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¿ADAPTACIÓN CINEMATOGRÁFICA O TRASPOSICIÓN?

: PARA UNA CONVENIENTE UTILIZACIÓN


DEL TÉRMINO

Aunque Alemania fue pionera en la experimentación fílmica, es después del 28 de diciembre


de 1895, fecha que suele considerarse oficial para indicar el nacimiento del cine con la
proyección pública de La salida de los obreros de la fábrica Lumiére en Lyon Monplaisir de
los Hermanos Lumiére, cuando emergería una revolucionaria forma de narración muy
diferente a la prototípica y predominante durante el siglo XIX y, con ella, la necesidad de
designar características y conceptos propios del séptimo arte.

En toda área de especialización, ya sea artística o al menos en aquellas que persiguen por
diferentes razones un reconocimiento en el ámbito científico, es necesario la consolidación
de una terminología adecuada y precisa que huya de la generalidad y ambigüedad léxica y
que, por lo tanto, permita una infraestructura sólida para la gestión de aparatos teóricos y
analíticos propios. Y éste es el caso de ciertos términos que denotan el traslado de la trama
de una obra literaria a un sistema semiótico diferente como el cine. Etiquetas como
adaptación cinematográfica o traducción intersemiótica son usadas, aún por críticos y
especialistas del arte cinematográfico, de manera indiscriminada sin atender a un sinfín de
rasgos que aluden de forma connotativa.

En la época decimonónica, mediante el ejercicio escritural, el periódico funcionó como el


espacio público predilecto para la construcción del proyecto de nación que dio cabida a todo
tipo de textos que en ese entonces no podían ser catalogados más que con la etiqueta de
literatura, pues no existía una delimitación de lo que se consideraba como Historiografía,
Periodismo o la ciencia literaria en sentido estricto. Es imperante, por lo tanto, para quien
quiera rastrear el origen y devenir de ciertos sucesos sociales y culturales acercarse a archivos
hemerográficos que resguardan la memoria colectiva de nuestra Nación.

Ya en el siglo XX, con la demarcación científica de algunas áreas de estudio, es en este tipo
de colecciones donde podemos encontrar de manera prolífica diversos textos propiamente
periodísticos del ámbito cultural como reseñas y crónicas de obras literarias y
cinematográficas con cierto aparato léxico que comenzaba a unificarse a inicios de la
centuria.

Toda la literatura surgida a lo largo del siglo XIX sirvió como inspiración y fuente de
argumentos para el cine. Dichas producciones se catalogaban en la prensa mexicana a inicios
del siglo pasado con la etiqueta de adaptación cinematográfica. La utilización del término
más antiguo al que hemos tenido acceso data de 1915 que anunciaba la traspolación de la
trama de la obra shakesperiana, Los hijos de Estuardo.1

Si un supuesto básico de la lengua es la utilización de ella de manera clara y sencilla,

1
Sin firma, “Cine Garibaldi” en El Pueblo, año II, t. II, núm. 396 (28 de noviembre de 1915), pp.6.

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