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DEFINICIONES

1. Ventajas de la fitorremediación.

La fitorremediación representa una alternativa sustentable y de bajo costo para la


rehabilitación de ambientes afectados por contaminantes naturales y
antropogénicos (Reichenauer y Germida, 2008). Delgadillo-López (2011) coincide
en que esta tecnología tiene como principales ventajas, sobre otros métodos de
remedión de suelos, que es de menor costo, fácil de aplicar y estéticamente
agradable. Además es una tecnología que reduce in situ o ex situ la concentración
de diversos compuestos a partir de procesos bioquímicos realizados por las plantas
y microorganismos asociados a ellas (Delgadillo-López et al., 2011). Son
especialmente útiles para su aplicación en grandes superficies, con contaminantes
relativamente inmóviles o con niveles de contaminación bajo, y deben considerarse
procesos de recuperación a largo plazo.

Agudelo-Betancur (2005) señala que las principales ventajas de la fitorremediacion


se reflejan en que los metales absorbidos por las plantas, pueden ser extraídos de
la biomasa cosechada y después ser reciclados. También, la fitorremediación se
puede utilizar para limpiar una gran variedad de contaminantes, por su capacidad
de absorción de estos metales en sus raíces. Puede reducir la entrada de
contaminantes en el ambiente, disminuyendo su salida a los sistemas de las aguas
subterráneas, porque los contaminantes quedan atrapados en las plantas. A demás
la fitorremediación puede aplicarse eficientemente para tratar suelos contaminados
con compuestos orgánicos como benceno, tolueno, etilbenceno y xilenos (BTEX);
solventes clorados; HAPs; desechos de nitrotolueno; agroquímicos clorados y
órganofosforados; además de compuestos inorgánicos como Cd, Cr(VI), Co, Cu,
Pb, Ni, Se y Zn.
Cuadro 1. Ventajas de la fitorremediación.

Ventajas
Se puede realizar in situ y ex situ.
Se realiza sin necesidad de trasportar el sustrato contaminado, con lo
que se disminuye la diseminación de contaminantes a través del aire o
del agua.

Es una tecnología sustentable.

Es eficiente tanto para contaminantes orgánicos como inorgánicos.


Es de bajo costo.
No requiere personal especializado para su manejo.
No requiere consumo de energía.
Sólo requiere de prácticas agronómicas convencionales.
Es poco perjudicial para el ambiente.
Actúa positivamente sobre el suelo, mejorando sus propiedades físicas y
químicas, debido a la formación de una cubierta vegetal.
Tiene una alta probabilidad de ser aceptada por el público, ya que es
estéticamente agradable.
Evita la excavación y el tráfico pesado.
Se puede emplear en agua, suelo, aire y sedimentos.
Permite el reciclado de recursos (agua, biomasa, metales).
Fuente: Delgadillo-López (2011).

Otras ventajas que se atribuyen a la fitorremediación según Chávez A. A. (2015)


son:

a) Bajo mantenimiento, pasivo, auto-regulación, sistema manejado por energía


solar.
b) Potencialmente aplicable en localidades remotas.
c) Disminuye las emisiones al aire y agua, así como los residuos secundarios.
d) Control de la erosión del suelo, las fugas hacia el agua superficial,
infiltración, y emisiones de polvo.
e) Aplicable simultáneamente a sitios con múltiples contaminantes.
f) Creación de hábitat o restauración del suelo.
g) Favorable percepción pública, mejoría de la estética del sitio y la reducción
del ruido
h) Aprobación regulatoria y de estándares
i) Secuestro de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero.
2. Fotosíntesis

La fotosíntesis (del griego antiguo φώτο [foto], "luz", y σύνθεσις [síntesis], "unión")
es la conversión de energía luminosa en energía química estable, siendo el
adenosín trifosfato (ATP) la primera molécula en la que queda almacenada esa
energía química. Con posterioridad, el ATP se usa para sintetizar moléculas
orgánicas de mayor estabilidad (Randerson J.T. y Falkowski P.,1998).

Cuando el sol brilla, las plantas verdes descomponen el agua para obtener
electrones y protones, utilizan esas partículas para convertir el dióxido de carbono
en glucosa y desprender oxígeno como producto residual. Ese proceso es complejo
ya que transforma la luz de determinadas longitudes de onda en energía química.
(Davide Castelvecch, 2009).

El proceso de fotosíntesis está relacionado con la transformación del CO2 y agua


en asimilados que la planta emplea para su mantenimiento, crecimiento y desarrollo.
La tasa de fotosíntesis es condicionada principalmente por la intensidad de luz,
concentración de CO2 y por la temperatura (Vargas S. J., 2012 y Van Ooteghem,
2007), aunque otras variables climáticas tienen bastante influencia en este proceso.

Los organismos que tienen la capacidad de llevar a cabo la fotosíntesis son


llamados fotoautótrofos (otra nomenclatura posible es la de autótrofos, pero se debe
tener en cuenta que bajo esta denominación también se engloban aquellas
bacterias que realizan la quimiosíntesis) y fijan el CO2 atmosférico (Ballesteros, M.
a. y Ugedo L. 2003).

3. Tipos de interacciones planta-microorganismos

Las plantas y microorganismos (hongos y bacterias y protozoarios), han


interactuado de muchas formas, y desempeñan un papel importante en el ciclo de
reciclaje de nutrientes. Actualmente se investigan las relaciones simbióticas que
existen entre microorganismos y la mayoría de plantas cultivadas y no cultivadas.

Las plantas pueden presentar alguna relación con microorganismos, ya sea por
simbiosis benéfica o no benéfica. En las simbiosis, la planta juega el papel de
anfitrión y el microbio el simbionte, pero es importante mencionar que la simbiosis
pueden adoptar muchas formas dependiendo del microorganismo, debido a que
puede obtener su nutrición del huésped al detrimento del huésped, un tipo de
simbiosis denominado parasitismo. Alternativamente, el simbionte puede vivir en el
huésped pero sin causar efectos negativos significativos: una relación llamada
comensalismo. Pero también existen relaciones entre plantas y microorganismos
donde tanto el simbionte como el anfitrión se benefician de esa relación,
denominada mutualismos. Los microorganismos pueden beneficiar a la planta
huésped a través de una mejor nutrición y defensa contra las plagas, o pueden
causar efectos negativos, incluyendo reducción del crecimiento y la reproducción,
enfermedades o incluso la muerte (González J., 2017).

Existe una amplia gama de interrelaciones entre especies de microorganismos en


los ecosistemas, tales como sinérgicas, antagónicas, de competencia física y
bioquímica, moduladas por múltiples y complejos factores bióticos y abióticos. En la
rizósfera, uno de los principales sitios donde se presentan microorganismos,
específicamente funcionales, como fijadores de nitrógeno, solubilizadores de
fosfatos, promotores del crecimiento vegetal, biocontroladores y especies patogé-
nicas, normalmente, compiten por espacio y por nutrientes. Estas interrelaciones
entre microorganismos inciden en la interacción suelo-planta-microorganismos-
ambiente y repercuten, de forma directa, en el crecimiento y en el desarrollo de las
especies vegetales (Cano M., A. 2011).

Canon M. (2011) realizo una revisión extensa donde describe que existen
microorganismos rizosféricos, como los hongos formadores de micorrizas
arbusculares (AMF), hongos del género Trichoderma y bacterias del género
Pseudomonas, usualmente, catalogados como agentes de control biológico (BCA)
y microorganismos promotores del crecimiento vegetal (PGPM), dependen de los
factores mencionados para expresar sus potenciales efectos bené- ficos; sin
embargo, en la interacción de estos tres tipos de microorganismos, se pueden
presentar efectos sinérgicos, que potencialicen los beneficios o, por el contrario,
efectos antagónicos o simplemente que no ocurra ningún efecto en el crecimiento y
en el desarrollo de las plantas. La interacción de microorganismos rizosféricos,
como los hongos formadores de micorrizas arbusculares (AMF), hongos del género
Trichoderma y bacterias del género Pseudomonas, usualmente catalogados como
agentes de control biológico (BCA) y microorganismos promotores del crecimiento
vegetal (PGPM), dependen de este tipo de factores para expresar sus potenciales
efectos benéficos; sin embargo, las interacciones entre los microorganismos son
complejas y se pueden presentar efectos sinérgicos que potencialicen los beneficios
para la planta o, por el contrario, efectos antagónicos o, simplemente, que no ocurra
ningún efecto.

Ilustración. Efectos benéficos de los microorganismos promotores del crecimiento


vegetal (PGPM) y agentes de control bioló- gico (BCA) sobre las plantas. Líneas
continuas, efecto primario, líneas de guión efecto secundario (Adaptado de Avis et
al. 2008).

Un ejemplo de este tipo de relación está dado por: Azospirillum es la bacteria


asociativa más estudiada. Afecta positivamente una gran diversidad de plantas. No
se ha definido el mecanismo principal por medio del cual Azospirillum promueve el
crecimiento vegetal. Sin embargo, se discuten algunos mecanismos de acción que
han sido propuestos:

a) Fijación de nitrógeno
b) Efectos hormonales
c) Incremento en el crecimiento del sistema completo de raíces
d) Alteraciones de funcionamiento de la membrana por medio de
moléculas de comunicación celular
e) Hipótesis aditiva, la cual propone la intervención de todos los
mecanismos mencionado.

Se ha encontrado que algunos de los efectos positivos que Azospirillum provoca


sobre las plantas se ven incrementado al inocularse con otro grupo de
microorganismos (Bashan Y., et al 1996).

4. Bioestimulación (adición de nutrientes)

Los procesos de biorremediación pueden ser divididos básicamente en tres clases.


Primero, en atenuación natural, donde la concentración de contaminantes es
reducida por los microorganismos nativos del suelo. Segundo, la bioestimulación,
donde se adicionan nutrientes y un aceptor de electrones al sistema para mejorar
su efectividad y acelerar la biodegradación. Finalmente la bioaumentación, en
donde se inocula el sistema con uno o varios microorganismos apropiados.

La bioestimulación es el método más empleado para reducir la concentración de


contaminantes. En la bioestimulación la actividad natural de los microorganismos es
estimulada por la circulación de soluciones a través del suelo contaminado con
nutrientes y oxígeno u otro aceptor de electrones (Huesemann, M. 1994).

La capacidad de una población microbiana para degradar contaminantes dentro de


una matriz ambiental (por ejemplo, suelo, sedimento, lodo o aguas residuales)
puede mejorarse mediante la estimulación de los microorganismos autóctonos
mediante la adición de nutrientes o aceptores de electrones (bioestimulación).
Durante la bioestimulación se suministran factores limitantes como nutrientes y
aceptores de electrones (AEs) que estimulan el metabolismo y la velocidad de
crecimiento de los degradadores, lo cual acelera las tasas de biodegradación si las
condiciones ambientales son favorables (Marguesin y Schinner, 1997; Marguesin et
ál., 2000; Kaplan y Kitts, 2004).

Estudios reportan que la bioestimulación acelera las tasas de biodegradación en


suelos contaminados con TPHs, controlando factores como pH, porcentajes de
humedad, concentración de TPHs (fracciones de difícil degradación), AEs y
temperatura. Sin embargo, en la mayoría de estos estudios se logró incrementar la
actividad de biodegradación únicamente con la adición de nutrientes en forma de
fertilizantes inorgánicos compuestos (FIC) y sales inorgánicas simples (SIS) (Dibble
y Bartha,1979; Song y Bartha, 1990; Song et ál.,1990; Margesin et ál,. 2000;
Margesin y Schinner, 2001;Broock et ál., 2001; Coulon y Delille, 2003; Yerushalmi
et ál., 2003).

5. Bioaumentación

La bioaumentación, es el proceso por el cual se inocula el sistema con uno o varios


microorganismos (Salinas A., et al. 2007).

Los microorganismos pueden degradar numerosos contaminantes orgánicos debido


a su maquinaria metabólica y a su capacidad para adaptarse a entornos
inhóspitos. Por lo tanto, los microorganismos son los principales actores en la
remediación del sitio. Sin embargo, su eficiencia depende de muchos factores,
incluida la naturaleza química y la concentración de contaminantes, su
disponibilidad para los microorganismos y las características fisicoquímicas del
medio ambiente. La capacidad de una población microbiana para degradar
contaminantes dentro de una matriz ambiental puede mejorarse mediante algunas
alternativas, entre ellas la introducción de microorganismos específicos a la
población local (bioaumentación) para mejorar las características ambientales del
suelo o agua contaminado (Fantroussi S. et al 2005).
Aunque se ha practicado en la agricultura y en el tratamiento de aguas residuales
durante años, la bioaumentación aún es experimental. Muchos factores (por
ejemplo, depredación, competencia o sorción) conspiran contra ello. Sin embargo,
actualmente se están explorando varias estrategias para hacer que la
bioaumentación sea una tecnología exitosa en sitios que carecen de poblaciones
significativas de microorganismos biodegradables. Los casos más exitosos de
bioaumentación ocurren en sistemas confinados, como biorreactores en los que las
condiciones se pueden controlar para favorecer la supervivencia y la actividad
prolongada de la población microbiana exógena (Fantroussi S. et al 2005).

La bioaumentación de los suelos contaminados se puede determinar por una serie


de pruebas de laboratorio, especialmente de caracterización de poblaciones de
microorganismos y del estudio en microcosmos, sumado a la evaluación de los
microorganismos con capacidad para colonizar y degradar a los contaminantes del
suelo. Gómez W. (2009) en su estudio realizo el procedimiento de bioaumentación
donde fue aislada e identificada una bacteria con capacidad para degradar
hidrocarburos bajo las condiciones de operación y de fácil adaptación al suelo
actuando como un agente exógeno.

6. Bioventeo

Bioventeo (bioventing): Consiste en la aireación del suelo para estimular la actividad


biológica y mejorar el proceso de degradación de los hidrocarburos incrementando
la velocidad de biodegradación (SEMARNAT, 2018).

En la técnica de Bioventing se realiza una aireación forzada al suelo contaminado,


potencializando la biodegradación oxigénica (Huesemann M.H. & Truex M.J, 1996;
Brinkmann, U., & Reineke, W, 1992) (Muskus M. A., at el 2013).

La bioventilación es un método de remediación que se basa en la introducción de


aire comprimido directamente en el suelo mediante garrochas o pozos, esto provoca
una aireación del suelo sin poder destituirlo, lo que favorece la biodegradación. Esta
técnica se divide en dos fases; una fase de introducción de aire impulsado en el
lugar contaminado y la segunda fase es la sustracción impulsada por los fluidos
contaminantes de la misma. El sistema bioventéo se puede dividir en dos etapas,
por un lado la inyección forzada de aire al sitio contaminante y la extracción forzada
de los vapores del mismo. La implementación de esta técnica de bioventilación
beneficia la destrucción de hidrocarburos por dos motivos: por la destilación,
proporcionando el desplazamiento del período volátil de los agentes contaminantes
y por biodegradación ya que aumenta la oxigenación del suelo, alentará la acción
bacteriana.

7. Fitorremediación

La fitorremediación aprovecha la capacidad de ciertas plantas para absorber,


acumular, metabolizar, volatilizar o estabilizar contaminantes presentes en el suelo,
aire, agua o sedimentos como: metales pesados, metales radioactivos, compuestos
orgánicos y compuestos derivados del petróleo. Estas fitotecnologías ofrecen
numerosas ventajas en relación con los métodos fisicoquímicos que se usan en la
actualidad, por ejemplo, su amplia aplicabilidad y bajo costo. Además de los
mencionados, la fitorremediación utiliza las plantas también para remover, reducir,
transformar, mineralizar y degradar contaminantes en el suelo, aire o agua
(Delgadillo-López et al., 2011).

La fitorremediación es un conjunto de tecnologías que reducen in situ o ex situ la


concentración de diversos compuestos a partir de procesos bioquímicos realizados
por las plantas y microorganismos asociados a ellas. La palabra phytoremediation
proviene del griego Phyto, planta y remedio, para recuperar el equilibrio. La técnica
utiliza la vegetación para el tratamiento del suelo, el aire y el agua contaminada,
basándose en procesos que ocurren espontáneamente entre las plantas y las
bacterias de la rizosfera, que degeneran y retienen impurezas orgánicas e
inorgánicas. Es una opción a los métodos tradicionales que tienden a alterar las
características de los suelos y, en general, el hábitat de los seres vivos.

8. Relación suelo-agua

El suelo es un componente de los sistemas terrestres que tiene un carácter


multifuncional. Uno de los factores que más influye en las funciones del suelo es su
estructura y el indicador más empleado para su estudio es la estabilidad de
agregados. Existe una relación entre la estructura del suelo y el crecimiento de las
plantas, en particular de sus raíces. La interacción de las raíces con el suelo, en
especial con la estructura de éste. Contribuir a un mejor entendimiento de esa
relación ayuda a implementar, mejorar y desarrollar técnicas de conservación y
aprovechamiento sostenible del suelo. Entre los principales factores que influyen en
la estructura y agregación del suelo se encuentran: la fauna del suelo,
microorganismos, variables ambientales, agentes cementantes inorgánicos y las
raíces.

Los principales procesos por los cuales las raíces afectan la agregación, pueden ser
agrupados en cinco categorías (Angers y Caron, 1998; Six et al., 2004; Bronick y
Lal, 2005):

a) Penetración de raíces
b) Modificación del régimen hídrico
c) Producción de exudados,
d) Entrelazamiento de agregados causados por las raíces y
e) Descomposición de raíces muertas.

Un aspecto fundamental en las relaciones suelo-raíz es que los sistemas radicales


de las distintas especies vegetales afectan de manera diferente la agregación del
suelo (Whalley et al., 2005). El impacto del crecimiento de las raíces sobre la
estructura del suelo es diferente en los sitios donde habitan vegetación natural,
plantas cultivadas o pastizales; por lo tanto, el tipo de vegetación modifica
parámetros físicos y químicos del suelo como densidad aparente, humedad relativa,
porosidad total, porosidad interna de los macroagregados y pH, entre los más
importantes. Tanto los suelos con vegetación natural como los pastizales presentan,
por lo general, una mayor diversidad biológica que beneficia la estructura del suelo
en comparación con los suelos con plantas cultivadas (Six et al., 2004).

Otro fenómeno importante es el relacionado con la atracción electrostática entre las


cargas eléctricas de las raíces de las plantas con las cargas opuestas de partículas
coloidales, las cuales se adhieren a la superficie de la raíz donde son absorbidas y
transportadas a las partes aéreas donde se metabolizan o volatilizan. El tipo de
planta y las propiedades físicas y químicas de estos compuestos son parámetros
importantes que determinan el destino de los contaminantes (Eapen et al., 2007).

La raíz constituye el tejido de entrada principal de los metales, los cuales llegan por
difusión en el medio, mediante flujo masivo o por intercambio catiónico. La raíz
posee cargas negativas en sus células, debido a la presencia de grupos carboxilo,
que interaccionan con las positivas de los metales pesados, creando un equilibrio
dinámico que facilita la entrada hacia el interior celular, ya sea por vía apoplástica o
simplástica (Navarro-Aviño, 2007).

La fitoinmovilización provoca la sujeción y reducción de la biodisponibilidad de los


contaminantes mediante la producción de compuestos químicos en la interfaz suelo-
raíz, los que inactivan las substancias tóxicas, ya sea por procesos de absorción,
adsorción o precipitación (Carpena y Bernal, 2007). La fitoestabilización permite
inmovilizar contaminantes en el suelo a través de su absorción y acumulación en
las raíces o bien, por precipitación en la zona de la rizosfera. Este proceso reduce
la movilidad de los contaminantes y evita su migración a las aguas subterráneas o
al aire (Barton et al., 2005 Mendez y Maier, 2008,). La fitoestabilización es efectiva
en suelos de textura fina con alto contenido de materia orgánica (Padmavathiamma
y Li, 2007). Se aplica principalmente en terrenos extensos en donde existe
contaminación superficial. Esta tecnología tiene como ventajas, sobre otros
métodos de remedión de suelos, que es de menor costo, fácil de aplicar y
estéticamente agradable. (Bolan et al., 2003)

El suministro de agua a las plantas se produce a través de una interacción entre el


sistema radicular y el agua del suelo. La tasa de crecimiento radicular, las
características del sistema radicular y las propiedades hidráulicas del suelo,
constituyen factores importantes que afectan el proceso de absorción.

9. Ventajas de uso de plantas acumuladoras de metales pesados

La hiperacumulación de metales es la capacidad que tienen algunas plantas para


concentrar metales en sus tejidos a niveles muy por encima de los normales sin
presentar síntomas de toxicidad. Estas plantas hiperacumuladoras han desarrollado
mecanismos internos de tolerancia a la toxicidad por metales. Esta peculiaridad las
hace útiles para el hombre como herramienta en las nuevas tecnologías de
fitoremediación. Sin embargo se han propuesto distintas hipótesis entre las que
destaca la ventaja adaptativa de estas plantas frente al estrés biótico. Esta
propuesta es una de las más atractivas para explicar la "razón de ser" de estas
especies hiperacumuladoras. Se plantean dos aspectos esenciales: los
mecanismos de acumulación y tolerancia de las plantas a la toxicidad por metales
y si para la planta la hiperacumulación es realmente una ventaja adaptativa.

Ventajas:

a) Pueden acumular y tolerar cantidades inusualmente altas de metales en los


tejidos de su parte aérea.
b) Las plantas hiperacumuladoras han de tener mecanismos de absorción y de
tolerancia para poder resistir los elevados niveles de metales acumulados en
sus tejidos que serían extremadamente tóxicos para otros organismos.
c) Son de potencial utilidad para el hombre como herramienta en la limpieza de
suelos contaminados.
d) La fitoextracción es una técnica “in situ” dentro de la fitoremediación basada
en el uso de este tipo de plantas y sus microorganismos asociados para
disminuir la concentración de elementos químicos inorgánicos en suelos
contaminados.
e) Logran la reducción del contenido de metales pesados hasta niveles óptimos
que permiten la reutilización del suelo tratado con un fin agrícola, forestal,
hortícola o lúdico, evitando la transferencia de éstos a aguas subterráneas o
zonas cercanas por acción del viento y/o erosión del agua. (Baker et al.,
2000; Schat et al., 2000; Macnair, 2003)
f) La hiperacumulación es un proceso activo que parece estar implicado en la
protección de la planta contra patógenos y herbívoros, confiriéndole una
posible ventaja adaptativa que aún no está firmemente establecida (Behmer
et al., 2005; Poschenrieder et al., 2006; Salt, 2006).
g) Las plantas hiperacumuladoras pueden superar en 100 ó más veces los
valores normales de metales acumulados.
h) Estas plantas son especies muy tolerantes a uno o más metales pesados y
a menudo su distribución está restringida a suelos ricos en un amplio rango
de concentraciones de metales, pues no son competitivas en zonas no
contaminadas.
i) Se encuentran distribuidas por todo el mundo, predominando en Nueva
Caledonia, Cuba y la región Mediterránea, entre otros lugares (Baker et al.,
2000).
j) Esta capacidad de sobrevivir y crecer en suelos contaminados, acumulando
gran cantidad de metales convierte a las hiperacumuladoras en organismos
muy indicados para la fitoextracción.
k) Contienen mecanismos internos de detoxificación de los iones metálicos
libres para evitar que puedan causar daño oxidativo a las células. La planta
puede protegerse formando complejos metálicos estables menos tóxicos con
quelantes (como fitoquelatinas, ácidos orgánicos, aminoácidos o fenoles de
tipo flavonoides) y/o secuestrando los metales desde zonas con un
metabolismo activo (citoplasma) hacia el interior de vacuolas o en la pared
celular, dónde no puedan ocasionar efectos adversos (Krämer et al., 1996;
Tolrà et al., 1996; Barceló et al., 2002; Schat et al., 2002; Vázquez et al.,
2006).

La aplicación de la fitoextracción no elimina el metal del medio, sino que lo transfiere


a un organismo, quedando por resolver de forma efectiva qué hacer con las plantas
una vez acumulado el metal en ellas. Este metal puede, no ser tóxico para la propia
planta pero sí para cualquier organismo vivo que se alimente de ella.

La fitoextracción es una solución para la remoción de contaminantes que no pueden


ser degradados. Se deben considerar dos factores importantes para que una planta
sea un buen fitoextractor: su biomasa y su eficiencia de bioconcentración. A pesar
de que existen plantas hiperacumuladoras que son buenas candidatas para la
fitorremediación, muchas de ellas poseen poca biomasa, por lo que el uso de la
ingeniería genética permite transferir y sobreexpresar los genes de bacterias,
levaduras o animales que promueven la hiperacumulación en ciertas plantas que
tienen una gran biomasa.

Estas plantas deben acumular al menos 100 µg/g (0.01 % peso seco) de Cd y As;
1000 µg/g (0.1 % peso seco) de Co, Cu, Cr, Ni y Pb; y 10 000 µg/g (1.0 % peso
seco) de Mn (Padmavathiamma y Li, 2007).

La fitoextracción o fitoacumulación consiste en la absorción de metales


contaminantes mediante las raíces de las plantas y su acumulación en tallos y hojas.
El primer paso para la aplicación de esta técnica es la selección de las especies de
planta adecuada para los metales presentes y las características del
emplazamiento. Una vez completado el desarrollo vegetativo de la planta el
siguiente paso es cortarlas y proceder a su incineración y traslado de las cenizas a
un vertedero de seguridad. La fitoacumulación se puede repetir ilimitadamente
hasta que la concentración remanente de metales en el suelo esté dentro de los
límites considerados como aceptables (Kumar et al., 1995).

10. Fitorestauración

La fitorrestauración está referida a la reforestación de áreas contaminadas con


especies resistentes de rápido crecimiento, que previenen la migración de partículas
contaminantes y la erosión de los suelos (Robinson et al., 2006; Jing, He y Yang,
2007).

11. Fitotransformación

Fitodegradación o fitotransformación, se basa en el uso de plantas para degradar o


transformar en sustancias menos tóxicas diversos tipos de contaminantes orgánicos
como hidrocarburos aromáticos polinucleares, hidrocarburos totales del petróleo,
plaguicidas (herbicidas, insecticidas y fungicidas), compuestos clorados, explosivos
y surfactantes (detergentes). A través de reacciones enzimáticas que llevan a cabo
plantas y microorganismos en la rizósfera, es decir, la zona del suelo estrechamente
asociada con las raíces de las plantas, dichos contaminantes son parcial o
completamente degrada dos o transformados. De esta manera son asimilados por
las plantas y secuestrados en sus vacuolas o fijados a estructuras celulares
insolubles, como la lignina (Núñez-López et al. 2004).

Según Susarla (2002) y Glick (2003) un contaminante puede ser eliminado a


través de la fitodegradación o la fitotransformación por enzimas de la planta. Las
plantas pueden degradar anillos aromáticos en la ausencia de microorganismos:
bifenil policlorados (PCB’s) han sido metabolizados por los tejidos de plantas
estériles, los fenoles han sido degradados en las plantas de rábano, papa
(Solanum tuberosum), y el rábano blanco (Raphanus sativus) que contiene
peroxidasa. Los álamos (Populus spp.) son capaces de transformar el
tricloroetileno en el suelo y el agua subterránea. Las enzimas de particular interés
para la fitoremediación incluyen:

a) Deshalogenasa (transformación de compuestos con cloro).


b) Peroxidasa (transformación de compuestos fenólicos).
c) Nitroreductasa (transformación de explosivos y otros compuestos nitrados).
d) Nitrilasa (transformación de los compuestos aromáticos que contiene
cianuro).
e) Fosfatasa (transformación de los plaguicidas organofosforados).

12. Fitovolatización

Fitovolatilización, algunas plantas son capaces de volatilizar ciertos contaminantes,


como mercurio y selenio, contenidos en suelos, sedimentos o agua. Tales
contaminantes son absorbidos, metabolizados, trasportados desde su raíz a sus
partes superiores y liberados a la atmósfera en formas volátiles, menos tóxicas o
relativamente menos peligrosas en comparación con sus formas oxidadas. La
transforma ción de dichos elementos se efectúa básicamente en la raíz, y su
liberación se lleva a cabo durante la transpiración (Núñez-López et al. 2004).

Susarla et al. (2002) menciona que la fitovolatilización es un mecanismo por el cual


las plantas convierten un contaminante en una forma volátil, eliminando así la
afectación del suelo o del agua, en una contaminación in situ. Por ejemplo, las
plantas, posiblemente en asociación con los microorganismos, puede convertir el
selenio en seleniuro de dimetilo, que es una forma menos tóxica y volátil de
selenio. La fitovolatilización puede ser un medio útil, de bajo coste en la eliminación
del selenio en los sitios contaminados con altas concentraciones de selenio.
Del mismo modo, algunos plantas transgénicas (Arabidopsis thaliana) han
convertido sales de mercurio orgánicas e inorgánicas a la forma volátil elemental.

13. Biodegradación de la rizosfera

La rizosfera es la región del suelo cuya actividad biológica es influenciada por las
raíces de las plantas. Aquí los exudados de las raíces afectan los procesos del
suelos y los microorganismos que se encuentran en él. Se caracteriza por el
aumento de la biomasa microbiana y de su actividad (Walton B.T. et al. 1994). Las
combinaciones planta-bacteria pueden aumentar la degradación del contaminante
en la rizosfera (Steven D. S., et al 2001).

La comunidad de la rizósfera consiste en una microflora (bacterias, hongos y algas)


y una micro y mesofauna (protozoos, nematodes, insectos y ácaros). La micro y
mesofauna en procesos de descomposición en ecosistemas, contribuyen
significativamente con el catabolismo de sustancias nocivas en la rizósfera. A través
de los exudados se pueden establecer diferentes interacciones microorganismo-raíz
que afectan positiva o negativamente el crecimiento de las plantas. Por ejemplo las
plantas exudan de sus raíces carbohidratos producto de la fotosíntesis, que sirven
como energía para los microorganismos, quienes en retribución las protegen de los
organismos patógenos y además solubilizan los minerales haciéndolos más
asimilables (Walton B.T. et al. 1994).

La rizósfera es un complejo y dinámico microambiente, donde las bacterias y


hongos, en asociación con las raíces, forman comunidades únicas que tienen
considerable potencial para la detoxificación de compuestos orgánicos nocivos. La
detoxificación puede resultar en la degradación, mineralización o polimerización de
los tóxicos en la rizósfera. Estos procesos de detoxificación dependen no sólo de la
microbiota de la rizósfera, sino también de las características de la planta huésped,
propiedades del suelo y condiciones ambientales. El entendimiento de la
interacciones entre plantas, comunidades microbianas de la rizósfera y los tóxicos
orgánicos facilitan el empleo exitoso de la vegetación para remediar químicamente
los suelos contaminados. Así, por ejemplo, la comunidad microbiana de la rizósfera
ha mostrado el aumento de la asociación de los hidrocarburos policíclicos
aromáticos con los ácidos húmicos y fúlvicos del suelo, por lo que la
biodisponibilidad de estos compuestos se reduce, así como la potencial fitotoxicidad
(Steven D. S., et al 2001).

Como parte de la biorremediación se incluye la fitorremediación, la cual consiste en


el uso de plantas superiores en cuya rizosfera se acelera la biodegradación de
varios componentes orgánicos, incluyendo pesticidas, solventes e hidrocarburos del
petróleo (Lee y Banks, 1993 y Schwab et al., 1998). Las plantas pueden liberar
compuestos carbonados en la rizosfera para incrementar la solubilidad de los
contaminantes (Siciliano y Germida, 1998) o adsorber los contaminantes en las
raíces sin degradarlos (Binet et al., 2000b). Siciliano et al. (2001) mencionaron que
las plantas pueden estimular la presencia de genotipos bacterianos capaces de
degradar contaminantes en la rizosfera y rizoplano de las plantas. De esta forma,
las bacterias podrían, a su vez, proteger a la planta de los efectos tóxicos de los
contaminantes.

La rizosfera de las plantas constituye una zona de gran actividad microbiológica con
una compleja interacción metabólica entre la microflora de la rizosfera y las plantas
verdes (Hinsinger 1998). Las plantas pueden liberar exudados al ambiente del
suelo, que favorecen un mayor crecimiento microbiano (Schnoor et al. 1995) y por
lo mismo una mayor degradación de las sustancias orgánicas tóxicas.

14. Hongos microrizicos arbusculares (HMA)

Los hongos micorrízicos arbusculares (HMA) son organismos del suelo que viven
simbióticamente con la mayoría de plantas. Ellos les aportan beneficios, dándoles
ventajas con respecto a las plantas no micorrizadas, como por ejemplo facilitándole
a la planta la toma de nutrientes de baja disponibilidad o de poca movilidad en el
suelo, evitando la acción de microorganismo patógenos en la raíz, aumentando la
tolerancia de la planta a condiciones de stress abiótico en el suelo, entre otros
beneficios. El establecimiento de la simbiosis entre el hongo y la planta lleva a una
secuencia de etapas de reconocimiento causando cambios tanto morfológicos como
fisiológicos en los dos organismos que interactúan. Como herramienta
biotecnológica el uso de estos microorganismos es de gran importancia, por lo que
se requiere conocer acerca del efecto que las condiciones físico-químicas del suelo
causan en ellos, para lograr un mejor beneficio en la agricultura. Se puede hablar
de especificidad entre HMA y hospederos debido a la respuesta de los HMA a las
condiciones edáficas del suelo y a otras características, como el metabolismo de las
plantas, la arquitectura de la raíz y las estrategias ecológicas de los hongos
(Sieverding E., 1986).

Los hongos micorrízicos arbusculares (HMA) son microorganismos del suelo que
forman simbiosis con el 80% de las plantas terrestres, formando arbúsculos,
vesículas (en algunas especies) e hifas, dentro de las células corticales de las
plantas que colonizan. Su distribución además de amplia, ya que se encuentran en
todos los ecosistemas y suelos, puede ser muy heterogénea en un mismo sitio en
cuanto a variedad y cantidad, lo que es un requisito importante para que la planta
obtenga el máximo beneficio de la asociación. Esta asociación simbiótica entre el
hongo y la planta, actúa como un complemento de la raíz de la planta en la toma de
nutrientes, especialmente en la absorción de P, aumento de la tolerancia a
condiciones de stress abiótico, mejoramiento de la calidad del suelo, fijación de N2
y aumento en la diversidad y productividad de las plantas en un ecosistema
determinado (Barrer S. E. 2009).

15. Ventajas de la fitorrestauración

Esta técnica consiste en la completa restauración de suelos contaminados a un


estado cercano al funcionamiento de un suelo natural (Bradshaw, 1997). Esta
subdivisión de la fitorremediación utiliza plantas nativas de la zona expuesta a la
labor de fitorremediación. Se intenta lograr el pleno restablecimiento de los
ecosistemas naturales originales. Como se ha señalado por Peer et al. (2005),
en comparación con otras técnicas de fitorremediación, fitorrestauración pone de
relieve la cuestión del nivel de descontaminación necesario y suficiente. Hay
una gran diferencia entre un suelo descontaminado para lograr su adaptación
satisfactoria a una ley y restaurar el espacio para hacerlo plenamente utilizable de
manera que regrese a las condiciones pre-contaminación. Cuando nos referimos a
la fitorrestauración de aguas residuales, se habla de un proceso relacionado con el
uso de las plantas para lograr la descontaminación (Dabouineau y al., 2005). Usado
en este sentido, se convierte en sinónimo de fitopurification. Este tipo particular de
proceso incluye la depuración de agua por macrófitos. En este caso, son las
bacterias que viven en la zona de las raíces de los macrófitos las que son garantes
de la remediación, las plantas son, sencillamente, un sustrato de crecimiento de
microorganismos.

16. Uso y ventaja de micorrizas arbusculares

Dentro de los usos y ventajas destacan los propuestos por Barrer S. E. (2009)
y Sieverding E. (1986):

1. Facilita a la planta la toma de nutrientes de baja disponibilidad o de poca


movilidad en el suelo, evitando la acción de microorganismos patógenos en
la raíz, aumentando la tolerancia de la planta a condiciones de stress abiótico
en el suelo, entre otros beneficios.
2. Como herramienta biotecnológica el uso de estos microorganismos es de
gran importancia, por lo que se requiere conocer acerca del efecto que las
condiciones físico-químicas del suelo causan en ellos, para lograr un mejor
beneficio en la agricultura.
3. El uso de HMA en la agricultura contribuye a mejorar el nivel nutricional de la
planta.
4. Desde el punto de vista nutricional, el crecimiento de la planta debido al
aumento en la absorción de P es el principal beneficio que obtiene del HMA,
por la baja disponibilidad de este elemento, característico en los suelos
tropicales.
5. También es importante notar que el HMA permite a la planta usar de manera
más eficiente los nutrientes del suelo, razón por la cual se pueden reducir los
problemas de contaminación del este por el exceso de fertilizantes químicos,
si hay una reducción en la aplicación de los mismos.
6. Simbiosis en distintos cultivos de interés agronómico y económico, como
cacao, palma de aceite, maíz papa y café.
7. Aparentemente, las especies de HMA no tienen especificidad en la elección
de sus hospederos. Sin embargo, diferencias en los efectos que las especies
de HMA causan sobre el crecimiento de los individuos de especies vegetales,
indican que éstas responden a especies específicas de HMA y
consecuentemente, hay un aumento en la diversidad y productividad de las
plantas en un ecosistema determinado

Su uso se basa en la implementación de la fertilización ecológica como una forma


de agricultura ecológica sostenible, donde se utilizan abonos verdes, humus,
compost, o microorganismos beneficiosos, en este caso los HMA, para movilizar y
reciclar nutrientes y aprovechar la fertilidad del suelo, es importante y de gran interés
como una alternativa ecológica de la cual se van a generar mejores resultados que
los obtenidos por el uso de fertilizantes convencionales (Sieverding E., 1986).

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