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Un Pastor, con habilidad nata para engatusar almas, habiendo logrado ganar la confianza de
los hermanitos. Una buena noche anunció a mitad del culto: “Hermanos y hermanas ha
llegado el momento de mostrar fidelidad a Dios. Él espera de Ustedes, cuanto lo aman. Yo
quiero preguntarles: ¿De verdad aman a Dios? -¡Si!- respondieron al unísono. -Entonces
¿están dispuestos a cumplir con la voluntad de papá Dios? -Amén- Dijeron a una
-Dios, hermanos, está enojado con Ustedes. Porque le están robando. Ahora él dice: “…
traedme los diezmos a mi casa y yo derramaré bendición sobre bendición hasta que
sobreabunde…”
Los fieles, unos por escasez de dinero y otros por recelar del pastor. Poco a poco, dejaron
de concurrir a la casa de oración. Un día el hermano más humilde y constante en la oración
dijo al Ministro de Dios:
-¡Calla necio! Ignoras las cosas de Dios. ¿Y te atreves cuestionar la doctrina? Si he hablado
mal, dime en que está el mal. Porque Pablo dijo: Dad la ofrenda conforme hayas prosperado
y de buena voluntad con corazón alegre. Porque en el amor no hay medida para dar o
recibir… ¡Fuera!, ¡quedas castigado! Y mientras el hermano pobre salía del lugar. La
conciencia del predicador empezó torturar cual lezna aguda sus sesos, intuyendo haber
obrado mal. Decidió dar alcance al hermano y, postrándose a sus pies dijo: ¡Hermano he
pecado! ¡Perdóname! prometo rectificar lo que no es correcto delante de Dios.
CUENTO: EL CONGRESISTA.
Al leer esto, Pedro se sintió muy solo, no sabía qué hacer pues quería sacar dinero
fácil. En la noche ideó todo para poder robarle al presidente esperó a que los guardias de
seguridad se durmieran para poder entrar fácilmente. Llego a esperar hasta la madrugada,
entra al palacio de gobierno y se encuentra con una caja fuerte, duro una hora en encontrar
la llave, cuando la encontró abrió la caja fuerte y se robó todo lo que pudo y se fue a su
casa.
Cuando el presidente revisó las cámaras de seguridad, el rostro del congresista llego
a estar en las portadas del periódico, una semana después la policía lo capturó y estuvo en
la cárcel por diez años. – Diez años después- Pedro salió de la cárcel muy arrepentido de
sus actos, cumplió 55 años, quiso ser mejor persona, ayudo a mucha gente y con su nuevo
trabajo ayudaba a los enfermos… A la vez estudiaba psicología porque quería que las
personas que estaban en la cárcel se dieran cuenta que la vida a un no acaba que cuando
quiere, puede. Siempre tenía una sonrisa en su rostro y se juntaba mucho con su familia y
siguió así hasta su partida.
Se puede multiplicar, y su
NUESTRO AMOR.