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Revista de Estudios Taurinos

N.º 11, Sevilla, 2000, págs. 47-68

LA TAUROMAQUIA.
TEXTO DE LA CONFERENCIA PRONUNCIADA, POR EL MATADOR,
EN LA UNIVERSIDAD COLUMBIA DE NUEVA YORK EN 1929

Ignacio Sánchez Mejías

on ocasión de un coloquio sobre Sánchez Mejías organi-


zado en la sede sevillana de la Universidad Internacional
Menéndez Pelayo en 1986, dirigido por Antonio García-
Ramos, di a conocer, por primera vez, el texto de esta
Conferencia pronunciada, en 1929, por el matador en la Universidad
de Columbia. El texto original fue redactado en papel del Hotel
Ausonia (Nueva York, EE. UU.) a vuela pluma, parte a máquina,
parte a mano, con numerosas correcciones que requerían cierta inter-
pretación. Sin duda alguna eran unas notas redactadas por el torero
poco antes de dar la conferencia y, por tanto, sin intención de ser
publicadas. Redacté mi versión que publiqué en 1987 en la revista
valenciana Quites, págs. 13-20 y, poco después, en 1988, Antonio
García-Ramos y Francisco Narbona editaron en Espasa-Calpe una
muy documentada biografía de Ignacio Sánchez Mejías en la que
incluyeron su propia versión de la misma conferencia. La que pro-
pongo aquí, en la columna de la izquierda, es una adaptación que
tiene en cuenta alguna de las aclaraciones de aquéllos autores donde
incluyo, entre corchetes, lo que no aparece en Sánchez Mejías pero
sirve a la ordenación y mejor comprensión del texto. En la columna
de la derecha la versión de A. García-Ramos y F. Narbona en Igna-
cio Sánchez Mejías, Madrid, Espasa-Calpe, 1988, Col. La Tauroma-
quia, n.º 13, págs. 176-185.
48 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

Versión de P. Romero de Solís Versión de A. García-Ramos


y F. Narbona

1.– PREÁMBULO.– «Vamos a 1.– TAUROMAQUIA.– «Es la cien-


hablar de Tauromaquia que es la cia del toreo, y el toreo es la cien-
ciencia del toreo y del toreo que cia de la vida.» Porque, dice el
es la ciencia de la vida. Saber torero conferenciante que «saber
torear es saber vivir. Cierto es que torear es saber vivir». Ni más ni
en Tauromaquia cada concepto menos.
produce un inmenso campo de
consecuencias. Pero antes de
seguir adelante con ellas analice-
mos el toreo español que se prac-
tica en las llamadas plazas de
toros y, para ello, comencemos
por analizar, certera y detenida-
mente, los elementos que lo com-
ponen».

2.– EL TORO Y EL TORERO.– «El toro 2.– EL TORO Y EL TORERO.– El toro


es el que embiste, el que acomete, es «el principal protagonista de la
el que quiere enganchar al torero Fiesta»: «el que embiste; el que
para herirlo o matarlo. El toro es el acomete; el que quiere enganchar
peligro, la muerte, la muerte que al torero para herirle o para matar-
nos rodea por todas partes, que nos le». «El toro es el peligro, la muer-
busca o que nos espera, que nos te; la muerte que nos rodea por
acecha o que nos viene al encuen- todas partes, que nos busca, que
tro. El torero es el que sortea el nos espera, que nos acecha o nos
peligro, el que engaña a la muerte sale al encuentro». En el otro polo
traficando con ella, el que crea de ese duelo está el matador, «el
unas reglas, un arte para no morir. torero que sortea el peligro, que
El que se enfrenta con el toro, con burla a la muerte, traficando con
el peligro, con la muerte y en sus ella, el hombre que crea unas
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador... 49

mismos hocicos elabora su triunfo, reglas, un arte para no morir; el


conquista su gloria, accede a su que se enfrenta con el toro, con el
bienestar». peligro, con la muerte, y, en sus
propias narices, elabora su triunfo,
conquista su gloria, su bienestar».

3.– EL CABALLO–. «El caballo 3.– EL CABALLO.– «El caballo


pacta con el hombre contra el –explica el conferenciante– pacta
toro, pacta contra la muerte. Yo con el hombre contra el toro, con-
presencié un diálogo que voy a tra la muerte». Naturalmente, Igna-
referir palabra por palabra, letra cio se está refiriendo al jaco del
por letra. picador (no al equino del rejonea-
El hombre: “Necesito de tu dor) porque a renglón seguido acla-
ligereza para herir a la muerte en ra cómo el torero necesita la forta-
el morrillo”. leza suficiente de aquel caballo
El caballo: “Cuenta conmigo. «para herir de muerte al toro»,
Yo corro más que ella, pero es cuando la puya cumple su cometi-
preciso que me guíes”. do en el morrillo de la res. Hay
H: “Yo te llevaré por la boca y como una mutua conformidad del
te impulsaré por los ijares. Res- caballo y de su jinete. Ocurre, sin
pondo con mi vida de la tuya”. embargo, que, «informales ambos»,
C: “Conforme”. unas veces muere uno, otras, otro.
H: “Conforme”. Para evitar el espectáculo repulsivo
Después los hombres y los de las tripas colgando bajo la panza
caballos, “informales” en su trato, del noble animal, se estudiaba
se engañaron los unos a los otros entonces «el peto», discutible
de modo que unas veces moría el expediente que transformó decisi-
caballo y otras el hombre. Sin vamente, según algunos aficiona-
embargo, un hombre y un caballo, dos, la suerte de varas.
si van de acuerdo, siempre triun-
fan de la Muerte».

4.– EL CAPOTE.– «El capote es un 4.– EL CAPOTE.– «Es –dice Sánchez


trozo de seda de vivos colores Mejías– un trozo de seda de vivos
50 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

que sirve para llamar la atención colores utilizado para llamar la


del toro, para atraerlo, para invi- atención del toro, para atraerlo,
tarlo al juego, a la lucha. Tam- para invitarlo al juego, a la lucha».
bién sirve para trastearlo, para Continúa el torero: «También sirve
adivinar sus intenciones, para para trastearlo, para adivinar sus
establecer la categoría de su peli- intenciones, para establecer la cate-
gro. De la misma manera que el goría del peligro. El toro abanto
toro abanto corretea, va y viene corretea, va y viene de un lado a
de un lado para otro, hasta que se otro, hasta que encuentra nuestro
encuentra con nuestro capote, así capote, como la idea vagabunda
la idea vagabunda un día se que un día se para en nuestros pen-
detiene en nuestros pensamien- samientos». Resume así el confe-
tos. El capote, en suma, es la renciante: «El capote es la imagi-
imaginación del torero». nación del torero».

5.– LA PICA.– «La garrocha del 5.– LA PICA.– Es la garrocha del


picador hiere suavemente al toro picador; su misión es «herir suave-
en el morrillo que es el sitio de su mente al toro en el morrillo, que es
muerte, mientras las astas tiran el sitio de la muerte (de la estoca-
sus cornadas mortales al aire. La da), mientras los cuernos tiran cor-
herida es como un carril, una nadas al aire». La herida hecha en
vereda que se abre para que cami- el cuello del cornúpeta es como un
ne nuestra seguridad, es como el carril, «una vereda que se abre para
túnel que hace posible el recorri- nuestro camino, para nuestra segu-
do por debajo de la Muerte, por ridad; es como un túnel que hace
debajo de la nada hacia la Vida, posible el recorrido por debajo de
hacia el Ser. “Ser o no ser”: he la muerte, por debajo de la nada,
aquí la disyuntiva de todo picador hacia la vida, hacia el ser». Ignacio,
que es la misma de todo aquel que recordando la perplejidad de Ham-
trafica con la muerte». let, repite lo del «Ser o no ser». Ésa
es la disyuntiva del picador, viene a
decir, «de todo picador, del torero a
caballo (rejoneador), de todo el
que, en fin, trafica con la muerte».
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador...

Lám. n.º 6.– Ignacio con vestido charro mexicano asiste en México a una pelea de gallos (archivo familiar).
51
52 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

6.– LAS BANDERILLAS.– «Son las 6.– LAS BANDERILLAS.– Sánchez


flores que el torero fácil, el torero Mejías era un verdadero maestro
dominador, el torero seguro, pone en esta suerte; dejémosle en el
esquivando la muerte. La suerte de uso de la palabra: «Las banderi-
banderillas a cuerpo limpio es la llas son las flores que el torero
manifestación poética del lidiador fácil, el torero dominador, el
que la practica. No es comúnmente torero seguro pone esquivando la
ni práctica ni útil, es sólo un derro- muerte. Es una suerte a cuerpo
che de alegría infantil que se desca- limpio; es la manifestación poé-
ra inconsciente ante el peligro. Si tica del lidiador que la practica».
son de fuego –cosa que se elige No es, según él, ni común, ni
cuando el toro es manso– son una efectiva, ni útil, Es sólo un
provocación para que surja la furia; derroche de alegría infantil, que
un deseo perverso como el ritmo se descara inconscientemente
ensordecedor que imprime el alco- con el peligro». Puntualiza Igna-
hol a la cultura de los negros1». cio: «Si son de fuego (hoy no se
usan; el castigo de los mansos es
el arponcillo más incisivo: ban-
derillas negras), son una provo-
cación a la furia, un deseo per-
verso, como el ritmo enloquece-
dor que imprime el alcohol a la
cultura de los negros». (El torero
no olvida que está hablando en
Nueva York, donde existe una
conciencia especial, de peligro,
hacia los no siempre tranquilos
vecinos de Harlem).

1 No hay que olvidar que la conferencia la

redacta cuando García Lorca compone su Poeta


en Nueva York. Ambos se mantienen receptivos a
la dramática segregación racial norteamericana.
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador... 53

7.– LA MULETA.– «Es la herra- 7.– LA MULETA.– Para Sánchez


mienta de los trabajadores del Mejías es «la herramienta en los
valor. El que la domina, sabe trabajadores del toreo». A conti-
manejarla y conoce sus secretos nuación especifica: «El que la
es el único que juega tranquilo domina y sabe manejarla, y cono-
con el peligro, con la muerte. La ce sus secretos, juega tranquilo
muleta es el pararrayos de las cor- con el peligro, con la muerte». O
nadas, la “maquinilla” donde se sea, que un torero puede ser un
estrella la muerte». discreto capeador o lanceador, e
incluso ignorar el vistoso juego de
los rehiletes; si sabe manejar la
franela roja y aliviarse con el esto-
que, puede salir del trance airosa-
mente. «La muleta es el pararra-
yos de las cornadas; la maquinilla
donde la muerte se estrella».

8.– EL ESTOQUE.– «Es el rayo de 8.– EL ESTOQUE.–Ignacio lo define


plata y de sangre que alza, en la poéticamente con estas palabras:
mano derecha, todo el que triunfa «Es el rayo de plata y de sangre
sobre la muerte». que tiene en la mano derecha todo
el que triunfa de la muerte.»

9.– LA PUNTILLA.– «Es el cuchillo 9.– LA PUNTILLA.– En cambio, la


carnicero que se clava en la nuca puntilla es el cuchillo carnicero.
del toro rebelde, del enemigo «Se clava en la nuca del toro
«marrajo», del de la muerte mori- rebelde, del enemigo marrajo, del
bunda, del que se empeña en de la muerte moribunda, que se
estropear nuestro triunfo con las empeña en estropear nuestro
malas artes de la resistencia». triunfo con las malas artes de la
resistencia».

10.– EL PÚBLICO.– «Va al sol o a 10.– EL PÚBLICO.– Al espectador


la sombra. El sol es la localidad –consciente aficionado a los
54 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

barata e incómoda que casi siem- toros o turista incompetente–


pre está a la izquierda de la Pre- Sánchez Mejías lo ve ya sentado
sidencia y la frecuenta el pueblo. en el graderío. «Va –resume– al
La sombra es la localidad cara, sol o a la sombra». Recurriendo a
confortable y presumida, a la un símil político, aclara: «El sol
derecha, y la frecuenta la aristo- es la entrada barata e incómoda;
cracia, los militares, el clero y las está casi siempre situada a la
mujeres. Las mujeres en todos izquierda de la presidencia; la
los espectáculos de la vida tien- frecuenta el pueblo. La sombra
den a acomodarse a la sombra, es la localidad cara, confortable
entre el clero y la aristocracia, y presumida, a la derecha de la
frente al pueblo. Si alguna vez se presidencia; la frecuentan la aris-
subleva contra la tradición salta, tocracia, los militares, el clero y
por encima de la barrera, al ruedo las mujeres. Las mujeres en
entregándose sola a la lidia». todos los espectáculos de la vida
«La Tauromaquia está pre- tienden a acomodarse a la som-
sente desde el pasado. Así, cuan- bra, entre los clérigos y los aris-
do la civilización romana agoni- tócratas, frente al pueblo. Si
zaba por falta de virilidad y sobra alguna vez, olvidando la tradi-
de sentimiento caritativo, por ción, saltan por encima de la
apego o egoísmo de la vida y barrera al ruedo, se entregan
miedo a la muerte, sale de los solas. Cuando una civilización
chiqueros del centro de Europa el rompe sus moldes, una fábrica
toro negro de los bárbaros, el cierra, cuando la civilización
toro sanguinario de los germa- romana agoniza, por ejemplo,
nos. La lidia es el único arte que por falta de virilidad, por sobra
conoce reglas para la evolución y de sentimientos caritativos, por
para la revolución». egoísmo de la vida, por miedo a
la muerte, nada de particular
tiene que salga por los chiqueros
de Europa el toro negro de los
bárbaros o el toro sanguinario de
los germanos».
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador...

Lám. n.º 7.– Ignacio Sánchez Mejías jugando al polo en una finca de Jerez de la Frontera (archivo familiar).
55
56 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

11.– LA BRAVURA.– «El toro bravo 11.– LA BRAVURA DEL TORO.– El


tiene un sitio para nacer lo mismo torero conferenciante sitúa al toro
que el petróleo tiene un lugar para en su lógico hábitat. «Tiene un
brotar. La fiereza al toro se la da la sitio –explica– donde nace; lo
“yerba” que nace del suelo y esto mismo que el petróleo tiene un
es cierto hasta tal extremo que sitio donde brota. La fiereza del
cuando una ganadería entera cam- toro la da la hierba que nace del
bia de lugar, aun dentro de la suelo, y a tal extremo es esto cier-
misma España, pocas generaciones to que, cuando una ganadería
después pierde en bravura lo que entera cambia de un lugar a otro,
gana en mansedumbre. Sus toros, a aun dentro de España, se hace
poco, no embestirán ni acometerán mansa a la tercera generación. Los
por nada ni por nadie: ya se les toros no acometen y da lo mismo
encierre o se les deje en libertad, ya que se les encierre o se les deje en
se les obligue o se les consienta, ya libertad; se les obligue o no; se les
se les moleste o se les acaricie. moleste o se les acaricie». Insiste
Insisto en esto porque es de vital el conferenciante: «Es de vital
importancia. Lo sabemos nosotros importancia, para la ignorancia
pero la mayoría de los extranjeros extranjera, aclarar esto: al toro
lo ignoran. Al toro bravo se le cam- bravo se le cambia de terreno y a
bia de pasto y a los veinte años los veinte años nace manso. Por el
nace manso. Por el contrario, si al contrario, al inofensivo se le lleva
toro manso se le lleva a los terrenos al terreno donde se cría el bravo y
del toro bravo, a los veinte años es a los veinte años es una fiera,
una fiera que tiene instinto de desarrolla su instinto de matar. Al
matar. El toro bravo de Andalucía toro bravo de Andalucía, de Casti-
se lleva a los terrenos de Inglaterra lla, de Navarra, se le lleva a Ingla-
o Norteamérica y a los veinte años terra o a Norteamérica y acaba a
se deja acariciar por el hombre. El los veinte años por dejarse acari-
toro inglés o norteamericano se ciar por el hombre. Está civiliza-
lleva a Andalucía y en veinte gene- do. Y a la inversa, al astado inglés
raciones embiste como si fuera un o norteamericano se le lleva a los
miura y si retornara a su país de cortijos andaluces y en varias
origen pasearía su furia en medio generaciones embiste como si
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador... 57

de los gritos de una civilización fuera de Miura, pasea su furia por


indefensa. Una civilización desam- el mundo, en medio de los gritos
parada porque había olvidado la de una civilización indefensa».
ciencia de la Tauromaquia, la cien-
cia de la lidia del toro que es la
ciencia de la Vida».

12.– LA CRUELDAD DE LAS CORRI- 12.– LA CRUELDAD DE LA FIESTA.–


DAS.– «No tengo inconveniente Ignacio, comprendiendo que las
en que se clasifiquen a las corri- corridas de toros figuran entre «las
das de toros entre las crueldades crueldades universales», explica a
universales. Pero es necesario que su auditorio, formado en gran
sepa todo el mundo que el toro es parte por estudiantes americanos o
una fiera. El día que la curiosidad anglosajones: «Pero es necesario
mundial descubra ese pequeño que sepa todo el mundo que el toro
detalle se hablará en otro tono de es una fiera; el día que la curiosi-
nuestras corridas de toros, depor- dad del mundo repare en este
te viril de una raza que hizo, de pequeño detalle se hablará en otro
este planeta que habitamos, un tono de nuestras corridas de toros,
paseo militar porque estaba acos- de ese deporte viril de una raza,
tumbrada, como observó Rousse- que hizo de este planeta que habi-
au, a jugar con la muerte entre los tamos un paseo, porque nos ha
cuernos de los toros bravos. El acostumbrado a jugar con la muer-
toro bravo no sirve nada más que te, entre los cuernos de los toros
para la emoción y la belleza de la bravos. En resumidas cuentas: el
creación artística a que da lugar: toro bravo sólo sirve para la crea-
la lidia. Existe un principio teoló- ción artística a que da lugar, con
gico que afirma que el animal fue una lidia de tal emoción y belleza
creado por Dios para regalo del que aunque el toro fuese una palo-
hombre y cada cual debe utilizar- mita tendría su justificación».
lo a su gusto. Hay quien lo come
y hay quien lo torea.
En verdad, en la realización
de las corridas de toros, la cruel-
58 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

dad es vista y no vista. La educa-


ción artística de un individuo, de
una sociedad o de una nación no
puede improvisarse, es cuestión
de siglos. Por eso España, país de
artistas, presencia las corridas de
toros sin dar importancia a la
sangre derramada porque, por
encima de todo, están en juego
valores artísticos y vitales irre-
nunciables. El torero se juega la
vida a cara o cruz sin más venta-
ja que su inteligencia. Todas las
ventajas son del toro. El toro dis-
pone de la muerte y tiene la
intención de utilizarla. El toro es
la bala que viene derecha a
matarnos. La virtud del torero es
no asustarse de la muerte. La
ciencia de la tauromaquia consis-
te en el arte de burlar la bala.
»Hablemos mucho más claro:
antes de aceptar, sin más, la
crueldad de la corrida de toros
habrá que discutir sobre la gue-
rra, sobre la caza, sobre el boxeo
y otras muchas cosas que la cor-
tesía me impide enumerar. Cuan-
do la humanidad esté en un grado
tal de civilización que no quede
ninguna crueldad entonces sería
cosa de hablar de suprimir las Fig. n.º 3.– Ignacio Sánchez Mejías,
corridas de toros. Pero mientras en su etapa de novillero (García-
los seres humanos hablen tran- Ramos y Narbona, 1988: 57).
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador... 59

quilamente del número de hom-


bres que cada nación puede matar
en un momento determinado,
hablar de la crueldad de las corri-
das de toros es ridículo. Dentro
de las crueldades humanas no se
puede tomar nada, ni un pequeño
detalle de algo que compita en
belleza con la realización artísti-
ca del toreo. Es verdad que muere
el toro y que puede morir el tore-
ro. Pero ¿cómo y por qué? El toro
muere repleto de furia, de sober-
bia, de rabia por matar. El torero,
en cambio, vestido de seda y oro,
sobre el amarillo del albero, bajo
los rayos del sol, a cielo abierto,
juega con la muerte que se le
aproxima trazando círculos alre-
dedor de su cintura. Matadores,
toreros, hombres de los pueblos
de España ¿por qué vais hacia la
muerte? ¡Hacia ella, hacia la
muerte por la gloria que es la ilu-
sión que corre por la sangre, por
el aplauso que es el premio de la
locura! Y, además, cuando todas
las posibilidades cierran al hom-
bre del pueblo las puertas de la
celebridad, salta al ruedo a jugar
su aventura con la muerte y
muere, si es el caso, sonriendo Fig. n.º 4.– Ignacio Sánchez Mejías,
contento, enseñando el arte de no vestido de luces (García-Ramos y
morir, el arte de la vida». Narbona, 1988: 14).
60 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

13.– DON QUIJOTE Y SANCHO.– 13.– DON QUIJOTE Y LOS TOROS.–


Don Quijote de la Mancha cuando La segunda parte de su conferen-
salta el toro a la arena le echa enci- cia la dedicó Ignacio Sánchez
ma a su amigo Rocinante, el caba- Mejías a situar a don Quijote, el
llo de los toros. ¡Don Quijote, héroe español por antonomasia, y
todos los toreros rezan por ti para a su antagonista y escudero, San-
que Dios te libre de una cornada! cho Panza, en el planeta de los
Nadie teme por Rocinante. Don toros. Demostró, por supuesto,
Quijote sabe lidiar y librar el caba- que había estudiado el tema a
llo, que es lo mismo que nadar y fondo, empujando a los dos per-
guardar la ropa. Ni para guardar la sonajes de ficción creados por
ropa le sirve Sancho. Sancho Cervantes en la arriesgada oca-
Panza no cuida de la ropa, ni de la sión de enfrentarse al toro bravo.
suya ni de la de Don Quijote, por- Esboza el torero-conferenciante
que la ropa no se come y a él sólo una tesis interesante: afirma que
le interesa la comida. Sancho, más el caballero manchego «sabe
que motivo de la perturbación de lidiar y librar a su caballo de la
Don Quijote, es su propio asesino. cornada». «Sabe nadar y guardar
Sí, eso es lo que quiere sin darse la ropa, para lo que no sirve, en
cuenta: matarlo, suprimirlo. Al cambio, su fiel criado, quien sólo
primero que tiene que lidiar Don se preocupa de la comida. Es la
Quijote es a Sancho: su rémora, su perturbación de su amo. Su rémo-
ancla. Sancho es la amargura del ra, su ancla. Es la amargura del
triunfo de Don Quijote, el hacha triunfo de su señor. El hacha que
que poda todas sus alegrías, todas poda todas sus alegrías, todas sus
sus ilusiones. Don Quijote tiene el ilusiones. Don Quijote tiene su
cuerpo lleno de heridas, de corna- cuerpo lleno de heridas, de corna-
das que le han dado los toros. Los das propinadas por los toros. Por-
toros, no lo olvidemos, dan corna- que el toro hiere y mata. Es la
das, hieren y matan. El toro es la muerte. Al hidalgo castellano le
Muerte. Por mucho que se sepa de cogieron algunos toros y hubo
toreo hay momentos en que no se uno, el terrible toro del norte, que
puede evitar la cogida, falla la a punto estuvo de matarlo. Pero
regla o se equivoca el lidiador y, él no se dejaba atrapar fácilmen-
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador... 61

entonces, llega sanguinaria la cor- te. Para evitarlo tiene su arte, su


nada. A Don Quijote lo cogieron tauromaquia. Él sabe que cuando
algunos toros y entre ellos hubo los toros son fuertes, poderosos,
uno que estuvo a punto de matar- lo mejor es cambiarlos de terre-
lo: el terrible toro del Norte. Pero no, llevarles de un sitio a otro,
Don Quijote no se deja matar abriendo nuevos horizontes a la
fácilmente. Para eso tiene su arte, vida. Ése es el arte de torear. Don
su Tauromaquia. Él sabe que cuan- Alonso Quijano descubrió que el
do los toros son fuertes, son pode- mundo tiene forma de ruedo; que
rosos, lo mejor es cambiarlos de es redondo por los cuatro costa-
terreno. Cambiar los terrenos en el dos. Y como sabía torear, cuando
toreo, llevar el toro de un sitio a vio que el toro le comía el terre-
otro, es renovar la lidia, abrir nue- no, lo cambió de tercio; de la
vos horizontes a la vida que es el mitad vieja del mundo a la otra
arte de torear. En el argot taurino mitad; a la mitad nueva del
un tercio no es un tercio, sino un mundo. Y eso lo puede hacer
medio. Cuando se dice cambiar el solamente el que está acostum-
toro de un tercio a otro, lo que se brado a torear todos los toros en
quiere en realidad decir es cam- todos los terrenos. Así lo hizo él,
biarlo de un medio al otro medio. aunque al precio de derramar su
Hablamos de una circunferencia sangre. Don Quijote ha regado
que es el ruedo de la plaza de más de medio mundo con su san-
toros. Don Quijote fue el primero gre, enseñando su arte, su arte de
en descubrir que el mundo tenía la ser siempre, de ser y de estar,
forma del ruedo, que el mundo era eternamente, por los siglos de los
redondo por los cuatro costados. Y siglos, dormido y despierto. A
como sabía torear, cuando vio que toda hora y en todo lugar».
el toro le comía el terreno lo cam-
bió de tercio o medio, más clara-
mente, lo pasó de la mitad vieja
del mundo a la otra mitad: lo trajo
al Nuevo Mundo. Y eso sólo lo
puede hacer quien sea capaz de
torear a todos los toros en todos
62 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

los terrenos. Don Quijote lo hizo y


en el esfuerzo se abrieron sus heri-
das y se derramó casi toda su san-
gre. La sangre de Don Quijote
regando a más de medio mundo ha
hecho brotar su arte, su arte de ser,
de ser siempre, de ser y estar, de
estar eternamente por los siglos de
los siglos, dormido y despierto, sin
vacilaciones, dormido y despierto,
a toda hora y en todo lugar.
»Hay toros que no quieren
lidiar, que no quieren que se les
toree y embisten a la fiesta. Entre
la muchedumbre humana, en un
sentido figurado, es lo que se dice
picar alto o también poner una
pica en Flandes. Una embestida
furiosa y malintencionada a la
fiesta, fue la de Roma en tiempos
de Felipe II. El Papa, no sé si un
Pío V o un Sixto V, tiró un “hacha-
zo” al toreo y fue Fray Luis de
León y los teólogos salmantinos
quienes salieron en defensa de
nuestra tauromaquia. Ellos sabían Fig. n.º 5.– Ignacio Sánchez Mejías
que las normas de torear las dan (García-Ramos y Narbona, 1988:
los ángeles y las de embestir las 192).
dicta el demonio. Cuando alguien
torea a la perfección se dice que
torea como los ángeles y cuando
un toro embiste con mala inten-
ción se dice que es de la misma
piel del demonio. Fernando, el
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador... 63

Gallo, viejo torero y suegro mío,


decía, explicando el movimiento
de la muleta a la hora de matar,
que el que no hace la cruz se lo
lleva el Diablo, porque el toro es
el mismo Demonio».

14.– LOS TOROS Y SANTA TERESA.– 14.– ¿UN MILAGRO?.– Sánchez


«Cuenta el Marqués de San Juan Mejías habló a continuación de los
de Piedras Albas, en su reciente toros que no quieren que se les
libro sobre Santa Teresa y los toree; que embisten a la Fiesta. «Lo
toros, que encontrándose la monja que se dice poner una pica en Flan-
en Medina del Campo ocupada en des», resumió. Recordó la embesti-
los preparativos de una de sus fun- da incompresiva de algunos pontífi-
daciones, se le ocurrió poner en ces de Roma contra la Fiesta en
cultivo un huerto propiedad de la época de Felipe II, y cómo fueron
fundación. En su pobreza de fray Luis de León y los teólogos
medios no sabía con qué labrar la salmantinos quienes salieron en
tierra y se le ocurrió pedir, a un defensa de los toros. “Sabían que
hacendado rico del pueblo, un par las reglas o normas clásicas del bien
de bueyes para el trabajo de la tie- torear las dan los ángeles; las de
rra. El hacendado, hombre incré- embestir, el demonio”. Puntualizó
dulo y de mala condición, atendió Ignacio: “Fernando el Gallo, el
con hipocresía el deseo de Santa viejo torero, suegro mío, decía
Teresa, diciéndole que estaba con- explicando la suerte de matar, que
forme en regalarle dos bueyes con al que no hace en ese instante la
la única condición de ser ella cruz, se lo lleva el diablo porque el
misma quien fuera a recogerlos y toro es el Demonio”. Refirió tam-
quien los unciera al yugo del bién el incidente relatado por el
arado. Teresa de Jesús no puso erudito abulense Marqués de San
inconveniente en aceptar y fue a la Juan de Piedras Albas en su libro
hacienda acompañada de un servi- Santa Teresa y los toros. Andaba la
dor del hacendado al que su jefe reformadora de Carmelo por Medi-
había advertido que le diera un na del Campo, cuando necesitó,
64 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

toro bravo que se hallaba entre los para poner en cultivo un huerto, un
bueyes mansos. La Santa llamó al buey que tirase del arado. Se lo
toro por su nombre Berrendo, y pidió a un rico hacendado, malin-
puso su mano sobre el testuz de la tencionado, quien decidió dar un
fiera. Ante el asombro de todos los susto a la monja, regalándole un
criados presentes, lo unció dulce- toro bravo. Pero cuando la futura
mente al yugo como si se tratara de santa se presentó y llamó al animal
un corderillo. En este milagro, ver- por su nombre –Berrendo se llama-
dadero milagro atestiguado, Santa ba– el cornúpeta acudió mansa-
Teresa de Jesús no hizo más que mente y humilló la cabeza para que
dar un buen pase de muleta. Un Teresa lo unciera en el yugo. «Fue
pase de muleta no al toro que un milagro. Un pase de muleta no al
embiste sino al dueño del toro, al toro, sino al que hasta ese momento
Demonio. Porque el toro es el ver- había sido su dueño: el Demonio».
dadero Demonio y para librarse de El torero y conferenciante volvió a
él hace falta hacer la cruz con la su inicial cantinela, para disipar
muleta y el estoque, obligándolo a equívocos. «Se cree que el toro
humillar la cabeza y hundirle la embiste contra su voluntad; que es
espada en el morrillo, matarlo. un animal arrebatado a la agricultu-
Matar al toro es matar a la Muerte ra; porque su gusto sería trabajar y
y al Demonio». no embestir. Y esto es falso, y hay
que destruir tal aserto. El toro
15.– LA FIEREZA DE LOS TOROS bravo es una fiera, como el león y
BRAVOS.–«Hay toros bravos y el tigre. No sirve para el trabajo
toros mansos. Eso lo sabemos porque acomete y mata. Embiste
nosotros pero la mayoría de los por naturaleza; lleva la furia en la
extranjeros lo ignoran. Se cree que sangre, elaborada por la hierba, en
al toro se le obliga a embestir con- las marismas del Guadalquivir, en
tra su voluntad, otros piensan que las dehesas salmantinas o en las
es un toro que robamos a la agri- vertientes del Guadarrama».
cultura porque su gusto sería tra- Sánchez Mejías insistía: «El
bajar y no embestir. Esto es falso y toro bravo no sirve más que para las
hay que acabar con este prejuicio. creaciones artísticas a que da lugar
El toro bravo es una fiera como el con su lidia, que son, por cierto, de
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador... 65

león y el tigre, a quienes, por otra gran belleza y emoción; un espec-


parte, acomete y vence cuando a táculo sin igual. Hay un principio
ellos se enfrenta. El toro de casta teológico que mantiene cómo el
del sur de España ha vencido en animal fue creado por Dios para
muchas peleas públicas al león y regalo del hombre, y cada cual lo
al tigre. No sirve para el trabajo utiliza a su gusto. Hay quien se lo
porque acomete y mata al hombre, come; hay quien lo torea».
embiste por naturaleza, lleva la Todavía, antes de poner punto
furia en la sangre, en la sangre ela- final a su disertación, Ignacio vol-
borada como ya se dijo, por la vió sobre el tema de la crueldad de
hierba de las marismas del Gua- la Fiesta. El público le había segui-
dalquivir y, más allá, de las dehe- do con suma atención, y no quería
sas salmantinas o de las vertientes perderse sus últimas consideracio-
del Guadarrama». nes. «España, país de artistas –dijo
el torero – de cuya sensibilidad no
16.– EL TRIUNFO DEL PUEBLO TORE- puede dudarse, presencia las corri-
RO.– Rechazada esta compasiva das de toros sin darle importancia a
preocupación, digámoslo, de una la sangre, porque hay otros valores
vez por todas, el toreo no es una implicados en la Fiesta. España,
crueldad sino un milagro. Es la Roma, Grecia, van a la plaza, al
representación dramática del circo, al Olimpo, y enseñan, en la
triunfo de la Vida sobre la Muerte puerta, su certificado o credencial
y aunque algunas veces, tal como de educación artística. El torero se
en la tragedia griega, mueran el juega la vida a cara o cruz, sin más
toro, el hombre y el caballo, el ventaja que su inteligencia. La
contenido artístico de la lidia bri- superioridad física es del toro, que
lla sobre el instante y perdura por dispone de la muerte, y tiene la
los siglos. Es el pueblo el que intención de utilizarla. El toro es la
quiere ser torero porque quiere bala segura que viene derecha a
vivir, es el que quiere torear por- matarnos. La virtud del torero está
que quiere hacer milagros. Son en no asustarse de la muerte.
sucesos que suelen registrar los A la hora de hacer un recuento
poetas. Así a la muerte de Joselito de «las crueldades universales» el
el Gallo le cantó Rafael Alberti: torero-conferenciante habló de la
66 García Ramos y Narbona (derch.) y Pedro Romero de Solís (izqd.)

«Cuatro arcángeles bajaban guerra, la caza, el boxeo «y de otras


y abriendo surcos de flores, muchas cosas que la cortesía –dijo–
al rey de los matadores me impide enumerar». «Cuando la
en hombros se lo llevaban. humanidad –añadió– esté en un
grado tal de civilización que no
»Virgen de la Macarena, quede rastro de ninguna crueldad,
mírame tú como vengo, entonces sería cosa de hablar de la
tan sin sangre, que ya tengo supresión de las corridas de toros.
blanca mi color morena». Pero mientras los hombres señalen
tranquilamente el número de seres
17.– LA PLAZA DEL MUNDO.– «El humanos que cada nación puede
mundo entero es una enorme matar en un momento determinado,
plaza de toros donde el que no hablar de acabar con las corridas de
torea, embiste. Esto es todo. Dos toros es ridículo.
inmensos bandos: manadas de »No se puede hallar un detalle
toros y muchedumbres de hom- (se refiere Ignacio a otras cruelda-
bres, y en consecuencia, es la des humanas) que compita en belle-
lucha por nuestra propia vida la za con la realización artística del
que nos obliga a torear. Nunca toreo. Es verdad que muere el toro y
puede decirse que el público no puede morir el torero. Pero, ¿cómo?
actúa pues siempre tiene su turno. ¿Y, por qué? El toro muere repleto
Al público lo forman todos cuan- de furia, de soberbia, de odio por
tos están de vacaciones, pero cada matar. El torero, vestido de seda y
individuo que lo constituye tiene oro, sobre el amarillo albero, bajo
su turno para bajar al ruedo del los rayos del sol a cielo abierto,
mundo. Hay que exceptuar, natu- lucha jugando con la muerte, que
ralmente, a Sancho Panza. Sancho traza círculos negros alrededor de
Panza no es el actor sino el espec- su cintura.» Los hombres de los
tador eterno, estático y sin rostro. pueblos de España, afirmaba Sán-
Sancho Panza es público puro, es chez Mejías, van a morir «por la
el estómago del arte de torear. gloria que es la ilusión que corre por
Don Quijote por el contrario es la su sangre; por el aplauso que es el
perfección suma de la Tauroma- premio a su locura». Porque «cuan-
quia, el mejor de los toreros espa- do todas las posibilidades cierran
La Tauromaquia. Texto de la conferencia pronunciada, por el matador... 67

ñoles. Toda su fortuna la ganó con las puertas de la celebridad, el hom-


los toros, la hizo toreando, lidian- bre del pueblo salta al ruedo a jugar
do al peligro, a la muerte, a la su aventura con la muerte, y muere
Nada. Triunfa Don Quijote de los sonriendo contento, señalando el
toros aun a costa de Sancho, su arte de no morir; el arte de la vida».
enemigo. Sancho Panza es el Ignacio recordó, de nuevo,
mayor enemigo de la Tauroma- antes de terminar, que el toreo no es
quia porque en ella es el estóma- una crueldad, «sino un milagro».
go lo que más peligra. Las corna- «En todo milagro –añadió– inter-
das en el vientre son mortales de viene el pueblo. Y cuando el torero
necesidad. Y Sancho no quiere muere en la plaza, el pueblo se echa
morir nunca. Don Quijote torea al redondel a recoger su cadáver y
con la izquierda y con la derecha, lo guarda hasta el día de su resu-
pica y banderillea, lidia y mata. A rrección, hasta el día en que Dios lo
esta lucha eterna se llama lidiar o reclama a su lado, en la Gloria. Es
torear un cuerno que quiere cla- un suceso registrado por los poetas.
varnos la punta de su muerte». A la muerte de Joselito el Gallo
dedicó Rafael Alberti estos versos:
***
«Cuatro arcángeles bajaban
y abriendo surcos de flores,
al rey de los matadores
en hombros se lo llevaban.

Virgen de la Macarena,
mírame tu cómo vengo,
tan sin sangre que ya tengo
blanca mi color morena.»

Era el poema escrito por el


poeta gaditano, leído por él
mismo, en el Teatro Cervantes, de
Sevilla, dos años antes.

***

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