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DIOS DE TODA CONSOLACIÓN


¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?

José María Armesto Caldeiro

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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VALE LA PENA EL DOLOR PARA ALCANZAR EL AMOR

"¿Por qué debe haber tanto dolor en el amor?", preguntó en su


pena. "¿Dónde está y el gozo en el amor? No es de extrañar que
algunos se vuelvan de corazón duro y amargo, negándose a dar
su corazón a otro por miedo al dolor!"

"Es difícil, ciertamente", dije, "pero la sabiduría divina nos dice


que vale la pena el dolor para alcanzar el amor. Esta verdad
rara vez se ve durante el tiempo doloroso, pero esto es sólo
porque el final de las cosas se oculta más allá de la siguiente
colina. Si tenemos el coraje de seguir caminando, veremos
todas las cosas como Dios las ve. Y entonces el amor convertirá
el duelo en gozo".

Dr. Stephen E. Jones

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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Índice

1. La quietud nos calma para poder oír

2. “Yo estaré contigo”, dice el Señor

3. Es de justicia que el Padre Dios nos sustente

4. ¡Hay plenitud en la Tierra de los vivientes!

5. El fruto de la justicia: la paz

6. Acontecerá en aquel tiempo …, de Reposo

7. Anestésico de gozo: venciendo el dolor más profundo

8. Algunos buenos libros que le ayudarán

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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1- La quietud nos calma para poder oír

Hoy recibíamos este mensaje de una hermana en una red social:

“Hola hermano estoy pasando una prueba muy dura. Me


agradaría recibir de algún hermano en la fe una palabra de
aliento, pero por aquí escasea la buena palabra.
Bendiciones”.

Esta es la respuesta que hacemos pública por si a algún otro le


puede ser de ayuda:

Amada hermana:

Lo primero decirle que nos condolemos con usted y que hace muy
bien en buscar aliento. Reconocer nuestra necesidad es una
humillación que Dios no tardará en honrar, pues quien se humilla
será ensalzado.

Por otra parte, las palabras de consolación no escasean en ningún


momento ni en ningún lado y menos ahora, porque gracias a
Internet tenemos acceso a infinidad de mensajes y libros al
respecto y el Espíritu Santo está siempre a nuestro lado para
orientarnos si se lo pedimos. No creemos tener mejor respuesta
que otros a las tribulaciones, pero añadiremos nuestro aporte por si
sirviera de algo a alguien.

No es fácil ni agradable sufrir, aunque Don Sufrimiento es un


visitante, que todo hijo de Dios que se precie recibirá en su vida;
una y, muy probablemente, muchas veces. Por otra parte, no existe
consuelo simple para quien está atravesando el valle de lágrimas o
el de sombra de muerte; sin embargo Dios dice en Su Palabra que
los que ya pasaron por algunos de esos valles, pueden consolar a
los demás con la consolación con la que ellos fueron consolados:
¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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2 Cor. 1:3-7: 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor


Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda
consolación, 4 el cual nos consuela en todas nuestras
tribulaciones, para que nosotros podamos consolar a los
que están en cualquier tribulación, por medio de la
consolación con que nosotros mismos somos
consolados por Dios. 5 Porque de la manera que abundan
en nosotros los padecimientos de Cristo, así abunda también
por medio de Cristo nuestra consolación. 6 Ahora bien, si
somos atribulados, es para vuestra consolación y
salvación; o si somos consolados, es para vuestra
consolación y salvación, la cual se va efectuando al
soportar los mismos padecimientos que nosotros
también padecemos. 7 Y nuestra esperanza respecto de
vosotros es firme, pues sabemos que así como sois
compañeros en los sufrimientos, también lo sois en la
consolación.

Bueno, estos pocos versículos nos dicen muchas cosas. Entre ellas
que una de las especialidades de nuestro buen Dios es dar
consuelo a Sus hijos cuando atraviesan pruebas porque ¡es el
maravilloso Dios de toda consolación! Diez veces se repite la
palabra consolación en el pasaje y, siendo diez el número del orden
divino, podemos deducir que Dios restaura el orden para los que
sufiendo le buscan a Él.

Dice que Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones, no solo


en algunas; es decir, consuelo hay, pero deberemos buscarlo en Él,
en Su Palabra y, también, en los hermanos que salieron victoriosos
tras haber superado duras pruebas pueden ayudarnos por
experiencia. No la busque en aquellos cuyas vidas no muestran el
fruto en el árbol. ¿Quién mejor que nuestro Señor, Varón de
Dolores y experimentado en quebranto? (Is. 53:3)

A tenor de lo anterior, hermana, podemos decirle que usted va a ser


consolada con seguridad, en Su tiempo, con el objeto de que pueda
ser útil para consolar a otros. Su sufrimiento tiene varios porqués, y
uno de ellos es ese: que pueda consolar a otros que vendrán por
detrás de usted.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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Dice que somos atribulados o consolados para la consolación y


salvación de otros. Claramente esta salvación no se trata de la
salvación de nuestro espíritu, suponiendo que ya fuimos justificados
o salvos, sino de la salvación de nuestra alma. Es para que seamos
perfeccionados o madurados al punto de alcanzar la victoria;
victoria que se logra por soportar los mismos padecimientos que
otros ya han padecido (1 Corintios 10:13 no os ha sobrevenido
ninguna tentación que no sea humana) . Le animará pensar que su
sufrimiento no será estéril, sino que redundará en la salvación de su
alma y ayudará a otros (Hch. 14:22; Luc. 21:19).

1ª Ped. 4:12 Amados, no os sorprendáis de la hoguera que


ha prendido en medio de vosotros para probaros, como si os
aconteciese alguna cosa extraña, 13 sino gozaos por
cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo,
para que también en la revelación de su gloria os gocéis
con gran alegría.

2Ti 2:12 Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le


negamos, él también nos negará.

En cierta ocasión que estábamos soportando una prueba de fuerte


presión en el trabajo ministerial, un hermano, lejos de disuadirnos o
pasarnos la mano por el lomo, nos dijo, “absorbe la presión, no la
traslades ni a mí ni a otros”. Esta recomendación paradójicamente
nos animó a asumir nuestra propia cuota de presión. Así mismo,
Pedro nos llama a soportar y a gozarnos. No le ocurre nada extraño
ni que no sea humano, hermana; lo que sí que sería extraño es que
no tuviera que sufrir. Todos los hijos son disciplinados, los
bastardos no y usted está teniendo una evidente prueba del interés
de Su Padre en su persona (trataremos de la disciplina de los hijos
en otra parte). ¡Anímese pues, el Señor pudiera estar usándola
para sufrir vicariamente por otros! (Col. 1:24). ¡Gócese! tal vez esté
siendo invitada a formar parte de Sus hijos vencedores, ¡que serán
manifestados con Él en gloria y reinarán con Él! ¡Eso no es para
todos en la Iglesia, sólo para los vencedores!

En cierta ocasión que estábamos soportando

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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una prueba de fuerte presión


en el trabajo ministerial, un hermano,
lejos de disuadirnos o pasarnos la mano
por el lomo, nos dijo,
“absorbe la presión, no la traslades ni a mí ni a otros” .

También nos dice que son sufrimientos que otros ya han padecido.
No se va a morir (salvo que sea una prueba de salud y Dios haya
determinado que así sea y pueda glorificarle a través de esa
muerte), ¡Dios está en perfecto control y nada puede llegar a Su
vida, que Él no haya medido especialmente para usted! Llega el
momento en que todos tenemos que decidir ir al altar, o como un
cerdo que chilla o como un cordero que no abre su boca. En cierta
ocasión, cuando gradualmente estábamos saliendo de nuestro
paroxismo de sufrimiento e impacientes por deshacernos de él, un
hermano nos aconsejó: “muerde la bala”. Está bien, reconocemos
que hay veces que no podremos ni alabar ni agradecer, pero en
toda situación si podremos callar, soportar, esperar … un poquito
más y el que ha de venir vendrá, no tardará (Heb. 10:37).

Is. 30:15 (a) Porque así dijo Yahweh el Señor, el Santo de


Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud
y en confianza será vuestra fortaleza.

cuando gradualmente estábamos


saliendo de nuestro paroxismo de sufrimiento
e impacientes por deshacernos de él,
un hermano nos aconsejó: “muerde la bala”.

Nuestra fortaleza y paz vienen cuando exteriormente


descansamos y reposamos; mientras por dentro estamos calmos
y confiados. La quietud, aunque la tierra sea removida y se
traspasen los montes al corazón del mar (Sal. 46:2,10), se lleva el

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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temor, que es incredulidad, lo opuesto a la fe o confianza. La


quietud es el antídoto al temor y cuando lo aplicamos se establece
la paz. El Salmo 46:10 (Estad quietos y conoced que yo soy Dios),
ha sido nuestro versículo lema ya por 20 ó 21 años; pero sólo en
este año en curso nos dimos cuenta que su última parte (Seré
exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra) está
relacionada con el tiempo kairos o sazón de Dios que nos toca vivir,
que es la transición entre la ya terminada Edad de Pentecostés y el
próximo derramamiento de la doble porción o plenitud, que
inaugurará la Edad de Tabernáculos. Sólo los vencedores reinarán
con el Señor en estos mil años; pero no puede haber vencedores si
no hay nada que vencer.

La quietud es el antídoto al temor


y cuando lo aplicamos se establece la paz.

no puede haber vencedores


si no hay nada que vencer.

¿Recuerda las no tan antiguas lavadoras de turbina? Se acordará


que cuando se apagaba la lavadora la turbina o fuerza externa que
movía el agua dejaba de girar, el agua aún continuaba haciéndolo
por unos segundos. Así es con nosotros, cuando procuramos cesar
en nuestra actividad anímica e incluso física, nuestra alma tiende
hacia el sosiego. No se agite, descanse y repose, deje de maquinar
y apueste solo a la carta del milagro. Encomiéndele a Él su caso,
confíe en Él y Él hará (Sal. 37:5). ¡El hará! No usted.

Entrar a este estado de reposo y confianza en Dios es primordial,


pues mientras su mente esté turbada no podrá escuchar la voz de
Dios, susurrándole la solución o mostrandole el camino de salida de
su prueba. Sólo en las tres eses, silencio, soledad y sosiego,
podemos escuchar el susurro o silbo apacible y delicado que nos
calma (1º Reyes 19:12).

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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Sólo en las tres eses,


silencio, soledad y sosiego,
podemos escuchar el susurro o silbo
apacible y delicado que nos calma.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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2- "Yo estaré contigo", dice el Señor

El sufrimiento nos visita con diferentes atuendos; se disfraza de


problemas financieros o laborales; problemas de salud, incluso
enfermedades terminales; accidentes; problemas afectivo-
emocionales, como divorcios e infidelidades; en forma de
depresiones; enemistades; odio, rencor, amargura, ... En fin,
podríamos resumir que toca las áreas de salud, financiera y
afectiva.

Dios permitirá que seamos tratados en todas o alguna de ellas;


principalmente en aquello que sea un ídolo en nuestras vidas. Un
ídolo es aquello en lo que pensamos más o en lo que pensamos
demasiado; es decir, algo que amamos más que a Dios; algo que
se interpone impidiéndonos la perfecta obediencia en nuestro
seguimiento a Cristo; sea un cónyuge o un novio, un hijo, dinero,
adicción ... Sí, a veces incluso un cónyuge o un hijo pueden ser ese
ídolo que tiene que ser derribado, porque nos retiene de poder
seguir a Cristo cabalmente, ¡y tiene que ser echado abajo! Los
afectos naturales son los ídolos que más nos cuesta vencer, pues
cónyuges e hijos, desgraciadamente suelen estar por encima del
amor al Señor y nos coartan de una entrega plena a Él.

Un ídolo es aquello en lo que pensamos más


o en lo que pensamos demasiado;
es decir, algo que amamos más que a Dios.

Mateo 19:29 Y cualquiera que haya dejado casas, o


hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o
tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la
vida eterna.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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Mientras el ídolo permanezca estaremos viviendo de manera


esquizofrénica, con el corazón dividido, en doblez de ánimo o
intención, pues no podemos servir a dos señores (Mat. 6:24).

Si es el dinero nuestro principal estorbo, Dios nos llevará en un


proceso de desasimiento, tal vez permitiéndonos descender al
nivel de la pura subsistencia, del pan necesario, dejándonos perder
trabajo o casas o carros o cualquier tipo de bien patrimonial. ¡Pero
Dios conoce hasta el último grano de arroz que tenemos en nuestra
alacena! Seremos mantenidos bien abajo hasta que aprendamos la
lección de la dependencia, que viene por ver Su milagrosa mano
proveedora actuar una y otra vez supliéndonos y, si fuera
necesario, usando a los hermanos o a quien quiera para hacerlo.
Necesitamos ser humildes para recibir y vencer nuestra
“suficiencia”. ¡Es más fácil dar que tener que recibir! No podemos
conocer al Dios proveedor hasta que somos despojados. No
podemos conocer al Dios sanador hasta que enfermamos y
experimentamos una sanación. No podemos comprobar la
suficiencia de Dios, hasta que sufrimos una pérdida emocional
grave.

Después de aprendidas estas lecciones estaremos listos y libres


para relacionarnos. Seremos insobornables en lo económico y
no estaremos continuamente pensando que necesitamos esto o
aquello. Recuerde que si Dios no se lo da es que no lo necesita, por
mucho que usted diga que si. Podremos adentrarnos en relaciones
afectivas, porque estaremos llenos para entrar a ellas a dar, no
como sanguijuelas que todo el tiempo dicen ¡dame, dame!
¡necesito, necesito! (Proverbios 30:15). No buscaremos que un
padre, un cónyuge o un hijo llenen nuestras necesidades afectivas,
porque Dios ya las colma, y las relaciones que vengan sólo serán
complementos que recibiremos con gozo, pero sin ataduras, pues
ya no nos restringirán frente al Señor.

Podremos adentrarnos en relaciones afectivas,


porque estaremos llenos para entrar a ellas a dar,
no como sanguijuelas que todo el tiempo dicen
¡dame, dame! ¡necesito, necesito!

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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Buscaremos antes a Dios que a los médicos (2 Crónicas 16:12) y


soportaremos muchas cosas sin tener que ir corriendo a echar
mano de la pastilla. No nos la pasaremos diciendo “me duele aquí,
me duele allá ...” (2º Crónicas 16:12). El contentamiento nos
presidirá y la paz de Dios será el árbitro en nuestros corazones y
no las cosas externas o los afectos humanos (1ª Timoteo 6:6;
Colosenses 3:15). Estaremos buscando el Reino de Dios y su
justicia y todas las demás cosas nos serán añadidas, ¡Sus
bendiciones nos alcanzarán sin que tengamos necesidad de estar
corriendo tras ellas! (Mateo 6:33; Deuteronomio 28:2). Solamente
caminaremos por la alfombra roja de Dios, en la que Sus obras
están preparadas de antemano para que andemos en ellas, según
Él nos la vaya desenrollando, un paso a la vez (Efesios 2:10).

Buscaremos antes a Dios que a los médicos


y soportaremos muchas cosas
sin tener que ir corriendo a echar mano de la pastilla.
No nos la pasaremos diciendo
“me duele aquí, me duele allá ...”

Decía San Juan de la Cruz, “¿qué sabe quien no ha sufrido?”.


Bendito sufrimiento pues. Solo los experimentados en quebranto
tienen la auténtica sabiduría de la vida, que viene por el
conocimiento y experimentación reales de Dios. Es un auténtico
milagro que nosotros podamos convenir en esto, pues cuando
sufríamos intensamente lo que hacíamos más bien es quejarnos y
gritarle a Dios (le invitamos a hacerlo sin tapujos, David lo hacía, no
actuaba con hipocresía frente a Dios) y queríamos más bien
agarrarlo por el cuello. Le gritábamos a Dios, “¡Para, no aguanto
más! ¡este sufrimiento me está haciendo aborrecerte, más que
amarte! ¡Mejor quítame la vida!”. Sí, estas y otras lindezas le
prodigábamos. Para ser sinceros, todavía no estamos listos para
amar el sufrimiento, pero al mirar atrás al menos si podemos darle a
gracias a Dios por lo qué ha hecho en nuestras vidas. Algunos
dicen que volverían a pasar por ello una y mil veces, a nosotros
todavía nos asusta lo que tuvimos que pasar y sólo nos atrevemos

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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a orar, con nuestra boca pequeña, “Señor haz lo que tengas que
hacer, cumple tu propósito en mí, pero condúceme con seguridad
para que no tenga temor (Salmos 78:53 )”.

“¿Qué sabe quien no ha sufrido?”


(San Juan de la Cruz)

Cuando ya no sea necesario, el sufrimiento, cual aguijón para


mortificación de la carne, nos será quitado. Mientras fragua en
cemento (concreto) el encofrado ha de permanecer, de lo contrario
el cemento se derramaría. El pastel saldrá del horno para poder ser
desmoldado sólo cuando esté hecho. Mientras haya combustible el
fuego continuará, y en nuestro caso el combustible para el altar es
nuestra carnalidad. El holocausto deberá ser completamente
quemado.

Mirando hacia atrás podemos regocijarnos de que nuestra cárcel,


como la de José, siempre fue una cárcel de los presos del rey,
una cárcel con ciertas comodidades y “barrotes de oro” (Génesis
39:20). El Padre siempre nos concede algún que otro mimo para
poder soportar (1 Corintios 10:13). Además, al final de la prueba
siempre nos espera un oasis, un lugar espacioso donde poder
tomar resuello.

Como Sadrac, Mesac y Abeb-Nego saldremos sin olor a humo de


nuestro horno calentado siete veces, después de haber podido ver
allí junto a nosotros a Uno como el Hijo de los Dioses y esto luego
será evidente a quienes nos rodeen (Daniel 3:12 ...). Con Job
podremos decir, “de oídas te había oído, pero ahora mis ojos te
ven” (Job 42:5). Job al principio de su prueba se sometió, “En todo
esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” (Job
1:22), pero cuando la prueba continuó, y continuó, y continuó, …,
¡la cosa cambió! y Job se quejaba y argumentaba contra Dios. Sí, él
era de nuestra misma pasta, pero al final del túnel vio la luz.

Cuando ya no sea necesario, el sufrimiento,

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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cual aguijón para mortificación de la carne,


nos será quitado.

¿La respuesta a quienes están sufriendo, a quienes todavía no son


sanados, a quienes esperan una salida a su tormento?

“YO estaré contigo”.

“Lo que te ocurre de Mí procede”, dice el Señor (Véase:


http://txemarmesto.blogspot.com.es/2010/11/lo-que-te-ocurre-
procede-de-mi.html). Nada puede tocarnos que no haya sido
permitido y sopesado previamente por nuestro amoroso Padre;
absolutamente nada ocurre por casualidad, sino por causalidad, en
la vida de uno de Sus hijos.

¿La respuesta a quienes están sufriendo ...?


“YO estaré contigo".

"Lo que te ocurre de Mí procede”,


dice el Señor.

Teresita de Lisieux, sufridora destacada, recibió esta palabra en


cierta ocasión:

“Para los que tienen fe como un grano de mostaza Dios hace


un milagro, pero a Sus amigos íntimos (como Marta y María)
prueba su fe”.

Seamos valientes y oremos como hacía Watchman Nee: “Padre, no


rebajes el listón que colocaste para Mí, espera un poco y con tu

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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gracia yo me someteré”. Padre danos la confianza para dejarte


dormir en medio de la tormenta, pero si el temor nos vence y
gritamos para que nos socorras, calma la tempestad. Si nos
hundimos mientras vamos hacia Ti caminando sobre el agua, por
mirar indebidamente hacia las olas, toma nuestra mano al oír
nuestro clamor.

Padre danos la confianza para dejarte dormir


en medio de la tormenta,
pero si el temor nos vence y gritamos para que nos
socorras, calma la tempestad.

En cierta ocasión el Señor nos habló a nosotros a modo de una


imagen mental:

“La vida del cristiano no es cruzar el cable como el


funambulista, sino vivir en el cable (como si fuera lo más
normal y sin ningún temor)”.

¡Bienvenidos a la bendita seguridad de la inseguridad! ¡Alabado


sea Su santo nombre!

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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3- Es de justicia que el Padre Dios nos sustente

Isaías 43:2
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los
ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te
quemarás, ni la llama arderá en ti.

Isaías 41:10
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque
yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré,
siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Los textos anteriores nos fueron dados, junto con Romanos capítulo
8, como rhema (palabra viviente) de compañía, fortalecimiento y
consuelo para pasar la gran prueba que nos llevaría a la postración
o rendición y al posterior cruce del Jordán. En una conferencia de
hombres en Madrid, el pastor Enrique Bremer, de Tijuana-México,
recomendó memorizar todo el capítulo 8 de Romanos de principio a
fin y, a la inversa, de fin a principio, para afrontar la prueba.
Sentimos en aquel momento por el Espíritu, en su predicación
sobre el río de Ezequiel 47, que para nosotros el agua pronto
llegaría al nivel en que ya no haríamos pie y seríamos arrastrados,
perdiendo todo control de las circunstancias de nuestra vida. La
Palabra es viva y eficaz y produce efectos. Seguimos su
recomendación y memorizamos ese capítulo del derecho y del
revés y, aunque no sentíamos como que estaba ayudándonos en
aquellos oscuros momentos, la verdad es que después pudimos
apreciar que efectivamente fue un fuerte sostén.

La Escritura es más viva y eficaz aún cuando el Espíritu nos la


disecciona en porciones, frases o palabras, para que la
comprendamos mejor y nos penetre a cabalidad. Hagamos esto,
pues, con esos dos versículos anteriores:

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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“Cuando pases”:

No hay duda alguna de que pasaremos por tribulación. El texto no


dice que algunos pasarán o que puede que no tengamos que
hacerlo. No, no hay escapatoria posible. Don Sufrimiento le visitará
en el tiempo o tiempos que Dios haya determinado; así que
prepárese para lo peor, espere lo mejor y sométase a lo que le
llegue.

No, no hay escapatoria posible.


Don Sufrimiento le visitará en el tiempo o tiempos
que Dios haya determinado;
así que prepárese para lo peor,
espere lo mejor y sométase a lo que le llegue.

“Por las aguas …, por los ríos ..., por el fuego ...”:

Esto nos sugiere diversas pruebas, como nos dicen Pedro y


Santiago (Santiago 1:2, 1 Pedro 1:6) y además un crescendo o
graduación en la intensidad. Vendrán las pruebas varias o diversas
y con una intensidad cada vez mayor, hasta quebrarnos y dejarnos
rengos como quedó Jacob en Peniel, su colofón de
quebrantamiento. De ahí en adelante renguearemos
espiritualmente, pues habremos perdido nuestra autosuficiencia
quedando rotos por dentro. Será como tomar una galleta “María”
romperla por la mitad y volver a juntar ambas mitades. Parecerá la
misma galleta, pero nunca será igual.

Peniel, su colofón de quebrantamiento.


De ahí en adelante renguearemos espiritualmente,
pues habremos perdido nuestra autosuficiencia
quedando rotos por dentro

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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Pero Santiago igualmente nos dice, que al final de la prueba nos


aguarda la corona de vida. Entendemos que esa corona es la vida
abundante que el Cristo formado en nosotros nos da, la vida
victoriosa, el shalom o reposo de Dios; en recompensa por haberle
amado, siguiéndolo, soportando, permaneciendo, obedeciendo;
porque obedecer es amar.

Obedecer es amar.

Santiago 1:12 Bienaventurado el varón que soporta la


tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá
la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.

Juan 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi


palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y
haremos morada con él.

“Yo estaré contigo”:

Se nos asegura que pasaremos, pero, ¡aleluya!, el buen Dios nunca


nos deja solos. Como dijimos en la parte dos, Su respuesta al
sufrimiento es que estará muy cerca de nosotros. ¡Tan cerca como
nuestro propio aliento! Tan a nuestro lado que nunca le sentiremos
tan nítidamente y tan cerca como cuando estábamos en medio de
las pruebas.

El sufrimiento hace a la presencia de Dios lo que la oscuridad a la


luz, que cuanto más negra se pone, más brilla. ¡Y Dios es Luz! En
el momento más oscuro de la noche es cuando más brillan las
estrellas. Es en la nada cuando encontramos el Todo; cuando todo
lo demás nos es quitado queda Él y entonces le podemos ver;
como dijo Job, “¡De oídas te había oído, mas ahora mis ojos te
ven!” (Job 42:5). Al llegar al borde de anhelar las algarrobas de los
cerdos, es cuando el hijo pródigo volvió en sí y, recuperando la
cordura, pudo tomar el camino de regreso a la casa del Padre
(Lucas 15:17). ¡Oh gran paradoja! en el paroxismo del dolor es
cuando el manantial del gozo comienza a brotar. Quebrado el vaso

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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de alabastro, que es nuestra alma o vida anímica, deja que el


perfume de nardo puro encerrado, que es nuestro espíritu-Espíritu,
se derrame y llene toda la casa y todos lo puedan oler.

El sufrimiento hace a la presencia de Dios


lo que la oscuridad a la luz,
que cuanto más negra se pone, más brilla.
¡Y Dios es Luz!

En el momento más oscuro de la noche


es cuando más brillan las estrellas.

Es en la nada cuando encontramos el Todo

¡oh gran paradoja!


en el paroxismo del dolor
es cuando el manantial del gozo comienza a brotar

Marcos 14:3 Pero estando él en Betania, en casa de Simón el


leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de
alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y
quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su
cabeza.

Juan 12:3 Entonces María tomó una libra de perfume de


nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los
enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del
perfume.

Sí, Él estará con usted para que no se ahogue, ni el fuego de la


prueba le pueda quemar, ni por fuera ni por dentro; sino que será

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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como la zarza ardiente de Moisés que no se consumía. Saldrá de


allí como oro fino, maduro, crecido en fe, en confianza y fortalecido.

Pasemos ahora al segundo de nuestros textos.

“No temas, … no desmayes, ...”:

El temor es lo opuesto a la fe, es incredulidad. La Palabra de Dios


nos exhorta innumerables veces a no temer. La clave para no temer
es el perfecto amor, la perfecta obediencia (1 Juan 4:18);
descansando en Él tenemos paz. También nos anima a perseverar,
a no tirar la toalla, a seguir un pasito más. Es cuestión de
adentrarse lo bastante en la confianza en Él, para que nos sea más
difícil volvernos atrás de ese desierto o prueba, que seguir
avanzando hasta salir de él. Que su éxodo personal no sea a un día
ni a dos de Egipto, sino a tres; para que lo pierda de vista y no
pueda ser tentado a regresar (Éxodo 3:18).

La clave para no temer es el perfecto amor,


la perfecta obediencia

Se nos dan un par de razones para no temer y no desmayar. La


primera, nuevamente, es “yo estoy contigo”; la segunda, “yo soy tu
Dios que te esfuerzo”.

No es cualquiera quien lo acompaña; es Dios y es SU Dios


personal. Le conoce tan bien que Él le diseñó desde el vientre de
su madre e incluso desde antes de la fundación del mundo. ¡Un
Dios tan grande y tan cercano! ¿No es maravilloso? Será cuidado
por su Dios y Él promete esforzarlo. Sí, le dará la gracia que
necesite para no desmayar.

Isaías 40:31

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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pero los que esperan a Yahweh tendrán nuevas fuerzas;


levantarán alas como las águilas; correrán, y no se
cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

“Siempre te ayudaré, siempre te sustentaré ...”:

Siempre, siempre; a usted, sí a usted. Que la cosa se repita dos


veces, dijo José, es señal de que el asunto es firme y que Dios se
apresura a hacerla (Génesis 41:32). ¡Ánimo! Porque “aún poquito y
el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Hebreos 10:37).

¿Cómo lo va hacer? El Señor cuando nos habló con este texto nos
hizo entender que Él no lo hace sólo por amor o misericordia para
con Sus hijos. Dice que lo hará con la diestra de Su justicia. Es
decir, si Él no se cuidara de usted, Su hijo, habiendo prometido
hacerlo, sería un Dios injusto. ¡Su sustento está asegurado por la
justicia de Dios! ¿No le ayuda esto a confiar y a descansar? Seguro
que al menos un poco de alivio le traerá, como lo hizo con nosotros.

Sí, la justicia de Dios es una buena póliza de seguro, sin duda, la


mejor …

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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4- ¡Hay plenitud en la Tierra de los vivientes!

¿Qué tal si ahora nos ocupamos de las tribulaciones que Dios


consiente en nuestra vida para traernos al arrepentimiento?

En nuestra personal gran tribulación hubo momentos en que


sentíamos a Dios como un muy fuerte y temible enemigo. Nosotros
nos lo imaginábamos así:

El Señor pasaba frente a una serie de personas. A la primera


la dio un fuerte abrazo; a la segunda una palmadita en la
espalda; a la tercera le estrechó la mano; a la cuarta una
cálida sonrisa; a la quinta le prodigó indiferencia y a la última
un bofetón.

¿Con quién de ellos piensan que nos identificábamos nosotros? Sí,


acertaron. ¡Con el último de la fila! Así es Satanás; en medio de las
tormentas de la vida nos susurra que Dios no nos ama, que es muy
duro y exigente, imposible contentar o aún de satisfacer; que nunca
conseguirá que cambiemos y alcancemos la victoria; y, lo peor de
todo, que nos desprecia o golpea por gusto. Trata de llevarnos al
punto de pensar que nuestra prueba o desprecio no acabará nunca
y que en esta Tierra todo es dolor y sufrimiento. Nosotros
pensábamos y le decíamos a Dios que ese duro trato estaba
haciendo que nos amargáramos y le aborreciéramos y que ¿cómo
podríamos esperar algo mejor después de la muerte sin haber
experimentado la más mínima felicidad o consuelo aquí en la
Tierra?

¡Qué desvarío, qué locura, permitirnos pensamientos así contra un


Dios bueno y fiel! Acariciar y justificar estos pensamientos por
causa del dolor, del desánimo, de la impotencia, de la severa
depresión, … , no disminuye nuestra culpa. Pero el Padre entiende
y aguarda. Él nos pondrá la “vacuna” para nuestra salud espiritual
por mucho que pataleemos, lloremos y gritemos.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
23

Una severa, profunda y continua depresión o asedio satánico, de tal


vez siete o más años, hacía que nuestra cabeza pareciera una
estufa. ¿Han visto las ondas del calor en el aire que despide una
estufa? Ese fue nuestro estado continuo durante tanto tiempo y, en
medio de esa depresión, prueba tras prueba, tras prueba, tras
prueba, …, hasta el mismo borde de la esquizofrenia.

Él nos pondrá la “vacuna”


para nuestra salud espiritual por mucho
que pataleemos, lloremos y gritemos.

Salmos 40:1 Pacientemente esperé a Yahweh, Y se inclinó a


mí, y oyó mi clamor.

Salmos 40:2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación,


del lodo cenagoso …

¿Se han sentido alguna vez como un burro en una noria


persiguiendo el cebo de una zanahoria, que nunca consigue
alcanzar? “¡El Dios de las Zanahorias!”, le llamábamos, porque
pensábamos que nos embaucaba con promesas bíblicas que nunca
podríamos alcanzar; porque siempre que creíamos haber llegado,
en lugar de lo esperado venía una nueva promesa bíblica. Así de
bien juzgábamos a nuestro amoroso y tierno Dios, cegados por la
oscura y larga noche del alma.

Jueces 16:21 Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron


los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para
que moliese en la cárcel.

Jueces 16:25 Y aconteció que cuando sintieron alegría en su


corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y
llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante
de ellos; y lo pusieron entre las columnas.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
24

El Padre bueno y paciente, conociendo afondo nuestra situación, no


retiraba Su mano, pero nos mostraba una y otra vez en Su Palabra,
que sí, ¡que aquí, en la Tierra de los vivientes, hay triunfo, paz,
gozo y amor!

no retiraba Su mano,
pero nos mostraba una y otra vez en Su Palabra,
que sí, ¡que aquí, en la Tierra de los vivientes,
hay triunfo: paz, gozo y amor!

Salmos 27:13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré


la bondad de Yahweh en la tierra de los vivientes.

Salmos 116:9 Andaré delante de Yahweh en la tierra de los


vivientes.

Salmos 142:5 Clamé a ti, oh Yahweh; Dije: Tú eres mi


esperanza, Y mi porción en la tierra de los vivientes.

Sal 37:1 Salmo de David


No te impacientes a causa de los malvados,
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
Sal 37:3 Confía en Yahweh, y haz el bien;
Habita tu tierra y cultiva la fidelidad.
Sal 37:4 Pon asimismo tu delicia en Yahweh,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Sal 37:5 Encomienda a Yahweh tu camino,
Y confía en él; y él actuará (no usted).
Sal 37:6 Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
Sal 37:7 Guarda silencio ante Yahweh, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades.
Sal 37:8 Deja la ira, y depón el enojo;

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
25

No te excites en manera alguna a hacer lo malo.


Sal 37:9 Porque los malhechores serán destruidos,
Pero los que esperan en Yahweh, heredarán la tierra.
Sal 37:11 Pero los mansos heredarán la tierra,
Y se recrearán con abundancia de paz.

al 37:34 Espera en Yahweh, y guarda su camino,
Y él te exaltará para heredar la tierra,
Y verás la destrucción de los malvados.
Sal 37:37 Considera al íntegro, y mira al justo;
Porque hay un porvenir dichoso para él y para su
posteridad.
Sal 37:39 La salvación de los justos viene de Yahweh,
Y él es su refugio en el tiempo de la angustia.
Sal 37:40 Yahweh les ayudará y los librará;
Los libertará de los impíos, y los salvará,
Por cuanto en él esperaron.

Ni lo vamos a comentar, porque la Palabra es tan clarísima que no


precisa ninguna explicación. Calla, espera, guarda silencio, no te
alteres, no te impacientes, no envidies a los desobedientes y
rebeldes, … Espera en Él y Él hará. Te levantará, exhibirá
orgulloso a Su hijo transformado a Su semejanza; a usted, para que
todos lo vean y le den la gloria a Él. ¡Sí, ocurrirá aquí en la Tierra!

Te levantará, exhibirá orgulloso a Su hijo


transformado a Su semejanza;
a usted, para que todos lo vean
y le den la gloria a Él.
¡Sí, ocurrirá aquí en la Tierra!

Así, será pero antes de llenarlo de Él deberá sacar de usted todo

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
26

eso que no es conforme a Su naturaleza y producir el


arrepentimiento que le lleve a la completa rendición; para que
deje de pensar que es bueno, que está siendo injustamente tratado
y que el problema no es Dios, no es su cónyuge o su hijo o las
circunstancias y personas con las que le toca vivir. ¿Lo está
captando?

Sí, al final convendrá con Job que el problema es usted, que se


tiene que ir, abandonar el trono de su vida y dejar que Él y solo Él
se siente allí. Tiene que ofrecerle su rendición incondicional y
firmar un contrato en blanco con Él: “lo que Tú quieras, como Tú
quieras, donde Tú quieras”; en en lugar del contrato condicional
jacobino que le ofreció al principio de sus tratos con Dios, lleno de
cláusulas condicionales, que Él nunca firmó ni firmará.

Gén 28:20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si me asiste Dios y


me guarda en este viaje en que voy, y me da pan para
comer y vestido para vestir,
Gén 28:21 y si vuelvo en paz a casa de mi padre, Yahweh
será mi Dios.
Gén 28:22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa
de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré
para ti.

el problema no es Dios, no es su cónyuge


o su hijo o las circunstancias
y personas con las que le toca vivir,
... ¡el problema es usted!

Tiene que ofrecerle su rendición incondicional


y firmar un contrato en blanco con Él:
“lo que Tú quieras,
como Tú quieras, donde Tú quieras”

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
27

Un consejo, no trate de alabar a Dios mientras esté inmerso aquí,


no sea hipócrita ... Sólo espere y guarde silencio; salvo que quiera
decirle: "lo hago en obediencia, porque Tú lo mandas, pero en mi
corazón quisiera agarrarte por el cuello".

La alabanza genuina solo fluirá sobre la paz de Dios, que obtuvo


quien cruzó el Jordán muriendo a la carne y tiene, por experiencia
subjetiva y no sólo objetivamente, la justicia de Dios y por
resultado el fruto apacible (Hebreos 12:11), la paz DE Dios o paz
interior del corazón que es distinta de la paz CON Dios que
recibimos al creer, en nuestra Pascua personal.

la paz DE Dios o paz interior del corazón


que es distinta de la paz CON Dios
que recibimos al creer, en nuestra Pascua personal

Mat 11:28 Venid a mí todos los que estáis fatigados y


cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y (vosotros) hallaréis descanso para vuestras
almas; 30 porque mi yugo es cómodo (fácil), y mi carga
ligera.

Si su yugo no es fácil y su carga no es ligera, dichos yugo y carga


no son del Señor, sino una atadura de la carne y el peso de la
culpabilidad de quien trata de justificarse a sí mismo mediante la
autojusticia o justicia propia; en lugar de rendirse, morir y recibir en
mansedumbre y humildad la justicia de Dios por pura gracia.

Si su yugo no es fácil y su carga no es ligera,


dichos yugo y carga no son del Señor,

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
28

sino una atadura de la carne


y el peso de la culpabilidad

Hay un largo proceso de arrepentimiento hasta llegar a la rendición


o conversión, a volvernos a Él. Nosotros hallamos gran consuelo al
ver nuestra dura experiencia para regresar a Él, reflejada en el libro
de Lamentaciones. Le sugerimos que vaya a ese libro y al leerlo,
donde el libro hable de la hija de Sión o Israel, coloque su propio
nombre.

Hay un largo proceso de arrepentimiento


hasta llegar a la rendición
o conversión, a volvernos a Él.

El capítulo dos refleja un panorama de total desolación y abandono


de la hija de Sión por parte del Señor. Así nos sentíamos nosotros
en nuestro tiempo de lamentación. Pero el capítulo tres es
maravillosamente esclarecedor, porque, después de continuar con
la queja por otro trecho, Jeremías se identifica con la hija de Sión,
que llega a ver la luz y al arrepentimiento. Entiende la causa de
tanta desolación; y acaba poniéndose y poniéndonos en nuestro
lugar, y a Dios en el Suyo. Nos lleva a concordar con Él en un
gran amén, en lugar de seguir quejándonos y echándoles las
culpas por todos nuestros males a Él y a los demás.

Si usted está en el punto más caliente en sus tratos con el Señor tal
vez este capítulo de Lamentaciones de Jeremías sea como una
fotografía de su vida en los últimos años:

Lam 3:1 Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo


de su enojo.
Lam 3:2 Me guió y me hizo caminar en tinieblas, y no en luz;

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
29

Lam 3:3 Sí, contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.


Lam 3:4 Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis
huesos;

A nosotros se nos peló la cabeza, teníamos estreñimiento, y un


nudo en el estómago que nos parecía ser una hernia de hiato …

Lam 3:5 Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura


y de fatiga.
Lam 3:6 Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de
mucho tiempo.
Lam 3:7 Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho
pesadas mis cadenas;
Lam 3:8 Aun cuando grito y pido auxilio, cierra los oídos a mi
oración;
Lam 3:9 Cercó mis caminos con piedras sillares, torció mis
senderos.
Lam 3:10 Fue para mí como oso que acecha, como león en
escondrijo;
Lam 3:11 Torció mis caminos, y me despedazó; me ha dejado
hecho un horror.
Lam 3:12 Entesó su arco, y me puso como blanco de sus
saetas.

Nos sentíamos como la diana que el Señor usaba para practicar


arrojando sus dardos.

Lam 3:13 Hizo entrar en mis riñones las saetas de su aljaba.

¿Ha tenido cólicos de riñón alguna vez?, por ejemplo ...

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
30

Lam 3:14 He venido a ser la irrisión de todo mi pueblo, su


cantinela de todos los días;

La vergüenza es una de las astillas de la Cruz que más duelen.


Usted se jacta -al menos internamente- de ser siervo ejemplar, pero
los hechos que rodean su vida es como si gritaran que usted es un
transgresor y por eso le ocurre lo que le ocurre. Piensa en lo que
los demás estarán pensando de usted y si trata de argumentar con
alguien sólo consigue empeorar las cosas y los malentendidos.
Bueno, no se desanime; Jesús fue contado por transgresor y era
puro. ¡Va por el buen camino!

Lam 3:15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos.


Lam 3:16 Mis dientes quebró con guijarro, me cubrió de
ceniza;

¿Caries o dolores de muelas y no tiene para ir al dentista?

Lam 3:17 Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé de la


felicidad,

¿Muchos años seguidos en depresión, problemas, tristeza, …?

Lam 3:18 Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en


Yahweh.

Jeremías aquí parece dejar la introspección y la contabilización de


sus muchas desgracias y aún sin fuerza ni esperanza comienza a
orar.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
31

Lam 3:19 Acuérdate de mi miseria y de mi vida errante, del


ajenjo y del veneno;
Lam 3:20 Mi alma lo recuerda todavía, y está abatida dentro
de mí;

La mente del profeta empieza a orar, a ver la luz y recobra la


esperanza.

Lam 3:21 Esto es lo que medito en mi corazón, y por lo que


espero.
Lam 3:22 Las gracias de Yahweh no se han acabado, sus
misericordias no se han agotado.
Lam 3:23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

Dios nos cuida un día a la vez. ¿Tiene salud, camina, ve, oye, tiene
brazos, tiene piernas, …? Cuente sus bienes y no sus males.

Lam 3:24 Mi porción es Yahweh, dice mi alma; por eso espero


en él.

Salmos 16:6 Las cuerdas me cayeron en lugares


deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.

Lam 3:25 Bueno es Yahweh para los que en él esperan, para


el alma que le busca.
Lam 3:26 Bueno es esperar en silencio la salvación de
Yahweh.

Conviene poner la tapa a la vasija y dejar de quejarse, para que

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
32

no se nos vaya la fuerza por la boca. Si no podemos alabar al


menos si podemos callar. El enfoque en nuestras miserias y la
continua introspección nos devastan y nos hunden aún más.

Conviene poner la tapa a la vasija


y dejar de quejarse,
para que no se nos vaya la fuerza por la boca.
Si no podemos alabar
al menos si podemos callar.

Lam 3:27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su


juventud.
Lam 3:28 Que se siente solo y calle, porque es él quien se lo
impuso;
Lam 3:29 Ponga su boca en el polvo, por si aún hay
esperanza;

Debemos reconocer que este yugo que llevamos no es porque sí.


Este no es el yugo del que está en la yunta con el Señor en
perfecta armonía. No es el yugo fácil ni la carga ligera; sino el yugo
de tribulación del rebelde, que obra en su propia carne; que hace
obras muertas que Dios no le mandó hacer; que quiere construir su
propio reino; que se atreve a decirle al Señor como tiene que
gobernar Su Creación y su vida; que hace las cosas para el
Señor, tratando de comprar Su amor y aceptación, en lugar de
rendirse y reconocer que todo ya fue consumado y que ha de
dejarle a Dios obrar, quedarse quieto y confiar. ¡Quien realmente
cree puede esperar! ¡Los valientes esperan, los cobardes no
pueden estarse quietos y dejar que Él haga!

¡Quien realmente cree puede esperar!

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
33

¡Los valientes esperan,


los cobardes no pueden estarse quietos
y dejar que Él haga!

Siéntese a solas y calle en lugar de divulgar a otros sus miserias. El


yugo que padece no es una injusticia, Dios se lo impuso con un
propósito: acabar con su hombre de guerra (Josué 5:6).

Humíllese rostro en tierra por si Dios decide perdonar … no vaya a


ser que Dios tenga que subir la temperatura del horno un poco más.

Lam 3:30 Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de


afrentas.
Lam 3:31 Porque el Señor no desecha para siempre;
Lam 3:32 Si aflige, también se compadece según la multitud
de sus misericordias;

Dejar que la prueba obre el resultado pleno que Dios persigue en


nosotros: ¡Acabar con nuestra carnalidad y hacernos pacientes,
mansos y humildes! Hacernos perfectos y cabales, sin que nos falte
cosa alguna.

Santiago 1:4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para


que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

Dios nos ha desechado por alguna razón, pero sólo lo hará por un
tiempo. El aflige pero la misericordia triunfa sobre el juicio.

Lam 3:33 Porque no humilla ni aflige por gusto a los hijos de


los hombres.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
34

Cuando Dios nos desecha, aflige o humilla no lo hace por gusto o


por practicar el tiro al blanco con nosotros. Él no es un sádico. No
es un matón que abusa de los pequeñitos.

Lam 3:34 Cuando se desmenuza bajo los pies a todos los


encarcelados del país,
Lam 3:35 Cuando se tuerce el derecho del hombre delante de
la presencia del Altísimo,
Lam 3:36 Cuando se hace entuerto al hombre en su causa,
¿el Señor no lo ve?

¿Lo están hiriendo, ofendiendo, lo están tratando injustamente, no


respetan sus derechos? Tranquilo, Dios lo está contemplando. No
trate de defenderse o de vindicarse a sí mismo, pues mientras trate
de hacerlo Dios no intervendrá; porque, “Mía es la venganza, yo
daré el pago”, dice el Señor (Hebreos 10:30). Acuérdese de Aarón y
Moisés; cuando el pueblo se les rebelaba, ellos solamente se
postraban e intercedían y Dios los vindicaba.

No trate de defenderse o de vindicarse a sí mismo,


pues mientras trate de hacerlo Dios no intervendrá

Lam 3:37 ¿Quién será aquel que haya hablado y las cosas
sucedieron? ¿No es el Señor el que decide?
Lam 3:38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo
bueno?

Nada nos ha ocurrido, sea bueno o sea malo, que no haya sido
previamente decidido o permitido por el buen Dios soberano y
Padre nuestro. Dios solo nos está preparando para poder recibir
Sus bendiciones, Su prosperidad, sin que éstas nos hagan daño
alejándonos de Él; para ello esas bendiciones deben llegar

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
35

acompasando proporcionalmente la prosperidad de nuestra alma.


Sus circunstancias externas e internas pueden ser un índice de lo
mucho o poco que ha medrado en el Señor (3 Juan 1:2). Cuando
hayamos madurado internamente, la prosperidad será un
testigo emblemático de que Dios se agrada de nosotros.

Lam 3:39 ¿Por qué se lamenta el hombre? ¡Que sea un


valiente contra sus pecados!
Lam 3:40 Escudriñemos nuestros caminos, y examinémoslos,
y volvámonos a Yahweh;

La sabiduría está en dejar de lamentarse y “afirmar el rostro para ir


a Jerusalén” con valentía (Lucas 9:51). Clamar: "¡Señor no me
saques del horno hasta que el rostizado esté completo!"

Es un buen tiempo para juzgarnos a nosotros mismos y así no tener


que ser juzgados con el mundo (2 Corintios 13:5). Tal vez nos
demos cuenta del punto en que nos desviamos y queramos
regresar sobre nuestros pasos al lugar donde estuvo plantada
nuestra tienda, al punto del desvío y tomar, ahora sí, la ruta correcta
(Génesis 13:3; Apocalipsis 2:5). Cuando Dios nos llama a volvernos
es que le estamos dando la espalda. Somos nosotros y no los
demás los que circulamos a contravía. Cuando andamos así nos
pasa como a Balaam, nuestro pie es apretado contra el muro
(Números 22:25), haciendo que la vida sea una continua fricción.
Nosotros solemos decir que “la vida sometida al Espíritu Santo va
con vaselina, la vida en la carne con calzador”.

Cuando Dios nos llama a volvernos


es que le estamos dando la espalda.
Somos nosotros y no los demás
los que circulamos a contravía,

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
36

“la vida sometida al Espíritu Santo va con vaselina,


la vida en la carne con calzador”

¿Hay fricción y oposición continua en su caminar? Si es así


entonces siento decirle que es usted el que está mal y para colmo
proyecta sus males sobre los demás; es decir, lo malo que ve
en los demás es el reflejo de su propio corazón corrompido.
Hasta que no haya una rendición completa no entraremos en
armonía con el Creador y Su Creación y no podrá haber paz,
gozo ni amor.

¿Cual es, pues, el remedio?

Zacarías 1:3 Diles, pues: Así ha dicho Yahweh de los


ejércitos: Volveos a mí, dice Yahweh de los ejércitos, y yo
me volveré a vosotros, ha dicho Yahweh de los ejércitos.

Lam 3:41 Levantemos nuestros corazones sobre nuestras


manos al Dios que está en los cielos;

Antes cantábamos mucho, levantábamos las manos más que nadie


y sonreíamos hipócritamente todo el tiempo, para que todos vieran
“cuánto amamos al Señor”, pero nuestro corazón no estaba
envuelto en ello. Sólo era una piedad afectada, externa, religiosa.
Ahora, cuando el corazón se ha convertido o vuelto al Señor, la
alabanza si será genuina y por tanto acepta.

Lam 3:42 Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales;


tú no has perdonado.

¡Al fin la confesión! Somos culpables, nuestra rebeldía es la causa


y Dios nos está juzgando. Está juzgando nuestra carnalidad,

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
37

nuestra vida adánica. Será bueno humillarnos, callarnos y esperar


que Él termine todo el trabajo. ¡Merece la pena absolutamente!

Lucas 14:28 Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar


una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si
tiene lo que necesita para acabarla?

Lucas 9:62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano


en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.

Salmos 40:2
… Puso mis pies sobre peña (Cristo es la peña), y enderezó
mis pasos.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
38

5- El fruto de la justicia: la paz

Heb. 12:3 Considerad, pues, a aquel que ha soportado tal


contradicción de pecadores contra sí mismo, para que no
desfallezcáis faltos de ánimo. 12:4 Porque aún no habéis
resistido hasta derramar sangre, combatiendo contra el
pecado; 12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a
hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la
disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido
por él; 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota
a todo el que recibe por hijo. 7 Si soportáis la disciplina, Dios
os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el
padre no disciplina? 8 Pero si estáis sin disciplina, de la cual
todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no
hijos. 9 Además, tuvimos a nuestros padres terrenales que
nos disciplinaban, y los respetábamos. ¿No nos someteremos
mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Pues
aquéllos nos disciplinaban por pocos días como a ellos les
parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que
participemos de su santidad. 11 Es verdad que ninguna
disciplina parece al presente ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que
han sido ejercitados por medio de ella.

Jesús soportó gran contradicción de pecadores contra Sí mismo, y


esto siendo sin pecado. Nosotros, si somos hayados dignos,
seremos llamados a compartir en algún grado los sufrimientos de
Cristo por Su Iglesia (Filipenses 1:29), pero esto no podrá ocurrir
hasta que nosotros hallemos la justicia por experiencia propia.
Entonces tal vez, no ya como niños ni jóvenes en el Señor, sino
como padres, seremos invitados al honor de ser intercesores,
poniéndonos en la brecha, para soportar las injurias, los pecados y
la carnalidad de los que nos rodean, que todavía están en
crecimiento. No seremos como el hijo menor inmersos en pecados
kosher o externos, ni como el hermano mayor envuelto en los
peores pecados internos del corazón, como la amargura, el

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
39

resentimiento o la envidia, sino que habremos entrado a la fiesta y


estaremos preparados para ser sufridos padres, que dan la
bienvenida a los que regresan trabajados y cargados y necesitan
descansar.

seremos invitados al honor de ser intercesores,


poniéndonos en la brecha, para soportar
las injurias, los pecados y la carnalidad
de los que nos rodean,
que todavía están en crecimiento.

¿Han pensado alguna vez que Moisés soportó 80 años de desierto,


mientras que el pueblo que conducía sólo cuarenta? Esto fue así
porque Moisés previamente estuvo 40 años sufriendo en el
desierto, siendo tallado por el duro cincel de Dios, hasta que estuvo
listo para ayudar a otros; ¡para sufrir por otros! Hasta aquí sufrió
padeciendo por su propia carnalidad, que debía ser aniquilada, y
así hacer hueco para que la nueva vida de Cristo lo llenara por
completo. Moisés tuvo que pasar por tres etapas: Los primeros 40
años fueron su etapa de la vanidad, en los deleites de Egipto. Sus
siguientes 40 años en el desierto la etapa de la futilidad cuidando
ovejitas en la aburrida soledad del yermo. Los últimos 40 fueron los
años del fruto, de la utilidad.

Así es con nosotros. Hasta que llegamos a ese punto estaremos


padeciendo por nuestros pecados y carnalidad. Luego
tendremos el honor de ser invitados a compartir los sufrimientos de
Cristo por Su Iglesia. No deberá extrañarnos sufrir (1 Pedro 4:12),
aun haciendo lo bueno, pues para esto fuimos llamados (1 Pedro
2:21-22) (Colosenses 1:24).

Pero no se asusten, porque tras morir a nosotros mismos en verdad


Cristo nos llena hasta el punto en que Él llevará esa carga en
nosotros. De aquí en adelante la paz y el gozo estarán presentes
aún en medio de las pruebas, no haciéndolas desaparecer, pero
capacitándonos para que las transcendamos. Hay algunos que son
llamados a sufrir sin hallar ningún tipo de gusto ni consuelo en ello,

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
40

al menos durante un tiempo. Ese fue nuestro caso durante 7 u 8


largos años, pero hoy podemos agradecer que eso nos diera un
rápido crecimiento espiritual. Mientras, otros son llamados a hacerlo
derivando deleite en el sufrimiento, como algunos místicos, que le
pedían a Dios aún más de esa copa.

Pero no se asusten,
porque tras morir a nosotros mismos en verdad
Cristo nos llena hasta el punto
en que Él llevará esa carga en nosotros.
De aquí en adelante la paz y el gozo
estarán presentes aún en medio de las pruebas,
no haciéndolas desaparecer,
pero capacitándonos para que las trascendamos.

¡Qué tontería entonces, tratar de obrar "para el Señor" antes de


finalizar estas dos primeras etapas! ¡Qué mal nos enseñaron,
empujándonos a obrar y obrar en nuestras propias fuerzas, antes
de haber muerto a nosotros mismos! Nos impulsaron a
"evangelizar"; perdón, quisimos decir "matar egipcios", (o "cortar
orejas", como Pedro en Getsemaní por usar la espada mal y a
destiempo, para tener que ser reprendido por el Señor) y tener que
salir huyendo hacia el silencio, la soledad y el sosiego del desierto,
al que Dios nos quería conducir desde el principio; y tenernos
quietos allí, en la escuela del dolor, hasta nuestra graduación.

Muchos piensan que cuando Pablo fue tirado del caballo ya quedó
listo para la obra; pero nada más lejos de la realidad. Ni siquiera lo
estuvo tras sus tres años en Arabia, donde probablemente recibió
toda su revelación del misterio escondido en Dios desde los siglos.
Después de eso, cuando fue a Jerusalén disputaba con los griegos
(¿no les suena esto a la evangelización que nosotros hacíamos
antes de estar listos, pleiteando y argumentando, levantando tres
metros de muro y derribando cinco?). Dice la Palabra, que tuvo que

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
41

ser sacado de allí por los apóstoles y que, entonces, las iglesias
tenían paz ... (Hechos 9:29-31).

¡Cuán alborotadores somos hasta que caemos rendidos, muriendo


al yo! Después de eso el todavía Saulo, el eminente discípulo de
Gamaliel, el hebreo de hebreos, el epítome del hombre religioso,
necesitó unos diez años más en lo que nosotros llamamos las
'Soledades de la Cilicia', más otro año en Antioquía, para poder
estar a la altura de su nombre nuevo, Pablo, que quiere decir
pequeño. ¡Sí, Dios debe hacernos pequeños para que podamos ser
grandes en Él! Pequeños nos quiere Dios, deseoso de poder enviar
a nuestro Bernabé (hijo de consolación) para trasladarnos a
Antioquía donde poder escuchar, ¡ahora sí! (Éxodo 4:12) que ya
estamos listos para ser enviados. Allí dijo el Espíritu, "apartadme a
Bernabé y a Saulo, para la obra a que los he llamado" (Hechos
13:2); allí el "olvidado" Saulo fue vindicado y enviado, por Dios y
comenzó su verdadero ministerio con la bendición de los hermanos
profetas y maestros.

¡Sí, Dios debe hacernos pequeños


para que podamos ser grandes en Él!

Por tanto, bien sea que padezcamos por nuestros propios pecados
o por los de otros, no debemos desfallecer; después de todo la
inmensa mayoría de nosotros no hemos padecido hasta el extremo
en que Cristo padeció; es decir, hasta derramar nuestra sangre
(Hebreos 12: 4-11).

Pensemos en cuantos lo pasan o han pasado mucho peor que


nosotros y aguantaron, saliendo vencedores de sus pruebas con su
rostro iluminado por el gozo del Señor en sus corazones. ¿Sabía
que el gozo es la sonrisa de aprobación de Dios en nuestro
corazón? Muchos de nosotros sin haber llegado a tales extremos
de sufrimiento combatiendo contra el pecado, menospreciamos la
disciplina del Señor y olvidamos la exhortación del Señor que como
Padre nos ama y por ello nos disciplina ¡tratándonos como a hijos!
No nos fijemos en aquellos que "la pasan bien" mientras que
nosotros sufrimos; porque tal vez ellos sean bastardos y no hijos.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
42

Sí, el Señor disciplina, y aun azota, a todo el que recibe por hijo.
¿Qué preferimos, dejar de sufrir o dejar de ser hijos? (Muchos
predican el evangelio equivocado de un supuesto Dios, tan "bueno",
que nunca castiga o disciplina; pero la Escritura, de principio a fin,
nos muestra un Dios que cuando es necesario se quita el cinturón;
un Dios que también nos manda a nosotros usar la vara con
nuestros hijos (Proverbios 26:3) cuando sea necesario, en
evitación de males mucho mayores.

el gozo es la sonrisa de aprobación de Dios


en nuestro corazón

Respetábamos y amábamos a nuestros padres terrenales cuando


lo hacían con nosotros y, contradictoriamente, nos rebelamos
contra el Padre de nuestros espíritus, negándonos a someternos
a Su trato. El amor verdadero no condona el pecado ni mira para
otro lado, sino que condena el pecado, aunque los más niños o los
más jóvenes se nos enfaden, protesten o aún se levanten contra
nosotros. Sólo la verdad (justicia), administrada con dulzura, es
amor (gracia, misericordia) (Salmos 85:10; Juan 1:14); lo contrario
es un seudo amor emocional de pacotilla, un amor a nosotros
mismos que busca la cobarde seudo paz momentánea de la no
confrontación, a costa de arrojar a quienes profesamos amar, no
disciplinándolos sino consintiéndolos, a un futuro muy negro.

El amor verdadero no condona el pecado


..., sino que condena el pecado.

El objetivo de nuestro amoroso Padre al disciplinarnos es hacernos


partícipes de Su santidad; hacernos santos, separándonos en
exclusiva para Su uso. Impartirnos Su naturaleza santa es tarea
que bien merece el precio del sufrimiento. Si hubiera otra manera
de poder hacerlo Él lo haría. No sabemos porque esto tenga que

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
43

ser así, pero podemos confiar en un Padre bueno que quiere lo


mejor para Sus hijos.

Obviamente en la mayoría de los casos no es agradable sufrir. Si


cuando esté sufriendo alguien le dice eso de "sonríe que Dios te
ama", recuerde que hay tiempo de reír y tiempo de llorar y no trate
de ser hipócrita, sólo muéstrese tal cual se siente; sin
afectaciones, sin caretas, sin fingimientos. La disciplina, mientras se
atraviesa no es causa de gozo, sino de tristeza, pero después da
fruto apacible de justicia.

Se lo traducimos: cuando Dios acabe de impartirle Su justicia y


usted haya renunciado a la suya propia, eso producirá la paz en su
corazón; la paz de Dios que disfrutan aquellos, que permitieron
que el Bautismo de Fuego imprimiese la Ley en sus corazones.
Ellos ahora son cartas escritas vivientes del mensaje que Dios les
dio para impartir al mundo. No son vanas enciclopedias teológico
doctrinales, ni 'repetidoras automáticas' de versículos, que han oido
de la verdad pero no la viven, aún no se ha hecho carne en sus
corazones. Si usted no tiene paz, eso prueba que aún no vive en la
justicia que Dios busca en su experiencia, en su vida. David como
hombre de guerra no fue autorizado a levantar el templo. Salomón
no guerreó, pero disfrutó de paz en todo su reino.

Si usted no tiene paz,


eso prueba que aún no vive en la justicia
que Dios busca en su experiencia, en su vida.

Usted ya elevó su sacrificio por el pecado, pero todavía se siente


culpable porque su sacrificio por la culpa aún no está completado;
y no lo está, porque todavía está tratando de ser bueno, de
justificarse a sí mismo, en lugar de dejar de luchar y de argumentar
y aceptar el sacrificio perfecto de Cristo, que ya lo hizo plenamente
acepto en el Amado. Aún no está listo para el sacrificio de paz y
de comunión.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
44

Ellos, los que se sometieron a la dura disciplina, además ahora


tienen la suprema recompensa de ¡conocerle!

Filipenses 3:10 a fin de conocerle, y el poder de su


resurrección, y la participación de sus padecimientos,
llegando a ser semejante a él en su muerte,

Sin conocerle no experimentaremos el poder de la vida de


resurrección o vida victoriosa o vida abundante, ni podremos
participar con Él en Sus padecimientos, ni seremos semejantes a Él
en Su muerte. Pablo sí pudo decir: “cada día muero”. El Señor dijo
que en Él tendríamos vida y vida en abundancia;
lamentablemente la mayoría se queda solo con la vida, sin alcanzar
la vida abundante, por rechazar someterse a la disciplina
transformadora del Espíritu Santo.

lamentablemente la mayoría se queda solo con la vida,


sin alcanzar la vida abundante,
por rechazar someterse a la
disciplina transformadora del Espíritu Santo.

Sólo la fe que ha superado la prueba recibirá la corona de la vida


abundante aquí y gloria y honra cuando aparezca el Deseado de
Todas las Naciones (Santiago 1:12, Hageo 2:7).

1 Pedro 1:7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho


más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se
prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra
cuando sea manifestado Jesucristo,

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
45

6- Acontecerá en aquel tiempo ..., de Reposo

Isa 51:12 Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para


que tengas temor del hombre, que ha de morir, y del hijo de
hombre, destinado a fenecer como heno? 13 Y ya te has
olvidado de Yahweh tu Hacedor, que extendió los cielos y
echó los cimientos de la tierra; y todo el día temes
continuamente del furor del opresor, cuando se dispone para
destruir. Pero ¿en dónde está el furor del opresor? 14 El
preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la
mazmorra, ni le faltará su pan.

¿Se siente agobiado bajo la pesada carga de opresión que su


prueba pone sobre usted? ¿O preso, como en una mazmorra ...?
No tema, pronto será libertado, porque el Señor no desecha para
siempre, antes si aflige, también se compadece según la multitud
de sus misericordias, como vimos anteriormente en Lamentaciones.

La justicia de Dios hará que no muera en esa cárcel y que nunca le


falte el pan necesario; repetimos, el necesario, no los caprichos o el
consumo banal que nos impone el sistema comercial-publicitario
babilónico o la competencia con los demás. Tiene que aprender a
vivir con lo más básico antes de poder ser prosperado.

Tiene que aprender a vivir con lo más básico


antes de poder ser prosperado.

Usted no tiene porque ducharse más de lo necesario por mucho


que se lo digan en la televisión. Puede comprar gel de baño de litro
del más barato. No necesita lavarse los dientes más de lo necesario
ni cambiar de cepillo cada dos o tres meses porque en las revistas
los "odontólogos" se lo recomiendan, sino cuando sea necesario.
Puede cepillarse con bicarbonato o prepararse su propia pasta de

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
46

dientes en lugar de usar pastas de marcas con fluor que dañan los
dientes. Puede no tirar tanto de la cadena del WC y usar algún otro
método ahorrativo de agua.

Es más, puede hasta botar la TV y así ahorrar su tiempo y


electricidad, si la publicidad le provoca concupiscencia o le crea
necesidades que no son tales. No necesita usar colonias de marca
cuando no se las puede permitir, pero puede comprar una de esas
de litro que venden en el supermercado o vaya a los bazares
chinos. Su cosmética femenina puede reducirse a nivel de máscara
de ojos y labial, o ni siquiera eso. No necesita una crema de día,
una de noche, una de media mañana, una de media tarde, y una
crema para después de la crema, ... Use aceite de coco virgen
extra y prescinda de todo eso. Ni siquiera necesita teñirse el
cabello, puede usar su pelo cano natural, porque honrosas son las
canas, dice el Señor. Si su cabello es liso no tiene por qué rizárselo;
si es crespo no tiene por qué alisárselo. Usando el pelo como Dios
se lo dio se ahorrará mucho tiempo y no necesitará usar secador ni
gastar energía ni tiempo. Tampoco necesita ir al peluquero o
peluquera, hágaselo usted mismo-a. Si es varón calvito como yo,
puede pasarse la máquina por la cara y la cabeza al cero o al uno,
una vez al mes o cada 15 días; ¡qué cosa más ahorrativa y más
práctica! Si es mujer su marido se lo puede recortar.

No necesita una crema de día, una de noche,


una de media mañana, una de media tarde,
y una crema para después de la crema, ...

No tiene por qué estar en invierno en su casa en ropa interior o con


pantalón corto y camiseta sin mangas, como en los anuncios de la
TV y tirar de calefacción a tope. Puede usar ropa normal y si aún
tiene frío ponerse botas y un jersey de lana de cuello alto. Puede
añadir una gruesa bata de estar en casa; por supuesto, si su
presupuesto no le da para calefacción.

No necesita ir al cine, a restaurantes o a cafés; desayune, coma y


cene en su casita, recuerde que por el precio de un café en la calle
puede fácilmente desayunar en la casa, y con galletas, durante 4

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
47

días. No necesita beber colas o refrescos gaseados o jugos no


naturales, que para más inri dañan su salud; haga jugos de fruta o
beba agua envasada, o del grifo si es buena.

No necesita ir a la moda, simplemente rote la ropa de su armario


sistemáticamente, en lugar de quedarse estática delante de ese
atiborrado almacén y decirse "es que no tengo nada que ponerme".
No se deshaga de su ropa hasta que esté desgastada. No necesita
doce pares de zapatos si con dos o tres lo puede hacer, al fin y al
cabo sólo se puede poner un par de por vez. Puede comprar cosas
muy buenas, y de marca, en tiendas de segunda mano o en rastros,
por un 25% de lo que costarían nuevas, ... etc. etc. .

No necesita ir a la moda, simplemente


rote la ropa de su armario sistemáticamente,
en lugar de quedarse estática
delante de ese atiborrado almacén
y decirse "es que no tengo nada que ponerme"

No necesita una casa en propiedad, y si no alcanzan para pagar


una para ustedes solos puede vivir en un apartamento compartido.

No necesita carro salvo que su trabajo o la obra del Señor se lo


exijan.

No necesita irse de vacaciones a la isla paradisíaca de turno, puede


quedarse en su casa y salir a pasear al parque, al campo o donde
le apetezca, sin tener que tomar un avión, barco o autobús, ...

Si no tiene para los seguros, puede usar al Señor como su


seguro, ...

Por sobre todo, no necesita endeudarse por ninguna causa. Rompa


sus tarjetas de crédito, cancele sus préstamos y ajústese al
presupuesto del Padre.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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Por sobre todo,


no necesita endeudarse por ninguna causa.
Rompa sus tarjetas de crédito,
cancele sus préstamos y
ajústese al presupuesto del Padre.

¡Pero no se asuste!
Tenemos un Dios bueno que nos prospera
según prosperen nuestras almas;
es decir, según nuestra madurez interior
Dios podrá confiarnos la prosperidad exterior,
sin que nos seduzca o esclavice
llevándonos a separarnos de Él.

¡Pero no se asuste! Tenemos un Dios bueno que nos prospera


según prosperen nuestras almas; es decir, según nuestra madurez
interior Dios podrá confiarnos la prosperidad exterior, sin que nos
seduzca o esclavice llevándonos a separarnos de Él.

Decimos que no necesita todas esas cosas si no se las puede


permitir. No mire a sus vecinos o a los que viven según lo que la
TV babilónica dice que es normal y que si usted no usa
seguramente morirá por ello. ¡Salga de ese sistema que lo está
esclavizando, exprimiendo y matando! Dios le va a llevar a
ajustarse a un presupuesto y después a otro presupuesto un poco
mayor, y después ... ¿Lo entiende? Entonces no tema bajar de
nivel, es una gran enseñanza sin la cual usted nunca aprenderá la
lección de la dependencia en Dios, ni lo conocerá como Yahweh
el Shadai, el Dios Ubre (eso significa el nombre), Amamantador,
Sustentador, proveedor de todas sus necesidades, grandes y
chicas, según lo necesite, un día a la vez.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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Entonces no tema bajar de nivel,


es una gran enseñanza sin la cual usted nunca aprenderá
la lección de la dependencia en Dios,
ni lo conocerá como Yahweh el Shadai, el Dios Ubre
(eso significa el nombre), Amamantador, Sustentador,
proveedor de todas sus necesidades, grandes y chicas,
según lo necesite, un día a la vez.

No tenga temor del hombre ni del furor del opresor, no se olvide de


Su Hacedor, Él es su consolador. ¿Quién es usted para tener temor
si Su Padre es el que extendió los Cielos y la Tierra? Eso suena
como viniendo de un Padre que se ofende por la poca fe de Sus
hijos, ¿no cree?

Romanos 5:3-5 Y no sólo esto, sino que también nos


gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la
prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque
el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

¡Tremenda victoria! Hoy se sienta en el fondo del pozo de la


desesperación y entierra sus pies en el lodo cenagoso, mientras
que ese barro se le pega a sus zapatos y se sienten pesados al
caminar (Salmos 40:2). Pero pronto será liberado del pecado que le
asedia y de todo peso que le impide correr con soltura (Hebreos
12:1).

¿Sabe que acabará gloriándose en las tribulaciones, pensando


en el tremendo peso de gloria eterna que dejarán en usted? No
está mal cambiar por gloria todo peso que le impide caminar o
correr con desahogo. Esos pesos son las cosas que aunque tal vez
no sean pecado le restan velocidad en su caminar; como la
televisión, el Internet (sí, especialmente las redes sociales o los
videojuegos) o aún la prensa y la literatura secular, que seducen

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
50

sus ojos e incentivan su lujuria; el exceso de equipaje patrimonial;


las componendas o falta de firmeza para soltar a familiares, amigos
y aún a hermanos carnales; el uso indebido del Facebook de los
mensajitos y fotitos "espirituales", donde todo el mundo habla y
ninguno escucha, que dan una falsa apariencia de Piedad, sin
producir ni un milímetro de crecimiento espiritual, y además se
habrán llevado el precioso tiempo, que el Señor nos manda redimir.

Especialmente, cambie por Su gloria ese pecado particular que le


asedia, con el que tanto lucha y no consigue dominar. Antes a
nosotros esto nos parecía imposible; sin embargo hoy podemos
orar al Padre, en medio de las opresiones o tribulaciones, diciendo:

"Padre muéstrame lo que está mal que debe ser cambiado;


expón sacando a la superficie lo que tiene que ser sanado;
Padre, gracias por este aguijón que me tiene humilde y sujeto
a Ti y que cuando ya no sea necesario me será quitado;
gracias por este cónyuge o estos hijos difíciles; gracias por
este hermano molesto hasta el hartazgo, gracias porque no
me debo apresurar demasiado sino ir al paso de los niños
(Génesis 33:14). Gracias Padre, dame tiempo y yo te
obedeceré y me someteré ..."

¿Por qué podemos gloriarnos en algo así? Pues porque a medida


que vamos siendo experimentados en quebrantos, vamos
dándonos cuenta que el Padre siempre tuvo razón llevándonos por
donde nos llevó, y que Su duro trato sacó a la superficie aquello
que de otra forma nunca hubiera emergido y sido sanado.
Empezamos a ver los resultados, que las pruebas pasadas dejaron
como poso espiritual en nosotros; como la paciencia, la humildad, la
mansedumbre, el fruto del espíritu, el gozo, la paz, la
comprensión, ...

Su duro trato sacó a la superficie aquello


que de otra forma nunca hubiera emergido
y sido sanado.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
51

Por cierto, ¿sabía que el fruto del Espíritu es sólo uno? Así es,
cuando su periodo de entrenamiento haya finalizado dará a luz en
usted a Cristo, la esperanza de gloria, Cristo habrá sido formado en
usted. Cristo es la "naranja", el amor, porque Dios es amor y ese
amor contiene los ocho "gajos de la naranja": gozo paz, paciencia,
amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza (Gál.
5:22-23). Cuando usted creyó a penas se quedó embarazado,
usted fue enjendrado de Cristo, exactamente igual que María. Ese
momento fue la salvación de su espíritu, pero no la salvación de su
alma. Si les interesa este asunto les invitamos a visitar la etiqueta
"Fases de Crecimiento Espiritual" en nuestro blog:

http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/search/label/FASES
%20DE%20CRECIMIENTO%20ESPIRITUAL

Gálatas 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores


de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

Cristo es la "naranja", el amor, porque Dios es amor


y ese amor contiene los ocho "gajos de la naranja":
gozo paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre y templanza

Cuando comparemos esta rica herencia del fruto del Espíritu con la
perversidad de nuestros corazones, que las pruebas habrán dejado
patentizada, tendremos la comprobación inobjetable del elixir
eterno, que el alambique del sufrimiento destiló en nuestros
espíritus. ¡Cuantos litros de dolor para unas pocas gotas de
esencia! ¡Así de duros somos! Solo Getsemaní (prensa de aceite)
puede hacer eso: destilar la unción del Santo en nuestras vidas.
¡Aroma de olivas machacadas!, con que poder ungir y consolar,
primeramente a nosotros mismos, y después a los sufrientes. El
amor de Dios derramado en nuestros espíritus y almas nos
devuelve la esperanza de paz y gozo y gloria, ¡aquí en la Tierra de
los vivientes y por la eternidad!

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
52

tendremos la comprobación inobjetable


del elixir eterno que el alambique del sufrimiento
destiló en nuestros espíritus

Solo Getsemaní (prensa de aceite) puede hacer eso:


destilar la unción del Santo en nuestras vidas;
¡aroma de olivas machacadas!
con que poder ungir y consolar,
primeramente a nosotros mismos,
y después a los sufrientes.

Isaías 10:27 Acontecerá en aquel tiempo que su carga será


quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se
pudrirá a causa de la unción.

En aquel tiempo el aceite de la unción pudrirá el yugo de


tribulación. ¿Cual tiempo? Si lee los versículos precedentes 20-22,
verá que será en el tiempo en que el Remanente, los Vencedores,
los que hayan superado la prueba de vencer su vieja
naturaleza adánica y recibido la corona de la vida abundante;
nunca más se apoyarán en personas, o cosas o entidades, que
acabaron demostrándose como cañas cascadas, en las que cuando
alguien se apoya se quiebran, astillándose y clavándose en la mano
(2 Reyes 18:21). Son los que aprendieron a esperar y descansar en
Dios y a apoyarse sólo en Él.

Los que se han vuelto, porque como Jonás andaban caminando en


dirección contraria, al Dios fuerte; a aquel Dios que decretó la
destrucción de su carne; una destrucción que después rebosó
justicia, pues sus corazones fueron colmados de ella y ahora se
desborda pudiendo alcanzar a otros. Ellos han oído el susurro del
Padre en sus oídos: ¡Eres mi hijo amado, en quien me
complazco! ¡Eso colmó, pagó y sobrepujó para ellos todo el
dolor atravesado! ¡Esos son los que tienen el gozo, la sonrisa

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
53

del Señor en sus corazones, sabiendo que se complace en


ellos!

“En aquel tiempo”, es especialmente nuestro kairos y nuestra


sazón. El tiempo en que los vencedores salen del desierto y
cruzan el Jordán para acampar en el reposo de Gilgal, en el
Shalom o Reposo de Dios, habiendo descansado de SUS obras
como Dios de la Suyas. Ellos serán circuncidados de corazón allí y
conformarán el Remanente de Vencedores que peleará la Batalla
Final, que extenderá la alfombra roja al que viene con la túnica
ensangrentada de José, para reclamar Su derecho de nacimiento o
primogenitura (Jos. Cap. 4-5; Heb. Cap. 3 y 4).

conformarán el Remanente de Vencedores


que peleará la Batalla Final,
que extenderá la alfombra roja
al que viene con la túnica ensangrentada de José

¿Continuará usted guerreando en SUS propias obras y no entrará a


la Tierra del Solaz por causa de desobediencia (incredulidad) o
entrará para hallar la paz y el gozo que tanto anhela?

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
54

7- Anestésico de gozo: venciendo el dolor más


profundo

Terminaremos hablando del dolor más intenso que alguna vez


pueda enfrentar. Hablo del hondo dolor de alma y espíritu que
supone la pérdida de un ser querido, especialmente un cónyuge o
un hijo. Tampoco queremos olvidar del dolor de los que sufren
físicamente por una enfermedad o un accidente grave, estando
postrados en sus lechos.

En caso del dolor físico sólo estoy autorizado a hablar por


experiencia en una muy pequeña parte. Leí en cierta ocasión que el
dolor físico más fuerte o al menos más agudo que un ser humano
puede experimentar es el producido por un cólico renal. La mujer
que lo decía afirmaba que es incluso peor que los dolores de un
parto. Yo he padecido unos 4 o 5 cólicos nefríticos a lo largo de mi
vida. Uno de ellos fue tan intenso que me produjo hasta vómito. Sin
embargo no he experimentado grandes accidentes o traumatismos
o enfermedades devastadoras.

En cualquiera de los casos siempre debemos preguntarnos por qué


nos ocurren los accidentes o enfermedades. Nada de lo que le
ocurre a los hijos de Dios es por casualidad.

siempre debemos preguntarnos


por qué nos ocurren los accidentes o enfermedades.
Nada de lo que le ocurre a los hijos de Dios
es por casualidad.

¡Lea los Salmos! Verá que el señor disciplina a Sus hijos a través
de estas cosas. Para ejemplo les dejo este versículo:

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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Salmos 38:3 Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; ni


hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado.

Déjenme que les cuente la experiencia de un accidente que me


tocó vivir.

En cierta ocasión tuvimos un accidente de coche mientras


conducía un hermano en Cristo. El carro acabó siendo
declarado por el perito del seguro como “siniestro total”; es
decir, como irreparable. Un camión que circulaba por el carril
central de la autopista inició la maniobra de echarse a la
derecha, al carril por el que nosotros circulábamos a unos 75
kilómetros/hora. Como el día era lluvioso y obscuro y tal vez
no nos viera por su retrovisor debido al ángulo muerto, el caso
es que nos golpeó en la esquina trasera izquierda. Debido al
impacto y al asfalto muy mojado, el coche se desequilibró y
empezó a derrapar haciendo eses y saliendo como disparado
por delante del camión, para chocar contra la mediana
metálica y quedar volteado con la puerta del copiloto, la mía,
justo en dirección contraria. Un carro que venía por el tercer
carril, el de la izquierda, chocó con su morro exactamente
contra la junta de las puertas delantera y trasera. Justo antes
del choque yo clamé: ¡“Señor Jesús”!

Salimos del vehículo ambos indemnes y sin un solo rasguño.


Me asombró que yo estaba absolutamente tranquilo, muy
calmo. Acostumbrado a buscar los porqués de lo que me
ocurre mirando al Señor, después del suceso lo primero que
pensé, es en descargarme de culpabilidad, porque yo no era
quien conducía. Sin embargo, que el golpe fuera a caer justo
de mi lado, apuntándome directamente a mí, me hizo buscar
al Señor un poco más a fondo. Dios fue fiel y me mostró que
de alguna forma había estado volviendo a pleitear con el
pastor, cosa que el Señor en muchas ocasiones me había
dicho que no hiciera. Le había obedecido por un tiempo, pero
había vuelto a las andadas. ¡Ese serio aviso me hizo
recapacitar y enmendar mi actitud de nuevo!

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
56

Pero vayamos a ese dolor profundo de alma y espíritu que supone


la pérdida de alguien muy amado.

Mateo 19:29 Y cualquiera que haya dejado casas, o


hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o
hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más,
y heredará la vida eterna.

Mateo 10:34 No penséis que he venido para traer paz a


la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35
Porque he venido para enfrentar al hombre contra su
padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su
suegra; 36 y serán enemigos del hombre, los de su
casa.

Seguro que ustedes igual que yo han sido educados en


familias e iglesias para las que dejar a una esposa, aún
siendo por el evangelio, o el divorcio, son algo tabú. Iglesias
en que estos textos, como por arte de magia, no se pueden
tomar según lo que claramente dicen. Y dicen que la familia y
hermanos en Cristo suelen ser los opositores más feroces a
nuestro compromiso absoluto con el Señor, que nos compró
con Su sangre. También dicen que puede ser que en nuestro
seguir a Cristo por donde quiera que Él vaya, tengamos que
dejar atrás a quienes se opongan a ello, aún sea un cónyuge
o unos hijos y ésto puede que sea temporal o definitivamente.

Yo aprendí por experiencia que las iglesias están confundidas


y regatean carnalmente el precio del evangelio, pues me tocó
tener que pagar este alto costo por seguir a Cristo. Por
supuesto, todos en mi familia e iglesia se vinieron en mi
contra: ex-esposa, hijas, pastor y hermanos en la fe, padres y
hermanos de la carne ...

Tuve que abandonar el hogar matrimonial en dos ocasiones.


La primera porque me forzaron legalmente a salir, cosa que
yo provoqué por llevar una drogadicta a la casa para ayudarla

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
57

sin el consentimiento de mi ex-esposa. La segunda porque


Dios, ahora sí, me llamaba a hacerlo.

En una ocasión y contra todos los fortísimos deseos


emocionales de mi ser, y haciendo de tripas corazón, tuve que
negarle el saludo cuando un día me la crucé viniendo de
frente. Ella me dijo “hola” y yo seguí sin pararme ni
contestarle. Créanme que las piernas me temblaron durante
un buen rato mientras seguí mi camino.

Unos meses más adelante el Señor me anunció que se la iba


a entregar a otro hombre. Cuando pude ver al mismo
hermano del accidente, sentados en el nuevo coche que
había comprado, le confesé llorando lo que estaba sintiendo y
oramos pidiendo Su gracia para obedecer Su voluntad.

Unos pocos meses después mientras paseaba, la vi venir


asida de la mano de un hombre. Nos cruzamos sin siquiera
saludarnos y yo no puede ni mirar a la cara a aquel varón que
la acompañaba, sólo vi que iban de la mano. Yo creí morir y
mi debilidad era tal que pensé que no tendría fuerzas para
regresar a la casa. Llegué como pude y esperé a que dicho
hermano, con el que para aquel entonces vivíamos juntos,
llegara. Tardó como una o dos horas que me parecieron una
eternidad y al fin cuando llegó le conté lo ocurrido. Acabamos
clavados ambos de rodillas y entregué lo que el Señor me
arrancaba en carne viva.

Justo mientras orábamos el Señor me ministró lo que desde


entonces he llamado un “anestésico de gozo”. Una
experiencia sobrenatural de gozo tal, que sobrepujaba el
inmenso dolor. El dolor no se había ido, pero el gozo era
mayor y me daba la victoria. Dicho anestésico duró por tres
días y aún cambió mi aspecto y mi rostro; tanto es así, que al
día siguiente en una cita que tuve con un viejo amigo al que
hacía mucho que no veía, al vernos exclamó, “¡Te veo
fenomenal, que buen aspecto tienes!”.

mientras orábamos el Señor me ministró

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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lo que desde entonces he llamado


un “anestésico de gozo”.
Una experiencia sobrenatural de gozo
tal, que sobrepujaba el inmenso dolor.

Había orado y gemido durante unos 7 años para que el Señor


recompusiera mi vida, haciendo que ella se convirtiera y
devolviéndomela junto con mis hijas y mi hogar. Han pasado
20 años y ni ella ni mis hijas me fueron devueltas.

El Señor me tenía reservada una esposa 100 veces mejor, la


cual me dio, va a hacer ahora 8 años en el mes de septiembre
de 2018, tal como promete en Su Palabra. Una hermosa
esposa cristiana, mi amada Piedad, valiente mujer de fe, ya
curtida en los caminos del Señor. Además recientemente he
tenido la sensación de que tras 20 años muy pronto mi hija
mayor será redimida. Ardo en deseos de comprobar si esa
intuición verdaderamente vino de Él.

También un día leí que el dolor mayor que alguien puede


experimentar, mayor que la muerte del cónyuge amado, es la
pérdida del cónyuge amado por la traición de éste. Esa copa
eligió mi Señor para que le glorificara y sobre esa copa de
dolor que apuré hasta las heces, habiendo triunfado y siendo
totalmente restaurado emocionalmente. ¡Sí! ¡Hay victoria en
Jesús!

el dolor mayor que alguien puede experimentar,


mayor que la muerte del cónyuge amado,
es la pérdida del cónyuge amado
por la traición de éste

Lucas 9:60 Jesús le dijo:deja que los muertos entierren


a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
59

¡Si, hermanos! Los familiares de la carne son muertos a los


ojos de Dios y eso es otra cosa que la cristiandad de hoy se
niega a reconocer.

Los familiares de la carne son muertos


a los ojos de Dios y eso es otra cosa
que la cristiandad de hoy
se niega a reconocer.

Nuestro Dios es un Dios divorciado que está por casarse de


nuevo (Is. 50:1; Jer. 3:8). ¿Les parece mal que Sus hijos
permanezcan atados perennemente a matrimonios dañinos
que no son de Dios? Yo aprendí esto por experiencia, pues
fue Dios quién permitió un divorcio que yo nunca busqué,
cosa que confirmó de maneras muy claras. Después, tan solo
hace unos 4 años, descubrí los libros del Dr. Stephen Jones,
que corroboraron lo que ya había aprendido en la Escuela del
Espíritu. Para aquellos que estén interesados les recomiendo
su libro “Divorcio y Nuevo Matrimonio no es Pecado”

Nuestro Dios es un Dios divorciado


que está por casarse de nuevo.

Una de las imágenes bíblicas más típicas del sufrimiento por la


persecución es la del horno de fuego, en el que los amigos de
Daniel Sadrac; Mesac y Abed Nego, por no querer postrarse y
adorar la imagen de oro de Nabucodonosor; es decir, por no querer
someterse al Sistema de Vida Babilónico. El capítulo 3 del libro de
Daniel, en el que se relata la historia, no tiene un ápice de
desperdicio, por lo que les rogamos encarecidamente que lo lean
completo. Aquí solo les presentamos los versículos finales que
resumen la conclusión de la historia:

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
60

Dan 3:27 Y se juntaron los sátrapas, los prefectos, los


gobernadores y los consejeros del rey, para mirar a estos
varones, y vieron que el fuego no había tenido poder
alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus
cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y
ni siquiera tenían olor de fuego. 28 Entonces
Nabucodonosor exclamó: ¡Bendito sea el Dios de Sadrac,
Mesac y Abed Nego, que envió a su ángel y libró a sus
siervos que, confiando en él, no cumplieron el edicto del rey, y
entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a
ningún otro dios fuera de su Dios! 29 Por lo tanto, decreto
que toda persona, de cualquier pueblo, nación o lengua,
que hable sin respeto del Dios de Sadrac, Mesac y Abed
nego, sea descuartizada, y su casa convertida en
muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como
éste. 30 Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y
Abed Nego en la provincia de Babilonia.

Después de consagrarse para servir al Señor en una forma


absoluta usted será perseguido y probado con el fuego de la
persecución y el sufrimiento, de un manera siete veces
intensificada; lo que quiere decir que a lo máximo que el Señor
tenga estipulado para usted, que nunca será más de lo que pueda
soportar y siempre le dejará una puerta de salida (1 Corintios
10:13). Si permanece fiel usted saldrá de ese horno tan
completamente restaurado que ni sus ropas olerán al humo de ese
Bautismo de Fuego.

Si permanece fiel,
usted saldrá de ese horno
tan completamente restaurado
que ni sus ropas olerán al humo
de ese Bautismo de Fuego.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
61

Los que le rodean le verán tan feliz y satisfecho, lleno de la paz, el


gozo y el amor de dios, que nunca se imaginarán por lo que usted
tuvo que pasar para llegar ahí. Debido a eso muchos temerán y
confiarán en su Dios:

Sal 40:1 Al músico principal. Salmo de David.


Pacientemente esperé en Yahweh,
Se inclinó hacia mí, y escuchó mi clamor.

Sal 40:2 Me extrajo del pozo de la desesperación, del


lodo cenagoso;
Afianzó mis pies sobre una roca, y consolidó mis
pasos.

Sal 40:3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, un


himno de alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Yahweh.

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
62

8- Algunos buenos libros que le ayudarán

Nos pusimos a escribir algo sobre el tema del sufrimiento, porque


una amiga nos solicitó una palabra de aliento, por estar
atravesando una dura prueba. No sabíamos lo que esto daría de sí
y nunca imaginábamos que esto alcanzaría para seis artículos, por
un total de unas 21 páginas (en formato normal a un tamaño de
letra 12 y sin los resaltados en letra segoe print).

Somos conscientes de que esto no agota el tema, y no hemos


querido tirar de concordancia, pues de haberlo hecho hubiéramos
tenido que acabar por escribir un libro grande. Lo que si hemos
hecho es recurrir a las experiencias personales que atravesamos y
nos marcaron y enseñaron. Como sabemos que a la postre lo más
personal es lo más universal, oramos para que el Señor use todo
esto para bendecir a alguien.

Terminamos hoy dándoles una pequeña bibliografía de algunos


libros y artículos que nos acompañaron a través de ese desierto de
las pruebas y nos consolaron y ayudaron a salir de él cruzando el
Jordán y entrando al Reposo de Dios. Algunos de ellos podrán
encontrarlos en nuestros blogs FINISTERRE AL BORDE DEL
JORDÁN y TABERNÁCULOS, ÚLTIMO GRAN AVIVAMIENTO.

Les sugerimos consultar en ambos blogs las etiquetas tales como:


Quebrantamiento, Liberación, Sufrimiento, Pruebas, Senda de la
Cruz, Transformación, Madurez, Dulzura, Fases de Crecimiento
Espiritual ... (Pueden encontrarlas en la columna de la derecha y
tendrán que descender bien abajo hasta llegar a esa sección de
ETIQUETAS O TÓPICOS).

Literatura recomendada:

- “La Liberación del Espíritu” y “Transformados a Su Semejanza”


(también aparece con el título El Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob), Watchman Nee:

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
63

http://txemarmesto.blogspot.com.es/2011/10/libros-de-watchmen-
nee-nee-too-seng.html.

De este autor, así como del siguiente, les recomendamos todo lo


que puedan hallar y el Señor les permita leer. Además lo tienen
todo en línea en Living Stream Ministry. Les encarecemos mucho
también su libro sobre Efesios: “Sentaos, Andad, Estad firmes”.

- “La Experiencia de Vida”, Witness Lee:


http://txemarmesto.blogspot.com.es/2011/10/libros-de-witness-
lee.html

- “El Intercesor”, Res Howells:


http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/07/libro-el-
intercesor-rees-howells-pdf.html

- “El Regreso del Hijo Pródigo”, Henry J. Nouwen. Uno de los


mejores libros que alguna vez puedan leer. Es de un sacerdote
católico, pero este libro en cuestión no tiene absolutamente nada de
los errores y aberraciones doctrinales típicos del romanismo.
Pueden conseguirlo en las librerías San Pablo, en Amazon, etc.

- Pies de Ciervas en los Lugares Altos, Hannah Hurnard


(http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2016/02/libro-pies-de-
ciervas-en-los-lugares.html)

- “El Viaje Hacia Adentro”, Gene Edwards:


http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2015/10/libro-el-viaje-
hacia-adentro-gene.html

- “Perfil de Tres Monarcas” (Sobre la sumisión y la espera en Dios),


Gene Edwards:
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2013/08/libro-perfil-de-
tres-monarcas-por-gene.html

- “La Restauración de los Heridos”, “Padres que Sufren”, “Atrévete a


Ser Santo”; de John White

- “Sanidad del Alma Herida”, de Arline Westmeier

- “El Corazón Paternal de Dios”, Floyd McClung

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
64

- "El Camino del Calvario", Roy Hession

- "Manantiales en el Desierto”, L. B. Cowman (Especialmente el


tomo I)

- "El Vidente", Jim Goll

- El Poder de La Alabanza", Merlin R. Carothers:


http://www.mercaba.org/SANLUIS/Espiritualidad/el-poder-de-la-
alabanza.pdf

- "Victoria sobre la Oscuridad", Rompiendo Las Cadenas" y


"Caminando en la Luz", Neil Anderson (El autor relata experiencias
personales en estos libros que son muy aleccionadoras).

- “Cómo Vivir como un Hijo Del Rey”, Harold Hill

-“El Progreso del Peregrino”, John Bunyan:


http://www.elcristianismoprimitivo.com/El%20progreso%20del
%20peregrino.pdf

- Biografías de Hudson Taylor, George Müller, John Wesley,


Lutero, Ress Howells, Joseph Herrin, etc. …

- Libros de A. W. Tozer.

- Libros de F. B. Meyer

- Libro de nuestra autoría: Finisterre al Borde del Jordán

Libros de autores católicos:

Encontrará mucho de bendición, pero no se olvide de aplicar el


filtro, “escrudriñadlo todo y retened lo bueno” (1 Tesalonicenses
5:21).

- “Subida al Monte Carmelo”, “Noche Oscura del Alma”, “Cántico


Espiritual”, San Juan de la Cruz

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?
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- “Las Moradas”, “Camino de Perfección”, Santa Teresa de Jesús

- “Adulto y Cristiano, Crisis de Realismo y Madurez”, Javier Garrido

- “La Mitad de la Vida como Tarea Espiritual”, “Nuestras Propias


Sombras”, Anselm Grün

- “La Nube del no Saber”, anónimo:


http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/12/libro-la-nube-del-
no-saber-anonimo.html

¿Por qué un Dios bueno que nos ama permite que suframos?

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