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GÉNERO Y CULTURA POPULAR

Estudios culturales 1

Isabel Clúa (ed.)


ÍNDICE
I. ESTUDIOS CULTURALES Y ESTUDIOS DE GÉNERO:
METODOLOGÍAS
Directora de la colección: Meri Torras
¿Tiene género la cultura? Los estudios culturales y la
© De los textos: Laura Borràs, Concepción Cascajosa, Isabel Clúa, Marta Fernández Mora- teoría feminista 11
les, Lucía Lijtmaer, Sara Martín, Isabel Menéndez, Noemí Novell, Susana P. Tosca, Pau Pi- Isabel Clúa
tarch, Isabel Santaulària, Eduardo Viñuela, Laura Viñuela

© De la edición: Edicions UAB


II. LITERATURA
Edicions UAB Género y fantasía heroica 33
Edifici A- Campus de la UAB Pau Pitarch
08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) Un estudio en negro: la ficción de detectives anglosajona,
Tel. 93 581 27 48 de sus orígenes a la actualidad 65
Fax: 93 581 32 39
http://blues.uab.es/publicacions/
Isabel Santaulària

© Del diseño de la colección: Mireia Calafell, Noemí Novell, Meri Torras y Mar Valldeoriola III. CINE
El cine de ciencia ficción: un enfoque en la diferencia 111
Coordinación editorial y cuidado de la edición: Mireia Calafell, Isabel Clúa, Noemí Novell, Noemí Novell
Meri Torras y Mar Valldeoriola
De padre a hijo: la transmisión del discurso patriarcal
Diseño de cubierta: Felipe Gil Gago en el cine de Hollywood (1977-2077) 149
Fotografía de portada: Mireia Calafell Sara Martín
Diseño del logo de la colección: Luci Gutiérrez
Maquetación: Mar Valldeoriola IV. TELEVISIÓN
Esta publicación está vinculada al grupo Cuerpo y Textualidad, grupo de investigación re-
Género y estudios televisivos 177
conocido por el AGAUR (2005SRG-1013) y que desarrolla el proyecto Los textos del cuer- Concepción Cascajosa y Marta Fernández Morales
po. Análisis cultural del cuerpo como construcción genérico-sexual del sujeto (HUM2005-
4159/FILO). V. CIBERESPACIO Y NUEVAS TECNOLOGÍAS
Cuerpo y Textualidad: gr.cositextualitat@uab.cat Género y Ciberespacio. Ciberfeminismo y cibercultura 229
Primera edición: mayo de 2008
Laura Borràs
ISBN: 978-84-490-2540-2 Videojuegos: el entretenimiento del tercer milenio 263
Depósito legal: B. 23932-2008 Susana P. Tosca

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema VI. MÚSICA Y CULTURA JUVENIL
informático, ni su transmisión en ningún formato ni por ningún medio, sea electrónico, me-
cánico, en fotocopia, en grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de
Música popular y género 293
los titulares del copyright. Laura Viñuela y Eduardo Viñuela
Britpop: la ambigüedad vintage 327
Lucía Lijtmaer
La construcción de la identidad en las revistas para
adolescentes 351
Isabel Menéndez
I. Estudios culturales y estudios
de género: metodologías
¿TIENE GÉNERO LA I
CULTURA?* Metodologías

LOS ESTUDIOS CULTURALES Y LA


TEORÍA FEMINISTA
Resumen
Los estudios culturales surgen en el ámbito académico en los años De los estudios
60 como metodología de trabajo que se centra en el análisis de la literarios a los
estudios culturales:
cultura; privilegian una lectura ideológica de la cultura y definen una cuestión de
desde esa perspectiva buena parte de su objeto de estudio, la cul- márgenes 11
tura popular, cuya consideración como margen o zona espuria de
Los estudios
la alta cultura ya definen como ideológica. Este capítulo pretende culturales, los
trazar un panorama mínimo sobre los estudios culturales: sus an- estudios de género
tecedentes, métodos y logros más importantes. Al mismo tiempo, y la teoría feminista 19
pretende mostrar las relaciones, no siempre cordiales a pesar de Ejercicios 26
tener muchos rasgos en común, con la crítica feminista y los estu-
dios de género. Bibliografía 28

DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS A LOS ESTUDIOS


CULTURALES: UNA CUESTIÓN DE MÁRGENES

La evolución de los estudios literarios en los últimos cien


años puede plantearse de muy distintos modos, pero no
cabe duda de que su rasgo principal es la superación pro-
gresiva de las tendencias basadas en el inmanentismo de
lo literario. Si bien corrientes ya lejanas como el formalis-
mo ruso, el new criticism o la estilística supusieron en su
* Este trabajo está vincula-
momento una renovación del estudio del texto literario
do a las líneas de investiga-
aportando conceptos y modos de lectura de vigencia in- ción individual que desa-
dudable, lo cierto es que la teoría literaria se ha caracteri- rrollo en los proyectos «Los
zado, sobre todo, por la revisión de la propia definición textos del cuerpo. Análisis
de lo literario: ¿en qué consiste la especificidad de lo lite- cultural del cuerpo como
construcción genérico-se-
rario? ¿Un texto es siempre literario? ¿En todas partes? La
xual del sujeto (fin de siglo
siempre vacilante literatura comparada también ha con- XX-XXI)» [MEC. HUM2005-
tribuido a plantear el espinoso asunto de los límites de lo 05083] y en el proyecto
literario. ¿Cuál es el juego de similitudes y diferencias en- «Feminismo y género en la
tre la literatura y «todo lo demás»? Obviamente, la línea cultura popular actual Es-

C l ú a G i n é s , I s a b e l , « ¿T i e n e g é n e r o l a c u l t u ra? L o s
e s t u d i o s c u l t u ra l e s y l a t e o r í a f e m i n i s t a » . E n I s a b e l C l ú a 11

(e d . ) , G é n e r o y c u l t u r a p o p u l a r . B a r c e l o n a : E d i c i o n s U A B ,
2008.
critura de las mujeres en la no es clara ni precisa; muy al contrario. Así pues, la teoría De las características propuestas por Pulido, el carác-
literatura, cine y soportes
literaria y la literatura comparada parecen haber llegado a ter político de los estudios culturales resulta, a mi modo
audiovisuales en España
(1995-2007)» [Instituto de
un mismo escenario: si lo literario no es por sí mismo, si- de ver, el aspecto fundamental precisamente porque po-
la Mujer,exp. Núm. 091/07] no que depende de unas atribuciones consensuadas por ne de manifiesto cómo toda lectura es ideológica y no
una comunidad en un momento dado, el estudio de lo li- existe ninguna posición habitable de pureza discursiva.
terario como algo aislado es inviable, pues su propio lí- La propia elección del objeto de estudio ya está marca-
mite depende del funcionamiento cultural de un deter- da, es decir, la idea de que existen unos textos que son
minado momento y emplazamiento. depositarios inmutables de una excelencia estética que
Desde esta perspectiva, los estudios culturales pueden los eleva por encima de cualquier otra manifestación
entenderse como una tendencia que tiene lugar y fecha de cultural y, por otra parte, que ese otro conjunto inmen-
nacimiento –el Centre for Contemporary Cultural Studies, so de textos culturales espurios no tienen ningún inte-
en Birmingham, en los años 60–, y que viene a aglutinar y rés, ya implica una concepción estratificada de la cultu-
sistematizar la inclinación cada vez mayor de los estudios ra. Por ello, una de las principales aportaciones de los
literarios a superar sus límites y abordar los márgenes has- estudios culturales es incorporar al estudio académico y
ta entonces no estudiados. Utilizo la palabra márgenes con definir críticamente lo que se denomina baja cultura o
total deliberación en tanto que una de las primeras eviden- cultura popular.
cias de los estudios culturales es que la propia organización
de la cultura es jerárquica y está intrínsecamente vinculada
a las estructuras del poder. ¿Hay manifestaciones culturales Cultura popular
Un ejemplo modélico de hasta qué punto interviene la ideolo-
«más culturales» que otras? ¿Por qué ciertas formas de la
gía en la definición del objeto de estudio y, a la vez, una mues-
cultura son pensadas como fuera de la cultura? ¿La litera- tra del desmantelamiento de esa lógica, lo constituye el artícu-
tura es «más cultura» que la moda o los usos sociales? lo «Notas sobre la deconstrucción de lo “popular”» (Hall,
¿Qué es, en definitiva, la cultura? Los estudios culturales, 1984), en el que el autor plantea las distintas definiciones al
pues, se plantean como una corriente que se orienta hacia uso de cultura popular:
el estudio de los textos y prácticas culturales, poniendo en 1. La cultura popular es aquello consumido por las masas: co-
mo Hall demuestra, bajo la idea de la cultura masificada se es-
primer plano las implicaciones ideológicas que intervienen
conde la asunción de que ésta es una cultura suministrada di-
en su producción, consumo y recepción. rectamente por la industria para mantener vigentes los
imaginarios que convienen al poder, lo cual implica, en segundo
término, entender a ese público consumidor de cultura popular
Los estudios culturales como una masa de ignorantes que se deja domesticar por las
Tal y como lo plantea Genara Pulido (2003), los estudios cultu- estructuras dominantes. Hall señala, además, cómo esa idea se
rales se caracterizan por: contrapone con la de una cultura «auténticamente» popular, no
-Alejamiento de la visión inmanente de lo literario. comercial, lo cual es inviable porque «no hay ninguna cultura
-Ampliación del objeto de estudio. popular autónoma auténtica y completa que esté fuera del
-Desmantelamiento de la división entre alta cultura y baja cul- campo de fuerza de las relaciones del poder cultural».
tura. 2. La cultura popular es aquello que hace o proviene del
-Cuestionamiento del canon. «pueblo»: además de ser una definición que puede caer fácil-
-Concepción social e histórica de la cultura. mente en el inventario, Hall muestra cómo el problema radica
-Enfoque interdisciplinario. en la distinción entre «pueblo» y «no pueblo» ya que en reali-
-Carácter profundamente comprometido y político. dad está cruzada por otra distinción, y «el principio estructura-
dor de lo popular son las tensiones y oposiciones entre lo que

12 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 13


2 La Escuela de Frankfurt se y predictibilidad, así como por mantener y reforzar la es- Ideología. Es un sistema de
pertenece al dominio central de la cultura de élite o dominante representaciones mediante el
constituye por el conjunto
y la cultura de la “periferia”» y esa distinción es históricamen-
tructura social. Desde el punto de vista actual se da la pa-
de intelectuales agrupados cual los hombres y mujeres
te móvil, de modo que ciertas formas populares adquieren «va- radoja, pues, de que posiciones informadas por el mar- viven sus relaciones con las
bajo el Instituto de Investi-
lor cultural» y a la inversa. xismo acaban asumiendo un enfoque enormemente condiciones de existencia; no
gaciones Sociales de Frank-
furt, que a partir de los años
Ante esas definiciones conflictivas, Hall aporta una tercera: conservador de la cultura. En este sentido es quizás Leo es sólo un cuerpo de ideas,
3. La cultura popular implica, en un momento dado, aquellas Lowenthal, también miembro de la Escuela de Frankfurt, sino un conjunto de prácti-
30 y bajo la dirección de
formas y actividades cuyas raíces están en las condiciones cas y materializaciones y es,
Horkheimer impulsan un quien mejor encarna esa contradicción al considerar que
estudio interdisciplinario de sociales y materiales de determinadas clases, que hayan que- además, inconsciente. La
dado incorporadas a tradiciones y prácticas populares. Lo
la cultura popular está marcada por el estereotipo, el con- función de la ideología es
la cultura partiendo de una
orientación marxista. esencial, no obstante, no es la pura definición, sino la insisten- servadurismo político, la manipulación de los bienes de construir sujetos a través de
cia en la tensión continua (relación, influencia y antagonismo) consumo, y por afirmar que su finalidad es despolitizar a la interpelación; es decir, su-
entre esta área y la cultura dominante, así como en el examen las masas, limitando sus expectativas sociales y económi- jetos sujetos a la propia ideo-
de los procesos mediante los que se articula esa relación de logía.
cas a un marco de explotación y opresión capitalistas.
dominación/subordinación. En suma, la cultura popular se
Frente a ella, la alta cultura encarnaría los ideales negados Hegemonía. Es la condi-
constituye como uno «de los escenarios de la lucha a favor y
en contra de una cultura de los poderosos».
por el capitalismo. ción por la que una clase
Ello no implica que la huella del marxismo en los es- dominante no sólo controla
tudios culturales sea desdeñable; muy al contrario, la una sociedad sino que la di-
rige a través del liderazgo
idea clásica de que las prácticas culturales deben ser ana-
SUJETOS DE/A LA CULTURA. LOS ANTECEDENTES moral y social; se define
lizadas en relación a las condiciones históricas de pro- como permanente, es decir,
DE LOS ESTUDIOS CULTURALES
ducción (y en sentido laxo, a las condiciones cambiantes siempre hay una hegemo-
Los estudios culturales viven la paradoja de que las ten- de consumo y recepción) es fundamental. Es, sin embar- nía, pero ésta se consigue
go, la idea de verticalidad y unilateralidad, es decir, que también a través de nego-
dencias de estudio que constituyen sus antecedentes más ciaciones, concesiones, etc.
inmediatos resultan, al mismo tiempo, opuestas a sus el poder emana de la superestructura a la base para do-
planteamientos. Así, en las definiciones que Hall aporta mesticarla y amansarla, lo que se pone en cuestión. En
de la cultura popular hay que entender la crítica solapa- ese aspecto, la referencia dentro de los estudios cultura-
da, por ejemplo, a las aportaciones de Walter Benjamin y, les a la terminología clásica del marxismo ha ido per-
posteriormente, de la Escuela de Frankfurt,2 que consti- diendo peso a favor del uso de otros conceptos, igual-
tuyen las muestras más tempranas de interés por la cultu- mente inspirados en el marxismo, pero más finos a la
ra popular en el siglo XX. Por una parte, Benjamin, en su hora de mostrar el trazado de relaciones de poder que se
célebre ensayo «La obra de arte en la época de la repro- da en la cultura. En ese sentido, el concepto de
ductibilidad técnica» (1936), ilumina el carácter político ideología5 de Althusser o el concepto de hegemonía 5
de los hechos artísticos; ahora bien, el texto asume la acuñado por Gramsci se han revelado sustancialmente
mercantilización del arte y la pérdida de su valor estético más productivos. Partiendo de esos conceptos mucho
al entrar en la cadena de consumo. Es decir, al mismo más flexibles, la cultura popular ya no es simplemente
tiempo que sitúa la cultura popular como objeto de estu- un escenario presionado por el poder, sino un escenario
dio, la aborda desde una posición ideológica muy marca- híbrido donde chocan distintas intenciones, donde un
da. En esa misma línea, Adorno y Horkheimer acuñan el elemento ideológico que refuerza el discurso hegemóni-
término de industria cultural para referirse a los produc- co puede ser desmantelado y/o subvertido.
tos y procesos propios de la cultura de masas, a los que, Dicho de otro modo, los textos y prácticas culturales
no obstante, caracterizan por su homogeneidad cultural no tienen un significado intrínseco y limitado, sino que

14 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 15


el significado se constituye de forma dinámica. En ese ¿QUÉ SUJETO? LA IRRUPCIÓN DE LA POSMODERNIDAD 2 Como en el caso de la li-
sentido, la aportación de la semiótica y del estructuralis- teratura comparada, la apli-
mo francés son fundamentales. El ya clásico trabajo de Si bien, como ya se ha dicho, los estudios culturales se cación del término discipli-
na a los estudios culturales
Roland Barthes, Mitologías (1957), constituye la referen- aglutinan en un primer momento en el CCCS de Bir- ha sido sobradamente dis-
cia inexcusable a la hora de mostrar no sólo cómo los lu- mingham y trabajan a partir de unos intereses comunes cutida y resulta bastante
gares comunes de la cultura, las prácticas cotidianas, los sobre unas áreas determinadas (Pulido, 2003: 122-3), lo impropia; aunque por una
textos populares... constituyen nuestro propio imagina- cierto es que la irrupción de nuevas corrientes de pensa- parte se constituyen como
rio, sino también cómo en todos esos elementos de la una tendencia clara en sus
miento desde los mismos años 60 plantea nuevas pre-
planteamientos, al nutrirse
cultura popular no hay nada obvio. Así pues, en el ensa- guntas y nuevos retos a la disciplina.2 Si como afirma- y servirse de otras discipli-
yo «El mito, hoy», que constituye la sistematización teó- ba Culler en una de las definiciones más simples y nas y acomodar muy diver-
rica de este tipo de análisis, Barthes recupera la idea de certeras de los estudios culturales, éstos abordan el mo- sas metodologías, la califi-
que «el mito» es un cuerpo de ideas y prácticas que in- do y grado en que las fuerzas culturales nos conforman cación de disciplina resulta
conflictiva.
tentan hacer pasar como natural y eterno lo que es cul- como sujetos y nos interrogan sobre el modo en que
tural y concreto, con la función última de imponer una «podemos usarlas para otros propósitos, ejercitando
ideología. No obstante, quizás lo más interesante es el nuestra responsabilidad [agency]» (Culler, 2000: 60), el
análisis del mito desde una perspectiva semiológica, de catálogo de interrogantes se ve necesariamente modifica-
modo que éste nunca está limitado a una significación do en el momento en que entran en escena aconteci-
única, es polisémico, y descifrarlo depende de una serie mientos como los procesos de descolonización, la arti-
de condiciones que pueden generar lecturas disruptivas. culación del feminismo de la segunda ola, los
De ahí que, de nuevo, el mito pueda servir y al mismo movimientos por los derechos civiles y, en fin, los movi-
tiempo desafiar al sistema cultural que lo ha generado. mientos sociales e intelectuales que ponen de relieve las
Junto a todos ellos, cabe mencionar el impacto de la tra- identidades obliteradas por el discurso normativo y re-
dición culturalista británica como tercer elemento que aca- claman la visibilización de éstas tanto como la necesidad
ba influyendo decisivamente en la eclosión del Centre for de revelar de qué modo esas identidades han sido borra-
Contemporary Cultural Studies de Birmingham (CCCS). das, silenciadas o emplazadas en los márgenes.
Los trabajos de Hoggart y Williams terminan por situar en Aunque el carácter políticamente legítimo de estos y
la agenda académica las distintas prácticas culturales po- otros movimientos ha sido reconocido, su irrupción su-
pulares como objeto de estudio. Es especialmente intere- pone la ruptura definitiva de la posibilidad de hablar de
sante, además, el hecho de que utilicen elementos metodo- sujeto, sin adjetivar y sin localizar. Más aún, se habla tam-
lógicos claramente procedentes de los estudios literarios: bién de la imposibilidad de alcanzar un conocimiento to-
obviamente, el estudio de la cultura puede abordarse desde talizador de la cultura, lo cual, en términos más amplios,
muy diversas disciplinas (sociología, antropología, etc.), implica una crisis sin precedentes del conocimiento en la
pero a diferencia de éstas, que utilizan sus propias metodo- sociedad occidental, tal y como lo teoriza Lyotard en su
logías, los estudios culturales, tal y como señala Jordan decisiva obra La condición postmoderna (1979).
(1986: 46-47), parten de la idea de que el texto (sea éste El modo en que el posmodernismo ha influido en los
una novela, una revista, una película, un videojuego, etc.) estudios culturales es difícil de precisar en la medida en
es una «serie estable de sentidos», de modo que el análisis que es una transacción inacabada y, como ocurre con sus
textual es fundamental, siempre bien entendido que la lec- antecedentes, está llena de contrastes; así pues, los gran-
tura de todo texto es necesariamente intertextual. des teóricos del posmodernismo constatan y utilizan co-

16 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 17


mo rasgos de la posmodernidad algunas de las evidencias nos forman como sujetos. De ahí que, en términos prác- Diferencia. Tal y como lo
plantea Derrida, la diferen-
puestas de relieve por los estudios culturales: la imposibi- ticos, como señalan Barker y Beezer (1992), el cambio
cia recoge el doble sentido
lidad de separar lo alto de lo bajo, la imbricación de la esencial, metodológicamente hablando, es el abandono de diferir: posponer y ser
cultura con el poder y la economía o el íntimo vínculo del concepto de «clase» como núcleo central a favor de distinto. En su formulación,
que une lo ideológico con lo cultural. Curiosamente, esas conceptos como «subjetividad» o «identidad», que por se aplica al sistema lingüís-
constataciones están acompañadas de prejuicios ya cono- supuesto ya no se entienden de modo universal ni inva- tico, de modo que un ele-
mento siempre es diferido,
cidos respecto a la cultura popular, que sigue siendo ca- riable sino que están insertos en una red de diferencias.5
nunca es una presencia ab-
racterizada como un ámbito decadente, movido por la Este panorama ha suscitado reacciones muy divergen- soluta, pues ésta siempre se
economía, donde no puede haber ninguna expresión es- tes; la acusación más frecuente ha sido la de la atomiza- construye en relación con
téticamente válida. El caso más sintomático quizás sea el ción tanto del objeto de estudio como del mismo saber. otros elementos equivalen-
de Fredric Jameson (1991) que hila todos estos conceptos A ello hay que añadir la fuerte institucionalización de los tes; y al mismo tiempo, esa
relación «diferida» es posi-
en un panorama más bien apocalíptico, en el que el pos- estudios culturales dentro del sistema académico esta- ble porque ese elemento es
modernismo deviene la «lógica del capitalismo tardío» y dounidense, a lo que ha seguido un cuestionamiento de «diferente», distinto al resto
la cultura popular no se distingue de la cultura comercial, su carácter comprometido y político. ¿Cómo mostrarse de los elementos con los
que es vulgar, materialista y carente de gusto. crítico con el poder desde el poder? es una pregunta que que se relaciona.
La caracterización de lo posmoderno que hace Jameson interpela tanto a quienes se han erigido en máximos re-
coincide, en líneas generales, con la que llevan a cabo otros presentantes de los estudios culturales como a sus críti-
teóricos; la disolución de límites entre los estratos de la cos y que, a mi juicio, devuelve a la preocupación funda-
cultura y el desarrollo rizomático de los textos –que remi- mental de la (a)disciplina: delimitar cuál es el lugar que
ten a más textos, tras los cuales no hay nada– de la que ha- ocupamos en la cultura y desvelar qué lealtades, cons-
bla es reconocible en la caracterización de la posmoderni- cientes e inconscientes, sostenemos y, sobre todo, a quié-
dad llevada a cabo, de manera más productiva, por otros nes o a qué sostenemos con ellas.
autores. Quizás entre todos ellos sea Jean Baudrillard quien
ofrece un planteamiento más sugerente con su concepto de
cultura del simulacro, en la que la distinción entre realidad LOS ESTUDIOS CULTURALES, LOS ESTUDIOS DE
y representación se difumina, y ambas se conciben como GÉNERO Y LA TEORÍA FEMINISTA
ámbitos que se experimentan simultáneamente. Dicho de
otro modo, la simulación «es la generación por modelos de Como ya se ha dicho, los estudios culturales difícilmente
algo real sin origen ni realidad» (Baudrillard, 1978: 5). No pueden entenderse sin su alianza y su mixtura con otras
se puede separar, pues, la realidad de su representación, lo corrientes académicas que han cuestionado y redefinido
que a mi juicio proporciona argumentos para entender de- el sujeto de la cultura. En el caso de los estudios de géne-
finitivamente cómo la cultura no es un sistema de repre- ro y la crítica feminista prácticamente cabe decir lo mis-
sentaciones que «copian» o «reflejan» la realidad y los suje- mo, y difícilmente pueden pensarse al margen de la ma-
tos, sino un auténtico dispositivo –utilizando el término yoría de preocupaciones e intereses que nutren los
foucaultiano– que los genera. estudios culturales, tanto en su búsqueda de los factores
Desde el nuevo contexto posmoderno, la pretensión de culturales que nos forman como sujetos como en el com-
los estudios culturales no puede ser ya cartografiar la rea- promiso político a la hora de enfrentarse a ese análisis.
lidad y las redes que la entretejen con los textos culturales De hecho, en la misma articulación del feminismo de
sino mostrar cuáles son los dispositivos culturales que la segunda ola cuyo momento fundacional –o, cuando

18 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 19


menos, más emblemático– fue la publicación del libro de nes de la mujer», quienes levantaron el pensamiento femi- Empoderamiento/Incardi-
namiento. Estos términos
Betty Friedan, The Feminine Mystique (1963), ya se ob- nista y lo situaron no sólo en la academia sino en el mis-
son la traducción más acep-
serva la importancia que se concede al estudio de la cul- mo corazón de los estudios culturales. Así, durante los tada y común del término
tura popular como formadora y portadora de unos sig- años 70, éstos fueron incorporando, como ya se ha dicho, inglés «empowerment», que
nificados de género; así, en su segundo capítulo, «The el interés por el estudio del género y la sexualidad, tanto significa la capacidad de do-
Happy Housewife Heroine», Friedan aborda el análisis como por otras diferencias identitarias (como la etnici- tarse a sí mismo de un po-
der o agentividad política
de las revistas femeninas, fundamentalmente para de- dad), influidos también por autores como Foucault y
que emerge del reconoci-
nunciar la imagen de la feminidad de la que son trans- Bourdieu. De ese modo, la segunda hornada de investiga- miento de la situación con-
misoras, al mismo tiempo que acusa también a la publi- dores británicos del CCCS modificaron el enfoque de sus creta del yo. En un contexto,
cidad, las películas, la televisión, las novelas, etc. como investigaciones e intentaron «mostrar más la resistencia el posmoderno, en que la
proveedoras de imágenes que forman la vida de las mu- cultural de los grupos sin poder que el valor de éstos fren- noción de sujeto ya no se
sostiene en la naturaleza y
jeres y se constituyen como espejos de éstas. te a la interpretación tradicional de las culturas dominan- por tanto, es fluctuante, el
Friedan no es un caso aislado y, ciertamente, los pri- tes (clase alta, varón y blanco)» (Cañero, 2002). incardinamiento es la opera-
meros análisis culturales desarrollados desde un punto Entre los investigadores de esta segunda hornada cabe ción básica para situarse en
de vista feminista adoptan una posición de desconfianza destacar, por su especial relevancia en los estudios cultu- una encrucijada discursiva
determinada y asumir desde
respecto a la cultura popular, en lo que se ha denomina- rales feministas, a Angela McRobbie, cuyo libro Femi-
ella una posición política
do el debate sobre las «imágenes de la mujer». Tal y co- nism and Youth Culture (1991) trabaja –como en el caso determinada.
mo analiza Hollows (2000), acusar a la cultura popular de Friedan– en las revistas para mujeres, concretamente
de reforzar o proporcionar imágenes conservadoras de la jóvenes. Su perspectiva en este y otros trabajos es diame-
mujer implica un triple error teórico: 1) se asume que la tralmente distinta a la de Friedan, y McRobbie enfatiza
cultura popular representa identidades de género y, co- cómo ciertos mensajes pueden ser positivos y proporcio-
mo se ha mostrado posteriormente, el proceso no es tan nar un marco de empoderamiento.5 De hecho, en el tra-
simple y mecánico; más bien lo que hace es «construir y bajo de McRobbie puede ya trazarse la incipiente irrup-
estructurar el significado del género»; 2) se asume que lo ción del feminismo de la tercera ola, pues ya se constatan
que «muestra», «dice» o «propone» la cultura popular en él las divergencias entre las generaciones jóvenes de
tiene una única interpretación, es decir, que los textos mujeres y el pensamiento feminista clásico.
son autoevidentes, pero, como se ha mostrado, los textos Pese a que los ejemplos de Friedan y McRobbie pue-
son polisémicos y su decodificación depende de los dis- den entenderse como opuestos en la medida en la que la
tintos repertorios que utiliza el lector/la lectora, y 3) se primera achaca a la cultura popular muchos de los males
asume que todos los intérpretes lo decodifican de un que atenazan a las mujeres y la segunda la considera un
mismo modo lo que, en último término, implica conce- espacio de resistencia ante la cultura dominante en el
bir un/a intérprete monolítica y uniforme y, como se ha que las nociones de género y sexualidad también en-
mostrado posteriormente desde la misma crítica femi- cuentran alternativas, la posición del feminismo respec-
nista, la categoría «mujer» difícilmente puede reducirse a to a la cultura popular no ha seguido una evolución plá-
una etiqueta uniforme, pues encubre una diversidad de cida, pasando del rechazo al interés, sino que es más
experiencias y definiciones. compleja y comprende diversas aproximaciones. Según
Evidentemente, estas imprecisiones metodológicas no Rakow (1998), las aproximaciones feministas al análisis
empañan la aportación de Friedan ni mucho menos de las de la cultura popular pueden resumirse en cuatro gran-
feministas que participaron en el debate sobre las «imáge- des modos: 1) el análisis de las imágenes de la mujer

20 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 21


producidas por la cultura popular; 2) la recuperación y entre la cultura popular y las mujeres. Por una parte, el
relectura de la cultura popular creada por mujeres; 3) el célebre libro de Susan Faludi, Backlash: The Undeclared
estudio de la recepción y consumo de la cultura popular War against Women (1992), se constituye como un hito
por parte de las mujeres, y 4) la formulación de una teo- en la discusión del momento; Faludi retoma los plantea-
ría cultural feminista. Estas aproximaciones mantienen mientos originales de Friedan, culpando a los medios y
una visión divergente sobre qué es y qué posibilidades la cultura popular de intentar socavar, en este caso, los
ofrece la cultura popular a la causa feminista. logros del feminismo de la segunda ola. El libro, sin em-
bargo, coincide cronológicamente con aproximaciones
radicalmente opuestas en las que no sólo se parte de una
El feminismo y la cultura popular visión más optimista de lo popular sino que sostienen
Según analiza Hollows (2000), las definiciones sesgadas de
justamente lo contrario: que los medios y la cultura po-
cultura popular que había delineado Hall (1984) también pue-
den seguirse en las distintas aproximaciones feministas:
pular han incorporado la perspectiva feminista, produ-
1. La cultura popular es aquello consumido por las masas. Se- ciendo nuevas significaciones de género que serían im-
gún Hollows, esta asunción de la cultura popular es la que ins- pensables sin el impacto del feminismo, acudiendo
pira el pensamiento de Friedan y otras feministas radicales. Las precisamente a ejemplos contemporáneos –tal es el caso
implicaciones son también evidentes: no sólo sitúa a la feminis- de la emergencia del Grrl Power o la irrupción de nuevos
ta en una posición de superioridad intelectual respecto a la
modelos de heroínas en los medios–. Evidentemente, a
mujer «normal» sino que se desprecia el potencial subversivo
que puede existir en todo elemento popular.
esta visión optimista se siguen otros debates: ¿son estos
2. La cultura popular es aquello que hace o proviene del logros una concesión de la industria? ¿Es la forma en la
«pueblo». Según Hollows, esta visión idealizadora de lo popu- que el discurso hegemónico neutraliza los discursos
lar está presente en ciertas tendencias feministas que intentan oposicionales incorporándolos?
encontrar una expresión tradicional «auténtica» de las mujeres El feminismo se sitúa, en fin, en dos posiciones simul-
que ha sido marginada o borrada. Del mismo modo en que Hall
táneas: como señala Hollows, en parte se coloca fuera y
nota que no puede existir una cultura popular fuera de la cultu-
ra, Hollows señala que no puede existir una cultura de las mu-
contra la cultura popular, mientras que otra parte asume
jeres fuera del patriarcado (precisamente porque cultura y pa- su estudio como un área prioritaria de trabajo, entre otras
triarcado establecen el marco conceptual en que surgen). razones porque se entiende que la formación de las subje-
3. La cultura popular como un escenario de lucha. Desde esta tividades contemporáneas, incluyendo las marcas de géne-
tercera definición, Hollows apunta cómo el feminismo puede ro, pasa necesariamente por el universo de lo popular.
encontrar un espacio productivo para redefinir la feminidad y
la masculinidad, pues no son categorías culturales fijas; ade-
más, no sólo se puede concebir cómo esas identidades genéri- EL GÉNERO DE LA CULTURA
cas son producidas por y en relaciones de poder sino que tam-
bién cabe abordar cómo están cruzadas por otras formas de
En suma, pese a compartir buena parte de sus intereses y
identidad cultural (raza, clase, sexualidad, etc.).
compromisos, el encaje entre feminismo y estudios cul-
turales no ha sido todo lo perfecto que cabría pensar
Difícilmente puede decirse que el feminismo ha pasa- (Franklin et al., 1991): al margen de las espinosas rela-
do o evolucionado de unos planteamientos a otros, sino ciones entre el feminismo y la cultura popular, la crítica
más bien que éstos conviven y se alternan. Por ejemplo, principal formulada desde el ámbito de los estudios cul-
el debate durante la década de los 90 muestra la convi- turales ha sido la aparición de un «ghetto» feminista cu-
vencia entre visiones enfrentadas acerca de las relaciones yo mayor problema no es tanto centrarse en cuestiones

22 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 23


2 Estoy aludiendo implíci- de género y sexualidad como en olvidar o dejar de lado
subjetividad moderna se define a través de símbolos que pose-
tamente a la idea de «cono- otros elementos que habían sido centrales en la (a)disci- en claras marcas de género y lo hace, además, de un modo
cimiento situado» propues- plina. La cuestión es, a mi juicio, si realmente a fecha de contradictorio: la modernidad es poseedora de cualidades co-
ta por Donna Haraway en
hoy, tras varias décadas de teoría feminista, hay alguna mo racionalidad, productividad y represión, identificadas con lo
1995, quien niega la posibi-
lidad de un conocimiento feminista que no sea consciente de las muchas diferen- masculino; pero también como una subjetividad pasiva, hedo-
cias identitarias –entre ellas, la clase– que cruzan a las nista y descentrada, identificada con lo femenino.
objetivo pero apuesta por
Precisamente en el marco cronológico que trabaja la autora
un conocimiento «parcial, «mujeres». Dicho de otro modo, me pregunto si existe
localizable, crítico que ad- –finales del siglo XIX– resultan decisivas las discusiones sobre la
algún trabajo que analice las identidades genéricas en el «feminización» de la cultura y, muy significativamente, su de-
mite la posibilidad de cone-
xiones llamadas solidaridad
vacío, sin aludir a esa red de diferencias, sin asumir que generación, su involución a un estado natural y salvaje, lo que
en la política y conversacio- toda identificación es variable y se apoya en distintos muestra cómo las tensiones alrededor de la normativa de gé-
nes compartidas en la epis- vectores que están entrelazados.2 nero asumen una dimensión que permea toda la realidad cultu-
temología» (Haraway, 1995: Desde una posición que niega rotundamente que cen- ral del momento. Dicho de otro modo, abordar la perspectiva
329). de género en el estudio cultural de ese período se revela no co-
trarse en el género implique una posición reduccionista,
mo enfoque reduccionista, sino muy al contrario.
autoras como Williamson (1986) reivindican este enfoque
como un lugar privilegiado de asedio a la cultura en la
medida en la que la propia idea de cultura posee también Estos y otros ejemplos vienen a mostrar cómo la
una marca de género. Williamson sostiene que la femini- asunción de una perspectiva feminista y un enfoque de
dad se ha definido tradicionalmente como «natural» (lo género no necesariamente implican la atomización del
que lleva aparejado otra asunción, a saber, que lo «cultu- conocimiento o la restricción a una posición limitada y
ral» es expresión de la virilidad). De ese modo, considera, cerrada, sino más bien cómo puede ser un instrumento
lo «femenino/natural» es un lugar de privilegio para ob- o un punto de partida óptimo para desplegar un análisis
servar cómo se constituyen otras diferencias identitarias. cultural global. Un instrumento, además, que desvela y
Otras autoras, como Modleski (1982), señalan nuevas im- hace patente el lugar desde el que se habla, lo que en últi-
plicaciones entre género y cultura, fundamentalmente la mo término debería ser una condición inexcusable para
asociación de la cultura de masas con lo femenino, siendo desarrollar cualquier análisis que se presente como polí-
la cultura popular una cultura feminizada (con una obvia ticamente comprometido, pues no hay compromiso po-
connotación despectiva compartida), en la que pueden re- sible que pueda sostenerse en el vacío, en la pureza, fuera
seguirse otras oposiciones igualmente significativas: femi- de las marcas culturales que se pretenden abordar.
nidad/consumo/lectura frente a masculinidad/crea - Desde esta perspectiva parece obvio, como señala Lury
ción/escritura. Una idea que también Felski (1995) (2001), que más allá de la amplia variedad de trabajos que
recorre en su análisis de la cultura del fin del siglo XIX, re- pueden plantearse en la confluencia de los estudios cultu-
calando no sólo en esta doble oposición señalada por rales y los estudios de género, si no se apuesta decidida-
Modleski sino mostrando también cómo el género puede mente por abordar de forma interdependiente género y
estructurar toda la percepción de la cultura de una época. cultura –incluyendo ahí cómo lo cultural se ha definido
y redefinido en torno al género, pero también en torno a
nociones como clase, raza, etc.–, las cuestiones de género
El género de la cultura
Tal y como señala Felski, la noción de modernidad no puede
sólo podrán ser un añadido a los estudios culturales. Y
abordarse sin un análisis que tome en consideración el papel probablemente éste sea un lujo que ni los estudios cultu-
de las identidades de género. Así, la autora constata cómo la rales ni los estudios de género puedan permitirse.

24 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 25


EJERCICIOS contra la violencia de género. Entiendo, además, la razón ética
por la que no debemos interpretarla, pero sí me pregunto a me-
nudo si puedo apelar a la libertad de expresión para contar esta
1. A partir de la lectura de Apocalípticos e integrados ante
historia de un matador de mujeres. ¿Se ha dejado de interpretar
la cultura de masas de Umberto Eco (Barcelona: Lumen, Otelo, de Shakespeare? ¿Se han dejado de interpretar los tangos
1975), se propone la discusión en clase sobre la estratifi- más arrabaleros y sangrientos? ¿Hemos dejado de ver películas de
cación de la cultura y las diferentes posturas ideológicas bellos psicópatas que matan a las mujeres?
hacia la baja cultura/cultura popular. Hace unos días, la Asociación de Mujeres Progresistas galardo-
nó a Pedro Almodóvar por su visión del mundo femenino. No
puedo dejar de acordarme del filme Átame, en el que Antonio
2. Lee y comenta el texto de Jacques Derrida La universi-
Banderas y Victoria Abril protagonizaban un secuestro, amor y
dad sin condición (conferencia pronunciada en 1998 en desde luego violencia de género. O Hable con ella, donde Javier
la Universidad de Stanford; accesible en la web Derrida Cámara hacía el amor a una mujer en coma. No recuerdo si en su
en castellano: <http://www.jacquesderrida.com.ar>). Es- día se calificó de violencia de género cualquiera de estos dos
cribe un ensayo breve (2000/2500 palabras) sobre la po- ejemplos. Estoy perplejo y me hago muchas preguntas. Me pre-
sibilidad de un compromiso político en el mundo acadé- gunto si la autocensura es válida para unos y no lo es para otros.
Me pregunto si seguirán acusándome de machista si canto la his-
mico y las implicaciones de la labor desarrollada en las
toria del asesino de una mujer.
aulas.
4. A partir de la lectura –puede ser perfectamente par-
3. A partir de la lectura de esta columna de prensa, se
cial, partiendo de la selección y reparto de capítulos en-
propone la discusión de las asimetrías de lecturas ideoló-
tre el alumnado– de cualquiera de los siguientes libros,
gicas en clave de género sobre los textos de la alta cultura
se propone la puesta en común y discusión no sólo de las
y la cultura popular.
áreas de estudio abordadas sino también de qué tipo de
nociones teóricas sobre el género/sexualidad se plantean
Canciones políticamente incorrectas (El Periódico, 16 julio 2007)
José María Sanz, Loquillo en ellos.

Fue una de las canciones emblemáticas de los años 80, tan reivin- Gauntlett, David, Media, Gender and Identity. Londres: Routled-
dicados en este verano de nostalgia pesetera y dúos imposibles. ge, 2002 (y/o de los materiales presentes en la página de apoyo
Debería decir de antemano que la canción fusionaba la rumba y el al libro <http://www.theoryhead.com/gender/>.
rock and roll con ese desparpajo que teníamos entonces. Hasta Inness, Sherrie A., Action Chicks: New Images of Tough Women in
creó escuela y ganó todos los premios de 1987 que podían conce- Popular Culture. Londres: Macmillan, 2004.
derse. A saber: críticos, revistas especializadas, emisoras de radio McRobbie, Angela, Feminism and Youth Culture: From Jackie to
con pedigrí... Fue la causante de que la banda ascendiera al estre- Just Seventeen. Londres: Macmillan, 1991.
llato y de que toda España y parte de América Latina cantara aque-
llo de «por favor, sólo quiero matarla, a punta de navaja, besándola
una vez más». La canción desapareció del repertorio de Loquillo y
Trogloditas de un día para otro sin dar los protagonistas mayor ex-
plicación ante el asombro de sus fans. Las asociaciones feministas
tacharon el tema de machista y de inducir a la violencia de género,
y cargaron contra el autor de la letra y contra el grupo.
EMI reeditó la canción en formato single 10 años después, y las
emisoras de radio que anteriormente la habían encumbrado se
negaron a radiarla. Conocido es que he apoyado siempre la causa

26 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 27


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28 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 29


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II. Literatura

30 ISABEL CLÚA GINÉS ¿T I E N E G É N E R O L A C U LT U R A ? 31


SOBRE LAS AUTORAS Y LOS AUTORES

LAURA BORRÀS CASTANYER


Licenciada en Filología Catalana (1993) y Doctora en Fi-
lología Románica (1997) por la Universidad de Barcelo-
na, con Doctorado Europeo (1997) y Premio Extraordi-
nario (1998). Desde hace ocho años se dedica la docencia
de la literatura en entornos virtuales, en el Departamento
de Estudios de Lenguas y Culturas (antes Humanidades y
Filología) de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC);
y desde hace trece años es profesora de Teoría de la Lite-
ratura en la Universidad de Barcelona. Sus campos de in-
terés son diversos, desde la literatura medieval o la litera-
tura escrita por mujeres, hasta la más reciente literatura
electrónica, pasando por las interrelaciones entre la mi-
niatura y el texto en el marco de la locura medieval o el
estudio del mito de Don Juan en la literatura, la música y
el cine. Fue premiada por su trayectoria con la Distinción
de Joven Investigador de la Generalidad de Cataluña
(2001-2005). Dirige el grupo de investigación Herme-
neia, formado por profesores de diversas universidades
europeas y estadounidenses, el cual estudia las conexio-
nes entre los estudios literarios y las tecnologías digitales.
Asimismo, es Directora Académica del Máster en Estu-
dios Literarios en la Era Digital de la UOC.

CONCEPCIÓN CASCAJOSA VIRINO


Doctora en Comunicación Audiovisual (con Premio Ex-
traordinario) y Profesora Ayudante en el Departamento
de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la Uni-
versidad Carlos III de Madrid, donde forma parte del
Grupo de Investigación «Televisión: memoria, represen-
tación e industria». Es autora de los libros Prime Time:
Las mejores series americanas – De CSI a Los Soprano
(2005), El espejo deformado: Versiones, secuelas y adapta-
ciones en Hollywood (2006) y De la TV a Hollywood: Un
repaso a las películas basadas en series (2006), además de
dos decenas de artículos para antologías y revistas aca-

385
démicas. Es editora de la antología La caja lista: Televi- disponible el volumen The Human Body in Contempo-
sión norteamericana de culto (2007) y participa en el Pro- rary Literatures in English. Cultural and Political Impli-
yecto de Investigación I+D «Cultura, Sociedad y Televi- cations, del que es coeditora.
sión en España (1956-2006)».
LUCÍA LIJTMAER
ISABEL CLÚA GINÉS Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Bar-
Doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Compara- celona (UB) y MA en Periodismo Internacional (Universi-
da e investigadora del Grupo Cuerpo y Textualidad, diri- dad de Westminster). Es profesora en la Facultad de Co-
gido por la Dra. Meri Torras (Universidad Autónoma de municación Digital de la Universidad de Vic (UVic) y se
Barcelona) donde participa en el proyecto «Los textos del está especializando en estudios culturales y cultura pop,
cuerpo. Análisis cultural del cuerpo como construcción con especial interés en la intersección entre clase social, gé-
genérico-sexual del sujeto (fin de siglo XX-XXI)»; también nero y culturas musicales. Actualmente prepara su tesina
forma parte del proyecto «Feminismo y género en la cul- sobre el fenómeno del Brit Pop y los medios de comunica-
tura popular actual. Escritura de las mujeres en la literatu- ción británicos. Colabora habitualmente con el diario
ra, cine y soportes audiovisuales en España (1995-2007)» ADN y la revista cultural Marabunta, y prepara proyectos
dirigido por la Dra. Helena González (Universidad de culturales con proyectoliquido.com (<http://proyectoli-
Barcelona). Su investigación se centra en los mecanismos quido.com/>) y Pix Editorial. Con anterioridad ha trabaja-
de construcción del género y la identidad en la cultura eu- do en la Universidad de Rosario (Argentina), el periódico
ropea de finales del XIX, así como en las narrativas sobre Buenos Aires Herald y la revista Purple Magazine (Londres).
género e identidad que atraviesan la cultura popular con-
temporánea. Ha participado en el primer volumen de esta SARA MARTÍN ALEGRE
colección (titulado Cuerpo e identidad) con el artículo Profesora en el Departamento de Filología Inglesa y Ger-
«Género, cuerpo y performatividad». manística de la Universidad Autónoma de Barcelona.
pirkheimer@hotmial.com Como investigadora se especializa en los estudios de gé-
nero (en especial la masculinidad), las adaptaciones ci-
MARTA FERNÁNDEZ MORALES nematográficas, los estudios góticos dentro de los géne-
Doctora por la Universidad de Oviedo, donde cursó la ros del terror y la ciencia ficción, y en el estudio del
licenciatura en Filología Inglesa y donde completó el posicionamiento de la cultura popular dentro de la cul-
Programa de Doctorado en Estudios de la Mujer. Es tura en general. Ha participado en el primer volumen de
Profesora Titular en la Universidad de las Islas Baleares esta colección (titulado Cuerpo e identidad) con el artí-
y centra su investigación en cuestiones de género en culo «Los estudios de la masculinidad: una nueva mira-
productos culturales como el teatro, el cine y la televi- da al hombre a partir del feminismo».
sión. Ha publicado artículos en revistas nacionales e in- Sara.Martin@uab.cat
ternacionales (Atenea, English Studies, Analele, Odisea,
American Drama, etc.) y es autora de cuatro libros y co- M.ª ISABEL MENÉNDEZ MENÉNDEZ
autora de uno. Recientemente ha elaborado materiales Licenciada en periodismo y Experta Universitaria en polí-
didácticos para el análisis de género de largometrajes y ticas públicas e igualdad, ha dedicado su línea investiga-
cortos comerciales, así como para la adaptación de dora a la comunicación desde la perspectiva de género.
asignaturas de Filología Inglesa al Espacio Europeo de Forma parte del profesorado de títulos propios de la Uni-
Educación Superior. A lo largo del próximo año estará versidad de Deusto, la Pontificia de Salamanca y la Pom-

386 387
peu Fabra de Barcelona. Entre sus publicaciones destacan PAU PITARCH FERNÁNDEZ
El 4º poder, ¿un poder de mujeres? (2003), Género en primer Licenciado en Estudios de Asia Oriental y Teoría de la
plano. Guía didáctica para el análisis no sexista de produc- Literatura y Literatura Comparada por la Universidad
tos cinematográficos (coautora; 2004); Entre Penélope y Autónoma de Barcelona, es investigador del grupo Cuer-
Mesalina. El discurso de las revistas dirigidas a adolescentes po y Textualidad, dirigido por la doctora Meri Torras.
(2005); Guía de lenguaje no sexista (2006); El zapato de Ce- Sus áreas de especialización son la literatura europea fi-
nicienta. El cuento de hadas del discurso mediático (2006) y nisecular, materia que desarrolla en su investigación
Discursos de ficción y construcción de la identidad de género doctoral, y la literatura japonesa, desde el punto de vista
en televisión (2007, en prensa). de los estudios culturales y de género. En la actualidad
está cursando un posgrado sobre literatura japonesa en
NOEMÍ NOVELL la Universidad de Tokio y trabaja como traductor del ja-
Licenciada en Letras Inglesas por la Universidad Nacio- ponés y consultor de la Universidad Abierta de Cataluña.
nal Autónoma de México (UNAM), donde también es
profesora. Actualmente está por concluir su tesis docto- ISABEL SANTAULÀRIA
ral en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en Profesora titular en la Universidad de Lérida, donde im-
la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus investigacio- parte los cursos de novela del siglo XIX y contemporánea
nes se centran en la ciencia ficción en el cine y la literatu- y narrativas populares para la titulación de Filología In-
ra, la teoría de los géneros literarios y cinematográficos, glesa. También imparte una asignatura virtual sobre fic-
y los estudios culturales y de género. Ha publicado artí- ción de asesinos en serie dentro del programa Intercam-
culos sobre ciencia ficción en diversos libros y revistas. pus. La mayor parte de su investigación se centra en los
noemi.novell@gmail.com estudios culturales, las narrativas populares y los estu-
dios de género. Ha escrito varios artículos sobre aventu-
SUSANA P. TOSCA ra y masculinidad, terror, novela romántica y chick-lit,
Profesora titular de la Universidad de Copenhague, Di- ficción de detectives, cine y series de televisión. En estos
namarca, después de haber trabajado en la Universidad momentos, está escribiendo sobre las series norteameri-
Oxford Brookes en Inglaterra. Se doctoró en la Universi- canas Deadwood y Jericho, terminando un libro sobre fic-
dad Complutense de Madrid, donde su tesis sobre Lite- ción de asesinos en serie y empezando otro sobre la serie
ratura Digital obtuvo la mención summa cum laude. Ac- Buffy la cazavampiros y la heroína de acción.
tualmente es miembro del departamento de
Comunicación Innovadora y el grupo de Investigación EDUARDO VIÑUELA SUÁREZ
en Juegos de Ordenador, así como jefa de estudios del Licenciado en Historia y Ciencias de la Música (2002)
programa de Diseño y Cultura Digitales de la misma por la Universidad de Oviedo. En la actualidad realiza su
Universidad. Desarrolla su actividad científica en el cam- tesis doctoral en dicha universidad con el título El video-
po de los videojuegos, la cultura y la literatura digitales, clip en España (1980-1995). Promoción comercial, merca-
y pertenece a numerosos comités científicos de conferen- do audiovisual y sinestesia. Realizó una estancia de inves-
cias y organizaciones como la directiva de la Organiza- tigación en el Instituto de Música Popular de la
ción de Literatura Electrónica. Es editora del Journal of Universidad de Liverpool (2007). Ha publicado diversos
Digital Information y de Gamestudies, que fundó junto artículos sobre música popular y medios de comunica-
con Espen Aarseth. ción audiovisual y ha participado como ponente en nu-
merosos congresos nacionales e internacionales relacio-

388 389
nados con este campo de estudio.
eduvisu@hotmail.com

LAURA VIÑUELA SUÁREZ


Licenciada en Historia y Ciencias de la Música (1999)
por la Universidad de Oviedo, donde también cursó el
Programa de Doctorado de Estudios de la Mujer. Ha de-
sarrollado su actividad investigadora en el ámbito de la
música popular y los estudios feministas y es autora de
La perspectiva de género y la música popular: Dos nuevos
retos para la musicología (2004, KRK Ediciones). Cuenta
con una amplia experiencia como formadora y ponente
en temas de género e igualdad de oportunidades en di-
versos ámbitos y ha participado como investigadora en
proyectos nacionales e internacionales. Actualmente di-
rige su propia empresa: Espora, Consultoría de Género.
lauravs@espora.es

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