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y aprendizaje
Resumen
SUMMARY
INTRODUCCIÓN
“¿Quién podrá entender sus propios errores?, líbrame de los que me son
ocultos”
Salmos 19:12
Ninguna actividad humana está exenta del error, ni la culinaria, ni las
diversiones, ni los juegos de computador, están libres de éstos, una receta
con un sabor desagradable, desperdiciar una oportunidad de gol en un
juego fútbol, o perder una partida frente al computador, son resultados no
deseados, sin embargo, en muchas ocasiones cada uno de estos resultados
(aunque no deseados) se convierten en un desafío para cada participante,
el cocinero deseará encontrar los ingredientes más apropiados para que la
receta sea exquisita, el jugador de fútbol deseará volver a tener otra
oportunidad en la que pueda enmendar su error y, el joven que juega frente
a un computador volverá a iniciar el juego cuantas veces sea necesario
hasta que logre ser el vencedor; en estos casos el error se convierte en un
desafío y objeto de nuevas pruebas por conseguir la meta deseada, “sin
duda porque sienten que aprenden algo más en cada ocasión que intentan
algo en lo que se pueden equivocar”[1].
R. Tagore
Ahora bien, puede decirse que solo aquellos que se han arriesgado a
equivocarse son los que pueden aprender (Astolfi 1999). Un estudiante que
es capaz de arriesgarse a realizar una tarea delante de los demás, aún
sabiendo que se puede equivocar, pero motivado por el interés de aprender,
tendrá mejores resultados que aquel que por miedo a equivocarse no lo
intenta, en este sentido se debe partir del hecho que el error no debe ser
visto como una falla, sino como una consecuencia del aprendizaje, y que
solamente aquellos que no hacen nada no se equivocan.
En algunas ocasiones se propone a los estudiantes algunos ejercicios
especiales – con cierto grado de dificultad –, para los cuales los
estudiantes plantean soluciones la mayoría de las veces equivocadas, pero
el interés en este tipo de ejercicios no son las respuestas acertadas sino,
más bien, motivarlos a arriesgarse a aportar ideas, proponer soluciones.
Esta estrategia en el desarrollo de asignaturas dentro de la Universidad
Industrial de Santander, ha permitido identificar que los estudiantes que se
arriesgan a aportar ideas – aunque sean algunas veces equivocadas – son
los que al final obtienen aprendizajes más significativos, es decir, que el
arriesgarse a equivocarse en una tarea educativa también pone al discente
en riesgo de aprender, por lo que puede afirmarse que definitivamente
arriesgarse so pena de equivocarse es un riesgo que se debe y vale la pena
correr.
El error no puede ser considerado como un mal en sí mismo sino como una
señal, pues, tanto en el proceso de enseñanza como en el de aprendizaje,
las equivocaciones de los estudiantes pueden ser las guías que facilitan
encontrar las funciones cognitivas y los conceptos en los que el estudiante
está fallando, pues como lo afirma De la Torre:
S. de la Torre
Está claro que uno de los problemas con los que se enfrenta todo docente a
la hora de enseñar es la motivación de los estudiantes hacia el aprendizaje,
pues es muy difícil enseñarle a quien no desea aprender. En las aulas de
clase es fácil encontrar dos tipos de estudiantes, por un lado aquellos que
están deseosos de pasar al tablero y demostrar sus conocimientos,
motivados por aprender más, aún exponiéndose a la cítrica de sus
compañeros a favor del conocimiento, siempre son voluntarios para realizar
los ejercicios más difíciles, puede decirse que en este tipo de estudiantes
existe una actitud positiva hacia el aprendizaje, que es llamada por Alonso
Tapia (1991) motivación del logro. De otro lado, existen estudiantes que no
se arriesgan a pasar al tablero y que prefieren los ejercicios de poca
dificultad, esto no precisamente porque no les interese aprender, sino más
bien influenciados por su temor al fracaso.
Bachelard
• Localización de errores
Las pruebas objetivas son un buen instrumento para empezar a detectar los
errores, pero no el único, ni debe serlo. Es posible también, por ejemplo, la
identificación de errores cuando al pedir al estudiante que sustente de
manera oral o escrita las estrategias utilizadas para el desarrollo de un
ejercicio o para la realización de una tarea de aprendizaje, se le motive a
reflexionar sobre los errores que crea ha cometido en el proceso, lo que le
favorecerá el desarrollo de competencias metacognitivas y de autonomía en
su proceso de aprendizaje.
• Error por aplicación: En este tipo están aquellos errores que comete el
discente cuando no juzga de manera apropiada a la hora de aplicar
conceptos en la solución de problema, y elige conceptos que no está
relacionados de manera explícita con el problema y por tanto comete
errores en la solución.
A MANERA DE CONCLUSIÓN:
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[1] ASTOFI, Jean Pierre. El “error” un medio para enseñar. Sevilla: Diada
Editora. 1999. pag. 7.