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Se comenzó clase hablando, retomando, del asunto de los disfemismos: palabras

chocantes, groseras, soeces, que en un contexto determinado desentonan. Se comentó


de nuevo la anécdota de cómo el presidente de la Academia Mexicana de la Lengua
dijo acerca de un supuesto derecho a insultar.

También puede haber disfemismos en las que Borges llamó palabras perversas.

Contrariamente existen los eufemismos: recursos que podemos explotar em favor de


nuestro potencial. Son palabras, o bien, expresiones poliléxicas. Palabras suaves, de
gran tersura, que reflejan el refinamiento de una persona al hablar.

Recuperamos, una vez más, lo que decía Saramago acerca de los disfemismos y de
cómo éstos fueran como garrapatas, que a uno lo siguen dañinas.

Se habló del vicio lexicológico de la trivialización: repetir con abuso cualquier


palabra o frase, así echándola a perder.

ENTRAR A LAS REDES SOCIALES. OBSERVAR LOS DISFEMISMOS.


ENTRAR A LA RED SOCIAL DEL PRESIDENTE Y OBSERVAR TODO ELLO.
TRANSCRIBIR LO QUE ENCONTREMOS DISFEMÍSTICO Y OFRECER
LUEGO UNA MANERA EUFEMÍSTICA. HACER UNAS DOS HOJITAS O
TRES.

Conseguir el texto: El dardo en la palabra. Hacer un informe acerca del texto.


Traer ejemplos de lo que él indica como usos recomendables con que suplantar lo
llamado horrores de estilo.

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