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R. Descartes, Discurso del método. Partes II y IV.

IDEAS FUNDAMENTALES DEL TEXTO

1) En 1637 publica Descartes su obra más representativa: Discurso del método


para dirigir adecuadamente la razón y buscar la verdad de las ciencias. El título hace
referencia a la intención ambiciosa de refundar el criterio de certeza del conocimiento a
partir de bases puramente racionales. Es la obra angular de una nueva corriente
filosófica: el Racionalismo.

2) La segunda parte trata exclusivamente del método para la conducción de la


razón, inspirado en las Matemáticas (análisis y geometría).

3) El método cartesiano se nutre fundamentalmente de dos fuentes: la lógica y las


matemáticas.

4) El método propuesto por el autor recoge cuatro reglas: a) La regla de la


evidencia b) La regla del análisis c) La regla de la síntesis d) La regla de la
enumeración.

5) Consciente de estar abriendo una nueva era a la filosofía, el autor señala que la
aplicación del método permitirá un conocimiento cierto e ilimitado.

6) Aplicando las reglas del método al campo de la geometría, Descartes logra


establecer las bases de la geometría analítica, aún vigente en nuestro presente.

7) En la cuarta parte, se expone la aplicación del método para establecer un nuevo


criterio de certeza y sentar las bases de una ciencia universal.

8) Es necesario poner en duda todo lo hasta ahora sabido (duda metódica) a fin de
hallar alguna verdad que se manifieste como absolutamente indubitable. Hay tres
motivos principales para la duda: a) Los sentidos a veces nos engañan b) La razón
incurre en confusiones lógicas (paralogismos) c) Sueño y vigilia son indistinguibles.

9) En la medida en que dudo, es indudable que, si pienso, soy (cogito ergo sum). La
existencia del yo es la primera certeza. El sentido de esta evidencia nos comunica que la
esencia del yo es el pensamiento, y por tanto el yo es una substancia pensante.

10) De la primera verdad se desprende también el criterio de verdad, basado en la


claridad y distinción (evidencia) con las que la razón percibe las verdades indubitables.

11) Es necesario hallar otra verdad, y sólo la idea de Dios puede proporcionarla.

12) Dios ha de existir, como única causa posible de la idea de perfección y del
propio yo, que alberga tal idea sin ser perfecto. El argumento ontológico también incide
en la conclusión de que un ser perfecto no puede no existir.

13) La existencia de Dios garantiza la adecuación del criterio de verdad: lo que se


concibe clara y distintamente es real por la veracidad y bondad divinas. De este modo
queda garantizada la realidad de las matemáticas y de los demás objetos de
razonamiento, superando las diversas incertidumbres expuestas en los motivos de la
duda metódica.

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