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ISSN: 2386-2491
Rafael Alarcón Sierra
Universidad de Jaén
RESUMEN:
En el cruce de los siglos XIX y XX, la figura de Don Quijote exacerba su capital simbólico
como “biblia profana” para los españoles, en palabras de Clarín 164, lo que iba a culminar en la
celebración, en 1905, del tricentenario de la primera parte del Ingenioso hidalgo, alentado desde
1903 por Mariano de Cavia en las páginas de El Imparcial165. Con este motivo, el cervantismo
académico y filológico, partiendo de supuestos historicistas y positivistas, ofreció diversos
frutos, que abarcaron desde ediciones del libro y de documentos de archivo hasta volúmenes,
individuales o colectivos, de comentario e interpretación. Sin embargo, por encima del
esfuerzo filológico de Julio Cejador, Clemente Cortejón o Francisco Rodríguez Marín, entre
otros, los jóvenes modernistas convirtieron al mito quijotesco en campo de batalla de su guerra
por la conquista del campo literario.
ABSTRACT:
At the crossroads of the nineteenth and twentieth centuries, the figure of Don Quixote
exacerbates its symbolic capital as "profane bible" for the Spaniards, in the words of Clarín,
which culminated in the celebration, in 1905, of the tercentenary of the first part of Ingenious
hidalgo, encouraged since 1903 by Mariano de Cavia in the pages of El Imparcial. With this
motive, the academic and philological cervantism, starting from historicist and positivist
assumptions, offered diverse fruits, that included from editions of the book and archive
documents to volumes, individual or collective, of commentary and interpretation. However,
above the philological effort of Julio Cejador, Clemente Cortejón or Francisco Rodríguez
Marín, among others, the young modernists turned the quixotic myth into the battlefield of
their war for the conquest of the literary field.
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representante de los intelectuales, los sensatos, los 173 Ibid., pp. 148-149.
prudentes, los cobardes, los Chamberlaines de 174 M. de Unamuno, “¡Muera Don Quijote!”, Vida
siempre”, Cartas a Catherine Withmore (1932-1947), Nueva (25 de junio de 1898), y “¡Viva Alonso el
Barcelona, Tusquets, 2002, p. 336. Bueno!”, El Progreso (1 de julio de 1898).
170 Á. Ganivet, El porvenir de España, en Idearium 175 M. de Unamuno, “El porvenir de España”, El
español y El porvenir de España, Madrid, Espasa- porvenir de España y los españoles, Madrid, Espasa-
Calpe, 1962, p. 164. Calpe, 1973, pp. 19-20.
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“en lo eterno son más verdaderas las leyendas quien esté tocado de tu misma locura de no
y ficciones que no la historia”187. Reflexiones morir”192.
de este tipo aparecen por todo el ensayo y su
autor incluso se propone escribir un libro
futuro para probar que Don Quijote y
Sancho existieron realmente.188 3. - EL QUIJOTISMO COMO
RELIGIÓN NACIONAL
El tema de la existencia del ingenioso
hidalgo está incluido en otro mayor, que es el
de la verdad. Para Unamuno, como para Esta ansia de vida eterna de
Nietzsche, “la verdad es lo que hace vivir”189. Unamuno y según él, de don Quijote, es
Además, “el arte es la suprema verdad, la que extendida al pueblo español. Y ello deberá
se crea en fuerza de fe”190, y este es el caso de constituir la esencia del ser nacional: “¿Hay
don Quijote. Según este vitalismo de base una filosofía española? Sí, la de Don Quijote.
irracionalista, la verdad se forja con la fe, con […] ¿Hay una filosofía española, mi Don
el corazón, y por ello se opone a la lógica, Quijote? Sí, la tuya, la filosofía de Dulcinea, la
creada con la razón, dioses idolatrados en los de no morir, la de creer, la de crear la
tiempos modernos y enemigos ambos de la verdad”, la que “surge del corazón”193. Para
vida, según Unamuno. ello, se necesita “el valor de más quilates”, el
que tuvo don Quijote, “que le tomen a uno
Por tanto, don Quijote, caballero
por loco”, porque, según Unamuno, frente a
que, según el escritor vasco, pelea “por la
la cobardía moral contemporánea, sólo hay
conquista del reino espiritual de la fe” y que,
“un modo de triunfar de veras: arrostrar el
con su locura, la de no morir, hace cuerdos,
ridículo”194. Y para ello, el ejemplo a imitar es
es el ejemplo que debe imitar todo aquel que
“la burlesca pasión de nuestro Caballero”195.
quiera vivir por la eternidad. Y aquí llegamos
al verdadero motivo que llevó a Unamuno a El deseo de inmortalidad, según el rector
escribir su ensayo: el anhelo de inmortalidad, salmantino, es impulsado al menos por dos
su obsesión permanente, que convierte en el resortes: por un lado, “el quicio de la vida
motor de su escritura y también, como ya humana toda: saber el hombre lo que quiere
había adelantado en el artículo de 1902 ser”; y lo que quiere el hombre es ser más
“Glosas al ‘Quijote’”191, de la actuación del que hombre, su yo eterno, lo que Unamuno
caballero andante. Es más: una no se explica llama una idea de Dios, entendido como
sin la otra, según escribe al final de su ensayo: Conciencia del Universo196 (concepto que
“No puede contar tu vida, ni puede explicarla parece próximo al sentimiento lírico del
ni comentarla, señor mío Don Quijote, sino último Juan Ramón Jiménez). El segundo
resorte de inmortalidad es el amor a la mujer:
187 Ibid., p. 287. “En el amor a mujer arraiga el ansia de
188 Ibid., p. 288. inmortalidad […] así fue como Don Quijote
189 Ibid., p. 447.
juntó en Dulcinea a la mujer y a la Gloria, y
190 Ibid., p. 408.
191 M. de Unamuno, “Glosas al ‘Quijote’”, Los
ya que no pudiera perpetuarse por ella en hijo
Lunes de El Imparcial (22 de diciembre de 1902), en
Obras Completas, Madrid, Afrodisio Aguado, 1958, 192 M. de Unamuno, Vida de Don Quijote y Sancho,
V, pp. 724-725: “el fondo de su locura es lo que op. cit., p. 527.
en otra parte, en mi novela Amor y Pedagogía, he 193 Ibid., pp. 487-488.
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los opresores”206. Esta es la locura que la de Don Quijote y Sancho. Aquí vuelve a justificar
humanidad necesita. A imitación de Cristo, su “culto al quijotismo como religión
en este nuevo mesianismo simbólico, don nacional”; al quijotismo del caballero andante
Quijote resucitará en la humanidad, en que no murió ni se convirtió ni se volvió
Sancho, y como en una heterodoxa Santa cuerdo, que poco tiene que ver con
Trinidad, Dulcinea estrechará contra su Cervantes y mucho con lo que Unamuno
pecho a Don Quijote y Sancho y los hará uno descubre en el texto: una filosofía nacional,
solo207. espiritualista y mesiánica, así como una
norma de vida para alcanzar la inmortalidad,
Unamuno ha convertido a don Quijote en su construyéndose un don Quijote interior
doble trascendente, su modelo de conducta y donde el alma sea campo de batalla. La
su esperanza de inmortalidad. Este tragedia simbolizada por el caballero andante
mesianismo se enriquece con el ensayo lírico se concreta en una lucha entre fe y razón,
“El sepulcro de Don Quijote”, publicado en religión y ciencia, en la que, para el autor
La España Moderna en febrero de 1906 e vasco, don Quijote pelea contra la Edad
incorporado al frente de la Vida de Don Moderna del racionalismo desubstanciado210.
Quijote y Sancho a partir de su segunda edición.
En este texto con forma de epístola, El propio Unamuno clamaría en el desierto
Unamuno establece la nueva religión del como el caballero andante en su destierro
quijotismo, cuyo fundador y profeta fue don durante la dictadura de Primo de Rivera, al
Quijote, y propone “intentar la santa cruzada cual marchó acompañado de un ejemplar del
de ir a rescatar el sepulcro del Caballero de la Quijote, que le serviría de inspiración, aliento
Locura del poder de los hidalgos de la y ejemplo de rebeldía, como bien consta en
Razón”, quienes “lo guardan para que el diversas composiciones de su Cancionero.
Caballero no resucite”208. Para emprenderla,
basta tener fe, pasión vital y el valor de saber 4. - MAEZTU: DON QUIJOTE,
afrontar el ridículo. El texto acaba con un HÉROE NACIONAL. DEL OCASO AL
salto cualitativo. Si atrevido y difícil era el CONSUELO
intento de rescatar el sepulcro de don
Quijote, más lo es lo que propone el amigo
del narrador: “Debemos ir a buscar el La valoración que Ramiro de Maeztu hace del
sepulcro de Dios y rescatarlo de creyentes e Quijote se enmarca en la guerra literaria
incrédulos, de ateos y deístas, que lo ocupan, modernista por la conquista del campo
y esperar allí, dando voces de suprema literario, y en su programa vitalista de raíz
desesperación, derritiendo el corazón en nietzscheana: “ver la verdad por la óptica del
lágrimas, a que Dios resucite y nos salve de la artista, pero el arte por la óptica de la
nada”209. vida”211. Desde esta concepción pragmática,
la literatura, como vehículo ideológico a la
La conclusión de su ensayo Del
par que artístico, tiene que estar al servicio de
sentimiento trágico de la vida, titulada “Don
la vida, según la situación histórica de una
Quijote en la tragicomedia europea
sociedad determinada. Partiendo de estas
contemporánea”, es una síntesis actualizada
premisas, el Quijote es un mal ejemplo para la
de lo que Unamuno había expuesto en Vida
206 Ibid., pp. 508-509. 210 M. de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida,
207 Ibid., p. 515. Madrid, Aguilar, 1987, p. 297.
208 Ibid., p. 142. 211 R. de Maeztu, “Mi programa”, Electra, 1 (16 de
209 Ibid., p. 153. marzo de 1901).
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Alma Española (13 de diciembre de 1903), 3. Don Quijote”, España (28 de noviembre de 1904).
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que se recoge a descansar después de haber del quijotismo”, Los Lunes de El Imparcial (12 de
realizado su obra en el mundo”218. Pero don diciembre de 1903), en Obras Completas, ed. cit., V,
p. 731.
222 R. de Maeztu, Don Quijote o el amor, ed. cit., p.
217 R. de Maeztu, Don Quijote o el amor, Salamanca, 102.
Anaya, 1964, p. 47. 223 Ibid., pp. 99 y 103.
218 Ibid., p. 49. 224 Ibid., p. 94.
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230 Vid. J. Ortega y Gasset, “Azorín: primores de 232 Azorín, “Cervantes y sus coetáneos”, Clásicos y
lo vulgar”, Meditaciones sobre la literatura y el arte (La modernos, en Obras escogidas, II, p. 901.
manera española de ver las cosas). Ed. de E. I. Fox, 233 Vid. Azorín, “Al margen del Quijote”, Al margen
Madrid, Castalia, 1987, pp. 307-349. de los clásicos: “Hoy, en nuestra vida moderna, al
231 Azorín, “Nuevo prefacio”, Lecturas españolas, en cabo de tres siglos, experimentamos una
Obras escogidas, II. Ensayos, Madrid, Espasa-Calpe, sensación análoga a ésta de don Quijote”, Con
1998, p. 698. Cervantes, Madrid, Espasa-Calpe, 1968, p. 34.
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Madrid, CIAP, 1931; cito por Obras escogidas, III, pudiera revivir la emoción que otra persona
ed. cit., p. 286. tuvo en ese mismo sitio siglos antes. Este
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literarios, en Obras escogidas, II, ed. cit., p. 1023. escogidas, III, ed. cit., p. 1317.
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sencillez, limpieza, diafanidad”243), que autor, el Quijote es ante todo “un libro de
Azorín localiza principalmente en la segunda independencia” y de “afirmación de la
parte del Quijote, cuando “Cervantes se personalidad”, tanto de la de su protagonista
abandona en la vida y en el estilo”244, y “el como la de su autor252.
sentido de lo concreto”, la capacidad de
reproducir la realidad, que da “una vida
profunda” a sus creaciones245.
6. – CONCLUSIONES
En tercer lugar, el sentido del tiempo; Azorín
insiste en que “todo es tiempo en
Cervantes”246, en que su obra se funda “en el La reinterpretación del Quijote en el período
concepto de tiempo”247, y ello se concreta en de entresiglos es bien indicativa de la creación
“la intensa emoción en que condensa tardía de un nacionalismo liberal en un
prodigiosamente el tiempo”248. Estos momento de crisis y decadencia, donde la
instantes congelados son, para Martínez Ruiz, literatura propia se convierte en campo de
“los momentos que forman, con su batalla y objeto de interpretación de las
brevedad, con su fugacidad, la trama esencias patrias253. Ello se produce tanto por
consistente de la vida” y “el Quijote está lleno la fuerte participación periodística y
de esos momentos ideales […] ensayística de los escritores que he analizado
independientemente de la acción”, en los que en los debates de su tiempo, como por su
“la vitalidad es profunda” y comunican “una esfuerzo por encontrar, a través de su
sensación de reposo”249. Azorín atribuye a creación, no solo su propio lugar literario,
Cervantes la recreación simbolista del sino también la de su misma nación,
instante de eternidad, perspectiva de acudiendo para ello a las letras más
serenidad atemporal en la que Martínez Ruiz significativas de su pasado. Estas
encuentra la clave del Quijote. Esta idea del coordenadas son las que permiten realizar sus
tiempo tiene otras consecuencias: para singulares interpretaciones sobre la magna
Azorín, Cervantes es “fértil en aventuras” y obra de Cervantes a Unamuno (el quijotismo
“hondo en el análisis psicológico”250, del como religión nacional), Maeztu (Don
mismo modo que don Quijote es a la vez un Quijote como símbolo de la fe y del amor) y
hombre de acción y de reflexión, de “fantasía Azorín (el sinfronismo como particular estético
y meditación”251. Finalmente, para nuestro de la recepción y la correspondencia
emocional de paisaje, tiempo y espíritu),
243 Azorín, “Cervantes en el Persiles”, Al margen de identificando personaje y nación con una
los clásicos, en Con Cervantes, ed. cit., p. 42. intensa y apasionada originalidad que no se
244 Azorín, “Corregir el estilo”, Con permiso de los
volverá a repetir en tiempos posteriores.
cervantistas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1948, p.
117.
245 Azorín, “Cervantes, moderador”, ibid., p. 98.
246 Azorín, “Epílogo, si se quiere”, Con Cervantes,
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