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Kenneth Copeland
«Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre
y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena
obra»
(2 Corintios 9:8)
Si sientes el deseo de dar más pero las dificultades económicas no te lo permiten, quizás te sorprenda oír
que lo que necesitas no es más dinero, sino un concepto espiritual nuevo. Sólo necesitas tomar la Palabra
de Dios, y con ella destruir el concepto de pobreza que hay en tu mente, para reemplazarlo con la verdad
de la abundancia de Dios. Entonces, más cosas vendrán por añadidura, incluyendo el dinero.
¿Cómo? Tómate el tiempo para pensar en las promesas de prosperidad que Dios te ha dado en Su
Palabra, medita en ellas y cree que esas promesas se cumplirán en tu vida. Por ejemplo, empieza a verte
como un dador generoso que ayuda a la gente necesitada. Considérate como alguien que siempre da en
vez de alguien que está siempre en necesidad. Cada vez que lo hagas, la promesa de Dios será más real
en tu vida y tu fe aumentará.
Sí, eso es precisamente lo que estoy diciéndote. ¿Para qué crees que Dios te la dio? Tu imaginación
unida a la Palabra de Dios es algo formidable. Pero no olvides que sin la Palabra, tu imaginación será
Sin embargo, quiero advertirte que formarse un concepto de esperanza diferente es difícil; especialmente
cuando, por experiencias pasadas, existen dudas que bloquean el proceso. Por ejemplo, si has estado
mal económicamente toda tu vida o la mayor parte de ésta, quizás te lleve más tiempo verte como alguien
Sólo sigue meditando en la Palabra de Dios. Con el tiempo tu mente se renovará y tu vida se
transformará. Cuando llegues a ese punto, las dificultades económicas no podrán detenerte nunca jamás.