suprimir los gastos, sin importar las consecuencias que pudie-
los proyectos de obras. sen sobrevenir a la salud o a los habitantes de las poblaciones o a la
Como parte de la centralización del manejo del agua, puede pensar- existencia y preservación de las obras. Este imperativo cada cha se
se que el gobierno federal concentraba de manera creciente los recur- hizo más violento al ir siendo absorbidas las facultades y los arbitrios
sos tecnológicos que dejaban de estar disponibles para los gobiernos municipales por los gobiernos de los estados y federal, quedando en
estatales y ayuntamientos. La exploración de la disponibilidad de muchos municipios como único ingreso seguro, el proveniente del
agua subterránea y la extracción suficiente para satisfacer la deman- abastecimiento de aguas.19
da urbana eran cuestiones que exigían el trabajo de especialistas. A
mediados de la década de 1920, el gobierno chihuahuense solicitó a la Ya desde antes se había notado la resistencia de algunos ayuntamien-
Ciudad de México el envío de un geólogo para buscar agua en el sub- tos a solicitar la intervención del BNHUOP. En un informe de marzo de
suelo, con la cual se pudiera mejorar el servicio público de la locali- 1934 los directivos de este banco señalaban que "los ayuntamientos se
dad de Escalón, que hasta entonces la obtenía de los tanques del han acostumbrado a tratar fuera de concurso o con concursos mal realiza-
ferrocarril. El geólogo la halló a 90 metros de profundidad y ello dos, con contratistas previamente elegidos".20 No puede más que señalar-
hizo posible la instalación de una noria a un costo de 15 000 pesos, se un dejo de menosprecio por la experiencia de los ayuntamientos que,
incluyendo la bomba eléctrica.17 Otro ejemplo es la solicitud del ayun- como se vio, habían tenido a su cargo el abasto de agua durante siglos,
tamiento de un pequeño poblado jalisciense, en la que se aprecia esta mucho antes que estos nuevos técnicos federales comenzaran a expre-
desigual distribución del conocimiento hidrológico: sar sus dudas sobre esa experiencia.21 El colmo era que los funciona-
rios federales a veces menospreciaban tanto a los presidentes
teniendo en proyecto ante estas circunstancias llevar a cabo la introduc- municipales, que dudaban de su capacidad para llenar una forma de
ción de agua de manantiales que se hayan [sic] a regular distancia de solicitud de confirmación de derechos de agua. En 1927 el ingeniero
este lugar, [es] necesario para ello la dirección técnica de un geólogo Arturo Sandoval recomendaba a sus superiores que al presidente mu-
para que lleve a la práctica el estudio, localización y formación del pre- nicipal de Rosales, Chihuahua, "se le podrá remitir uno o varios esque-
supuesto de tal obra, [solicitamos] comisionarlo por cuenta de esa Secre-
letos y las instrucciones correspondientes [...] por tratarse de gente
taría para el fin deseado.18
ignorante y escasa de recursos pecuniarios".22
La dinámica centralizadora del gobierno federal en esta materia
se consolidó en tiempos alemanistas. Una vez formada la SRH, algu-
nos de sus funcionarios expresaban cierto desprecio por las posibili-
dades técnicas de los municipios, si bien las explicaban por el
19 Vilafuerte, "La operación", 98-99.
sostenido deterioro financiero de esos organismos. Los municipios
20 Citado en Birrichaga Gardida, "El abasto", 1.
21
carecían de técnicos especializados en su manejo y de experiencia admi- Esa experiencia incluía además la colaboración con ingenieros. Algunos ejemplos
nistrativa suficiente para conservar el eficaz funcionamiento de tales sis- pueden ser ilustrativos. En 1873 el gobierno duranguense consideraba indispensa-
temas; procedieron como proceden aún aquellos municipios en que la ble crear una plaza para el "ingeniero civil del municipio de Durango", para dedi-
carse a la "construcción y distribución de fuentes públicas, cañerías, atargeas,
depósitos, canales, pozos y alcantarillas". Iniciativas, 22-23. En 1873 el ayunta-
miento de Querétaro conoció el informe encomendado a un ingeniero experto. Ver
Escoto, Noticia. En 1868 el ayuntamiento de Toluca contrató a un ingeniero para
16 Robledo Cabello, "Los programas", 230-235; Calderón Palacios, "Labor del Banco las obras de abasto de agua. Ver Castañeda González, 'Esfuerzos",i.
Nacional Hipotecario", 12. Al respecto es ilustrativo el largo forcejeo que sostuvie- 22
AH.A, Aprovechamientos Superficiales, caja 215, exp. 5244, ff.7-8: informe de 21 de ju-
ron autoridades municipales, estatales y federales en torno a los créditos del ban-
co para construir obras de agua potable en la ciudad de Querétaro entre 1943 y lio de 1926. Hay que mencionar que después de la revolución fue común que algunos
1949. Ver Miranda Correa, Las pugnas, 16-24. ayuntamientos quedaran en manos de miembros de organizaciones sindicales y cam-
pesinas. Grammont, Los empresarios, 108, narra cómo un antiguo peón de hacienda
17 Memoria 1924-1926, 63. y mediero llegó a presidente municipal de Guasave en 1931 y de cómo éste metió a la
18
ACNA-Jalisco, Aprovechamientos Superficiales, exp. 307-1-40: carta de 28 de abril de cárcel al poderoso hacendado Blas Valenzuela, quien se negaba a reconocer la auto-
1939 del presidente municipal de Amatitán, Pascual Villegas, al secretario de la sAyF. ridad del antiguo peón.
166 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 167

Este proceso desembocó en la ley de ingeniería sanitaria de 1948, que miento tecnológico y la disponibilidad de recursos financieros contri-
declaró de utilidad pública la construcción de obras de agua potable y al- buyeron sin duda a esa creciente intervención. Pero hay que decir que
cantarillado en el país.23 Como se ha visto, lo público en todo este tiempo la expansión federal en esta materia tenía mucho que ver con el cam-
tenía de manera creciente el sinónimo de federal. Así, esta ley otorgó facul- bio tecnológico que significaba la explotación intensiva de los recursos
tades al gobierno federal para intervenir técnica y financieramente en los hidráulicos subterráneos. Ello fue así porque en este periodo el proble-
sistemas de agua potable y alcantarillado 24 La ley dio cobertura a organis- ma del abasto de agua comenzó a resolverse cada vez más por medio
mos federales que en los hechos habían desplazado a algunos ayuntamien- de la extracción de agua del subsuelo, un recurso tecnológico inexis-
tos en la prestación del servicio de agua potable. Un caso elocuente es el de tente en esa magnitud hasta entonces. Pero, como se verá, el agua
Ciudad Juárez. En 1934, la Junta de Mejoras Materiales tomó en sus ma- subterránea no se usó sólo para las sedientas ciudades.
•nos el servicio de agua potable. La red construida en 1905, alimentada por
dos pozos, mostraba ya grandes deficiencias. Era menester invertir una
fuerte suma para modernizarla y satisfacer la demanda de la población.
Con la aprobación de la Secretaría de Hacienda, la Junta elaboró un pro-
yecto y luego contrató a una empresa constructora privada. El agua subterránea
Como la Junta se constituyó en responsable de las obras, hubo necesi-
dad de asumir la administración y control de su funcionamiento y por La legislación colonial no definió ninguna norma específica sobre
esto, mediante contrato, el H. Ayuntamiento de Ciudad Juárez hizo en-
trega a la Junta de todo el servicio de aguas en su parte material y ad-
aguas subterráneas. Eran propiedad del dueño del predio en donde
ministrativa; desde entonces la Junta Federal de Mejoras Materiales ha surgían y por ello podía usarla libremente.27 En el siglo )(u, el uso de es-
venido administrando el servicio de aguas en [la] ciudad.25 tas aguas era materia del derecho civil; en el código de 1884 se in-
cluían algunas disposiciones que si bien contemplaban la libertad
De esa manera, hasta el abasto público, uno de los ramos primor- absoluta del dueño del predio para alumbrar y aprovechar las aguas,
diales de la labor de los ayuntamientos desde la época colonial, podía también declaraba que al pasar esas aguas de una finca a otra su
quedar en manos federales en algunos lugares.26 El control del conoci- aprovechamiento se consideraba de utilidad pública. El constituyente
de 1917 no reparó en las aguas subterráneas como parte del subsuelo
y por ello en esta materia las disposiciones del código civil de 1884
23 Como se vio, en 1938 había circulado un proyecto para federalizar las aguas pota- subsistieron como las únicas hasta 1929.28 El artículo 11 de la ley de
bles. Sobre el contexto de esa iniciativa fallida, ver Birrichaga Gardida, "El abasto", I. aguas de este último año ratificaba el derecho del propietario de alum-
24
Agua y sociedad, 129-130. En diciembre de 1956 se expidió la ley de cooperación brar y apropiarse libremente de las aguas "que existan debajo de la su-
para dotación de agua potable a los municipios, que formalizó las modalidades de perficie de su finca", sin afectar otros aprovechamientos o aguas de
cooperación entre los distintos niveles de gobierno. Asimismo dio facultades al go-
bierno federal para participar en la administración de los sistemas de agua pota-
propiedad nacional o privada de su corriente natural. En caso de ocurrir
ble y alcantarillado, por lo menos mientras corría el periodo de recuperación del así, la SAyF podía suspender la ejecución de una obra o aprovechamiento.
crédito otorgado. Lanz Cárdenas, Legislación, 1, 62. Esto mismo contenía el artículo 14 de la ley de 1934.
25 AcNA-Chihuahua, Aprovechamientos Superficiales, exp. 900: carta de 23 de no- Los pozos eran uno de los componentes tradicionales del paisaje rural
viembre de 1936 del ingeniero José Rodríguez Balbontín al agente de la sAyF en y urbano y en México mostraba un uso creciente. Sin embargo, la "gran
Chihuahua. "En compensación" el ayuntamiento recibía de la junta mil pesos hidráulica" o el uso a gran escala del agua en la segunda mitad del siglo
mensuales. El contrato había sido aprobado por la legislatura del estado.
26 xix también revolucionó la explotación de los mantos subterráneos. La
Este fenómeno no era exclusivamente hidráulico. La creciente pobreza fiscal de los
municipios era por demás evidente. En 1947, en ocasión de la Tercera Convención Na- clave es el tipo de agua subterránea utilizada y el volumen extraído.
cional Fiscal, un ponente apuntaba tres rasgos sobre la situación municipal: 1) "una su-
bordinación política y administrativa directa del gobierno municipal frente a los
funcionarios federales y estatales"; 2) "una dispersión en la labor del gobernante munici-
pal, para atender trabajos propios y ajenos, que en última instancia se traduce en pér-
didas de eficiencia en el desempeño de algunas funciones y en el abandono de otras" y
27
3) "descrédito y reducción considerable de recursos que dejan cada vez más a merced de Taylor, "Land and Water", 205; Meyer, El agua en el Suroeste, 190-192.
otras entidades políticas al Municipio". En Carro, "La pobreza fiscal", 67. La desamorti- 28 Carvajal Ramírez, "Aspectos legales", 253. Según este autor, el nuevo código civil
zación, que eliminó los propios, y el reparto agrario, que exentó del impuesto predial a de 1932 conservó prácticamente las mismas disposiciones sobre aguas subterrá-
los ejidos, eran argüidos para explicar esa verdadera debacle municipal. neas que el de 1884.
168 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 169

La distinción entre agua freática o somera (o de pozo) y el agua artesiana es nos sociales puede decirse que 50 años atrás esa agua simplemente
fundamenta1.29 Hasta principios del siglo xix, el agua más utilizada era la no existía. Había la certeza además de que "enormes cantidades de
freática, que era extraída mediante pozos y norias. También las galerías fil- aguas se pierden cada año en las capas subterráneas y en el mar",
trantes, como la que construyó Cayetano Rubio en Querétaro en 1852 a un como se decía en 1912.36
costo superior al millón y medio de pesos, hacían uso de esta clase de aguas.30 Si se desconocían las características de los caudales superficia-
Por lo menos desde la década de 1830 hay indicios del interés por las les, la ignorancia era infinitamente mayor con respecto a la disponi-
aguas artesianas o profundas. En diversos lugares las autoridades tomaron bilidad y localización del agua subterránea. Como describe García
medidas para fomentar ese ramo. En 1832, el Congreso del Estado de MA- Yepez, la búsqueda de agua subterránea es tan antigua como la hu-
xico autorizó un gasto de mil pesos para la apertura de pozos artesianos y manidad. La llamada rabdología, el método de la vara (utilizado por
hasta 3 000 pesos para adquirir "en propiedad" un barreno de 120 varas.31 los zahoríes), es un arte poco explicado por los científicos pero de gran
Al parecer en México el primer pozo artesiano se perforó hasta 1847 y ya efectividad.37 En México había estudios sobre aguas subterráneas,
para 1858 había 20 en funcionamiento 32 Algunos empresarios con paten- por ejemplo el de 1851 que se limitaba a estimar el gasto, registrar la
tes buscaban la exclusividad en la perforación de pozos, como lo muestra temperatura y en algunos casos la presencia de minerales en el
un documento originado en Zacatecas en 1852 sobre un método distinto al agua.38 Pero las necesidades de agua subterránea iban más allá y
"chino".33 En 1863 La Estrella de Occidente, de Ures, saludaba el privilegio requerían de referencias más firmes sobre las posibilidades de ha-
que el gobernador sonorense había dado a Guillermo Andrade para la per- llar corrientes cuya localización y magnitud hicieran viable la inver-
foración de pozos artesianos en el estado durante diez años. El periódico se- sión de fuertes sumas. Hasta donde es posible saber, un conocimiento
ñalaba lo benéfico que serían esos "manantiales artificiales" en un "país más sistemático de los mantos subterráneos se relaciona con la acti-
como el nuestro generalmente escaso de agua". En las postrimerías del si- vidad de geólogos e ingenieros mineros, quienes conocían los diversos
glo xix el gobierno de Chihuahua ofreció 10 000 pesos a aquel que perfora- componentes de las estructuras del subsuelo. En 1894, el director del
ra y explotara con éxito el primer pozo artesiano en el estado.34 En la Observatorio Meteorológico Central, Mariano Bárcena, señalaba que
Ciudad de México, como se vio, el incremento de pozos artesianos fue verti- conociendo la geología de una comarca "se tiene un libro abierto para
ginoso, sobre todo en tiempos porfirianos. Lo importante no era tanto su [...] la investigación de [las] aguas subterráneas".39
número como su aportación. En 1905, los 1 435 pozos existentes aportaban En este terreno destacan los numerosos estudios realizados por el
22 684 litros por minuto, cantidad que representaba el 70% del caudal de Instituto Geológico de México, a partir de 1909, para buscar aguas sub-
aguas gordas y delgadas que llegaba a la ciudad de los manantiales y acue- terráneas destinadas principalmente al abasto de localidades y a la
ductos que abastecían a la ciudad desde tiempos de la Colonia.35 En térmi- irrigación. Un estudioso del tema señala que esos trabajos se iniciaban
con la descripción geográfica del área, luego se describía la fisiografía,
29 La primera es aquella que se halla a mayor o menor profundidad pero por encima de la
la geología, se comentaban los datos meteorológicos disponibles y, final-
primera capa impermeable del subsuelo. La segunda, en cambio, es aquella más profun- mente, se trataba la hidrología subterránea, "tocando en este apartado
da que se halla cubierta o encerrada entre capas impermeables salvo en su lugar de ori- sólo la presencia de aguas freáticas, manantiales y aguas artesianas".40
gen y que por ello genera una presión diferente a la del acuífero libre, lo que la hace subir En 1918, un ingeniero minero, Juan Villarelo, publicó un trabajo
a la superficie. García-Yepes, Aguas subterráneas, 87; De la O, Vocabulario, 99-100.
30
sobre las aguas subterráneas de Querétaro. Llegó a la conclusión de
Suárez Cortez, "Poder oligárquico", que los mantos subterráneos eran de gran escala y que provenían de gran-
31
Castañeda González, "Esfuerzos", ti. Sobre el desarrollo de estos pozos en Europa, des profundidades, por lo que las nuevas obras que el gobierno del es-
sobre todo en los años de 1820-1840, ver Goubert, The Conquest of Water, 54-56.
32 tado tenía en mente para aumentar el caudal destinado a la capital de
Bribiesca, El agua, 56.
33
Aboites, Birrichaga y Suárez, Fuentes, número 11.
34
Pesqueira, "Documentos para la historia de Sonora", v (1864-1865), 95-96; Alma- 36 Lejeune, Tierras mexicanas, 201.
da, Geografía, 73. 37
35 Este autor hace un recuento de los intentos de científicos europeos por explicar ra-
BO, 15 de julio de 1904, 67. La mayoría de los pozos artesianos eran privados. En
cionalmente este método, por lo menos desde el siglo )(vi. García-Yepes, Aguas
abril de 1906 se decía que sólo 12 eran públicos. Sobre el pozo de la hacienda de Ara- subterráneas, 158-163.
gón, con una profundidad de 260 metros y que manifestaba un artesianismo brotarte 38
equivalente a una columna de 45 metros de altura, ver BO, 7 de junio de 1907, 709-711. Río de la Loza y Craveri, Opúsculo.
39
Una relación de la distribución de pozos artesianos en las municipalidades del Distrito Fe- Bárcena, "Aplicaciones", 52.
deral en 1902 se halla en Ávila, "Crecimiento", 71; sobre pozos en la Ciudad de México en el 40
Arreguín Maltón, "Aportes", 24. Estos estudios fueron publicados en los Parergo-
siglo xix, ver también Talavera Ibarra, 'Entre la escasez y el desperdicio", 296-333. nes, Anales y folletos del Instituto Geológico de México.
170 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 171

esa entidad, no afectarían la disponibilidad de agua del subsuelo.41 La estudios hacían inviable una exploración de áreas extensas, de allí que
complejidad que entrañaba la localización de corrientes subterráneas tuvieran que hacerse sobre terrenos muy localizados.47
profundas hacía decir en 1930 que sólo los geólogos estaban capacita- A pesar de ello, la "gran hidráulica" tuvo como uno de sus componentes
dos para "opinar sobre las probabilidades de encontrar en una región primordiales la explotación a gran escala de las aguas más y más profundas.
nueva —en la cual no existan todavía perforaciones que hayan alum- Ello fue posible por la electricidad y el motor de combustión interna, así
brado aguas artesianas— mantos de agua en la profundidad y sobre la como por el desarrollo de las bombas, que permitió extraer mayores canti-
posibilidad de que estas aguas sean aprovechadas con éxito".42 Muy dades de agua de manera constante y de profundidades cada vez ma-
pronto la perforación de pozos profundos se convirtió en un negocio de yores y a menor costo que otras fuentes de energía.48 Al parecer, en
casas que contaban con personal e instrumentos especializados. Por cuanto a conocimientos científicos, esa explotación más intensiva se
esa razón, un manual sobre explotación de aguas subterráneas se sal- basaba en la localización del líquido y en la medición del volumen dis-
taba el capítulo referido a la perforación de pozos artesianos y hacía ponible. Así lo da entender un informe publicado en 1933 sobre la per-
una recomendación simple pero elocuente: "el que quiera alumbrar foración de pozos en Nuevo León, que usó el procedimiento eléctrico
aguas artesianas tiene que recurrir a las Casas de Sondeo".43 Un estu- por primera vez en el país.49 Como se mencionó, las bombas eléctricas
dio reciente sobre la geohidrología en México distingue una primera se desarrollaron en proyectos de gran escala desde principios de siglo,
etapa hasta 1935, fecha en la que tienen lugar dos hechos cruciales: como el proyecto de Xochimilco, inaugurado en 1913 y antes en Tolu-
por un lado, en el terreno científico, la aportación de Charles V. Theis ca, como muestra el trabajo de Castañeda González.
relativa a la ecuación de flujo no establecido hacia un pozo, y por otro, Ahora bien, las "nuevas" aguas del subsuelo no sólo se destinaron a
el desarrollo masivo de pozos para abastecer a la Ciudad de México.44 satisfacer las necesidades urbanas. Muy pronto hubo experiencias en
A fines de la década de 1940, se estimaba que del total de la precipita- la extracción para la irrigación a gran escala. Las noticias más firmes
ción pluvial, el 23% corría por la superficie, el 60% se perdía por evapora- se refieren a la Comarca Lagunera. Un registro de 1932 señalaba que
ción y transpiración y que el resto, 18%, se infiltraba y formaba los en la década anterior se había iniciado con gran éxito la extracción de
depósitos y corrientes subterráneas. Dicho de otro modo, se calculaba que aguas del subsuelo. En 1932 se consignaba la existencia de 360 norias,
en el subsuelo había un volumen de agua de grandes propociones, cuya lo- 85% de ellas operadas con bombas eléctricas y el 15% restante con mo-
calización, distribución y comportamiento eran fenómenos en gran medi- tores de combustión interna. El promedio de extracción era de 80-100
da desconocidos.45 En esa época se reconocía que "sólo se cuenta con datos litros por segundo. Veinte años después, en 1950, había 1 535 pozos en
aislados relativamente de muy poco o ningún valor", aunque se empeza- funcionamiento en la Comarca Lagunera, con un gasto promedio de 45
ban a emplear nuevos métodos geofísicos de exploración "usando ondas litros por segundo y que operaban unos 130 días al año. En esta últi-
de radar desarrolladas en estos últimos dos años con motivo de los ade- ma fecha se estimaba que las aguas subterráneas regaban una super-
lantos logrados en la Segunda Guerra Mundial, como los reconocimientos
aeromagnéticos".46 Sin embargo, las dificultades y altos costos de estos
47 Orive Alba, La política, 16.
48
En 1899 se señalaba que en las zonas áridas de Estados Unidos no podían abrirse
41 Villarello, Hidrología. Los estudios se habían iniciado en 1904, por orden del go- pozos artesianos "por motivo del inmenso costo del carbón y los inadecuados cami-
bernador del estado. nos del país, por donde no puede transportarse maquinaria". En cambio, 'los
alambres [eléctricos] pueden montarse aun por lugares por donde un burro no
42 Waitz, "Algo sobre aguas artesianas", 21. Estas recomendaciones tenían sentido
puede pasar con una carga, así que prácticamente no hay limite de hasta dónde
para evitar los innumerables fracasos de los buscadores de agua profunda, fraca- pueda utilizarse la electricidad". El progreso de México,
sos que bien podían llevar a la ruina a algún agricultor o a alguien interesado en vi:259 (abril 22, 1899),
432. Este periódico también estaba muy atento al desarrollo de los molinos de
hacerse agricultor. viento como fuente de energía. Sobre el aumento de pozos artesianos en California
43
García-Yepes, Aguas subterráneas, 247. después de la sequía de 1897, ver vi:271 (mayo 22, 1899), 494. Una descripción
44 muy sugerente de la década de 1930 sobre la viabilidad de la bomba eléctrica, en
Arreguín Mahón, "Aportes", 11-12. Según este autor, la segunda etapa, que llega
hasta 1966, se caracteriza por el aumento explosivo de la extracción de aguas sub-, este caso referida a su uso generalizado en Texas para extraer aguas del Bravo, se
halla en Noriega, "El futuro", 39-44.
terráneas, lo que da lugar al reconocimiento de este líquido como un recurso limi-
tado. Precisamente la sobreexplotación de acuíferos fue un detonante para el 49 De la Vega, "Experiencias", 487. El autor comentaba que el estudio se había difi-
desarrollo de la investigación geohidrológica propiamente dicha. cultado por la carencia de consultores y de materiales "en el comercio". El objetivo
45 Orive Alba, La política, 14-15. del estudio era la "determinación científica del gasto subterráneo del río [...] como
base para un proyecto de irrigación de valiosos terrenos de la jurisdicción de Gene-
46 SRH, Informe, 1, 38. ral Terán, Nuevo León, que se dedicarán al cultivo de la naranja".
1
172 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 173

ficie de 40 000 hectáreas.50 Según datos del Banco Nacional de Crédito unas 200 hectáreas vecinas y el costo de cada pozo se estimaba en
Ejidal, el número de pozos operados por ejidos en todo el país pasó de 1 369 1957 en 270 000 pesos. De esta suma, 70 000 se iban en la perforación y
en 1945 a 2 137 en 1948. Se estimaba que cada pozo costaba 42 000 pesos y el resto en el equipo. Con esta cantidad resultaba que el costo anual del rie-
que en promedio podía regar 60 hectáreas. 51 Un nutrido grupo de go de una hectárea cultivada mediante bombeo era de 750 pesos, es decir,
casas importadoras de bombas de diversos tipos y demás adita- diez veces más que el costo de una hectárea regada con agua rodada de la
mentos atendía esa creciente demanda. Los anuncios de la revis- presa Abelardo Rodríguez, vecina a Hermosillo.56 En algunos lugares la ex-
ta Irrigación en México son prueba palpable.52 plotación de este recurso mediante bombas eléctricas hizo posible cumplir
La creciente explotación de las aguas subterráneas de la Comarca con dotaciones de agua otorgadas décadas atrás. Así ocurrió en el ejido de
Lagunera tenía mucho que ver con el carácter torrencial e irregular de Puente de Ixtla, en Morelos, cuyo pozo se inauguró en 1955.57 A partir de es-
los ríos Nazas y Aguanaval. En esta zona el agua subterránea servía tos años las autoridades consideraron pertinente subsidiar las tarifas eléc-
para complementar riego. Pero también este "nuevo" recurso posibilitaba tricas de los equipos de bombeo, cosa que contribuyó a incrementar la
la irrigación de terrenos que, por su situación topográfica, quedaban fue- extracción de aguas del subsuelo. En 1954, un funcionario de la Comisión
tM ra del alcance de las obras de derivación y conducción. Por lo anterior, Federal de Electricidad animaba a los dueños de pozos a "electrificarse":
puede afirmarse que la explotación intensiva del agua subterránea trajo
consigo una ampliación de la superficie agrícola de riego, tanto en zonas conforme a la tarifa eléctrica en vigor, de la que resulta un costo prome-
previamente irrigadas por gravedad como en áreas completamente nue- dio de kw aproximado de 19 centavos, los gastos de operación de motores
eléctricos para accionar equipo de bombeo en la Costa [de Hermosillo],
vas, en el sentido agrícola del término.53 Los ejemplos más notables de son sensiblemente iguales a los motores diesel, si se toman en cuenta to-
este último fenómeno son los distritos de riego de la Costa de Hermosillo dos los conceptos que influyen en los costos de operación. Señaló que la
y de Caborca, que empezaron a abrirse después de 1950, basados exclusi- eficiencia y vida económica de los motores eléctricos son mayores que los
vamente en la extracción de aguas subterráneas. En 1954, en el primero motores diesel, lo- que representa menores costos iniciales y de amortiza-
había ya 377 pozos que proporcionaban agua a una superficie de cerca de ción, dando a conocer un estudio comparativo formulado por la Comisión
70 000 hectáreas, dedicadas en su mayor parte al cultivo del algodón.54
En 1955 había 469 pozos, de los que se extraían 870 millones de metros
4 [Federal de Electricidad] que demuestra lo anterior.58

cúbicos de agua al año, volumen que permitía regar 76 000 hectáreas en Por lo visto, en esta región sonorense no había problemas de abasto de
dos ciclos anuales.55 Cada pozo de 16 pulgadas servia para dar riego a energía, cosa que sí ocurría en la zona limítrofe entre Guanajuato y Mi-
choacán. En ese lugar, durante 1944 y 1945, la SAyF invirtió varios miles
de pesos en la perforación y/o en el mejoramiento de pozos para el riego de
las tierras de varios ejidos, como La Tepuza, Cerecuato, Patambrillo y
50 Smith, Estudio, 29; SRH, Breves resúmenes, 78.
Vado Blanco. Pero a fines de 1945 las autoridades de esa dependencia se
51 Alanís Patino, "Las tierras de riego", 142.
52 Uno de los anuncios más llamativos era el de la Compañía de Motores Deutz "Otto
encontraron con que no había energía eléctrica disponible para alimentar
Legítimo" Ltd., con sucursales en Mazatlán, México y Torreón. Vendía motores los equipos de bombeo. La Guanjuato Power Co. alegaba tener saturadas
desde cinco hasta 2 300 caballos de fuerza e informaba que en México había vendi- las líneas y que incluso, por efectos de la sequía en el Bajío, había sido
do ya 3 000 motores con un total de 65 000 caballos de fuerza. Otro era el de Sie- autorizada a restringir las horas de servicio. 59
mens de México cuya propaganda presumía que en sus fábricas de materiales y
equipos eléctricos, ubicadas cerca de Berlín., laboraban 140 000 trabajadores. Ver
Irrigación en México, v1:5 (mayo 1933), 422, 480. 56
Chonchol, Los distritos de riego, 124. Otra historia similar es la del valle de Santo
53 Según un autor, en el Valle del Yaqui comenzaron a perforarse pozos profundos hacia
1940, debido al irregular suministro de agua por medio de canales de derivación. Este Domingo, en Baja California Sur: entre 1950 y 1959 el número de pozos pasó de cinco
a 521, aunque en este año 137 no funcionaban. En esta zona, los pozos habían hecho
método no era novedad en Sonora, "pues es un recurso empleado desde hace muchos años
en el mismo estado... en las vegas de los ríos y lugares en que el nivel del agua subterrá- posible abrir en menos de una década un total de 26 000 hectáreas al cultivo, de ellas
nea ha sido alcanzado con simples pozos de luz o norias... sino que radica en el hecho de 19 500 eran de algodón en 1957. Para regar esa superficie se había extraído un volu-
que siendo en el valle muy profundo el nivel freático [...] la perforación tiene que hacerse men cercano a los 235.5 millones de metros cúbicos. De la O, "Estudio", 57, 68.
con maquinaria especial, resultando muy costosos perforación y equipo de bombeo, sin 57 Valladares, "Cuando el agua se esfumó", 179-180
seguridad alguna de éxito y elevado el costo de los riegos". Dabdoub, Historia, 332. 58 "Actas": acta de 17 de febrero de 1954. El funcionario de la cFE era el ingeni
ero
54 "Actas": actas de 23 de abril y 22 de octubre de 1954. José María González.
59
55 El lector no debe leer esta cifra como cualquier otra: 870 millones de metros cúbi- AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 3639, exp. 50389, f.70: carta de 24 de no-
cos al ano es como inventar un río tan importante como el Conchos, en Chihua- viembre de 1945 del ingeniero Federico Berurnen al secretario de la SAyF. Todavía en
hua, el principal tributario mexicano del río Bravo. septiembre de 1946 los flamantes pozos ejidales seguían esperando la energía eléctrica
174 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 175

De cualquier manera, la explotación de aguas subterráneas en Mé- construir las obras de captación y conducción de las aguas de los ma-
xico había dado un vuelco a la vuelta de siglo. Estos nuevos volúmenes nantiales del Lerma, para llevarla a la Ciudad de México.
no sólo se usaban en la agricultura, la principal actividad consumido- Este proyecto tenía un especial significado geográfico, pues se des-
ra de agua, sino también en las ciudades. viaban aguas de la vertiente del Pacifico hacia la del Golfo de México,
En los años treinta y cuarenta, las crecientes exigencias de agua pota- puesto que las aguas del Lerma se desalojarían en el Valle del Mez-
ble en las ciudades hallaron en la explotación subterránea una fuente de quital por medio del desagüe concluido en 1900. Eso enorgullecía a los
creciente importancia. Puede decirse que las necesidades del liquido, en ingenieros de la época, apasionados del "control de la naturaleza".64
estos años se cubrieron casi exclusivamente con aguas del subsuelo. Qui- Las obras aprovechaban la mayor altitud del valle de Toluca del de
zás el ejemplo más elocuente sea la Ciudad de México. Pocos años des- México para conducir el agua por gravedad, aunque para ello fue nece-
pués de su inauguración, la obra de Xochimilco ya mostraba sus sario construir un túnel de más de 14 kilómetros para "vencer" la sie-
limitaciones. Por ello, se inició la etapa de explotación de los mantos sub- rra de Las Cruces. El acueducto tenía una capacidad promedio de seis
terráneos del Valle de México para satisfacer las necesidades de la ciu- metros cúbicos por segundo, y una longitud total de 60 kilómetros; el
dad. Desde 1928 "comenzaron a hacer[se] pozos muy profundos y con monto de la inversión entre 1943 y 1951 alcanzó los 226 millones de
procedimientos modernos que sacan diariamente muchos miles de me- pesos, suma estratosférica si se compara incluso con la cantidad inverti-
tros cúbicos ocasionando el hundimiento de la ciudad".60 da en la Comarca Lagunera (incluyendo la presa El Palmito), una zona
Entre 1936 y 1944 se perforaron 93 pozos profundos en el Valle de privilegiada por la atención del gobierno federal. La suma invertida en el
México, lo que aceleró el hundimiento en algunas partes de la ciu- proyecto del Alto Lerma resulta ser más del doble del monto de la inver-
dad.61 Sin embargo, los pozos tampoco resolvieron el problema de la sión federal en esa zona del norte del país entre 1937 y 1950.65
escasez. Los periódicos reflejaban fielmente los problemas derivados Otras ciudades que recurrieron al abasto subterráneo fueron, entre
del precario abasto de agua.62 El 11 de abril de 1945, El Universal ex- otras, Guadalajara, Monterrey, Torreón, León, San Luis Potosí.66 En
plicaba que la raíz del problema era que la ciudad contaba con un sis- 1948 se señalaba que Guadalajara, con casi 350 000 habitantes, tenía
tema de aprovisionamiento de aguas que había sido construido hacía tres opciones para resolver el problema del agua potable: el río Santiago,
30 años, cuando la ciudad tenía apenas una cuarta parte de la pobla- el lago de Chapala y la perforación de pozos. Por supuesto, se señalaba
ción de ese año. que la tercera opción era la más "viable, acertad[a] y económica[a]". La
Perforar un pozo era una solución más rápida y barata que hacer una argumentación se basaba en la teoría del geólogo Severo Díaz, quien afir-
obra de aprovechamiento de aguas superficiales, aunque el agua por uni- maba que en el subsuelo de Guadalajara existía "un gran lago formado
dad de volumen pudiera llegar a resultar a final de cuentas más costosa. por las filtraciones producto de las aguas que corren por las vertientes
Tal vez por eso el proyecto de captar las aguas de los manantiales del Ler- de los montes cercanos".67 A pesar de esa aseveración, las autoridades
ma, ya propuesto desde principios de siglo, se postergó hasta 1942.63 A locales, con ayuda federal, se vieron obligadas a recurrir al agua de
partir de este año, el gobierno federal invirtió sumas crecientes para Chapala para el abasto público. En 1957 se concluyeron dichas obras.
La proliferación de explotaciones de las aguas del subsuelo dio lugar a
la intervención creciente del gobierno federal. Se trataba de un recurso
60 Cossío y Soto, Guía, 20. sumamente frágil, pues la sobreexplotación de mantos inmediatamente
61 Guerrero, Moreno y Garduño, eds., El sistema hidráulico, 1.16; también Bribiesca,
El agua, 86-92 y Arreguín Mañón, "Aportes", 53-54, este último sobre la desarticu-
lación de los sistemas de agua y drenaje de la ciudad y el riesgo que encerraba el
Lago de Texcoco por su nueva situación cuatro metros por arriba de la Ciudad de 64 En 1938, un ingeniero de la cm no dudaba en afirmar que 'la lucha contra la na-
México a mediados de la década de 1950. turaleza es cuestión de vida en México, y es precisamente por eso por lo que se
hace absolutamente necesario contar con hombres capaces de domeñar a la natu-
62 Por ejemplo, El Universal, 1 de enero y 12 de febrero de 1942, 11 de abril de 1945.
raleza, en otras palabras, de ingenieros". Jiménez, "La contribución", 4.
La situación se agravaba si por la escasez de agua en las presas de Necaxa, se in-
terrumpía el servicio eléctrico de la ciudad, lo que a su vez complicaba el abasto de 65 Bribiesca, El agua, 92 ss; SRH, Breves resúmenes , 79.
agua, basado en bombas eléctricas. Ver El Universal, 11 de noviembre de 1941. 66
En Monterrey, a principios de la década de 1950, se perforaron cuatro pozos para
Agradezco a Lucía Bazán el conocimiento de estas noticias. abasto de agua potable, con una profundidad asombrosa para propios y extraños,
63 entre 200 y 600 metros. Ver Torres López y Santoscoy, La historia, 101-102. Se-
Marroquín y Rivera, Memoria, 6, señala que el proyecto de Xochimilco fue selec-
cionado entre varios, uno de ellos era del ingeniero William Mackenzie, que propo- gún otra fuente, los estudios exploratorios llegaron a rebasar los mil metros de
nía la captación y conducción del agua de los manantiales del Lerma a la Ciudad profundidad, aprovechando para ello la tecnología petrolera en materia de perfo-
de México. Sobre otros proyectos similares entre 1920 y 1942, ver Camacho Pi- ración. Arreguín Matón, "Aportes", 81.
chardo, Proyectos", epilogo. 67 Gaceta de Guadalajara, 1 de junio de 1948, s.p.

J
176 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 177

tenía secuelas graves, como los hundimientos pero también el desplome del exija el interés público, o se afecten otros aprovechamientos, el Ejecutivo
gasto de los pozos cercanos y la pérdida de humedad en el suelo. En 1900, Federal podrá reglamentar su extracción y utilización, y aún establecer zo-
por ejemplo, el dueño de las aguas de Tenanteche, en Azcapotzalco, recha- nas vedadas, al igual que para las demás aguas de propiedad nacional.70
zaba la oferta del ayuntamiento de la Ciudad de México para adquirir sus
derechos. Esa oferta consistía en la apertura de pozos artesianos. El propie- A la modificación constitucional siguió tres años después la ley específica.
tario señalaba entre otras cosas que sus aguas eran continuas y cruzaban En 1948 el Congreso de la Unión aprobó la "ley reglamentaria del párrafo
sus propiedades y que "la de los pozos artesianos tendrá que estar localiza- quinto del artículo 27 constitucional en materia de aguas del subsuelo". 71
da, obligándonos por consiguiente para poderla utilizar [a] ejecutar obras Eran dos los aspectos principales de la ley. El primero era que si bien
hidráulicas de que hoy no tenemos necesidad". Además, el agua de pozos ratificaba la libertad de alumbrar y apropiarse de las aguas del sub-
no era tan benéfica para las siembras como el agua corriente o pluvial, y suelo por parte de los dueños de la superficie, la ley señalaba que ello
existía el riesgo de que un terremoto azolvara el pozo. Pero había también podría ser así "excepto cuando dicho alumbramiento afecte el interés
otro peligro: "el de que cualquier colindante próximo en uso de su perfecto público o los aprovechamientos existentes". Sobre esta excepción, de-
derecho abriese un pozo que llegase a complicar las vertientes del nuestro y terminada por un interés público que desde 1888 el gobierno federal
ii disminuyese como es consiguiente el volumen de nuestras aguas".68 se encargaba de definir, descansaba el segundo aspecto, a saber, las fa-
Los conflictos entre usuarios se tornaban cada vez más severos, por cultades gubernamentales para regular el aprovechamiento y para esta-
ejemplo en la Comarca Lagunera; los hundimientos de la Ciudad de blecer vedas, que significaban la obligación de los particulares de contar
México también aportaban evidencia de esa fragilidad. A escasos años con una autorización específica para perforar un pozo. La ley también
de iniciada la explotación intensiva de los mantos subterráneos en la otorgaba facultades para reglamentar el uso de las aguas subterráneas. 72
Costa de Hermosillo se apreció una sensible baja en los niveles de los Sobra decir que todas esas facultades recaían en el ejecutivo federal, a
pozos, lo que hizo necesario establecer una veda en 1954. En 1957, se través de la naciente SRH.
estimaba que el abatimiento promedio en los tres años anteriores era Las primeras vedas se establecieron en la Comarca Lagunera y en
de 1.80 metros. Ya se habían tenido que abandonar 30 pozos, todo esto el valle de Tehuacán. En la primera zona se estableció en abril de
en menos de 10 años.69 1949 y en la segunda en junio de 1950. El decreto presidencial de veda
No extraña que ante ese panorama el gobierno federal haya decidi- de la Comarca Lagunera fue sustituido por otro de octubre de 1958.
do "ponerse al corriente" en materia de aguas subterráneas, varias dé- Uno de los considerandos de este último es ilustrativo de los males
cadas más tarde que la regulación en materia de aprovechamientos que acarreaba la explotación voraz del recurso subterráneo:
superficiales. En 1945 se modificó el párrafo quinto del artículo 27
constitucional, para precisar la injerencia federal en la explotación de Que el nivel estático de las aguas subterráneas de las zonas mencionadas
está experimentando abatimientos cada vez mayores, y que de continuar, no
aguas del subsuelo. Unas líneas del nuevo texto son elocuentes: sólo hará antieconómico el bombeo para riego, sino que modificará las condi-
ciones hidráulicas de los acuíferos, poniendo en peligro las reservas hidráuli-
Las aguas del subsuelo pueden ser libremente alumbradas mediante cas subterráneas y los aprovechamientos existentes, cuya conservación y
obras artificiales, y apropiarse por el dueño del terreno; pero cuando lo protección es de utilidad pública.73

68
AHCM, Aguas. Tacubaya y otros pueblos, núm. de inventario 66, exp. 59: carta de 3
de marzo de 1900 del presidente municipal de Azcapotzalco al de la Ciudad de Mé-
xico, en la que se transcribe carta de Carlos J. Palma, el dueño de las aguas en
cuestión. Sobre la disminución de rendimientos de los pozos destinados al abasto 70 En Lanz Cárdenas, Legislación, II, 13. Según un autor, el hecho de que los consti-
de agua potable en Toluca en la década de 1900-1910, que tal vez obedeciera a fal-
tuyentes de 1917 no hubieran contemplado las aguas subterráneas como parte del
ta de mantenimiento en los pozos, más que a una verdadera sobreexplotación, ver
subsuelo, obedecía simplemente al "desconocimiento técnico que sobre la materia
Castañeda González, "Esfuerzos", II. En 1902, el gobierno del Distrito Federal pro-
se tenía en México en esa época y en la escasa necesidad práctica de utilización in-
hibió la perforación de pozos "en una extensión de menos de un kilómetro de los tensiva". Carvajal Ramírez, "Aspectos legales", 253.
manantiales que surten o estén destinados a surtir de agua a una población". Ver
71 En Lanz Cárdenas, Legislación, u, 291-294.
Ávila, "Crecimiento", 55-56.
72 Ver por ejemplo el <Reglamento provisional para el aprovechamiento de aguas subterrá-
69 Chonchol, Los distritos de riego, 124, 129-130. Otro problema que se presentó más
tarde en este lugar fue la intrusión de aguas de mar en los mantos subterráneos. nas en Ramos Arizpe, Coahuila", de 10 de marzo de 1951. En Andrade, Leyes y regla-
La primera mención de ese problema en las actas del comité directivo de ese dis- mentos, 122-159.
73
trito de riego es de mediados de 1959. Ver "Actas", 8 de agosto de 1959. En Andrade, Leyes y reglamentos, 122-109.
178 Luis Aboites Aguilar

Hay que decir, sin embargo, que la 'veda del valle de Tehuacán no
inhibió el impresionante trabajo de construcción de galerías filtrantes
que pasaron de 42 en 1944 a 130 en 1969.74
Estas vedas no sólo se establecieron en zonas agrícolas. Muy pronto se
decretaron también para zonas urbanas: Monterrey, Cadereyta (Queré-
taro) y Alvarado en 1951, mientras que Saltillo, Chihuahua y Ciudad
Juárez en 1952. La búsqueda de agua subterránea para abasto urbano Conclusiones
también competía.
Si en este conjunto de medidas del gobierno federal había algún indicio
de planeación de la explotación del agua subterránea, la intensa sequía que
comenzó a sentirse en vastas zonas del país a partir de 1949 (y desde 1945
en algunas partes) acabaría por completo con esa previsión, puesto que el
agua subterránea se convirtió en la gran opción frente a la escasez de llu-
via y al abatimiento general de las corrientes superficiales, como lo Nace la SRH
afirmaba el mismísimo presidente Alemán en mayo de 1949.75 El go-
bierno federal, a través de la SRH, de la SAyG y de los bancos de crédito
rural, invirtió crecientes sumas en la perforación de pozos, tanto para El proceso de centralización/"federalización" del manejo de las
irrigación como para consumo doméstico. La baja sostenida en las pre- aguas tuvo su culminación formal en diciembre de 1946, cuando el
cipitaciones pluviales, que concluyó de manera general en el verano de Congreso de la Unión aprobó la iniciativa del ejecutivo federal para
1958, significó un enorme reto al poderoso aparato burocrático que el Esta- crear la SRH.1 Como en ningún otro país del hemisferio occidental, los
do mexicano había diseñado paulatinamente desde 1888 para el manejo de asuntos del agua llegaban a rango de secretaría de estado. Por lo vis-
las aguas.76 to, la creciente injerencia del gobierno federal en la materia exigía un
aparato administrativo también creciente. El nacimiento de esta cria-
tura burocrática también expresaba la certeza gubernamental acerca
del éxito de la labor hidráulica de los regímenes surgidos de la Revolu-
ción mexicana.2
La SRH nació absorbiendo las funciones de la SAyF en la regulación
de los aprovechamientos hidráulicos de carácter federal; también ab-
sorbía las labores de construcción de la CNI, que se extinguía. Hacía
suyas las funciones de algunas dependencias del Departamento de Sa-
lubridad (agua potable) y de la Secretaría de Comunicaciones y Obras
Públicas (control de inundaciones). La SRH tendría facultades para re-
gular el conjunto de aprovechamientos hidráulicos del país, salvo en el
caso de las hidroeléctricas, ramo que recaía en la Secretaría de Econo-

1 El artículo 10 de la ley que le dio vida dice: "Corresponderá a la SRH el despacho de


los asuntos relacionados con la dirección, organización, control y aprovechamiento
de los recursos hidráulicos nacionales y la construcción de obras de riego, drenaje,
74 Durante la década de 1960 se construyeron 80. En 1978, esas instalaciones rega- abastecimiento de aguas potables y defensa contra inundaciones, ya sea directa-
ban 16 539 hectáreas gracias a la extracción de 400 millones de metros cúbicos al mente o en cooperación con las autoridades locales o particulares". En Lanz Cár-
año. Hasta 1976 se inició un estudio sistemático del comportamiento del acuífero denas, Legislación, II, 263.
de esta zona. Enge y Whiteford, The Keepers of Water & Land, 36-38, 50-51. 2
El balance positivo de la obra hidráulica como argumento para fundar la SRH pue-
75 Excélsior, 23 de mayo de 1949. de verse en Gómez, "Los riegos", 41. En una entrevista, Adolfo Drive Alba narra
algunos detalles de cómo logró que el presidente Alemán aceptara su propuesta de
76 Un balance del impacto de esta sequía se halla en Aboites y Camacho, "Aproxima-
crear "una sola dependencia autónoma que se ocupara de todo lo que tiene que ver
ción". El estudio sistemático sobre la disponibilidad de aguas subterráneas en el
con el agua". Azpíroz, El campo, 74-78.
territorio nacional se inició hasta 1967. Ver Arreguín Mafión, "Aportes", 99.
180 Luis Aboites Aguilar
El agua de la nación 181

mía Nacional. Otro rubro que quedó fuera de la SRH fue el de la opera- loapan, Tepalcatepec, Lerma-Santiago, Fuerte y GrOlva. Hay que destacar
ción de los distritos de riego, misión que fue encargada a la también que con algunas de estas comisiones el aparato hidráulico federal inició su
naciente SAyG.3 trabajo sistemático sobre las áreas tropicales del país, modificando así la
El nacimiento de la SRH era la confirmación del poderío federal y más hasta entonces clarísima preferencia por el norte.6
aún, del presidente de la República. El siguiente párrafo es elocuente: La nación mexicana, con su representante terrenal denominado gobier-
La creación de la nueva SRH se debió a la concepción científica moderna
no o ejecutivo federal, ya no sólo era el propietario originario del agua ni
que el señor presidente Alemán tiene sobre los recursos naturales de tampoco era un mero administrador de ese recurso. Tampoco era un simple
nuestro país, según la cual la conservación y debido aprovechamiento constructor. Por obra y gracia de los cambios económicos y tecnológicos que
de esos recursos son fundamentales para la prosperidad y para la vida se han tratado de exponer en este trabajo, el gobierno federal ya había con-
continuada de un país. El señor presidente Alemán sabía que siendo de vertido al agua en un instrumento de desarrollo económico, especialmente
gran importancia todos los recursos renovables de nuestros país y estan- en el terreno agrario aunque también en materia de salubridad pública y
do ligados todos ellos entre sí, era el agua, sin embargo, por [ser] lo más (141 desarrollo industrial El proceso legislativo iniciado en 1888 llegaba a su
escaso en México, el pivote alrededor del cual debía girar el desarrollo culminación con la ley de 1946, que dio vida a la SRH; de la misma manera,
de los demás recursos naturales.4 la SRH expresaba una notable capacidad del erario público que era inimagi-
nable siquiera en 1888. Hacia 1955 el área de riego controlada por la SRH
El objetivo era impulsar el aprovechamiento integral de los recur- era de aproximadamente dos millones de hectáreas, cuando que 20
sos hidráulicos y concentrar en un solo organismo el esfuerzo del go- años antes la superficie no llegaba a las 200 000 hectáreas. Era una
bierno federal en la materia. La SRH tenía entre sus atribuciones la experiencia que pocos países podían igualar, según afirmaba un exper-
formulación de un inventario de los recursos hidráulicos, tanto super- to en 1957.7
ficiales como del subsuelo; formular un inventario de los suelos del El poderío federal tenía una base fiscal muy evidente. Si se quiere, la
país; impulsar el aprovechamiento del agua en riego; abasto a pobla- centralización del poder político en México puede medirse a través de la con-
ciones y generación de energía eléctrica en las obras de riego ejecuta- centración de los ingresos públicos en manos federales, en detrimento de
das por la SRH. Asimismo, tenía a su cargo el drenaje de terrenos con los ingresos de estados y municipios. En 1910, por ejemplo, el gobierno
fines agrícolas o de saneamiento y el drenaje de poblaciones; la defen- federal recibía el 70.6%; los estados, el 16.4 y los municipios, el 12.8. En
sa contra inundaciones; la creación y el mejoramiento de vías fluviales 1929 el gobierno federal absorbía el 71.1% de los ingresos públicos; los es-
de navegación; la elaboración de estudios integrales por corriente y para tados, el 21.2 y los municipios, el 7.7. Dos décadas después, en 1950, la
cada depósito de agua, superficial o del subsuelo para lograr un mejor distribución era respectivamente 78.3%, 18.4 y 3.3. Como se ve, más que
aprovechamiento; la expedición de concesiones de aprovechamiento del los estados, los ayuntamientos eran los principales afectados por esa ten-
agua y las reglamentaciones respectivas. Con todas esas funciones, la dencia, aunque más tarde los afectaría por igual.8 No extraña entonces
propia SRH podía decir que intervenía "en todo el país en forma directa y que los montos de la inversión federal en un ramo como el hidráulico su-
absoluta en el manejo del recurso agua y en forma indirecta en el desa- peraran con mucho los presupuestos de egresos de algunas de las entida-
rrollo de los otros recursos naturales ligados al agua".5 des federativas más importantes, como México y Jalisco.9
De frente al escenario decimonónico, en el que destacaba la prepon- Las facultades y poderes del gobierno federal en torno a los recursos
derancia de los pueblos, ayuntamientos y de las organizaciones de pro- hidráulicos, se sumaban a las facultadas relativas a las tierras en la de-
ductores agrícolas, la creación de esta poderosa instancia gubernamental terminación de las condiciones de vida de un gran número de mexicanos
a mediados del siglo XX refleja nítidamente la maduración del control
centralizado de los usos del agua. Por si fuera poco, en el sexenio alemanis-
ta la SRH encabezó la creación de las comisiones de cuencas hidrográficas, 6
Barkin y King, Desarrollo, 75-120.
formadas bajo la influencia del proyecto norteamericano del Tennessee Va- 7
Chonchol, Los distritos de riego, 6.
lley Authority (TvA). Entre 1947 y 1951 se crearon las comisiones del Papa- 8
Ochoa Campos, La reforma municipal, 424-426; Olmedo, coord., El desafío, 196-
197. En 1982, el gobierno federal recibía el 90.7% de los ingresos públicos; los es-
tados, el 8.3 y los municipios, apenas el 1.
3 9
En 1951 la administración de los distritos de riego fue entregada a la SRH. Lo que Para muestra un botón: los egresos totales del gobierno del Estado de México en
siempre se mantuvo fuera de su radio de acción fue la hidroelectricidad. 1953 eran de 41.6 millones de pesos. En ese mismo afio la SRH erogó, sólo en irriga-
4 SRH, Informe, 1, 17. ción, 573.7 millones. En 1956 el gobierno jalisciense planeaba erogar un total de 66
5 millones de pesos; en ese afio la SRH gastó 601.7 millones sólo en irrigación. Ver Sánchez
SRH, Informe, I, 17-18, 32.
Colín, Segundo informe, 103; Yáñez, Tercer informe, 37; Orive Alba, La política, 132.
182 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 183

ligados a las actividades rurales. Sobre todo en aquellos lugares con no sólo a una porción privada del territorio, sino a toda la superficie de
áreas irrigadas de mayor extensión, el gobierno federal se convirtió en la República, necesitada de un extremo a otro, de la acción del poder
un protagonista primordial de la vida local. El peso de la administra- público y de la luz de las ideas modernas".11
ción centralizada se reflejaba en asuntos tales como el poder de la bu- A la vuelta de siglo, el gobierno federal aparecía como el principal, si
rocracia federal: desde el gerente de un distrito de riego hasta el del no es que único, depositario y beneficiario del gigantesco cambio tecno-
simple empleado de la SRH que desempeñaba la vital función de la dis- lógico en la materia.12 Las enormes obras de irrigación construidas a
tribución del agua.10 Del conjunto de atributos personales que debía partir de 1926 por la cm, realizadas con todos los adelantos científicos y
tener el aguador o canalero en los pueblos y comunidades ya quedaba tecnológicos de la época, no tenían ni de lejos una contraparte privada.13
muy poco, lo mismo que de la vigilancia colectiva sobre su desempeño. Como se vio, los proyectos de irrigación a gran escala elaborados por te-
Ahora el aguador era simplemente un "empleado federal", que, como rratenientes y empresas extranjeras habían quedado descartados al
tal, rendía cuentas a sus superiores en la estructura burocrática. término de la década de 1910. Así, el gobierno federal aparecía como
En el terreno del abasto de agua potable, a la vuelta de siglo el gobier- paladín del progreso tecnológico y de la modernización social. Pero a
no federal aparecía como una instancia con mayores recursos tecnológi- esa concentración de recursos científicos, tecnológicos y obviamente
cos y financieros que los gobiernos estatales y los ayuntamientos. Así, presupuestales se sumaba un atributo político-ideológico de gran im-
este importante servicio público descansaba no tanto en lo que las ins- portancia: el gobierno federal también se consideraba a sí mismo como
tancias gubernamentales locales pudieran hacer por su cuenta sino en lo el instrumento revolucionario por excelencia. En esto quizás había algo
que pudieran conseguir de la nueva "superioridad", fundamentalmente a de razón, si se considera, por ejemplo, la oposición sistemática de algunos
través del crédito del BNHUOP y de la asistencia de la SRH. En ese sentido gobernadores de los estados a la reforma agraria, como describe Marte R.
puede hablarse de un desplazamiento en la toma de decisiones, de la pér- Gómez para los primeros años de la década de 1920.14 Pero el asunto no
dida del control local sobre servicios públicos primordiales y en una de- es tan claro si vemos que ese mismo argumento los llevaba a desestimar
pendencia creciente con respecto a las instancias federales. Era difícil y hasta despreciar las posibilidades de los ayuntamientos. 'Vencer a la
para un ayuntamiento prescindir de un crédito del BNHUOP o de la aseso- naturaleza" mediante enormes obras, acabar con caciques y grandes te-
ría de los técnicos de la SRH. rratenientes acaparadores del agua e impulsar una redistribución más
En materia hidroeléctrica, el gobierno federal fue sumando atribu- equitativa del recurso; ampliar los servicios de agua potable y drenaje
ciones y facultades que dibujaron una transición entre una mera ad- para mejorar las condiciones de vida de crecientes sectores sociales, y so-
ministración pública del negocio en poder de enormes corporaciones
extranjeras, junto con una enorme diversidad de empresas pequeñas,
como en el Porfiriato, y una tímida aunque sostenida injerencia en la 11
En Galván, Los maestros, 63. Más adelante Vasconcelos aclaraba que el gobierno
producción directa de electricidad. Esta injerencia, sin embargo, de- federal, lejos de pretender administrar las escuelas estatales o nombrar sus auto-
sembocaría en 1960 en la nacionalización ("federalización", por si fue- ridades, "solamente irá a los estados a dejar la semilla de su ilustración y el poder
ra necesario aclararlo) de la industria eléctrica. de sus recursos". Esta posibilidad "civilizadora" del gobierno federal era apenas
una de las opciones. Otra era la que expresaba Victoriano Huerta en septiembre
En todos estos ramos de los usos del agua, parecía que las autorida- de 1911, casi al término de su campaña contra el zapatismo: señalaba que andaba
des del gobierno federal se guiaban por una consideración básica: la "sembrando, si cabe la palabra, la confianza [..] predicando con los fusiles y con
federal era la única instancia del poder público capaz de impulsar el los cartones del gobierno de la República la armonía, la paz y la cofraternidad en-
desarrollo económico y social de la nación. Según esa perspectiva, los tre todos los hijos de Morelos". En Womack, Zapata, 119.
12 En una biografía de un destacado ingeniero mexicano se narra que incluso en la
gobiernos estatales y municipales sumaban la ineptitud a la corrup-
vida cotidiana los funcionarios federales llevaron consigo innovaciones importan-
ción y poco podían hacer rodeados como se hallaban, de intereses creados tes, como la estufa de gas; ese ingeniero llevó la primera a El Fuerte, Sinaloa, en
y favoritismos despreciables. En esto no había exclusividad hidráulica. En 1952. Ver Terán, "Más vale morir ahogado que de sed", en Arreguín Mafión y Te-
octubre de 1920, José Vasconcelos proponía la creación de una Secretaría 13
rán, Dos testimonios, 69.
de Educación Pública Federal "cuyas funciones civilizadoras abarcarán Esto no debe interpretarse como una incapacidad de los particulares. El presiden-
te Obregón se opuso al proyecto de Johnston para construir una enorme presa so-
bre el río Fuerte, lo que significa que había otras razones de peso para explicar la
"incapacidad" privada en la materia. Ver Grammont, Los empresarios, 71.
10 El poder de los canaleros en el distrito de riego del Valle del Mezquital es ilustrati- 14 Ver su Historia, 242, 247, 263, 278. A nivel estatal se reproducía el mismo fenó-
vo. Ver Finkler, Estudio, 65-70. Allí narra, por ejemplo, que los interesados debían meno. Son frecuentes las circulares de los gobiernos estatales urgiendo a los presi-
viajar 30 kilómetros y hacer largas colas, incluso desde un día antes, para solicitar dentes municipales a no oponer resistencia a los trabajos de los ingenieros de la
el servicio de riego. comisión agraria o de los inspectores de Trabajo.
184 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 185

meter a las poderosas compañías hidroeléctricas, eran otras tantas ta- minos, y ayuda para la obtención de créditos bancarios. La comunidad
reas que sólo un gobierno federal poderoso podía echarse a cuestas. En rechazó la oferta y la obra quedó sin construirse.16
1967, quien era entonces secretario de Recursos Hidráulicos del go- Este rechazo muestra la sobrevivencia de la autonomía en el mane-
bierno de Gustavo Díaz Ordaz, señalaba sobre el poderío federal: jo del agua. Pero se trata, a reserva de que futuras investigaciones lo
confirmen, de un gesto aislado en zonas de la importancia agrícola del
La importancia de este ordenamiento legal [la Constitución de 1917] fue
definitiva en la nueva política hidráulica mexicana, ya que la nacionali-
valle del Conchos. En general, la centralizacióriffederalización" del ma-
zación del agua y su control por el Gobierno Federal, ponía término a los nejo del agua impuso condiciones ineludibles al conjunto de usuarios
privilegios ilimitados de uso privado, ampliando el horizonte del aprove- de las aguas federales, que son la mayor parte de las aguas utilizables
chamiento de agua a la explotación integral de este recurso, para alcan- en el territorio nacional, especialmente en aquellos lugares con super-
zar mayores beneficios generales, destruyendo las barreras políticas ficies irrigadas de considerable extensión, y que habían recibido inver-
estatales y municipales que impedían distribuir el agua con mayor equi- siones federales de gran magnitud.17 Se trata de normas que violentan
dad en cualquier parte del territorio nacional.15 y que intentan borrar las tradiciones organizativas locales, imponien-
do el peso de una autoridad externa, ajena, burocrática. Aunque en al-
Sin duda, la lógica de la centralización permeó por igual a las de- gunos lugares esas organizaciones lograran preservar algunas partes
pendencias federales que a las estatales y locales. Ello tiene que ver esenciales del control hidráulico, esas normas constituían reglas de
no tanto con un esquema de administración pública sino con un complejo juego y de resolución de conflictos que tendían a hacer de la autoridad
proceso político, cuyas raíces se remontan a la época de la Independencia federal un protagonista inevitable de la vida local. La experiencia del
de México y a la secuela de fragmentación política que dio paso al sur- pueblo oaxaqueño que había decidido construir una toma de agua para
gimiento de poderes provinciales que debilitaron al poder central. Des- instalar un molino de la comunidad y que se vio obstaculizada por la
de entonces, el fortalecimiento del Estado mexicano ha tenido que SAyF es ejemplo elocuente. Muestra el antagonismo entre concepciones
transitar por la centralización y por el fortalecimiento del gobierno con distintas sobre los derechos legales y entre decisiones locales y los or-
sede en la Ciudad de México. denamientos nacionales. También muestra la enorme distancia que
Pero ésta es apenas una parte de la cuestión. Ahora hay que inte- existía entre la expedición de un ordenamiento legal y su aplicación
rrogarse qué ha representado la centralización para los diversos gru- plena. En este sentido, destaca la incapacidad del gobierno federal
pos sociales. para imponer su autoridad, sobre todo en las décadas de 1920 y 1930.
Sin duda, se trata de una amplia y compleja dimensión social que me-
rece estudios cuidadosos.
Esta injerencia federal tan onerosa para los pequeños agricultores
Los problemas tenía, sin embargo, otra faceta que no debe subestimarse y que se re-
fiere, en general, a las implicaciones de la reforma agraria. En diver-
sos lugares la aparición de este nuevo protagonista tan poderoso
significó un alivio, una mejoría y un avance, si puede decirse así, para
Agobiados por la falta de agua, los directivos de una de las comunida- grupos de pobladores rurales y urbanos, fenómeno que es importante
des de riego de Camargo, Chihuahua, solicitaron la ayuda del gobierno destacar para no simplificar y confundir lo local con lo armónico y de-
federal en 1952 para construir un sifón sobre el río Florido y mejorar así mocrático. La eliminación de la renta del agua, como en Tehuacán, o
la conducción y distribución del agua. Señalaban que nunca antes habían la eliminación del sistema de votación basado en el tamaño de la su-
pedido ayuda del gobierno. La SRH respondió que aceptaba colaborar en perficie, como en La Cruz, Chihuahua, pueden considerarse ejemplos
la obra si y sólo si la comunidad solicitante accedía a incorporarse al dis- de ello, al igual que la eliminación, por la vía de la dotación ejidal, del
trito de riego de Delicias. El gerente de este distrito gubernamental ofre-
cía como ventajas la asesoría técnica, el abastecimiento seguro de agua,
la limpieza general de canales, el arreglo de pases de agua, puentes y ca- 16 Castañeda González, Irrigación, 136-137.
17 Las pequeñas áreas de riego, dispersas a lo largo del país, quedaron fuera de la ac-
ción federal, por lo menos durante este periodo. En esa medida conservaron sus
usos y costumbres y su autonomía. Hasta tiempos del presidente Luis Echeverría
se impulsó la política de organización y asistencia de las así llamadas "unidades
15 Hernández Terán, México, 19-21. de riego". Ver Gómez Zepeda, Historia, 18.
186 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 187

despotismo inherente en los tratos entre hacendados y aparceros. Pue- debilitó la injerencia local en los asuntos hidráulicos, ejercida en el si-
de decirse que lo oneroso de la injerencia federal sólo podía tener lugar glo xix por ayuntamientos integrados de diferentes maneras en cuanto
en el contexto de las nuevas condiciones generadas por las reformas a la composición y origen social de sus miembros y por organizaciones
sociales derivadas de la Revolución de 1910 y por la ampliación del sociales de diversas características, y esto contribuyó a la construcción
gasto público en favor de las masas populares. El control federal sobre de una estructura política vertical y autoritaria, con pocos canales de
una junta de aguas, por ejemplo, sólo podía ejercerse si antes el go- participación popular de no ser aquellos que, paradójicamente, estable-
bierno había procedido a redistribuir las aguas junto con las tierras, ció el propio Estado, por ejemplo, a través del control de los recursos pro-
esto último como resultado de persistentes demandas populares. ductivos, como la tierra y el agua y a través de las organizaciones
Ahora bien, no se trata de idealizar al "usuario" del agua, un térmi- corporativas que se fueron gestando junto con esa creciente injerencia
no que tiende a hacer homogénea con criterios administrativos la gran federal.19 Tal vez la siguiente misiva, dirigida al líder de la Liga de
diversidad de sujetos sociales que participan en los usos del agua. El Comunidades Agrarias de Jalisco, pueda mostrar algunos rasgos de
proceso político-social que hemos descrito antes tuvo repercusiones esa nueva relación:
muy distintas y representaba cosas muy diferentes según la naturale-
za de los "usuarios". Para la naciente burguesía agraria de los distritos La comunidad agraria que representamos en seción de esta fecha acordó
de riego, la "federalización" resultó muy benéfica. ¿Para qué rechazar [que] dirigiéramos a usted la presente comunicación, en son de queja en
esa centralización si lejos de atentar contra la autonomía del arreglo virtud de que el C. Manuel Vaqueiro, propietario de un predio rústico
vecino a este lugar, está perforando un pozo arteciano a inmediaciones
económico destinado a obtener ganancias, la garantizaban y la apun-
del manantial de que nos surtimos de agua para nuestros usos y como
talaban? Sólo así se explica que los grandes agricultores de los distri- creemos que al perforar tal pozo disminulla el agua de dicho manantial,
tos de riego no hayan demandado el control del agua.18 Para los es por eso que nos dirigimos a usted, a fin de que gestione la no perfora-
pequeños usuarios, campesinos, colonos, auténticos pequeños propie- ción de dicho pozo en un lugar tan inmediato al susodicho manantial. Es
tarios, la injerencia federal a través de las dotaciones de aguas y tie- por eso que venimos ante usted a suplicarle haga las gestiones necesa-
rras y la reglamentación en el uso de esos recursos tuvo un alto costo rias- a este respecto, por ignorar nosotros a quien debemos dirigirnos
social y político. Los reglamentos de algunas corrientes, por ejemplo, para este caso.
dieron entrada directa a la burocracia federal en la creación de organi-
zaciones y elección de directivos, en el manejo de la distribución del Sin duda, la centralización/"federalización" tuvo otra secuela más
agua y de los fondos recaudados. Cualquier iniciativa de conservación compleja. El resquebrajamiento de la autonomía local no sólo tenía lu-
y/o ampliación de las obras tenía que contar con el visto bueno de la gar en el ámbito productivo, sino también en la vida cotidiana de los
burocracia federal. Una historia muy similar puede hallarse en el ma- pueblos. El debilitamiento del ayuntamiento, como primera autoridad
nejo de los otros recursos otorgados a pueblos y comunidades durante del aparato estatal, es una parte del problema. La pérdida del control
la reforma agraria. Por esa razón, para un amplio segmento de usua- sobre los usos del agua eliminó una de las fuentes de autoridad y de
rios de los recursos hidráulicos puede hablarse de la enajenación de la recursos de estas corporaciones políticas. Antes, en algunos lugares,
autonomía. Como se intentó mostrar, esa tendencia fue enfrentada de podía solicitarse y pagarse el agua en la oficina del pueblo o se decidía
diversas maneras por grupos, pueblos y autoridades locales. la construcción de una toma en una junta con los vecinos o se ventila-
Por lo anterior, puede decirse que la centralizaciónffederalización" ban conflictos, pero después había que escribir a la capital del estado
tuvo un mayor impacto entre los campesinos y agricultores pobres, si no es que a la Ciudad de México y esperar la autorización y/o el en-
muchos de ellos beneficiarios del reparto agrario, que sobre las nuevas vío de un ingeniero para que revisara la propuesta o que mediara en el
empresas capitalistas. Esta diferencia puede sintetizar muy bien el enfrentamiento. A ello se sumaba el debilitamiento de las agrupacio-
trasfondo del proceso histórico estudiado en este trabajo: centralizar y nes locales dedicadas a organizar la irrigación en ejidos y conglomera-
"federalivar" para garantizar mejor la autonomía de la propiedad priva-
da, es decir, una de las condiciones indispensables para la generación y
apropiación de ganancia. A nivel político, la centrali7ación/Tederalización" 19 Quizá la modalidad más extrema de ese control sobre los recursos productivos sea
el de los ejidos ubicados en las zonas de influencia de los ingenios. Las tierras se
entregaron con la condición de que sembraran caña.
18 En ese sentido cabe interrogarse acerca de los argumentos que llevaron al gobier- 20
AcNA-Jalisco, Aprovechamientos Superficiales, exp. 307.1-45: carta de 31 de octu-
no salinista a entregar la administración de los distritos de riego a los agriculto- bre de 1939 de la directiva de la comunidad de Buenavista, municipio de Ixtlahua-
res, la famosa "transferencia". cán de los Membrillos, Jalisco.
188 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 189

dos de pequeños propietarios. Si, siguiendo a Luis Villoro cuando se percepciones y conocimientos sobre el agua y en general sobre las co-
refiere a los pueblos indios, "democracia real es diversificación del po- rrientes y depósitos. Para ellos podía ser un sueño levantar una presa
der político, acercar los lugares de decisión política a las bases de ciu- de mampostería de cinco o seis metros de alto y asegurar así una me-
dadanos [y] fomentar la participación de cada quien en las medidas jor y mayor disponibilidad de agua a lo largo del año. Pero lo que era
que lo afecten",21 puede pensarse que la centralización en el manejo absolutamente impensable era que de súbito una dependencia guber-
del agua era un proceso de carácter general que no sólo afectaba a los namental fuera capaz de construir una presa de más de 50 ó 60 me-
indios. Sin duda este debilitamiento local es parte de una reorganiza- tros de altura sobre el río y formar un lago de miles de hectáreas. El
ción general de la política y de la sociedad en el periodo comprendido contraste tecnológico no era más que síntoma de un contraste mucho
en este trabajo. Esto constituye una vasta dimensión que está a la es- más complejo, un contraste social, político e ideológico-cultural. La
pera de investigaciones concienzudas, sobre todo si se recuerda la percep- centralización del manejo del agua en México debe verse también des-
ción ideológica que consideraba al gobierno federal como el "instrumento de este punto de vista.
revolucionario" por excelencia. La inédita participación gubernamental, que rebasó muy pronto la
Por otra parte, el fenómeno político tratado en este trabajo es apenas etapa de regulación y administración, de fomento y luego de construc-
uno de los aspectos de un proceso social más amplio y complejo, referido ción directa, se convirtió en palanca de la transformación económica.
al aumento sustancial en el uso y consumo de agua entre 1890 y 1950. También muy pronto el desarrollo de la construcción de grandes obras
Quizá la mejor expresión de ese proceso sea la sustitución de las antiguas hidráulicas y de la electricidad se consolidó como la contraparte de
medidas de agua basadas en la nomenclatura colonial y más tarde en li- este fortalecimiento federal. Un dato que no debe perderse de vista es
tros por minuto, por unidades de medida basadas en metros cúbicos por que a partir del sexenio de Ávila Camacho, las obras hidráulicas finan-
segundo. La enorme expansión de las superficies irrigadas, la genera- ciadas por el erario federal comenzaron a ser construidas por compañías
ción de electricidad, el crecimiento industrial (minero, textil, del pa- constructoras privadas.22 Desde entonces la acción gubernamental en este
pel), el consumo urbano creciente tanto per capita como a nivel ramo se convirtió en un importante palanca del desarrollo de la indus-
general, son otros tantos eslabones de la relación hombre-naturaleza tria y de los servicios privados. La icA (Ingenieros Civiles Asociados),
que en este periodo registró una transformación notable. Los procesos quizá la compañía constructora privada más importante del país hoy en
productivos requirieron más agua, más bosques, más minerales, más día, no tardaría en nacer al amparo de esta nueva política de gásto públi-
tierras. Un conjunto de elementos tecnológicos y empresariales, capaz co (federal). Lo mismo puede decirse de las industrias cementeras y, por
de involucrar a miles de trabajadores de manera simultánea y organi- supuesto, de los nuevos propietarios de las tierras irrigadas con dinero
zada, hizo posible esa intensificación de la explotación del medio natu- público, que muy pronto se convirtieron en una burguesía agraria depen-
ral, como las presas más altas y resistentes (y también más baratas), diente del gasto federal. El florecimiento de estos nuevos agricultores
las dragas poderosísimas, los canales de mayor capacidad y longitud, las hizo prosperar a los distritos de riego del Yaqui (que no las tierras de la
bombas capaces de extraer volúmenes crecientes de agua del subsuelo tribu de ese nombre), Mayo, Costa de Hermosillo, Caborca, Mexicali, Cu-
y de vencer la gravedad. Un ejemplo notable es el del distrito de la liacán, Los Mochis, Matamoros, Delicias y la Comarca Lagunera. Por esa
costa de Hermosillo: en menos de diez años los pozos extraían del sub- razón, la historia de la agricultura mexicana del siglo xx —y de su contri-
suelo un volumen casi semejante al escurrimiento anual de uno de los bución al desarrollo general del país— no puede prescindir de la dimen-
principales ríos del norte del país. Resultado de este fenómeno fue una sión social que tiene que ver con los usos del agua.
nueva percepción del agua como mercancía, como insumo de procesos Este trabajo concluye con más preguntas que certezas sobre los di-
productivos que desembocaban en la generación de ganancias, en fin, la versos elementos que componen su argumentación. Sobre todo hay
consolidación del agua como fuente de negocios, cosa que, como se lee en que insistir en problematizar la cuestión de la centralización/"federali-
el epígrafe, escandalizaba a algunos a principios del siglo xix. zación" en el manejo del agua como un proceso que puede ayudar a
La visión de la cuenca hidrográfica, inexistente en el siglo xix, se comprender mejor la formación del Estado mexicano contemporáneo,
consolidó como resultado de esta nueva organización económica, que justamente el que ahora se trata de desmantelar alegando una necesa-
era capaz de usar tales cantidades de agua que amenazaba a "usua- ria e inevitable reforma. Uno de los aspectos de esa reforma tiene que ver
rios" situados a cientos de kilómetros aguas abajo. Los vecinos de los precisamente con la centralizaciónffederalización", sobre la que vale for-
pueblos tuvieron que asimilar lentamente este cambio drástico en sus mular algunas preguntas. ¿Si la centralización política fue tan

21 >'¿Por qué autonomías indígenas?", La Jornada, 26 de septiembre 1995, 23. 22 Orive Alba, La política, 80.

Id
190 Luis Aboites Aguilar

onerosa en términos sociales, una descentralización como la que se in-


tenta ahora lo será de la misma manera? ¿Tienen razón aquellos que
sostienen que la descentralización y el debilitamiento del presidente
de la República se traducirá en el fortalecimiento de los caciques y
grupos regionales? ¿Es imposible salvar la aparente disyuntiva entre el
presidencialismo autoritario, como mejor expresión del centralismo, y
una descentralización que parece traer consigo el resurgimiento de caci- Cronología
ques y poderes locales igualmente o aún más autoritarios? ¿Acaso esta
disyuntiva tan poco agraciada muestra simplemente que la pregunta
está mal planteada? El optimismo debería llevar a contestar que, efec-
tivamente, se trata de un problema incorrecto y que falta considerar
otra dimensión social para salvar la disyuntiva. Esa otra dimensión
sin embargo no está del todo clara, por lo menos ahora. No hay que ol-
vidar, en este sentido, que diversos núcleos sociales exigían, literal- 1853 Se crea el Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Co-
mente hablando, una mayor injerencia federal en el manejo del agua mercio.
para contrarrestar el dominio de caciques, terratenientes (o aguate- 1888 Se expide la ley sobre vías generales de comunicación; se otorga la
nientes) y hasta autoridades locales. Dicho de otro modo, en ciertas concesión federal de aguas del Nazas a la compañía Tlahualilo.
condiciones la centralizaciónrfederalización" tuvo un significado favo-
rable, real o potencial, para grupos sociales que sufrían carencias, 1894 Se expide el decreto que autoriza al ejecutivo federal a hacer con-
amenazas y abusos. Esta es la otra cara de la moneda de un problema cesiones de aguas de jurisdicción federal para riegos e industria
esencial que subyace al conjunto del trabajo: ¿cuál debe ser la relación eléctrica.
del poder público con las grandes mayorías del país? La Corona espa-
ñola perfiló una, los liberales del siglo xix otra muy distinta, y se puede 1902 Se expide la ley sobre régimen y clasificación de bienes inmue-
decir que el Estado posrevolucionario impulsó una suerte de combinación bles federales.
de las dos anteriores. ¿Cuál se está definiendo en la época actual? Sin 1903 Se inicia la construcción del sistema hidroeléctrico de Necaxa.
duda, este problema rebasa con mucho la solidaridad, el desarrollo sus-
tentable, el combate a la pobreza, es decir, los ingredientes de la corta vi- 1910 Se expide la ley de aguas de jurisdicción federal; se inicia la
sión oficial actual sobre la cuestión. construcción de La Boquilla.
1913 Se concluyen las obras para conducir agua de Xochimilco a la
Ciudad de México.
1916 Nace la Comisión Nacional Agraria, encargada del reparto de
tierras y aguas por medio de dotaciones y restituciones.
1917 Desaparece la Secretaría de Fomento y nace la de Agricultura y
Fomento (SAyF); se expide el decreto que establece un impuesto
sobre uso de aguas de la nación.
1926 Se expide la ley sobre irrigación con aguas federales que crea a
la Comisión Nacional de Irrigación (cm); se expide el decreto so-
bre restituciones y dotaciones de agua para precisar el trabajo
de la Comisión Nacional Agraria.
1929 Se expide la ley de aguas de propiedad nacional que sustituye a
la de 1910; se deroga el decreto de 1917 sobre impuestos de
aguas federales, excepto para hidroeléctricas.
192 Luis Aboites Aguilar

1933 Se crea el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públi-


cas (BNHUOP).
1934 Se expide la ley de aguas de propiedad nacional que sustituye a la
de 1929; permanece vigente hasta 1971. Desaparece la Comisión
Nacional Agraria y es sustituida por el Departamento Agrario.
1937 La CNI inicia la construcción de tres grandes presas: La Angostura, Fuentes y bibliografía
El Azúcar y El Palmito. Nace la Comisión Federal de Electricidad.
1944 Se firma el Tratado de Aguas entre México y Estados Unidos.
1945 Se incorpora al artículo 27 constitucional el dominio de la nación
sobre aguas subterráneas; en 1948 se expide la ley reglamentaria.
ARCHIVOS
1946 Nacen las secretarías de Recursos Hidráulicos (sRH) y de Agri-
cultura y Ganadería (SAyG); se extinguen la CNI y la SAyF; se ex- ACNA Archivo de la Comisión Nacional del Agua
pide la ley de riegos que sustituye a la ley sobre irrigación con AGN Archivo General de la Nación. México, D.F.
aguas federales de 1926. AHA Archivo Histórico del Agua. México, D.F.
AHCM Archivo Histórico de la Ciudad de México
1947 Se crean las primeras comisiones de cuenca: Papaloapan y Te- AHGES
palcatepec. Archivo Histórico del Gobierno del Estado de Sonora
Hermosillo, Sonora
1951 La administración de los distritos de riego pasa de la SAyG a la SRH. AHMCH Archivo Histórico Municipal de Chihuahua. Chihuahua
AHSS Archivo Histórico de la Secretaría de Salud. México, D.F.
1956 Se expide la ley federal de cooperación para dotación de agua po- BNHUOP Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas
table a los municipios. BO Boletín Oficial del Consejo Superior de Gobierno
del Distrito Federal
CIESAS Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social
CNA Comisión Nacional del Agua
CNI Comisión Nacional de Irrigación
DO Diario Oficial de la Federación
DD Diario de Debates de la Cámara de Diputados
IMTA Instituto Mexicano de Tecnología del Agua
SAyF Secretaría de Agricultura y Fomento
SAyG Secretaría de Agricultura y Ganadería
SRH Secretaría de Recursos Hidráulicos

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Aguador, 30, 37, 40-41, 93, 141, Atencingo, Pue., 148
151, 153, 182 Autlán, Jal., 34, 47, 148
Aguadores, 31, 35, 78, 157-158 Ávila Camacho, Manuel, 126n, 189
Aguascalientes, ciudad, 78n Ayuntamiento, 11, 13, 19, 26-35,
AHA, 10n, 21, 22n, 96n 37, 38n, 40-41, 46-48, 55, 75,
Ajalpan, Pue., 27-28, 42 79, 87, 98-101, 115, 140, 149,
Aldama, Chih., 29 151, 153, 162, 165n, 166, 181-
Alemán, Miguel, 13, 178, 179n, 183, 187 (ver municipios)
180 Azcapotzalco, D.F., 176
Alemania, 56 Azolves, 123, 125n, 127n
Algodón, 67-69, 70n, 74n, 85,
116, 172, 173n B
Almoloya, Méx., 71n Bácum, Son., 72
Alonso, Porfirio, 98-99 Baldíos, 17, 50, 89, 103
Alto Lerma, lagunas, 21, 27, 30, Baltimore, VID, 79
63, 64n, 71n, 73 Ballesteros, Luis P., 71
Alvarado, Ver., 178 Bancos, 17, 82; de Londres, 68n,
Álvarez del Castillo, Antonio, 35 106; Nacional de México, 106;
Amatitán, Jal., 164n Central Mexicano, 106; Mexica-
212 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 213

no de Comercio, 106; Nacional Canarias, 38 Comisión Nacional Agraria, 93, CH


de Crédito Agrícola, 116, 119- Caña de azúcar, 43, 74n, 147- 105, 139 (ver Departamento Chalco, Méx., 28n, 42-44, 69-70,
120, 160n; Nacional de Crédito 148, 187n Agrario) 87, 104
Ejidal, 120, 172; Nacional Hipo- Cárdenas, Lázaro, 116, 139n, Comisión Nacional del Agua, 21, Chapala, 70-71, 115n, 124n, 175
tecario Urbano y de Obras Pú- 143, 161-163 22-23 Chilac, Pue., 27
blicas, 161-162, 165, 182 Carranza, Venustiano, 93n Comisión Nacional de Irrigación, Chapultepec, D.F., 34
Bárcena, Mariano, 169 Cedillo, Saturnino, 163 20, 103, 107-111, 119-121, 130, Chihuahua, ciudad, 10n, 28, 33,
Barreno, 168 Cemento, 56, 58, 59n, 61, 72, 75, 136-137, 142, 157, 179, 183; 35, 38n, 48, 78, 140n, 159, 178
Barrios, 27, 36 128 avances hasta 1934, 114; versus Chihuahua, estado, 21, 82, 97,
Benassini, Hnos., 112 Centralismo, 11, 18, 190 ejidos, 115, 143; conflicto con 168
Berlín, 172n Centralización, 11-14, 16-20, 53, cardenismo, 116; conocimiento Chilpancingo, Gro., 78
Bermejillo, José María, 124n 136, 141, 157, 179, 181, 184, hidrológico, 124, 127-128 Chimalhuacán, Méx., 34
Bermejillo, Luis, 64n 186-187, 189 Comisión para el Fomento y Con-
Bistráin, Pablo, 112 Cianurización, 64 trol de la Industria, 102 D
Blake, Carlos, 112 CIDOSA, 43n Compañía Eléctrica del Conchos, Departamento Agrario, 133n,
Bolivia, 130 CIESAS, 10n, 22-23 102n 139 (ver Comisión Nacional
Bombas eléctricas, 56, 64, 75, 77, Ciudad Anáhuac, N.L., 125 Compañía Industrial de Atlixco, Agraria)
164, 171, 174n Ciudad Juárez, Chih., 79, 166, 140n Departamento de Pesas y Medi-
Borbón, Antonio, 47 178 (ver Paso del Norte) Comunidades de riego, 19, 35-42, das, 102
Braniff, Tomás, 69 Ciudad de México, 10n, 11, 26, 32, 153, 184-185 Departamento de Salubridad, 179
Buenaventura, Chih., 149 34-35, 46, 57, 59n, 60, 64n, 73, Conant, Carlos, 72 Desagüe, 47, 52, 59n, 78n, 87; de
Buenavista, Jal., 187n 75, 78n, 79, 87, 104, 159, 168, Concreto, 16, 19, 56, 58, 59n, 61, minas con bombas eléctricas, 64
Bureau of Reclamation, 105, 113 170, 174-176, 184, 187 75, 78 Desamortización, 30-31, 166n
Ciudad Obregón, Son., 73 Condesa, D.F., 32 Desarrollo sustentable, 155n, 190
Cocolapan, Ver., 43n Confederación de Trabajadores Desecación, 28n, 30, 55-56, 63,
Cabañuelas, 57n, 122 Cócorit, Son., 72 de México (cTM), 163 64n, 66-67, 69-71, 104
Caborca, Son., 28n Código civil, 82, 167 Constitución de 1857, 34, 52, 83, Desierto de los Leones, 48, 158
Cabrera, Luis, 82, 83n, 86, 89, Código eléctrico, 102 86n, 89-90 Deslindadoras, 103
104, 106n Código agrario, 138-139 Constitución de 1917, 18, 81, 87, Destacamento militar, 67, 100n,
Cadereyta, Qro., 178 Comisión del Río Fuerte, 181 89-94, 97n, 107-108, 111, 154, 139n, 149
Caja de agua, 30 Comisión del Río Grijalva, 22n, 157, 167, 176:177, 184 Díaz, Porfirio, 70
Caja de Préstamos, 74n, 105-107, 181 Contaminación, 65 Díaz, Severo, 175
109, 160 Comisión del Río Lerma-Santia- Convención de Aguas de 1906, 73 Díaz Ceballos, Alberto, 145
Caloca, Carmen, 44 go, 181 Cordero, Aureliano, 98-99 Díaz Ordaz, Gustavo, 184
California, 72, 122n, 171n Comisión del Río Papaloapan, Cortazar, Joaquín, 66n Díaz Rubín, Ángel, 44n
Calles, Plutarco Elías, 108, 113- 126n, 154, 180 Coxcatlán, Pue., 133n, 139n Dirección de Irrigación, 112
114, 132, 143 Comisión del Río Tepalcatepec, Cruickshank, Gerardo, 130n Distrito Federal, 47n, 86, 160,
Camargo, Chih., 153, 184 (ver 181 Cuautla, Mor., 149 168n
Santa Rosalía) Comisión Federal de Electrici- Cuenca, 63-64, 73, 132, 135, 188 Distrito o sistema de riego, 113-
Cambio tecnológico, 16, 56-57, dad, 102, 139, 173 Cuencamé, Dgo., 133n 114, 117-118, 143, 180, 189; del
63, 75, 183, 188-189 Comisión Hidrográfica, 126 Cuesta Gallardo, Manuel, 70 Yaqui, 20; Don Martín, 115n,
Cambio de paisaje, 57, 66 Comisión Inspectora del Nazas, Culiacán, Sin., 48, 74n 124n, 125-126; Conchos o Deli-
Campeche, ciudad, 47 68, 124 Cusi, Ezio, 74 cias, 115n, 116, 125, 154, 184;
Canal Rosales, Sin., 109n Comisión Internacional de Aguas Cuyutliapa, Pue., 149 ley de 1946, 116n; subsidios,
Canal de la Viga, D.F., 126n y Límites, 124 119; tenencia de la tierra, 119-
Canalero, 141, 182 Comisión Local Agraria, 92 120; valor de las cosechas, 119;
214 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 215

comités directivos, 120-121; F González Treviño, Hnos., 109 J


Costa de Hermosillo, 172, 176, Fabila, Gilberto, 110 Graff, Santiago, 31 Jalisco, 21, 35, 47, 73, 85, 152,
188; Caborca, 172; Valle del Federalismo, 11 "Gran Hidráulica", 56, 167, 171 181, 187
Mezquital, 182; poder de los "Federalización", 11-14, 16-19, Guadalajara, Jal., 10n, 35, 78-79, Jalpa, Méx., 59n
gerentes, 115, 120, 182; bene- 81, 87, 93n, 96, 132, 166, 182; 158-159, 175 Jamisson, Guillermo, 48
ficiarios, 186; transferencia a oposición, 14, 20, 97-101, Guanajuato, ciudad, 78 Jefes políticos, 29-30, 40-41, 43,
usuarios, 186n 159n, 179, 182, 185-187, 189; Guanajuato, estado, 63, 73 45, 46n, 55, 82
Dragas, 56, 59 solicitudes, 20, 150 Guanajuato Power Co., 173 Jenkins, William, 148
Drenaje 76-77, 158 Feliu Fogones, Andrés, 9n Guasave, Sin., 150, 165n Jiménez, Juan Ignacio, 44
Dublín, Luis I., 160n Ferrocarriles, 16, 59, 60-61, 67- Guaymas, Son., 40n Jiutepec, Mor., 27
Durango, ciudad, 165n 69, 164 Guerrero, Chih., 50 Johnston, Benjamin F., 109, 183n
Filtros, 78 Jonacatepec, Mor., 149
E Fiscalidad, 17, 20, 27, 52-53, 89; H Juárez, Benito, 50-51
Educación, 12n, 182-183 exenciones, 85; impuestos so- Harmon, doctrina, 73 Junta de Mejoras Materiales, 166
Echeverría, Luis, 185n bre aguas, 20, 94-96; impues- Hermosillo, Son., 10n, 128n, 173 Junta Protectora de la Clase Me-
Egipto, 58, 104 tos a hidroeléctricas, 101-102; Hidalgo, N.L., 75n nesterosa, 43
Electricidad, 16, 19, 56, 66, 78, ingresos municipales, 29, 32- Hidroeléctricas, 56-61, 96, 97n,
85, 171n, 182; capacidad ins- 33, 97-98, 165, 166n; conven- 101-102, 113, 180 K
talada, 64; electrificación de ción nacional de 1947, 166n; Hidrología, 20, 122-130, 169 Koch, Robert, 76
pozos ejidales, 173 desigualdad fiscal, 181 Historiografía, 9, 22
Élites, 28-29, 41, 53, 89 Flores, Juan N., 44 1 Huamantla, Tlax., 78 L
El Fuerte, Sin., 183n Fotogrametría, 127 Huaquechula, Pue., 150 La Cruz, Chih.,29, 149-150, 185
El Oro, Méx., 60, 65 Francia, 9, 76, 104, 112 Huerta, Victoriano, 183n La Laguna, 19, 44, 50, 67-69, 84-
El Pueblito, Chih., 134 Fuentes públicas, 31, 35, 76-78,( Humboldt, Alejandro, 107 85, 89, 98, 100, 115n, 126;
Empresas privadas de agua pota- 157, 165n Hundimiento de la Ciudad de 129n, 138n, 143, 145, 148,
ble, 75, 79, 136, 160, 162n México, 174, 176 171-172, 175-177
Enríquez, Martín, 150 G La Purificación, Méx., 133n
Epidemias, 75, 77 Galeana, Chih., 148n, 152 Lavaderos públicos, 32
Escalón, Chih., 164 Galería filtrante, 122, 142, 145- Imperial Valley, 74n Layendecker, sr., 57n
Escobar, Rómulo, 123 146, 154, 159, 168, 178 IMTA, 9, 22-23 Legislación, 12, 17, 19-20, 26, 46,
Escurrimientos, 122-125, 147-148 Gamboa, J. A., 86n India, 58, 72, 104 50, 52, 68, 102, 116n; en el Porfi-
Esquivel, Eligio, 130n Gameros, Rafael, 29 Industria, 10 riato, 82-89; en el periodo posre-
España, 9, 33, 104 Gamio, Manuel, 113 Ingenieros Civiles Asociados, 189 volucionario, 90-94; concesiones,
Espinoza y Urrea, Juan Manuel, 48 García Pimentel, familia, 26, 147 Inglaterra, 76 65, 86-88, 90; sobre irrigación de
Espinoza y Cuevas, Cía., 44 García, José, 34 Instituto Geológico de México, 169 1926, 109-111; sobre reforma
Espinoza Vicente, Enrique, 130n García Quintero, Andrés, 123, Instituto Pasteur, 76n agraria y dotaciones de agua,
Estado de México, 30, 43, 46n, 49, 127n Intendentes, 46 131-142; sobre asociaciones de
60n, 73, 85, 87, 97n, 168, 181 Gayol, Roberto, 69, 95, 104-105, Inundaciones, 27, 57, 70, 96-97, usuarios, 137-139, 141, 151; fe-
Estados Unidos, 9, 56, 58, 73, 76, 108, 110n, 114 122, 125-126, 129n, 163, 179n deral sobre abasto, 166; sobre
103-105, 112-113, 119, 122n, General Electric, 60n Irrigación, 11, 20, 22, 85, 104-111, aguas subterráneas, 167, 176-
123, 171n General Terán, N.L., 49, 171n 181; versus hidroelectricidad, 177 (ver expropiación, propiedad
Etla, Oax., 98-99 Geohidrología, 170 63; y colonización, 67, 103, 107- del agua)
Evaporación, registros, 125n Geología, 127, 164, 169-170 109, 114-115; influencia nortea- León, Gto., 10, 159, 163-164, 175
Expropiación, 33-34, 85, 88, 102, Ginther, Pablo, 66n mericana, 112-113; con agua León, Luis L., 109-110
137 (ver legislación) Gómez, Marte R., 126n, 183 subterránea, 171-173 Lerdo, Dgo., 72n, 98, 129n
Gómez Palacio, Dgo., 68, 97-98, 129n Lerdo de Tejada, Miguel, 30-31
216 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 217

Liberalismo, 12 Modotti, Tina, 75n Pani, Alberto J., 160n Propiedad del agua, 17-18, 32-34,
Liceaga, Eduardo, 76 Molina Enríquez, Andrés, 105 Parral, Chih., 61, 78-79 37-38, 42-43, 52, 82, 86-88,
Liga de Comunidades Agrarias, Molinos, 32, 49, 57, 99, 139n Parrés, José G., 97 90n; comunal, 100; de la na-
150, 187 Montemorelos, N.L., 49, 143n Paso del Norte, Chih., 67 (ver ción, 86, 88, 90, 136 (ver legis-
Limantour, José Ives, 105 Monterrey, N.L., 9n, 33, 59, 67, Ciudad Juárez) lación y mercado de aguas)
Linares, N.L., 27, 41n 78-79, 159-160, 175, 178 Pasteur, Louis, 77 Prueba Proctor, 129
Lombardini, Manuel María, 32, 51 Morales, Guillermo, 47n Pearson & Son Co., 58n Puebla, ciudad, 10n, 35, 38n, 47,
Los Ángeles, CA, 71 Morelos, estado, 21, 27, 43, 131, Peña Pobre, D.F., 49 75, 78-79, 99
Los Mochis, Sin., 74n 146-147, 149, 183n Pesca, 27n, 69, 71 Puebla, estado, 21, 97n
Los Reyes, Méx., 98 Mortalidad, 76, 159 Pesqueira, Ignacio, 49 Puente de Ixtla, Mor., 149
Luján, Ramón, 109 Municipio, 12, 27, 46n, 79, 82, Petróleo, 16 Purísima del Rincón, Gto., 145
95, 97-99, 139, 148-149, 162, Piedras Negras, Coah., 68
M 164-166, 182, 183n (ver ayun- Pitiquito, Son., 28n
Mackenzie, William, 87, 174n Q
tamientos) Plan de Pitic, 37 Querétaro, ciudad, 10n, 26, 32,
Madero, Francisco I., 105n Plan Sexenal, 162 38n, 43, 164n, 165n, 168-169
Magdalena, fábrica, 47 N Politica demográfica, 161 Querétaro, estado, 43, 46n, 63,
Maíz, 29, 69, 71n, 144 Nacional Financiera, 160 Poncitlán, Jal., 71 169-170
Manantiales, 27, 34-35, 48, 133n, Náj era, Enrique R., 97 Portes Gil, Emilio, 138 Quevedo, Miguel A. de, 70n, 160n
145, 168, 174-175 Naranja, Mich., 28, 42 Pozos, 16, 49, 165n, 167; en la Quinton, Code and Hill, Co., 125n
Mariscal y Piña, Alonso, 55 Navegabílidad, 84, 86n, 88 Ciudad de México, 76, 168; ar-
Marrón Vimbert, Alfredo, 130n Neolatifundismo, 119 tesianos, 168, 170, 171n; pro- R
Marroquín y Rivera, Manuel, 75, Nombre de Dios, Chih., 28 fundos, 171-176; en el país, Rabdología, 169
105n Norias, 129, 164, 168, 171, 172n 172; abatimiento, 176; intru- Raigosa, Jenaro, 86n
Matamoros, Coah., 50 Noriega, Hnos., 28, 69-70, 109 sión de aguas de mar, 176 Ramírez, José, 76n
Matamoros, Tamps., 126 Noriega, José, 126 Presas, 16, 30, 39, 56-58, 62, 113; Ramos Arizpe, Coah., 177n
Maurer, Emilio, 44n Nueva Italia, Mich., 148 de arco, 58; de machones, 58; Real del Monte, Hgo., 65
Mayorazgo, Méx., 39 Nuevo Laredo, Tamps., 160 de tierra y enrocamiento, 128- Recopilación, 44n
Maximiliano, 43, 48, 51 Nuevo León, 49, 171 129; El Palmito, 58n, 129, 175; Registro Agrario Nacional, 94n
Medidas de agua, 188 Nuevo México, 73 La Angostura, 58n, 128n, Reforma agraria, 20-21, 91-92, 101,
Medina, Carlos, 79 129n; Boulder, 58, 128n; inge- 131, 142-155, 166n, 185; legisla-
Mendoza, Felipe, 34 O niería, 59; Necaxa, 59-60, 64, ción, 132-142; avance en el re-
Mercado de agua, 38-39, 53 (ver Obregón, Álvaro, 113, 143, 183n 74, 87, 129; San José, 58n, parto de tierras de riego, 144
propiedad del agua) Observatorio Meteorológico Cen- 59n; Ñadó, 60n; Boquilla, 61, Reglamentos de agua, 28-29, 39-40,
Mercedes de agua, 31-32, 34, 44, tral, 169 66n, 87, 125; Elephant Butte, 42n, 47-49, 68, 149, 152; del go-
46-47, 50, 52, 88, 91, 97, 99-100 Omitlán, Hgo., 65n, 78 61; poblados inundados por, bierno federal, 98, 135, 138-140,
Mérida, Yuc., 79 Orive Alba, Adolfo, 112, 124, 179n 61; Poncitlán, 70-71, 124n; So- 150-151, 153-154, 177n, 186
Meteorología, 112, 123 Orizaba, Ver., 33 lís, 73; La Esperanza, 78n; Repartimientos, 26, 151n
Metztitlán, Hgo., 55, 69 Orozco, José, 112 Francis, 122n; Requena, 122n; Repatriados, 114
Mexican Light Company, 57, 60, 63 Orozco Sáinz, Julio, 145 Calles, 124; Mocúzari, 125n; Richardson, Cía., 71-73, 109, 125
Miacatlán, Mor., 27 Ortiz Rubio, Pascual, 137n Rodríguez, 128, 173; Don Mar- Río Aguanaval, 172
Miasmas, 67 Otto Legítimo Ltd., 172n tín, 128; Cointzio, 128; Valse- Altamira, 133n, 152n
Michoacán, 31n, 63, 73, 77, 85, 97n quino, 129; Temascal, 129; El Amatzinac, 26, 147, 150
Minería, 17, 82, 90, 169 P Azúcar, 129n; Talamantes, Atoyac, 57n, 126
Ministerio de Fomento, 50, 52, 111 Pajacuarán, Mich., 71 134; Chuvíscar, 159 Bavispe, 129n
Mixcoac, D.F., 158 Palacios, Leopoldo, 95, 105n Procuraduría de Aguas, 133 Blanco, 57n
Modelos hidráulicos, 127 Palacios, Manuel, 47 Bravo, 49, 73n, 114, 124,
218 Luis Aboites Aguilar El agua de la nación 219

126n, 127n, 171n, 172n Rosas, Edmundo, 123 Santa Rosalía, Chih., 36-37, 40- Texcoco, Méx., 29-30, 43n, 174n
Cantarranas, 100n, 140n Rubio, Cayetano, 43, 48-49, 168 41 (ver Camargo) Texmelucan, Pue., 151
Colorado, 58n, 128n Rueda hidráulica, 43 Santa Teresa, D.F., 47 Theis, Charles V., 170
Conchos, 21, 41, 112, 114, 124-
Santiago Ixcuintla, Nay., 158 Tijuana, B.C., 128
125, 151, 172n, 185 S Santiago Mezquititlán, Qro., 43 Tlahualilo, compañía, 68-69, 82-87
Cotzala, 151 Sahuayo, Mich., 42n, 71n Secretaría de Agricultura y Fo- Tlalpan, D.F., 49
Chalma, 149 Saltillo, Coah., 38n, 67, 78, 178 mento, 96-99, 102, 111-112, Tlalpujahua, Méx., 39, 65
Chuvíscar, 35, 140n Salud Pública, 19, 32, 76-77, 159, 115, 126, 132, 135-136, 138- Tlaxco, Tlax., 78
Duero, 28 161 141, 148n, 152, 167, 185 Toluca, Méx., 10n, 31-32, 38n,
Galeana, 152 San Ambrosio, Chih., 41 Secretaría de Agricultura y Ga- 49, 75, 78, 165n, 171, 176n
Guascamá, 44 San Antonio, Tex., 29 nadería, 120-121, 178, 180 Tórim, Son., 72
Florido, 184 San Baltazar, Pue., 134 Secretaría de Comunicaciones y Torre, Qro., 43
Fuerte, 183n San Borja, D.F., 32n Obras Públicas, 69, 126n, 179 Torreón, Coah., 79, 129n, 160,
Guelache, 98 San Felipe Obrajes, Méx., 30, 36, 39 Secretaría de Economía Nacio- 175
Higuerón, 66n San Francisco Bojay, Hgo., 144 nal, 179 Toshi, Méx., 88
Hondo, 87 San Francisco de Conchos, Chih., Secretaría de Fomento, 69, 84n, Toussaint, Manuel, 76
Humaya, 48 29, 151 85n, 86-87, 96, 124n, 126 Townsend, Josefina, 98
Lerma, 63, 64n, 87, 141n, 145, San Gabriel, Mor., 72n Secretaría de Hacienda y Crédito Trigo, 71n, 145
174n, 175 San José, Son., 72 Público, 106n, 166 Tubería, 49, 69; sistema de red,
Los Reyes, 98 San Juan de Casta, Dgo., 44 Secretaría de Recursos Hidráuli- 75, 77-78
Mayo, 112, 125 San Juan de los Lagos, Jal., 153 cos, 12, 20, 120-121, 124, 154, Tubutama, Son., 28n
Mocorito, 44 San Juan Guelache, Oax., 98-100 178, 184; sobre su creación y Tula, Hgo., 75n
Monclova, 42 San Juan Teotihuacán, Méx., 43n funciones, 179-180; superficie Tule, 27n, 71n,
Nadadores, 42 San Juan Sabinas, Coah., 44n agrícola bajo su control, 181 Túnel, 78n, 113, 175
Nazas, 44, 58n, 67-68, 84n, 85, San Lorenzo, Coah., 44 Sequía, 44, 57, 64n, 69, 97, 171n, Turbinas, 60n, 63
88, 124, 126n, 148n San Luis Potosí, ciudad, 10, 38n, 122, 173, 178
Nexapa, 126, 148-149 59n, 78-79, 159-160, 163-164, Servicio Británico de Irrigación, 72 U
Pabellón, 112 175 Servidumbre, 39, 42, 135 Unidades de riego, 185n
Pablillo, 41n San Marcos, Chih., 37 Siemens de México, 60n, 172n Urbanización, 157-158
Papaloapan, 126 San Miguel de Allende, Gto., 144 Sindicato Mexicano de Electricis- Ures, Son., 168
Pilón, 49 San Nicolás, Méx., 64n tas, 101
Querétaro, 43n San Pablo, Chih., 36n Siqueiros, Luis, 151 V
Sabinas, 42, 44n San Pablo, Méx, 39 Sonora, 21, 39, 46n, 172n Valenzuela, Blas, 165n
Salado, Coah, 112, 114, 124n San Pedro Tultepec, Méx., 71n Suprema Corte de Justicia, 44, 84n Vallarta, Ignacio, 84n
Salado, Pue., 133n, 139n San Sebastián, Méx., 43 Valle de Mexicali, 21, 74
San Juan, 124n Sánchez, Tomás, 42n T Valle de México, 21, 22n, 26,
San Ildefonso, 43 Sánchez Mejorada, Javier, 107, Tacubaya, D.F., 32, 34n, 48 32n, 47, 49, 78n, 174
Santa María, 149 112 Tamayo, Jorge L., 124, 127n Valle del Mayo, 143
Santiago, 124n, 175 Sánchez Navarro, familia, 42, Tampico, Tamps., 79 Valle del Mezquital, 87, 175, 182
Tecolutla, 60 44n, 50 Tehuacán, Pue., 27-28, 30, 36, Valle de Toluca, 175
Tolotlán, 124n Sandoval, Arturo, 165 121n, 133n, 145-146, 154, 177- Valle de San Bartolomé, 51
Yaqui, 73, 125, 126n Santa Anna, Antonio López de, 178, 185 Valle de Santo Domingo, 173n
Riva Palacio, Mariano, 30, 42, 73 33, 48, 51 Telolapan, Gro., 78 Valle del Yaqui, 21, 71-72, 172n
Robles Gil, Alberto, 70n Santa Clara, Mor., 147, 149 Tennessee Valley Authority, 180 Valles Baca, Merced, 150
Rocha, Pablo, 86n Santa Eulalia, Chih., 61 Tepetongo, Mich., 65 Vaqueiro, Manuel, 187
Rosales, Chih., 165
Tequisquiapan, Qro., 43 Vasconcelos, José, 182-183
220 Luis Aboites Aguilar

Vedas, 111n, 115, 136, 154, 176- Xochimilco, D.F., 69, 74, 159,
178 171, 174
Venta de agua, 33, 34n, 39, 145- A.1\/11\TTC)
146 Y Un
Veyan, Jean y compañía, 100n Yaquis, 72-73

1 1 III 111
Vícam, Son., 72 Yautepec, Mor., 27
Vidaurri, Santiago, 47n, 49 Yucatán, península, 23
Villahermosa, Tab., 10n, 78-79
Villarelo, Juan, 169
Villasana, Marcos, 39 Zacatecas, ciudad, 168
Villa de Reyes, S.L.P., 133n Zacapu, Mich., 70n
Zacualpan, Mor., 149
DE LA MUNICIPALIDAD
Zahoríes, 169 DE
Weston, Edward, 75n Zamora, Mich., 28, 48
Whether Bureau, 123 Zapatismo, 131, 183n SANTA ROSALIA
White Engeneering Co., 112, 123, Zinacantepec, Pue., 145
125 Zitácuaro, Mich. 98 Cabecera del Distrito Camargo
Wittfogel, Karl, 15, 17-18 Zona federal, 140n
X
Zoquiapan, Méx., 42 ESTADO DE CHIHUAHUA.
Zuloaga, Leonardo, 44
Xalap a, Ver., 10n, 38n Zumpango, Méx., 43
Xico, Méx., 69 Zumpango, Gro., 78 probado por el Sapremo Gobierno del Estado
111.
11 Il

Talleresde A. Dozal.
1906

Carátula del reglamento de las comunidades de riego de Camargo,


Chihuahua (foto reciente). Mendoza, Riegos, 62.
Caldera y motor de un pozo sobre el río Atoyac, Oaxaca (1910). AHA,
Aprovechamientos Superficiales, caja 271, exp. 6552, f. 67.
er9 od.e.* 4r41
opieut •

Rueda hidráulica de molino de nixtamal.- Río Amarillo, Chiapas


(1927). AHA, Aprovechamientos Superficiales, caja 588, exp. 8575, f. 148.
Presa de La Boquilla, Chihuahua (foto recient Colección Fotográfica, caja 126, exp. 4708, f. 1.
11.

, ger
mitittlt
;
0

.1 o»

Presa Abelardo L. Rodríguez, del tipo Ambursen, Baja California. AH_A, Consultivo Técnico, caja 12, exp. 58, f. 61.
L

o
00

o
o
H

Válvula de descarga de la presa Calles, Aguascalientes (1938


1
4.2

(1939). AHA, Consultivo Técnico, caja 148,


Esta primera edición de -
El agua de la nación
se terminó de imprimir en la Ciudad de México,
el 8 de abril de 1998
en los talleres de Desarrollo Gráfico Editorial S.A. de C.V.
Su formación y composición tipográfica
estuvieron a cargo de Enrique Hernández López.
Se usaron tipos Century Schoolbook
de 24, 18, 12, 10:11 y 9:10 puntos.
El tiro consta de 1000 ejemplares
111111111111111111111111111
En El agua de la nación 032420

tal del camino recorrido conver


tirse, con base en la propiedad originaria de la nación de las

más importantes fuentes de agua del país, en el principal re-


gulador de los aprovechamientos hidráulicos, además de

"usuario" privilegiado del recurso, mediante la construcción

de grandes obras de infraestructura hidráulica. Este proceso

político tuvo profundas repercusiones en la vida social y

política de los pueblos, comunidades y haciendas, en donde el

manejo del agua, hasta antes de 1888, dependía en gran medida

de arreglos e intereses locales. No extraña por ello la oposi-

ción de grupos y autoridades locales y estatales a la centra-

lización política. Sin embargo, al mismo tiempo, algunos

núcleos solicitaron la injerencia federal, estimando que ésta


• é-
podía ayudar a romper o suavizar al menos las desigualdades
sociales y políticas. En el libro se toma en cuenta el notable

cambio económico-tecnológico que ocurre en el ámbito de los

aprovechamientos hidráulicos, incluido el avance en el co-

nocimiento hidrológico; se consideran también aspectos legales

específicos, políticas de irrigación y de abasto a la población

urbana, la explotación de aguas subterráneas y lo que el autor


llama "la ventana hidráulica" de la reforma agraria.

CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS

SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL

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