You are on page 1of 33

Infección de la herida quirúrgica.

Prevención y tratamiento
Surgical site infection. Prevention and treatment
A. Santallaa, MS. López-Criadoa, MD. Ruiza, J. Fernández-Parraa, JL. Galloa, F. Montoyaa
a
Servicio Obstetricia y Ginecolog??a. Hospital Universitario Virgen de Las Nieves. Granada.
Espa??a.
Resumen
Objetivo: Conocer los factores implicados en la aparición de infecciones en la herida quirúrgica
y las principales medidas de control de éstos en la cirugía en general y en la cirugía ginecológica
en particular. Material y métodos: Revisión de las principales guías de práctica clínica publicadas
en la bibliografía internacional (Centers for Disease Control and Prevention, National Institutes
of Health) y nacional. Resultados: Según el Ministerio de Sanidad y Consumo en España se
estima una prevalencia global de infecciones de la herida quirúrgica (IHQ) del 5-10%. La
mortalidad directa por IHQ es del 0,6% y la mortalidad asociada a IHQ, del 1,9%. En Estados
Unidos se estima que una IHQ prolonga la estancia 7,3 días, con un coste adicional diario de
3.200 dólares. Se identifican varios factores de riesgo para IHQ que dependen del paciente, del
acto quirúrgico y del cuidado postoperatorio. Conclusiones: A pesar de los grandes avances
surgidos en cirugía, la IHQ continúa siendo un problema frecuente, grave y costoso. La
prevención, mediante el adecuado conocimiento de los factores de riesgo para la aparición de
ésta, así como de las medidas que disminuyen su incidencia, es la medida más eficaz para su
reducción. El lavado quirúrgico, el uso de antibióticos y, sobre todo, la depurada técnica
quirúrgica son los principales factores de riesgo identificados.
Resumen
Objective: To evaluate the principal risk factors for surgical site infections (SSI) and the main
measures for their prevention in surgery in general and in gynecologic surgery in particular.
Methods: We reviewed the main clinical practice guidelines published in the international
(Center for Disease Control, National Institute of Health) and Spanish literature. Results: In
Spain the prevalence of SSI is estimated at 5-10%. Mortality directly attributable to SSI is 0.6%
per year and that associated with SSI is 1.9%. In the USA, SSI increases the length of hospital
stay by an average of 7.3 days with an extra cost of $3200 per day. Several risk factors for SSI
have been identified, involving the patient, the surgical intervention, and postoperative care.
Discussion: Despite the advances made in surgical materials and techniques, SSI remain a
frequent, severe and expensive problem. Knowledge of the risk factors involved in SSI and of
the measures that reduce their incidence is the most important factor in their prevention. The
main risk factors identified are related to surgical scrub, use of antibiotics, and adequate surgical
skill.

INTRODUCCIÓN

La infección de la herida quirúrgica (IHQ) y las complicaciones que de ella se derivan han constituido un
hecho inseparable a la práctica quirúrgica desde sus rudimentarios comienzos hasta la actualidad. Las
primeras medidas activas para luchar contra las infecciones asociadas a la cirugía se deben a Holmes y
Semmelweis en 1846, que estudiaron la alta mortalidad de las mujeres hospitalizadas con fiebre puerperal
en las maternidades de Viena. A raíz de la muerte de un colega tras participar en la necropsia de una paciente
infectada, postularon que la infección se trasmitía de una manera directa e instauraron el uso obligatorio de
guantes y el cambio de ropa, lo que redujo la mortalidad materna de un 11,4% en 1846 a un 1,3% en 1848.
Más adelante, tras el descubrimiento de las bacterias por Pasteur, Lister en1867 publica Principios de
antisepsia, que revolucionó la práctica de la cirugía. La aplicación de técnicas de asepsia permitió disminuir
la tasa de infecciones en cirugía electiva del 90 al 10%. Otros autores como Holmes, Kocher y Halsted también
fueron precursores cuyos trabajos permitieron, junto con el desarrollo del tratamiento antibiótico, establecer
las bases de las actuales técnicas de asepsia y antisepsia.

A pesar de los avances aparecidos en las técnicas, los materiales quirúrgicos, los antibióticos y los métodos
de esterilización, un número importante de procedimientos quirúrgicos desembocan en este tipo de
complicación. Entre las causas que motivan esto se postulan el aumento global de la actividad quirúrgica
(en Estados Unidos se estima que al día se realizan más de un millón de procedimientos quirúrgicos), la
creciente resistencia antibiótica, la extensión del espectro de población operable a pacientes cada vez más
seniles y con pluripatología, y la realización de procedimientos más complejos, como trasplantes, prótesis,
etcétera.

MAGNITUD DEL PROBLEMA

En España se estima una prevalencia global de IHQ del 5-10%, cifra que varía en función del tipo de cirugía
considerada (del 1% en la denominada cirugía limpia al 15% en la llamada sucia), de la definición de IHQ
usada y del sistema de vigilancia de infecciones nosocomiales establecido en cada hospital. En ginecología,
se calcula una cifra cercana al 5%.

Como norma general, se considera que la aparición de una IHQ duplica la estancia y coste hospitalarios
normales para esa intervención. En 1992, en Estados Unidos se recogió que una IHQ prolonga la estancia
hospitalaria 7,3 días, con un coste adicional diario de 3.200 dólares.

Se ha notificado, según el Ministerio de Sanidad y Consumo, una mortalidad directa por IHQ del 0,6% y
asociada a la IHQ del 1,9%.

DEFINICIONES

A fin de unificar criterios y conocer con mayor exactitud la prevalencia y el pronóstico de las IHQ, los Centers
for Disease Control (CDC) publicaron en 1999 las siguientes definiciones:

Tipos de cirugía
1. Cirugía limpia: cuando el tejido que se va a intervenir no está inflamado, no se rompe la asepsia quirúrgica
y no afecta al tracto respiratorio, digestivo ni genitourinario. No está indicada la quimioprofilaxis
perioperatoria salvo en casos especiales de cirugía con implantes, pacientes inmunodeprimidos o ancianos
> 65 años. Se calcula un riesgo de infección sin profilaxis antibiótica del 5% y una prevalencia real en España
del 1,3%.

2. Cirugía limpia-contaminada: cirugía de cavidades con contenido microbiano pero sin vertido significativo,
intervención muy traumática en los tejidos limpios, tractos respiratorios o digestivos (salvo intestino grueso)
y genitourinarios. Riesgo de infección sin profilaxis del 5 al 15%, y en España, del 8%. Como norma general,
se recomienda profilaxis antibiótica.

3. Cirugía contaminada: inflamación aguda sin pus, derramamiento de contenido de víscera hueca, heridas
abiertas y recientes. Riesgo sin profilaxis del 15 al 30%, y real, del 10%.

4. Cirugía sucia: presencia de pus, víscera perforada y herida traumática de más de 4 h de evolución. Aquí
ya no se considera profilaxis, puesto que se da por infectada, y por ello se habla de tratamiento empírico
antimicrobiano. Riesgo del 40%.

Definición de IHQ

IHQ Incisional superficial: aquella en la que se dan las siguientes condiciones:

Ocurre en los 30 días después de cirugía.

Compromete únicamente la piel y los tejidos blandos subcutáneos a la incisión.

Mínimo una de las siguientes condiciones: a) drenaje purulento, con o sin confirmación microbiológica por
la incisión superficial; b) aislamiento del microorganismo en un fluido o tejido; c) mínimo uno de los
siguientes signos o síntomas de infección: dolor, inflamación, eritema, calor o que el cirujano haya abierto
deliberadamente la herida quirúrgica, excepto si el cultivo es negativo, y d) diagnóstico de IHQ por el
cirujano.

No se incluyen:

* Inflamación o secreción del sitio donde entra el punto.

* Infección en la episiotomía o en la circuncisión de un recién nacido.


* Infección de una quemadura.

* Si la incisión compromete planos más profundos y se extiende a la fascia o al músculo.

IHQ Incisional profunda: aquella en la que se dan las siguientes condiciones:

Infección que ocurre en los 30 días después de la cirugía si no existe un implante.

Hasta un año después si hay implante relacionado con la cirugía.

La infección envuelve tejidos blandos profundos (fascia y músculo).

Mínimo una de las siguientes condiciones:

* Drenaje purulento de esta zona, sin que comprometa infecciones de órgano y espacio del sitio operatorio.

* Dehiscencia de suturas profundas espontáneas o deliberadamente por el cirujano cuando el paciente tiene,
al menos, uno de los siguientes signos o síntomas: fiebre (> 38 ºC), dolor localizado, irritabilidad a la
palpación, a menos que el cultivo sea negativo.

* Absceso u otra evidencia de infección que afecte la incisión profunda al examen directo, durante una
reintervención, por histopatología o examen radiológico.

* Diagnóstico de infección incisional profunda hecha por el cirujano o por la persona que lo esté atendiendo.

No se incluye:

* Infecciones que comprometan el plano superficial y profundo se catalogan como profundas.

* Infecciones de órgano y espacio que drenen a través de la incisión.

IHQ tipo Infección de órgano y espacio : aquella en la que se dan las siguientes condiciones:

La infección ocurre en los 30 días siguientes a la cirugía, sin implante.

La infección ocurre al año siguiente de la cirugía, cuando hay un implante en el lugar quirúrgico.
La infección puede relacionarse con la cirugía y compromete cualquier órgano o espacio diferente de la
incisión, que fue abierto o manipulado durante el procedimiento quirúrgico.

Mínimo una de las siguientes condiciones:

* Drenaje purulento que es sacado de un órgano o espacio por la incisión.

* Microorganismos aislados de un cultivo tomado en forma aséptica de un líquido o tejido relacionado con
órgano y espacio.

* Un absceso u otra evidencia de infección que envuelva el órgano o el espacio, encontrado en el examen
directo durante reintervención, por histopatología o examen radiológico.

* Diagnóstico de infección de órgano y espacio por el cirujano que lo está atendiendo.

TRATAMIENTO DE LAS INFECCIONES DE LA HERIDA QUIRÚRGICA

Una vez diagnosticada la infección o si existe una alta sospecha clínica, se debe instaurar tratamiento, a la
par que, si procede, realizar técnicas complementarias de diagnóstico, como cultivos, hemocultivos o
pruebas de imagen.

Los principios generales de tratamiento de IHQ permanecen prácticamente inalterados desde principios de
siglo cuando fueron descritos por Kirschner en 1920.

Los 3 pilares fundamentales del tratamiento son la instauración de un tratamiento antibiótico adecuado, el
drenaje quirúrgico y el soporte metabólico y hemodinámico del paciente, que evite la aparición de una
segunda complicación.

Tratamiento antibiótico

Hasta disponer de antibiograma específico, ante la sospecha fundada de IHQ, debe instaurarse tratamiento
antibiótico empírico de amplio espectro, considerando la naturaleza de los gérmenes que contaminan con
más frecuencia la herida quirúrgica, según su localización. Para cirugía abdominal y vaginal, en la que
predominan las infecciones por gramnegativos y anaerobios, se recomienda cefoxitina 1-2 g/4-6 h, cefotetan
1-2 g/12 h, ceftizoxima 2 g/8-12 h, ampicilina-sulbactam 3 g/6 h, ticarcillina-clavulanato 3,1 g/4-6 h,
piperacillina/tazobactam 3,375 g/6 h, imipenem-cilastati-na 0,5 g/6 h, meropenem 1 g/8 h o combinaciones
de antiaeróbico + antianaeróbico, como gentamicina 1-2 mg/kg/8 h, o tobramycina 1-2 mg/kg/8 h, o
amikacina 5 mg/kg/8 h más clindamicina 600-900 mg/6 h, o metronidazol 500 mg/6 h.Tratamiento
quirúrgico
Se debe proceder a la extracción del foco séptico mediante drenaje, que puede ser directo al exterior o a
través de cavidades naturales. Se debe realizar un desbridamiento amplio de los tejidos, extrayendo los
tejidos desvitalizados y demás detritus, destrucción de posibles puentes de fibrina que puedan formar
compartimientos con colecciones purulentas, lavado con abundante agua oxigenada y suero, lo que tiene
efecto dual (mecánico de arrastre y químico con el aporte de oxígeno que disminuye la proliferación de
anaerobios). Por último, se debe dejar la herida abierta para que continúe drenando y evitar los primeros
días su cierre, que se producirá por segunda intención.

PATOGENIA DE LA INFECCIÓN DE LA HERIDA QUIRÚRGICA

La aparición de una IHQ es el resultado de la interacción entre gérmenes patógenos existentes y el huésped.
La contaminación de la herida quirúrgica es precursor necesario para la aparición de infección, dependiendo
ésta de la respuesta del huésped. El riesgo de IHQ se puede conceptuar con la siguiente ecuación:

Factores dependientes del germen

La naturaleza de los gérmenes implicados en las IHQ depende básicamente de la localización de la herida.
Los gérmenes asociados a cada localización no han cambiado en los últimos 30 años, y entre ellos destacan,
por orden de frecuencia, Staphilococcus aureus, Staphilococcuscoagulasa negativos,
enterococos, Escherichia coli, anaerbios, etcétera. En cirugía ginecológica predominan S. aureus, E. coli, SGB
y anaerobios. Además, el tipo de germen implicado puede depender de las características individuales del
paciente.

La cantidad de bacterias presentes necesarias para producir de una IHQ es de 10.000 microorganismos por
gramo de tejido, pero este número desciende considerablemente si existe material extraño; así, por ejemplo,
sólo se necesitan 100 S. aureus por gramo de tejido si hay hilo de sutura.

La virulencia es una característica intrínseca de cada microorganismo; así, hay bacterias gramnegativas que
segregan toxinas que estimulan la liberación de citocinas que pueden desencadenar una respuesta
inflamatoria sistémica que cause del cortejo sintomático de la infección. Otros microorganismos pueden
inhibir la movilidad de macrófagos favoreciendo la aparición de IHQ.

Factores de riesgo para infección de la herida quirúrgica

A continuación, se enumeran los factores de riesgo para IHQ que se irán desarrollando progresivamente:
1. Dependientes del paciente: estado inmunitario, enfermedades de base, hábitos nocivos, tratamientos
habituales, estado nutricional, infecciones coexistentes.

2. Dependientes del acto quirúrgico: técnica quirúrgica, duración de la cirugía, localización y tipo de cirugía,
uso de profilaxis antibiótica, asepsia y antisepsia del quirófano, personal e instrumental utilizado.

3. Otros: cuidados postoperatorios, duración de la estancia hospitalaria prequirúrgica, funcionamiento de


los drenajes.

Factores de riesgo dependientes del paciente

El control y el tratamiento prequirúrgicos, en la medida de lo posible, de estos factores se pueden considerar


una medida activa efectiva en la disminución de la aparición de IHQ.

Estado inmunitario

El estado inmunitario del paciente es un determinante fundamental de la susceptibilidad del huésped a


desarrollar una IHQ. Estados de inmunodeficiencias, ya sean permanentes (inmunodeficiencias congénitas o
VIH) o transitorias por tratamiento (corticoides, administración de inmunodepresores o quimioterápicos),
predisponen a una mala respuesta a la colonización microbiana habitual de la herida quirúrgica y, por tanto,
al desarrollo y extensión sistémica de una IHQ.

Es importante el control adecuado del sistema inmunitario, ya sea mediante el tratamiento adecuado de
enfermedades como la infección por el VIH o mediante la supresión o reducción, si es posible, de
tratamientos inmunodepresores previos a la cirugía.

Enfermedades de base. Diabetes

Se ha demostrado una relación lineal entre la tasa de IHQ y los valores de hemoglobina glucosilada (HbA 1c),
así como los valores en el postoperatrio inmediato de glucemia mayores de 200 mg/dl.

Hábito tabáquico

El consumo de tabaco provoca una inhibición del movimiento de los macrófagos que altera así la quimiotaxis
alrededor de la herida.

Estado nutricional
Un estado nutricional deficitario se asocia con el aumento de incidencia de IHQ, así como con el retraso en
la cicatrización. Aunque en distintos estudios el aporte de nutrición parenteral previa a la cirugía no ha
conseguido, por sí mismo, disminuir la aparición de IHQ, en pacientes sometidos a grandes intervenciones
y en los que reciben cuidados críticos el aporte calórico pre y posquirúrgico es una práctica habitual en
muchos hospitales.

Por otro lado, la obesidad se asocia a un mayor riesgo de IHQ debido a la maceración de los tejidos.

Estancia hospitalaria preoperatoria

La estancia hospitalaria se ha asociado clásicamente a una mayor aparición de IHQ; hoy por hoy, se duda
de si se trata en realidad de un factor de confusión, ya que pacientes con enfermedades de base que
necesitan control y aquellos que desarrollan otras complicaciones quirúrgicas tienen una mayor estancia
hospitalaria y una mayor frecuencia de IHQ, pero no es un factor independiente. Por otro lado, hoy el 75%
de la actividad quirúrgica es ambulatoria, lo que infradiagnostica las IHQ que se desarrollarán en el domicilio
del paciente.

Colonización preoperatoria de mucosas del paciente por S. aureus

S. aureus es uno de los patógenos asociados con más frecuencia a IHQ. El 20-30% de la población es
portadora de S. aureus en la mucosa nasal. En estudios recientes se ha encontrado una asociación
significativa entre el estado de portador de S. aureus y IHQ en cirugía cardíaca que se redujo en el grupo
con tratamiento preoperatorio en monodosis con mupirocina. En la actualidad se están desarrollando más
estudios que parecen confirmar estos resultados.

Transfusión perioperatoria

Se ha relacionado un aumento de aparición de IHQ con situaciones en las que se precisó transfusión
perioperatoria de hemoderivados. Actualmente se piensa que este hecho podría tratarse de un factor de
confusión, ya que es bien conocido que estados hipovolémicos operatorios debidos a la disminución de
aporte sanguíneo (con disminución de llegada de leucocitos) y disminución de aporte de oxígeno (que
impiden la proliferación de anaerobios) se asocian a una mayor incidencia de IHQ. La transfusión de
hemoderivados casi siempre es consecuencia de un estado hipovolémico marcado. En cirugía colorrectal se
ha demostrado que el aporte de oxígeno en gafilla nasal en el postoperatorio reduce la incidencia de IHQ.

Factores de riesgo dependientes del acto quirúrico

Ducha preoperatoria con antisépticos


Aunque la ducha preoperatoria con clorhexidina y povidona yodada ha demostrado reducir el número de
colonias en la piel del paciente de 280.000 a 300, no ha demostrado reducir el número de IHQ, por lo que
su aplicación no es habitual.

Rasurado

Se ha demostrado la reducción de IHQ con el rasurado, preferentemente eléctrico, de la zona quirúrgica


inmediatamente antes de la operación. No se recomiendan rasurados más extensos ni realizarlos el día antes
de la cirugía, ya que se producen pequeñas heridas en la piel que favorecen la colonización bacteriana de
la zona.

Limpieza de la piel con antiséptico previa a la cirugía

Existen en el mercado diversos preparados antisépticos para la desinfección del campo operatorio en el
paciente, así como para el lavado de las manos del personal que interviene en la operación.

Existen diversas características que hay que considerar a la hora de elegir un antiséptico para el lavado del
personal y del campo quirúrgico, como:

Su espectro de acción, que debe ser lo más amplio posible, cubriendo gérmenes grampositivos,
gramnegativos, virus y esporas.

Rapidez de acción tras la aplicación en el campo.

Duración de la acción (efecto dentro del guante): se calcula que en el 50% de las operaciones se produce la
perforación de un guante. Este porcentaje aumenta al 90% si el acto quirúrgico dura más de 2 h. Con el
paso de las horas, dentro del guante se produce el ascenso de gérmenes que se encuentran en el fondo de
las glándulas sudoríparas, por lo que la duración prolongada en la acción del antiséptico permitirá que el
ambiente dentro del guante continúe siendo estéril si se produce una perforación.

Efectos indeseables en la piel del paciente y del personal, como irritaciones y alergias.

Efectos adversos sistémicos, generales y en poblaciones especiales (hipotiroidismos e hipertiroidismos


asociados a la absorción de yodo en embarazadas y neonatos).

No neutralización de su acción al interactuar con la sangre y otros fluidos que pueden aparecer en el campo
operatorio.

Precio.
Características fisicoquímicas especiales: volatilidad, almacenaje.

Los principales antisépticos usados y sus características se exponen en la tabla 1.

El proceso de "pintado" de la piel debe iniciarse en la zona de la incisión y extenderse desde ahí de forma
concéntrica lo suficiente como para permitir ampliaciones de la incisión inicial prevista si fuese necesario, así
como la salida de drenajes. Debe esperarse un tiempo prudencial de 30 s previo al secado del antiséptico.
Actualmente existen láminas de plástico impregnadas en antiséptico que se adhieren al campo quirúrgico y
a través de las cuales se realiza la incisión.

El lavado de las manos debe iniciarse en las palmas, para después descender en sucesivas pasadas cada vez
más extensas hasta los codos. Se deben mantener los brazos flexionados y elevados hasta el secado, para
evitar la caída de agua desde los codos a las manos. La duración mínima debe ser de 3 min y no se ha
demostrado beneficio entre el lavado de 3 y el de 10 min. El primer lavado del día debe incluir limpieza de
las uñas. Se ha demostrado una mayor colonización bacteriana en mujeres con las uñas pintadas, largas o
postizas, por lo que estas prácticas deben desaconsejarse.

Profilaxis antibiótica

El uso de antiboterapia profiláctica en cirugía es una medida extendida y eficaz en la prevención de IHQ,
pero para mantener esta eficacia y no aumentar inútilmente las resistencias antibióticas la profilaxis
antibiótica se debe usar sólo cuando el beneficio sea evidente. Como norma general, los CDC recomiendan
la profilaxis antibiótica en:

Cirugía limpia contaminada.

Cirugía limpia en los órganos donde las consecuencias de una IHQ serían catastróficas (corazón, sistema
nervioso central).

Cirugía limpia, si se deja algún tipo de material protésico.

Por definición, no se aplica profilaxis antibiótica en cirugía sucia, ya que en ésta la administración de
antibióticos es terapéutica.
En cuanto a las normas de aplicación, la profilaxis antibiótica debe hacerse preferiblemente en monodosis,
y sólo se aceptarán dosis repetidas en cirugías de más de 2 h de duración. La pauta global no debe durar
más de 48 h.

Se deben elegir antibióticos de amplio espectro o eficaces para el tipo de microorganismo que contamine
con más frecuencia esa cirugía. En la actualidad la SEGO recomienda como profilaxis en cirugía ginecológica
el uso de amoxicilina-ácido clavulánico, 1 g, por vía intravenosa, cefalosporinas de segunda generación o
anaerobicidas (metronidazol 500 mg por vía intravenosa).

La administración debe empezar alrededor de 15 a 30 min antes de la operación, para que los valores
hemáticos de antibiótico sean máximos en el momento de la incisión.

En operaciones en las que se prevea que se vaya a acceder al interior del contenido colónico, se recomienda
la preparación intestinal previa.

En la mayoría de la cirugía ginecológica (mama, intervenciones vaginales y abdominales), se recomienda el


uso de profilaxis antibiótica. Recientemente, se ha publicado una revisión Cochrane que recomienda el uso
de profilaxis antibiótica en todas las cesáreas, sean electivas o no.

Técnica quirúrgica adecuada

Una técnica quirúrgica depurada con un adecuado abordaje de los tejidos es un factor crucial para la
disminución en la aparición de IHQ. El abordaje adecuado de los tejidos se basa en los principios de técnica
quirúrgica de Halsted:

La incisión debe ser limpia y sin escalonar, de modo que la cantidad de tejido lesionado sea la imprescindible,
disminuyendo las hemorragias.

Se debe hacer una disección cuidadosa de los planos, preferiblemente atraumática, para disminuir los
sangrados y los tejidos lesionados.

La hemostasia debe ser cuidadosa sin pinzar una cantidad excesiva de tejido, ya que esto conlleva a aumento
de tejido necrótico, que sirve de campo abonado para el desarrollo de bacterias. Asimismo, la disminución
de la volemia disminuye el aporte de leucocitos en la herida.

No se deben dejar espacios muertos ni colecciones líquidas. Se deben usar drenajes que deben ser sistemas
de aspiración cerrados.
En caso de abscesos, es muy importante el drenaje con desbridamiento amplio de los tejidos afectados y
lavado a presión con agua oxigenada.

Se debe dejar la menor cantidad de material extraño posible en la herida (material de sutura, prótesis).

Se debe evitar la hipotermia del paciente, ya que provoca vasoconstricción con una disminución del aporte
de oxígeno y células defensivas a la herida.

El cierre de la herida debe ser inmediato, con puntos no demasiado juntos, sin mucha tensión y
preferiblemente con hilo monofilamento o de látex. Se deben enfrentar meticulosamente los bordes. La
cicatrización de la herida sólo se llevará a cabo si la concentración de bacterias es inferior a 100.000 bacterias
por gramo de tejido. Si se sospecha contaminación importante de la herida es recomendable el cierre
primario diferido a los 4 o 5 días, momento en el cual la concentración de leucocitos y macrófagos es mayor
en la herida. En heridas infectadas se recomienda el cierre por segunda intención.

Es importante aislar la herida del campo quirúrgico mediante compresas.

Manejo de portadores entre el personal quirúrgico

La existencia de portadores de gérmenes entre el personal quirúrgico se ha relacionado con la aparición de


brotes de IHQ. Se debe articular un sistema de control, notificación y sustitución hasta la curación del
personal implicado.

Factores dependientes de los recursos materiales

Quirófano

Aunque son pocos los casos en los que la génesis de una IHQ es atribuible al ambiente del quirófano, su
vigilancia y funcionamiento no se deben descui-dar. El quirófano debe tener unas medidas mínimas de 6,5
m2. La ventilación del quirófano es importante para disminuir los gérmenes, polvo y escamas de piel del
personal que normalmente hay en suspensión. El aire debe pasar por 2 filtros sucesivamente tipo HEPA (de
alta eficiencia, que elimina bacterias y hongos, pero no virus) y renovarse en su totalidad 25 veces a la hora.
Al menos 3 veces en una hora el aire proviene del exterior. La entrada de aire al quirófano se produce por
el techo y la succión, por el suelo, con el objeto de favorecer la sedimentación de partículas que están en
suspensión. A veces existen dispositivos que dirigen un chorro de aire ("ultralimpio" con rayos UV) directo a
la mesa de operaciones con el fin de crear una turbulencia en el campo quirúrgico que impida el depósito
de sustancias en éste. La presión en el quirófano debe ser positiva respecto al exterior, para impedir la
entrada de partículas a éste, las puertas se deben mantener cerradas y dentro de la sala debe haber el
mínimo movimiento de personal posible para evitar el desplazamiento de microorganismos en suspensión.
Limpieza del quirófano

Se debe realizar desinfección del quirófano entre operaciones; no se ha demostrado la necesidad de


esterilización o cierre del quirófano tras la cirugía.

Uso de mascarilla, guantes, gorro, batas y patucos

El uso de este material previene tanto la contaminación de la herida por gérmenes procedentes del personal
como el contacto de éste con fluidos y sangre del paciente que pueden salpicar durante la intervención.
Aunque no existe evidencia científica que demuestre la necesidad de uso de éste material para disminuir la
aparición de IHQ, la plausibilidad biológica de su uso lo hace recomendable.

Esterilización del material quirúrgico

La esterilización del material quirúrgico se puede llevar a cabo por distintos métodos, como presión, calor,
etileno, etcétera. Lo más importante es la existencia de un control de calidad del proceso de esterilización
en todo el material que se utiliza.

Factores dependientes del postoperatorio

Cuidado postoperatorio de la herida

Se recomienda tapar la herida con apósitos estériles durante 48 h; posteriormente, se deja descubierta,
siempre se deben manipular las heridas con guantes estériles. En caso de heridas para cierre primario
diferido o por segunda intención se deben mantener cubiertas más tiempo y hacer curas con agua
oxigenada.

Plan hospitalario de vigilancia de infecciones nosocomiales

Se debe articular un sistema adecuado de vigilancia de aparición de IHQ para lo que se necesita unificar los
criterios de definición de IHQ, y crear un sistema de notificación y estudio de los oacute;n con los centros
de atención primaria.

CONCLUSIONES

Las IHQ son un problema frecuente (5%) potencialmente letal que supone un aumento importante de la
morbilidad, el coste y la estancia hospitalaria.
Se debe realizar una vigilancia activa de las IHQ en el postoperatorio que permita un diagnóstico y un
tratamiento tempranos de éstas.

La prevención de la aparición de IHQ debe ser una actitud activa, continua y primordial para todo el personal
implicado en el preoperatorio, el perioperatorio y postoperatorio.

Desde el punto de vista del cirujano, el lavado y sobre todo la técnica quirúrgica depurada son las formas
de prevención más importantes.

La cirugía ginecológica es mayoritariamente de tipo limpia contaminada, por lo que es subsidiaria de


profilaxis antibiótica de amplio espectro. Dicha recomendación se extiende hoy a todas las cesáreas.

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

Boyce J, Pitter D. Guideline for hand hygiene in health care settings. Recomendtions of the Centers for
Disease Control; 2002, October, 25; Vol. 51. Disponible en: www.cdc.gov

Cunningham M, Bunn F, Handscomb K. Antibióticos profilácticos para la prevención de la infección del sitio
quirúrgico posterior a la cirugía por cáncer de mama (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca
Cochrane Plus, número 4, Oxford: Update Software; 2006.

Dellinger E. Infecciones quirúrgicas. En: Sabinston D, editor. Tratado de patología quirúrgica. 15.ª ed. México:
McGraw-Hill Interamericana; 1999.

Horan TC, Gaynes RP, Martone WJ, Jarvis WR, Emori TG. CDC definitions of nosocomial surgical site
infections, 1992. A modification of CDC definitions of surgical wound infections. Infect Control Hosp
Epidemiol. 1992;13:606-8.

Hospital Infections Program. National Center for Infectious Diseases, Centers for Disease Control and
Prevention, Public Health Service, US Department of Health and Human Services, Atlanta, Georgia.
Semiannual report. Aggregated data from the National Nosocomial Infections Surveillance (NNIS) System.
December 1999 [publicación electrónica]. Disponible en: www.cdc.gov
Larson E. Guideline for use of topical antimicrobial agents. Am J Infect Control. 1988;16:253-66.

Lipp A, Edwards P. Máscaras faciales quirúrgicas desechables para prevenir la infección de la herida
quirúrgica en la cirugía limpia (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, número
4.Oxford: Update Software; 2006.

Mangram AJ, Horan TC, Pearson ML, Silver LC, Jarvis WR, the Hospital Infection Control Practices Advisory
Committee. Guideline for the prevention of surgical site infection, 1999. Infect Control Hosp Epidemiol.
1999;20:247-280. Disponible en: www.cdc.gov

Prevención y control de la herida quirúrgica. Documentos técnicos sobre infección nosocomial. Sociedad
Española de Medicina Preventiva Salud Pública e Higiene. Disponible en: ww.mpsp.es

Sainz Rojo A. Infección nosocomial. Memoria de calidad en atención especializada 1999. Instituto Nacional
de Gestión Sanitaria. Ministerio de Sanidad y Consumo. Disponible en: msc.es

Smaill F, Hofmeyr GJ. Profilaxis antibiótica para la cesárea (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca
Cochrane Plus, número 4. Oxford: Update Software; 2006.

Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología. Antibioterapia profiláctica en ginecología. Protocolos y


guías de actuación clínica. Disponible en: www.sego.es

Subdirección General de Asisitencia Sanitaria. Servicio Andaluz de Salud. Plan de vigilancia y control de
infecciones nosocomiales en hospitales del Servicio Andaluz de Salud. Sevilla: Subdirección General de
Asisitencia Sanitaria. Servicio Andaluz de Salud; 2002.

http://www.elsevier.es/es-revista-clinica-e-investigacion-ginecologia-obstetricia-7-articulo-infeccion-
herida-quirurgica-prevencion-tratamiento-13110137
© 2018, Elsevier España S.L. Vol. 34 .Núm. 5. Septiembre 2007

http://www.quirurgicab.hc.edu.uy/images/stories/Infeccin_del_Sitio_Quirrgico.pdf

http://www.elsevier.es/es-revista-clinica-e-investigacion-ginecologia-obstetricia-7-sumario-vol-34-num-
5-X0210573X07X57992

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO


Rael Ruiz S, López Pérez MV. Factores de riesgo que contribuyen a la
infección del sitio quirúrgico. Metas Enferm jul/ago 2016; 19(6): 14-20.
Autores

Sergio Rael Ruiz1, Mª Verónica López Pérez2

1Enfermero. Hospital General Universitario Rafael Méndez. Lorca (Murcia)


2Enfermera. Especialista en Enfermería Geriátrica. Centro de Salud Águilas Norte
Área III. Águilas (Murcia)

CONTACTO:

Sergio Rael Ruiz. Avda. Juan Carlos I, 52, 3º B. 30800 Lorca (Murcia).

Email: sergiorael@hotmail.com

Resumen

Objetivo: conocer y evaluar los factores de riesgo asociados a la infección del sitio
quirúrgico (ISQ) en adultos con cirugía programada.
Método: revisión narrativa realizada mediante una búsqueda de la literatura en las
siguientes bases de datos: PubMed/Medline, Scielo, Cuiden, Cochrane Plus,
plataforma Elsevier y Encuentr@. Asimismo, se llevó a cabo una búsqueda de Guías
de Práctica Clínica. Los artículos seleccionados abarcan el periodo comprendido entre
2005 hasta la actualidad, incluyendo estudios en lengua inglesa y española que
evalúen la influencia de los factores de riesgo asociados a la infección del sitio
quirúrgico en adultos.
Resultados: del análisis de los resultados encontrados en la literatura consultada se
describen los factores de riesgo que contribuyen en mayor o menor medida a la
infección del sitio quirúrgico, según sean de carácter endógeno (atribuidos al paciente)
o exógeno (inherentes al paciente y atribuidos al personal o al sistema sanitario).
Conclusiones: la evidencia científica analizada en este estudio muestra que existe una
multitud de factores que pueden originar estas infecciones y se recoge una serie de
recomendaciones cuyo cumplimiento ayuda a disminuirlas. Evitar todos los riesgos no
es posible, pero el conocimiento de los factores de riesgo y la adherencia a las
medidas de prevención que gocen de buena evidencia científica ayudan a disminuir la
tasa de infección. Se precisan más estudios que demuestren mayor evidencia científica
sobre la influencia de algunos de los factores de riesgo en la ISQ.
PALABRAS CLAVE:

Infección del sitio quirúrgico ; prevención ; incisión quirúrgica ; herida quirúrgica.

Title:

Risk factors associated with surgical site infection

ABSTRACT:

Objective: to understand and assess through scientific evidence those risk factors
associated with Surgical Site Infection (SSI) in adult patients with scheduled surgery.
Method: a narrative review of literature through search in the following databases:
PubMed/Medline, Scielo, Cuiden, Cochrane Plus, the Elsevier platform and the
Encuentr@ database. At the same time, a review for searching Clinical Practice
Guidelines was also conducted. The articles selected cover the period between 2005
and the present day, including studies in English and Spanish that assess the influence
of risk factors associated with Surgical Site Infection in adult patients.
Results: from the analysis of the results found in the literature consulted, there is a
description of the risk factors that will participate to a higher or lower extent in the
infection of the surgical site, either of endogenous nature (attributed to the patient) or
exogenous (inherent to patients and attributed to the staff or the health system).
Conclusions: the scientific evidence analyzed in this study shows that there are
multiple factors that can originate these infections; a series of recommendations have
been collected, which can help to their reduction if followed. It is not possible to
avoid all risks, but the knowledge of risk factors and adherence to preventive
measures supported by good scientific evidence will help to reduce the infection rate.
More studies are required, in order to provide scientific evidence on the influence on
SSIs of some of the risk factors.

KEYWORDS:

Infection surgical site; prevention; surgical incision; surgical wound.

Introducción
La infección del sitio quirúrgico (ISQ) está definida por los Centers for Disease
Control como la infección ocurrida en la incisión quirúrgica, o cerca de ella, durante
los primeros 30 días o hasta un año si se ha dejado un implante. Incluye las categorías
de infección “incisional superficial” (afecta a piel y tejido subcutáneo), “incisional
profunda” (afecta a tejidos blandos profundos) y “órgano-cavitarias” (afecta a
cualquier estructura anatómica manipulada durante la intervención quirúrgica) (1).

La prevención de la infección quirúrgica no es una medida reciente. Hipócrates (460-


377 a. C.) usaba vinagre para irrigar las heridas abiertas y las cubría para evitar daños
mayores. Semmelweis (1818-1865) fue el primero en insistir en la importancia del
lavado de manos entre pacientes y Bloodgood (1867-1935) introdujo el uso de guantes
para operar entre cirujanos y enfermeras. En 1964 apareció la clasificación del
National Research Council, Ad Hoc Committee on Trauma de procedimientos
quirúrgicos según su riesgo de infección, en las categorías de cirugía limpia, limpia-
contaminada, contaminada y sucia. Esta clasificación predice la probabilidad de
infección quirúrgica basada en su grado de contaminación bacteriana intraoperatoria y
ha demostrado poseer una aceptable correlación con el porcentaje de infecciones.

La ISQ sigue siendo una causa importante de morbimortalidad en pacientes sometidos


a intervención quirúrgica con una prevalencia en España del 11% (2) y constituyen la
segunda causa de infección hospitalaria asociada a prolongación de la estancia
hospitalaria y aumento del gasto sanitario (3,4). El paciente que la padece tiene cinco
veces más riesgo de mortalidad que un paciente no infectado (5).

Para reducir la incidencia el personal sanitario debe conocer los factores de riesgo que
contribuyen a la aparición de ISQ, así como los métodos para evitar estas infecciones,
sistemas para predecirlas y estrategias para controlarlas. Como factor de riesgo de ISQ
se entiende toda variable que presenta una relación independiente y significativa con
el desarrollo de una infección tras una intervención quirúrgica (6). Son numerosos los
factores que se han considerado de riesgo a lo largo de la historia, pero pocos han
acumulado suficiente evidencia científica para ser considerados como tales.
El objetivo principal de esta revisión fue conocer y evaluar los factores de riesgo
asociados a la infección del sitio quirúrgico (ISQ) en adultos con cirugía programada.

Método

Revisión narrativa de la literatura mediante una búsqueda bibliográfica de trabajos de


investigación y revisiones que abordaran el objetivo planteado, tanto en español como
en inglés, con límite temporal desde 2005 hasta la actualidad. Las bases de datos
utilizadas fueron: PubMed/Medline, Scielo, Cuiden, Cochrane Plus, la plataforma
Elsevier y la base de datos Encuentr@.

Los términos empleados para las búsquedas fueron, en español: “infección del sitio
quirúrgico”, “herida quirúrgica”, “factores de riesgo” y, en inglés: “surgical wound
infection” “risk factors”, “surgical site infection”. Se empleó el operador booleano
“OR” para combinar los términos relacionados con un mismo concepto y el operador
booleano “AND” para combinar los distintos componentes de la búsqueda. Asimismo,
se llevó a cabo una búsqueda de Guías de Práctica Clínica y se consultaron páginas
web relevantes.

Los criterios de inclusión fueron estudios que incluyeran evidencia científica sobre
factores de riesgo relacionados con la prevención de ISQ en cirugía electiva, ya fueran
metaanálisis, revisiones sistemáticas, estudios experimentales u observacionales,
documentos de consenso de asociaciones científicas o comités de expertos y otras
revisiones bibliográficas, así como investigaciones con una valoración crítica positiva
sobre la calidad del estudio. Los criterios de exclusión fueron artículos cuya
conclusión no se ajustara al tema de estudio, trabajos de tipo cualitativo o revisiones
no basadas en la evidencia científica y revisiones bibliográficas sin una metodología
sistemática.

Resultados
Tras la aplicación de los criterios de inclusión y los límites de búsqueda, se
seleccionaron un total de 22 documentos, los cuales estaban compuestos por
revisiones sistemáticas de ensayos clínicos aleatorios, estudios observacionales de
cohortes y de casos y controles, revisiones bibliográficas y guías de práctica clínica.

La revisión documental generó tres categorías de análisis referidas a los factores de


riesgo que influyen en la ISQ: factores de riesgo endógenos (atribuidos al paciente),
factores de riesgo exógenos (inherentes al paciente y atribuidos al personal o al
sistema sanitario) y otros factores.

Factores de riesgo endógenos

Edad

Algunos estudios demuestran que el anciano tiene entre dos y cinco veces más
probabilidad de padecer una infección hospitalaria que los jóvenes. Se atribuye a
cambios asociados al envejecimiento, así como a la presencia de otras enfermedades
concomitantes y estancias hospitalarias prolongadas. Por tanto, la edad avanzada se
asocia a un incremento de ISQ (6,7).

Desnutrición

La desnutrición disminuye la producción de anticuerpos, la respuesta de los linfocitos,


los niveles del complemento, así como la función de las células fagocíticas, por tanto,
se asocia a mayor susceptibilidad a infecciones (4,6).

Obesidad

Algunos estudios muestran la obesidad como un factor de riesgo muy importante en la


ISQ y este riesgo se incrementa en caso de obesidad mórbida y, en general, es debido
a la necesidad de incisiones más amplias, peor vascularización del tejido subcutáneo y
alteraciones en la acción de antibióticos profilácticos debido al tejido graso (4,6).

Diabetes

Las personas con diabetes sufren una mayor incidencia de complicaciones


postoperatorias y mortalidad postquirúrgica. La complicación postoperatoria más
frecuente es la infección de la herida. Niveles de glucemia superiores a 200-230 mg/dl
durante la intervención o el postoperatorio inmediato aumentan el riesgo de infección.
Esta hiperglucemia favorece las infecciones producidas por hongos y bacterias.
Además, la patología diabética (alteraciones vasculares, neuropatía) motivan hipoxia,
isquemia, lesiones por presión, etc., que limitan los mecanismos de defensa del
organismo. Algunos protocolos recomiendan el uso de infusiones intravenosas
continuas de insulina en el preoperatorio (6,8,9).

Inmunosupresores

Aunque los datos que apoyan la relación entre pacientes sometidos a quimioterapia,
radioterapia o corticoides antes de la intervención y la ISQ son contradictorios, estos
pacientes pueden presentar una mayor incidencia de infecciones (6).

Enfermedades asociadas

La existencia de comorbilidad expresada por valores ASA (sistema de clasificación


que utiliza la American Society of Anesthesiologists para estimar el riesgo que plantea
la anestesia para los distintos estados del paciente) es uno de los tres principales
factores de riesgo de ISQ. Una valoración ASA III, IV y V está presente en una
frecuencia alta en pacientes con ISQ. Este indicador es reconocido como factor de
riesgo intrínseco de infección, agregando un factor predictivo de infección quirúrgica
según el National Nosocomial Infections Surveillance (NNIS) (6,10) (Tabla 1).
Factores de riesgo exógenos

Ducha preoperatoria

La ducha preoperatoria ha demostrado una reducción de la contaminación bacteriana


en la piel, pero a pesar de su eficacia, ningún estudio ha podido asociar esta reducción
en la colonización con una menor incidencia de ISQ (3,11). Aunque es una práctica
recomendable, el tipo de jabón que debe usarse es un tema aún no resuelto. No existen
diferencias entre agua y jabón con soluciones antisépticas, aunque las guías para la
prevención de la infección publicadas por los CDC recomiendan el jabón con
gluconato de clorhexidina al 4%. Otros estudios recomiendan el uso de jabones a base
de alcohol por la reducción significativa de la flora transitoria y normal de la piel
(12,13). No obstante, el baño debe realizarse lo más cercano a la intervención
quirúrgica. Los pacientes que se vayan a someter a cirugía mayor ambulatoria deberán
recibir instrucciones claras y precisas sobre las medidas higiénicas a hacer en el
domicilio (14).

Eliminación del vello


Históricamente se ha eliminado el vello de la piel mediante diversos medios como
cuchillas o máquinas de afeitar, produciendo lesiones microscópicas que facilitan la
posterior colonización por bacterias e incrementando el riesgo de infección (14).
Según diversos estudios, no hay diferencias en las ISQ entre los pacientes que se les
eliminaron el vello y los que no antes de la cirugía. La menor tasa de infección se
obtiene cuando no se corta el vello (3,6). Cuando se crea conveniente, el corte con
maquinilla eléctrica con cabezal recambiable y las cremas depilatorias producen
menor infección que el rasurado, debiéndose realizar poco tiempo antes del inicio de
la intervención debido a que la carga bacteriana en la zona del rasurado aumenta en
relación al tiempo transcurrido (15). Dado el bajo coste de estos sistemas y la
comodidad de uso para el personal, no hay ninguna razón para que no se implemente
su empleo de forma generalizada.

Lavado de manos

La higiene de manos es la medida de prevención más eficaz y la más olvidada para


evitar la transmisión de microorganismos. Diversos estudios demuestran que el
cumplimiento de la higiene de manos durante la atención a los pacientes reduce la
infección nosocomial (14). El lavado quirúrgico de manos es la medida de prevención
cuya técnica más ha cambiado en los últimos años. En la desinfección quirúrgica de
las manos se deben tener en cuenta algunos aspectos como que la fricción de la piel
con cepillo esta absolutamente desaconsejada debido a las lesiones que produce,
recomendando la fricción con la palma de la mano o con esponja jabonosa de un solo
uso. El cepillo solo debe usarse para la limpieza de uñas y en el primer lavado del día.
El tiempo del lavado de manos quirúrgico debe ser entre 2 y 6 min; más tiempo no
tiene ningún beneficio. En cuanto al tipo de solución más adecuada, no existe
evidencia clara entre el uso de povidona yodada al 7,5-10% o clorhexidina al 4%
(12,16).

Solución empleada para la limpieza de la piel del campo quirúrgico


La desinfección de la piel de la zona operatoria siempre debe realizarse
inmediatamente antes del inicio de la intervención (4). Actualmente se dispone de
gran variedad de antisépticos, aunque en España los más usados son los alcoholes, el
gluconato de clorhexidina y los yodóforos (Tabla 2). El debate sobre el antiséptico
más eficaz sigue abierto. Diversos estudios recuerdan el importante papel del alcohol
asociado a antisépticos. La comparativa entre gluconato de clorhexidina-alcohol
contra povidona yodada-alcohol no está resuelta (17). Cualquier antiséptico que se
emplee debe actuar durante 2-3 min y ha de dejarse secar antes de colocar los paños
quirúrgicos. No es infrecuente observar cómo se seca el campo quirúrgico sin respetar
los tiempos de secado ante la premura de iniciar la intervención. Los antisépticos
alcohólicos deben ser de baja concentración y se han de dejar evaporar para disminuir
el riesgo de quemadura con el uso del bisturí eléctrico. No hay que usar peróxido de
hidrógeno (0,3%), ya que no es apropiado para la preparación del paciente; ni
productos que contengan compuestos de amonio cuaternario puesto que son
desinfectantes y no deben usarse como antisépticos compuestos que contengan
mercurio por su elevada toxicidad. Se recomienda el uso de alcohol para la extracción
de hemocultivos y la clorhexidina-alcohol para la inserción de catéteres venosos
(3,9,11,18,19).
Protectores de la herida quirúrgica
La piel del paciente es una de las principales fuentes de microorganismos causantes de
la ISQ. El uso de campos de incisión de plástico y adherentes sirven para proteger la
piel y la pared abdominal de desecación, traumatismos y contaminación. Se ha
demostrado la reducción en el inóculo de la herida al final de la intervención con su
uso, aunque según el tipo utilizado no siempre se correlaciona con menor incidencia
de ISQ. Los plásticos adhesivos sobre el campo quirúrgico intentan minimizar la
contaminación de la herida con gérmenes cutáneos, aunque la literatura científica
presenta conclusiones divergentes acerca de la eficacia de estos campos en el control
de la contaminación y de la ISQ (12,20,21). Las compresas y tallas de algodón
mojadas son permeables a las bacterias en pocos minutos.

Suturas

Los monofilamentos son menos propensos a contaminarse que los trenzados. En los
últimos, las bacterias consiguen mayor adherencia y la capacidad fagocítica de las
células del huésped disminuye. Las suturas continuas se asocian a menor riesgo de
infección que las interrumpidas. Algunos estudios sugieren que las suturas
impregnadas con triclosan reducen la ISQ incisional y órgano-cavitaria (3,11).

Drenajes

Los objetivos de un drenaje son eliminar el exceso de fluidos de una cavidad y el


control de una anastomosis. Existe numerosa evidencia que pone en duda su utilidad o
demuestra un efecto negativo del drenaje en cirugía abdominal y extraabdominal. Se
deben evitar los drenajes, pero en caso de utilizarlos deben ser cerrados,
unidireccionales y aspirativos (6,12).

Profilaxis antibiótica

La profilaxis antibiótica debe conseguir niveles de antibiótico en los tejidos por


encima de la concentración mínima inhibitoria de los gérmenes antes de que estos
contaminen el sitio quirúrgico. Por ello, se ha de administrar dentro de los 30 min
previos al inicio de la intervención. En general, la profilaxis no está indicada en
cirugía limpia, por un riesgo de ISQ menor del 2%. Una única dosis de antibiótico
profiláctico es tan efectiva como múltiples dosis. Un uso prolongado, no solo no
aporta beneficios, sino que aumenta el riesgo de desarrollo de resistencias
(2,3,6,9,14). Es más importante la redosificación intraoperatoria que la prolongación
de la profilaxis tras la intervención. Las indicaciones de redosificación son la pérdida
sanguínea superior a 1.500 ml y la prolongación de la operación mas de dos veces la
vida media del antibiótico (Tabla 3).

Temperatura corporal

La hipotermia moderada (34-36 ºC) se asocia a ISQ, comprobándose que multiplica


hasta por seis el riesgo de infección de la herida en cirugía limpia. La explicación más
aceptada es la vasoconstricción causada por la hipotermia, que reduce el flujo
sanguíneo al tejido celular subcutáneo (3,6). Los mecanismos para mantener la
temperatura corporal deben ser sistémicos y locales, incluyendo la administración de
fluidos intravenosos calientes, uso de lámparas emisoras de calor y mantas térmicas
(9).
Glucemia

En estudios sobre hiperglucemia e ISQ, el mantenimiento de niveles de glucemia


entre 120 y 160 mg/dl durante los primeros 2-3 días postoperatorios reduce el riesgo
de ISQ. Se recomienda la monitorización de la glucemia postoperatoria, sobre todo en
los pacientes con diabetes, manteniendo los niveles por debajo de 180 mg/dl (3,6,9).

Fluidoterapia

La hiperhidratación intraoperatoria produce edemas que dificultan una correcta


cicatrización, lo que conlleva un aumento de ISQ. La restricción de fluidos se asocia a
menor incidencia de ISQ. Además, la necesidad de transfusión sanguínea se asocia a
mayor incidencia de ISQ, lo que se traduce en una peor recuperación postoperatoria
(3,4,6).

Técnica quirúrgica, tiempo quirúrgico y reintervención

La mayor parte de las infecciones quirúrgicas son el resultado de la contaminación de


la herida durante la intervención. La habilidad del equipo quirúrgico para minimizar la
contaminación bacteriana de la herida es crucial. La duración excesiva de la
intervención, el trauma ocasionado, hemostasia incorrecta, drenajes, tensión en las
suturas, isquemia, tejidos necróticos, creación de hematomas o seromas, o falta de
cumplimiento de las medidas de asepsia durante la intervención son factores críticos
que contribuyen a la contaminación y aparición de ISQ. La incisión de la piel con
bisturí eléctrico aumenta significativamente el riesgo de infección, por lo que debe
utilizarse el bisturí frío para la incisión dérmica. La inserción de cualquier tipo de
implante protésico tiene un efecto negativo sobre el sistema de defensa del huésped,
por lo que su uso se asocia a mayor riesgo de ISQ. Las técnicas laparoscópicas y
endoscópicas reducen este índice hasta tal punto que se ha modificado el cálculo del
índice de riesgo para algunos procedimientos quirúrgicos. La reintervención
incrementa el riesgo de ISQ en 7,6 veces, siendo la causa de reintervención más
frecuente el sangrado (2,3,6,8,14).
Otros factores

Medio ambiente y circuitos de quirófano

Se debe reducir la circulación, actividades y número de personas en las áreas


quirúrgicas, puesto que el aumento de las mismas influye en el número de
microorganismos potencialmente capaces de producir infecciones. Se tienen que
mantener cerradas las puertas durante los procedimientos, el sistema de ventilación
funcionando todo el día (incluso si no hay actividad) y según el tipo de cirugía se
establecerán los requerimientos necesarios de temperatura, humedad, número de
renovaciones de aire, presión, etc. No estarán permitidos elementos de almacenaje de
materiales dentro del quirófano. Además hay que exigir al personal el uso de ropa
limpia, gorro y mascarilla. Se deben definir claramente los espacios de limpio
(quirófanos, antequirófanos y área de lavado de manos), semilimpios (pasillos, zonas
de descanso, sala de reanimación) y sucios (vestuarios, recepción de enfermos, sala de
información). Tras cada intervención y al final de la jornada se establecerán los
protocolos de limpieza adecuados (12,14).

Discusión y conclusiones

Los numerosos factores de riesgo que contribuyen a la infección del sitio quirúrgico
han sido ampliamente estudiados, si bien se precisan más estudios que demuestren
mayor evidencia científica sobre la influencia de algunos de esos factores en la ISQ.
La mayoría de estos se inician en el momento de la cirugía. Sus principales
determinantes son el personal sanitario involucrado, el patógeno y el paciente, por este
orden (6,14).

La evidencia científica analizada en este estudio muestra que existen una multitud de
factores que pueden alterar los mecanismos de defensa del huésped. Estos factores de
riesgo que originan estas infecciones pueden ser intrínsecos del propio paciente
(atributos individuales de cada paciente como patologías asociadas, edad, obesidad,
etc.) o bien extrínsecas (características generales sobre las que puede influir tanto el
personal sanitario como el sistema sanitario) (4,8).

En los últimos años se han diseñado listados de verificación (checklist) para asegurar
la correcta aplicación de una serie de parámetros perioperatorios. Según la OMS, el
cumplimiento de estos listados demostró una disminución de la mortalidad
perioperatoria y una reducción de la tasa de complicaciones (3).

Evitar todos los riesgos es poco probable porque algunos de ellos son inherentes al
paciente o a las prácticas sanitarias, sin embargo muchos sí podrían modificarse. El
conocimiento de los factores de riesgo y la adherencia a las medidas de prevención
(Tabla 4) que gocen de buena evidencia científica conducen a mejorar del proceso
quirúrgico, a disminuir la tasa de infección y, con ello, a elevar la calidad de la
atención quirúrgica (3,4).

Financiación

Ninguna.
Conflicto de intereses

Ninguno.

Bibliografía

1. Horan TC, Andrus M, Dudeck MA. CDC/NHSN surveillance definition of


health care-associated infection and criteria for specific types of infections in
the acute care setting. Am J Infect Control. 2008; 36:309-32.
2. Informe EPINE 2010. Estudio de prevalencia de las infecciones nosocomiales.
Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene; 2010.
3. Ruiz Tovar J, Badia JM. Medidas de prevención de la infección del sitio
quirúrgico en cirugía abdominal. Revisión crítica de la evidencia. Cir Esp. 2014
Apr; 92(4):223-31.
4. Ángeles Garay U, Morales Márquez LI, Sandoval Balanzarios MA, Velázquez
García JA, Maldonado Torres L, Fernanda Méndez-Cano A. Factores de riesgo
relacionados con infección del sitio quirúrgico en cirugía electiva. Cir Cir.
2014; 82:48-62.
5. Ángeles Garay U, Velázquez Chávez Y, Molinar Ramos F, Anaya Flores VE,
Uribe Márquez SE. Estimación de la estancia adicional en pacientes con
infección hospitalaria. Rev Med Inst Mex Seguro Soc 2009; 47(4):387-92.
6. Nve Obiang E, Badia Pérez JM. Infección del sitio quirúrgico: Definición,
clasificación, factores de riesgo. En: Guirao Garriga X, Arias Díaz J (eds.).
Guías Clínicas de la Asociación Española de Cirujanos. Infecciones
quirúrgicas. Madrid: Arán; 2006. p. 99-120.
7. Kaye KS, Schmit K, Pieper C, Sloane R, Caughlan KF, Sexton DJ, et al. The
Effect of Increasing Age on the Risk of Surgical Site Infection. J Infect Dis.
2005 Apr 1; 191(7):1056-62.
8. Pijúan Pérez M. Posibles factores de riesgo de la infección del sitio quirúrgico
en la cirugía de válvulas cardiacas. Rev Cubana Enferm. 2009; 25(1-2):1-13.
9. Wesley Alexander J, Solomkin JS, Edwards MJ. Updated recommendations for
control of surgical site infections. Ann Surg. 2011; 253: 1082-93.
10. Íñigo JJ, Bermejo B, Oronoz B, Herrera J, Tarifa A, Pérez F, Miranda C, Lera
JM. Infección de sitio quirúrgico en un servicio de cirugía general. Análisis de
cinco años y valoración del índice National Nosocomial Infection Surveillance
(NNIS). Cir Esp. 2006; 79(4):224-30
11. Leaper D. An overview of surgical site infection. Wounds UK. EWMA
SPECIAL. May 2015; 14-19.
12. Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica para la Seguridad del Paciente
Quirúrgico. Centro Cochrane Iberoamericano (coord.). Guía de Práctica Clínica
para la Seguridad del Paciente Quirúrgico. Plan de Calidad para el Sistema
Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.
Agència d´Informació, Avaluació i Qualitat en Salut (AIAQS) de Cataluña;
2010. Guías de Práctica Clínica en el SNS: AATRM Nº 2007/24.
13. Webster J, Osborne S. Baño o lavado preoperatorio con antisépticos cutáneos
para la prevención de la infección del sitio quirúrgico (Revisión Cochrane
traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus 2008, Número 4.
14. Pi Sunyer MT, Alonso-Echánove J. Medidas de control y evaluación de la
infección de herida quirúrgica. En: Guirao Garriga X, Arias Díaz J (eds.). Guías
Clínicas de la Asociación Española de Cirujanos. Infecciones quirúrgicas
Madrid: Arán; 2006. p. 77-98.
15. Tanner J, Woodings D, Moncaster K. Eliminación preoperatoria de vello para
reducir la infección del área quirúrgica (Revisión Cochrane traducida). En: La
Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 4.
16. Tanner J, Swarbrook S, Stuart J. Antisepsia manual quirúrgica para reducir la
infección del sitio quirúrgico (Revisión Cochrane traducida). En: Biblioteca
Cochrane Plus, 2008 Número 4.
17. Darouiche RO, Wall MJ, Itani KM, Otterson MF, Webb AL, Carrick MM, et
al. Chlorhexidine-Alcohol Versus Povidone-Iodine for Surgical-Site Antisepsis.
N Engl J Med 2010; 362:18-26.
18. Hadiati DR, Hakimi M, Nurdiati DS. Preparación de la piel para la prevención
de la infección después de una cesárea (Revisión Cochrane traducida).
Cochrane Database of Systematic Reviews 2012.
19. Murray BW, Huerta S, Dineen S, Anthony T. Surgical site infection in
colorectal surgery: A review of nonpharmacologic tools of prevention. J AM
Coll Surg. 2010; 211:812-22.
20. NICE guidelines [CG74]. Surgical site infection. Prevention and treatment of
surgical site infection. National Institute for Health and Clinical Excellence.
October 2008.
21. Webster J, Alghamdi A. Use of plastic adhesive drapes during surgery for
preventing surgical site infection. Cochrane Database of Systematic Reviews
2015, Issue 4. Art. No.: CD006353.
22. Serrano-Heranz R. Quimioprofilaxis en cirugía. Rev Esp Quimioterap. 2006;
19(4):323-31.
http://www.enfermeria21.com/revistas/metas/articulo/80942/factores-de-riesgo-que-
contribuyen-a-la-infeccion-del-sitio-quirurgico/

http://www.enfermeria21.com/

https://www.cdc.gov/HAI/pdfs/ssi/SPAN_SSI.pdf

https://www.sati.org.ar/files/infectologia/2008-Recomendaciones-Infeccion-del-Sitio-
Quirurgico.pdf

You might also like